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Análisis lógico de las falacias prevalecientes

en el discurso político boliviano actual

Blithz Y. Lozada Pereira, Ph. D.1


Univ. Stefan Terrazas Villegas2
Ing. Guillermo Manning Soria-Galvarro3

RESUMEN
El texto muestra la existencia de falacias en el discurso político actual en Bolivia,
ocasionando graves consecuencias para la democracia deliberativa. Usualmente en el
mundo entero, los políticos incurren en paralogismos o sofismas, también mienten
enunciando proposiciones falsas aunque, eventualmente, es posible que aseveren
juicios verdaderos; Bolivia no es la excepción. Pero en el país andino y particularmente
en la coyuntura actual, las falacias abundan en el discurso político, generándose una
lógica sinsentido que pervierte la deliberación racional y que se regocija en violar los
principios básicos de la argumentación, inclusive en lo que concierne al sentido común.
De esta manera, la sustentación de discursos de contenido político se convierte en un
escenario de arbitrariedad, cinismo y abuso, tanto en la presentación y sustentación de

1
Miembro de Número de la Academia Boliviana de la Lengua y Miembro Correspondiente de la Real
Academia Española. Miembro de Número de la Academia Boliviana de Educación Superior. Docente
emérito de la Carrera de Ciencia Política y Gestión Pública en la Facultad de Derecho y Ciencias
Políticas de la UMSA; y de las carreras de Historia y Filosofía en la Facultad de Humanidades y
Ciencias de la Educación; investigador titular del Instituto de Estudios Bolivianos. Ha publicado 24
libros y escrito 85 artículos para revistas especializadas incluidos textos periodísticos en formato físico
y electrónico. Licenciado en Filosofía con estudios de economía. Tiene Maestría en Gestión de la
Investigación Científica y Tecnológica, y Maestría en Filosofía y Ciencia Política. Diplomado en
Educación Superior y en Ciencias Sociales. Es Philosophical Doctor en Gestión del Desarrollo y
Políticas Públicas. Tiene una larga carrera profesional habiendo ocupado importantes funciones
directivas en instituciones educativas. Obtuvo varios premios y fue miembro de los comités ejecutivos
de la Confederación Universitaria Boliviana y de la Central Obrera Boliviana.
2
Estudiante de las carreras de Filosofía y Economía de la Universidad Mayor de San Andrés; auxiliar de
docencia en las asignaturas de Lenguaje II y Lógica formal y Presidente de la Sociedad Científica de
Estudiantes de Filosofía. Ha recibido el diploma de excelencia en dos ocasiones.
3
Ingeniero mecatrónico titulado por la Universidad Católica Boliviana. Diplomado en Educación
Superior por la misma universidad. Estudiante egresado de la Carrera de Filosofía de la Universidad
Mayor de San Andrés.

1
argumentos propios, como en las respuestas que se dan a los cuestionamientos que
pudiesen emerger. Se trata, sin duda, de un fenómeno mundial típico del mundo
postmoderno y de la posverdad; aunque en el escenario andino se constela como un
universo del discurso signado por el oscurantismo, la intolerancia, la instrumentación
de la subjetividad, y por actitudes histriónicas y gestos de poder de carácter extra-
lógico, eludiendo el tratamiento racional de las cuestiones de interés público, allí donde
cada cuestión de este tipo surge y retorna. El texto devela la gravedad de una amplia
variedad de falacias en dicho contexto.

PALABRAS CLAVE
Lógica // Falacias // Discurso político contemporáneo en Bolivia // Propaganda //
Filosofía política // Análisis del discurso político.

INTRODUCCIÓN

En oposición a las tendencias deconstructivas que en el mundo postmoderno banalizan, ridiculizan,


coartan y convierten a la filosofía en una ocupación inútil; hoy como hace dos mil quinientos años,
ahora como presumiblemente sea en el futuro después de quinientos años, una disciplina filosófica
de potencia incomparable y absolutamente relevante para la ciencia, fue, es y será la lógica. Las
proclamas de la postmodernidad que aplastan la semántica a favor de la retórica, que desprecian la
autoridad en pro del eclecticismo; que destruyen el universalismo para relievar localismos de toda
laya, que proclaman la anarquía para hundir la jerarquía representan en definitiva, la hipóstasis de
las heterotopías en contra de todo discurso utópico4. En tales proclamas late la pulsión de
destrucción de la lógica en provecho de la arbitrariedad en la argumentación, la exención
privilegiada del deber de veracidad, la descarada contradicción cobijada en la coartada de la
dialéctica y el poder, y la impúdica repetición de los trafagadores de la palabra en un vasto universo
de sofismas materiales. Así, por ejemplo, el discurso utópico moderado que instituye una ingeniería
social gradual5 para constituir sociedades funcionales, democráticas y orientadas a la deliberación
racional y el entendimiento en contextos de diferencias culturales abruptas, se diluye en un mar de
falacias que eluden que el discurso político sea juzgado por el tribunal de la razón. Ese es el precio
de desatender la lógica y esa es la consecuencia de que la filosofía calle ante la arremetida de las
falacias que pervierten grotesca e infinitamente cualquier argumentación racional.

VERDAD Y FALSEDAD, SINCERIDAD Y MENTIRA

El primer aspecto que es necesario puntualizar desde el punto de vista lógico se refiere a la
diferencia entre la falsedad y la mentira. Políticamente, denunciar a alguien que mentiría al
afirmar o negar algo, tiene siempre un fuerte impacto psicológico por la descalificación moral del
denunciado. Sin embargo, el tema de la mentira no es objeto de estudio específico de la lógica y de
principio, cabe recomendar que cualquier denuncia que señale que algún hablante sería un
“mentiroso” solo tiene valor instrumental en el campo de la manipulación política y el impacto
psicológico y mediático. En verdad, lógicamente, nadie sabe con seguridad si alguien miente, e
inclusive quien lo haría, es posible que se engañe a sí mismo y creyendo ser sincero, incurra en el
error y formule enunciados falsos. En consecuencia, es imperativo esclarecer las posibilidades que

4
Klaus von Beyme, Teoría política del siglo XX, p. 194.
5
Karl Popper, La sociedad abierta y sus enemigos, tomo I, pp. 15, 157 ss.

2
conciernen a la mentira y los mentirosos tanto a las dimensiones psicológica y lógica, como a las
gnoseológica y ontológica.

