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A PROPÓSITO DEL FACTOR PERÓN 1

Juan Carlos Torre


Universidad Torcuato Di Tella

El ejercicio que me propongo –explorar la llas personalidades políticas que ocupan


incidencia del «Factor Perón» en la histo- una posición de preeminencia en una de-
ria de la Argentina– no está desprovisto de terminada coyuntura. La responsabilidad
riesgos. Mencionaré quizás el más impor- histórica no está democráticamente distri-
tante de ellos: destacar en demasía el papel buida. Hay individuos que tienen más re-
del individuo en la determinación de los cursos que el común de los mortales para
hechos de la historia y dejar en un segun- modelar la arcilla humana y la trama de
do plano la importancia del marco social los acontecimientos. Más concretamen-
y político dentro del que tuvieron lugar te, las presidencias de Perón y su legado
los hechos. Una biografía, se ha dicho con tuvieron una incidencia insoslayable en
razón, es igual a la personalidad del biogra- los derroteros de la trayectoria argentina.
fiado más sus circunstancias. De allí que Perón es uno de los pocos individuos de
la biografía imponga una y otra vez echar nuestro siglo veinte de los que se puede
también una mirada a las condiciones que afirmar con seguridad: sin él el curso de la
moldearon su carácter y sus ideas, así como historia habría sido distinto del que fue.
a las condiciones que hicieron posible su Como recién afirmamos, esta proposi-
gravitación histórica. Al incorporar a la ción ¿no simplifica demasiado las cosas
ecuación el papel de las circunstancias no al recurrir a una hipótesis excesivamente
quiero suprimir el juicio histórico. personalizada? Una Sociología de vasto
Todo paisaje social y político en un arraigo nos hace desconfiar de este tipo de
momento dado encierra una variedad explicaciones prefiriendo distribuir la res-
de desenlaces posibles. Lo que habrá de ponsabilidad histórica sobre la sociedad
hacer la diferencia, entre la potencia y el como un todo. Formado como he sido en
acto finalmente ejecutado, estará definido la tradición de las Ciencias Sociales sería
por lo que hacen o dejan de hacer aque- el último en desdeñar la contribución de

1
Este texto es una versión revisada de la conferencia pronunciada por el autor en las VIII Jornadas de
Historia Política, realizadas el 30 de septiembre de 2013 en la ciudad de Mendoza.

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fuerzas impersonales sobre los procesos Más bien descansa en las características de
históricos. No obstante, creo que el menú la personalidad de Franco.
de opciones políticas que las sociedades La suya era una personalidad anodina, era
tienen por delante en ciertas circunstan- bajo, tenía una voz débil y un rostro inex-
cias críticas debe mucho a la oferta que presivo. Su rasgo más relevante era la pru-
hace a los hombres que ocupan posiciones dencia, carecía de preocupaciones ideoló-
de preeminencia. Seguramente la Historia gicas y sus gustos privados eran los propios
no se resume en la biografía de los grandes de la clase media de funcionarios militares
hombres. Pero no cabe duda que la perso- de la que provenía. No fumaba ni bebía
nalidad de los líderes políticos, su talante y era escrupulosamente monogámico. En
moral y sus visiones del mundo juegan un suma, sostiene Fusi, se trataba de un perso-
papel considerable en la medida en que naje poco atractivo, sin los atributos de un
desde el lugar estratégico que ocupan en fuerte liderazgo personal. A la hora de las
la vida pública autorizan unos determina- comparaciones el contraste con la persona-
dos cursos de acción más que otros. lidad de Perón no puede ser mayor.
El historiador español Juan Pablo Fusi Para ilustrar este contraste voy a remi-
publicó en 1985, diez años después de la tirme al retrato de Perón que hizo Bo-
muerte de Francisco Franco, una biografía nifacio del Carril, uno de los intelectuales
de «el Caudillo». En una segunda edición nacionalistas católicos que se sumó a los
de su libro encontró la necesidad de agregar golpistas de 1943 para romper con ellos
un nuevo prólogo con el título «El Factor una vez que Perón se convirtió en el hom-
Franco», para traer al primer plano y su- bre fuerte de la Revolución de Junio. En
brayar el peso específico de Franco sobre su libro Memorias dispersas, publicado en
el régimen que montó y gobernó durante 1984, del Carril escribió:
40 años. Este es también el propósito de
mi intervención: explorar la incidencia del «Muchas veces me han preguntado
«factor Perón» en la trayectoria del ancho cómo era Perón en 1943 y 1944, cuando
tramo de la historia argentina en el que tuve oportunidad de conocerle. Tenía
tuvo un protagonismo insoslayable. Para entonces 48 años de edad. Era alto, er-
iniciar esta exploración permítanme otra guido, más bien corpulento. Era jovial
referencia a Juan Pablo Fusi. En ese segun- y dicharachero. Le gustaba aludir a su
do prólogo el historiador español comen- pasado como deportista. Había tirado
tó su dificultad al encarar la empresa. Esa esgrima en el Jockey Club de Buenos
dificultad, nos dice, no responde a razones Aires pero se envanecía recordando
metodológicas o a la falta de información. que había practicado boxeo. Para re-

