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Informacion
“El aire se serena Y viste de hermosura y luz no usada, Salinas, cuando suena La música
extremada Por vuestra sabia mano gobernada.”
“En una noche oscura, con ansias, en amores inflamada, ¡Oh, dichosa ventura! Salí sin ser
notada, estando ya mi casa sosegada.”
a) Narrativa de ficción, representada por Miguel de Cervantes en sus Novelas Ejemplares, que
son recreaciones literarias de modelos de comportamiento asociables a la tradición de la
literatura didáctica, ya existente en la Edad Media con obras como El Conde Lucanor de Don
Juan Manuel o los Milagros de Nuestra Señora de Berceo.
b) Poemas épico-legendarios, como el Orlando Furioso de Ludovico Ariosto
El Renacimiento nació en el norte de Italia en el siglo XIV, y desde allí se difundió a toda
Europa, para llegar a España en el siglo XVI. El Renacimiento es fruto de la difusión de las ideas
del humanismo, que determinaron una nueva concepción del hombre y del mundo. La semilla
del Renacimiento es el Humanismo, un movimiento cultural que se caracteriza por poner al
hombre como centro de todas las cosas.
Interés por disfrutar de la vida y la belleza, por conocer al ser humano, al mundo que lo rodea
y a su historia (importancia de las culturas griega y latina).
Interés por la vida eterna. La vida terrenal sólo es un camino para llegar a la vida eterna, que es
la que realmente importa.
El arte empieza a interesar por sí mismo y se asocia con la cultura, por lo que empiezan a surgir
numerosos artistas y mecenas que los protegían y ayudaban.
La cultura se extiende a un mayor número de personas. Surge así un nuevo ideal de noble, el
cortesano renacentista, que además de ser un buen guerrero debe ser culto y conocedor del
arte.
La cultura está en manos de la iglesia. El resto de la población, incluida la nobleza, era
prácticamente analfabeta.
Se admira profundamente la Antigüedad Clásica. Por ello, se tratará de imitar a las antiguas
Grecia y Roma en todos los niveles: temas, mitos, estética, literatura, pensamiento...
1. El amor. El Renacimiento descubre la belleza del cuerpo humano y exalta las sensaciones
placenteras. Es, por tanto, un amor más sincero que el amor cortés. 2. La naturaleza. El paisaje
hermoso e idílico suele ser el marco en el que se desarrollan novelas y poesías de amor. 3. La
mitología. Se recuperan los mitos clásicos, especialmente aquellos relacionados con el amor. 4.
El mundo caballeresco. La Edad Media pervive en la novela de caballerías, en las que
encontramos héroes y hazañas idealizados que suelen alejarse de la realidad. 5. El sentimiento
religioso. La religión vuelve como tema en la segunda mitad del siglo XVI, como ya
comentamos. Los temas renacentistas (sobre todo el amor y la naturaleza) se siguen tratando,
pero ahora desde un punto de vista religioso (p.e. el amor a Dios). 2.2. PRINCIPALES GÉNEROS
LITERARIOS DEL RENACIMIENTO 1. Lírica. Se desarrolla tremendamente gracias a la adopción
de temas y formas métricas italianas. Podemos distinguir dos momentos que se corresponden
con las etapas del Renacimiento español: • Poesía italianista: Garcilaso de la Vega. • Poesía
religiosa: Fray Luis de León y San Juan de la Cruz. 2. Prosa. Tras una primera mitad de siglo en
la que únicamente se crean historias idealizadas de amor y caballeros, nuestra prosa empieza a
dar unos frutos tremendamente originales: • Novela idealista: destacan las novelas de
caballerías. • Novela realista: nace con El Lazarillo. • Novela cervantina: Cervantes, con su
Quijote, crea una obra adelantada a su tiempo. 3. Teatro. Este género, casi inexistente en la
Edad Media, empieza a desarrollarse y a separarse de lo religioso con autores como Lope de
Rueda. 3.LITERATURA: la poesía renacentista 3.1. LA POESÍA RENACENTISTA La lírica es un
género literario que se desarrolla enormemente en el Renacimiento gracias a la creación de un
nuevo modelo poético que tiene su origen en la obra del poeta italiano Petrarca. El modelo de
la lírica renacentista española fue la poesía petrarquista, que trajo consigo una profunda
renovación en los temas y en las formas métricas. 3.1.1. Innovaciones temáticas La poesía
