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Miguel Carbonell
Pedro Salazar
Coordinadores
ISBN 978-607-02-2769-1
Contenido
Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . IX
Miguel Carbonell
Pedro Salazar
V
VI CONTENIDO
I. Introducción
humanos, del trabajo, la capacitación para el mismo, la educación, la salud y el deporte como
medios para lograr la reinserción del sentenciado a la sociedad y procurar que no vuelva a
delinquir, observando los beneficios que para él prevé la ley”.
2 “ Art. 1o. En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos
221
222 Catalina Pérez Correa
en general y los relacionados con los derechos de las personas privadas de la libertad, se
encuentran reconocidos en los tratados ratificados por los Estados que forman parte de la
Organización de Estados Americanos (OEA). “Estos instrumentos conforman el llamado
Sistema Interamericano de Derechos Humanos (SIDH), integrado tanto por los derechos
humanos sustantivos reconocidos en ellos, como por los órganos de protección establecidos
en la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH): la Comisión Interamerica-
na de Derechos Humanos (CIDH) y la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte
IDH)”. Los Estados firmantes, como México, “se comprometen a respetar los derechos y
libertades reconocidos en la CADH y a garantizar el libre y pleno ejercicio a toda persona
que esté sujeta a su jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo,
idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social,
posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social”. Ayala Corao, Carlos,
“Oportunidades en el SIDH para la defensa de los derechos de las personas privadas de li-
bertad”, A la sombra de la sociedad, situación penitenciaria en América Latina, Caracas, Observatorio
Latinoamericano de Prisiones, 2007. Para el caso de los derechos de los reclusos, los “Prin-
cipios y Buenas Prácticas sobre la Protección de las Personas Privadas de Libertad en las
Américas” aprobados en 2008 mediante la resolución 1/08 de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos, agrupa 24 principios, que abarcan desde el trato humano, igualdad y
la no discriminación hasta los mecanismos de inspección que deben realizarse en los penales
para garantizar el respeto de los derechos de los reclusos.
4 Esta nomenclatura está basada en la propuesta por Rodrigo Uprimny Yepes y Diana
Esther Guzmán en Las cárceles en Colombia: entre una jurisprudencia avanzada y un estado de cosas
inconstitucionales, ponencia presentada en Medellín, en el Congreso Internacional sobre De-
rechos Humanos y Sistema Penitenciario, INEPEC. Uprimny y Guzmán utilizan: “derechos
suspendidos”, limitados e intangibles. Por derechos limitados se entienden los derechos que
pueden ser afectados o restringidos al estar una persona en reclusión. Para denotar la gra-
vedad que implica esta “limitación”, utilizo también el término “derechos afectados”. Los
derechos intangibles son aquellos que no deben ser modificados o restringidos, indepen-
dientemente de la condición jurídica de la persona. Intangible no significa que éstos sean
inmateriales. Para evitar esta confusión, utilizo también el término “no modificables”.
De la Constitución a la prisión 223
social. Asimismo, se hace un breve análisis sobre las posibilidades legales que
tienen las personas en reclusión para exigir el respeto de sus derechos. Por
razones de espacio, se deja de lado el estudio de importantes derechos, como
el derecho al debido proceso dentro del reclusorio y los relativos a la situa-
ción jurídica de los detenidos. Asimismo, debido a que la mayor parte de los
estudios existentes se han enfocado en generar información sobre los reclu-
sorios del Distrito Federal y el Estado de México, una parte importante de
los datos que aquí se aportan corresponden a dichas entidades federativas.
1. Derechos suspendidos
8 Idem.
9 “Art. 38-. Los derechos o prerrogativas de los ciudadanos se suspenden:
…
II. Por estar sujeto a un proceso criminal por delito que merezca pena corporal, a contar
desde la fecha del auto de formal prisión;
III. Durante la extinción de una pena corporal”.
10 Para una discusión al respecto véase Cholbi, Michael J., “A Felon’s Right to Vote”, Law
and Philosophy, vol. 21, núm. 4-5, 2002. Véase también Duff, R. A., Punishment, Communication
and Community, Oxford, Oxford University Press, 2003, pp. 77-79.
11 Gargarella, Roberto, La coerción penal en contextos de injusta desigualdad, SELA, 2010.
De la Constitución a la prisión 225
12 Del total de centros penitenciarios, ocho están administrados por del gobierno fede-
ral, diez por el gobierno del Distrito Federal, 320 por los gobiernos estatales y 91 por los
gobiernos municipales. Véase Estadísticas del sistema penitenciario federal, México, Secretaría de
Seguridad Pública, 2010, http://www.ssp.gob.mx/portalWebApp/ShowBinary?nodeId=/BEA%20
Repository/365162//archivo.
13 Bergman, Marcelo y Azaola, Elena, “Cárceles en México. Cuadro de una crisis”, Re-
2002.
De la Constitución a la prisión 227
compurgar sus penas en los centros penitenciarios más cercanos a su domicilio, a fin de pro-
piciar su reintegración a la comunidad como forma de reinserción social. Esta disposición no
aplicará en caso de delincuencia organizada y respecto de otros internos que requieran medidas especiales de
seguridad”.
21 Las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos (RMTR) señalan que “Se
los inculpados y sentenciados por delincuencia organizada con terceros salvo el acceso a su
228 Catalina Pérez Correa
lincuencia organizada, homicidio doloso, violación, secuestro, delitos cometidos con medios
violentos como armas y explosivos, así como delitos graves que determine la ley en contra de
la seguridad de la nación, el libre desarrollo de la personalidad y de la salud”.
24 La regla 85.1 de la RMTR establece que “El acusado gozará de una presunción de
inocencia y deberá ser tratado en consecuencia. Los acusados serán mantenidos separados
de los reclusos condenados”.
25 Para una descripción más detallada sobre el uso (y abuso) de la prisión preventiva en
México véase Zepeda Lecuona, Guillermo, ¿Cuánto cuesta la prisión sin condena? Costos económicos
y sociales de la prisión preventiva en México, Nueva York, Open Justice Society Initiative, 2009.
De la Constitución a la prisión 229
Cuadro 126
Pública y Servicios a la Justicia, en Zepeda Lecuona, Guillermo, ¿Cuánto cuesta la prisión sin
condena? Costos económicos y sociales de la prisión preventiva en México, Nueva York, Open Justice
Society Initiative, 2009; 2007-2009 Secretaría de Seguridad Pública, en García García, Gua-
dalupe, Historia de la pena y el sistema penitenciario mexicano, México, Porrúa, 2010, y 2010 en
Estadísticas de la Secretaría de Seguridad Pública, de noviembre 2010.
27 La Convención Americana sobre Derechos Humanos instruye el mismo principio en
su artículo 5.4. Incluso, las RMTR establecen en la regla 84 que “Los acusados deberán dor-
mir en celdas individuales a reserva de los diversos usos locales debidos al clima”, situación
muy alejada de la realidad penitenciaria mexicana.
28 CDHDF, Informe Especial sobre la Situación de los Centros de Reclusión en Distrito
artículo 126. En dicha ley se establecen recursos de reconsideración (ante el mismo consejo)
y de revisión (ante la subsecretaría) cuando el o la sentenciada esté inconforme con la aplica-
ción de una medida disciplinaria.
32 Ley de Ejecución de Sanciones Penales y Reinserción Social para el Distrito Federal,
artículo 122.
33 Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Principios y Buenas Prácticas sobre la
A. Derecho a la dignidad
derecho.
36 Tesis: I.5o.C.132 C, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, t.
dignidad humana como condición y base para los demás derechos. “...los instrumentos in-
ternacionales en materia de derechos humanos suscritos por México, reconocen el valor su-
De la Constitución a la prisión 233
perior de la dignidad humana, es decir, que en el ser humano hay una dignidad que debe ser
respetada en todo caso, constituyéndose como un derecho absolutamente fundamental, base
y condición de todos los demás, el derecho a ser reconocido y a vivir en y con la dignidad de
la persona humana, y del cual se desprenden todos los demás derechos, en cuanto son nece-
sarios para que los individuos desarrollen integralmente su personalidad, dentro de los que
se encuentran, entre otros, el derecho a la vida, a la integridad física y psíquica, al honor, a
la privacidad, al nombre, a la propia imagen, al libre desarrollo de la personalidad, al estado
civil y el propio derecho a la dignidad personal”. Tesis aislada en materia constitucional, p.
LXV/2009, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, t. XXX, diciembre
de 2009, p. 8.
38 Coyle, Andrew, op. cit., nota 33, p. 38. Véase también Peláez Ferrusca, Mercedes, De-
rechos de los internos del sistema penitenciario mexicano, México, Cámara de Diputados-UNAM,
Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2000, p. 13
234 Catalina Pérez Correa
Gráfica 1
39 Azaola, E. y Bergman, M., op. cit., nota 16, p. 7. De acuerdo con el Informe Especial
Cuadro 2
Año Centros penitenciarios Espacios disponibles
1990 444 61,173
1991 449 72,872
1992 440 80,969
1993 438 86,065
1994 439 88,071
1995 435 91,422
1996 440 97,565
1997 439 99,858
1998 445 103,916
1999 447 108,808
2000 444 121,135
2001 446 134,567
2002 448 140,415
2003 449 147,809
2004 454 154,825
2005 455 159,628
2006 454 164,929
2007 445 165,970
2008 438 171,437
Oriente se les llama “vampiros” a los reclusos que tienen que dormir parados y amarrados
con sábanas a las rejas, porque no caben acostados en el piso.
40 Informe Especial sobre la Situación de los Centros de Reclusión en Distrito Federal de la CDHDF,
se asignó a los respectivos sistemas carcelarios. Zepeda, G., op. cit., nota 25, p. 16.
45 Las reglas 9 a 21 de las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos estable-
cen las condiciones mínimas que deben seguirse en términos de vestimenta, alimentación y
alojamiento dentro del penal
De la Constitución a la prisión 237
Regla 15. Se exigirá de los reclusos aseo personal y a tal efecto dispondrán de
agua y de los artículos de aseo indispensables para su salud y limpieza.
Regla 20(1) Todo recluso recibirá de la administración, a las horas acostum-
bradas, una alimentación de buena calidad, bien preparada y servida, cuyo
valor nutritivo sea suficiente para el mantenimiento de su salud y de sus fuerzas.
Regla 20(2) Todo recluso deberá tener la posibilidad de proveerse de agua
potable cuando la necesite.
Estado de México y 5.97 para el Distrito Federal. Sin embargo, como señala el autor, es pro-
238 Catalina Pérez Correa
bable que los procesados reciban más visitas que los sentenciados, ya que la familia tiene un
papel más proactivo. Además, habrá variaciones dependiendo del lugar en que se encuentre
el penal y los costos (de tiempo y dinero) en que incurren las familias, para llegar a él.
51 En el artículo 18 de la Constitución Política mexicana se establece el trabajo como una
de las bases para lograr la reinserción. Las Reglas Mínimas para el Tratamiento de Reclusos
establece en el artículo 89. “Al acusado deberá siempre ofrecérsele la posibilidad de trabajar,
pero no se le requerirá a ello. Si trabaja, se le deberá remunerar”.
52 “Se determinó que de los 6,060 internos de los seis Ceferesos, el 89.6% (5,432) parti-
sino también las de sus hijos, es la única opción laboral real para muchas
reclusas. La recomendación 04/2010 de la Comisión de Derechos Huma-
nos del Distrito Federal (CDHDF) documenta este fenómeno.55 De acuerdo
con los testimonios aportados en la recomendación de la CDHDF, el di-
nero producto de la prostitución es repartido entre los custodios de ambos
penales (femenil y varonil). A las internas les corresponde alrededor de una
tercera parte: entre 200 y 300 pesos mexicanos por “servicio” (entre 15 y
23 dólares).
Resulta inaceptable que el Estado prive de su libertad a una persona,
le impida la posibilidad de obtener ingresos y luego no provea los bienes
básicos que ésta necesita para su subsistencia. Por la decisión que se ha to-
mado con respecto a estas personas, el Estado adquiere deberes especiales
de cuidado que lo obligan a cumplir con mayor diligencia sus obligaciones
frente al ciudadano.
Ciertamente, las prisiones son lugares con los que relativamente pocos
ciudadanos tenemos contacto. Los enormes muros que las rodean y la natu-
raleza frecuentemente aislada de la ubicación de los penales los hacen aún
más herméticos y alejados del escrutinio público. Más aún, la idea que te-
nemos del delincuente nos hace poco empáticos con sus necesidades. Como
señala Contreras Nieto, “con frecuencia se piensa que un interno es básica-
mente una persona que ha ocasionado un daño a la sociedad y que por lo
mismo debe ser castigado sin miramientos”.57
55 Disponible en http://www.cdhdf.org.mx/index.php/2010
56 Coyle,A., op. cit., nota 33, p. 33.
57 Contreras, M. A., op. cit., p. 18.
240 Catalina Pérez Correa
rios del Distrito Federal y el Estado de México, fue la seguridad que sienten
los reos en sus celdas. En los “reclusorios grandes”, el 29% dijo no sentirse
nada seguro; el 48% dijo sentirse algo seguro, y el 23% dijo sentirse muy se-
guro. En los “reclusorios chicos”, el 26% dijo sentirse nada seguro; el 44%,
algo seguro, y el 31%, nada seguro.60 En otras palabras, casi una tercera
parte de las personas en reclusión se siente muy insegura en sus celdas. En
contraste, sólo una cuarta parte se siente muy segura. Asimismo, la misma
encuesta reveló que “los hombres se sienten más inseguros que las mujeres y
esta diferencia es estadísticamente significativa. Esto puede estar señalando
que los penales de hombres son más violentos (tanto por la naturaleza de
los internos como por la ‘protección’ de parte de las custodios) y esto lleva a
sentirse subjetivamente más inseguro”. En cuanto al trato del personal del
reclusorio, el 15% de los (las) entrevistadas en el Distrito Federal y el 12%
del Estado de México dijeron haber sido golpeados(as) en los seis meses pre-
vios a la realización de la encuesta.
Sin duda los problemas de seguridad están ligados al hacinamiento que
se vive en las prisiones. Sin embargo, también se trata de un problema vin-
culado a la corrupción e impunidad dentro del penal. De acuerdo con el
Informe Especial sobre la Situación de los Centros de Reclusión en Distrito
Federal de la CDHDF
práctica sigue siendo frecuentemente usada como forma de castigo; como ejemplo, se detec-
taron los casos de todas y todos los internos en las celdas de aislamiento dentro de dormito-
rios de población, así como los de todos aquellos ubicados en el dormitorio 7 (de seguridad
institucional) de la Penitenciaría, además de todas las personas ubicadas en el panal del
Reclusorio Preventivo Varonil Sur y en la llama- da chiquizona191 del Reclusorio Preventivo
Varonil Sur Oriente. Uno de esos casos fue el de un joven que habita en el dormitorio 7 de
la Penitenciaría, quien señaló que lleva tres años sin recibir la luz del sol”. Ibidem, p. 162.
64 Coyle, A., op. cit., nota 33.
65 Ibidem, p. 56. Esta idea no es nueva, y ha sido ampliamente demostrada por las ciencias
sociales. Tom Tyler, por ejemplo, en su libro Why People Obey the Law, hace un estudio sobre
las razones por las que las personas obedecen al derecho. Su análisis lo llevó a concluir que las
personas que percibían a la autoridad como legítima cumplían en mayor medida el derecho
que aquellas que no la percibían así. Tyler encontró que los individuos asumen una idea
procesal de la justicia, que afecta su percepción de legitimidad. Las personas, según estos
estudios, califican los procedimientos como justos e injustos dependiendo de su experiencia
durante el proceso, y no en términos de los resultados del proceso. Los procedimientos arbi-
trarios, inconstantes, retardados u obscuros son evaluados como “injustos”, teniendo como
consecuencia no sólo una percepción negativa sobre la legitimidad del proceso, sino también
sobre la legitimidad de la autoridad que los tramitó y decidió. Véase Tyler, Tom, Why do
People Obey the Law?, Nueva Jersey, Princeton University Press, 2006, p. 37.
De la Constitución a la prisión 243
D. Derecho a la salud
66 Véase como ejemplo: Izazola Licea, Sara Elena et al., “La situación actual del VIH/
sida en prisiones en México. Identificación de prácticas útiles”, en Izazola Licea, José An-
tonio e Izazola Licea, Sara Elena (eds.) Estudios de caso de prácticas adecuadas sobre VIH/sida en
prisiones de América Latina, México, Fundación Mexicana para la Salud-Instituto Mexicano de
Prevención del Delito e Investigación Penitenciaria, 1998.
67 Organización Mundial de la Salud y el Programa Conjunto de las Naciones Unidas,
VIH/sida: Prevención, atención, tratamiento y apoyo en el medio carcelario. Marco de acción para una res-
puesta nacional eficaz, Nueva York, OMS-Onusida, 2007.
68 Idem.
69 Artírculo 4o. Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
70 Coyle, A., op. cit., nota 33, p. 49.
71 Peláez, M., op. cit., nota 37, p. 15.
244 Catalina Pérez Correa
72 Ibidem,
p. 16.
73 Losporcentajes para el Estado de México son muy similares. Véase Azaola, E. y Berg-
man, M., op. cit., nota 16, p. 51.
74 Briseño, M., op. cit., nota 17, p. 50.
75 Idem.
De la Constitución a la prisión 245
anulación del enemigo, México, Porrúa, 2009. Una interesante pregunta, que aborda Palacios
Pámanes, es sobre la constitucionalidad de las penas de cadena perpetua, que al no permitir
a los ofensores volver a sus comunidades, violan el derecho a la reinserción.
81 Idem.
82 Las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos fueron formuladas con la
83 Véase supra, p. 22. En el caso de las mujeres, al darles clases de bordado y maquillaje,
actividades educativas, 2.1% (112) está en alfabetización; 20.2% (1,099) estudia la primaria;
30.4% (1,652) se encuentra en secundaria; 23.3% (1,263) cursa el nivel medio superior; 2.7%
(148) en el nivel superior; 0.1% (4) en posgrado; y 0.6% (33) en círculo de estudio”. Véase
Auditoría Superior de la Federación, op. cit., nota 51.
86 Azaola, E. y Bergman, M., op. cit., nota 16.
248 Catalina Pérez Correa
núm. 56, 2004; Meares, Tracey y Kahan, Dan, “Law and (Norms of) Order in the Inner
City”, Law and Society Review, vol. 32, núm. 4, 1998; Pérez Correa, Catalina, “Las penas de
prisión como generadoras de incumplidores de derecho”, por publicarse.
91 Pérez Correa, C., op. cit., nota 88.
92 Idem.
De la Constitución a la prisión 249
Uno de los principales problemas para hacer valer los derechos de quie-
nes están en reclusión es el carácter oculto y alejado de las prisiones. A ello
93 Gargarella, Roberto, De la injusticia penal a la injusticia social, Bogotá, Siglo del Hombre,
2008.
94 Duff, R. A., Punishment, Communication and Community, Oxford, Oxford University Press,
2003, p. 14.
95 Coyle, A., op. cit., nota 33, p. 86. Asimismo, Mercedes Peláez sostiene que “La readap-
dad, como parte de la sociedad en lugar de instalarlas afuera o a un costado, de tal forma
que se invisibilizan. Véase Von Kaull, Adriana, “María de las cárceles: experiencia de tra-
bajo penitenciario”, A la sombra de la sociedad. Situación penitenciaria en América Latina, Caracas,
Observatorio Latinoamericano de Prisiones, 2007.
98 Véase Coyle A., op. cit., nota 33.
99 La Ley de la CDHDF establece en su artículo 17, que son atribuciones de la Comisión:
“X. “Supervisar que las condiciones de las personas privadas de su libertad que se encuen-
tren en los centros de detención, de internamiento y de readaptación social del Distrito
Federal estén apegadas a derecho y se garantice la plena vigencia de los derechos huma-
nos, pudiendo solicitar el reconocimiento médico de reos o detenidos cuando se presuman
malos tratos o torturas, comunicando a las autoridades competentes los resultados de las
revisiones practicadas. Estas atribuciones se entienden sin prejuicio de las que en la materia
correspondan también a la Comisión Nacional de Derechos Humanos, y para su ejercicio
se promoverá la instrumentación de los mecanismos de coordinación que sean necesarios al
efecto. El personal de la Comisión en el ejercicio de sus funciones, tendrá acceso irrestricto a
los centros de detención, de internamiento y de readaptación social del Distrito Federal”.
De la Constitución a la prisión 251
...un conjunto claro de procedimientos que permita que los reclusos presen-
ten peticiones especiales y formulen cualquier denuncia que consideren opor-
tuna. Estos procedimientos deben exponerse de manera clara para que sean
comprendidos tanto por los reclusos como por el personal que tenga trato
directo con ellos.101
100 Ferrajoli, Luigi, Derecho y razón. Teoría del garantismo penal, Madrid, Trotta, 2001, pp. 917
y 918.
101 Coyle, A., op. cit., nota 33, p. 111.
102 Ley de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, artículo 17.
103 “Art 102 B… Los organismos a que se refiere el párrafo anterior, formularán reco-
autoridades o servidores públicos, éstos deberán fundar, motivar y hacer pública su negativa;
además, la Cámara de Senadores o en sus recesos la Comisión Permanente, o las legislaturas
de las entidades federativas, según corresponda, podrán llamar, a solicitud de estos organis-
mos, a las autoridades o servidores públicos responsables para que comparezcan ante dichos
órganos legislativos, a efecto de que expliquen el motivo de su negativa”.
104 La Comisión Nacional de los Derechos Humanos podrá investigar hechos que consti-
tuyan violaciones graves de derechos humanos cuando así lo juzgue conveniente o lo pidiere
el Ejecutivo Federal, alguna de las Cámaras del Congreso de la Unión, el gobernador de un
estado, el jefe de Gobierno del Distrito Federal o las legislaturas de las entidades federativas.
La iniciativa de Ley del Sistema Federal de Ejecución de Sanciones, mencionada antes,
remedia la falta de justiciabilidad de los derechos de los y las reclusas. La iniciativa, como se
mencionó, incluye la figura del juez de ejecución de sanciones. Éste tendría como responsa-
bilidades conocer y otorgar los beneficios de preliberación, libertad preparatoria, reducción
de la sanción y remisión parcial de la pena; resolver el recurso de reclamación de los internos
contra sanciones disciplinarias; acordar las peticiones de los internos respecto al régimen y
tratamiento penitenciario, y realizar visitas de verificación. La adopción del juez de ejecu-
ción, aunque prometedora, difícilmente podrá corregir las graves violaciones que suceden
dentro de nuestros reclusorios. En cualquier caso, la iniciativa continúa pendiente de ser
discutida desde 2007. En el caso del Distrito Federal, esta responsabilidad está actualmente
atribuida a la CDHDF. Véase nota 88.
105 Fiss, Owen, El derecho como razón pública, Madrid, Marcial Pons, 2007, cap. I. La refor-
ma estructural es el género de litigio constitucional que surgió en los Estados Unidos con la
Corte Warren en los años cincuenta y sesenta. Mediante estos litigios las cortes trasformaron
el statu quo y reconstruyeron alguna organización pública, burocrática “a fin de eliminar la
De la Constitución a la prisión 253
IV. Conclusiones
amenaza que los arreglos institucionales implican para valores de dimensión constitucional”.
La Corte Warren, por ejemplo, transformó el sistema escolar “dual” basado en criterios de
segregación raciales, a un sistema “unitario”, desagregado racialmente.
106 Idem.
107 En este texto “los y las detenidas”, “las personas privadas de libertad”, “las personas
en reclusión” se refiere “a aquellas personas que, en virtud de una orden judicial, ven restrin-
gido su derecho a la libertad personal y, por tanto, son recluidos en una institución peniten-
ciaria —ya preventiva o punitiva—, hasta en tanto no se le rehabilite el derecho de libertad
afectado”. Peláez Ferrusca, Mercedes, op. cit., nota 37, p. 6.
108 Garland, David, Punishment and modern society, a study on social theory, Oxford, Carendon
que como sociedad tenemos sobre el castigo, sobre el delito y sobre los de-
lincuentes. Aun cuando legalmente afirmemos que el propósito del sistema
penitenciario es la prevención del delito y la reinserción del delincuente, lo
cierto es que, como señala David Garland, las instituciones y medidas pe-
nales nunca están completamente y racionalmente adaptadas a un único
objetivo organizativo de tipo instrumental. 109
Al pensar en el sistema penitenciario y lo que ahí sucede, no podemos
ignorar el significado que éste tiene y las consecuencias que resultan de
dicha significación. Esto repercute directamente tanto en la forma en que
pensamos y tratamos a los delincuentes como en la manera en que entende-
mos y administramos nuestras cárceles.
Como se ha mostrado en este texto, las normas y valores constituciona-
les son, en la práctica, poco observables en el sistema penitenciario. Andrew
Coyle señala en su Manual para personal penitenciario, que la ambivalencia so-
bre la finalidad de la pena tiene como consecuencia directa un desfase entre
derechos de los detenidos y la práctica. 110 Si la sociedad, los y las legislado-
ras, y las autoridades en general no tienen clara la finalidad del castigo, lo
natural es que las autoridades penitenciarias tampoco la tengan. La inclu-
sión a nivel constitucional de la obligación de sujetar el sistema penitencia-
rio a los derechos fundamentales y a la reinserción social del sentenciado
tendrán poco efecto si no hay claridad, a nivel normativo y discursivo, sobre
cuál es esta función. Asimismo, sin instancias y procedimientos sencillos y
accesibles, que obliguen a las autoridades a respetar los derechos de quienes
son puestos en prisión, la Constitución seguirá siendo, en esta materia, una
mera norma aspiracional.
V. Bibliografía
109 Idem.
110 Coyle, Andrew, op. cit., nota 33.
De la Constitución a la prisión 255
Pedro Salazar*
257
258 Pedro Salazar
H., Teoría general del derecho y del Estado, México, UNAM, 1965; Bobbio, N., Teoria fenerale della
politica, Torino, Einaudi, 1999, pp. 67 y 68; Ferrajoli, L., La sovranità nel mondo moderno, Milán,
Anabasi, 1995.
260 Pedro Salazar
4 Schmitt, C., Teoría de la Constitución, Madrid, Alianza, 1982; Hauriou, M., Précis de droit
constitutionnel, París, Sirey, 1923. Sobre la obra de Schmitt y su discusión sobre este y otros
temas con Hans Kelsen, cfr. Córdova, L., Derecho y poder. Kelsen y Schmitt frente a frente, México,
FCE, 2009.
5 Kelsen, H., Teoría general del derecho y del Estado, cit., pp. 206 y 207.
Del Estado de Excepción a la Suspensión Constitucionalizada 261
Mariano Otero, que buscaron soluciones originales. Él, por ejemplo, en su voto particular
al Acta Constitutiva y de Reformas de 1847, propuso explorar fórmulas de suspensión in-
novadoras delegadas en manos del “Poder Legislativo” y no en las del titular del Ejecutivo
y circunscritas a materias específicas (“aprensión y detención de particulares y cateo de ha-
bitaciones”). Cfr., Salazar, P., “Comentario al artículo 29 constitucional”, Derechos del pueblo
mexicano. México a través de sus Constituciones, t. V, México, Miguel Ángel Porrúa-Cámara de
Diputados (LVIII Legislatura)-Senado de la República-IFE-TEPJF-SCJN, 2003, pp. 595-657.
264 Pedro Salazar
cuál era la lógica imperante en su época sobre la relación entre los poderes
del Estado y los derechos de las personas— responde a su pregunta: “Las
garantías que la sociedad concede a los individuos, no deben nunca conver-
tirse en armas contra ella misma, porque ante el interés común desaparecen
los intereses individuales”. En sintonía con estas ideas, el artículo 29 de la
Constitución de 1857 tenía el siguiente contenido:
9 Ibidem, p. 76.
10 Como recuerda Héctor Fix-Fierro al comentar este mismo artículo constitucional, a
raíz de los sismos de 1985 se creó un Sistema Nacional de Protección (Diario Oficial de la Fede-
ración del 6 de mayo de 1986) y, posteriormente, una Ley General de Protección Civil (publi-
cada en el Diario Oficial de la federación del 12 de mayo de 2000) para coordinar las actividades
de las diferentes autoridades ante situaciones de emergencia (alto riesgo, siniestro o desastre)
sin necesidad de recurrir a la suspensión de garantías. Fix-Fierro, op. cit., p. 599.
268 Pedro Salazar
“[l]a suspensión de garantías es una medida grave que sólo debe adoptarse en contados
casos, por lo que no parece conveniente aplicarla en lugares donde no hay situación de emer-
gencia, o los efectos de ésta no son graves”. Fix-Fierro, H., op. cit., p. 599.
270 Pedro Salazar
manos, con proyecto de decreto que modifica la denominación del capítulo I del título pri-
mero y reforma diversos artículos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexi-
canos. Gaceta Parlamentaria, año XIV, núm. 3162-IV, 15 de diciembre de 2010. http://gaceta.
diputados.gob.mx/Gaceta/61/2010/dic/20101215-IV.html#DictamenesaD
13 Los legisladores, con el afán de reforzar la puntualización, reproducen en su dictamen
la siguiente cita de Kofi Annan: “A medida que la sociedad pasa por constantes cambios
culturales, políticos y sociales, también las familias se vuelven más diversas. La obligación de
272 Pedro Salazar
es congruente también con los principios que orientan esta reforma constitucional, ya que
adopta postulados reconocidos en instrumentos internacionales, como es el caso del artículo
12, numeral 3, del Pacto de San José, que señala: “La libertad de manifestar la propia religión
y las propias creencias está sujeta únicamente a las limitaciones prescritas por la ley y que sean
necesarias para proteger la seguridad, el orden, la salud o la moral públicos o los derechos o
libertades de los demás”. Cfr. Dictamen de las Comisiones Unidas de Puntos Constitucionales,
y de Derechos Humanos, cit., Gaceta Parlamentaria, año XIV, núm. 3162-IV, 15 de diciembre de
2010. http://gaceta.diputados.gob.mx/Gaceta/61/2010/dic/20101215-IV.html#DictamenesaD
Del Estado de Excepción a la Suspensión Constitucionalizada 273
el tema, cfr. Carbonell, M. y Salazar, P., División de poderes y régimen presidencial en México, 2a. ed.,
México, Porrúa-UNAM, 2011.
Del Estado de Excepción a la Suspensión Constitucionalizada 275
16 Informe Especial de Derechos Humanos del Relator Especial, Leandro Despouy, sobre
cial, Leandro Despouy, sobre los derechos humanos. En el texto se reproducen los principios
contenidos en este último documento(E/CN.4/Sub.2/1997/19 y del comentario general 29
al artículo 4 del Pacto de Derechos Civiles y Politicos de la ONU. CCPR/C/21/Rev.1/Add.
11/ 31 August, 2001). Estos principios responden a la experiencia práctica que indica que,
en las situaciones de conflicto o de grave peligro para la sociedad, con frecuencia, los Estados
operen bajo situaciones de emergencia de facto —lo que implica suspensiones o restricción
Del Estado de Excepción a la Suspensión Constitucionalizada 277
de derechos y de garantías en los hechos sin la declaratoria correspondiente o una vez que la
misma ha sido revocada— o, en su defecto, de plano, prologan o institucionalizan de manera
indefinida la situación de emergencia (ello a pesar de que las situaciones que lo provocaron
ya han cesado). Estas situaciones, con frecuencia, suceden al amparo de presuntas amenazas
a la seguridad nacional que están inspiradas en las tesis de la teoría del estado de emergencia
o de la dictadura constitucional que ya conocemos.
278 Pedro Salazar
Articulo 6:
1. El derecho a la vida es inherente a la persona humana. Este derecho es-
tará protegido por la ley. Nadie podrá ser privado de la vida arbitrariamente.
…
Artículo 7: Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles,
inhumanos o degradantes. En particular, nadie será sometido sin su libre con-
sentimiento a experimentos médicos o científicos.
Artículo 8 (párrafos 1 y 2):
1. Nadie estará sometido a esclavitud. La esclavitud y la trata de esclavos
estarán prohibidas en todas sus formas.
2. Nadie estará sometido a servidumbre.
Artículo 11: Nadie será encarcelado por el solo hecho de no poder cumplir
una obligación contractual.
Artículo 15:
1. Nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de
cometerse no fueran delictivos según el derecho, nacional o internacional.
Tampoco se impondrá pena más grave que la aplicable en el momento de la
comisión del delito. Si con posterioridad a la comisión del delito la ley dispo-
ne la imposición de una pena más leve, el delincuente se beneficiará de ello.
2. Nada de lo dispuesto en este artículo se opondrá al juicio ni a la conde-
na de una persona por actos u omisiones que, en el momento de cometerse,
Del Estado de Excepción a la Suspensión Constitucionalizada 279
fueran delictivos según los principios generales del derecho reconocidos por
la comunidad internacional.
Artículo 16: Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconoci-
miento de su personalidad jurídica.
Artículo 18:
1. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia
y de religión; este derecho incluye la libertad de tener o de adoptar la religión
o las creencias de su elección, así como la libertad de manifestar su religión o
sus creencias, individual o colectivamente, tanto en público como en privado,
mediante el culto, la celebración de los ritos, las prácticas y la enseñanza.
2. Nadie será objeto de medidas coercitivas que puedan menoscabar su
libertad de tener o de adoptar la religión o las creencias de su elección.
3. La libertad de manifestar la propia religión o las propias creencias estará
sujeta únicamente a las limitaciones prescritas por la ley que sean necesarias
para proteger la seguridad, el orden, la salud o la moral públicos, o los dere-
chos y libertades fundamentales de los demás.
4. Los Estados Partes en el presente Pacto se comprometen a respetar la
libertad de los padres y, en su caso, de los tutores legales, para garantizar que
los hijos reciban la educación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus
propias convicciones.
teramericanos. Por ello, la Corte debe subrayar que, dentro de los principios
que informan el sistema interamericano, la suspensión de garantías no puede
desvincularse del ‘ejercicio efectivo de la democracia representativa’ a que
alude el artículo 3 de la Carta de la OEA. Esta observación es especialmente
válida en el contexto de la Convención, cuyo Preámbulo reafirma el propó-
sito de ‘consolidar en este Continente, dentro del cuadro de las instituciones
democráticas, un régimen de libertad personal y de justicia social, fundado en
el respeto de los derechos esenciales del hombre’. La suspensión de garantías
carece de toda legitimidad cuando se utiliza para atentar contra el sistema
democrático, que dispone límites infranqueables en cuanto a la vigencia cons-
tante de ciertos derechos esenciales de la persona.20
20 Opinión consultiva OC-8/87, del 30 de enero de 1987. El habeas corpus bajo sus-
pensión de garantías (artículos 27.2, 25.1 y 7.6, Convención Americana sobre Derechos
Humanos). En esa misma opinión se asienta lo siguiente: “…la suspensión de garantías cons-
tituye también una situación excepcional, según la cual resulta lícito para el gobierno aplicar
determinadas medidas restrictivas a los derechos y libertades que, en condiciones normales,
están prohibidas o sometidas a requisitos más rigurosos... Del análisis de los términos de la
Convención en el contexto de éstos, resulta que no se trata de una «suspensión de garantías»
en sentido absoluto, ni de la «suspensión de derechos», ya que siendo éstos consustanciales a
la persona, lo único que podría suspenderse o impedirse sería su pleno y efectivo ejercicio”.
Como puede observarse, este párrafo recoge otro de los aspectos medulares de la reforma
constitucional mexicana de 2011.
21 Por citar algunas Constituciones relevantes, tenemos que, por ejemplo, la Constitución
se suspenderá, salvo cuando la seguridad pública lo exija en los casos de rebelión o invasión”,
y existe un amplio consenso, ratificado por la Corte Suprema en diversas ocasiones, sobre
el hecho de que la facultad para realizar dicha suspensión corresponde al Congreso, no al
presidente (ya que el artículo correspondiente se ubica dentro de las facultades del Poder
legislativo y no del Poder Ejecutivo). En el mismo sentido, por ejemplo, la Ley Fundamental
de Bonn no contempla expresamente la suspensión de garantías para los casos excepcio-
nales que regula (situaciones catastróficas, siniestros y amenazas al orden público, artículo
35; estado de necesidad interno, artículos 80a, 87a.4, 12a; estado de tensión, artículo 80a
y; estado de defensa, artículo 115a) pero permite interpretar que, en caso de ser necesaria,
la suspensión deberá realizarse a través de una ley; es decir, mediante un acto legislativo.
Esto, como podemos recordar, en un sentido opuesto a lo que establecía la Constitución de
Weimar (1919), en la que se contemplaba la facultad del presidente del Reich para adoptar
las medidas necesarias para restablecer la seguridad y el orden públicos (aunque haciéndolo
del conocimiento inmediato del Parlamento). Por otra parte, conviene señalar que existen
algunas Constituciones, como la belga de 1831, en las que se proscribe toda suspensión
excepcional: “la Constitución no podrá suspenderse total o parcialmente” (artículo 130), y
otras, como la italiana de 1947, en las que existe un ‘silencio constitucional’ sobre los estados
de emergencia (aunque existen leyes secundarias, Código de las Leyes de Seguridad Pública,
en las que se contemplan las medidas excepcionales atinentes).
284 Pedro Salazar
Como podemos deducir del artículo anterior, además de que los dere-
chos materia de suspensión son muy amplios, la Constitución española, en
el párrafo 2 de este artículo 55, contempla la posibilidad de que los derechos
de libertad personal (en concreto la duración máxima de la “detención pre-
ventiva”) y la inviolabilidad del domicilio y la inviolabilidad de las comuni-
caciones puedan ser suspendidos —bajo ciertas condiciones— a individuos
concretos. Ello cuando se trate de casos de terrorismo o de la acción de
“bandas armadas”. Esta disposición, sin duda controvertida, tiene similitu-
des con la regulación constitucional mexicana en materia de delincuencia
organizada, pero no encuadra dentro de la nueva regulación constitucional
en materia de suspensión o restricción de derechos o garantías. De hecho,
como sabemos, desde antes de la reforma el artículo 29 constitucional mexi-
cano ya establecía que la suspensión deberá realizarse por medio de “pre-
venciones generales”, y no podrá contraerse “a determinado individuo”. El
286 Pedro Salazar
guras muy diversas: “estado de sitio”, “estado de guerra” de “estado conmoción interior”,
“estado de emergencia”, básicamente. Para mayor detale se pueden consultar las siguientes
Constituciones: Argentina (artículo 23), Chile (artículos 39, 40, 41), Bolivia (artículos 111
y 112), Brasil (artículos 136 y 137), Cuba (artículo 67), Ecuador (artículos 180, 181, 182),
El Salvador (artículo 168), Guatemala (artículo 139), Honduras (artículo 187), Nicaragua
(artículo 185), Panamá (artículo 51), Paraguay (artículo 288), Perú (artículos 137 y 138) y
Venezuela (artículos 337 y 338).
