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Siglo tras siglo el cristianismo ha vivido una

situación conflictiva con la sexualidad.

Y son muchos los que piensan que la


Biblia es un conjunto de libros que
rechazan el sexo y que lo consideran
como una maldición.
Un conjunto de libros escritos
entre dos mil y dos mil
ochocientos años,
necesita de parte nuestra
una actitud abierta
y libre de prejuicios.

Sólo así podremos entender


mínimamente el sentido
de sus páginas.
Acostumbrados a “manipular” ciertos textos bíblicos
para que digan exactamente lo que queremos hacerles
decir, en este trabajo intentaremos acercarnos a la
cultura de la que forman parte estos libros que
componen la Biblia, para intentar acercarnos a la
verdad escondida detrás de tantos tabúes y
estereotipos.
Época de los Patriarcas
En la época patriarcal nos encontramos con una cultura
seminómada que se desarrolla entre los años 3000
antes de Cristo hasta el 1200 aproximadamente.

Se trata de clanes o tribus vulgarmente llamados


“hebreos”, que emigraron de la lejana Mesopotamia –
actual Iraq - hacia la costa mediterránea
deambulando por Palestina y los desiertos del sur
hasta llegar en sus correrías a Egipto.
La historia patriarcal está narrada en el libro del Génesis,
cuya redacción final fue realizada hacia el año 450 –
400 antes de Cristo, sobre la base de leyendas y viejos
recuerdos transmitidos oralmente por más de mil
años.
Patriarcado y Matrimonio
En esta época regía el sistema patriarcal, por tanto, toda la
autoridad reside en el patriarca, verdadero jefe y señor de
sus esposas, de sus hijos y descendientes.

El patriarca tiene todo el poder, pero también ejerce su


paternidad protectora sobre todos, procurando
alimentos, defendiendo en casos de ataques,
preocupándose por los casamientos de sus hijos e hijas,
dictando aquellas normas que hacer la convivencia interna
y que tienen que ver con la seguridad del clan.
El matrimonio se concertaba entre las familias, o sea,
entre los padres de cada familia, o, en su defecto, el tío
más cercano.

El matrimonio era un pacto entre familias: el padre de la


novia entregaba a su hija a cambio de una dote que
debería ser devuelta en caso de divorcio.
El matrimonio de Isaac y Rebeca VER
Texto
Características más relevantes:

Era importante casarse con alguien de su misma sangre


(endogamia).
El juramento lo hace el mayordomo colocando su mano
“debajo del muslo”, o sea, sobre los genitales de
Abraham, costumbre de la que la Biblia da varios
testimonios. Los órganos genitales tienen una
simbolización muy particular como expresión de la
misma identidad de la persona en lo que tiene de más
íntimo y personal.
El mayordomo va lleno de regalos que servirán como
dote por la mujer que traiga. Los regalos son la dote o
“mohar”.

Mientras la hija era soltera, era propiedad de su padre, y


su valor variaba si era virgen o no; de allí la
importancia de su virginidad, costumbre que viene de
épocas remotas. El mohar, más que un pago en sí
mismo, era parte del contrato entre ambas familias, y
pertenecía a la mujer dada en matrimonio. En caso de
divorcio, había que devolvérselo.
A Rebeca se le despide con una bendición que nos
muestra una variable fundamental del matrimonio: la
importancia de la descendencia.

La novia debía cubrirse totalmente el rostro con el velo:


no sólo generalmente no conocía al novio sino que
tampoco éste vería su rostro sino después de pasar la
noche juntos. ¿Y el amor? Podía darse o no. En este
caso, el texto es claro: Isaac la amó.

El amor siempre es una propuesta del varón. A la mujer


le correspondía la aceptación, el sometimiento y la
fecundidad.
Descendencia y Esterilidad
Las incipientes tribus, a menudo diezmadas por las
pestes, el hambre o las guerras de exterminio entre
ellas o con pueblos enemigos, tenían conciencia de que
la supervivencia era su ley fundamental.
Tener numerosos hijos, especialmente varones, era la
verdadera ley del matrimonio,
no había peor ignominia para una
mujer casada que la esterilidad;
motivo más que suficiente para ser
repudiada y sufrir la humillación
de por vida.
En aquella época se daba por descontado que la
esterilidad era siempre por causa de la mujer, ya que el
óvulo femenino será recién descubierto hacia el 1830,
mientras que la esterilidad masculina sólo en el recién
y pasado siglo XX. Se daba por seguro que, si hubo
emisión de semen, la responsabilidad de la
procreación era exclusiva de la mujer.
¿Cómo se resuelve este problema en la época de los
patriarcas, sobre todo cuando la mujer era amada por el
marido y éste no deseaba el divorcio? Por un método que
hoy llamaríamos “alquiler de vientre” y adopción.
Veamos alguna historia que nos muestre claramente esta
realidad.

