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Revista Antropologías del Sur Año 5 N°10 2018 Págs.

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Alteridades geopolíticas y construcción


de conocimiento en las fronteras de la Modernidad
FRANCISCO TIAPA*

Este ensayo deriva de un conjunto de inves- En el marco de la Antropología Histórica del


tigaciones inscritas en las agendas de la antro- colonialismo, los testimonios históricos refle-
pología social e histórica de las fronteras del jaban la imagen que los misioneros tenían sobre
Sistema Mundo. En un primer momento, esta una auto-atribuida diferencia jerárquica entre
agenda fue el marco de una serie de trabajos sus estilos de vida y los de aquellos indígenas
sobre la historia de los procesos de reinvención que se pretendían evangelizar. Esto estuvo
cultural y política de las poblaciones indígenas presente en diferentes momentos de la historia
del Oriente de Venezuela durante la época de la expansión de las fronteras coloniales
colonial (Tiapa, 2007a, 2007b, 2007c, 2007d, sobre las poblaciones de filiación lingüística
2008a, 2008b, 2008c, 2010, 2013a, 2014a). En Caribe de la costa oriental de Venezuela y del
estos trabajos, fue constante la conexión entre río Orinoco. Al representar los estilos de vida de
conocimiento, cultura y poder, en el marco de las poblaciones indígenas que se oponían a la
los proyectos coloniales y de diagramación de imposición cultural, los autores de los testimo-
un nuevo orden de coacción social, a lo largo nios fueron recurrentes en hacer alusión a las
de los siglos XVII y XVIII. A esto se han seguido formas en que estas sociedades se relacionaban
otras investigaciones, de corte etnográfico, con su entorno, sus sistemas económicos, sus
entre poblaciones indígenas Mako (Hohotï), del regímenes políticos y sobre sus pautas de
río Ventuari en la Amazonía venezolana, entre movilidad territorial. Junto a estas esferas de
los Kari’ña de la Mesa de Guanipa (Tiapa, 2012, sus vidas colectivas, también se hizo alusión a
2014b) y sobre las poblaciones campesinas la manera en que estas poblaciones construían
de los Andes venezolanos1 (Tiapa, 2013b). En “conocimiento”. Es decir, los testimonios en sí
estas experiencias, la relación entre diferentes ubicaban en cierto sistema de jerarquías a las
universos culturales dio cuenta de que la imagen costumbres de los otros, de modo que se les
sobre el “conocimiento” no necesariamente evaluaba, en términos de una representación
estaba directamente vinculada con su dimen- valorativa, a fin de justificar las razones para la
sión funcional. Por el contrario, en los contextos imposición de la cultura colonial.
de intersección cultural, hablar sobre conoci-
miento implicaba hacer alusión a categorías de La jerarquización de la cultura de “los otros” dio
status y de legitimación de las posiciones de cuenta de un juego de representaciones donde
ejercicio de poder2. la imagen sobre aquello que estos “sabían

* Profesor Agregado, Departamento de Antropología y Sociología, Universidad de los Andes, Mérida, Venezuela. Correo-e:
francisco.tiapa@gmail.com
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hacer” era una idea continuamente presente. loniales en la producción de conocimiento.


