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El Tomar La Iniciativa Según La Biblia

“MIRA LA HORMIGA…” (Proverbios 6:6)


Muchos de nosotros esperamos a que venga alguien a decirnos lo que debemos
hacer. La siguiente historia nos habla de un hombre que estaba al servicio de unos
duques. Un día, él fue llamado para hablar con su patrona. “Santiago, ¿cuánto
tiempo hace que está usted con nosotros?”, dijo la duquesa. “Unos treinta
años, Excelencia”, contestó. “Quiero recordar que usted fue contratado para
cuidar al perro”, dijo ella. “Sí, Excelencia”. “Santiago, aquel perro murió hace
veintisiete años”, dijo la duquesa. “Sí, Excelencia”, dijo él, “¿y qué le gustaría
que hiciera ahora?”.

¿Por qué fracasamos en tomar la iniciativa? Porque no nos damos cuenta de


las consecuencias de nuestra inactividad. Salomón escribió: “Mira la hormiga:
sin tener capitán, gobernador ni señor, prepara en el verano su comida y
recoge en el tiempo de la siega su sustento. Perezoso, ¿hasta cuándo has de
dormir? ¿Cuándo te levantarás del sueño? Un poco de sueño, dormitar otro
poco, y otro poco descansar mano sobre mano: así te llegará la miseria
como un vagabundo, la pobreza como un hombre armado” (Proverbios 6:6-
11)… Sea lo que sea que hagamos o no hagamos, siempre sufriremos las
consecuencias. Los que dejan todo para más tarde acaban como aquel hombre
descrito en esta estrofa del dramaturgo James Albery: “Él dormía bajo la luna y
soñaba bajo el sol; vivía una vida de ‘voy a hacer muchas cosas’ y moría sin
haber hecho nada”. Pablo escribió: “Tenemos, pues, diferentes dones, según
la gracia que nos es dada…” (Romanos 12:6). Conocer tus capacidades es
una de las claves para entender la asignación de tu vida; sin embargo, sólo
tienes cierto tiempo para planificar y prepararte, y después tienes que
actuar.
“ESFORZAOS, PUES, Y MANOS ALA OBRA. EL
SEÑOR ESTARÁ CON EL BUENO”(2 Crónicas
19:11b)
Uno de los últimos obstáculos entre Israel y la Tierra Prometida fue el Río Jordán.
Pero Dios tenía un plan y dijo a los sacerdotes que trasportaban el Arca que
cuando entraran en el río, éste se abriría para que lo cruzaran. Aquí tienes dos
lecciones importantes:
(1) ¡Nada sucederá si te detienes!.
No puedes esperar hasta que todo sea perfecto, como tampoco puedes quedarte
parado hasta que ya no tengas miedo; debes tomar la iniciativa. Los vencedores
saben que el dinamismo es tu “amigo”; cuando te pongas en movimiento, ciertas
cosas se volverán más claras y fáciles, y cuando alcances suficiente ímpetu,
muchos problemas se irán solucionando por sí solos. Quizás hayas escuchado la
historia del turista que, estando en un pueblecito, le preguntó a un
anciano: ¿Puede usted decirme alguna cosa por la que este pueblo es
conocido?. Tras un momento de duda, él le respondió: “Verá usted, se sabe
que desde aquí se puede llegar a cualquier parte del mundo”, y esto es cierto
para ti también. Donde acabas en la vida no está determinado por cómo hayas
empezado, más bien por si es que hayas empezado alguna vez… Si estás
dispuesto a comenzar, nadie puede predecir hasta dónde puedes llegar en la vida.
(2) Tienes que estar dispuesto a perseverar.
El Río Jordán no se secó en el momento en el que los sacerdotes entraron en él;
el Señor lo secó más de cuarenta kilómetros río arriba, por lo que tuvieron que
esperar a que toda aquella cantidad de agua pasara (lee Josué 3:14-17). ¿Por
qué crees que Dios lo hizo de esa manera? Porque Él ve todas las cosas en su
conjunto y planeó una apertura lo bastante ancha, no para que cruzaran una o dos
personas sino más de un millón. Así que, confía en el Señor, y toma la iniciativa.
“NO TEMÁIS… EL SEÑOR… VA DELANTE DE
VOSOTROS…” (Deuteronomio 1:29-30)
Fíjate en estas dos cosas sobre tomar la iniciativa:
(1) Tomar la iniciativa cierra la puerta al miedo.
Todos tenemos miedo; la pregunta es: ¿vamos a controlarlo o a dejar que nos
controle a nosotros? Norman Vincent Pale dijo: “La acción es una gran
restauradora y constructora de la confianza. La falta de acción no es sólo el
resultado sino también la causa del temor. Tal vez, la acción que emprendas
salga bien y quizás otras acciones o ajustes sean necesarios más adelante,
pero cualquiera de ellas es mejor que ninguna”. Para tener alguna posibilidad
de llegar a donde deseamos llegar, tenemos que hacer un esfuerzo: no hay nada
más desolador o agotador que estar pendiente de una tarea no terminada. Cuanto
más posponemos las cosas, más difíciles se vuelven. A menudo, el trabajo es
mucho más difícil cuando acumulamos un montón de pequeñas tareas que
deberían haberse hecho ayer, la semana pasada o el mes pasado. La manera de
deshacerse de un trabajo difícil es:¡hacerlo!.
(2) Tomar la iniciativa abre la puerta a las
oportunidades.
La gente que toma la iniciativa y trabaja duro puede tener éxito o puede fracasar,
pero todo aquél que no la toma tiene garantizado el fracaso. Así que, pregúntale a
Dios: ¿Hay alguna decisión que debo tomar, algún problema que debo
resolver, algún proyecto que debo empezar, algún objetivo que debo tener o
aspirar, o alguna oportunidad que debo aprovechar?. Salomón escribió: El
que al viento observa, no sembrará, y el que a las nubes mira, no segará
(Eclesiastés 11:4). Es mejor estar seguro un ochenta por ciento y empezar que
esperar a estarlo cien por cien, porque tal vez la oportunidad deje de existir…

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