petrarquista lleva a cabo una nueva interpretación de temas ya conocidos: 1. El amor. Este
tema, principal en la poesía renacentista, viene marcado por el Cancionero publicado por
Petrarca. Con esta obra quedan marcados los patrones con que se tratará el tema durante este
siglo:
• El amor se presenta como una experiencia contradictoria, una mezcla de placer y dolor. Es
por ello que las antítesis son un recurso muy utilizado para explicar el sentimiento amoroso. •
La belleza ideal de la mujer según los gustos de la época (rubia, de blanca piel, de delicadas
formas...) se refleja en la poesía a través de numerosas metáforas y comparaciones basadas en
los elementos de la naturaleza: piel marmórea, cabello de oro, labios de rubí, ojos como
estrellas... • Se introduce un tópico (tópico: tema convencional que se repite) de tradición
latina denominado carpe diem (“atrapa el momento”). Según este tópico, se invita a
aprovechar la vida y la juventud antes de que la vejez lo marchite todo. • Muchos poetas
imitan la estructura del Cancionero escrito por Petrarca. En esta obra, el poeta recopila una
colección de poemas que constituyen una especie de “diario amoroso” en el que nos habla de
diferentes momentos por los que pasa la relación con su amada. 2. La naturaleza. Las escenas
amorosas se desarrollan en una naturaleza idílica que responde a otro tópico clásico: el locus
amoenus (“lugar ameno”). 3. La mitología. El tema amoroso se ofrece a veces a través de las
historias de dioses, ninfas y héroes de la mitología grecolatina, en las que el poeta ve reflejada
su situación.
3.1.2. Innovaciones formales La principal novedad formal de la poesía renacentista fue el uso
del verso endecasílabo, de procedencia italiana, combinado a veces con el heptasílabo. Con
estos versos se construyen las estrofas más características del Renacimiento, que son la lira, la
octava real, la estancia y los tercetos encadenados. Junto con ellas, se usaron también dos
tipos de poemas: 1. Soneto: poema compuesto por dos cuartetos y dos tercetos (por tanto,
todos los versos son endecasílabos) que riman en ABBA ABBA CDE CDE. 2. Silva: poema
formado por un número ilimitado de versos endecasílabos y heptasílabos, cuya rima fija el
autor, que puede dejar versos sueltos. 3.2. EVOLUCIÓN DE LA POESÍA RENACENTISTA EN
ESPAÑA A principios del siglo XVI se introdujo en España el modelo poético italiano. Sus
primeros cultivadores fueron nobles que habían practicado la lírica provenzal, especialmente
Boscán y Garcilaso de la Vega. Este tipo de poesía italiana, denominada también petrarquista
por seguir las directrices del poeta italiano Petrarca, se utilizó durante todo el siglo XVI, si bien
en la segunda mitad del siglo (recordemos los cambios sociales y políticos que tienen lugar en
esta etapa) floreció una literatura de carácter religioso, en la que destacan los poemas de
contenido ascético y místico: 1. Ascética. Es un esfuerzo de purificar el alma alejando los
placeres terrenales. 2. Mística. Consiste en la unión del alma con Dios en vida del ser humano.
Pasa por tres vías: • Purgativa: el alma se desprende de lo terrenal. • Iluminativa: el alma
siente la presencia divina. • Unitiva: el alma se une con Dios.
3.3.2. Poesía ascética y mística Los poetas de la segunda mitad del siglo XVI combinaron la
métrica usada durante todo el siglo con una nueva temática religiosa. Destacan los siguientes
poetas: • Fray Luis de León. Es autor de poemas de contenido religioso, relacionados con el
mundo clásico, en los que empleó formas poéticas renacentistas. En sus versos el poeta alaba
la grandeza de Dios y propone una forma de vida que se basa en alejarse de los placeres y vivir
con sencillez y en contacto con la naturaleza. (LECTURA DE POEMAS PÁG. 206) Realización de
actividades de comentario sobre la Oda a la vida retirada pág 211 • San Juan de la Cruz. En sus
poemas recogió sus vivencias religiosas. Para explicar sus experiencias místicas utiliza las
compara con el amor humano, de modo que presenta el alma como una joven que desea el
amor de
su Amado, que es Dios. Los poemas más importantes de San Juan de la Cruz son Noche oscura
del alma, Llama de amor viva y Cántico espiritual.