En tal sentido, a lo largo del trabajo de siste- Aunque el referente empírico que lo motiva se
matización y análisis de estas fuentes, surgió la deriva de las realidades pasadas y presentes
duda sobre el uso político del conocimiento, que de poblaciones geográficamente circunscritas a
aun cuando no se le llamaba de esa manera, regiones fronterizas del orden global, la orien-
sí estuvo presente, a veces fantasmalmente, tación se dirige a la comprensión de realidades
como una forma de capital simbólico (Bourdieu, culturales y políticas más amplias. De hecho, se
2008) en la dinámica de relaciones de poder pone de lado la idea de que las investigaciones
entre los sujetos pertenecientes a estos contras- antropológicas se restringen a límites espaciales
tantes universos de significación de la realidad. concretos y que los debates derivados de ella
Esto indujo una primera preocupación por las solamente pueden hacer alusión a tal delimita-
geopolíticas del conocimiento que influenció las ción, para incluir discusiones generales sobre
orientaciones de las siguientes investigaciones. las realidades concretas de la producción del
pensamiento social. Tales realidades pueden
En el marco de los trabajos etnográficos abarcar a los entornos sociales inmediatos de
entre los Mako del río Ventuari, de los Kari’ña los académicos, a sus marcos institucionales o a
del Orinoco y de las poblaciones campesinas procesos históricos en amplios espectros tempo-
de los Andes, el problema del conocimiento rales. En tal sentido, a lo largo de este texto, la
fue transversal a los diferentes ámbitos de las alusión a historias globales está acompañada
relaciones entre los agentes locales, a lo interno de referencias a experiencias en marcos viven-
de sus espacios sociales, así como entre ellos ciales heterogéneos, donde el lugar de enuncia-
y los agentes foráneos. En esta segunda esfera ción del observador se convierte en objeto de
de articulación entre sujetos, la “legitimidad” de estudio. Paradójicamente, tal transgresión a las
los saberes fue un tópico central, también como rigurosidades más básicas de cualquier produc-
forma de construcción de capitales simbó- ción intelectual, al mismo tiempo se adhiere a
licos que incidían en las relaciones de poder lo establecido por el principio general de que,
alrededor de las imágenes sobre la tierra y el para el punto de vista de un antropólogo, todo
entorno ambiental, en el marco de las relaciones fenómeno estudiado debe ser visto como un
entre poblaciones indígenas y Estado, así como “acto social total” (Lévi-Strauss, 1991), al límite
entre poblaciones campesinas y comerciantes de que se visibilice el marco de construcción
agrícolas urbanos. Aun cuando estos trabajos, subjetiva del analista.
inicialmente, estuvieron guiados por las plata-
formas teóricas de la Antropología Ecológica, El fin de este ensayo es elaborar una crítica
el problema de la relación entre conocimiento y sobre el nivel supra-histórico de las relaciones
poder volvió a ser patente. entre colonialismo y conocimiento. En tal
sentido, a lo largo del texto se harán genera-
A partir de este marco de experiencias, en este lizaciones asociadas con realidades pasadas
espacio se presenta un nuevo avance en torno a al mismo tiempo que contemporáneas, a fin de
las reflexiones derivadas de la preocupación por dar cuenta de las continuidades del eurocen-
formular una agenda teórica y de investigación trismo, más allá de sus contingencias históricas.
sobre los constreñimientos coloniales y post-co- El argumento central gira en torno a la idea de
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que, aunque contextos tan heterogéneos como a la visibilización de esas diferencias, sino al
el contacto colonial entre los siglos XVI y XVIII cuestionamiento de nuestros propios espacios
y las actuales relaciones entre poblaciones de producción intelectual.
indígenas y criollas, son situaciones empírica-
mente diferentes, éstas han sido envueltas por
un marco discursivo común, vigente en nuestros
1. Verdad Universal y naturalización del lugar
propios espacios institucionales.
de enunciación colonial
Esta reflexión estará guiada por cuatro
La asociación entre colonialismo y conoci-
vectores. En primer lugar, se abordará la base
miento deriva de la ubicuidad global y del
mítica de la imagen de la Verdad Universal,
alcance meta-histórico de la idea de la Verdad
como el sustrato de conexión entre eurocen-
Universal como recurso discursivo de natura-
trismo, conocimiento y conciencia geopolítica.
lización del eurocentrismo. En las historias
En segundo lugar, se discutirá la contradicción
fronterizas, es posible observar la irradiación
entre auto-atribución de racionalidad y acción
multi-espacial y macro-histórica de la irraciona-
irracional colonial, desde la idea de Moder-
lidad de la Modernidad, a partir de su uso como
nidad como forma de construcción de alteridad
recurso para la imposición de proyectos civili-
y de identidad patrimonial. En tercer lugar, se
zatorios sobre aquellas sociedades sometidas
hará una asociación entre la figura del Sujeto
Moderno y la configuración de imágenes ubicuas por el colonialismo. Tal irradiación no se
de jerarquías geopolíticas en las fronteras del restringe a tiempos y espacios lejanos, sino
orden global. Finalmente, se hará una aproxi- que se encuentra vigente dentro de nuestros
mación a las relaciones entre producción de propios entornos de producción intelectual. La
conocimiento y proyectos civilizatorios en las recurrencia de estas conexiones entre conoci-
fronteras de la Modernidad. Intencionalmente, miento y poder deriva de una mirada colonial
se busca establecer asociaciones teóricas sobre el mundo, bajo la cual subyace un modelo
extensibles a contextos disímiles, pues se parte epistemológico desplegado por la Modernidad
del principio de que el parcelamiento de reali- occidental (Castro-Gómez, 2007). Esta irradia-
dades de análisis es en sí mismo un recurso ción deriva de la configuración de un patrón
que impide ver las dimensiones globales e de pensamiento que parte del principio de que
irreflexivas del colonialismo. Más que tratarse una sola visión de mundo, a partir de un único
de un análisis sobre las tensiones y contradic- lugar de enunciación, es capaz de elaborar
ciones en torno a la construcción de conoci- representaciones de la realidad susceptibles
miento en espacios fronterizos, este trabajo de ser proyectadas hacia múltiples ámbitos
se orienta a elaborar un marco crítico desde globales. Desde esta plataforma inobservada
esos espacios hacia la cultura de referencia del de observación epistemológicamente unifi-
analista, pues se parte del principio de que ésta cada, la mirada eurocéntrica representada por
es en sí el marco general de la supresión de le ciencia moderna “…pretende ubicarse en el
las diversidades culturales a lo largo del globo. punto cero de observación para ser como Dios,
Por lo tanto, se recalca que nuestro compro- pero no logra observar como Dios” (Castro-
miso ético no puede restringirse únicamente Gómez, 2007, p. 83). A lo largo de la expan-
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sión del Sistema Mundo Moderno (Wallerstein, ubicuo de significaciones, que se sigue sin
1976), la idea de la Verdad Universal ha sido saber por qué, o bien que se sabe, pero sin
la dimensión discursiva de la mundialización que se sepa cuándo o por qué llegó a saberse.
del patrón cultural colonial por medio de la De hecho, la cultura en sí misma es opaca,
fuerza (Dussel, 2000). En tal sentido, la acción en el sentido que le dio Geertz (1996) a esta
concreta de la imposición colonial a lo largo del categoría. Por su parte, el conocimiento puede
globo es constitutiva de la creación del mito de ser entendido en los mismos términos en que
su universalidad. Tal idea de la verdad, forma Foucault (1979a) definió a la episteme, como
parte del armazón perceptivo de lo que cada el ámbito en que los sujetos de una cultura en
cultura, en este caso la cultura colonial y neoco- particular buscan observar a su propio marco
lonial, considera como conocimiento. La idea de irreflexivo desde fuera. Tal intención de encon-
conocimiento alude al ámbito de una cultura en trar, o inventar, un lugar de percepción capaz
la que se producen los enunciados generales de ver desde fuera a la propia cultura puede
que marcan el lindero entre lo verdadero y lo derivar en la deconstrucción de las bases
falso, entre lo correcto y lo errado, entre lo que irreflexivas del universo discursivo del obser-
se debe seguir y lo que se debe desechar. El vador. Sin embargo, esta posición también
conocimiento, como cuerpo de representa- puede derivar en una condición de existencia
ciones, cubre la totalidad de los ámbitos de dirigida a la reafirmación de las propias bases
existencia de una sociedad. En función de este irreflexivas que en cierto momento se buscó
conjunto de representaciones, se definen las deconstruir y en relación con las cuales se quiso
formas de delinear los perfiles personales, las buscar respuestas. Ahora bien, entre la repre-
relaciones con el medio ambiente, las prácticas
sentación irreflexiva y la reafirmativa existen
alimentarias, la curación de las enfermedades,
diferencias. Ciertamente ambas tienen conte-
las decisiones colectivas, las trayectorias de
nidos similares pues se sustentan sobre formas
vidas individuales, etc. El conocimiento está
de ordenamiento de la realidad configuradas
imbricado con la representación cultural en
históricamente de forma inconsciente. Más
general, pero dentro de ella ocupa un lugar
allá de este denominador común, la diferencia
especial. Según los enunciados emitidos desde
está en que el pensamiento irreflexivo confi-
la esfera del conocimiento, se establecen princi-
gura enunciados sobre la realidad de forma
pios de autoridad y de obediencia, pues se trata
fragmentaria, sustentados en un lenguaje silen-
de una forma de ver la realidad cuya connota-
cioso, ausentes de argumentos sostenidos y
ción cobra un carácter sagrado, aun cuando
adheridos a la idea de “lo obvio”, como aquello
se trate de un ámbito secular de la existencia.
que no puede ser argumentado, pues se dice
En tal sentido, sobre la base de la posesión de
que es de cierta manera “solo porque sí”. Por su
conocimiento se establecen las jerarquías del
parte, la reafirmación de la realidad, se sustenta
cuerpo social, pues el conocimiento define la
sobre argumentos basados en reflexiones
imagen de la Verdad3.
conscientes, se ilustra por medio de evidencias,
Una representación puede ser considerada se re-crea por medio de procedimientos y es
cultural cuando es irreflexiva e incuestionable, capaz de trascender la idea de lo obvio, a pesar
pues se encuentra inmersa en un entramado de que su fin último sea fortalecer la obviedad.
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La reafirmación del orden irreflexivamente contradictorios. Desde este patrón de repre-


