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ÁREA DE INTERÉS: SOCIOLOGÍA DE GÉNERO

Introducción

En la siguiente investigación se intenta explorar acerca de la división de roles


que llevan adelante los integrantes de una organización comunitaria teniendo
como variable la diferencia de género entre los mismos. Nuestro objeto de
estudio serán los integrantes de una organización comunitaria que se
encuentra en el Partido de La Matanza, Gran Buenos Aires. A su vez, la
filiación política de la misma es peronista.

El objeto de estudio es una Cooperativa de Vivienda, que cuenta con la


particularidad que su Presidente sea el encargado del Subcomando Peronista
del barrio en donde se encuentra localizada la organización en cuestión.
Hemos elegido este caso dado que nos interesa poder contrastar las
percepciones de mujeres y varones que la integran y posibilitará poder
ahondar en los roles y divisiones de tareas dado existe una gran proporción de
mujeres en su interior, y las tareas de la misma girar en torno a trabajos de
fuerza orientados principalmente al rubro de la construcción. El interés en la
filiación peronista se orientará a intentar encontrar lineamientos comunes
entre la estructura de las organizaciones peronistas y la de la Cooperativa.

Indagaciones preliminares

La base teórica de la presente investigación contará por un lado los estudios


de género, desde los cuales se intentará explorar las diferencias de género y
la división sexual del trabajo. Además de los estudios sobre estructuras
peronistas y organizaciones similares a la estudiada.

En cuanto a los lineamientos generales sobre los cuales basaremos nuestra


investigación podemos decir que suscribimos a la idea que la dicotomía
hombre- mujer más que una realidad biológica es una realidad simbólica y
cultural, y esta idea que la sociedad tiene de lo masculino y femenino se

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reproduce al interior de todas las instituciones de la misma. Para Bourdieu la
familia es el lugar donde esta diferencia se hace más visible. Pero la
dominación masculina se reproduce de la misma manera en las distintas
instituciones de la sociedad tales como la escuela, la actividad económica y
social, y en el Estado.

En su mayoría, los trabajos de investigación sobre género giran en torno o a


las divisiones sexuales al interior de la familia (Ariza y de Olivera, 1999) o a
un nivel macro en las diferencias en el acceso a puestos de trabajo en el
Estado o Estado y los Programas Sociales donde se reproducen las diferencias
de género (Gustá 2008, Rodriguez 2002). En los casos donde el Estado es un
reproductor de las diferencias de género se han investigado planes
enigmáticos de la primera década del 2000 tales como el Plan Jefes y Jefas
como así el Plan Vida (data desde fines de 1990).

En cuanto a las organizaciones partidarias, los estudios de género en


organizaciones de base piqueteras (Cross, Freytes: 2007) han mostrado que el
orden crítico del movimiento ha favorecido el cuestionamiento por parte de las
mujeres de las desigualdades de género aunque no han podido romper con la
lógica de la división sexual del trabajo. Las mujeres se posicionan como
ayudadoras y soporte del varón en primera instancia (tal como se reproducen
en sus hogares) En estos trabajos las autoras muestran una diferencia de roles
entre los hombres que se encuentran abocados a las negociaciones y al
liderazgo de las organizaciones y las mujeres encargadas del trabajo barrial
como ellas mismas lo denominan (repartir bolsas de alimentos, colaborar en
los comedores y copas de leche). De acuerdo a los discursos de las mismas
mujeres, el liderazgo masculino se justifica como natural como así las tareas
de ellas en el barrio (Sitrin: 2005)

En cuanto al Partido Justicialista, Javier Auyero en su libro ¿Favores por


votos? y específicamente en el artículo Evita como performance (1997) realiza
una descripción de los punteros políticos o brokers, los cuales cumplen la
función de intermediar entre el Intendente y los “clientes” o futuros votantes
del Municipio. Auyero realiza una extensa tipología de brokers como él

