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Aspectos de la Iconografía Ideológica del Estado en Huari y Tiwanaku:

La Deidad Central y el Sacrificador


Autora: Anita G. Cook
Tradujo: Iván Díaz Lon

Huari y Tiwanaku emergen como dos Estados del altiplano en los Andes Centrales y
Sur alrededor del 500 d.C. La naturaleza de la relación entre estas dos polis, separadas por
menos de 500 km. de terreno andino escabroso, permanecen oscuras. La historia de las
investigaciones en ambas áreas revela que Tiwanaku recibió considerablemente más
atención de los estudiosos. Esto es en parte se debió a su conocimiento, localización e
importancia mítica desde los tiempos incaicos. Sólo en años recientes comenzamos a
apreciar igualmente el rol importante que jugó Huari en el altiplano central. Los dos sitios
parecen tener restos de independencia política, aunque estos sistemas simbólicos fueron
similares, los estudiosos, hoy, continúan las confusiones en los elementos del material
cultural para estos centros y pequeños sitios con sus esferas de influencia. Ellos que
generalmente pueden ser considerados que comparten una iconografía común enfocada en
los temas de figuras en el panteón de la deidad. Varios modelos para asumir la interacción
entre los dos sitios propuestos, porque la evidencia clara para el comercio no se ha
documentado aún (Browman 1978, 1980, 1981; Isbell 1983; Lumbreras 1960; Menzel 1964,
1968). Ellos incluyen los argumentos que cada favor de las peregrinaciones religiosas entre
Huari y Tiwanaku, o el desarrollo comercial de las empresas (Browman 1981; Lumbreras
1974; Menzel 1964).Todos, sin embargo, restos largamente sin probar.
Mi objetivo, in este artículo, es demostrar la importancia de documentar la
evolución y transformación de esta porción iconográfica. Creo que los cambios en diseño,
forma y contenido llevan a la alteración de la ideología. Con la organización social
altiplánica las transiciones para ciudad templos dispersos (Periodo Intermedio Temprano)
se centralizó en los Estados urbanos (Horizonte Medio Temprano), llevó a una conversión
iconográfica. En las tempranas formas de conocimiento, las pinturas llevan figuras
individuales sobre varias medias. Después, con la emergencia de Huari y Tiwanaku, una
amalgación de estas figuras ocurrió, Generando temas representativos.
El común repertorio designado a encontrar predominancia sobre las cerámicas,
textiles, escultura de piedras monumentales y variados medios de comunicación que
sirvieron como parafernalia ritual (por ejemplo: piedras semi-preciosas, moluscos, huesos y
madera). La consistente aparición de una ordenada cosmología retratada en términos
iconográficos de conflictos Huari y Tiwanaku con nuestro entendimiento de su naturaleza
política. Donde los datos son disponibles, la pintura que emerge indica que Tiwanaku fue
ambas: un importante centro comercial y religioso que al parecer tuvo una expansión
gradual sur, oeste a la costa, y este a la selva. Huari se desarrolló rápidamente. Cuando
cierta organización burocrática y militar se alcanzó, se expandió con una velocidad
explosiva a través de conquistas y la estabilidad del cercado administrativo compuesto de
localizaciones estratégicas. No obstante las diferencias en estrategias políticas, ambas
políticas adoptaron una iconografía frecuentemente retratada sobre objetos encontrados en
contextos ceremoniales cerámicos. (Por ejemplo: asociado con entierros humanos y en
sacrificios rituales).
Jerárquicamente el poder estructurado de los Estados Tempranos estuvo en parte
legitimizado a través de pinturas figurativas y medios de comunicación simbólicos. En
Huari y Tiwanaku, la expresión iconográfica común de un rango y ordenamiento
cosmológico se convierte en manifestación alrededor de los 500 d.C. Antes de este tiempo,
cada esfera siguió diferentes reglas de ejecución en el diseño. Este no es seguramente una
coincidencia que ambas polis se embarquen simultáneamente sobre un periodo de
expresión artística e innovación estilística. La aparición de cerámicas, textiles y otros
medios de comunicación simbólicos ayudaron a señalar los límites políticos y disfrazaron
étnias tempranas o afinidades estilísticas de los pueblos. Ambos, Huari y Tiwanaku
diseñaron temas similares en los discursos y una ideología particular de desarrollo y
poderes políticos rivales.
En este ensayo, tomé un acercamiento diferente a la relación entre costumbres
políticas y religiosas. En reciente literatura sobre el gobierno prehistórico, los problemas de
secular la administración política son separados para emisiones concernientes con religión
y lo ‘sacro’. La administración de ritual es considerada un dominio relegado a reservarse
sobre sistemas de creencias religiosas y la restauración de la ideología prehistórica. La
resultante discusión puede sólo ser entendida si se asume que la religión y las políticas son
parte de un único proceso, ambos largamente dependientes sobre el ceremonialismo. Esto
es a través de ceremonias que la actividad ritual expresa, la solidaridad social es mantenida
y el conflicto es transformado o enmascarado. También a menudo, llevamos con nosotros la
suposición que más allá un cierto grado de complejidad (por ejemplo: estratificación social)
las políticas estatales y la religión se convierten por procesos separados o competitivos.
