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LOS DERECHOS COLECTIVOS Y DIFUSOS

GENERALIDADES:

Nuestro país pretende aspirar en su plenitud a ser un Estado constitucional,


superando el “nominalismo” que consideraba a la Constitución como una mera
declaración política instrumentalizada jurídicamente, que para su exigibilidad
necesariamente se requería un desarrollo legislativo.

Bajo este contexto, los derechos que se veían en mayor desamparo,


indudablemente, fueron los derechos colectivos y difusos, cuya justiciabilidad, en
general, fue negada por los tribunales y jueces de garantías.

En ese entendido, debemos definir a los derechos colectivos como prerrogativas


o facultades legalmente reconocidas a una determinada colectividad,
independientemente de las personas individualmente consideradas, de los
que se deriva el poder de los titulares para hacerlos valer jurídicamente.

Para la jurisprudencia, la calidad de derecho colectivo no surge a partir de la


naturaleza propia del derecho, sino a partir del momento en el que el
ordenamiento jurídico los reconozca como tal, es decir, mientras no se haya
producido su reconocimiento legal, no se puede considerar que un interés
determinado, que eventualmente comprometa el interés general, revista la
naturaleza de derecho colectivo.

Según Lucio Cabrera (la tutela de los intereses colectivos o difusos), los derechos
colectivos son difusos porque son derechos de muy difícil o imposible codificación
en la mayoría de los casos, toda vez que su codificación se encuentra en la
Constitución, leyes, decretos, tratados y acuerdos internacionales.
También porque pueden contener, en menor medida, intereses patrimoniales, sin
embargo, a veces no son cuantificables en dinero ni susceptibles de apropiación,
ya que protegen valores culturales, la salud, el agua, el aire, etc., que no están en
el ámbito del comercio.

Se considera derechos difusos porque resulta muy difícil definir las relaciones
entre sujeto activo y sujeto pasivo, por ejemplo, en el derecho ambiental el sujeto
pasivo es el agente que contamina y el sujeto activo seria la víctima de la
contaminación, sin embargo, esta relación se extiende en el tiempo y el espacio al
grado que el principio de causalidad es asunto de una mayor complejidad, es
decir, los derechos difusos tienden a ser globales y a desconocer fronteras de
países soberanos, toda vez que se sustentan en sectores desorganizados cuyos
miembros pueden desconocerse entre sí.

RESPECTO A LOS INTERESES Y DERECHOS COLECTIVOS, LOS


INTERESES Y DERECHOS DIFUSOS Y LOS INTERESES DE GRUPO:

Los intereses colectivos y los difusos tienen varias similitudes. En ambos existe
una pluralidad de personas y tienen como características el ser transindividuales e
indivisibles, debido a que los intereses incumben a una colectividad y la lesión o
satisfacción de uno de los interesados incumbe a los demás; sin embargo, la
distinción radica en que los derechos colectivos son intereses comunes a un grupo
o colectividad, cuyos miembros tienen una vinculación común; colectividad que,
por ello, se encuentra claramente determinada.

No obstante, se considera difusos a los intereses cuya titularidad no descansa en


un grupo o colectividad determinada, sino que se encuentran difundidos o
diseminados entre todos los integrantes de una comunidad (ovalle, Favela José,
Acciones Populares y Acciones para la Tutela de los Intereses Colectivos; sabsay,
Daniel Alberto, El Amparo Colectivo).

Como ejemplo, podemos mencionar el derecho a la libre determinación y


territorialidad, previsto en el artículo 30, párrafo II, númeral 4 de la C.P.E, que se
constituye en un derecho colectivo en tanto es titular del mismo una nación y
pueblo indígena originario campesino, es decir, un grupo determinado cuyos
miembros tienen una vinculación común.

Sin embargo, existe diferencia radical en relación al derecho al medio ambiente


previsto en el artículo 33 de la C.P.E, que se constituye en un derecho difuso, por
cuanto la titularidad del mismo descansa en todas y cada una de las personas y,
por lo mismo, no existe un grupo o una colectividad claramente determinada, es
decir, existe una indeterminación de personas.

En los intereses de grupo (o intereses individuales homogéneos) si bien existe una


pluralidad de personas; no es menos cierto que el interés que persigue cada una
de ellas es individual; no colectivo ni difuso, es decir, se trata de derechos o
intereses individuales que tienen un origen común, por ello han sido denominados
intereses accidentalmente colectivos.

