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SENTENCIA DE JESUS

VIERNES SANTO “VÍA CRUCIS”

 NARRADOR (N): Los que habían arrestado a Jesús lo llevaron a la casa de


Caifas, el sumo sacerdote, donde los maestros de la ley y los ancianos estaban
reunidos. Pedro lo siguió de lejos hasta el patio de la casa del sumo sacerdote.
Entro y se quedo sentado con los guardianes del templo, para ver en que terminaría
todo aquello. Los jefes de los sacerdotes y toda la junta suprema buscaban alguna
prueba falsa para condenar a Jesús, pero no la encontraron, a pesar de que muchas
personas se presentaron y lo acusaron falsamente. Por fin se presentaron 2 testigos
que afirmaron:

 TESTIGOS (Ts): Este hombre dijo: “Yo puedo destruir el templo de Dios y volver
a levantarlo en 3 días”.

 N: Entonces el sumo sacerdote se levanto y pregunto a Jesús:

 SUMO SACERDOTE (S.S.): No contestas nada? ¿Qué es esto que están


diciendo contra Ti?

 N: Pero Jesús se quedo callado. El sumo sacerdote le dijo:

 S.S.: En el nombre del Dios viviente te ordeno que digas la verdad. Dinos si tú eres
el Mesías, el hijo de Dios.

 N: Jesús le contesto:

 J: Tú lo has dicho. Y yo les digo también que Ustedes van a ver al hijo del hombre
sentado a la derecha del todopoderoso, y venir en las nubes del cielo.

 N: Entonces el Sumo Sacerdote se rasga las ropas en señal de indignación, y dijo:

 S.S.: ¡Las palabras de este hombre son una ofensa contra Dios! ¿Qué necesidad
tenemos de más testigos? Ustedes han oído sus palabras ofensivas; ¿Qué les
parece?.

 N: Entonces ellos contestaron:

 Ts.: Es culpable y debe morir. Es culpable y debe de morir... Crucifíquenlo!!!

 N: Entonces le escupieron en la cara y lo golpearon. Otros le pegaron en la cara,


diciéndole:

 Ts.: Tú que eres el Mesías adivina quien te pego.

 N: Pedro, entre tanto, estaba sentado afuera, en el patio. En esto una sirvienta se le
acerco y le dijo:
 Sirvienta (S): Tú también andabas con Jesús el de Galilea.

 N: Pero Pedro lo negó delante de todos, diciendo:

 PEDRO (P): No sé de qué estás hablando, mujer, yo no soy uno de ellos.

 N: Luego se le acerco aún más la sirvienta a Pedro diciéndole:

 S: Ese andaba con Jesús, el de Nazaret.

 N: De nuevo Pedro lo negó Jurando:

 P: ¡No conozco a ese hombre, lo juro, lo juro!!!

 N: Poco después, los que estaban allí se acercaron a Pedro y le dijeron:

 Ts y S.: Seguro que Tú también eres uno de ellos. Hasta en tu manera de hablar se
te nota.

 N: Entonces el comenzó a jurar y perjurar diciendo:

 P: ¡No conozco a ese hombre! ¡No conozco a ese hombre, lo juro, lo juro, lo
juro!!!

 N: En aquel mismo momento cantó un gallo, y Pedro se acordó de lo que Jesús le


había dicho: “Antes que cante el gallo, me negarás 3 veces”. Y salió Pedro de allí y
lloró amargamente. En tanto todos los jefes de los sacerdotes y los ancianos de los
judíos se pusieron de acuerdo en un plan para matar a Jesús. Lo llevaron atado y se
lo entregaron a Pilato, el gobernador Romano. Judas el que había traicionado a
Jesús, al ver que lo habían condenado, tuvo remordimiento y devolvió las 30
monedas de plata a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos diciéndoles:

 Judas: He pecado entregando a la muerte a un hombre inocente.

 N: Pero ellos le contestaron

 Sacerdotes, Testigos Etc...: ¿Y eso que nos importa a nosotros? ¡Eso es cosa
tuya!.

