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Joseph de Maistre Consideraciones Sobre Francia PDF
Joseph de Maistre Consideraciones Sobre Francia PDF
Consideraciones
sobre Francia
Presentación de
ANTONIO TRUYOL Y SERRA
Traducción y notas de
JOAQUÍN POCH ELÍO
R eservados to d o s los derechos. N i la totalid ad ni parte de este libro
p u ede rep ro d u cirse o transm itirse p o r ningún procedim iento electróni
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© P re s e n ta c ió n , A n t o n i o T r u y o l y S e r r a , 1990
© E D IT O R IA L T E C N O S , S. A ., 1990
Josefa V alcárcel, 27 - 28027 M adrid
IS13N: 84-309-1800-0
D epósito Legal: M -4197-I990
P ost s c r íp t u í! .................................................................................................................. iS
PRESENTACION
por Antonio Truyol y Serra
4
Xli y \ N I ON IO T R U Y O L Y S E R R A
b ib l io g r a f ía
A. E D IC IO N E S
J . D E M a i s t r e : Oeuvres, 4 t o m e s , L y ó n - P a r í s , 1 8 6 8 s s .
— O euvres com pletes, 14 v o ls., nouv. éd. Lyón, 1884/86; 3 . “ e d ., 1924-
1928.
Lettres et opuscules inédits, 2 vols., París, 1851.
M érnoires politiques et correspondance diplom aíique, p u b l i é s p a r
A. B eanc , P a rís , 1858.
Correspondance diplom atique, publiée par A . B lanc , 2 vols., París,
1960,
C onsidérations sur la Trance, in tro d u ctio n et notes de H . G u il l e -
M iN ,G in eb ra, s.f.
Considérations sur la Trance, éd. critique p ar. R . Johannet et F.
V erm ale ,, P a r í s , 1 9 3 6 .
Considérations sur la France, éd. crit. établie p a r J.-L . D a r c e l ,
A v an l-p ro p o s de J. B o i s s e l , G in eb ra, 1980.
Considérations sur la France, suivi de Essai su r la principe généra-
teur des constitutions p o litiques, P rcsen tatio n de P. M a n e n t , B ruse
las, 1988.
C onsideraciones sobre Francia, estudio prelim inar de R . G a m b r a ,
versión esp. de C arm en G u tié rre z de G am bra. M adrid, 1955.
B. O B R A S Y A R T ÍC U L O S S O B R E J. D E M A IS T R E (Selección)
1.a. E x p o s ic io n e s g e n e r a l e s e n o b r a s d e c ie r t a g e n e r a l id a d
1. b . E x p o s ic io n e s g e n e r a l e s (M O N O G R A F ÍA S)
2. A s p e c t o s p a r t ic u l a r e s , e s p e c ia l m e n t e p o l ít ic o s
D e las revoluciones
los que la han aceptado han sido con toda justicia sus víc- j
timas, incluso de acuerdo con nuestra limitada visión. |
Gemimos al ver a sabios ilustres caer bajo el hacha de
Robespierre. Nunca humanamente se lamentará lo sufi
ciente; pero la justicia divina no tiene el menor respeto
por los geómetras o los físicos. Demasiados sabios fran
ceses fueron los principales autores de la revolución; de
masiados sabios franceses la amaron y la favorecieron,
en tanto que ella no abatió, como el bastón de Tarquino,
más que las cabezas dominantes. Ellos decían como tan
tos otros: Es imposible que una gran revolución se opere
sin producir desgracias. Pero cuando un filósofo se con
suela de estas desgracias en vista de los resultados, cuan
do dice en su corazón: Hay que transigir con cien mil crí
menes siempre que seamos libres; si la Providencia le
responde; Acepto tu aprobación, pero tú serás de ese nú
mero; ¿dónde está la injusticia? ¿Juzgaríamos de otra
manera en nuestros tribunales?
