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EN ÁFRICA”
INTRODUCCIÓN
ANTECEDENTES
Se deduce que cuando los humanos aprendieron a pastorear, las mutaciones que
permitían beber leche se expandieron porque confirieron una enorme ventaja a
aquellos que la poseían, quizás por el aporte extra de proteínas y grasas
disponibles en la leche. Es interesante la forma en la que esta enzima tuvo
evolución y cobro existencia.
Sea como sea, hasta entonces, la leche era un tóxico para los humanos adultos.
Sin embargo, esto no era así para los niños, quienes tenían la capacidad de
producir lactasa, el enzima que digiere la lactosa. A pesar de esta limitación, a
medida que la agricultura y la ganadería evolucionaban, el hombre fue capaz de
reducir el contenido de lactosa de la leche fermentándola para producir yogurt y
queso, este hecho no sólo permitía disponer de más variedad de nutrientes, sino
conservar un alimento durante un período de tiempo más prolongado.
Algunos ejemplos de lo anterior podrían ser que los nativos americanos no tenían
vacas domesticadas por lo que de pequeños tomaban leche y después ya no la
podían tomar, por lo que el 100% aproximadamente de los nativos americanos no
pueden procesar la lactosa; alrededor del 99% de las tribus Ebo y Yoruba de
Nigeria no pueden digerir la leche; cerca del 90% de las personas originarias del
área de lo que hoy es Japón y Tailandia no pueden procesar la leche; y en Suecia
solo el 4% aproximadamente de las personas no pueden procesar la leche.
Con los ejemplos anteriores podemos verificar cuáles eran los grupos humanos
que tenían actividad cultural ganadera de consumir leche, tan sólo con observar
los porcentajes de la intolerancia a la lactosa.
En Suiza, España y Finlandia cerca del 20% de las personas son intolerantes a la
lactosa. Para contrarrestar este hecho, en algunas partes del mundo, como los
países anteriormente mencionados, empezaron a aprender cómo hacer queso ya
que el queso está hecho mediante procesos de fermentación que descomponen
gran parte de la lactosa de la leche. Con este método, los genes eventualmente no
se “apagaron”, por lo que hoy en día algunos de nosotros somos intolerantes a la
lactosa y otros no. Estos cambios nutricionales nos permitieron adaptarnos y vivir
en otras regiones.
El gen LCT, situado en el brazo largo del cromosoma 2 (2q21), codifica una
enzima denominada lactasa, esta enzima ayuda a digerir la lactosa.
Las personas que no han heredado estas variaciones de cualquiera de los padres
tendrán algún grado de intolerancia a la lactosa.
Su análisis reveló una fuerte evidencia de una selección positiva reciente que
afecta a diversas variantes asociadas con la persistencia de la lactasa en
poblaciones africanas, probablemente en respuesta al desarrollo cultural del
pastoreo. Los patrones geográficos distintos en los que estas variantes estaban
presentes se correlacionaron, en muchos casos, con migraciones humanas
históricas, mezcla entre poblaciones, así como la propagación del ganado vacuno,
las ovejas y los camellos.
Las pruebas genéticas demuestran que las mutaciones permitían una enorme
ventaja selectiva a quienes las portaban, lo que les permitía dejar un número de
descendientes 10 veces superior al de la gente sin esas mutaciones. Las
mutaciones son tan ventajosas que básicamente son una de las señales más
fuertes de selección natural observadas en cualquier genoma, en cualquier estudio
y en cualquier población en el mundo realizado hasta la fecha en seres humanos.
La ventaja de supervivencia tal vez era tan fuerte, porque los que tenían las
mutaciones no sólo adquirían una energía adicional de la lactosa, sino que, en
situaciones de sequía, se beneficiaban del agua que contiene la leche.
Incluso con las variantes identificadas, todavía hay patrones que los datos
genéticos no pueden explicar, como por ejemplo, se observó que en algunos
grupos que parecían ser capaces de digerir la leche no tenían ningún signo
genético de esta habilidad; como es el caso del pueblo Hadza, tribu de Tanzania,
en el que casi la mitad tenía el rasgo de persistencia de la lactasa.
Para Tishkoff estos datos indican que existe la fuerte posibilidad de que, tal vez,
hay otras variantes en regiones del genoma que aún no se han examinado.
DISCUSIÓN
Sabemos que sólo una pequeña fracción de todas las mutaciones son ventajosas,
la mayoría son neutrales o perjudiciales. Por otra parte, si una población se adapta
más a su entorno actual, las nuevas mutaciones deberían ser menos, y menos
probable que aumente su capacidad.
Los estudios hechos en el este de África demuestran la velocidad con la que una
mutación genética puede verse favorecida en condiciones de fuerte selección
natural, lo que respalda el potencial ritmo del cambio evolutivo en los humanos.
CONCLUSIONES
Nos pareció muy interesante de que las causas de la intolerancia pueden ser
varias, ya que en todos los casos existe una insuficiencia de la enzima lactasa en
el intestino. Se pueden distinguir principalmente tres tipos de intolerancia a la
lactasa. Por ejemplo, la deficiencia de la lactasa innata (Primaria), es la más
común. En este tipo de intolerancia hereditaria, el intestino delgado suele producir
una gran cantidad de lactasa en la infancia y con el tiempo va disminuyendo. De
este modo, hay muy poca lactasa disponible y se produce una intolerancia
alimenticia.
REFERENCIAS
3. The milk revolution, Andrew Curry, en Scientific American pp 38-43; Julio 2015