establecido deriva en el pensamiento dogmá- sentación, estas tensiones, contradicciones y
tico, como principio rector de los diferentes fricciones entre clases sociales, grupos cultu-
órdenes culturales4. En la dinámica de tensiones rales y de orientación sexual son presentadas y
y contradicciones del Sistema Mundo Moderno, explicadas como una suerte de fases de transi-
tal caracterización del saber, como construcción ción por las que todos los pueblos del mundo
cultural, se mezcla con el hecho concreto de deben pasar para poder homologarse con
que los centros hegemónicos del globo también quienes se considera que son representativos
son los centros de producción de conocimiento del máximo estadio de la evolución humana.
(Wallerstein, 1996). Más allá de una mayor
complejidad y solidez en cuanto a los saberes El sustrato que justifica esta teleología presen-
producidos en estos centros geopolíticos, su tada como el sentido común de la transforma-
autoridad se nutre de la capacidad econó- ción social, se basa en la supuesta tendencia
mica, política y militar de imponer y dominar al de todas las culturas a la búsqueda de un mayor
resto de los pueblos del mundo. Siguiendo el sentido de la explotación de la mano de obra de
argumento de Edward Said (1990), tal deriva- los sectores sociales ubicados en las escalas
ción no es sencillamente un resultado unidi- más bajas de sus jerarquías, así como de un
reccional, sino que las “verdades” construidas mayor “provecho” del medio ambiente. De esta
desde estos centros reafirman y velan el hecho manera, se naturaliza el principio de que habría
concreto de la dominación imperial. Al estar una sola Historia o Evolución, negándose
sustentadas sobre la idea de que hay una linea- cualquier posibilidad de que las transforma-
lidad temporal de avance indetenible e irrever- ciones de las diversas poblaciones del mundo se
sible que sigue un mismo recorrido y en el que encuentren vinculadas con las diversas formas
Europa se encuentra en la cúspide, estas forma- de articulación entre sus visiones de mundo,
ciones discursivas de reafirmación sustentan el sus tensiones políticas y las posibilidades y
principio de que la única forma de estar a la par limitaciones de los diversos ecosistemas que
del ideal de sociedad es tener como modelo de habitan, en relación con el conocimiento que se
imitación a los países dominantes dentro de tenga sobre éstos.
este rango civilizatorio (Wolf, 1987).
En esta dinámica histórico-cultural, la produc-
Como parte de una serie de ramificaciones ción de conocimiento tiene un valor relativo según
derivadas de este discurso de dominación, el lugar de enunciación discursiva, definida por
hay otras ideas esencializadas y constitutivas el posicionamiento geopolítico de la verdad. El
del mito de la superioridad cultural, como la lugar de enunciación define diferentes visiones
racial, la de género, la de clase, la tecnológica, de mundo, variables según la posición relativa
el discurso sobre el desarrollo, la depredación desde dónde éste se construye. Este “dónde”
sobre el medio ambiente, el mito del progreso, tiene jerarquías diferenciales. A partir del “lugar
etc. De este modo, las tensiones geoculturales de enunciación” (Mignolo, 2001) configurado
se reproducen en otros ámbitos, como las desde los espacios de producción de conoci-
relaciones de clase o de género, con la misma miento del Atlántico Norte -como una subjeti-
dinámica de dependencia mutua e intereses vidad geopolítica unificada- se han elaborado
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modos de discursos, construidos para relacio- Para los discursos del colonialismo, el
narse con los pueblos que históricamente han eje principal de la construcción de la propia
sido subyugados por medio de la expansión identidad y de la diferencia sobre otras socie-
colonial y neocolonial. Tales modos discursivos dades se solapa sobre el ordenamiento espacial,
se basan en los lugares especiales que éstos a lo largo del planeta, de supuestas diferencias
han ocupado en la propia experiencia de la así jerárquicas basadas en la presencia o ausencia
llamada Europa “occidental”. del logro del ideal de la riqueza y la tecno-
logía. Tal construcción tiene sus principales
Una de las principales estrategias de natura- exponentes en el interior del mundo académico,
lización de esta construcción de conciencia pero es más evidente en las esferas mediáticas,
colonizadora es el intento de separar el donde una y otra vez, se resalta esta supuesta
conocimiento político del así llamado conoci- diferencia entre los pueblos que se perciben a
miento “puro”. La plataforma de tal ficción es sí mismos como “civilizados” y aquellos que se
el consenso de que el conocimiento “verda- consideran “atrasados”.
dero” es fundamentalmente no político y que el
conocimiento abiertamente político no es verda- En este marco discursivo, la imagen de la
dero. Esto oculta las “condiciones políticas Verdad Universal da cuenta de la raíz mítica
oscuras” y muy bien organizadas que rigen e irracional de la idea de Modernidad como
cualquier producción de saber. Asimismo, se construcción de alteridad. Por medio de la
ocultan los condicionantes reales y geopolíti- reafirmación de esta imagen, fue posible
camente marcados de la construcción subje- la proyección de las legitimaciones de las
tiva de una realidad dada. Por el contrario, una relaciones coloniales de poder, de modo que
obra humanística, o una noticia en los medios fuesen capaces de trascender sus constreñi-
de comunicación, no puede permanecer ajena mientos territoriales originarios y sus contin-
a las implicaciones que su autor tiene en tanto gencias históricas. En sus bases culturales,
sujeto humano, determinado por las circuns- esta se funda sobre el amplio conjunto de
tancias de su propia realidad. Este sujeto se representaciones míticas que sostienen a la
enfrenta al resto de las sociedades del mundo religión cristiana. En su dimensión secular, este
o a los grupos sociales y culturales de su propio principio se trasladó al pensamiento moderno
entorno, primero según su adscripción geo-cul- por medio de la idea de que los enunciados
tural y después como individuo (Said, 1990). Tal derivados del pensamiento científico, al igual
forma de conciencia puede ser reproducida por que las verdades de la religión cristiana en
aquellos que no necesariamente pertenezcan el pasado, tendrían validez por encima de
a esta clasificación geopolítica. En tal sentido, cualquier representación generada en otro
lo que Occidente (como representación) y marco cultural que no fuese aquello que,
aquellos que se identifican a sí mismos bajo la en el contexto de las relaciones coloniales,
categoría ambigua de occidentales dicen sobre genérica y ambiguamente se ha considerado
otras sociedades no es una realidad en sí, sino como “lo europeo”. En su raíz religiosa, la idea
un juego de representaciones, imbuidas de de la “Verdad Universal” fue la recreación de
relaciones imperiales que definen la conciencia la imagen de la deidad omnipresente, omnis-
de los sujetos que las configuran. ciente y omnipotente. A partir de este sustrato
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irreflexivo, la cultura colonial se estableció gica, eventualmente pasará o que ya pasó, para
sobre la asociación entre su capacidad global abrir las puertas a la así llamada post-moder-
de irradiación (omnipresencia), su posibilidad nidad (Lyotard, 1987). De una manera u otra,
de imposición (omnipotencia) y la idea de que, las esferas de conocimiento de la autodenomi-
por asociación lógica, su visión de mundo no nada cultura occidental han buscado relativi-
podía sino ser la correcta mientras que las zarse a sí mismas, por medio de la objetivación
otras estaban equivocadas (omnisciencia). En de su propia visión de mundo, a veces con la
el siguiente segmento, se abordará la reflexión intención de refirmarla y en ocasiones con la
en torno a este patrón de pensamiento, no intención de deconstruirla. Para los fines de la
en su sustantividad, sino en su configuración presente reflexión, es posible tomar la categoría
como forma de construcción de identidad y de Modernidad a fin de hacer alusión al patrón
alteridad en medio de los contrastes geopolíti- cultural vigente en el mundo contemporáneo,
camente jerarquizados. desde los inicios de la mundialización del cristia-
nismo, del conocimiento científico y del capita-
lismo por medio del colonialismo. Si bien estas
2. La Modernidad como construcción categorías hacen alusión a esquemas percep-
colonial de alteridad tivos y a prácticas colectivas que, desde una
mirada intracultural, se ven como mutuamente
Dentro del marco cultural de las sociedades excluyentes, el argumento presente es que no
europeas y criollas transatlánticas, las historias hay linderos claros entre ellas y que se trata de
del pensamiento científico social y filosófico de diferentes formas de construcción de identidad,
los últimos dos siglos han hecho un esfuerzo por contraste con las imágenes ambiguas y
generalizado por caracterizar la propia época, genéricas proyectadas sobre otras poblaciones
en contraste con otras épocas que se piensan a lo largo del planeta.
superadas. Ejemplos como el de Augusto
Comte (1965 [1845]) muestran cómo el surgi- En tal sentido, la así llamada Modernidad
miento mismo de la teoría social se basó en históricamente se ha configurado como una
la construcción de un relato mito-histórico que narrativa de construcción de identidad por
buscó establecer una diferencia entre una contraste con otras formas de representación
época “científica” y otra “religiosa” o “metafí- de la realidad. En este marco perceptivo, los
sica”. Algo similar ocurrió con el proyecto territorios y espacios sociales que han enmar-
intelectual marxista, dirigido a la relativización cado a los encuentros interculturales han sido
de su propia especificidad histórica, al llamarla los contextos de interacción conflictiva entre
“Capitalismo”, como una fase a ser superada modos de vida tan divergentes que, a su vez,
en pro de la construcción del futuro comunista, se han constituido como los referentes funda-
dentro del marco de la sociedad industrial (Marx cionales de esta forma de auto-percepción.
& Engels, 1979 [1859]). En el presente, el Dado que toda construcción de identidad es
consenso generalizado del pensamiento social constitutiva de la proyección de la alteridad
se dirige a caracterizar la época en que se vive (Tiapa, 2011), la imagen sobre “los otros”
como “Modernidad”, también percibida como coloniales se ha establecido como el referente
una fase en el tiempo que, de manera teleoló- negativo para la configuración de la idea de
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Modernidad como forma de auto-reafirmación características intrínsecas, sino solo porque se