En consecuencia, las personas demandan la satisfacción de sus intereses


individuales para que se les reconozca el perjuicio ocasionado y se les pague la
indemnización que corresponda; inclusive, puede alegarse lesión a derechos
colectivos o difusos, empero, debe existir una afectación directa a sus intereses
individuales; subsiguientemente, la suma de intereses individuales configura la
llamada acción de grupo, tutelado en nuestra legislación por la acción de
cumplimiento.

En ese sentido se pronunció la Corte Constitucional de Colombia en la Sentencia


C-215/99, al señalar que “las acciones de grupo o de clase se originan en los
daños ocasionados a un número plural de personas que deciden acudir ante la
justicia en acción única para obtener la respectiva reparación y que, a pesar de
referirse a intereses comunes, se pueden individualizar en relación con el daño
cuya indemnización se persigue”.
En este caso, se trata de proteger intereses particulares de sectores específicos
de la población (como ejemplo tenemos a los consumidores), de ahí su
denominación original de class action (acción de clase).

LA ACCIÓN POPULAR:

Artículo 135.

La Acción Popular procederá contra todo acto u omisión de las autoridades o de


personas individuales o colectivas que violen o amenacen con violar derechos e
intereses colectivos, relacionados con el patrimonio, el espacio, la seguridad y
salubridad pública, el medio ambiente y otros de similar naturaleza reconocidos
por esta Constitución.

Artículo 136.

I. La Acción Popular podrá interponerse durante el tiempo que subsista la


vulneración o la amenaza a los derechos e intereses colectivos. Para
interponer esta acción no será necesario agotar la vía judicial o
administrativa que pueda existir.

II. Podrá interponer esta acción cualquier persona, a título individual o en


representación de una colectividad y, con carácter obligatorio, el
Ministerio Público y el Defensor del Pueblo, cuando por el ejercicio de
sus funciones tengan conocimiento de estos actos. Se aplicará el
procedimiento de la Acción de Amparo Constitucional.

La acción popular procede contra actos u omisiones que amenacen violar o violen
derechos e intereses colectivos, sin embargo, no hace referencia a los intereses
difusos; empero, la norma de referencia debe ser interpretada sistemáticamente y
en ese sentido, debe tenerse en cuenta que el mismo artículo 135 de la C.P.E.
hace referencia como derechos e intereses protegidos al patrimonio, el espacio, la
seguridad y salubridad pública y el medio ambiente, los cuales son
específicamente considerados como derechos difusos y no derechos colectivos.

Consiguientemente, debemos mencionar que la acción popular protege, además


de derechos e intereses colectivos, derechos e intereses difusos (ambos
contenidos bajo el nomen iuris “Derechos Colectivos”) y, en ese sentido, cualquier
persona perteneciente a colectividad o comunidad afectada puede presentar esta
acción.

Por otra parte, la sc Nº 176/2012 de 14 de mayo, respecto a la acción popular,


realiza una interpretación teleológica, gramatical y sistemática en relación al
artículo 135 de la cpe (acción popular), de la misma se puede extraer que esta
acción otorga protección a lo siguiente:

a) Los derechos e intereses colectivos objeto de protección constitucional explícita


por la acción popular, mismos que son el patrimonio, el espacio, la seguridad, la
salubridad pública y el medio ambiente, por ello, el concepto de derecho colectivo
en sentido amplio (latu sensu) incorpora e implica a los derechos colectivos
propiamente tales y a los derechos difusos conforme se mencionó en la sc
1018/2011-R de 22 de junio.

b) Otros derechos de similar naturaleza; es decir, de carácter colectivo o difuso –


diferentes a los explícitamente enunciados– contenidos en normas que integren en
bloque de constitucionalidad (artículo 410.II de la C.P.E) o, incluso, en normas
legales de características similares a las referidas e indispensables para el vivir
bien, en su carácter colectivo, lo que concuerda con el concepto de progresividad
que rige a los derechos (artículo 13, párrafo I de la C.P.E), como sucede con el
derecho al agua, que se constituye en un derecho autónomo y con eficacia directa,
que en su dimensión colectiva como derecho difuso y colectivo encuentra
protección por la acción popular.

c) Otros derechos, incluso subjetivos, por estar relacionados o vinculados con los
derechos expresamente referidos por el artículo 135 de la C.P.E o con los
implícitos referidos por la cláusula abierta contenida en la misma norma
constitucional, en virtud al principio de interrelación de los derechos
fundamentales, contenido en el artículo 13, párrafo I, de la C.P.E, que
instrumentalicen o hagan efectivos a los mismos.