La ley prevé además que la esclava al tener el hijo deseado


se levante por rival de la señora; entonces ésa no podrá
venderla, pero sí marcarla y contarla como una de sus
esclavas. Esto fue lo que sucedió con Agar y Sara.

VER
Texto
La era patriarcal, apoyada sobre las tradiciones y leyes
mesopotámicas, resolvía el problema de esterilidad
con un criterio que no solo nos puede resultar
sorprendente sino moderno. El padre alquila el
vientre de una esclava que da a luz a su hijo sobre las
rodillas de la esposa, con lo que el niño es adoptado
como hijo legítimo.
Pero la cuestión que nos
compete en este momento
es darnos cuenta de que la
Biblia nos dice cómo
determinada cultura
resolvió una situación, y
cómo la entendió como
absolutamente moral y
querida por Dios, dentro de
un determinado contexto
cultural y con la máxima
honestidad de conciencia.
En la Biblia, el acto sexual no está por encima de todos
los valores humanos, sino que está subordinado a
valores más importantes tanto para el individuo
como para la sociedad.

Para la mentalidad bíblica, lo ético no pasa porque un


acto sea sexual o no, sino por una valoración superior
que asume al acto sexual con determinado sentido.
La ley de los cuñados: el levirato
El sistema del levirato (“levir” significa
cuñado) según el cual si alguien moría sin
descendencia, su hermano o el pariente más
próximo estaba obligado a casarse con la
viuda para darle descendencia al hermano
muerto.
Supremacía de la hospitalidad
 Entre los antiguos hebreos y los semitas en general, la
hospitalidad es una ley sagrada, sobre todo en el
desierto. Por tres días el huésped, de la propia tribu o
extranjero, goza de total protección y sustento; y por
otros tres días más cuando sigue su viaje (hasta unos
150 km). Los huéspedes saben que incluso se dará la
vida por defenderlos.

VER
Texto
Época de los Jueces y la Monarquía
 Desde el ingreso a Canaán o Palestina, año 1230 aC.,
hasta el fin del reino de Judá tenemos un extenso
período de unos setecientos años, los más ricos e
interesantes de la historia bíblica, que serán
definitorios para plasmar la cultura bíblica y que
tendrán importantísimas repercusiones en su
concepción y vivencia de la sexualidad.
Sincretismo

Culto Cultos
Yahvista Cananeos
Las tribus seminómadas venían de una larga marcha por
el desierto donde les fue revelado un Dios sumamente
espiritual, único para todo el pueblo hebreo, con
características básicamente masculinas, un Dios de la
montaña y del volcán.

Traen un concepto alto de moral en comparación con


los pueblos vecinos y un culto relativamente sencillo,
apenas diseñado, sin imágenes ni templo.
Al penetrar en Canaán se
encuentran con una cultura
riquísima en sus expresiones,
pero fundamentalmente
agraria y sedentaria, con
ciudades fortificadas, con
reyes y cortes, con templos,
sacerdotes, colegios de
profetas y adivinos y, sobre
todo, con un culto a la
fertilidad exuberante.