Del Estado de Excepción a la Suspensión Constitucionalizada 287
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Cámara de Diputados (LVIII Legislatura), 2003.
Del Estado de Excepción a la Suspensión Constitucionalizada 291
I. Introducción
293
294 Gabriela Rodríguez Huerta
contra del objeto y fin del tratado. Dicha opinión conecta los principios de
inderogabilidad y el de incompatibilidad, estableciendo con ello que los de-
rechos no suspendibles pertenecen a la categoría de normas de jus cogens,2
por lo que el debido proceso legal no puede suspenderse en cuanto constitu-
ye una condición necesaria para que los instrumentos procesales regulados
por la Convención puedan considerarse como garantías judiciales, como
sería el caso del amparo y el hábeas corpus.
El Comité de Derechos Humanos del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, en la observación general 15, ha destacado que
el disfrute de los derechos reconocidos por el Pacto no está limitado a los ciu-
dadanos de los Estados partes, sino también debe de estar al alcance de todos
los individuos, independientemente de su nacionalidad o de su condición de
apátridas, entre ellos los solicitantes de asilo, los refugiados, los trabajadores
migrantes y demás personas que estén en el territorio o bajo la jurisdicción
del Estado parte.3
2 Rodríguez Huerta, Gabriela, Tratados sobre derechos humanos. El sistema de reservas, México,
4 Otros de los antecedentes del debido proceso los encontramos en la Declaración Fran-
cesa de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, de 1789, y en la Constitución española
de 1812.
296 Gabriela Rodríguez Huerta
ternacionales de los que el Estado mexicano sea parte, y que, entre otras,
queda prohibida toda discriminación motivada por origen nacional.
La esencia del debido proceso, de acuerdo con lo establecido por la De-
claración Universal de Derechos Humanos, es el derecho de toda persona a
ser oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e impar-
cial para la determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen
de cualquier acusación contra ella en matera penal.5
Las garantías básicas del debido proceso han sido desarrolladas por
otros instrumentos internacionales: la presunción de inocencia, el derecho
a la defensa, el derecho a ser juzgado por un tribunal imparcial en un plazo
razonable, el derecho a una defensa pública eficaz, la igualdad de armas,
entre otras, se encuentran consagradas en el Pacto Internacional de De-
rechos Civiles y Políticos (artículo 14) y en la Convención Americana de
Derechos Humanos (artículo 8), tratados ratificado por el Estado mexicano,
que lo obligan a velar por la vigencia de estos derechos.
La Corte Interamericana ha determinado que las garantías del debido
proceso consagradas en el artículo 8 de la Convención Americana se apli-
can en relación con cualquier autoridad, ya sea administrativa, legislativa
o judicial, que a través de sus resoluciones determine derechos y obligacio-
nes de las personas… cualquier órgano del Estado que ejerza funciones de
carácter materialmente jurisdiccional tiene la obligación de adoptar reso-
luciones apegadas a las garantías del debido proceso legal en los términos
del artículo 8 de la Convención Americana. En el caso Ivcher Bronstein, la
Corte Interamericana aplicó dicho criterio a las actuaciones de la Dirección
General de Migraciones y Naturalizaciones.6
Esa dirección administrativa carecía de la naturaleza de un tribunal ad-
ministrativo. En dicho asunto la Corte Interamericana estableció el amplio
alcance del debido proceso, el cual alcanza a todos los órganos estatales que
dentro de un proceso determinen derechos y obligaciones de los individuos.
Es decir, cualquier actuación u omisión de los órganos estatales, dentro de
un proceso, debe respetar el debido proceso legal.
En relación con la expulsión de México de tres misioneros, la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos concluyó que a las víctimas no se les
había respetado el debido proceso, ya que se les había privado del derecho
de ser asistidas por un defensor, del tiempo indispensable para conocer las
imputaciones que se les formulaban y, en consecuencia, para defenderse de
Para alcanzar sus objetivos, el proceso debe de reconocer y resolver los facto-
res de desigualdad real de quienes son llevados a la justicia... por ellos se pro-
vee de traductor a quien desconoce el idioma en que se desarrolla el procedi-
miento, y por eso mismo se atribuye al extranjero el derecho a ser informado
oportunamente de que puede contar con la asistencia consular.9
ricana sobre Derechos Humanos), opinión consultiva OC-9/87, del 6 de octubre de 1987,
serie A, núm. 9, párr. 4. 28.
298 Gabriela Rodríguez Huerta
11 Convención de Viena de 1963 sobre Relaciones Consulares. “Artículo 36.1, c) los fun-
cionarios consulares tendrán derecho a visitar al nacional del Estado que envía que se halle
arrestado, detenido o en prisión preventiva, a conversar con él y organizar su defensa ante
los tribunales. Asimismo, tendrán derecho a visitar a todo nacional del estado que envía que,
en su circunscripción, se halle arrestado, detenido o preso en cumplimiento de una sentencia.
Sin embargo, los funcionarios consulares se abstendrán de intervenir a favor del nacional
detenido, cuando éste se oponga expresamente a ello”.
Extranjeros y debido proceso legal 299
extranjeros”, Anuario Mexicano de Historia del Derecho Mexicano, México, UNAM, 1996, p. 25.
14 Semanario Judicial de la Federación XCV, Quinta Época, Primera Sala, materia penal, p. 720.
300 Gabriela Rodríguez Huerta
15 Nuestro país ratificó el Pacto de San José el 24 de marzo de 1981, con dos declaracio-
nes interpretativas, una al párrafo 1o. del artículo 4o. (derecho a la vida) y otra al artículo 12
(libertad de conciencia y religión), y una reserva al artículo 23, párrafo 2 (derechos poíticos),
y en ese momento no reconoció la competencia contenciosa de la Corte.
Extranjeros y debido proceso legal 301
17 De acuerdo con la cancillería, son muy pocos los casos en los que se aplica el artículo
cional. De este artículo se desprende la prohibición general para los Estados, de invocar las
disposiciones de su derecho interno como justificación del cumplimiento de sus obligaciones
internacionales.
19 Espino, Margarita, Documento En relación a la propuesta de declaración que formula el go-
bierno de los Estados Unidos Mexicanos para el reconocimiento de la competencia contenciosa de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, México, septiembre de 1998.
304 Gabriela Rodríguez Huerta
20 En la práctica esto implica que casos de los que conozca actualmente la Comisión o
bien hayan sido conocidos por la misma y cuyas recomendaciones México no haya cumplido
no puedan ser llevados ante la Corte (caso del general Gallardo, Ejido Morelia, Aguas Blan-
cas, etcétera), salvo que aparecieran nuevos hechos que fueran posteriores a la aceptación de
la jurisdicción contenciosa de la Corte por parte de nuestro país.
21 La Convención no ha entrado en vigor, ya que de acuerdo con el artículo 87.1 de ésta
Declaración interpretativa
Al ratificar la Convención Internacional para la Protección de los Dere-
chos de Todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares, el Gobierno
de los Estados Unidos Mexicanos reafirma su voluntad política de lograr la
protección internacional de los derechos de todos los trabajadores migrato-
rios de acuerdo con lo dispuesto por este instrumento internacional. Todas
Salvo cuando una autoridad judicial dicte una decisión definitiva, los intere-
sados tendrán derecho a exponer las razones que les asistan para oponerse a
su expulsión, así como someter su caso ante la autoridad competente, a me-
nos que razones imperiosas de seguridad nacional se opongan a ello. Hasta
tanto se haga dicha revisión, tendrán derecho a solicitar que se suspenda la
ejecución de la decisión de expulsión.
sino que atenta contra una serie de derechos contenidos en ésta, ya que la
no aplicación de la citada disposición afecta derechos tales como los conte-
nidos en los numerales siguientes:
hipótesis previstas en los artículos 115, 117, 118, 119, 120, 121, 122, 123, 124, 126, 127 y
138 de esta Ley, se le cancelará la calidad migratoria y será expulsado del país sin perjuicio
de que se apliquen las penas establecidas en dichos preceptos”. Dicho artículo fue derogado
el 25 de mayo de 2011.
308 Gabriela Rodríguez Huerta
30 Corte IDH, OC 18/03, Condición jurídica y derechos de los migrantes indocumentados, sep-
Con esta reforma integral, que reconoce los derechos humanos de los
extranjeros independientemente de su calidad migratoria, se garantiza la
protección adecuada de sus derechos. El debido proceso constituye un pilar
fundamental para hacer efectiva la protección de otros derechos humanos,
así como el medio idóneo de defensa de los derechos de los extranjeros.
¿ES ACERTADA LA PROBABLE TRANSFERENCIA
DE LA FUNCIÓN DE INVESTIGACIÓN
DE LA SUPREMA CORTE A LA COMISIÓN NACIONAL
DE LOS DERECHOS HUMANOS?
Jorge Carpizo*
I. Introducción
313
314 Jorge Carpizo
3 El último caso al respecto, y que amplía las decisiones anteriores, es el caso Cabrera Gar-
cía y Montiel Flores vs. México, excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas, sentencia
del 26 de noviembre de 2010, serie C, núm. 220, párr. 225.
4 Carpizo, Jorge, “La función de investigación de la Suprema Corte de Justicia”, El Foro,
México, quinta época, núm. 28, 1972, pp. 63-84; “Nuevas reflexiones sobre la función de
investigación de la Suprema Corte de Justicia a 33 años de distancia”, Cuestiones Constitucio-
nales. Revista Mexicana de Derecho Constitucional, México, UNAM-Instituto de Investigaciones
Jurídicas, núm. 13, 2005, pp. 3-56; Propuestas sobre el Ministerio Público y la función de investigación
de la Suprema Corte, México, Porrúa-Instituto Mexicano de Derecho Procesal Constitucional,
2005, pp. 51-110.
318 Jorge Carpizo
7 Valencia Valladolid, Félix, Antecedentes, génesis, alcance y consecuencias del párrafo tercero del
artículo 97 constitucional, tesis profesional, México, 1954, p. 126; González Avelar, Miguel,
La Suprema Corte y la política, México, UNAM, 1979, pp. 10-14 y 41-45; Suprema Corte de
Justicia de la Nación, La facultad de investigación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Los
casos de León y Aguas Blancas, México, SCJN, 2003, pp. 9-11; Carpizo, Jorge, Propuestas sobre...,
cit., pp. 59-66.
8 Carpizo, Jorge, Propuestas sobre…, cit., p. 74.
9 Suprema Corte de Justicia de la Nación, op. cit., p. 15.
10 Fix-Zamudio, Héctor y Valencia Carmona, Salvador, Derecho constitucional mexicano y
comparado, México, Porrúa, 2009, p. 966; García Sedas, Luis, “Comentarios a la facultad in-
dagatoria de la Corte prevista en el párrafo segundo del artículo 97 constitucional”, Themis.
Revista de la Facultad de Derecho, Xalapa, Ver., Universidad Veracruzana, 2001, p. 18; Galván
Rivera, Flavio, “Facultad indagatoria de la Suprema Corte de Justicia de la Nación”, en
Ferrer Mac-Gregor, Eduardo (coord.), Derecho procesal constitucional, México, Porrúa, 2006,
pp. 1284 y 1285.
320 Jorge Carpizo
11 Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, México, 9a. época, junio de 1996, t. III,
manos en México: algunas preocupaciones”, Iuretec, Chihuahua, Chih., año 1, núm. 2, 2008,
pp. 1-48.
15 Carpizo, Jorge, Derechos humanos y…, cit., pp. 15-17; del mismo autor, “Reglamento
Artículo 102.
A. …
B. …
Los organismos a que se refiere el párrafo anterior, formularán recomen-
daciones públicas, no vinculatorias, denuncias y quejas ante las autoridades
respectivas. Todo servidor público está obligado a responder las recomenda-
ciones que les presenten estos organismos. Cuando las recomendaciones emi-
tidas no sean aceptadas o cumplidas por las autoridades o servidores públicos,
éstos deberán fundar, motivar y hacer pública su negativa; además, la Cáma-
ra de Senadores o en sus recesos la Comisión Permanente, o las legislaturas
de las entidades federativas, según corresponda, podrán llamar, a solicitud de
estos organismos, a las autoridades o servidores públicos responsables para
que comparezcan ante dichos órganos legislativos, a efecto de que expliquen
el motivo de su negativa.
TRANSFERENCIA DE LA FUNCIÓN DE INVESTIGACIÓN DE LA SCJ A LA CNDH 323
b) La institución transformada pudiera tal vez (no hay que descartar esa
posibilidad) convertirse en un éxito en la protección y la defensa de
los derechos humanos.
Pero también puede convertirse en un fracaso fenomenal si des-
truye la autoridad y el prestigio morales indispensables para que el
ombudsman pueda ser exitoso en esa defensa y protección de los dere-
chos humanos.
c) Por los argumentos que he expuesto, considero que tiene más proba-
bilidades de lo segundo que de lo primero, y mi preocupación pro-
funda es que estaríamos dañando y lesionando el sistema no jurisdic-
cional de defensa de los derechos humanos en el país, cuando éste es
muy necesario, y más en nuestros días.
d) Desde luego que si la nueva facultad del artículo 102 constitucional
resulta algo parecido a las preocupaciones que he expuesto, siempre
existe la posibilidad de volver a reformar la Constitución para supri-
mirle dicha facultad. Sí, claro que sí, pero ¿después de 2, 3 o 4 escán-
dalos públicos mayúsculos en los que la CNDH se viera envuelta?, y
cuando su autoridad moral se encontrara al nivel del suelo.
e) Es probable que entonces a la CNDH le tomaría muchos años —no
calculo cuántos— en volver a construir esa autoridad moral, si ello
fuera posible.
f) En estos difíciles tiempos por los cuales transita México se necesita
una CNDH vigorosa, que cada día cumpla mejor las funciones que
tiene atribuidas y por las cuales se le creó, se le ha perfeccionado y
es la cabeza y cúspide del sistema no jurisdiccional de la defensa y la
protección de los derechos humanos.
g) Si dicho aspecto se convierte en norma constitucional, deseo con fer-
vor estar equivocado en los peligros que considero para la CNDH.
No abrigo duda alguna que prefiero estar equivocado a que la socie-
dad mexicana sufra las consecuencias que contemplo, y que dejarían,
en parte, desprotegidos a los sectores más débiles de la sociedad, que
son los que más necesitan de la protección de la CNDH y de nuestro
sistema no jurisdiccional de protección de los derechos humanos.
17 http://www.eluniversal.com.mx/nacion/183785.htm/;
Red Informativa del Sistema Om-
budsman Mexicano, del 22 de febrero de 2011: red_vigias@amdh.com.mx
18 Red Informativa del Sistema Ombudsman Mexicano, del 9 de marzo de 2011: red_vi
gias@amdh.com.mx
334 Jorge Carpizo
IX. Adenda
* El presente texto parte del “voto razonado” que emití en calidad de juez ad hoc de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Cabrera García y Montiel Flores vs. Méxi-
co, excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 26 de noviembre de
2010, serie C, núm. 220. Ahora lo complemento con algunas reflexiones adicionales deriva-
das de las trascendentales implicaciones de la reforma constitucional en materia de derechos
humanos, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 10 de junio de 2011, así como de
lo decidido por la Suprema Corte de Justicia en el expediente Varios 912/2010, sobre el
cumplimiento de la sentencia de la Corte Interamericana en el caso Radilla Pacheco vs. Estados
Unidos Mexicanos, excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 23 de
noviembre de 2009, serie C, núm. 209, cuya discusión pública tuvo lugar los días 4, 5, 7, 11,
12 y 14 de julio de 2011 (pendiente de engrose al momento de redactar el presente ensayo).
Agradezco a los doctores Miguel Carbonell y Pedro Salazar la invitación para participar
en esta importante obra colectiva, así como al doctor Jorge Carpizo por la sugerencia de
ampliar y convertir mi voto razonado en un artículo académico a la luz de la reforma consti-
tucional aludida, lo cual ahora realizo a manera de una primera aproximación.
** Investigador en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
339
340 EDUARDO FERRER MAC-GREGOR
I. Exordio
1 Caso Rosendo Radilla Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos, excepciones preliminares, fon-
do, reparaciones y costas, sentencia del 23 de noviembre de 2009, serie C, núm. 209, párr.
339; caso Fernández Ortega y otros vs. México, excepción preliminar, fondo, reparaciones y costas,
sentencia del 30 de agosto de 2010, serie C, núm. 215, párr. 234; caso Rosendo Cantú y otra
vs. México, excepción preliminar, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 31 de agosto de
2010, serie C, núm. 216, párr. 219; y caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México, excepciones
preliminares, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 26 de noviembre de 2010, párr. 225.
En este último asunto se precisa que dicha obligación recae no sólo en los “jueces”, sino en
general en todos los “órganos vinculados a la administración de justicia” de “todos los nive-
les” (sean locales o federales).
2 Véase infra, apartado “VI.4: Fundamento jurídico del “control difuso de convenciona-
lidad”: el Pacto de San José y la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados”.
3 Para los efectos que aquí interesan, resultan especialmente relevantes los tres primeros
párrafos:
“Artículo 1. En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos
reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así
como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse,
salvo los casos y bajos las condiciones que esta Constitución establece.
Las normas relativas a derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta Constitución
y con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más
amplia.
Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover,
respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad,
interdependencia, indivisibilidad y progresividad. En consecuencia, el Estado deberá prevenir, in-
vestigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos, en los términos que
establezca la ley” (énfasis añadido).
342 EDUARDO FERRER MAC-GREGOR
cionalidad del artículo 57, fracción II, inciso a) del Código de Justicia Militar, por extender
la jurisdicción militar a delitos que no tienen estricta conexión con la disciplina militar o con
bienes jurídicos propios del ámbito castrense. Este caso fue resuelto, por mayoría de seis vo-
tos contra cinco, en el sentido de que la víctima del proceso penal carece de “interés jurídico”
para promover juicio de amparo de conformidad con la Ley de Amparo. Así, la Suprema
Corte de Justicia dejó pasar una oportunidad para pronunciarse sobre el fuero militar, previo
a la condena del caso Radilla Pacheco, y resulta lamentable que sea la Corte IDH la que tuviera
que establecer la inconvencionalidad de dicho precepto, cuando pudo haberlo realizado la
Suprema Corte a la luz del artículo 13 constitucional y de los estándares internacionales en
la materia. Sobre la evolución jurisprudencial de la Corte IDH en la temática de jurisdicción
militar, véase el “prólogo” de Diego García Sayán, actual presidente de dicho tribunal inter-
nacional, a nuestro libro Jurisdicción militar y derechos humanos, ibidem, pp. XIX-XXXIV.
7 Es decir, los casos Fernández Ortega y Otros vs. México, excepción preliminar, fondo, repa-
raciones y costas, sentencia del 30 de agosto de 2010, serie C, núm. 215; Rosendo Cantú y otra
vs. México, excepción preliminar, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 31 de agosto de
2010, serie C, núm. 216, y Cabrera García y Montiel Flores vs. México, excepciones preliminares,
fondo, reparaciones y costas, sentencia del 26 de noviembre de 2010.
INTERPRETACIÓN CONFORME Y CONTROL DIFUSO DE CONVENCIONALIDAD 343
8 Cfr. las discusiones del tribunal Pleno al pronunciarse en el expediente Varios 489/2010
Sobre este emblemático caso véase Méndez-Silva, Ricardo, “El caso Avena y otros. El dere-
cho a la información consular de los detenidos en el extranjero, con particular referencia a
los sentenciados a muerte. La controversia México-Estados Unidos en la Corte Internacional
de Justicia”, en Ferrer Mac-Gregor, Eduardo y Zaldívar Lelo de Larrea, Arturo (coords.), La
ciencia del derecho procesal constitucional. Estudios en homenaje a Héctor Fix-Zamudio en sus 50 años como
investigador del derecho, México, UNAM-Marcial Pons-IMDPC, 2008, t. I: “Derechos humanos
y tribunales internacionales”, pp. 969-1013.
346 EDUARDO FERRER MAC-GREGOR
1. Sistema universal
La Carta de Naciones Unidas (1945), firmada por 51 países (actualmen-
te son 192 los Estados miembros), representa el inicio de este movimiento,
después de la fallida Sociedad de Naciones.16 En su “preámbulo” se refiere a
11 En general, sobre el desarrollo progresivo del derecho internacional a partir de 1945 y
especialmente del derecho internacional de los derechos humanos, véanse Sepúlveda, César,
El derecho de gentes y la organización internacional en los umbrales del siglo XXI, México, FCE-UNAM,
1995; Ayala Corao, Carlos, “La mundialización de los derechos humanos”, en Häberle, Pe-
ter y García Belaunde, Domingo (coords.), El control del poder. Homenaje a Diego Valadés, México,
UNAM, 2011, t. I, pp. 59-85; Fernández de Casadevante Romani, Carlos (coord.), Derecho
internacional de los derechos humanos, 3a. ed., Madrid, Dilex, 2007; Bou Franch, Valentín y Cas-
tillo Daudí, Mireya, Curso de derecho internacional de los derechos humanos, 2a. ed., Valencia, Tirant
lo Blanch, 2010.
12 Véase el interesante libro de Neves, Marcelo, Transconstitucionalismo, São Paulo, WFM
de los derechos humanos, que se compone por la propia Declaración Universal (1948), el
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales (ambos aprobados en 1966 y en vigor una década des-
pués). Asimismo, también se contemplan en estos instrumentos básicos, el Protocolo Fa-
cultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (1966), donde se establece
la posibilidad de comunicaciones individuales ante el Comité de Derechos Humanos, y el
Segundo Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, des-
tinado a abolir la pena de muerte (1989).
18 Comités de Derechos Humanos; de Derechos Económicos, Sociales y Culturales;
para la Eliminación de la Discriminación Racial; de los Derechos del Niño; contra la Tor-
tura; para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer; y de los Derechos de los
Trabajadores Migratorios.
19 La Corte Internacional de Justicia es el órgano judicial principal de Naciones Unidas,
previsto desde el texto original de la Carta constitutiva de 1945. Posteriormente se han crea-
do otros tribunales especializados, como el Tribunal del Mar (1982). En materia penal des-
348 EDUARDO FERRER MAC-GREGOR
A. Sistema europeo
tacan los tribunales ad hoc: Nüremberg, Tokio, Ruanda, Tribunal Penal Internacional para la
ex Yugoslavia, entre otros. Además, se ha creado la Corte Penal Internacional, cuyo estatuto
se firmó en 1998 y entró en vigor en 2002, lo que ha significado un importante avance al
constituir un sistema permanente penal internacional.
20 Aunque se ve distante, sería deseable que en el futuro se incrementen los sistemas
regionales, que pudieran impulsar las organizaciones de Estados, como la Liga de Estados
Árabes o la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático.
21 El Estatuto del Consejo de Europa o Tratado de Londres (1949) fue firmado por diez
Estados (actualmente son 47 Estados europeos y cinco observadores: Estados Unidos, Cana-
dá, Japón y México, además de la Santa Sede).
22 También se aprobó en 1961 la Carta Social Europea; si bien no son objeto de control
jurisdiccional y sólo cuentan con el control de los informes que deben rendir los Estados,
sujetas a revisión por el Comité de Ministros del Consejo de Europa que puede emitir re-
comendaciones, lo que ha propiciado un desequilibrio en la protección de estos derechos
económicos y sociales, con respecto a los civiles y políticos previsto en la Convención de
Roma, que tienen la vía abierta ante el Tribunal de Estrasburgo. Sobre este instrumento
internacional véase Quesada, Luis Jimena, “La Carta Social Europea y la Unión Europea”,
Revista Europea de Derechos Fundamentales, núm. 13, primer semestre de 2009, pp. 389-407.
23 En realidad, la Comisión continuó sus funciones un año después, hasta el 31 de octu-
bre de 1999, para desahogar los casos que había declarado admisibles con anterioridad a la
entrada en vigor de dicho Protocolo.
INTERPRETACIÓN CONFORME Y CONTROL DIFUSO DE CONVENCIONALIDAD 349
más del 50% se refieren a demandas contra cuatro Estados: Rusia, Turquía,
Ucrania y Rumania.24
En 2010 se recibieron 61,300 asuntos, lo que representó un aumento
del 7% con respecto al año 2009.25 De esta forma, el número total de asun-
tos pendientes de resolver se elevó en 2010 en un 17%; esto es, de 119,300
del año 2009, a 139,650 para el año 2010.26 Las cifras continúan en aumen-
to en el presente 2011 en un 21% con respecto al año anterior.27
El Tribunal de Estrasburgo se integra por 47 jueces (uno por cada Esta-
do integrante del Consejo de Europa), nombrados por un único periodo de
nueve años (a partir del Protocolo 14). En general tiene competencias con-
sultivas, para la interpretación y aplicación de la Convención, y contenciosas,
para conocer de: a) demandas interestatales (a diferencia del sistema interameri-
cano se han presentado casos) entre Estados miembros por incumplimiento
del Convenio, o b) demandas individuales, donde cualquier persona o grupo
puede plantear la demanda. En la actualidad son 800 millones de personas
pertenecientes a los 47 Estados miembros las que pueden tener acceso a esta
jurisdicción internacional.28
El 1o. de junio de 2010 entró en vigor el Protocolo 14 del Convenio, de-
bido a la ratificación de Rusia, que era el único de los 47 Estados que faltaba
por ratificarlo, y que durante varios años rehusó. Este ansiado instrumento
supone reformas sustanciales en la tramitación y efectividad del Tribunal,29
24 Más del 90% de las demandas no son admitidas, por lo que en realidad se han dictado
cerca de 12,000 sentencias durante más de medio siglo de historia. Cfr. 50 Years of Activity:
European Court of Human Rights. Some facts and Figues, Estrasburgo, Consejo de Europa, 2010.
25 Informe anual de la Corte Europea de Derechos Humanos, correspondiente al año
2010.
26 Idem.
27 Véase el informe estadístico en la página de la Corte Europea de Derechos Humanos,
por un único periodo de nueve años (en lugar de seis años con posibilidad de reelección); b)
competencia de jueces individuales o únicos para poder desechar demandas (antes un comité
de tres jueces o una Sala de siete jueces lo hacía), sin que exista recurso alguno; en caso de
duda, este juez remitirá el asunto a un comité de jueces o a la Sala; y no podrá el juez indivi-
dual conocer de un asunto en contra del Estado que lo propuso; c) criterios de admisibilidad
más rigurosos, que implican la gravedad de la violación novedad y no asuntos reiterativos;
d) competencia de los comités de tres jueces para resolver determinados asuntos (antes era
competencia de las Salas); e) las decisiones de admisibilidad y de fondo respecto de deman-
350 EDUARDO FERRER MAC-GREGOR
así como una importante vinculación con la Unión Europea debido al Tra-
tado de Lisboa, que entró en vigor el 1o. de diciembre de 2009.30 Las re-
formas propuestas, sin embargo, parecen insuficientes. Representantes de
los 47 Estados integrantes del Consejo de Europa se reunieron el 18 y 19
de febrero de 2010 en Suiza para reflexionar sobre el futuro del Tribunal
Europeo de Derechos Humanos, lo que dio lugar a la “Declaración de In-
terlaken”, donde se estableció un plan de acción a mediano y largo plazo,
que será evaluado en 2011, 2012, 2015 y 2019.31
B. Sistema interamericano
das individuales se harán de manera conjunta, como de hecho se venía realizando, pudiendo
en determinados casos separarlas; f) la creación de un recurso por incumplimiento de las
sentencias, cuya competencia es del Comité de Ministros (conformado por representantes
permanentes de los Estados), y g) la posibilidad de que la Unión Europea sea parte del Con-
venio, de conformidad con el Tratado de Lisboa. Un análisis crítico a este Protocolo puede
verse en Pastor Ridruego, José Antonio, “El Protocolo número 14 a la Convención Europea
de Derechos Humanos: ¿estamos ante la reforma que necesita el Tribunal?”, Revista Española
de Derecho Internacional, vol. 56, núm. 1, 2004, pp. 141-150.
30 Sobre los contenidos y repercusiones del Tratado de Lisboa véase González Martín,
Nuria, “La Unión Europea como una fotografía en continuo movimiento. El Tratado de
Lisboa”, Boletín Mexicano de Derecho Comparado, México, núm. 124, enero-abril de 2009, pp.
343-354.
31 Véase la Declaración: High Level Conference on the Future of the Euopean Court of Human
que se excluyó al gobierno de dicho país en el sistema interamericano. Asimismo, debe con-
siderarse que Honduras fue suspendido del derecho de participación en 2009, derivado del
golpe de Estado, si bien se ha reincorporado en junio de 2011.
33 Protocolo Adicional en Materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Pro-
do; señala además que el juez nacional del Estado demandado no podrá
participar en los casos contenciosos originados en peticiones individuales; lo
anterior se ha incorporado en las reformas al Reglamento de la Corte Inte-
ramericana, en vigor desde el 1o. de enero de 2010.36
Estas reformas resultan trascendentales, en la medida en que se otorgan
más facultades a las presuntas víctimas y sus representantes, como la posibili-
dad de presentar directamente la demanda, que antes realizaba la Comisión,37
lo que pudiera representar el camino para que en el futuro se aceptara el
acceso directo del individuo, como sucedió en Europa,38 lo cual ha significa-
do para el sistema europeo un rezago considerable, como lo demuestran las
estadísticas que hemos señalado.
Debe destacarse que el 1o. de junio de 2010 entró en vigor el Regla-
mento de la Corte IDH sobre el Funcionamiento del Fondo sobre Asistencia
Legal de Víctimas, que tiene como objetivo el apoyo a las personas que ca-
recen de recursos económicos; así como el Acuerdo de Entendimiento con
la Asociación Interamericana de Defensorías Públicas, que brinda asisten-
cia legal gratuita a las presuntas víctimas que carecen de recursos económi-
cos o de representación legal ante dicho tribunal internacional.
La Corte tiene básicamente dos atribuciones: la consultiva, con veinte
solicitudes atendidas hasta la fecha, y la contenciosa, con 151 demandas reci-
bidas hasta diciembre de 2010, originadas de peticiones individuales (cerca
to, de 2000, con reformas en 2003 y 2009 (vigente a partir del 1o. de enero de 2010). En rea-
lidad, esta última reforma constituye un nuevo reglamento, por la cantidad y trascendencia
de sus reformas.
37 Con la reforma, el procedimiento ante la Corte se inicia con la presentación del infor-
Ventura Robles, Manuel E., El futuro de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, 2a. ed., San
José, CIDH-UNHCR, 2004.
INTERPRETACIÓN CONFORME Y CONTROL DIFUSO DE CONVENCIONALIDAD 353
C. Sistema africano
3. Derecho comunitario
Además de los tres sistemas regionales brevemente señalados, debe ad-
vertirse que también en ciertos sistemas de integración comunitaria se cons-
tata la internacionalización de instituciones de derecho constitucional. Si
bien estas integraciones nacen con fines esencialmente económicos, progre-
sivamente se ha extendido a otras áreas, incluso a los derechos humanos.
Este “derecho internacional de la integración”43 se aprecia claramen-
te con el largo y sorprendente proceso evolutivo de la hoy Unión Europea
(1993),44 que inició en 1951 con la Comunidad Europea del Carbón y del
Acero, con seis miembros (actualmente con 27); hasta llegar al trascenden-
tal Tratado de Lisboa,45 que entró en vigor el 1o. de diciembre de 2009, a
manera de un paso más en la integración comunitaria.
41 Algeria, Burkina Faso, Burundi, Côte d’Ivoire, Comoros, Gabon, Gambia, Ghana,
Kenya, Libya, Lesotho, Mali, Malawi, Mozambique, Mauritania, Mauritius, Nigeria, Niger,
Rwanda, Sudáfrica, Senegal, Tanzania, Togo, Tunisia y Uganda.
42 Cfr. las páginas http://www.africancourtcoalition.org, http://www.achpr.org y www.african-court.
org; así como los trabajos de Odimba, Jean Cadet, “Protección de los derechos fundamentales
en África”, El derecho de amparo en el mundo, op. cit. supra nota 28, pp. 945-984; Saavedra Álva-
rez, Yuria, “El sistema africano de los derechos humanos y de los pueblos. Prolegómenos”,
Anuario Mexicano de Derecho Internacional, México, núm. 8, 2008, pp. 671-712; Harrington, Julia,
“The African Court on Humans and Peoples’ Rights”, en Evans, Malcom y Murray, Rachel
(comps.), The African Charter on Humans and Peoples’s Rights: The system in practice 1986-2000,
Cambridge, Cambridge University Press, 2002, pp. 305-334; Saccucci, Andrea, “Il Protocollo
istitutivo della Corte africana dei diritti dell’uomo e dei popoli: un primo confronto con le
altre Corti regionali”, Rivista di Diritto Internatiozale, núm. 4, 2004, pp. 1036-1065.
43 Ayala Corao, Carlos, “La mundialización de los derechos humanos”, cit. supra nota 11,
pp. 68 y 69.
44 Véase el Tratado de la Unión Europea, que entró en vigor el 1o. de noviembre de
46 Sobre estas complejas relaciones véanse García Roca, Javier, El margen de apreciación
nacional en la interpretación del Convenio Europeo de Derechos Humanos: soberanía e integración, Madrid,
Civitas, 2010; y Aparicio Wilhelmi, Marco, La construcción de un orden público constitucional com-
plejo. Derechos y constitución en el Estado español como Estado autonómico e integrado en la Unión Europea,
México, UNAM, 2009.
47 Una situación actual de esta dimensión puede verse en los diversos trabajos conteni-
dos en la obra colectiva García Ramírez, Sergio y Castañeda Hernández, Mireya (coords.),
Recepción nacional del derecho internacional de los derechos humanos y admisión de la competencia conten-
ciosa de la Corte Interamericana, México, UNAM, 2009; especialmente sobre el caso mexicano,
véase el ensayo de Carmona Tinoco, Jorge, “La recepción de la jurisprudencia de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos en el ámbito interno. El caso de México”, pp. 245-
290. Asimismo, véase la obra colectiva Becerra, Manuel, La Corte Interamericana de Derechos
Humanos: a veinticinco años de su funcionamiento, México, UNAM, 2007.
356 EDUARDO FERRER MAC-GREGOR
48 La Sala Constitucional estableció que los derechos previstos en los tratados interna-
comentar un fallo del Consejo Constitucional de Francia en la década de los sesenta del siglo
pasado, donde, en principio, incluía a la propia Constitución de 1958, el preámbulo consti-
tucional y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789; bloque que
se ha venido ampliando en Francia y en los países donde se ha aceptado tiene contenidos
distintos, como sucede en España y en varios países de Latinoamérica. En general, sobre la
temática, véase Favoreu, Louis; Rubio Llorente, Francisco y Pérez Royo, Javier, El bloque de la
constitucionalidad, Madrid, Civitas, 1991.
50 Tradicionalmente los tratados internacionales tenían rango de ley. Sin embargo, un
nuevo criterio pareciera abrir la ventana hacia esta dimensión, en la sentencia 365, del 19 de
octubre de 2009. Sobre esta sentencia véase Risso Ferrand, Martín, “El derecho internacio-
nal de los derechos humanos en la jurisprudencia reciente de la Suprema Corte de Justicia
de Uruguay”, Revista Iberoamericana de Derecho Procesal Constitucional, núm. 14, julio-diciembre
de 2010.
INTERPRETACIÓN CONFORME Y CONTROL DIFUSO DE CONVENCIONALIDAD 357
rol en el sistema de Costa Rica, véase Herández Valle, Rubén, Derecho procesal constitucional, 3a.
ed., San José, Juricentro, 2009.
53 Véase la sentencia 7/2007, del 19 de junio de 2007.
54 Sobre los diversas sentencias de la Corte Suprema argentina y su tendencial acepta-
ción sobre el particular, véase Hitters, Juan Carlos, “¿Son vinculantes los pronunciamientos
de la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos? (control de constitucio-
nalidad y convencionalidad)”, Revista Iberoamericana de Derecho Procesal Constitucional, México,
núm. 10, julio-diciembre de 2008, pp. 131-156.
55 Véase la sentencia 1990-2003, del 13 de noviembre de 2003; cfr. “El bloque de cons-
de los tratados internacionales sobre derechos humanos en México y España, México, Porrúa, 2009.
358 EDUARDO FERRER MAC-GREGOR
58 La nueva Constitución de 1988, en su artículo 13. IV, establece: “Los tratados y con-
internacionales ratificados por el Congreso, que reconocen los derechos humanos y que
prohíben su limitación en los estados de excepción, prevalecen en el orden interno. Los dere-
chos y deberes consagrados en esta Carta, se interpretarán de conformidad con los tratados
internacionales sobre derechos humanos ratificados por Colombia”.
60 La “cuarta” disposición final y transitoria de la Constitución de 1993 señala: “Las
normas relativas a los derechos y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretan
de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y con los tratados y
acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificados por el Perú”.
61 Artículo 1, párrafo segundo: “Las normas relativas a los derechos humanos se in-
bunal Constitucional: una muestra del proceso de armonización europea en materia de de-
rechos fundamentales”, Teoría y Realidad Constitucional, Madrid, UNED, núm. 20, 2007, p.
439. Sobre la temática, véase también su libro La interpretación de los derechos: del Tribunal de
Estrasburgo al Tribunal Constitucional, Madrid, CEPC, 2008.
63 Caballero Ochoa, José Luis, La incorporación de los tratados internacionales sobre derechos
2a. ed., México, CNDH, 1999; así como Los derechos humanos y su protección jurisdiccional, Lima,
Grijley-UNAM-IMDPC, 2009.
65 Queralt Jiménez, Argelia, “Los usos del canon europeo en la jurisprudencia del Tribu-
nal Constitucional: una muestra del proceso de armonización europea en materia de dere-
chos fundamentales”, cit. supra nota 62, p. 438.
66 Fernánez de Casadevante Romaní, Carlos y Jiménez García, Francisco, El derecho in-
nos. El artículo 10.2 de la Constitución española, Madrid, CGPJ, 1999, así como, recientemente,
“La interpretación de los derechos fundamentales y los tratados internacionales sobre dere-
chos humanos”, en Casas Baamonde, María Elena y Rodríguez-Piñero y Bravo-Ferrer, Mi-
guel (dirs.), Comentarios a la Constitución española de 1978. XXX Aniversario, Madrid, Fundación
Wolters Kluwer, 2008, pp. 193-209.
INTERPRETACIÓN CONFORME Y CONTROL DIFUSO DE CONVENCIONALIDAD 361
69 Saiz Arnaiz, Alejandro, La apertura constitucional al derecho internacional de los derechos huma-
nos. El artículo 10.2 de la Constitución española, ibidem, pp. 206 y 207, y Queralt Jiménez, Argelia,
“Los usos del canon europeo en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional: una muestra
del proceso de armonización europea en materia de derechos fundamentales”, cit. supra nota
62, pp. 441-443.