Ello mismo provoca reconocer el fenómeno de la conexitud, toda vez que el


constituyente diferenció la acción de amparo constitucional para la tutela de
derechos subjetivos y la acción popular para la protección de los derechos e
intereses colectivos, en consecuencia, es posible que una misma causa afecte
tanto a los derechos subjetivos como a los colectivos.

De esta forma, la tutela del derecho subjetivo mediante el amparo constitucional,


eventualmente e indirectamente, puede alcanzar a la tutela del derecho colectivo y
la tutela que otorga la acción popular puede incluir a derechos subjetivos.

-En base a este razonamiento, se puede extraer lo siguiente:

a) La acción popular no busca tutelar derecho subjetivo, por el contrario, se tutela


derechos que corresponden a una colectividad; por lo que, en todo caso todos los
miembros de esa colectividad tendrían que ser considerados terceros interesados,
entendimiento que resultaría de imposible cumplimiento.

b) En consecuencia, el derecho a participar en el proceso constitucional de la


acción popular de los miembros de esa colectividad no puede ser la de titulares de
derechos subjetivos, sino en su calidad de amicus curiae.

c) Respecto a los requisitos de admisibilidad de la acción popular, no debe


subsumirse su procedimiento y los requisitos de admisibilidad a los del amparo
constitucional, en virtud a que ambas acciones constitucionales cuentan con
finalidades diferentes.

d) La exigencia de la identificación de terceros interesados en la acción popular,


además de resultar contraria con la finalidad que busca, obstaculiza de manera
indebida el acceso a la justicia constitucional respecto a una acción cuyo diseño
constitucional no es residual, es informal, toda vez que se rige por el principio de
prevalencia del derecho sustantivo sobre el derecho adjetivo.

e) Sin embargo, lo mencionado en el inciso anterior no impide a la o al juez de


garantías notificar inclusive de oficio con la demanda a instituciones o personas
relacionadas del ámbito público o privado, quienes puedan aportar información o
fijar posición sobre el objeto procesal, sin que dicha omisión implique la
suspensión o la nulidad de la audiencia.

Otro elemento que caracteriza a la acción popular, a diferencia de otras acciones


tutelares, radica en que sólo puede plantearse una nueva acción constitucional
cuando el Tribunal Constitucional Plurinacional no haya ingresado al fondo de la
problemática; sin embargo, para los casos en los que se deniegue una acción
popular, no existe impedimento para que posteriormente pueda presentarse una
nueva demanda –se hubiese o no ingresado al fondo de la problemática con
anterioridad– siempre y cuando se justifique la necesidad de efectuar un nuevo
análisis de la causa, esto debido a la naturaleza del derecho colectivo que provoca
que la resolución simplemente alcance, en todos los casos, la calidad de cosa
juzgada formal (sc 176/2012 de 14 de mayo).

La intemporalidad de la acción popular es otra característica, toda vez que esta


acción es esencialmente preventiva debido a que, cesada la vulneración o la
amenaza al derecho o interés colectivo, la acción popular resulta improcedente
conforme disposición del artículo 136, párrafo I, de la C.P.E: “La Acción Popular
podrá interponerse durante el tiempo que subsista la vulneración o la amenaza a
los derechos e intereses colectivos”, en consecuencia, también se podría decir
que esta acción es imprescriptible y, por tanto, no opera su caducidad.

El principio de subsidiariedad no se aplica a la acción popular, toda vez que no es


necesario agotar la vía administrativa ni judicial para interponer esta acción tutelar
según el artículo 136, párrafo I, de la C.P.E, esto encuentra su fundamento ya que
la acción popular no es de carácter residual, por el contrario, adquiere un carácter
principal, dado que procede incluso si existen otras acciones tutelares para la
defensa de los derechos o intereses colectivos.

DERECHO AL MEDIO AMBIENTE:

La Organización de Naciones Unidas ha definido el medio ambiente en la


Conferencia de Estocolmo para el Medio Humano celebrada el año 1972, como “el
conjunto de componentes físicos, químicos, biológicos y sociales capaces
de causar efectos directos o indirectos, en un plazo corto o largo, sobre los
seres vivos y las actividades humanas.”