Estas relaciones son comúnmente ignoradas, debido a cualquier impacto de nuestra propia
ideología, que exige tal separación, o a los caprichos de profesionalismo que requiere de
ciertas variables que definimos artificialmente. Yo enérgicamente creo que la emergencia
de cuerpos administrativos en los Andes Centrales fue larga debido al aumento de poder
investido en líderes rituales, los cuales por muchas características tuvieron un efecto
secularizador. El arte figurativo y la iconografía de una sociedad representados en imágenes
estáticas que captan momentos de estos procesos.
La relación entre Huari y Tiwanaku puede, de esta manera, ser dirigirse a través de
un examen de su iconografía. En esta perspectiva, es el instrumental a ver el rol de
ideología como exhibida en temas de arte figurativa como potencialmente constituye la
realidad física –la distorsión de la realidad—percibida por los miembros de un grupo. Una
iconografía patrocinada por el Estado puede de esta manera enmascarar las contradicciones
internas (ej. Diferenciación social: de líderes a no líderes) y preservar una visión de
armonía y legitimización de poder de elite. Para esta posición, las tensiones internas y
competencia de fuerzas de trabajo entre estas dos poderosas polis podría ser mejor
explicado. En otra parte, asimismo desarrollé la tesis que esta iconografía enmascaró o
ayudó temporalmente a desplazar las tensiones entre Huari y Tiwanaku, y pueden
proporcionar el entorno para el comercio vital. En el caso presentado aquí, algunos de estos
aspectos de ideología del Estado emergente son reconstruidos.

La emergencia de la iconografía de Huari y Tiwanaku: La base empírica.


Uno de los temas dominantes de la iconografía durante la soberanía Huari y
Tiwanaku fue la imagen clásica de un Séquito encargado de la Deidad con Cara Frontal
sobre un pedestal flanqueado por dos o más filas de sirvientes. Están representados junto a
la Deidad de Cara Frontal cabezas y miniaturas de sacrificios humanos. Esta Deidad va a
ser un tema recurrente y central. Las variantes de esta imagen aparece en ambas áreas por
ejemplo, la Puerta del Son en Tiwanaku (Posnansky 1945: PL. XIX) y las unas y jarras
ceremoniales para sacrificios en el sitio de Conchopata, cerca de Wari.
En las siguientes páginas formularé el argumento que Huari y Tiwanaku adoptaron
el Tema de la Deidad Central en sus panteones alrededor 500 d.C. (ver Isbell, 1983). Los
estudiosos sugieren que una tradición iconográfica precedió la emergencia del arte Huari y
Tiwanaku en el lago Titicaca. Esto puede sugerir que se desarrolló en el sur del altiplano, y
después se transmitió hacia el norte, a Huari. En cambio, la imagen que emergió del
siguiente análisis sugiere que un repertorio figurativo diseñado existió en ambas áreas, cada
una caracterizada por sus propias reglas, estructuras y significados. La aparición de temas
que transmitan un panteón jerárquico, ocurrió en ambas polis como un producto del
aumento de poder y expansión territorial. Esto requiere un ordenamiento, aún con sanciones
rituales de transición, para dispersar el centralismo de las estructuras administrativas. Un
ejemplo de tal transición es incorporada en este artículo.
A pesar de que una gran distribución de variación es inicialmente llevada hacia la
iconografía Huari y Tiwanaku, esto puede ser dividido dentro de tres casos: 1) Séquito de la
Deidad de Cara Frontal, 2) Perfiles de Sirvientes, y 3) Figuras Humanas. La iconografía es
retratada sobre una amplia variedad de medios de comunicación. Esto difiere de grado en
cada gran área. Los textiles y las cerámicas ambos son comunes en Huari y Tiwanaku, sin
embargo, la imagen retratada sobre ese medio difiere en cada Poli. El medio principal de
expresión en Tiwanaku es la bien conocida tradición escultórica en piedra, mientras que las
imágenes de la esfera Huari se muestran frecuentemente en la cerámica, especialmente en
las sobre-tamañas urnas y jarras. Esto es interesante de señalar que las figurinas líticas
portátiles en miniaturas y otras miniaturas de artefactos hechos en piedras fueron
producidas en gran cantidad dentro de la esfera Huari, en contraste con las grandes
esculturas de piedras que fueron lo preferido en Tiwanaku. Las tabletas de rapé de madera
y otra parafernalia medicinal fueron laboriosamente decoradas y fue encontrada a lo largo
de la esfera Tiwanaku, mientras conspicuamente desaparecieron en el área Huari. La
imagen general que emerge sugiere que las distribuciones de los medios de comunicación
particulares podían demostrar que realmente existió para una y otra esfera.
El temprano conocimiento de la forma iconográfica Huari y Tiwanaku se encontró
en el sitio de Pucará, en el sur del altiplano peruano y al norte del lago Titicaca, hacia los
200 a.C.-200 d.C. (Lumbreras y Amat 1968). Se conoce poco sobre la economía básica de
Pucara, pero el lugar está localizado en el prado altiplánico a aproximadamente 3950
m.s.n.m.n., donde un pequeño cultivo es posible y las condiciones para el ganado son
excelentes.