Un ejemplo clásico establece las digresiones respectivas. En 1939, Jean-Paul Sartre escribió el
cuento El muro. Es un ejemplo dramático de cómo es posible mentir y decir la verdad al enunciar la
misma proposición. En el relato ficcional, Pablo es un anarquista español detenido por el gobierno
falangista de Francisco Franco. Fue amedrentado y golpeado para que delatara la ubicación de
Ramón, otro anarquista. Los falangistas le amenazaron que si no lo hacía lo fusilarían. Delante de
él fusilaron a otros dos anarquistas, José y Juan. Pablo sabía que Ramón iría a la casa de alguno de
sus compañeros anarquistas para ocultarse si las cosas se ponían difíciles. Para burlarse de sus
captores, Pablo inventó que sabía que Ramón estaba en el cementerio, en una cripta o en la cabaña
del sepulturero. Como una revancha en contra de sus torturadores, Pablo quería verles aprestarse,
organizarse y salir con premura yendo en vano en búsqueda de Ramón. Sabía que al regresar lo
fusilarían, pero no le importaba, se había resignado a aceptar tal consecuencia. Sin embargo, no fue
así, los falangistas enviaron 15 hombres al cementerio y después de un tiempo regresaron. No
fusilaron a Pablo, lo enviaron a una celda común con otros presos de menor importancia donde
pasó la noche. Al día siguiente llegó un nuevo prisionero que contó a Pablo que Ramón había
muerto. Los falangistas lo acribillaron en la cabaña del sepulturero en el cementerio donde Ramón
había decidido ocultarse para evitar comprometer a nadie que presumía que estaría en casa de algún
compañero anarquista6.

Desde el punto de vista de la teoría de la correspondencia, la mentira implica la ausencia de


equivalencia entre lo que el sujeto cree y lo que dice. Pero es posible tanto que crea algo que no se
ajusta con la realidad, y en tal caso tendría una percepción equivocada de las cosas, como también
es posible que lo que crea refiera la realidad como es. En el primer caso, al mentir, es posible que
diga una falsedad o también que enuncie, casualmente, una proposición verdadera como sucede en
el cuento de Jean-Paul Sartre. En el segundo caso, es decir cuando tiene una percepción que
equivale con la realidad y lo que dice no se adecua a lo que cree, entonces invariablemente
enunciará una proposición falsa. Tales definiciones se basan en la teoría que establece que una
proposición es falsa cuando enuncia un contenido que no se ajusta con la realidad, sin
problematizarse el tema del criterio de verdad. De modo complementario, una proposición es
verdadera si el contenido que enuncia corresponde con la realidad. En el cuento de Sartre, si
Ramón se hubiese ocultado en casa de algún anarquista, entonces Pablo habría mentido y hubiese
enunciado una proposición falsa, por lo que habría sido fusilado por los falangistas. Lo propio
habría sucedido si Ramón hubiese hecho algo diferente para no ser aprehendido, por ejemplo, salir
de la ciudad. Que Pablo mienta y diga la verdad es una contingencia poco probable, pero posible.

A la correspondencia entre la imagen que se forma en la conciencia del hablante y la realidad,


desde el punto de vista de la gnoseología, se denomina objetividad. Es decir, si lo que el sujeto
cognoscente concibe en su mente corresponde con la realidad, entonces el conocimiento es
objetivo, entendiéndose que tal coincidencia se da según el punto de vista desplegado desde una
perspectiva explícita. Naturalmente, desde otros puntos de vista, es posible concebir imágenes
diferentes del objeto que con tales enfoques, serían también objetivas relativamente. Desde el
campo de la psicología, a la equivalencia entre lo que el hablante enuncia y el contenido de la
imagen formada en su conciencia se llama sinceridad. En consecuencia, lo opuesto a la mentira no
es la falsedad, porque además, es posible como Pablo, mentir y decir la verdad. Lo opuesto al acto
de mentir, consiste en ser sincero; sin que sea necesario hablando en rigor, que al acusar a alguien
de ser mentiroso, eso implique que diga algo falso. Por lo demás, una persona compulsivamente

6
El muro, pp. 19-39.

3
mentirosa; es decir, que según las circunstancias prevalecientes enuncie proposiciones que no
equivalen con lo que cree, es descubierta como tal por las contradicciones en las que incurre; esto
es porque sus afirmaciones posteriores son inconciliables con las que formuló inicialmente.

Es interesante que Sartre, congruente con su filosofía existencialista, afirme que para vivir, el
hombre necesita mentir. Una concepción ingenua ampliamente repetida por la moral puritana
condena la mentira; sin embargo, parece ser que independientemente de la ética, mentir es parte de
las relaciones y la interacción entre los seres humanos, por lo que no debería alarmar que,
independientemente de la falsedad o la verdad de los respectivos enunciados, sea frecuente que los
políticos mientan. Pero tanto en el discurso político como en la vida cotidiana, en última instancia,
quien tendría certeza incontrovertible de que está mintiendo, es solamente el mismo hablante. Solo
en el caso que dicha persona adolecería de problemas psiquiátricos, se explicaría que incurra en
afirmaciones que se anularían unas a otras según el principio lógico de tercero excluido, inclusive
en la situación eventual en la que en su fuero interno crea que no miente. Quien tiene conciencia de
sus actos y quien es consciente de que miente al enunciar una proposición, independientemente de
que diga una verdad o una falsedad, pretende invariablemente dar verosimilitud a su mentira al
generar un discurso que justifique, complete y haga creíble la proposición enunciada que ha elegido
aseverar como una decisión psicológica libre e intencional.

FALSEDADES Y MENTIRAS EN EL DISCURSO POLÍTICO

En el discurso político, como en la vida cotidiana, las mentiras son decisiones subjetivas que
resultan del análisis de una prospectiva utilitaria inmediata. Es decir, los políticos deciden mentir
según su análisis de las consecuencias instantáneas, según las impresiones que ocasionaría su
discurso y atendiendo al impacto al que darían lugar otras aseveraciones complementarias. Es
interesante que en Bolivia como en el resto del mundo, sea un secreto compartido por los políticos,
creer que ningún discurso deba mostrar la totalidad que el hablante cree que es la verdad, según su
percepción de la realidad. Tal imperativo categórico elitista se expresaría en la máxima: “nunca
digas toda la verdad”. Queda claro que tal máxima, en realidad, enunciaría otra de carácter críptico:
“nunca digas todo lo que crees que sabes y procura siempre dejar la posibilidad abierta para que
puedas afirmar en el futuro, contenidos que sean lo contrario a lo que dirías actualmente”. Así, se
hace imprescindible mentir para hacer política. Sin embargo, en este contexto como en los referidos
a la vida cotidiana, denunciar a alguien como mentiroso -sea que se trate de un individuo con algún
trastorno psiquiátrico o sea que se trate de alguien que miente ocasionalmente- no tiene relevancia
lógica alguna porque no existe modo de probar la ausencia de correspondencia entre el contenido
de la imagen en la conciencia y el contenido de la aseveración que el hablante enuncia.

