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JESÚS QUIERE SALVAR A LOS CRISTIANOS
ROB BELL UN MANIFIESTO PARA LA

DON GOLDEN IGLESIA EN EL EXILIO
La misión de Editorial Vida es ser la compañía líder en comunicación cristiana que satisfa-
ga las necesidades de las personas, con recursos cuyo contenido glorifique a Jesucristo y
promueva principios bíblicos.

Edición en español publicada por
Editorial Vida – 2009
Miami, Florida
©2009 por Bob Bell y Don Golden

Originally published in the USA under the title:
Jesus Wants to Save Christians
Copyright © 2008 Rob Bell y Don Golden
Published by permission of Zondervan, Grand Rapids, Michigan 49530
Traducción: Silvia Palacio de Himitian

Edición: Orville E. Swindoll
Diseño Interior: Words for the World, Inc.
Diseño de cubierta: Flannel
Adaptación Cubierta: Cathy Spee
RESERVADOS TODOS LOS DERECHOS. A MENOS QUE SE INDIQUE LO CONTRARIO,

EL TEXTO BÍBLICO SE TOMÓ DE LA SANTA BIBLIA NUEVA VERSIÓN INTERNACIONAL.
© 1999 POR LA SOCIEDAD BÍBLICA INTERNACIONAL.
ISBN: 978-0-8297-5580-0
CATEGORÍA: Vida cristiana / General
IMPRESO EN ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA

PRINTED IN THE UNITED STATES OF AMERICA
09 10 11 12 ❖ 6 5 4 3 2 1
CONTENIDO
INTRODUCCIÓN A LA INTRODUCCIÓN 5
INTRODUCCIÓN DISPARADORES DE RÁFAGAS DE AIRE

Y GUANTES DE GOMA 9
CAPÍTULO UNO EL GRITO DE LOS OPRIMIDOS 19
CAPÍTULO DOS DESCUELGUEN SUS ARPAS 49
CAPÍTULO TRES EL OTRO HIJO DE DAVID 71
CAPÍTULO CUATRO AFRICANOS SIN GENITALES 87
CAPÍTULO CINCO BEBÉS NEGROS CON EL VIENTRE

HINCHADO, MAMÁS FUTBOLISTAS CON
ANTIDEPRESIVOS, Y LA MARCA DE
LA BESTIA 111
CAPÍTULO SEIS SANGRE EN LOS DINTELES DEL UNIVERSO 135
EPÍLOGO QUEBRANTADO Y DERRAMADO 163
NOTAS FINALES 175
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CAPÍTULO UNO
EL GRITO DE LOS OPRIMIDOS
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¿Es Éxodo el primer libro de la Biblia?
Bueno, sí, y, por supuesto, no.
No, porque el primer libro de la Biblia es Génesis. Por lo menos si una

persona la toma y comienza a leer desde la parte en que dice «Dios, en
el principio, creó los cielos y la tierra».
Y sí, porque muchos eruditos ven al Éxodo, el segundo libro de la

Biblia, como el libro en el que comienza la historia central de la
redención: la liberación de Egipto.1
Egipto, la superpotencia de sus días, es gobernada por el Faraón, que,

ante la amenaza que significa el creciente número de israelitas que hay
en el país, responde sometiéndolos a esclavitud. Tienen que trabajar
todos los días sin parar, fabricando ladrillos y construyendo edificios de
almacenamiento para el Faraón.2
Egipto es un imperio,
construido sobre las espaldas del trabajo esclavo de los israelitas,
ladrillo sobre
ladrillo sobre
ladrillo.
Pero inmediatamente después, en el libro de Éxodo se produce una

interrupción. Las cosas cambian. Y el cambio comienza cuando Dios
dice:
«Ciertamente he visto la opresión que sufre mi pueblo…»
«Han llegado a mis oídos los gritos desesperados…»
«Así que he descendido para librarlos…»
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CAPÍTULO UNO: EL GRITO DE LOS OPRIMIDOS
«He visto también cómo los oprimen los egipcios…»3
Un Dios que ve y oye. Un Dios que escucha el clamor. La palabra

hebrea que se usa aquí por clamor es sa’aq, y la encontramos a través
de toda la Biblia. Sa’aq es una expresión de dolor, el ay, el sonido que
emitimos cuando estamos heridos.4
Pero sa’aq también es una pregunta, una pregunta que surge del dolor
de la herida. ¿Dónde está la justicia? ¿Alguien ha visto esto? ¿Quién
vendrá en mi rescate? ¿Alguien ha escuchado eso? ¿O acaso estoy solo
aquí?
Sa’aq es lo que hace la sangre de Abel desde la tierra luego de ser

muerto por su hermano.
Los israelitas se encuentran oprimidos, están en aflicción, sufren; y

cuando claman, Dios escucha.
Este es un Dios que siempre escucha el clamor.
Eso resulta clave para entender quién es Dios: Dios siempre escucha el
clamor de los oprimidos.
El clamor inaugura la historia. Pone las cosas en marcha. Sacude las

cosas y las hace comenzar a moverse. El clamor es el catalizador, la
causa, la razón por la que se desarrolla una nueva historia.
Pero Dios en esa historia no se limita meramente a oír clamor. Dios hace
algo al respecto. El éxodo es la manera en que Dios responde al clamor.
Piense sobre su vida. ¿Cuáles son los momentos que lo han formado
más? Si tuviera que elegir solo dos de ellos, ¿cuáles serían? Me refiero a
períodos de transformación, momentos en los que sus ojos se abrieron,
en que tomó decisiones que afectaron el resto de su vida.
¿Cuántas de estas cosas sucedieron cuando usted sintió que llegaba al

final de la cuerda?
21
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¿O cuando notó que todo se venía abajo?
¿O cuando se vio confrontado con su impotencia?
¿O cuando estuvo dispuesto a admitir que su vida se había vuelto

inmanejable?
¿O cuando no le quedó otra cosa que clamar?
Para muchas personas es su clamor,
su desesperación,
su reconocimiento de la opresión,
lo que constituye el principio de su liberación.
Cuando estamos arriba, cuando el sistema funciona para nosotros,

