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El parlache

Katharsis - Institución Universitaria y los modelos mentales


de Envigado

El parlache y los modelos mentales *

Parlache* and mental models


Luz Stella Castañeda N.1, José Ignacio Henao S. 2
David Alberto Londoño V.3

Recibido abril 4 de 2011, aprobado junio 10 de 2011

Resumen
En este artículo se analiza una pequeña muestra de discursos representativos de los
jóvenes de los sectores populares y marginales de Medellín, escritos en parlache, con
el objetivo de ver la transmisión de los valores sociales e ideológicos y los modelos
mentales que orientan la cognición social de los jóvenes pertenecientes a los sectores
populares y marginales de Medellín y de su Área Metropolitana. Se trata, entonces,
de inferir del discurso de los parceros su visión del mundo, esto es, la interiorización
de las ideologías a través del lenguaje de la cotidianidad.
Palabras clave: discurso, parlache, modelo mental, ideología, cognición social.

Abstract
This article analyzes a small sample of speeches representing the youth of the working-class
and marginal sectors in Medellín, written in parlache†, in order to see the transmission of
social ​​and ideological values and mental models that guide social cognition of the young
people from the and marginal sectors of Medellín and its Metropolitan Area. We try, then,
to infer from the discourse of the parcero‡ their worldview, that is, the internalization of
ideology through the language of everyday life.
Keywords: Speech, parlache, mental model, ideology, social cognition.

* El presente trabajo es derivado del proyecto de investigación: “Estudio Contrastivo del parlache
y el argot español”. En otro artículo presentaremos un análisis similar con ejemplos del argot
español.
1 Integrante del Grupo de Estudios Lingüísticos Regionales y miembro de ALED. Coordi­
nadora de la Maestría en Lingüística y de Posgrados de la Facultad de Comunicaciones de la
Universidad de Antioquia. Correo: naranjoestela@gmail.com
2 Integrante del Grupo de Estudios Lingüísticos Regionales. Docente de cátedra de la
Universidad de Antioquia y de la Institución Universitaria de Envigado. Correo: ignaciohe-
naos@gmail.com
3 Integrante del Grupo en Psicología y Filosofía Estética. Docente tiempo completo de la
Institución Universitaria de Envigado. Correo: dalondono@iue.edu.co
† Jargon emerged and developed in the working-class and marginal sectors of Medellín, which
has spread to other social areas.
‡ Mate, buddy, pal, fellow.

Katharsis - ISSN 0124-7816, No. 11, pp. 7-26 - enero-junio de 2011, Envigado, Colombia 7
Luz Stella Castañeda, José Ignacio Henao, David Alberto Londoño

La lengua es el canal principal por el que se transmiten los modelos


de vida, por el que se aprende a actuar como miembro de una
“sociedad”—dentro y a través de los diversos grupos sociales, la
familia, el vecindario, y así sucesivamente— y a adoptar su “cultura”,
sus modelos de pensar y de actuar, sus creencias y sus valores
(Halliday 1982, p. 18).

Palabras preliminares
Realizar un análisis crítico del discurso de una muestra de textos
escritos en una variedad argótica no es una tarea corriente en el
ámbito de la investigación en esta línea, ya que la mayoría de los
especialistas en este campo del saber se dedica al estudio del lenguaje
dominante 4, y por ello, analizan discursos de políticos, columnas
de opinión, textos religiosos y un sinnúmero de materiales de gran
interés. Sin embargo, dado que las variedades argóticas, como el
parlache son una realidad lingüística innegable en nuestro medio y,
en general, en los grandes centros urbanos, se justifica un trabajo
a partir de muestras de discursos que utilizan esta variedad y que
son producidos por emisores pertenecientes a los sectores populares
y marginales. Además, este trabajo se justifica porque el número de
jóvenes hablantes de parlache, en Medellín, es muy amplio, y, por ello
esta variedad dialectal es relevante. El parlache se encuentra presente
no solo en el habla cotidiana, sino en muchos textos escritos. Por todo
lo anterior, se considera importante analizar este tipo de discursos,
sin duda diferentes, pero igualmente interesantes y reveladores
del papel que cumple el lenguaje en la transmisión y reproducción
de ideologías.
En el caso concreto de este trabajo, vamos a analizar discursos
dominados, en los que se encuentran las huellas del poder, como ya

4 En la bibliografía estudiada encontramos que los ejemplos de análisis de textos corres-


ponden a la prensa, discursos publicitarios, discursos jurídicos, políticos, educativos y
religiosos y no a textos producidos por la gente de los estratos populares.

8 Katharsis
El parlache y los modelos mentales

se había planteado en el Primer Coloquio Nacional de Análisis Crítico


del Discurso, que se realizó en la Universidad de Medellín en 2006,
en el cual el objetivo era buscar en los discursos de los parceros la
ideología del poder. Continuando en esta línea de trabajo, en este caso,
nos proponemos tratar de descubrir de qué manera se puede inferir
del discurso de los parceros, esto es, de los jóvenes de los sectores
populares y marginales de Medellín, los sistemas de creencias, los
modelos mentales y los símbolos colectivos que contribuyen a la
formación de su cognición social y que han interiorizado a través de
su lenguaje cotidiano en la interacción lingüística con sus pares y a
través del discurso oficial de la escuela, la iglesia y los medios masivos
de comunicación.