del sujeto colonizador. Esta doble imagen del percibe como “lo propio”. En tal sentido, el así
“nosotros moderno” y la de “los otros” pensados llamado pensamiento “Moderno” surge como un
como “no-modernos” ha estado acompañada recurso simbólico de diferenciación en el marco
de relaciones violentas, dirigidas a la supresión de las relaciones sociales verticalizadas de los
física y a la objetivación de los pueblos coloni- contextos coloniales y neocoloniales
zados. Tal objetivación ha tenido en su sustrato
fines económicos, pero en su expresión externa En las fronteras del Sistema Mundo, este
ha trascendido históricamente por medio de recurso de diferenciación se visibiliza por
la elaboración de un cuerpo de conocimientos medio de la contradicción entre la imagen de
de legitimación del derecho a la colonización, la racionalidad europea y las acciones que,
sobre la base de la imagen de la autoatribuida desde esta misma clasificación, podrían ser
superioridad intelectual de los pueblos coloni- consideradas como irracionales. Esto puede
zadores. En tal sentido, la mundialización ser ilustrado por medio de las referencias a los
del colonialismo por medio de la fuerza se ha contextos de contacto colonial y neo-colonial
naturalizado y se ha reproducido históricamente en las fronteras caribeñas y amazónicas desde
a partir de su universalización discursiva, es el siglo XVI hasta el presente. Por ejemplo, en
decir, a través de la abstracción del conjunto de la costa oriental del Caribe, en el transcurso
representaciones configuradas en los espacios del siglo XVI, las relaciones entre conjuntos
de encuentro colonial (Dussel, 2000). culturales mostraron la contradicción entre las
lógicas de sociabilidad basadas en acuerdos
En este contexto de argumentación, es de reciprocidad, por parte de las poblaciones
posible afirmar que en el transcurso de la indígenas, y la tendencia al descontrol y a la
configuración del Sistema Mundo (Wallerstein, constante ruptura de tratos de no agresión,
1976), el referente imaginario de la Moder- por parte de los europeos. Tales rupturas
nidad no es un patrón de pensamiento con derivaban de la incomprensión de las lógicas
cualidades intelectuales diferentes a las de de articulación entre espacios indígenas
cualquier otro esquema perceptivo míticamente cohesionados entre sí. Mientras se hacía un
sustentado. Su sentido de distinción no está trato con un asentamiento, se atacaba otro
basado en capacidades funcionales superiores, que se pensaba desconectado, lo que daba
sino que es una forma de construcción de como resultado la organización de rebeliones
identidad contrastante (Caroso de Oliveira, en regiones extensas, con alcances geográ-
1992) que en su sustancia se ha nutrido, en ficos que trascendían los límites perceptivos
ciertos momentos, de contenidos correspon- de los primeros colonizadores. El resultado
dientes con el así llamado “pensamiento cientí- fue que, esta región, a pesar de ser la primera
fico”, pero que mayoritariamente ha estado en tratar de ser conquistada, fue la última en
atravesado de narrativas míticas internamente ser parcialmente controlada, a finales del siglo
contradictorias. Además de ser una forma de XVIII (Tiapa, 2004, 2007a, 2008a). Así, durante
contraste, la retórica de “lo moderno” ha sido este período histórico, esta violencia en el
una forma de construcción de identidad patri- nombre de la civilidad se evidenció por medio
monial; es decir, se piensa singular no por sus de proyectos misionales que mostraron cómo
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-en el nombre de tal ideal de superioridad por ser considerados “lugares enfermos” (AGI,
cultural- las políticas de reducción de pobla- Santo Domingo, 642: 16-08-1712). Aún más,
ciones indígenas se hacían por medios repre- después de casi tres siglos de presencia en las
sivos, sin correspondencia con la imagen de regiones tropicales, la adherencia identitaria a
la racionalidad según la cual se proyectaba la los paisajes templados tuvo como resultado la
vida en las misiones. Las “entradas” armadas continuidad de proyectos de modificación ecoló-
y los castigos ejemplares dirigidos a crear gica que aún para la década de 1780 mostraban
ambientes de terror dieron cuenta de esta ser fallidos (AGN, Traslados, Cumaná, Tomo. XI.
contradicción complementaria entre violencia y Doc. 1: folios 1-39; Tomo. XVII, folios 238-389;
razón (AGI, Santo Domingo, 582: 15-12-1699). XIX; Doc. 1; folios 5-43).

La irracionalidad moderno-colonial llegó a Esta contradicción entre racionalidad moderna


su momento de naturalización por medio de -como identidad patrimonial- e irracionalidad
la contradicción entre la idealización de los fronteriza también se ha exteriorizado por medio
espacios sociales y las posibilidades y limita- de las relaciones entre Estado y poblaciones
ciones ambientales de la región. Las misiones indígenas en la Amazonía contemporánea. En
y los asentamientos hispanos y criollos fueron esta región, los proyectos civilizatorios sobre
asociados con la mitificación de los poblados las poblaciones indígenas se han sustentado
metropolitanos, sobre la base de retóricas sobre el principio de la reafirmación compul-
de urbanidad como formas de representa- siva de los referentes culturales modernos
ción identitaria patrimonial. Por contraste, los y la negación de la capacidad funcional de
asentamientos indígenas fueron vistos como los sistemas adaptativos indígenas. En el
pequeñas unidades dispersas, cuando se río Ventuari, hacia finales del siglo XX, las
trataba de redes de asentamientos articuladas acciones gubernamentales en el nombre del
en extensos territorios, de una manera tal que progreso tuvieron como realización práctica a
cada unidad tenía unas dimensiones corres- los planes de construcción de viviendas para
pondientes con las capacidades de carga de poblaciones indígenas en áreas que, desde el
sus contextos ambientales. En tal sentido, la punto de vista de los criollos, se consideraban
incapacidad de los españoles para comprender “prístinas”. Las viviendas construidas durante
los medios ambientes tropicales derivó en la las décadas de 1980 y 1990 tenían caracterís-
dependencia por el conocimiento ecológico ticas infraestructurales que no encajaban con
indígena, al mismo tiempo que tal depen- las condiciones ambientales de la región. Las
dencia fue constantemente negada. Esto se casas eran de techos de zinc y bajos, poco venti-
evidenció por medio de los fallidos proyectos ladas y de espacios pequeños. Sin embargo,
urbanos en las regiones áridas, como Píritu, en la retórica oficial y en los posteriores textos
donde las grandes concentraciones poblacio- históricos distribuidos en los espacios educa-
nales no estuvieron acordes con la escasez tivos venezolanos, se consideró que este había
de agua (Tiapa, 2007d). De igual manera, en sido un avance, en contraste con las viviendas
regiones húmedas, como en el Golfo de Paria, indígenas de bahareque y techos de paja,
los contextos ecológicos no coincidían con los donde se albergaban los vectores de transmi-
parámetros europeos del paisaje cultural ideal, sión del Mal de Chagas.
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Si bien no se trata de desmeritar la posible expresa en la adherencia a pautas de compor-