En este centro se encontró un estilo de arte iconográfico caracteriza la apariencia de
las caras de las figuras, Sirvientes de Perfil corriendo, felinos antropomorfizados, aves, y
numerosas cabezas trofeos. Sólo un tipo de sirviente es conocido (Rowe y Brandel 1969-
1970: PL. II-IX). Tuvieron características humanas pero las decoraciones faciales y
accesorios bucales llevaron a un sobrenatural estatus (Cook 1982). Las figuras tuvieron
algunas características supra-humanas tal como alas. Estos están presentes delante de todo
salvo en los sirvientes de perfiles. Se demostrará que la presencia o ausencia de alas es
importante para entender la evolución de esta forma de arte figurativo.
Esto fue un notable aumento en la variedad y frecuencia de las figuras retratadas con
el tiempo. La ocurrencia de una Figura de Cara Frontal (no una deidad personal) y
sirvientes de perfil, los principales componentes del tardío Tema de la Deidad Central, es
continuamente presente en esta tradición iconográfica haciendo abundante las posibles
comparaciones.
Las dos figuras principales de la iconografía Huari y Tiwanaku fueron los
sobrenaturales y humanos. En su temprana forma en Pucara la división entre estas dos
categorías es claramente visible. Ejemplos disponibles de las figuras Pucara indican que el
componente humano es sólo encontrado en la pintura de cabezas trofeos. La Figura de Cara
Frontal y los Sirvientes de Perfil (Rowe y Braudel 1969-1970: PL. II-V) son caracterizados
por rasgos que los dotan en un estatus sobrenatural. Los Sirvientes de Perfil se miran cada
uno con el otro. Estas características faciales son aquellas de un humano. Pequeñas cabezas
trofeos son encontradas alrededor de los ojos y sobre la barbilla de algunas de estas figuras.
Una vara es sostenida en la mano izquierda, mientras que un hacha y una cabeza trofeo son
cogidos con la derecha. Estas características identifican una figura común en la iconografía
de los Andes, mejor descrita como el “Sacrificio” (Hocart 1970:60-71; Varcalcel 1959).
La Figura de Cara Frontal (Rowe y Brandel 1969-1970: PL. IV-V) como apareció
en la cerámica Pucara es una figura de características sobrenaturales con los ojos rajados,
lágrimas motivo, un collar con pendientes, alrededor pueden haber medallones y alas. La
presencia de alas, orejeras, y ornamentos para la frente sobre las Figuras de Cara Frontal de
Pucara estás son características ausentes en las representaciones tardías de las figuras.
Incluso más características de estas figuras Pucará son objeto que demuestran poder: un
hacha o palo excavador en su mano derecha y un camélido atado en la izquierda. Estas
figuras están repetidamente retratadas con un fardo animal. Pucará y sus lugares vecinos
estuvieron caracterizados por una economía mixta, principalmente dependiente de
actividades de pastoreo. Ceremonias rituales que aseguraron la producción y reproducción
de los rebaños tuvieron gran importancia en aquellos tiempos, como lo tienen hoy en día.
Una pequeña figurina lítica se dijo que vino de Pucará (Rowe 1976: Lam. IX). Este
ejemplo claramente indica un precedente o modelo para el Séquito tardío de la Deidad de
Cara Frontal. Otras imágenes frecuentemente retratadas incluyen aves, peces, una gran
variedad de felinos, y seres sobrenaturales antropomorfos. Todas de estas figuras son
modeladas e incisas para servir de vasijas, como cuencos regulares, cuencos de pedestal y
vasos. La función precisa de estos cuencos todavía no se ha determinado. Su naturaleza
utilitaria indica que pudieron servir como recipientes de comida y bebida asociada con
particular bebida en ceremonias y/o ofrendas.
La Figura de la Cara Frontal de Pucara es estructuralmente un precursor a la Deidad
de Cara Frontal Provista de Séquito del Horizonte Medio, así como los Sirvientes
Sacrificados de Perfil presentes quienes reaparecen en el arte Pucara, nuevamente en un
supuesto contexto algunos siglos después, en Huari y Tiwanaku. Dentro de estas dos
esferas de influencia no hay aún un sitio directamente conocido donde la continuidad
iconográfica del estilo Pucara de la Figura de Cara Frontal y los Sacrificados tienden a ser
encontrados. Parece razonable sugerir que la iconografía Huari y Tiwanaku tuvieron un
estilo arcaico el cual tuvo atributos nuevos o significados alterados por los gobernantes de
las elites. Vamos a ver que en la iconografía escucharon a su pasado ancestral mientras
simultáneamente incorporaron las porciones sobrevivientes de las tradiciones de arte
temprano.
Pucara tuvo una tradición escultura en la piedra que incluyó cabezas humanas o
trofeos y figuras completas. Algunas de estas esculturas tuvieron incisiones con decoración
similar a los monolitos encontrados en otros lugares del lago Titicaca y en Tiwanaku. Estas
piezas tempranas o estelas no retrataron los componentes del Tema de la Deidad Central.
Formas femeninas y masculinas y felinos son esculpidos en piedra durante los periodos de
las ocupaciones Pucara y Tiwanaku. Los diseños en estas esculturas de piedra son
predominantemente de felinos, reptiles y geométricos (Chavez 1976, 1981; Chavez y
Chavez 1976). La iconografía elaborada parece que hubo una pérdida de importancia así
como también ocurrieron transformaciones socio-políticas que eventualmente llevaron a la
gran escala de la vida urbana.
