Está en la página 1de 18

Fracturas de meseta tibial

Dr Diego Novillo Casal – Complexo Hospitalario de Ourense

Pronóstico incierto: Fracturas intraarticulares, además se afectan otros elementos que


ocasionan inestabilidad articular. Importancia del tratamiento: restablecer ejes
mecánicos y conseguir estabilidad. Objetivo, mantener la función.

Epidemiología

Varones. 30-70 años. Edad media: 50 años. Importancia de osteoporosis.

1% del total de las fracturas y un 8 % del total en ancianos.

Causas: accidentes de tráfico, atropellos y precipitaciones.

Anatomía
Tejido óseo esponjoso, rodeado de cortical muy fina.

Rodilla en extensión vista de frente la tuberosidad tibial externa es unos milímetros más
saliente que el cóndilo femoral correspondiente. Si además tenemos en cuenta el valgo
fisiológico: cóndilo tibial lateral más proclive a sufrir fracturas por compresión
longitudinal. Platillo tibial interno con estructura trabecular más resistente.

Tipos de fracturas

I. Por compresión, por depresión, deprimida o por aplastamiento. Poca


resistencia a fuerzas de compresión: microfracturas trabeculares: fracturas
por compresión en las que se aprecia un fino dibujo reticular en la superficie
articular y no articular del hueso, sin que exista un espacio real de separación
entre los fragmento, que guardan un estrecho contacto entre sí.
II. En cuña, por hendidura, fractura separación, por cizallamiento, desplazada o
con desplazamiento. Solución de continuidad visible en la superficie con
separación de un fragmento ( generalmente en cuña).
III. Mixta o combinada ( con separación y depresión). Ocurre en la mayoría de
las ocasiones.
IV. Hundimiento. Descenso de fragmento.
V. Arrancamiento o avulsión. Desprendimiento de un fragmento óseo de la
espina tibial, de la TTA o del reborde articular por tracción brusca
transmitida a través de los ligamentos de la cápsula articular.
Mecanismos de producción

2 tipos: directa e indirecta.

Mayoría por combinación de fuerzas elementales: compresión axial, abducción forzada,


aducción, torsión, arrancamiento.

Contusión sobre cara externa de rodilla extendida ( parachoques): ABD forzada con
compresión de compartimento externo. Fractura de cóndilo tibial lateral y distensión de
LLI.

Contusión cara interna ( menos frecuente), varo forzado y compresión de


compartimento interno con distensión de LLE.

Compresión axial: caídas desde altura con rodilla en extensión. Si no se asocia ninguna
otra fuerza: fractura tibial bicondílea al empotrarse la diáfisis entre ambas
tuberosidades. Más frecuente que se combine con ABD ( valgo fisiológico), o con ADD
( raro). La fractura de cóndilo tibial externo puede acompañarse de fractura por
inflexión de cuello del peroné. Cóndilo femoral, más resistente aplasta el cóndilo tibial
y se produce una fractura por hundimiento.

Si ABD o con menos frecuencia ADD, el cóndilo femoral actúa como escoplo sobre
meseta tibial y produce la separación de una cuña del cóndilo correspondiente.
Clasificación

Diversas. Consideran diferentes aspectos como localización, grado de desplazamiento,


mecanismo de producción, etc.

Según localización:

1. Cóndilo externo ( las más frecuentes).


2. Cóndilo interno.
3. Bicondíleas.
4. Espina de la tibia.
5. Tuberosidad tibial anterior.
6. Subcondíleas.

Duparc y Ficat : Localización, tipo y dirección de trazo. Tres grupos con tipos y
subtipos.

Hohl:
A. Fracturas sin desplazamiento o con desplazamiento mínimo ( aplastamiento o
separación menor de 4 mm).
B. Fracturas por compresión local: depresión de la superficie articular, más
posterior cuanta mayor sea la flexión en el momento de la producción.
C. Fractura por hendidura-compresión: hundimiento de una porción del platillo con
separación de un fragmento de cuña más periférico
D. Fractura total del cóndilo con un gran fragmento desprendido que comprende
todo el cóndilo y parte de la superficie intercondílea. Con frecuencia se impacta
en la metáfisis tibial.
E. Fractura bicondílea.
F. Fracturas luxaciones ( Moore) por traumatismos de gran energía: inestabilidad
articular lesiones capsuloligamentosas, y posiblemente elementos
vasculonerviosos.
SCHATZKER: Clasificación más usada en la actualidad:

I. Fractura en cuña pura del cóndilo


externo. Frecuente en jóvenes, hueso
normal, alta energía, mecanismo en
valgo, frecuente lesión menisco externo (
queda atrapado en la fractura).