Metodología
Se parte de una serie de testimonios orales y escritos que nos han
proporcionado los jóvenes de las diferentes zonas de Medellín y
de su Área Metropolitana, recogidos en el transcurso de nuestras
investigaciones sobre el parlache5 . En los testimonios hacemos un
rastreo por la selección léxica que hicieron nuestros informantes
y por los tópicos y campos semánticos recurrentes a los que hacen
alusión. Una vez aislados y cuantificados estos aspectos procedemos
al análisis, siempre con apoyo en una bibliografía básica sobre
Lingüística Textual y Análisis Crítico del Discurso, partiendo de
que la investigación en este campo busca establecer la relación entre
forma y función en la comunicación verbal (Renkema 1999, p. 13).
En la medida en que vamos mostrando esa mezcla de valores y de
antivalores, que subyacen en los discursos de los jóvenes, vamos
citando ejemplos, que nos permiten ver más claramente el sentido de
los textos y la ideología que los sustenta.

5 Luz Stella Castañeda y José Ignacio Henao realizaron una investigación sociolingüística,
en la cual se recogieron cerca de quinientos testimonios escritos por jóvenes de Medellín y
de su Área Metropolitana, cuyo informe final El parlache fue publicado por la Editorial de
la Universidad de Antioquia en el 2001.

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Conceptos básicos
El parlache es una variedad argótica, producto de la heterogeneidad
social y cultural de la sociedad medellinense y colombiana. En las
ciudades colombianas y en particular en Medellín encontramos
grandes asentamientos urbanos periféricos6, a donde ha llegado una
masa poblacional, que en la mayoría de los casos, no logra insertarse
de manera adecuada en la sociedad urbana. Toda esta situación
conduce a la formación de una contracultura que produce una
variedad lingüística, que expresa la nueva realidad que viven estos
grupos sociales.
Cuando hablamos de discurso, lo entendemos como un evento
comunicativo específico y complejo, que involucra a una cantidad de
actores sociales en los roles de hablante/escribiente y oyente/lector
(Van Dijk, 1998, p. 246). Esta definición se amplía con la noción de
discurso planteada por Casamiglia, H. y Tuson, A. (1999, p. 15):

Hablar de discurso es, ante todo, hablar de una práctica social, de


una forma de acción entre las personas que se articula a partir del
uso lingüístico contextualizado, ya sea oral o escrito. El discurso es
parte de la vida social y a la vez un instrumento que crea la vida social.
Desde el punto de vista discursivo, hablar o escribir no es otra cosa
que construir piezas textuales orientadas a unos fines y que se dan
en interdependencia con el contexto (lingüístico, local, cognitivo y
sociocultural).

En el caso particular de este trabajo, los actores sociales son los


jóvenes parceros de los sectores populares y marginales de Medellín,
que expresan en sus discursos su cognición social, en la cual una
parte corresponde a la ideología dominante y la otra, hace parte de
la contracultura generada por el grupo social al que pertenecen, la

6 En estos momentos, el caso colombiano es crítico, con alrededor de dos millones de des-
plazados por la violencia. De ahí que amplios sectores de la población de ciudades como
Medellín, Cali, Bogotá y Barranquilla, por citar las más grandes, estén sumidos en la mar-
ginalidad. Esta se materializa en el predominio de una economía del rebusque, escasas
posibilidades de empleo y de educación, y en la proliferación de bandas, combos y de otros
grupos armados, entre otros aspectos.

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antisociedad, según la teoría de los antilenguajes de Halliday (1982,


pp. 213-218), producto de la marginalidad y la exclusión. Ahora bien,
siguiendo los planteamientos del autor que acabamos de mencionar,
para expresar la contracultura se crea un antilenguaje, que corresponde
en la clasificación lingüística a lo que se denomina una variedad
dialectal, particularmente un argot, que en nuestro caso es el parlache.
Esas variedades argóticas, como el parlache, surgen como una muestra
de rebeldía y como una forma de encubrir información, de crear nexos
de cohesión y de identidad como grupo, constituyen mecanismos de
defensa que imponen ciertas barreras ante el sector social que los
excluye7.
Los modelos mentales son las representaciones sociales de los
acontecimientos. Son subjetivos y se construyen en la convivencia social
con el grupo de pertenencia, a través de la experiencia personal. Son las
versiones personales de las ideologías que el sujeto capta y construye
a través de la socialización, que se logra a través de la familia, el grupo
de iguales, la escuela y la esfera laboral. Esta noción de modelo mental
es muy importante en la interpretación del discurso, porque explica
la interpretación personal que los usuarios hacen del discurso. Si
nosotros construimos el modelo de un discurso, podemos decir que lo
hemos comprendido: Para ampliar este concepto se recomienda (Van
Dijk, 1999, p. 106-119)8.