La “tentación” estaba a las


puertas.
Para los cananeos la sexualidad – fertilidad es algo no sólo
sagrado sino divino, es la misma vida de los dioses, y sólo
los dioses la pueden conceder. ¿De qué manera? Mediante
los cultos sexuales.
Los templos cananeos y los santuarios dispersos por toda
Palestina, especialmente en los “lugares altos” o montículos
(símbolos fálicos), tenían un servicio de hombres y mujeres
para el ejercicio de la prostitución sagrada.
Mediante cierto pago se mantenían relaciones sexuales como
ritual de participación con el poder sexual de la pareja
hierogámica (pareja de dioses).
El hecho de roturar la tierra y arar, para sembrar sobre el
surco, tenía ese sentido de relación sexual: la semilla
(“semen”, en latín) era depositada en el surco abierto
por el arado (la vulva abierta por el pene). El “fruto del
vientre de la tierra” era el hijo.
La vida, la sexualidad, la fertilidad y la inmortalidad son
todos elementos íntimamente relacionados entre sí.
Los mitos y cultos cananeos expresaban este
dinamismo.
Ahora podemos comprender por qué he dicho que el
encuentro de las austeras tribus del desierto con la
cultura y el culto cananeo constituyó una “tentación”, y
tras la tentación, la “caída” en esos cultos.

Para la Biblia este es el verdadero pecado de Israel y el


más grave de sus pecados, la fuente de los otros y el
origen de las desgracias del pueblo.
La culpa es de las mujeres
Durante estos largos siglos de sincretismo, los dirigentes
yahvistas van comprobando que los cultos idolátricos -
en los que caen sobre todo los varones, los marcados
con la circuncisión – tienen como aliado principal a las
mujeres paganas, sea por la prostitución sagrada, sea
por medio de la poligamia.

Eran las mujeres las que seducían a los hombres y los


apartaban del culto a Yahvéh.
Como vemos, la apostasía religiosa es provocada
fundamentalmente por las mujeres paganas que
seducen y tientan a los hombres cambiando su
corazón. La culpable, en definitiva, es la mujer.

En este contexto, nos interesa mirar con atención al


Capítulo 2 del Génesis, redactados en esta época, de
tradición Yahvista y, por tanto, fiel y claro reflejo de lo
anteriormente dicho.
Lo principal en este Capítulo es:

Yahvéh Dios es el que creó toda esta maravilla que es el


mundo, y en especial la tierra.
Dios creó primero al varón y después le buscó la compañera
adecuada que será carne de su carne y hueso de sus huesos,
la mujer.
Varón y mujer constituyen una pareja sexuada destinada al
matrimonio desde estos remotos orígenes. Esta pareja es
creada a imagen y semejanza de Dios, un Dios de vida, de
creatividad, de poder.
La fertilidad de la tierra y de las mujeres no tiene nada que
ver con la hierogamia, porque Yahvéh es único y no tiene
sexo, sino que es fruto de la bendición de Dios.
Todo este plan y esta obra
divina son muy buenos.

El plan se frustra cuando los hombres lo abandonan y se


van detrás de otra sabiduría, cuyo símbolo, la
serpiente de Astarté, lo seduce en complicidad con la
mujer.
La desnudez se convierte en vergonzosa ante Dios por el
pecado cometido, similar a la vergüenza que sienten
los amantes cuando son descubiertos por el esposo.
El gran pecado, el pecado original, no es haber comido el
fruto prohibido relacionado tantas veces a la relación
sexual, sino el buscar vivir sin Dios, lejos de Dios,
definiendo el ser humano por sí mismo lo que es el
bien y el mal. El pecado es ese querer ser como dioses,
ese no querer depender de Dios y olvidarse de la propia
condición de creatura.
La pregunta de Dios pasa por Adán, por Eva y finaliza en
la serpiente… el culto cananeo en el que el pueblo ha
“caído” casi sin darse cuenta.
El castigo recae sobre los dos: hombre y mujer. Ella
vivirá el don de la fertilidad con dolor y complicaciones
y él tendrá que trabajar dura y forzosamente.
La serpiente seguirá viva. Se la maldice, pero
constantemente intentará atacar y seducir a la
mujer – pueblo.
Nueva visión de la sexualidad
La Biblia desacraliza totalmente a la sexualidad que es
presentada como una simple creatura de un Dios único
no sexualizado.
Esta es la idea fundamental: la sexualidad, o si se
prefiere, el cuerpo sexuado del varón y de la mujer, son
una criatura de Dios, dependen de Dios como el resto
del mundo, y tienen la misión que Dios les ha
señalado: la unión sexual con vistas al matrimonio
y a la procreación.
Desde el Exilio en adelante
Las derrotas son tiempos propicios para la reflexión y
para no volver a cometer los mismos errores que
llevaron al fracaso. Y es lo que hace el judaísmo en
Babilonia. Este es un período de asentamiento y
reflexión.
La pareja es creada al mismo tiempo y ambos, como pareja,
son la imagen y semejanza de Dios. Esa imagen y
semejanza se traduce en que el ser humano es la única
criatura capaz de comunicarse con Dios. Hablar y escuchar
a Dios es don para el hombre y para la mujer, eso es lo que
nos hace profundamente semejantes a Él.