II. Fractura en cuña periférica asociada a


depresión de la superficie articular central
adyacente. Tipo más frecuente. Hueso
normal y porótico. Separa primero una
porción periférica y hunde después el resto.

III. Depresión central pura, sin fractura en cuña.


Pacientes de edad avanzada, sobre hueso
porótico, baja energía.
IV. Fractura de cóndilo tibial interno, con un
trazo que comienza en el componente
femorotibial externo y se dirige hacia
abajo y hacia dentro. Suele tener trazo
accesorio, desde el compartimento
femorotibial interno a la línea de fractura
principal que aísla un tercer fragmento que
corresponde a la eminencia intercondílea.
Asocia fracturas de las espinas tibiales,
lesiones de meniscos y ligamentos. Es la
de peor pronóstico por la posibilidad de
complicaciones asociadas: ligamentos y
neurovascular.

V. Fractura bicondílea, compuesta por sendas


fracturas en cuña de los dos cóndilos, a ambos
lados de eminencia intercondílea, que
permanece indemne. Traumatismo axial.
Ancianos o alta energía en jóvenes.

VI. Fracturas más complejas con separación metafisaria y fractura. Conminución


y hundimiento. Alta energía. Lesiones meniscales y ligamentosas. Riesgo de
retardo de consolidación del trazo distal.
Clínica

Historia: importante para entender el mecanismo de producción. Pocas veces lo puede


relatar, aunque se puede deducir por la exploración.

Al ocasionarse por traumatismos importantes no es infrecuente que presente otras


lesiones simultáneas: atención integral al politraumatizado.

Inspección cuidadosa de partes blandas.

Dolor espontáneo de gran intensidad que aumenta al movilizar la rodilla. Imposibilitado


movimiento activo. Bipedestación imposible.

Rodilla globulosa, borramiento de relieves óseos, y ensanchamiento. Causa: hemartros


+ desplazamientos óseos + traumatismo partes blandas.

Desviación angular ( más frecuente en valgo). Posible acortamiento ( fractura


bicondílea).

Palpación muy dolorosa, tanto en lado afecto como en el opuesto por lesión
capsuloligamentosa. Hemartros no está a tensión.

Percusión sobre el talón dolorosa. Movilidad pasiva conservada. Posible movilidad


anormal.

Exploración neurovascular: importante el ciático poplíteo externo ( dorsiflexión) y


arteria poplítea ( relleno capilar, color, temperatura y pulsos). En caso necesario recurrir
al doppler o arteriografía. Más frecuentes el los tipos IV, V y VI y en las lesiones del
cóndilo interno.

Diagnóstico

Antecedente de traumatismo + clínica + exploración + Rx ( evita el dolor en la


exploración).

Exploración radiográfica

Anteroposterior, lateral y en ocasiones oblicua ( 45º).

AP: mayor información si se le da una inclinación de 10-15º a caudal.

Tomografía simple: útil para evaluar las lesiones.

TAC: completa información y descubre fracturas de difícil apreciación en Rx. Permite


apreciar el compromiso articular y valorar las opciones quirúrgicas en fracturas
complejas.
RMN: aprecia daño de partes blandas.

Gustilo defiende la utilidad de la artroscopia de forma urgente si bajo anestesia la rodilla


se queda en flexión, o si existe firme sospecha de lesión de LCA en fractura no
desplazada y la reducción abierta no parece conveniente.

Separación : no ofrece dificultades. Hundimientos: imagen radioopaca. Medir depresión


máxima de cualquier fragmento en relación con el hueso vecino intacto. Buscar
depresiones o arrancamientos en reborde condíleo, espina de tibia o estiloides de
peroné.

Inestabilidad articular valorable en clínica y en radiología forzada bajo anestesia general


( bostezo articular tras haber drenado el hemartros).

Pronóstico

Muchos autores publican buenos resultados en más del 50%.

