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Constelación de Familia

Entrevista con Bert Hellinger, Revista Recto-Verseau


Suiza, Enero 2006

Nuestra vida, a pesar de lo que pensemos está muy influenciada por nuestra
historia familiar. Esta historia constituye la trama viva, orgánica, cuyos
acontecimientos familiares pasados todavía nos salpican.

El método de la Constelación Familiar creada por Bert Hellinger tiene como meta
explorar, poner a la luz nuestro sistema familiar proyectando afuera una imagen
clara y significativa de modo a tres soluciones.

Pregunta: ¿Qué entiende por Constelación Familiar?

Bert Hellinger: Como método la Constelación Familiar fue utilizada por otros antes
que yo. Me permitió realizar algunas experiencias, gracias a ella obtuve más
precisiones sobre las relaciones humanas.

El uso de ese método muestra que los representantes perciben inmediatamente,


directamente, lo que ocurre en el sistema familiar sin haber recibido ninguna
información sobre el tema. Recibo la información que necesito para trabajar al
observar a los representantes, a través de lo que hacen se produce un movimiento
en el sistema. Vemos dónde el movimiento se interrumpe, dónde se produce un
problema, de que modo el movimiento puede continuar y llegar a una solución. Es
por ese motivo que en mi trabajo confió totalmente en lo que expresan los
representantes.

La Constelación Familiar empezó de un modo más bien superficial. El cliente elegía


a los representantes para los miembros de su familia y los colocaba en el espacio,
relacionándolos los unos con los otros. Yo preguntaba a los representantes lo que
sentían en ese lugar y las respuestas que daban me permitían ver lo que ocurre en
el sistema. Por lo tanto, yo confiaba en las respuestas verbales que daban los
representantes. Confío en lo que se manifiesta. Esto es el aspecto externo.

Pregunta: Usted habla de un campo espiritual, ¿es en referencia a los


descubrimientos de Rupert Sheldrake y a sus campos morfogenéticos?

Bert Hellinger: Sí, es la pregunta importante.

Rupert Sheldrake, del que soy amigo, observó esos campos, no sólo en los
sistemas familiares sino también en sistemas más amplios. Participó en mis
seminarios. Me dijo que había visto actuar los campos morfogenéticos en las
constelaciones familiares. Desde entonces Sheldrake sigue con sus
investigaciones. Habla ahora de campos espirituales, de campos del espíritu,
llamándoles espíritu ampliado, espíritu ensanchado.

En la filosofía occidental, en Descartes y Kant, por ejemplo, encontramos la idea,


según la que existe una libertad humana y que por sí mismo el hombre reconoce lo
esencial y por lo tanto puede actuar en consecuencia. Esa opinión muy expandida
entró en nuestra cultura occidental, forma parte de nuestra cultura.

A partir de las observaciones de Sheldrake y de las mías, la exigencia de


autonomía por ejemplo, la idea de que cada uno es responsable de su
comportamiento y que hay que darle por responsable de lo que hace, ya no se
puede mantener.

A través de las constelaciones familiares se ve que cada uno está vinculado con
otras muchas personas y elementos del sistema. Sheldrake llama a esto estar en la
resonancia. La consecuencia extremadamente importante que resulta de ello es que
en ese campo nada se puede perder.

La idea muy extensa de que podríamos deshacernos de algo, incluso hacer


desaparecer algo, vencer otro pueblo, por ejemplo, destruirle o deshacernos de una
enfermedad, es por lo tanto aberrante. De hecho esas ideas de exclusión, el hecho
de que sería posible deshacernos de algo y que después ya estaríamos libres de
ello, ya no pueden ser defendidas, mantenidas.

En un campo todo sigue presente y sigue actuando sobre todos los demás
elementos del sistema, en particular los que fueron excluidos del sistema, son ellos
los que promueven la acción más profunda.

Tomemos un ejemplo sencillo, que se manifiesta frecuentemente en las


constelaciones de familia. Los miembros de una pareja que anteriormente tenían
otra relación conyugal. En la nueva relación tienen hijos y de pronto se extrañan del
comportamiento de uno de sus hijos. Muy a menudo cuando alguien se separa de
su pareja le hace reproches, dice que él es el culpable, y la pareja acusada se
enfada. En el campo que constituye la nueva pareja, la pareja desechada sigue
presente y actuando a través del hijo que manifiesta los mismos sentimientos que al
que representa. Este hijo no está libre, está intrincado en el campo del sistema. Las
consecuencias de una exclusión siempre son las mismas, el campo busca
reintegrar a las personas excluidas por medio de la intrincación con algunos
descendientes.

Pregunta: ¿Este sistema familiar funcionaría por ejemplo como una célula, un
cuerpo orgánico que intentaría cueste lo que cueste mantener una forma de
homeostasis?

Bert Hellinger: Muy exactamente, es una imagen muy bonita, muy bella.

Pregunta: Por lo tanto, partiendo de un problema o desequilibrio, ¿la Constelación


Familiar tiene como meta restablecer un equilibrio y una armonía?

Bert Hellinger: Prácticamente la solución consiste siempre en reintegrar a la


persona excluida en el sistema. Después la persona que representaba a la excluida
estará libre y dejará de estar perjudicada por la influencia de la excluida. Sin
embargo no está libre de hacer todo lo que quiere, sólo la mala influencia
desaparece. Esa persona está entonces en otro vínculo con el campo entero y en
vez de excluir, el campo integra. La persona se siente a partir de entonces completa
y entera. Es en ese vínculo cuando la persona siente libertad. No se trata de una
libertad contra alguien sino de una libertad que tiene en común con otros.

Constatamos pues que nuestra filosofía occidental está superada. La realidad que
manifiestan las constelaciones familiares muestra que esa filosofía es incompleta
aunque sigue influenciando ampliamente nuestra cultura.
La masa de las críticas contra las constelaciones familiares viene de los que
piensan que deben mantener la antigua filosofía occidental, filosofía que afirma que
tal idea es exacta y que por lo tanto tal otra no puede serlo.

Las Constelaciones Familiares y los conocimientos que han permitido descubrir no


son fruto de una reflexión, se fundan sobre las observaciones, pues lo importante es
la realidad y el reconocimiento de la realidad tal y como se manifiesta.