Así, es claro que dicho instrumento opta por un concepto amplio, asimilándolo al
“medio humano “compuesto tanto por el aspecto natural como por el cultural y
artificial del medio ambiente, considerando en este sentido: que los dos aspectos
del medio humano, el natural y el artificial, son esenciales para el bienestar del
hombre y para el goce de los derechos humanos

La declaración de Naciones Unidas sobre el medio ambiente humano establece ya


un derecho del hombre a condiciones de vida satisfactoria en un ambiente cuya
calidad le permite vivir con dignidad y bienestar.

Como contrapartida a este derecho se establece el deber solemne de proteger y


mejorar el medio ambiente para las generaciones presentes y futuras. La cumbre
de Rio de Janeiro de 1992, en la que quedó patente el poder de convocatoria de la
cuestión ambiental que consolido la evolución en su principio que todos los seres
humanos tienen derecho a una vida saludable y productiva en armonía con la
naturaleza.

En cuanto al derecho comparado, podemos decir que muchos Estados, de una


manera u otra reconocen el derecho al medio ambiente adecuado como un
derecho fundamental que con la preocupación internacional se plasmó
paulatinamente en los procesos constituyentes de cada país. De las
Constituciones latinoamericanas analizadas, la primera que recoge el derecho a
vivir en un medio ambiente adecuado es la Constitución del Perú. En efecto, la
Constitución peruana de 1979 consagró dentro del régimen económico el derecho
de toda persona a habitar en un ambiente saludable, ecológicamente equilibrado y
adecuado para el desarrollo de la vida y la preservación de la naturaleza y del
paisaje, con el deber correlativo de conservarlo y la obligación del Estado de
prevenir y controlar la contaminación. Sin embargo, solo recién el año 1993 Perú
habría modificado este derecho para incluirlo dentro del catálogo de los derechos
fundamentales.

En el caso de Chile, el derecho al “medio ambiente libre de contaminación”


aparece por primera vez en el artículo 1 n° 18 del Acta Constitucional N° 3 de
1976. Posteriormente, en la Constitución Política de Chile de 1980, se consagra el
derecho al medio ambiente libre de contaminación dentro del catálogo de los
derechos fundamentales contemplados en el artículo 19.29 Con anterioridad a
esto, la preocupación por el medio ambiente tenía un carácter netamente
instrumental al derecho de propiedad. Se protegía bajo la lógica del Código Civil
amparado por el derecho de bienes, donde el sujeto activo era precisamente el ser
humano En la década de los 90, surge de manera prolífica la consagración
constitucional de este derecho, como se verá en el Capítulo III: Brasil (1988),
Argentina (1994), Costa Rica (1994), Colombia (1991), México (1999)31 y
Venezuela (1999). En el caso de Bolivia y Ecuador, ambos países con las
constituciones más recientes de América Latina, se puede consignar cómo han
ingresado en la idea de reconfiguración del Estado incorporando extensiva e
íntegramente derechos colectivos como los derechos ambientales. Estas
constituciones se configuran como modelos constitucionales que proponen una
transformación sustancial en las políticas ambientales y su consagración como
derechos.

En Europa, en tanto, se plasmó por primera vez la protección ambiental a nivel


constitucional en la Alemania Democrática (RDA) en la Constitución de 1968. Con
la unificación alemana, se creó un programa ambiental para el gobierno, que sólo
en 1994 pudo concluir en un reconocimiento constitucional del medio ambiente
como obligación del Estado de protegerlo en la Ley Fundamental alemana.

Naturaleza jurídica del derecho a vivir en un medio ambiente sano:

A juicio del profesor José Ignacio Vásquez, si bien este derecho se ha configurado
como un derecho complementario y como garantía para los derechos a la vida y a
la salud, hay que entender que su naturaleza es en primer término la de un
derecho humano autónomo, entendiéndolo como “aquellas facultades que en cada
momento histórico, concretan las exigencias de la dignidad, la libertad y la
igualdad humanas, que deben ser reconocidas positivamente por los
ordenamientos jurídicos a nivel nacional e internacional.”

pretensión y un valor universal que exige por razones humanitarias, un


reconocimiento expreso en las decisiones políticas fundamentales de cada
Estado. En el fondo, estamos frente a un patrimonio mundial que debe ser
salvaguardado en función de la sobrevivencia de las generaciones presentes y
futuras y, por lo tanto, tal dimensión de la pretensión moral universal le da el
carácter indiscutible de derecho humano o del hombre.