Fracasos:
- Dolor residual
- Rigidez
- Inestabilidad
- Deformidad
- Derrames recidivantes
- Sensación de falla articular

Buen resultado funcional depende de:

- Edad del paciente y lesiones asociadas.

- Reducción adecuada de fracturas en desplazamiento, congruencia


articular, angulación y acortamiento. Más fácil de obtener cuanto más
pronto se realiza y si se evacua en un primer momento el hemartros.

- Valoración de estabilidad articular: lesiones ligamentosas y


arrancamientos o hundimientos del reborde articular.

- Equilibrio entre inmovilización- movilización adecuado.


Complicaciones

Rigidez articular . Frecuente. Adherencias por el hemartros ( saco sinovial


subcuadricipital), inmovilización ( adherencias del tendón rotuliano). Lo más frecuente
es la imposibilidad de efectuar la flexión completa de la rodilla. Se reduce al mínimo
mediante la movilización precoz. No mantener la escayola más de 4 semanas.

Desviaciones angulares. Más frecuente en valgo. Si no se corrige rápidamente


produce degeneración del cartílago articular.

Artrosis secundaria. Complicación tardía, por incongruencia de las superficies


articulares, desnivel o variaciones en la superficie de carga.

Inestabilidad articular. Por lesiones ligamentosas o de rebordes articulares.


Esguinces e hidrartrosis de repetición inicialmente y artrosis secundaria. Atrofia
muscular contribuye a la inestabilidad.

Complicaciones neurovasculares y síndrome compartimental. Afectación de


ciático poplíteo externo ( temporal y reversible normalmente), arteria poplítea y sus
ramas. Diagnóstico y actitud terapéutica urgente para evitar isquemia.

Infección aguda. Ocurre en el 5-10%. Malos resultados. Manejo cuidadoso de


tejidos, profilaxis antibiótica adecuada.

Tratamiento general

Objetivo: rodilla estable con buena movilidad y potencia muscular adecuada.

Objetivo inicial: reducción firme de los fragmentos, corrección de desviaciones


angulares y reparación de elementos capsuloligamentosos. Arco de movilidad temprano
( 0 a 110º). Eje mecánico con alineación en valgo de 5 a 7º.

Principios para obtener objetivos:

a. Reducción anatómica en límites aceptables. De todas formas la función de la


rodilla tiene prioridad sobre el aspecto radiológico.

b. Mantenimiento estable de la reducción, que permita una movilización precoz


para evitar rigideces y favorecer la nutrición cartilaginosa.

c. Descarga prolongada para proteger el tejido condral y evitar el colapso óseo


secundario durante el periodo de consolidación.
Tratamiento inmediato: inmovilización en una férula larga en 20º de flexión de la
rodilla y la aplicación de hielo. Drenaje del hemartros, opcional inyectar anestésico
local intraarticular.

Métodos terapéuticos:

1. Reducción cerrada e inmovilización con un vendaje enyesado inguinopédico.


Reducción mediante tracción longitudinal y compresión transversal manual o
instrumental de la meseta tibial. Puede servir para el tratamiento de las fracturas
separación, pero es insuficiente si existe hundimiento. No indicado como
tratamiento definitivo por alto índice de rigideces. Mantener menos de 3
semanas

2. Tracción continua transesquelética ( calcáneo, unión metáfisodiafisaria o de


diáfisis tibial). Se aplica en fracturas bicondíleas y conminutas. 5-6 kg de peso.
Puede seguirse de movilización precoz con ortesis articulada, de inmovilización
con yeso inguinopédico o de inmovilización con yeso funcional. Puede ser buen
método en pacientes con mal estado general o en ancianos. Si hay discreto
hundimiento ( menor de 4-10 mm): tracción cutánea, ejercicios isométricos de
cuádriceps y flexión activa de la rodilla en cuanto el dolor lo permita (el cóndilo
femoral intacto “moldea” los fragmentos conminutos). Retirar tracción en 4
semanas y cargar en 8.
3. Tratamiento quirúrgico. Indicaciones:

1. Marcado desplazamiento
2. Más de 4 mm de hundimiento. GUSTILO:” un fragmento
deprimido no se puede reducir mediante tracción, ni mediante
manipulación cerrada o repetitiva. La reducción abierta y la
fijación interna son el único tratamiento si se pretende un
resultado final satisfactorio”.
3. Fracturas asociadas con más de 10º de varo o valgo.
4. Fracturas con cuña posterior.
5. Fracturas con lesión del menisco.
6. Fracturas que afectan al platillo medial.
7. Fracturas abiertas.
8. Síndrome compartimental agudo.
9. Lesión neurovascular asociada.