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denomina al referente o puntero peronista. Para el autor, en la década de los
’90 como consecuencia de la extrema pobreza y el aumento del desempleo, en
los barrios pobres del conurbano bonaerense el medio disponible para poder
satisfacer las necesidades de alimentos, medicamentos, vestimenta y vivienda
es a través del partido que cuenta con el acceso directo a los recursos del
Estado, en este caso el Partido Justicialista. Ante esta coyuntura, es que los
denominados punteros peronistas toman relevancia en el accionar municipal.
El objeto de la investigación de Auyero son dos mujeres, que auspiciaban de
brókers o mediadoras entre los vecinos –votantes potenciales- y el Intendente,
las cuales poseían, en palabras del autor, una performance entendida como
“actividad llevada a cabo en una ocasión dada, que sirve para influir de alguna
manera en otros participantes” (Goffman, 1959: 16 en Auyero: 1997). En
cuanto al tipo de perfomance Auyero nota en el discurso un tono pausado,
siempre haciendo hincapié en su deseo de ayudar a los pobres, parir
comedores, y hacer más efectiva el desempeño de la Intendencia. A su vez, y
como carácter distintivo visten un rubio “Evita”. En cuanto al tema que nos
compete, podemos decir que el rol de la mujer en este tipo de organizaciones
sean brokers o no, siempre es posicionado como una mujer ayudando al varón.
Recordemos Eva Perón en el prólogo de su libro “La razón de mi vida” se
posiciona de manera similar ante el General Perón, denominándose a sí misma
como “una humilde mujer… un gorrión en una inmensa banda de gorriones…
[y Perón] era y es el cóndor gigante que vuela alto y seguro entre las cumbres
y cerca de Dios” (Duarte de Perón: 2004: 7). Como podemos ver, dentro del
Partido, las mujeres, desde su capitana en adelante, se posicionan como
colaboradoras incansables de sus líderes políticos.

En cuanto a las ONG con filiación peronista, se han centrado en la tensión


Estado- Sociedad Civil y no en explorar los diferencias de género al interior de
la misma. Por otra parte, los estudios sobre clientelismo político se han
centrado en el manejo de los recursos del Estado como forma de obtener un
rédito político, y en cuanto a los roles de cada Puntero, se ha mencionado a las
brokers mujeres que tenían a Evita como performance o el clásico puntero
varón que era más un patrón urbano. En esta investigación se intentará poder
localizar a los objetos de estudio en alguna de estas categorizaciones.

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Tema: división sexual del trabajo en organizaciones de filiación peronista

Problema: ¿Cuáles es la división sexual de trabajo entre los integrantes de


una Cooperativa de Vivienda de filiación peronista el Barrio Almafuerte La
Matanza en la actualidad?

Objetivo General: indagar acerca de la división sexual de trabajo entre


integrantes de una Cooperativa de Vivienda de filiación peronista el Barrio
Almafuerte La Matanza en la actualidad.

Objetivos Específicos:
 Analizar la visión que poseen en cuanto a las diferencias en el acceso a
cargos jerárquicos
 Analizar el grado de participación en la toma de decisiones y el
liderazgo de la organización en cuanto al sexo.
 Indagar acerca de las diferencias entre las tareas asignadas y
responsabilidades y la remuneración con respecto al sexo.
 Analizar si la organización reproduce en su estructura la idiosincrasia
partidaria a la cual pertenecen.

Cabe aclarar que la hipótesis que el género actúa como una variable
interviniente en la división sexual del trabajo al interior de la organización a
investigar guiará nuestra investigación.

El principio del fin, La década perdida


Con el inicio de la democracia en el año 1983 la Argentina, se adopta una
estrategia de desarrollo orientada a la industrialización sustitutiva. Las nuevas
políticas se centraron en la concentración de capital hacia los sectores más
dinámicos y competitivos focalizándose en las empresas de mayor
productividad y eliminando a las de menos. Además de una apertura
económica a la importación de capital y bienes extranjeros y la contención del
salario real como forma de controlar la inflación a la vez que se aseguraba los
bajos costos de la mano de obra a las empresas. Estas medidas no tuvieron el

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efecto deseado y para fines del la década, el país se encontraba ante una
descomunal hiperinflación, y revueltas sociales, dado que las clases populares
eran las más afectadas.
En el año 1989 es electo presidente Carlos Menem. Durante los dos mandatos
(1989-1995/ 1995-1999) Se aplicaron un conjunto de medidas tales como
denominadas neoliberales las cuales incluían: privatización de las empresas
públicas, apertura de la economía, liberación de los precios de los diferentes
mercados, ajuste y saneamiento fiscal, reforma administrativa del sistema
tributario- destinadas a centrar la actividad alrededor del mercado. Estas
medidas trajeron crecimiento para un sector de la población concentrando la
riqueza.
Estas medidas acentuaron la desigualdad en la estructura social del país.
Caída de los ingresos familiares, incremento de la precariedad laboral
mediante leyes de flexibilización, creciente subempleo y desocupación
afectando particularmente a jefes de hogar y jóvenes llevó al país a un
marcado aumento de la pobreza. (Auyero: 2002).
Bajo este contexto socioeconómico, se implementan una serie de políticas
sociales de carácter focalizado. Según Repetto (2002) la focalización de las
políticas ha sido la metodología de intervención del Estado como manera de
realizar algún tipo de acción orientado a la reducción de la pobreza.

