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Celos-1 (Marzo-08)

Les vamos a hablar de un tema que podríamos llamar conflictivo, muy antiguo, probablemente
fue el primer sentimiento que surgió en la humanidad. Es un aspecto de nuestras emociones y
sentires que, lamentablemente, no hemos sabido superar, que se repite cotidianamente, y es
muy vulgar, muy corriente. Y en diversas relaciones, no solamente en las relaciones con la pareja.
También se dan en las relaciones con los amigos, los hijos, entre mujeres, entre los vecinos…
muchas veces se producen entre madres y nueras, entre hermanos, entre primos, entre los
estudiantes de la misma clase.

Todos los hemos sentido alguna vez, ninguno de nosotros se escapa. En esta primera entrega de
los CELOS, veremos aspectos genéricos que creemos conveniente recordar y reconocer en cada
uno de nosotros. Y en la segunda entrega, terminaremos de revisar algunas de las causas y
daremos algunos tratamientos. Pero creemos que merece la pena darle un espacio de dos
articulos, ya que el tema es extenso y nos afecta a todos de uno u otra forma.

Etimológicamente viene del latin “celus”, que significa ardor, emulación, y a su vez, del griego,
que significa hervir.

El origen del vocablo se supone que es “Gelosía”, que significa: enrejado de madera que se pone
en las ventanas para que las personas que están en el interior no sean vistas.

Tiene muchos significados:

-Cuidado, diligencia, esmero que alguien pone al hacer algo.

-Interés extremado y activo que alguien siente por una causa o por una persona.

-Recelo que alguien siente de que cualquier afecto que disfruta o pretenda, llegue a ser alcanzado
por otro.

-Sospecha, inquietud o recelo de que la persona amada haya mudado o mude su cariño
poniéndolo en otra persona.

-En los irracionales: apetito de la generación, o la época en que los animales sienten ese apetito.

-Fisiológicamente hablando, es considerado como el periodo del ciclo menstrual de la mujer en


que se produce la ovulación, que es el periodo más fértil y en el que el deseo sexual se encuentra
más acentuado. Es decir, esta acepción es común a animales y mujeres, y se produce como
necesidad de las especies para la supervivencia.

Estamos hablando de una emoción, que también puede ser sentimiento. Pero, de momento,
hablamos de una emoción que surge de un exagerado afán por poseer algo de forma exclusiva.
Y que en la mayoría de las ocasiones este afán produce “temores infundados”.

La psicologíanos dice que los celos están catalogados como tres tipos diferentes de conducta:
pueden ser una emoción, un sentimiento o una pasión.

-Emoción: Cuando es algo brusco, transitorio y ante una situación muy concreta

-Sentimiento: cuando la emoción se instala, se hace duradero y empieza a interferir de forma


significativa en la relación de los miembros de la pareja.
-Se convierten en pasión cuando son muy intensos, se mantienen de forma muy estable y
generan un estado de obcecación de la persona, de sentirse profundamente humillada y, en casos
extremos, la persona puede agredir a la que es víctima de los celos.

Las conductasque ocasionan los celos, aunque frecuentes, son muy patológicas.

-Los celos patológicos son una enfermedad, difícil de sanar, que ha estado con la humanidad
desde sus inicios; nos cuentan que fueron los celos junto con la envidia lo que hizo que Caín
matara a Abel. Empezaron nada más salir del paraíso.

La agresión física se produce en


casos extremos, pero el maltrato psíquico producido por los celos es terrible. Se da tanto en
varones como en mujeres, con diferencias, porque quizás el maltrato del varón es más
insoportable que el de la mujer, pero el de ésta es más persistente, más incisivo, más obsesivo y
recalcitrante.

Revisar los objetos personales de la pareja, en busca de algo sospechoso, o vigilar


constantemente, no permitir que tenga amistades o que salga, acusar de infidelidad ante la
mínima relación con el otro sexo, prohibir determinadas prendas de vestir o cambios en el
peinado o el maquillaje y sospechar constantemente que puede estar con un amante cuando se
retrasa dos minutos, son conductas muy frecuentes y entorpecen marcadamente una armoniosa
convivencia.

Y ese celo, que definíamos como cuidar con esmero, poner interés en mantener las cosas y en
cuidarlas, se va convirtiendo en una posesión obsesiva, manipuladora, que desgasta a ambas
personas, y es causa de sufrimiento.

Creemos que forma parte de este juego que nos hemos inventado y al que llamamos amor.
Incluso a muchas personas les gusta que su pareja tenga algo de celos. Se dice: “si no tienes celos,
es que no me amas” “es buena señal que tenga celos, señal de que le gustas, de que “te quiere
bien….”… es una forma de incitar al otro a tener más celos.
Y cuántas veces no se usan los celos para atraer… “como no se decide, voy a darle celos con otro”…
a ver si así pone más interés. Es un chantaje que habitualmente se producen en las relaciones
como parte del manejo que hacemos de ese sentir que llamamos amor, pero que no tienen que
ver con el amor, tienen que ver con establecer unos parámetros racionales tal como nosotros
queremos que sean.

Vivimos en una sociedad muy condicionada por el sentido de la propiedad y la


competitividad. Y los celos tienen mucho que ver con la posesión y con la envidia. Es algo que
está ahí, muy a flor de piel y muy latente… Cuando algo lo consideramos de nuestra propiedad,
nos consideramos con derecho a controlarlo, lo queremos retener. La envidia es querer tener
y los celos, querer retener.