Durante el siglo XVI el género narrativo tiene un éxito sin precedentes, destacando una novela
idealista de ficción que era utilizada como entretenimiento por esos nobles y burgueses que
empiezan a interesarse por la cultura en ese siglo. La prosa narrativa del siglo XVI presenta una
gran variedad en la que destacan diversos géneros novelísticos caracterizados por su tono
idealista y cuya finalidad era servir de entretenimiento a la nobleza y la burguesía. Los
principales géneros novelísticos renacentistas son: 1. Novela de caballerías. Narra las
aventuras de un caballero andante que recorre el mundo enfrentándose a seres fantásticos en
defensa de la justicia y la lealtad, y para demostrar el amor a su dama. Destaca el Amadís de
Gaula. 2. Novela bizantina. Narra las aventuras de una pareja de jóvenes enamorados que se
ve obligada a separarse, emprendiendo un largo viaje para reencontrarse. A lo largo del viaje
se enfrentarán a peligrosas aventuras. Destaca Los trabajos de Persiles y Sigismunda, de
Cervantes. 3. Novela pastoril. En estas obras, en las que apenas hay acción, unos pastores
cultos e idealizados cuentan sus desventuras amorosas en una naturaleza idílica. Destaca La
Diana, de Montemayor, y La Galatea, de Cervantes. 4. Novela morisca. Narra aventuras entre
moros y cristianos en los tiempos de la Reconquista. Todos estos subgéneros novelísticos se
caracterizan por su tono idealista, que implica una serie de características comunes: 1.
Aparecen personajes y sucesos inverosímiles (pastores cultos, sucesos maravillosos...). 2.
Ambientes y paisajes idealizados según los gustos de la época: naturaleza idealizada, gusto por
parajes exóticos y lejanos. 3. Abundancia de estereotipos: caballero andante siempre heroico,
pastores siempre son cultos... Sin embargo, los mayores logros de la narrativa renacentista se
deben a dos obras que no se pueden encuadrar en ninguno de estos géneros. Son El Lazarillo
de Tormes, que inicia la novela picaresca, y Don Quijote de la Mancha, que sentó las bases de
la novela moderna. 4.2. EL LAZARILLO DE TORMES A mediados del siglo XVI se publica El
Lazarillo de Tormes, una obra anónima y que inició el género conocido como novela picaresca.
El Lazarillo es una obra realista de crítica social que contrasta con la novela idealista de moda
en la época. Debemos destacar los siguientes elementos de El Lazarillo:
• Autor. Aunque hay diversas teorías lo cierto es que se desconoce el autor de la obra, ya que
ocultó conscientemente su nombre por las críticas que hace a la Iglesia en el libro. •
Argumento. Toda la obra está estructurada como una enorme carta que Lázaro escribe a un
personaje desconocido al que se refiere como “Vuestra Merced” para explicarle su situación
actual en la que corren rumores sobre la infidelidad de su mujer con el Arcipreste que le da
trabajo. Para que se entienda esta situación, Lázaro relata los aspectos más importantes de su
vida: sus orígenes humildes y sus vivencias con diferentes amos, entre los que destacan un
ciego cruel, un clérigo avaricioso y un escudero pobre obsesionado por la honra. • Estructura.
La obra se divide en un prólogo y siete tratados, en los que Lázaro sirve a varios amos. Su
extensión es muy diferente, ya que los tres primero son mucho más largos, posiblemente
porque son los más importantes, ya que forman el carácter y la personalidad del protagonista.
Algunos rasgos de El Lazarillo se convertirán en características de la novela picaresca: 1. El
protagonista narra su vida en primera persona, contándonos desde el presente cómo ha
llegado a esa situación y las dificultades por las que ha pasado. 2. El protagonista es un
antihéroe que va aprendiendo y evolucionando de sus experiencias. Procede de una familia sin
honra y la sociedad en la que vive exige que robe, mienta y sea espabilado para poder
sobrevivir. 3. Realismo en los personajes, los ambientes y las situaciones, lo que contrasta con
las novelas idealistas de moda en la época. 4. Se lleva a cabo una crítica de la sociedad de la
época. 5. El final de la novela es abierto, lo que permite escribir continuaciones. 4.3. EL
QUIJOTE 4.3.1. El autor y su obra Miguel de Cervantes Saavedra, autor de El Quijote, es el
escritor español más universal. Algunos de sus aspectos más conocidos de su vida son su
participación en la batalla de Lepanto, donde quedó inválido de la mano izquierda, y sus
dificultades económicas que le llevaron a la cárcel. Como escritor, cultivó con mayor o menor
fortuna todos los géneros literarios: • Algunas obras de teatro. • Algunos poemas, que incluía
en sus novelas. No obstante, el propio Cervantes consideraba que la poesía era “el don que
Dios le había negado”. • Es en la novela donde realmente brilla su talento. Además de El
Quijote destacan una novela pastoril llamada La Galatea, una novela bizantina llamada Los
trabajos de Persiles y Sigismunda yuna colección de doce novelas cortas denominada Novelas
ejemplares. 4.3.2. Publicación y elaboración de El Quijote El Quijote se publicó en dos partes,
en 1605 y 1615, respectivamente. El éxito de la obra fue inmediato, lo que llevó a un tal
Avellaneda a escribir una falsa continuación, haciendo así que Cervantes debiera adelantar la
salida de la segunda parte.