Indicaciones de intervención quirúrgica urgente:


- Fractura abierta
- Síndrome compartimental
- Lesión vascular.

Posibilidades:

a. Fijación con tornillos, bulón o placa atornillada.


b. Elevación del área deprimida y apuntalado con injerto.
c. Osteotomía subglenoidea a las tres semanas de la
fractura para levantar en bloque un cóndilo deprimido.
d. Cirugía de las lesiones asociadas.
e. Cirugía de las complicaciones como la rigidez o la
artrosis de la rodilla.

4. Fijador externo: mantener 3-4 semanas permitiendo cierto movimiento. Se usa


en casos en los que la calidad de la fijación, incluso con las placas, sigue siendo
delicada. Uso en fracturas abiertas para desbridamiento y cierre secundario.
Indicaciones: no sólo el tipo de fractura, sino edad, profesión, aficiones, otras
lesiones, situación vital, experiencia del equipo quirúrgico. Sistematización:

a. Fracturas no desplazadas, sin lesión de ligamentos: tratamiento


conservador. Vaciar hemartros, vendaje compresivo o enyesado, reposo
en cama, ejercicios de contracción isométrica, movilización activa
después, marcha sin apoyo, y carga con bastones a las 8-12 semanas.
Como alternativa tracción cutánea con ejercicios de cuadriceps y flexión
de rodilla durante 4 semanas. De 4-8 semanas marcha sin apoyo y
después carga progresiva. Otra posibilidad es la aplicación de yeso
funcional que permite la deambulación precoz en descarga.

b. Fracturas con desplazamiento menor de 2-4-8mm ( dudosa indicación).


Tras vaciar hemartros, reducción manual o instrumental ( compresor de
calcáneo de Bohler o llave de Thomas). Mantener tracción para colocar
yeso inguinopédico. Posible también aplicar una tracción continua
transesquelética, tras haber conseguido la reducción.

c. Fracturas con hundimiento ( >5( zona


anterior)-8-10( zona posterior) mm):
tratamiento quirúrgico para elevar la
superficie, colocando injerto (
preferiblemente autólogo) por debajo. Se
puede realizar a través de una ventana
cortical metafisaria ( tipo III) o abriendo
como un libro el fragmento separado en
las fracturas separación-hundimiento ( tipo
II). Se puede comprobar la articulación
mediante artroscopia ( valorar
atrapamiento meniscal), lo que permite reducir la incisión. Comenzar
pronto la fisioterapia sin permitir la carga en tres meses. Algunos autores
no aceptan el más mínimo hundimiento en platillo interno. Suturar
menisco si está desinsertado periféricamente o resecar parcialmente si
presenta desgarro intersticial. Si fractura es estable se puede tratar con
movilización precoz en descarga.
d. Fracturas separación con fragmento en cuña o en las fracturas mixtas el
tratamiento más utilizado es la reducción cruenta y la osteosíntesis con
tornillos+arandelas, bulones o placas atornilladas. Importante en las tipo
I para liberar el menisco externo, frecuentemente atrapado en la fractura.
Como alternativa tenemos la tracción transesquelética. Suele ser
suficiente con 2 tornillos a compresión, uno de ellos al menos a 5 mm de
la superficie articular. Si es anciano o no candidato a cirugía reducción
no quirúrgica, tracción esquelética y movilización precoz junto con
colocación de férula tan pronto como la fractura deje de desplazarse,
aunque aun sea deformable. No usar yeso cerrado: rigidez.