Pregunta: ¿Qué entiende por intrincaciones? ¿Perturban un ordenamiento sutil,


energético?

Bert Hellinger: La intrincación es el resultado de un desorden.

En un sistema el desorden esencial es la exclusión de uno de sus miembros.


Prácticamente la solución consiste en reintegrarle en el sistema.

Escribí un libro titulado “Los órdenes del amor”. Allí muestro lo que conduce al
desorden y cómo es posible restablecer el orden. Orden y desorden tienen la misma
dinámica. Hay desorden cuando alguien se cree o se pone en un lugar superior al
de otro, diciéndole por ejemplo: “tú no eres de nuestro sistema”, es decir, “soy
superior a ti”. Si observamos entonces lo que pasa en el alma, lo que dice significa:
“tengo derecho de vivir y tú no”.

Es muy extraño cuando se piensa en ello. La moral o la que tenemos como tal lo
exige incluso, y lleva a la exclusión. Es por lo que los que excluyen a otros se
sienten bien, tienen buena conciencia. La conciencia colectiva intenta entonces sin
éxito restablecer la integralidad del sistema dejando que un descendiente
represente inconscientemente a la persona excluida. No es posible ayudar a ese
descendiente a no ser que se sepa cómo el desorden se produce y como puede ser
restablecido. El orden es restablecido cuando todos los miembros del sistema se
consideran como iguales y del mismo valor. Entonces la paz se instaura y es
eminentemente democrático.

La democracia como respeto del otro que tiene el mismo valor que yo.

Una de las bases de una vida de pareja exitosa entre dos personas diferentes es
que consideren que tienen el mismo valor. Para cada uno eso consiste en reconocer
y decir al otro: “te necesito”. Y haciéndolo, los miembros de la pareja, velan por la
armonía entre dar y recibir. Cuando cada uno toma lo que el otro le da, nadie es
mejor o menos que el otro. Se instaura una igualdad, una equivalencia y el orden se
establece.

Pregunta: Pero si en la pareja una persona da más, ¿eso puede crear una forma
de poder?

Bert Hellinger: Exactamente, el que da más piensa que tiene más derechos.
Muchos terapeutas dan mucho y por lo tanto creen tener mucho poder e influencia y
el cliente se resiste.

Cuando uno da un buen consejo a un niño, ¿el niño lo sigue?, generalmente no.
Cuando un consejo viene desde arriba nadie, ni siquiera los adultos lo siguen.
Cuando se muestra a un niño cómo hacer ciertas cosas, él puede comparar, hacer
experiencia. Lo hace porque tiene derecho a hacerlo, no para seguir.
Durante un seminario una participante contó que su hijo de doce años todavía se
hacía pis en la cama. No podía participar en las carreras de la escuela. La madre
fue a consultar a muchos terapeutas por su hijo, les contaba lo que ocurría y el hijo
se sentía miserable. Esa madre vino a ver a mi esposa. Lo primero que mi mujer le
dijo fue: “no hables de eso con nadie más”. La madre entonces se enfadó con mi
mujer. Una semana más tarde, mi mujer recibió una carta de esa madre diciéndole
que desde el día que le había dicho que dejara de hablar de ese tema, su hijo había
dejado de hacer pis. En el campo, el chico había percibido el respeto que se le
manifestaba.

Pregunta: ¿Y eso, cómo funciona?

Bert Hellinger: Las Constelaciones Familiares muestran de un modo evidente que


los representantes perciben inmediatamente lo que pasa en el campo de la familia,
y que los miembros de la familia que son representados sienten lo que pasa en la
constelación. Es por lo que no es necesario contar a esas personas lo que ocurrió,
el campo se transforma por sí mismo y éste niño percibió que mi mujer lo respetaba.

Pregunta: ¿Estaremos entonces dotados de una sensibilidad mucho mayor de lo


que podríamos pensar?

Bert Hellinger: Exactamente. Platón ya notaba que la comunicación no es posible


más que dentro de un campo. No podríamos comunicarnos, tener esta entrevista
los dos, si estuviéramos aislados. Podemos hacerlo porque estamos en un mismo
campo. Este campo Platón lo llama el alma. El alma es lo que vincula, lo que une.

Pregunta: Desde su enfoque, usted habla a menudo del movimiento del alma
¿Qué es eso?

Bert Hellinger: Aristóteles habla del alma de las plantas, de los animales y de los
humanos. El alma tiene dos tareas: vincula, une ciertas cosas y hace una unidad
con ella. Todo lo que está vivo, está vinculado por el alma. Mi cuerpo se mantiene
gracias al alma. Lo mismo para un animal y para un árbol. De este modo, el alma
está en mí y al mismo tiempo me supera, es más que yo. Sabe lo que necesito, está
vinculada con otra cosa. El metabolismo que conoce mis necesidades fisiológicas
sólo puede funcionar por estar conectado con algo más grande. ¿Cómo podría una
vaca encontrar la hierba que la cura? La adaptación se hace porque el alma está
vinculada con el todo y me integra.

En ese sentido también existe un alma de la familia, un campo del espíritu.


Sheldrake me contó que un filósofo, un tal Driesch (biólogo y filósofo alemán,
iniciador de una teoría vitalista: la filosofía del organismo) estudió esas cosas y las
llamó “alma”. Puso entonces en ebullición al mundo filosófico de su época y para
calmar las cosas, reemplazó el término alma” por el de “campo”. El alma es algo
espiritual cuya actividad consiste en unificar. En La Constelación Familiar, tal y
como las practico, vemos los movimientos del alma.

Pregunta: Para un observador externo que mira el trabajo de las Constelaciones, lo


que emana del conjunto le puede parecer muy simple y se presta a confusión, es un
método demasiado simple como para ser realmente eficaz…

Bert Hellinger: Los sucesivos desarrollos que se han producido en la Constelación


Familiar hacen que ya casi no intervengo más que muy esporádicamente. Observo
el movimiento que actúa a través de los representantes. Es siempre el mismo: une
algo. Vuelve a conectar cosas que se oponían hasta entonces.