Existen dos teorías sobre la primera intención que le movió a escribir El Quijote: 1. Cervantes
intentó crear una novela corta para burlarse de los libros de caballerías, si bien esta pretensión
inicial se desbordó cuando descubrió las posibilidades del personaje. Esta parte se
correspondería con la primera salida de don Quijote. 2. Cervantes tuvo claro desde el principio
que iba a publicar una novela muy extensa. 4.3.3. Estructura y argumento El Quijote narra las
aventuras de un hidalgo manchego, Alonso Quijano, que, enloquecido por la lectura de libros
de caballerías, sale de aventuras intentando cambiar el mundo y ayudando a los demás tal y
como el caballero andante que se cree debería hacer. La realidad es bien distinta, y don
Quijote acabará chocando con un mundo y una realidad donde no encaja, y de la que sale casi
siempre mal parado. A lo largo de la obra se le unirá su escudero Sancho, y juntos vivirán
numerosas y disparatadas aventuras hasta que el hidalgo acaba falleciendo en casa, tranquilo y
recuperando la cordura. En lo que respecta a la estructura, la obra se divide en dos partes, a lo
largo de las cuales se producen tres salidas de don Quijote, dos en la primera parte y la última
en la segunda. Si bien las dos partes de El Quijote guardan muchas similitudes, también
podemos destacarlas siguientes diferencias: 1. La primera parte se desarrolla principalmente
en el campo y con la clase baja, mientras que en la segunda destaca la estancia con los duques
y la visita de ciudades. 2. La transformación de la realidad la lleva a cabo don Quijote con su
locura en la primera parte, pero en la segunda son los demás los que le hacen creer esos
disparates para burlarse. 4.3.4. Personajes, lenguaje y técnicas narrativas Los protagonistas de
la novela, Don Quijote y Sancho, no son héroes, sino personas normales que viven y sienten
como cualquier ser humano de la vida real. Al inicio de la novela presentan personalidades
contrapuestas, pero las conversaciones entre ambos y la convivencia acabarán transformando
su personalidad e incluso su forma de hablar. El idealismo de don Quijote convive con el
realismo de Sancho y su sentido práctico. A lo largo de la novela se produce la quijotización de
Sancho (se hace más idealista) y la sanchificación de don Quijote (se hace más realista). Esto es
especialmente visible al final de la obra, cuando don Quijote recupera la cordura y Sancho le
anima a salir de aventuras. Podemos destacar los siguientes rasgos de estos personajes: • Don
Quijote. Es el nombre caballeresco de Alonso Quijano, un hidalgo pobre y muy aficionado a la
lectura que enloquece y se cree un caballero andante. Es idealista, noble y bondadoso, e
intenta cambiar el mundo a mejor de forma desinteresada, aunque las cosas no le suelen salir
bien. • Sancho es un labrador que Don Quijote elige como su escudero. Es rústico, realista,
interesado e ignorante, aunque posee un gran sentido común.
a literatura renacentista forma parte de un movimiento más general del Renacimiento que
experimenta la cultura occidental en los siglos XV y XVI, aunque sus primeras manifestaciones
pueden ser observadas en la Italia de los siglos XIII y XIV. Se caracteriza por la recuperación
humanista de la literatura clásica grecolatina y se difunde con gran fuerza gracias a la
invención de la imprenta hacia 1450.
La novedad afecta tanto a los temas como a las formas. Entre los primeros cabe destacar el
antropocentrismo, el interés por la naturaleza y la recuperación de la mitología clásica. La
filosofía recupera las ideas platónicas y las pone al servicio del cristianismo. La búsqueda del
placer sensorial y el espíritu crítico y racionalista completan el ideario de la época. En cuanto a
los aspectos formales, se recupera la preceptiva clásica (cuya raíz está en la Poética de
Aristóteles), basada en el principio artístico de la imitación. También se desarrollan nuevos
géneros (como el ensayo) y modelos métricos (entre los que destaca el soneto como forma
estrófica y el endecasílabo como tipo de verso).