cuando somos capaces de manejar nuestras vidas, ¿le queda algo a
Dios por hacer?
Pero el clamor… el clamor inaugura la historia de la redención. Esos

esclavos claman en Egipto, Dios escucha y sucede algo nuevo. Las cosas
ya no son como solían ser. Las cosas cambian.
Los esclavos son rescatados de la opresión de Egipto.
EGIPTO
En la Biblia Egipto es un lugar, un país, una nación en la que comienza

la historia. Pero hay mucho, mucho más. Para entender lo central que
resulta Egipto en cuanto al fluir de la historia bíblica, tenemos que
volver al punto introductorio de la Biblia: el jardín del Edén.
22
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EGIPTO
Se nos dice que Adán y Eva eligen ir por su propio camino, explorar
fuera de los límites que les ha puesto su hacedor y, como resultado, su
relación sufre. Esa historia es seguida inmediatamente por la historia en
la que su hijo Caín mata a su otro hijo, Abel.
Se produce una progresión rápida y dramática desde Adán y Eva

hasta sus hijos. Se pasa del comer un fruto al asesinato en solo una
generación. Las cosas se desintegran muy rápidamente.
No solo eso, sino que enseguida después del asesinato un

descendiente cercano de Caín, Lamec, eleva una elegía diciendo que
«Si Caín será vengado siete veces, setenta y siete veces será vengado
Lamec».5 La escalada de violencia social se vuelve tan intensa que un
pariente cercano de Caín dice que las cosas están once veces peor
de lo que eran antes. Entonces, en el capítulo 6 del Génesis, solo
unos pocos capítulos después del relato de Caín y Abel, descubrimos
que el mundo entero se dirige hacia la destrucción, a excepción de
un hombre y su familia. Luego, en el capítulo 11, la gente se reúne
para construir una torre, porque tienen la convicción que eso los
constituirá en dioses.
Lo que comenzó con dos personas y un poco de fruta
ha crecido hasta llegar al asesinato entre miembros de la misma familia,
23
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y se ha intensificado hasta llegar a convertirse en una civilización entera

reñida con Dios.
La historia conforma una progresión trágica: la naturaleza arruinada y

tóxica que había en el corazón de unos pocos seres humanos ahora se
ha extendido a la totalidad del mundo.
Lo que comenzó en un jardín está afectando ahora a todo el globo.
La expresión que indica esta condición es anti-reino.6
Está el reino de Dios: con la paz, el shalom,7 que Dios ha determinado

para todas las cosas. Y luego está aquello que sucede cuando
sociedades, sistemas e imperios enteros se oponen al deseo de Dios
para el mundo.
Imaginemos que una niña esclava que vive en Egipto le pregunta a

su papá por qué tiene una venda en el brazo. Él le dice que ha sido
golpeado por su amo ese día. Ella quiere saber por qué. Él le explica
que recientemente se han cambiado las cuotas de trabajo y que ahora
se le pide que haga la misma cantidad de ladrillos que antes, pero
que tiene que conseguir por sí mismo la paja.8 Le cuenta que está por
debajo de su producción de ladrillos y que por eso ha sido golpeado.
La niña entonces pregunta por qué su amo no lo dejó pasar, ¿por qué
golpearlo? El padre le explica que si no se alcanzan las cuotas , su amo
será también golpeado por el amo de él. Y si su amo no logra alcanzar
las cuotas, será golpeado por su supervisor, y así a través de toda la
cadena de mandos, hasta llegar al Faraón. El padre intenta hacer que
su hija comprenda que el castigo le vino a través de un hombre en
particular, su amo. Pero que su amo forma parte de un sistema mayor,
una compleja red de poder, violencia, industria y tecnología que
explota a la gente a fin de expandirse y beneficiarse.
La venda en el brazo de ese padre es a causa de una herida infligida por

un hombre y, sin embargo, proviene de todo un sistema de injusticia.
La familia de esa niña se enfrenta a una maldad que yace en el corazón
de los seres humanos y que se manifiesta sin restricciones hasta
24
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incrementar en fuerza al punto que ahora forma parte del mismo tejido
de esa cultura.
Eso es el anti-reino.
Egipto es un anti-reino.
Egipto es lo que sucede cuando el pecado crea mucha presión.
Egipto es lo que sucede cuando el pecado se estructura y se enquista

en la sociedad.
Egipto nos muestra lo fácilmente que la naturaleza humana se inclina a

usar el poder para preservar los privilegios a expensas de los débiles.
Imaginemos a esa niña haciéndole a su padre más preguntas, preguntas

que tengan que ver no solo con su vida en Egipto sino con su historia:
¿Cómo es que vinimos a parar aquí? Si somos israelitas, ¿por qué no
vivimos en Israel?
Imaginamos que a esa joven esclava se le cuenta la historia del Génesis,

que narra la manera en que se convirtieron en esclavos. La escalada de
violencia que comienza con aquellos dos primeros hijos culmina en el
capítulo 11, con la historia de la torre de Babel. ¿Y con qué construyen
la torre de Babel?
Con ladrillos.9
Esos esclavos en Egipto, obligados a hacer ladrillos todo el día,

comprenderían la historia de la torre de Babel. Probablemente dijeran:
«Sabemos lo que sucede cuando la gente comienza a construir imperios
a partir de ladrillos».
El Éxodo se refiere a un pueblo, una tribu, una nación que es rescatada

de la esclavitud.
Tiene que ver con libertar de la ocupación.
25
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Trata del poder insurgente que redime de un imperio.
Dios envía a un pastor de nombre Moisés a conducirlos fuera de

Egipto. Moisés desafía al faraón, intercambian ideas acerca de quién
es exactamente ese Dios y por qué faraón tiene que escuchar sobre
él; poco después llega una noche en la que reúnen sus pertenencias y
salen de Egipto. Tres días más tarde los israelitas cruzan un mar, evento
al que más tarde se hará referencia como el bautismo de Moisés,10 y en
la playa ellos danzan celebrando su liberación.11
Lo que constituiría un buen final para la historia.
Pero no es el fin. En realidad es un comienzo. Su travesía los lleva al pie

de una montaña, un monte llamado Sinaí.
Y lo que sucede en Sinaí es algo revolucionario,
no simplemente para esos ex esclavos,
y no simplemente en lo que hace a esta historia de la Biblia,
sino para toda la humanidad.
SINAÍ
Es allí, en Sinaí, que Dios habla.
Dios no le había hablado a un grupo de personas desde el Edén.