relación entre las estructuras indígenas y el tamiento consideradas como más civilizadas o
vector de esta enfermedad, es importante por su capacidad para responder a las vicisi-
señalar que la planificación de estas viviendas tudes sociales o ambientales de los escena-
fue unidireccional y que, de haberse hecho rios sobre los cuales se impone la así llamada
en diálogo con el conocimiento indígena, los Modernidad. Por el contrario, estas pautas
resultados hubiesen sido diferentes. Así, en adquieren un valor patrimonial, al tratarse de
el presente, es común ver cómo en las pobla- recursos identitarios cuya condición de positi-
ciones amazónicas, estas casas no son más vidad reside en su sentido de pertenencia.
que depósitos de materiales para la navegación Desde este punto de vista, las otras sociedades
fluvial o la agricultura, sin ningún valor habita- serían percibidas como irracionales solo por ser
cional. En vez de ser tratadas como logros de la diferentes, aun cuando posean pautas de socia-
civilización, estos espacios son una añadidura lización o de adaptación ambiental cuyos resul-
instrumental. De hecho, detrás de cada casa tados demuestren una mayor funcionalidad por
construida por los criollos, hay una vivienda medio del equilibrio con su entorno humano o no
de bahareque y techo de paja, donde corre humano. Esta aprehensión a lo que se piensa
el aire fresco y donde se realizan las activi- como lo propio puede llegar al punto del fracaso
dades correspondientes con el habitar o con del proyecto civilizatorio mismo, incluso cuando
la cohesión cotidiana. Desde un punto de vista este sea compulsivamente deseado y violenta-
eurocéntrico, esta fusión de técnicas arquitec- mente impuesto por el sujeto colonizador. Tal
tónicas sería percibida como una negación sujeto tiene la capacidad de imponerse gracias a
irracional a la civilización. Sin embargo, de ser su condición de anonimato, pues no se muestra
así, ni habría uso instrumental de la imposición como aquel cuya presencia deriva del proyecto
infraestructural del Estado, ni habría fusión colonizador en sí, sino que lo hace a partir de la
de técnicas arquitectónicas. De hecho, otros imagen del así llamado Sujeto Moderno, la cual
recursos preventivos de las enfermedades, será abordada en la siguiente sección.
como el uso de los mosquiteros o los hábitos
de limpieza, son efectivamente usados por los
indígenas Mako, aun cuando se trate de hábitos 3. Frontera colonial y Sujeto Moderno
dependientes de manufacturas o insumos
tecnológicos recientemente adquiridos. En los contextos fronterizos, se visibilizan
formas de construcción de alteridad que en los
Estos ejemplos ilustran cómo, en los espacios espacios metropolitanos contemporáneos se
fronterizos, la auto-atribuida imagen de racio- encuentran velados por medio de los recursos
nalidad del pensamiento moderno establece retóricos irreflexivos del colonialismo. Tales
parámetros de humanidad contradictorios con recursos se sustentan en la imagen ambigua
sus realizaciones prácticas. Es precisamente en y espectral del Sujeto Moderno, como imposi-
estos lugares donde el pensamiento moderno ción ontológica sobre otras formas de pensar la
se funda, pues éste se hace por contraste noción de persona. A fin de hacer una proyec-
con la diferencia y no por una caracterización ción desde las fronteras hacia los centros
positiva de sí mismo. Tal contradicción no se (Sahlins, 1997), es necesario abordar la manera
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en que esta imagen se irradia a lo largo del reenviarían a América Latina nuevos discursos,
orden global. En las sociedades culturalmente como parte de una dinámica multidireccional de
mestizas del continente americano, las minorías símbolos colonizadores. Sobre las relaciones
que se han percibido a sí mismas como descen- concretas de los ámbitos geográficos circuns-
dientes de las distintas oleadas migratorias que critos, históricamente se ensambló una imagen
se han sucedido desde el siglo XVI, han convi- globalmente ubicua que se trasladó indiferen-
vido y se han mezclado tanto con los grupos temente hacia los tres continentes sujetos al
sociales descendientes tanto de los pueblos control colonial (Dussel, 2000). Eventualmente,
nativos, como de los pueblos secuestrados estos orígenes geográficos de los imaginarios
desde el continente africano (Mignolo, 2000). En coloniales se perdieron de vista, de modo que
su proceso de estructuración –en el sentido de se llegó a estructurar un esquema generali-
Giddens (1996)- la verticalidad social latinoame- zado globalmente extendido sobre el deber ser
ricana estableció una idea de grupos elitescos de las relaciones entre el auto-atribuido sujeto
percibidos a sí mismos como la homologación moderno y los pueblos considerados como
de los representantes de los centros hegemó- pre-modernos.
nicos globales. En su existencia, estos grupos
dominantes han hecho el intento de asemejarse En los contextos neocoloniales, como
a una imagen espectral de lo que creen que es los Estados Nacionales latinoamericanos,
el deber ser de la “civilidad”, sustentada en un la imagen naturalizada y mitificada de los
conjunto de símbolos, genéricos e internamente descendientes culturales de los europeos se
contradictorios, de la europeidad. ha impuesto como modelo de referencia, bien
sea porque quienes se atribuyan su posesión
En estos contextos fronterizos, se ha estable- tengan o no una coherencia con la forma de
cido históricamente el referente imaginario que lo que se percibe como lo “europeo”; o bien
guiaría el sentido común del Sistema Mundo. sea que estos tengan un aspecto o que repro-
De este modo, la experiencia histórica latinoa- duzcan costumbres que en relación con “otros”,
mericana fue el contexto de la coexistencia los hagan más “europeos”. Así, se ha creado
entre la experiencia concreta mezcla y la idea la proyección espectral de los “descendientes”
de la necesidad de distinción interracial. Esto culturales de los europeos definidos así solo por
hizo que la América Hispano-Lusitana fuese el el contraste con otros que se piensa que no lo
primer contexto donde el referente simbólico de son. Los ejemplos de grupos mestizos y hasta
la Modernidad surgiese como forma de construc- indígenas amazónicos, percibidos a sí mismos
ción de alteridad, pues al haber mayor convi- como “más civilizados” que otros que se cree
vencia con “los otros” del sujeto colonizador, fue que no lo son, muestran como la europeidad
más urgente la búsqueda de imágenes de distan- se ha convertido en un recurso identitario que
ciamiento entre colonizadores y colonizados. ha sido usado según las relaciones de poder
Posteriormente, las experiencias coloniales de inscritas en diferentes contingencias históricas
África y Asia, con sus propias singularidades, (Tiapa, 2005, 20065, 2011, notas de campo).
se sustentarían sobre este primer modelo
simbólico. Al tener sus propias especificidades, Sobre la configuración de las culturas criollas
estos nuevos procesos de choques culturales latinoamericanas, se ha sustentado el referente
178 | Francisco Tiapa — Alteridades geopolíticas y construcción de conocimiento en las fronteras de la modernidad

simbólico de la subjetividad colonial y eurocén- donde una heterogeneidad aún hoy indiscer-
trica a lo largo del Sistema Mundo. Tal referente, nible de sincretismos contrastó con un conjunto
ha llegado a ser el marco paradigmático de defini- restringido de categorías clasificatorias,
ción de la Modernidad, como forma de construc- impuestas como formas de construcción de
ción de identidad incluso en los contextos consi- identidad, a partir del referente hegemónico de
derados como “centros” del sistema global. Esta la imagen del “blanco”, “civilizado” o “moderno”,
hipótesis de trabajo se inserta en la postura de como modelo de imitación. Siguiendo a Mignolo
que la historia de la Modernidad requiere una (2000), esto derivó en una contradicción entre
perspectiva que vaya más allá de las narrativas imaginario y estructuración, en la cual, la
que ubican a este marco discursivo en Inglaterra, dinámica multicultural de las sociedades criollas
Alemania y Francia, de modo que trasladan a se vio solapada por la idea de que ser criollo
una posición explicativamente periférica a las ha sido históricamente el sinónimo de ser no
experiencias coloniales hispanoamericanas, solo “moderno” o “blanco”, sino “europeo”. Así,
entre los siglos XVI y XVIII (Dussel, 2000), las las diferentes formas de auto-percepción criolla
cuales antecedieron práctica y retóricamente a forman parte de un conjunto de conciencias
las historias locales europeas. En el marco de dobles (Mignolo, 2000) que viven la contra-
los proyectos civilizatorios latinoamericanos, dicción entre una estructuración mestiza y un
se vivió la experiencia del control de la mezcla imaginario que se percibe a sí mismo como
entre diferentes grupos culturales. Por lo tanto, “blanco”. De esta manera, las identidades
América Latina fue el primer escenario de elabo- criollas representan el sustrato fundacional
ración de retóricas, de carácter extra-provin- de las subjetividades coloniales, al tratarse de
ciano, dirigidas al establecimiento de un lindero formas de representación sustentadas en la
identitario entre lo moderno y lo “no moderno”, ambigüedad de auto-percibirse como algo que
es decir, entre lo “blanco” y lo “no blanco”. A partir no consideran que sean del todo.
de esta afirmación, es meritorio tomar en consi-
deración la idea de que los procesos coloniales En el Oriente de Venezuela, durante la época
hispanoamericanos fundaron las bases de la colonial, la contradicción entre auto-percepción
“Primera Modernidad” (Dussel, 2000; Mignolo, y realización práctica de las representaciones
2000). Dado que la configuración de las culturas coloniales también se evidenció por medio de
criollas fue una de las principales singularidades la configuración fronteriza de la imagen de la
sustantivas de estas primeras experiencias criollidad. Por ejemplo, hacia el siglo XVIII,
históricas, resulta sugerente la idea de que la la figura jurídica de “español” fue atribuida a
Modernidad, como modelo cultural subsumido espacios sociales considerados así no por
al cristianismo, surgió precisamente en estos estar poblados por españoles o por sus descen-
marcos culturales, más que en los espacios dientes directos, sino por el contraste con las
institucionales metropolitanos. poblaciones indígenas (Abad [1773] 1974). En
ciertos casos, los criollos de frontera llegaron a
Dentro de los procesos socioculturales de crear un continuo con las poblaciones indígenas
mezcla e hibridación, la distinción entre coloni- por medio de la configuración de redes
zador y colonizado se diluyó en un amplio familiares multi-étnicas (AGI, Santo Domingo,
gradiente de interacciones y representaciones, 642: 16-08-1712). Sin embargo, en momentos
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contingentes, la acción de las agencias coloni- las fronteras de los espacios urbanos- en el río
zadoras llevó a que los criollos no-blancos se Ventuari ocuparon cargos de maestros, enfer-
percibiesen a sí mismos como “blancos” a tal meros, comisarios y capitanes. Su posición
punto en que llegaron a ser los ejecutores de jerárquica en la región se sustentó en la idea
las acciones violentas para la represión de las de que éstos poseían un “conocimiento” que
poblaciones nativas que se negaban a inser- les permitía acceder a los recursos materiales
tarse en los espacios de coerción colonial (AGI, y simbólicos provenientes de las ciudades. En
Santo Domingo, 644 [31-05-1752], 1968). los contextos cotidianos de interacción, éste
conocimiento -que no necesitaba ser demos-
En el río Ventuari, a lo largo del siglo XX, la trado- llegó al punto en que los Piaroa estable-
acción violenta de los criollos, en el nombre de cieron relaciones de verticalidad y de cohesión
la identidad colonizadora, llegó a tal punto que interna similares a las que establecería un
cobró una dimensión supra-local y ubicua que colonizador europeo con otros contextos
trascendió los linderos de su acción práctica indígenas. En las primeras dos décadas del
directa. Entre los Mako, las referencias a su siglo XXI, esta figura del indígena criollizado
propia historia e incluso a sus representaciones comenzó a pugnar con los Kurripako migrantes
identitarias estuvieron asociadas con los relatos desde los ríos Guaviare e Inírida, de Colombia,
sobre la violencia ejercida por los criollos. Estos quienes además maximizaron su posesión de
relatos se encuentran cargados de descrip- conocimiento sobre el universo cultural criollo
ciones de asesinatos masivos, esclavizaciones al comunicarse con los Mako solo en español.
y violaciones de habitantes de comunidades En un contexto multilingüe, donde la comunica-
enteras. En función de estos testimonios, ción entre indígenas no necesariamente es en
los Mako explican sus actuales pautas de español, el uso de este código tiene más que
asentamiento y de movilidad, además de que un valor funcional, pues se trata de una marca
construyen su propio contraste con una figura de distinción y de aproximación a la criollidad.
ubicua con la que establecen una relación
ambigua entre negación y necesidad de imita- Así, al fundarse como recurso de identidad
ción. Así, hacia finales del siglo XX, la ubicuidad contrastante (Cardoso de Oliveira, 1992), el
de la figura del criollo, como forma de traslado conocimiento Moderno no se define por su
de la idea de la europeidad a contextos cultu- caracterización positiva, sino por su oposición
rales fronterizos, llegó al punto en que la coloni- con un juego de alteridades que, aunque están
zación del río Ventuari no se dio por parte de los en constante cambio, tienen como referente
criollos en sí, sino por medio de los indígenas fijo a la figura del Sujeto Moderno. Tal figura
Piaroa (Uwothujja) que, por oposición con los se proyecta como una imagen ambigua cuyo
Mako, eran considerados más criollos. En este status reside en recursos que no necesaria-
proceso, el uso de la idea de conocimiento mente tienen un valor funcional, sino por su
como capital simbólico de dominación se dio asociación indirecta con una imagen racista que
por medio de los oficios que, en el esquema en el contexto global tiene una forma precisa,
neocolonial, se consideraban útiles. Los Piaroa pero que en las fronteras tiene una forma
-a pesar de enfrentar sus propias relaciones de difusa. A partir de esta forma espacial e históri-
subordinación y contradicción con los criollos en camente contingente, se configura una retórica
180 | Francisco Tiapa — Alteridades geopolíticas y construcción de conocimiento en las fronteras de la modernidad

