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Alumno: Chavero Campos Luis Alejandro.

Tarea 3 Química inorgánica (cuenta como tarea 1 para formatos)

El origen de los elementos químicos

Para poder responder a la interrogante sobre ¿cuál es el origen de los elementos químicos? es
necesario remontarnos hasta la creación del universo mismo, tomando como punto de partida la
teoría más aceptada por el mundo científico “La teoría del big bang” o “La teoría de la gran
explosión”.

La teoría del big bang enuncia lo siguiente: Un núcleo que contenía toda la materia del universo
con una muy alta densidad y con una temperatura extremadamente alta (aproximadamente a
temperaturas mayores a 10^27 K) explotó liberando radiación en forma de neutrones, estos
neutrones tienen una vida media de 11 minutos a altas temperaturas, por lo que se
descompusieron en protones, electrones y antineutrinos. Incluso en nuestros tiempos no se podría
afirmar con certeza qué había en el tiempo cero, pero sí se pueden dar algunas afirmaciones
sustentables fracciones de segundo después de la gran explosión. Un segundo después de la gran
explosión la temperatura descendió a 10^10 K, en estas condiciones especiales se encontraban
partículas como fotones, positrones, neutrinos, antineutrinos, protones, neutrones y electrones.
De forma elemental se piensa que las partículas elementales se encontraban en un estado especial
denominado “plasma” donde los electrones y los fotones interactuaban fuertemente en una
especie de equilibrio. Pero aproximadamente 380,000 años después del Big Bang, la temperatura
descendió a 3,000 K debido a la utilización de energía en consecuencia de la expansión del
universo, ya que tomando al universo como un sistema termodinámico en expansión, el universo
ejercería trabajo y desecharía esa energía utilizada en forma de calor, algo similar a los sistemas de
gases ideales que efectúan una descompresión ejerciendo trabajo sobre sus alrededores. En
consecuencia de este enfriamiento, los electrones pudieron asociarse con los núcleos y formar los
primeros átomos estables. Los electrones al formar parte del átomo ya no interactuaban tan
fuertemente con los fotones de la radiación y se separaron de ella, pues ya no todos los fotones
eran emitidos y absorbidos por los electrones sino que algunos ya podían viajar libremente,
entonces el universo dejó de ser opaco y la materia y la radiación continuaron enfriándose por
separado. De acuerdo con lo que se sabe de la radiación de cuerpo negro, la radiación
correspondiente estaba en la zona de los rayos ultravioleta, pero la expansión constante del
universo provocó que las longitudes de onda de esta radiación también se hicieran más grandes de
acuerdo a la ley de desplazamiento de Wien, la cual dice que cuando aumenta la temperatura de
un radiador de cuerpo negro, aumenta la energía radiada general, y el pico de la curva de
radiación se mueve hacia longitudes de onda más cortas. Una de las evidencias experimentales
que sustenta la teoría de la gran explosión es la de Penzias y Wilson, que en 1965 dirigieron su
antena de radiofrecuencia hacia distintas direcciones del espacio exterior detectaron radiación de
muy baja energía en la zona del espectro de las microondas. Al hacer sus cálculos concluyeron que
esa radiación correspondía a una temperatura de apenas 2.73 K. Su espectro se comporta casi
exactamente como el de un cuerpo negro a esa temperatura. Esta débil radiación se ha
interpretado como el eco que quedó de aquella gran explosión inicial que dio origen al universo.

Retomando el enfriamiento del universo a causa de su expansión, cuando la temperatura


descendió de 10^10 K a 10^9 K, los protones y los neutrones empezaron a fusionarse para dar
origen a los primeros núcleos de deuterio (2H), el cual en esas condiciones era muy inestable. El
universo continuó enfriándose rápidamente para favorecer la fusión de núcleos ligeros para dar
núcleos más pesados.

Cuando la temperatura del universo fue lo suficientemente baja (aproximadamente 10^4 K) la


repulsión entre núcleos de mayor carga eléctrica fue mayor que la energía térmica de los mismos,
impidiendo la creación de núcleos más grandes. La expansión y el enfriamiento continuaron hasta
permitir la interacción entre núcleos y electrones, desacoplando a estos últimos de la radiación en
fotones por tener una carga eléctrica más alta que la energía térmica producida de la interacción
entre electrones y fotones. Entonces aparecieron los elementos Hidrógeno y helio, en proporción
de 12:1. Todo esto marca el fin de la Nucleosintesis primigenia.

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