70 Queralt Jiménez, Argelia, ibidem, pp. 448-462.
71 Véase su texto supra nota 3.
72 En muy pocos casos se puede advertir una clara interpretación conforme a los tratados
internacionales como argumentación principal. Si bien es cierto que en los últimos años se
362 EDUARDO FERRER MAC-GREGOR
se interpretarán de acuerdo con los siguientes principios: I. Los derechos humanos deben
interpretarse evitando la contradicción con el texto constitucional y propiciando el sentido
que le sea más favorable. II. Su sentido se determinará de conformidad con los instrumentos
internacionales incorporados al orden jurídico mexicano aplicables y atendiendo los criterios
de los organismos internacionales de protección de los derechos humanos reconocidos por
el Estado mexicano, especialmente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. III.
Cuando resulten aplicables o en conflicto dos o más derechos humanos, se hará una pon-
deración entre ellos a fin de lograr su interpretación armónica, logrando que su ejercicio
no signifique menoscabo a los derechos de los demás y prevaleciendo la seguridad de todos
y las justas exigencias del bien común y la equidad. IV. Las únicas limitaciones admisibles
son las previstas en el texto constitucional, mismas que deberán ser interpretadas restric-
tivamente. V. Se deberá optar por el sentido más favorable a la persona y atendiendo a su
progresividad. VI. El interés superior del niño deberá tener consideración primordial por
parte de los tribunales, autoridades administrativas u órganos legislativos, así como en todas
las medidas que tomen las instituciones públicas o privadas de bienestar social. Dicho deber
implica que el desarrollo del niño y el ejercicio pleno de sus derechos deben ser considerados
como criterios rectores para la elaboración de normas y la aplicación de éstas en todos los ór-
denes relativos a la vida del niño. VII. Ninguna interpretación podrá excluir otros derechos
inherentes al ser humano que no estén previstos en la presente Constitución.
75 El artículo 16.B, de manera similar al anterior precepto de Sinaloa.
INTERPRETACIÓN CONFORME Y CONTROL DIFUSO DE CONVENCIONALIDAD 363
tenga la norma en cuestión, de tal manera que las normas que los
contengan deberán interpretarse de conformidad con los derechos
humanos previstos en la Constitución y en los tratados internacio-
nales; se trata, en este sentido, de una interpretación “desde” el
texto fundamental hacia abajo.
B. A los previstos en el capítulo I del título primero de la Constitu-
ción federal, sino a todos los derechos humanos, sea cual sea su
ubicación en el texto fundamental (como sucede con los derechos
humanos de tipo laboral previstos en el artículo 123, por ejemplo);
C. A los derechos humanos contenidos en los tratados internaciona-
les específicos en dicha materia, sino también a aquellos derechos
humanos previstos en “cualquier” tratado internacional, sea cual
sea su denominación o la materia que regule; por ejemplo, los de-
rechos humanos contenidos en los tratados en materia de derecho
internacional humanitario o de derecho internacional en general, y
D. A normas de tipo “sustantivas”, sino también a las de carácter
“adjetivas” relativas a derechos humanos. Así, la norma para in-
terpretar derechos humanos puede ser objeto, a su vez, de inter-
pretación conforme.
4. La expresión tratados internacionales contenida en dicha cláusula com-
prende la connotación “amplia” del término que le otorga el artículo
2.1.a) de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados
(1969), vigente en México a partir del 27 de enero de 1980.77
5. La expresión tratados internacionales debe comprender también la in-
terpretación que establezcan los órganos que el propio tratado auto-
riza para su interpretación (órganos de supervisión, cumplimiento e
interpretación, como comités, comisiones, tribunales, etcétera); con
mayor intensidad si existen órganos jurisdiccionales cuya misión es
la aplicación e interpretación del tratado, como por ejemplo la Corte
IDH, que “tiene competencia para conocer de cualquier caso relati-
vo a la interpretación y aplicación de las disposiciones” del Pacto de
San José.78
De ahí que la norma interpretada por dicho tribunal adquiere el
mismo grado de eficacia que el texto convencional, como veremos
83 Caso Myrna Mack Chang vs. Guatemala, resuelto el 25 de noviembre de 2003, párrafo 27.
84 Voto concurrente razonado de Sergio García Ramírez en el caso Tibi vs. Ecuador, re-
suelto el 7 de septiembre de 2004, párrafo 3.
370 EDUARDO FERRER MAC-GREGOR
85 De tal suerte, dice García Ramírez, que derivado a ese “control de convencionali-
dad”, “no puede, ni pretende —jamás lo ha hecho—, convertirse en una nueva y última
instancia para conocer la controversia suscitada en el orden interno”. Párr. 6 del referido
voto razonado.
86 Véanse los artículos 62.3 y 63.1 de la CHDH; 31, 32, 42, 65 y 67 del vigente Regla-
mento de la Corte IDH, así como 1o. y 2o. del Estatuto de la Corte IDH.
87 Sobre la temática, véanse Sagüés, Néstor, “El «control de convencionalidad», como
Fue establecida por primera vez en el caso Almonacid Arellano y otros vs.
Gobierno de Chile, resuelto el 26 de septiembre de 2006.88 Esta sentencia se
inscribe en la línea de varios fallos de la Corte IDH en casos de leyes de
autoamnistía. Se resolvió la invalidez del decreto-ley que perdonaba los crí-
menes de lesa humanidad, en el periodo 1973 a 1979 de la dictadura militar
de Augusto Pinochet, debido a que ese decreto resultaba incompatible con
la CADH, careciendo de “efectos jurídicos” a la luz de dicho tratado.
Sin embargo, en el fallo también se “avanza” hacia un nuevo tipo de
control, teniendo en cuenta la responsabilidad internacional del Estado. Se
establece que la obligación legislativa en sede interna, relativa a adoptar
disposiciones de conformidad con la CADH, alcanza una obligación hacia
el Poder Judicial: “de tal forma que el aplicador de la ley tenga una opción
clara de cómo resolver un caso particular. Sin embargo, cuando el Legisla-
tivo falla en su tarea de suprimir y/o no adoptar leyes contrarias a la Con-
vención Americana, el Judicial permanece vinculado al deber de garantía
establecido en el artículo 1.1 de la misma y, consecuentemente, debe abste-
nerse de aplicar cualquier normativa contraria a ella”.89
Lo anterior significa que los jueces no son simples aplicadores de la ley
nacional, sino que tienen además una obligación de realizar una “interpre-
tación convencional”, verificando si dichas leyes que aplicarán a un caso
88 Caso Almonacid Arellano vs. Chile, excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas,
90 Esto aplica en general para cualquier órgano del Estado que aplique una ley incon-
vencional. La parte relativa del párrafo 123 de dicha sentencia señala: “El cumplimiento por
parte de agentes o funcionarios del Estado de una ley violatoria de la Convención produce
responsabilidad internacional del Estado, y es un principio básico del derecho de la respon-
sabilidad internacional del Estado, recogido en el Derecho Internacional de los Derechos
Humanos, en el sentido de que todo Estado es internacionalmente responsable por actos u
omisiones de cualesquiera de sus poderes u órganos en violación de los derechos internacio-
nalmente consagrados, según el artículo 1.1 de la Convención Americana”.
91 Con anterioridad, tal y como lo expusimos, existen referencias al “control de conven-
cionalidad” en algunos votos concurrentes del juez Sergio García Ramírez. Cfr. sus votos en
los casos Myrna Mack Chang vs. Guatemala, resuelto el 25 de noviembre de 2003, párr. 27; caso
Tibi vs. Ecuador, del 7 de septiembre de 2004, párr. 3; caso Vargas Areco vs. Paraguay, reparacio-
nes y costas, del 26 de septiembre de 2006, serie C, núm. 155, párrs. 6 y 12.
92 Caso Ximenes Lopes vs. Brasil, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 4 de julio de
2006, serie C, núm. 149, párr. 172, y caso Baldeón García vs. Perú, fondo, reparaciones y costas,
sentencia del 6 de abril de 2006, serie C, núm. 147, párr. 140.
INTERPRETACIÓN CONFORME Y CONTROL DIFUSO DE CONVENCIONALIDAD 373
(Arts. 1 y 2 Convención Americana Sobre Derechos Humanos), opinión consultiva OC-14/94, del 9
de diciembre de 1994, serie A, núm. 14, párr. 35.
94 Véase infra, epígrafe VI.3.A: Carácter “difuso”: todos los jueces nacionales “deben”
ejercerlo.
374 EDUARDO FERRER MAC-GREGOR
2. Evolución y reiteración
El precedente anterior fue reiterado con ciertos matices, dos meses des-
pués, en el caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) vs. Perú.95
En efecto, en este fallo se invoca el criterio del caso Almonacid Arellano sobre el
“control de convencionalidad” y lo “precisa” en tres aspectos: i) elimina la
expresión “como una especie” de control de convencionalidad; ii) procede
“de oficio” sin necesidad de que las partes lo soliciten, y iii) debe ejercerse
dentro del marco de sus respectivas competencias y de las regulaciones pro-
cesales correspondientes, considerando otros presupuestos formales y mate-
riales de admisibilidad y procedencia.
Desde entonces se ha venido consolidando la esencia de esta doctrina,
al aplicarse en los casos contenciosos siguientes: La Cantuta vs. Perú (2006);96
Boyce y otros vs. Barbados (2007);97 Heliodoro Portugal vs. Panamá (2008);98 Rosen-
do Radilla Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos (2009);99 Manuel Cepeda Vargas
vs. Colombia (2010);100 Comunidad Indígena Xákmok Kásek vs. Paraguay (2010);101
Fernández Ortega y Otros vs. México (2010);102 Rosendo Cantú y Otra vs. México
95 Caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) vs. Perú, excepciones prelimi-
nares, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 24 de noviembre de 2006, serie C, núm.
158, párr. 128: “Cuando un Estado ha ratificado un tratado internacional como la Conven-
ción Americana, sus jueces también están sometidos a ella, lo que les obliga a velar porque el
efecto útil de la Convención no se vea mermado o anulado por la aplicación de leyes contra-
rias a sus disposiciones, objeto y fin. En otras palabras, los órganos del Poder Judicial deben
ejercer no sólo un control de constitucionalidad, sino también ‘de convencionalidad’ ex officio
entre las normas internas y la Convención Americana, evidentemente en el marco de sus respectivas
competencias y de las regulaciones procesales correspondientes. Esta función no debe quedar limitada exclusi-
vamente por las manifestaciones o actos de los accionantes en cada caso concreto, aunque tampoco implica que
ese control deba ejercerse siempre, sin considerar otros presupuestos formales y materiales de admisibilidad y
procedencia de ese tipo de acciones” (énfasis añadido).
96 Caso La Cantuta vs. Perú, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 29 de noviembre de
tas, sentencia del 12 de agosto de 2008, serie C, núm. 186, párr. 180.
99 Caso Rosendo Radilla Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos, excepciones preliminares,
fondo, reparaciones y costas, sentencia del 23 de noviembre de 2009, serie C, núm. 209,
párr. 339.
100 Caso Manuel Cepeda Vargas vs. Colombia, excepciones preliminares, fondo y reparaciones,
sentencia del 26 de mayo de 2010, serie C, núm. 213, párr. 208, nota 307.
101 Comunidad Indígena Xákmok Kásek vs. Paraguay, fondo, reparaciones y costas, sentencia
tas, sentencia del 30 de agosto de 2010, serie C, núm. 215, párr. 234.
INTERPRETACIÓN CONFORME Y CONTROL DIFUSO DE CONVENCIONALIDAD 375
(2010);103 Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña vs. Bolivia (2010);104 Vélez Loor vs. Pana-
má (2010);105 Gomes Lund y Otros (Guerrilha do Araguaia) vs. Brasil (2010),106 Ca-
brera García y Montiel Flores vs. México (2010);107 y Gelman vs. Uruguay.108
Además, la doctrina jurisprudencial también se aplicó en la resolución
de supervisión de cumplimiento de sentencia, en los casos Fermín Ramírez,
y Raxcacó Reyes, así como en la solicitud de “ampliación de medidas provi-
sionales” de Raxcacó Reyes y otros, todos vs. Guatemala.109 Y también ha sido
motivo de profundas reflexiones por parte de algunos de los jueces de la
Corte IDH al emitir sus votos razonados, como los ex presidentes García
Ramírez,110 y Cançado Trindade,111 así como de los jueces ad hoc Roberto
de Figueiredo Caldas,112 y el que escribe,113 votos a los que nos referiremos
más adelante.
103 Caso Rosendo Cantú y Otra vs. México, excepción preliminar, fondo, reparaciones y costas,
fondo, reparaciones y costas, sentencia del 24 de noviembre de 2010, serie C, núm. 219,
párr. 106.
107 Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México, excepciones preliminares, fondo, repara-
ciones y costas, sentencia del 26 de noviembre de 2010, serie C, núm. 220, párr. 225.
108 Caso Gelman vs. Uruguay, fondo y reparaciones, sentencia del 24 de febrero de 2011,
párr. 63.
110 Además de los votos razonados referidos supra nota 91, véanse sus votos posteriores al
leading case Almonacid Arellano, que emitió reflexionando sobre el “control de convencionali-
dad”: caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) vs. Perú (Aguado Alfaro y otros) vs.
Perú, excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 24 de noviembre
de 2006, serie C, núm. 158, párrs. 1 a 13 del voto razonado, y caso Valle Jaramillo y otros vs.
Colombia, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 27 de noviembre de 2008, serie C, núm.
192, párr. 3 del voto razonado.
111 Cfr. sus votos razonados en los casos Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros)
vs. Perú, ibidem, especialmente los párrs. 2 y 3 de su voto; así como en la solicitud de interpre-
tación de sentencia derivada de dicho caso, del 30 de noviembre de 2007, especialmente los
párrs. 5 a 12, 45 y 49, de su voto disidente.
112 Cfr. su voto razonado y concurrente en el caso Gomes Lund y Otros (Guerrilha do Araguaia)
vs. Brasil, excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 24 de noviem-
bre de 2010, serie C, núm. 219, párrs. 4 y 5.
113 Cfr. nuestro voto razonado en el caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México, excepcio-
nes preliminares, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 26 de noviembre de 2010, serie
C, núm. 220.
376 EDUARDO FERRER MAC-GREGOR
hasta la fecha no han aceptado dicha jurisdicción) y Trinidad y Tobago (por denuncia en
1999).
378 EDUARDO FERRER MAC-GREGOR
ámbito interno (de ahí su carácter “difuso”), si bien conserva la Corte IDH
su calidad de “intérprete última de la Convención Americana” cuando no
se logre la eficaz tutela de los derechos humanos en el ámbito interno.116
Se trata de un “sistema de control extenso (vertical y general)”, como
acertadamente lo ha puesto de relieve el ex juez interamericano Sergio Gar-
cía Ramírez. Al respecto, resultan ilustrativas sus reflexiones vertidas en el
voto razonado que formuló con motivo de la sentencia emitida en el caso
Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) vs. Perú:117
4. En otras ocasiones he cotejado la función de los tribunales internacionales de derechos
humanos con la misión de las cortes constitucionales internas. Estas tienen a su cargo
velar por el Estado de Derecho a través del juzgamiento sobre la subordina-
ción de actos de autoridades a la ley suprema de la nación. En el desarrollo
de la justicia constitucional ha aparecido una jurisprudencia de principios y
valores —principios y valores del sistema democrático— que ilustra el rumbo
del Estado, brinda seguridad a los particulares y establece el derrotero y las
fronteras en el quehacer de los órganos del Estado. Desde otro ángulo, el con-
trol de constitucionalidad, como valoración y decisión sobre el acto de autoridad
sometido a juicio, se encomienda a un órgano de elevada jerarquía dentro
de la estructura jurisdiccional del Estado (control concentrado) o se asigna a los
diversos órganos jurisdiccionales en lo que respecta a los asuntos de los que
toman conocimiento conforme a sus respectivas competencias (control difuso).
12. Este “control de convencionalidad”, de cuyos buenos resultados de-
pende la mayor difusión del régimen de garantías, puede tener —como ha sucedido
en algunos países— carácter difuso, es decir, quedar en manos de todos los tribunales
cuando éstos deban resolver asuntos en los que resulten aplicables las estipu-
laciones de los tratados internacionales de derechos humanos.
13. Esto permitiría trazar un sistema de control extenso —vertical y general— en
materia de juridicidad de los actos de autoridades —por lo que toca a la
conformidad de éstos con las normas internacionales sobre derechos huma-
nos—, sin perjuicio de que la fuente de interpretación de las disposiciones
internacionales de esta materia se halle donde los Estados la han depositado
al instituir el régimen de protección que consta en la CADH y en otros instru-
mentos del corpus juris regional. Me parece que ese control extenso —al que corresponde
el “control de convencionalidad”— se halla entre las más relevantes tareas para el futuro
inmediato del Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos (énfasis
añadido).
94), Ecuador (artículo 417), Panamá (artículo 17), Perú (artículo 3), República Dominicana
(artículo 74.1) y Uruguay (artículo 72).
380 EDUARDO FERRER MAC-GREGOR
123 Por ejemplo, Bolivia (artículo 13.IV), Colombia (artículo 93), Haití (artículo 19), y en
México, a nivel federal (artículo 1o., párrafo segundo) y en las entidades federativas mexica-
nas de Sinaloa (4o. bis C) y Tlaxcala (artículo 16 B).
124 Sobre la “interpretación conforme” con los pactos internacionales véase Caballero,
José Luis, La incorporación de los tratados internacionales sobre derechos humanos en México y España,
México, Porrúa, 2009.
125 Dos de las jurisdicciones constitucionales más representativas que desde principios
sentencia referida al caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) vs. Perú, (Aguado
Alfaro y otros) vs. Perú, excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 24
de noviembre de 2006, serie C, núm. 158.
INTERPRETACIÓN CONFORME Y CONTROL DIFUSO DE CONVENCIONALIDAD 381
226. Así, por ejemplo, tribunales de la más alta jerarquía en la región se han
referido y han aplicado el control de convencionalidad teniendo en cuenta
interpretaciones efectuadas por la Corte Interamericana. La Sala Constitu-
cional de la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica ha señalado que:
Debe advertirse que si la Corte Interamericana de Derechos Humanos es
el órgano natural para interpretar la Convención Americana sobre Derechos
Humanos..., la fuerza de su decisión al interpretar la convención y enjuiciar
leyes nacionales a la luz de esta normativa, ya sea en caso contencioso o en
una mera consulta, tendrá –de principio- el mismo valor de la norma inter-
pretada
(Sentencia de 9 de mayo de 1995 emitida por la Sala Constitucional de
la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica. Acción Inconstitucional. Voto
2313-95 (Expediente 0421-S-90), considerando VII).
Por su parte, el Tribunal Constitucional de Bolivia ha señalado que:
En efecto, el Pacto de San José de Costa Rica, como norma componente
del bloque de constitucionalidad, est[á] constituido por tres partes esenciales,
estrictamente vinculadas entre sí: la primera, conformada por el preámbulo,
la segunda denominada dogmática y la tercera referente a la parte orgánica.
Precisamente, el Capítulo VIII de este instrumento regula a la C[orte] Inte-
ramericana de Derechos Humanos, en consecuencia, siguiendo un criterio de
interpretación constitucional “sistémico”, debe establecerse que este órgano
y por ende las decisiones que de él emanan, forman parte también de este
bloque de constitucionalidad.
Esto es así por dos razones jurídicas concretas a saber: 1) El objeto de la
competencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos; y, 2) La
aplicación de la doctrina del efecto útil de las sentencias que versan sobre
Derechos Humanos.
(Sentencia emitida el 10 de mayo de 2010 por el Tribunal Constitucional
de Bolivia (Expediente No. 2006-13381-27-RAC), apartado III.3.sobre “El
Sistema Interamericano de Derechos Humanos. Fundamentos y efectos de
las Sentencias emanadas de la Corte Interamericana de Derechos Humanos)
382 EDUARDO FERRER MAC-GREGOR
127 García-Sayán, Diego, “Una viva interacción: Corte Interamericana y tribunales inter-
nos”, La Corte Interamericana de Derechos Humanos. Un cuarto de siglo: 1979-2004, San José, Corte
Interamericana de Derechos Humanos, 2005, pp. 323-384.
384 EDUARDO FERRER MAC-GREGOR
dad interna por parte de los propios tribunales internos; es decir, la Corte
IDH recibió el influjo de la práctica jurisprudencial de los jueces nacionales
para crear la nueva doctrina sobre el “control difuso de convencionalidad”.
A su vez, se advierte que varias altas jurisdicciones nacionales incorpo-
raron los parámetros del “control difuso de convencionalidad” debido al
reconocimiento de la jurisprudencia de la Corte IDH a partir de la crea-
ción de dicha doctrina en 2006. Especial mención es el trascendental pre-
cedente de la Corte Suprema de Justicia de Argentina del año 2007 (caso
“Mazzeo”),128 donde expresa el deber del Poder Judicial local de ejercer el
“control de convencionalidad”, reproduciendo prácticamente lo expresado
por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Almonacid Are-
llano vs. Chile. En efecto, en el párr. 21 del referido fallo de la Corte Suprema
de Argentina se dice textualmente:
21. Que, por su parte, la Corte Interamericana ha señalado que “es conscien-
te que los jueces y tribunales internos están sujetos al imperio de la ley y, por
ello, están obligados a aplicar las disposiciones vigentes en el ordenamiento
jurídico. Pero cuando un Estado ha ratificado un tratado internacional como
la Convención Americana, sus jueces, como parte del aparato del Estado,
también están sometidos a ella, lo que les obliga a velar porque los efectos de
las disposiciones de la Convención no se vean mermados por la aplicación
de leyes contrarias a su objeto y fin, y que desde un inicio carecen de efectos
jurídicos”. En otras palabras, el Poder Judicial debe ejercer una especie de
“control de convencionalidad” entre las normas jurídicas internas que apli-
can en los casos concretos y la Convención Americana sobre Derechos Hu-
manos. En esta tarea, el Poder Judicial debe tener en cuenta no solamente el
tratado, sino también la interpretación que del mismo ha hecho la Corte In-
teramericana, intérprete última de la Convención Americana —CIDH Serie
C N- 154, caso “Almonacid”, del 26 de septiembre de 2006, parágraf. 124—.
128 Caso Mazzeo, Lulio Lilo y otros s/Recurso de Casación e Inconstitucionalidad, del 13 de julio de
2007. Sobre este importante fallo y en general sobre el carácter evolutivo de recepción del
derecho internacional por parte de la Corte Suprema de Justicia de Argentina, véase Bazán,
Víctor, “El derecho internacional en la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia, con
particular énfasis en materia de derechos humanos”, La Ley, Suplemento Extraordinario (75 Ani-
versario), Buenos Aires, agosto de 2010, pp. 1-17, especialmente sobre el caso “Mazzeo” véase
pp. 10, 11 y 16; asimismo, Hitters, Juan Carlos, “Control de constitucionalidad y control de
onvencionalidad. Comparación. (Criterios fijados por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos)”, Estudios Constitucionales, Santiago, año 7, núm. 2, 2009, pp. 109-128, y Loiano,
Adelina, “El marco conceptual del control de convencionalidad en algunos fallos de la Corte
Suprema Argentina: ‘Arancibia Clavel’, ‘Simón’, ‘Mazzeo’, en Albanese, Susana (coord.), El
control de convencionalidad, Buenos Aires, Ediar, 2008.
INTERPRETACIÓN CONFORME Y CONTROL DIFUSO DE CONVENCIONALIDAD 385
3. O sea, los órganos del Poder Judicial de cada Estado Parte en la Conven-
ción Americana deben conocer a fondo y aplicar debidamente no sólo el Derecho Cons-
titucional sino también el Derecho Internacional de los Derechos Humanos; deben ejercer
ex officio el control tanto de constitucionalidad como de convencionalidad, tomados en
conjunto, por cuanto los ordenamientos jurídicos internacional y nacional se encuentran en
constante interacción en el presente dominio de protección de la persona humana
(énfasis añadido).
es decir, de la redacción final de la resolución. Véase infra “VIII. La recepción del “control
difuso de convencionalidad” en México”, especialmente el apartado “2. El cumplimiento
(parcial) de la sentencia del Caso Radilla y su discusión en la Suprema Corte”.
130 Precisamente Diálogo Jurisprudencial es el nombre de la revista semestral que edita con-
núm. 149, párr. 172, y caso Baldeón García vs. Perú, fondo, reparaciones y costas, sentencia del
6 de abril de 2006, serie C, núm. 147, párr. 140.
390 EDUARDO FERRER MAC-GREGOR
137 Idem.
138 Párr. 128, in fine, caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) vs. Perú, (Agua-
do Alfaro y otros) vs. Perú, excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas, sentencia del
24 de noviembre de 2006, serie C, núm. 158, nota 15.
INTERPRETACIÓN CONFORME Y CONTROL DIFUSO DE CONVENCIONALIDAD 391
139 Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México, excepciones preliminares, fondo, repara-
ciones y costas, sentencia del 26 de noviembre de 2010, serie C, núm. 220, párr. 227.
140 Artículo 29, inciso d). Véase supra nota 133.
141 Párr. 3 del voto razonado del juez Sergio García Ramírez, respecto de la sentencia del
El corpus juris del Derecho Internacional de los Derechos Humanos está forma-
do por un conjunto de instrumentos internacionales de contenido y efectos jurídicos variados
142 Caso Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña vs. Bolivia, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 1o.
partir del 1 de enero de 2010, que establece: “Artículo 31. Resoluciones. 1. Las sentencias y
las resoluciones que pongan término al proceso son de la competencia exclusiva de la Corte.
2. Las demás resoluciones serán dictadas por la corte, si estuviere reunida; si no lo estuviere,
por la Presidencia, salvo disposición en contrario. Toda decisión de la Presidencia, que no
sea de mero trámite, es recurrible ante la Corte. 3. Contra las sentencias y resoluciones de la
Corte no procede ningún medio de impugnación”.
146 Opinión consultiva OC-1/82, 24 de septiembre de 1982, serie A, núm. 1, relativa a
mericano realiza del corpus juris interamericano con la finalidad de crear un es-
tándar en la región sobre su aplicabilidad y efectividad.147 Lo anterior lo con-
sideramos de la mayor importancia para el sano entendimiento del “control
difuso de convencionalidad”, pues pretender reducir la obligatoriedad de la
jurisprudencia convencional sólo a los casos donde el Estado ha sido “parte
material” (como lo ha establecido por mayoría de votos la Suprema Corte de
Justicia mexicana al analizar el cumplimiento del caso Radilla), equivaldría a
anular la esencia misma de la propia CADH, cuyos compromisos asumieron
los Estados nacionales al haberla suscrito y ratificado o haberse adherido a
ella, y cuyo incumplimiento produce responsabilidad internacional.
En efecto, la “fuerza normativa” de la CADH alcanza a la interpreta-
ción que de ella realice la Corte IDH, como único órgano jurisdiccional del
sistema interamericano de protección de los derechos humanos e intérprete
“último” y “defintivo” de dicho Pacto. La interpretación emprendida por el
tribunal interamericano a las disposiciones convencionales adquiere la misma
eficacia que poseen éstas, ya que en realidad las “normas convencionales” cons-
tituyen el resultado de la “interpretación convencional” que emprende la
Corte IDH como órgano “judicial autónomo cuyo objetivo es la aplicación
e interpretación”148 del corpus juris interamericano. Dicho en otras palabras, el
resultado de la interpretación de la Convención Americana conforma la
jurisprudencia de la misma; es decir, “constituyen normas que derivan de la
CADH, de lo cual se obtiene que gocen de la misma eficacia (directa) que
tiene dicho tratado internacional”.149
147 De esta manera, por ejemplo, pueden formar parte de su jurisprudencia los estánda-
res establecidos por la Corte Europea de Derechos Humanos, tratados internacionales del
sistema universal, las resoluciones de los comités de Naciones Unidas, las recomendaciones
de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos o incluso los informes de los relatores
especiales de la OEA o de Naciones Unidas, entre otros, siempre y cuando la Corte IDH los
utilice y los haga suyos para formar su interpretación del corpus juris interamericano y crear
la norma convencional interpretada como estándar interamericano.
148 Artículo 1 del Estatuto de la Corte IDH, aprobado por resolución 448 de la Asamblea
razón de género. El caso Campo Algodonero”, en Von Bogdandy, Armin et al. (coords.), La justicia
constitucional y su internacionalización: ¿hacia un ius constitutionale commune en América Latina?,
México, UNAM-Max Planck Institut, 2010, t. II, pp. 296 y 297.
INTERPRETACIÓN CONFORME Y CONTROL DIFUSO DE CONVENCIONALIDAD 395
150 Caso Almonacid Arellano y otros vs. Chile, excepciones preliminares, fondo, reparaciones y
costas, sentencia del 26 de septiembre de 2006, serie C, núm. 154, párr. 124.
151 Por ejemplo, en el caso La Cantuta vs. Perú, fondo, reparaciones y costas, sentencia del
29 de noviembre de 2006, serie C, núm. 162, párr. 174: “En ese marco de interpretación,
la controversia subsistente debe ser ubicada en aquella primera vertiente de medidas que
deben ser adoptadas para adecuar la normativa interna a la Convención. Para efectos de la
discusión planteada, es necesario precisar que la Corte consideró que en Perú dichas leyes de
auto amnistía son ab initio incompatibles con la Convención; es decir, su promulgación misma
“constituye per se una violación de la Convención” por ser “una ley manifiestamente contra-
ria a las obligaciones asumidas por un Estado parte” en dicho tratado. Ese es el rationale de la
declaratoria con efectos generales realizado por la Corte en el caso Barrios Altos. De ahí que
su aplicación por parte de un órgano estatal en un caso concreto, mediante actos normativos
posteriores o su aplicación por funcionarios estatales, constituya una violación de la Con-
vención”. Asimismo, en el caso Gomes Lund y Otros (Guerrilha do Araguaia) vs. Brasil, excepciones
preliminares, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 24 de noviembre de 2010, serie C,
núm. 219, párr. 106.
152 Por ejemplo, en el caso Radilla Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos, excepciones prelimi-
nares, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 23 de noviembre de 2009, serie C, núm.
209, párr. 339; así como en el reciente caso Ibsen Cárdenas e Ibsen Peña vs. Bolivia, fondo, repara-
ciones y costas, sentencia del 1o. de septiembre de 2010, serie C, núm. 217, párr. 202.
153 Cfr., por ejemplo, caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) vs. Perú, (Agua-
do Alfaro y otros) vs. Perú, excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas, sentencia del
24 de noviembre de 2006, serie C, núm. 158, párr. 128; caso Comunidad Indígena Xármok Kásek
vs. Paraguay, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 24 de agosto de 2010, serie C, núm.
214, párr. 311; caso Fernández Ortega y otros vs. México, excepción preliminar, fondo, reparacio-
nes y costas, sentencia del 30 de agosto de 2010, serie C, núm. 215, párr. 234; Rosendo Cantú y
otra vs. México, excepción preliminar, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 31 de agosto
de 2010, serie C, núm. 216, párr. 234; y caso Vélez Loor vs. Panamá, excepciones preliminares,
396 EDUARDO FERRER MAC-GREGOR
Estimamos que la Corte IDH tendrá, en el futuro, que definir con ma-
yor precisión este delicado aspecto sobre la temporalidad de los efectos de
la norma nacional inconvencional, debido a que su jurisprudencia no lo
aclara. No debe soslayarse que, por principio, toda violación a los derechos
humanos debe tener un efecto reparador en su integridad y, por consecuen-
cia, tener efectos hacia el pasado cuando así se requiera para lograr dicho
objetivo.
Lo anterior se fundamenta en el artículo 63.1 de la Convención Ameri-
cana, al establecer que:
fondo, reparaciones y costas, sentencia del 23 de noviembre de 2010, serie C, núm. 218, párr.
287.
154 Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras, fondo, sentencia del 29 de julio de 1988, serie
C, núm. 4, párr. 25; caso Chitay Nech y Otros vs. Guatemala, excepciones preliminares, fondo,
reparaciones y costas, sentencia del 25 de mayo de 2010, serie C, núm. 212 párr. 227, y caso
INTERPRETACIÓN CONFORME Y CONTROL DIFUSO DE CONVENCIONALIDAD 397
serie C, núm. 43, párr. 43; caso Chitay Nech y otros vs. Guatemala, excepciones preliminares, fon-
do, reparaciones y costas, sentencia del 25 de mayo de 2010, serie C, núm. 212, párr. 227, y
caso Manuel Cepeda Vargas, excepciones preliminares, fondo y reparaciones, sentencia del 26 de
mayo de 2010, serie C, núm. 213, párr. 211.
156 Párr. 125. Almonacid.
157 Responsabilidad Internacional por Expedición y Aplicación de Leyes Violatorias de la Convención
(Arts. 1 y 2 Convención Americana Sobre Derechos Humanos), opinión consultiva OC-14/94, del 9
de diciembre de 1994, serie A, núm. 14.
398 EDUARDO FERRER MAC-GREGOR
158 “Artículo 1. Obligación de Respetar los Derechos. 1. Los Estados Partes en esta Convención
162 Cfr.párr. 27 de su voto razonado con motivo del caso Myrna Mack Chang vs. Guatemala,
véase supra nota 83.
163 Véase supra VII.3.D: “Parámetro del “control difuso de convencionalidad”: El “Blo-
que de Convencionalidad”.
400 EDUARDO FERRER MAC-GREGOR
por parte del Estado mexicano fue depositado ante el secretario general de la OEA el 16 de
diciembre de 1998 (de conformidad con el art. 61.2 de la CADH). El decreto promulgatorio
apareció en el Diario Oficial de la Federación del 24 de febrero de 1999 (con fe de erratas al día
siguiente). La Cámara de Senadores del Congreso de la Unión aprobó la declaración de la
competencia contenciosa de dicho tribunal interamericano el 1 de diciembre de 1998, de
INTERPRETACIÓN CONFORME Y CONTROL DIFUSO DE CONVENCIONALIDAD 401
que de convencionalidad”.
175 Caso Rosendo Radilla Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos, excepciones preliminares, fon-
do, reparaciones y costas, sentencia del 23 de noviembre de 2009, serie C, núm. 209, nota
19, párr. 338; caso Fernández Ortega y otros vs. México, excepción preliminar, fondo, reparaciones
y costas, sentencia del 30 de agosto de 2010, serie C, núm. 215, párr. 233, y caso Rosendo
Cantú y otra vs. México, excepción preliminar, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 31 de
agosto de 2010, serie C, núm. 216, párr. 218.
402 EDUARDO FERRER MAC-GREGOR
Esta Constitución, las leyes del Congreso de la Unión que emanen de ella y
todos los Tratados que estén de acuerdo con la misma, celebrados y que se celebren
por el Presidente de la República, con aprobación del Senado, serán la Ley
Suprema de toda la Unión. Los jueces de cada Estado se arreglarán a dicha Constitución,
leyes y tratados, a pesar de las disposiciones en contrario que pueda haber en las Constitu-
ciones o leyes de los Estados (énfasis añadido).
176 Caso Castillo Petruzzi y otros vs. Perú, reparaciones y costas, sentencia del 27 de noviembre
de 1998, serie C, núm. 43, párr. 207; caso Ximenes Lopes vs. Brasil, fondo, reparaciones y costas,
sentencia del 4 de julio de 2006, serie C, núm. 149, párr. 83, y caso Almonacid Arellano y otros vs.
Chile, excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 26 de septiembre
de 2006, serie C, núm. 154, párr. 118.
177 Este artículo sólo ha sufrido una reforma desde el texto original de 1917, en 1934,
publicada en el Diario Oficial de la Federación del 18 de enero de ese año. El precepto ha sido
interpretado de diferentes maneras por parte de los tribunales y la doctrina mexicana a lo
largo de su vigencia, incluso en las Constituciones anteriores a la actual de 1917. Sobre las
diferentes posturas interpretativas, véase Carpizo, Jorge, “La interpretación del artículo 133
constitucional”, Boletín Mexicano de Derecho Comparado, México, núm. 4, 1969, pp. 3-32.
INTERPRETACIÓN CONFORME Y CONTROL DIFUSO DE CONVENCIONALIDAD 403
cuyo proyecto redactado por el ministro José Ramón Cossío fue “rechazado” por exceder la
consulta formulada. Véase supra, nota 5.
180 Así lo expresó el ministro presidente, Juan N. Silva Meza, al clausurar el primer pe-
riodo de sesiones del pleno de la SCJN el 14 de julio de 2011, día en que se decidió sobre el
cumplimiento de la sentencia del caso Radilla.
181 Véase supra, nota 3.
182 Véase infra, apartado VIII.4: “Aplicabilidad de los criterios interpretativos de la Corte
diendo a tres diversos niveles, según la propuesta del ministro José Ramón Cossío y las pre-
cisiones sobre el particular del ministro Arturo Zaldívar; cfr. la sesión pública del 11 de julio
de 2011.
184 Véase supra, epígrafe “IV. El control difuso de convencionalidad por el juez nacional
en América Latina”. Y en específico, la última parte del apartado “4. Fundamento jurídico
del ‘control difuso de convencionalidad’: el Pacto de San José y la Convención de Viena
sobre el Derecho de los Tratados”.
406 EDUARDO FERRER MAC-GREGOR
pora el principio pro persona, que también se desprende vía párrafo primero,
al contenerse en el artículo 29 del Pacto de San José.185 De esta forma, la
obligatoriedad de los criterios interpretativos de la Corte IDH en los asun-
tos donde no sea parte el Estado mexicano se entienden como un “mínimo”
de obligatoriedad que deben seguir los jueces mexicanos; y eventualmente
pueden dejarse de aplicar, por existir una disposición (nacional o interna-
cional) de mayores alcances para la protección del derecho humano, lo cual
es congruente con el segundo párrafo del artículo 1o. constitucional, que
establece la cláusula de interpretación conforme, cuya parte final establece:
“favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más amplia”, así
como por lo dispuesto en el referido artículo 29 de la CADH, que adquie-
re la calidad de norma constitucional en términos del primer párrafo del
artículo 1o. constitucional.
En efecto, no debe pasar desapercibido que la propia CADH establece
que ninguna de sus disposiciones puede ser interpretada en el sentido de que
limite el goce y ejercicio de cualquier derecho o libertad “que pueda estar
reconocido de acuerdo con las leyes de cualquiera de los Estados partes o
de acuerdo con otra convención en que sea parte uno de dichos Estados”
(artículo 29.b), precepto que la propia jurisprudencia de la Corte IDH ha
interpretado en el sentido de que si a una misma situación son aplicables
la CADH y otro tratado internacional, debe prevalecer la norma más favo-
rable a la persona humana, de ahí que si el propio Pacto de San José prevé
que sus regulaciones no tienen efecto restrictivo sobre otros instrumentos in-
ternacionales (o normas nacionales sobre derechos y libertades), menos aún
podrán traerse restricciones presentes en esos otros instrumentos (o normas
nacionales), pero no en la CADH, “para limitar el ejercicio de los derechos
y libertades que ésta reconoce”.186
En este sentido, es válido que un juez nacional decida apartarse del
criterio interpretativo de la Corte IDH, siempre y cuando “exprese las ra-
zones” por las cuales considera que el estándar interpretativo creado en la
jurisprudencia convencional es menor al que aplicará en el caso particular.