7 Es factible que este fenómeno sociolingüístico sea uno de los resultados de la materiali-
zación deficiente y escasa de las diferentes políticas de juventud en Colombia, teniendo
presente que para Londoño y Castañeda (2010, pp. 27-28) “el bajo nivel de compromi-
so de municipios y departamentos con la formulación e implementación de Políticas de
Juventud se manifiesta en acciones esporádicas y una institucionalidad territorial muy
débil y sujeta a los cambios políticos”. Esto se podría traducir en la exclusión social de la
cual los parceros son objeto por diferentes ámbitos sociopolíticos.
8 La interrelación entre cognición, discurso y sociedad y su articulación en las interfaces, a
través de modelos mentales, permite la integración de los modelos episódicos y los mode-
los de contexto de manera privilegiada en los modelos textuales, conectando las represen-
taciones personales de la memoria episódica con las representaciones de la memoria social
para fundirse en los modelos textuales o discursivos que recuperan la práctica sociocomu-
nicativa de los miembros de una cultura (Van Dijk, 1999, p. 108).

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Ahora bien, aunque los jóvenes de Medellín y de su Área Metropolitana


tienen características propias, muchos de ellos hacen parte de las
denominadas tribus urbanas que, en términos de Maffesoli, citado
por Feixa (1998, p. 5), viven una época efervescente, en la cual la
“barbarización” está en el aire de los tiempos, y las grandes estructuras
que habían conformado el vínculo social moderno están cada vez más
saturadas; por ello, en 1986 prestó atención a este “tiempo de las tribus”,
que ya se perfilaba en nuestras sociedades, y cuya publicación motivó
estudios sobre grupos musicales, deportivos, sexuales, religiosos, que
resaltan el carácter tribal de la posmodernidad.
El mismo Feixa (1998, p. 84) afirma que las culturas juveniles, en
un sentido restringido, definen la aparición de “microsociedades
juveniles”, con autonomía respecto de las “sociedades adultas”, con
espacios y tiempos específicos y que se configuran en las culturas
occidentales después de la segunda guerra mundial, y coinciden con
grandes cambios en lo económico, educativo, laboral e ideológico.
Así mismo, Rodríguez (2002, p. 20) comenta que la extensión y rápida
difusión de las voces marginales se explica desde el interior y exterior
del hecho marginal y juvenil, porque coinciden con la aparición de
fenómenos sociales nuevos como la droga, el aumento de la delincuencia
y de la población reclusa y la explosión gay. El marginalismo y secretismo
de estos grupos le imprimen un carácter críptico a este lenguaje y eso
explica la enorme vitalidad de estos lenguajes, por la necesidad de
crear y recrear nuevos términos cuando los viejos son asimilados por
la lengua general.
Después de realizar la precisión de conceptos básicos, en este trabajo
nos proponemos develar la ideología que subyace en los discursos
de los parceros, partiendo del principio de que ellos internalizan los
valores de la ideología dominante, los cuales aprenden en la familia, la
escuela y demás esferas de socialización y los mezclan con los valores
contraculturales que van surgiendo en el grupo social en el cual están
inmersos. Por ejemplo, en una cultura en la que se considere el robo,

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El parlache y los modelos mentales

el asesinato y la distribución de droga, entre otras actividades ilícitas,


como formas normales de trabajo9, tiene que generarse una variedad
dialectal propia, que les permita a los hablantes expresar y, a la vez,
encubrir ese mundo, que para ellos es la forma de subsistencia y de
realización personal.
Esa transformación de los valores que se expresa a través del parlache
puede notarse en ejemplos como: un asesinato es un trabajo, un cruce o
una vuelta; un robo es un gol; trabajar por oficina es pertenecer a una
organización que realiza actividades ilícitas; el lugar donde se vende
droga es una plaza a la que van a mercar los adictos y los revendedores.
Cuando van a cometer un ilícito, que puede ser un asesinato, un robo
o un negocio con droga, les ruegan a la Virgen y a Jesucristo, las dos
figuras religiosas más importantes de la cultura antioqueña, que los
proteja y les ayude a culminar con éxito dicha acción10, que para ellos
no es más que una forma de trabajo.
Ahora bien, ya está demostrado que en las épocas de crisis sociales y
económicas se producen en mayor proporción nuevas expresiones de
las culturas marginales y, por ende, los cambios lingüísticos que las
simbolizan son más abundantes. Con razón, el sociolingüista inglés
M.A.K. Halliday, en su libro El lenguaje como semiótica social, en el
capítulo Los antilenguajes (1982, p. 213-237), afirma que la aparición
de los lenguajes marginales es la expresión simbólica de los conflictos
sociales. Para él, estos grupos forman, como respuesta a la exclusión,
una antisociedad que se opone a la sociedad organizada y que genera,
así mismo, un antilenguaje para diferenciarse del lenguaje estándar
y para expresar el rechazo a los valores y a las formas de vida de la
sociedad que los excluye.
Entonces, partiendo de lo anterior, podríamos decir que en los
sectores marginados no solamente se generan una antisociedad y un