El derecho al medio ambiente en los instrumentos internacionales:

El derecho a un medio ambiente sano surge en la década de los 70, positivándose


internacionalmente en la declaración suscrita en la Conferencia de Estocolmo para
el Medio Humano de 1972. La expansión internacional, no obstante, comenzó por
la creciente preocupación por el futuro del planeta a raíz de la progresiva
industrialización, que ponía de manifiesto las graves consecuencias no solamente
para el medio natural, sino que también para la salud de las personas, por el
exceso de contaminación sumado a la destrucción de la naturaleza y
biodiversidad. Como dijimos, si bien ya en 1950 existían normas protectoras del
medio ambiente en diferentes legislaciones, la discusión internacional fue esencial
para que los futuros instrumentos consideraran regular materias
medioambientales. En este sentido, a pesar de que ni el Convenio Internacional de
los Derechos Económicos Sociales y Culturales ni el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos hayan recogido este derecho de manera expresa, la
Declaración de la Conferencia de Estocolmo marcó un importante hito para la
futura protección del medio ambiente. Siguiendo esta tendencia, años más tarde
se incorporó expresamente el derecho al medio ambiente en el Protocolo San
Salvador. Con ello, y solo unos años después, el desarrollo sostenible se miró
como la mejor alternativa para la protección al medio ambiente, en tanto permitiría
una utilización racional de los recursos con miras a la preservación del ambiente
para las generaciones futuras. En los mismos años setenta, surgieron otras
preocupaciones ligadas al medio ambiente, que tenían que ver con factores que
incidían en la destrucción de éste, así como también dañaban la salud de las
personas, como la modificación de la Capa de Ozono debido a sustancias de
origen antropogénico. Junto con ello, nació también la preocupación por otros
factores como la biodiversidad, los químicos y desperdicios, las aguas, entre otros.
La discusión internacional ha hecho que los países adopten tanto en sus
constituciones como en sus legislaciones internas mecanismos y formas de
protección del medio ambiente, entendiendo que debe considerarse hoy en día
como un derecho fundamental autónomo e independiente, dada su relevancia.

Artículos en que se fundan el derecho al medio ambiente en nuestra C.P.E:

Artículo 33:

Las personas tienen derecho a un medio ambiente saludable, protegido y


equilibrado. El ejercicio de este derecho debe permitir a los individuos y
colectividades de las presentes y futuras generaciones, además de otros seres
vivos, desarrollarse de manera normal y permanente.

Artículo 34.:

Cualquier persona, a título individual o en representación de una colectividad, está


facultada para ejercitar las acciones legales en defensa del derecho al medio
ambiente, sin perjuicio de la obligación de las instituciones públicas de actuar de
oficio frente a los atentados contra el medio ambiente

Artículo 342:

Es deber del Estado y de la población es de conservar proteger y aprovechar de


manera sustentable los recursos naturales y la biodiversidad, así como mantener
el equilibrio del medio ambiente

(PROTOCOLO DE SAN SALVADOR-TRATADOS INTERNACIONALES)

Artículo 11:

Derecho a un Medio Ambiente Sano.

1.Toda persona tiene derecho a vivir en un medio ambiente sano y contar con
servicios públicos básicos.

2.Los Estados partes promoverán la protección, preservación y mejoramiento del


medio ambiente.

DERECHO A LA SALUD Y LA SEGURIDAD SOCIAL:

En cuanto a la seguridad social .la previsión social en sentido amplio, es la función


que realiza un conjunto de instituciones que protegen a las personas, o sectores
numerosos de población contra acontecimientos susceptibles de afectar
económicamente sus condiciones normales de vida tales son la enfermedad,
accidentes, vejez paro forzoso, maternidad, etc.

Artículo 35:

I. El Estado en todos sus niveles. Protegerá el derecho a la salud,


promoviendo políticas publicas orientadas a mejorar la calidad de vida, el
bienestar colectivo y el acceso gratuito de la población a los servicios de
salud.
II. El sistema de salud es único e incluye a la medicina tradicional de las
naciones originarias campesinas.