Lo anterior no puede entenderse como argumento para no considerar la
obligatoriedad del estándar mínimo, toda vez que ese parámetro sirve, en sí
mismo, para lograr la efectividad de los derechos fundamentales de forma
“sistemática” y como parámetro mínimo para ejercer el “control difuso de
185 Véase supra, epígrafe “V. La nueva cláusula de interpretación conforme (constitucional
y convencional) en México”, especialmente el apartado 5.
186 Opinión consultiva OC-5/85, sobre la colegiación obligatoria de periodistas (arts. 13
187 Sobre los dos primeros casos existen sendas resoluciones de “supervisión de cumpli-
188 “Artículo 197. … Las Salas de la Suprema Corte de Justicia y los ministros que las inte-
gren y los Tribunales Colegiados de Circuito y los magistrados que los integren, con motivo
de un caso concreto podrán pedir al Pleno de la Suprema Corte o a la sala correspondiente
que modifique la jurisprudencia que tuviesen establecida, expresando las razones que justifi-
quen la modificación; el Procurador General de la República, por sí o por conducto del agen-
te que al efecto designe, podrá, si lo estima pertinente, exponer su parecer dentro del plazo
de treinta días. El Pleno o la Sala correspondiente resolverán si modifican la jurisprudencia,
sin que su resolución afecte las situaciones jurídicas concretas derivadas de los juicios en las
cuales se hubiesen dictado las sentencias que integraron la tesis jurisprudencial modificada.
Esta resolución deberá ordenar su publicación y remisión en los términos previstos por el
artículo 195”.
189 Ferrer Mac-Gregor, Eduardo y Silva García, Fernando, El caso Castañeda ante la Corte
los derechos humanos, para todos los jueces y magistrados y para todos
aquellos funcionarios públicos que realicen labores jurisdiccionales y jurí-
dicas del Poder Judicial de la Federación; respecto de los contenidos de la
jurisprudencia interamericana sobre los límites de la jurisdicción militar,
garantías judiciales y protección judicial, y estándares internacionales apli-
cables a la administración de justicia, así como en la formación de los temas
del delito de desaparición forzada para el adecuado juzgamiento de hechos
constitutivos de ese ilícito, con especial énfasis en los elementos legales, téc-
nicos y científicos necesarios para evaluar integralmente el fenómeno de la
desaparición forzada, así como en la utilización de la prueba circunstancial,
los indicios y las presunciones, tomando en cuenta que el objetivo es conse-
guir una correcta valoración judicial de este tipo de casos de acuerdo con la
especial naturaleza de la desaparición forzada.
Lo anterior, teniendo en consideración los párrafos 345 a 348 de la
sentencia condenatoria. Cuestión que resulta de vital importancia si se con-
sideran, además, los nuevos contenidos normativos del artículo 1o. consti-
tucional, por lo que ahora debe preverse una “disposición presupuestaria”
específica para dichos cursos y programas.
A reserva de analizar el “engrose” de resolución respectivo, la Suprema
Corte de Justicia “abrió” sus criterios al derecho internacional de los de-
rechos humanos, y contrasta notablemente de la manera tradicionalmente
que venía afrontando la relación del derecho nacional y el derecho interna-
cional; por ejemplo, cuando efectuó la discusión sobre el mismo asunto del
cumplimiento de la sentencia del caso Radilla Pacheco, en el expediente Va-
rios 489/2010, que fue “rechazado” por exceder la consulta formulada en
septiembre de 2010,190 así como al discutir y resolver el amparo en revisión
989/2009 (“caso Reynalda Morales”) precisamente sobre el planteamiento
de la inconstitucionalidad del artículo 57, fracción II, inciso a), del Código de
Justicia Militar (resuelto en agosto de 2009, meses antes de la sentencia del
caso Radilla, de noviembre de ese mismo año); donde sin entrar al fondo se
negó la legitimación de la promovente al interpretar de manera restrictiva el
artículo 10 de la Ley de Amparo, criterio que hoy, con las reformas constitu-
cionales en materia de derechos humanos y las relativas al amparo, resultan
insostenibles.
Por último, la intervención de la Suprema Corte de Justicia para el cum-
plimiento del caso Radilla nos lleva a la reflexión que habíamos advertido en
190 Ferrer Mac-Gregor, Eduardo y Silva García, Fernando, Jurisdicción militar y derecho hu-
manos. El caso Radilla ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, cit., supra nota 5.
410 EDUARDO FERRER MAC-GREGOR
191 Ferrer Mac-Gregor, Eduardo y Silva García, Fernando, Los feminicidios de Ciudad Juárez
ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Campo Algodonero. La segunda sentencia
condenatoria en contra del Estado mexicano, pról. de Cecilia Medina Quiroga, estudio preliminar
de Rosa María Álvarez González, México, Porrúa-UNAM, 2011, pp. 67-71.
192 Ibidem, pp. 79-81.
INTERPRETACIÓN CONFORME Y CONTROL DIFUSO DE CONVENCIONALIDAD 411
De tal manera, como se indicó en los Casos Radilla Pacheco, Fernández Ortega y
Rosendo Cantú, es necesario que las interpretaciones constitucionales y legislativas refe-
ridas a los criterios de competencia material y personal de la jurisdicción militar en México,
se adecuen a los principios establecidos en la jurisprudencia de este Tribunal que han sido
reiterados en el presente caso194 y que aplican para toda violación de derechos huma-
nos que se alegue hayan cometido miembros de las fuerzas armadas. Ello implica que,
independientemente de las reformas legales que el Estado deba adoptar, en el
presente caso corresponde a las autoridades judiciales, con base en el control de conven-
cionalidad, disponer inmediatamente y de oficio el conocimiento de los hechos por el
juez natural, es decir el fuero penal ordinario195 (énfasis añadido).
194 Caso Radilla Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos, excepciones preliminares, fondo, repa-
raciones y costas, sentencia del 23 de noviembre de 2009, serie C, núm. 209, párr. 340; caso
Fernández Ortega y otros. vs. México, excepción preliminar, fondo, reparaciones y costas, senten-
cia del 30 de agosto de 2010, serie C, núm. 215, párr. 237, y caso Rosendo Cantú y otra vs. México,
excepción preliminar, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 31 de agosto de 2010, serie
C, núm. 216, párr. 220.
195 Caso Fernández Ortega y otros. vs. México, excepción preliminar, fondo, reparaciones y cos-
tas, sentencia del 30 de agosto de 2010, serie C, núm. 215, párr. 237, y caso Rosendo Cantú y
otra vs. México, excepción preliminar, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 31 de agosto
de 2010, serie C, núm. 216, párr. 220.
196 “Sin interposición de otra cosa” y “Ahora, al punto, al instante” (Diccionario de la Lengua
tiva al caso Gomes Lund y Otros (Guerrilha do Araguaia) vs. Brasil, excepciones preliminares, fondo,
reparaciones y costas, sentencia del 24 de noviembre de 2010, serie C, núm. 219.
INTERPRETACIÓN CONFORME Y CONTROL DIFUSO DE CONVENCIONALIDAD 413
Por otra parte, también implica una obligación de los jueces mexicanos
de realizar siempre el “control difuso de convencionalidad”, y no sólo por
199 Caso Radilla Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos, excepciones preliminares, fondo, repa-
raciones y costas, sentencia del 23 de noviembre de 2009, serie C, núm. 209, párr. 275.
200 Párr. 198 de la sentencia del caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México, excepciones
rra para los delitos y faltas contra la disciplina militar; pero los tribunales militares en ningún
caso y por ningún motivo, podrán extender su jurisdicción sobre personas que no perte-
nezcan al Ejército. Cuando en un delito o falta del orden militar estuviese complicado un
paisano, conocerá del caso la autoridad civil que corresponda”.
202 Caso Radilla Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos, excepciones preliminares, fondo, repa-
raciones y costas, sentencia del 23 de noviembre de 2009, serie C, núm. 209, párr. 338; caso
Fernández Ortega y otros vs. México, excepción preliminar, fondo, reparaciones y costas, sentencia
del 30 de agosto de 2010, serie C, núm. 215, párr. 235; caso Rosendo Cantú y otra vs. México, excep-
ción preliminar, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 31 de agosto de 2010, serie C, núm.
216, párr. 218, y caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México, excepciones preliminares, fondo,
reparaciones y costas, sentencia del 26 de noviembre de 2010, serie C, núm. 220, párr. 77.
414 EDUARDO FERRER MAC-GREGOR
203 Véase la tesis I.7o.C.51 K, del Séptimo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Pri-
mer Circuito, cuyo rubro y texto son: “Jurisprudencia internacional. Su utilidad orien-
tadora en materia de derechos humanos.
Una vez incorporados a la Ley Suprema de toda la Unión los tratados internacionales
suscritos por México, en materia de derechos humanos, y dado el reconocimiento de la
competencia contenciosa de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, es posible invocar la
jurisprudencia de dicho tribunal internacional como criterio orientador cuando se trate de la interpretación y
cumplimiento de las disposiciones protectoras de los derechos humanos” (énfasis añadido). Publicada en
el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, TCC, tomo XXVIII, diciembre de 2008, p.
1052.
INTERPRETACIÓN CONFORME Y CONTROL DIFUSO DE CONVENCIONALIDAD 415
En ese orden, ha de establecerse que los tribunales locales del Estado Mexicano no
deben limitarse a aplicar sólo las leyes locales sino que quedan también obligados a aplicar
la Constitución, los tratados o convenciones internacionales y la jurisprudencia emitida por la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, entre otros organismos, lo cual los obliga a
ejercer un control de convencionalidad entre las normas jurídicas internas y las supranacio-
nales, como lo consideró la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, al resolver el amparo directo en revisión 908/2006, promovido por
Nahum Ramos Yescas, en sesión celebrada el dieciocho de abril de dos mil
siete, cuando determinó:
“El concepto de interés superior del niño, ha sido interpretado por la Corte Interameri-
cana de Derechos Humanos (cuya competencia aceptó el Estado Mexicano el veinticuatro
de marzo de mil novecientos ochenta y uno al ratificar la Convención Interamericana de
Derechos Humanos y cuyos criterios, por tanto, son obligatorios”.
…
Luego, al haber considerado la Primera Sala de la Suprema Corte de Jus-
ticia de la Nación, que dado que México aceptó la Convención Americana
de Derechos Humanos, también reconoció la interpretación que de dicha
convención realiza la Corte Interamericana de Derechos Humanos; lo cual
conduce a este tribunal colegiado a considerar que todos los tribunales del Estado
están obligados a ejercer el control de convencionalidad al resolver cualquier asunto some-
tido a su jurisdicción, como lo estableció la citada Corte Interamericana al decidir el caso
Almonacid Arellano y otros vs. Chile, en la sentencia emitida el veintiséis de septiembre de
dos mil seis.
De ahí que los órganos de justicia nacional quedan obligados a ejercer ‘el
control de convencionalidad’, respecto a actos de autoridad —entre ellos,
normas de alcance general— conforme a las atribuciones que les confieren
los ordenamientos a los que se hallan sujetos y las disposiciones del Derecho
Internacional de los derechos humanos, a las que se encuentran vinculados
por la concertación, ratificación o adhesión de los tratados o convenciones
del Presidente de la República; que tiene como propósito que haya confor-
midad entre los actos internos y los compromisos internacionales contraídos
por el Estado, que generan para éste determinados deberes y reconocen a los
individuos ciertos derechos; control que queda depositado tanto en tribunales interna-
cionales —o supranacionales— como en los nacionales, a quienes mediante el mismo se les
416 EDUARDO FERRER MAC-GREGOR
Control de convencionalidad. Debe ser ejercido por los jueces del es-
tado mexicano en los asuntos sometidos a su consideración, a fin
de verificar que la legislación interna no contravenga el objeto y
finalidad de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha emitido criterios en el sentido de
que, cuando un Estado, como en este caso México, ha ratificado un tratado
internacional, como lo es la Convención Americana sobre Derechos Huma-
nos, sus Jueces, como parte del aparato estatal, deben velar porque las dispo-
siciones ahí contenidas no se vean mermadas o limitadas por disposiciones
internas que contraríen su objeto y fin, por lo que se debe ejercer un “control de
convencionalidad” entre las normas de derecho interno y la propia convención, tomando en
cuenta para ello no sólo el tratado, sino también la interpretación que de él se ha realizado.
Lo anterior adquiere relevancia para aquellos órganos que tienen a su cargo
funciones jurisdiccionales, pues deben tratar de suprimir, en todo momento,
prácticas que tiendan a denegar o delimitar el derecho de acceso a la justicia
(énfasis añadido).
relativo señala: “Sin perjuicio de lo dispuesto por el artículo 105 de esta Constitución, las
salas del Tribunal Electoral podrán resolver la no aplicación de leyes sobre la materia elec-
toral contrarias a la presente Constitución. Las resoluciones que se dicten en el ejercicio de
esta facultad se limitarán al caso concreto sobre el que verse el juicio. En tales casos la Sala
Superior informará a la Suprema Corte de Justicia de la Nación”. Esta facultad la venía rea-
lizando la Sala Superior del Tribunal Electoral, hasta que se resolvieron las contradicciones
de tesis 2/2002 y 4/2002 por la Suprema Corte, que negó tal posibilidad a través de una
interpretación reduccionista del artículo 105 constitucional, que establece que “la única vía
para plantear la no conformidad de las leyes electorales a la Constitución es la prevista en
este artículo”; siendo que esa “vía” se refiere al control abstracto, competencia exclusiva de la
Suprema Corte y no de aquellos casos de aplicación de la norma, cuya competencia es, pre-
cisamente, del Tribunal Electoral (a partir de la reforma constitucional de agosto de 1996).
Desde la reforma de 2007, la Sala Superior ha inaplicado múltiples normas por estimarlas
inconstitucionales.
418 EDUARDO FERRER MAC-GREGOR
207 Uno de los asuntos más emblemáticos es el caso “Jorge Hank Rhon”, resuelto por la
lla Pacheco vs Estados Unidos Mexicanos y Cabrera García y Montiel Flores, en cuanto
a la obligación de todos los jueces del Estado Mexicano de realizar un control de
convencionalidad de los actos o resoluciones de las autoridades contrastándolas
no solamente con la ley, sino también con base en los tratados internacionales
de los que México es parte.
Las facultades de esta Sala Penal para desaplicar una norma legal al caso
concreto, ya sea por inconstitucionalidad (contraria a la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos) o por inconvencionalidad (contraria a la
Convención Americana sobre Derechos Humanos), derivan:
A. De la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, refor-
mada por decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el pasado
10 de junio de este año, la cual ahora establece en su artículo 1o., párrafo
tercero, lo siguiente (se reproduce):
B. Y de la sentencia dictada por la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, en el caso 12.511. Rosendo Radilla Pacheco, contra los Estados
Unidos Mexicanos, la cual en su párrafo 339 establece la obligación a cargo
de todos los jueces mexicanos de aplicar incluso de oficio, el “control de con-
vencionalidad”.
Lo anterior, en virtud de así haberlo resuelto la Suprema Corte de Justicia,
el día 12-doce de julio del año en curso…
Habiendo expuesto el fundamento con base al cual esta Sala puede des-
aplicar al caso concreto, una norma legal inconstitucional, procede ahora
exponer las razones por las cuales el suscrito Magistrado considera inconsti-
tucional el antes referido artículo 224, fracción V, del Código Penal local, en
el cual se tipifica uno de los Delitos cometidos en la administración y
procuración de justicia.211
En el caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México (2010), el Estado de-
mandado hizo valer como excepción preliminar la incompetencia de la
Corte IDH, debido a que estimó que lo pretendido ante esa instancia in-
ternacional consistía en revisar el proceso penal que fue seguido por todas
las instancias jurisdiccionales competentes en sede nacional, donde incluso
se interpusieron recursos (apelaciones) y se presentaron juicios de amparo;
además, se afirmó por el Estado que fue ejercido el “control de convencio-
nalidad” ex officio, lo que a su entender hace incompetente al tribunal inte-
ramericano al no poder “revisar” lo juzgado y decidido previamente por los
jueces domésticos que aplicaron parámetros convencionales.
Este alegato sobre el ejercicio previo del “control de convencionalidad”
en sede nacional, como excepción preliminar, resultó novedoso, y lo decidi-
do por la Corte IDH crea un precedente valioso sobre su competencia y la
llamada excepción preliminar por motivos de “cuarta instancia”.
En principio, es necesario recordar que la Corte IDH ha considerado
que “si el Estado ha violado o no sus obligaciones internacionales en virtud
de las actuaciones de sus órganos judiciales, puede conducir a que este Tri-
bunal [Interamericano] deba ocuparse de examinar los respectivos procesos
internos para establecer su compatibilidad con la CADH,213 lo cual incluye,
eventualmente, las decisiones de tribunales superiores”.214
212 Artículo 4 bis C-II. La reforma fue publicada en el Periódico Oficial de dicha entidad
19 de noviembre de 1999, serie C, núm. 63, párr. 222; caso Escher y otros vs. Brasil, excepciones
preliminares, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 6 de julio de 2009, serie C, núm.
200, párr. 44, y caso Da Costa Cadogan vs. Barbados, excepciones preliminares, fondo, reparacio-
nes y costas, sentencia del 24 de septiembre de 2009, serie C, núm. 204, párr. 12.
214 Caso Gomes Lund y otros (“Guerrilha do Araguala”) vs. Brasil, excepciones preliminares, fon-
215 Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras, fondo, sentencia del 29 de julio de 1988, serie
C, núm. 4, párr. 61: “La regla del previo agotamiento de los recursos internos permite al
Estado resolver el problema según su derecho interno antes de verse enfrentado a un proceso
internacional, lo cual es especialmente válido en la jurisdicción internacional de los derechos
humanos, por ser ésta ‘coadyuvante o complementaria’ de la interna (Convención America-
na, Preámbulo)”.
216 Párr. 16 de la sentencia del caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México, excepciones
vez que ello implicaría examinar nuevamente los hechos, valorar las pruebas
y emitir una sentencia que eventualmente pudiera tener por efecto confir-
mar, modificar o revocar el veredicto nacional, cuestión que claramente ex-
cedería la competencia propia de esa jurisdicción internacional al sustituirse
a la jurisdicción interna y violentar el carácter subsidiario y complementario
esencial de aquélla. En efecto, las garantías convencionales descansan en el
“principio de subsidiariedad” antes referido, reconocido expresamente en
los artículos 46.1.a) de la propia CADH, previendo de manera clara como
requisito de actuación de los órganos interamericanos “que se hayan inter-
puesto y agotado los recursos de jurisdicción interna, conforme los princi-
pios del Derecho Internacional generalmente reconocidos”, regla que a su
vez complementa el dispositivo 61.2 del mismo Pacto, al prever de manera
explícita como condición de actuación de la Corte IDH el “que sean agota-
dos los procedimientos previstos en los artículos 48 a 50” (referido al proce-
dimiento ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos).
La Corte IDH no tiene competencia para convertirse en una “nueva
y última instancia” para resolver los planteamientos originales de las par-
tes en un proceso nacional. Esto lo tiene claro el tribunal interamericano,
como no puede ser de otra manera. Cobran relevancia las lúcidas reflexio-
nes de un destacado juez interamericano al referirse precisamente sobre
esta cuestión:219
219 Párr.3 del voto razonado formulado por el juez Sergio García Ramírez, a propósito
de la sentencia emitida en el caso Vargas Areco vs. Paraguay, fondo, reparaciones y costas, del
26 de septiembre de 2006, serie C, núm. 155.
INTERPRETACIÓN CONFORME Y CONTROL DIFUSO DE CONVENCIONALIDAD 425
Por otra parte, el influjo que a partir de 2006 imprime el tribunal inte-
ramericano para “irradiar” su jurisprudencia y, por tanto, lograr la recep-
ción nacional de los estándares internacionales en los Estados parte de la
CADH, produce una intensidad y profundidad de la “nacionalización” o
“constitucionalización” del derecho internacional de los derechos humanos,
como lo demuestra la recepción de dicha doctrina por las altas jurisdiccio-
nes nacionales a que se refiere expresamente el caso Cabrera García y Montiel
Flores (párrafos 226 a 232 de la sentencia);224 y a este catálogo jurispruden-
cial de altas jurisdicciones nacionales debe ahora sumarse la producida por
la Suprema Corte de Justicia mexicana, que precisamente aceptó el “con-
trol difuso de convencionalidad” como parte del cumplimiento de una sen-
tencia de la Corte IDH, en el caso Radilla Pacheco en julio de 2011.225
222 Véase supra “VI. El ‘control difuso de convencionalidad’ por el juez nacional en Amé-
rica Latina: hacia una teoría general”, especialmente el epígrafe “3. A: Carácter difuso:
todos los jueces nacionales ‘deben’ ejercerlo”.
223 Síntesis del Informe Anual de la Corte IDH de 2010, que se presenta a la Comisión
México, donde se reproducen pasajes de sentencias de Argentina, Bolivia, Costa Rica, Colom-
bia, Perú y República Dominicana.
225 Véase supra “VIII. La recepción del ‘control difuso de convencionalidad’ en México”,
227 Sobre esta doctrina, cfr. García Roca, Javier, El margen de apreciación nacional en la interpreta-
ción del Convenio Europeo de Derechos Humanos: soberanía e integración, cit. supra, nota 46. Si bien este
“margen de apreciación nacional”, frecuentemente utilizada por el Tribunal de Estrasburgo,
tiene más posibilidades en Europa, debido a las profundas diversidades culturales entre los
países de esa región. En América Latina, en cambio, partimos de raíces comunes, incluso un
desarrollo temporal semejante de doscientos años de constitucionalismo, lo que hace pensar
que, en teoría, tendríamos más posibilidades y elementos para lograr un ius commune en ma-
teria de derechos humanos, siendo el “control difuso de convencionalidad” una herramienta
que seguramente desencadenará el “diálogo jurisprudencial” para permitir ese ideal y consi-
derando que sólo los países latinoamericanos han aceptado la jurisdicción de la Corte IDH.
228 Sagués, Néstor Pedro, “El «control de convencionalidad», como instrumento para la
Corte IDH deja de erigirse como el único órgano jurisdiccional que inter-
preta la CADH y que puede realizar el “control de convencionalidad” para
extenderse ahora hacia todos los jueces mexicanos que “deben” realizar
interpretaciones al corpus iuris interamericano y ejercer dicho control dentro
de sus competencias. Así, el diálogo “vertical” entre todos los jueces mexi-
canos con el tribunal interamericano se producirá con particular intensidad
con la Suprema Corte de Justicia mexicana, por ser el último intérprete del
sistema nacional, sin perder de vista que la Corte IDH, a su vez, constituye
el “último” y “definitivo” intérprete de la CADH a nivel interamericano.
Ante la multiplicidad de intérpretes en materia de derechos humanos
en México, se iniciará un interesante diálogo jurisprudencial de tipo “ver-
tical” y “horizontal”, pero también “paralelo”,229 si consideramos el influjo
que produce el intercambio jurisprudencial que en la actualidad mantie-
nen las altas jurisdicciones nacionales, especialmente los tribunales, cortes
y salas constitucionales, que propicia la circulación de criterios en el marco
de lo que Zagrebelsky llama la “justicia constitucional cosmopolita”, que
descansa en un patrimonio común de principios constitucionales materia-
les, los cuales se producen en las distintas sedes donde se elabora derecho
constitucional;230 por otra parte, este diálogo jurisprudencial “paralelo” se-
guramente se producirá en México, debido a que el parámetro de “control
difuso de convencionalidad” se “amplía” por el nuevo contenido normativo
del artículo 1o. constitucional, que va más allá del corpus iuris interamericano
y de la jurisprudencia de la Corte IDH, diálogo “paralelo”, por cierto, que
este tribunal interamericano mantiene con otros tribunales internacionales,
especialmente con su homólogo europeo.
En definitiva, la trascendencia de la nueva doctrina sobre el “control
difuso de convencionalidad” es de tal magnitud que probablemente en ella
descanse el futuro del sistema interamericano de protección de los derechos
humanos y, a su vez, contribuirá al desarrollo constitucional y democráti-
co de los Estados nacionales de la región. La construcción de un auténtico
“diálogo jurisprudencial” —entre los jueces nacionales y los interamerica-
nos— seguramente se convertirá en el nuevo referente jurisdiccional para la
efectividad de los derechos humanos en el siglo XXI. Ahí descansa el por-
venir: en un punto de convergencia en materia de derechos humanos para
establecer un auténtico ius constitutionale commune en las Américas.
229 Sobre los tipos de diálogos entre tribunales y el recurso a la comparación, véase la obra
Vergottini, Giusepe de, Más allá del diálogo entre tribunales. Comparación y relación entre jurisdicciones,
con muy interesante pról. de Javier García Roca, Madrid, Civitas-Thomson Reuters, 2010.
230 Zagrebelsky, Gustavo, “El juez constitucional en el siglo XXI”, Revista Iberoamericana de
Derecho Procesal Constitucional, México, núm. 10, julio-diciembre de 2008, pp. 249-267.
Cuadro comparativo
de la reforma constitucional en materia de derechos humanos*
Texto vigente
Texto anterior (publicado en el DOF el 10 de junio de 2011) Comentarios
Título primero Título primero Se modifica la denominación del Capítulo I por la de
Capítulo I Capítulo I Derechos Humanos y sus Garantías.
De las garantías individuales De los derechos humanos y sus garantías En el primer párrafo del artículo 1o. cambia el
término de individuo por el de persona, incorpora el
Artículo 1o. En los Estados Unidos Mexicanos todas reconocimiento del goce de los derechos humanos
las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en recogidos en tratados internacionales reconocidos por
Artículo 1o. En los Estados Unidos Mexicanos todo esta Constitución y en los tratados internacionales de los México, así como las garantías para su protección.
individuo gozará de las garantías que otorga esta que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías
Constitución, las cuales no podrán restringirse ni para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni Se adicionan dos nuevos párrafos a este artículo: el
suspenderse, sino en los casos y con las condiciones suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones segundo y el tercero. En el segundo, incorpora la
que ella misma establece. que esta Constitución establece. interpretación de las normas relativas a derechos
humanos bajo el principio pro personae. El tercero,
(SE ADICIONAN) establece las obligaciones a cargo de todas las
Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán autoridades de respeto, protección y reparación de
de conformidad con esta Constitución y con los tratados violaciones a los derechos humanos bajo los principios
internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y
personas la protección más amplia. progresividad.
Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, El artículo 5o. —antes tercero— señala ahora de
tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar manera explícita la prohibición de no discriminación
los derechos humanos de conformidad con los principios de por motivo de preferencias sexuales de las personas.
universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad.
En consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar, sancionar
y reparar las violaciones a los derechos humanos, en los términos
que establezca la ley.
* Elaborado por Nancy Correa, Pamela Rodríguez (becarias en el Instituto de Investigaciones Jurídicas, UNAM)
y Dayra Vergara (estudiante en la Facultad de Derecho, UNAM).
Texto vigente
Texto anterior (publicado en el DOF el 10 de junio de 2011) Comentarios
Está prohibida la esclavitud en los Estados Unidos ...
Mexicanos. Los esclavos del extranjero que entren
al territorio nacional alcanzarán, por este solo
hecho, su libertad y la protección de las leyes.
Queda prohibida toda discriminación motivada Queda prohibida toda discriminación motivada
por origen étnico o nacional, el género, la edad, las por origen étnico o nacional, el género, la edad, las
discapacidades, la condición social, las condiciones discapacidades, la condición social, las condiciones
de salud, la religión, las opiniones, las preferencias, de salud, la religión, las opiniones, las preferencias
el estado civil o cualquier otra que atente contra sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente
la dignidad humana y tenga por objeto anular contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o
o menoscabar los derechos y libertades de las menoscabar los derechos y libertades de las personas.
personas.
Artículo 3o. Todo individuo tiene derecho a Artículo 3o. … Se modifica el párrafo segundo para contemplar a los
recibir educación. El Estado –federación, estados, derechos humanos en la educación que imparta el
Distrito Federal y municipios–, impartirá educación Estado.
preescolar, primaria y secundaria. La educación
preescolar, primaria y la secundaria conforman la
educación básica obligatoria.
La educación que imparta el Estado tenderá a La educación que imparta el Estado tenderá a
desarrollar armónicamente todas las facultades desarrollar armónicamente todas las facultades del ser
del ser humano y fomentará en él, a la vez, el humano y fomentará en él, a la vez, el amor a la Patria,
amor a la Patria y la conciencia de la solidaridad el respeto a los derechos humanos y la conciencia
internacional, en la independencia y en la justicia. de la solidaridad internacional, en la independencia
y en la justicia.
I a VIII … I a VIII …
Texto vigente
Texto anterior (publicado en el DOF el 10 de junio de 2011) Comentarios
Artículo 11. Todo hombre tiene derecho para Artículo 11. Toda persona tiene derecho para entrar en la El párrafo primero cambia el término Todo hombre por
entrar en la República, salir de ella, viajar República, salir de ella, viajar por su territorio y mudar Toda persona.
por su territorio y mudar de residencia, sin de residencia, sin necesidad de carta de seguridad,
necesidad de carta de seguridad, pasaporte, pasaporte, salvoconducto u otros requisitos semejantes. Adiciona un párrafo segundo, que constitucionaliza
salvo-conducto u otros requisitos semejantes. El El ejercicio de este derecho estará subordinado a las el derecho a solicitar asilo por persecución, y el de
ejercicio de este derecho estará subordinado a las facultades de la autoridad judicial, en los casos de refugio por causas humanitarias.
facultades de la autoridad judicial, en los casos responsabilidad criminal o civil, y a las de la autoridad
de responsabilidad criminal o civil, y a las de la administrativa, (administrativa, sic DOF 05-02-1917)
autoridad administrativa, (administrativa, sic DOF por lo que toca a las limitaciones que impongan las
05-02-1917) por lo que toca a las limitaciones que leyes sobre emigración, inmigración y salubridad
impongan las leyes sobre emigración, inmigración general de la República, o sobre extranjeros perniciosos
y salubridad general de la República, o sobre residentes en el país.
extranjeros perniciosos residentes en el país.
(SE ADICIONA)
En caso de persecución, por motivos de orden político, toda persona
tiene derecho de solicitar asilo; por causas de carácter humanitario
se recibirá refugio. La ley regulará sus procedencias y excepciones.
Artículo 15. No se autoriza la celebración de Artículo 15. No se autoriza la celebración de tratados Modifica la parte relativa a la prohibición de
tratados para la extradición de reos políticos, ni para la extradición de reos políticos, ni para la de celebración de convenios o tratados que alteren los
para la de aquellos delincuentes del orden común aquellos delincuentes del orden común que hayan derechos humanos reconocidos por la Constitución y
que hayan tenido en el país donde cometieron el tenido en el país donde cometieron el delito, la los tratados internacionales.
delito, la condición de esclavos; ni de convenios o condición de esclavos; ni de convenios o tratados en
tratados en virtud de los que se alteren las garantías virtud de los que se alteren las derechos humanos reconocidos
y derechos establecidos por esta Constitución para por esta Constitución y en los tratados internacionales de los
el hombre y el ciudadano. que el Estado Mexicano sea parte.
Texto vigente
Texto anterior (publicado en el DOF el 10 de junio de 2011) Comentarios
Artículo 18. Sólo por delito que merezca pena Artículo 18. … En el segundo párrafo se añade a las bases sobre las
privativa de libertad habrá lugar a prisión que se organiza el sistema penitenciario, el respeto a
preventiva. El sitio de ésta será distinto del que se los derechos humanos.
destinare para la extinción de las penas y estarán
completamente separados.
El sistema penitenciario se organizará sobre la El sistema penitenciario se organizará sobre la base del
base del trabajo, la capacitación para el mismo, la respeto a los derechos humanos, del trabajo, la capacitación
educación, la salud y el deporte como medios para para el mismo, la educación, la salud y el deporte
lograr la reinserción del sentenciado a la sociedad como medios para lograr la reinserción del sentenciado
y procurar que no vuelva a delinquir, observando a la sociedad y procurar que no vuelva a delinquir,
los beneficios que para él prevé la ley. Las mujeres observando los beneficios que para él prevé la ley. Las
compurgarán sus penas en lugares separados de los mujeres compurgarán sus penas en lugares separados
destinados a los hombres para tal efecto. de los destinados a los hombres para tal efecto.
… …
Artículo 29. En los casos de invasión, perturbación Artículo 29. En los casos de invasión, perturbación En el primer párrafo prevé ya no sólo el supuesto de
grave de la paz pública, o de cualquier otro que grave de la paz pública, o de cualquier otro que ponga suspensión, sino también de restricción de derechos,
ponga a la sociedad en grave peligro o conflicto, a la sociedad en grave peligro o conflicto, solamente mientras que en el nuevo segundo párrafo plasma los
solamente el Presidente de los Estados Unidos el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, de derechos que no podrán restringirse ni suspenderse en
Mexicanos, de acuerdo con los Titulares de las acuerdo con los Titulares de las Secretarías de Estado una declaratoria de excepción.
Secretarías de Estado y la Procuraduría General de y la Procuraduría General de la República y con la
la República y con la aprobación del Congreso aprobación del Congreso de la Unión o de la Comisión En el tercer párrafo exige que la declaratoria esté
de la Unión y, en los recesos de éste, de la Comisión Permanente cuando aquel no estuviere reunido, podrá restringir fundada, motivada y que sea proporcional al peligro
Permanente, podrá suspender en todo el país o o suspender en todo el país o en lugar determinado enfrentado, observando los principios de legalidad,
en lugar determinado las garantías que fuesen el ejercicio de los derechos y las garantías que fuesen racionalidad, proclamación, publicidad y no
obstáculo para hacer frente, rápida y fácilmente obstáculo para hacer frente, rápida y fácilmente a la discriminación.
a la situación; pero deberá hacerlo por un tiempo situación; pero deberá hacerlo por un tiempo limitado,
limitado, por medio de prevenciones generales y por medio de prevenciones generales y sin que la En el cuarto párrafo adicionado se prevé la extinción
sin que la suspensión se contraiga a determinado restricción o suspensión se contraiga a determinada persona. de la declaratoria, sea por cumplirse el plazo, o bien
individuo. Si la suspensión tuviese lugar Si la restricción o suspensión tuviese lugar hallándose el por decreto del Congreso. En este último caso el
hallándose el Congreso reunido, éste concederá Congreso reunido, éste concederá las autorizaciones Ejecutivo no puede hacer observaciones al decreto de
las autorizaciones que estime necesarias para que que estime necesarias para que el Ejecutivo haga frente revocación.
el Ejecutivo haga frente a la situación; pero si se a la situación; pero si se verificase en tiempo de receso,
verificase en tiempo de receso, se convocará sin se convocará de inmediato al Congreso para que las El último párrafo faculta a la SCJN para revisar de
demora al Congreso para que las acuerde. acuerde. oficio los decretos de suspensión o restricción.
Texto vigente
Texto anterior (publicado en el DOF el 10 de junio de 2011) Comentarios
(SE ADICIONAN)
En los decretos que se expidan, no podrá restringirse ni suspenderse el
ejercicio de los derechos a la no discriminación, al reconocimiento de la
personalidad jurídica, a la vida, a la integridad personal, a la protección
a la familia, al nombre, a la nacionalidad; los derechos de la niñez; los
derechos políticos; las libertades de pensamiento, conciencia y de profesar
creencia religiosa alguna; el principio de legalidad y retroactividad; la
prohibición de la pena de muerte; la prohibición de la esclavitud y la
servidumbre; la prohibición de la desaparición forzada y la tortura; ni las
garantías judiciales indispensables para la protección de tales derechos.
…
Los extranjeros no podrán de ninguna manera
inmiscuirse en los asuntos políticos del país.
Artículo 89. Las facultades y obligaciones del Artículo 89. Reforma la fracción X, relativa a la conducción de la
Presidente, son las siguientes: política exterior para incluir, dentro de los principios
I. … normativos a observar, el de respeto, protección y
I. Promulgar y ejecutar las leyes que expida el promoción de los derechos humanos.
Congreso de la Unión, proveyendo en la esfera
administrativa a su exacta observancia.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación podrá La Suprema Corte de la Nación podrá solicitar al Consejo de
nombrar alguno o algunos de sus miembros o la Judicatura Federal que averigüe la conducta de algún juez o
algún Juez de Distrito o Magistrado de Circuito, magistrado federal.
o designar uno o varios comisionados especiales,
cuando así lo juzgue conveniente o lo pidiere el
Ejecutivo Federal o alguna de las Cámaras del
Congreso de la Unión, o el Gobernador de algún
Estado, únicamente para que averigüe algún hecho
o hechos que constituyan una grave violación de
alguna garantía individual. También podrá solicitar
al Consejo de la Judicatura Federal, que averigüe la …
conducta de algún juez o magistrado federal.
…
Texto vigente
Texto anterior (publicado en el DOF el 10 de junio de 2011) Comentarios
Artículo 102. Art. 102. Adiciona diversos párrafos, instaurando la obligación
A. ... A. ... para los servidores públicos de responder a las
B. ... B. ... recomendaciones de la CNHD, y en caso de no
cumplirlas o aceptarlas deberán fundar y motivar su
Los organismos a que se refiere el párrafo Los organismos a que se refiere el párrafo anterior, negativa, pudiendo ser llamados por el Senado o la
anterior, formularán recomendaciones públicas, formularán recomendaciones públicas, no autoridad legislativa que corresponda a comparecer
no vinculatorias y denuncias y quejas ante las vinculatorias, denuncias y quejas ante las autoridades para dar explicar el motivo de su negativa.
autoridades respectivas. respectivas. Todo servidor público está obligado a responder las
recomendaciones que les presenten estos organismos. Cuando las Otorga competencia a la CNDH para conocer de
recomendaciones emitidas no sean aceptadas o cumplidas por las violaciones de derechos humanos en el ámbito laboral.
autoridades o servidores públicos, éstos deberán fundar, motivar y
hacer pública su negativa; además, la Cámara de Senadores o en Reconoce la autonomía de los organismos públicos de
sus recesos la Comisión Permanente, o las legislaturas o entidades derechos humanos locales. Y, para el procedimiento
federativas, según corresponda, podrán llamar, a solicitud de estos de selección del titular de la CNDH y Consejo
organismos, a las autoridades o servidores públicos responsables Consultivo, deberá realizarse una consulta pública
para que comparezcan ante dichos órganos legislativos, a efecto de transparente.
que expliquen el motivo de su negativa.
El Consejo Consultivo desahogará el procedimiento
de la nueva facultad de investigación por violaciones
graves.