9 Ver definición de trabajo en el Diccionario de Parlache (2006, p. 205).


10 Véase la novela La Virgen de los Sicarios, de Fernando Vallejo (1999).

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antilenguaje, sino también una contracultura que se expresa en la


música, la manera de vestir, el tipo de objetos que se tienen en la casa y
la forma de distribuirlos; en la predilección por cierto tipo de programas
de televisión (culebrones y reality show) y de radio. En síntesis, no se
trata simplemente de un gusto estético particular en el que priman
los colores fuertes, los accesorios grandes y vistosos, las prendas
consideradas por otros como extravagantes, las motos ruidosas y las
armas como símbolo de poder, sino de una serie de comportamientos
lingüísticos11 y no lingüísticos que expresan una visión del mundo y
unos modelos mentales, que les sirven para expresar e interpretar la
nueva realidad a la que se enfrentan diariamente12.
Además, de las esferas ya mencionadas para la socialización, los
habitantes de estos sectores se apropian de la calle como el centro de
su vida social. La calle es el lugar del juego y del esparcimiento, de la
conversación, el negocio y la fiesta y, en última instancia, el refugio,
“el parche”, como lo denominan los hablantes de parlache, es el lugar
en donde los jóvenes se reúnen a departir, pero también el lugar de la
transgresión y la violencia, es allí donde se rebuscan la subsistencia,
a cualquier precio (Henao y Castañeda, 2006). Por ello, es también
el lugar en donde los valores y los antivalores se interrelacionan para
formar esos esquemas mentales complejos y contradictorios, que
se manifiestan en dichos comportamientos. Al respecto, Londoño
y Castañeda, sobre la migración de campesinos a las comunas de la
ciudad de Medellín en la década de los 70, señalan que:

11 En el parlache muchas palabras sirven para insultar y pocas para elogiar, se percibe
una intención de agredir con las palabras y, en determinadas situaciones, la destrucción
simbólica del interlocutor, para justificar la física.
12 En el caso del lenguaje, esta contracultura permea los sectores medios y altos de la so-
ciedad. Al respecto, María Cecilia Vélez (2009, p. 4) afirma que: “Este acontecimiento
nos permite presumir que algo común va de esa cultura marginal y paria a la cultura
dominante”.

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Se podría afirmar que la situación en los años 70 y 80 es similar a la


de los 60, con la diferencia de que hay una emigración masiva a las
ciudades, debido a la violencia y a la falta de oportunidades educativas y
laborales en el campo. La búsqueda de una mejor situación en la ciudad
generó lo contrario, por cuanto la mayoría de los campesinos, entre
ellos los jóvenes, se asentaron en los barrios marginales y, como se dijo
antes, no se insertaron en la cultura urbana y perdieron los valores
tradicionales, por tanto quedaron en un limbo, sin identidad cultural,
y fueron absorbidos por los valores políticos, religiosos y culturales.
Además, algunos tenían la experiencia de la lucha armada. Al quedar
en el limbo, formaron bandas, combos y otros grupos, que fueron
reclutados por los actores armados para que realizaran los hechos
violentos que garantizaban la permanencia y el poder en los barrios y
los campos donde tenían influencia (2010b, p. 401).

Esa nueva cultura, muy heterogénea por cierto, correspondiente a


estas generaciones de jóvenes urbanos, habitantes de las periferias, es
la que debemos estudiar en la actualidad, en las diferentes ciudades
del país para contribuir en la búsqueda de las soluciones. Conviene
ver, entonces, los valores de la ideología dominante que los jóvenes
parceros expresan a través de su discurso: Al leer las historias escritas
por los jóvenes encontramos que, aunque las mujeres no sean el tema
central, hacen alusiones permanentes a ellas y la constante es que de
lo que dicen se puede inferir que para ellos la mujer es una persona
inferior, débil, pero objeto del deseo y de la satisfacción sexual. Leamos
el testimonio No. 3 (se hace transcripción del texto tal como fue escrito
por el informante):
—Entonces que parce, nos vamos de farra.
—Listo pa’ donde es.
—Bamos pal parche de la discorrum.
Asi comenzaba la noche en que murió Ruben, todo un acontecimiento
sin sentido y muy trizte.
Esa noche fueron a la discorrum carlos y william con otros parceros.
—Esto aquí si es un parche, no? —dijo carlos.
—!hui esto es un parche el hijueputa, que mano de nenas, me tengo que
levantar una —contesto william.
—No, espera, mira aquella gonorrea como mira de feo, que será lo que
quiere.
—Usted vera, yo aquí tengo lo mío, si quiere le damos plomo.