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cibir a las visitas en su casa se quitaba harto conocido y, de primera o de segun-
la chaqueta militar y se ponía sobre el da mano, nos ha sido trasmitido a través
uniforme una salida de baño como la del tiempo.
que usaban los boxeadores de la época.
Pero era atildado en el vestir. Tenía una
memoria notable, especialmente para Hacia el viaje a Italia
recordar hechos y circunstancias y para Repasando sucintamente el itinerario
reconocer a las personas. Poseía una público de Perón, destaco que la eficacia
gran facilidad de palabra, con una ora- política de su personalidad no estuvo a la
toria directa y efectiva y cierto ingenio vista todavía hacia 1930, cuando se asomó
para inventar o utilizar chascarrillos, por primera vez en la escena política del
dichos y apodos populares. Decía que país pero como actor de reparto. Ese fue
la mentira tiene patas cortas pero no el año del golpe de septiembre que puso
era demasiado respetuoso de la verdad fin al experimento democrático inicia-
e improvisaba sobre cualquier cosa. Se do con la sanción de la Ley Sáenz Peña.
contradecía sin rubor. Era muy hábil a Como ocurrirá más de una vez con los
su manera para manejar el tono de sus golpes militares, la Revolución de 1930
conversaciones privadas y sus discursos fue orquestada por dos facciones mili-
públicos, según el resultado que quería tares: la facción nacionalista acaudillada
obtener. Envolvía al interlocutor, dán- por el General José Félix Uriburu y la
dole la razón por anticipado para evitar facción liberal que respondía al General
discusiones y luego recogía el argumen- Agustín Justo. ¿Dónde se ubicó Perón en
to y lo daba vuelta según su intención. esa encrucijada de las lealtades militares?
Explicaba sus actitudes sosteniendo que Según su propia versión de la historia,
le eran impuestas por razones ajenas a en las vísperas del golpe se vinculó a la
su voluntad. En esto era cínicamente facción nacionalista pero, bien pronto,
inteligente. Decidió conquistar a las se apartó de ella desilusionado por su in-
masas, comprendiendo claramente que competencia para las tareas conspirativas,
la pretensión de hacerlo desde afuera de allí que el levantamiento militar con-
era vana y que, en cambio, debía identi- tra Yrigoyen lo encontrará en la facción
ficarse con ellas si quería conducirlas. Y liberal del General Justo. Producido el
lo hizo con gran habilidad». golpe, el General Uriburu, sobre quien
recayó la jefatura de la revolución, una
El perfil de Perón que se desprende de vez que ocupó la presidencia procedió a
este perceptivo retrato de del Carril es ya purgar a la nueva administración de ele-