Niño Korin es un lugar situado cerca de Pucara, al sur de Tiwanaku dentro de la
moderna frontera de Bolivia. Los descubrimientos en esta cueva seca fueron en parte
hechos por un equipo médico con varios recientes, espátulas, jeringas, tubos de hueso
pirograbado, tabletas para el olfato, canastas, cerámicas, licencias de la planta Ilex Guayasa
usada en curas y restos de esqueletos humanos (Wassen 1972)1.
Una larga historia de las interacciones significativas costa-altiplano antes del
Horizonte Medio. Niño Korin y otros pueblos en la región quedan son aún hoy el hogar de
reconocidos médicos itinerantes de Callawaya (Isbell). Ambos sirvieron al Inca como
consejeros y portadores de Séquito (Guaman Poma 1956: Folio 331). La cueva de Niño
Korin ofrece datos que sostienen la temprana importancia de los Callawayas. Su rol en
diseminadores de información a lo largo de la región del altiplano central que tuvo un claro
significado y proporcionó el contexto en el cual los nuevos estilos e ideas podrían florecer.
Algunos de los íconos encontrados para los artefactos de Niño Korin son la Deidad
de Cara Frontal con su Séquito pirograbada sobre hueso (Oblitas 1963: Lam. No. 85), una
cabeza de la Deidad de Cara Frontal se repite alrededor del exterior de una cesta (Wassen
1972: PL. II), y una decoración del diseño de un ave sobre una bolsa de mujer (Wassen
1972: Fig. 10). En algunas tabletas de rapé fueron también encontradas, una de las cuales
retrataba un nuevo tipo de figura de sirviente, estas caras se caracterizaban por
características camélidas (Fig. 4). Cuando miramos verticalmente la figura es el
Sacrificador alado de pie, un séquito en una mano, y coge a una tropa por el cabello en la
otra. La cabeza está empujada hacia atrás. El objeto que extiende hacia el codo derecho de
la figura puede ser un hacha estilizada o un ala. Vamos a tener que regresar a esta pregunta
más abajo. La importancia de estos restos en estas cualidades transicionales se sitúa entre
Pucara y después Huari y Sirvientes de Perfil de Tiwanaku.
Moviéndonos más hacia el sur y este de Tiwanaku, al sitio de San Pedro de
Atacama en Chile, encontramos que una serie de tabletas de rapé despabiladas, muy
similares a aquellas encontradas en Niño Korin, los recuperamos como entierros rituales
dentro del cementerio (le Paige 1965: Lam 13, 47, 58-60). El manejo de algunas de las
tabletas de rapé despabiladas retrata variadas formas de Sacrificio. Las figuras están de
rodillas (no están de pie como en Niño Korin, por ejemplo), aladas, sostiene un séquito en
su mano derecha, una tropa y un hacha en la izquierda, y sus cabezas son lanzadas hacia
abajo. Estas figuras son distinguidas por una larga nariz y una característica accesoria
emergente para sus bocas (le Paige 1965: Lam. 58, 60). Unos pies sobre un pedestal
similares a el encontrado bajo la Deidad de Cara Frontal con su Séquito sobre la Portada
del Sol. Estas figuras llevan atributos de un sirviente cumpliendo un rol similar a aquellos
encontrados en Pucara y Niño Korin: En todos ellos faltan las alas pero poseen hachas,
cabezas de tropas y séquito. Podría sugerir que estas variadas figuras aparecen en

1
Las fechas de Carbono 14 asociadas al esqueleto son de 755 d.C., las fechas de muerte son alrededor del
355-375 d.C., indicando que los entierros subsecuentemente fueron posiblemente hechos (Es bien sabido que
los fechados del carbono 14 dan muestras fiables con grandes muestras comparativas. La fecha de un
esqueleto puede no ser considerada definitiva). El fechado del Carbono 14 los agrupan alrededor del 300-500
d.C. pueden también ser sustento iconográfico de comparación con el arte Pucara.
asociaciones individuales con rituales de cabezas trofeo. Las figuras son variantes del
Sacrificador. Esta figura era importante a los grupos étnicos diferentes o pueblos en toda
una larga área. Aunque el Sacrificador estuvo representado en diferentes formas, esta
parafernalia básica es un permanente constante. Esta figura asumía alguna identidad
diferente probablemente debido a diferentes tradiciones locales: En Pucara un sirviente
como humano con cualidades sobrenaturales, en Niño Korin una figura de camélido
retratado y en San Pedro de Atacama otro Sacrificador con una nariz sobre-extendida.
La iconografía en esta fase temprana incluye varias figuras ejecutando roles
similares. Ellas contrastan con las escenas mitológicas del Horizonte Medio tardío porque
sirvientes son todos alados en el panteón Huari y Tiwanaku, por ejemplo el Felino o el
séquito de perfil del Pájaro Encabezado. La Figura de Cara Frontal alada de Pucara es
posteriormente reemplazada por la Deidad de Cara Frontal con su Séquito alado. El
Sacrificador Alado, retratado en estas imágenes tempranas conocidas como un Séquito de
Perfil Pucara, es transformado a un Séquito de Perfil Alado dentro del dominio Huari y
Tiwanaku. En este estudio, la atención es estrictamente dirigida a la transformación con el
tiempo de la Deidad Central y el Sacrificador. La revocación estructural del alado a menos
alado en el pasado y el opuesto en las asistencias de los soportes, mi disputa que una
transformación iconográfica ocurrió en la transición de la figura de retrato simple a temas.