Índice [ocultar]
1 Italia
1.1 Antecedentes
2 Alemania
3 Holanda
4 España
5 Portugal
6 Francia
7 Inglaterra
8 Fuentes
Italia[editar]
Antecedentes[editar]
El dolce stil nuovo ('dulce estilo nuevo') es un tipo de lírica amorosa culta que se desarrolla en
Florencia en el siglo XIII. Sus representantes más destacados son Guido Guinizelli, Guido
Cavalcanti y Cino da Pistoia.
Cino da Pistoia.jpg
Presencia de una naturaleza primaveral en armonía con el hombre retomando el tópico clásico
del locus amenus.
Amor concebido como una experiencia trascendente, que pone en contacto al enamorado con
la sabiduría, la felicidad y lo divino.
En latín escribió una defensa de la lengua vulgar, De vulgari eloquentia (hacia 1304). Predicó
con el ejemplo, pues lo más destacado de su producción está escrito en lengua romance: Vita
nuova (hacia 1293) y la Divina comedia (1320).
Vita nuova es una obra profundamente incardinada en el dolce stil nuovo. Mediante sonetos y
canciones líricas entretejidas entre la prosa explicativa, describe su amor platónico por Beatriz.
Su obra maestra es, empero, la Divina comedia, una grandiosa alegoría en tercetos
encadenados (forma métrica inventada por Dante), en la que el propio autor, acompañado del
poeta latino Virgilio, recorren el Infierno y el Purgatorio hasta que Dante, ya acompañado de
Beatriz, contempla el Paraíso.
Boccaccio y el Decamerón[editar]
Nueve de los jóvenes protagonistas del Decamerón representados en A tale from Decameron
(1916) por John William Waterhouse.
Giovanni Boccaccio (1313-1375) da inicio a la novella, por entonces un relato corto de tema
amoroso. Se le conoce fundamentalmente por el Decamerón, conjunto de cien cuentos que
giran alrededor de tres temas: el amor, la inteligencia humana y el azar.
Los temas son casi siempre profanos, a tono con la mentalidad burguesa que empezaba a
fraguarse en Florencia. Son frecuentes los asuntos de mujeres que engañan a sus maridos. Se
intercalan a menudo canciones populares italianas en verso.
La importancia del Decamerón estriba en gran parte en su muy cuidada y elegante prosa, que
estableció un modelo a imitar para los futuros escritores del Renacimiento, pero también en
haber constituido el molde genérico de la futura novela cortesana, no sólo en Italia a través de
los llamados novellieri (Mateo Bandello o Giraldi Cinthio), sino en toda Europa, como es el caso
de El Patrañuelo de Juan de Timoneda o las Novelas ejemplares de Cervantes.
El siglo XVI[editar]
Se puede decir que la figura más señera de la literatura versificada de su tiempo en italiano fue
Ludovico Ariosto, autor del Orlando furioso, un extenso poema narrativo de género fantástico
y raigambre épica que continuaba el Orlando enamorado de Matteo Maria Boiardo y se
inspiraba en la materia de Francia y la materia de Bretaña medievales. El asunto de esta obra
es la locura de Orlando (personaje que con el nombre francés Roland y el español Roldán fue
uno de los míticos pares de la corte carolingia y protagonizó la Canción de Roldán' que,
enamorado de la bella Angélica, vive numerosas peripecias persiguiéndola y se vuelve loco. La
hermosa Angélica se ha enamorado de Medoro, guerrero musulmán a quien esta había
sanado, y presa de un ataque de celos, Orlando arrasa montañas y destruye cuanto encuentra
a su paso. Para recuperar la cordura su amigo Astolfo, montado en un hipogrifo, viaja a la luna
donde encuentra, dentro de una botella, el elixir del raciocinio de Orlando quien, tras beber de
él, recobra el juicio. Durante toda la narración, presidida por un tono muy fantasioso, se
intercalan breves relatos. El Orlando furioso fue objeto de numerosas traducciones,
continuaciones e imitaciones, y supuso el más importante modelo para la épica culta
renacentista.
Torquato Tasso, que escribió en la segunda mitad del siglo XVI, es autor de la Jerusalén
libertada, que narra la toma de Jerusalén por Godofredo de Bouillón en la primera cruzada.
En prosa dictan la norma del nuevo espíritu El Cortesano de Baltasar de Castiglione, que
plantea el modelo de hombre renacentista, y El Príncipe de Nicolás Maquiavelo, que es un
tratado de teoría política.
Otro humanista destacado, aunque de origen neerlandés europeo y humanista, que escribió
en latín, es Erasmo de Róterdam, cuyo Elogio de la locura es una crítica al catolicismo e inicia
una corriente de heterodoxia que desembocaría en la reforma protestante.
