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cambios políticos llevados a cabo por dirigentes autoritarios pueden tener la finalidad
lampedusiana de reformar aspectos de los sistemas políticos sin que las estructuras
principales cambien sustancialmente, de forma que nos encontramos realmente ante
un cambio estático que busca la legitimación del poder a través de la ampliación de
los apoyos sociales al régimen.
Desde la premisa que el cambio político puede tomar diferentes direcciones,
podemos identificar dos procesos generales de cambio político y cinco específicos.
Los procesos generales implican un cambio de régimen: democratización o instaura-
ción democrática (desde el autoritarismo a la democracia) y autocratización (desde la
democracia al autoritarismo). Por otro lado, identificamos cinco procesos específicos
de cambio político que pueden afectar a las democracias (regresión democrática, pro-
fundización democrática y consolidación democrática) o a los autoritarismos (libera-
lización política y progresión autoritaria). Estos procesos no conllevan un cambio de
régimen político sino una alteración en las normas, estructuras o funcionamiento del
sistema político que no afectan a la consideración del régimen político como «demo-
crático» o «autoritario», aunque sí puede suponer un cambio en las subcategorías de
regímenes democráticos (democracias plenas y democracias defectivas) y autoritarios
(autoritarismos cerrados y autoritarismos pluralistas).
(A) Tipos generales de cambio político: suponen un cambio de régimen político.
(A.1.) Democratización: implica el tránsito de un régimen autoritario a uno de-
mocrático. Denominamos transición al período de tiempo marcado por la
ambigüedad y la incertidumbre «en el que el régimen ha abandonado algunas
características determinantes del ordenamiento institucional anterior sin ha-
ber adquirido todas las características del nuevo régimen que se va a instaurar»
(Morlino, 2009: 94). Las transiciones democráticas pueden originarse por un
suceso rupturista (discontinuidad), aunque es frecuente encontrar procesos
que se desarrollan desde la moderación, a través de la reforma de las estructu-
ras autoritarias (continuidad).
Para Linz y Stepan (1996: 1), la democratización se produce cuando se cum-
plen cuatro condiciones mínimas: un acuerdo suficiente en los procedimientos
para elegir un gobierno; un gobierno que llegue al poder como resultado de
un voto libre del pueblo; que el gobierno disponga de facto de la autoridad
para generar nuevas políticas; y, que los nuevos poderes legislativo, ejecutivo
y judicial no compartan el poder con otros actores (como los militares o los
líderes religiosos).
Otra opinión académica muy extendida sostiene que podemos hablar de de-
mocratización cuando se cumplen los ocho requisitos de las poliarquías seña-
lados por Dahl (1989): 1) sufragio igualitario y universal, 2) derecho a ocupar
cargos públicos electos, 3) elecciones libres, limpias y periódicas, 4) libertad
de expresión, 5) libertad de asociación y autonomía de las asociaciones, 6)
De esta forma, parte de los estudios realizados en este nuevo período conectan
con la teoría de la elección racional, pujante en ese momento en la Ciencia Política.
Del enfoque de la teoría de la elección racional se deriva la teoría de juegos, que se ha
aplicado a la explicación tanto de la quiebra de la democracia (Cohen, 1994) como de
las transiciones democráticas (Przeworski 1991; Colomer, 1991, 2001).
La regresión democrática de muchos regímenes asiáticos surgidos de la descom-
posición de la URSS en 1991, así como la persistencia del autoritarismo en muchos
países como los árabes, puso en evidencia el «paradigma de la transición» puesto en
marcha por O’Donnell y Schmitter. En el año 2002, The Journal of Democracy pu-
blicaba un artículo de Thomas Carothers, titulado «The End of the Transition Pa-
radigm», que produjo un amplio y controvertido debate en la comunidad científica
sobre los postulados teóricos de los estudios de la transición realizados hasta entonces
y la forma en la que estos habían sido implementados por los agentes de promoción
de la democracia en sus diseños institucionales en todo el mundo, principalmente
organizaciones gubernamentales, cuasigubernamentales y no gubernamentales esta-
dounidenses. Carothers (2002: 9) señalaba que el paradigma de la transitología sólo
se ha podido aplicar con éxito en los estudios sobre Europa del Sur y América Latina,
pero no sirve para explicar otras transiciones. Para este autor, muchos países conside-
rados «en tránsito» no se encontraban en transición hacia la democracia y muchas de
las transiciones democráticas que estaban en marcha no siguieron el modelo pautado
por el trabajo pionero de O’Donnell y Schmitter.