Los detalles serían odiosos; pero qué pocos franceses
entre los que se llaman víctimas inocentes de la revolu
ción a quienes la conciencia no les haya podido decir:
Entonces, viendo de vuestros errores los tristes frutos,
reconoced los golpes que habéis guiado^
Nuestras ideas sobre el bien y el mal, sobre el inocente
y el culpable, están demasiado a menudo alteradas por
nuestros prejuicios. Declaramos culpables e infames a
dos hombres que se baten con un hierro de una longitud
de tres pulgadas; pero si el hierro tiene tres pies, el com
bate resulta honorable. Infamamos al que roba un cénti
mo del bolsillo de su amigo; si toma a su mujer, eso no es
nada. Todos los crímenes brillantes, que suponen un de
senvolvimiento de cualidades grandes o amables; todos
los que especialmente se honran con el éxito, los perdo
namos, si no hacemos incluso virtudes de ellos; cuando
Racine, Iphigénie, V. 2.
CONSIDERA CIONES SOBRE FRANCIA 11
otro lado, no veo más que una parte de las que una visión
más penetrante podría descubrir desde este momento.
La horrible efusión de sangre humana, ocasionada por
esta gran conmoción, es un terrible medio; sin embargo,
es un medio tanto como un castigo, y ello puede dar lugar
a reflexiones interesantes.
CA PÍTU LO III
D e la destrucción violenta
de la especie hum ana
19
La guerra llamada de Sucesión de España. {N. del T.)
CONSIDERACIONES SOBRE FRANCIA 29
29
San Pablo, Carta a los R om anos, VIII, 22 y sig.
El sistema de la Palingenesia de Charles Bonnet tiene algunos pun
tos de contacto con este texto de San Pablo; pero esta idea no le ha
conducido a la de una degradación anterior; concuerdan sin embargo
muy bien.
CONSIDERACIONES SOBRE FRANCIA 37
halla bajo una de sus caras? No, sin duda; nos estaría de
m ostrado, como si lo hubiésemos visto, que una de las
seis caras es blanca o que uno de los números está repe
tido.
Pues bien, recorramos la historia; veremos en ella lo
que se llama la Fortuna, lanzando el dado sin parar desde
hace cuatro mil años; ¿ha conducido alguna vez a la GRAN
REPÚBLICA? No. Entonces este número no estaba en el
dado.
Si el mundo hubiese visto sucesivamente nuevos go
biernos, no tendríamos ningún derecho para afirmar que
tal o cual forma es imposible, porque nunca se la ha
visto; pero sucede totalm ente lo opuesto: se ha visto
siempre la m onarquía y algunas veces la república. Si se
quiere después lanzarse en subdivisiones, se puede lla
mar democracia al gobierno en que la masa ejerce la so
beranía, y aristocracia a aquel en que ia soberanía perte
nece a un número más o menos restringido de familias
privilegiadas.
Y todo queda dicho.
La comparación con el dado es pues perfectamente
exacta: Habiendo salido siempre los mismos números de)
cubilete de la Fortuna, estamos autorizados, por la teoría
de las probabilidades, a sostener que no hay otros.
No confundamos las esencias de ias cosas con sus m o
dificaciones: las primeras son inalterables y vuelven
siem pre; las segundas cambian y varían un poco el espec
táculo, a! menos para la m ultitud, pues todo ojo ejercita
do penetra fácilmente en el hábito variable del cual la
eterna naturaleza se viste según los tiempos y los lugares.
¿Qué hay por ejemplo de particular y de nuevo en los
tres poderes que constituyen el gobierno de Inglaterra,
los nom bres de pares y el de comunes, el ropaje de los
lores, etc.? Pero si los tres poderes, considerados de una
m anera abstracta, se encuentran dondequiera que se en
cuentra la libertad prudente y durable, se les encuentra
sobre todo en Esparta, donde el gobierno, antes de Li
curgo, estaba siempre en agitación, inclinándose ya a la ti
CONSIDERACIONES SOBRE FRANCIA 41
Los dem ócratas de Inglaterra han in ten tado rem o n tar m ucho
más a rrib a los derechos de los com unes y han visto el pueblo hasta en
los fam osos wiTTENy\GEMOTS; p ero ha sido necesario ab andonar de
buen grado una tesis insostenible. H um e, t. í , apéndice 1, p. 144-, apén
dice 2 .", p. 407, edit. in 4 .“ , M illar, L ondres, 1762, [WitterMgemot: con
sejo de los reyes anglosajones en Inglaterra; su principa! función era
aseso rar ai rev en aquellos asuntos en que éste rea u iere su parecer. (N.
d e lT .)] .