Las cosas se habían mantenido silenciosas, una especie de silencio
sobrecogedor. Hubo algunos intercambios verbales con ciertos
individuos, como Abraham y Noé, pero no con las masas.12
Así que cuando Moisés le dice al pueblo en Sinaí «Prepárense», y luego

los conduce fuera del campamento para «su encuentro con Dios»,13
significa mucho más que reunir a un grupo de gente que vaga por el
26
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SINAÍ
EGIPTO
desierto para recibir un mensaje del cielo. Tiene que ver con una
humanidad alejada de su creador. Esa es la distancia fundamental
que existe entre lo divino y lo humano, la profunda brecha que se ha
producido en el alma de la humanidad. Sinaí es una respuesta a la
pregunta que Dios le hizo a Adán: «¿Dónde estás?» Ese momento en
Sinaí tiene que ver con revertir las consecuencias del Edén.
Sinaí es el quiebre del silencio.
Dios está cercano.
Dios está a punto de hablar.
Se cree que se trata de la única tradición de fe en la historia de la

humanidad que cuenta con ese evento central de un dios que le habla
a todo un grupo de personas reunidas.14
Sencillamente, nunca había sucedido en la historia del mundo.
Y sucede en el desierto, lo que tiene implicaciones globales. Porque

ese suceso en Sinaí aconteció en el desierto y no en medio de un país,
ciudad o provincia en los que alguien pudiera establecer reclamos de
pertenencia; era para toda la gente del mundo.15
27
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Antes de hablar directamente al pueblo, Dios le dice a Moisés que les

recuerde el éxodo. «Ustedes son testigos de lo que hice con Egipto, y
de que los he traído hacia mí como sobre alas de águila».16
Todo es por gracia.
Todo es un regalo.
El rescate, la redención, la liberación: todo se ha recibido de Dios.
«Si ahora ustedes me son del todo obedientes, y cumplen mi pacto…»17
La palabra pacto corresponde al término hebreo berit. Y es de donde

sale la palabra testamento tal como la usamos para el Antiguo y el
Nuevo Testamento. Berit encierra la idea de «hacer un trato».18 Viene
de una antigua práctica del Cercano Oriente relacionada con los
acuerdos de negocios, legales o de matrimonio. Dios invita al pueblo
a hacer un pacto, una suerte de matrimonio. Lo divino y lo humano se
unen en una ceremonia santa de bodas.
Dios continúa diciendo: «Aunque toda la tierra me pertenece, ustedes

serán para mí un reino de sacerdotes y una nación santa».19
¿Sacerdotes?
Un sacerdote es un mediador de lo divino.
Mediar significa estar en medio.
Un sacerdote se coloca entre el pueblo y un dios o dioses.
Un sacerdote es el que muestra cómo es el dios o la diosa.
Cuando uno va a un templo o a un santuario y ve a los sacerdotes allí,
observa lo que hacen,
28
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lo que dicen al respecto,
los rituales que llevan a cabo,
y uno se da una idea acerca de cuáles son las cosas que le importan a
ese dios,
y quiénes son aquellos que le interesan.
Así que cuando Dios invita al pueblo a convertirse en sacerdotes, se

trata de una invitación a mostrarle al mundo quién es Dios y cómo es
él.
Ahora bien, hubo amagos de una invitación como esa previamente,

antes de que salieran de Egipto. En Éxodo 7 Moisés fue a confrontar al
faraón y a ordenarle que dejara que el pueblo se fuera. El texto dice:
«Toma en cuenta —le dijo el SEÑOR a Moisés— que te pongo por Dios
ante el faraón».20
¿Por Dios?
¿Dios le está diciendo a Moisés que el faraón lo va a tomar por Dios, o

al menos «como un dios»?
No se trata de una idea de Moisés; es una idea de Dios. ¿Qué está

pasando?
La respuesta nos lleva a una verdad universal: Dios necesita un cuerpo.

Dios necesita carne y sangre. Dios necesita huesos y piel para que el
faraón sepa exactamente quién es el Dios con el que está tratando y
entienda la manera en la que Dios actúa en el mundo. Y no simplemente
para que lo sepa el faraón, sino también toda la humanidad.
Este es el Dios que libera de la opresión.
Pero Dios no los invita solamente a ser sacerdotes; los invita a ser
una «nación santa».21 La palabra nación nos vuelve a llevar al Génesis.
29
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Génesis tiene que ver con la progresión del pecado, la violencia y la

muerte: lo que comienza con un hijo que mata a otro rápidamente
conduce a que una civilización entera se oponga a Dios. Y entonces
el Éxodo comienza con los israelitas22 esclavizados por otra nación. El
pecado siempre produce el vapor que mueve la máquina cuando no
se lo controla. Y eso siempre lleva a la conformación de instituciones,
culturas y estructuras anti-reino. Lo que conduce a la aparición de
lugares deshumanizados, como Egipto, sitio bien conocido por aquellos
antiguos esclavos reunidos en la base del Monte Sinaí. Y la respuesta
de Dios es formar un tipo diferente de nación, «santa», que no ha sido
modelada por la codicia, la violencia y el poder abusivo, sino por la
compasión, la justicia y la preocupación por el semejante.
Es como si Dios les dijera: «Ustedes han experimentado lo que es

