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UNIVERSIDAD ANDINA

DEL CUSCO

FACULTAD DE CIENCIAS ECONOMICAS,


ADMINISTRATIVAS Y CONTABLES

ESCUELA PROFESIONAL DE ECONOMIA

TITULO DE INVESTIGACION:
OFERTA AGRARIA
CURSO : ECONOMIA DE DESARROLLO AGRARIO

DOCENTE : WILFREDO BALTAZAR VEGA VILLAFUERTE

ALUMNOS :
MILAGROS QUISPE RUPA
JULIETA QUISPE PILLCO
PIEDAD PAIVA MEJIA
ROCIO MONTAÑES QUISPE

FECHA : 09/10/2018

CUSCO – PERÚ

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OFERTA AGRARIA

INTRODUCCION
Cuando hablamos de oferta agraria, debemos volcar nuestras ideas a entender que
el principal objetivo de esta es lograr el incremento sostenido de los ingresos y
medios de vida de los productores y productores agrarios, priorizando la agricultura
familiar, sobre la base de mayores capacidades y activos más productivos, y con un
uso sostenible de los recursos agrarios en el marco de procesos de creciente
inclusión social y económica de la población rural, contribuyendo a la seguridad
alimentaria y nutricional. Por consiguiente Incrementar la competitividad agraria y la
inserción a los mercados, con énfasis en el pequeño productor agrario.
Una de las razones usualmente utilizada para explicar el limitado desarrollo de la
pequeña agricultura comercial en el Perú es el limitado acceso de los productores a
servicios financieros formales, crédito en particular. La fuerza de este argumento
crece cuando se recuerda que desde el cierre del Banco Agrario el volumen de
recursos intermediados por el sector privado y público hacia los pequeños
productores no logra recuperar los niveles de los años 80, ni muestra una tendencia
alentadora. Argumentos que unidos a lo que solemos escuchar en las campañas
electorales donde se ofrecen siempre más recursos para el campo, nos hacen
pensar que uno de los frenos principales al desarollo agricola nacional es un
problema de falta de oferta de recursos financieros.
DESARROLLO

El Perú se caracteriza por una amplia diversidad de ecosistemas y de sistemas


productivos lo que hace casi imposible generalizar sobre actividades, como la
agricultura, que dependen estrechamente de la explotación del patrimonio natural.
Para manejar conceptualmente esta diversidad, se ha acostumbrado distinguir entre
las tres grandes regiones naturales: costa, sierra y selva. Pese a la arbitrariedad de
esta división y a la diversidad interna de cada región, se ha optado por emplear esta
categorización para describir de la manera más sintética posible las principales
características de la agricultura peruana en sus distintas variantes. La actividad
agrícola en la costa depende en gran medida del agua de riego, debido a que esta
zona comprende una estrecha planicie desértica cruzada por ríos que descienden
por las faldas de la cordillera occidental de los Andes. Y, pese a que no se ve
afectada por heladas y tormentas que suelen afectar la sierra y la selva, cada cierto

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tiempo, la costa sufre la visita de un fenómeno meteorológico llamado ‘El Niño’, que
genera fuertes lluvias y, en consecuencia, produce avalanchas e inundaciones.

 La agricultura de la sierra se realiza en condiciones muy variadas, desde el


altiplano y los páramos de poco provecho agrícola y orientados a la ganadería
de altura a los valles interandinos donde se practica la agricultura ‘de secano’,
que depende sobre todo de las lluvias, y está sujeta a eventos negativos
como las heladas, los friajes y las sequías, y tiene alto riesgo de erosión.
 La Selva es la región natural que presenta el mayor potencial de tierras de cultivo
en el país. incluye el 85% de las tierras disponibles para la agricultura en el Perú
(cultivos en limpio y permanentes). Sin embargo, estas tierras se encuentran
diseminadas a lo largo y ancho de esta vasta y aún poco accesible región,
fundamentalmente a lo largo de sus principales ríos. En algunas de las zonas con
mayor concentración de tierras agrícolas, todas ubicadas en los valles más
importantes de la Selva Alta que son atravesados o recorridos por la Carretera
Marginal de la Selva.