Cinco son las principales críticas que Carothers señala a la transitología: 1)
Cualquier país que esté saliendo de un régimen dictatorial puede ser considerado en
tránsito hacia la democracia. 2) Las etapas que se enmarcan en un proceso de tran-
sición: apertura, ruptura y consolidación. Para Carothers, algunos de los casos más
alentadores de democratización –como Taiwán, Corea del Sur y México– no pasaron
a través del paradigmático proceso de insurgencia democrática seguido rápidamente
de elecciones nacionales y de un nuevo marco institucional democrático. Sus evo-
luciones políticas se definieron a partir de un fenómeno prácticamente opuesto: un
proceso de liberalización muy gradual que se fue incrementando con una oposición
política organizada (y no la de los moderados del régimen) que presionó para el
cambio en elecciones sucesivas. 3) La relevancia que se da a las elecciones como ele-
mento fundacional de la democracia y que promoverán otras reformas democráticas.
Sin embargo, Carothers replica que en muchos «países en transición» se mantienen
elecciones razonablemente regulares y legítimas pero la participación política no va
mucho más allá del momento de la votación, a la vez que el desempeño del gobier-
no es pobre. 4) El papel determinante de las decisiones y acciones de las elites. Los
estudios de la tercera ola no tienen en cuenta el contexto del país o del régimen don-
de se ha producido el cambio. Para Carothers, no es posible obviar las condiciones
económicas, históricas, institucionales y étnicas del país o del régimen donde se ha
producido el cambio. 5) La relevancia que se da a los aspectos institucionales de la
2.3. El neoinstitucionalismo
Los estudios realizados desde el enfoque de la teoría de la elección racional, en
los años 80 y 90, asumían la incertidumbre en la que se desarrollan los procesos de
transición (Przeworski, 1991). No obstante, para el neoinstitucionalismo, esta situa-
ción de contingencia se ve limitada por el peso de las instituciones que actúan como
un factor condicionante del cambio político. Por instituciones se entienden, no sólo
las instituciones políticas, sino también las económicas y sociales, así como las insti-
tuciones informales (como la cultura política) (citado por Martí, 2001: 226 y 227).
El neoinstitucionalismo es un enfoque heterogéneo en el que convergen varias
corrientes teóricas. Dentro de los estudios sobre cambio político, las más impor-
tantes son el neoinstitucionalismo de la elección racional y el neoinstitucionalismo
histórico. El neoinstitucionalismo de la elección racional concibe las instituciones
como marcos condicionantes de la acción política y de las elecciones de los actores
políticos. Así, las estructuras económicas, sociales y políticas previas determinan si
una transición puede ocurrir y el modo en la que ocurre (Karl y Schmitter, 1991).
La estructuración de las instituciones democráticas se realiza más en base a cálculos
de los actores que buscan su propio interés que la eficacia. Por lo que se refiere a la
consolidación democrática, las instituciones se afianzan, más que por su adaptación
al contexto social, por el coste que supone cambiarlas y por los propios mecanismos
instituciones de autorreforzamiento (citado por Colomer, 1994: 250).