Egipto; ahora los llamo a ser un anti-Egipto». Hasta ese momento, Dios
le ha hablado al pueblo a través de Moisés. Pero llega un momento
en que Dios decide hablarle directamente al pueblo, y comienza con
estas palabras: «Yo soy el SEÑOR tu Dios. Yo te saqué de Egipto, del país
donde eras esclavo».23
Por supuesto.
La única manera de comprender la relación de pacto entre Dios y

el pueblo es entender aquello por lo que habían pasado juntos. Su
relación está enraizada en un acto de liberación que Dios ha llevado a
cabo a su favor.
No se trata de un dios abstracto que flota por encima de la sangre, el

barro y el dolor del mundo. Este es un Dios que fundamentalmente se
define por la acción a favor de los oprimidos.24
«Yo soy el SEÑOR… te saqué de Egipto».
Y es allí, en el Sinaí, con el recuerdo de su liberación flotando en el

ambiente, que Dios les da los Diez Mandamientos.
Mucha gente conoce bien los Diez Mandamientos, a los que muchas
30
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veces se los ha descrito como reglas estrictas dadas por un Dios

que respira fuego, para mantener a la gente a raya. Pero cuando los
miramos dentro de su contexto original, los mandamientos adquieren
todo tipo de nuevos significados.
Recordemos que ese pueblo ha estado viviendo hasta hace

muy poco tiempo en esclavitud. La esclavitud es una condición
fundamentalmente inhumana. El tener dueño y ser tratados como una
propiedad les ha robado su dignidad y honor como seres humanos. Eso
ha afectado el modo en que esos israelitas se ven a ellos mismos y al
mundo que los rodeaba. Allí en el Sinaí, Dios comienza a partir de los
Diez Mandamientos, el largo proceso de enseñarles la forma de volver
a ser humanos. Esos mandamientos constituyen verdades vitales sobre
lo que significa vivir dentro de una auténtica comunidad humana.
El primer mandamiento instruye a la gente diciendo: «No tengas otros

dioses además de mí».25 Se establece una conexión directa entre su
humanidad y la capacidad de recordar su liberación, que es un regalo
de Dios. Si se olvidan de Dios, del único y verdadero Dios que los ha
liberado, en ese preciso momento comienzan a olvidar su historia. Si
se olvidan de su historia, puede ser que se olviden de lo que es ser
esclavos, y es posible que vuelvan a encontrarse en algún otro tipo de
esclavitud.
El segundo mandamiento se construye sobre el primero, con una

prohibición: «No te harás imagen, ni ninguna semejanza».26 En el
antiguo Cercano Oriente, los pueblos conceptualizaban sus muchos
dioses utilizando imágenes. Se hacían estatuas, tallas, ídolos y
representaciones físicas de los seres divinos que, según creían,
controlaban su destino. Una estatua o una talla le daba forma, tamaño
y profundidad a lo divino. Un ídolo le ayudaba a la gente a comprender
quién y cómo era su dios.
Pero este Dios del éxodo es diferente. Este Dios invita a las personas
a convertirse en sacerdotes para mostrarle al mundo cómo es Dios a
través de sus vidas. Este Dios no precisa de imágenes de madera, ni de
piedra, ni de mármol, porque este Dios tiene un pueblo.
31
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Este Dios está buscando un cuerpo.
El mandamiento sobre los ídolos y la imágenes, nos lleva al tercer

mandamiento, la prohibición: «No pronuncies el nombre del SEÑOR tu
Dios a la ligera».27 La palabra hebrea que significa «tomar a la ligera»
también puede traducirse como «tomar en vano».28 Dios ha redimido a
estos ex esclavos y ahora los invita a ser los representantes en el mundo
de la redención y del Dios que hizo que sucediera. El mundo sabrá
quién es Dios por cómo son ellos. La reputación de Dios dependerá de
ellos y de la manera en que «tomen», o «lleven» el nombre de Dios. El
mandamiento tiene que ver con las palabras que habla una persona.
Pero el centro de la cuestión tiene mucho más que ver con la manera
en que Israel se comporte como aquellos que llevan el nombre de Dios.
¿Actuará a favor de los pobres y oprimidos? Porque esa es la manera en
que Dios actúa.
El cuarto mandamiento se refiere a guardar el sábado, o sea, un día

cada semana, y no realizar en él ningún trabajo.29 En Egipto ellos
trabajaban todos los días, sin ningún descanso, y se los trataba como
objetos que podían ser explotados, y no como personas.30 El sábado es
el mandamiento de tomarse un día por semana para recordar que ya
no están en Egipto, que su valor no proviene de la cantidad de ladrillos
que producen. Su significado les viene del Dios que los ha rescatado, el
Dios que los ama.
Los Diez Mandamientos constituyen una nueva forma de ser humanos,
una nueva manera de vivir y moverse en el mundo,
en pacto con el Dios que escucha el clamor de los oprimidos y los

libera.
Todo el resto de los mandamientos habla de esa liberación recién

descubierta. Dios invita, Dios busca, Dios está procurando un cuerpo,
un grupo de personas que sean el cuerpo de Dios en el mundo.
A continuación de los Diez Mandamientos siguen todo tipo de leyes
32
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y mandamientos referidos a cómo vivir de esta nueva manera.31 A los

israelitas se les instruye a no cobrar intereses. «Si alguien toma en
prenda el manto de su prójimo, deberá devolvérselo al caer la noche.
Ese manto es lo único que tiene para abrigarse; no tiene otra cosa
sobre la cual dormir. Si se queja ante mí, yo atenderé su clamor, pues
soy un Dios compasivo».32
¿Alcanzamos a percibir los ecos de Egipto en este mandamiento? Si el

pueblo comienza a oprimir a partir de situaciones individuales, Dios
dice que cuando los oprimidos clamen, él «atenderá su clamor». La
advertencia es fuerte aquí: no se conviertan en otro Faraón, porque
Dios actúa en contra de la gente como Faraón.
A ellos se les ordena: «No maltrates ni oprimas a los extranjeros, pues

también tú y tu pueblo fueron extranjeros en Egipto. No explotes a las
viudas ni a los huérfanos… No tuerzas la justicia contra los pobres de
tu pueblo en sus demandas legales».33
Y Dios continuamente les advierte: «Porque si tú y tu pueblo lo hacen,

y ellos me piden ayuda, yo te aseguro que atenderé su clamor».34
Es como si Dios les estuviera diciendo: «Hagan que lo que les

