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El sapo cuartan se transforma en tigre

Esta es la leyenda de un shuar que salía


de cacería, al estar entre la espesa arboleda,
Imitó en canto del sapo Cuartan, que vive en
los árboles, "Cuartan-tan, "Cuartan-tan", lo retó
en medio de la noche sin importarle que le podía
ocurrir, pero no le pasó nada.
El shuar siguió retándolo con gran insistencia,
Diciendo: "Cuartan-tan, Cuartan-tan, a ver si me
Comes" y rió.
Su mujer en varias ocasiones lo advirtió, diciendo
Que se puede transformar en un tigre. No hizo caso
A su sugerencia. Cuartan, el sapo convertido en felino
, se lo comió. Su ataque fue tan extraño ya que no se
Pudo escuchar nada sobre dicho ataque, solo se pudo
Saber que apareció la mitad del cuerpo del shuar.

Al amanecer la muchacha decidió matar a Cuartan.


Llegó hasta el árbol donde habitaba el sapo y lo tumbó.
Al caer el árbol mató a Cuartan, que se había convertido
En un sapo con un inmenso estómago.
La mujer decidida a cortarle la panza, en su interior
Encontró pedazos de su amado esposo.
Esta venganza no le pudo devolver a su esposo, pero la mujer
Pudo contar que no es bueno imitar el canto de Cuartan.
A lo lejos se puede escuchar "Cuartan-tan, Cuartan-tan", sin
Saber si es un sapo o un shuar a la espera de un tigre.

El origen de la noche

Al principio, muy al principio, no había noche, sino solamente día.


La noche estaba dormida en el fondo de las aguas.
No había animales; todas las cosas hablaban.
Se cuenta que la Hija de la Gran Serpiente había tomado
Como esposo a un hombre. Un día, el hombre, que tenía
tres fieles servidores, les dijo a éstos:
- Id a pasear, y con vuestra presencia intimidáis a mi mujer.
Los servidores se fueron a pasear y el
hombre llamó a su mujer.
Ésta le dijo:
- ¡Oh, esposo! Llevo mucho tiempo esperando que llegue
la noche. ¿Por qué no acaba de llegar nunca?
El hombre contestó:
- No hay noche. En todo el tiempo no hay más que día.
- La noche la tiene mi padre – dijo la joven -. Envía
a buscarla a orillas del Gran Río.
El joven llamó a sus servidores. La joven le había ordenado
que enviase a buscar a casa de su padre una nuez de coco, en la que estaba encerrada la noche.
Los servidores se pusieron enseguida en camino. Llegaron a casa

de la Gran Serpiente y le dijeron:


- Tu hija nos manda a buscar una nuez de coco en la que está

encerrada la noche. Te rogamos que nos la des.


La Gran Serpiente les entregó una nuez de coco bien cerrada y le dijo:
- La noche está ahí; llevadla con vosotros. Pero tened cuidado

de no dejar que se abra la nuez, pues si sucede eso, todas

las cosas se perderán.


Los servidores hicieron una reverencia a la Gran Serpiente,

cogieron la nuez y se pusieron en camino. Llevaban la nuez

bien sujeta y dentro de ella oían un ruido; algo como «tin, tin, tin…

chií, chií…»; era el ruido de los

grillos y de los pajarillos que cantan por la noche.


Llevaban ya mucho camino andado y seguían oyendo el ruido. Y

uno de los servidores dijo a los otros:

- ¿Qué puede ser ese ruido que oímos dentro de la nuez? Veamos

de lo que se trata.
Pero otro contestó:
- No; no hagamos esa locura. Estaríamos perdidos. Vamos, seguid.
Y siguieron remando, pues iban en canoa por el Gran Río.

Siguieron más lejos aún, y continuaban oyendo el ruido. Entonces

no pudieron contener su curiosidad y encendieron fuego; derritieron

la resina que cerraba la nuez y la abrieron. Entonces la noche se escapó

y las tinieblas cubrieron el mundo.


- ¡Estamos perdidos! Y la joven Hija de la Gran Serpiente sabrá ya que

hemos abierto la nuez y que hemos dejado escapar la noche.


En aquel momento las cosas de la selva se cambiaron en animales.