Por su parte, el neoinstitucionalismo histórico parte de la consideración de
que los procesos históricos condicionan las instituciones en las primeras fases de
un régimen político, incluso en los cambios institucionales posteriores en lo que
denominan como path dependence (dependencia del camino, es decir, dependencia
histórica). Por ejemplo, Collier y Collier (1991) demuestran que las diferencias en los
modelos de incorporación al trabajo son clave en la transformación de los regímenes
políticos de América Latina.
explicado teniendo solo en cuenta las condiciones del momento o procesos a corto
plazo de tiempo, sino que hunden sus raíces en otros momentos críticos y, asimismo,
pueden influenciar otros procesos venideros en una retroalimentación positiva (posi-
tive feedback) (Mahoney 2001: 211). Los procesos políticos constituyen trayectorias
o caminos (path) en las que los actores políticos toman sus decisiones. Un proceso
depende de la entera secuencia de decisiones tomadas por los actores. Las condi-
ciones históricas (antecedent conditions) definen un rango de opciones (contingent
choices) de las que disponen los actores en una coyuntura crítica (critical juncture).
Las coyunturas críticas son períodos de formación institucional. La elección realizada
durante una coyuntura crítica es relevante pues da lugar a modelos institucionales
que perduran en el tiempo, como un régimen o un sistema de partidos. La persisten-
cia institucional desencadena una secuencia reactiva (reactive sequence) en la cual los
actores responden a acuerdos a través de respuestas y contrarrespuestas predecibles.
Esas reacciones canalizan un desarrollo hasta un resultado final que representa una
resolución a los conflictos que marcan secuencias reactivas. Las secuencias reactivas
son cadenas de sucesos temporalmente ordenados y casualmente conectados (Maho-
ney, 2001: 112-115). Una idea inherente a esta teoría es que el cambio es costoso y
que las instituciones se resisten a ello (Pierson, 2000). De ahí que a este enfoque se le
haya criticado su énfasis en la estabilidad y no en el cambio.
A partir de este enfoque, surge el process tracing (rastreo de procesos) como
una herramienta analítica basada en procedimientos lógicos que utiliza la narrativa
histórica para identificar de forma inferencial las causas de resultados acontecidos en
estudios de caso o de un número pequeño de casos. Esas explicaciones se componen
de secuencias de hechos o cadenas causales en los cuales los factores en un momento
dado contribuyen a un resultado (Mahoney 2015: 200). En estos estudios se analizan
las condiciones necesarias, las condiciones que contribuyen a un resultado (contri-
buting conditions, y condiciones que no son suficientes ni necesarias pero que juntas
pueden ser suficientes para un resultado (INUS conditions). Asimismo se identifican
los mecanismos causales (M) que intervienen entre una causa y un resultado (Ma-
honey 2015: 206). Existen tres tipos de procedimientos con distintos objetivos: 1)
Generar una teoría: qué factores X han causado el resultado Y en caso de Z; 2) Testar
una teoría, análisis contrafactual: Si una variable X fue una causa del resultado Y en
caso de Z; 3) Explicar el resultado, se estudian los mecanismos generales y particu-
lares del caso para dar una explicación suficiente acerca de cómo se obtuvo el efecto
dada la causa hipotetizada (Beach and Pedersen, 2013).
Olas Contraolas
Primera 1828- EEUU, Suiza, Gran Primera 1922- Italia, Lituania,
ola 1926 Bretaña, Francia, Italia, contraola 1942 Polonia, Letonia,
Argentina, Irlanda, Estonia, Yugoslavia,
Islandia, España, Chile Bulgaria, Austria,
Portugal, Argentina,
Brasil, Alemania,
Chequia, Grecia,
España, Japón
Segunda 1943- RFA, Italia, Austria, Segunda 1958- Perú, Brasil, Bolivia,
ola 1962 Japón y Corea, Uruguay, contraola 1975 Argentina, Ecuador,
Brasil, Costa Rica, Uruguay, Chile,
Argentina, Colombia, Pakistán, Corea, Sri
Perú, Venezuela, Lanka, Filipinas,
Jamaica, India, Israel, India, Turquía,
Corea, Sri Lanka, Grecia
Filipinas, Nigeria
Tercera 1974- Portugal, España,
ola 1991 Grecia, Ecuador, Bolivia,
Argentina, Uruguay,
Brasil, Honduras, El
Salvador, Guatemala,
Chile, Panamá,
Nicaragua, Haití India,
Filipinas, Turquía,
Taiwán, Pakistán
Cuarta Hungría, Polonia,
ola RDA, Checoslovaquia,
Rumania, Bulgaria
Quinta Túnez
ola
Fuente: Huntington (1991) y elaboración propia.
