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CARTA DEL APÓSTOL SAN

PABLO
A FILEMÓN
ALOIS STÖGER

Introducción

ACOGIDA EN LA IGLESIA

Resistencias y preocupaciones. La más corta de todas


las cartas de Pablo, un billete, como se ha llamado a
veces, trata un asunto de importancia, que en la
Iglesia siempre es actual.

Cuando Pablo devolvió el esclavo evadido, Onésimo,


después de su conversión y bautismo, a su señor
Filemón y deseó que fuera acogido, con todo amor,
como hermano, tenía que suponer que se tropezaría
con resistencias. ¿Debía quedar sin castigo la huida del
esclavo? ¿No había causado daños que se debían
reparar? ¿No había perturbado Onésimo el orden
social? Su ejemplo, ¿no tendría seguidores? ¿Qué se
diría del cristianismo? ¿No parecía su conversión una
mera apariencia? ¿No había abusado el esclavo de ella
para escabullirse de las consecuencias de su delito?

Preparación de los corazones. Pablo prepara a Filemón


y a la comunidad, que se reúne en su casa y
probablemente también comparte las resistencias y
preocupaciones del anfitrión y señor de la casa por la
acogida del esclavo que se había evadido, pero que se
convirtió. El Apóstol (que incluyó a los paganos en la
colectividad de la Iglesia en contra de la oposición de
los que se mantenían puros y fieles a la ley), en su
breve carta se ha esforzado mucho por preparar los
corazones. No sabemos qué resultados tuvo esta
tentativa, pero, ¿quién podía oponerse a esta carta de
Pablo, que es la más afable de todas? ¿Cómo podría
lograrse la incorporación de todos los separados, que
querían reunirse en Cristo, si la Iglesia y todos sus
miembros no están siempre dispuestos a acoger de
nuevo con toda cordialidad a los separados que quieren
regresar o que buscan la unión con la Iglesia? La
amabilidad (kharis) y la cordialidad son los distintivos
de esta encantadora carta de Pablo. Todos los que
viven en la Iglesia tienen que estar animados por el
espíritu de Pablo, que ha preparado a la Iglesia que se
reúne en la casa de Filemón para acoger a Onésimo.

Derecho y amor.

La solicitud por la restauración del orden jurídico no


puede ser un obstáculo para preparar una cordial
acogida a quien quiere ser incorporado a la colectividad
de la Iglesia. Pablo quiere que el esclavo convertido
regrese a su señor, reconoce el derecho a la
indemnización de daños. Quiere que se cumplan todas
las exigencias jurídicas. Toda la carta nos da a
entender que se presupone la esclavitud como clase
social existente. Las disposiciones legales seguían
siendo válidas para los cristianos, así como otras leyes
del Estado, en que ellos se encontraban. Pablo, como
hombre de su tiempo, también reconoce la existencia
de esta clase social, pero no la acepta por principio. Su
pensamiento está en un plano muy distinto: Pablo
sabe, y lo muestra en esta carta, que la nueva vida en
Cristo cambia por completo las diferencias que hay en
la sociedad humana. Todos los cristianos son, en
primer lugar, miembros de un mismo cuerpo,
hermanos y hermanas en Cristo. Esta manera de
pensar, cuando se tradujo en obras, tuvo que conducir
por sí sola a rechazar la esclavitud como una condición
social indigna, y a tratar a todos los hombres como
jurídicamente iguales, no solamente según los
principios de la fe, sino también en su vida civil. Las
más nobles fuerzas del cristianismo y del paganismo
hicieron causa común, hasta que se alcanzó
efectivamente esta igualdad. Para Pablo, lo único que
en esta materia está en vigor es lo siguiente:

Cuando se depone el hombre viejo y se le renueva para


formar un hombre nuevo según la imagen de Dios,
todas las diferencias raciales, sociológicas y religiosas
pierden su importancia ante Dios y la fe. Un antiguo
pagano o judío, aunque haya sido un «bárbaro»,
incluso un bárbaro muy inculto, un escita, tanto si ha
sido esclavo como libre, cuando queda incorporado a
Cristo por medio de la fe y del bautismo, ha recibido
una nueva vida. Aunque la vida natural del hombre, su
cultura, su posición en el pueblo y en la sociedad no
queden afectadas por el renacimiento del bautismo, sin
embargo, lo que es decisivo en la apreciación no son
estos valores naturales, sino la posición en Cristo,
porque Cristo lo es todo en todos (Col 3,11).

De esta nueva vida fluyen nuevas valoraciones éticas.


El que ha recibido el ser en Cristo tiene que vivir de él,
y ser reconocido por los hermanos en la fe como una
persona, en quien vive Cristo. A esta nueva valoración
sirven de fundamento la muerte salvadora de Jesús, la
salvación dada al individuo mediante el bautismo por
razón de la fe. La vida en Cristo y por medio de Cristo
(mística de Cristo) según san Pablo, no es solamente
una especulación de altos vuelos o un conjunto de
ideas abstractas, sino un requisito ético en las
cuestiones de la vida cotidiana. Lo que Dios obra en el
hombre por medio de Cristo, es una tarea de la acción
moral 1.

Pablo otorga a Filemón la primacía ante el derecho,


aunque la contrapone al amor. Aunque es Apóstol, no
recomienda, sino ruega. No hace reclamaciones, sino
deja a la decisión de la conciencia del esclavo lo que se
tiene que hacer. Pablo más que mandar a Filemón, se
pone al servicio de su progreso en el bien.
...............
1. Cf. Rom 6,1-23; 1Co 10,1-12.
...............
Fundamentos de la edificación. La acogida de un
extraño en la comunidad de la Iglesia es edificación de
la Iglesia. Ésta se edifica, porque se le incorpora un
nuevo miembro; pero la Iglesia se edifica también
interiormente, porque la inclusión de este miembro
sólo puede efectuarse si la fe y el amor se desarrollan.

Un nuevo miembro sólo puede ser incorporado por los


otros, si por la fe se le mira como hermano, como
nueva criatura, como quien ha sido engendrado por
medio del Evangelio, como quien está en Cristo. El
amor, que procede de la fe viva, lleva a término la obra
de la incorporación. «Profesando la verdad, en amor,
crezcamos en todos los sentidos hacia él, que es la
cabeza, Cristo, del cual todo el cuerpo, bien ajustado y
unido mediante todos los ligamentos que lo mantienen,
según la acción propia de cada miembro, realiza su
crecimiento para edificación de sí mismo en amor» (Ef
4,15s).

La Iglesia es «el Señor Jesús y todos los santos» (5),


es una sociedad, en la que todos tienen parte en todo,
de tal forma que los miembros de la Iglesia sean
participantes, como hermanos, cada uno en el «yo» del
otro. En el tiempo en que la Iglesia está en vías de
venir a ser efectivamente la Iglesia de las naciones y
de todos los hombres (en la que cada uno de los fieles
es invitado a incorporar a todos y a todo en Cristo, a
liberarse de todos los prejuicios sociales, étnicos,
raciales, religiosos y culturales, para que Cristo lo sea
en todos), la breve carta a Filemón tiene una gran
misión que cumplir; porque en la solicitud por el
individuo no sólo son decisivas las grandes ideas, sino
el modo en que éstas, representadas por medio de
personas vivas, llegan al conocimiento del hombre. La
carta a Filemón es una obra maestra como escrito
pastoral. Todo lo que separa es enlazado en Cristo, se
acerca todo lo lejano con la visión de la fe, se superan
con la fraternidad todos los abismos que se abren entre
los hombres, se moderan con el amor las duras
exigencias jurídicas, se reduce toda superioridad por el
servicio del amor.
Siempre con amabilidad.