donde los otros negativamente representados Batalla, 1989). Así, las relaciones de poder
se asimilan a un sujeto de referencia, positiva- en el Sistema Mundo Moderno en términos
mente proyectado hacia lo que se piensa que políticos y económicos al ser constitutivas de la
debería ser el futuro. De este modo, el contraste dominación cultural, se traducen en la construc-
con la diferencia es la base para la configura- ción de supuestas “verdades” sobre lo que
ción de proyectos civilizatorios, donde el otro o se piensa que es el mundo. De este modo, lo
bien es domesticado, por medio de un proceso que en el pasado fue la verdad de la Iglesia,
previo de supresión o de asimilación cultural, o en el presente es la “verdad” de lo que política-
bien es exterminado. mente se impone como conocimiento científico
(Lander, 2000a, 2000b). Ambas imágenes de
la verdad entran en la misma teleología judeo-
cristiana que reproduce la lógica del recorrido
4. Modernidad, conocimiento y proyectos
bíblico, del Génesis al Apocalipsis, en las
civilizatorios
teorías evolucionistas y que tiene su correlato
Desde las primeras conquistas territoriales práctico en las teorías económicas sobre el
iniciadas en el siglo XVI, la sustancia de la desarrollo y el progreso (Fabian, 1983). Esta
hegemonía eurocéntrica se formó de manera dominación cultural, entonces, necesita de la
producción de un conocimiento legitimado por
constitutiva con la subjetividad fundante de
instancias institucionales de coerción simbó-
lo que luego sería el pensamiento científico,
lica, para validarse, reproducirse en el tiempo y
basado en el ego cogito cartesiano, pues éste
extenderse en el espacio.
“…fue antecedido en más de un siglo por el
ego conquiro (Yo conquisto) práctico del hispa- La posibilidad de que estos discursos de
no-lusitano que impuso su voluntad (la primera poder (Foucault, 1981) se hayan proyectado
Voluntad-de-poder moderna) al indio ameri- más allá de sus límites espaciales y temporales
cano” (Dussel, 2000, p. 48). Tal dominación se encuentra estrechamente vinculada con la
sustantiva, al reforzar el mito de la superio- elaboración de meta-narrativas con tendencia
ridad cultural europea, puso su énfasis sobre a naturalizar la imagen del crecimiento centrí-
la hegemonía capitalista a lo interno de este fugo de la Modernidad hacia otras regiones
universo de representaciones. Sin embargo, del mundo. Según estas teorías reproduc-
en la experiencia histórica latinoamericana no toras del esquema euro-centrado de expli-
fue posible la reproducción exacta del paisaje cación del origen del orden global, el sistema
humano ideal para la cultura dominante, pues capitalista y por lo tanto la Modernidad (como
la amalgama cultural que integra a esta región su dimensión narrativa), se generó histórica-
derivó en una heterogeneidad social ajena a las mente en los centros geopolíticos globales y,
capacidades de comprensión por parte de los desde allí, se trasladó hacia las periferias. Esta
sujetos reproductores del discurso colonial y postura es compartida por líneas de pensa-
neo-colonial. En contextos como estos, la forma miento tan contradictorias entre sí como las
de colonización ha tenido que echar mano de teorías weberianas y las marxistas. Así, para
los proyectos civilizatorios de homogeneiza- Weber (2001), el capitalismo se configuró como
ción y supresión cultural (en el sentido de Bonfil derivación de un ethos protestante, como una
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dimensión intrínseca a los pueblos europeos y, del Medio Oriente, de la India y de África (Wolf,
desde allí, comenzó su irradiación global. Por 1987. Así, la consolidación en nuevas fronteras
su parte, la aplicación marxista a la historia de fue cambiando el panorama en el resto de las
las conexiones globales se plasmó en la obra áreas geopolíticas, con lo que se configuró lo
de Lenin (1975 [1917]), para quien la expan- que hoy conocemos como el Sistema Mundo
sión imperial solo fue posible luego de que los Moderno/Colonial (Mignolo, 2000). A lo largo
grandes monopolios controlaran el panorama de la configuración de este sistema, se ha
económico y político de Europa durante la creado un conjunto de conciencias geopolíticas
Revolución Industrial. (Said, 1990) independientes de las ubicaciones
geográficas y de los contenidos culturales
Ahora bien, si nos ubicamos geopolíticamente cotidianamente exteriorizados. Sea que se trate
en un lugar que tome en cuenta los procesos de grupos históricamente descendientes de
históricos que resultaron de la colonización de europeos o no, la posición geográfica fuera de
América a partir del siglo XVI, nos encontramos Europa no es una barrera para la reproducción
con un panorama un tanto diferente. En lugar de de esta conciencia geopolítica de continua-
imaginar a la construcción de las así llamadas ción de la hegemonía de la llamada sociedad
periferias desde los centros, históricamente ha occidental frente a sus vecinos a los que se ha
sido evidente que son las regiones fronterizas percibido como menos parecidos a este modelo
las que han configurado a los centros hegemó- social de referencia (Mignolo, 2001).
nicos (Coronil, 2002). La generación de riqueza
en las colonias españolas sirvió como fuente Esta dinámica global de configuración de los
para la acumulación de capital en el resto de imaginarios de la Modernidad se encuentra
Europa, más allá de los límites de España. atravesada por juegos de relaciones de poder a
Sobre la base de esta “acumulación origi- partir de la configuración de la imagen del sujeto
naria” trasatlántica, los países europeos, con civilizado como modelo de referencia. Puesto
sus diferencias internas, pero con una misma que tal imagen se forma mediante contrastes
identidad geo-cultural, pudieron solidificarse y con otras invenciones ambiguas sobre “los
contraponerse a los reinos musulmanes del Sur otros”, al mismo tiempo que se encuentra
del Mediterráneo, lo que conllevó progresiva- nutrida de discursos míticos de auto-reafirma-
mente a un posicionamiento hegemónico de los ción, la dominación relacional ha sido consti-
primeros y a su ulterior expansión por el resto tutiva de una dominación sustantiva, de conte-
del mundo (Dussel, 2000). Este proceso de nidos que definen el modelo de vida y la distri-
consolidación de la hegemonía global de Europa bución diferencial de jerarquías entre sujetos
tuvo fases diferentes, en las cuales los centros sociales. De manera constitutiva con la elabo-
hegemónicos intraeuropeos fueron cambiando ración imaginaria del sujeto ideal, se encuentra
al mismo tiempo que cambiaron sus frentes de la naturalización e irradiación ubicua de las
expansión y la atención sobre nuevas regiones imágenes de la espacialidad, como recipiente de
fronterizas por conquistar (Wolf, 1987 Wallers- la civilidad (Pagden, 1988). En esta irradiación,
tein, 1976; Mignolo, 2001). Entre los siglos XVI se han axiomatizado los referentes organiza-
y XVIII, se pasó de América al Extremo Oriente, tivos del Estado Nación Moderno, como natura-
lo que a su vez permitió la posterior dominación lización de la condición colonial y como sustrato
182 | Francisco Tiapa — Alteridades geopolíticas y construcción de conocimiento en las fronteras de la modernidad