Varios autores se han referido a los cambios políticos producidos como con-
secuencia de la Primavera Árabe, desde diciembre de 2010, como «cuarta ola de
democratización» (Diamond, 2011; Gershman, 2011; Grand, 2011; Dobson, 2011;
Priego, 2011). No obstante, siendo precisos en el uso de los conceptos, creemos más
apropiado sostener que las revoluciones, los levantamientos populares y las protestas
que tuvieron lugar, en la gran mayoría de los países árabes, provocaron una «quin-
ta ola de cambio político» en la región del norte de África y Oriente Próximo con
efectos diversos sobre la naturaleza de los regímenes árabes. De hecho, solo Túnez
culminó un proceso exitoso de transición desde el autoritarismo a la democracia,
mientras que fracasaron las respectivas transiciones democráticas iniciadas, tras la
caída de sus respectivos dirigentes autoritarios, en Egipto, Libia y Yemen. Otros paí-
ses árabes procedieron a una liberalización parcial de sus sistemas políticos –como
Marruecos, Argelia, Omán o Jordania– mientras que, en otros, las reformas políticas
tuvieron escasas repercusiones sobre el pluralismo y la competencia política. Incluso,
encontramos casos de inmovilismo y autoritarismo persistente en regímenes como
los de Arabia Saudí o Catar (Szmolka, 2013: 896).
5. Conclusiones
El cambio político constituye uno de los principales y más fructíferos objetos
de estudio de la Política Comparada. Las investigaciones realizadas en este ámbito
han intentado dar respuesta a por qué, cuándo, dónde, quiénes y bajo qué factores
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rico de cualquier país del mundo, desde 1900, en relación con
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Bertelsmann http://www.bti-project. Proporciona un índice que evalúa la calidad de la democracia
Stiftung’s org/bti-home/ y de la economía de mercado en 129 países desarrollados y en
Transformation países en transición. El índice incluye las siguientes variables
Index (BTI) políticas: estatalidad, participación política, imperio de la ley,
estabilidad de las instituciones democráticas e integración po-
lítica y social Asimismo, proporciona informes para evaluar las
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persistentes.
Polity IV Project: http://www.system- Examina las características democráticas y autocráticas de las
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Characteristics ect.html escala de 21 puntos desde -10 («monarquía hereditaria») a +10
and Transitions, («democracia consolidada»). Diferencia tres principales formas
1800-2013 de gobierno «autocracias» (-10 a -6), «anocracias» (-5 a +5 y los
valores -66, -77, y -88), y «democracia» (+6 a +10). Las dimen-
siones que contempla se basan en la formación del ejecutivo, los
límites a la autoridad ejecutiva y la competición política. Tam-
bién registra los cambios en las características de la autoridad
gubernamental.
Freedom in https://freedomhouse. Elabora un índice de libertad, a partir de los derechos y liber-
the World. org tades públicas. El índice abarca desde el 1 (máximo grado de
Freedom House libertad) a 7 (máximo grado de no libertad). Establece tres cate-
gorías de regímenes políticos: libres (entre 1 y 2.5), parcialmente
libres (entre 3 y 5) y no libres (entre 5.5 y 7). Es posible realizar
una comparación entre países y en distintos períodos de tiempo
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aspx?activity=down- gobierno, y participación y cultura política. En función de ello,
load&campaignid=De- plantea cuatro tipos de regímenes políticos: «democracias ple-
mocracy0115 nas» (entre 8 y 10 puntos), «democracias defectuosas» (entre 6 y
7.9), «regímenes híbridos» (entre 4 y 5.9) y «regímenes autorita-
rios» (menos de 4 puntos).