Estos organismos no serán competentes tratándose Estos organismos no serán competentes tratándose de
de asuntos electorales, laborales y jurisdiccionales. asuntos electorales, y jurisdiccionales.
a) a k) … a) a k) …
a) a f)… a) a f)…
g) La Comisión Nacional de los Derechos Humanos, g) La Comisión Nacional de los Derechos Humanos,
en contra de leyes de carácter federal, estatal y del en contra de leyes de carácter federal, estatal y del
Distrito Federal, así como de tratados internacionales Distrito Federal, así como de tratados internacionales
celebrados por el Ejecutivo Federal y aprobados por celebrados por el Ejecutivo Federal y aprobados por
el Senado de la República, que vulneren los derechos el Senado de la República, que vulneren los derechos
humanos consagrados en esta Constitución. Asimismo humanos consagrados en esta Constitución y en los
los organismos de protección de los derechos humanos tratados internacionales de los que México sea parte. Asimismo,
equivalentes en los estados de la República, en contra de los organismos de protección de los derechos humanos
leyes expedidas por las legislaturas locales y la Comisión equivalentes en los estados de la República, en contra de
de Derechos Humanos del Distrito Federal, en contra de leyes expedidas por las legislaturas locales y la Comisión de
leyes emitidas por la Asamblea Legislativa del Distrito Derechos Humanos del Distrito Federal, en contra de leyes
Federal. emitidas por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.
… …
Texto vigente
Texto anterior (publicado en el DOF el 10 de junio de 2011) Comentarios
TRANSITORIOS Establece un año como plazo máximo, a partir de la
entrada en vigor del decreto para expedir la ley que
Primero. El presente decreto entrará en vigor al día regule el tercer párrafo del artículo 1o. constitucional
siguiente al de su publicación en el Diario Oficial de la sobre reparación de las violaciones a los derechos
Federación. humanos; la ley reglamentaria del artículo 11
constitucional sobre el asilo; la ley reglamentaria del
Segundo. La ley a que se refiere el tercer párrafo del artículo 29 constitucional en materia de suspensión
artículo 1o. constitucional sobre reparación deberá ser del ejercicio de los derechos y las garantías; la ley
expedida en un plazo máximo de un año contado a reglamentaria del artículo 33 constitucional, referente
partir de la entrada en vigor del presente decreto. a la expulsión de extranjeros, y la legislación al
apartado B del artículo 102 constitucional.
Tercero. La ley a que se refiere el artículo 11
constitucional sobre el asilo, deberá ser expedida en un
plazo máximo de un año, contado a partir del inicio de
la vigencia de este decreto.
447
448 Notas curriculares
Miguel Carbonell
Pedro Salazar
VII
VIII PRESENTACIÓN
que está llamada a surtir efectos. Por lo mismo, es una reforma prometedo-
ra, que merece celebrarse. Después de todo, aun cuando —como ya hemos
advertido— las normas constituyen solamente una aspiración formal de lo
que la sociedad pretende para sí misma, también lo es que en esa medida las
reformas como esta son un paso —en este caso, decidido— en la dirección
correcta. En su conjunto, las normas reformadas delinean un nuevo para-
digma en el constitucionalismo mexicano, porque, por un lado, introducen
al concepto de los derechos humanos como eje central de la articulación
estatal (sustituyendo la figura arcaica de las “garantías individuales”) y, por
el otro, incorporan como normas de máximo rango en el ordenamiento ju-
rídico mexicano las disposiciones en materia de derechos de origen interna-
cional. De esta manera, imponen una nueva exigencia a los actores políticos
de todos los niveles para transformar a la realidad en clave democrática y
constitucional.
Los textos que integran este libro, todos ellos escritos por destacadas
y destacados académicos de distintas universidades públicas y privadas de
México, intentan dar cuenta del origen y el sentido profundo de estos
cambios constitucionales. Se trata de trabajos distintos, pero complemen-
tarios, que en su conjunto ofrecen al lector un panorama completo de lo
que se reformó en junio de 2011. Pero, además, desde la apertura de volu-
men se ofrece una reconstrucción de la evolución social, política e institu-
cional que hizo posible una operación constitucional, en la que los derechos
humanos o fundamentales se colocan como los límites y vínculos que todo
poder —público o privado— debe respetar y garantizar. Esto, además, en
total sintonía discursiva, normativa e imperativa con el derecho internacio-
nal de los derechos humanos. De hecho, este último elemento es una cons-
tante que los diferentes autores recuperan en cada uno de los textos, lo cual
no podría ser de otra manera, porque ese aspecto es el que justifica que, sin
exageraciones, esta reforma imponga y suponga la adopción de un nuevo
paradigma en el constitucionalismo mexicano.
Por lo mismo, pensamos que este libro ofrece un mirador privilegiado
para comprender el sentido y el contenido de la reforma constitucional de
2011. Los autores —a sugerencia y petición nuestra, como coordinadores
del volumen— escribieron sus trabajos pensando en un público que no se
reduzca a los estudiosos y los especialistas. Por el contrario, aunque los tex-
tos ostentan el rigor de la academia, el libro pretende ser útil para legislado-
res, servidores públicos y actores de la sociedad civil que viven la exigencia
y la lucha por los derechos en el terreno de la práctica. Nuestro propósito
común es ofrecer a los lectores, reflexiones sólidas e informadas, pero tam-
bién accesibles, sobre lo que cambió en la Constitución, sobre su impor-
X PRESENTACIÓN
I. Introducción
y Covarrubias Velasco, Ana (coords.), Derechos humanos en la política exterior. Seis casos latinoame-
ricanos, México, ITAM-Miguel Angel Porrúa, 2011.
1
2 Saltalamacchia / Covarrubias
3 Como establece Guadalupe González, es posible distinguir entre “dos tipos de multila-
humanos en la política exterior de México: ¿en defensa propia o de los valores liberales?”, en
Covarrubias, Ana (coord.), Temas de política exterior, México, Colmex, 2008, pp. 312-314.
dimensión internacional de la reforma de derechos humanos 5
9 Énfasis agregado.
10 “Opinion of the Department of Foreign Relations of Mexico Concerning the
Dumbarton Oaks Proposals for the Creation of a General International Organization”, 23
de abril de 1945, en Documents of the UN Conference on International Organization, San Francisco,
1945, vol. III, Nueva York, UN Information Organizations, 1945, pp. 63 y 71-73.
11 Castañeda, Jorge, op. cit., pp. 83, 91 y 92.
12 Lineamientos contenidos en el memorando del 19 de marzo de 1948 formulado por el
13 México contó con grandes juristas y tratadistas que participaron directamente o ase-
soraron a los diplomáticos mexicanos en estas negociaciones. Aunque fue renuente frente a
los tratados generales de derechos civiles y políticos, México tomó la iniciativa en impulsar la
codificación de algunos temas específicos que revestían un interés especial para el país o que
eran poco sensibles para el régimen del partido hegemónico, tales como los derechos de los
migrantes, los derechos de las mujeres y el combate al racismo.
14 En el marco de la guerra fría existió la tendencia a diferenciar entre los derechos civiles
y políticos (defendidos por el campo capitalista) y los derechos económicos y sociales (enfati-
zados por el campo socialista). Desde 1945 la posición de México fue vincular la agenda de
los derechos humanos al tema del desarrollo e insistir en la correlación entre ambos grupos
de derechos. En ese sentido, destaca el impulso mexicano para la adopción de la Carta de los
Derechos y Deberes Económicos de los Estados (1974).
10 Saltalamacchia / Covarrubias
20 Intervención del canciller Fernando Solana durante la Conferencia en: “Derechos hu-
manos: incorporan a México al club de los renegados”, Proceso, 28 de junio de 1993, p. 40. Es
decir, como en 1945 los representantes de México defendían su preferencia por “soluciones
de derecho interno”.
21 Costa Rica y Ecuador se distinguieron por su amplio respaldo a la propuesta del Alto
Comisionado. Países como Brasil, Argentina, Venezuela, Guatemala, Nicaragua y Chile ma-
nifestaron su aprobación. En el continente americano sólo Cuba y Colombia se manifestaron
en desacuerdo o renuentes. Lo cierto es que con las transiciones democráticas la percepción
de los países latinoamericanos sobre estos temas había cambiado. México ya había experi-
mentado el aislamiento un año antes cuando fue el único país que votó en contra del Proto-
colo de Washington sobre Reformas a la Carta de la OEA (diciembre 1992). Dicha reforma
incorporó el artículo 8(bis), que establece la suspensión de un Estado miembro de la OEA
cuyo gobierno democráticamente constituido sea derrocado por la fuerza.
14 Saltalamacchia / Covarrubias
ción de los No Alineados y el de Estados Unidos, que fue el que finalmente México votó a
favor en la Asamblea General. La principal victoria de los primeros fue que se eliminó el
mandato específico del Alto Comisionado para conducir misiones de investigación in situ.
El canciller Manuel Tello explicó en 1994: “Después de difíciles negociaciones, en las que
México participó de manera activa, se logró aprobar por consenso la resolución que crea
esta nueva figura. Nos complace que este cargo… tenga un mandato claro y preciso, siempre
sujeto a las normas del derecho internacional vigentes en la materia”. Informe presentado por el
Secretario de Relaciones Exteriores, Embajador Manuel Tello al Senado de la República Mexicana, 1993-
1994, México, sre, 1994, pp. 23 y 24.
24 Al identificar el hilo conductor de los ensayos de diplomáticos mexicanos incluidos en
el libro por ella compilado, Olga Pellicer nos recuerda la sensación predominante en aquella
época: “Los llamados a la cautela son en este momento particularmente intensos debido a la
magnitud de los cambios internacionales del último lustro. Se explican también en razón de
los desafíos que esos cambios plantean para los principios de convivencia internacional que
han sustentado y animado la política exterior de México. Para quien ha sido defensor histó-
rico de la autodeterminación y la no intervención resulta difícil aceptar las nuevas tendencias
internacionales de corte injerencista”. Pellicer, Olga (comp.), Las Naciones Unidas hoy. Visión de
México, México, SER-Fondo de Cultura Económica, 1994, p. 18.
dimensión internacional de la reforma de derechos humanos 15
ricana de Derechos Humanos por los casos de Chihuahua en 1985 y 1986, elecciones de
diputados y la gubernatura, respectivamente, Durango en 1986 (elecciones municipales) y el
Estado de México en 1990 (elecciones para el congreso local y gobiernos municipales). La
cidh se pronunció a favor de los peticionarios, y la reacción del gobierno mexicano fue
desconocer la competencia de la Comisión como instrumento en asuntos relativos a pro-
cesos electorales. Véanse los informes de la cidh: Organización de Estados Americanos,
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Resolución No. 01/90, casos 9768, 9780 y
9828 (México), 17 de mayo de 1990, y Organización de Estados Americanos, Comisión Inte-
ramericana de Derechos Humanos, oea/Ser.L/V/11.85, sesión 85, Informe Anual 1993, 1
de febrero de 1993.
16 Saltalamacchia / Covarrubias
Esta etapa corresponde a los años del gobierno de Ernesto Zedillo, pero
de manera más específica está marcada en su inicio por el levantamiento za-
patista en Chiapas —que puso a México definitivamente en el radar de las
osc internacionales de derechos humanos— y en su final por la alternancia
en la Presidencia de la República después de setenta años de gobiernos del
PRI. En estos años la posición tradicional de la política exterior de México
en materia de derechos humanos comenzó a cambiar. El cambio fue gra-
dual, difícil, y pareció estar orientado por reacciones defensivas más que por
un diseño claro e intencional. Para explicarlo es necesario tomar en cuenta
nuevamente la interacción entre factores de los ámbitos estatal y sistémico.
27 Véase Saltalamacchia Ziccardi, Natalia, Del pueblo indefenso al defensor del pueblo: la socia-
lización de los derechos humanos en México (1968-1992), tesis de doctorado, Universidad Complu-
tense de Madrid, 2009.
dimensión internacional de la reforma de derechos humanos 17
atención internacional durante los años setenta y ochenta por las violaciones a los derechos
humanos cometidas en la era de las dictaduras, para México éste era un fenómeno nuevo.
29 Al igual que en el pasado, durante esta etapa la postura de México con relación a los
casos tramitados ante la CIDH fue, como establece Carmona, “preponderantemente defen-
siva, esto es, [se basó en] la defensa a ultranza del Estado per se”. Al parecer, “la premisa era
evitar a toda costa la emisión de un informe adverso a México (considerado como un ataque
a la soberanía nacional) por lo que se interponían las excepciones disponibles a los Estados
en el marco del sistema interamericano (extemporaneidad, no agotamiento de recursos in-
ternos y falta de configuración de violaciones a la Convención Americana), muchas veces
con fines meramente dilatorios, así como otras dirigidas a desconocer de origen la compe-
tencia de la Comisión para tramitar cierto tipo de quejas…”. Carmona Tinoco, Jorge Ulises,
“Algunos aspectos de la participación de México ante los órganos del sistema interamericano
de protección de los derechos humanos”, Cuestiones Constitucionales, núm. 9, julio-diciembre de
2003, pp. 32 y 33.
dimensión internacional de la reforma de derechos humanos 19
33 Aunque el estatuto no se ratificó sino hasta 2005, después de que se modificara el ar-
pp. 50 y 65.
35 Los observadores deberían solicitar una visa especial a la Secretaría de Gobernación
36 Véase Saltalamacchia Ziccardi, Natalia, La política del gobierno de Ernesto Zedillo hacia las
mensión internacional en la lucha por los derechos humanos en México. Fue miembro de
Amnistía Internacional-Sección México, de la Academia Mexicana de Derechos Humanos
y presidenta fundadora de la Comisión Mexicana para la Defensa y Promoción de los Dere-
chos Humanos (CMDPDH). En los años noventa, la CMDPDH se mantuvo activa ante la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos en asuntos relacionados con el conflicto
de Chiapas, la matanza de Aguas Blancas y el caso del general brigadier José Francisco
Gallardo, entre otros. Las resoluciones de la CIDH, y su análisis, para éstos y otros casos
pueden consultarse en Monroy García, María del Mar y Sánchez Matus, Fabián, Experiencia
de México ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, México, Cámara de Diputados,
LX Legislatura, Konrad Adenauer Stiftung y Miguel Ángel Porrúa, 2007.
dimensión internacional de la reforma de derechos humanos 25
Juárez”). En agosto de ese año, la secretaria general de Amnistía Internacional, Irene Khan,
visitó México, y su evaluación respecto a ese tema fue en general negativa al señalar la inca-
pacidad del gobierno mexicano de resolver esos crímenes y prevenir que se siguieran come-
tiendo. Sin embargo, Amnistía Internacional destacó el compromiso de la pgr de impulsar
las investigaciones para que se resolvieran los casos pendientes, así como la iniciativa del
secretario de Gobernación, de proporcionar información mensual a las ong interesadas en
esos casos. En su respuesta al gobierno de Chihuahua, que había descalificado su informe, ai
26 Saltalamacchia / Covarrubias
Gallardo fue liberado mediante un decreto presidencial de reducción de pena. Algo similar
se repitió en el caso de los pescadores Leocadio Ascencio y Aurelio Guzmán, privados de su
libertad por infringir presuntamente una zona de veda en Pátzcuaro, Michoacán, y a quienes
el presidente otorgó un indulto para ponerlos en libertad. En todos los casos destacó el hecho
de que no se llevó a cabo ninguna investigación sobre el proceso judicial que determinó la
sentencia original y no se entró en el mérito de los asuntos, con lo cual no salió fortalecido
el Estado de derecho en México. Esto es un ejemplo de las resistencias y obstáculos internos
que encontró la política exterior de derechos humanos.
48 Entre ellos: el Grupo de Trabajo sobre Detención Arbitraria, el Relator Especial so-
México ante la OEA, véase Bondí, Loretta, Beyond the Border and Across the Atlantic. Mexico’s
Foreign and Security Policy post-September 11th, Washington, Center for Transatlantic Relations,
2004, pp. 39 y 40.
51 “Los principales logros en la política exterior del presidente Vicente Fox”, palabras
análisis detallado que rebasa los alcances del presente texto. Dicho análisis
debería incluir el papel del Poder Legislativo en la llamada armonización
interna de las normas, el papel del Poder Judicial en la interpretación y
aplicación de los tratados y sentencias internacionales, el papel de los go-
biernos de las entidades federativas, así como las posiciones de actores, como
las policías y las fuerzas armadas. Con esta nota de caución, damos paso a las
conclusiones.
V. Conclusiones
postwar Europe”, International Organization, vol. 54, núm. 2, 2000, pp. 217-252.
53 Ibidem, pp. 228 y 229.
30 Saltalamacchia / Covarrubias
54 De acuerdo con la encuesta “México y el mundo”, en 2006 85% de los líderes y 86%
del público opinó que era “muy importante” o “algo importante” promover los derechos
humanos en el mundo como objetivo de política exterior. González, Guadalupe y Minush-
kin, Susan (eds.), México y el mundo 2006. Cuestionario y resultados del público y los líderes en México,
México, CIDE-COMEXI, 2006, p. 27.
55 La ratificación del Estatuto de Roma fue la medida que generó mayor controversia.
los años noventa véase Anaya Muñoz, Alejandro, “Transnational and Domestic Processes
in the Definition of Human Rights Policies”, Human Rights Quarterly, vol. 31, núm. 1, 2009,
pp. 35-58.
dimensión internacional de la reforma de derechos humanos 33
Funding and Policy Issues, Congressional Research Service, 7-5700, 1o. de junio de 2009. Pro-
puesta que, por cierto, suscitó el rechazo airado de legisladores de todos los colores políticos,
lo cual confirma lo señalado arriba: no existe consenso entre los mexicanos respecto a si y en
qué casos los derechos humanos deben ser un tema de la relación bilateral con otros países,
ya sea que se trate de la situación de México o de terceros.
62 En el cuarto informe de gobierno se enumeran los objetivos de la política exterior en
VI. Bibliografía
salió casi por completo de la agenda. Las excepciones más notables fueron el comunica-
do de la cancillería sobre la muerte del prisionero cubano Orlando Zapata y la respuesta
a un artículo de Fidel Castro en el que afirmaba que el “imperio” no permitió a Andrés
Manuel López Obrador asumir la presidencia. Véase Castro, Fidel, “El gigante de las siete
leguas (parte 1)”, CubaDebate, 12 de agosto de 2010. Disponible en http://www.cubadebate.
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nible en http://amnesty.org/es/library/asset/AMR41/039/2003/es/9628fb6f-
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La reforma y las normas de derechos
humanos previstas en los tratados
internacionales
I. Introducción
39
40 JORGE ULISES CARMONA TINOCO
que abarca las diversas etapas que van desde la formación o negociación
de un instrumento internacional hasta su plena incorporación al ordena-
miento jurídico mexicano. En virtud de lo anterior, consideramos que la
prohibición prevista en el artículo 15 respecto a la celebración de tratados
va dirigida a todos los órganos que intervienen en dicho procedimiento; esto
es, el Ejecutivo y el Senado, de manera que si el primero en un caso concre-
to celebra un tratado sin hacer una reserva expresa con base en el artículo
15, o si no advierte o desconoce la limitación constitucional señalada, co-
rrespondería en todo caso al Senado hacerla valer no aprobando el instru-
mento internacional que se le presenta. No obstante que el Senado hubiera
aprobado un tratado en dichas circunstancias, si el Ejecutivo se percata a
posteriori de la transgresión al artículo 15 constitucional no debe proceder
a la ratificación internacional del instrumento.
Por otra parte, en el caso de que un tratado que haya prosperado hasta
su promulgación y entrada en vigor, al ser publicado en el Diario Oficial de
la Federación, aún queda la posibilidad de la denuncia del tratado por par-
te del Ejecutivo o, en su caso, de que se haga uso de los instrumentos de
justicia constitucional, como son las acciones de inconstitucionalidad ante
la Suprema Corte de Justicia de la Nación (artículo 105, fracción II, de la
Constitución federal), o el juicio de amparo por la parte a quien perjudique
el tratado de manera directa (artículos 103 y 107 constitucionales).
Desde otro ángulo, artículo 15 constitucional continuará luego de la re-
forma siendo un complemento armónico del artículo 1o. de la carta magna,
en virtud de que éste expresa que las únicas restricciones y limitaciones po-
sibles a los derechos básicos son las que el propio texto constitucional prevé;
así lo apoya el sentido de la tesis jurisprudencial siguiente:
tomo XIV, octubre de 2001; tesis P. XX/2001; página 23. Contradicción de tesis 11/2001.
El Tribunal Pleno, en su sesión pública celebrada hoy dos de octubre en curso, aprobó, con
el número XX/2001, la tesis aislada que antecede, y determinó que la votación no es idónea
para integrar tesis jurisprudencial. México, Distrito Federal, a dos de octubre de dos mil uno.
52 JORGE ULISES CARMONA TINOCO
3 Quinta Época; Instancia: Segunda Sala; Fuente: Semanario Judicial de la Federación; tomo
XXXI; página 348. Amparo administrativo en revisión 2339/30. Sichel Enrico. 21 de enero
de 1931. Unanimidad de cuatro votos. Ausente: Arturo Cisneros Canto. Relator: Salvador
Urbina.
La reforma y las normas de derechos humanos 53
Artículo 133. Esta Constitución, las leyes del Congreso de la Unión que ema-
nen de ella y todos los Tratados que estén de acuerdo con la misma, celebra-
dos y que se celebren por el Presidente de la República, con aprobación del
Senado, serán la Ley Suprema de toda la Unión. Los jueces de cada Estado se
arreglarán a dicha Constitución, leyes y tratados, a pesar de las disposiciones
en contrario que pueda haber en las Constituciones o leyes de los Estados.
... esta Suprema Corte de Justicia considera que los tratados internacionales
se encuentran en un segundo plano inmediatamente debajo de la Ley Fun-
damental y por encima del derecho federal y el local. Esta interpretación del
artículo 133 constitucional, deriva de que estos compromisos internacionales
son asumidos por el Estado mexicano en su conjunto y comprometen a todas
sus autoridades frente a la comunidad internacional; por ello se explica que
el Constituyente haya facultado al presidente de la República a suscribir los
tratados internacionales en su calidad de jefe de Estado y, de la misma mane-
4 Para un análisis jurídico de dicha ejecutoria véase Carpizo, Jorge, Nuevos estudios consti-
tucionales, México, Porrúa-UNAM, 2000, pp. 493-498. Veáse también Flores, Imer B., “Sobre
la jerarquía normativa de leyes y tratados. A propósito de la (eventual) revisión de una tesis”,
Cuestiones Constitucionales, México, núm. 13, julio-diciembre de 2005. Dicho autor, además,
profundiza en una ulterior jerarquía, que derivaría de distinguir diversos tipos de tratados y
de leyes federales. Véanse pp. 14 y 15.
58 JORGE ULISES CARMONA TINOCO
XXV, abril de 2007; página: 6; tesis P. IX/2007; tesis aislada; materia(s): Constitucional.
60 JORGE ULISES CARMONA TINOCO
por nuestro país. Ello no significa restarle mérito, sino dejar en claro que los
cambios realizados resuelven muchas de las tensiones e inercias que impe-
dían avanzar en la materia por diversos factores.
El éxito de la reforma no radica sólo en su puesta en vigor, sino que
falta aún apreciar en la realidad su impacto paulatino hacia la eficacia ple-
na de los derechos, en particular de los más desprotegidos y vulnerables, lo
que dependerá de muchos actores: personas, organizaciones, instituciones,
operadores jurídicos en general, academia, medios de comunicación, entre
muchos otros. No se debe perder de vista que detrás de la exigencia del res-
peto a los derechos de la persona subyace un clamor por un orden social
más justo, equitativo y humano.
Las obligaciones del Estado en el artículo 1o.
de la Constitución mexicana
Miguel Carbonell*
I. Introducción
63
64 MIGUEL CARBONELL
podemos decir que —en alguna medida— todos ellos son una novedad (o
aportan aspectos novedosos) para el constitucionalismo mexicano.
En particular, quisiera referirme al contenido del (completamente) nue-
vo párrafo tercero del artículo 1o., cuya redacción señala lo siguiente:
2 Véase por ejemplo el ensayo de Sergio García Ramírez sobre el tema de la reparación,
o el de Sandra Serrano y Luis Daniel Vázquez sobre los principios de universalidad, interde-
Las obligaciones del Estado en el artículo 1o. 65
se en Serna de la Garza, José María, El sistema federal mexicano. Un análisis jurídico, México,
UNAM, Instituto de Investigaciones Jurísicas, 2008.
4 Guastini, Riccardo, “En torno a las normas sobre la producción jurídica”, Bole-
tín Mexicano de Derecho Comparado, México, núm. 89, mayo-agosto de 1997; Carbonell, Mi-
66 MIGUEL CARBONELL
guel, “Normas sobre la producción jurídica”, Enciclopedia jurídica mexicana, 2a. ed., México,
UNAM-Porrúa, 2004, t. V, pp. 253-255.
5 Hay que recordar que, aunque no lo digan expresamente, los derechos fundamenta-
les constituyen por sí mismos limitaciones de carácter material a las facultades de creación
normativa del Estado. Sin embargo, con el ejemplo citado me quiero referir solamente a
aquellos casos en que la limitación es explícita y se enfoca a una forma de creación norma-
tiva en concreto (aunque la prohibición del artículo 24 no hay que entenderla como dirigida
únicamente al Congreso de la Unión, sino a cualquier órgano de producción jurídica, de
acuerdo con lo dispuesto en el primer párrafo del mismo artículo).
Las obligaciones del Estado en el artículo 1o. 67
6 Un análisis detenido de este problema puede verse en Dulitzky, Ariel E., “La Conven-
ción Americana de Derechos Humanos y los Estados Federales. Algunas reflexiones”, Defensa
de la Constitución, garantismo y controles. Libro en reconocimiento al doctor Germán J. Bidart Campos,
Buenos Aires, Ediar, 2003, pp. 157 y ss.
Las obligaciones del Estado en el artículo 1o. 69
cia deben observar lo que en cada caso señalan la Constitución y los trata-
dos internacionales. Las obligaciones generales de las autoridades (señala-
das a partir de ahora por el párrafo tercero del artículo 1o.) estarán además
reforzadas si un precepto constitucional distinto les asigna una competencia
concreta.
En otras palabras, las autoridades de todos los niveles no solamente
deben respetar los derechos mediante conductas de abstención, sino que
deben hacer todo lo que esté a su alcance para lograr la eficacia plena de
los derechos, sin poder esgrimir ningún tipo de estructuración competencial
(salvo el caso en que un precepto constitucional así lo establezca de forma
clara y contundente) para dejar de tomar medidas en favor de los derechos.
Un criterio distinto al que se acaba de exponer es el que en su momento
sostuvo Ignacio Burgoa. Para Burgoa, la determinación de las obligaciones
positivas a cargo de cada nivel de gobierno está en relación directa con la
materia de que se trate. Vale la pena transcribir el párrafo en el que el autor
expone su punto de vista, para estar en posibilidad de comprender mejor su
propuesta. Burgoa sostiene lo siguiente:7
7 Burgoa, Ignacio, Las garantías individuales, 35a. ed., México, Porrúa, 2002, p. 201.
70 MIGUEL CARBONELL
8 Villán Durán, Carlos, Curso de derecho internacional de los derechos humanos, Madrid, Trotta,
de junio de 1981.
13 Son especialmente importantes los convenios número 87 (libertad sindical), 89 (dere-
cho de sindicalización), 111 (discriminación en el empleo), 118 (igualdad de trato), 138 (edad
mínima para trabajar), 143 (trabajadores migrantes), 169 (pueblos indígenas) y 182 (prohibi-
ción del trabajo infantil).
72 MIGUEL CARBONELL
gaciones de los Estados y las tareas concretas que deben llevar a cabo para
cumplir con lo que disponen los instrumentos internacionales.
Podríamos decir que las observaciones generales se asemejan a una es-
pecie de jurisprudencia, sólo que no es dictada por órganos jurisdiccionales,
sino por órganos de carácter más bien consultivo, integrados por expertos
en cada materia.14 Para el tema que estamos analizando en el presente en-
sayo, las observaciones generales tienen gran relevancia, ya que nos ayudan
a identificar los significados concretos que para las autoridades derivan de
los derechos fundamentales, tanto de forma general para todos ellos como
en específico para cada distinto derecho.
Actualmente la estructura de los órganos encargados de la vigilancia de
los derechos humanos dentro de la ONU es bastante compleja,15 se puede
identificar el campo de competencia de cada uno de los comités de la ONU
en la materia de derechos humanos según su denominación, la cual en tér-
minos generales se corresponde con la denominación del tratado, pacto o
convención de cuya supervisión se encargan.
Para la comprensión cabal del sistema de protección de los derechos
humanos que existe actualmente en el seno de la ONU quizá sería útil rea-
lizar una minuciosa explicación del lugar que ocupa cada comité en el or-
ganigrama de la ONU (dentro del ECOSOC, dependiente de la Comisión
de Derechos Humanos, dentro de la estructura de la Secretaría General,
etcétera) y de los documentos que precisan su ámbito de facultades.16
Hay que enfatizar el hecho de que el Estado mexicano ha admitido la
competencia de varios de esos comités, y por tanto los particulares ya pue-
den acudir a ellos para denunciar alguna violación de los derechos estable-
cidos en los respectivos pactos, tratados y convenciones.17
Además de las tareas importantes que realizan los comités, hay que
tener presente que los propios tratados internacionales pueden crear tribu-
14 Una selección muy amplia de observaciones generales puede verse en Carbonell, Mi-
guel et al. (comps.), Derecho internacional de los derechos humanos. Textos básicos, México, Porrúa,
2003, t. I, pp. 389 y ss.
15 Villán Durán, Carlos, Curso de derecho internacional de los derechos humanos, cit., pp. 437 y ss.
16 Una explicación muy completa del universo de organismos que se encargan de los de-
rechos humanos en el ámbito de la ONU puede encontrarse en Villán Durán, Carlos, Curso
de derecho internacional de los derechos humanos, cit.
17 Al respecto, Carmona Tinoco, Jorge Ulises, “El significado de la aceptación de la com-
petencia de los comités de Naciones Unidas, facultados para decidir peticiones individuales
en materia de derechos humanos y su previsible impacto en la impartición de justicia en
México”, Reforma judicial. Revista Mexicana de Justicia, México, núm. 1, enero-junio de 2003,
pp. 161 y ss. La publicación de los respectivos documentos de adhesión o ratificación se rea-
lizó en el Diario Oficial de la Federación del 3 de mayo de 2002.
Las obligaciones del Estado en el artículo 1o. 73
nales con competencias contenciosas o de otro tipo;18 así sucede con la Con-
vención Americana de Derechos Humanos, adoptada en San José de Costa
Rica, que crea la Corte Interamericana de Derechos Humanos, cuya sede
se encuentra en esa misma ciudad.19
En ocasiones los tratados se van complementando con documentos nor-
mativos que se dictan con posterioridad. Se les suele llamar “protocolos” o
“protocolos adicionales”. Así, por ejemplo, a partir del Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos se han dictado dos protocolos, destinados,
respectivamente, a permitir que el Comité de Derechos Humanos reciba
directamente quejas de individuos por presuntas violaciones del Pacto y a
abolir la pena de muerte. También la Convención Americana de Derechos
Humanos tiene dos protocolos; uno, en el que se establecen los derechos
económicos, sociales y culturales (el llamado “Protocolo de San Salvador”),
y otro, que tiene también por objeto la abolición de la pena de muerte. Los
protocolos pueden existir tanto en el caso de los tratados generales como en
el de los sectoriales; dentro de estos últimos, tanto la Convención de los De-
rechos del Niño como la Convención contra la Discriminación de la Mujer
tienen varios protocolos facultativos.
Sobre la manera en que los tratados internacionales se deben inter-
pretar, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha sostenido el siguiente
criterio:
en los tratados, Villán Durán, Carlos, Curso de derecho internacional de los derechos humanos, cit., pp.
499 y ss.
19 De entre lo mucho que se ha escrito sobre la Corte Interamericana, recomiendo espe-
cialmente el amplio panorama que nos ofrece García Ramírez, Sergio, La Corte Interamericana
de Derechos Humanos, México, Porrúa, 2007.
74 MIGUEL CARBONELL
que sea lógica con el contexto propio del tratado y acorde con el objeto o
fin que se tuvo con su celebración; es decir, debe acudirse a los métodos de
interpretación literal, sistemática y teleológica. A su vez, en cuanto al con-
texto que debe tomarse en cuenta para realizar la interpretación sistemática,
la Convención señala que aquél se integra por: a) el texto del instrumento
respectivo, así como su preámbulo y anexos; y, b) todo acuerdo que se refiera
al tratado y haya sido concertado entre las partes con motivo de su celebra-
ción o todo instrumento formulado por una o más partes con motivo de la
celebración del tratado y aceptado por las demás como instrumento referente
al tratado; y, como otros elementos hermenéuticos que deben considerarse al
aplicar los referidos métodos destaca: a) todo acuerdo ulterior entre las partes
acerca de la interpretación del tratado o de la aplicación de sus disposicio-
nes; b) toda práctica ulteriormente seguida en la aplicación del tratado por
la cual conste el acuerdo de las partes acerca de su interpretación; y, c) toda
norma pertinente de derecho internacional aplicable en las relaciones entre
las partes; siendo conveniente precisar que en términos de lo dispuesto en el
artículo 32 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados para
realizar la interpretación teleológica y conocer los fines que se tuvieron con la
celebración de un instrumento internacional no debe acudirse, en principio, a
los trabajos preparatorios de éste ni a las circunstancias que rodearon su cele-
bración, pues de éstos el intérprete únicamente puede valerse para confirmar
el resultado al que se haya arribado con base en los elementos antes narrados
o bien cuando la conclusión derivada de la aplicación de éstos sea ambigua,
oscura o manifiestamente absurda. Clave: 2a. , Núm.: CLXXI/2002, Ampa-
ro en revisión 402/2001. Imcosa, S.A. de C.V. 16 de agosto de 2002. Una-
nimidad de cuatro votos. Ausente: Guillermo I. Ortiz Mayagoitia. Ponente:
Guillermo I. Ortiz Mayagoitia; en su ausencia hizo suyo el asunto Mariano
Azuela Güitrón. Secretario: Rafael Coello Cetina.
20 Algunas reflexiones sobre el tema se pueden ver en Carmona Tinoco, Jorge Ulises,
22 Eide, Absjorn, “Realización de los derechos económicos y sociales. Estrategia del nivel
mínimo”, Revista de la Comisión Internacional de Juristas, Ginebra, núm. 43, diciembre de 1989,
p. 48.
23 Consultable en Carbonell, Miguel et al. (comps.), Derecho internacional de los derechos humanos.
Textos básicos, 2a. ed., México, CNDH-Porrúa, 2003, t I, pp. 497 y ss. Para complementar la
lectura de la OG 3, debe verse la OG 31, aprobada el 29 de marzo de 2004, con el título de
“Naturaleza de la obligación general impuesta a los Estados Partes por el Pacto”. La OG 31
señala que sustituye a la OG 3, pero en realidad su contenido es muy limitado como para que
pueda en efecto sustituirla. Conviene leer ambas observaciones de forma conjunta.
76 MIGUEL CARBONELL
tivo. Véase, por ejemplo, la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, publi-
Las obligaciones del Estado en el artículo 1o. 77
cada en el Diario Oficial de la Federación el 11 de junio de 2003, así como la Ley para Prevenir
y Eliminar la Discriminación del Distrito Federal, publicada en la Gaceta Oficial del Distrito
Federal el 24 de febrero de 2011.
26 Abramovich, Víctor y Courtis, Christian, Los derechos sociales como derechos exigibles, 2a.
periodo de sesiones, en 1998; la cita está en el párrafo 3; esta observación general es impor-
tante, porque viene a complementar y, en ciertos aspectos, incluso a detallar el contenido de
la OG 3. La OG 9 es consultable en Carbonell et al. (comps.), Derecho internacional de los derechos
humanos. Textos básicos, t. I, cit., pp. 550 y ss.
78 MIGUEL CARBONELL
legislativo puede verse en la Ley del Programa de Derechos Humanos del Distrito Federal,
publicada en la Gaceta Oficial del Distrito Federal el 30 de mayo de 2011.
29 En este sentido, Craven, Matthew, The International Covenant on Economic, Social and Cul-
tural Rights. A Perspective on its Development, Oxford, Clarendon Press, 1995, p. 117.
30 Ibidem, p. 119.
31 OG 9, párrafo 5.
Las obligaciones del Estado en el artículo 1o. 79
diata de un derecho significa que ese derecho permite la aplicación por los
tribunales sin mayor disquisición. El Comité señala que todos los derechos
reconocidos en el Pacto tienen, al menos en algún aspecto, dimensiones sig-
nificativas que puedan ser llevadas ante los tribunales, es decir, dimensiones
de justiciabilidad (OG 9, párrafo 10).
Respecto de la aplicabilidad inmediata, el Comité realiza una conside-
ración importante en los siguientes términos:
A veces se ha sugerido que las cuestiones que suponen una asignación
de recursos deben remitirse a las autoridades políticas, y no a los tribuna-
les. Aunque haya que respetar las competencias respectivas de los diversos
poderes, es conveniente reconocer que los tribunales ya intervienen gene-
ralmente en una gama considerable de cuestiones que tienen consecuencias
importantes para los recursos disponibles. La adopción de una clasificación
rígida de los derechos económicos, sociales y culturales que los sitúe, por
definición, fuera del ámbito de los tribunales sería, por lo tanto, arbitraria e
incompatible con el principio de que los dos grupos de derechos son indivi-
sibles e interdependientes. También se reduciría drásticamente la capacidad
de los tribunales para proteger los derechos de los grupos más vulnerables y
desfavorecidos de la sociedad (OG 9, párrafo 10).
Sobre el tema de la existencia de recursos judiciales que permitan llevar
ante los tribunales las violaciones de los derechos, Abramovich y Courtis
señalan que los Estados deben brindar recursos judiciales idóneos; es de-
cir, “no basta con los recursos previstos para reparar la violación de otros
derechos, cuando por sus características impidan el planteo adecuado del
caso”.32 Es muy relevante enfatizar la idoneidad de los recursos judiciales
existentes, ya que no puede considerarse como cumplida por los Estados
parte la obligación de brindar esos recursos por el simple hecho de que se
aduzca que existen las vías judiciales tradicionales en caso de violación de
derechos; hay que considerar que en la enorme mayoría de países (como es
el caso de México, por cierto) los recursos judiciales existentes fueron dise-
ñados para proteger cierto tipo de derechos, por lo que tienen enormes pro-
blemas al momento en que se les pide que sirvan para proteger por ejemplo
los derechos sociales.33
32 Abramovich, Víctor y Courtis, Christian, Los derechos sociales como derechos exigibles, cit.,
p. 87.
33 Aunque el reconocimiento constitucional de las acciones colectivas en el artículo 17 y
la importante reforma al juicio de amparo en junio de 2011 pueden sembrar la semilla para
el inicio de una nueva época para el sistema de garantía de los derechos en México. Ojalá
así sea.