Es posible, por otra parte, que por distintas causas alguien que parezca obsesivamente mentiroso,
adolezca de la incapacidad de percibir los objetos de la realidad desde las perspectivas usuales del
contexto ideológico en el que viva. Todo contexto tiene una determinada carga teórica que influye
en la formación de las imágenes en la conciencia del hablante, incluyendo prejuicios y visiones del
mundo determinadas. Los políticos, no solo por disponer de los medios oficiales de información,
sino porque generan pautas discursivas encaminadas al diálogo o a la discusión, son responsables
de generar estilos determinados de comunicación. Políticos que argumentan con pertinencia, que
responden a los cuestionamientos de manera pertinente y verosímil, que generan diálogo viable y
un escenario comunicacional de deliberación racional, educan en sentido amplio a la población del
contexto para que sus conciudadanos se formen en un espíritu democrático, generando el escenario
público de la comunicación política como un ambiente verosímil y tolerante, donde las diferentes
perspectivas de conformación de imágenes en la mente de los sujetos compitan según argumentos
que muestren su mayor o menor plausibilidad racional.

4
Tanto en la vida cotidiana como en la política, quienes posiblemente mientan al margen de la
situación de poder en la que se encuentren, son descubiertos en general, gracias a las sospechas que
generan, no porque tengan una peculiar perspectiva de enfoque de la realidad, sino porque de
manera recurrente, afirmarían proposiciones falsas contradictorias unas con otras a mediano plazo.
Sin embargo, es recurrente también que los políticos aspiren a apelar con frecuencia al olvido y al
beneficio de la duda respecto de que mientan o no; y, por consiguiente, pretendan dar legitimidad a
la perspectiva de formación de imágenes en su conciencia, generando pautas de opinión que sean
repetidas no solo por sus adláteres. Por lo demás, al no aceptar las otras perspectivas de análisis de
quienes compiten con discursos distintos a los suyos, es posible que incurran en el uso o abuso del
poder que detenten, evitando la tarea de responden de manera razonable a las objeciones de quienes
cuestionan sus posiciones y puntos de vista. De esta manera, pretenden imponer sus asertos como si
fuesen la única verdad posible, buscan afirmar su percepción de la realidad como si ellos mismos
no mentirían y descalifican las imágenes expresadas en los discursos de los demás, calificando a las
aseveraciones de posiciones falsas.

La diferencia de percepción por enfoque de perspectiva distinta no es actualmente recurrente en el


discurso político boliviano. La intensidad del enfrentamiento entre los discursos no se explica
porque los políticos diferirían en las imágenes construidas en sus conciencias con mayor o menor
determinación por la realidad. Tampoco se explica porque algunos mientan o no, por ejemplo,
como si se tratase de mitómanos; porque, en definitiva, solamente cada persona sabe si miente o no
en la intimidad de su fuero interno. Lo que aparece como frecuente en el discurso político
contemporáneo en Bolivia es la multiplicación ampliamente extendida, con intensidad y gran
difusión de falacias, y en especial, de sofismas materiales.

En resumen resulta evidente que únicamente cada persona sabe en su fuero interno si miente o no,
con independencia de que enuncie proposiciones falsas o, de modo contingente alguna vez, afirme
cierta mentira verdadera. En el mismo sentido y de igual forma, solo en su fuero interno cada
persona sabe si intencionalmente ha recurrido a algún sofisma, sea para aparentar solidez respecto a
cualquier argumentación que justifique ex-post una acción o decisión consciente, o sea para
difundir una sesgada interpretación que sea ampliamente repetida por sus epígonos; o, finalmente,
sea para persuadir a quienes sostienen posiciones neutrales o sea para manipular a quienes
eventualmente podrían formarse opiniones contrarias y presentarlas en alguna polémica racional.

LAS FALACIAS COMO SOFISMAS MATERIALES

Los autores de este texto, por tratarse de argumentaciones en el campo de la política, presentamos
los ejemplos de falacias asumiendo que serían en general, sofismas materiales, es decir recursos
contrarios a la lógica a los que el hablante recurriría con el propósito de engañar al auditorio. No
obstante, es posible que las falacias no sean sofismas sino se constituyan como paralogismos. En
tal caso, se trata de falacias inconscientes, formuladas sin premeditación evidente y que se
generarían por ejemplo, debido a la orientación ideológica y el modo cómo el hablante desplegaría
su pensamiento. En tal caso, sin embargo, cabe demandar del hablante que tenga la capacidad de
comprender la visión de perspectivas diferentes a la suya, sin que acalle a sus adversarios en la
discusión o contraposición de ideas gracias a los medios de poder que disponga.

Como en la mentira, solo en su fuero interno personal e íntimo, el político sabe con plena
certidumbre si los recursos retóricos y persuasivos que emplea son sofismas materiales conscientes
y contrarios a la educación racional del auditorio. Si se trata de un político que incurre con
frecuencia en paralogismos, es usual que niegue el pluralismo; que se rehúse a realizar los
principios de diálogo democrático y que vulnere toda comunicación racional. Inclusive su conducta

5
mostrará indiferencia frecuente ante el mínimo de verosimilitud que su discurso debería tener,
llegando a mofarse cínicamente del sentido común. En cualquier caso, aunque su falacia sea
inconsciente, estaríamos o ante un político deleznable que carecería de la inteligencia suficiente y
la humildad indispensable para descubrir y corregir sus propios errores, o estaríamos ante un
político dogmático que por cualquier medio querría a rajatabla imponer sus puntos de vista.