^ 16 de m ayo de, 1264; Sim ón de M onfort y los baro n es sublevados
vencieron eii ella e hicieron prisionero al rey E nrique y a su hijo. (N.
del I . )
C í i i l r E i J N i A X I Ü N L S z Cj a K E Eu ANCL a 43
■
43
La carta de Plinio, gobernador de Bitinia a Trajano; X , 96.
C ONSIDE RA C IONE S SO B R E FRANCIA 57
N a c e e l d ía e n q u e n a c ie r o n l o s d ía s .
No hay otro ejemplo de tal duración; y, ateniéndose
incluso al cristianismo, ninguna institución en el universo
puede serle opuesta. Es por afán de ergotizar por lo que
se la compara a otras religiones; varios caracteres nota
bles excluyen toda comparación; no es éste el lugar de
detallarlos; una palabra sólo, y es suficiente. Que se nos
muestre otra religión fundada sobre hechos milagrosos y
revelando dogmas incomprensibles, creída durante die
ciocho siglos por una gran parte del género humano, y
defendida de edad en edad por los primeros hombres del
tiempo, desde Orígenes hasta Pascal, a pesar de los últi
mos esfuerzos de una secta enemiga, que no ha cesado de
rugir desde Celso hasta Condorcet.
iCosa admirable!, cuando se reflexiona sobre esta gran
institución, la hipótesis más natural, la que todas las ve
rosimilitudes asisten, es la de un establecimiento divino.
Si la obra es humana, no hay manera de explicar su éxito;
al excluir el prodigio, se le acepta.
Todas las naciones, se dice, han tomado el cobre por
oro. Muy bien: pero, ¿este cobre ha sido echado en el cri
sol europeo, y sometido durante dieciocho siglos a nues
tra química observadora?, si ha sufrido esta prueba,
¿ha salido de ella con honor? Newton creía en la encar
nación, pero Platón, pienso yo, creía poco en el naci
miento maravilloso de Baco.
El cristianismo ha sido predicado por ignorantes y
creído por sabios; es esto en lo que no se parece a nada
conocido.
Además, ha salido con éxito de todas las pruebas. Se
dice que la persecución es un viento que alimenta y pro
paga la llama del fanatismo. Sea: Diocleciano favoreció
el cristianismo; pero, en este supuesto, Constantino
debía asfixiarlo, y es esto lo que no ha sucedido. Ha resis
tido a todo, a ía paz, a la guerra, a los cadalsos, a los
triunfos, a los puñales, a las delicias, al orgullo, a la hu
millación, a la pobreza, a la opulencia, a la noche de la
Edad Media, y al gran día de los siglos de León X y Luis
58 J O S E P H D E M AISTRE
C r is t o im p e r a , C r is t o r e in a ,Él es el v en c ed o r .
Platón, Zenón, Crisipo han hecho libros; pero Licurgo hizo actos
(Plutarco, Vida de Licurgo). N o hay una sola idea sana en moral y en
política que haya escapado al buen sentido de Plutarco.
En ningún caso los dos consejos pueden reunirse en una misma
sala. Constitución de 1795, tít. V , art. 60.
C O N SID E R A C IO N E S S O B R E FRANCIA 67
58
O v i d i o , I V , 89.
7U JO S E P H D E M A IST R E
Ilíada, I, 178.
ía jA S A j I A í A C H I N E S S O B R E E B A N C B : 73
67
Scr-timicnto en la significación de opinión. (N . del T.)