Las obligaciones del Estado en el artículo 1o. 81
El Comité señala que para la mejor aplicación del Pacto a nivel interno
es importante informar a los jueces y a los tribunales competentes de la na-
turaleza y las consecuencias del propio Pacto, así como explicarles la impor-
tante función que desempeñan los recursos judiciales en su aplicación (OG
9, párrafo 11). Esto es muy importante, sobre todo para el caso de México,
en donde los tribunales en términos generales desconocen los contenidos
del Pacto (lo mismo sucede, por otro lado, con los abogados), lo que genera
que en la práctica se aplique escasamente. Reconociendo esa situación, el
Comité afirma que “En la mayoría de países, los tribunales todavía están
lejos de recurrir suficientemente a las disposiciones del Pacto” (OG 9, pá-
rrafo 13).
El texto del Pacto, reconoce el Comité, puede aplicarse dentro de una
amplia variedad de sistemas políticos y económicos, de forma que no está
condicionada la protección de los derechos a la adopción de uno de ellos,
siempre que queden adecuadamente reconocidos y estén reflejados en el
sistema de que se trate (OG 3, párrafo 8).
Para cumplir con la obligación de crear recursos legales que permitan
defender ciertos derechos fundamentales se tendrían que ampliar los cau-
ces para promover acciones ante los tribunales, para lo cual también sería
necesario dotar de sustantividad procesal a los denominados “derechos di-
fusos” o “intereses colectivos”.34 A partir del reconocimiento de dicha sus-
tantividad procesal (pues es obvio que derechos como el medio ambiente o
en ciertos aspectos el derecho a la educación y a la salud son materialmente
difusos y protegen intereses colectivos), habría que ir modelando las estrate-
gias de defensa procesal necesarias para cumplir con los señalamientos del
Comité en materia de defensa de los derechos sociales. Este aspecto es espe-
cialmente importante en México, ya que el principal instrumento de defen-
sa jurisdiccional de los derechos fundamentales, que es el juicio de amparo,
históricamente se ha mostrado insuficiente para proteger derechos sociales
justamente en virtud de la estrecha legitimación activa que tanto la Cons-
titución como la ley y la jurisprudencia le reconocían para promoverlo.35
34 Para una introducción al tema véase Gidi, Antonio y Ferrer Mac-Gregor, Eduardo
(coords.), La tutela de los derechos difusos, colectivos e individuales homogéneos, México, Porrúa, 2003.
35 Véanse las reflexiones en el mismo sentido de Ferrer Mac-Gregor, Eduardo, Juicio de
amparo e interés legítimo. La tutela de los derechos difusos y colectivos, México, Porrúa, 2003. Una
importante reforma al régimen constitucional del amparo, de junio de 2011, a la que ya
hemos hecho referencia, intenta resolver el problema de la legitimación activa al sustituir la
necesidad de acreditar un interés jurídico para poder promover un juicio de amparo, por el
concepto más amplio de interés legítimo. Habrá que esperar para ver de qué manera inter-
pretan el legislador federal y los jueces esta nueva disposición.
82 MIGUEL CARBONELL
37 Ibidem, p. 95. Véase también, sobre el mismo tema, Courtis, Christian (comp.), Ni un
paso atrás. La prohibición de regresividad en materia de derechos sociales, Buenos Aires, Editores del
Puerto, 2006, y Courtis, Christian, El mundo prometido. Escritos sobre derechos sociales y derechos
humanos, México, Fontamara, 2009, pp. 55 y ss.
38 Abramovich, Víctor y Courtis, Christian, Los derechos sociales como derechos exigibles, cit., p.
105.
39 Ibidem, p. 109.
40 Ibidem, p. 110.
84 MIGUEL CARBONELL
Si bien la tarea del Comité puede fijar los contenidos esenciales que identifi-
quen a ciertos derechos, resulta claro que tal propósito no puede alcanzarse
sólo con volcar conceptos jurídicos en un texto. Numerosas opiniones han
propuesto la adopción de algún sistema de indicadores que pudiera servir
como parámetro. La utilización de indicadores resulta especialmente relevan-
te cuando se exige al Estado el cumplimiento de ciertos objetivos que resultan
mesurables, como la erradicación del analfabetismo, el tratamiento de las en-
fermedades endémico-epidémicas, la reducción de la morti-natalidad infantil
o la siniestralidad laboral. En los últimos años, además, se ha comenzado a
trabajar en la correlación entre la noción de contenido mínimo esencial de un
derecho y los parámetros de desarrollo social y otros estándares técnicos esta-
blecidos a partir de indicadores estandarizados a nivel mundial. El principal
propósito de todo sistema de indicadores es dar cuenta de dos factores claves,
la voluntad y la capacidad del Estado de promover y proteger los derechos
humanos. La diferencia entre estos dos factores, particularmente en relación
a los derechos económicos, sociales y culturales, es crucial para examinar el
comportamiento del Estado.43
43 Abramovich, Víctor y Courtis, Christian, Los derechos sociales como derechos exigibles, cit.,
pp. 91 y 92.
44 Ibidem, p. 92.
45 Eide, Absjorn, “Realización de los derechos económicos y sociales. Estrategia del nivel
1. Derecho a la salud
sino que abarca una amplia gama de factores socioeconómicos que promue-
ven las condiciones merced a las cuales las personas pueden llevar una vida
sana, y hace ese derecho extensivo a los factores determinantes básicos de
Las obligaciones del Estado en el artículo 1o. 87
OG, “significa que la mujer y el hombre están en libertad para decidir si desean reproducirse
y en qué momento, y tienen el derecho de estar informados y tener acceso a métodos de pla-
nificación familiar seguros, eficaces, asequibles y aceptables de su elección, así como el dere-
cho de acceso a los pertinentes servicios de atención de la salud que, por ejemplo, permitirán
a la mujer pasar sin peligros las etapas de embarazo y parto”. La libertad de procreación,
directamente establecida en el artículo 4o. de la Constitución mexicana, se ha analizado en
Carbonell, Miguel, Los derechos fundamentales en México, cit., pp. 337 y ss.
88 MIGUEL CARBONELL
...es preciso adoptar medidas para mejorar la salud infantil y materna, los
servicios de salud sexuales y genésicos, incluido el acceso a la planificación
de la familia, la atención anterior y posterior al parto, los servicios obstétri-
cos de urgencia y el acceso a la información, así como a los recursos necesa-
rios para actuar con arreglo a esa información (párrafo 14).
Las obligaciones del Estado en el artículo 1o. 89
Adoptar leyes u otras medidas para velar por el acceso igual a la atención de
la salud y los servicios relacionados con la salud proporcionados por terceros;
velar por que la privatización del sector de la salud no represente una amena-
za para la disponibilidad, accesibilidad, aceptabilidad y calidad de los servi-
cios de atención de la salud; controlar la comercialización de equipo médico
y medicamentos por terceros, y asegurar que los facultativos y otros profesio-
nales de la salud reúnan las condiciones necesarias de educación, experiencia
y deontología. Los Estados también tienen la obligación de velar por que las
prácticas sociales o tradicionales nocivas no afecten al acceso a la atención
anterior y posterior al parto ni a la planificación de la familia; impedir que
terceros induzcan a la mujer a someterse a prácticas tradicionales, por ejem-
plo a la mutilación de los órganos genitales femeninos; y de adoptar medidas
para proteger a todos los grupos vulnerables o marginados de la sociedad,
en particular las mujeres, los niños, los adolescentes y las personas mayores,
teniendo en cuenta los actos de violencia desde la perspectiva de género. Los
Estados deben velar asimismo por que terceros no limiten el acceso de las per-
sonas a la información y los servicios relacionados con la salud (párrafo 35).
Carbonell, Miguel, Los derechos fundamentales en México, cit., pp. 973 y ss.
94 MIGUEL CARBONELL
2. Derecho a la vivienda
A) El deber de procurar por todos los medios posibles, que todos tengan
acceso a recursos habitacionales adecuados para su salud, bienestar y segu-
ridad.
B) El deber de facilitar a quien carezca de hogar, o no tenga una vi-
vienda adecuada, o se encuentre incapacitado en general para ejercer los
derechos vinculados a recursos habitacionales, la interposición de reclamos
y demandas.
48 Citado por Pisarello, Gerardo, Vivienda para todos: un derecho en (de)construcción. El derecho
a una vivienda digna y adecuada como derecho exigible, Barcelona, Icaria, 2003, p. 116.
Las obligaciones del Estado en el artículo 1o. 97
49 Ibidem, p. 84.
98 MIGUEL CARBONELL
expuestos a esa situación se muestren con frecuencia reticentes a introducir mejoras en sus
hogares por miedo a que estos les sean destruidos o simplemente arrebatados como conse-
cuencia de un desalojo. La falta de seguridad en la tenencia, en definitiva, refuerza la exclu-
sión social y la pobreza y desalienta la participación... La seguridad jurídica en la tenencia se
convierte, así, en la piedra de toque de la autotutela del derecho a una vivienda adecuada: un
medio sin dudas no costoso, realista y solidario de tomarse en serio el derecho en cuestión”,
Pisarello, Gerardo, “El derecho a una vivienda adecuada: notas para su exigibilidad”, en
Abramovich, Víctor et al. (comps.), Derechos sociales. Instrucciones de uso, México, Fontamara,
2003, pp. 200 y 201.
100 MIGUEL CARBONELL
4o. sea aplicado y hecho valer en los términos en que lo ordena el nuevo
párrafo tercero del artículo 1o. constitucional, específicamente con relación
a las obligaciones del Estado.
51 Véase la teoría general de las garantías que propone Luigi Ferrajoli en su magna obra
Principia iuris. Teoría del derecho y de la democracia, Madrid, Trotta, 2011, t. I, pp. 186 y ss. y 630
y ss.
La cláusula de interpretación conforme
y el principio pro persona (Artículo 1o.,
segundo párrafo, de la Constitución)
I. Introducción
americana.
1 Este modelo se encuentra cruzado por una serie de coordenadas que denotan el ejer-
cicio contenido de los derechos en favor del Estado: excesivas limitaciones legales que han
acreditado su validez formal a priori, pero no un test de constitucionalidad, y menos ante cri-
terios de ponderación con otros derechos; un juicio de amparo excesivamente tecnificado, en
donde el papel relevante lo han jugado las causales de improcedencia; la ausencia, hasta hace
unos meses, de vías procesales para hacer valer intereses legítimos, difusos o colectivos, entre
otras cuestiones. No es trivial que las seis sentencias emitidas por la Corte Interamericana en
103
104 José Luis Caballero Ochoa
contra del Estado mexicano entre 2008 y 2010 pasen por señalar la ausencia de mecanismos
judiciales efectivos para la defensa de los derechos humanos. Éstas son: caso Castañeda Gutman,
sentencia de excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas, del 6 de agosto de 2008;
caso González y otras (“Campo Algodonero”), sentencia de excepciones preliminares, fondo, repa-
raciones y costas, del 16 de noviembre de 2009; caso Radilla Pacheco, sentencia de excepciones
preliminares, fondo, reparaciones y costas, del 23 de noviembre de 2009; caso Fernández Ortega
y Otros, sentencia de excepción preliminar, fondo, reparaciones y costas, del 30 de agosto
de 2010; caso Rosendo Cantú y Otra, sentencia de excepción preliminar, fondo, reparaciones y
costas, del 31 de agosto de 2010; caso Cabrera García y Montiel Flores, sentencia de excepción
preliminar, fondo, reparaciones y costas, del 26 de noviembre de 2010.
2 Muñoz Ledo, Porfirio (coord.), Comisión de Estudios para la Reforma del Estado. Conclusiones
manos a la Constitución. No es así. Ya se había hecho una adopción explícita de éste, y que
fue primordial para distinguirlo del de “garantías individuales” “otorgadas”, como ha sido
la redacción del artículo 1o., primer párrafo, desde 1917 hasta nuestros días, y que permitió
durante varias décadas, prácticamente volver sinónimos ambas nociones.
De esta forma, el artículo 102, “B”, que entre 1992 y 1999 establecía como atribución
de los organismos públicos protectores de derechos conocer de quejas sobre violaciones a
los derechos humanos que “otorga” el orden jurídico mexicano, en ese último año cambió
su redacción para precisar como atribución de las comisiones la protección de los derechos
humanos que “ampara” el orden jurídico mexicano, distinguiendo del verbo anterior que
la CPEUM había asignado a las garantías individuales. Por su parte, a partir de agosto de
2001, la CPEUM establece en el artículo 2o., apartado “A”, fracción II, que las comunidades
indígenas gozan de autonomía para aplicar sus propios sistemas normativos en la solución de
sus conflictos, siempre y cuando —entre otras cuestiones— respeten los derechos humanos
y las garantías individuales.
En este sentido, las reformas de 1999 y 2001 pretendieron separar ambos conceptos, y
ubicar al catálogo de garantías individuales en el ámbito de la concepción contemporánea
sobre derechos fundamentales, presente en diversos ejercicios constitucionales; esto es, un
conjunto de derechos humanos que se incorporan como derecho positivo en la norma su-
prema, lo que ya la doctrina ha sostenido desde hace tiempo. Cfr. Carpizo, Jorge, Estudios
constitucionales, 7a. ed., México, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas, 1999, p. 485.
cláusula de interpretación conforme y el principio pro persona 105
tiembre de 2006. Sobre este aspecto, señala: “En otras palabras, el Poder Judicial debe ejer-
cer una especie de ‘control de la convencionalidad’ entre las normas jurídicas internas que
aplican en los casos concretos y la Convención Americana sobre Derechos Humanos. En
esta tarea, el Poder Judicial debe tener en cuenta no solamente el tratado, sino también la
interpretación que del mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete última de la Con-
vención Americana”. Par. 124, in fine.
106 José Luis Caballero Ochoa
jurisprudencia mexicana”, en Salazar Ugarte, Pedro et al., Garantismo espurio, Madrid, Funda-
ción Coloquio Jurídico Europeo, 2009, pp. 18 y ss.
9 Más a tono con el modelo del Estado liberal de derecho, en la conformación de la
validez formal de las normas a partir de su producción, y no desde la perspectiva del Estado
constitucional contemporáneo, en donde la lógica de la supremacía se ha enfocado a la posi-
cláusula de interpretación conforme y el principio pro persona 107
13 El texto íntegro de este trabajo, impulsado por la Oficina en México del Alto Comi-
sionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, se publicó como Propuesta de
reforma constitucional en materia de derechos humanos, elaborada por las organizaciones de la sociedad civil
y por académicas y académicos especialistas en derechos humanos, México, OACNUDH, 2008. Véase
http://www.hchr.org.mx/documentos/libros/propuestareformaconst.pdf
14 En el derecho comparado se han documentado varias posibilidades de reforma legal
para atender el “proceso evolutivo de recepción nacional del derecho internacional de los
derechos humanos”, como ha dado cuenta el voto razonado del juez ad hoc, Eduardo Ferrer
Mac-Gregor Poisot en relación con la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos en el caso Cabrera García y Montiel Flores vs México, del 26 de noviembre de 2010,
párr. 25.
15 Como se le ha denominado indistintamente en países como España, en el que ha
tenido una aplicación muy relevante en los 32 años de vigencia constitucional. Véase Saiz,
Alejandro, La apertura constitucional al derecho internacional y europeo de los derechos humanos, Madrid,
Consejo General del Poder Judicial, 1999.
16 Así lo estimó el órgano reformador de la Constitución. En la exposición de motivos de
la Cámara de Senadores sobre el dictamen aprobado por ésta el 8 de abril de 2010 se señaló
en relación con el sistema de interpretación conforme: “Este sistema no atiende a criterios
de supra-subordinación ni implica un sistema de jerarquía de normas que no se considera
conveniente modificar sino que, a través del principio de subsidiariedad, se abre la posibili-
dad de que el intérprete de la Constitución pueda acudir a las normas de derechos humanos
consagradas en los tratados internacionales de los que México sea parte, para ofrecer una
mayor garantía a las personas”. Dictamen de las Comisiones Unidas de Puntos Constitucionales y
de Estudios Legislativos, con opinión de la Comisión de Reforma del Estado, respecto de la Minuta Proyecto
cláusula de interpretación conforme y el principio pro persona 109
de Decreto que modifica la denominación del Capítulo I del Título Primero y reforma diversos artículos de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia de derechos humanos, p. 14.
17 Saiz, Alejandro, op. cit., p. 268.
18 Al señalar que el sentido actual de supremacía constitucional se define por la po-
sibilidad que la Constitución determine cómo se aplican aquellas normas cuya existencia
encuentra causa fuera de la propia Constitución, y en generar las que organizan esa “fuerza
previamente monopolizada”, Requejo, Juan Luis, op. cit., p. 6.
19 Así lo establece por ejemplo el artículo 96.1 de la Constitución española: “Los tratados
supuesto de hecho al que se refieran dos normas se imponga… la norma de mayor rango
sobre la de menor rango, y que, además, la contradicción de la norma inferior con respecto
a la norma superior haga que aquella incurra en vicio de nulidad y determine su expulsión
postrera del ordenamiento jurídico. Cuando entra en juego la jerarquía el factor determi-
nante de las posición de una norma en relación con las demás no es otro que el rango de la
misma”, op. cit., p. 43.
110 José Luis Caballero Ochoa
junto con los nuevos textos constitucionales, y los desarrollos teóricos marcan la tendencia del
neoconstitucionalismo. Este modelo se encuentra relacionado, en buena medida, con la inter-
pretación de las normas sobre derechos humanos, entre las que Carbonell destaca: “la pon-
deración, la proporcionalidad, la razonabilidad, la maximización de los efectos normativos de
los derechos fundamentales, el efecto de irradiación, la proyección horizontal de los derechos
(a través de la Drittwirkum), el principio pro persona, etcétera”. “Presentación, El neoconstitu-
cionalismo en su laberinto”, en Carbonell, Miguel (ed.), Teoría del neoconstitucionalismo. Ensayos
escogidos, Madrid, Trotta-UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2007, p. 10.
22 Sobre los distintos tipos de organismos presentes en los tratados y el alcance de la
interpretación de sus criterios, véase Rodríguez Huerta, Gabriela, “Derechos humanos: ju-
risprudencia internacional y jueces internos”, en García Ramírez, Sergio y Castañeda Her-
nández, Mireya (coords.), Recepción internacional de los derechos humanos y admisión de la competencia
contenciosa de la Corte Interamericana, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas-
SER-Corte Interamericana de Derechos Humanos, 2009, especialmente las pp. 217 ss.
23 Ante el modelo español, que sigue esta cláusula, Enrique Linde señala que la Cons-
titución “no es que permita que el Tribunal Constitucional interprete los derechos funda-
mentales a la luz de los tratados internacionales suscritos en la materia, sino que vas más allá
asumiendo… la aplicación de la interpretación de un tribunal internacional a los derechos
fundamentales y libertades públicas consagrados en el texto fundamental español coinciden-
tes con los que consagra el Convenio de Roma de 1950”, op. cit., pp. 32 y 33.
cláusula de interpretación conforme y el principio pro persona 111
tados, a lo largo de los últimos dos años, y pueden dar cuenta de los puntos
más álgidos de la discusión, así como los criterios que deben acompañar
esta fórmula normativa.
El primero fue el dictamen aprobado por la Cámara de Diputados del
23 de abril de 2009, que establecía:
24 Como establece la disposición: “Esta Constitución, las leyes del Congreso de la Unión
que emanen de ella y todos los tratados que estén de acuerdo con la misma… serán Ley
Suprema de toda la Unión”.
25 Otros modelos constitucionales, especialmente ante reformas integrales o nuevas
los derechos humanos con cortes internacionales que juzgan Estados ante incumplimiento
de las obligaciones: el interamericano, el africano y el europeo.
32 Propuesta de reforma constitucional…, cit, pp. 98 y 99.
114 José Luis Caballero Ochoa
33 Sobre esta problemática, Caballero, José Luis, op. cit., pp. 90-95. La reticencia a la
ejecución plena de las sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha alcanzado
países con un gran desarrollo jurídico en la vinculación con el Convenio Europeo, como
España o Francia. En el primero subsiste la suspicacia especialmente cuando la ejecución
devendría en nulidad de sentencias de última instancia que operan bajo el principio de “cosa
juzgada”, lo cual es absurdo, porque es precisamente el agotamiento de recursos jurisdiccio-
nales internos la condición de legitimación activa en la jurisdicción internacional.
34 En esta tesitura están además, entre otras, las siguientes disposiciones constitucionales:
nal, como establece la redacción del nuevo artículo 1o., primer párrafo, y
al que complementa la disposición materia de este trabajo, al señalar que
“todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta
Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado mexi-
cano sea parte”. Además, en caso de antinomias entre la Constitución y los
tratados hemos adoptado el principio pro persona; de ahí la dificultad que
hubiera representado incorporar una redacción neutra como la proponía el
segundo dictamen, aprobado por la Cámara de Senadores, sin salida inter-
pretativa a través de este principio.
En síntesis, no hemos apostado por la reafirmación del paradigma clá-
sico de la supremacía constitucional, aun y cuando no exista el reenvío de
la Constitución a los tratados, lo que me parece deberá ser solventado por la
propia SCJN al hacer el ejercicio interpretativo de esta disposición.
b) Otro aspecto particular es el relativo al universo de tratados que cons-
tituyen el referente interpretativo de las normas sobre derechos humanos:
“…tratados internacionales de la materia”.
En este sentido, es necesario hacer una distinción. Por un lado, el con-
junto normativo que abarca el primer párrafo del artículo 1o. al señalar que
se reconocen los derechos humanos presentes en los tratados internacio-
nales de los que el Estado mexicano sea parte, lo cual implica que no se
incluyen solamente los tratados sobre derechos humanos, sino las normas
protectoras de las personas, presentes en cualquier tipo de instrumentos.40
Por otra parte, la cláusula de interpretación conforme se encuentra referi-
da a los tratados relativos a la “materia” de derechos humanos, como precisa
también el artículo 10.2 de la Constitución de España; es decir, tratados que
tienen por objeto el desarrollo de los derechos humanos y sus garantías, y
que ostentan algunas notas fundamentales, como el ser normativos y no sina-
lagmáticos; el objeto y fin dirigido a la protección de las personas; el generar
organismos para su supervisión y control —en algunos casos, jurisdicciones
internacionales—; y, ante estos organismos, hacer valer una serie de garantías
para la reparación de los derechos, y la construcción de una jurisprudencia
que va marcando la conformación de un ius commune internacional.41
Consulares, en relación con la que México solicitó a la Corte Interamericana la opinión con-
sultiva OC 16/1999, del 1o. de octubre, “El derecho a la información sobre la asistencia consular en
el marco de las garantías del debido proceso legal”. La opinión versó específicamente sobre el deber
de los Estados Unidos, parte en este tratado, de atender el artículo 36.1.b, una norma de
debido proceso, que prevé la obligación de las autoridades, de notificar a la oficina consular
correspondiente de cualquier arresto o detención de un nacional de los Estados partes.
41 Caballero Ochoa, José Luis, op. cit., pp. 15-29.
cláusula de interpretación conforme y el principio pro persona 117
42 Como lo señala el artículo 62.3 de la CADH: “La Corte tiene competencia para co-
nocer de cualquier caso relativo a la interpretación y aplicación de las disposiciones de esta
Convención que le sea sometido, siempre que los estados parte en el caso hayan reconocido
o reconozcan dicha competencia, ora por declaración especial, como se indica en los incisos
anteriores, ora por convención especial”. De igual forma, el artículo 32 del CEDH: “1. La
competencia del Tribunal se extiende a las cuestiones relativas a la interpretación y la aplica-
ción del Convenio y de sus Protocolos que le sean sometidas en las condiciones previstas por
los artículos 33, 34 y 47.
2. En caso de impugnación de la competencia del Tribunal, éste decidirá sobre la misma”.
43 Ferrer Mac-Gregor, Eduardo, voto razonado cit. supra nota 15, párr. 45-49.
44 Este principio define el carácter irrevocable de las sentencias definitivas; la preclusión
de un juicio posterior sobre el mismo asunto (principio del non bis in idem); y también el propio
precedente que se va creando con respecto a fallos futuros, es decir, se genera una especie de
prejudicialidad al respecto. Queralt, Argelia, El Tribunal de Estrasburgo: una jurisdicción internacio-
nal para la protección de los derechos fundamentales, Valencia, Tirant lo Blanch, 2003, pp. 218 y ss.
118 José Luis Caballero Ochoa
bunal Europeo de Derechos Humanos, con lo que el efecto de ‘cosa interpretada’ predicable
a la luz del convenio de las sentencias de aquél en las que España no sea parte, se ve asumido
constitucionalmente”. Saiz, Alejandro, op. cit., p. 156.
46 Por ejemplo, la Corte Constitucional de Colombia, la Sala Constitucional de Costa
normas de referencia del artículo 10. 2: “En primer lugar —y me limito a volver sobre una
idea ya conocida— la interpretación constitucional internacionalmente vinculada se refiere
sólo a unos determinados tratados, es decir, los aludidos en el artículo 10.2 CE, y no a cua-
lesquiera otros que no encajen en esa materia. La diferencia entre ambos tipos de acuerdos
internacionales no puede considerarse de escasa entidad: unos colaboran necesariamente en
la interpretación-integración de la Constitución; los demás, permanecen ajenos a la misma”,
op. cit., p. 269.
cláusula de interpretación conforme y el principio pro persona 119
48 A partir del caso Almonacid y Otros vs. Chile (2006), por ejemplo, en los siguientes casos:
Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) vs. Perú, sentencia de excepciones preli-
minares, fondo, reparaciones y costas, del 24 de noviembre de 2006; caso La Cantuta vs. Perú,
sentencia de fondo, reparaciones y costas, del 20 de noviembre de 2006; caso Boyce y otros vs.
Barbados, sentencia de excepción preliminar, fondo, reparaciones y costas, del 20 de noviem-
bre de 2007; caso Gomes Lund y Otros (Guerrilha do Araguaia) vs. Brasil, sentencia de excepciones
preliminares, fondo, reparaciones y costas, del 24 de noviembre de 2010. De igual manera, en
las últimas cuatro sentencias contra el Estado mexicano, entre 2009 y 2010, cit. supra nota 2.
49 Como explicitan Eduardo Ferrer y Fernando Silva, Jurisdicción militar y derechos humanos.
El Caso Radilla ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, México, Porrua-UNAM, Institu-
to de Investigaciones Jurídicas, 2011, p. 57.
50 Cit. supra nota 2.
120 José Luis Caballero Ochoa
51 Véase el voto razonado de Eduardo Ferrer. Cit. supra nota 15, párr. 18-20.
52 En palabras de la CrIDH: “Este Tribunal ha establecido en su jurisprudencia que es
consciente de que las autoridades internas están sujetas al imperio de la ley y, por ello, están
obligadas a aplicar las disposiciones vigentes en el ordenamiento jurídico. Pero cuando un
Estado es Parte de un tratado internacional como la Convención Americana, todos sus
órganos, incluidos sus jueces, también están sometidos a aquél, lo cual les obliga a velar por
que los efectos de las disposiciones de la Convención no se vean mermados por la aplica-
ción de normas contrarias a su objeto y fin. Los jueces y órganos vinculados a la adminis-
tración de justicia en todos los niveles están en la obligación de ejercer ex officio un ‘control de
convencionalidad’ entre las normas internas y la Convención Americana, evidentemente en
el marco de sus respectivas competencias y de las regulaciones procesales correspondientes.
En esta tarea, los jueces y órganos vinculados a la administración de justicia deben tener en
cuenta no solamente el tratado, sino también la interpretación que del mismo ha hecho la
Corte Interamericana, intérprete última de la Convención Americana”. Cit. supra nota 2,
párr. 225.
53 Voto razonado de Eduardo Ferrer, cit. supra nota 15, párr. 35.
54 Ibidem, párr. 37.
55 Idem.
56 Ibidem, párr. 41.
cláusula de interpretación conforme y el principio pro persona 121
57 La minuta, del 1 de abril de 2011, fue firmada por los representantes de los Congresos
de los estados de Nuevo León, Veracruz y Estado de México, y difundida por la Comisión
Mexicana de Promoción y Defensa de los Derechos Humanos, A. C., organización que ade-
más auspició una respuesta dirigida a los integrantes del Congreso de Nuevo León, el 25 de
abril de 2011, suscrita por organizaciones de la sociedad civil y un grupo de académicos.
122 José Luis Caballero Ochoa
constitucionalidad’, que si bien varía de país a país, la tendencia es considerar dentro del mis-
mo no sólo a los derechos humanos previstos en los pactos internacionales, sino también a la
propia jurisprudencia de la Corte IDH. Así, en algunas ocasiones el ‘bloque de convenciona-
lidad’ queda subsumido en el ‘bloque de constitucionalidad’, por lo que al realizar el ‘control
de constitucionalidad’ también se efectúa ‘control de convencionalidad’”. Voto razonado, cit.
supra nota 15, párr. 26.
60 Párr. 260-314 y 337-342.
61 A partir del caso Castillo Petruzzi y Otros vs. Perú, sentencia de fondo, reparaciones y cos-
tas, del 30 de mayo de 1999, párr. 128. Posteriormente, entre otros, caso Cantoral Benavides vs.
Perú, sentencia de fondo del 18 de agosto de 2000, párr. 112; caso Las Palmeras vs. Colombia, sen-
tencia de fondo del 6 de diciembre de 2001, párr. 52; caso 19 comerciantes vs. Colombia, sentencia
de fondo, reparaciones y costas, del 5 de julio de 2004, párr. 167; caso Lori Berensón Mejía vs.
Perú, sentencia de fondo, reparaciones y costas, del 25 de noviembre de 2004, párr. 141; caso
Palamara Iribarne vs. Chile, sentencia de fondo, reparaciones y costas, del 22 de noviembre de
2005, párr. 143.
62 Párr. 172-183 y 233-240.
63 Párr. 156-167 y 216-223.
64 Párr. 194-207 y 224-235.
65 En el más reciente, caso Cabrera García y Montiel Flores, la Corte Interamericana precisó
esta reiteración de criterios: “De tal manera, como se indicó en los Casos Radilla Pacheco,
Fernández Ortega y Rosendo Cantú, es necesario que las interpretaciones constitucionales y
legislativas referidas a los criterios de competencia material y personal de la jurisdicción mi-
litar en México, se adecuen a los principios establecidos en la jurisprudencia de este Tribunal
que han sido reiterados en el presente caso…”. Ibidem, párr. 232.
124 José Luis Caballero Ochoa
I…
II. los del orden común o federal, cuando en su comisión haya concurrido cualquiera de
las circunstancias que en seguida se expresan:
a) Que fueren cometidos por militares en los momentos de estar en servicio o con motivos
de actos del mismo”.
67 Señala: “Nadie puede ser juzgado por leyes privativas ni por tribunales especiales. Nin-
guna persona o corporación puede tener fuero, ni gozar más emolumentos que los que sean
compensación de servicios públicos y estén fijados por la ley. Subsiste el fuero de guerra para los delitos
y faltas contra la disciplina militar; pero los tribunales militares en ningún caso y por ningún motivo podrán ex-
tender su jurisdicción sobre personas que no pertenezcan al Ejército. Cuando en un delito o falta del orden militar
estuviese complicado un paisano, conocerá del caso la autoridad civil que corresponda” (énfasis añadido).
68 Un criterio al respecto ha sido el siguiente: “Artículo 13 constitucional. El espí-
ritu de esta disposición, en cuanto previene que cuando en un delito o falta del orden militar,
estuviese complicado un paisano, conocerá del caso la autoridad civil que corresponda, es
que un mismo tribunal resuelva sobre la responsabilidad de los paisanos y de los militares,
a fin de que no se divida la continencia de la causa; por lo que, aun cuando en el curso de
la averiguación no se formulen conclusiones acusatorias contra los paisanos, debe continuar
conociendo del proceso el Juez Civil hasta fallar para que aquella continencia subsista”. Tesis
aislada. Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época, Primera Sala, p. 913.
69 Véase Ovalle Favela, José, “Comentario al artículo 13”, en Carbonell, Miguel (coord.),
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Comentada y concordada, 16a. ed., t. I, artículos
1o. a 29, México, Porrua-UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2002, pp. 191 y 192.
cláusula de interpretación conforme y el principio pro persona 125
cho por esta Suprema Corte en la Quinta y Sexta Época y que ha generado en la práctica
inseguridad jurídica que ha sido motivo de inconformidades, incluso en el ámbito interna-
cional, es importante aclarar lo siguiente: Si el Constituyente de 1917 hubiese querido dar
a la parte final del artículo 13 el sentido con el que ha sido interpretado en algunos criterios
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, resultaba innecesaria la expresión previa que
contiene el referido artículo, misma que dice: ‘los tribunales militares en ningún momento
y por ningún motivo podrán extender su jurisdicción sobre personas que no pertenezcan al
Ejército’”, pp. 45 y 46.
71 Caso “La Última Tentación de Cristo” (Olmedo Bustos y Otros c. Chile), sentencia de
uando la justicia militar asume competencia sobre un asunto que debe conocer la justicia ordi-
naria, se ve afectado el derecho al juez natural y, a fortiori, el debido proceso’, el cual, a su vez,
se encuentra íntimamente ligado al propio derecho de acceso a la justicia. El juez encargado
del conocimiento de una causa debe ser competente, además de independiente e imparcial”.
78 En esta reflexión sigo el siguiente trabajo: Caballero Ochoa, José Luis, “La encrucija-
…
“Coadyuvar con el Ministerio Público; a que se le reciban todos los datos o elementos de
prueba con los que cuente, tanto en la investigación como en el proceso, a que se desahoguen
las diligencias correspondientes, y a intervenir en el juicio e interponer los recursos en los
términos que prevea la ley”.
80 Cit. supra, nota 72, p. 35.
81 “Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo
recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que
128 José Luis Caballero Ochoa
violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la presente Con-
vención, aun cuando tal violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus
funciones oficiales.
2. Los Estados parte se comprometen:
a. A garantizar que la autoridad competente prevista por el sistema legal del Estado de-
cidirá sobre los derechos de toda persona que interponga tal recurso;
b. A desarrollar las posibilidades de recurso judicial, y
c. A garantizar el cumplimiento por las autoridades competentes de toda decisión en que
se haya estimado procedente el recurso”.
cláusula de interpretación conforme y el principio pro persona 129
véase el juicio de amparo en revisión 2044/2008, resuelto por la Primera Sala de la SCJN, el
17 de junio de 2009, en el considerando quinto: “1. El juego entre Constitución y ley. Cons-
titución jurídica versus Constitución política”, pp. 15-18.
84 La discusión tuvo lugar los días 31 de agosto, 6 y 7 de septiembre de 2010.
85 Como lo precisa Ángel Rodríguez: “La negación de la existencia de un ‘derecho de-
rivado’ en el seno del Consejo de Europa puede, sin embargo, matizarse en lo referente a la
CEDH, pues en relación con ésta sí pueden identificarse auténticas normas producidas sin el
concurso de la voluntad estatal y con una clara vocación de alcance general en el desarrollo
de sus disposiciones. Se trata de las normas ‘subconvencionales’ producidas por el propio
TEDH al interpretar la Convención”. Integración europea y derechos fundamentales, Madrid, Civi-
tas, 2001, p. 138.
86 No paso por alto que, en nuestro contexto, y a partir de una definición incipiente de la
CrIDH sobre su propio alcance jurisprudencial, se ha generado una muy seria reflexión que
sigue la ruta de definir como obligatoria únicamente la jurisprudencia en aquellos casos en
que el Estado sea parte de un caso contencioso o ante medidas provisionales. Véase el voto
particular que formuló el ministro José Ramón Cossío en la consulta a trámite en el expe-
diente varios 489/2010, así como el trabajo de Karlos Castilla al respecto, “El nuevo control
de convencionalidad: un nuevo debate en México a partir de la sentencia del caso Radilla”,
Anuario Mexicano de Derecho Internacional, México, vol. XI, 2011, especialmente pp. 616 y ss.
130 José Luis Caballero Ochoa
87 Enel caso Radilla Pacheco vs. México, la Corte Interamericana ha señalado que “to-
mando en cuenta la jurisprudencia constante de este Tribunal… debe concluirse que… frente a
situaciones que vulneren derechos humanos de civiles bajo ninguna circunstancia puede
operar la jurisdicción militar”, párr. 274 (énfasis añadido).
88 Cit. supra nota 36.
89 Castilla, Karlos, op. cit., p. 598.
90 Como precisa Ángel Rodríguez: “… el estándar de protección de un derecho fun-
damental definido por el TEDH será de aplicación por los operadores jurídicos españoles
cláusula de interpretación conforme y el principio pro persona 131
siempre que el mismo sea más protector que el estándar definido por el derecho interno.
Como excepción a esta regla general, deberá aplicarse un estándar convencional menos
protector cuando el mismo se haya definido así para dispensar una mayor protección a otro
derecho fundamental, y siempre y cuando su menor protección no implique una vulneración
del contenido esencial del derecho menos protegido”, op. cit., p. 331.
91 Un ejemplo muy claro es lo que ocurre en el modelo jurídico de España ante la prohi-
bición tajante de censura previa ante la libertad de expresión (artículo 20.2 de la Constitu-
ción), en relación con lo que establece el artículo 10 del CEDH sobre esta libertad, y que, a
pesar de una jurisprudencia riquísima del TEDH, se ha pasado por alto en los casos de cen-
sura, ya que el Convenio Europeo es más limitativo, al permitir ciertos tipos de restricciones
previas equiparables a la censura prohibida por el texto constitucional.
92 De esta forma, en el caso Yatama vs. Nicaragua (sentencia de excepciones preliminares,
reparaciones y costas, del 23 de junio de 2005), la CrIDH acudió a la legislación interna ni-
caragüense para advertir las violaciones a derechos humanos de esta comunidad, que preten-
día contender en las elecciones siguiendo sus propios usos y costumbres: “De conformidad,
con lo establecido en el artículo 29.b) de la Convención Americana, la Corte considera que
para garantizar la efectividad de los derechos políticos de los miembros de las comunidades
indígenas y étnicas de la Costa Atlántica, como lo son las presuntas víctimas en este caso,
Nicaragua debe tomar en cuenta la protección específica establecida en los artículos 5, 49,
89 y 180 de la Constitución Política y en el artículo 11.7 del Estatuto de Autonomía de las
Regiones de la Costa Atlántica”, párr. 205.
132 José Luis Caballero Ochoa
VI. Conclusión
tivos, a menos que exista una antinomia tal que sea imposible esta
integración.94
3. Lo anterior no obsta para tender a una flexibilización del control con-
centrado de constitucionalidad. Si el control de convencionalidad es
difuso, aquél debe permitir cauces de armonización con éste. El caso
Castañeda Gutman vs. México95 evidenció que el monopolio excesivo de
la jurisdicción concentrada en sede de la SCJN devino en denega-
ción de justicia, ante la imposibilidad de que el Tribunal Electoral
del Poder Judicial de la Federación pudiera contrastar una norma
secundaria con la CPEUM, mediante el juicio para la protección de
los derechos político-electorales del ciudadano.