Como el aumento de la productividad de la agricultura libera fuerza laboral para otros


sectores, durante varias décadas del siglo pasado esta relación entre agricultura y
crecimiento económico global fue distorsionada en la forma de una doctrina que
perseguía la industrialización aún a expensas del desarrollo agrícola, socavando por
lo tanto las posibilidades de que la agricultura contribuyera al desarrollo global. Se
consideraba que el papel del sector era el de ayudar al desarrollo industrial, que era
el elemento esencial de la estrategia de crecimiento. De hecho, se pensó que la
industria era tan importante para las perspectivas económicas a largo plazo que
subsidiarla fue una práctica común, a expensas del contribuyente fiscal y de otros
sectores.
Anne Krueger resumió el pensamiento inicial de la economía de desarrollo como
conteniendo:
1) deseo e impulso hacia la modernización
2) interpretación de la industrialización como la ruta hacia la modernización
3) creencia en la sustitución de importaciones como política necesaria para proteger
a las industrias nacientes
4) desconfianza en el sector privado y el mercado, y creencia en que el gobierno,
como guardián paternalista y benévolo, debería asumir el liderazgo del desarrollo
5) relacionado con el inciso

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4) desconfianza hacia la economía internacional y pesimismo sobre el crecimiento
de las exportaciones de los países en desarrollo

Hoy en día los responsables de las políticas a menudo se esfuerzan en detener el


descenso de los precios reales y la rentabilidad de la agricultura. Además, se
reconoce que los impuestos específicos sobre los productos básicos reducen el
crecimiento del sector, no sólo por disminuir la rentabilidad de la inversión y la
producción, sino también por distorsionar la asignación de recursos entre productos.

Bruce Johnston y John Mellor desarrollaron una visión más completa del proceso de
desarrollo agrícola y abogaron por políticas en favor de los pequeños productores.
Su estrategia de desarrollo agrícola fue la primera que subrayó la importancia del
aumento de la productividad, incluso en las pequeñas explotaciones. Describieron
un proceso de crecimiento a largo plazo en el que los tipos de innovación
tecnológica variaban según las fases del proceso. Sin embargo, su punto de vista
era que la agricultura debía ayudar al desarrollo de los demás sectores de la
economía, principalmente proporcionándoles bienes y factores de producción. Tal
papel incluye el suministro de mano de obra, divisas, ahorro y alimentos, además de
proveer un mercado para los bienes industriales producidos internamente ].

Por lo tanto, lejos de proponer ayudas a la agricultura, buena parte del pensamiento
de los últimos cincuenta años acerca de su papel en el desarrollo abogaba por
gravar al sector, directamente o a través de políticas de precios, para proveer
recursos al desarrollo del resto de la economía y, en algunos casos, utilizar los
recursos restantes para subvencionar a la industria. Entre otras preocupaciones
actuales sobre ese enfoque, una interrogante básica es hasta qué punto los ingresos
agrícolas pueden ser reducidos mediante los mecanismos de precios e impuestos,
antes de que la pobreza rural alcance niveles inaceptables y la producción se
estanque por falta de rentabilidad.

Para muchos observadores, el éxito de las economías de Asia oriental hasta hace
poco tiempo reforzó la convicción de que la industrialización era el camino hacia la
creación de riqueza nacional, y contradijo el anterior pesimismo sobre las
posibilidades de expansión de las exportaciones de los países en desarrollo. Se ha
discutido por años acerca del grado y éxito de la intervención gubernamental en el
crecimiento industrial del Asia oriental; las conclusiones han sido divergentes. Un
análisis exhaustivo realizado por el Banco Mundial concluyó que los subsidios al
crédito algunas veces (pero no siempre) contribuyeron al proceso de
industrialización de esos países y que los subsidios a las exportaciones fueron más
exitosos:

Esclarecer si estas intervenciones tuvieron efectos positivos o negativos sobre el


rápido crecimiento, hecho posible por las buenas [políticas] de base, es una de las
interrogantes más difíciles que hemos tratado de resolver...