Juntos pero no revueltos, fenómeno de las organizaciones no


Gubernamentales a partir de la década del ‘90
Si bien es cierto que en el país existía la presencia de ONG antes de la década
de los ’90, es en este periodo se multiplican y posicionan. Se veían a ellas
mismas como la contrapartida eficiente del Estado. En su discurso ofrecían
administrar de manera eficiente los recursos que el Estado malgastaba dado
que no conocía a la población hacia la cual debería orientarse.
El Centro de Organizaciones de la Comunidad ha realizado una
conceptualización de las organizaciones sociales en Argentina.
Realizando de acuerdo a dos tipos de organizaciones no gubernamentales: el
modelo de EEUU o Europa. y dado que en este país la constitución de
organizaciones se han inspirado en uno u otro modelo.

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En cuanto a las conceptualizaciones “universalistas”, podemos decir que se
encuentran elaboradas de acuerdo a la experiencia de EE UU está enfocada a
diferenciar las organizaciones sin fines de lucro. El énfasis se encuentra
puesto en la distribución de ganancias y recursos no hacia sus miembros sino
afuera de la organización. Al revés, entre las organizaciones sociales de los
países europeos (Francia, Italia, España) en el campo de las ONG se
diferencian las orientadas a la “economía solidaria” ó “social”, donde no está
mal visto la entre sus miembros.
Desde otra mirada, realizar conceptualizaciones a partir de tendencias implica
enfocar la experiencia organizativa local, realizando una caracterización
desde las organizaciones existentes a partir de enfoques teóricos diversos.
“Las clasificaciones propuestas por Filmus, Arroyo y Estefanez, y más tarde
por Arroyo, buscan situar a las organizaciones existentes en relación con sus
“funciones sociales” y, por lo tanto, permite situarlas en términos de su
capacidad de articular políticas sociales, sea fortaleciendo su capacidad de
asistencia directa a la población, o bien de mediación para el fortalecimiento y
promoción de esas capacidades. En la tipología de Arroyo se introduce
también una distinción de “ámbito” o “nivel” de intervención, orientada a
detectar las organizaciones que pueden articularse en el marco de políticas de
desarrollo local de base territorial. También se introduce la observación de los
“movimientos sociales”, que pueden operar tanto en el plano “territorial”
como “temático”, lo cual resulta indicativo del giro o transición de los
enfoques con respecto a los que prevalecían en los ’90" (CENOC: informe
1997).
En la presente investigación nos enfocaremos en las organizaciones de base.
Las cuales según la caracterización del CENOC se encuentran “conformadas
por personas afectadas por una problemática común, relacionada al
mejoramiento de la calidad de vida; incluyendo tanto la satisfacción de NBI
como a las mejoras en la infraestructura barrial; pueden realizar actividades
relacionadas al área de la capacitación para la formación en oficios y/o el
desarrollo de emprendimientos productivos, como estrategias de vida.
Benefician sólo a sus miembros o a sus miembros y a integrantes de la
comunidad. Son organizaciones de base con un fuerte anclaje territorial
(1997),