La palabra del cristiano debe ser «siempre amable» (en


kharis) y «sazonada con sal» (Col 4,6). En la carta a
Filemón se ha cumplido este ideal. Porque esta breve
carta es «una pequeña maravilla de tacto y
delicadeza».

Pablo ha intercedido en favor del esclavo evadido, por


medio de una recomendación, que por su forma ocupa
un lugar intermedio entre la prosa y el himno. La carta
a los Efesios, que fue escrita casi al mismo tiempo,
también está redactada de un modo artístico; su estilo
es sagrado y solamente litúrgico. La carta a Filemón
está escrita con sencillez y amabilidad, y resulta
encantadora. Emplea poco las locuciones del lenguaje
sagrado, palabras de la vida comercial, del lenguaje
jurídico y de la erudición filosófica. Únicamente con una
sonrisa humorística podía extender Pablo la cuenta de
Filemón, con toda objetividad jurídica y sin omitir las
formalidades, aunque sabía que no tenía ni tendría
nada para saldar la deuda. El que quiere salir ganando
con el amor, tiene que encontrar la forma del amor.
Para el cristiano es poco tener el amor en el corazón.
También ha de tenerlo en las palabras y en los gestos,
en la amabilidad de toda su manera de ser. La carta a
Filemón es como una ilustración al himno al amor en el
Nuevo Testamento (lCor 13).

ENCABEZAMIENTO Flm/01-03

En el encabezamiento de la carta Pablo utiliza un


formulario, corriente en el mundo helenístico en los
escritos oficiales. Incluso la más breve y privada de
todas las cartas de Pablo sigue también el formulario
de las largas epístolas a las comunidades, y el
esquema de éstas. El Apóstol también escribe la carta
a Filemón como carta pastoral, que va dirigida a la
Iglesia de todos los tiempos. En la primera frase del
encabezamiento se nombran los remitentes y los
destinatarios (1-2), en la segunda se imparte una
bendición (3).
1 Pablo, prisionero de Cristo Jesús, y Timoteo, el
hermano, al querido Filemón, colaborador
nuestro, 2 a Apfia, nuestra hermana, a Arquipo,
nuestro compañero de armas y a la Iglesia que se
reúne en tu casa.

1. TESTIGO Y APÓSTOL (1a). Los remitentes son los


dos apóstoles Pablo y Timoteo. Son «hermanos» en el
cargo 2 y actúan como testigos auténticos. Dos
testigos que coinciden, dan un testimonio que tiene el
valor requerido (Dt 19,15). Lo que ellos escriben en la
carta quiere convencer imponiendo una obligación,
quiere vencer la resistencia que tal vez surgirá contra
lo que dicen. Pablo escribe como prisionero de Cristo
Jesús3. Con este título no quiere mover a compasión, y
así formar un ambiente propicio para su petición y
advertencia, sino que quiere recordarles a Cristo, que
está ante Filemón en la persona del Apóstol prisionero.
Pablo escribe como mártir y apóstol de Cristo, y como
tal quiere ser escuchado. Las cadenas que lleva el
Apóstol, son cadenas que lleva Jesús. Cristo hace
partícipe al Apóstol de estas cadenas. A Cristo se
dirigen el servicio y el pensamiento del Apóstol. Cristo
vive en él. Las cadenas son «marcas de Jesús» (Gál
6,17), que el Apóstol lleva en su cuerpo. Pablo lleva en
su cuerpo la muerte de Jesús, para que la vida de
Cristo se manifieste en su cuerpo (2Cor 410). La
actividad del Apóstol se lleva a cabo en medio del
sufrimiento; Pablo padece para que la gracia se
derrame sobre muchos, y así aumente la acción de
gracias para gloria de Dios (2Cor 4,15).
...............
2. Cf. 2Cor 1,1; Col 1,1.
3. Cf. Ef 3,1; 2Tim 1,8.
...............

2. LA COMUNIDAD (1b-2). La carta va dirigida a


Filemón, a Apfia, su mujer, a Arquipo, presidente de la
comunidad, y a la comunidad que se reúne en la casa
de Filemón. Este tenía una casa en Colosas junto a la
gran ruta comercial que desde Éfeso llevaba a Apamea
a través de intrincados valles del Meandro y del Lico, y
también conducía a Tarso a través de las puertas de
Cilicia. La ciudad debió participar en la industria lanera
del valle del Lico. Filemón recibió la fe por medio de
Pablo (19), probablemente cuando éste ejerció su
ministerio en Éfeso (54-57 después de Cristo).

La comunidad que se reunía en casa de Filemón, para


los actos de culto, era una parte de la Iglesia de
Colosas; otras partes se reunían en otras casas. Ya en
Jerusalén se partía el pan en las «casas» (Act 2,46).
Pablo menciona algunas Iglesias domésticas de Corinto
y Roma, la casa de Aquila y Prisca (lCor 16,19; Rom
16,3-5), de Laodicea, la casa de Ninfas (Col 4,15).
Estas células se reunían por obra de un «compañero de
armas», delegado para este fin, y formaban la Iglesia
de una ciudad. En estas pequeñas células de las
comunidades domésticas se podía celebrar el ágape del
Señor, se podían fomentar y experimentar las
relaciones fraternales, podía realizarse de un modo
personal la compenetración con la palabra de Cristo.

La iglesia congregada en la casa de Filemón forma una


comunidad organizada. Filemón y Apfia ponen la casa a
su disposición. Destacan entre los fieles como
bienhechores de la comunidad, como sus protectores.
En el centro está el presidente de la comunidad, y
luego sigue el conjunto de los demás fieles. No
solamente estructura la Iglesia el orden jurídico sino
también el orden de la beneficencia y de la acción de
gracias. La Iglesia reconoce lo que se hace por ella,
mediante la primacía de honor, incluso en el culto
divino. Pablo dirige la carta (cuya finalidad inmediata
tan sólo concierne a Filemón), no sólo a éste, sino
solemne y oficialmente a la comunidad, de la que es
miembro Filemón. Pablo expone su deseo no
privadamente, sino de una manera pública ante la
Iglesia. Lo que sucede entre cristianos, afecta a la
Iglesia que se reúne en un lugar, y mediante ella a
toda la Iglesia. Cada miembro de la comunidad es
responsable de la Iglesia...

Filemón es querido, porque es cristiano. Dios ha


inclinado su voluntad amorosa al cristiano (Rom
8,28.31-39), lo ha elegido por el amor (Ef 1,4s), ha
derramado el amor en su corazón (Rom 5,5), pero
también ha querido que se determine por el amor.
Quien apela al amor del cristiano, no debería sufrir
nunca un desengaño...

Cuando Pablo presenta a Filemón como colaborador, le


parangona con Marcos y Lucas (24), Prisca y Aquila
(Rom 16,3), Epafrodito (Flp 2,25) y Clemente (Flp 4,3).
El cristiano es colaborador de los apóstoles, porque se
esmera en el servicio del futuro reino de Dios, anda
solícito por la difusión del Evangelio, y emprende
muchos trabajos por causa del Evangelio (lTes 3,2; Col
4,11).