La imagen y semejanza es para la pareja porque también el


ser humano es creado para ser co-creador con Dios,
protector(a) de la vida, abierto a la creatividad y a la
variedad del Creador de los infinitos colores, sabores,
olores, formas…
Dios bendice a la pareja con la fecundidad, que es un
regalo, pero también aparece en el texto como una
orden: llenar y poblar la tierra.

La igualdad de los sexos aparece señalada en todos los


aspectos de la vida: unión sexual, fecundidad, dominio
sobre la creación.

Todo lo que crea Dios es bueno, y lo que crea el sexto día


es MUY BUENO. La sexualidad y la fecundidad
humanas son no sólo criaturas de Dios, sino creaturas
buenas, son algo pensado y creado por Dios como
expresión de su bondad y santidad.
Literatura Sapiencial
Los autores sapienciales dan una orientación práctica
sobre diversos aspectos de la vida concreta, tales como
el trabajo, las riquezas y la pobreza, la salud, y
especialmente las virtudes que hacen al hombre sabio:
justo, moderado, cuidado de la lengua, dominio de sí,
humildad, etc.
Uno de los tópicos aludidos es el referido a la relación
con la mujer y consejos sobre la vida sexual,
especialmente de los jóvenes.
Se va imponiendo la tendencia hacia el matrimonio bien
constituido y una lucha frontal contra el adulterio. La
valoración de la mujer pasa por su virtud, piedad y
cualidades domésticas; pero con una gran
desconfianza hacia su carácter seductor y su
sensualidad.

VER
Texto
Si un hombre encuentra una mujer virtuosa, se le aconseja
no apartarse de ella, pero como es difícil hallar tanta
perfección o a alguna mujer dispuesta a tanto esfuerzo por
su esposo, se le aconseja al hombre mantener cierta
distancia y prevención.

Los textos sapienciales reflejan que la relación varón –


mujer tiene sus dificultades y que el gran riesgo para el
hombre es quedar atrapado en las redes de la mujer. El
varón aparece como la víctima de las artimañas
femeninas.
Normativa Sexual
El Decálogo
El primer mandamiento: “Yo soy el Señor tu Dios… no
tendrás otros dioses…” Como consecuencia de este
primer mandamiento, se prohíben terminantemente
los cultos a Baal y Astarté, entre otros, y la prostitución
sagrada. (Éxodo 20, 1 y ss)

