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“Gotas de Colirio”

ROTURA SOCIAL

Por. Anuar Cortázar Cáez

¿Hacia dónde orientar la educación en esta época de incertidumbre con respecto al destino
del hombre? ¿Qué tipo de ser humano debe formarse para que pueda salir con éxito de las
crisis? ¿Con base en qué criterios se debe actuar frente a situaciones de conflicto?
Esas eran preguntas obligadas hace algunos años y en la actualidad cobran mayor
importancia cuando en Colombia se habla de una crisis de valores o de una crisis de
valoraciones.
El desarrollo tecnológico, la globalización de los mercados y de la cultura, la relevancia de
la información y del conocimiento en los procesos productivos y sociales modifican las
maneras de entender el mundo y bosquejan nuevas formas de relación entre las personas.
Actualmente en Colombia se podría decir que han cambiado las pautas culturales.
Surgen cambios de conductas tras las cuales existen valores que se derrumban y otras que
emergen con pujanza. La conciencia ecológica, la preocupación por los derechos humanos,
la igualdad de sexos, la democratización de la información y del conocimiento, la
pluralidad, la tolerancia y el rescate de los valores cívicos son algunos de ellos.
En el eje de esta problemática está la preocupación por el ser humano y la preservación de
una calidad de vida.
La formación de mejores ciudadanos requiere de actores sociales con posibilidades de
autodeterminación, con capacidad para representar intereses y demandas, y para ejercer los
derechos individuales y colectivos dentro de las normas jurídicamente establecidas. Un
ejemplo, la Constitución y el reglamento interno de la escuela.
En sí necesitamos desarrollar valores, actitudes, capacidades y habilidades generales que
permitan el dominio y la creación de nuevos conocimientos. El eje de todo esto se
encuentra en la educación y los maestros, pero principalmente dentro de cada uno de
nosotros.
En la vida no basta ser inteligente para alcanzar el éxito. Es necesario adaptar un método
que, paso a paso, nos conduzca a la meta que nos hemos trazado.
Para ello son importantes la ética, los valores y las actitudes, cualidades que en nuestras
comunidades y el resto del mundo para muchos ya no existen.
Sin embargo, es importante tenerlos en cuenta en todos los actos de nuestra vida familiar,
social y laboral.

La rotura social se esta viviendo palpablemente mas en los jóvenes, en donde existen
bandas organizadas de estudiantes, en nuestro municipio de Magangué y sus corregimientos
ha llegado este flagelos, hay que trazar líneas pedagógicas en darles una orientación
familiar, “es mejor prevenir que curar”, el rol de la familia y las instituciones educativas y
otras ONG, es estar orientando a las nuevas generaciones para que no pierdan el buen
sendero de la formación integral.
Finalmente, de poco nos sirve tener muy buena salud, ser muy creyente o muy inteligente o
vivir rodeado de comodidades y lujos si no se es justo, bueno, o si no hacemos el
bien. Pero esta rotura tocó fondo en la administración pública en donde las alcaldías a esta
altura, ya no poseen fondo para las calamidades que se le presenten a las comunidades,
¿donde esta el servicio social y humano? ¿los puestos de salud están en crisis?, el tejido
social de las comunidades se ha deteriorado, y en los estamentos administrativos y políticos
ha aumentado. Y esperen las elecciones que se avecinan. ¿Seguirá ahondándose la rotura
social en todos los estamentos del estado.?.

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