IGNORANCIA DE LA CUESTIÓN

A continuación se ofrece el análisis de falacias dadas en el discurso político contemporáneo en


Bolivia. Una falacia muy frecuente es la que se conoce como ignoratio elenchi7. Un ejemplo
ostensivo la muestra. Ante la denuncia de tráfico de influencias que involucra a una persona
íntimamente vinculada con altos funcionarios de gobierno, implicándose la contratación de varias
obras del Estado con diversas empresas durante más de cinco años por un monto que supera los 560
millones de dólares8, sin que dicha persona tuviese título universitario, sin que haya probado
idoneidad profesional para promover los contratos y contando menos de treinta años; la respuesta
de dicha persona fue contradecirse a sí misma y cambiar sus versiones sin el menor rubor de
veracidad. Por su parte, varios funcionarios de gobierno desviaron la atención del foco de la
denuncia, haciendo que la ciudadanía siguiera como si se tratara de una trama ficcional, si existiría
o no un supuesto hijo entre la persona de marras y un alto funcionario de Estado. En el decurso de
la distracción se involucró a una supuesta red criminal, se emitieron mandamientos de aprehensión,
hubo varias detenciones, incluido el apresamiento de uno de los abogados de la persona denunciada
y se desarrollarían alrededor de una decena de juicios9 sin atender explícitamente al contenido
central de la denuncia.

Hay varias expresiones para desviar la atención del tráfico de influencias, tanto de la persona
involucrada como de los funcionarios de gobierno. La implicada responsabilizó primero a uno,
después a otro funcionario, e inclusive a representantes de la oposición. Por su parte, personeros
gubernamentales emitieron expresiones como las siguientes: “fue mi pareja por dos o tres años, en
2007 tuvimos un bebé y lamentablemente por nuestra mala suerte ha fallecido; después de algunos
problemas nos distanciamos, no he sabido nada de ella, hasta esta mañana cuando la llamé y me
dijo que estaba casada”. “El certificado de nacido vivo es falso, hemos hecho una verificación, un
requerimiento y nunca ha existido un certificado de nacido vivo del menor, por tanto la
documentación que ha presentado esta señora es totalmente falsa”10.

Probar el delito de tráfico de influencias es difícil. Los estudiosos de la corrupción piensan que los
expertos en el tema no son los académicos ni los periodistas de investigación, tampoco quienes
pretenderían documentarla para combatirla; las personas que están por delante de los hechos,
llevándolos a cabo y anticipándose a las posibilidades; es decir, los innovadores, creadores y
sustentadores de la venalidad serían los propios corruptos. Y en este caso abundan falacias y

7
Ignoratio elenchi es un sofisma material, es decir, una falacia intencional formulada con el propósito
de engañar al auditorio. Consiste en responder a algo diferente de lo que está en cuestión, o en
probar algo que es irrelevante racionalmente respecto del contenido que habría que probar.
8
Cfr. por ejemplo: http://www.paginasiete.bo/nacional/2016/4/1/garcia-linera-pide-defender-presidente-
ataques-insultos-91751.html. También http://eju.tv/2016/02/amalia-pando-la-mujer-azul-munequea-los-
contratos-chinos
9
Véase, por ejemplo, el siguiente sitio web: http://www.consuladodebolivia.com.ar/2016/05/18/desde-la-
carcel-9-juicios-encima-gabriela-zapata-ahora-difunde-otra-version
10
Ídem.http://www.paginasiete.bo/nacional/2016/3/16/garcia-linera-habia-nacido-hijo-enganaron-evo-
90051.html

6
mentiras; se incluyen declaraciones de personeros del poder judicial, el poder legislativo y el poder
ejecutivo que defendió a algunos implicados incurriendo en contradicciones. En lugar de que la
respuesta a la denuncia se base en una investigación que muestre cómo una persona con la ausencia
de credenciales mínimas dispusiera de ambientes del Estado boliviano, promoviera contratos
millonarios y obtuviese pingües ganancias personales durante años, falsificó su título de abogada,
logró ganancias inéditas imposibles en todo país del mundo civilizado; el aparataje del Estado,
incluidos los medios de comunicación de masas, envolvieron al público en un mar de distracciones
para inducir una premeditada ignorancia de la cuestión.

Pese a la dificultad, las evidencias son públicas y la denuncia develaría acciones que deberían
investigarse, sin descartarse la posibilidad de corrupción entendida como posible daño a los
recursos públicos para beneficio económico de particulares, daño que podría haber sido provocado
también por las empresas trasnacionales involucradas. A pesar de la densidad de pruebas
presentadas por una periodista11, la situación de los funcionarios del gobierno presenta un dilema:
O se concentran en mostrar aparentemente que no estuvieron involucrados en ningún tráfico de
influencias, lo que implicaría hacer que el peso de la ley recaiga sobre la persona de marras, al
menos aparentemente de inicio con la salvedad siempre latente de eventualmente favorecerla
concediéndole libertad para lo que debería aguantar12; o, por el empeño por salvarla y no
implicarse a sí mismos, se abstuviesen de mostrar que no hubo tráfico de influencias de parte del
gobierno; pero tal opción no respondería a la denuncia inicial. Suponiendo que existirían los
recursos reales o ficticios para mostrar inocencia de los implicados en el tráfico de influencias,
entonces habría un efecto colateral político indeseado: se pondría en evidencia la corrosión del
sistema, porque finalmente, una seductora fulana lo habría puesto cabeza abajo, contando o no con
la colaboración de facinerosos tal vez del propio interior del sistema. Al carecer de tales recursos
para probar una inocencia inducida que descubriría la vulnerabilidad insostenible del sistema, la
solución para no aplastar más a la arrestada, contando con su silencio, dada también la eventualidad
de que sea liberada con castigos nimios, radicaría en acudir a la falacia ignoratio elenchi: es decir,
generar múltiples discursos con distracciones para olvidar el núcleo duro de la denuncia.

APELACIÓN A LA MULTITUD Y AGRESIÓN A LA PERSONA

Varias autoridades del gobierno defendieron al principal implicado en la denuncia con ímpetu. La
colección de falacias que se advirtieron convierte a este caso en uno paradigmático por los
extremos en la carencia de racionalidad, ausencia de coherencia, manipulación mediática,
contradicciones flagrantes, interminables mentiras y por provocar cansancio por confusión. No
faltó la falacia argumentum ad populum13 que hace un llamado emocional persuasivo despertando
pasiones y entusiasmo de la multitud, y haciendo referencia a categorías al parecer inobjetables
como “el pueblo” o “los humildes” que no tienen nada que ver con la denuncia. La falacia desliza
conclusiones sin fundamento lógico ni evidencia real, ganando el asentimiento del auditorio. Fue

11
Cfr. el sitio web http://www.paginasiete.bo/nacional/2016/2/15/amalia-pando-denuncia-gabriela-zapata-
hacia-lobby-para-otra-empresa-china-86826.html
12
Véase el siguiente sitio web: http://eju.tv/2016/04/aguante-le-dijo-quintana-zapata-cuando-cayo-presa.
También http://nos24.com/leon-la-exnovia-del-presidente-negocio-su-libertada-por-el-silencio
13
Argumentum ad populum es una falacia que consiste en realizar un llamado emocional al “pueblo” o al
auditorio, despertando su entusiasmo para conquistar su asentimiento respecto de una idea carente
de sustento lógico. Está relacionada con las falacias que recurren a la misericordia –argumentum ad
misericordiam- y las que ofenden personalmente a quien sostiene posiciones contrarias –argumentum
ad hominem-. Es frecuente que en sus formulaciones se recurra a cuantificadores universales como
“todos”, “todo”, “cada uno”, “ningún”, “nada” o “nadie”.