PROTOCOLO DE SAN SALVADOR:

Articulo 9

Derecho a la Seguridad Social:

1. Toda persona tiene derecho a la seguridad social que la protege contra las
consecuencias de la vejez y de la incapacidad que la imposibilite física o
mentalmente para obtener los medios para llevar una vida digna y
decorosa. En caso de muerte del beneficiario las prestaciones de seguridad
social serán aplicadas a sus dependientes.
2. Cuando se trate de personas que se encuentren trabajando, el derecho a la
seguridad social cubrirá al menos la atención médica y el subsidio o
jubilación en casos de accidentes de trabajo o de enfermedad profesional y
cuando se trate de mujeres, licencia retribuida por maternidad antes y
después del parto.

Articulo 10

Derecho a la Salud:

1. Toda persona tiene derecho a la salud, entendida como el disfrute del


más alto nivel de bienestar físico, mental y social.
2. Con el fin de hacer efectivo el derecho a la salud. Los Estados partes se
comprometen a reconocer la salud como un bien público y
particularmente a adoptar las siguientes medidas para garantizar este
derecho.
a) La atención primaria de salud, entendiendo con tal la asistencia
sanitaria esencial puesta al alcance de todos los individuos y
familiares de la comunidad.
b) La extensión de los beneficios de los servicios de salud a todos
los individuos sujetos a la jurisdicción del Estado.
c) La total inmunización contra las principales enfermedades
infecciosas.
d) La prevención o tratamiento de las enfermedades endémicas,
profesionales o de otra índole.
e) La educación de la población sobre la prevención y tratamiento
de los problemas de salud
f) La satisfacción de las necesidades de salud de los grupos más
altos riesgo y que por sus condiciones de pobreza sean mas
vulnerables.

La autodeterminación de los pueblos indígenas originarios campesinos:

El "derecho de autodeterminación de los pueblos" tuvo su primera utilización a


gran escala en los catorce puntos de Wilson, con los que se pretendía acabar con
la Primera Guerra Mundial y establecer una paz definitiva. La Conferencia de Paz
de París (1919) no fue una aplicación de dicho principio, que no obstante fue
constantemente aludido en las relaciones internacionales del periodo de
entreguerras y en la Sociedad de Naciones. La decisión del futuro político de
muchos territorios europeos (como, por ejemplo, el Sarre) se decidió mediante
consultas populares en forma de referéndum. En 1948, la Asamblea General de
las Naciones Unidas

No obstante, la Carta de las Naciones Unidas (firmada el 26 de junio de 1945 y en


vigor desde el 24 de octubre del mismo año) recoge expresamente el concepto de
"libre determinación de los pueblos" (en el artículo 1, dedicado a los principios de
la Organización, y el artículo 55, dentro del Capítulo IX, sobre Cooperación
internacional económica y social). La autodeterminación también inspiró el
tratamiento que se dio a los territorios coloniales. Los artículos 73 a 91, que
corresponden a los capítulos XI (Declaración relativa a territorios no autónomos),
XII (Régimen internacional de administración fiduciaria) y XIII (Consejo de
Administración Fiduciaria) recogen el régimen de estos territorios. En 1966 se
elaboró el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, cuyo primer artículo
proclama:

Todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación. En virtud de este


derecho establecen libremente su condición política y proveen asimismo a su
desarrollo económico, social y cultural.

Para el logro de sus fines, todos los pueblos pueden disponer libremente de sus
riquezas y recursos naturales, sin perjuicio de las obligaciones que derivan de la
cooperación económica internacional basada en el principio del beneficio
recíproco, así como del derecho internacional. En ningún caso podrá privarse a un
pueblo de sus propios medios de subsistencia.

Artículos en que se funda en nuestra legislación:

Artículo 30.