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—Vamos pa’ lo que sea, yo aquí también tengo el fierro, digámosle a ver
que es lo que quiere.
Como siempre carlos, con ansiedad de muerte, en medio de su irreal
estado, queriendo imponerse siempre como alguien con poder, se fue
en busca del extraño.
—Que hubo pirobo, como es pues —se refirió carlos al extraño, con una
manera amenazante.
—Muy bravo o que hijuepu... —contesto el extraño respondiendo la
ofensa, y sin terminar ya tenia en direccion suya el tunel de la muerte
escupiendo saetas asesinas que drenaron su vida. William al ver la
acción de Carlos, también quiso intervenir, y lo hizo asesinando un
amigo del extraño que salió a su defensa. Después del episodio William
y Carlos, montados en su moto, huyeron del lugar.
Que calentada le metimos a esos pirobos —afirmó William.
—Se ponen de muy asados y después le toca a uno mostrarles quien es
uno, te toca dejarlos ahí estirados —contestó Carlos.
—Hey mira, aquel no es Rubén y Néstor.
—Yo creo que si, y como que estan con unas chimbitas, vamos aver oque.
—Vamos a ver que dicen.
Se acercaron al lugar, estaban totalmente drogados.
—Entonces que Ruben —saludo Carlos.
—Entonces que ñerin, que dice —contestó Ruben.
—No nada mas que acabamos de matar dos pirobos por asados, aqui
tengo todavia el fierro caliente, mira.

Ruben no tuvo tiempo de captar lo que sucedia, se olleron dos disparos


y callo; luego quedo el sonido de su agonía, pero no quedaron oidos para
escuchar, todos corrieron por el impacto de lo sucedido, daba miedo la
presencia de Carlos, mas en ese estado en que se encontraba, que solo le
interesaba mostrar su facilidad para asesinar.

Se olleron los ecos de la agonía de la razón, no tenía sentido la muerte de


Ruben, pero parece que la muerte no necesita sentido, parece que la vida
es la que pierde su valor, que simplemente la sociedad se acostumbra a
vivir con su agonía y que la esencia de esta es la condena ineludible de
la lucha por el poder13.

En las dos alusiones que se hacen de las mujeres no mencionan, en


ningún momento, los nombres, se tratan de una manera general,
anónima, son las nenas o las chimbitas; se consiguen o levantan

13 Los testimonios se transcriben tal como los escribieron los informantes.

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El parlache y los modelos mentales

fácilmente, es decir, son abundantes y siempre están disponibles para


los hombres. Además, si apelamos al léxico del parlache, en relación
con la mujer, la mayoría de las palabras que utilizan son despectivas,
minimizan y subvaloran a la persona a la que se refieren, veamos
ejemplos tales como: fufa, fufurufa, grilla, zorra, bombondrilo, boje,
zapato, cuyos significados pueden consultarse en el Diccionario de
parlache. Esta selección léxica cargada de sentidos peyorativos para
referirse a la mujer es muy notoria en los materiales que recogimos. Por
ejemplo, en el testimonio No. 5 se corrobora lo que acabamos de decir,
cuando se cuenta que: …Esa noche como era de costumbre nos fuimos
a rumbiar con unas grillas que acabavamos de conocer, como nos lo
suponíamos esa noche nos fuimos de parche con esas gonoplastas,
y como a eso de las 2 AM, cuando ya estábamos aburridos nos
safamos de ellas y nos abrimos del parche…Palabras como grillas y
gonoplastas no solamente son peyorativas, sino que corresponden al
campo semántico de los insultos en parlache. Veamos también que al
finalizar la cita el autor dice que se zafaron de ellas. Esto muestra esa
visión de que hay que aprovechar a la mujer y luego dejarla, deshacerse
de ella, es decir, la mujer se trata como a un objeto desechable, que se
aprovecha y luego se desprecia, se tira.
Incluso, palabras como cuca, chimba y buenona que, en la variedad
argótica estudiada, sirven para elogiar a la mujer, hacen referencia a
la genitalidad y a la mujer como objeto sexual, que se utiliza y luego
se descarta, como se vio en el fragmento anterior. Este énfasis en la
mujer como objeto sexual corresponde a los valores predominantes en
la sociedad colombiana actual y es la que muchas veces se pregona en la
publicidad, en algunas canciones, en programas de radio y televisión y
en revistas de farándula. Otro testimonio, en el cual un joven describe
su relación con una mujer casada, termina así: Me tube que perder
por un tiempo del barrio para que no me quebraran. Me fui mas
piedro porque no pude saber nada de la zorra esa que por culpa de
ella casi me tumban. No sé donde estará la desgraciada esa pero de

