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El autor nos dice que pese a que las aulas comparten en algunos sentidos semejanzas con otros
espacios, como los hogares e iglesias, existen tres características que hacen la diferencia, pese a
que no son evidentes ni para sus partícipes (alumnos y profesores). Estas características, que más
bien son hechos vitales que hasta el más pequeño debe aprender a enfrentar, las resume en tres
palabras: masa, elogio y poder.
Alas conclusiones que llego después de analizar el texto de Jackson, P. “La monotonía cotidiana”
son los siguientes:
Estos elementos interactúan permanentemente a través de relaciones didácticas que los vinculan.
En el interior del sistema educativo se observan, relaciones de conocimiento que se establecen
entre los sujetos que aprenden y los contenidos de enseñanza, constituidos éstos por los objetos
de conocimiento socialmente seleccionados. Los contextos educativos se caracterizan por su
intención de hacer crecer estas relaciones de conocimiento, con el propósito de generar los
aprendizajes previstos.
Todo lo comentado en este punto se hace con el objetivo, no sólo desde su interpretación, sino
también por la confrontación con la realidad.
El cuarto y último punto trata sobre la autoridad (profesor alumno):La forma de ver la autoridad
del profesor(a), a través del proceso mediante el cual los planes de acción del profesor y de la
institución reemplazan a los del propio alumno es désir cuando los estudiantes ejecutan lo que el
docente les dice, están abandonando, en efecto, una série de planes propios en beneficio de otros
los del profesor.
Desde luego, estas dos series de planes a veces no chocan y puede incluso que sean muy
semejantes. Pero en otras ocasiones aquello a lo que se ha renunciado no se parece en nada a la
acción exigida por el profesor. La falta de similitud de ambos planes es, en parte, responsable de la
dificultad que experimentan algunos estudiantes para adaptarse a la clase.
Obviamente, dependiendo del tipo de sistema educativo y de las inclinaciones personales de los
profesores (y de su valor y fuerza para guiarse por ellas) la procesos de negocioacion entre los
poderes puede atenuarse o aumentar, pero nunca desaparecerá.
Después de todo, formar trabajadores competentes y disciplinados ha sido y es una de las misiones
fundamentales de la escuela, aunque muchos nos resistamos a esta afirmación.