ha sucedido a ustedes les suceda a otros. Ayuden a otros a
que experimenten la misma libertad de la opresión que están
experimentando ustedes ahora. Extiendan la gracia que les fue
extendida a ustedes cuando estaban en el punto más bajo. Del mismo
modo en que yo los escuché clamar, vayan y escuchen el clamor de
otros y actúen a su favor».
Dios mide la fe de ellos por la manera en que tratan a las viudas, a los
huérfanos, a los extranjeros (o sea, a los más débiles entre ellos). El
deseo de Dios es que produzcan un éxodo para los débiles del mismo
modo en que Dios produjo un éxodo para ellos en su debilidad.
Las palabras de Dios al pueblo a través de Moisés comienzan con: «Si

ustedes me son del todo obedientes».35
33
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Se trata de una invitación,
de una oportunidad,
pero con un si gigante, ¿no es así?
«Si ustedes me son del todo obedientes».
Lo que hace surgir una pregunta: ¿Lo fueron?
¿Fueron fieles al pacto?
¿De qué modo respondieron a la invitación?
Comenzamos en Egipto, luego fuimos al Sinaí, pero para responder

sobre la cuestión del «si» condicional necesitamos ir a Jerusalén.
JERUSALÉN
Generaciones más tarde, los descendientes de estos esclavos errantes

se establecen en la tierra que se les prometió. El gran rey David
les ha asegurado las fronteras, y la tierra y el pueblo experimentan
paz; entonces el hijo de David, Salomón, llega al poder. Salomón es
brillante, sabio y rico, y Jerusalén, la capital del reino, comienza a ganar
fama en todo el mundo. Una reina de la tierra de Sabá llega a visitar a
Salomón.36 Ella viene de un lugar distante, de una tierra diferente, de
un pueblo de otro tipo, que tiene una religión distinta. Y quiere saber
más acerca de ese pueblo, de su rey y de su Dios en Jerusalén.
¿No tiene que ver con todo esto lo sucedido en Sinaí?
Dios estaba buscando entonces un cuerpo, una nación que le mostrara

al mundo precisamente quién y cómo era Dios. Y ahora sucede:
extranjeros de los rincones más lejanos de la tierra vienen a hacer
preguntas para saber quién es este Dios.
34
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SINAÍ JERUSALÉN
EGIPTO
La reina de Sabá prueba a Salomón con sus preguntas,
ella come con él,
lo observa adorar a su Dios en el templo,
Hace una recorrida por su palacio y todo lo que él ha construido y

adquirido con sus riquezas,
y luego de evaluar su reino,
dice: «En su eterno amor por Israel, el SEÑOR te ha hecho rey para que
gobiernes con justicia y rectitud».37
Notemos que ella no dice que él esté logrando mantener la justicia

y la rectitud, sino que señala la razón por la que ha recibido tanta
bendición de Dios.
¿Y qué quiere decir ella con las palabras «justicia y rectitud»?
Libertad, liberación de la violencia, protección de cualquier

deshumanización. Ella comprende que Dios le ha dado toda esa
riqueza, poder e influencia para que Salomón las use a favor de
aquellos que son pobres y débiles y sufren injusticias.
35
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Lo que más le impresiona con respecto a este Dios de Salomón es que

es el Dios de los oprimidos. Esa reina «pagana», que viene de una tierra
extraña, entiende qué es lo que Dios espera de esos judíos que viven
en Jerusalén.38
La reina de Sabá lo percibe.
¿Y qué hace Salomón con sus riquezas, poder e influencia? ¿Qué clase
de reino construye? ¿Mantiene la justicia y la rectitud con esos vastos
recursos?
Porque las cosas pueden encaminarse de una de dos maneras en

Jerusalén, ¿no es verdad?
Salomón, al igual que nosotros, puede usar su poder y riquezas para

hacer algo con respecto al clamor de los oprimidos, o puede hacer
oídos sordos.
La Biblia nos cuenta la historia: «En cuanto al trabajo forzado, el rey

Salomón reunió trabajadores para construir el templo del SEÑOR, su
propio palacio, los terraplenes, el muro de Jerusalén».39
Otra manera de decir trabajo forzado es, por supuesto, esclavitud.
Salomón tiene esclavos. Esclavos que trabajan para construir su templo,

palacio y otros edificios.
Un momento.
¿No es el templo del SEÑOR?
Se trata del mismo SEÑOR que libera a los esclavos, ¿no es verdad?
El suceso definitorio para los antepasados de Salomón había sido el

éxodo, ¿no es así?
¿Y ahora Salomón construye un templo para el Dios que libera a los
36
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esclavos… utilizando esclavos?
Este es un momento muy serio en la Biblia.
En unas pocas generaciones, los oprimidos se habían convertido en

opresores.
El pueblo cuyos antepasados una vez habían clamado debido a su

cautiverio ahora está haciendo que otros clamen.
Los descendientes del pueblo que una vez anheló la libertad de Egipto
están construyendo ahora otro Egipto.
Salomón ha creado un imperio de indiferencia. Se ha olvidado de la

historia de sus antepasados. No recuerda la manera en que Moisés
demandó que el pueblo fuera puesto en libertad, ni cómo escapó del
Faraón, ni cómo fueron llevados sobre «alas de águila».40
En pocas generaciones, estos ex esclavos errantes que hacía poco

habían sido rescatados de un imperio opresivo se han convertido en
constructores de un imperio ellos mismos.
Salomón no está gobernando con justicia; él perpetúa ahora la misma

injusticia de la que su pueblo una vez precisó ser redimido, y en el
proceso construye un reino de confort. Cena en su palacio y se pasea
por terrazas construidas con sufrimiento humano.
Pero no son solo su confort e indiferencia lo que sobresale; es

precisamente lo que está construyendo. En el texto en que se nos dice
que él usa esclavos para construir el templo de Dios, su palacio y las
terrazas, también se menciona que Salomón utiliza a esos esclavos para
construir «Jazor, Meguido y Guézer».41
Este es uno de los muchos lugares de la Biblia en los que es fácil pasar
por la lista de nombres hebreos y perder de vista lo que sucede justo
debajo de la superficie. ¿Y qué son Jazor, Meguido y Guézer?
37
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Bases militares.42
Meguido está en un valle en el norte de Israel. Se trata del valle en el