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mentos asociados a su rival, el General General Manuel Rodríguez, al tiempo que
Justo. Entre ellos ese fue el caso de Perón. retuvo su cátedra en la Escuela de Guerra.
Al día siguiente del golpe Perón había Desde esta nueva posición pudo observar
sido designado en la secretaría privada de cerca la exigente tarea que el presidente
del Ministro de Guerra, pero un mes más Justo encomendó a su ministro de Guerra:
tarde fue separado del cargo y transferido devolver la disciplina militar a un Ejército
a la Escuela de Guerra, como titular de la que acabada de salir de los cuarteles para
cátedra de Historia Militar. hacer conocer al país sus preferencias po-
Los avatares de la política militar lo líticas. En esas circunstancias, la preserva-
condujeron así al podio de profesor y en ción de la unidad militar demandó una
él adquiriría una experiencia crucial para vigilancia incesante así como una mani-
su posterior carrera política. Allí tuvo pulación constante de las rivalidades exis-
ocasión de iniciarse en las rutinas de la tentes en el cuerpo de oficiales. Vista a la
docencia: hablar en público, expresar sus distancia, esa fue otra experiencia formati-
ideas, interesar y mantener la atención de va en la carrera militar de Perón, ya que lo
la audiencia. El ámbito militar, acostum- inició en el arte de las intrigas palaciegas,
brado a las consignas claras y las órdenes del que sacó también buen partido años
simples era poco propicio para la retórica más tarde, cuando se abrió paso arrolla-
engolada de los hombres públicos e im- doramente entre sus camaradas de armas
ponía un estilo de comunicación llano y para conquistar la jefatura política de la
directo. De todo ello Perón sacaría buen Revolución de Junio de 1943.
partido cuando, llegado al timón del po- El estado de efervescencia política de
der, hizo de la presidencia un púlpito al la corporación militar se tradujo en dis-
servicio de su propio mensaje ideológico. tintos conatos de rebelión pero Perón
En 1932 volvió al centro de la corpora- se mantuvo alejado de ellos. «Oficial de
ción militar traído por el desenlace final Gran Porvenir» fue la calificación que
de la Revolución de Septiembre. Luego mereció de parte del General Rodríguez
que la tentativa nacionalista del General al cabo de su paso por el Ministerio de
Uriburu fracasara en medio de la mayor Guerra. Su próximo destino, en 1936, fue
soledad política, a fines de 1931 se realiza- la agregaduría militar de la embajada ar-
ron elecciones que, con la proscripción del gentina en Chile. Durante los dos años
radicalismo, condujeron al General Justo que duró su estadía en Santiago de Chile
a la presidencia del país. Fue entonces aplicó sus cualidades personales, esto es,
cuando Perón fue designado ayudante de una estudiada y sin embargo fresca sim-
campo del nuevo ministro de Guerra, el patía, para ganarse amigos y cumplir con

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la misión que le fuera asignada: obtener un estado de depresión afectiva. Los que
clandestinamente información sobre los sí lo vieron así, en ese estado, y se esfor-
planes expansionistas chilenos en el sur zaron por darle una mano fueron sus ca-
de la Argentina. Su actividad no pasó maradas más allegados; con ese fin se las
desapercibida para los servicios de inte- ingeniaron para que los altos mandos del
ligencia trasandinos, que infiltraron sus Ejército lo designaran en una misión en el
contactos. Sin embargo Perón dejó Chile extranjero. En febrero de 1939 Perón viajó
antes de que fuera denunciado el espiona- a Italia para perfeccionarse en las prácticas
je argentino; el escándalo recayó sobre su de los ejércitos de montaña.
sucesor en la agregaduría militar, el mayor Este nuevo destino le ofreció un bal-
Eduardo Lonardi, que tuvo que abando- cón apropiado para observar de cerca la
nar el cargo en forma intempestiva. Unos Italia de Mussolini. Su temporada italia-
16 años después Perón y Lonardi volve- na habría de ser, lo repetiría más de una
rían a cruzarse pero en circunstancias y vez, una verdadera experiencia iniciática.
con desenlaces bien diferentes. El encuadramiento y la movilización del
En este breve recorrido por la carrera pueblo italiano bajo la conducción del
militar de Perón llegó el momento de Duce le dejaron una fuerte impresión,
evocar un nuevo avatar, esta vez de índo- al tiempo que le permitió entrever en el
le más personal, que imprimió un giro a corporatismo mussoliniano el sendero de
mi juicio decisivo en su trayectoria. Me la genuina democracia social hacia la que
refiero a que en setiembre de 1938 murió se encaminaba el mundo para poner bajo
enferma de cáncer Aurelia Tizón, su espo- control los desafíos de la lucha de clases.
sa desde hacía 10 años. Por lo que sabe- Otra vez, esto es de sobra conocido y me
mos a través de testimonios, la muerte de parece innecesario extenderme en ello.
Aurelia fue un golpe duro para Perón: de- Sí me interesaría aquí detenerme en las
cidió alejarse de todo e hizo en soledad un vueltas de la suerte y preguntarme: ¿y si
viaje de 18 mil kilómetros en automóvil a no hubiera muerto Potota, como era lla-
través de la Patagonia, una región que co- mada en su familia, la esposa de Perón y
nocía bien porque su padre había tenido se hubiese prolongado en el tiempo ese
allí propiedades rurales y en donde había matrimonio feliz? Esto es, ¿y si Perón no
pasado sus primeros años de vida. Como hubiese conocido el dolor de esa pérdida
ha escrito uno de sus biógrafos, Joseph y por lo tanto sus allegados no hubieran
Page, a esta altura de su vida Perón estaba tenido que acudir en su auxilio, maqui-
en un pantano emocional. Es posible que, nando para que fuese enviado en una
a la distancia, resulte difícil imaginarlo en misión de estudios a Italia de donde re-