4. En un último aspecto, me parece que es necesario caminar hacia una
nueva cultura jurídica del precedente judicial, con base directamente
en los casos que se van resolviendo, y que arroje certidumbre sobre la
dimensión concreta de las normas sobre derechos humanos al poner
pisos mínimos sobre el contenido constitucional de cada derecho. En
este sentido, se asoma el reto de que frente a las recientes reformas
constitucionales en materia de derechos humanos y de amparo ini-
ciemos una discusión sobre la pertinencia de seguir con nuestra par-
ticular forma de integración jurisprudencial.
94 Por ejemplo, lo que ocurrió con la Constitución de Chile respecto a la censura previa,
y que fue modificada en atención a la sentencia del caso La Última Tentación de Cristo; lo que
ocurre, a juicio de diversos organismos internacionales, académicos y organizaciones, con
respecto a la figura del arraigo prevista en el artículo 16, octavo párrafo, de la CPEUM.
95 Cit. supra nota 2.
Los principios de universalidad,
interdependencia, indivisibilidad y progresividad.
Apuntes para su aplicación práctica
I. Introducción
ciales sede México, pertenecientes a las líneas de investigación “Estado de derecho, derechos
humanos y democracia” y “Democracia, procesos políticos y representación”. Los dos son
tutores de la Maestría en Derechos Humanos y Democracia, que tiene a bien impartir dicha
institución. Correos de contacto: sandra.serrano@flacso.edu.mx y lvazquez@flacso.edu.mx.
135
136 LUIS DANIEL Vázquez / SANDRA Serrano
Naciones Unidas tienen un comité, que se encarga de velar por el cumplimiento de las obli-
gaciones internacionales establecidas en los tratados mencionados. En su mayoría lo hacen a
través de dos mecanismos: la revisión de los informes que presentan los países y la resolución
de quejas individuales presentadas por presuntas víctimas de la violación de derechos huma-
nos de algún país en particular. En el cumplimiento de sus obligaciones estos órganos emiten
resoluciones, que sirven como insumos para identificar los extremos de las obligaciones in-
ternacionales en materia de derechos humanos.
2 Actualmente hay tres órganos internacionales y jurisdiccionales en materia de dere-
O’Donnell, Guillermo (comp.), Democracia, desarrollo humano y ciudadanía, Buenos Aires, Homo-
sapiens Ediciones-Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, 2003, pp. 25-149,
y O’Donnell, Guillermo, La democracia en América Latina. Hacia una democracia de ciudadanas y
ciudadanos. El debate conceptual sobre la democracia, Buenos Aires, PNUD, 2004.
Los principios de universalidad 139
10 No sólo el sistema jurídico normativo, sino también las instituciones formales e infor-
fael (ed.), La Corte y el sistema interamericano de derechos humanos, San José, Corte-IDH, 1994,
p. 410.
140 LUIS DANIEL Vázquez / SANDRA Serrano
y no como medios y que deben tener unas condiciones de vida social que
les permita libremente elegir sus planes de vida (su moralidad privada)”.15
Desde esta lógica, lo universal es la moralidad básica de los derechos más
que los derechos mismos.16
En la medida en que estos derechos humanos tienen como principal
contenido valores morales de especial relevancia, es pertinente suponer que
deben ser reconocidos para todas las personas, independientemente de su
preferencia sexual, edad, nacionalidad, raza, etcétera. Esto se puede tradu-
cir en el principio de universalidad desde diversos aspectos. Podemos iniciar
afirmando que hablar de universalidad de los derechos humanos implica
hacer referencia, en principio, a la titularidad de esos derechos: “los dere-
chos humanos se adscriben a todos los seres humanos”.17 Este nivel de abs-
tracción inicial tiene una consecuencia aparejada, “estos derechos son exi-
gibles por todos los seres humanos en cualquier contexto político, jurídico,
social, cultural, espacial y temporal”.18 Cada una de estas pretensiones de
abstracción tiene sus propias oposiciones, sobre las cuales no se va a abun-
dar en este documento.19
En la teoría jurídica parece haber un acuerdo en torno a que los de-
rechos humanos son derechos morales, como se observa en los textos de
Eusebio Fernández,20 Alfonso Ruiz Miguel21 y Carlos Santiago Nino.22 Más
interesante aún es la demostración que hace Neil MacCormick23 de las limi-
taciones de las teorías que fundamentan el derecho en la voluntad (y cons-
truyen la moral por acuerdo como principio de justicia fundante), por lo
que se requiere construir argumentos sobre intereses justificados. En cam-
15 Ibidem, p. 411.
16 El siguiente paso que Gregorio Peces-Barba propone es verificar si cada derecho res-
ponde en última instancia a la moralidad básica y universal.
17 Peces-Barba, Gregorio, op. cit., p. 401.
18 Blanc Altemir, Antonio, op. cit., p. 14; Laporta, Francisco, op. cit., p. 32, y Peces-Barba,
Ariel, 1989.
23 MacCormik, Neil, “Los derechos de los niños: una prueba para las teorías del dere-
24 Dussel, Enrique, Hacia una filosofía política crítica, España, Desclée de Brouwer, 2001.
25 La historia de los derechos humanos está muy relacionada con la historia del libera-
lismo, aunque no son la misma historia. Desde la teoría política liberal, el viejo régimen (la
monarquía absoluta) llegó a su fin a partir de un concepto básico: la libertad como autode-
terminación. El Segundo tratado sobre el gobierno civil de Locke caló profundo cuando despertó
esta forma de pensar la libertad a partir de la propiedad de uno mismo, yo soy dueño de mí
mismo, soy dueño de mi cuerpo y de los productos obtenidos con mi cuerpo; el rey no es más
mi soberano. Desde el liberalismo, cuatro conceptos son básicos para entender este proceso
de reconstrucción de la legitimidad política: la libertad como autodeterminación; la celebra-
ción de un contrato social, que constituye a la sociedad política; la existencia de derechos
naturales inherentes a todas las personas y previos a la celebración de ese contrato, que son el
principal fundamento y objetivo del contrato; y, finalmente, el derecho a la resistencia cuando
el contrato era roto por el gobernante —cuando había violaciones sistemáticas a los derechos
naturales reconocidos y protegidos en el contrato—, lo que nos llevaba de nuevo a un estado
de naturaleza. Desde esta lógica, es que los derechos humanos se concebían como derechos
naturales, aunque su enumeración variaba dependiendo de quién hiciera la tipología. Por
ejemplo, para Hobbes el principal y único derecho natural es la vida (por eso, la forma de
gobierno que él diseña es una monarquía cuasi-absoluta). Para Locke es la vida, la libertad
y la propiedad (de ahí que el tipo de gobierno más pertinente sea la monarquía constitucio-
nal); en cambio, para Rousseau los derechos naturales son la libertad civil (proveniente de las
leyes) y la igualdad política y económica (por lo que para él la forma de gobierno indicada
es la democracia radical). El principal problema respecto a la concepción de los derechos
humanos como derechos naturales es que no cuentan con la protección efectiva proveniente
de su positivización en el margen legal. En efecto, pueden existir derechos no reconocidos en
el marco legal, pero ser derechos humanos naturales. El otro problema es que la naturaleza
humana no se presenta de forma evidente ni explícita, ya hemos mostrado que tres autores
en tres diferentes siglos pensaron los derechos naturales de forma muy distinta, más aún, con
importantes consecuencias en el diseño de las instituciones políticas.
A partir de la dificultad de desentrañar la naturaleza humana, es que se comenzaron a
concebir los derechos fundamentales como derechos morales. Más aún, la moralidad de estos
derechos no proviene de elementos inmanentes de la persona, sino de construcciones dialó-
gicas a partir de procesos de argumentación razonables y acuerdos reflexivos. Con ello, se
alejaba la idea individualista que marcó duramente el nacimiento del liberalismo político. En
efecto, al considerar a los derechos humanos como derechos morales, ya no sólo se pensó en
el individuo aislado, sino en la construcción de principios, de valores compartidos (aunque,
todavía en el liberalismo, desde una teoría tenue del bien). Sin embargo, los derechos mora-
les mantenían el mismo problema de andamiaje institucional que los derechos naturales: un
derecho moral, por más razonable que sea, no es necesariamente un derecho positivo. Cla-
ramente no lo es en aquellas sociedades políticas donde las decisiones vinculantes provienen
de acuerdos de poder entre actores asimétricos.
142 LUIS DANIEL Vázquez / SANDRA Serrano
nacimiento de los derechos, los grupos que los apoyaron, los objetivos, los
procesos de cambio y exclusión en su institucionalización, entre otros aspec-
tos, lo que enriquece los contextos de creación del derecho para una mayor
interpretación política y jurídica. Más aún, mantiene abierta, y explícita, la
posibilidad de reinterpretación del derecho a partir de cambios de contexto,
así como la aparición de nuevos derechos.
En buena medida, pensar a los derechos humanos desde una construc-
ción histórica también permite analizar uno de los principales cuestiona-
mientos elaborados a la universalidad: los derechos humanos sólo represen-
tan una parte de la cultura: la occidental. De esta forma, al pretender que
solamente los valores de algunas personas sean considerados universales, se
generan procesos de hegemonía o de dominación y colonización simple y
llana. Incluso la influencia socialista, que se puede observar en los derechos
económicos y sociales, no escapa de los cánones con que se piensa al ser hu-
mano y a la humanidad provenientes de la Ilustración y la modernidad propia
de Occidente.
En la medida en que hay un pluralismo cultural que puede no estar de
acuerdo en los bienes primarios que merecen ser considerados universales,
no sólo se cuestiona el concepto de universalidad en sí mismo, sino también
las distintas formas de construir la idea de vida buena. Si el objetivo de los
derechos humanos es la vida digna, el contenido y significado de ello pue-
den ser cosas muy distintas para personas que pertenecen a contextos dife-
rentes. Frente a esto, la respuesta no es la desaparición de la universalidad,
sino la construcción de diálogos interculturales a partir de los topoi26 fun-
cionales, en los términos de Boaventura Sousa Santos;27 es decir, crear los
consensos traslapados que suponen la estructura de los principios básicos de
la sociedad, y que permiten equilibrios reflexivos en las inconmensurables
dimensiones identitarias de las personas, en los términos de Rawls.28
26 Los topoi son los fundamentos últimos de una cultura específica, aquellos elementos
que la dotan de sentido. Se trata de aspectos siempre inacabados y reinterpretados que ali-
mentan la idea de vida buena. Esto es esencial para los derechos humanos, porque de aquí se
desprende también el contenido de un aspecto central: la idea de dignidad humana, la cual
variará dependiendo de la cultura (y de los topoi) específicos.
27 Boaventura de Sousa, De la mano de Alicia: lo social y lo político en la posmodernidad, Bogotá,
básicos (teoría tenue del bien) para aplicarlos a las instituciones fundamentales de una so-
ciedad. Para ello crea la “posición original” donde, mediante un “velo de la ignorancia”, las
personas que dialogan desconocen su lugar en la escala social: no saben su género, su nivel
económico, su raza, etc. Esta posición original le permite establecer un diálogo ausente de
conflictos de poder. Sólo en una posición semejante las personas pueden deliberar con argu-
Los principios de universalidad 143
mentos razonables para establecer esos acuerdos básicos. Este proceso de diálogo y este tipo
de acuerdos es a lo que Rawls se refiere como consensos traslapados mediante equilibrios
reflexivos. Rawls, John, Teoría de la justicia, México, Fondo de Cultura Económica, 1978, p.
654; Rawls, John, “La justicia como equidad: política no metafísica”, La Política. Revista de
Estudios sobre el Estado y la Sociedad, Barcelona, primer semestre, núm. 1, 1996, pp. 23-46, y
Rawls, John, “Ideas fundamentales”, Liberalismo político, 2a. ed., México, Fondo de Cultura
Económica, 1996.
29 Baxi, Upendra, “Voices of Suffering and the Future of Human Rights”, Transnational
Juan A. y Vázquez, Rodolfo (coords.), Debates constitucionales sobre derechos humanos de las mujeres,
México, Fontamara-SCJN, 2010, pp. 13 y 14.
144 LUIS DANIEL Vázquez / SANDRA Serrano
del concepto abstracto de ser humano y de lo que es bueno para él, la uni-
versalidad de los derechos humanos debe desprenderse de cualquier esen-
cialismo sobre el ser humano para reconocerlo a partir de su experiencia y
su contexto. Es la opresión que existe en la realidad de las prisiones, de los
barrios pobres o de las rutas de los migrantes la que constituye la verdadera
esencia de los derechos humanos. En última instancia, la moralidad básica
de los derechos ha sido y es construida a partir del sufrimiento humano, de
las luchas de las personas por reivindicar aquello que consideran que con
justicia merecen.32 Los derechos humanos no son más que estas aspiraciones
socialmente construidas33 (podemos llamarles pretensiones o expectativas)
de lo que se considera indispensable para que el ser humano llegue a ser lo
que cree debe ser.34
Podría considerarse que la contextualización y la aparición de ciertos
derechos especiales dirigidos a grupos en situación de vulnerabilidad po-
nen en duda la universalidad de los derechos humanos, pero no es así. El
reconocimiento de necesidades específicas para estos grupos en condiciones
(incluso a veces estructurales) de desventaja sólo tiene como objetivo que
dichos grupos puedan gozar del ejercicio pleno de sus derechos.
El funcionamiento del DIDH nos da un par de claves para aterrizar
el principio de universalidad: la centralidad del sujeto de derechos en su
contexto y la reinterpretación de los derechos a partir de las necesidades lo-
cales. Lo que ha interesado, por ejemplo, a la Corte Interamericana de De-
32 Nyamu-Musembi, Celestine, “Hacia una perspectiva de los derechos humanos orien-
tada a los actores”, en Caber, Naila (ed.), Ciudadanía incluyente: significados y expresiones, México,
PUEG-UNAM, 2005, pp. 37-56, y Stammers, Neil, “La aparición de los derechos humanos
en el Norte: hacia una revaloración histórica”, en Caber, Naila (ed.), Ciudadanía incluyente:
significados y expresiones, México, PUEG-UNAM, pp. 57-64.
33 En este sentido, Jack Donnelly sostiene que “[h]uman nature is a social project more
than a presocial given. Just as an individual’s ‘nature’ or ‘character’ arises from the interac-
tion of natural endowment, social and evironmental influences, individual action, human
beings create their ‘essential’ nature through social action on themselves. Human rights pro-
vide both a substantive model for and a set of practices to realize this work of self-creation…
Human rights are less about the way people ‘are’ than about what they might become. They
are about moral rather than natural or juridical persons”. Donnelly, Jack, Universal Human
Rights in Theory and Practice, 2a. ed., Cornell University, 1993, p. 15.
34 Upendra Baxi advierte del peligro que representa no ya la imposición de derechos,
rechos Humanos (Corte IDH) para decidir los casos contenciosos pasa por
el conocimiento de las personas o grupos involucrados, de la situación en la
que se encontraban y de las necesidades expresadas en su reivindicación de
derechos. Así, la interpretación de los derechos humanos contenidos en la
Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH) y otros instru-
mentos interamericanos no se realiza en el vacío, sino que es un producto
dialógico resultante de dimensionar los derechos y las obligaciones a la luz de
las condiciones y contexto de las víctimas. Los derechos humanos respon-
den y se adecúan a las demandas, y no al contrario.
Analicemos primero la forma en que las víctimas y su contexto han
sido centrales para la jurisprudencia interamericana. Si los derechos son
universales en tanto deben poder predicarse de todas las personas, enton-
ces deben ser usados de forma tal que sean útiles para proteger a las per-
sonas. No obstante ello, existen casos cuya complejidad parecería rebasar
las posibilidades de los derechos humanos o donde una aplicación precisa
del estándar internacional resulta insuficiente.35 La Corte simplemente le
da sentido a las obligaciones generales bajo principios amplios de interpre-
tación que se desprenden de la propia universalidad de los derechos. Para
el Tribunal Interamericano, los tratados internacionales son “instrumentos
vivos, cuya interpretación tiene que acompañar la evolución de los tiempos
y las condiciones de vida actuales”.36 Además, su interpretación debe servir
para garantizar el cumplimiento de las obligaciones en materia de derechos
humanos de los Estados y sus efectos propios (effet utile).37 Así, el contexto
se ha utilizado para probar una violación; determinar la responsabilidad
38 Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras, fondo, sentencia del 29 de julio de 1988, serie C,
núm. 4, párr. 147 y 148; caso Myrna Mack Chang vs. Guatemala, fondo, reparaciones y costas,
sentencia del 25 de noviembre de 2003, serie C, núm. 101, párr. 134; caso Goiburú y otros vs.
Paraguay, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 22 de septiembre de 2006, serie C, núm.
153, párr. 61 y 93, y caso Almonacid Arellano y otros vs. Chile, excepciones preliminares, fondo,
reparaciones y costas, sentencia del 26 de septiembre de 2006, serie C, núm. 154, párr. 102
y 103, entre otros.
39 Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs. Nicaragua, fondo, reparaciones y
costas, sentencia del 31 de agosto de 2001, serie C, núm. 79, párr. 148.
Los principios de universalidad 147
45 Donnelly, Jack, Universal Human Rights in Theory and Practice, cit., p. 27.
46 González, Nazario, Los derechos humanos en la historia, México, Alfaomega-Universidad
de Barcelona, 2002, pp. 168-186, y Oraá, Jaime y Gómez Isa, Felipe, La Declaración Uni-
versal de los Derechos Humanos. Un breve comentario en su 50 aniversario, Bilbao, Universidad de
Deusto, 2002, pp. 29-59.
47 ONU, Proclamación de Teherán, aprobada por la Conferencia Internacional de Derechos
ness of Human Rights”, Working paper 7, The Human Rights Center, University of Connecti-
cut, 2008, p. 9.
49 Naciones Unidas, “Distintos criterios y medios posibles dentro del sistema de las Na-
ciones Unidas para mejorar el goce efectivo de los derechos humanos y las libertades funda-
mentales”, Resolución 32/130, Asamblea General, 1977. En sus consideraciones, la Asam-
blea General reconoce que “el ideal de que los seres humanos se vean liberados del temor y la
miseria sólo puede lograrse si se crean condiciones por las cuales todos puedan gozar de sus
derechos económicos, sociales y culturales, como también de sus derechos civiles y políticos”.
Asimismo, reitera que la Organización está “profundamente convencida de que todos los
derechos humanos y libertades fundamentales están interrelacionados y son indivisibles”.
Los principios de universalidad 151
las Naciones Unidas, 4 de diciembre de 1986. Esta Declaración sólo tuvo el voto contrario
de los Estados Unidos de América y ocho abstenciones; sin embargo, encontró pleno reco-
nocimiento internacional con la Declaración y Programa de Acción de Viena de 1993, en la
que todos los países aceptaron la importancia y alcance del derecho al desarrollo.
51 Conviene insistir en que el derecho al desarrollo y el enfoque de derechos no son lo
mismo; el primero es una expectativa a cierto tipo de proceso y a un cierto resultado, mien-
tras que el segundo es un marco conceptual, que permite la operacionalización del bagaje
de los derechos humanos en los planes y programas institucionales de los Estados y la comu-
nidad internacional. Véase Kirkemann Hansen, Jakob y Sano, Hans-Otto, “The Implica-
tions and Value Added of a Rights-Based Approach”, en Andreassen, Bard A. y Marks,
Stephen P., Development as a Human Rights. Legal, Political, and Economic Dimensions, Harvard
School of Public Health y François-Xavier Bagnoud Center for Health and Human Rights,
2006, pp. 36-56.
152 LUIS DANIEL Vázquez / SANDRA Serrano
2. La interdependencia
Conviene hacer una primera distinción entre los términos que ayudan
a diferenciarlos. Mientras el prefijo inter significa “entre” o “en medio”, el
prefijo in indica “negación”, de tal forma que la palabra interdependientes
expresa vinculación entre derechos, y la palabra indivisible, la negación de
separación entre ellos. Así, preliminarmente conviene señalar que los de-
rechos humanos son interdependientes en tanto establecen relaciones recí-
procas entre ellos, y son indivisibles en la medida en que no deben tomarse
como elementos aislados o separados, sino como un conjunto.
La interdependencia señala la medida en que el disfrute de un derecho
en particular o un grupo de derechos dependen para su existencia de la rea-
52 Ibidem,
p. 37.
53 ONU,Declaración y Programa de Acción de Viena, aprobada por la Conferencia Mundial de
Derechos Humanos, Viena, 14 a 25 de junio de 1993, párr. 5.
Los principios de universalidad 153
salud, definido en el apartado 1 del artículo 12, como un derecho inclusivo que no sólo abarca
la atención de salud oportuna y apropiada sino también los principales factores determinantes
de la salud, como el acceso al agua limpia potable y a condiciones sanitarias adecuadas, el
suministro adecuado de alimentos sanos, una nutrición adecuada, una vivienda adecuada,
condiciones sanas en el trabajo y el medio ambiente, y acceso a la educación e información
sobre cuestiones relacionadas con la salud, incluida la salud sexual y reproductiva...”. Comité
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, Observación general 14. El derecho al disfrute
del más alto nivel posible de salud (E/C.12/2000/4), Naciones Unidas, 2000, párr. 11.
57 Por ejemplo, la Corte Constitucional de Colombia afirmó que “en el constitucionalis-
3. La indivisibilidad
neas de acción, que corresponden a tres núcleos problemáticos (democracia y derechos hu-
manos, sistema de justicia y seguridad humana), vinculados a quince derechos, que a su vez
se relacionan con diez grupos de población. Véase http://www.derechoshumanosdf.org
Los principios de universalidad 157
“[l]os diversos marcos conceptuales no abordan todos los derechos, sino que
procuran identificar aquellos que son fundamentales para las estrategias de
desarrollo o de reducción de la pobreza, por tener realización constitutiva o
instrumental con la pobreza”.64
Siguiendo la lógica del enfoque de derechos humanos, la indivisibilidad
no necesariamente debe significar el diseño de programas omnicomprensivos,
pero sí requiere el reconocimiento de derechos clave que incidan en el avance
de otros derechos. James Nickel y Pablo Gilabert señalan que tratándose de
países en desarrollo sería poco recomendable buscar una implementación
de todos los derechos, pues sería muy limitada, en cuyo caso es más prudente
elegir aquellos derechos cuya implementación tiene mayores posibilidades de
alcanzar niveles más altos.65 De hecho, dadas las constricciones económicas y
otras de naturaleza práctica, el nivel de implementación de los derechos que
logran los países en desarrollo es mínimo y, por tanto, el efecto de la indivi-
sibilidad también es menor.66 En consecuencia, se trata de priorizar algunos
derechos en atención a sus posibilidades de realización, a su importancia
para un contexto determinado o su vinculación con otros derechos. Esto no
quiere decir, sin embargo, que el principio de indivisibilidad pierda sentido;
al contrario, es justamente porque los derechos son indivisibles que ante cons-
tricciones de naturaleza práctica es posible focalizar los esfuerzos en algunos
derechos bajo la idea de que éstos generarán una cadena de impactos. Abor-
dar la implementación de los derechos no es una tarea de todo o nada, sino
que es posible generar las condiciones que permitan la progresividad de los
derechos humanos a partir de un grupo de ellos. Lo que no estaría permitido
bajo este principio es el diseño de programas o políticas que ignoren a los de-
rechos humanos o que se construyan sin una concienzuda identificación de
los derechos más necesarios en un tiempo y lugar determinado.
El problema de priorizar, que no jerarquizar, tiene que ver con la forma
en que se seleccionan esos derechos. Atendiendo a los principios de inter-
dependencia e indivisibilidad, esta tarea pasa, al menos, por identificar las
características y necesidades propias de un determinado lugar, los derechos
of Human Rights: A Response to James Nickel”, Human Rights Quarterly, vol. 32, núm. 2,
mayo de 2010, p. 434, y Nickel, James W., “Indivisibility and linkage Arguments: A Reply to
Gilabert”, Human Rights Quarterly, vol. 32, núm 2, mayo de 2010, pp. 439-446.
66 Nickel, James W., “Rethinking Indivisibility: Towards A Theory of Supporting Rela-
tions between Human Rights”, Human Rights Quarterly, vol. 30, núm. 4, noviembre de 2008,
pp. 984-1001.
Los principios de universalidad 159
establece que los Estados partes se comprometen a “adoptar medidas, tanto por separado
como mediante la asistencia y la cooperación internacionales, especialmente económicas y
técnicas, hasta el máximo de los recursos de que disponga, para lograr progresivamente, por
todos los medios apropiados, inclusive en particular la adopción de medidas legislativas, la
plena efectividad de los derechos aquí reconocidos”.
70 Las normas autoejecutivas son aquellas que pueden ser directamente aplicadas por las
autoridades internas, puesto que establecen con claridad el sujeto a favor de quien se esta-
blece el derecho, el contenido de la obligación y el sujeto a cargo de la misma. A diferencia
160 LUIS DANIEL Vázquez / SANDRA Serrano
que las obligaciones inherentes a los derechos civiles y políticos son siempre
de exigibilidad inmediata, y las de los derechos económicos, sociales y cul-
turales son siempre de exigibilidad progresiva. Habrá casos en que ciertas
obligaciones de los primeros serán progresivas, y algunas de los segundos
podrán ser de cumplimiento inmediato; por ejemplo, la emisión de una ley
que garantice el acceso al derecho a la educación y a la salud respetando el
derecho a la igualdad y a la no discriminación.71
El elemento a resaltar cuando pensamos en el principio de progresivi-
dad es que en materia de implementación este principio aplica por igual a
derechos civiles y políticos y a derechos económicos, sociales y culturales,
porque siempre habrá una base mínima que deba atenderse, pero sobre ella
los Estados deberán avanzar en su fortalecimiento. Los derechos humanos
codificados en tratados internacionales no son más que un mínimo; su pro-
gresión está en manos de los Estados, por lo que las medidas que adopte
deben ser “deliberadas, concretas y orientadas hacia el cumplimiento de las
obligaciones”.72
De aquí un problema inicial nada sencillo de resolver: ¿cuál es esa
base mínima? La reforma constitucional no da muchas luces al respecto;
sin embargo, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales ha
ahondado en esta área; por ejemplo, respecto del derecho a la alimenta-
de las normas clásicas del derecho internacional público, el derecho internacional de los de-
rechos humanos establece obligaciones a cargo del Estado y derechos a favor de las personas
que se encuentran al interior de su territorio. Por ende, se establece una relación jurídica
entre particulares y el Estado, y en algunos casos incluso relaciones entre particulares, y no
sólo relaciones interestatales. Éste es un elemento central para poder pensar en la autoejecu-
tividad de la norma. En cambio, las normas no ejecutables son aquellas que necesitan de un
desarrollo normativo interno para ser aplicadas. De inmediato podrán darse cuenta de que
los tratados, en su totalidad, no son autoejecutables o no autoejecutables; por el contrario,
al interior de cada tratado habrá cláusulas que son autoejecutables y otras que no lo sean;
se requiere ir revisando caso por caso. Más aún, siempre seguramente se requerirá de un
proceso de interpretación que permita la aplicación inmediata de la cláusula que integra el
tratado de derechos humanos. Rábago, Miguel, “Aplicación de los tratados internacionales
por parte de los tribunales mexicanos: algunas observaciones relativas a su efecto directo”,
Revista Mexicana de Derecho Público, México, núm. 6, abril de 2004.
71 Cabe aclarar que este principio no se refiere al momento en que surge la respon-
sabilidad del Estado frente al incumplimiento de la obligación, sino que se trata de una
perspectiva que observa la forma en que cada derecho es implementado por el Estado. Esta
aclaración es pertinente, porque tratándose de derechos civiles y políticos, un Estado cae en
responsabilidad internacional si el derecho no es inmediatamente efectivizado. En cambio,
en el caso de los DESC habrá algunas obligaciones cuyo incumplimiento genera la respon-
sabilidad internacional inmediata, mientras que otras no.
72 Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, OG 3. La índole de las obli-
formación social de Sudáfrica”, Anuario de Derechos Humanos 2006, Santiago, Centro de Dere-
chos Humanos, Universidad de Chile, 2006, p. 55.
76 Corte Constitucional de Sudáfrica, caso CCT 11/00, The Government of the Repub-
importante, cómo elaborar los índices que permitan evaluar la progresividad en el ejercicio
del derecho.
80 De acuerdo con Abramovich y Courtis, “el Estado sólo puede justificar la regresividad
de una medida demostrando: a) que la legislación que propone pese a implicar retrocesos
en algún derecho, implica un avance, teniendo en cuenta la totalidad de los derechos previstos en
el Pacto [Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales], y b) que ha empleado
todos los recursos de que dispone, y que aun así, necesita acudir a ella para proteger los demás
derechos del Pacto”. Abramovich, Víctor y Courtis, Christian, Los derechos sociales como derechos
exigibles…, cit., pp. 109 y 110.
164 LUIS DANIEL Vázquez / SANDRA Serrano
implicados con este principio tiene que ver con la elección del derecho al
que se asignará el recurso y la proporción que la realización de cada dere-
cho debe ocupar del gasto público. Dado que el Estado tiene obligaciones de
inmediato cumplimiento, como los niveles esenciales mínimos de cada dere-
cho, el presupuesto debe garantizar, en primer lugar, estos deberes. Respecto
del restante, los recursos deben asignarse de conformidad con los planes de-
sarrollados para atender el aseguramiento progresivo de todos los derechos.
En consecuencia, el principio de progresividad cumple la promesa de la
constante creación de los derechos humanos, pues aún después de alcanza-
dos los mínimos y los estándares exigibles siempre permanecerán como una
promesa a futuro. En este sentido, los derechos humanos siempre serán los
derechos por venir.
V. Conclusiones
I. Introducción y advertencia
167
168 SERGIO GARCÍA RAMÍREZ
tercer milenio, Caracas, 2000, pp. 601-648; Varios, Memoria del Seminario: El Sistema Interameri-
cano de Protección de los Derechos Humanos en el Umbral del Siglo XXI, San José, Costa Rica, Corte
Interamericana de Derechos Humanos, 2001, t. I, pp. 129-158. La versión actual de estos
trabajos se halla en prensa en La América de los derechos (Instituto de Investigaciones Jurídicas,
UNAM).
2 México se adhirió a la Convención Americana sobre Derechos Humanos el 24 de
marzo de 1981, con dos declaraciones interpretativas y una reserva. Cfr. Corte Interamerica-
na de Derechos Humanos, Documentos básicos en materia de derechos humanos en el sistema interame-
ricano (actualizado a mayo de 2008), San José, C.R., 2008, p. 67.
3 El 16 de diciembre de 1998 México formuló la declaración de reconocimiento de la
nota anterior, a la que se agregó: “y reparar las violaciones a los derechos humanos, en los
términos que establezca la ley”. La acotación parece abarcar, bajo esta referencia a los tér-
minos de la ley (interna, se entiende), los conceptos prevenir, investigar, sancionar y reparar.
Este párrafo, que se repetiría en otros textos del proceso, ignora los deberes derivados de
tratados internacionales precisamente en materia de prevención, investigación, sanción y
reparación, que se hallan vinculados directamente con el régimen de reparaciones de fuente
internacional, materia del presente artículo.
6 Bajo la LX Legislatura se emprendió la reforma constitucional a través del dictamen
vención Americana, cuestionada por la doctrina. Cfr. Medina Quiroga, Cecilia, La Convención
Americana: teoría y jurisprudencia. Vida, integridad personal, libertad personal, debido proceso y recurso
judicial, San José, C. R., Universidad de Chile, Facultad de Derecho, Centro de Derechos
Humanos, 2003, pp. 14-16, y Buergenthal, Thomas, “El sistema interamericano para la
protección de los derechos humanos”, Anuario Jurídico Interamericano. 1981, Washington, D.
C., Subsecretaría de Asuntos Jurídicos, Secretaría de la Organización de los Estados Ameri-
canos, 1982, p. 127.
9 En el caso Garrido y Baigorria hubo ciertas precisiones a este respecto, en virtud de que
en algún momento se discutió sobre la obligación del Estado federal de asumir las repara-
ciones, no obstante que la violación en la base de éstas era atribuible a funcionarios de una
provincia. En lo pertinente, la Corte señaló: “El artículo 28 de la Convención prevé la hipó-
tesis de que un Estado federal, en el cual la competencia en materia de derechos humanos
corresponde a los Estados miembros, quiera ser parte en ella. Al respecto, dado que desde el
momento de la aprobación y de la ratificación de la Convención la Argentina se comportó
como si dicha competencia en materia de derechos humanos correspondiera al Estado fede-
ral, no puede ahora alegar lo contrario, pues ello implicaría violar la regla del Estoppel. En
cuanto a las ‘dificultades’ invocadas por el Estado en la audiencia de 20 de enero de 1998,
la Corte estima conveniente recordar que, según una jurisprudencia centenaria y que no ha
variado hasta ahora, un Estado no puede alegar su estructura federal para dejar de cumplir
una obligación internacional”. Caso Garrido y Baigorri…, cit., párr. 46.
172 SERGIO GARCÍA RAMÍREZ
el artículo 61.1 del Pacto de San José “constituye una norma consuetudinaria que es, ade-
más, uno de los principios fundamentales del actual derecho de gentes”, como lo ha recono-
cido este tribunal (caso Velásquez Rodríguez, indemnización compensatoria, sentencia del 21 de
julio de 1989, párr. 25, y caso Godínez Cruz, indemnización compensatoria, sentencia del 21
de julio de 1989, párr. 23) y otros tribunales. Añade enfáticamente: “La obligación contenida
en el artículo 63.1 de la Convención es de derecho internacional y éste rige todos sus aspectos
como, por ejemplo, su extensión, sus modalidades, sus beneficiarios, etc. Por ello, la presente
sentencia impondrá obligaciones de derecho internacional que no pueden ser modificadas
ni suspendidas en su cumplimiento por el Estado invocando para ello disposiciones de su de-
recho interno”. Caso Aloeboetoe y otros, reparaciones, sentencia del 10 de septiembre de 1993,
párr. 43 y 44.
174 SERGIO GARCÍA RAMÍREZ
tuye: “Una parte no podía invocar las disposiciones de su derecho interno como justificación
del incumplimiento de un tratado…”.
12 Antkowiak, Thomas M., “Remedial Approaches to Human Rights Violations: The
Inter-American Court of Human Rights and Beyond”, The Columbia Journal of Transnational
Law, vol. 46, núm. 2, 2008, pp. 351 y 355.
REPARACIONES DE FUENTE INTERNACIONAL 175
chos Humanos) declara que ha habido violación del Convenio o de sus protocolos y si el dere-
cho interno de la Alta Parte Contratante sólo permite de manera imperfecta reparar las consecuencias de dicha
violación, el tribunal concederá a la parte perjudicada, si así procede, una satisfacción equitativa”
(énfasis agregado).
REPARACIONES DE FUENTE INTERNACIONAL 177
denar en forma directa y autónoma las que estime adecuadas al amparo del
ordenamiento internacional.19
Por supuesto, lo anterior no impide —y así habrá de advertirlo la exége-
sis mexicana fundada en el nuevo texto del artículo 1o. constitucional, para
extraer consecuencias pertinentes—, la remisión de algunas determinacio-
nes a la jurisdicción interna, que pudiera estar en mejor posición que la
Corte Interamericana para analizar y decidir determinados detalles. Ahora
bien, incluso en estos casos el tribunal supranacional fija la naturaleza de las
consecuencias jurídicas del hecho ilícito y sus bases generales, y sólo deja al
orden interno cuestiones aplicativas.20
No dejaré de mencionar, como lo he hecho invariablemente en el exa-
men de estas cuestiones, que a menudo aparecen problemas prácticos —que
no debieran figurar en la futura experiencia mexicana— con motivo del
“reflujo” de contiendas hacia la Corte Interamericana, por rechazo o resis-
tencia frente a las instancias nacionales y sus decisiones. En este punto que-
dará a prueba la eficacia de las soluciones que adoptemos para garantizar
plena armonía —y segura continuidad— entre los órdenes internacional y
nacional, que sirven a la misma causa y se proponen los mismos objetivos.
Evidentemente, es posible —y así ha ocurrido en otras experiencias na-
cionales— que la normativa y las instancias domésticas otorguen a las vícti-
mas mejores reparaciones —cualitativa o cuantitativamente— que las provis-
tas por el tribunal interamericano. Si así fuera, habría que atender al principio
toral pro homine para facilitar la solución más benéfica para el individuo. Por
lo demás, esta alternativa se desprende también del artículo 29 del Pacto de
San José y del segundo párrafo del nuevo texto del artículo 1o. constitucional:
“favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más amplia”.
de la Convención, que “ninguna parte de este artículo hace mención ni condiciona las dispo-
siciones de la Corte a la eficacia de los instrumentos de reparación existentes en el derecho
interno del Estado Parte responsable de la infracción, de manera que aquélla no se establece
en función de los defectos, imperfecciones o insuficiencias del derecho nacional, sino con
independencia del mismo”; y “Esto implica que la Corte, para fijar la indemnización corres-
pondiente, debe fundarse en la Convención Americana y en los principios de Derecho inter-
nacional aplicables a la materia”. Caso Velásquez Rodríguez, indemnización compensatoria…,
cit., párrs. 29 y 30.
20 Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs. Nicaragua, fondo, reparaciones y
costas, sentencia del 31 de agosto de 2001, párr. 138 y 153; caso Ivcher Bronstein vs. Perú, fondo,
reparaciones y costas, sentencia del 6 de febrero de 2001, párr. 181; caso Cesti Hurtado vs. Perú,
reparaciones y costas, sentencia del 31 de mayo de 2001, párrs. 46 y 47; caso Baena Ricardo y
otros vs. Panamá, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 2 de febrero de 2001, párr. 205 y
punto resolutivo 6; caso Trabajadores Cesados del Congreso (Aguado Alfaro y otros) vs. Perú, sentencia
del 24 de noviembre de 2006, párrs. 148 y 149.
178 SERGIO GARCÍA RAMÍREZ
21 Cfr.,entre otros autores, Monterisi, Ricardo D., Actuaciones y procedimiento ante la Comisión
y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, La Plata, Librería Editorial Platense, 2009, pp.
402 y 403.
22 A este respecto, cfr. la consideración que formuló Asdrúbal Aguiar tras el examen de los
no, Óscar L., Derecho internacional de los derechos humanos, Buenos Aires, Ediar, 2007, t. I, vol.
1, p. 427.
25 Caso Aloeboetoe y otros vs. Surinam, reparaciones…, cit.
26 Pasqualucci, Jo, The Practice and Procedure of the Inter-American Court of Human Rights,
27 “Los modos específicos de reparar varían según la lesión producida: podrá consistir
en la restitutio in integrum de los derechos afectados, en un tratamiento médico para recuperar
la salud física de la persona lesionada, en la obligación del Estado de anular ciertas medidas
administrativas, en la devolución de la honra o la dignidad que fueron ilegítimamente quita-
das, en el pago de una indemnización, etcétera”. Caso Garrido y Baigorria…, cit., párr. 41.