Asimismo ayudó, principalmente, a una similitud formal entre una Iconografía Pucara y las
versiones Huari y Tiwanaku. Simultáneamente, la revocación estructural de las
características sobrenaturales importantes, tal como alas, indica un cambio contextual que
puede implicar un cambio en el significado levado por la figura. El Sacrificador es ahora
asociado con otros miembros del panteón. La importancia de ciertas figuras en estos
cambios icnográficos con el tiempo, en los Andes centrales y sur. Aunque es improbable,
alguna vez sabremos exactamente el significado de estos íconos, cambiando las
interpretaciones serán observables. Debemos prestar una atención más íntima a las pistas.
Las tabletas de San Pedro de Atacama incluyen una pintura de la cabeza sobre un
pedestal de la Deidad de Cara Frontal con su Séquito (le Paige 1965: Lam, 59). Otras
ilustran un camélido estilizado, probablemente una llama u otra especie relacionada. Estas
figuras son todas verticalmente sobre el asa de la tableta. En la Deidad de Cara Frontal de
Pucara sostiene un hacha en una mano y una llama atada en la otra. El número y el carácter
de los íconos representados en estos sitios son notablemente similares, si uno considera que
los artefactos de El Niño Korin y El San Pedro de Atacama son aproximadamente
contemporáneos y los ejemplos Pucara preceden estos desarrollos artísticos por lo menos
100-200 años. Podría asimismo ser notado que una comparación del mango de las tabletas
diseñadas para San Pedro de Atacama claramente indica que los íconos estuvieron pintados
verticalmente. El Sacrificador está posicionado de pie directamente encima de la superficie
en una posición vertical y no flotando ni volando.
En Tiwanaku, un fragmento de piedra incisa localizado en el sección del sitio
Akapana estuvo excavado por de Crequi-Montfort (1906) al final del siglo. Estas piezas
ilustran un Séquito de Perfil alado (fig. 6) los cuatro corriendo y llevando un tocado con
cabezas trofeo y otros accesorios, y transportando un séquito abreviado debajo del cuerpo.
Dos cabezas estuvieron retratadas sobre el extremo de este séquito. La asociación de
importancia simbólica entre la cabeza trofeo y el Sacrificador es repetida sobre este
fragmento. Aquí teneos una clara evidencia reafirmando la relación entre esta categoría y
las ceremoniales cabezas trofeos. El fragmento de Crequi-Montforn es pobremente
preservado, pero demuestra que las características encontradas asociadas con el
Sacrificador de Pucara aparecen en Tiwanaku como una figura distinta aún en un estilo
temprano de la escultura clásica monolítica de piedra.
Carias fases de esculturas de piedra tienen ser definidas para el área Tiwanaku
(Bennett 1934, 1936; Browman n.d.; Chavez 1976; Wallace 1957). Bennett excavó el
templo semi-subterráneo en 1934 dobre localizó dos monolitos, referido por Ponce como
Estela 15, que él asignó a Tiwanaku III, y la Estela 10, atribuida a Tiwanaku IV.
La Estela 15 retrata un personaje a quien le falta un tocado, es barbudo y es
asociado con figuras de felinos y reptiles. Lo más notable, los brazos son posicionados
horizontalmente alrededor del torso, la mano izquierda debajo de la derecha, una postura
común de la escultura de Tiwanaku III. (También note que esta figura tiene una mano
vacía). La Fase III de la escultura de piedra Tiwanaku combina así reptiles y felinos
zoomorfos de los periodos precedentes con una escultura crudamente de figura humana.
Este estilo, popular en varias partes del Lago Titicaca, es principalmente no relacionado a
Pucara y el tardío séquito de la deidad iconográfica Tiwanaku IV.
La Estela 10 (Posnansky 1948: Figs. 113-116), o la Pachamama, es una pieza
Tiwanaku clásica. La inhumanamente posición de la mano invertida que sostiene varios
objetos. Tenía una superficie terminada cubierta en una detallada iconografía fina, incisa, y
de dimensiones generales y estilo de los lugares monolíticos del periodo Tiwanaku IV.
Una vista a sola una de las paredes de los templos semi-subterráneos en Tiwanaku
indica que incluso el espacio de cabezas espigazas proyectaron para la matriz de la pared
(Posnansky 1945: PL. VII-VIII). Cada cabeza, aunque en algunos casos malamente
introducidos, llevando un tocado (como las piedras monolíticas de la Fase IV) o un
sombrero con un borde decorado inciso sugestivamente de bandas de textil mejor conocidas
en la costa., donde son frecuentemente preservados. La construcción del templo y su
significado son aproximadamente asignadas a la Fase III porque no había ningún material
fechado a los primeros dos periodos dentro del terraplén de la estructura del templo. Se
podría encontrar, por encima de las descripciones que el significado de las cabezas son
estilísticamente más semejantes a las esculturas de las piedras de la Fase IV (por ejemplo la
Estela 10), que a las piezas fechadas de los periodos precedentes. Claramente, más trabajo
se necesita para ser perfeccionado a las esculturas de piedra de la secuencia de Tiwanaku.