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gresaría al país en posesión de las claves sido la pista por muchos explorada con el
maestras de su futura empresa política? fin de esclarecer y dar sentido a la actua-
Estas son todas conjeturas, lo sabemos: la ción política de Perón. Desde este encua-
historia es lo que fue y no lo que pudo ha- dre la cuestión de la incidencia del «factor
ber sido. Pero estas conjeturas tienen un Perón» remitiría a la influencia que tuvo
valor heurístico: nos traen al primer plano su formación militar sobre el estilo políti-
el papel que tienen las contingencias en la co con el que encaró y resolvió en vida los
vida de los hombres públicos y, como se- retos que le puso la historia de su tiempo.
ría el caso de nuestro personaje, también No es ésta, sin embargo, la pista que me
en los derroteros de los países. interesa explorar para abordar la cuestión
Con los elementos que hemos reunido de la incidencia del «factor Perón». Mi
hasta aquí podría decirse que hasta su foco no será el estilo político de Perón, un
viaje a Italia Perón seguramente tenía por estilo político que, a mi juicio, se habría
delante una brillante carrera como oficial de desplegar por otra parte con una paleta
del Ejército. La formación militar era el más matizada que lo que se desprendía de
principal activo con el que contaba. Por su formación militar. El foco del ejerci-
tratarse de una formación dentro de una cio especulativo que me propongo esta-
institución tan omnicomprensiva sobre la rá más bien colocado en la trama de las
vida de sus miembros cabría esperar, por preocupaciones políticas que pautaron su
lo tanto, que ésta impregnara con su ló- comportamiento en dos momentos cen-
gica bélica la visión de la vida pública de trales de los diez años en que ejerció sus
un hombre que desde los 15 años se había primeras presidencias: el momento de su
desenvuelto en sus filas. En consecuencia, ascenso al poder en 1946 y el momento de
no sorprende que cuando las vicisitudes su derrocamiento en 1955.
de la historia del país lo proyectaron fuera Esas preocupaciones le fueron dictadas
de los cuarteles, razonara el ejercicio de la por la perspectiva desde la cual observó la
política como una contraposición belige- cambiante coyuntura política argentina.
rante entre ejércitos en pugna. Dentro de ¿Cuál era, pues, esa perspectiva?, es la pre-
esta matriz de pensamiento la paz es sólo gunta que se impone responder. Y bien,
un breve interregno en la ambición natu- según como veo las cosas, esa perspectiva
ral de prevalecer el uno sobre el otro, y, fue una que Perón hizo suya como coro-
a su vez, la conducción política es el arte lario de su breve pero crucial estadía en
de suscitar obediencia dentro de la propia Italia. De dicha estadía regresó al país no
tropa con vistas a una guerra inminente e solamente bajo la impresión de las gran-
inevitable. Esta matriz de pensamiento ha des comuniones de masas en torno del li-