Evidentemente esto tiene consecuencias muy saludables en las familias.

Podemos ver cómo una pareja puede reencontrarse después de un conflicto


causado por intrincaciones con relaciones anteriores o vínculos de la familia de
origen. De pronto, se dan cuenta de que no están libres y que, en su sistema, existe
una fuerza buena que les une, si se dejan llevar por ella.

Lo mismo ocurre con las relaciones de los hijos con sus padres. Cuando los hijos
son difíciles, algunos piensan que son “malos” hijos… pero de hecho en el sistema,
lo que desean es algo bueno. No es algo en lo que piensan. En el sistema existe un
movimiento que quiere alcanzar algo benéfico. Cuando lo sabemos podemos
establecer una relación distinta con los hijos. Dentro de las familias, las
constelaciones tienen efectos muy benéficos.

Una Constelación puede también mostrar cómo una enfermedad está vinculada con
una intrincación; a través de la enfermedad una persona excluida se manifiesta
obligando así al sistema familiar a considerar a esta persona. Cuando el sistema
vuelve a integrar a la excluida, es posible que la enfermedad disminuya o
desaparezca. Es especialmente visible en los casos de cáncer.

Pregunta: Usted está hablando de enfermedades graves, ¿es también el caso para
las enfermedades crónicas?

Bert Hellinger: Sobre todo para las enfermedades crónicas. Hemos tenido el caso
de un chico que sufría de una enfermedad crónica de la garganta, hice representar
a su enfermedad, ella estaba mirando a un muerto. El representante del joven fue
dando una vuelta alrededor del muerto. Era un movimiento muy bonito. Y sólo se
trataba de un simple dolor de garganta...

Estos conocimientos, por supuesto, tienen consecuencias para la medicina. Si uno


sigue el movimiento de una enfermedad, llega a una persona excluida esperando
que la reintegren. Por lo tanto, puede haber una colaboración muy fructuosa entre
Constelaciones Familiares y Medicina.

Pregunta: ¿Usted piensa que tenemos cada uno un guión de vida, un destino?

Bert Hellinger: acaba de utilizar la palabra “guión”. Este término nos viene del
Análisis Transaccional. Eric Berne, fundador del Análisis Transaccional, se dio
cuenta de que cada uno obedece a un guión, un programa de vida, pensaba que
era la misma persona la que determinaba su guión. Por mi parte, me di cuenta de
que sí, existe el guión, pero tiene que ver ante todo con las intrincaciones. Nuestro
sistema nos obliga a este guión, por así decirlo. Cuando las intrincaciones salen a la
luz, uno puede dar un giro a su vida, puede tomar una nueva dirección. Un nuevo
elemento de libertad creativa puede entrar en juego.

Pregunta: ¿Qué ocurre con nuestra visión de la libertad y de nuestro libre-albedrío,


a la que tenemos tanto apego, si estamos bajo la influencia invisible de alguna
fuerza...?

Bert Hellinger: Hay algo de cierto en el libre-albedrío. Por ejemplo, ambos, hemos
acordado encontrarnos hoy, de alguna manera, es una elección libre.
Cuando observo los movimientos del alma en una constelación familiar, adopto una
postura, me pregunto si es bueno o no. Si ayuda o no. Existe pues un elemento de
libertad. Pero no se trata de una libertad arbitraria: es mi vivencia que hace que sea
así.
Participé a un simposium en el que un conocido filósofo afirmaba que la persona
humana es totalmente independiente de los demás. Le dije: “Sin embargo, vemos
muy claramente que nos necesitamos los unos a los otros.” Pienso que este tipo de
afirmaciones contribuye a la propagación de ideas filosóficas locas.

Lo que acompaña a estos movimientos del alma más amplios y más grandes es
vivido como libertad, como un acuerdo, como una recompensa. Y no se limita a los
humanos. Allí donde existe aprendizaje, hay acuerdo. Un perro aprende, una planta
también...
Este proceso proviene del movimiento de la vida misma.

Pregunta: ¿Piensa entonces que el universo entero es vivo y sagrado?

Bert Hellinger: Existe una conciencia. Pienso que todas nuestras consideraciones
sobre Dios se aplican con más propiedad todavía a la misma vida. No hay nada
más espiritual que la vida. De algún modo, la vida es un movimiento divino y
creador. Pero la vida es incompleta ya que sigue aprendiendo.

Aprender o crear presupone que, anteriormente, algo estaba incompleto, que,


anteriormente, hubo error y nueva adaptación. Son movimientos divinos y el error
también es divino.

Pregunta: al observar su trabajo, advertí una calidad muy particular de presencia,


de atención, de escucha... y tuve la impresión de una ceremonia desarrollándose en
un espacio sagrado...

Bert Hellinger: exacto. Cuando entro en ese trabajo, me vinculo con una fuerza
mucho mayor que yo y resulta en una especie de ritual. Es un espectáculo sagrado.
La tragedia griega era una constelación familiar. Todo el público estaba integrado en
la constelación, para todos era una especie de purificación. En las tragedias los
elementos importantes de un campo están claramente presentes.

A esta altura de la entrevista, debo decir una palabra sobre la conciencia. El trabajo
de constelación familiar ha demistificado la conciencia. Es ahora manifiesto que la
conciencia tiene como función principal el atarnos a un determinado grupo. Todo lo
que vivimos con este grupo lo experimentamos como bueno. A la inversa, todo lo
que amenaza este apego, lo sentimos como malo, y la mala conciencia nos impulsa
a reintegrar el grupo.

Existe otra conciencia todavía, que, en nuestra cultura, es oculta, por decirlo de
alguna manera. Se trata del movimiento elemental del campo del espíritu. Dos leyes
rigen esa conciencia:
Primero, nadie tiene el derecho de excluir a un miembro del grupo.
Y segundo, los miembros del grupo nacidos más tarde no tienen el derecho de
inmiscuirse en los asuntos de los que estaban antes.

Las constelaciones familiares muestran claramente que lo peor ocurre cuando un


hijo quiere resolver un asunto de sus padres en el lugar de ellos. El hijo se pone
entonces en una posición superior con respeto a ellos, evidentemente con toda
buena conciencia ya que sólo desea ayudar. Se siente inocente. Sin embargo el
campo castiga esta arrogancia con el fracaso y la muerte.