Algunos útiles sugieren que son suministrados por la iconografía desplegada sobre dos
dinteles de Tiwanaku.
El arquitrabe de Kantataila (Fig. 7) y el dintel encontrado en la calle Linares en la
Paz, Bolivia (Fig. 5; POsnanky 1945: Fig. 140, 140a) son formas arquitectónicas que
transmiten una evolución iconográfica hacia el pleno Tema de la Deidad Central. Los
monumentos de Kankataita es una parte probable de una Portada; la piedra es rectangular
en forma pero el campo de diseño es alzado. En ambas instancias, los Sacrificios Huari y
Tiwanaku son retratados. Ellos son posicionados horizontalmente aún en una posición de
rodillas. Similares estilísticamente son claramente vistos cuando el tocado, la decoración
facial, barbilla, correa, accesorio bucal y detalles del cuello son comparados. Las
diferencias son pocas pero importantes. Estas figuras carecen de alas y están, por primera
vez en nuestra muestra, en posición horizontal. Estos dos lugares característicos separan las
pinturas para los ejemplos tempranos ya discutidos.
Las diferencias internas existen cuando los dos arquitrabes son comparados
iconográficamente. Aunque el monumento de Kantataita estuvo extensamente dañado en
ambas veces y la intervención humana, las seis figuras repetidas sobre éste revelaron la
finura, detallada destreza que fue aplicada a estas superficies arquitecturales. Las figuras
siguen moviéndose entre sí por ambos extremos hacia el punto medio del arquitrabe. Ellos
se hallaron cara a cara cerca al centro. Estas figuras no son idénticas y pueden ser
distinguidas al comparar las figuras que llevan una cabeza trofeo sobre su cuerpo debajo del
cuello por aquellos con cabezas felínicas. Todas las figuras sostienen un doble séquito
encabezado en su mano derecha. El objeto o los objetos apoyados en la mano izquierda son
sólo parcialmente visibles sobre una figura: una cabeza trofeo cogida por su cabello o por
dos hebras de trenzas del cabello, cuerda o textil son identificados así como con un hacha
cogida con la misma mano (Fig. 7). Esta identificación ayuda a comprobar la observación
de los objetos extendidos fuera del codo derecho del Sacrificador de Niño Korin, donde es
probable asimismo ver un hacha estilizada. Una cabeza trofeo es retratada también sobre el
cuerpo de esta figura y en la base de este séquito. Esta similitud estilística y las
convenciones estilísticas fuertemente sugeridas vamos a tratarlas con una figura
representando labores simbólicas en dos diferentes áreas geográficas. El dintel de la calle
Linares sobre el poder de la otra mano será mejor considerado un eslabón entre pinturas
singulares del Sacrificador y estas transformaciones e inclusiones en el Tema de la Deidad
Central prevalece durante los periodos Huari y Tiwanaku clásicos.
El tallado del dintel en la calle Linares combina horizontalmente cuatro posiciones
funcionales de los Sirvientes de Perfil y un Séquito de la Deidad de Cara Frontal. Esta pieza
es fuertemente mejor considerada estilísticamente transicional entre una iconografía
largamente comprometida con figuras actuando sobre un culto a la cabeza trofeo, y la cima
máxima de una arquitectura orientada hacia las formas de arte. El arquitrabe de Kantataita
estuvo descrito encima y sólo incluyó Sacrificadores horizontales. El dintel de la calle
Linares también lleva una similar figura flotante pero acompañada por una posición central
del Séquito de la Deidad de Rostro Central. Esto es estrechamente relacionado al tema de la
imagen del Tiwanaku IV sobre la Portada del Sol (Posnanky 1945: PL. XLV). Esta figura
horizontal representa al Sacrificador transformado dentro del Sirviente de Perfil. Aunque
muchos de estos elementos diseñados son compartidos con las figuras de Kantataira
temprano, estas no sostienen una cabeza trofeo o un hacha. Las figuras flotantes sobre la
calle Linares parecen en efecto ser buenas copias de la despojada figura del Kantataira de
estos atributos simbólicos tempranos. Note que donde la mano debe ser un hallazgo
peculiar de una ‘como gorra’ de reemplazo, la cual es difícil de identificar. En el cuerpo de
cada figura horizontal una cabeza de felino es repetidamente incisa, de nuevo una
característica fuertemente asociada con la iconografía Tiwanaku IV.
