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Romero Vazquez Andrés Historia de la filosofía I

Comentario de Protágoras
Desde luego hay un peligro mucho mayor en la compra de enseñanzas que en la de alimentos.
Pues al que compra comestibles y bebidas del mercader o del tendero, le es posible llevárselas
en otras vasijas, y antes de aceptarlas en su cuerpo como comida o bebida, le es posible
depositarlas y pedir consejo, convocando a quienes entiendan, de lo que pueda comerse y
beberse y de lo que no, y cuánto y cuándo. De modo que no hay en la compra un gran peligro.
Pero las enseñanzas no se pueden transportar en otra vasija, sino que es necesario, después de
entregar su precio, recogerlas en el alma propia, y una vez aprendidas retirarse dañado o
beneficiado1
El fragmento en cuestión, complementándolo con el resto del diálogo Protágoras¸ habla
sobre aquello que puede ser enseñado y aprendido, implicando sus beneficios y
consecuencias. Contextualizando el fragmento citado, el joven Hipócrates al conocer la
noticia de la estadía del sabio Protágoras, va y se lo cuenta a Sócrates. Sócrates hace la
pregunta de ¿Qué es lo que espera aprender del sofista? La enseñanza que estos ofrecen es
en el hablar hábilmente2, los sofistas (representados por Protágoras) se dan cuenta que con la
palabra se influye y afecta a la persona, este logos que persuade construye doxa y creencia.
El sofista tiene la convicción de propiciar el saber propio, enseñar este saber, lleva a una
especie de incitación, una instrucción sobre un camino que seguir. Esto tiene sus
consecuencias ya expuestas por Sócrates en el fragmento citado, la principal es que aceptar
estos saberes lleva a la mal formación de cada uno. Seguir esto no nos lleva al
autoconocimiento de las cosas que no sabemos. Sócrates conoce acerca de las cuestiones
humanas, sabe algo verdadero y él como filósofo es quien invita a Hipócrates a ser él mismo,
haciéndole reconocer lo que no sabe (lo que enseña Protágoras) y sus propios límites. Esto
no es una enseñanza, ni tampoco instrucción, es un señalamiento de buscar un camino donde
sea él mismo. Esto es propio de cada uno, por lo que no se sabe que forma se esta tomando.
En la Apología queda claro que cada ser humano es responsable de sí mismo, responsables
de su modo de vivir, esto es una forma de vida. Solamente se puede entre-ver está forma, ya
que no se muestra, se tiene que poner atención para intuir la forma del hombre, esto para
entre-ver quien me puede complementar o quien me puede mal formar. La filosofía
representada por Sócrates, lleva a la duda de lo que creemos, nos deja en un vacío y con ello
nos asombramos, de ahí surge el saber preguntar, que tiene como dirección la reflexión. Lo
que Sócrates hace con Hipócrates es inquietar su ánimo y llevarlo a la salud, ya que él sabe
la verdad y la verdad esta al servicio del bien. No hay formación solamente señalamiento y
complementación de los dos, para que Hipócrates vea con cuidado quien lo puede mal formar,
invitándolo a ser lo que es el mismo y así sea feliz.

1
Platón, Protágoras, 314 a-b. Platón, Diálogos I. Trad. C. García Gual, et. al., Gredos, Madrid, 2008
2
Ibid., Protágoras, 312e – 313a

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