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Más allá de la movilización, De organizaciones a organizaciones
partidarias
A partir de la década de los ochenta, el Partido Justicialista cambia el eje de
cu control. Las Organizaciones Peronistas son desplazadas de la conducción
partidaria, y el Partido queda en mano de una coalición de dirigentes políticos.
Se cree que este corrimiento tuvo origen en la derrota de 1983. Este dividió
las aguas entre los renovadores y los ortodoxos. Los primeros sostuvieron que
era necesario instrumentar mecanismos de democratización interna
concibiendo al peronismo como partido y no como movimiento.
En el año 1989, la victoria de Carlos Menem en las presidenciales marcó el
inicio de una nueva etapa.
y la experiencia renovadora orientados a la desactivación de la lógica de la
alteridad populista. Este proceso, permitió una sustitución de la disputa entre
irreconciliables enemigos sociales por la competencia entre adversarios
electorales, produciendo una desactivación del fundamento del movimiento
mismo.
Este proceso trajo como consecuencia una metamorfosis en el peronismo
dejando de ser un movimiento de masas y pasando a ser un partido.
El debilitamiento de la movilización militante y la separación de los gremios
trajo como consecuencia un corriemiento del partido hacia la denominada
base o Unidades Básicas. Según Levitsky (2002), estos cambios se
relacionaron con el desarrollo de una política de tipo emprendedora en virtud
de la cual el peronismo se convierte en una maquinaria electoral. Es decir, que
las organizaciones de base, perdieron terreno frente al avance de
organizaciones basadas en el patronazgo estatal.
A partir de este proceso y ante la necesidad de contar con recursos para la
movilización de futuros votantes es que surge a la par de las organizaciones
de base, las organizaciones de base clientelares, las cuales en su forma se
presentan como ONG (Cooperativas, Asociaciones Civiles) pero en la práctica
son sedes de Punteros y referentes peronistas.
Podemos decir que el clientelismo es una relación de dominación establecida
como una relación de intercambio en la cual un individuo de status
socioeconómico más elevado (patrón) usa su propia influencia y recursos para

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proveer de protección o beneficios, o ambos, a una persona de un status
menor (cliente), quien, por su parte, obra recíprocamente ofreciendo apoyo
general, asistencia, servicios personales y fidelidad a su patrón. O sea, los
arreglos clientelares están construidos sobre transacciones asimétricas
aunque mutuamente beneficiosas y abiertas, basadas en el control diferencial
que los actores tienen sobre el acceso y el flujo de recursos en una sociedad.
(Farinetti: 1998)
Según Auyero (2001) existe una red de relaciones en las que están ubicados
los punteros, los referentes y los clientes. Dentro de esta trama de resolución
de problemas se puede percibir a su entender, dos círculos, uno íntimo
signado por los seguidores más cercanos al puntero, y el círculo exterior de
aquellos que tienen lazos intermitentes con los referentes, en este caso
peronistas.
Son clientes aquellas personas que dan apoyo político a un mediador/puntero
a cambio de favores, bienes o servicios particulares. Son mediadores a su vez,
aquellas personas que median entre un patrón (Intendente, Gobernador,
Concejal, Diputado, etc.) y algunos de sus seguidores. Dentro de la red
peronista de resolución de problemas estudida por Auyero, los mediadores
funcionaban como guardabarreras, actuando como “go-betweens” entre el
flujo de bienes y servicios provenientes del poder municipal y el flujo de apoyo
y votos que proviene de los “clientes”. Los recursos llegan desde la
municipalidad a la UB, donde los mediadores tienen poder discrecional. La
información relativa a la distribución de alimentos en el edificio municipal
también circula a través de las UBs.
Usualmente, los mediadores hacen favores (distribuyen comida y
medicamentos) a sus potenciales votantes, pero no están solos en la tarea.
Tienen un “círculo íntimo” de seguidores. Estos son los “satélites personales”
del mediador. La red de resolución de problemas consiste de una serie de
círculos o ruedas de forma irregular, que pivotean alrededor del
puntero/referente. Este está relacionado con los miembros de su “círculo
íntimo” por medio de lazos fuertes de amistad duradera, de parentesco, real o
ficticio. A su alrededor, gente con la cual las interacciones son más intensas y
regulares. Este “círculo íntimo” ayuda a los mediadores a resolver los
problemas cotidianos de los habitantes de la villa: son los que manejan los

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comedores infantiles que funcionan en las UBs, los que están encargados de
abrir, cerrar, limpiar y mantener en orden el local, los que anuncian a los
miembros de lo que podríamos llamar el “círculo externo” cuando el puntero
están disponible en la UB, y los que “pasan la voz” cuando hay distribución de
mercadería en la UB o en la Municipalidad (Auyero: 1998).
El “círculo exterior” –los potenciales beneficiarios de las capacidades
distributivas del mediador– está relacionado con los referentes por medio de
“lazos débiles”. Se contactan con él cuando surge algún problema o cuando
necesitan algún tipo de favor (un paquete de comida, un medicamento,
etcétera); pero no desarrollan lazos de amistad o parentesco ficticio con los
mediadores. A pesar de que pueden asistir a los actos o reuniones organizadas
por los mediadores, o incluso votar por ella en alguna elección interna, no
tienen una relación íntima, diaria, y cercana con él o ella. En otras palabras,
los lazos que vinculan a los mediadores con su “círculo íntimo” son densos e
intensos; los lazos con el “círculo exterior” son más ocasionales e
intermitentemente activados. (Auyero: 1998)
Para nosotros, queda claro que podemos considerar el clientelismo en dos
dimensiones: objetiva y subjetiva, y que no es válido derivar (en el sentido de
deducir sin dar cuenta de los mecanismos que hacen posible tal operación) de
las características del intercambio clientelar las razones, las creencias y las
evaluaciones que están imbricadas en la estructura de ese intercambio. Sino
que además se debe comprender más en profundidad cuáles son los móviles.
Considero que se debería hacer un análisis de trayectoria en los clientes para
ahondar en los motivos.