Además, hay dos mandamientos de normativa sexual en


el decálogo: el sexto y el noveno:
“No cometerás adulterio” (Éxodo 20, 14)
“No codiciarás a la mujer de tu prójimo” (Éxodo 20, 17)
Adulterio y Violación
En casos de violación de una mujer virgen, la ley
distingue dos situaciones: si la mujer está
comprometida, en cuyo caso hay también adulterio; o
si no está comprometida.
“Si una mujer virgen está comprometida con un hombre,
y otro la encuentra en la ciudad y se acuesta con ella por
la fuerza, los matarán a pedradas: a la joven, por no
haber pedido auxilio, y al hombre por haber violado a la
mujer de su prójimo.” (Deuteronomio 22, 22 )
Si la violación es en la ciudad, se espera que la mujer
grite y pida ayuda, la ley es implacable. Si es en el
campo, queda la presunción de inocencia para la
mujer. El delito de la violación en sí mismo no es
considerado tan grave como la posibilidad de adulterio
que acarrea consigo. Esto se ve claro en caso de que la
mujer violada no esté comprometida.
“Si un hombre encuentra a una virgen no comprometida,
la toma por la fuerza y la viola, y son sorprendidos, el
hombre deberá pagar al padre de la joven cincuenta
ciclos de plata y ella será su mujer. Nunca la podrá
repudiar porque él la violó” (Deuteronomio 22, 23-27)
El incesto
El incesto es relativamente frecuente en una sociedad
poligámica y endogámica por motivos evidentes: el
casamiento entre miembros de la propia raza,
especialmente en lugares apartados, da lugar a
enamoramientos entre primos, sobrinos, etc.
Por esto, la legislación israelita es muy detallista en este
punto, indicando en qué casos concretos está
prohibida la relación sexual.
VER
Texto
Bestialismo
El trato sexual entre hombre y bestia es relativamente
frecuente entre pueblos ganaderos. La ley hebrea es
muy severa en estos casos.
“No tendrás trato sexual con una bestia haciéndote
impuro con ella; y ninguna mujer se ofrecerá a un animal
para unirse con él, pues es una perversión. Si un hombre
tiene trato sexual con una bestia, será castigado con la
muerte, y también se matará a la bestia” (Levítico 18, 23)
Homosexualidad
El acto homosexual es severamente condenado y
castigado con la muerte. El Antiguo Testamento
desconoce la homosexualidad femenina por lo que la
ley dice:
“No te acostarás con un varón como si fuera una mujer:
es una abominación. Si un hombre se acuesta con otro
hombre como si fuera una mujer, los dos cometen una
cosa abominable; por eso serán castigados con la muerte
y su sangre caerá sobre ellos.” (Levítico 18, 22; 20, 13)
Con el mismo criterio la ley prohíbe el
travestismo:
“La mujer no se pondrá ropa de
hombre, ni el hombre un vestido de
mujer: el que lo hace resulta
abominable a los ojos de Dios”
(Deuteronomio 22, 5)
Impurezas Sexuales
Sobre los fenómenos sexuales circulaban muchas
fantasías, a menudo negativas, por ejemplo con
respecto a la sangre menstrual como elemento
contaminante de la tierra.
Todo esto explica
la percepción
de la sexualidad
como algo impuro.
La impureza no es un
pecado, es tan solo un
estado que impide al
impuro tocar a otra
persona o a otros
objetos para no
contagiar la impureza.
La impureza afectaba al
varón, pero
especialmente a la
mujer, tal como lo
prescribe el capítulo 15
del Levítico.
Impurezas en el hombre
• Blenorrea – impureza todo el tiempo que duraba la
enfermedad hasta una semana después en que debía
hacer el rito purificatorio
• Eyaculación - aún en las relaciones sexuales
matrimoniales, producían impureza hasta terminar el día.