La experiencia tanto de las economías del norte asiático de excelente desempeño...


como de las del sudeste asiático de industrialización reciente... sugiere que los
países que se hallan en proceso de liberalizar su comercio podrían beneficiarse
estableciendo incentivos específicos a las exportaciones de manufacturas. Modestos

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subsidios a las exportaciones podrían ser vinculados, por ejemplo, al sesgo existente
en contra de las exportaciones y acotados a estrictos períodos de tiempo...[14]

Una lección de la experiencia del Asia oriental es que el crecimiento de las


exportaciones es fundamental para el desarrollo económico y, en casos muy
circunscriptos, los beneficios dinámicos provenientes de los subsidios a la
exportación contrarrestan las pérdidas estáticas de bienestar; en cambio, otros tipos
de intervención de los gobiernos fueron incapaces de compensar dichas pérdidas.
Estas conclusiones deben ser claramente distinguidas de las recomendaciones de
Furtado, quien favorecía una fuerte protección a las industrias sustitutivas de
importaciones y la propiedad estatal de la industria pesada.

Esta conclusión calificada en favor de subsidios a la exportación y el consenso de


que la protección a las industrias sustitutivas de importaciones no funciona, fueron
alcanzados principalmente a partir de bases empíricas, a través de la revisión de
experiencias. Además del rápido crecimiento económico del Asia oriental impulsado
por la expansión de las exportaciones, otra experiencia que provocó este
replanteamiento ha sido el estancamiento durante varias décadas de la economía
argentina asociado a políticas que favorecían a las industrias sustitutivas de
importaciones, y una experiencia más corta del mismo tipo en Brasil.

Actualmente se acepta como obvio que las industrias protegidas de la competencia


externa carecen de incentivos para mejorar su eficiencia y, por lo tanto, es probable
que el crecimiento de su productividad sea muy bajo, mientras que las industrias de
exportación, por definición, tienen que mantener su competitividad en los mercados
internacionales para poder sobrevivir. De acuerdo a esto, una recomendación de
política sería que las subvenciones para promover la exportación no deberían ser
muy grandes ni perdurar mucho tiempo, pues de lo contrario las industrias
exportadoras dependerán de la generosidad continua del tesoro nacional, en vez de
mejorar su eficiencia económica. De hecho, en Asia oriental, “el apoyo cambió de los
subsidios a la exportación y los créditos de impuestos, al uso de la tasa de cambio
para proporcionar incentivos a la exportación. Sin embargo, cualquiera que sea el
modo de incentivar las exportaciones, hasta ahora las potencialidades de un sector
agroexportador dinámico no han jugado un papel importante en el pensamiento
sobre los paradigmas del desarrollo.

CONCLUCIONES

el Perú, el sistema agrario actualmente operante favorece al agricultor grande y


corporativo de la costa orientado a la exportación, tanto por las condiciones
naturales que le favorecen como por las atenciones del Estado. Sin embargo,
aunque sea una agricultura rentable en las condiciones actuales no es sostenible
a largo plazo, sobre todo frente a los desafíos que presentarán el cambio
climático global, la crisis energética y el agotamiento de los recursos naturales —
en particular, los no renovables, como la desnaturalización de ecosistemas

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La equidad y el desarrollo agrario: La política agraria impulsa el desarrollo de la
agricultura para buscar el mejoramiento de los ingresos de los productores
agrarios. Sin embargo, se está consciente de que la población agraria vive no
sólo de la agricultura. Por lo tanto, la política agraria se ubica dentro de un
concepto de desarrollo rural, el cual busca no solamente el incremento de los
ingresos provenientes de un mejoramiento de la producción y productividad
agropecuaria, sino también el mejoramiento de los sistemas no agrarios y su
complementariedad en el ámbito local para la generación de empleo no agrícola,
y por lo tanto el mejoramiento de las condiciones de vida de la población rural.
Dado que el sector agrario es aún el sistema de mayor importancia para la
generación del sustento económico de vida en las áreas rurales del país, la
agricultura está obligada a liderar el proceso de desarrollo rural, que es un
proceso de concertación de fuerzas y sistemas y que debe formar parte de un
proyecto de desarrollo nacional.