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derazgo de Mussolini y cautivado por las conquista de los países del continente se
promesas del corporatismo social como prolongaría en el trabajo de zapa de los
alternativa al orden liberal y a la domi- partidos comunistas a los que la victoria
nación comunista. El impacto de su tem- de la coalición anti-fascista elevaría a po-
porada italiana se tradujo en la gestación siciones de poder. Esto es lo que habría de
de un punto de vista que habría de dis- ocurrir en Italia y Francia, en donde los
tinguirlo entre sus contemporáneos; me jefes de los partidos comunistas, Palmiro
refiero a su tendencia a considerar y, por Togliatti y Maurice Thorez, fueron con-
lo tanto, a juzgar la cambiante coyuntura vocados a formar parte de los nuevos go-
política argentina desde la perspectiva de biernos. Con esa convicción Perón se en-
los problemas y los desarrollos que carac- focó sobre la coyuntura argentina y urgió
terizaban las vicisitudes de la Europa de la implementación de una estrategia pre-
la época. Para decirlo con otras palabras: ventiva que cerrara el paso a las huestes
la mirada de Perón sobre el panorama ar- comunistas dentro del mundo del trabajo
gentino se construyó desde el puesto de que crecía por obra de la expansión de la
observación de la atalaya europea; fue ella industrialización en curso.
la que le suministró claves interpretativas Esa estrategia preventiva tenía dos pi-
por medio de las cuales problematizó los lares: reprimir las expresiones militantes
cambios que tenían lugar en la sociedad y del comunismo y a la vez remover las
la política del país. causas del comunismo. La novedad de la
propuesta de Perón estaba en el segundo
pilar, y este fue el que se plasmó a través
El fantasma del peligro comunista de una apertura del Estado a las deman-
Exploremos a continuación esta hipóte- das del mundo del trabajo. Con la certeza
sis en el momento de su ascenso al poder. de contar con una solución al peligro co-
Una vez que hubo consolidado su lideraz- munista se dedicó luego a hacer su pro-
go en las filas de la Revolución de Junio, paganda en los círculos del establishment
Perón comenzó a desplegar una intensa argentino. Al respecto contamos con un
actividad comandado por una obsesión, valioso documento que ilustra el tenor
el fantasma del peligro comunista. Como de sus conversaciones con un grupo es-
lo dejó saber en más de una ocasión, el cogido de figuras públicas en diciembre
fin de la Segunda Guerra Mundial traería de 1944. Ese documento, que consiste en
aparejado una expansión del comunismo. la transcripción de las notas taquigráficas
Si bien la marcha de los ejércitos soviéticos tomadas subrepticiamente por uno de los
se iba a detener en el centro de Europa, la partícipes del cónclave, permaneció en las

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sombras hasta que fue publicado por Felix experiencia europea adolecía sin embar-
Luna en mayo de 1998 en el diario La go de un defecto. Como lo señaló Tulio
Nación. En él leemos a Perón diciendo: Halperín, en la Argentina de entonces fal-
taba la condición que llevó en los países
«El problema de la Argentina de hoy con- fascistas a los círculos patronales a acom-
siste en resolver la cuestión social. Frente pañar políticas de reformas laborales, aún
al comunismo sólo se pueden adoptar al precio de sacrificios inmediatos. Esto
una de las siguientes actitudes. Primero, es, no existía aquí como sí existió en esos
destruir por la violencia toda organiza- países la sensación de amenaza frente a
ción comunista. Segundo hacer a los un movimiento obrero combativo. Uno
obreros promesas que no se cumplen, de los interlocutores de Perón en diciem-
como antes. Tercero, quitarle su razón de bre de 1944 se atrevió a disentir con su
ser, satisfaciendo con justicia las reclama- diagnóstico y le señaló que «antes del 4
ciones obreras. Es éste el camino que yo de Junio no había en el país un proble-
he elegido: siempre he creído mejor ha- ma comunista de importancia». A partir
cer que desaparezcan las causas en vez de de lo que sabemos sobre la situación del
empeñarme en destruir sus efectos». movimiento obrero de la época, agrego
yo, razones no le faltaban para descreer
Con esas palabras aludía a su gestión al de la existencia de un peligro comunista.
frente de la Secretaría de Trabajo: promo- Como bien lo puso de manifiesto la refe-
ver la negociación colectiva, reparar viejos rencia a la fecha del 4 de Junio, si había
agravios, estimular la sindicalización. En en el mundo de los negocios una preocu-
otro tramo de la conversación Perón re- pación, el origen de ella estaba localizado
conoció que: «hay quienes se quejan de más bien en la propia gestión de Perón,
algunas medidas del gobierno, que les re- que en nombre de anticiparse al presunto
sultan onerosas, pero les digo que es me- peligro comunista lo que hacía era alen-
jor resignarse a entregar una parte de lo tar la movilización obrera y exasperar las
que tienen para no perderlo todo». tensiones laborales. A los ojos de sus in-
Con este razonamiento, Perón argu- terlocutores, Perón se comportaba como
mentaba en favor de su estrategia preven- un bombero piromaníaco, según la ex-
tiva partiendo de la buena acogida que presión acuñada por Alain Rouquié, que
iniciativas como las suyas habían tenido provocaba incendios para ser luego llama-
en otras latitudes por parte de un esta- do a sofocarlos. No se necesitaba dema-
blishment tan conservador como el de siada sagacidad política para advertir en
Argentina. Pero esta trasposición de la la gestión de Perón la tentativa de erigirse