Todas las tragedias obedecen al mismo esquema fundamental: el héroe, nacido


más tarde, desea, con buenísima conciencia, resolver por amor un problema ajeno,
de alguien nacido antes que él. En la tragedia griega, los dioses sustituyen a esa
conciencia inconciente y castigan al héroe con la muerte. Resulta evidente que esa
conciencia es más importante que la moral y que es precisamente el conflicto entre
estas dos formas de conciencia el hilo conductor de la tragedia. Era lo que las
tragedias griegas ofrecían al publico. Permitían que los espectadores se purificasen
y cambiasen de actitud. Era un espectáculo religioso y esto se manifiesta en parte
en las Constelaciones familiares.

Pregunta: ¿Era una especie de iniciación colectiva?

Bert Hellinger: Lo dice muy bien.

Pregunta: Usted dice que los secretos de familia deberían seguir siendo secretos
mientras que en psicogenealogía se tiende a preconizar todo lo contrario...

Bert Hellinger: Lo que se plantea es: ¿quién quiere desvelar el secreto? Siempre
alguien nacido más tarde; creyendo que hace algo bueno. Pero al hacerlo se siente
superior a los que estaban antes. Allí empieza la tragedia.

El terapeuta que participa al levantamiento de un secreto se pone también en un


lugar superior, y se encuentra sumido en la tragedia al igual que los otros. Un
ejemplo bonito es el de Hamlet. El rey se le aparece a Hamlet y le dice: “no he
muerto, he sido asesinado”. Entonces revela el secreto e incita a su hijo a que haga
la luz sobre ello.
Y ¿sabe cómo termina?
Mueren todos...

Pregunta: parece que, para Usted, la familia es muy importante y que el hecho de
honrar a los ancestros constituye una base fundamental en su sistema...

Bert Hellinger: estas dos realidades, la importancia de la familia y los ancestros, no


constituyen para mi una especie de ideología al servicio del salvamento de la
familia. En la vida, ambas realidades actúan a diferentes niveles. No someto la
familia a unas cuantas leyes. Observo cuales son los efectos de esas realidades y
me dejo conducir por los acontecimientos. No todo el mundo es capaz de asumir
esas consecuencias, por estar intrincado por ejemplo, y esto también lo respeto.

Durante todo el trabajo, me mantengo en la misma actitud: quiero a todos de la


misma manera.

Pregunta: según Usted, ¿perdonar consistiría en ponerse en una posición superior


al otro?
Bert Hellinger: existen varios niveles en el perdón. En una pareja, cuando uno de
los dos ha hecho daño al otro y se dicen “olvidémoslo.” Se trata de hecho de un
perdón mutuo, el tema está zanjado. Es un perdón benéfico.

Ahora bien, tomemos el caso de un esposo que ha tomado una amante. El hecho
más grave no es que lo haya hecho, sino que lo confiese... y que su mujer le
perdone. ¿Qué ocurre entonces? ¿El amor puede resistirlo? Con su perdón, la
mujer hace pequeño al hombre y a la vez lo condena. Pero si nadie es mejor que el
otro.

Cuando alguien ha cometido algo contra el otro, suele esperar que este último le
perdone. Cuando han existido abusos en una familia y el padre le pide a su hija que
le perdone, vemos que ese padre no considera su culpabilidad y que la hija no mira
lo que ocurrió. La hija se siente invitada a hacerse superior a su padre, como si
tuviera derecho de hacerlo. Lo mejor que pueda hacer esa hija es que diga a su
padre: “te dejo tu culpabilidad. No tengo derecho de perdonarte” el padre entonces
conserva su dignidad, la hija también y posteriormente se pueden separar. Pero si la
hija perdona, siguen atados el uno al otro.

Lo que hago pues en mi trabajo es verificar las consecuencias cuando, por


ejemplo, alguien dice: “te perdono”. En varios niveles.

En un congreso sobre las Constelaciones Familiares en Colonia, participaban unos


periodistas de África del Sur. Eran miembros de la comisión de investigación sobre
la verdad durante el apartheid. Se trataba de hecho de perdonar a los
perpetradores. En África del Sur perdonar funciona de otra manera que aquí. La
víctima siente que el culpable le ha limitado en su humanidad y espera que, gracias
a su comportamiento, él manifieste que es humano. Si lo manifiesta con una actitud
constructiva, ayudando por ejemplo, la víctima puede decirle: “ahora puedo
perdonarte”. Es muy profundo y no va de un superior a un inferior. Vincula a la
víctima con el perpetrador. En el debate que siguió, pregunté a estos periodistas:
“en realidad, ¿qué significa perdonar?” Me contestaron: “significa que le digo al otro:
soy como tú”. Evidentemente es distinto del perdón que gastamos...

Acabo de utilizar el método de la filosofía fenomenológica. Es decir que he tomado


la palabra perdonar, he observado en qué contexto esta palabra se utiliza y cuales
son las consecuencias de ese uso, por ambas partes. Perdonar se transforma
entonces en algo lleno, en distintos niveles. Cuando uno actúa así, aprende la
prudencia en la utilización de una palabra como “perdón”. Uno siente donde es
acertada y donde no.

El caso extremo es la situación en la que hay víctima y asesino. La pregunta


entonces es: ¿cómo se puede llegar a la reconciliación? ¿Cómo puede haber un
encuentro entre ellos para que se resuelva? No hay solución posible mientras el
criminal no es reconocido como ser humano y amado como ser humano.

Por ejemplo cuando un descendiente de la víctima mira al criminal y le dice: “sí, te


considero como un humano, te veo como un humano, como todo el mundo, con una
culpabilidad particular”. Cuando alguien dice a este perpetrador “te quiero” él ya no
necesita defenderse, su cara cambia, se suaviza. Luego se acercan el uno al otro...
y se ha terminado.

Pregunta: ¿Qué piensa del sentimiento de culpabilidad con respecto a la


responsabilidad?