I. Es nación y pueblo indígena originario campesino toda la colectividad


humana que comparta identidad cultural, idioma tradición, instituciones
territorialidad y cosmovisión cuya existencia es anterior a la invasión
colonial española.
II. En el marco de la unidad del Estado y de acuerdo con esta Constitución las
naciones y pueblos indígena originario campesinos gozan de los siguientes
derechos:
1. A existir libremente.
2. A su identidad cultural, creencia religiosa, espiritualidades, prácticas
y costumbres, y a su propia cosmovisión.
3. A que la identidad de cada uno de sus miembros, si así desea, se
inscribe junto a la ciudadanía boliviana en su cedula de identidad,
pasaporte u otros documentos de identificación con valides legal.
4. A la libre determinación y territorialidad.
5. A que sus instituciones sean parte de la estructura general del
Estado
6. A la titulación colectiva de tierras y territorios
7. A la proyección de sus lugares sagrados.
8. A crear y administrar sistemas y medios de comunicación propios
9. A que sus deberes y conocimientos tradicionales su medicina
tradicional, su medicina tradicional, sus idiomas, sus rituales y sus
símbolos y vestimentas sean valorados respetados y
promocionados.
10. A vivir en un medio ambiente sano, con manejo y aprovechamiento
adecuado de los ecosistemas.
11. A la propiedad intelectual colectiva de sus deberes, ciencias y
conocimientos así como a su valoración uso y promoción y
desarrollo.
12. A una educación intracultural, intercultural, y plurilingüe en todo el
sistema educativo.
13. Al sistema de salud universal y gratuito que respete su cosmovisión y
prácticas tradicionales.
14. Al ejercicio de sus sistemas políticos jurídicos y económicos acorde a
su cosmovisión.
15. A ser consultados mediante procedimientos apropiados y en
particular a través de instituciones, cada vez que se prevean
medidas legislativas o administrativas susceptibles de afectarlas.
16. A la participación en los beneficios de la explotación de los recursos
naturales en sus territorios.
17. A la gestión territorial indígena autónoma, y al uso y
aprovechamiento exclusivo de los recursos naturales renovables en
su territorio sin perjuicio de los derechos legítimamente adquiridos
por terceros.
18. A la participación en los órganos e instituciones del Estado.

Pacto internacional de derechos civiles y políticos:

Artículo 27.

En los estados en que existan minorías étnicas, religiosas o lingüísticas, no se


negara a las personas que pertenezcan a dichas minorías el derecho que
corresponde, en común con los demás miembros de su grupo. A tener su propia
vida cultural a profesar y a practicar su propia religión y a emplear su propio
idioma.

Convenio No 168 de la OIT CONVENIO SOBRE LOS PUEBLOS INDIGENAS Y


TRIBALES:

Artículo 1.

1. El presente convenio se aplica:


a) A los pueblos tribales en países independientes, cuyas condiciones
sociales culturales y económicas les distinguen de otros sectores de
la colectividad nacional, y que estén regidas total o parcialmente por
sus propias costumbres o tradiciones o por una legislación especial.
b) A los pueblos en países independientes considerados indígenas por
el hecho de descender de poblaciones que habitaban en el país o en
una región geográfica a la que pertenece el país en la época de la
conquista o la colonización o del establecimiento de las actuales
fronteras estatales y que cualquiera que sea su situación jurídica
conservan todas sus propias instituciones sociales, económicas,
culturales y políticas o parte de ellas.
Artículo 244.

Las fuerzas armadas tienen por misión fundamental defender y conservar la


independencia, seguridad y estabilidad del Estado su honor y soberanía del país,
asegurar el imperio de la Constitución, garantizar la estabilidad del Gobierno
legalmente constituido y participar en el desarrollo integral del país.

Artículo 251.

i. La policía boliviana. Como fuerza pública, tiene la misión específica de


defensa de la sociedad y la conservación del orden público y el
cumplimiento de las leyes en todo el territorio boliviano. Ejercerá la función
policial de manera integral, indivisible y bajo mando único, en conformidad
con la Ley Orgánica de la Policía Boliviana y las demás leyes del Estado.
ii. Como institución, no delibera ni participa en acción política partidaria, pero
individualmente sus miembros gozan y ejercen sus derechos ciudadanos,
de acuerdo con la Ley
concordacia con los artículos 13 y 342 de C.P.E}

DERECHOS FUNDAMENTALES

Artículo 13,

I. Los derechos reconocidos en esta Constitución son inviolables,


universales, interdependientes, indivisibles y progresivos. El Estado tiene el
deber de protegerlos y respetarlos.

II. Los derechos que proclama esta Constitución no serán entendidos


como negación de otros derechos no enunciados.

III. La clasificación de los derechos establecidos en esta Constitución no


determina jerarquía alguna ni superioridad de unos derechos sobre otros.

IV. Los tratados y convenios internacionales ratificados por la Asamblea


Legislativa Plurinacional, que reconocen los derechos humanos y que
prohíben su limitación en los Estados de excepción prevalecerán en el orden
interno. los derechos y deberes consagrados en esta Constitución se
interpretarán de conformidad con los tratados internacionales de derechos
humanos ratificados por Bolivia

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