que se unen África, Europa y Asia. Se trata de una ubicación estratégica,
cuando menos. Meguido es de donde sale la palabra Armagedón.
Salomón utiliza sus enormes recursos y riquezas para construir bases

militares para proteger sus… enormes recursos y riquezas.
La construcción de su imperio lo lleva a darle una alta prioridad a

la preservación. Proteger y mantener todo lo que se ha acumulado
requiere de más y más recursos, ya que se presta atención a la
seguridad dentro las fronteras.
No solo eso, sino que más adelante el texto nos dice que Salomón
«llegó a tener mil cuatrocientos carros y doce mil caballos, los cuales
mantenía en las caballerizas y también en su palacio en Jerusalén».43
¿Caballos?
¿Carros?
¡Los soldados del faraón iban en carros y en caballos cuando

persiguieron a los esclavos hebreos que escapaban de Egipto!
Y el texto sigue diciendo que Salomón los importó de Egipto.
Jerusalén es el nuevo Egipto.
Ha entrado en escena un nuevo faraón, y su nombre es Salomón, el hijo

de David.
No solo acumula carros y caballos (que son los tanques y aviones de

combate de sus días) sino que las Escrituras agregan que Salomón y sus
líderes «en Egipto compraban carros por seiscientas monedas de plata,
y caballos por ciento cincuenta, para luego vendérselos a todos los
reyes hititas y sirios».44
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Dos palabras: importar y exportar.
Salomón compra carros y caballos, pero también los vende. Salomón

se ha convertido en un intermediario de armamentos. Está haciendo
dinero con la violencia. Ha descubierto que la guerra es redituable.
¿Eso es mantener la justicia y la rectitud?
¿Es oír el clamor de los oprimidos?
¿Es cuidar de las viudas, los huérfanos y los extranjeros?
Un poco más adelante leemos que Salomón «tuvo setecientas esposas

que eran princesas, y trescientas concubinas; todas estas mujeres
hicieron que se pervirtiera su corazón… sus mujeres le pervirtieron el
corazón de modo que él siguió a otros dioses, y no siempre fue fiel al
SEÑOR su Dios».45
¿Setecientas esposas?
¿Trescientas concubinas?
Pero el punto que quiere señalar el narrador no es la cantidad; tiene

que ver con la manera en que esas mujeres afectaron a Salomón. Lo
alejaron de Dios, y su corazón «no siempre fue fiel al SEÑOR su Dios».
Este pasaje marca un significativo contraste con lo que vimos

anteriormente con respecto a los esclavos y las bases militares. Esas
conforman perversiones sistémicas (Salomón crea un anti-reino), pero
ahora nos enteramos de un tipo diferente de falla, no sistémica, sino
referida al cambio de corazón de un individuo.
Salomón rompe el pacto con Dios.
Eso nos remite al primero de los Diez Mandamientos, el que se refiere

a no tener otros dioses. Sinaí constituyó un pacto matrimonial entre
Dios y el pueblo, una unión de lo divino con lo humano. Así que el
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primer mandamiento era que el pueblo no podía tener otros amantes.

La relación simplemente no funcionaría si ellos eran infieles. Las
muchas esposas de Salomón y su infidelidad a Dios son representativas
de la infidelidad de todo el pueblo: ellos también se han apartado de
Dios. Lamentablemente, al pueblo de Salomón ya se le había advertido
que esto podía suceder.
Moisés había dicho con anterioridad: «El rey no deberá adquirir gran
cantidad de caballos, ni hacer que el pueblo vuelva a Egipto con el
pretexto de aumentar su caballería, pues el SEÑOR te ha dicho: “No
vuelvas más por ese camino”. El rey no tomará para sí muchas mujeres,
no sea que se extravíe su corazón, ni tampoco acumulará enormes
cantidades de oro y plata».46
¿Salomón «¿adquiere gran cantidad de caballos?» Verificado.
¿Toma «muchas mujeres»? Verificado.
¿Se «extravía su corazón»? Verificado.
El texto dice: «La cantidad de oro que Salomón recibía anualmente

llegaba a los veintidós mil kilos».47 Eso es 666 talentos, o sea, alrededor
de veintidós toneladas de oro.
¿Acumula «enormes cantidades de oro y plata»? Verificado.
¿Y qué acerca del número 666, el peso en talentos de oro? Esa

constituye una manera muy judía de decir que algo es diabólico,
oscuro, errado y opuesto a Dios.
Porque las cosas pueden encaminarse de una de dos maneras en

Jerusalén.
Y con Salomón la historia pega un giro trágico.
Salomón «vuelve por ese camino otra vez».
40
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Jerusalén es el nuevo Egipto,
Salomón es el nuevo faraón,
y el Sinaí ha quedado en el olvido.
Eso coloca a Dios en una situación difícil.
Recordemos que Dios está buscando un cuerpo, carne y sangre, para

mostrarle al mundo un verdadero casamiento entre lo divino y lo
humano.
¿Qué sucedería si tu cuerpo no te reflejara a ti?
¿Qué sucedería si tu pueblo se convirtiera en la encarnación de todo

aquello de lo que tú estás en contra?
¿Qué pasaría si eso te acarreara mala fama?
¿Qué sucedería si el pueblo se volviera infiel al voto que ha hecho

contigo?
¿Qué ocurre cuando la gente «vuelve a andar por ese camino otra vez»
(el camino del que fueron rescatados)?
BABILONIA
Las Escrituras Hebreas presentan un mensaje muy simple y directo:
Dios siempre oye el clamor de los oprimidos;
Dios se interesa por el sufrimiento humano y las condiciones que lo

ocasionan.
Dios está buscando un cuerpo, una comunidad de personas que se

interesen por las cosas por las que él se interesa.
41
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Dios concede su poder y bendiciones para que se mantengan la justicia

y la rectitud en bien de aquellos a los que les han sido negadas.
Así es Dios. En eso anda él. Esto nos muestra quién es Dios.
Olvidarlo, fallar en cuanto a escuchar el clamor, y preservar la