7
esgrimida por un diputado que dijo: “A los pobres, a los indígenas nos acusan de todo, pero aun así
vamos a seguir trabajando (…) para eliminar la pobreza y llegar al sector obrero y campesino”14.

El mismo diputado, excelente discípulo de los maestros de la irracionalidad y la argumentación


falaz, incurrió tal vez como paralogismo, en la falacia argumentum ad hominem15 cuando atacó
directamente a la persona que sostuvo la denuncia. Su objetivo fue desprestigiar al periodista
denunciante, acudiendo a adjetivos altisonantes y a la violencia verbal denigrante. El diputado
afirmó: “¿Quién hace esas denuncias? (…) ¿de dónde vienen esos documentos? (…) es gente
involucrada al fascismo, a la inteligencia de la derecha, gente del neoliberalismo”16.

En la coyuntura actual, el nivel de infamia al que llega el discurso de los políticos bolivianos
insultando, denigrando, descalificando e incluso amedrentando a quienes sostendrían posiciones
contrarias a las del gobierno o efectuarían graves denuncias, ha llegado a situaciones extremas. De
manera frecuente es lamentable encontrar discursos que incurren en la falacia ofensiva de
argumentum ad hominem, profiriendo declaraciones pletóricas de insultos. Así, acusar a los
denunciantes o a las personas de la oposición al gobierno con un florido lenguaje que incluye
adjetivos como “mentirosos”, “tontos” y “perezosos”, expresa apenas la habilidad falaz criolla de
quienes emiten semejantes pronunciamientos17.

La falacia ignoratio elenchi implica una conclusión no atingente siendo ampliamente reproducida
en el discurso político boliviano y, como se ha visto en el ejemplo anterior, por lo general se
refuerza o acompaña con otros sofismas materiales. La frecuencia de esta falacia se evidencia en
las más disímiles situaciones, por ejemplo, se la descubre para manipular psicológicamente al
auditorio. Tal es el caso del franco desconocimiento de los resultados de un referéndum que
estableció la imposibilidad de prórroga de las más altas autoridades del Estado después de catorce
años de gobierno. Un ministro inauguró una Escuela de Formación Política, es decir,
supuestamente una entidad que debería formar a la juventud en el respeto a la dinámica
democrática y la renovación de liderazgos, diciendo a los asistentes que “no vayan alimentando
esperanzas algunos compañeros de que se puede reemplazar al Presidente (…) hasta ahora no nació
quien lo sustituya y no nacerá en las próximas décadas”18. Esta falacia es ostensiva además, de la
manipulación ideológica, la reproducción del culto a la personalidad y la ramplonería de la argucia
discursiva sin ninguna base empírica. Es poco probable que un ministro llegue al extremo de no

14
http://www.unitel.tv/noticias/la-oposicion-no-esta-conforme-con-las-explicaciones-sobre-zapata
15
Existen dos formas de la falacia argumentum ad hominem: la argumentación circunstancial y la
ofensiva. En el primer caso se trata de apelar a que la persona que defiende las opiniones contrarias a
las del emisor, asuma una circunstancia determinada en provecho de la posición del emisor. Es decir,
se trata de argumentar sin hacer referencia al tema en discusión, sino apelando a una circunstancia
posible, peregrina o no, que el contrario debería asumir para abstenerse de sostener posiciones
contrarias al emisor. Es típicamente una referencia casuística que involucra al contendiente; por
ejemplo, un vegetariano cuestiona a un carnívoro diciéndole que se ponga en el lugar del ganado en
el matadero. Respecto del argumentum ad hominem ofensivo, se produce cuando quien argumenta en
contra de la persona que sostiene posiciones contrarias. No se refiere al contenido de lo que está en
discusión, sino arremete contra el adversario ofendiéndolo de cualquier manera, por ejemplo, para
descalificarlo hace referencia a su pasado político, sus creencias religiosas, su ideología, su vida
pública o privada, o cualquier otro factor que motive la supuesta inhabilitación del contendiente. Así,
gracias al mecanismo psicológico que une determinadas ideas con la persona que las sustenta, esta
falacia logra eficazmente en un auditorio ingenuo, suponer que la argumentación del contrario habría
sido rebatida, cuando en realidad, el emisor no formuló ningún argumento atingente para hacerlo.
16
http://www.unitel.tv/noticias/la-oposicion-no-esta-conforme-con-las-explicaciones-sobre-zapata
17
http://eju.tv/2016/01/garcia-linera-pide-la-oposicion-pagina-siete-dejar-mentir-libreta-servicio-militar
18
http://www.la-razon.com/nacional/Quintana-vista-elecciones-presidente-Evo_0_2477152372.html

8
darse cuenta de los efectos que su discurso ocasionaría en la juventud, por lo que la falacia, antes
de ser un paralogismo, con mucha probabilidad es un sofisma.

Otros altos dignatarios de Estado parece que tuviesen predilección por recurrir a la falacia indicada,
también en el caso de la Asamblea Nacional, donde una diputada respecto de la imposibilidad de
prórroga presidencial a partir de los resultados del citado referéndum, afirmó: “el Presidente es
insustituible y un líder de su talla solo nace cada cien o ciento cincuenta años”19.