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en árbitro de la paz social y de forzar a en una coalición conservadora popular
delegar en él todo el poder político. se transformaron en el principal sos-
La perspectiva europeizante de Perón tén del liderazgo plebiscitario de Perón.
sobre la realidad argentina no se com- Nuevamente, todo esto es historia cono-
padecía con la visión que de ella tenían cida como es también conocido el desen-
los dueños del poder económico. En esas lace del 17 de octubre de 1945, la poste-
circunstancias, las medidas pro–laborales rior victoria electoral de Perón en febrero
fueron recibidas en principio con frialdad de 1946 y su acceso a la presidencia desde
y más tarde con hostilidad. Este desen- donde prosiguió políticas pro–obreras
cuentro tuvo una primera consecuencia: que habrían de asegurarle una larga lon-
abortó la posibilidad de que se forma- gevidad política.
ra una coalición conservadora popular, Lo que me interesa destacar sobre el
como esa que fue concebida por Perón en telón de fondo de esa historia conocida
su búsqueda del respaldo de los dirigen- es lo siguiente: la estrategia preventiva de
tes obreros y la colaboración de las clases Perón, esto es, conjurar el peligro comu-
patronales, para conducir con el apoyo nista actuando sobre las condiciones de
del Ejército y la bendición de la Iglesia postergación social y alienación política
los destinos de la Argentina de posguerra. que eran propicias para su penetración
Frustrado en su intento de formar una en el mundo del trabajo fue, al final de
gran coalición, Perón radicalizó de allí en cuentas, una empresa exitosa. En América
más sus políticas y apelando a una retóri- Latina, Argentina será un país donde las
ca que le ganó el fervor popular proclamó corrientes ideológicas de inspiración mar-
el advenimiento de la era de las masas, el xista perdieron gravitación en el movi-
fin de la dominación burguesa y convocó miento obrero y quedaron confinadas a
a los trabajadores a movilizarse en defen- ejercer una influencia sobre todo en los
sa de la obra de la Revolución de Junio. medios culturales. Pero la contrapartida
Despuntó, de este modo, una nueva ten- de este desenlace en el terreno ideológico
tativa política. Entre el proyecto original fue un país que experimentó como pocos
y éste que fue emergiendo, en medio del en la región las asperezas de la lucha de
hostigamiento de la oposición del mundo clases. Si bien no se libró con el lenguaje
de los negocios y las clases medias libe- de la retórica marxista, la lucha de clases
rales, habría una diferencia capital: el so- mantuvo a la Argentina por largos años
bredimensionamiento del lugar político muy lejos del horizonte de paz y orden
de los trabajadores, los cuales de ser una social hacia el que apuntó Perón en los
pieza importante pero complementaria tramos iniciales de su ascenso al poder.