prosperidad a expensas de los débiles e impotentes, es perder de vista
lo que Dios tiene en mente.
Cuando llega a la cima del poder, Israel malinterpreta las bendiciones

de Dios, considerándolas como un favor y un derecho adquiridos.
Se vuelve indiferente a Dios y a su llamado al sacerdocio para llevar
liberación a otros.
Existe una palabra para esto. Una palabra para lo que sucede cuando
todavía tenemos el poder, las riquezas y la influencia y, sin embargo,
erramos de manera garrafal por olvidarnos con qué finalidad se nos han
dado estas cosas.
La palabra es exilio.
El exilio se produce cuando olvidamos nuestra historia.
El exilio no tiene que ver solo con una ubicación física; el exilio tiene
que ver con el estado de nuestra alma.
SINAÍ JERUSALÉN
EGIPTO BABILONIA
42
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El exilio es fracasar en lo referido a convertir sus bendiciones en

bendiciones para los demás.
El exilio es mantenerse ajenos a los propósitos de Dios.
Y es en ese momento que hacen su aparición los profetas, voces

poderosas que advierten acerca de las consecuencias inevitables de la
infidelidad de Israel.48
El profeta Amós dice: «Oigan, israelitas, esta palabra que el SEÑOR

pronuncia contra ustedes, contra toda la familia que saqué de Egipto:…
“Vean cuánto pánico hay en ella, ¡cuánta opresión hay en su medio!
Los que acumulan en sus fortalezas el fruto de la violencia y el saqueo
no saben actuar con rectitud”».49
Una de las primeras acusaciones de Amós es que se ha descuidado a

algunas personas en tanto que otras está acumulando en exceso. Y
entonces dice que a causa de eso Jerusalén será destruida: «Derribaré
tanto la casa de invierno como la de verano; serán destruidas las casas
adornadas de marfil y serán demolidas muchas mansiones, afirma el
SEÑOR».50
El profeta Isaías le dice al pueblo de Israel que cuando ellos oren, Dios
les dirá: «Yo aparto de ustedes mis ojos… pues tienen las manos llenas
de sangre»51. Dios ve las bases militares, los carros y los caballos de
guerra que ellos tienen como lo que son: costos inaceptables de un
imperio.
Y los profetas no dejan de condenar al imperio; reservan sus críticas

más duras para la religión que alienta todo eso. Isaías declara que Dios
dice que aborrece «sus lunas nuevas y festividades» y señala como
razón: «¡No soporto que con su adoración me ofendan!»52
¿Dios llama a sus encuentros de iglesia una «adoración que lo

ofende»?53
¿Detesta Dios sus reuniones religiosas?
43
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Si Dios se ha propuesto una misión, ¿qué hará con respecto a una

religión que legitima la indiferencia y una adoración que alienta la
tolerancia propia?
¿Qué debe hacer Dios cuando el tiempo, dinero y energías del

pueblo se gastan en ceremonias e instituciones que descuidan a los
necesitados?
Amós dice, dirigiéndose a las mujeres: «Oigan esta palabra ustedes,

vacas de Basán, que viven en el monte de Samaria, que oprimen a los
desvalidos y maltratan a los necesitados»54
Se conocía a las vacas de Basán por lo grandes, saludables y bien

alimentadas que estaban. Amós compara a las mujeres ricas de Israel a
vacas que pastan glotonamente mientras otras se mueren de hambre.
Dios no tiene problema en que comamos, bebamos y poseamos
cosas. Pero cuando esas cosas se obtienen a expensas de que otros
puedan cubrir sus necesidades básicas es que hacen su aparición las
apasionadas arengas de los profetas.
¿Y qué palabra usa Amós? Opresión. La primera vez que oímos esa
palabra fue referida a Egipto.
Amós insiste en que Dios aborrece la adoración de ellos: «Aleja

de mí el bullicio de tus canciones; no quiero oír la música de tus
cítaras. ¡Pero que fluya el derecho como las aguas, y la justicia como
arroyo inagotable!... Oigan esto, los que pisotean a los necesitados y
exterminan a los pobres de la tierra… Ustedes buscan… comprar al
desvalido por dinero, y al necesitado, por un par de sandalias».55
Dios es paciente pero también pragmático. Dios tiene un plan. A Dios

le importa el sufrimiento del mundo y no permitirá que la indiferencia
de su pueblo interfiera con sus planes de aliviar ese sufrimiento.
A través de Amós Dios asesta el golpe de gracia: «Marcharán a

la cabeza de los desterrados, y así terminará el banquete de los
holgazanes».56
44
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Amós predice que los opresores serán los primeros en ser trasladados
a una tierra extraña. ¿Hasta qué punto nos parecería insultante eso si
estuviéramos entre los líderes de Israel que viven en Jerusalén?
Jeroboán, el rey, manda a decir por medio del sacerdote Amasías,

en respuesta a la arenga de Amós: «¡Largo de aquí, vidente! ¡vete a
la tierra de Judá! No vuelvas a profetizar en Betel, porque éste es el
santuario del rey; es el templo del reino».57
Por supuesto, el rey detesta este mensaje. ¡Cómo se atreve Amós a

pronunciar esas palabras lapidarias en la parte interior y más santa del
templo del poder! Amós le responde: «Yo no soy profeta ni hijo de
profeta, sino que cuido ovejas y cultivo higueras. Pero el SEÑOR me sacó
de detrás del rebaño y me dijo: “Ve y profetiza a mi pueblo Israel”…
Por eso, así dice el SEÑOR: “Tu esposa se prostituirá en la ciudad, y tus
hijos y tus hijas caerán a espada… E Israel será llevado cautivo lejos de
su tierra”».58
La escena es sobrecogedora. Un simple pastor confronta al hombre más

poderoso de la nación con el mensaje de que como rey lo va a perder
todo, que el imperio está llegando a su fin, que no va a durar, y cuando
Amasías lo echa, él le dice: «Ah, de paso, tu esposa se va a convertir en
una prostituta y tus hijos serán asesinados».
Isaías, Amós, Oseas, todos estos profetas vienen para recordarle al

pueblo acerca de Sinaí, para llevar a la gente de nuevo al pacto que
habían hecho con su Dios, para ayudarlos a traer a la memoria que Dios
está buscando un cuerpo.
Pero Israel no escucha. Está escrito en 2 Crónicas que Dios les envió
estos profetas «por amor a su pueblo y al lugar donde habita».59
Dios desea vivir en medio del pueblo, en la sagrada unión de lo divino

con lo humano, pero a ellos no les interesa.
Crónicas continúa así: «Pero ellos se burlaban de los mensajeros de

