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ABIGEATO.

Antecedentes:
La problemática referida a la sustracción de ciertos animales ya preocupaba a los
pueblos de antaño pues éstos representaban para ellos elementos primordiales para
satisfacer las necesidades de la vida humana desde diversos puntos de vista, encarnadas
tanto como factores de producción, como instrumento de trabajo y hasta como seres
sagrados a quienes se les rendían culto religioso. Al respecto, consigna Carrara que:
“Pero aun cuando las cosas no fueran llevadas a tanta exageración, la idea de proteger
a algunos animales contra la perversidad humana, con sanciones especiales, fue casi
universalmente acogida. De aquí nació que muchas legislaciones con minara penas
severísimas contra el hurto de aquellos animales que por sus costumbres eran
considerados como más especialmente útiles, y a ese hurto se le dio, a causa de su
odiosidad, un nombre distinto; de ahí el título de abigeato”

El abigeato es un delito punible y estipulado en muchos códigos legales de la mayoría


de los países ganaderos y que consiste en el robo o hurto de ganado o animales
domésticos, principalmente caballos y vacas, aunque también se da en ovinos.
El ladrón de ganado recibe el nombre de cuatrero o abigeo. Este delito aún se da en las
áreas ganaderas de todo el mundo, en especial si aumenta el precio de la carne.

APROPIACIÓN ILITICA.
La figura de apropiación ilícita, históricamente, se consideraba dentro de la noción
genérica de hurto. El Código de Manú y el Levítico la mencionan y solían equipararla al
hurto. Fue el derecho penal canónico el primero en conocer el delito de apropiación
indebida como hipótesis distinta al hurto. En el Código Penal francés se tipificó como
delito dependiente bajo el nombre de “abuso de confianza”, sirviendo así de modelo al
Código español de 1822.
La apropiación ilícita es el acto cometido por un agente delictivo, en su provecho o en el
de un tercero; haciendo suya en forma indebida un bien mueble, una suma de dinero o
cualquier objeto que se haya entregado para la guarda o depósito, a título de
administración o cualquier otro título no traslativo de dominio, existiendo la obligación
de devolver oportunamente el bien entregado en custodia.
En la apropiación ilícita, la capacidad de disposición del propietario resulta afectada por
el abuso de confianza, siendo precisamente este hecho el que justifica la punibilidad del
incumplimiento de la obligación de restituir; de no concurrir tal abuso, no habría
apropiación ilícita.
Si el agente obra en calidad de curador, tutor, albacea, síndico, depositario judicial o en
el ejercicio de una profesión o industria para la cual tenga título o autorización oficial, la
pena será privativa de libertad no menor de tres ni mayor de seis años.
Cuando el agente se apropia de bienes destinados al auxilio de poblaciones que sufren
las consecuencias de desastres naturales u otros similares la pena será privativa de
libertad no menor de cuatro ni mayor de diez años.
Sujeto activo
Puede ser cualquier persona que después de haber recibido el bien mueble, en virtud
de un título no traslativo de propiedad, es decir, que se transmita solamente la posesión
inmediata, tiene la obligación de devolverlo, entregarlo o darle un uso determinado.
Sujeto pasivo
Es el titular de los bienes muebles, objeto del delito, pudiendo ser cualquier persona
física o jurídica.
Roy Freyre: señala que es sujeto pasivo en este delito, la persona titular del derecho real
con quien debió cumplirse con la obligación de devolverle la cosa, o la persona por
cuenta de quien se asumió la obligación de entregar el bien mueble a otro.
Acción típica
El comportamiento consiste en la apropiación de un bien mueble, dinero o un valor que
se ha recibido en depósito, comisión, administración u otro título semejante que
produzca la obligación de entregar, devolver o hacer un uso determinado.
RECEPTACIÓN.
Receptación, se entiende por receptar la ocultación o encubrimiento de los efectos
del delito. El delito de receptación es por tanto un delito precedido de otro. Este delito
anterior ha de ser un delito dirigido contra el orden patrimonial o socioeconómico.
Código Penal define como autor de un delito de receptación a quien “con ánimo de lucro
y con conocimiento de la comisión de un delito contra el patrimonio o el orden
socioeconómico, en el que no haya intervenido ni como autor ni como cómplice, ayude
a los responsables a aprovecharse de los efectos del mismo, o reciba, adquiera u oculte
tales efectos”.
Para estos delincuentes, la ley fija una pena básica de seis meses a dos años de prisión,
pena que se verá elevada a un período de uno a tres años de cárcel cuando:
Las cosas objeto de delito revistan un “valor artístico, histórico, cultural o científico”.
Se trate de bienes de primera necesidad o necesarios para el suministro de servicios de
interés general como agua, telecomunicaciones, etc.
Cuando, en relación al valor de los objetos incautados o al perjuicio causado, los hechos
“revistan especial gravedad”.
a) Delito de receptación por un delito
Se comete cuando se adquiere algo a sabiendas que ha sido robado o hurtado, y el valor
de ese objeto es superior a 400€.

b) Delito de receptación por falta


Se comete cuando habitualmente (tres o más veces) se adquieren objetos que a
sabiendas provienen de faltas de hurtos, es decir, cuando el valor de lo adquirido es
inferior a 400€.

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