Bert Hellinger: el sentimiento de culpabilidad viene del hecho que la persona no


asume la responsabilidad de sus actos. El que asume sus actos no siente
culpabilidad, tiene fuerza y hace las cosas inherentes a las consecuencias, lo que,
al final, es positivo para los demás. El sentimiento de culpabilidad es un sentimiento
barato, mientras que asumir los actos y sus consecuencias es grande y tiene
fuerza.
Pregunta: Le he oído decir que los sacerdotes, pastores y terapeutas buscan evitar
que la gente pague las consecuencias de sus actos. ¿Puede precisar su
pensamiento?

Bert Hellinger: efectivamente debo precisar lo que dije. Algunos sacerdotes,


algunos pastores y algunos psicoterapeutas se las arreglan efectivamente para que
la gente no tenga que asumir plenamente las consecuencias de sus actos. Intentan
suavizarlas.

Pregunta: Las palabras “amor” y “benevolencia” vuelven a menudo en sus


intervenciones. ¿Qué es lo que las sostiene, en un recorrido como el suyo?

Bert Hellinger: Voy a considerar esas palabras de un modo fenomenológico. La


palabra amor tiene numerosos significados, puede ser vivo de maneras muy
distintas: el amor entre hombre y mujer, entre hijos y padres... Es un amor que viene
del corazón, del sentimiento, es el fundamento de la vida. Todo lo que ocurre en la
vida es amor logrado. Es un amor que permanece dentro de un cierto espacio,
sobre todo el de la familia.

Pero existe también un amor del espíritu que proviene de un saber y obedece a un
saber. Uno de sus elementos es que, en lo esencial, todos los hombres son iguales.
Este amor quiere el bien a los demás y la mayoría de las veces es un amor sin
sentimiento.

No podemos querer a todo el mundo como queremos a nuestros padres o a


nuestros hijos, es imposible. Pero sí, podemos respetar a todo el mundo. Es un
amor del espíritu. Y este amor es el fundamento de la verdadera ayuda.

EL AMOR EN LA PAREJA

¿Qué ocurre cuando nos abrazamos? Abrimos los brazos, nos aliamos, vamos el uno hacia el
otro, nos abrazamos, estamos cercanos. Estamos en un vínculo profundo. Y la pregunta es
¿Cuanto tiempo lo podemos soportar? Al cabo de un tiempo nos tenemos que separar un
poquito. Los brazos permanecen abiertos. Y miramos detrás del otro hacia algo mayor. Vemos
a su familia, vemos su destino, la vida en su conjunto. Y abrazamos el conjunto. Y miramos de
nuevo, nos acercamos pero esta vez sólo hasta cierta distancia, nos miramos y vemos al otro,
rodeado de algo más amplio. Y nosotros también. Y a partir de allí la relación es segura y
grande: es la otra mirada, la mirada que alcanza lejos. A partir de allí hay plenitud.

VIBRAR

Cuando estás en vibración, algo se ha puesto en movimiento en el alma. Y basta. Mientras


estamos en la vibración estamos en movimiento, cuál sea la dirección que tome. Hacemos sitio
en el alma a alguien que no lo tenía. Mirar y buscar la vibración.

AYUDAR A UNA PAREJA

El terapeuta vibra, luego vibra con el mundo, luego vibra con el otro. El terapeuta ayuda a la
pareja a encontrar esa vibración. El terapeuta se pone en vibración, luego vibra con la pareja. Y
la pareja con él.
¿Qué es ayudar a una pareja? El terapeuta imagina lo que podría ser lo más justo para la
pareja, pero se trata de otras fuerzas. Es preciso retirarse y dejar que la vida viva a través del
hombre y de la mujer, dejar que la vida viva como lo entiende, sólo esperar. Y sorprenderse del
movimiento del alma.

A menudo, cuando queremos ayudar, buscamos una solución y la imaginamos. A veces es


imposible, va más allá de una psicoterapia. En lo profundo tenemos fuerzas de la vida hasta
más allá de lo imaginable. Entonces miramos más allá de cada uno individualmente, hacia algo
más potente, donde todo es grande. Y tal y como fue. Y suele ser distinto de lo que
imaginábamos. Si nos escuchamos para sentir el efecto vemos como cambiamos. Cuando
tenemos deseos con la relación, ser humilde y sentirse llevado por otras fuerzas. Y allí
encontramos la plenitud.

Observar cuál de los dos miembros de la pareja necesita menos al otro. La mejor relación es
cuando los dos se necesitan. Observar cuál de los dos tiene más dificultades.

¿CÓMO TENER ÉXITO EN UNA RELACIÓN?

¿Dónde empieza esta relación? En el amor a la madre. Si la relación a la madre es lograda, la


relación de pareja lo será también.

Madre igual a patria. El pueblo o país del que venimos es nuestra madre. La relación con la
madre y la patria es la condición para una buena relación de pareja. La patria es algo nuestro.
Es la madre. Va unida a nuestro destino. Sólo en ella podemos crecer y servir a la paz.

PAREJA: RELACIÓN ENTRE DOS GRUPOS

Una relación de pareja entre dos personas es una ilusión, no existe. Se trata de una relación
entre dos grupos, entre dos grupos potentes, dos sistemas familiares. Un grupo está al servicio
del otro. Cada grupo busca otro grupo para poner orden en el suyo. Y a veces lo consigue.

Cuando un grupo busca a otro grupo para resolver algo, lo que se produce está más allá del
amor entre hombre y mujer, hay otras fuerzas. Ahí la mujer se transforma en el destino del
hombre y viceversa. Pero son los orígenes de cada uno los que se transforman en el destino
del otro. Cada uno está cogido en una red de intrincaciones, luego en el destino común llevan
parte del destino del otro y a veces ejecutan en positivo su propio destino.

Los hombres mueren, la mujeres viven.

Pero a veces los destinos están tan en contradicción que se tienen que separar. Cuando uno
ha tenido que coger el destino del otro y eso le impide crecer y realizarse se tiene que separar
por fidelidad a su destino.

La relación de pareja es el principio de una nueva familia. Hemos crecido en una familia,
salimos de ella y creamos una nueva. En esta nueva familia seguimos experimentando lo que
vivimos antes.

Vivimos siempre dentro de una familia. Y sólo dentro de una familia.