NEGACIÓN DEL ANTECEDENTE

En el discurso político boliviano es recurrente incurrir en la falacia denominada negación del


antecedente20 para inducir el voto del auditorio, especialmente si se trata de personas de áreas
rurales o de ciudades intermedias. El tono de las alocuciones es paternalista, forzadamente
pedagógico e invariablemente sustentador de una contraposición diádica absoluta entre una forma
de ser valiosa e insustituible por una parte, y la forma de ser contrapuesta, detestable e inaceptable,
por otra. Así, en lugar simplemente de presentar un programa, las propuestas o la sugerencia de dar
continuidad a los logros ya alcanzados por la administración gubernamental, como sería pertinente
de personas con actitud madura en términos democráticos; el discurso de inducción de voto define
una caracterización maniquea de la política, donde al hablante o al objeto del que habla le
corresponderían todas las virtudes habidas y por haber, además de cualidades sobrehumanas que
motiven la euforia; mientras que al adversario en una relación dicotómica de amigo-enemigo, le
corresponderían todos los vicios existentes e inimaginables, además de perversiones infrahumanas
ocasionando disforia. Al margen de la eficacia de tal manipulación falaz, es indigno para auditorios
rurales, para jóvenes presentes destinatarios del discurso y en general, para los habitantes de las
ciudades intermedias, que el emisor reitere el tono mencionado innumerable cantidad de veces,
presumiendo la incapacidad de análisis y crítica de quienes le escuchen, además de su inhabilidad
para juzgar el valor lógico, la coherencia, la consistencia y la potencia del discurso emitido.

Los ejemplos de esta falacia abundan, y es elocuente en este caso, la reiterada inducción de voto
con expresiones como la siguiente: “El Presidente, si tiene apoyo, construye colegios; si no tiene
apoyo, regresarán los gringos, regresarán los vende-patria, regresarán los asesinos”21. Para
cualquier mente preclara, la falacia de negación del antecedente radica en que la relación causal
establecida en el razonamiento no es necesaria aunque tendría un fuerte efecto persuasivo por la
descalificación del adversario. Si se diese la negación del antecedente o la causa expresada en el

19
http://www.lostiempos.com/actualidad/nacional/20160618/montano-dice-que-evo-es-insustituible-que-
lider-su-talla-nace-cada-150
20
Existen solo dos estructuras lógicas que establecen relaciones causales válidas. Se trata de modus
ponendo ponens y modus ponendo tollens. En la primera estructura se establece que una relación
causal es lógica si (1) señala que si se diese una causa entonces deberá producirse un efecto
determinado; (2), resulta que la causa se da efectivamente, por lo tanto, es lógico concluir (3), que
también el efecto se habría producido. La estructura conocida como modus ponendo tollens, establece
que dada una relación causal es lógica, (1) si señala que al darse una causa entonces deberá
producirse un efecto determinado, (2) afirma que el efecto señalado no se habría producido;
concluyéndose en consecuencia que (3), la causa señalada no se produjo. La falacia de negación del
antecedente incurre en una argumentación solo posible, es decir, no lógicamente necesaria: (1)
señala que si se diese una causa entonces deberá producirse un efecto determinado; (2), resulta que
se ha constatado la ausencia de la causa indicada, por lo tanto, no es lógico concluir (3), que el efecto
no se produciría. Precisamente porque es posible que el efecto se produzca por una causa distinta a
la inicialmente establecida en la relación causal señalada.
21
http://www.paginasiete.bo/nacional/2015/11/25/garcia-linera-asegura-escondera-todo-sera-tristeza-
78126.html

9
razonamiento; es decir, si el auditorio decidiese libre de toda manipulación ideológica y
psicológica, no apoyar al Presidente, entonces solo es una posibilidad -y no la más probable por
cierto- que se diese el efecto o la consecuencia del razonamiento. En suma, es posible que otro
Presidente sin ser “vende-patria” incremente el número de colegios. En tanto que, aparte de los
colegios, otros discursos hacen referencia, por ejemplo, a carreteras o computadoras.

CAUSA FALSA

La presuposición de que el auditorio no tendría capacidad alguna para analizar y criticar


lógicamente el valor de los discursos emitidos, se confirma también con la frecuencia con la que el
discurso político prevaleciente entre los políticos bolivianos incurre hoy día en la falacia de causa
falsa22. Y si esta trasgresión lógica se da desde las más altas autoridades del Estado, no es extraño
que se repita entre funcionarios de menor jerarquía. Inclusive se ha publicado más de un volumen
de recopilación de las frases de altos funcionarios del Estado boliviano en las que se advierte la
prevalencia de prejuicios, la suposición de la verdad del saber vulgar exento de toda base científica,
y la violencia racional contra el sentido común que en ciertas ocasiones obliga a escuchar sandeces
solo por el poder que detenta quien las enuncia, atentando contra la lógica y el sentido razonable
que debería precautelar toda alocución que respete al auditorio y a quienes tienen el infortunio de
estar obligados a escucharlas.

La falacia de causa falsa se evidencia en ejemplos como los descritos a continuación. En la I


Conferencia Mundial de Pueblos sobre el Cambio Climático y la Madre Tierra, llevada a cabo en
abril de 2010, el Presidente de Bolivia dijo: “El pollo que comemos está cargado de hormonas
femeninas. Por eso, cuando los hombres comen esos pollos tienen desviaciones en su ser como
hombres"23. Se trata de una falacia de causa falsa porque explica la existencia de la
homosexualidad refiriendo como causa el consumo de pollo, habida cuenta supuestamente de que
dicha carne tendría hormonas femeninas en exceso. La argumentación es inverosímil, carece de
base científica, denota desconocimiento del tema de quien la formula, revela las creencias y mitos
urbanos que gobiernan el imaginario del emisor y constata la arbitrariedad al señalar un nexo
causal falso. Es presumible, por otra parte, que dicha falsedad causal solo podría emitirse si no
existiese el mínimo rubor sobre la seriedad, responsabilidad e imputabilidad de ignorancia y
atrevimiento a las que son susceptibles argumentaciones como la descrita; finalmente, siendo parte
de las declaraciones de la más alta autoridad de un Estado en un contexto internacional, dicha
imputabilidad no se aplica solo al emisor, sino en general, al pueblo que representa.