División de roles, tareas y salarios, una cuestión de género


En la actualidad, se encuentran extensas investigaciones teóricas y empíricas
en cuanto a la temática de género. A propósito de las investigaciones teóricas,
podemos decir que los lineamientos generales de todas consisten en romper el
mito de las diferencias de género como consecuencia de las diferencias
fisiológicas entre el sexo masculino y femenino.
Todas las teorías coinciden en una dominación masculina basada en la
diferencia sexual y construida a lo largo de los siglos. Simone de Beauvoir en
su libro El Segundo Sexo considera que a lo largo de la historia la mujer había

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sido construida como el Segundo Sexo, “la otra” del hombre. La autora afirma
que esta jerarquía es un invento patriarcal para legitimar la autoridad
masculina. Para ella el hombre es la medida de todas las cosas dado que todo
se define alrededor de la visión masculina.
Como menciona Bourdieu en la Dominación Masculina (1998) a lo largo de los
siglos, se ha socializado a las personas de acuerdo a las diferencias de sus
cuerpos en torno al sexo. En donde este habitus se ha forjado un principio de
división que organiza la visión del mundo y recibe desde el universo social
refuerzo permanente de las estructuras objetivas. Según Bourdieu el dominio
masculino se manifiesta en costumbres y discursos que refuerzan la visión
natural de esta situación. Entonces, afirma el autor que esta naturalidad de la
división sexual del trabajo se debe a esta presencia en el mundo social y
también “en el estado incorporado, en los habitus, como un sistema de
categorías de percepción, pensamiento y acción”. Por lo tanto, existe una
“concordancia entre las estructuras objetivas y las estructuras cognitivas que
posibilita esta relación” dejando como consecuencia una “actitud natural” de
estas diferencias entre hombres y mujeres (Bourdieu, 1998: 15). Esta división
sexual y social del trabajo, organiza de modo jerárquico el acceso a las
oportunidades de trabajo e ingreso. Genera una segregación ocupacional en
donde se tipifican las actividades masculinas y femeninas, además de
balancear de forma diferente el peso entre ambas, considerándose en la
sociedad a las primeras más importantes que a las segundas (Ariza, de
Oliveira: 1999).
Si bien desde la ilustración se inician los preliminares estudios de género es
en el siglo pasado donde se hacen los avances más profundos en el concepto y
se enriquece la discusión.
Margaret Mead realizó investigaciones etnográficas entre los años 1920 y
1930 en Samoa y Nueva Guinea intentando realizar hallazgos que rompan con
el discurso biologista que prevalecía en Estados Unidos en las Ciencias
Sociales en la década del 30 en donde se aseguraba que la división sexual del
trabajo en la familia moderna se debía a la diferencia innata entre el
comportamiento instrumental (público, productivo) de los hombres y
expresivo de las mujeres. Sus investigaciones concluyeron que en cada