e. Fracturas bicondíleas: osteosíntesis mediante placa y tornillos previa


reducción mediante tracción transesquelética ( Apley) y compresión
bilateral. Si lesión bituberositaria puede ser necesario usar 2 placas.
Función de apoyo de la cortical
metafisaria para evitar su desplazamiento.
Si hay gran conminución puede no ser
posible y se recomienda la tracción
transesquelética con movilización precoz.
Fijador externo con soporte femoral y
tibial, para mantener alineación y
descarga. Rigidez de rodilla es muy
frecuente. También posible fijación
transcondílea y transdiafisaria, pero se
presenta también frecuentemente rigidez.
Fracturas luxación: valorar componentes
de inestabilidad. Muchas veces necesario
tratamiento quirúrgico.
f. Fracturas platillo interno: deben ser sostenidas. Eminencia intercondílea
debe ser mantenida en su lugar mediante un tornillo o mediante un
alambre a tensión. El fragmento en cuña precisa un placa posteromedial.

g. Fracturas metafisarias: usar dos placas consola, una de las cuales debe
ser fuerte y larga para puentear a la diáfisis. Y actuar como placa de
compresión o de neutralización.

h. Fracturas con consolidación


viciosa: osteotomías
correctoras, varizante o
valguizante. Osteotomía
subglenoidea o subcondílea
para levantar un cóndilo
deprimido. Menos recurrido es
la refractura por el mismo trazo
con reducción y osteosíntesis
en posición adecuada.
Fracturas eminencia intercondílea
Fracturas de la espina tibial. Más frecuentes en niños y adolescentes, equivaliendo a las
roturas de ligamentos cruzados en los adultos. Más frecuentes las anteriores.

Mecanismo

Arrancamiento de inserción de ligamento correspondiente, con porción de hueso


adherida al ligamento.

Cruzado anterior por contusiones sobre cara anterior de rodilla flexionada, al


desplazarse hacia atrás fémur sobre tibia fija. También por movimientos bruscos y
complejos de rotación externa y de valgo forzado con la rodilla en extensión o por
hiperextensión por traumatismo o por contracción violenta del cuadriceps.

Cruzado posterior menos frecuente, por traumatismos sobre cara anterior de rodilla
flexionada que desplazan tibia hacia atrás.

Choque directo de espina tibial contra borde de escotadura interna femoral. Raro.

Clasificación

Según grado de desplazamiento.

I. Mínima separación.
II. Desplazamiento incompleto del fragmento con contacto con su lecho por el
borde posterior.
III. Fragmento elevado y totalmente desprendido de su lecho.
a. Separación simple del fragmento.
b. Rotación del fragmento.
IV. Conminución del fragmento.

Puede haber lesiones asociadas.


Clínica

Rápida hemartrosis, con articulación en ligera flexión, aspecto globuloso, borramiento


de relieves óseos y proyección de fondos de saco sinoviales. Dolor espontáneo,
limitación de la extensión pasiva completa.

Palpación: tensión en fondos de saco sinoviales y choque rotuliano.

Punción: contenido hemático con gotas de grasa ( evidencia fractura intraarticular).

Signo del cajón +. En ocasiones bloqueo.

Estudio radiográfico: confirma diagnóstico y permite clasificación. RMN útil para


detectar patología asociada.

Tratamiento

Tipo I y II tratamiento conservador con calza de yeso. Vaciar hemartros. Con la pierna
anestesiada se fuerza la hiperextensión, se comprueba la buena reducción y se aplica el
vendaje enyesado en esa posición o en muy ligera flexión durante 6-8 semanas.

Si hay desplazamiento mejor la reducción quirúrgica y fijación interna por vía abierta o
por cirugía artroscópica.

Fracturas de la tuberosidad anterior de la tibia


Muy poco frecuentes. Adolescente y adulto.

Mecanismo: Arrancamiento, por contracción violenta de cuadriceps contra resistencia o


por hiperflexión forzada de la rodilla que produce estiramiento cuadricipital, sobre todo
si está tenso ( caída de cuclillas).

Clasificación .

Adulto : sin desplazamiento y con desplazamiento.

Adolescente:
I. Separación y desplazamiento hacia arriba del pico de la apófisis, sin que se
afecte su base.
II. Avulsión de toda la apófisis, traccionada hacia arriba, sin que muchas veces
pueda apreciarse el trazo de fractura.
III. La fractura desprende la apófisis y la porción anterior de la epífisis en un
solo fragmento que se desplaza hacia arriba. Trazo de fractura oblicuo hacia
arriba y atrás penetra en articulación de rodilla.

La aparición de uno u otro tipo depende del origen de la TTA.