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El fantasma del peligro democristiano
Quisiera ahora abordar el momento del dos de 1955 el gobierno y la Iglesia se vie-
derrocamiento de Perón en 1955 con el fin ron envueltos en un conflicto de grandes
de mostrar la pertinencia de la hipótesis proporciones que tendría, en definitiva,
que he propuesto: los efectos de la pers- funestas consecuencias sobre la fortuna
pectiva europeizante por medio de la cual política de Perón.
Perón descifró las señales de la coyuntura En lo que sigue procuraré indagar el
política de su tiempo. Al echar una rápida origen de ese conflicto utilizando la hoja
mirada sobre la última fase de su década de ruta de la hipótesis que acabo de for-
en el gobierno constatamos el siguiente mular. Comenzaré reiterando, como tan-
auspicioso panorama: la superación de tos otros, que al momento de su desen-
la emergencia económica gracias al plan cadenamiento las relaciones de Perón y
de estabilización de 1952 que permitió, al la Iglesia eran menos estrechas de lo que
cabo de dos años, un marcado descenso habían sido al principio. Recordemos
de la inflación y la reanudación del cre- que en 1946 la jerarquía eclesiástica había
cimiento; la ratificación de la solidez de bendecido indirectamente su candidatu-
las mayorías electorales del oficialismo ra a la presidencia, por su respaldo a la
con los dos tercios de los votos obtenidos implantación de la enseñanza religiosa en
en las elecciones legislativas de 1954, la las escuelas y su elección de las encíclicas
mejoría de la imagen del gobierno en el papales como inspiración de sus inicia-
mundo de los negocios por su política de tivas hacia el mundo del trabajo. Desde
mayor apertura a las inversiones extran- entonces el desplazamiento progresivo de
jeras, la normalización de sus relaciones la Iglesia de los ámbitos tradicionales de
con los Estados Unidos luego de la visita su acción pastoral entre las mujeres, los
del hermano del presidente Eisenhower. niños, los sectores humildes, la juventud
Todos estos datos abonaban una conclu- por obra de las políticas del régimen pe-
sión, que era motivo de desaliento en los ronista había enfriado esas relaciones. A
círculos de la oposición antiperonista: el su vez, la tentativa de convertir al justicia-
anhelado fin de la maquinaria autoritaria lismo ya no sólo en la doctrina oficial del
montada por Perón no estaba a la vista. Estado sino a la vez en la verdadera expre-
Para ellos sólo cabía una remota espe- sión del cristianismo, así como la entroni-
ranza, esto es, la esperanza de que desde zación religiosa de la figura de Evita des-
adentro del propio régimen estallara una pués de su muerte, tampoco facilitaron
crisis. Y bien, para su sorpresa, esto es lo las cosas. Frente a este viraje del lugar que
que ocurrió. Entre fines de 1954 y media- por años había sido el suyo, la jerarquía

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eclesiástica fue reaccionando con extrema necesaria tratar de descubrir los desacier-
prudencia; pero esa no sería la actitud del tos que llevaron a Perón a equivocarse
mundo católico en general. Sus asociacio- en el apogeo de su poder. A mi juicio, el
nes de laicos se convirtieron con el paso error que cometió fue el fruto de un error
del tiempo en el refugio de un militante de concepto o, para decirlo con palabras
antiperonismo, canalizando un malestar que ya he utilizado, fue la consecuencia de
que los partidos mostraban no ser capa- la perspectiva europeizante a través de la
ces de articular. El detonante del conflicto cual tendía a percibir y razonar los avata-
que habría de precipitar la crisis provino res de la coyuntura del país. Al momento
precisamente desde esos ámbitos: la fun- en que tenía lugar esta historia argentina,
dación del Partido Demócrata Cristiano países importantes de Europa asistían a
por parte de un pequeño núcleo de mili- un avance arrollador de los partidos de-
tantes católicos. Luis Alberto Romero se mócratas cristianos que, con el liderazgo
ha referido a ello en estos términos: de figuras como Adenauer en Alemania y
De Gasperi en Italia, ganaban las eleccio-
«La fundación del partido demócrata nes con el 40 por ciento de votos y levan-
cristiano marcó el comienzo del conflic- taban un formidable dique al otrora ame-
to entre Perón y la iglesia, que rápida- nazante peligro del comunismo. Estos
mente llevó a su caída. Pese a que había acontecimientos, estimo yo, seguramente
múltiples razones, no era un conflicto no pasaron desapercibidos para un hom-
inevitable; dejarse llevar a él fue sin bre político como Perón, siempre inclina-
duda un grave error, y la señal de que do a echar una mirada de águila sobre su
ese hábil político –tan capaz de unificar propia peripecia desde la atalaya europea.
el campo propio como de aprovechar En sus preocupaciones políticas el peli-
las debilidades del adversario– había gro comunista, que le dictó el rumbo de
perdido muchas de sus capacidades». sus primeros pasos en la vida pública del
país, había cedido el lugar a otro peligro
Partiendo del cuadro de situación que más nuevo, el encarnado por el auge de la
nos ofrece Romero, hay un interrogante democracia cristiana. No descarto, pues,
que queda pendiente y es el que me in- que Perón fuese ganado por un temor, el
teresa despejar: ¿cómo fue que Perón se temor de que, como ocurría en Europa,
dejó llevar a ese conflicto, cometiendo un también aquí las banderas de la demo-
grave error? cracia cristiana tuvieran el viento a favor
Desde un punto de vista histórico no es y amenazaran la fortaleza hasta allí inex-
un mero juego de la mente, sino una tarea pugnable de sus apoyos populares.