A Apfia la llama Pablo hermana. Querido y hermano


(hermana) son ideas intercambiables (16; 1 Tes 2,8).
La caridad repercute en las mutuas relaciones
fraternales. Es verdadero cristiano el que se determina
por el amor (ágape), reconoce que es hermano o
hermana de los cristianos, vive como tal y colabora en
la proclamación del Evangelio. A Arquipo se le concede
el título de compañero de armas (Flp 2,25). En la
Iglesia de Colosas ha prestado un servicio, que ha
recibido en el Señor (Col 4,17). Desempeñaba un
cargo, probablemente como presidente de la iglesia de
Colosas. El trabajo apostólico y la colaboración con los
apóstoles es un servicio de armas (Flp 4,3; 2Cor 10,4),
es una pelea «contra los principados y potestades,
contra los dominadores de este mundo de tinieblas,
contra los seres espirituales de la maldad que están en
las alturas» (Ef 6,12).

3. BENDICIÓN (3).

El Apóstol no formula un deseo, sino que imparte la


bendición. Los tres miembros de la fórmula y la
semejanza con las fórmulas usadas por los judíos para
bendecir delatan un estilo litúrgico. Esta carta privada
también está destinada a ser leída en el culto divino.

3 Gracia a vosotros y paz de parte de Dios,


nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
Gracia y paz es la salvación que Dios ha dado por
medio de Cristo. Los judíos, cuando escriben cartas,
desean paz, y con esta palabra se refieren a la
prosperidad. El apóstol de Cristo antepone a la paz la
palabra «gracia». Gracia y paz son los bienes
salvadores que proceden del amor y de la benevolencia
de Dios. «Estamos en paz con Dios por medio de
nuestro Señor Jesucristo, mediante el cual hemos
obtenido incluso el acceso a esta gracia, en la que
estamos firmes» (Rom 5,1s)...

El origen de la salvación es Dios, nuestro Padre, el


medianero y portador de la salvación es el Señor
Jesucristo. Estas dos últimas palabras de la bendición
constituyen la profesión de fe de los cristianos:
«Jesucristo es Señor» (Flp 2,11). Consigue salvarse
quien hace esta profesión de fe y por medio de la fe en
el Señor Jesucristo tiene a Dios por Padre...

I
ACCIÓN DE GRACIAS 4-07

El preámbulo de la carta a Filemón es como un salmo


de acción de gracias que se compone de una
introducción y de tres pares de frases. La acción de
gracias tiene por fin edificar la Iglesia que está en la
casa de Filemón.

El primer par de frases habla del fundamento espiritual


de la Iglesia, del amor y la fe. Precede el amor. En el
centro de la segunda parte está el pensamiento de que
el amor tiene que ser eficiente; tiene que ser benéfico;
solamente así ilumina a los incrédulos. En la tercera
parte la primera frase termina con las palabras: «con
motivo de tu amor», y la segunda concluye con las
palabras: «por medio tuyo, hermano». La nueva vida,
el estado de salvación de los fieles, se manifiesta
principalmente en el amor fraterno. Los tres pares de
frases tratan del cristiano en su relación con Cristo y
con los cristianos. De esta relación habla el final de
cada pareja de frases. El primer par de frases termina
con las palabras: «al Señor Jesús y a todos los
santos». El Señor Jesús juntamente con «todos los
santos» forman el nuevo pueblo de Dios. En la
conclusión de la segunda pareja se dice: «para gloria
de Cristo». La Iglesia tiene que crecer en Cristo (Ef
4,15s). La última pareja concluye con la palabra
«hermano». Los miembros de la Iglesia son hermanos
que están unidos entre sí por medio del amor. La
Iglesia es la comunidad de hermanos que están
reunidos en torno al Señor Jesús formando el nuevo
pueblo de Dios.

Estos versículos contienen una bella imagen de la


estructura externa e interna de la Iglesia. El mismo
Dios pone el fundamento en la fe y el amor (primer par
de versículos). La fe y el amor conjuntamente
conducen a la obra y a la acción, a la recíproca
participación en lo que tiene el hermano, a la
generosidad de la fe (segunda pareja de versículos). Y
los frutos de aquella viva fe y del amor activo son:
alegría, consuelo y alivio. Así se edifica la Iglesia sobre
el fundamento puesto por Dios, para llegar al «varón
perfecto, al desarrollo correspondiente de la plenitud
de Cristo» (Ef 4,13).

1. RECUERDO EN LA ACCIÓN DE GRACIAS (4). Pablo


también es apóstol y padre espiritual en su oración.
Siempre recuerda a las personas que ha convertido. Su
recuerdo es acción de gracias.

4 Doy gracias a mi Dios, haciendo


constantemente mención de ti en mis oraciones..

Glorificar a Dios y darle gracias son los actos


fundamentales de la virtud de la religión y de la piedad
(Rom 1,21). La actividad apostólica tiene el objetivo de
que crezca sin cesar el número de quienes glorifican a
Dios dándole gracias (2Cor 4,15). El cristiano tiene que
mostrarse pródigo en la acción de gracias (Col 2,7),
porque las gracias también son desbordantes4. «Doy
gracias a mi Dios» es el eco de la piedad de los salmos
5. El antiguo recipiente de las palabras de los salmos
se ha llenado con un nuevo contenido. Dios es «mi
Dios» por medio de Cristo y del amor rebosante que él
ha traído...
...............
4. Cf. 2Cor 9,14; Ef 2,7; Flp 4,7 5. Rom 1,8; Flp 1,2; Sal 3,8; 5,3;
7,2.4.7; 13,4, etc.
...............

2. AMOR Y FE (5). «Fe en Cristo Jesús» y «amor a


todos los santos» (Col 1,4) son los fundamentos del ser
de cristiano. Pablo se deja guiar por la retórica y enlaza
el principio y el fin de la frase («amor a todo el pueblo
santo») y los dos miembros intermedios («fe en el
Señor»). De este modo logra también un fin
impresionante: «... en el Señor Jesús y a todos ios
santos».

5 ... -ya que tengo noticias del amor y la fe que


tienes en el Señor Jesús y a todos los santos-,...

El amor y la fe son dones de Dios que inducen a la


acción de gracias. La raíz de la salvación consiste en la
fe de que Jesús de Nazaret es el Señor. Pero la fe da su
fruto en el amor. El amor se muestra en el amor
fraterno, en el amor a todo el pueblo santo. Se
antepone el amor, porque la vida que brota de la fe es
primeramente el amor. Los santos son los cristianos.
Dios los ha llamado de entre todo el género humano, y
por medio del bautismo los ha incorporado a su pueblo
escogido. Están purificados del pecado y, mediante la
recepción del Espíritu, son nuevas criaturas. Puesto
que los cristianos son santos, también deben
acreditarse como tales en la reforma de la vida moral
(lTes 4,3s). El Señor Jesús y todos los santos forman
un conjunto, como el Señor Yahveh y su pueblo Israel,
escogido y santificado. Por medio de la fe y del amor,
que son el cumplimiento de toda ]a ley (Gál 5,13s), el
cristiano está incorporado al pueblo santo del Señor
Jesús, de tal forma que es un cristiano viviente.

3. GENEROSIDAD DE LA FE (6). Pablo ruega para que


la Iglesia crezca interior y exteriormente. Las palabras
de su oración muestran el camino para edificar la
Iglesia.
6 ... para que, compartiendo la fe que tienes, se
llegue a producir un perfecto conocimiento de
tanto bien como hay entre nosotros, para gloria
de Cristo.

La fe se muestra en el amor, pero el amor hace común


todo lo que tiene, se manifiesta en la comunicación 6:
la comunicación es generosidad. «Uno era el corazón y
una el alma de la muchedumbre de los que habían
creído, y nadie consideraba propio nada de lo que
poseía, sino que todo lo tenían en común» (Act 4,32).

La generosidad que procede de la fe es efectiva para la


edificación de la Iglesia. Conduce a los incrédulos a un
perfecto conocimiento de tanto bien como hay en los
cristianos. El reconocimiento y la admiración de este
bien es un medio para creer en Cristo. El amor resuelto
tiene fuerza misionera 7.