El principio de la familia: amor entre hombre y mujer. Y luego los hijos.

Cada uno viene de una tradición distinta y se deben encontrar aunque sean distintos, las dos
familias se deben encontrar, en esa nueva familia las dos encuentran su continuación.
DESTINO

Se trata de una comunidad de destinos. ¿Qué son los destinos?: los muertos, sobre todo los
muertos excluidos, rechazados. Tienen efecto de destino sobre los que les siguen.

¿Cómo darle la vuelta al destino para que sea mejor? ¿Cómo escapar a la intrincación?

Dando a esos muertos un lugar en nuestro corazón, en nuestra alma. Vibramos con ellos,
absorbemos su resonancia y vibramos juntos. Entonces una plenitud mayor da fuerza a la
relación. Para muchas familias los hijos abortados se convierten en destino particular y si
vibramos con ellos, están bajo la protección de la familia y en vez de ser el origen de un destino
grave, se convierten en destino favorable.

ABORTOS, VIDA Y MUERTE

Lo que es grave para el hijo abortado no es el hecho de haber sido abortado sino que hayan
querido deshacerse de el.

Pues mirando el curso de la vida, la vida se alimenta de la muerte, la vida continua porque
otros se mueren. Y los que se mueren están al servicio de la vida, incluso los abortados, por si
mismo, en su alma, están al servicio de la vida.

En el soneto a Orfeo de Rilke: "el hijo fruto de uno de mis encuentros murió y se hizo un
huequito en mi oído, allí tiene su camita y esta muerte vibra en mi oído y duerme al mundo.
Esta muerte lo percibe todo a través de mi, ¿entonces donde está su muerte? Duerme al
mundo, vibra con todo lo que ocurre, lo que oigo, lo que digo y canto. No le puede faltar de
nada." Escuchemos a los hijos abortados en nuestro oído, vibremos con ellos, no les faltará de
nada.

Con esa mirada se descubre una felicidad en la plenitud, en la que vivos y muertos siguen
vibrando con la vida como un todo.

HIJOS ANTERIORES

Cuando hubo hijos de otra pareja, con la nueva pareja algo nuevo tiene que venir sin
reemplazar lo que fue y así la unión será más profunda. Sería demasiado fácil, demasiado
barato, hacerlo de otra manera, la antigua felicidad, la anterior, cabe en la nueva.

Lo nuevo es posible gracias a una nueva comprensión. Mirar lo que fue o reproducirlo es un
obstáculo a la vida.

EJERCICIO INDIVIDUAL:

Vuelve al pasado , vuelve a las relaciones anteriores, ve sus resultados, a los hijos. Mira estas
antiguas parejas en el contexto de lo que hubo de grande y diles gracias.

Ve todo el pasado, todo lo grande y dile gracias.

Di a tu anterior pareja: lo tomo todo en mi corazón, con amor. Y lo guardo, lo conservo con
amor.

EL RESPETO A LOS HOMBRES


Pocos hombres son respetados. Para los hijos varones sería la clave de la felicidad, que sus
padres fueran respetados.

La hija de papá no tiene respeto para los hombres, ni para su padre. Se siente mejor que su
madre para su padre y así se pone por encima de ambos padres,. Allí todos pierden.

EL CAMPO MORFOGENÉTICO

Al campo morfogenético pertenecen todos los miembros de la familia, todos los secretos, todos
los muertos. No hay secreto, sólo hay memoria, todo está en el campo.

NUEVA ORIENTACIÓN

Cuando yo respeto el destino de uno, cuando es grave, y que por su profundidad y su gravedad
se que no debo intervenir, muchos de los que ayudan, de los psicoterapeutas, se excitan al ver
esto. La critica contra mi y contra este trabajo viene de los que no soportan esto último, la
profundidad de esta realidad. Imaginemos qué desastres causarían a esas familias. Por eso me
retiro de este estilo de trabajo. Voy hacia otra dirección de trabajo, voy con los movimientos
profundos de la fuerza del alma, un movimiento creador de la fuerza. Y es distinto de lo que
creemos que debe ser.

Animar este movimiento, vibrando con este movimiento y siguiéndolo, sin escuchar a los
demás, en una actitud de respeto hacia este movimiento. Esto es servir la vida en su grandeza.

Es mi orientación actual, estoy al servicio de la vida.

No se aprende. No hay método. Este movimiento profundo vive. Me pongo a su disposición,


para entrar en él. Así es posible ayudar de un modo que se esperaba desde hace mucho.

Si uno se queda solo se debilita, hace falta ir juntos en este movimiento. La fuerza viene de la
presencia de todos vosotros apoyando lo que pasó y entrando a cada uno en ese movimiento.
Así podéis construir un círculo de amigos, una vez al mes, con más gente. Y os entrenáis al
servicio de la vida, una hora, y cada uno dice lo que siente, lo que encuentra en la experiencia
del otro, sin consejos.

Cuando no hay ambición, ni ilusión, sólo amor, no perjudica.

LOS MUERTOS DE GUERRA

Los muertos se transforman en el destino de los vivos. ¿Cómo se hace para que sea un
destino bueno? Son sobre todo los muertos de guerra los que se transforman en destino de los
vivos.

En un parque, en Belgrado, no podía avanzar había demasiada energía en contra. Pregunté y


me dijeron que había sido campo de batallas, entonces en mi miré a los muertos olvidados, les
di un sitio en mi corazón y entonces pude seguir avanzando.

En Polonia, allí donde se llevaron a los judíos, o donde estuvieron los campos de
concentración, hay un peso sobre la vida de hoy. En el alma de los polacos faltan los judíos
muertos. Les dije que tenían que darles un sitio en su alma y lo entendieron.

En Silesia me di cuenta que los que faltan son los nativos. Si vemos a los alemanes vemos que
faltan los judíos. La gente se ha enfadado con los asesinos y se olvidan de los muertos.
Tengo que decir lo que veo, no tengo miedo de decirlo. Los terapeutas suelen no soportar la
evidencia. Si me retiro al ver algo duro me puedo ocurrir algo terrible. Rilke dice: al que separa
una vez la verdad de su alma pierde para siempre el camino. Apartar los ojos de la verdad es
muy peligroso.

