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Citas indirectas:

Tema: Fuentes de las obligaciones

 Pero para entender el concepto recordaremos a Barrios1 al decir que, el contrato es aquel
vinculo que surge entre dos o más voluntades entre sujetos para crear una obligación,
habiendo así dos etapas para la estructuración del contrato (formación y ejecución)
 Respecto a la formación Barrios2 señala que está conectado con dos factores los cuales
son la oferta y la condición, aquellos son elementos del contrato, la oferta representa así
la propuesta entre las partes de celebrar un contrato, así que el consentimiento de los dos
pates seria suficiente para crearlo, y la condición son las cláusulas que quedarían pactadas
en dicha celebración
 También es importante recordar a Barrios3 cuando aclara que la falta de algunos requisitos
en la celebración del contrato puede ser causal para declararlo en nulidad, estos requisitos
se encuentran en el artículo 1502 del código civil colombiano, y deben estar presentes
todos para que se repute como perfecto dicho negocio.

Citas directas breves:

 “El contrato se caracteriza por la fuerza vinculante de sus obligaciones para las
partes (res inter alios acta). Con la obligación contractual se establecen un deudor y
un acreedor. El deudor debe ejecutar su prestación in natura: el compromiso
contraído por el deudor, dar, hacer o no hacer algo”4

 “Con la responsabilidad extracontractual apreciamos una única obligación:


la de indemnizar los perjuicios o daños ocasionados a una víctima,
derivados de la culpa o el delito imputable a una persona o, simplemente,
producidos por el ejercicio de una actividad peligrosa”5
 “ Esto se evidencia en el uso como sinónimos que, en diversos contextos,
se les suele dar a las expresiones acto jurídico, contrato y negocio
jurídico (véanse, por ejemplo, los arts. 898 C.Co., 229 de la Ley 223 de
1995 y 38 de la Ley 527 de 1999)”6

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Citas directas extensa:

Tema: El consentimiento su formación y vicios

 Hablar, por tanto, de consentimientos unilaterales, es una inexactitud que debe tratarse
como mucho cuidado, pues se está planteando en este punto una confusión que hace
inexacta la expresión y desconoce no solo ese aspecto lingüístico que se acaba de señalar,
sino también un importante aspecto filosófico –es más, de carácter eminentemente
metafísico– que puede conferirle actividad a todos los involucrados o solo a una parte7.
 Respecto a los problemas previos que condicionan un consentimiento jurídicamente
válido son, por tanto, la voluntad, la declaración, la capacidad y la autodeterminación.
Estos problemas tienen un perfil conceptual que –visto desde una perspectiva
exclusivamente jurídica– se circunscribe de un modo tan radical, que puede terminar
reduciendo su riqueza y su complejidad8.
 se puedan producir alternativas que permitan precisar dogmáticamente dónde se
presentan los riesgos respecto a las presunciones sobre la capacidad. Por eso, el hecho de
que la intención –que es la que hace que la voluntad consienta– se geste en una etapa
previa al nacimiento de la obligación debería ser tenida en cuenta el Derecho Privado, al
menos de modo indirecto; es decir, no expresamente en el Código Civil, sino a partir de él,
en el contexto de la problemática del negocio jurídico como entorno propicio para pensar
en particular los vicios del consentimiento9

Cita de cita:

 Es el proceso que Habermas llama deliberación: Habermas convierte en una cuestión


inmanente a los asuntos lingüísticos humanos lo que desde Kant sólo puede presentarse
con vistas en lo trascendente y dominado por una regla incondicional que los seres
humanos pueden quizá comprender, pero que les es imposible acatar10 (Londoño, Rendón,
Marín, 2010, p. 271).
 Vale la pena comenzar con Cueto quien hace una objeción a la pertinencia del
consentimiento: Seguir manteniendo incólumes los principios contractuales sentados por
el sistema liberal sería apartarse de la realidad. Hoy es posible sostener que el
consentimiento ya no es el motor del negocio jurídico, que no continúa siendo el nervio
central de las relaciones contractuales11 (2001, p. 126).

 , lo cual, en pocas palabras, significa que el mero consentimiento no obligaba” (Uribe,


1979, p. 229). A lo que agrega: El contrato o negotium contractum, como fuente de
obligaciones, requería dos condiciones esenciales: la causa y el consentimiento. Por causa
se entendía, no el motivo que indujera al acto, sino el signo a conjunto de signos externos,
definidos y prescritos por la ley, mediante los cuales las partes contratantes ejecutaban

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públicamente ciertos hechos sensibles significativos de que una de ellas asumía el carácter
de acreedor y la otra el de deudor12 (Uribe, 1979, p. 229).

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