Mediante la generosidad de la fe, la Iglesia crece para


gloria de Cristo, siempre se parece más a Cristo, llega
a «la edad perfecta de la plenitud de Cristo» (Ef 4,13).
...............
6. Rm 15,26; 2Cor 8,3; 9,13; Flp 1,5; Heb 13,26.
7. Mt 5,16; Flp 2,15; Jn 17,23.
...............

4. GOZO Y CONSUELO (7). El crecimiento interno de la


Iglesia es también enriquecimiento, por el que Pablo da
gracias.

7 En efecto, recibí mucho gozo y consuelo con


motivo de tu amor, ya que el pueblo santo ha
recibido alivio cordial por medio de ti, hermano.

Mediante el amor fraterno se alientan también


interiormente la Iglesia, Pablo y el pueblo santo. El
amor fraterno da gozo, consuelo y edificación. En estos
tres dones, la salvación del fin de los tiempos penetra
en este mundo. «Que el reino de Dios no consiste en
tal clase de comida o de bebida, sino en justicia y paz y
alegría en el Espíritu Santos (Rom 14,17; cf. 15,13).
Nuestro Señor Jesucristo y Dios, nuestro Padre, nos
han amado y nos han dado un consuelo imperecedero
y buena esperanza por la gracia (2Tes 2,16). El amor
fraterno en la Iglesia da un gusto anticipado de la
eterna salvación. El amor fraterno edifica la Iglesia
interior y exteriormente.

II
EL HOMBRE «EN CRISTO» 8-20

El esclavo Onésimo se había evadido de Filemón y se


había fugado a Roma. Onésimo podía desaparecer en
medio de la agitación de la gran ciudad. Pablo estaba
entonces encarcelado en Roma. Es un enigma cómo y
por qué Onésimo acudió a Pablo. El Apóstol había
atraído al esclavo al cristianismo (10). Y podía
necesitar de sus servicios (11). Pero no lo quería
retener consigo, sin saber lo que decidía su señor. Por
eso le hace volver a su señor en compañía de Tíquico,
colaborador de Pablo (Col 4,9), y con un escrito de
recomendación, que es la carta a Filemón.

La parte principal de la carta se divide en cinco a modo


de estrofas, cada una de las cuales está compuesta de
una forma artística. La elección consciente de las
palabras, los sorprendentes juegos de palabras
(11.20), las atrevidas metáforas, el uso de palabras de
doble sentido, el estilo brillante, el ritmo selecto no
descuidan nada para conseguir lo que se pretende.

El Apóstol, revestido de poder, acude a Filemón en son


de súplica (8-9), ruega por Onésimo, el esclavo
evadido, que mediante el bautismo ha establecido
nuevas relaciones con Pablo y también con su señor
(10-12). Pablo tenía un derecho sobre el esclavo
bautizado, pero renuncia a su derecho (13-14). Por
medio del bautismo, Onésimo es hermano de Pablo y
de Filemón (15-16). Cuando llega Onésimo, es como si
llegara el mismo Pablo,

1. SUPLICA EN VEZ DE MANDATO (8-9). 2. La


estructura de la estrofa sigue el esquema .a + b + a.
Pablo escribe con plena conciencia de su autoridad
apostólica para mandar (a); pero encomienda el asunto
en manos del amor, y no manda, sino suplica (b); pero
suplica como apóstol y como mártir (a).

8 Por lo cual, aun teniendo amplia libertad en Cristo


para mandarte lo que debes hacer, 9 más bien prefiero
usar de súplicas, por motivos de amor, presentándome
como quien soy, Pablo, anciano, y ahora, por
añadidura, prisionero por Cristo Jesús.

Pablo tenía derecho a mandar que Filemón acogiera


con amor al esclavo evadido, que había sido bautizado;
tiene franqueza en Cristo, poder y autoridad, que le ha
dado Cristo para la dirección de la Iglesia. Pablo habla
también de lo que Filemón «debe hacer», de lo que se
refiere a la vida moral del cristiano y de lo que es una
obligación moral (Ef 5,4). Los dirigentes de la Iglesia
están revestidos de poder por Cristo, pueden «decir
algo con franqueza» a los fieles, con tal de que se trate
de asuntos religiosos y morales. La Iglesia no
solamente está unida por el amor, sino también por la
autoridad y la obediencia; no solamente es Iglesia del
amor, sino también Iglesia del derecho.

A pesar de su poder para mandar, el Apóstol prefiere


persuadir amistosamente, lo cual es algo intermedio
entre el advertir y el suplicar. Pablo no apela a la
obediencia, sino al amor. El derecho es necesario, pero
el amor tiene que ser el que decida. Si el cristiano no
tuviese amor, no sería nada (cf. lCor 13,1-3). El
corazón humano más fácilmente se abre a los consejos
amistosos que al duro mandato. ¿Qué puede lograr el
mandato, cuando se trata de agregar amorosamente a
la solidaridad del amor a una persona que (según la
manera de ver de aquel tiempo) ha incurrido en alguna
falta? Sólo suscitarán el amor los consejos amistosos,
la apelación al amor.

Pablo ruega como presbytes. Esta palabra encierra


varios matices, porque significa anciano o enviado 8.
Como Apóstol es un enviado de Cristo, pero también es
verdad que era anciano, cuando escribió la carta a
Filemón. Pablo ruega como prisionero de Cristo, que
está encarcelado por causa de Cristo y lleva las
cadenas con las que participa en los sufrimientos de
Cristo en pro de su Iglesia (Col 1,24). Se dirige a
Filemón como apóstol y mártir, pero al mismo tiempo
como anciano y como encadenado. Primero, se ve al
anciano y al encadenado, luego se ve al apóstol que
tiene autoridad para mandar. Precede lo humano, la
autoridad divina retrocede. La autoridad para mandar
se oculta bajo la forma del que ruega y suplica, el
poder está detrás de la impotencia, la idea de dominar
está detrás de la idea de servir. El director de la Iglesia
se presenta en primer lugar como hombre, antes de
actuar con pleno poder. La obra de la salvación se lleva
a cabo con toda la amistad humana y con la
condescendencia del amor de la infinita majestad de
Dios (Tit 3.4).
...............
8. Pablo compara su cargo de apóstol con la misión de un enviado
(presbeuomen): 2Cor 5,20; Ef 6,20.
...............

3. MI HIJO (10-12). 4. Pablo deja entrever su


verdadera intención: suplica por Onésimo, el esclavo
evadido, que ahora ya no lo es. En una estrofa que
tiene una estructura semejante a la anterior (a + b +
a), el Apóstol muestra lo que ha llegado a ser Onésimo
para Pablo y Filemón. Por medio del bautismo, las
relaciones humanas sufren una completa
transformación. Eso se muestra en el versículo central
de la estrofa mediante el cambio de significado del
nombre de Onésimo.

10 Te suplico, pues, por este hijo mío, a quien


engendré entre las cadenas, Onésimo, 11 el que
en un tiempo te fue inútil, pero que ahora es útil
tanto para ti como para mí. 12 Te lo envío de
nuevo, es decir, te envío a quien es mi propio
corazón.

Pablo llama a Onésimo «hijo mío». Le ha convertido. La


conversión a la fe mediante el Evangelio es la
generación a una nueva vida 9. Onésimo es un hijo de
dolor, porque ha sido engendrado entre cadenas. El
Apóstol es además mártir. El renacimiento del hombre
a una nueva vida tiene su origen en la palabra de
Cristo y en su muerte expiatoria, en la proclamación
del Apóstol y en los sufrimientos que le ocasiona el
Evangelio (Flp 2,17), en la fe y en el bautismo.