Clínica
Dolor espontáneo en cara anterior de rodilla e imposibilidad para la extensión completa
de la articulación. Tumefacción. Con rodilla flexionada a veces es posible apreciar
depresión si hay desplazamiento. En el tipo III del adolescente al ser intraarticular puede
aparecer hemartros.

Tratamiento

Fracturas desplazadas del adulto: cirugía para reducción y osteosíntesis. En las no


desplazadas, tras un vendaje compresivo comenzar rehabilitación precoz.

Adolescente: casi siempre quirúrgicas. Sujetar fragmento a periostio o hueso vecino


mediante puntos de sutura para no lesionar cartílago de crecimiento, e inmovilización
enyesada 6-8 semanas.
Fracturas subcondíleas
Traumatismos de gran violencia. Frecuentemente lesiones vasculares. Alteraciones
estéticas y funcionales importantes.

Mecanismo: directo, por aplastamiento o impacto del agente vulnerante sobre la


extremidad proximal de la tibia. Frecuentemente son fracturas abiertas ( escaso
almohadillado muscular + impacto de alta energía).

Línea de fractura transversal en línea diafisometafisaria. Trazo en misma dirección y


altura de peroné. Fragmento proximal basculado hacia atrás por isquiotibiales.
Fragmento distal ascendido y desplazado. Resultado final : antecurvatum. La
proximidad de vasos tibiales a foco de fractura hace frecuente su lesión.

Clínica

Dolor local y gran deformidad. Frecuentemente abierta de fuera a dentro. Impotencia


funcional muy intensa.

Exploración vascular imprescindible. Atención al síndrome compartimental posterior,


con dolor local, pie en garra, hipoestesia o anestesia de planta de pie ( nervio tibial
posterior). Deben tratarse con prontitud.

Si la consolidación ocurre en posición viciosa: genu recurvatum de compensación. Se


produce acortamiento del miembro y modificación de carga articular que lleva a la
artrosis.

Tratamiento

Conservador da buenos resultados. Antes de reducción pasar un clavo de Steinmann por


el fragmento proximal y otro por la unión de dos tercios superiores con el tercio inferior
( transfixión bipolar). Continuación reducción bajo control radiográfico. Una vez
conseguida vendaje inguinopédico, con inclusión de los clavos durante 6 semanas. Se
retiran clavos y yeso 4 semanas más.

Reducción y osteosíntesis con placa y tornillos en cara anterointerna: buenos resultados.


Si consolidación en posición viciosa: osteotomía correctora.
Traumatismos del cartílago de crecimiento
Edad infantil, antes de soldadura de epífisis con metáfisis.

Origen traumático, pero también yatrogenia a tomar un injerto o tratar un fractura.


Menos frecuente por desequilibrio muscular o inmovilización prolongada, que producen
compresión exagerada sobre un área de la placa fisaria.

Se sigue la clasificación de Salter Harris.

I. Por cizallamiento, la reducción cerrada suele ser sencilla y cura sin secuelas.
II. Mecanismo indirecto de valgo forzados. Se reduce relativamente bien,
pronóstico bueno.
III. Poco frecuente. Más habitual en extremidad distal de tibia. Requiere
tratamiento quirúrgico. Buen pronóstico.
IV. No es común en la rodilla. Si no se logra una buena reducción la curación de
la fractura se realiza a través del cartílago de conjunción y se detiene el
crecimiento en longitud. Requiere tratamiento quirúrgico.
V. Relativamente rara. Con frecuencia se localiza en la rodilla. Pronóstico malo.

Cuando cierre afecta a todo el cartílago de conjunción se produce detención del


crecimiento, con dismetría de los miembros. Puede requerir tratamiento corrector,
mediante osteotomía de alargamiento de la tibia acortada o mediante intervenciones
para frenar de forma temporal ( grapado epifisiometafisario de Blount) o definitiva (
epifisiodesis) el crecimiento de la tibia más larga.

Si detención de crecimiento se acompaña de normal desarrollo de peroné: incurvación


del hueso más largo y angulación en varo de la rodilla.

Si detención afecta sólo a una parte del cartílago se producen deformidades en varo,
valgo, antecurvatum, recurvatum que pueden ser subsidiarias de osteotomías correctoras
al final de la adolescencia.

También podría gustarte