80 J O S E P H D E M A J S 'J R E
Se resp eta el térm in o m onum entos, que significaría aquí norm as,
reglas o p recep to s. {N. del T .)
® E l card en al F leury, m inistro de Luis X V ; San O u en , obispo de
R u á n , refe n d a rio de D ag o b erto ; San L éger, obispo de A u tu n , apoyó a
la reina S an ta B atilda d u ran te la m inoría de ed ad de C lotario III. (N.
del T.)
C O N S ID E R A C IO N E S S O B R E ¡ R A N C SA 81
U n hom bre del que considero igualm ente la persona y las opinio
nes [el fallecido M allct-D upan], y que no es de mi parecer sobre la anti
gua constitución francesa, se ha tom ado el trab ajo de desarrollar para
mí una p a rte de sus ideas en una carta muy in teresante, de la cual le doy
infinitas gracias. M e o b jeta en tre o tras cosas que el libro de los magis
trados franceses, citado en este capítulo, hubiese sido quem ado bajo el
reinado de L u is X I V y de L u is X V , com o atentatorio a las leyes fu n d a
mentales de la m onarquía y a los derechos del m onarca.— Bien lo creo:
com o el libro de D elolm e {de la constitución inglesa) hubiese sido que
m ado en L on d res (quizá con el a u to r), bajo el reinado de E nrique V III
o de su ru d a hija.
C uando se h a tom ado partid o en las grandes cuestiones, con pleno
conocim iento de causa, se cam bia raram en te de parecer. Yo desconfío
sin em bargo de mis prejuicios tan to como lo d eb a hacer; pero estoy
seguro de mi buena fe. Se observará que no he citado en este capítulo a
ninguna a u to rid ad contem p o rán ea, p o r tem or de que las m ás resp eta
bles no p areciesen sospechosas. E n cuanto a los m agistrados autores
del desarrollo de los principios fundam entales, etc., si m e he servido de
su obra es p o rq u e no me gusta hacer lo que ya está hecho, y que estos
señores, no habiendo citado más que m onum entos, eran precisam ente
los que m e eran necesarios.
8c J O S E l J I D E hí A i SERE
82 Til. L i v ., X X X IV , 49.
82 Religión debe enten d erse p o r convicciones, id e a s... (N. del T.)
90 J O S E P H D E M A IS T R E
V irg ., En . , I V , 379.
CO NSiD ERACIO NES SOfiRK FRANCIA 101
93
H o racio , E p., I, 1, 100.
114 JOSEPH D E MAISTRE
La fam osa ley que excluía al T ercer E stad o de] servicio m ilitar no
f)odía ser ejecu tad a; era sim plem ente una to rp eza m inisterial, de la
cual la pasión lia hablado com o de una ley fu ndam ental.
11 C JO SEi 'H Di: M A I S T R E
E A D E M M U T A T A R E SE IR G O
É sta era tam bién la opinión de Luis XVI. V ed su elogio histó ri
co.
III Se recuerda h ab er leído en el diario de C ondorcet un trozo sobre
c! buen ap etito del R ey a su vuelta de V arennes.
14Ü J ü S E I ’J I D E M A ¡S T R E
I l.‘
((iK ío n o s un gobierno... en que las distinciones no nazcan más
(¡uc de la Igu alda d misma: en que el ciudadano esté som etido al magis
trado. (’l niiigisirado al pueblo y el pueb lo a la justicia. R obespierre.
Vé:isc el M onilciir de! 7 de feb rero de 1794.
" ' No Iriv (|iie pasar a la ligera sobre este rasgo de conform idad.
144 JOSEPH DE MAISTRE
Los hom bres que reg u lab an entonces los asuntos eran tan aje
nos a los talentos de la legislación, que se les vio fabricar en c u atro días
el acta constitucional q u e colocó a C rom w ell a la cabeza de la rep ú b li
ca. Ib id, p- 245.
C abe reco rd ar a este respecto aquella constitución de 1795, hecha en
C O N S I D E R A CIONES S O B R E FRA N CI A 149