Impurezas en la mujer
• Menstruación o cualquier flujo vaginal – impureza
hasta siete días después de terminado el flujo.
• Parto en que nace un varón – siete días / circuncisión
del niño en el octavo día / treinta y tres días más de
purificación.
• Parto en que nace una hembra – sesenta y seis días de
purificación.
El enamoramiento, el amor, la pasión
y el erotismo
Jacob y Raquel… un amor que
necesitó la perseverancia de
Jacob quien trabajó durante
siete años para poder recibir a
Raquel de manos de su padre,
a pesar de esto, cuando llegó
el tiempo, el padre le entregó
a su hija mayor, Lía. Jacob
insistió y semanas después
también le fue entregada
Raquel, la que él amaba.
(Génesis 29, 20 y ss)
Sansón y Dalila… Sansón, un
hombre fuerte cuyo corazón
se debilitó frente al amor de
una mujer filistea
(extrajera), Dalila, que lo
sedujo. El fuerte es el débil,
una historia de engaño y
manipulación.
(Jueces 14, 1 y ss)
David, el perfecto seductor… David será el más amado
de todos los israelitas y sus historias de amor aún nos
seducen… los veremos con Mical, hija de un rey; con
Abigaíl, mujer inteligente y atractiva, esposa de Nabal;
con numerosas concubinas que aparecen sin nombre
en los relatos; con Betsabé, mujer de Urías, el hitita.
Finalmente, en su vejez, es cuidado por una joven,
Abisag, que le brindó el último calor de la vida, pero el
texto especifica que él no se unió a ella.
(1 Samuel 16 al 31 y 2 Samuel)
Absalón, Tamar y Amnón protagonizan un drama
pasional en una historia en la que no faltará nada:
incesto, violación y crimen. Dos hermanos y un
hermanastro enredados en un drama difícil donde el
amor y la pasión llegan a ser enfermizos.
(2 Samuel 14, 25)
Judit, imagen de la seducción
femenina que recorrer toda
la Biblia y, aunque es
reprobada por los autores
sapienciales cuando pone
en peligro la virtud de los
hombres, es también
alabada cuando permite
derrotar a los enemigos de
Israel.
(Judit 8, 1 y ss)
 El amor de dos adolescentes… recogido en el Cantar de los
Cantares.
 El Cantar de los Cantares es esto, el canto del amor. El libro
es una propuesta para amarse y gozar.
 La joven ha encontrado lo que desean y envidian sus
compañeras por ese amor, por los besos ardientes, por ese
placer más exquisito que el vino y sólo ansía encontrarlo
esté donde esté.
 El amor hay que buscarlo, hay que seguirlo como se sigue
un camino o un sendero, hay que rastrear sus huellas.
 Entonces, cuando llega el encuentro, es plenitud de amor y
de felicidad.
 Un amor con piropos, con poesía, con espacios de distancia
y de encuentro, con la conciencia de ser el uno para el otro.
Sexualidad en el Nuevo Testamento
 En la predicación y en el actuar de Jesús, la sexualidad
ocupa un lugar poco importante, y esto por dos
motivos fundamentales:
 Primero, porque Jesús mantiene la vigencia de la ley y
de los Profetas en la postura de darles plenitud y
perfección; segundo, porque lo esencial de su
predicación y de su propuesta es la predicación del
Reino de Dios.
Lo importante es que para
Jesús, lo fundamental es la
interioridad y la
conciencia, y por esto él
ataca todo lo que sea
hipocresía, falsedad,
actuar por apariencia.
En Jesús cabe destacar
su trato diferente con la mujer:
María, su madre, ejerce autoridad
desde su niñez y sus palabras son
más recordadas en los evangelios
que las de José, su padre. María
llama la atención de Jesús
cuando se queda rezagado de la
caravana, le comenta que la
gente está diciendo que él está
fuera de sí, le pide que
intervenga en las bodas de Caná
y casi exige el primer milagro de
Jesús.
María, además se convierte
en compañera de los
discípulos cuando muere
Jesús, él la encomienda a
su discípulo Juan y le
ofrece a Juan como hijo.
La ayuda de su madre es
importante para que el
proyecto del Reino siga
adelante, María ocupa un
papel de liderazgo en la
comunidad naciente.
Pone su mirada en la viuda pobre que echa en la ofrenda
del templo todo lo que tenía para vivir.
(Lucas 21, 1-4)
Compara el Reino de
Dios con una mujer
que busca
cuidadosamente la
moneda que se le ha
perdido y con la
levadura que, en
manos de la mujer,
hace crecer la masa
del pan que dará
sustento a la familia.
(Mateo 13, 33)
Se coloca del lado de la
mujer pecadora,
acusada de adulterio, y
que el pueblo somete a
lapidación, para
preguntar y proponer
que el que esté libre de
pecado tire la primera
piedra. Su intervención
la salva de la muerte.
(Juan 8, 1-11)
Se deja ungir los pies con aceite por una mujer que,
agradecida, entra a la casa donde él está y, sin pensar
en normas ni límites, vuelca sobre él llena de gratitud y
cariño, el mejor de los aceites.
(Lucas 7, 36-50)
Entabla un diálogo amplio, sin prisa, con una mujer
extrajera (samaritana) en un espacio público y
destinado especialmente a las mujeres, un pozo de
agua. Su diálogo con ella la devuelve a su propia
verdad, a su más honda sed de felicidad y cariño.
Juan 4, 4-42
Es amigo de Marta y María,
hermanas de Lázaro, y se
presenta en su casa que se
convierte en lugar de reposo
y descanso en medio de su
afán por predicar el Reino
de Dios.
Lucas 13, 38-42
En el camino del Calvario, encuentra en las mujeres sus
verdaderas compañeras, capaces de caminar con Él en
medio del dolor, de la burla, del aparente fracaso.
María, su madre; María Magdalena y María la de
Cleofás. La Verónica, con su sensibilidad femenina,
encuentra fuerzas para acercarse y limpiar su rostro
con delicadeza y cariño. (Mateo 27 y ss)
En la resurrección, son las
mujeres las primeras en
disfrutar de sus apariciones.
Los hombres, envueltos en su
racionalidad, aún no logran
abrirse a la experiencia y
certeza de que Jesús está vivo.
(Lucas 24)

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