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LUIS CARLOS BENÍTEZ TORRES – T00046597

Somos más que un “Corralito De Piedra”.


Cada vez que un extranjero visita Cartagena su mapa o estadía se ve delimitados por las
zonas exclusivas, lo cual es de esperarse ya que en una ciudad con tantos atributos
paisajísticos se vuelve inevitable el hecho de tener que explotar todas sus maravillas
históricas. Sin embargo, las personas que visitan la ciudad solo alcanzan a conocer la
Cartagena elegante y cálida, sin llegar a imaginar todo el río de dificultades sociales,
incompetencia gubernamental, riqueza cultural y explosión enérgica que constituye la
verdadera Cartagena, la de nosotros los locales.
Quienes no pertenecen a esa elite social que habita en la zona Norte son quienes le
imprimen el sello de autenticidad a la ciudad, desde el valor de las artesanías hasta el
baile de la champeta con su cultura picotera. Es necesario exponer nuestra verdadera
identidad a los foráneos que buscan ahondar en nuestro pequeño paraíso, que si bien tiene
sus momentos de infierno, también cuenta con manifestaciones sociales que demuestran
la esencia una región alegre.
La brecha social, pobres y ricos, que caracteriza la ciudad debe ser eliminada con una
buena dosis de cultura ciudadana e integración cultural globalizada. Es en la base de
nuestras costumbres donde debemos dar cambios serios que jueguen a favor de una
sociedad civilizada y moderna, que a partir de sus elementos folclóricos pueda edificar
una ciudad para mostrar a cabalidad, dejando de lado la segregación de lo bonito con lo
real. Es necesario romper con los estereotipos que cohíben la participación de la población
de clase baja y media en asuntos turísticos ya que para generar mayor valor como ciudad
es imprescindible reconocer todas nuestras fortalezas, las cuales conllevan a integrar
nuestros hábitos culturales con expectativa social de los visitantes.
El estado debe jugar un papel sumamente relevante para la invención de planes turísticos
que relacionen el cosmopolitismo de los extranjeros con la realidad cartagenera, ya que
es absurdo disfrutar de una realidad a medias, sin llegar a conocer más allá de los
monumentos históricos del centro histórico o las playas de Bocagrande,

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