Entre el entonces y el ahora ha tenido lugar un gran


cambio en Onésimo. El bautismo divide la vida del
cristiano en dos tiempos completamente distintos: en
otro tiempo esclavo del pecado, ahora libre; en otro
tiempo víctima de la muerte, ahora destinado a la vida;
en otro tiempo entregado a la inmoralidad y al pecado,
ahora santo y confundido por la antigua conducta.

Muestra esto todavía con mayor claridad el primoroso


juego de palabras que Pablo emplea. Como tal
debemos tomarlo, no debemos forzar las cosas
pensando, por ejemplo, que el Apóstol haya tomado
por un «inútil» a Onésimo, en cuanto hombre y
esclavo. Solamente por el sonido de las palabras
griegas se puede percibir el fino humor con que el
Apóstol describe la mudanza: de ser «inútil»
(akhrestos) Onésimo (útil) ha pasado a ser, por medio
de Cristo (khrestos), «sumamente útil» (eukhrestos).
Mediante la fe en Cristo y mediante el bautismo se
convierte el hombre en un miembro del cuerpo de
Cristo, viene a ser «útil» para todos los miembros de
este cuerpo de una forma completamente nueva (lCor
12,20-27). Antes no tenía importancia para la fe y para
Cristo, ahora su antiguo nombre (útil) ha recibido en
Cristo un sentido enteramente nuevo. Se verá esto,
cuando sea acogido con amor por la comunidad, y así
venga a ser «útil» para el aumento de su fe y de la
cristiana magnanimidad de su señor.

Onésimo, que se ha convertido, es corazón de Pablo. El


Apóstol le ha acogido con tal amor (Flp 1,7), que le
ama como a su corazón, como a sí mismo, como a su
propio yo. La conversión de un hombre exige el empleo
de todas las fuerzas del corazón, de la capacidad de
persuasión del amor, de los sentimientos. Ha procedido
con el espíritu de Jesús el que puede decir de una
persona: Mi corazón que amo, mi hijo a quien he hecho
donación de mi amor, dentro de él me he perdido.
Quien así procede, también seguirá estando dispuesto
para un amor ferviente.

La ley exigía que los esclavos evadidos fueran


devueltos a su señor. El que retenía en su casa a un
esclavo fugitivo, se hacía culpable de concurso en un
delito privado. Pablo envía de nuevo a Onésimo a su
señor; emplea la palabra del lenguaje jurídico, cuando
escribe sobre este envío. Pero envía de nuevo al
esclavo evadido, como si fuera su propio corazón,
como si fuera un pedazo de su propio cuerpo. Pablo ha
puesto en él toda su misericordia y compasión. El amor
también atiende al derecho, aunque la propia
misericordia y los propios sentimientos queden
oprimidos. «La caridad no busca sus intereses» (lCor
13,5). El esclavo evadido comparecerá ante su señor,
pero con él estará Pablo, su padre; estará el corazón
del Apóstol, que implora piedad; en último término
estará Cristo, que ha cuidado de Onésimo y que está
en él. Cuando un hombre se ha convertido, la Iglesia y
el mismo Cristo, sin tener en cuenta lo que pueda
haber sido, abogan por él: es uno de aquellos a
quienes tanto Cristo como Pablo llaman «mi corazón».
Pero también él puede decir: «Si Dios está por
nosotros, ¿quién contra nosotros? El que ni siquiera
escatimó darnos a su propio Hijo, sino que lo entregó
por todos nosotros, ¿cómo no nos dará gratuitamente
también todas las cosas con él? ¿Quién acusará a los
elegidos de Dios» (Rom 8,31-33).
...............
9.Cf. Gál 4,19; ICor 4,15.
10.«Corazón» podría significar directamente «hijo», como lo
interpreta la tradición siria.
...............

3. MUESTRA DE AMOR EN LUGAR DE RECLAMACIÓN


JURÍDICA (13-14).

Pablo podía tener un derecho a los servicios de


Onésimo, pero no lo quiere retener sin el
consentimiento de su señor. Filemón debe hacer
espontáneamente una obra buena. En la estrofa
dividida en tres miembros (a + b + a) el
«consentimiento» ocupa el lugar central. Se debe
apelar a lo más valioso del hombre, a su propia
decisión.

13 Yo quería retenerlo a mi lado, para que, en


lugar tuyo, me sirviera en los cadenas del
Evangelio; 14 pero, no obstante, nada quise hacer
sin tu consentimiento, para que tu beneficio no
resultara como por compromiso, sino con
espontaneidad.

Quien anuncia el Evangelio tiene un derecho al servicio


de las personas a las que ha convertido por medio del
Evangelio (Flp 2,30; lCor 9,13ss). Este servicio no se
presta al pregonero y apóstol, sino al Evangelio.
Timoteo ha servido con Pablo al Evangelio, como un
hijo sirve a su padre (Flp 2,22). El Evangelio es un
grandioso mensaje, al que tienen que servir todos los
que han logrado experimentar la fuerza de él.

El que reconoce siempre a la Iglesia y sirve al


Evangelio, presta también un servicio a todos los
demás que viven en la Iglesia. Toma sobre sí, en favor
de los demás, una parte de la solicitud y de la
obligación de servir a la palabra de Dios.

El servicio del Evangelio es más perentorio, cuando el


pregonero competente del Evangelio está en cadenas.
El Evangelio encadenado convoca a todas las fuerzas
para que se pongan al servicio de su difusión...

Pablo renuncia a su derecho en beneficio de Filemón,


para que éste tenga la posibilidad de hacer una buena
obra. Lo que es moralmente bueno, no se realiza por el
compromiso que se contrae mediante el mandamiento,
sino con la espontaneidad que nace del amor. El bien
no debe hacerse con pesadumbre ni por compromiso,
sino voluntariamente. «Dios ama al que da con
alegría» (2Cor 9,7).

El mejor camino no es el camino corto del mandato y


de la obligación coactiva, sino el largo camino del
convencimiento y de la benévola persuasión; porque
por este camino se logra la espontaneidad. Dios
también ha tomado este camino. Cristo no hizo uso de
la fuerza, cuando anunciaba el reino de Dios, sino que
procedió con el desvalimiento del niño y la impotencia
del moribundo. La gracia de nuestro Señor Jesucristo
debe reconocerse en que, por causa de los hombres,
ha venido a ser un mendigo, a pesar de ser rico, para
que los hombres lleguen a ser ricos por la pobreza de
Cristo (2Cor 8,9). Incluso todas las amenazas del
Evangelio son amenazas, cuya eficacia supone la fe.
Pero la fe no se obtiene por la fuerza, sino que es
espontánea. La actuación salvadora de Dios quiere que
el hombre se decida por amor a glorificar a Dios.

4. NUESTRO HERMANO (15-16).

Onésimo ya no regresa solamente como esclavo, sino


como hermano de Filemón, y vuelve con este rango
para siempre, en el Señor. El pensamiento más
importante se encuentra de nuevo en el centro de la
estrofa de tres miembros (a + b + a). Si Filemón
reflexiona sobre este nuevo rango de Onésimo, ¿no
tiene que acogerle con amor fraternal?