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todas maneras estaba muy buena. En este fragmento, literalmente se


insulta a la mujer, se le dice zorra, pero el autor reconoce que desde
el punto de vista sexual le sigue llamando la atención. En la medida
en que esta visión de la mujer se repite en muchos testimonios y que
la visión de la mujer como ser más débil y como objeto sexual es una
constante, podemos afirmar que es uno de los valores que priman entre
los jóvenes y que es tomado de la ideología imperante en el medio. Esto
quiere decir que tanto en el lenguaje estándar como en la variedad
argótica los estereotipos sexistas están presentes, aunque se expresen
con palabras diferentes.
Hasta en el mismo uso del parlache se manifiesta el machismo,
pues existen estereotipos sexistas al valorar el uso de este lenguaje
por hombres y mujeres. Si bien se ha considerado que los argots son
fundamentalmente lenguajes masculinos, en la medida en que la mujer
participa en actividades consideradas exclusivas de los hombres, también
incorpora en su léxico términos considerados propios de ambientes
marginales. Sin embargo, al preguntarle a personas de sexo masculino14,
menores de 25 años, si les gustaba que sus amigas y hermanas utilizaran
el parlache, el 73% respondió que no, con justificaciones como las
siguientes: “El parlache no queda bien en la boca de una mujer, porque
es un lenguaje agresivo y vulgar que solo debe ser utilizado por los
hombres”; “Le resta feminidad a las chicas”; “Señalan su procedencia
de estrato bajo”. También, un maestro encuestado dijo: “Las niñas están
desfigurando su ser femenino, porque hablan mucho con los muchachos
y están utilizando un lenguaje muy parecido al de ellos.

El machismo, que está presente en el concepto de mujer que manejan


los jóvenes, aparece también cuando ellos hacen referencia al poder, a
la fuerza y al dominio que tienen los varones que, incluso, se refleja en
el significado que los parceros le atribuyen a la palabra varón y a los

14 Estas preguntas hacían parte de una encuesta hecha a 38 estudiantes menores de 25 años
y a 38 maestros, con el fin de identificar los estereotipos sexistas frente al parlache. Los
resultados fueron publicados en la revista Lingüística y Literatura número 34-35, de
junio-junio de 1998-1999: 243-265.

18 Katharsis
El parlache y los modelos mentales

sinónimos, tales como duro, señor, patrón y cacique. Este fragmento


de un testimonio expresa claramente lo que hemos afirmado: Me
acuerdo del pecoso, un varón, uno de los duros de por aquí, que no
se le arrugaba a nada. Fue el último en partir. Como era tan asado
y tenía tantos muñecos encima, le habían montado la perseguidora
todos: los capuchos, los feos, los de la banda de abajo; era un concurso
a ver quien lo tumbaba primero (Testimonio X). En otro testimonio
se lee: al cabo de cinco años se armó el combo más teso de Medellín y
Jeffersson era el cacique de toda la parte Nororiental. Los Lecheros
eran los caciques de la parte Noroccidental. Como puede inferirse
de las palabras de estos jóvenes, el machismo va unido al concepto de
poder y de valentía. Se hace énfasis en que el parcero no se le arrugaba
a nada, es decir, no le temía a nada, para ellos es muy importante
demostrar el valor del macho. Es por esto, precisamente, que tienen
tantas expresiones para confirmar su valentía: no comer de nada,
probar finura, ser muy teso, pararse en la raya y otras.

Ese concepto de machismo representado en el poder y la valentía


también es tomado de la ideología dominante, es un modelo mental
que se le enseña a los niños desde pequeños, por eso se les repite
constantemente: “los hombres no lloran como las mujeres”, “los
hombres son fuertes” “los hombres no sienten miedo” y cuando un niño
o un joven no demuestra su valentía se le trata de nena, de señorita o
de mujer.
También la homofobia, cada vez menos arraigada en la cultura
dominante, está presente en un ambiente machista y violento como en
el que viven los jóvenes en los barrios populares. Uno de los términos
más usados para insultar es la palabra pirobo (homosexual), como se
puede constatar en su uso reiterado en el testimonio No 3: “Que hubo
pirobo, como es pues —se refirió carlos al extraño, con una manera
amenazante”; No nada mas que acabamos de matar dos pirobos
por asados”. Asimismo, en el fragmento de un testimonio cuentan
que dos jóvenes que sostenían una relación homosexual, cuando fue

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descubierta por los compañeros del parche, no tuvieron más alternativa


que irse del barrio, por la presión y el rechazo del padre y de sus propios
compañeros: Nando y Fredy se tuvieron que ir del barrio, porque
chirretes y caquirris no se mezclan. Ya me di cuenta por qué echó el
cucho a Fredy de la casa, fue porque el viejo se dio cuenta, no sé cómo,
de las mañas del hijo, y le echo la culpa a la cucha y a la Socorro. (Y
que fue por plata que lo habían echado; a cacorro tan hablador, home)
(Castañeda y Henao, 2001, p. 108).
Debemos reconocer, entonces, que en nuestra sociedad el machismo
es un elemento relevante en la formación de modelos mentales. Pero,
en el contexto de los sectores marginales ese concepto de valentía y de
poder se refuerza con el uso de las armas, con la fuerza y la rapidez de
la moto y el desprecio por la vida del otro. Adquieren poder a través de
las armas y la moto y demuestran su valentía agrediendo a los demás.
Al leer el testimonio No. 3 podemos confirmarlo.
Aunque los jóvenes presentan un comportamiento gregario y se
vinculan a grupos de amigos, bandas y combos, han introyectado
un modelo mental individualista, tomado también de la ideología
imperante que muestra como hay que buscar siempre el bien particular
sobre el bien común, y la asimilación de este valor se constata en
fragmentos como el siguiente: yo solo pensaba que era yo el chulo o
era el flaco, y como es de costumbre siempre se busca el bien personal.
De manera paradójica, en los valores y modelos mentales de los jóvenes
parceros se mezclan el individualismo y la solidaridad, que muchas
veces es más complicidad y sentido de identidad y cohesión entre pares,
que un verdadero sentido de solidaridad y búsqueda del bien común,
hasta el punto de que muchos de los llamados amigos se encargan de
eliminar a sus compinches, por dinero.
La religiosidad es otro de los valores que ha transmitido la sociedad y
que está presente en los discursos de los parceros. En ellos se expresa
esa doble moral regida por el principio popular de que “el que peca
y reza empata”. El parcero se caracteriza porque lleva escapulario,