 N: Entonces Judas arrojó las monedas en el templo, se fue y su remordimiento y


pecado no lo aguanto ahorcándose colgándose a un árbol.

 N: entre tanto los jefes de los sacerdotes recogieron aquel dinero, y dijeron:

 Sacerdotes, Testigos Etc...: Este dinero está manchado de sangre; no podemos


ponerlo en el cofre de las ofrendas.
 N: Entonces Jesús fue llevado ante el gobernador Pilato por los jefes de los
sacerdotes y los ancianos acusándolo infamemente ante él, y este le pregunto:

 Pilato (Pi): Dime, eres tú el Rey de los judíos?

 N: Y Jesús le contesto:

 J: Tú lo has dicho.

 N: mientras los jefes de los sacerdotes y los ancianos lo acusaban, Jesús no


respondía nada. Por eso Pilato le pregunto:

 Pi: No oyes todo lo que están diciendo contra Ti.

 N: Pero los jefes de los sacerdotes y los ancianos convencieron a la multitud de que
pidieran la libertad de Barrabas y la muerte de Jesús. El gobernador les pregunto
otra vez:

 Pi: ¿A cuál de los 2 quieren ustedes que les ponga en libertad?

 N: Ellos dijeron:

 Ts. Y publico: ¡A Barrabas!, ¡A Barrabas!.

 N: Y Pilato les pregunto.

 Pi: ¿Y qué voy a hacer con Jesús, el que llaman el Mesías el Hijo de Dios Vivo?

 N: Todos contestaron

 Ts. y pub.: ¡crucifícalo, crucifícalo!

 N: Pilatos les dijo:

 Pi: ¿Pues que mal ha hecho?

 N: Pero ellos volvieron a gritar

 Ts y Púb.: ¡crucifícalo, crucifícalo!

 N: En tanto La esposa de Pilato, que se llamaba Claudia se le acerco a él y le dijo


en privado:

 Claudia: Poncio por favor no te metas con ese justo porque anoche tuve un sueño
muy revelador con él, en realidad yo creo que es una persona buena y santa.

 N: Y Pilato le contesto:
 Pi: Claudia que puedo hacer, esta gente tiene mucho poder, si lo absuelvo mi vida
corre peligro y el muerto podría ser yo.

 N: Entonces Claudia le contesto.

 Claudia: Poncio por favor intercede ante esta gente por la suerte de este justo, el
no ha cometido ningún delito para que merezca la muerte en la cruz. Porque no
deseo que mis hijos y los hijos de mis hijos carguen con la culpa del derramamiento
de sangre de este Hombre Santo.

 N: Entonces Claudia se retiro del lado de Pilato mostrando su desacuerdo ante la


multitud y su esposo. En tanto el alboroto de la muchedumbre crecía y al ver
Pilato que no conseguía nada a favor de Jesús , sino que el alboroto era cada vez
mayor, mando a traer agua y se lavo las manos delante de todos, diciendo:

 Pi: Yo no estoy de acuerdo ni soy el responsable de la suerte de este hombre


justo, esto cosa de Ustedes.

 N: Toda la gente contesto:

 Ts. Y Pub. : ¡Nosotros y nuestros hijos nos hacemos responsables de su muerte!

 N: Entonces Pilato ordeno dejar libre a Barrabas; luego les entrego a Jesús a los
Jefes de los Sacerdotes y a los ancianos, estos lo mandaron Flagelar casi hasta su
muerte. Después de esto los soldados lo llevaron al palacio del gobernador y
reunieron toda la tropa alrededor de él. Le quitaron su ropa, lo vistieron con una
capa roja, le pusieron en la cabeza una corona tejida de espinas y una vara en la
mano derecha. Luego se arrodillaron delante de él, y burlándose le decían:

 Soldados y Ts: ¡ Viva el Rey de los Judíos!.

 N: También le escupían y con la misma vara le golpeaban la cabeza. Después de


burlarse así de él, le quitaron la capa roja, le pusieron su propia ropa y se lo
llevaron con la cruz a cuestas hasta el Gólgota o Calvario para crucificarlo.

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