El séquito de la Deidad de Cara Frontal está muy dañado; sólo la mitad del cuerpo
es visible. La figura lleva una túnica, probablemente tenía una correa en la cintura (note las
dos cabezas de felinos debajo de cada codo, el cual indica los puntos terminales de la
desaparecida correa). Repetidos felinos adornan el tocado, lágrimas motivo rodean los ojos,
y la Deidad Central sostiene el séquito de importancia simbólica en cada mano con una
banda en zig-zag dividida verticalmente con repetidos triángulos. El séquito de la Deidad
no es una nueva introducción a la iconografía; en cambio tuvo que aparecer alrededor en
una forma similar como una pequeña figura de piedra esculpida en la misma posición
frontal para el sitio de Pucara. Las características que ayudaron a definir este dintel como
transicional son: 1) la inclusión de una posición central para el séquito de la Deidad de Cara
Frontal, 2) la repetición de los Sirvientes de Perfil fuertemente recordativos del dintel de
Kantataita todavía carente de una interpretación temprana y, 3) la consistente carencia de
alas sobre los sirvientes sobrenaturales en contraste a su retratación tardía como figuras
aladas en el Tiwanaku IVclásico. Esta figura particular también muestra decapitados tal
como un ornamento de pedestal sobre una tabla de piedra incisa, alojado en el Museo
Americano de Historia Natural (Fig. 8). Su probada catalogación es la isla del Titicaca.
Claramente, el Sacrificador jugó un rol clave en este panteón del altiplano y pudo ser una
de sus figuras identificables tempranas.
Huari y Tiwanaku compartieron representaciones tempranas del Séquito de la
Deidad de Cara Frontal y el Sacrificador. Los datos iconográficos para la región de
Ayacucho, y específicamente el sitio de Conchopata, (localizado a 10 kilómetros al sur del
propio Huari) son aquí considerados, porque ellos más claramente representan la adopción
simultánea del panteón de la Deidad Central en el área de Ayacucho.
Dos ofrendas de cerámicas ceremoniales han sido recuperadas en Conchopata. Ellos
incluyen los entierros de vasos pintados de sobre-tamaño que tuvieron rompimiento ritual
in situ. Julio Tello excavó el primer descubrimiento de urnas caché en 1942, refiere después
como Conchopata A. Subsecuentemente, un segundo intermedio cerámico de jarras de
cara-cuello de sobre-tamaño estuvieron localizadas en 1977, denominadas más adelante
Conchopata B. Los dos caché son estilísticamente distintos en términos de figuras de vasos
y diseños de esquemas. Su iconografía componía del Tema del panteón de la Deidad
Central. Varios símbolos son llevadas por los vasos ofrendas de Conchopata A. Cada urna
de sobre-tamaño exhibe alguna diferencia en la secuencia de las figuras. No solo es allí que
un considerable grado de variación en las escenas retratadas, pero este caché de fuerza es el
tempranamente conocida reunión que incluye dos Deidades Cara-Frontales. Una lleva una
túnica digna ancha, las otras llevan una correa y las dos figuras tienen un variado tocado
accesorio. No se han encontrado para sucederse juntos en algún otro vaso, pero ambos son
asociados con Sirviente de Perfil corriendo y humanos en miniatura (Cook 1979; Menzel
1964, 1968, 1977).
En contraste, el caché Conchopata B consistentemente retrata el Tema de la Deidad
Central: un único Séquito de la Deidad de Cara Frontal acompañada por dos filas de
Sirvientes de Perfil corriendo (fig. 3). Esta imagen sobre la central y más visible superficie
de cada jarra. Sólo tres vasos de los 25 encontrados en este escondite tienen diferentes
campos de diseños principales. Estos llevan figuras derivadas o inspiradas de la tradición
estilística Nasca 9B (Fig. 2). Estas figuras Nascoides y los animales de espaldas jorobadas
(Fig. 1) que aparecen sobre el hombro de varias jarras, los datos fechan el escondite con
relación a la secuencia Nasca del Horizonte Medio 1B (comunicación personal con Menzel).
Nuestra discusión central es la más frecuente y dominante sobre estas jarras
retratadas con el Tema de la Deidad Central. Menzel (1964, 1968) previamente arguyó
sobre el fundamento estilístico al que las ofrendas Conchopata A pertenecen y definen el
Horizonte Medio 1A. Fue grandemente conocida la variedad de figuras para un simple
contexto en el área de Ayacucho. El repertorio incluye dos Séquitos de la Deidad de Cara
Frontal, cuatro Sirvientes de Perfil (alados), algunas figuras humanas, unas series de
miniaturas humanas cautivas, manos abrochadas detrás de su espalda, y cabezas trofeos
(Cook 1979; Menzel 1977). Los Sirvientes de Perfil son de tres tipos: 1) posicionados
verticalmente o de pie o de rodillas (por ejemplo en el Sacrificador) (enzel 1977: Fig. 67), 2)
Situados en un postura horizontal volando o flotando con caninos cruzados (Cook 1979:
Fig. 10, 11). Muchos de los vasos en esta multitud están condiciones fragmentarias. No
obstante, está claro que son felinos, séquito de cabezas sonrientes, plantas florecientes con
bocas accesorias son también usadas en este estilo (Cook 1979; Menzel 1968, 1977). La
característica de la variabilidad iconográfica de este temprano caché es además enfatizado
en la singularidad de cada cuadro. Allí es una redundancia de pequeñas imágenes y la
estructura de estas escenas sugiere que cada una es significativa en llevar una información
especificativa que poderosamente ha sido leída secuencialmente alrededor de la
circunferencia de los vasos. No otros cachés de esta naturaleza han sido encontrados. En
comparación al temprano de las figuras del Tema de la Deidad Central de Tiwanaku son los
dos Séquitos de las Deidades Centrales, El Sacrificador, y los Sirvientes de Perfil (Cook
1979, sin fecha; Menzel 1968, 1977).