lógico para la proyección sobre las alteridades Al comenzar el proceso de demarcación en los
en el tiempo y en el espacio. Al ser una imagen términos del pensamiento Moderno, tal sentido
ubicua, el esquema esencialista de la territoria- de la tolerancia a la diferencia se ha llegado a
lidad del Estado Nación se ha proyecto sobre ver en una situación de discontinuidad y hasta
otras sociedades incluso cuando se trata de de potencial conflicto. En suma, la naturaliza-
esgrimir un argumento o una acción que se ción del pensamiento moderno llegó a tal punto
presenta como una forma de reivindicación de que incluso en los planes estatales, dirigidos a
la diferencia. la reivindicación de las poblaciones indígenas,
se estaba imponiendo un nuevo proyecto civili-
Un ejemplo, entre otros, está en el caso de los zatorio. Una vez más, el proyecto de la Moder-
proyectos de demarcación de tierras y hábitats nidad requeriría del reconocimiento de la condi-
indígenas. El proceso de la reafirmación de ción subjetiva de otras visiones de mundo y el
las titulaciones de tierras indígenas es efecti- otorgamiento del status epistemológico de otras
vamente una urgencia y posiblemente la única formas de construcción de conocimiento.
forma de legitimación frente a la expansión de las
grandes corporaciones, los grupos ganaderos Sobre la base de una historia fronteriza como
y las agencias del Estado. Sin embargo, la esta, es posible a observar desde fuera al
auto-demarcación actual está planteada según conocimiento moderno como aquel generado
los esquemas espaciales del Estado Nación en los espacios dominantes del Sistema Mundo
Moderno; es decir, a partir del modelo de la y que, al obviar u ocultar las conexiones entre
homologación entre etnia, cultura y territorio. En presente y pasado o entre frontera e institución
contextos de oposición dicotómica indígena-no de conocimiento, se ha convertido en una de las
indígena tales títulos efectivamente se corres- principales agencias de imposición de la condi-
ponden con las perspectivas territoriales locales. ción irreflexiva del eurocentrismo y del racismo.
Ahora bien, en las regiones amazónicas, esta La posibilidad de identificar formas de construc-
lógica dista de ser equivalente a las extensiones ción de alteridad basadas en la construcción de
territoriales donde el modelo colonial y neo-co- conocimiento en contextos tan divergentes invita
lonial ha sido incapaz de imponerse. En estas a una reflexión orientada a la proyección hacia
regiones, los territorios multiétnicos se han confi- espacios y tiempos más amplios. Una reflexión
gurado a partir un sentido identitario basado en como esta no puede circunscribirse a los terri-
el conocimiento ambiental y no en la posesión torios indígenas, sino también a la cultura de
exclusiva de espacios circunscritos. Por ejemplo, referencia del analista y a su conexión con los
los Mako son gente de la selva (=Tebo Hohotï) imaginarios globales. Al abordar a los proyectos
y los Kurripako son gente de río, pero no por civilizatorios del pasado -como la costa Caribe
poseer estos espacios sobre los cuales se del siglo XVI- o de regiones lejanas a nuestros
ejerce la propiedad, sino por poseer un conoci- universos culturales de referencia –como el
miento particular que les permite accionar sobre Norte de la Amazonía- se corre el riesgo de
ellos. A esto se añade que no se concibe que la atribuirles una posición de lejanía y por lo tanto
presencia de otra etnia en su territorio sea motivo desvincularlos de nuestras pautas naturali-
de conflicto o de búsqueda de purezas correla- zadas de representación de la realidad. El
tivas con el territorio. peligro de tal desconexión reside en la poten-
Revista Antropologías del Sur Año 5 N°10 2018 Págs. 167 - 187 | 183

cial tendencia a reafirmación de los discursos discursos en un nivel más consciente desde los
de dominación por medio de la negación de cuales se ha argumentado la necesidad de los
su continuidad y de su irradiación incluso por acuerdos de libre comercio, las intervenciones
quienes niegan identificarse con ellos. En tal diplomáticas, los bombardeos y las invasiones.
sentido, vale la pena retomar los argumentos De este modo, los discursos del colonialismo
críticos en torno a la globalidad de las bases –no solo como un modo de producción, sino
epistemológicas del eurocentrismo, no solo a fin como unformación discursiva (Foucault, 1979a,
de poder comprender por qué se reproducen en 1979b) diagramadora de la realidad- vendrían a
realidades tan diferentes, sino a fin de denun- ser los principales juegos retóricos orientados a
ciar su presencia en nuestros propios espacios la totalización de las diversidades culturales a lo
institucionales. largo del Sistema Mundo. Tal totalización tiene
que ver con la invención de la idea de Occidente
como una abstracción geocultural representada
incluso en contextos sociales que no necesa-
Conclusión: Conocimiento moderno
riamente coinciden con su imagen dominante.
y totalización de la diferencia
Esta imagen, a su vez, está orientada por
La idea de Modernidad surgió histórica- la necesidad de homogeneizar, en términos
mente como una retórica de construcción de políticos y económicos, a las sociedades que
identidad colonizadora en las fronteras del han pretendido subyugar a lo largo de los cinco
Sistema Mundo Moderno. Tal imagen fue origi- siglos de colonialismo. Así, los ideólogos del
nalmente reproducida e instrumentalizada por eurocentrismo, han tenido la principal responsa-
la así llamada “cultura criolla”, inicialmente en bilidad de crear y difundir este discurso de adies-
el contexto latinoamericano y luego irradiada tramiento simbólico de la diversidad cultural.
en el resto del orden global. Como su referente Más que ser parte de un pasado colonial e
sustantivo, se ha creado un cuerpo de conoci- imperial que, según ellos, ya no existe, esto
mientos orientados a legitimar y a naturalizar las hoy tiene mayor vigencia que nunca, debido
condiciones de verticalidad entre el así llamado a su alta sofisticación y a las distintas vías de
pensamiento moderno y el resto de los sistemas transmisión que emplea (Lander, 2000). De este
culturales coaccionados por los órdenes modo, el Sistema Mundo Moderno nace con la
coloniales y neo-coloniales. En esta dinámica, expansión colonial de Europa, pero se estruc-
la cultura criolla ha exteriorizado la represen- tura a partir de la distribución diferencial de
tación de la auto-atribución de europeidad, al poder entre los centros y las periferias (Wallers-
ser un conjunto de esferas sociales que viven tein, 1976). Aun cuando en los últimos cinco
la contradicción entre su referente empírico siglos este sistema ha fluctuado en cuanto a la
mestizo y su imaginario auto-atribuidamente distribución de estos centros de poder, también
“moderno”, “civilizado”, “europeo” o “blanco”. ha mantenido en su sustancia la reafirmación
Con la naturalización de las meta-narrativas de de la supuesta superioridad de una cultura
la Modernidad –en el sentido que le dio Lyotard europea genérica sobre el resto de las culturas
a esta categoría (1987, 1999)-, como la única del mundo. Este discurso de la superioridad
forma de pensar la Historia, se han creado cultural se ha sustentado históricamente tanto
184 | Francisco Tiapa — Alteridades geopolíticas y construcción de conocimiento en las fronteras de la modernidad

