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Cuantización uniforme y no uniforme

Una de las fuentes analógicas de información que se transmiten mayormente


corresponde a las señales de voz humana. La voz humana puede ser caracterizada de manera
estadística. En la Figura 8 se ve la relación entre la amplitud rms de la señal de voz y su
probabilidad de ocurrencia. En la mayoría de los sistemas de comunicaciones predominan las
señales de voz de volumen bajo. El 50% del tiempo el nivel de tensión de la señal de voz es
menos de ¼ de su valor rms. Los niveles altos de voz son poco probables; sólo el 15% del
tiempo exceden al valor rms. De la ecuación (3) vemos que el ruido de cuantización depende
del nivel o paso de cuantización. Cuando el paso de cuantización es uniforme en tamaño se
habla de cuantización uniforme. Un sistema así no sería apropiado para señales de voz. Aquí el
ruido de cuantización sería constante, pero como el nivel de voz no es constante, la relación
señal-ruido de cuantización sería variable y podría llegar a ser muy mala. Concretamente, la
SNR (relación señal-ruido) sería peor para señales débiles que para señales de amplitud más
elevada. Viéndolo de otro modo, las señales de baja amplitud estarían cubiertas por muy pocos
niveles de cuantización, mientras que las señales de amplitud más alta tendrían una suficiente
cantidad de niveles de cuantización.

Figura 8. Distribución estadística de los niveles de amplitud de la voz.

Para solucionar el problema anterior se recurre a la cuantización no uniforme. Un


sistema así provee niveles de cuantización pequeños para señales débiles y niveles de
cuantización más grandes para señales de mayor amplitud. De esta manera, el ruido de
cuantización puede hacerse proporcional al nivel de la señal. Esto produce una mejora de la
SNR (se mantiene más o menos constante para todos los niveles) a expensas de un aumento
del ruido de cuantización para señales de mayor amplitud (pero que son menos probables en
ocurrencia). En la Figura 9 se muestra la comparación entre cuantización uniforme y no
uniforme y sus efectos sobre las señales de amplitud más baja.

En la práctica, una de las maneras de llevar a cabo una cuantización no uniforme es


“distorsionar” primeramente la señal analógica mediante una compresión logarítmica
característica y luego usar una cuantización uniforme. Esto, de alguna manera lo que hace es
aumentar las señales de baja amplitud, y reducir las señales de amplitud alta. De esta manera,
no hay preponderancia de señales de baja amplitud a la salida del compresor. Luego de la
compresión, la señal distorsionada pasa por el cuantizador uniforme. Luego, en el receptor, se
lleva a cabo la operación inversa, llamada expansión. El proceso completo se llama
compansión. En la Figura 10 se muestra un sistema PCM de este tipo.

Figura 9. Cuantización uniforme y cuantización no uniforme.

Actualmente los sistemas PCM usan una aproximación por segmentos de la compresión
logarítmica. La ley de compresión para los sistemas usados en Estados Unidos se llama Ley P y
viene dada por la siguiente expresión:

y ymáx
>
ln 1  P x / xmáx @ sgn x (6)
ln 1  P

donde

­ 1 para x t 0
sgn x ®
¯ 1 para x  0

P es una constante positiva, x e y representan la entrada y la salida de la señal en


volts, y xmax y ymax son las máximas excursiones positivas de la entrada y de la salida,
respectivamente. El valor estándar para P es 255.
Otra característica de compresión es la llamada Ley-A, usada principalmente en Europa
y también en Argentina. Se define como:

­
A x / xmáx 0
x
d
1
°ymáx sgn x
° 1  ln A x máx A
°
y ® (7)
°
°y > @
1  ln A x / xmáx
sgn x
1

x
1
° máx
1  ln A A xmáx
¯

La Figura 11 muestra las curvas de compresión de las leyes P y A. El esquema de


aproximación por segmentos se muestra en la Figura 12.

Figura 10. Sistema PCM con compresión y expansión analógicas.

Figura 11. Leyes de compresión P y A.

El ancho de banda requerido por un sistema PCM binario puede llegar a ser bastante
considerable. Una de las maneras de reducirlo es usando sistemas multinivel. Consideremos un
sistema PCM con una tasa de transmisión de R bits por segundo. En lugar de transmitir un
pulso por cada bit, particionamos la secuencia de bits en grupos de k bits. De esta manera
entonces tenemos M = 2k niveles de transmisión. Cada forma de onda representa ahora un
símbolo de k bits, con una tasa de transmisión de R/k símbolos/seg. De esta manera, se
reduce el número de símbolos, por segundo, que se transmiten, reduciéndose así el ancho de
banda. El precio que se paga por esta reducción del ancho de banda es un aumento de la tasa
de error, como se verá con mayor detalle en capítulos posteriores.

Figura 12. Ley de compresión A, por segmentos.

En el esquema de compresión por segmentos que se muestra en la Figura 12, la curva


de compresión logarítmica, en este caso de Ley A, está formada por 16 segmentos. Ocho
segmentos corresponden al semiciclo negativo y ocho al semiciclo positivo de la señal. Los dos
primeros segmentos de cada semiciclo tienen la misma pendiente y algunas veces suelen ser
considerados como un solo segmento (uno por semiciclo). Luego, cada segmento siguiente
tiene la mitad de pendiente que el segmento que lo precede. A su vez, cada segmento está
dividido en 16 niveles de cuantización. Por lo tanto, se tienen 16 segmentos por 16 niveles
cada uno, igual a 256 niveles de cuantización. Es decir que se requieren 8 bits para su
codificación. En la Figura 12 el bit más significativo representa el semiciclo, positivo o negativo
(1 para el positivo, 0 para el negativo). Los tres bits siguientes representan el número de
segmento y finalmente los bits marcados con X representan los niveles dentro de cada
segmento, desde 0000 hasta 1111.

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