Dios, tenían en poco sus palabras, y se mofaban de sus profetas».60
45
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Amós es echado del palacio,
Jeremías es golpeado, encerrado y arrojado a un pozo,
y el pueblo no cambia.
No se acuerdan de Egipto.
Han olvidado el Sinaí.
Están demasiado cómodos.
El sistema funciona para aquellos que tienen el poder y las influencias

como para cambiar el sistema.
Ellos no pueden escuchar el clamor.
Y Dios sufre,61 Dios es paciente. Dios espera; pero llega un momento

en que no se puede hacer nada más.
En su momento el Señor «envió contra ellos al rey de los babilonios,

quien dentro del mismo templo mató a espada a los jóvenes, y no tuvo
compasión de jóvenes ni de doncellas, ni de adultos ni de ancianos…
Todos los utensilios del templo de Dios, grandes y pequeños, más
los tesoros del templo y los del rey y de sus oficiales, fueron llevados
a Babilonia. Incendiaron el templo de Dios, derribaron la muralla de
Jerusalén, prendieron fuego a sus palacios y destruyeron todos los
objetos de valor que allí había. A los que se salvaron de la muerte, el
rey se los llevó a Babilonia, y fueron esclavos suyos y de sus hijos hasta
el establecimiento del reino persa».62
Todo se viene abajo, el templo es destruido, se mata a muchos, y

aquellos que sobreviven son transportados a una tierra extranjera
llamada Babilonia.
Y en Babilonia, los sobrevivientes se convierten en «siervos».
46
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¿Y qué es un siervo que sirve en contra de su voluntad?
Un esclavo.
Los israelitas se encuentran en esclavitud en tierra extraña.
¿Les suena familiar?
Se parece mucho a lo de Egipto, ¿no es cierto?
47
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Nos agradaría recibir noticias suyas.
Por favor, envíe sus comentarios sobre este libro
a la dirección que aparece a continuación.
Muchas gracias.
Vida@zondervan.com
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JESÚS QUIERE SALVAR A LOS CRISTIANOS

ROB BELL UN MANIFIESTO PARA LA

JESÚS QUIERE SALVAR A LOS CRISTIANOS

©2009 por Bob Bell y Don Golden

Traducción: Silvia Palacio de Himitian

RESERVADOS TODOS LOS DERECHOS. A MENOS QUE SE INDIQUE LO CONTRARIO,

CATEGORÍA: Vida cristiana / General

IMPRESO EN ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA

INTRODUCCIÓN DISPARADORES DE RÁFAGAS DE AIRE

CAPÍTULO UNO EL GRITO DE LOS OPRIMIDOS 19

CAPÍTULO DOS DESCUELGUEN SUS ARPAS 49

CAPÍTULO TRES EL OTRO HIJO DE DAVID 71

CAPÍTULO CUATRO AFRICANOS SIN GENITALES 87

CAPÍTULO CINCO BEBÉS NEGROS CON EL VIENTRE

CAPÍTULO SEIS SANGRE EN LOS DINTELES DEL UNIVERSO 135

EPÍLOGO QUEBRANTADO Y DERRAMADO 163

NOTAS FINALES 175

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¿Es Éxodo el primer libro de la Biblia?

Bueno, sí, y, por supuesto, no.

No, porque el primer libro de la Biblia es Génesis. Por lo menos si una

Y sí, porque muchos eruditos ven al Éxodo, el segundo libro de la

Egipto, la superpotencia de sus días, es gobernada por el Faraón, que,

construido sobre las espaldas del trabajo esclavo de los israelitas,

Pero inmediatamente después, en el libro de Éxodo se produce una

«Ciertamente he visto la opresión que sufre mi pueblo…»

«Han llegado a mis oídos los gritos desesperados…»

«Así que he descendido para librarlos…»

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«He visto también cómo los oprimen los egipcios…»3

Un Dios que ve y oye. Un Dios que escucha el clamor. La palabra

Sa’aq es lo que hace la sangre de Abel desde la tierra luego de ser

Los israelitas se encuentran oprimidos, están en aﬂicción, sufren; y

Este es un Dios que siempre escucha el clamor.

El clamor inaugura la historia. Pone las cosas en marcha. Sacude las

¿Cuántas de estas cosas sucedieron cuando usted sintió que llegaba al

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¿O cuando notó que todo se venía abajo?

¿O cuando se vio confrontado con su impotencia?

¿O cuando estuvo dispuesto a admitir que su vida se había vuelto

¿O cuando no le quedó otra cosa que clamar?

Para muchas personas es su clamor,

lo que constituye el principio de su liberación.

Cuando estamos arriba, cuando el sistema funciona para nosotros,

Pero el clamor… el clamor inaugura la historia de la redención. Esos

Los esclavos son rescatados de la opresión de Egipto.

En la Biblia Egipto es un lugar, un país, una nación en la que comienza

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Se produce una progresión rápida y dramática desde Adán y Eva

No solo eso, sino que enseguida después del asesinato un

Lo que comenzó con dos personas y un poco de fruta

ha crecido hasta llegar al asesinato entre miembros de la misma familia,

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y se ha intensiﬁcado hasta llegar a convertirse en una civilización entera

La historia conforma una progresión trágica: la naturaleza arruinada y

Lo que comenzó en un jardín está afectando ahora a todo el globo.

La expresión que indica esta condición es anti-reino.6

Está el reino de Dios: con la paz, el shalom,7 que Dios ha determinado

Imaginemos que una niña esclava que vive en Egipto le pregunta a

La venda en el brazo de ese padre es a causa de una herida inﬂigida por

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Egipto es lo que sucede cuando el pecado crea mucha presión.