en la posibilidad de imponerse por la fuerza con las dinámicas de representación de la


como por la configuración de imaginarios sobre diferencia étnica y ambiental. Esta transversa-
la sociedad ideal (Gruzinski, 1994). lidad fue abordada a partir de la contradicción
entre la auto-atribución europea de racionalidad
La reflexión en torno a la producción de y la irracionalidad de sus acciones concretas
conocimiento desde y sobre las esferas cultu- en los contextos fronterizos, derivada del uso
rales configuradas fuera de los linderos del del conocimiento como forma de construcción
patrón de pensamiento moderno implica una de identidad patrimonial. Esta contradicción
reconfiguración de las categorías y paradigmas entre proyección de la imagen de racionalidad
de análisis que han guiado a los principios y las acciones irracionales del colonialismo
generales por medio de los cuales histórica- no se restringen únicamente a la violencia,
mente hemos entendido a la realidad. Esto sino a la incapacidad de comprensión de las
deriva en una revisión de los macroprocesos diferencias culturales en los espacios fronte-
históricos que han enmarcado a la creación rizos del sistema global. Tal discordancia en
y la naturalización de los supuestos básicos contextos tan divergentes se explica con el
subyacentes (Gouldner, 1979) que, desde los uso del conocimiento moderno como recurso
puntos de vista globalmente hegemónicos, arbitrariamente configurado para la construc-
han ordenado y diagramado a la realidad con ción de identidad patrimonial del eurocentrismo.
la que nos confrontamos cotidianamente. Esta Dada su constante mutabilidad y contradicción
revisión conlleva un proceso de transformación interna, es posible afirmar que la Modernidad
profunda de nuestras bases discursivas sobre es una forma de identificación “…que como
la sociedad global, de un modo tal que se hace proceso actúa a través de la diferencia, [que]
prioritaria la comprensión de la dinámica de entraña un trabajo discursivo, [por medio de] la
relaciones de poder y de los juegos de construc- marcación y ratificación de límites simbólicos,
ción de identidad en las que nos encontramos [para la] la producción de efectos de frontera”
imbuidos como sujetos productores de conoci- (Hall, 2003, p. 16). Esta forma de construcción
miento. Este marco de imágenes y discursos de identidad por contraste se ha presentado,
que potencian y al mismo tiempo constriñen en el marco del pensamiento intra-europeo, por
a las representaciones conceptuales sobre la medio de la proyección de los referentes imagi-
sociedad en general es el de las tensiones y narios sobre otras culturas hacia los que se
contradicciones entre el colonialismo -como imagina como el pasado europeo. Así, a partir
sistema estructurado de relaciones globales del recurso de la temporalización del espacio,
de poder- y la amplia gama de pueblos del se ha configurado una imagen abstracta donde
Sistema Mundo Moderno que han buscado el pasado remoto y empíricamente inaccesible
distintas vías para responder a este macro de la propia Europa, se construye a partir de
sistema de dominación. la imagen ambigua sobre las culturas que han
coexistido con las sociedades coloniales a lo
A lo largo de la época colonial, en la cuenca largo del globo (Fabian, 1983).
del río Orinoco, el contacto entre europeos e
indígenas estuvo atravesado por diferentes Frente a la supra-historicidad y la globalidad
formas de construcción del saber, asociadas del pensamiento moderno, es necesario visibi-
Revista Antropologías del Sur Año 5 N°10 2018 Págs. 167 - 187 | 185

lizar no solo a las formas de su imposición sujeción y dominación a partir de la irradiación


inconsciente o de su irradiación ubicua, sino fronteriza de las retóricas de la Modernidad.
al lugar del Sujeto de producción de conoci- Al estar basadas en el recurso simbólico del
miento dentro de este proceso. En tal sentido, conocimiento, estas retóricas adquieren un
la aún remota posibilidad de des-ensamblaje carácter sagrado y difícil de ser cuestionado.
de las retóricas del colonialismo pasa por Ahora bien, desde las experiencias históricas
la puesta en evidencia del lugar de enuncia- pasadas y contemporáneas de resistencia
ción desde donde se construyen los paráme- indígena, es posible ver cómo la condición
tros de la Verdad. No se trata de des-montar de exterioridad en relación con el ideal de la
al pensamiento moderno o a las formas de Modernidad es un lugar privilegiado para una
producción científica en el nombre de una nueva forma de racionalidad susceptible de ser
anti-modernidad dogmática y basada en los definida en positivo. Efectivamente, al tratarse
esquemas míticos de las religiones medite- de una manera de resistir a un macro-sistema
rráneas. Ya esta experiencia histórica es bien de dominación global, la resistencia también
conocida y los resultados de la imposición del se hace por contraste. Sin embargo, al ser
fascismo, el dogmatismo y el oscurantismo formas de racionalidad dirigidas a la inclu-
son también conocidos. Se trata de deslas- sión de la subalternidad dentro de un sistema
trar al conocimiento moderno de sus bases hegemónico, necesariamente la Modernidad
dogmáticas y pre-científicas sustentadas en también se ha configurado en función del
principios identitarios eurocéntricos. Tales diálogo con la diferencia. En otras palabras, a
principios tienen una dimensión ubicua donde fin de aproximarnos al ideal de la razón, antes
las alteridades geopolíticas son cambiantes que nada, es necesario des-centrar el sentido
y difusas. Ante a la europeidad, la identidad patrimonial e identitario que los imaginarios
criolla es considerada de menor escala, como racistas, eurocéntricos y patriarcales han sido
una copia de mala calidad de lo que se piensa capitalizado como La Verdad Universal, para
que es el ideal de persona y de cultura. Al mostrarla no como la única verdad, sino como
mismo tiempo, desde la criollidad, esta imagen una versión de la verdad entre una amplia
se proyecta sobre las sociedades indígenas, heterogeneidad de posibilidades distribuidas a
las cuales establecen sus propias formas de lo largo de las fronteras del Sistema Mundo.
186 | Francisco Tiapa — Alteridades geopolíticas y construcción de conocimiento en las fronteras de la modernidad

Notas
1
Datos aún no publicados sobre investigaciones de campo científico en particular tiene que ver precisamente con su uso como
realizadas entre los Mako (Hohotï) del río Ventuari (2005, 2006, recurso identitario en contextos fronterizos, donde éste se vacía de
2011), poblaciones campesinas de Mérida (2007, 2008, 2009) y los contenido y tiene más un valor relacional que funcional.
Kari’ña de la Mesa de Guanipa (2008, 2011, 2012). 5
Estas referencias se encuentran en notas de trabajos de
2
Agradezco la lectura y comentarios de Argelia Rodríguez- campo aún no publicados, realizados en el río Ventuari, del Estado
Contreras, Alejandro Ochoa y José Efraín Contreras, así como Amazonas, de Venezuela, en los años 2005, 2006 y 2011. En estos
de los aportes de los árbitros anónimos. En todo caso, las ideas trabajos de campo, fue posible ver cómo la idea de civilidad estuvo
expuestas son de mi responsabilidad. directamente vinculada con la adscripción a una imagen ubicua que,
3
El uso de mayúscula para hacer alusión a la “Verdad” en este a su vez, fue el referente de distinción entre poblaciones criollas
espacio deriva de su connotación como recurso identitario y de y poblaciones indígenas e incluso entre diferentes poblaciones
imposición de poder en contextos fronterizos de una manera tal que indígenas, incluso en aquellos casos en que tal recurso identitario
su connotación diluye su significado inicial hasta hacer que éste se no estuviese conscientemente dirigido a insertarse en la imagen
pierda de perspectiva. que globalmente se asume como moderna.
4
El empleo indistinto entre conocimiento en general y conocimiento

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