En la esquizofrenia hay un asesinato escondido. Al hacer ver lo que estaba escondido se


sanan. El esquizofrénico es libre cuando los dos, víctima y asesino, se reconcilian en su alma.

Cuando uno nacido después deja de inmiscuirse con lo que pasó antes, es cuando se libera
todo.

La fuerza de las guerras viene de que los descendientes están vengando a sus antepasados.
Con alegría. Y de que, luego, les dan medallas porque han matado a gente.

¿Y los muertos? Se transforman en espadas en manos de niños.

LA JUSTICIA

La justicia es un mito. Nunca ha existido. Se le busca, nunca se encuentra.

¿Qué busco, en la justicia? La muerte del otro. El que ha sido dañado piensa con ideas
asesinas, o ¿piensa con amor? No, quiere ser vengado. ¡Que lo maten, que vaya al infierno!
¿Tiene suficiente castigo? No, la justicia no está nunca satisfecha.

En Canadá existe una tribu en la que no hay palabra para justicia, culpable o asesino.
Entonces ¿cómo se le llama a alguien que hace daño a otro? Mal enseñado o enfermo. Y ¿Qué
pasa cuando hay un asesinato? La familia de la victima adopta al asesino.

Nuestra cultura occidental tiene un gran Dios, un Dios justo, que condena. Un Dios justo no
puede ser Dios porqué está al servicio de otro Dios, de un ídolo. Está al servicio del ídolo
supremo: la justicia, el ídolo más sanguinario que exista.

Las guerras y represalias son sacrificios al ídolo de la justicia.

EL EQUILIBRIO EN LA PAREJA

El intercambio es posible por la necesidad de equilibrio. Cuando nos dan necesitamos dar,
devolver, de un modo irresistible. En la pareja y en la historia entre pueblos también. Si un país
se ha extendido demasiado, luego hay una presión contraria hasta que sea como todos. Por
ejemplo Colombia, Venezuela: la vuelta de la conquista de los españoles es la salida actual de
los nativos. Vean los países eslavos, como están encontrando su dignidad ahora.

La relación de pareja es de amor, se da con amor. Uno da con amor, el amor da de vuelta con
amor; da un poco más, el otro devuelve un poco más, el intercambio y la felicidad aumenta, el
vínculo se profundiza.

El que da demasiado amenaza la relación. No debo dar más de lo que el otro me puede
devolver. Hay un límite a lo que se da y lo que se pide al otro. El que da demasiado está en una
postura de poder, obligando al otro. Si doy demasiado actúo como una madre.

La libertad ¿qué es? Es: no doy nada, no recibo nada, no estoy vinculado, estoy libre y vació.

El amor ¿qué es? Estar lleno y vinculado.


EL EQUILIBRIO NEGATIVO

Si uno hace daño el otro siente la necesidad de devolverle ese daño, y sólo si lo hace se
restablece la relación.

EL PERDÓN

¿Qué impide el restablecimiento de la relación? El perdón. El perdón es un veneno. Uno se


sitúa por encima del otro. El perdón separa.

EL INSTINTO DE VENGANZA

Si estoy herido, deseo herir al otro y hacerle más daño todavía. No es mala intención, es un
movimiento arcaico que se desarrolla en el alma, quiero destruir al otro, tengo deseos
asesinos. No es maldad, es un proceso elemental que nos vincula con los movimientos
primitivos de nuestra historia, de supervivencia de la especie, para tener seguridad con
respecto a nuestro grupo.

Este instinto de supervivencia no se debe subestimar. Lleva a la destrucción mutua.

Hay parejas que se juntan y dan el poder de destrucción a una instancia superior - el estado – y
eso les protege de su propia voluntad de destrucción (es un instinto que existe dentro de todos
nosotros). Entonces empieza el pillaje y la destrucción mutua.

El orden nos protege porque amaestra nuestra voluntad destructora. Entonces la desplazamos,
la transferimos a la crítica, a los debates, a través de los media sobre todo. La destrucción tiene
allí toda libertad.

El orden establecido permite canalizar la voluntad destructora: denuncias, acusación, justicia.


Dios también es movido por la voluntad destructora: el infierno de los cristianos.

La expiación es voluntad de destrucción dirigida a uno mismo. El deseo de sagrado es también


lo mismo: los ascetas se destruyen a si mismo.

En la pareja, algo se puede hacer si uno ha hecho daño: el otro debe vengarse con amor, para
salvar la relación. Le hace algo menor de lo que le ha hecho, el otro se sorprende y el amor
empieza de nuevo.

¿Cómo ir más allá de la moral en la relación? Cada uno da al otro el permiso de diez faltas, y
así, la relación permanece humana y corriente.

FIDELIDAD ¿A QUIÉN O A QUÉ?

Te quiero y quiero a lo que nos guía, quiero a lo que te guía, quiero a lo que me guía. Es una
doble fidelidad.

En una relación es un error creer que hay que estar fiel en todo, hay que poner primero la
fidelidad al destino propio, a algo superior, a lo divino en su alma, al movimiento profundo de su
alma. A veces esto obliga a la separación, por que el otro no le quiere seguir, o lo obstaculiza.
Entonces se tratará de una separación con amor. Quiero al otro y a su destino, me quiero a mi.
Cada uno puede apoyar al otro incluso cuando se separan.

LA SEXUALIDAD
Cuando existe un problema en la sexualidad de la pareja, hay que apoyar al hombre en sus
ancestros masculinos, y a la mujer en sus ancestros femeninos. Y cada uno dice al otro: Tú
eres más que mi madre, eres mi mujer y soy feliz contigo como esposa.

Cada uno sólo, de su sexo, en la pareja tendría poca fuerza, poca valentía, sería poco fiable,
pero si está con todos los de su sexo, de su familia, ¡qué diferencia!

En las bodas antes se invitaban a toda la familia, eso daba más fuerza. La pareja se unía a
toda la tradición.

EL LUGAR

Muchos se colocan por encima de los padres, creen que son mejores que ellos, entonces no
tienen fuerza y pronto se caen.