El crecimiento agrícola continuo es una necesidad, no una opción, para nuestro


país. Sin embargo, no debe poner en peligro la base de recursos naturales ni
imponer costosas externalidades a otros sectores. Debe ser equitativo para que
ayude a aliviar la pobreza y la inseguridad alimentaria. Las tres metas fijadas, a
saber, el crecimiento agrícola, el alivio de la pobreza y la sostenibilidad del medio
ambiente, no son necesariamente complementarias y no se puede dar por seguro
su logro en forma simultánea. Aunque mucho depende de las circunstancias
sociales, económicas y agroecológicas particulares, hay más probabilidades de
lograr un alto grado de complementariedad cuando el desarrollo agrícola

Bibliografía :

 Aguilar, Giovanna (2004). El Agrobanco y el mercado financiero en el Perú.


Documento de Trabajo, 136. Serie Economía. Lima : IEP , 2004

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 Anne O. Krueger, “Policy Lessons from Development Experience since the
Second World War”, en J. Behrman y T. N. Srinivasan (eds.), Handbook of
Development
 Escobal, Javier (2001) Integración al mercado y costos de transacción en la
agricultura peruana. Economía y Sociedad No. 40. Lima: CIES

DESARROLLO DEL TEMA


El MINAGRI como ente rector es el encargado de diseñar, implementar y conducir el
Sistema de Planificación Agraria, el cual debe estar articulado en los tres niveles de
gobierno, y en concordancia con el Sistema Nacional de Planificación. Los
indicadores, metas y acciones definidos en los Planes Estratégicos y Operativos
deben considerar los objetivos definidos en la Política Nacional Agraria.

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Las Políticas de Estado que definen el rumbo hacia el desarrollo sostenible del Perú
en el mediano y largo plazo, dentro del cual el sector agrario a través,
principalmente, de la Política de Desarrollo Agrario y Rural, define orientaciones de
importancia en materia de agricultura, ganadería, agroindustria y explotación forestal
sostenible, para fomentar el desarrollo económico, ambiental y social del sector.
El sector agrario tiene como ámbito de competencia las siguientes materias: tierras
de uso agrícola y de pastoreo, tierras forestales y tierras eriazas con aptitud agraria;
recursos forestales y su aprovechamiento; flora y fauna; recursos hídricos;
infraestructura agraria; riego y utilización de agua para uso agrario; cultivos y
crianzas; sanidad, investigación, extensión, transferencia de tecnología y otros
servicios vinculados a la actividad agraria.

Apreciación Crítica
La oferta agraria en el Perú ha ido en aumento con el paso de los años, ello debido
al efecto de la globalización (proceso de integración comercial).
En el Perú en los años 80 y 90s la oferta agraria se desarrollaba con más ímpetu en
el mercado interno y la mayor parte de la producción estaba destinado al consumo
interno y familiar, pero después del año 2000 nuestro país paso a formar parte de los
países que firmaron tratados de integración con otros países en el cual se involucró
el sector agrario. Y de esta forma buena parte de las tierras de la Costa fueron
destinadas a la producción tecnificada para su posterior exportación.

“las Políticas Públicas Nacionales se enmarcan en Políticas


de Estado, y responden a un Programa de Gobierno y a la
identificación de los problemas de la agenda pública, que
deben priorizarse tomando en cuenta las necesidades o
demandas ciudadanas”.

BIBLIOGRAFIA Y LINKOGRAFIA
 http://www.minagri.gob.pe/portal/download/pdf/p-agraria/politica-
nacional-agraria.pdf
 http://www.grade.org.pe/upload/publicaciones/archivo/download/p
ubs/Art_Politica_Agraria_Peru_Economico.pdf

8
 https://www.apeseg.org.pe/wp-content/uploads/2019/01/Milton-
Von-Hesse-1_cc.pdf

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