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Si esta es una conjetura verosímil se com- tirado Atilio Renzi: «Hace dos días que no
prende que Perón sobredimensionara el duermo y ya no hay nada que hacer». Entre
desafío que comportaba la creación del las siete y las ocho de la mañana partió
Partido Demócrata Cristiano y viera en rumbo a la embajada de Paraguay, adonde
él, más allá de las modestas expectativas de solicitó asilo. Luego de un breve paso por
quienes eran sus promotores, el largo bra- el domicilio del embajador Chávez, Perón
zo de una conspiración motorizada por la fue conducido al puerto de Buenos Aires
Iglesia. Este fue el pretexto para el lanza- para embarcarse en la cañonera «Paraguay»,
miento de una súbita campaña anticlerical que estaba allí en reparaciones y como tal
y esta sería, a su turno, la causa de una crisis era territorio paraguayo. A la entrada del
autoinfligida. La campaña anticlerical no puerto había un enorme charco, producto
sólo le creó enemigos adicionales, empu- de las lluvias de esos días, que el Cadillac
jando a sectores del catolicismo a las hues- que trasladaba a Perón no logró traspasar.
tes de la oposición antiperonista. También El propio Perón, envuelto en un piloto
tuvo otro efecto, en definitiva, fatal: convir- blanco, descendió del automóvil, y empa-
tió a los amigos en enemigos, colocando en pado por la lluvia, le pidió a un camionero
el otro lado de la balanza un peso que hasta que lo remolcara hasta la dársena. Todavía
entonces había estado en el platillo del ré- bajo el efecto de la sorpresa, el camionero
gimen. Me estoy refiriendo a su impacto puso manos a la obra, amarró el Cadillac
en el frente militar. Para los altos mandos con una soga y lo arrastró a la cañonera.
de las Fuerzas Armadas las relaciones con Al subir al barco Perón ignoraba que no
la Iglesia eran todo un reaseguro frente a volvería a pisar tierra argentina hasta otro
los rumbos del régimen peronista. La cam- tormentoso día de noviembre de 1972.
paña anticlerical, al debilitar ese reaseguro, Cuando lo hizo, al cabo del largo exilio,
fue el catalizador que socavó las lealtades de traería consigo también en su equipaje
altos jefes militares a Perón; así las cosas, en lecciones y propuestas extraídas de su más
setiembre de 1955 el alzamiento de algunos reciente experiencia europea –el modelo
de ellos y la abstención de muchos otros a de gestión económica y política que admi-
la hora de las armas se sumaron para desti- raba en los países socialdemócratas– que
tuirlo del poder y mandarlo al exilio. buscaría replicar con el Pacto Social y la
Para cerrar este capítulo permítanme política de acuerdos con sus antiguos ad-
evocar un último episodio extraído de la versarios del Partido Radical. Comenzaría
lectura de los diarios. El martes 20 de sep- entonces otro momento de la incidencia
tiembre, todavía en su residencia, Perón se del «factor Perón» en la Argentina con-
levantó tan temprano como siempre. Le temporánea. Pero esta es ya otra historia
confesó a su mayordomo, el suboficial re- que quedará para otra ocasión.

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