20 Katharsis
El parlache y los modelos mentales

generalmente grande y visible, carga medallas e imágenes, invoca los


santos, a Jesucristo y a la Virgen para que le ayuden en los cruces y
enciende velas en los santuarios cuando ha coronado sus trabajos.
Este fragmento ilustra la situación planteada frente a la religiosidad:
Aunque el “Sarco” se perdió, fue porque lo cojieron los tombos y lo
encanaron, a él lo hiban a llevar a Bellavista, entonces el dijo que
si Dios si existía, que lo sacara de ese problema y él iría a 9 misas
seguidas. Y así fue, él se libró de esa y se convirtió en evangelico en
una tal iglesia pentecostal… Pero, además de este testimonio tenemos
muchos otros en donde dicen que Dios les ayudó a matar a x persona,
que bendicen las armas, que ponen veladoras para tener éxito en un
negocio ilícito.
Hasta aquí, podemos concluir que el concepto de mujer, el concepto de
valentía, el machismo, la homofobia, el individualismo y la religiosidad
son valores aprendidos en la familia, la escuela, los medios de
comunicación y la iglesia, pero sufren transformaciones realizadas por
las diferentes grupos sociales, que las reinterpretan de acuerdo con su
cultura y con la realidad en que viven, tal como puede observarse en el
testimonio y en los fragmentos que presentamos.
Pero, como venimos afirmando que los modelos mentales de los parceros
están conformados por una mezcla de valores tomados de la ideología
dominante y por los antivalores creados en su grupo social, veamos
esos valores contraculturales que se han desarrollado en estos sectores
sociales. El parcero ha introyectado, como ya vimos, los valores de la
ideología dominante, pero también ha generado unos contravalores
que, en ocasiones, resultan muy evidentes. Estos contravalores chocan
y rompen los paradigmas sociales. Por ejemplo, el concepto de vida.
Para ellos la vida es éfímera, hay que vivir el presente, no negarse
ninguna experiencia, por riesgosa que sea. De ahí el título de la película
de Víctor Gaviria: Rodrigo D no futuro, que aunque tiene ya más de
una década y en este momento la situación ha cambiado un poco,
todavía este antivalor está muy arraigado en los sectores marginales y

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la educación debe luchar para que los jóvenes recuperen la esperanza y


el aprecio por la vida. El siguiente fragmento ilustra de manera clara el
poco valor que algunos de los jóvenes marginales le conceden a la vida:
Diego estaba muy caliente pero a mi no me dava miedo charlar con
el, Diego era el futbolista del barrio por encima de mi hermanito y yo,
llegamos al tema del futbol, y yo le dije vamos a entrenar para que te
alejés de toda esta mierda y solo dijo sisas... Ese dia escuche la historia
mas aterradora que nunca jamas escuche, ni en la esquina de mi casa
ni en ningún otro lado. Hablo como mataron a cada uno del combo, en
mis ojos solo habian ganas de llorar, y por ultimo sus asesinatos, dijo
con mucha frescura ayer mate el ultimo porque sigo yo y se rio ja, ja, ja,
pero sabe que muchachos dijo me voy tan triste mi sueño no se cumplio,
ese era ser futbolista, pero la vida me lo arrebato, ahora solo espero
que esos sapos me maten, porque yo no le corro a nadie dijo, solo los
maricas le corren a la muerte. Mi corazón se invadio de rabia y mi cara
solo se fruncio al saber que era de las ultimas veces que hablaria con
mi parcero...