Las cosas que contenía el río formaron patos y peces.

Así, el pescador y su canoa dieron origen al pato: la cabeza del

pescador forma la cabeza, y el pico; la canoa, el cuerpo, y


los, remos, las patas.
La Hija de la Gran Serpiente había dicho a su esposo:
- ¡Ah!, tus servidores han dejado escapar la noche. –

Después, cuando vio aparecer la estrella matutina, añadió -:

pero el día va a reaparecer. Voy a separar los días de las noches.


Cogió un hilo, lo arrolló y le dijo:
- Tú serás el ; cantarás todas las mañanas, cuando salgan los

primeros rayos del sol.

Después arrolló otro hilo, lo espolvoreó con


unas cenizas y
le dijo:
- Tú serás el , y cantarás a diversas, horas de
la noche, hasta la mañana.
Desde entonces, cada pájaro canta a su hora, por la noche,
y todos juntos, por la mañana,
al comienzo del día.
Cuando los tres servidores llegaron, el joven les dijo:
- No habéis sido fieles; habéis abierto la nuez de coco y habéis

dejado escapar la noche. Todas las cosas se han


perdido, y vosotros también.
Y desde aquel momento fueron cambiados en monos.
Se asegura
que el color negro de la boca y las rayas que llevan en el brazo
o son debidos a la resina que se derramó sobre ellos, cuando
Abrieron la nuez de coco.

EL DOBLE FANTASMA
En los espesos pinares que se extienden desde el cerro de San

Felipe hasta la Muela de Ribagorza se escuchan tristes lamentos

que, desde las cumbres y riscos, llenando el monte, llegan en las noches

de invierno de tormenta hasta los hogares de las aldeas, y hacen timbrar

de miedo a sus habitantes. Todos saben que se trata de un doble

fantasma, mitad hombre y mitad mujer, que vaga veloz por las cumbres

y valles, y aterra a los pastores y caminantes que, despavoridos, corren


Refugiarse en sus cabañas. Nadie se atreve a cruzar esos pinares

Por la noche y dan grandes rodeos para evitar el encuentro con el temido fantasma.

LAS 3 PIEDRAS

Desde arriba, se podía mirar al río Taguando ir plácido en busca

del mar, serpenteando rocas y musgos, acariciando guabos y

totoras hasta llegar a los encañonados y a las sucesivas vertientes

para que lo fortificaran. Al frente, el Alto de Reyes con sus

arbustos parecía una mínima montaña que pretendía ocultar

a la laguna de Yahuarcocha. Abajo, el recuerdo del sitio de los

antiguos olivares plantados en la época colonial.

Tres gráciles mujeres bajaron por la pendiente de piedras hacia el río

. Llevaban los cabellos sueltos y los pies al viento. Iban a bañarse

en el surtidor de aguas curativas. Sus risas se confundían con los

cantares que traía la corriente desde las montañas. Eran muchachas

y reían mientras se desvestían para su baño de aromas de azahares

y geranios. Sus piernas eran dóciles a las hierbas mojadas y sus labios

eran frescos, como las gotas que salpicaban sus caderas. Estaban

desnudas y sus espaldas tersas se arremolinaban bajo el chorro firme

, que caía desde sus cabelleras ensortijadas. Sus ojos tenían los paisajes

de estas tierras generosas.


Unos hombres las observaban ocultos en los matorrales. Tramaban

el ultraje contra estas vírgenes de olores de magnolia. Las doncellas,

sin percatarse, jugueteaban con el agua y sus cuerpos eran como


garzas que se posan sobre un estanque.

Los tunantes se acercaron para tomar a la fuerza lo que

se les había negado con la ternura. Las zagalas comprendieron

sus intenciones perversas. Cuando sus manos se acercaron a

sus figuras, los hombres sintieron una dureza de alabastro. Las mucha

chas se habían transformado en tres piedras. De lo que antes eran sus

labios brotaban tres ojos de agua, pero era como si fueran hechos de

lágrimas.
Al bajar al río, las tres piedras con fulgores de mujeres están allí. Cuando

se zambulle en su torrente es como si unas manos recorrieran una piel ajena

, pero con gemidos traídos de otras épocas.k

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