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Organización Mundial de la Salud (2000). Prevención del suicidio.

Un instrumento para

médicos generalistas. Recuperado de

https://www.who.int/mental_health/media/general_physicians_spanish.pdf?ua=1

I. Resumen:

Este texto está escrito a la manera de una guía con el objetivo de ofrecer

recomendaciones a profesionales de la medicina en relación a la prevención del suicidio.

Ha sido preparado como parte la iniciativa SUPRE de la OMS para la prevención del

suicidio.

De acuerdo a lo afirmado por el texto, el suicidio se encuentra entre las causas

mayores de muerte en cada país y es una de las tres causas principales de muerte en el

grupo etario que va desde los 15 a los 35 años.

Debe entenderse el suicidio como un trastorno multidimensional que conjuga

elementos biológicos, genéticos, psicológicos, sociológicos y ambientales. Identificar

conductas suicidas en los pacientes es un asunto crucial para los médicos.

Todos los tipos de trastornos mentales pueden asociarse al suicidio, en especial los

trastornos depresivos. También es relevante la tasa de suicidios en personas con trastornos

como el alcoholismo, la esquizofrenia, los trastornos de personalidad y los trastornos de

ansiedad.

Algunas enfermedades físicas también tienen correlación con una mayor tasa de

suicidios. Este el caso de enfermedades neurológicas como la epilepsia, el VIH/SIDA y

otras condiciones, en especial las crónicas como enfermedades renales, hepáticas, óseas y

articulares.
Es de altísima importancia que un médico sepa identificar en su consulta la presencia

de pacientes con riesgo de comportamiento suicida. Habitualmente el primer paso con el

que se procede es asignar un tiempo adecuado de permanencia del paciente en la consulta.

Se debe intentar lograr una relación empática y adecuada con el paciente, teniendo cuidado

de hacer preguntas tan directas acerca de las ideas suicidas del paciente.

Si un paciente esta perturbado emocionalmente y con pensamientos suicidas vagos, la

oportunidad de ventilar los pensamientos ante un médico puede ser suficiente. Los tres

estados más comunes en una persona suicida normalmente son la ambivalencia, la

impulsividad y la rigidez. En casos de compromiso mayor se debe derivar a un especialista,

o incluso llegar a la hospitalización.

II. Análisis de aportes conceptuales a la investigación

Al tratarse de un texto técnico los aportes conceptuales o teóricos en relación a la

problemática del suicidio son escasas, ya que se privilegia la descripción de protocolos de

acción y de recomendaciones para el abordaje de pacientes que llegan a la consulta médica

con ideas suicidas. No obstante aporta con datos empíricos relevantes que ofrecen un

panorama general de la cuestión del suicidio y las proporciones que alcanza a nivel

mundial, así como de algunas diferencias de sexo, edad, nivel socioeconómico relevantes

para vislumbrar que partes de la población se ve más afectada de riesgo suicida.

III. Comparación con otras fuentes

Este trabajo ofrece datos actualizados acerca de un fenómeno estudiado casi desde el

inicio de la reflexión de las ciencias sociales. En este sentido es posible destacar el trabajo de

Durkheim (1928) que presenta una de las primeras indagaciones acerca de un fenómeno de
tal complejidad como lo es el suicidio. Entre estos dos textos es posible establecer

comparaciones que puedan dar luces acerca de cómo el panorama del suicidio ha ido

cambiando a través de las épocas.

IV. Discusión crítica de las limitaciones

A causa de su carácter casi técnico, el texto no profundiza en teorizaciones acerca del

suicidio que permitan dar cuenta de mejor manera acerca de su complejidad. El modelo por

medio del cual se aproxima el texto es uno de carácter médico que excluye, en gran medida,

otros abordajes posibles que puedan ser de relevancia para la prevención del suicidio.

Referencias

Durkheim, E. (1928). El Suicidio. Madrid: Editorial Reus S.A.

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