Esas historias en donde matan a otras personas por cosas insignificantes


o aquellas en donde los jóvenes arriesgan sus vidas son una constantes
dentro de los materiales que hemos recogido, para las investigaciones
del parlache y nos muestran que han reinterpretado los conceptos de
vida y muerte. En el testimonio No. 3 el lector puede ver claramente
el poco valor que se le da a la vida de una persona y se reitera en este
fragmento de otro testimonio: …Los calientes son aquellos parceros
que no se les puede mirar feo, porque de una le dan balin corrido a
uno. Estas acciones delictivas se narran como grandes hazañas y las
víctimas no interesan, la acción se ve como un trabajo y no como un
asesinato a sueldo.
Es por esto, precisamente, que vamos a detenernos un poco en el
concepto de trabajo, porque también ha sido resemantizado en el
contexto del parlache. En la cultura dominante trabajar es ganarse el
pan con el sudor de la frente, si lo tomamos del relato bíblico o realizar
una actividad física o intelectual, si lo tomamos de la primera acepción,
de las 18 que trae el Diccionario de la Real Academia de la Lengua
(2001, p. 203). Pero, en ninguna de las acepciones de trabajar figura

22 Katharsis
El parlache y los modelos mentales

robar, asesinar, en fin, una serie de actividades al margen de la ley. Sin


embargo, en los testimonios podemos leer que la palabra trabajo ha
adquirido otros significados, veamos ejemplos: …Como a los diecisiete
tenia tremenda moto y estaba trabajando por oficina ya por lo alto…
En donde trabajar por oficina, significa matar por encargo, en un
sistema tal de comunicación, que el encargado de matar no sabe quién
es el que paga por el asesinato. Veamos otro ejemplo: …ya teniamos
trabajos grandes que dejaban plata, nosotros matamos tombos
como un berraco… Este concepto de trabajo está ligado a la búsqueda
del dinero fácil, no importa cómo se logre. Quizás, una síntesis de
los modelos mentales interiorizados por los jóvenes de Medellín se
encuentra el siguiente texto, escrito por un joven, casi niño, de un
barrio de desplazados que estaba terminando la educación primaria:
Había una vez un niño llamado Andrés. Él vivía en un pueblo de tierra
caliente, donde salíamos a jugar a un mar sucio; pero eramos felices.
Un día se calentó el pueblo y entraron dando bala los paras contra los
tombos; entonces mataron a mi familia; después me vine a Medallo y
llegué a este barrio. Aquí es dura la vida y uno no puede tener muchas
culebras, tampoco hacer cruces raros: Lo único que me gustan son
las rumbas, las pollas; aunque cuando me coge la cometrapos, hago
lo que sea; pero con el permiso del parcero. Yo estoy estudiando con
los profesores, que me han enseñado cosas buenas para aprender a
vivir como un rey; tengo un sueño muy grande y es estudiar para
conseguir las lucas.
El texto anterior fue escrito durante un ejercicio de redacción,
orientado por estudiantes de Lengua Castellana y Humanidades de la
Universidad de Antioquia, el autor describió su relación con la muerte
y la violencia, el desplazamiento, el ambiente violento de su entorno y el
afán de dinero. Si bien valora lo aprendido en la escuela, su único fin es
enriquecerse fácilmente. Sabe que el control del territorio, en su barrio,
no está en poder del Estado sino en el poder del duro, a quien hay que
obedecer, porque las consecuencias pueden llegar hasta la muerte. En

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síntesis, los antivalores se forman a través del desprecio por la vida,


el afán del dinero fácil y la recontextualización de conceptos como
trabajo, poder y valentía.

Conclusiones
Sin necesidad de saturarnos de citas, pero apoyándonos en las que
ya hemos utilizado en este artículo y en el conjunto de la información
que hemos leído a través de estos años de investigación, recogida
directamente de los informantes, podemos decir que conceptos
como vida, muerte, trabajo, consumo de drogas y uso de armas
han sido resemantizados por los grupos marginales, de tal manera
que, para ellos han adquirido nuevos sentidos y han perdido mucha
parte de su significado original. Es por esto que, desde el comienzo
de esta exposición, hemos afirmado que los modelos mentales de
los parceros prototípicos se forman a partir de un sincretismo entre
valores y contravalores sociales. Los primeros generados en la sociedad
y divulgados a partir de las principales esferas de socialización y los
contravalores, nacidos al interior de esos grupos sociales marginados y
discriminados socialmente que, a manera de rebeldía y defensa, crean
una antisociedad con sus antivalores y un antilenguaje que los expresa,
en nuestro caso la variedad argótica denominada parlache.
Ahora bien, como estos grupos de jóvenes no están totalmente
desconectados de la sociedad, sino que por el contrario hay instrumentos
tan poderosos como los medios de comunicación, especialmente la
radio y la televisión; además de la familia, la escuela y la iglesia, que
los mantienen enchufados al resto de la sociedad y desde allí captan los
principales rasgos de las ideologías.
Esta situación especial que viven los jóvenes parceros lleva a que los
modelos mentales con los que expresan e interpretan la realidad que
viven sean, como lo dijimos al comienzo, una mezcla entre los valores
que promueven la ideología imperante en nuestra sociedad y los que
surgen en un grupo social discriminado. Esta última afirmación queda

24 Katharsis
El parlache y los modelos mentales

claramente ilustrada con el último párrafo del testimonio No.3. Las


posibilidades de análisis quedan abiertas, estos discursos expresan
un contexto social complejo y convulsionado que todavía no ha sido lo
suficientemente estudiado en todas sus dimensiones y desde diferentes
disciplinas.

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