Alemania[editar]
Hans Sachs.
El movimiento de más éxito fue la Reforma Protestante introducida por Martín Lutero (1483-
1546). Lutero escribió sus ideas en alemán y tradujo la biblia al lenguaje que el pueblo podía
entender; la Biblia de Lutero, traducida entre los años 1522 y 1534, fue un hecho trascendental
en la creación de un lenguaje literario unificado del alemán y aceleró el desarrollo del alemán
moderno. Por otra parte, merecen mención también los maestros cantores, el Schwank y los
Fastnachtsspiel, representaciones de género burlesco, sobre todo en forma de sus
representantes más destacados Hans Sachs (1494-1576) y Jörg Wickram (hacia 1505-antes de
1562). Otro autor notable del siglo XVI fue el feroz satírico Johann Fischart (1546-1590),
originario de Estrasburgo, cuya obra más conocida es el Affentheurlich Naupengeheurliche
Geschichtklitterung.
Un género extendido en la época fue el Volksbuch, un tipo de folleto que se editaba de forma
anónima y trataba temas populares. Ejemplos son la Historia de D. Johann Fausten, versión
renacentista del mito de Fausto, y los relatos en torno al pícaro Till Eulenspiegel.
Holanda[editar]
Dibujo a la pluma de Hans Holbein el Joven en el margen del ejemplar de Oswald Myconius de
la edición de 1515 del Elogio de la locura de Erasmo.
El siglo XVI está dominado en Holanda por la figura de Erasmo de Rotterdam y el humanismo
latino. Y aunque el humanismo optó preferentemente por expresarse en latín, ya en el
Renacimiento empieza a fraguarse una lengua literaria común a los diversos Países Bajos a
partir de las primeras traducciones por parte de los protestantes de la Biblia; se trata de un
neerlandés más homogéneo y menos dialectal que hasta entonces.
Este largo proceso empieza con la agitación de los protestantes contra el catolicismo a
machamartillo que quiere imponer Felipe II. Los protestantes promueven varias traducciones
al holandés del Psalterio, en lo que destaca Jan Utenhove, quien fue además el primero en
traducir al holandés el Nuevo Testamento. Philips van Marnix escribe sátiras contra la iglesia
católica. El humanismo dio entoncs figuras como Dirck Volckertszoon Coornhert (1522-1590),
autor de un Zedekunst o "Ética" (1586) y el más conocido Erasmo de Rotterdam y culminó con
el Siglo de Oro de la literatura holandesa, el XVII, cuando se tradujo la Biblia completa al
holandés con distintas peculiaridades de cada dialecto para forjar un holandés literario común;
esta es la llamada Biblia de los estados. Destacan además otros humanistas sobre todo por sus
aportaciones dramáticas: Willem van de Voldersgraft, también llamado Willem Gnapheus
(1493-1568) influye poderosamente en el teatro posterior con su drama sobre el tema del hijo
pródigo, Acolastus (1529), donde expone como un joven saludable y lleno de vida recibe la
noticia de que enfermará y morirá y se queda solo, sin que nadie quiera acompañarlo sus
últimos días, y su comedia Morosophus (1531). Joris van Lanckvelt, más conocido como
Georgius Macropedius, (1487-1558), escribió la comedia Andrisca sobre dos mujeres adúlteras
y el drama Hecastus (1539), muy reimpreso y traducido, sobre todo al alemán, incluso por el
gran poeta protestante Hans Sachs. Además escribió varios libros de texto que fueron muy
usados, entre ellos un arte para escribir cartas (Epistolica). Como profesor tuvo una amplia
serie de discípulos, entre ellos el geógrafo Gerardus Mercator.
El Elogio de la locura de Erasmo de Rotterdam, una sátira de los abusos sociales y eclesiásticos,
ha sido quizá la obra del humanismo holandés más traducida a todas las lenguas.
España[editar]
Alfonso V de Aragón retratado por Juan de Juanes. El emblema del libro abierto de los
cortinajes y bajo la corona alude a su interés por la literatura.
La introducción del renacimiento en España fue temprana. Aunque las influencias italianas ya
se dejaron sentir en el siglo XV, especialmente en torno a la corte napolitana de Alfonso V de
Aragón y el magisterio de Lucio Marineo Sículo, Antonio Beccadelli y Lorenzo Valla, no fue
hasta el segundo cuarto del siglo XVI que Garcilaso de la Vega y Juan Boscán comienzan, a
sugerencia de Andrea Navagero, a adoptar los metros y maneras de la poesía italiana.