El periodo en la secuencia de Ayacucho potencialmente por el cruce de datos en los
momentos del Tiwanaku IV clásico temprano, tal como en el arquitrabe de Kantataita y el
transicional dintel de la calle Linares, fue probablemente del Horizonte Medio 1A tardío,
ejemplificado por el caché Conchopata A. En la región de Huari aquí hay dos figuras
horizontales; una tiene características faciales de un ave, el otro es un felino en la
naturaleza con los caninos cruzados. Ellos representan dos deidades aladas (Menzel 1977:
Fig. 91). Posicionalmente, estas figuras están retratadas horizontalmente como fueron
encontradas en el dintel de Tiwanaku. Sin embargo, en Conchopata no representan al
Sacrificador. En cambio, los Sirvientes de Perfil corriendo o el Ángel A (Menzel 1964)
sostienen un séquito en una mano en la base de la cual es en una cabeza trofeo o un cautivo
en miniatura. Un hacha es sostenida en la otra mano (Menzel 1977: Fig. 67). Este es el
conocimiento temprano del ejemplo del Sacrificador en la región del altiplano de Huari. Es
asociado con la mayoría de complejos y variedad iconográfica desenterrada en la multitud
del área. Puede ser directamente comparada a la misma figura vista en Niño Korin (con
características camélidas) y las figuras en la lápida de San Pedro de Atacama. Es asimismo
la misma figura retratada horizontalmente sobre el Kantataita y el dintel de la calle Linares
de Tiwanaku y lleva algunas semejanzas al fragmento dañado de Crequi-Montfort. Estas
figuras aparecen en ambas esferas durante el mismo periodo de tiempo. Por 500 d.C. o el
Horizonte Medio 1B la figura es asociada con un rango de otras figuras en el panteón Huari,
mientras en la esfera Tiwanaku, aparece como una miniatura humana del Sacrificador sobre
la Portada del Sol (Posnansky 1945: PL. LII, LXII, LXIV).
Trazado el desarrollo del Sacrificador con relación a su distribución espacial y
contexto ha ofrecido un interesante pero todavía compleja pintura de figuras aparecidas
dentro de las esferas Huari y Tiwanaku. En breve, el modelo que emerge para este análisis
indica que aunque el arte Pucara llevaba varios aspectos del tardío Horizonte Medio la
situación iconográfica del contexto y su uso es de diferente naturaleza. Mientras uno va
hacia Tiwanaku a los sitios donde esta iconografía ha sido encontrada, el Sacrificador lleva
un hacha, cabeza trofeo y séquito es repetidamente encontrada en la lápida y aparece
después brevemente sobre la escultura de piedra Tiwanaku. Los ejemplos conocidos de la
figura nunca aparecen con alas dentro de la esfera Tiwanaku. Sobre el área Huari, durante
este mismo periodo, la figura está presente, alada y en conjunción con un repertorio total de
figuras panteístas retratadas en los temas sobre los vasos de sobre-tamaño. Las tempranas
cabezas-trofeos rituales participantes son ahora adoptadas y transformadas en un repertorio
simbólico utilizado por un creciente número de grupos étnicos que han venido bajo la
influencia centralizada de dos influyentes políticas. El Tema de la Deidad Central es una
configuración supernaturalmente orientada cuyas figuras fueron atribuidos con alas,
decoración facial, ojos rajados, etc., situados encima de los humanos. Simultáneamente, las
figuras llevan status simbólicos tal como orejeras, séquito y pedestales. Las mismas figuras
reflejan una jerarquía fluctuando de un Séquito de la Deidad con Cara Frontal a los
Sirvientes de Perfil, figuras humanas y animales.
Etnógrafos actuales y etnohistoriadores mantienen que una larga tradición de
continuidades culturales características de la región de los Andes Centrales. Los cálculos de
la genealogía de los nativos Andinos y cosmología, suministrado por informantes modernos
(Isbell, B.J. 1978; Isbell, Wm. 1976; Nuñez del Prado 1968; Pease 1973; Zuidema 1972;
Zuidema y Quispe 1973) indican que los limites entre el humano y el sobrenatural son
frecuentemente confusos y ambiguos. Fuertemente se sugiere que concepciones similares
de esta cosmología existieron prehistóricamente. No es por tanto sorprendente ver una
combinación terrenal y supraterrenal en los escenarios iconográficos.
Aún quedan congruencias simbólicas para considerar que Huari y Tiwanaku es un
resultado de competencias políticas, cada una hecha de diferentes grupos étnicos cuyoas
elites de poder ambas intentan una integración y externa a través de una común imaginería
reflexiva de relaciones de dominacia.

INFORME DE INVESTIGACIÓN:

“TRADUCCIÓN DEL TEXTO DE ANITA COOK”

UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN


MARCOS
(Universidad del Perú, DECANA DE AMERICA)

SAN MARCOS, UNIVERSIDAD ABIERTA AL FUTURO

FACULTAD CIENCIAS SOCIALES

NOMBRE :
IVÁN DÍAZ LON
Ciudad Universitaria, Noviembre 2003

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