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Soy el socorrista de tus

piscina y así es cómo te


cuido en verano
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JUAN LARA @juanlaraj

Si pensamos en un socorrista de piscina se nos viene a la mente un


chico o chica en forma, debajo de una sombrilla, tranquilo, relajado y
vigilando qué pasa en el agua. Pero esto no es exactamente así, los
socorristas son una especie de multitareas, sobre todo los
socorristas de piscinas privadas.

En este artículo os voy a contar bajo mi experiencia de seis veranos


trabajando como socorrista, qué es lo que se cuece en este mundillo
y qué hacen los socorristas para cuidar a los bañistas. Y no, no
solo nos ocupamos de que la gente no se ahoge, en ocasiones hasta
hacemos de consejeros matrimoniales.
El socorrista también se encarga del
mantenimiento de la piscina
Por norma general y, aunque en muchas ocasiones no se especifique
en el contrato de un socorrista, él tiene que encargarse de las
labores de limpieza, tanto de la piscina como de las zonas de
alrededor.

Eso supone llegar antes de la apertura de la piscina (una hora


antes suele ser suficiente) para pasar el limpiafondos, limpiar duchas,
quitar bichos de la superficie del agua y comprobar que la calidad
del agua es la correcta para el baño.

El socorrista no solo vigila el agua,


también suele encargarse del
mantenimiento de la piscina

Estas funciones, que pueden parecer simples, son imprescindibles


para que el bañista tenga unas mínimas condiciones de salud para
el baño. Unos cuantos días sin pasar el limpiafondos y descuidar los
niveles de pH del agua y toda una urbanización se puede ver en
pleno verano con una piscina verde sin poder bañarse.

Esto es lo que había detrás del famoso:


"La he liado parda"
Siguiendo con el tema del mantenimiento de la piscina, seguro que
muchos recordaréis el famoso episodio de: "La he liado parda".
Cuando un socorrista se encarga del mantenimiento de la piscina
tiene que tener dos cosas muy claras: que si pones a funcionar la
depuradora al revés llenas la piscina de mierda y que si mezclas el
ácido con la lejía, formas una nube de gas tóxica que lo flipas. Esto
último es lo que le pasó a la famosa socorrista:

Recuerdo en unos de mis primeros días como socorrista que mi jefe


me dijo literalmente: "si mezclas el ácido con la lejía, la has cagado".
Para hacer la prueba, mezcló unas gotas de ácido con unas de lejía e,
instantaneamente, salió un gas amarillento que solo con olerlo de
pasada te dejaba sin respiración. La lección me quedó bastante
clara, el gas que se desprende es cloro y es muy tóxico.

El socorrista es también una especie de


psicólogo y consejero para los bañistas
Una de las cosas que más recuerdo de mi época de socorrista es
hablar con los bañistas. Hablar mucho, porque ocho horas metido en
un recinto tan pequeño pueden dar para largas y tendidas
conversaciones. Al final conoces a casi todo el mundo y hay quien
te cuenta su vida entera. De hecho, si en tu piscina hay un socorrista,
seguro que has hablado más de una vez con él.

Como anécdota, recuerdo una vez un bañista contándome sus


problemas matrimoniales y preguntándome si debería separarse de
su mujer o no...o gente que simplemente bajaba a la piscina por
echar un rato de charla, sin siquiera meterse en la piscina.
Supongo que eso de contarle tus problemas o confidencias a un
chico que apenas conoces y que sabes que en un par de meses no
verás más, es una especie de paño de lágrimas o terapeuta
emocional. Pues eso, que un socorrista también cuida de la salud
emocional de sus bañistas.

Sí, también se salvan vidas, o casi


En una piscina pequeña no es normal que sucedan muchos
accidentes graves, lo más frecuente es que los socorristas nos
encarguemos de curar cortes, heridas, contusiones leves o algún que
otro mareo, pero nada grave. También hay que tirarse de vez en
cuando al agua para "ayudar" a algún niño a llegar al bordillo.

El accidente más grave que yo recuerdo fue el de un chico que al


saltar del bordillo se golpeó en la cabeza y cayó al agua sin
conocimiento. En ese momento todos tus conocimientos de
primeros auxilios salen a flote y lo intentas hacer lo mejor posible:
sacas al chico del agua, compruebas que respira y que le late el
corazón y observas el nivel de consciencia.

Un socorrista no es un médico, es un
técnico en primeros auxilios. Ante un
accidente grave lo hará lo mejor posible
hasta que lleguen servicios sanitarios
En ese caso, afortunadamente, todo quedó en un susto, pero se
manda al bañista a urgencias por si acaso. Ante todo hay que
recordar que un socorrista no es un médico, es un profesional que
se encarga de actuar lo antes y mejor posible ante un accidente.
Como una especie de enlace entre la piscina y el médico de
urgencias.

El protocolo de actuación de un socorrista ante un accidente grave


debe ser el siguiente:

 Llamar al 112 para explicar qué ha pasado y que acudan lo antes


posible los servicios médicos. Está claro que no es el socorrista el
que llama, ya que él estará atendiendo al accidentado, pero sí que
tendrá que dar información lo más acertada posible sobre el
estado del paciente.

 Evitar que se produzcan más accidentes. Un principio básico en


primeros auxilios. Si hay un accidente de coche, lo primero es
avisar al resto de coches que vienen para que paren y no haya
más colisiones, antes de ponerte a atender a los heridos.

 Comprobar las constantes vitales del herido: si respira, si late el


corazón, si está consciente y si sangra o tiene huesos rotos.

 Aplicar los primeros auxilios si fuera necesario hasta que llegue


el personal médico.
El buen socorrista es el que hace una
ardua labor de prevención de
accidentes
La mejor forma de solucionar un accidente es evitar que este suceda.
Aquí, el trabajo de prevención de un socorrista es muy
importante. Tanto en asegurarse de que las instalaciones están en
perfecto estado como en hacer una labor de educación en
prevención de accidentes a los bañistas.

Si vemos que hay superficies que resbalan, tarde o temprano


alguien acabará cayendo allí, así que o se avisa con un cartel o se
intenta que los bañistas no pasen por esa zona. Lo mismo ocurre con
salientes que puedan causar cortes, zonas donde los niños no deben
meter las manos o saltar de forma peligrosa y un largo etcétera.

Lo mejor que se puede hacer es poner un cartel el primer día de


piscina dejando muy claras las normas de la piscina para evitar
accidentes. Esto debe hacerse con explicaciones muy claras o incluso
con un simple dibujo. Luego, es la labor del socorrista recordar y
hacer que esas normas se cumplan.

Todavía recuerdo que una de mis "armas de disuasión" frente a


actuaciones poco cívicas en la piscina era el silbato. Basta con un par
de toques fuertes de silbato y una señal con el dedo de que eso no
se hace para recordar de forma clara a toda una piscina lo que no se
debe hacer porque puede ocasionar un accidente.
Una vez que los primeros días se hace una labor de prevención,
luego es más fácil vigilar a los bañistas. Porque os aseguro que estar
horas mirando una piscina con decenas de niños chapoteando
no es tarea fácil.

La próxima vez que veas al socorrista de tu piscina, no lo veas


simplemente como el chico que mira al agua, porque seguramente
haga muchas más funciones para asegurarse de que cuida de ti
este verano en la piscina.

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