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UNA MENTE INMADURA

Autor: Kcire Eidenonague Idemoguve

Ahí estaba sentado en su mesa de trabajo, Tobías, que dentro de sí, sentía un algo
en el corazón, con un calorcito pudoroso que enrojecía el rostro y que
simultáneamente lo inundaba en unos escalofríos que se extendían en todo su ser.
Tobías decía sentir en sí, un dolor, que no era de desdicha, sino un dolor de
crecimiento, de un darse cuenta de algo evidente en su cotidianidad.

Tobías observaba el piso rechinante de madera, que sonaba de manera incesante


ante todo paso humano, de lo poco que sabían sus compañeros de trabajo, era que
él veía las experiencias como un aprendizaje que marcaba la existencia de uno,
Toby como sabía decirle su madre, aprendió algo que en un tiempo pasado le era
ininteligible y que en si le había costado un amor potencial, de manera animada,
Toby se decía: Al fin la veo como una amiga y no como un amor.

Toby nunca pudo diferenciar, entre una amistad y un amor, hasta aquel momento
reflexivo, que comprendió que no podía estar aislado del mundo y esperar que el
mundo viniese a sus pies, se levantó de asiento, apretando los dedos de la mano
izquierda con el dedo índice apuntando al cielo y haciendo mención que había
hecho el mayor descubrimiento de su vida

Tobías que volvió de golpe a su asiento, regreso a un estado que reflejaba un rostro
de tristeza con unas ganas de romper en llanto, sabía que su corazón y los
escalofríos que sentía, estaban acompañados de un dolor, un dolor que Toby definía
como bueno, pero doloroso a fin de cuentas.

Después de las horas de trabajo, Tobías daba sus pasos de regreso a casa, con la
mirada perdida iba gestando la idea de abrirse al mundo y de explorar la vida
humana, pues a saber Toby se sentía de otro mundo.

Toby hacia mención en sus palabras, que el amor era simple, dicha apreciación era
escuchada por aquellos pocos amigos que fácilmente se contaban con los dedos
de una mano. En aquellos días de vagabundeo urbano, en esos estrellados años
de colegial, hablaba con Thompson que escuchaba sus quejas de lo pesado que
era enamorar, por el contrario Thompson era todo un galán con las mujeres, que
tenía su desdicha con mismas mujeres y en los excesos que da la noche.

Ahí en su mente, realizaba una sumatoria de sus propios males, y una de ellas era
la de ver a sus amores inalcanzables, ya sea una supuesta amiga o una conocida
como un medio de satisfacer sus deseos carnales. La única vez que no sintió ese
instinto fue cuando se enamoró de verdad de una mujer vestida de rojo llamada
Alea.

Toby, pensaba y pensaba, de cómo salir de ese mundo que había creado en sí, y
se dio cuenta de que la única forma, era salir al mundo y convivir con la humanidad,
de conocer y conocerse, ese fue el gran descubrimiento que se dio así mismo. Para
algunos ese descubrimiento será una verdad simple o infantil, pero ante los ojos de
Toby, esa era una verdad verdadera, que le abriría las puertas a la felicidad.

- - - - - FIN - - - - -

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