Inmediatamente comenzó a emerger una pléyade de poetas (entre los que cabe citar a
Gutierre de Cetina, Diego Hurtado de Mendoza, posible autor del Lazarillo de Tormes (1554), o
Hernando de Acuña) que emularon el camino que había tomado Garcilaso, el llamado
«príncipe de los poetas españoles».
En la segunda mitad del siglo XVI las corrientes poéticas toman tres direcciones divergentes.
Una evoluciona hacia el manierismo, con Francisco de Aldana (que conoció directamente las
sendas de la poesía italiana de este periodo) y Fernando de Herrera, que supuso el eslabón
entre la poesía armoniosa de Garcilaso de la Vega y la barroquizante de Luis de Góngora, cuyas
primeras obras datan de los años 1580. La otra mira hacia un espiritualismo cristiano, bien en
la línea ascética de Fray Luis de León o en las vías místicas exploradas por San Juan de la Cruz y
Santa Teresa de Jesús. Esta segunda dirección tiene como causa directa la Contrarreforma, que
tiene lugar a mediados de siglo. En cuanto a la poesía narrativa, se alcanza un culmen con el
poema de épica culta de Alonso de Ercilla titulado La Araucana, que narra la conquista de Chile
por los españoles. Una tercera corriente vuelve a los metros tradicionales castellanos y al vivaz
octosílabo del tradicional Romancero, revitalizándolo en el llamado Romancero nuevo
(Cervantes, Lope de Vega, Góngora....), y por otra parte a la lírica cancioneril en octosílabos del
prerrenacimiento a través de las ediciones de Cancioneros como el de Cancionero general de
Hernando del Castillo (1511, reimpreso ocho veces más en el siglo XVI).
En el terreno del humanismo destacan dos corrientes; una culta y selecta en latín
protagonizada por figuras como Luis Vives, Juan Ginés de Sepúlveda, Hernán Núñez de Toledo,
Benito Arias Montano, Francisco Sánchez de las Brozas o Juan de Mariana, entre otros, y otra
popularizante de la cultura clásica en castellano protagonizada por el incipiente manierista fray
Antonio de Guevara y sus exitosas Epístolas familiares (1539) y personajes más o menos
imbuidos de erasmismo como los gemelos Juan y Alfonso de Valdés o Pero Mexía y Luis
Zapata, igualmente reimpresos con sus difundidísimmas Silva de varia lección (1540) y
Miscelánea (1592) respectivamente. Se suele mencionar como cumbre de la filología española
en la época la Biblia políglota complutense, pero se suele olvidar curiosamente las primera y
meritísima traducción íntegra, directa y literal desde sus lenguas originales de la Biblia al
castellano por el protestante español Cipriano de Valera, la llamada Biblia del oso (1569). Muy
importantes son las contribuciones de los cronistas de Indias (Hernán Cortés y sus Cartas de
relación; fray Bartolomé de las Casas y su Historia de las Indias (1517); Bernal Díaz del Castillo
con su Historia verdadera de la conquista de la Nueva España (1575); Álvaro Núñez Cabeza de
Vaca; los cronistas de la conquista del Perú Francisco de Jerez, Gonzalo Fernández de Oviedo,
Pedro Cieza de León, el Inca Garcilaso de la Vega etc.) el Lazarillo de Tormes, que inicia el
género de la novela picaresca consolidado en una obra de transición, el Guzmán de Alfarache
de Mateo Alemán, cuya primera parte ve la luz en 1599. Don Quijote de la Mancha de Miguel
de Cervantes ha sido considerada la primera novela moderna. Publicada en dos partes (1605 y
1615) como una parodia de los libros de caballerías, su alcance es mucho mayor, pues supone
el resumen y el fin de los géneros renacentistas y el comienzo de una visión del mundo más
compleja y conflictiva.