Pablo no pretende conmover las fuerzas y poderes


ordenadores de este mundo, pero muestra la nueva
posición que el esclavo ha conseguido por medio del
bautismo con respecto a su señor. La relación recíproca
de señor y esclavo queda determinada y también
superada por el acontecimiento salvador que ha sido
iniciado en Cristo. Los profetas del Antiguo Testamento
tampoco modificaron las precarias situaciones sociales
mediante reformas sociales de índole política sino
exhortando a volver a Dios y anunciando su voluntad.
Cuando el cristianismo había abarcado ya todo el
mundo antiguo, la esclavitud como clase social fue
abandonada en la práctica y finalmente también en el
derecho y en la legislación.

15 Pues quizá por esto se separó de ti por breve


tiempo, para que lo recuperaras para siempre, 16
y no ya como esclavo, sino mucho más que
esclavo: como hermano muy querido,
especialmente para mí, y cuanto más para ti,
tanto en la carne como en el Señor.

La huida del esclavo Onésimo se funda en el plan de la


divina providencia. Es una separación, no una huida.
Dios ha aprovechado esta separación para salvarlo. La
fe dirige más la mirada al gobierno de la divina
providencia que a las decisiones del hombre, pero no
niega la libre voluntad humana.

Lo que Dios opera, es razonable. Pablo no se atreve a


determinar infaliblemente qué sentido tuvo la huida del
esclavo en el plan de la divina providencia. «Quizá... se
separó.» Los designios de Dios son inescrutables (lCor
2,16; Rom 11,33s). Por eso, los pensamientos sobre el
sentido de las obras de la providencia solamente se
pueden expresar como sospecha. «Sabemos además
que todas las cosas colaboran para bien de los que
aman a Dios, de aquellos que él ha llamado según su
designios (Rom 8,28). La separación ha tenido por
efecto que Filemón reciba de nuevo al esclavo, de tal
forma que tenga que «dar constancia» de la llegada y
no quede pendiente ninguna reclamación. La
separación solamente fue por breve tiempo, pero el
resultado de la separación es la eterna unión mediante
la acción de Dios. La providencia divina procede con
sabiduría y con amor desbordante. Aunque el principio
de sus obras signifique pérdida, concluye siempre con
abundancia...

Onésimo no regresa solamente como esclavo. Vuelve


como esclavo, porque lo sigue siendo aún después del
bautismo. La conversión y el bautismo no cambian la
posición social terrena. El que es pobre, continúa
siéndolo después del bautismo; el que es de bajo
linaje, continúa siéndolo después del bautismo; el que
es inculto, continúa siéndolo en la sabiduría terrena
después del bautismo (lCor 1,26; 7,18-24). La
salvación que se consigue por medio de la fe y del
bautismo, no implica mejora de la suerte terrena.
Pero mediante el bautismo se añade una nueva
condición social a la condición de esclavo. El esclavo ha
pasado a ser un hermano muy querido. Ante todo, hay
que tener en cuenta esta novedad. «Ya no hay judío, ni
griego; ya no hay esclavo, ni libre; ya no hay varón ni
hembra, pues todos vosotros sois uno en Cristo Jesús»
(Gál 3,28) 11. La nueva grandeza eclipsa la antigua.

Filemón, aún más que Pablo, tiene que ver en Onésimo


al hermano muy querido, porque Onésimo es para
Filemón un hermano tanto en la carne como en el
Señor, según la existencia terrenal y según la nueva
existencia que Cristo le dio en el bautismo. Onésimo es
primeramente hermano según la existencia terrena,
porque está vinculado de una forma particular a su
señor, de acuerdo con la ordenación social terrena12.
Pero además es hermano en el Señor, porque vive con
Filemón «en Cristo» y participa del mismo espíritu de
Cristo. La nueva existencia cristiana no solamente es
una nueva comprensión de sí mismo, sino que es
consecuencia de una nueva creación (Gál 6,15; 2Cor
5,17) y de la comunicación de un nuevo ser. Lo nuevo
que da el bautismo, no destruye las antiguas leyes, en
cuanto se avienen con las nuevas, sino que perfecciona
lo que es capaz de perfeccionamiento. El cristiano tiene
que reconocer lo que Dios ha obrado en Cristo, tiene
que estar decidido a ver la nueva creación; entonces
también descubrirá al hermano. El cristiano solamente
puede ser comprendido en la fe y tiene que ser visto y
amado en ella a pesar de todas las deficiencias que
lleva consigo la «carne».
...............
11. Cf. Col 3,11; 1Co 12,12.
12. Ef 6,5; Col 3,22; vivir en la carne (Gál 2,20; Flp
1,22.24) o estar en la carne (Rom 8,9), significa vivir
como hombre una existencia puramente terrena, en
contraposición a la vida según el espíritu (Rom 8,9),
con Cristo (Flp 1,23), en la fe (Gál 2,20). No se excluye
que con el pensamiento de que el esclavo es
«hermano... en lo humano», Pablo hable de acuerdo
con la mentalidad de aquella época. El tema de los
esclavos se discutió constantemente en la filosofía
desde Platón. Entre los estoicos y en la escuela cínica,
la diferencia entre esclavo y señor palideci6
notablemente ante la diferencia entre hombre bueno y
malo. En el esclavo se vio al hombre. «Aquel a quien tú
llamas esclavo, ha nacido de la misma semilla, disfruta
del mismo firmamento, respira el mismo aire, vive y
muere del mismo modo» (·SENECA, EP. Mer. 47,10).
Entre las cartas de Plinio el Joven se encuentran dos
escritas a su amigo Sabiniano (IX, 21.24), que ruegan
por un liberto y dan gracias por su readmisión. Ambas
son documentos de delicada humanidad y tienen un
cierto parecido con la carta a Filemón. Aunque entre
aquellas dos cartas y la carta a Filemón se interpone el
mundo de los hechos salvadores de la fe cristiana.
...............

5. MI PROPIO YO (17-20).

La estrofa final está configurada con otra estructura (a


+ b + c + b + a). Onésimo es el segundo yo de Pablo y
su corazón (a). El Apóstol quiere responder de los
perjuicios causados a su señor por el esclavo evadido
(c); la cuenta deudora que resulta para Pablo, queda
compensada con la deuda que Filemón tiene con Pablo
(b). Cuando Pablo se pone al habla con Filemón, no
invoca su poder apostólico, sino su unión íntima con él
mediante la participación en Cristo. La estrofa final
resume lo que han dicho los otros dos pares de
estrofas.

17 Si, pues, me tienes por compañero, recíbelo


como a mí mismo. 18 Y si en algo te perjudicó o
algo te debe, eso ponlo a mi cuenta. 19 Yo, Pablo,
lo firmo de mi puño y letra; yo pagaré, por no
decirte que tu también te debes a mí. 20 Sí,
hermano, que saqué yo algún provecho de ti en el
Señor. ¡Alivia mi corazón en Cristo!

Filemón tiene a Pablo por compañero. El hecho de ser


en Cristo trae como consecuencia que todos los
bautizados participan entre sí de la nueva vida en
Cristo; por eso están todos unidos en su ser con Cristo
y también entre sí. La vida social de los cristianos, sus
relaciones sociales han de ser entendidas y vividas a
partir de esta comunión radical. Pablo llama a Onésimo
su propio yo: «... recíbelo como a mí mismo» 13, En la
nueva existencia que da el bautismo, Cristo vive en el
que ha sido bautizado. «Vivo, pero no yo, es Cristo
quien vive en mí» (Gál 2,20). Pablo toma parte en
Cristo, e igualmente la toman Filemón y Onésimo. En el
cristiano tiene que verse más a Cristo que al cristiano
en su existencia terrena. Ver a Cristo en cada uno de
los hombres...