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sociedad se utiliza el elemento de la diferencia de sexo como forma de
legitimar las diferencias en la sociedad (Mead, en Stolcke, 2006)
El término género (gender en inglés) fue introducido desde la psicología y
sexología la década del 50 del pasado siglo refiriéndose a la transexualidad y
los intersexos como diferenciación del sexo el cual refiere a la diferencia
biológica. Es en la década de los 60 del mismo siglo cuando se comienza a
utilizar el término género para distinguir el sexo social del anatómico. Las
feministas Millet y Greer son las primeras en emplear esta noción
psicoanalítica de género social criticando las políticas y doctrinas ideológicas
acerca de la subordinación de las mujeres. Género incluía todas aquellas
interpretaciones occidentales atribuibles a las mujeres tales como rasgos
emocionales, intelectuales y corporales.
La década de los 60' es el punto de inflexión en la construcción de los
conceptos. La lucha por las reivindicaciones en las diferencias sociales,
políticas y étnicas, se estructura en movimientos sociales, académicos y
políticos - mujeres, de negros en EEUU, indigenistas en Latino América, gay y
lésbico, hippie, estudiantes en el Mayo Francés y guerrilleros.
Cada uno de estos movimientos denunciaba y luchaba por desvanecer las
desigualdades.
En la década de los `60 a las luchas feministas de comienzos del siglo
centrados los derechos sociales y civiles de las mujeres, se suman el derecho
de las mujeres a controlar su cuerpo –lucha por los derechos sexuales y
reproductivos-
Dentro de la comunidad científica, se comienzan a producir nuevos
conocimientos en torno a la condición de la mujer. Se critica la idea
falocéntrica del psicoanálisis y de la ciencia en general. Se desnaturaliza
posición en la cual las mujeres habían sido colocadas, se critica la división
social de trabajo, se aboga por la inclusión en las esferas públicas.
Como menciona Lamas (1999), en la década de los ´80 se había
institucionalizado el uso de denominar indistintamente mujeres y género, es
Scott para ella quien genera un concepto amplio de género entendiéndolo
como “una forma de denotar las construcciones culturales, la creación
totalmente social de ideas sobre los roles apropiados para mujeres y hombres.
Es una forma de referirse a los orígenes exclusivamente sociales de las

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identidades subjetivas de hombres y mujeres. Género es, según esta teoría,
una categoría social impuesta sobre un cuerpo sexuado." […] “el género es un
elemento constitutivo de las relaciones sociales fundadas sobre las diferencias
percibidas entre los sexos; y el género es un primero modo de dar significado
a las relaciones de poder (Scott, en Lamas 1999 p 148 – 149].
Según Lamas (op. cit), Scott propone al género como “elemento constitutivo
de las relaciones sociales fundadas sobre las diferencias percibidas, el género
implica cuatro elementos:

1 - Los símbolos culturalmente disponibles que evocan representaciones


simbólicas.
2º - Los conceptos normativos que ponen en evidencia las interpretaciones de
los símbolos, que se esfuerzan para limitar y contener sus posibilidades
metafóricas.
3 º - La construcción a través del parentesco, la economía y la organización
política.
4º - La construcción de la identidad subjetiva.
Y culmina "el género es un primer campo, a través del cual, en el seno del
cual, o por medio del cual, el poder es articulado”.

Resumiendo someramente a Scott podemos decir que la idea de género evoca


a las construcciones acerca de lo masculino y femenino, incluyendo las
posturas, modales y pensamientos que cada sociedad espera de sus
integrantes ordenados según el sexo de cada uno. Estas diferencias se
encuentran dentro del sistema social y producen desigualdades. A su vez, al
encontrarse dentro de la sociedad, se reproduce de la misma manera en todas
sus instituciones. Los autores coinciden en que la idea de diferencia de género
implica una subordinación de la mujer al hombre.
Ariza y de Oliveira (1999) resumen el concepto de género en un “sistema de
representaciones, normas, valores y prácticas, construido a partir de las
diferencias sexuales entre hombres y mujeres, que establece relaciones
jerárquicas entre ellos y garantiza la reproducción biológica y social” (p 204).
Para las autoras estas diferencias de género se encuentran en todas las
esferas de la sociedad y existen determinadas instituciones sociales que