El mismo emisor en el evento de marras, señaló otras argumentaciones que expresan falacias de
causa falsa en un contexto discursivo de arbitrariedades lógicas extremas, evidenciadas por
ejemplo, en las siguientes aseveraciones: “Algo interesante sobre la calvicie, y perdonen los
hermanos europeos, la calvicie (...) es una enfermedad en Europa; casi todos son calvos, y esto es
por los alimentos que comen, mientras que en los pueblos indígenas no hay calvos, porque no

22
La falacia de causa falsa consiste en tomar como causa de un efecto determinado, algo que no es en
verdad, la causa que lo produce. La forma más flagrante de dicha falacia consiste en considerar un
factor determinado como causa suficiente de un efecto, cuando existirían adicionalmente otras causas
diferentes. También es falaz la argumentación que presenta como causa necesaria algún factor que
solo ocasionalmente permitiría explicar la ocurrencia de un efecto, siendo apenas una causa posible,
es decir, una causa contingente y circunstancial. Finalmente, creer que una causa no suficiente pero
necesaria, explique cabal y completamente una relación causal determinada excluyendo otras causas
necesarias, constituye una forma atemperada de la falacia señalada.
23
http://www.abc.es/20100422/internacional-iberoamerica/morales-dice-calvos-gays-20100422.html

10
comemos esos alimentos”24. En este caso, las arbitrariedades basadas en prejuicios del saber vulgar
radican en lo siguiente: (1) en creer que la calvicie es una enfermedad; (2) en suponer que solo se
da en Europa; (3) en afirmar temerariamente que “casi todos” los europeos son calvos; (4) en
reducir el efecto de la calvicie a una causa contingente; (5) en desconocer la preeminencia del
factor genético en la calvicie25; (6) en afirmar hiperbólicamente que los indígenas estarían libres de
la supuesta “enfermedad”; y (7) en sugerir que la alimentación de los indígenas los libraría de
“enfermedades” como la calvicie. Finalmente, que el acervo “científico” de un emisor se reduzca a
sus prejuicios, creencias y mitos, expresa en última instancia, la imagen y la valoración que a nivel
internacional generarían sus discursos, dando lugar a que su presencia y la representación a la que
daría ha lugar en contextos como el descrito, sean motivos de hilaridad o compasión. Por lo demás,
con semejante ejemplo, internamente a ningún aspirante a político boliviano y lamentablemente,
tampoco a segmentos amplios de la población identificada con tales discursos o con el emisor, le
causaría el mínimo malestar racional ser visualizados, caracterizados e identificados como personas
incapaces de emitir mensajes o de criticarlos con base en el sentido común y una cultura científica
mínima, ni siquiera expresiva del conocimiento en las fronteras de la ciencia del siglo XXI, sino
apenas redundante en los rudimentos básicos de la comprensión racional del mundo que, por
ejemplo, cualquier escolar europeo conoce y domina.

APELACIÓN A LA AUTORIDAD Y A LA FUERZA

La absoluta carencia de una mínima cultura científica y de una concepción racional del mundo en
el discurso frecuente de la mayoría de los políticos bolivianos, situación que se reproduce y se
extiende dada la imagen y las argumentaciones de los principales funcionarios del Estado, se
constata ampliamente. Por otra parte, dado que en determinadas ocasiones, la persuasión de los
discursos no se ha realizado satisfactoriamente apelando a aspectos emocionales y dado que los
textos carecen definitivamente de cualquier fundamento científico, entonces precautelando el culto
a la personalidad y en evidente rechazo a cualquier crítica, es frecuente que una cantidad
considerable de funcionarios oficialistas emitan opiniones como la siguiente que corresponde a un
Alcalde de un Municipio rural del Departamento de Cochabamba: “El presidente es mandado por
Dios (…) con esa fortaleza que tenemos, las dos federaciones del Trópico y Chapare, junto con las
otras federaciones, para nosotros en nuestros municipios, el Movimiento Al Socialismo se va a
quedar en el gobierno al menos unos cien años y de eso estamos convencidos”26.

Se trata en este caso de la falacia argumentum ad verecundiam27, es decir la apelación a la


autoridad que resulta ser nada menos que divina. Cuando los políticos pretenden convertir a un
régimen cualquiera en una teocracia o una delegación absolutista por la gracia de Dios, se advierte
la renuncia a cualquier argumentación racional verosímil y persuasiva con una base sensata. Referir
la autoridad de Dios y la gracia de su legado por el próximo siglo a favor de un partido político en
el gobierno en pleno siglo XXI, denota la influencia totalmente reñida con la lógica y los principios

24
https://correodelsur.com/politica/20151021_lea-las-diez-evadas-mas-famosas-del-presidente-libro-
que-ahora-va-por-su-re-re-reedicion-ilimitada.html
25
http://1.usa.gov/1s42Oij
26
http://www.eldeber.com.bo/bolivia/alcalde-del-mas-dice-evo.html
27
Argumentum ad vericundiam es una falacia que recurre a la autoridad de alguien para crear
asentimiento del auditorio respecto de la idea que defiende el emisor del argumento. La autoridad
puede ser científica, intelectual, académica, política, pastoral, paternal, religiosa, institucional e
inclusive divina. No necesariamente es un recurso falaz, puesto que, por ejemplo en el caso de
autoridades científicas, quienes tienen mayor competencia para opinar sobre tópicos de su
especialidad, son precisamente los científicos.

11
de la democracia y el pluralismo. Se trata de concepciones fundamentalistas y fanáticas que asumen
una religión como la única que debería existir, ideas rayanas con la violencia criminal capaz de
efectuar actos terroristas abominables para conquistar o preservar el poder. Además, esta falacia
por lo general se presenta relacionada con otra, denominada argumentum ad baculum28, puesto
que implícita a la autoridad late el empleo de la fuerza contra quienes se atrevan a desafiar los
designios divinos.

La amenaza de la fuerza puede recurrir inclusive al miedo y al terror. Vaticinando el cumplimiento


de lo que el referéndum estableció por mayoría de votos, un alto funcionario del Estado incurrió en
la falacia argumentum ad baculum señalando que de cumplirse el mandato popular, “no habrá
destino”, “todo va a ser tristeza”, “a las wawas les van a quitar todo (…) va a haber llanto, y el sol
se va a esconder y la luna se va a escapar, y todo va a ser tristeza para nosotros”29. A título de
metáforas torcidas sin calidad literaria alguna, estas expresiones siembran el miedo para que los
receptores acepten una conclusión gratuita manipulada.