Producen mucho sufrimiento y deterioran considerablemente a la persona que los sufre, porque,
ésta, no puede disfrutar de nada, porque no es capaz de admirar, contemplar y reconocer las
“gracias” y virtudes de otros sino que las quiere poseer, las quiere tener y retener.

Hay otro tipo de celos que también consideramos que son muy importantes: cuando uno está
celoso de las actividades de su pareja, de sus amigos… en realidad está celoso de sus ideales, o
del celo que los otros ponen en sus cosas. Permanentemente hay un reclamo: “¿por qué dedicas
tanto tiempo a eso y tan poco a mí?”… ese reclamo permanente que va deteriorando…
y finalmente, en ocasiones, lleva a la otra persona a empezar a mentir, para poder hacer lo que
quiere. Y el celoso se convierte en un vigilante y en un carcelero.
Este tipo de comparaciones son siempre absurdas, porque cada ser tiene afectos o amores que
están en esferas diferentes. Es como cuando la mujer le dice al varón: “¡Deja ya de leer el
periódico! ¿Es que es más importante que yo?” No, ni más ni menos importante; son distintas
facetas de los amores, del desarrollo en el amor, que no se pueden ir coartando para
dedicarse exclusivamente a la pareja, o a la madre, o a la hija…

Finalmente, con demasiada frecuencia, se renuncia a los sueños, ideas, proyectos o hobbies“para
tener la fiesta en paz”. Y el que renunció, en el futuro, probablemente, pasará factura.

Otro tipo de celos frecuentes son los que sufre el padre cuando nace un niño… claro, la madre
tiene un nuevo amante, el bebé; es nuevo, en todo, no está contaminado; es preciso que la madre
se enamore del bebé, y eso la llena tanto que el padre pasa a segundo plano, y a veces, se siente
desplazado, relegado… incluso en ocasiones quiere participar de… pero no lo hace bien. O le
impide a la madre que vaya a atender al niño cuando el niño lo necesita… El varón tiene que
aprender a estar en su sitio y esperar, porque ese nuevo amor no le va a quitar nada al suyo.

Causas

-El amor es un sentimiento tan extraño para nosotros, tan grande, nos gusta tanto que como no
lo sabemos manejar, lo intentamos poseer. Para poseerlo, controlarlo y manipularlo -a nuestro
antojo- le ponemos normas, reglas. Nos inventamos el amor igual que hemos hecho con la figura
de Dios.

Fíjense, cuando conocemos a alguien, en principio, no sentimos que tenemos un derecho sobre
él o ella, no nos sentimos poseedores de él o ella, y todo va bien. Si, todo va bien porque cada uno
sigue haciendo sus cosas, manteniendo sus diversas relaciones, sin ningún tipo de culpa, ni de
presión. No se sienten las ataduras, todavía.

Pero en la medida que se establece cualquier tipo de institucionalización de esa relación, como
noviazgo, matrimonio, pareja de hecho, etc., -todas estas instituciones son formas de atrapar el
amor- y a partir de este momento se empieza a deteriorar. Es como ponerle guardias, defensa
personal, hay una desconfianza. Aunque no se llegue firmar un contrato, sólo el hecho de ser
novios, ya establece unas normas de comportamiento que exigen exclusividad. Ya se tienen que
cumplir ciertos deberes y se goza de ciertos derechos. Entre los derechos esta el de poder sentir
celos. Hemos analizado algunas de las causas de los celos, teniendo en cuenta que no hacen parte
del amor y que quizá sean producto de nuestro estilo de vida.

-LA EDUCACIÓN- Los niños son celosos desde pequeños. Hay casos de niños que se enferman
cuando nace su hermanito, cambian su carácter y sus relaciones con los padres cuando ha
aparecido otro ser en la familia. Todo eso, creemos que es aprendido, porque el niño nace virgen,
es un diamante en bruto, pero si el niño ve que los padres tienen celos y envidia de los vecinos,
amigos, hermanos, etc., pues aprende a querer lo que tienen otros. La felicidad y el bien estar de
los demás no son motivo de regocijo si al contrario, les genera envia y celos. Poco a poco va
aprendiendo de su entorno inmediato la manipulación a través de las emociones.

Desde pequeños nos enseñan a compararnos con otros, casi siempre a la baja. Puede que sirva
como mecanismo de superación, pero el resultado de esto es que siempre nos va faltar algo,
siempre hay alguien mejor en algún aspecto. Nos enseñan a no valorar nuestras virtudes y por
tanto a tener una baja auto estima. Este mecanismo puede que sea el desencadenante de la
envidia y celos hacia aquellos que tienen lo que a nosotros nos falta. Y esto nos sucede a todos,
varones y mujeres, pero quizás esté más marcado en la mujer.
-La baja auto estima va hacer que pensemos que el ser que amamos se pueda ir con otro mejor
que nosotros en cualquier momento. Por otro lado se está exigiendo permanentemente
reconocimiento, muestras de afecto, se exige a la pareja que no mire a nadie más, para sentirnos
seguros y valiosos. Nos sentimos valiosos porque otro nos ama.

La envidia de la mujer son los celos, no sólo los conyugales, sino celos a que otra mujer esté más
guapa, o a que tenga mejor profesión. A cualquier cosa se puede sentir envidia desde la baja
autoestima.

Hasta aquí hemos llegado en esta primera entrega de los celos, en la revista del próximo mes
analizaremos alguna otra causa y daremos algunos tratamientos para este terrible mal, que afecta
nuestra convivencia diaria e impide que la vivencia del amor sea posible.

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