28 Observación general 31, Comentarios generales adoptados por el Comité de los Derechos Huma-
nos, “La índole de la obligación jurídica general impuesta”, 80o. periodo de sesiones, U.N.
Doc. HRI/GEN/1/Rev.7 at 225, 26 de mayo de 2004. Véase http://www2.ohchr.org/english/
bodies/hrc/comments.htm
29 Adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, en su resolución 40/34, del
Violations of International Human Rights Law and Serious Violations of International Humanitarian
Law. Adoptada y proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas, Resolución
60/147, del 16 de diciembre de 2005, párr. 18. Véase http://www2.ohchr.org/english/law/
remedy.htm.
31 Que ante el perjuicio causado por el hecho ilícito consideran restitución (artículo 35);
indemnización del daño material y moral (artículo 36), y satisfacción (artículo 37).
32 El artículo 37 señala: “Las disposiciones de esta parte (Segunda Parte de los Artículos:
Cfr. caso Velásquez Rodríguez , indemnización compensatoria…, cit. párr. 26, y caso Godínez Cruz,
indemnización compensatoria…, cit., párr. 24.
34 Cfr. mi Voto concurrente a la sentencia del caso Bamaca, en García Ramírez, Temas de la ju-
en las aguas círculos concéntricos cada vez más lejanos y menos perceptibles. Así, cada acto
humano produce efectos remotos y lejanos. Obligar al autor de un hecho ilícito a borrar
todas las consecuencias que su acto causó es enteramente imposible porque su acción tuvo
efectos que se multiplicaron de modo inconmensurable”. Caso Aloeboetoe y otros vs. Surinam.
Reparaciones…, cit., párr. 48.
36 García Ramírez, “Dos temas de la jurisprudencia interamericana: proyecto de vida y
amnistía”, Revista de Derecho y Jurisprudencia y Gaceta de los Tribunales, Santiago de Chile, t. XCV,
núm. 2, mayo-agosto de 1998, pp. 61 y ss.
182 SERGIO GARCÍA RAMÍREZ
37 Burgorgue-Larsen, Laurence y Torres Amaya, Úbeda de, Les grandes décisions de la Cour
Interamericaine des Droits de l’Homme, con estudio introductorio de Sergio García Ramírez,
Bruxelles, Bruylant, 2008, p. 257. De las mismas autoras, Las decisiones básicas de la Corte Inte-
ramericana de Derechos Humanos. Estudio y jurisprudencia, Pamplona, Civitas-Thomson Reuters,
2009.
38 Caso Loayza Tamayo vs. Perú, reparaciones y costas, sentencia del 27 de noviembre de
1998, párrs. 147-151; caso de la Masacre de las Dos Erres vs. Guatemala, excepción preliminar,
fondo, reparaciones y costas, sentencia del 24 de noviembre de 2009, párr. 226.
39 En un voto parcialmente disidente, el juez Carlos Vicente de Roux Rengifo se pro-
2001, párr. 80; y caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri vs. Perú, fondo, reparaciones y costas,
sentencia del 8 de julio de 2004, párr. 237.
41 Caso De la Cruz Flores vs. Perú, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 18 de noviem-
versa naturaleza para asegurar el respeto y la garantía de los derechos y libertades que acoge
el mismo instrumento; esto entraña, asimismo, la remoción de prácticas y obstáculos que se
opongan a ese propósito.
43 García Ramírez, La Corte Interamericana…, cit., pp. 307 y ss.
REPARACIONES DE FUENTE INTERNACIONAL 183
del 7 de septiembre de 2004, párr. 257; caso del Penal Miguel Castro Castro vs. Perú, fondo, repa-
raciones y costas, sentencia del 25 de noviembre de 2006, párr. 347.
46 Caso Montero Aranguren y otros (Retén de Catia) vs. Venezuela, excepción preliminar, fondo,
reparaciones y costas, sentencia del 5 de julio de 2006, párr. 139; caso del Caracazo vs. Venezuela,
reparaciones y costas, sentencia del 29 de agosto de 2002, párr. 118; caso Bámaca Velásquez vs.
Guatemala, reparaciones y costas, sentencia del 22 de febrero de 2002, párr. 77, y caso de la
Masacre de las Dos Erres vs. Guatemala…, cit., párr. 149.
47 Caso Servellón García y otros vs. Honduras, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 21
de septiembre de 2006, párrs. 76 y 153; caso Velásquez Rodríguez, fondo…, cit., párr. 181; caso
González y otras (“Campo Algodonero”) vs. México, excepción preliminar, fondo, reparaciones y
costas, sentencia del 16 de noviembre de 2009, párrs. 454 y 455. Este derecho ha sido consig-
nado también por el derecho internacional. Véase, por ejemplo, United Nations Human Rights
Committee, Quinteros v. Uruguay Communication No. 107/198, decision of 21 July 1983; Naciones
Unidas, Comisión de Derechos Humanos, Subcomisión de Prevención de Discriminaciones
y Protección a las Minorías, 49o. periodo de sesiones, Informe final revisado acerca de la cuestión
de la impunidad de los autores de violaciones de los derechos humanos (derechos civiles y políticos) preparado
por L. Joinet, UN General Assembly Doc. E/CN.4/Sub.2/1997/20/Rev.1; Naciones Uni-
das, Comisión de Derechos Humanos, Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y
Protección a las Minorías, 45o. periodo de sesiones, Estudio relativo al derecho de restitución, in-
demnización y rehabilitación a las víctimas de violaciones flagrantes de los derechos humanos y las libertades
fundamentales, Informe definitivo presentado por Theo van Boven, Relator especial, E/CN.4/
Sub. 2/1993/8. Citado en Caso Trujillo Oroza vs Bolivia…, cit., párr. 114.
184 SERGIO GARCÍA RAMÍREZ
previa, y la ley suprema del Estado, que permitía esta restricción.49 En aten-
ción al principio de legalidad penal, se dispuso la revisión de normas sobre
pena de muerte,50 tipificación del terrorismo51 y la desaparición forzada,52
exclusión de la peligrosidad,53 rechazo de la tipificación penal de conductas
justificadas: acto médico,54 restricción de la jurisdicción militar a asuntos
relacionados con bienes jurídicos de esta materia y con personas que for-
men parte efectiva de las fuerzas armadas.55 Se exigió la exclusión legal de
49 Caso “La Última Tentación de Cristo” (Olmedo Bustos y otros) vs. Chile, fondo, reparaciones y
costas, sentencia del 5 de febrero de 2001, párrs. 89, 96-98 y punto resolutivo 4.
50 Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros vs. Trinidad y Tobago, fondo, reparaciones y cos-
tas, sentencia del 21 de junio de 2002, párrs. 211 y 212 y punto resolutivo 8, y caso Dacosta
Cadogan vs. Barbados, excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 24
de septiembre de 2009, párrs. 101-105.
51 Caso Castillo Petruzzi y otros vs. Perú, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 30 de
mayo de 1999, punto resolutivo 14, y caso Lori Berenson Mejía vs. Perú, fondo, reparaciones y
costas, sentencia del 25 de noviembre de 2004, párrs. 218-222 y 225.
52 Caso Trujillo Oroza vs. Bolivia, reparaciones y costas, sentencia del 27 de febrero de 2002,
párr. 102; caso Radilla Pacheco vs. México, excepciones preliminares, fondo, reparaciones y cos-
tas, sentencia del 23 de noviembre de 2009, párr. 344 y punto resolutivo 11.
53 Caso Fermín Ramírez vs. Guatemala, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 20 de
tencia del 16 de agosto de 2000, párr. 117; caso Cantoral Benavides vs. Perú, fondo, sentencia
del 18 de agosto de 2000, párr. 112; caso Las Palmeras vs. Colombia, fondo, sentencia del 6 de
diciembre de 2001, párr. 51; caso 19 Comerciantes vs. Colombia, fondo, reparaciones y costas,
sentencia del 5 de julio de 2004, párr. 165; caso Lori Berenson Mejía vs. Perú, fondo…, cit., párr.
142; caso de la Masacre de Mapiripán vs. Colombia, fondo, reparaciones y costas, sentencia del
15 de septiembre de 2005, párr. 202; caso Palamara Iribarne vs. Chile, fondo, reparaciones y
costas, sentencia del 22 de noviembre de 2005, párrs. 124 y 132; caso de la Masacre de Pueblo
Bello vs. Colombia, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 31 de enero de 2006, párr. 189;
caso Almonacid Arellano y otros vs. Chile, excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas,
sentencia del 26 de septiembre de 2006, párr. 131; caso La Cantuta vs. Perú, fondo, reparaciones
y costas, sentencia del 29 de noviembre de 2006, párr. 142; caso de la Masacre de la Rochela vs.
Colombia, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 11 de de mayo de 2007, párr. 200; caso
Escué Zapata vs. Colombia, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 4 de julio de 2007, párr.
105; caso Tiu Tojín vs. Guatemala, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 26 de noviembre
de 2008, párr. 118; caso Radilla Pacheco vs. México, excepciones preliminares…, cit., párr. 272;
caso Fernández Ortega y otros vs. México, excepción preliminar, fondo, reparaciones y costas,
sentencia del 30 de agosto de 2010, párr. 176; caso Rosendo Cantú y otra vs. México…, cit., párr.
160; caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México, excepción preliminar, fondo, reparaciones
y costas, sentencia del 26 de noviembre de 2010, párr. 197. En la sentencia del caso Usón
Ramírez vs. Venezuela, excepción preliminar, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 20 de
noviembre de 2009, párrs. 547 y ss., la CorteIDH señala: “Para que se respete el derecho al
juez natural, el Tribunal ha señalado que no basta con que la ley establezca previamente cuál
será el tribunal que atenderá una causa y que le otorgue competencia a éste (caso Palamara
186 SERGIO GARCÍA RAMÍREZ
Iribarne…, cit., párr. 125). Dicha ley, al otorgar competencias en el fuero militar y al deter-
minar las normas penales militares aplicables en dicho fuero, debe establecer claramente y
sin ambigüedad: a) quiénes son militares, únicos sujetos activos de los delitos militares; b)
cuáles son las conductas delictivas típicas en el especial ámbito militar; c) la conducta ilícita
a través de la descripción de la lesión o puesta en peligro de bienes jurídicos militares grave-
mente atacados, que justifiquen el ejercicio del poder punitivo militar, y d) la correspondiente
sanción, teniendo en cuenta el principio de proporcionalidad. Las autoridades que ejercen
la jurisdicción penal militar, al aplicar las normas penales militares e imputar a un militar
de un delito, también deben regirse por el principio de legalidad y, entre otras, constatar la
existencia de todos los elementos constitutivos del tipo penal militar, así como la existencia o
inexistencia de causales de exclusión del delito (caso Palamara Iribarne…, cit., párr. 126)”.
56 Caso Caesar vs. Trinidad y Tobago, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 11 de marzo
de 2005, párr. 134; y caso Suárez Rosero vs. Ecuador, fondo, sentencia del 12 de noviembre de
1997, párrs. 97-99.
58 Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs. Nicaragua…, cit., párr. 164; caso Co-
munidad Indígena Yakye Axa vs. Paraguay, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 17 de junio
de 2005, párr. 225; caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa vs. Paraguay, fondo, reparaciones y
costas, sentencia del 29 de marzo de 2006, párrs. 210-235.
59 Caso Herrera Ulloa vs. Costa Rica, excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas,
sentencia del 26 de mayo de 2001, cit., párr. 98; caso Bulacio vs. Argentina, fondo, reparaciones
y costas, sentencia del 18 de septiembre de 2003, párrs. 139-144.
61 Caso Yatama vs. Nicaragua, excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas, sen-
tencia del 23 de junio de 2005, párrs. 254-260; caso Castañeda Gutman vs. México, excepciones
preliminares, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 6 de agosto de 2008, párrs. 227-231.
REPARACIONES DE FUENTE INTERNACIONAL 187
62 Tiempo atrás lo denominé “deber de justicia penal”. Cfr. mi voto razonado con respec-
to al caso Benavides Cevallos, en Temas de la jurisprudencia de derechos humanos. Votos particulares…,
cit., p. 172. Sin embargo, esa obligación puede poseer dimensiones que desbordan la materia
penal.
63 Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras, interpretación de la sentencia de excepción
preliminar, fondo y reparaciones, sentencia del 26 de noviembre de 2003, párr. 186; caso
Servellón García y otros vs. Honduras…, cit. párr. 119.
64 Es explícito sobre este punto el artículo 8 de la Convención Interamericana para Pre-
la…, cit., párr. 130; caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros vs. Trinidad y Tobago…, cit., párrs.
211-214.
67 Caso Castillo Petruzzi y otros vs. Perú…, cit., párrs. 218-221; caso Herrera Ulloa vs. Costa
68 Caso de las Hermanas Serrano Cruz vs. El Salvador, fondo, reparaciones y costas, sentencia
del 1o. de marzo de 2005, párrs. 194 y 195, y caso Molina Theissen vs. Guatemala, reparaciones
y costas, sentencia del 3 de julio de 2004, punto resolutivo 8 y párr. 116. bis. La Corte ha
establecido igualmente: “El Estado deberá crear, dentro de un plazo razonable, una base de
datos unificada entre todas las instituciones involucradas en la investigación, identificación
y sanción de los responsables por las muertes violentas de niños y jóvenes en situación de
riesgo”. Caso Servellón García y otros vs. Honduras…, cit., párr. 203.
69 Caso Anzualdo Castro vs. Perú, excepción preliminar, fondo, reparaciones y costas, sen-
tencia del 22 de septiembre de 2009, párr. 219; caso Dacosta Cadogan vs. Barbados…, cit., párr.
100; caso Neira Alegría y otros vs. Perú, reparaciones y costas, sentencia del 19 de septiembre de
1996, párr. 56; caso De la Masacre de las Dos Erres vs. Guatemala…, cit., párr. 290.
70 Caso Cantoral Benavides vs. Perú, reparaciones y costas…, cit., párr. 81, y caso de la Masacre
de las Dos Erres vs. Guatemala…, cit., párr. 261. Cfr. al respecto mi comentario ante las instancias
políticas de la OEA, en García Ramírez, La Corte Interamericana…, cit., pp. 167-169.
71 Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs. Nicaragua, reparaciones…, cit., pá-
rrs. 138, 164 y 173.3 y punto resolutivo 4; caso del Pueblo Saramaka. vs. Surinam, excepciones
preliminares, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 28 de noviembre de 2007, parrs.
101, 115, 129-137,143, 147, 155, 157, 158 y, puntos resolutivos, 5, 7 y 10; caso Comunidad
Indígena Yakye Axa Vs. Paraguay, fondo…, cit., 215-217.
72 Caso Las Palmeras vs. Colombia, fondo…, cit., párr. 37; y caso González y otras (“Campo Algo-
Plan de Sánchez vs. Guatemala, reparaciones y costas, sentencia del 19 de noviembre 2004, párrs.
109-11 y 117; caso del Pueblo Saramaka. vs. Surinam, excepciones preliminares..., cit., párr. 201.
74 Caso Aloeboetoe y otros vs. Surinam, reparaciones…, cit., párr. 96 y punto resolutivo 5.
75 Caso de la Comunidad Mayagna (Sumo) Awas Tingni vs. Nicaragua…, cit., párr. 167 y punto
resolutivo 6.
76 Caso “Instituto de Reeducación del Menor” Vs. Paraguay, excepciones preliminares, fondo,
reparaciones y costas, sentencia del 2 de septiembre de 2004, párrs. 316 y 317, así como
punto resolutivo 11.
REPARACIONES DE FUENTE INTERNACIONAL 189
77 Caso Masacre Plan de Sánchez vs. Guatemala…, cit., párrs. 104 y 117.
78 Caso Durand y Ugarte vs. Perú, reparaciones y costas, sentencia del 3 de diciembre de
2001, párr. 38 y punto resolutivo 3.
79 Caso Masacre Plan de Sánchez…, cit., párr. 117, y caso de las Masacres de Ituango vs. Colombia,
excepción preliminar, fondo, reparaciones y costas, sentencia de 1o. de julio de 2006, párr. 407.
80 Caso “Instituto de Reeducación del Menor” vs. Paraguay…, cit., párr. 321.
81 Caso Tibi vs. Ecuador, excepciones preliminares…, cit., párrs. 263 y 264; caso Bulacio vs.
Argentina…, cit., párr. 136; caso Claude Reyes y otros vs. Chile, fondo, reparaciones y costas, sen-
tencia del 19 de septiembre de 2006, párr. 163; caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez. vs. Ecuador,
excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 21 de noviembre de
2007, párr. 272 y 273; caso González y otras (“Campo Algodonero”) vs. México…, cit., punto resolu-
tivo 22.
82 Caso Servellón García y otros vs. Honduras…, cit.
83 Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros vs. Trinidad y Tobago…, cit., parr. 217; caso Fermín
Ramírez vs. Guatemala…, cit., párr. 130 f); caso Caesar vs. Trinidad y Tobago…, cit., párr. 134.
84 Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros), reparaciones…, cit., párr. 103;
caso Kawas Fernández vs. Honduras, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 3 de abril de
2009, párr 206; caso Myrna Mack Chang, sentencia del 25 de noviembre de 2003, párr. 286;
caso 19 Comerciantes vs. Colombia, fondo…, cit., párr. 272; caso Trujillo Oroza, reparaciones…,
cit., párr. 122.
85 Caso de las Hermanas Serrano Cruz vs. El Salvador…, cit., párr. 196.
86 Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri vs. Perú…, cit., párr. 238 y punto resolutivo 13, y
caso de las Niñas Yean y Bosico vs. República Dominicana, excepciones preliminares, fondo, repara-
ciones y costas, sentencia del 8 de septiembre de 2005, párr. 239-241 y punto resolutivo 8.
87 Caso Comunidad Indígena Yakye Axa vs. Paraguay, fondo…, cit., párr. 221; caso Masacre Plan
de Sánchez vs. Guatemala, reparaciones…, cit., párr. 110, y caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa
vs. Paraguay…, cit., párr. 230.
88 Caso 19 Comerciantes vs. Colombia, cit., párr. 280; y caso “Instituto de Reeducación del Menor”
vs. Paraguay…, cit., párrs. 318-320 y 324, así como puntos resolutivos 12 y 15.
190 SERGIO GARCÍA RAMÍREZ
ción para proteger a los niños y a los jóvenes;89 entrega o reposición de ar-
chivos electrónicos intervenidos;90 difusión pública de derechos de personas
sujetas a atención médica;91 medidas de seguridad a favor de desplazados
que decidan retornar a sus lugares de origen o residencia,92 etcétera.
89 Caso Servellón García y otros vs. Honduras…, cit., párrs. 201, 202 y 220.
90 Caso Claude Reyes y otros vs. Chile, fondo…, cit., párrs. 157-159.
91 Caso Albán Cornejo y otros. vs. Ecuador, fondo, reparaciones y costas, sentencia del 22 de
Cfr., asimismo, Gómez Robledo Verduzco, Alonso, Derechos humanos en el sistema interamericano,
REPARACIONES DE FUENTE INTERNACIONAL 191
timó que el Estado solicitante de opinión se constituye en parte del procedimiento consultivo,
por lo que debe estar a lo previsto para quienes tienen esa condición. Cfr. Sala Constitucio-
nal de la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica, “Voto 2313-95 del 9 de mayo de 1995.
Caso Acción de Inconstitucionalidad contra el artículo 22 de la Ley Orgánica del Colegio
de Periodistas”, Diálogo Jurisprudencial. Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Tribunales
Nacionales. Corte Interamericana de Derechos Humanos, México, núm. 1, julio-diciembre de 2006,
pp. 27 y ss.
192 SERGIO GARCÍA RAMÍREZ
práctica nacionales), la opinión consultiva OC-17/02, del 28 de agosto de 2002, sobre “Con-
dición jurídica y derechos humanos del niño”, que debiera ser cuidadosamente reexaminada
en el plano interno para el buen entendimiento de las reformas al artículo 18 constitucional,
de 2005, a propósito de justicia para adolescentes, entre otros extremos.
100 Señala la Convención: “El fallo de la Corte será definitivo e inapelable…” (artículo
ricana contiene los siguientes términos: 1. “Los Estados Unidos Mexicanos reconocen como
obligatoria de pleno derecho, la competencia contenciosa de la Corte Interamericana de De-
rechos Humanos, sobre los casos relativos a la interpretación o aplicación de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, de conformidad con el artículo 62.1 de la misma, a
excepción de los casos derivados de la aplicación del artículo 33 de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos”. 2. La aceptación es aplicable a hechos o actos posterio-
res a la fecha de depósito del reconocimiento. 3. La aceptación de competencia “se hace
con carácter general” y tendrá vigencia hasta un año después de que México la denuncie.
Glosemos: ¿denunciado qué?: ¿la Convención? ¿La competencia? En criterio de la Corte In-
REPARACIONES DE FUENTE INTERNACIONAL 193
1o., así como las consideraciones de la Corte Interamericana en la opinión consultiva OC-
16/99…, cit., párrs. 76 y ss. y 1-2 de la parte resolutiva.
104 En mi concepto, se requería mayor precisión en el texto constitucional, para resolver
de manera clara y directa, sin espacio para dudas inquietantes o perturbadoras, el proble-
ma largamente planteado: en caso de colisión, ¿prevalece la Constitución o el tratado de
derechos humanos? Debimos optar por una solución explícita, como las contenidas en las
Constituciones de Argentina, Colombia, Venezuela, Guatemala o Bolivia, diferentes entre
sí, pero todas conducentes al reconocimiento del rango constitucional de las disposiciones
internacionales sobre derechos humanos o a la franca prevalencia de éstas con respecto al
orden jurídico interno. Cfr. García Ramírez, “Admisión de la competencia contenciosa…”,
en García Ramírez y Castañeda (coords.), Recepción nacional del derecho internacional…, cit., p. 33.
194 SERGIO GARCÍA RAMÍREZ
Dejo fuera el primer caso llevado ante la Corte, que culminó en sentencia
de incompetencia (ratione temporis),105 y aludiré sólo a los supuestos de sen-
tencias declarativas de violaciones y condenatorias a reparaciones, que no
son pocos si se considera el conjunto de sentencias dictadas por el tribunal
supranacional y el tiempo en que se ha ejercido la competencia contenciosa
relativa a México.
En la sentencia del caso Castañeda Gutman, primero en que la Corte se
pronunció en materia de reparaciones a cargo del Estado mexicano,106 este
tribunal dispuso varias medidas. Además de indemnización, gastos y costas
y publicación de la sentencia —que son consecuencias ordinarias de la vio-
lación de derechos—, requirió al Estado la adecuación del derecho interno
a la Convención Americana para garantizar a los ciudadanos la posibilidad
—que en la especie no existió— de cuestionar la constitucionalidad de nor-
mas relativas al voto pasivo. La Corte no hizo condena en lo relativo a la
adopción de la figura de candidatos independientes. Entendió que el Estado
podía establecer el régimen electoral que considerase pertinente dentro del
marco de la democracia representativa y conforme a las necesidades histó-
ricas, políticas, sociales y culturales en esta materia, que pueden variar de
una sociedad a otra, e incluso en una misma comunidad a través de diversas
etapas de la vida colectiva.
Aun cuando la Corte Interamericana reconoció este margen nacional
de regulación en materia electoral, ingresó en la reflexión contemporánea
—que se ejerce en un ámbito de crisis— sobre
105 Caso Alfonso Martín del Campo Dodd vs. Estados Unidos Mexicanos, excepciones prelimina-
res, sentencia de 3 de septiembre de 2004.
106 Caso Castañeda Gutman vs. México, excepciones preliminares…, cit. Sobre este litigio,
véase Ferrer Mac-Gregor, Eduardo y Silva García, Fernando (coaut.), El caso Castañeda ante
la Corte Interamericana de derechos humanos; la primera sentencia internacional condenatoria en contra del
Estado mexicano, México, Porrúa-UNAM, 2009.
107 Ibidem, párr. 204.
REPARACIONES DE FUENTE INTERNACIONAL 195
108 Caso Castañeda Gutman vs. México, supervisión de cumplimiento de sentencia, resolución
servidores públicos, y sobre todo —he aquí una expresión notable del ca-
rácter que revisten las reparaciones dispuestas por la Corte, con pretensión
integral o estructural— la disposición de que el Estado lleve adelante ac-
ciones diversas conducentes a remover los estereotipos sobre el papel social
de las mujeres, que acarrean discriminación y victimación. Ya no se trata
solamente, pues, de atenciones directas relacionadas con las víctimas —su-
pervivientes y familiares en demanda de justicia—, sino con la prevención
general de conductas lesivas.
La Corte Interamericana emitió una sentencia condenatoria en el caso
Radilla Pacheco,112 concerniente a una desaparición forzada ocurrida en
1974, que también ha atraído, por diversos motivos, el interés nacional e
internacional, y que pone en relieve las características y la profundidad de
las consecuencias jurídicas de fuente internacional por violación de dere-
chos humanos. Se examinó y desacreditó una declaración interpretativa de
México, que procuraba excluir el conocimiento del tema. Quedó estableci-
do, nuevamente, que la desaparición forzada implica un ilícito de carácter
continuo o permanente, que no cesa hasta que se conoce el paradero o el
destino de la víctima, y que por ello es enjuiciable (internacional y penal-
mente) durante todo el tiempo de ejecución. De aquí, como de otros casos
correspondientes a México y a diversos países, proviene una “enseñanza”
sobre la viabilidad de declaraciones y reservas que pudieran contravenir el
ejercicio natural de la jurisdicción o el objeto y fin de un tratado.
En este mismo orden de consideraciones, la Corte desechó la reserva
formulada por el Estado mexicano a propósito del fuero de guerra, cuan-
do ratificó la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de
Personas.113 El tribunal dispuso —por primera vez en lo que corresponde
a México, pero siguiendo una jurisprudencia constante, invariable, estable-
cida en otros casos, desde hace varios años, como se dijo supra— la modi-
ficación del ordenamiento castrense a efecto de acotar los límites materia-
114 Se puede consultar la iniciativa (que sólo excluye de la jurisdicción militar los casos
de tortura, desaparición y violación sexual) en el sitio de la Gaceta del Senado, Gaceta 161, 19 de
octubre de 2010, en www.senado.gob.mx/index.php?ver=sp&mn=2&id=5723&lg=61.
115 Caso Fernández Ortega y otros vs. México, excepción preliminar..., cit.
198 SERGIO GARCÍA RAMÍREZ
116 Me refiero a los votos razonados que emití para las sentencias de los casos Myrna Mack
Chang y Tibi. Esta atención inicial al tema del control de convencionalidad ha sido mencio-
nada por otros tratadistas: así, cfr. Rey Cantor, Ernesto, Control de convencionalidad de las leyes y
derechos humanos, México, Porrúa, 2008, pp. 46 y 167-171, y Hitters, Juan Carlos, “Control
de constitucionalidad y control de convencionalidad. Comparación”, La Ley, Buenos Aires,
27 de julio de 2009, pp. 1-5. Cfr. igualmente mi voto razonado en el caso Trabajadores Cesados del
Congreso (Aguado Alfaro y otros) vs. Perú…, cit.
117 “La Corte es consciente que los jueces y tribunales internos están sujetos al imperio
de la ley y, por ello, están obligados a aplicar las disposiciones vigentes en el ordenamiento
jurídico. Pero cuando un Estado ha ratificado un tratado internacional como la Convención
Americana, sus jueces, como parte del aparato del Estado, también están sometidos a ella,
lo que les obliga a velar porque los efectos de las disposiciones de la Convención no se vean
mermadas por la aplicación de leyes contrarias a su objeto y fin, y que desde un inicio ca-
recen de efectos jurídicos. En otras palabras, el Poder Judicial debe ejercer una especie de
‘control de convencionalidad’ entre las normas jurídicas internas que aplican en los casos
concretos y la Convención Americana sobre Derechos Humanos. En esta tarea, el Poder
Judicial debe tener en cuenta no solamente el tratado, sino también la interpretación que del
mismo ha hecho la Corte Interamericana, intérprete última de la Convención Americana”.
Caso Almonacid Arellano y otros vs. Chile, excepciones preliminares…, cit., párr. 124.
118 Caso Rosendo Cantú y otra vs. México, supervisión de cumplimiento de sentencia, resolu-
119 Caso Cabrera García y Montiel Flores vs. México, excepción preliminar…, cit.
ANÁLISIS SOBRE LOS ASPECTOS DE LA REFORMA
CONSTITUCIONAL RELACIONADOS CON EL ÁMBITO
INTERNACIONAL (ASILO Y REFUGIO)
201
202 Ricardo J. Sepúlveda I.
Unión hizo la declaratoria correspondiente, una vez que el 4 de mayo se reunieron la mayo-
ría de votos de las legislaturas de los estados. Cfr. Gaceta Legislativa del 5 de mayo de 2011.
2 La información relativa a los trabajos de la CENCA (Comisión Ejecutiva de Negocia-
Derechos Humanos, elaborada por las Organizaciones de la Sociedad Civil y por Académicas y Académicos
especialistas en Derechos Humanos. Dicha publicación se puede consultar en http://www.hchr.org.
mx/files/doctos/Libros/propuestareformaconst.pdf (consulta hecha el 31 de mayo de 2011).
204 Ricardo J. Sepúlveda I.
Este esquema que planteamos, como visión personal, nos permite ver
que existen otras disposiciones que no encuadran debidamente en algunos
de los temas, y que por lo mismo no las consideramos como parte de las ba-
ses del sistema, pero que se incorporaron a la iniciativa por distintas causas
y motivos (dentro de ellas se encuentran las que son materia específica de
este ensayo, que son las figuras de asilo y refugio, incluidas en la reforma al
artículo 11).
Esta posición no quiere decir que no se trate de reformas importantes ni
mucho menos que no hubiera razones de peso para incluirlas; simplemente
4 De manera explícita estamos incluyendo la reforma constitucional en materia de am-
paro, ya que aunque no formó parte de la reforma en materia de derechos humanos al final,
sí lo fue durante la primera etapa, y posteriormente siguió su propio curso. De cualquier
forma, por tratarse de materias íntimamente relacionadas nos parece importante incluirlas
dentro de este análisis.
ANÁLISIS SOBRE LOS ASPECTOS DE LA REFORMA CONSTITUCIONAL 205
Nos corresponde ahora analizar por qué se incluyó una reforma al ar-
tículo 11 de la Constitución en materia de asilo y refugio si, como dijimos,
no se buscaba hacer una reforma sobre derechos específicos, sino sobre los
principios y sobre la estructura de reconocimiento y protección de derechos
humanos en la Constitución.
Ante este cuestionamiento, hemos de reconocer las dificultades que sig-
nifica distinguir, en un proceso aún tan fresco y cercano, todos los factores
que influyeron, y poder discernir las causas que verdaderamente produje-
ron efectos. Con esta salvedad, intentaremos dar nuestra versión de lo su-
cedido, procurando tomar en cuenta todos los factores que incidieron en su
inclusión.
En este apartado no nos interesa analizar el contenido específico; es de-
cir, el porqué del texto concreto y final que se adoptó, sino simplemente la
decisión general de incluir el tema de asilo y refugio en la reforma.
208 Ricardo J. Sepúlveda I.
mexicano en caso de tener un temor fundado de persecución de que sus derechos humanos
sean violados. Toda persona de nacionalidad mexicana tiene el derecho de buscar y recibir
asilo”.
7 El texto del dictamen respectivo se puede consultar en la Gaceta Legislativa de la Cáma-
humanos, donde el curso que siguió cada una de las propuestas puede ser
materia de análisis en específico, ya que existían puntos prioritarios y otros
secundarios (que no significa que fueran de poca importancia) que no for-
maban parte del núcleo central de la reforma, pero que sin duda, al ser in-
cluidos, hacen que la misma amplié su alcance y se avance en el proceso de
la necesaria revisión integral que necesita nuestra Constitución en el tema
de los derechos humanos.
mienda la lectura del estudio publicado por Somohano, Katya, “Hacia un nuevo marco
jurídico. La iniciativa de Ley sobre Refugiados y Protección Complementaria”, El refugio en
México. Entre la historia y los desafíos contemporáneos, México, Secretaría de Gobernación, Comi-
sión Mexicana de Ayuda al Refugiado, 2011, pp. 84 y ss.
212 Ricardo J. Sepúlveda I.
lizaremos. Ante esto, sólo queda por reiterar la importancia que tiene que
existan mejores mecanismos de coordinación entre las distintas comisiones
de una Cámara, y, por supuesto, que se fortalezca la capacidad de trabajar
en conferencia entre Cámaras, para mejorar la legislación producida por
nuestro Poder Legislativo.
Continuando con el tema de los contenidos de la reforma al artículo 11,
presentamos el siguiente cuadro, que nos permite dar seguimiento al curso
que siguieron las modificaciones al texto:10
económica no da lugar a los supuestos que pueden hacer surgir el derecho de asilo; sin em-
bargo, es claro que ambos fenómenos se encuentran en las políticas que generan los Estados
para atender los flujos de personas que llegan a su territorio. Cfr. opinión de Galindo Vélez,
Francisco, “Introducción. Resumen del derecho de los refugiados”, Principios y criterios relati-
vos a refugiados y derechos humanos, México, Comisión Nacional de los Derechos Humanos, en
coedición con Oficina del Alto Comisionado para los Refugiados y Universidad Iberoame-
ricana, p. 27. Sobre la vinculación de ambos fenómenos puede acudirse también al estudio
de Rodríguez Chávez, Ernesto, “Asilo, refugio y otras formas de protección humanitaria
en el México del siglo XXI”, El refugio en México, entre la historia y los desafíos contemporáneos,
México, Secretaría de Gobernación, Comisión Mexicana de Ayuda al Refugiado, 2011, pp.
69 y ss.
ANÁLISIS SOBRE LOS ASPECTOS DE LA REFORMA CONSTITUCIONAL 215
argumenta a favor del nuevo texto.12 Aquí hay un punto digno de observar-
se, ya que este es uno más de los aspectos en los que el procedimiento segui-
do para la modificación constitucional tuvo algunas particularidades, que lo
hicieron distanciarse de lo establecido por el artículo 72 de la Constitución.
En este caso la variación se refiere a que si, como sucedió, la propuesta he-
cha en la iniciativa que surgió de la cámara de origen fue aprobada por la
Cámara revisora en sus términos, ese punto no podía ya tocarse, porque en
ello había acuerdo parlamentario pleno; sin embargo, la Cámara de Dipu-
tados reformuló su propuesta y varió el texto del párrafo segundo.
El único aspecto que había merecido alguna expresión en los textos
de las Cámaras había sido el último párrafo respecto a que “la ley regula-
rá su procedencia y excepciones”, por la preocupación de que esto fuera
a suponer una conculcación del derecho; no obstante, siendo plenamente
coherente con los principios del derecho internacional, corresponde a la ley
regular el procedimiento y, por tanto, la procedencia y excepciones, lo que nunca
puede suponer la denegación del derecho. Así lo expresó el Senado al reci-
bir y aprobar la minuta de diputados en su primera versión:
diputados.gob.mx/
13 Dictamen, Gaceta del Senado, 8 de abril de 2010.
216 Ricardo J. Sepúlveda I.
b) Hace una distinción entre las causas por las que debe otorgarse asilo
y refugio.
c) Reconoce el derecho de solicitar asilo y el de recibir refugio.
En el anterior texto de propuesta se establecía solamente el derecho de
asilo, tomándolo en sentido amplio, con lo cual se reconocía explícitamente
el derecho a recibir el estatus de refugiado y, en los casos pertinentes, a so-
licitar asilo. Esta forma de reconocerlo era perfectamente concorde con la
regulación internacional, en la cual se acepta que el refugio pueda ser com-
prendido dentro del derecho de asilo.14
En cambio, el problema surge cuando se quiere dar un tratamiento si-
milar al asilo y al refugio, ya que se trata de instituciones diferentes, una de
las cuales (el refugio), es un derecho, y no así el asilo, que es un acto discre-
cional de la autoridad.15
El problema se ahonda cuando incluso se señalan equivocadamente las
causas en las que puede proceder uno y otro, señalando que el asilo procede
por causas políticas, y el refugio, por causas humanitarias. Ésta es la parte
en la que más se aleja el texto constitucional de la regulación internacional.
Primeramente porque el refugio puede proceder por persecución política,
tal como los señala la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados (artí-
culo 1, A. 2),16 y por supuesto que no son razones de carácter humanitario
las que dan lugar a la concesión de la calidad de refugiado.17
El detalle al que pretendió entrar la reforma genera muchas confusio-
nes y se contrapone a la regulación internacional de la que México es parte.
Esta contradicción se da incluso entre el texto de la Constitución y la Ley
para Refugiados y Protección Complementaria, que está perfectamente ar-
monizada con el orden jurídico internacional.
14 Al respecto, puede consultarse la opinión de Galindo Vélez, Francisco, op. cit., pp. 38-40.
15 En el caso del asilo, no obstante que en algunos instrumentos internacionales se le da
inmigración, conforme los prevé la Ley General de Población, por razones humanitarias.
Esto define claramente la separación entre el refugio y el tratamiento migratorio por razones
humanitarias.
ANÁLISIS SOBRE LOS ASPECTOS DE LA REFORMA CONSTITUCIONAL 217
18 Esta labor fue realizada de manera muy plausible y meritoria por organizaciones de la
sociedad civil y por la Oficina en México de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para
los Derechos Humanos.
19 Gaceta Legislativa de la Cámara de Diputados del 15 de diciembre de 2010.
218 Ricardo J. Sepúlveda I.
Quizá la pista que nos pueda servir para entender este giro en la reforma
está en el hecho de que se cita como fuente las disposiciones, vigentes en ese
momento, de refugio y asilo en la Ley General de Población, ya que al final
de la argumentación se dice que “[d]e conformidad con el criterio estable-
cido en el marco internacional anteriormente citado, así como en la regula-
ción de nuestro país, estas Comisiones Unidas consideran viable realizar la
modificación propuesta”.20
En cuanto a las posibles soluciones que se pueden vislumbrar para sal-
var estas contradicciones, éstas pueden estar en los principios que contiene
la reforma en el artículo 1o. (nos referimos a la incorporación de las normas
internacionales a rango constitucional, al principio pro persona y al principio
de interpretación conforme). A través de estas disposiciones pueden salvar-
se las limitaciones que, conforme a los términos actuales de la reforma, se
aplicarían al refugio, y se podría dar entrada así a la normativa internacio-
nal. Mas no puede pasarse por alto que se trata de una situación anormal,
donde lo que debería proceder sería la modificación de la disposición cons-
titucional y su adecuación a los estándares de mayor protección.
VI. Conclusiones
20 Idem.
ANÁLISIS SOBRE LOS ASPECTOS DE LA REFORMA CONSTITUCIONAL 219
VII. Bibliografía