Otra vez el mismo funcionario con una amplia práctica en argumentos falaces, pretende invalidar el
mandato popular mayoritario del referéndum que negó la continuidad después de catorce años de
gobierno, argumentando con gestos histriónicos toscos. Recurre con similar labilidad tanto a la
falacia argumentum ad baculum, como a las falacias indicadas en el presente texto como
negación del antecedente y argumentum ad verecundiam. Así, con notoria soltura alude a la
hipótesis de que el Presidente deje el gobierno en enero del año 2020 indicando lo siguiente: “Si se
va, ¿quién va a protegernos?, ¿quién va a cuidarnos? Vamos a quedar como huérfanos (…) sin
padre, sin madre, así vamos a quedar (…) estoy muy triste mis hermanos, es muy triste pero he oído
a mi abuelita y me dijo que no perdimos la guerra, solo una batalla”. “Nuestro Presidente Evo, tata
Evo, igual que vos, de tu mismo color de piel, de tu misma sangre, esto te está regalando, setenta
mil bolivianos, casi diez mil dólares (…) ¿Cuándo alguien regaló una vivienda al pobre, al
humilde?”. “Si nuestro hermano Evo se va, ¿quién se va a acordar de los pobres, humildes? Eso
deben reflexionar porque es gracias a nuestro tata Evo que hoy estamos entregando noventa y seis
viviendas. Si no hubiera tata Evo, esas viviendas no habría acá”30.

LA FALACIA DEL JUGADOR

Mostrando una interpretación matemática sesgada y equivocada respecto de la probabilidad, el


mismo alto funcionario del Estado, incurrió en la falacia del jugador31. Cuando las tendencias de
voto ya habían sido constatadas, pese a que los datos extraoficiales de todas las empresas habían
ratificado el triunfo de la opción de NO modificar la Constitución Política del Estado; en lugar de

28
Argumentum ad baculum es una falacia que apela a las amenazas, a la fuerza y a cualquier forma de
intimidación para que el auditorio o el adversario acepte una argumentación determinada. Señalar la
cantidad de electores en una discusión; amedrentar con advertencias, amenazas u otras formas de
presión; concebir que el derecho se basa en la fuerza militar, social o de cualquier otra índole, son
expresiones típicas de la falacia conocida como argumentum ad baculum.
29
http://www.paginasiete.bo/nacional/2015/11/25/garcia-linera-asegura-escondera-todo-sera-tristeza-
78126.html
30
http://www.paginasiete.bo/nacional/2016/2/28/garcia-linera-evo-quien-protegernos-88192.html
31
La falacia del jugador consiste en la suposición errónea de que algo aleatorio va a suceder por
necesidad debido a que los sucesos pasados así lo determinarían, tal y como debería suceder en los
juegos de azar. El fundamento estadístico equivocado radica en las probabilidades matemáticamente
mal entendidas: si algo no sucedió en un lapso o recientemente, entonces habría llegado la hora de
que suceda, o si un evento aleatorio sucedió en un lapso definido o recientemente, entonces ya no
debería volver a suceder.

12
que el alto funcionario mantuviese la calma y reconociera su derrota, tuvo expresiones como las
siguientes referidas a los resultados: “Pueden modificarse por el sí o por el no, dependiendo de
cómo lleguen las actas de las comunidades alejadas. Pedimos paciencia a la población, la victoria
se va a definir en las siguientes horas con las actas. Es altamente probable que lo que en el día salió
en la televisión se modifique de manera drástica”. “Aún no tenemos los resultados oficiales del
Tribunal Supremo Electoral, habrá que esperar horas y días”. “Esto muestra un clarísimo empate
técnico electoral, muestra que pese a la guerra sucia, a la infamia y a la tergiversación, que la
oposición ha desplegado, la mitad del pueblo boliviano ha optado porque se modifique la
Constitución Política del Estado”32.

Respecto de estas declaraciones cabe indicar lo siguiente: (1) El Tribunal Supremo Electoral
demoró mucho más tiempo del que se necesita usualmente para anunciar los resultados oficiales,
tiempo que fue observado inclusive por los delegados de la Organización de Estados Americanos.
(2) Varios grupos de opositores y la ciudadanía en general, consideraron imprescindible formar
grupos de vigilancia con la finalidad de evitar cualquier escamoteo en los resultados. (3) Fue más
de la mitad de los votantes la que dijo NO al cambio de la Constitución Política del Estado y menos
de la mitad la que aceptaría tales modificaciones. (4) En procesos de consulta directa y precisa, no
existe “empate técnico” alguno, inclusive un voto en elecciones limpias y racionales dirime el
resultado. Y (5) como en los juegos de azar, el apostador falaz es siempre el perdedor: como la casa
siempre gana, de igual forma, el escrutinio con base razonable y lógica también ganó.

CONCLUSIÓN

Los resultados del referéndum llevado a cabo en febrero de 2016, al parecer, habrían detonado la
explosión de la mayor diversidad de falacias en el discurso político de los funcionarios y adláteres
del gobierno, tanto en el poder ejecutivo y en el legislativo, como en distintos ámbitos de la
sociedad civil, el campo de la prensa por ejemplo. Parecería que en torno a tal referéndum se
constituiría la gama completa de las falacias referida en los libros de texto sobre lógica.

Por lo demás, es poco verosímil creer que tales falacias del discurso político boliviano evidenciadas
amplia, diversa, recurrente e invariablemente en la coyuntura actual; sean paralogismos. Lo más
probable es que se trate de sofismas a los que se recurre como un expediente de apelación
instantánea e inclusive automática. Ese es el verdadero legado de los actuales políticos al futuro:
haber extremado la argumentación política convirtiéndola en la cínica presentación de posiciones
sin base científica alguna, posiblemente pletóricas de mentiras que solo la conciencia de los
emisores no puede eludir ni tergiversar. Se trata de discursos que se otorgan cínicamente a sí
mismos, luz verde para desplegar toda forma de arbitrariedad, contradicción, incoherencia y
ausencia absoluta de certidumbre racional; son pronunciamientos que no pretenden convencer por
convicción o por consistencia entre el discurso y la realidad, sino recurriendo a los intereses del
auditorio, las ventajas posibles para quienes sustentarían a los emisores e inclusive refiriendo el
poder que se cerniría sobre quienes les contradigan o discrepen con sus ideas.

Que los políticos bolivianos del futuro aprendan estas mañas irracionales altamente efectivas para
“persuadir” a auditorios fáciles por la prevalencia de intereses extra-lógicos, que hagan de estos
procedimientos falaces la constante de sus discursos y de su modo de vida, todavía no muestra la
acritud de las consecuencias a las que dichos factores podrían dar ha lugar. Cuando se den tales
efectos en el futuro, estaremos conscientes de cuándo, cómo y quiénes extremaron los sofismas en

32
http://www.paginasiete.bo/nacional/2016/2/21/garcia-linera-habla-empate-tecnico-dice-resultado-
podria-modificarse-manera-drastica-87510.html

13
la historia de la democracia contemporánea. Los autores de este artículo hemos contribuido a tal
identificación y a mostrar la responsabilidad en el origen de la depravación de la razón política.

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