Cada uno llega para el último lugar, en el valle. Allí se juntan todas las aguas, abajo en el fondo
están todas las aguas. Desde allí mirando hacia arriba, a la fuente del agua, uno es pequeño y
tomando con los ancestros, apoyándose en ellos y mirando delante, crezco y llego a ser igual.
Primero soy pequeño y luego grande.

EL AMOR Y LA MUERTE

La institución de la relación de pareja es una institución contra la muerte, contra el final, por los
hijos. Cuando una pareja se constituye debe hacer frente al adiós, cual sea su amor este se
acabará.

El amor eterno es breve.

Algunos temen ese adiós. Temen que su gran amor se acabe, entonces dudan frente a la
relación de pareja, pues cuanto más amor, más doloroso es el adiós.

Algunos quieren sufrir poco, entonces prefieren no tener relación de pareja.

El gran amor mira frente a frente el adiós y el final. Gracias a eso es incandescente. Y cuando
más se mira eso, más fuerte es el instante presente.

En la relación se entrenan al adiós definitivo, se despiden de lo que es visible, de las ilusiones.


Y cada crisis es despedida de una ilusión. Después de la crisis los dos son más modestos, el
amor más grande y más fiable.

Luego llega la despedida definitiva.

En una enfermedad terminal, mirarse a los ojos y decirse: me quedo a tu lado mientras puedo.

El amor es como una luz en el crepúsculo. Luego viene el adiós, la muerte de uno de los dos.
El que se queda se abandona al dolor. Gran amor igual a gran dolor. Es bueno abandonarse a
ese dolor, permite la despedida, la separación y libera, prepara para lo que sigue.

Algunos se imaginan que hay que seguir fiel al muerto. Hablando de Wilson que se volvió a
casar al año de morirse su mujer, Freud dijo que aquello era la señal del gran amor por la
primera mujer. El amor está al servicio de la vida, es benevolente para el otro, más allá de la
muerte.

Decir adiós y luego mirar hacia delante, al servicio de la vida, eso revela el amor.
Un largo duelo es una ausencia de amor, es una de manifestación de expiación, de culpabilidad
y de no amor.

Éxito y Fracaso en Relaciones de Pareja (Enfoque Sistemico de Hellinger)

¿Que tenemos que hacer para aprender a desarrollar nuestro propio sexo y reconocerlo?
Hellinger nos aporta una mirada sistémica tremendamente interesante, que no se puede
reducir a lo técnico. Veamos qué nos señala:

El hijo, de niño se encuentra, está en la esfera de su madre, y en ese estar, experimenta lo


femenino de ella. Al permanecer en esa esfera, lo femenino va inundando su alma, y un efecto
interesante: experimenta a la mujer como demasiado poderosa. Este hecho -señala Hellinger-
le impide al hijo tomar al padre, por lo que lo masculino en él queda restringido y va
perdiéndose cada vez más. En la esfera de la madre, el hijo frecuentemente no consigue ser
más que un adolescente, un favorito de las mujeres o un amante, pero no un hombre. Para
hacerse hombre, tiene que resistir a la tentación de hacerse o poder ser mujer él mismo. Por lo
tanto, tiene que renunciar a la primera mujer en su vida y, tempranamente, pasar de la esfera
de la madre a la del padre. Es una gran renuncia para el hijo y una incisión profunda. Antes
-continúa Hellinegr- se tomaba conciencia de esto y se realizaba mediante los ritos de
iniciación. Después el chico ya no podía volver con la madre. En nuestra cultura, el paso del
desprendimiento de la madre se daba al ser llamado el joven al servicio militar. Allí, los
adolescentes se convertían en hombres. Hoy quizás se decidan por el servicio social y, a
cambio, siguen siendo "hijos de mamá".

Con el padre, el hijo se concierte en un hombre que ha renunciado a lo femenino en sí mismo.


Así puede recibir lo femenino como obsequio de otra persona, de una mujer, creándose así una
relación duradera y fuerte.

También la hija al principio está con la madre, experimentándola como fuerte, pero de manera
distinta que el hijo. Ella tiende al padre. Experimenta lo masculino primero en la relación con el
padre, y eso la fascina. Si permanece en su esfera, lo masculino inunda su alma. En un caso
así no llega a ser más que una chica o una querida, pero no una mujer. Más tarde no puede
dirigirse íntegramente a otro hombre, ni valorarlo ni tratarlo de igual a igual.

Para hacerse mujer, la hija tiene que renunciar al primer hombre en su vida, es decir, al padre,
retirarse de él y volver con la madre, ponerse al lado de ella. Ahí se convierte en mujer, y más
adelante encontrará a su propia pareja, al hombre del que pueda recibir lo masculino como
obsequio. Es justo lo contrario de la idea narcisista de que la mujer tendría que desarrollar lo
masculino en sí misma.

El mejor matrimonio se logra cuando el hijo del padre se casa con la hija de la madre. A
menudo, sin embargo, la hija que prefiere al padre frente a la madre se casa con el hijo que
prefiere a la madre frente al padre. En un caso así, las cosas se complican y falta tensión y
fuerza. El tema de la renuncia, por tanto, aparece ya muy temprano, entre los seis y siete años.
Sin embargo no puedo demostrarlo, ni tampoco existen estudios científicos acerca de este
tema.

Mi comentario: no confundan esto con el complejo de Edipo, pues, si se meten en esa idea,
todo lo que puedan experimentar al seguir lo que nos dice Hellinger se detendrá. Sólo lean
abiertos y sigan su dinámica. Ese es el camino del conocimiento.

Hellinger ha sido un maestro en la comprensión de los sistemas familiares. Frente a la pregunta


¿Pero no es posible que la relación con el padre y la madre sea equilibrada? responde: De
hecho, el hijo que se pone al lado del padre tiene más respeto ante su madre que no aquel que
permanece en la esfera de la madre. La madre no pierde nada. Y la hija que sale de la esfera
del padre para volver a la de la madre no pierde al padre. Desarrolla un mayor respeto hacia el
padre. Sobre todo es más intensa la relación de los padres si las hijas están con la madre y los
hijos con el padre. De esta manera no hay confusiones.

Da que pensar, ¿o no?.

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