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forman un papel decisivo en el mismo. El mercado de trabajo y la familia son
los escenarios donde la división social y sexual del trabajo (dividir y asignar
tareas de acuerdo al sexo de cada individuo) y los mecanismos de control de la
fuerza de trabajo se hacen más patentes. Es aquí donde se cristalizan la
producción de significados de lo masculino y femenino y “los estereotipos
acerca de los roles adecuados para hombres y mujeres” (op. Cit). A su vez, las
inequidades propias de la diferencia de género se encuentra dentro de la
estructura social reproduciendo la inequidad entre las etnias, clases y edades.
Desde la década de 1980, feministas han analizado una relación entre pobreza
y género, poniendo especial atención a las dimensiones dentro de la pobreza
que afectaban específicamente a las mujeres. Dieron cuenta que el porcentaje
de mujeres pobres era mayor a la de los hombres, que la pobreza de las
mujeres era más aguda la de los hombres y que existía una tendencia a un
aumento más marcado de la pobreza femenina teniendo especial relación el
aumento de la jefatura de hogar femenina (CEPAL 2004). Denominando este
conjunto de fenómenos “feminización de la pobreza.
La división del trabajo por sexo, al asignar a las mujeres el espacio doméstico,
determina la “desigualdad en las oportunidades que ellas tienen como género
para acceder a los recursos materiales y sociales (propiedad de capital
productivo, trabajo remunerado, educación y capacitación), así como a
participar en la toma de las principales decisiones políticas, económicas y
sociales” (Bravo, 1998 p.63 en CEPAL 2004). Al contar con activos materiales
escasos, al igual que sociales, culturales y al tener un acceso restringido se
encuentran en una situación de mayor riesgo frente a la pobreza (op. cit).
Este menor acceso de las mujeres a los recursos, debido a los espacios
limitados que se les asignan por la división sexual del trabajo y por las
jerarquías sociales que se construyen sobre la base de esta división,
determinan una situación de privación en diferentes ámbitos sociales,
fundamentalmente en tres sistemas estrechamente vinculados, a saber: el
mercado de trabajo, el sistema de bienestar o protección social y los hogares
(Ruspini, 1996 en CEPAL 2004).
De esta forma, las limitaciones al acceso a la educación cuando los padres
ponderan enviar a los hermanos varones a la misma y dejando a las mujeres al

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cuidado del hogar en conjunto con madre y hermanas, resienten el acceso a
mejores puestos de trabajo.
Si bien estas tasas que han afectado históricamente a las mujeres han
descendido y la brecha respecto de los hombres ha disminuido, aún hay una
mayor cantidad de mujeres entre los analfabetos (CEPAL, 2003b en CEPAL
2004). Además, se advierte que las causas que impiden continuar los estudios
en la etapa adolescente muestran una clara diferencia según el género ya que
las mujeres interrumpen sus estudios para dedicarse al trabajo doméstico, en
cambio, los hombres lo hacen para dedicarse al trabajo remunerado.
En cuanto a la remuneración, estudios demuestran que en el conjunto de los
17 países de América Latina hay más mujeres en empleos que requieren una
calificación menor, que ofrecen una remuneración inferior y que tienen una
mayor precariedad e informalidad laboral, mientras que hay una menor
cantidad de mujeres en empleos asalariados y gerenciales (Op. Cit).
Otra de las contribuciones de la perspectiva de género al análisis de la
pobreza ha sido hacer visible la discriminación tanto en el ámbito público
como en el interior de los hogares, lo que pone de manifiesto en ambos casos
las relaciones de poder y la distribución desigual de los recursos.

Justificación
La presente investigación tiene como objeto poder explorar dimensiones
propias de la división sexual del trabajo orientadas a un tipo específico de
organización que hasta el momento no ha sido extensivamente desarrollada en
la temática de género.
En cuanto a los estudios de género, existen orientaciones marcadas en cuanto
a los estudios de género, un revisionismo -si se puede llamar así- teórico que
analiza los roles asignados a la mujer históricamente e intentan romper con la
cosmovisión de la dicotomía mujer- varón y las atribuciones naturales que las
teorías asignan a las mismas. Otros tipos de estudios que se centran en el
estudio -teórico y empírico- de la división sexual del trabajo orientados al
interior de las familias. Además de las investigaciones en su mayoría se
centran o en las políticas públicas y las discusiones giran en torno a la
inclusión o no de mujeres, su participación en la generación de políticas, en el
cupo de bancas y en la ocupación de cargos decisorios. Otra arista es el

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estudio de planes sociales a cargo de gerenciamiento femenino, peso de
población femenina y masculina en las políticas sociales. A su vez, existe
extensa literatura orientada a la división sexual del trabajo en organizaciones
y empresas siempre poniendo el énfasis en las diferencias de puestos y
remuneraciones. Por último, las investigaciones orientadas a estudiar
organizaciones piqueteras.
Por lo tanto, consideramos un aporte a la teoría de género el poder traspolar
la misma a distintas organizaciones de la vida civil como es una Cooperativa
de Vivienda. A su vez, existe abundante literatura en cuanto a organizaciones
de filiación política específica que centran su estudio por un lado en los roles
del típico patrón y por el otro en roles de mujeres, nuestra intensión es ir más
allá y contrastar ambas posiciones.

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