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Sobre Antonio, sobre todos

Por Javier Vivanco 3-2-2019

Hoy os vengo a hablar de Machado

pero no de ese del que todo el mundo habla en Segovia, sino de Antonio Machado
Álvarez

padre del nombrado Antonio, maestro de quién abraza la belleza.

Amigo de la comprensión

intentó dibujar el misterio de la vida desde la palabra, desde la música, desde sí mismo.

Honesto con sus mensajes, se llenó de tradición,

y la compartió con todos desde la tranquilidad que otorga saber quién es uno.

Antropólogo, filósofo, abogado, folclorista

practicaba la ciencia del que todo se cuestiona,

y dejó los dogmas para los que construyen los muros del miedo.

¡Quién sabe si su Antonio hubiera podido hablar del balcón de su mirada o del andamio
de sus ojos, de haber sido ese Antonio y no otro quien alimentara su infancia!

Hoy os hablo del librepensador, liberal progresista de pseudónimo Demófilo, ilustre


amigo del conocimiento y de primer apellido Inquieto.

Amante de lo genuino no cayó en el desdeño de otros infelices que movieron su cabeza


afirmativamente cuando hablaban obispos y magnates para conseguir sus migajas.

Guardó para todos la cultura y la sabiduría de un pueblo auténtico

que él consideraba que fuera rico, no por ser pueblo,

sino porque estaba compuesto por múltiples biografías.

Os pido perdón por no hablar de Antonio,

de ese del que todo el mundo habla en Segovia

pero hablar hoy de Demófilo

es homenajear al que habla de las personas por el hecho de serlo

así que, pensándolo mejor, retiro mis disculpas,

pues al hablar de él hablo un poco de todos…

y también de Antonio.

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