Filemón aprecia a Pablo, y si encuentra dificultades en


acoger amorosamente al fugitivo, en él ha de ver a
Pablo. Todos tienen parte en Cristo, todos son otro yo
para todos. La alegría o sufrimiento, el amor o tristeza
que uno causa a otro, lo causa a todos los demás que
viven en la Iglesia. «Si un miembro padece, todos los
demás padecen con él, y si un miembro es distinguido,
todos los demás se alegran con él» (lCor 12,26).

Los cristianos participan unos de otros, son hermanos


del otro yo. En el lenguaje profano «participan» los que
tienen parte en el negocio, los amigos, los esposos; los
hermanos son hermanos por la sangre; «tú eres mío,
yo soy tuyo» es el lenguaje de los amantes. En el
lenguaje religioso participan los comensales de la
divinidad en el culto (lCor 10,16); los miembros de las
congregaciones religiosas se llaman hermanos; en el
lenguaje de la mística de la época (helenística) Dios y
el hombre son uno, es decir, forman una unidad.
Según la mística paulina, el cristiano participa en
Cristo, porque los cristianos están unidos con el Hijo en
la participación (lCor 1,9). La comunidad con Cristo
lleva a la comunidad entre los cristianos, a un dar y
tomar parte en lo que tienen Cristo y los cristianos (6).
Pablo puede decir que ya no vive él, sino que Cristo
vive en él (Gál 220), sin que se viole la personalidad
del cristiano o de Cristo. La mística de Cristo, que es
peculiar de Pablo, se vive con el desprendimiento del
yo en favor del tú. «Recíbelo como a mí mismo» 14. La
fuerza de esta mística de Cristo se acredita en el amor
desinteresado del prójimo.
Se vive y experimenta la comunidad con Cristo en la
asamblea litúrgica. La «cena del Señor» (1 Cor 11,20)
no solamente une con Cristo a los partícipes, sino que
también los une entre sí (lCor 10,17). La multitud
forma un cuerpo, que es Cristo. Se representa la
solidaridad por medio del único pan, que todos comen,
por medio de la comida saciante, a la que todos
contribuyen y en la que todos participan (lCor 11,20ss;
11,33), en cuanto todos se llaman hermanos y se
tratan como tales, por medio del ósculo santo, con el
que todos expresan su unión íntima entre sí (lCor
16,20; lPe 5,14). La nueva vida en el Espíritu es la
razón de todas estas muestras de solidaridad y de la
mutua participación en todo... Cuando Onésimo llegue
a Colosas quedará incorporado a la Iglesia doméstica
de Filemón; porque como bautizado tiene derecho a
participar en el culto divino. Es comensal, hermano,
besado con el santo ósculo; lo es por razón de la vida
en Cristo.

También lo es para Filemón. ¿Qué otra cosa podrá


hacer Filemón, cuando la carta, que le entregan
juntamente con el esclavo, llegue a manos de la
asamblea litúrgica para ser leída y comentada? ¿Abrirá
bruscamente una grieta entre el culto y la vida, a pesar
de que Pablo le alaba por causa de la fe y del amor? La
acogida o vuelta de una persona a la corporación
litúrgica también obliga a que cada miembro de la
comunidad le trate en todo como participante, como
hermano y como otro yo en la vida.

Según el derecho de aquel tiempo, el esclavo con su


huida había causado perjuicios al señor por pérdida de
la ganancia, por hurto. Esto lo sabe bien Pablo. Este
perjuicio tenía que repararse. La acogida en la Iglesia,
la nueva vida en Cristo, no cancelaba las obligaciones
de la vida anterior. El mismo Pablo quiere responder de
los perjuicios causados por el esclavo. En su carta
extiende un reconocimiento de deuda. Al usar la
fórmula jurídica: Yo pagaré y mediante la firma de
puño y letra, el certificado debe obtener fuerza jurídica.
El Apóstol responde por su hijo, por su hermano, por
su yo. El verdadero amor se muestra en obras, en salir
fiador del prójimo, en ocupar su lugar hasta entregar la
vida por él. Así es cómo Cristo ha incorporado «los
muchos», la multitud, al reino de Dios 15.

Con un hábil viraje -casi se ve la sonrisa en los labios


del Apóstol- Pablo extiende también una cuenta a
Filemón, que ha de ser pagada por el mismo Filemón.
El libre Filemón es un esclavo por la deuda que tiene
con Pablo. También el buen humor de la amabilidad,
«la palabra... sazonada con sal» (Col 4,6), el ingenio,
evitan la tensión y permiten encontrar un camino para
la reincorporación.

La mediación en los bienes que se refieren a la


salvación, da derecho a una retribución con bienes
terrenos. Los cristianos de Corinto son deudores de los
cristianos de Jerusalén, porque de éstos han recibido
los bienes salvíficos de la fe. Por eso la deuda de los
cristianos de Corinto a los de la Iglesia primitiva de
Jerusalén, ha de ir pagada con bienes terrenos (Rom
15,27). Los apóstoles hacen donación de bienes
espirituales, pero tienen derecho a obtener de los fieles
lo que necesitan para la vida (lCor 9,11; Mt 10,10). La
solidaridad resulta de dar y recibir.

Filemón se debe al Apóstol. Los bienes espirituales del


Evangelio no se pueden contrapesar con bienes
materiales. Sobrepasan todos los valores de este
mundo (Mt 16,26). ¿Con qué se podría contrapesar la
vida eterna?

A una reclamación jurídica se opone otra reclamación


de la misma índole. Pablo tiene que pagar una deuda a
Filemón, y éste ha de pagar otra deuda a Pablo. El que
tiene más que reclamar, propone un arreglo.
Basándose en la utilidad que Onésimo (útil) presta a
Filemón, también Pablo quiere sacar provecho de
Filemón. Pero Pablo no quiere ventajas terrenales, sino
provecho en el Señor: alivio, descanso y alegría por la
conciencia de que la Iglesia se edifica por medio del
amor (7). I,a edificación de la Iglesia con bienes
espirituales prevalece sobre las ventajas terrenas.
Filemón alivia el corazón de Pablo aliviando a Onésimo,
que es el corazón de Pablo. Lo que regocija a un
miembro del cuerpo de Cristo, también regocija al otro.
Si se edifica la Iglesia, se alivian todos los miembros
del cuerpo de Cristo.

Para el esclavo convertido, Pablo es padre, hermano, el


otro yo; lo acoge como hijo, hermano, y como a sí
mismo. Con estas tres palabras se expresan las
relaciones más íntimas entre dos hombres, a saber las
que existen entre el padre y el hijo, entre hermano y
hermano, entre yo y yo. Muchos tonos resuenan en
estas tres relaciones. El amor al prójimo -aunque sea
un paria- gusta de hacer resonar todas las vibraciones
del alma, quiere que suenen todas las melodías: el
amor de sí mismo, el amor fraternal y el amor paterno
consciente de su responsabilidad. La ley del gobierno
de las almas que rige al Apóstol de las gentes, dice así:
«Híceme todo para todos, para salvar a algunos a toda
costa» (lCor 9,22).
...............
13. Se interpreta de distintas maneras la frase «recíbelo como a mí
mismo». es decir «como si fuese yo», o bien «como a mí». Antes
le llamó hijo, hermano, su corazón, pero ahora le llama su «otro
yo»; porque está vinculado a él en Cristo «como portador del
mismo Espíritu de Dios» (K. STAAB).
14. Cf. Rm 12, 14-21; Mt 7,12. 15. St 2,15s; 1Jn 3,17; Jn 15,13; 1Jn
4,10; Rm 5,7s; 8,32; Mc 10,45.
.................

NOTIFICACIONES PERSONALES 21-24

Los versículos finales vuelven a lo dicho al principio de


la carta. La fe y el amor, que se han hermanado en la
inicial acción de gracias, dan a Pablo la absoluta
confianza de que Filemón hará todo lo posible por el
esclavo (21).