El teatro español empieza en el renacimiento con una obra maestra, La Celestina, de Fernando
de Rojas (1499 y 1502), un fuerte aldabonazo en favor del realismo que fue continuado por
otras obras de género celestinesco como La lozana andaluza (1528) de Francisco Delicado o la
Segunda Celestina (1534) de Feliciano de Silva entre otras, frente a las idealizadas ficciones de
los libros de caballerías (Amadís de Gaula, 1508, Palmerín de Inglaterra, 1547-8 y Tirante el
Blanco, 1511 en su traducción castellana); de la novela pastoril (Los siete libros de la Diana
(1559) de Jorge de Montemayor); de la novela morisca (Historia del Abencerraje y la hermosa
Jarifa, 1565) y de la novela sentimental (Cárcel de amor, 1492, de Diego de San Pedro y
Proceso de cartas de amores, 1548, de Juan de Segura). Prosigue el teatro de la primera mitad
del siglo XVI con las figuras señeras del también músico Juan del Encina y sus Églogas, de Gil
Vicente y su Tragicomedia de Don Duardos, de Bartolomé Torres Naharro con las comedias
romanas incluidas en su Propalladia (1517 y 1520) y, ya en la segunda mitad del siglo XVI, Lope
de Rueda con sus cómicos Pasos (1567) que preludian el entremés, Jerónimo Bermúdez con
sus Nises, tragedias clasicistas sobre el famoso mito de Inés de Castro; Miguel de Cervantes,
con la igualmente clasicista Numancia (1585) y sus comedias de cautivos, y la revolucionaria
fórmula escénica del fénix de los ingenios Lope de Vega (1562-1635), autor este el más
prolífico del teatro mundial, y sus primeros discípulos Guillén de Castro (1569-1631) o Juan de
la Cueva (1543-1612).
Portugal[editar]
Os Lusíadas, de Camões.
Al igual que en España, también el Siglo de Oro comienza en las letras portuguesas a
comienzos del siglo XVI. Quien introduce los modelos poéticos italianizantes es Francisco Saa
de Miranda en la primera mitad del siglo. Saa de Miranda fue admirador y amigo de Garcilaso
de la Vega, y en una de sus églogas el pastor Nemoroso llora la muerte del poeta toledano.
Escribió, como aquel, sonetos, canciones petrarquistas, églogas y otros subgéneros líricos de
inspiración italiana.
Pero el poeta nacional portugués por excelencia es Luis Vaz de Camoens, que escribió poesía
lírica y épica, tanto en portugués como en español, y destaca por la perfección de sus sonetos.
Su obra cumbre es la epopeya Os Lusíadas ('los lusitanos'), que se convirtió en la epopeya
nacional y relata las aventuras de los marinos compatriotas, especialmente la de la expedición
de Vasco de Gama a la India, con profusión de peripecias, riesgos, naufragios y batallas. En esta
extensa narración épica se incluyen leyendas tradicionales portuguesas, como la historia de
Inés de Castro o el paso por el Cabo de las Tormentas.
Francia[editar]
Francia tuvo su gran poeta renacentista en Pierre Ronsard, que encabezó el grupo literario de
la Pléyade junto con Joachim du Bellay y formado por siete vates.
Pierre de Ronsard.
Ronsard cultivó la lírica clásica en sus Odas, que seguían al griego Píndaro y al romano Horacio.
La amorosa en sus Amores, sonetos dedicados a la rica Casandra y a la joven campesina María
que siguen el ejemplo del Cancionero de Petrarca. Himnos trata temas filosóficos, religiosos y
políticos. También escribió un ambicioso poema épico nacional: la Francíada, que intenta
emular la Eneida de Virgilio. Con los Sonetos a Elena vuelve los ojos a la poesía de amor en una
obra de madurez.
La prosa didáctica tiene como gran figura a Michel de Montaigne, el creador del ensayo en su
obra Ensayos (Essais, 1580), que inauguran un género que combina la reflexión personal con la
opinión subjetiva y que se dirige a un lector cercano y curioso, interesado por el mundo
contemporáneo.
Inglaterra[editar]
William Shakespeare.
Artículo principal: Literatura isabelina
El renacimiento llega tardíamente a las islas británicas. Es en la segunda mitad del siglo XVI,
con el periodo isabelino (llamado así por tener lugar bajo la monarquía de Isabel I de
Inglaterra), cuando la influencia clásica e italiana alcanza su plenitud. Es el teatro el campo más
destacado.
Del siglo XVI al XVIII los ejecutantes de la commedia dell'arte improvisaban en las calles de
Italia y de Francia, pero algunas de las obras fueron escritas. Shakespeare partió del teatro
popular y de la cultura grecolatina para crear nuevas comedias.
La lírica renacentista tiene su arranque en Thomas Wyatt, quien adaptó el soneto italiano a la
métrica del inglés. Le siguieron Henry Howard, Philip Sidney y Edmund Spenser además de
Shakespeare, que también escribió notables sonetos ingleses.
La épica está representada por La reina de las hadas de Edmund Spenser (1597) que seguía el
modelo de Ludovico Ariosto del poema narrativo novelesco y colmado de peripecias.
La prosa humanística tiene su representante más eximio en Tomás Moro, creador de Utopía,
donde se dibuja una sociedad ideal.