Está en la página 1de 3

Pie de Pagina cap 28

1 Insertamos aquí, en su idioma original, el pasaje correspondiente de Tooke, extractado


más arriba. pp. 458 s., en traducción: “The business of bankers, setting aside the issue of
promissory notes payable on demand. may be divided into two branches, corresponding
with the distinction pointed out by Dr. (Adam) Smith of the transactions between dealers
and dealers, and between dealers and consumers. One branch of the bankers' business is to
collect capital from those who have not inmmediate employment for it, and to distribute or
transfer it to those who have. The other branch is to receive deposits of the incomes of their
customers, and to pay our the amount, as it is wanted for expenditure by the latter in the
objects of their consumption... the former being a circulation of capital, the latter of
currency.” (3 6) (Tooke. Inquiry into the Currency Principle, p. 36). La primera es “the
concentration of capital on the one hand and the distribution of it on the other”, la se-
gunda “administering the circulation for local purposes of the district” (ob. cit., p. 37).
Kinnear se acerca mucho más a la concepción certera, en el siguiente pasaje: “El dinero se
necesita para realizar dos operaciones esencialmente distintas. Como medio de cambio
entre comerciantes es el instrumento por medio del cual se realizan transferencias de
capital, es decir, el intercambio de una determinada suma de capital en dinero por una suma
igual de capital en mercancías. Pero el dinero invertido en pagar salarios y en las compras y
ventas efectuadas entre comerciantes y consumidores no es capital, sino renta, la parte de la
renta de la colectividad invertida en los gastos diarios. Este dinero circula en el uso diario
constante y sólo esto es lo que podemos llamar medio de circulación (currency) en sentido
estricto. Los anticipos de capital dependen exclusivamente de la voluntad del banco o de
otros poseedores de capital, pues prestatarios se encuentran siempre; pero la cantidad de
medios de circulación depende de las necesidades de la colectividad en el seno de la cual
circula el dinero para atender a las necesidades de los gastos diarios”. (J. G. Kinnear, The
Crisis and the Currency, Londres, 1847 [pp. 3 s]).

2 “A demand for capital on loan and a demand for additional circulation are quite distinct
things, and not often found associated”. Fullarton, On the Regulation of Currencies, 21 ed.,
Londres. 1845 (p. 82. epígrafe del cap. 5). “Es en efecto, un gran error creer que la
demanda de concesión de crédito [pecuniary accomodation] (es decir. de préstamo de
capital) sea idéntica a una demanda de medios adicionales de circulación, ni siquiera que
ambas se combinen frecuentemente. Toda demanda surge bajo condiciones que la
condicionan de un modo especial y que difieren unas de otras. Cuando todo aparece
floreciente, los salarios están altos, los precios tienden a subir y las fábricas trabajan a plena
producción, se necesita generalmente una afluencia adicional de medios de circulación
(currency) para cumplir las funciones adicionales inseparables de la necesidad de ampliar y
aumentar los pagos, pero es, fundamentalmente. en las fases más avanzadas del ciclo
comercial, cuando empiezan a presentarse dificultades, cuando los mercados están
abarrotados y los reembolsos de las mercancías se dilatan cuando aumenta el tipo de interés
y el Banco se ve presionado a adelantar capital Es cierto que el Banco no suele adelantar
capital sino por medio de sus billetes de banco (promisory notes) y que, por tanto, el
rehusar la emisión de billetes (to refuse the notes) equivale a rehusar la concesión de crédito
(to refuse accomodation). Pero una vez concedido el crédito todo se regula con arreglo a las
exigencias del mercado; el préstamo permanece y el medio de circulación. si no se emplea,
encuentra su camino de vuelta hacía el emisor. Un examen muy superficial de los informes
parlamentarios basta para convencer a cualquiera de que la cantidad de títulos y valores que
se encuentra en manos del Banco de Inglaterra se mueve más frecuentemente en sentido
contrario a la cantidad de sus billetes en circulación que en consonancia con ella y de que,
por tanto, el ejemplo de esta gran institución bancaria no constituye ninguna excepción al
principio a que tanta importancia dan los banqueros provinciales, a saber, el de que ningún
banco puede aumentar la cantidad de sus billetes en circulación cuando responda ya a los
fines normales de la circulación de billetes de banco, sino que después de rebasar este
límite, todo aumento afecta a su capital y requiere la venta de algunos de los títulos y
valores que tiene en reserva o la renuncia a ulteriores inversiones en ellos. El cuadro
formado a base de los informes parlamentarios correspondientes a los años de 1833 a 1840.
a que hemos hecho referencia en páginas anteriores. nos presenta reiterados ejemplos de
esta verdad: dos de ellos, sobre todo, son tan significativos, que no creo necesario aducir
otros. Cuando, el 3 de enero de 1837, los recursos monetarios del Banco habían llegado a
su máxima tensión para mantener en pie el crédito y hacer frente a las dificultades del
mercado de dinero, encontrarlos que sus desembolsos para préstamos y descuentos
ascienden a la enorme cifra de 17.022,000 libras esterlinas, suma a que apenas se había
llegado nunca desde la guerra [1793–1815] y que era casi igual al total de los billetes
emitidos, el cual se mantuvo invariable entretanto, sin exceder de 17.076.000 libras. Por
otra parte, nos encontramos el 4 de junio de 1833 con una circulación de billetes de banco
de 18.892,000 libras esterlinas, combinada con una existencia bancaria de títulos y valores
privados disponibles que no excedía de 972,000 libras esterlinas, es decir, la cifra más baja
casi, si no la más baja en absoluto, que se registró durante todo el siglo último”, (Fullarton,
ob. cit., pp. 97, 98). Que la demand for pecuniary accomodation (38) no tiene por qué ser
critica, ni mucho menos, a la demand for gold (39) (lo que Wilson, Tooke y otros llaman
capital) se desprende de las siguientes declaraciones del señor Weguelin, Gobernador del
Banco de Inglaterra: “El descuento de letras hasta esta suma (un millón diario durante tres
días consecutivos) no disminuiría la reserva (de billetes de banco) a menos que el público
reclamase una suma mayor de circulación activa. Los billetes emitidos en el descuento de
letras refluirán por mediación de los bancos y a través de los depósitos. A no ser que
aquellas transacciones tengan por finalidad la exportación de oro o se produzca un pánico
en el interior del país, de tal modo que el público retenga sus billetes de banco en vez de
depositarlos en los bancos, la reserva no resultará afectada por esas gigantescas operaciones
de circulación”. “El Banco puede descontar millón y medio diarios de libras esterlinas, y lo
hace constantemente, sin que ello afecte en lo más mínimo a sus reservas. Los billetes
refluyen de nuevo al Banco como depósitos y la única modificación consiste en la
transferencia de una cuenta a otra(Repor, on Bank Acts, 1857, declaración núm. 241,500).
Por consiguiente, los billetes sólo actúan aquí como medio de transferencia de créditos.

3 El pasaje siguiente, insertado aquí entre paréntesis, es incomprensible dentro del contexto
del original y ha sido refundido por mí hasta el paréntesis final. El punto que aquí se
examina fue estudiado ya en otro aspecto en el cap. XXVI [cf. pp. 444–448]) F.E.

También podría gustarte