En una notificación personal expresa Pablo la


esperanza de que pronto será libertado e irá a Colosas
(22). Una lista de saludos presenta a los servidores del
Evangelio encadenado y colaboradores de Pablo, como
abogados del esclavo que regresa, ante su señor
Filemón (23-24). ¿Puede Filemón rehuirlos?
1. FE Y AMOR (21). 2. Pablo se da cuenta de que pide
mucho a Filemón. Se excusa de su audacia. Se atreve
a mucho porque conoce la fe y el amor de Filemón (5).

21 Confiado plenamente en tu docilidad, te


escribo, seguro de que harás más de lo que te
digo.

El Apóstol confía en la docilidad de Filemón. La fe es


docilidad 16 Quien tiene fe, tiene disposición para
escuchar y obedecer. No en vano se le advierte
rogando, y se le ruega advirtiéndole. Quien tiene
disposición para creer, también está habilitado para el
amor. Quien puede obedecer, está presto a cualquier
llamamiento que se le dirija. Los obedientes disponen a
la Iglesia para acoger a un nuevo miembro.

El amor de Filemón hará más de lo que el Apóstol


expresa en su requerimiento. El amor siempre tiende a
más (lCor 13,4). ¿Cuándo podría decir el amor: Ya
basta? La magnanimidad abre las puertas.

¿Cuál es la esperanza que mantiene Pablo? ¿La


liberación del esclavo? Anteriormente había dado a
entender a los fieles que todos debían continuar en su
estado (lCor 7,20s). Probablemente no quiere hacer
ninguna proposición determinada. El amor determina lo
que se tiene que hacer (2Cor 8,8). Cuando crece el
amor, aumenta la depuración de la conciencia para
todo lo que Dios quiere y los hombres necesitan.

De este modo, la conciencia puede examinar lo que es


necesario, lo que aquí y ahora pide la voluntad de Dios
(Flp 1,9s)...

Pablo trata a Filemón como cristiano «mayor de edad».


Se le puede creer capaz de hacer lo que se haya
resuelto, porque tiene docilidad y amor, que son los
fundamentos de la auténtica mayoría de edad, que se
esfuerza por edificar la Iglesia del modo que sea.
...............
16.Rm 1,5; 15,18; 16,19; 2Co 10,6.
...............
2. LA BONDAD DE DIOS (22). Sorprende que el Apóstol
encargue para sí un alojamiento en casa de Filemón.
Tiene la firme esperanza de que por la bondad de Dios
terminará pronto la prisión. Otra vez puede hacer
planes para el futuro.

22 Al mismo tiempo, prepárame también


alojamiento; pues espero que, por vuestras
oraciones, Dios os dará la gracia de mi presencia.

El Apóstol prisionero espera visitar la comunidad. Este


don le otorgará la bondad de Dios. Por las oraciones de
los fieles se dará de nuevo a la comunidad la gracia de
la presencia de Pablo, así como ahora también ha
recibido como una gracia al esclavo bautizado 17.
Filemón recibió alabanzas a causa de su fe (5). La fe
activa que se acredita en el amor, se revelará también
en la amistad hospitalaria de Filemón. Este recibirá
gustosamente al Apóstol, así como desde el principio
de su vida cristiana ha recibido la fe por la palabra de
los predicadores. La Sagrada Escritura emplea la
misma palabra para recibir a un huésped que para
recibir la palabra de Dios (Lc 8,13; Act 8,14)...

Prepárame también alojamiento es la única orden en


esta carta. Pero esta orden corresponde a un ruego
expresado hace ya tiempo. El Apóstol ordena, cuando
ruega, y suplica, cuando se esperaría una orden. Pablo
quiere que la vida cristiana fundada en la fe no domine,
sino que en el gozo contribuya al gozo (2Cor 1,24). Se
edifica la Iglesia, cuando se sirve y no cuando se ejerce
el dominio.
...............
17.Cf. Rom 15,30; Ef 6,19; Col 4,3; 2Tes 3,1s.
...............

3. SERVIDORES DEL EVANGELIO (23-24).

En la lista de saludos aparecen los mismos nombres


que en Col 4,10-14. El primero que se nombra es
Épafras, el fundador de las comunidades cristianas de
Colosas, Hierápolis y Laodicea (Col 4,13); por causa de
su servicio está encarcelado juntamente con Pablo.
Marcos en otro tiempo acompañó a Pablo, se separó de
él, y de nuevo está con él 18. Aristarco de Tesalónica
(Act 20,4) fue en todos los trances fiel compañero del
gran Apóstol (Act 19,29; 27,2). Demas, más tarde, por
el amor de este siglo, desamparó al Apóstol (2Tim
4,10). Lucas, el médico querido (Col 4,14), es el autor
del tercer Evangelio y discípulo de Pablo.

23 Te saludan Epatras, mi compañero de prisión


en Cristo Jesús, 24 Marcos, Aristarco, Demas,
Lucas, que son colaboradores míos.

Pablo escribió como mártir y apóstol. Envía los saludos


del que está preso con él en Cristo Jesús, y de los
colaboradores, del compañero en el martirio y de los
compañeros en el apostolado. La Iglesia se edifica por
medio de apóstoles y mártires, por medio de arduos
trabajos y luchas (Épafras es prisionero de guerra
juntamente con Pablo). Las palabras y la sangre de
Jesús añaden nuevos miembros a la Iglesia.

Los apóstoles y mártires suplican con su saludo que se


reciba con amor al hermano, que debe ser incorporado
a la Iglesia, aunque se haya de superar y vencer el
propio yo.
...............
18.Act 12,24s; 13,13; 15,37s.
...............

CONCLUSIÓN 25

Se empieza y termina la carta con una bendición


semejante a la que se da en los actos de culto.

25 La gracia del Señor Jesucristo esté con


vuestro espíritu. [Amén.]

La gracia (kharis) que tiene nuestro Señor Jesucristo, y


de la que dispone como quiere, ha de llenar hasta el
fondo la comunidad que se reúne en casa de Filemón, y
ha de guiar sus decisiones. La kharis (benevolencia,
generosidad) ha impreso su cuño en la carta, y
también debe ser eficaz en los destinatarios de la
misma. La gracia debe ser el ambiente espiritual que
encuentre el que va a regresar.

La carta termina con un breve saludo de bendición. En


otras cartas, el Apóstol emplea fórmulas más extensas,
como en la bendición final de la segunda carta a los
corintios: «La gracia del Señor Jesucristo, y el amor de
Dios y la comunión del Espíritu Santo estén con todos
vosotros» (13,13). Aquí se menciona al Padre, al Hijo y
al Espíritu Santo, a los tres se les asignan dones
especiales, pero los tres designan el mismo tesoro de
salvación, que aquí nombra el Apóstol de una forma
resumida: la gracia del Señor Jesucristo. Como don del
amor, procede del corazón de Dios trino y uno. Inunda
a los fieles, para que todos sus pensamientos y
acciones tengan lugar de acuerdo con la intención
divina. La gracia fortalecerá el amor benéfico a los
hermanos, e inflamará de nuevo el amor a Dios. En la
liturgia, a la bendición le sigue el amén del pueblo. Con
esta palabra confirma la comunidad lo que se ha
solicitado en su nombre. La comunidad contestará
también a esta carta con un amén, cuando se haya
leído en la asamblea, y suplicará con el Apóstol el favor
que, como don, procede de arriba y crea entre
nosotros el clima, en el que todos se encuentran en el
amor.

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