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LA ENFERMEDAD
EN EL ANCIANO
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CAPITULO 10
LA ENFERMEDAD EN EL ANCIANO
1. LA ENFERMEDAD GERIÁTRICA
Los principales procesos mórbidos que afectan a los senectos no difieren de los que pueden
afectar a otras cohortes. Es evidente que hay pocas enfermedades que afecten sólo a las
personas reconocidas como ancianas, incluso muchas de ellas aparecen en edades anteriores
a los 65 años. Lo que sí es cierto es que se produce una mayor incidencia de estos procesos
a determinadas edades y especialmente las consecuencias que cualquiera de ellos puede
tener en este grupo de población.
Hay una serie de elementos, característicos de los procesos patológicos geriátricos, que
determinan la especificidad del cuidado y también los que deberá tener presente cualquier
profesional que trabaje en gerontología:
. La pluripatología
La mayoría de enfermedades del adulto joven suelen cursar como procesos aislados y
aparecer de forma aguda. En los mayores, lo habitual es la presencia de varios procesos
conjuntos ya que la existencia de una enfermedad predispone a la aparición de otras. El
organismo anciano que ya sufre una patología, evidencia una menor capacidad de respuesta
frente a una nueva noxa desestabilizadora, ya sea interna o externa, lo que requiere un
sobreesfuerzo tanto físico como psíquico que merma evidentemente la capacidad de
adaptación a ese nuevo proceso. Es entonces cuando aparece una afección secundaria que
agudiza o agrava la original.
. Peculiaridad sintomática
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deterioro orgánico. O quizá simplemente no aparezca ningún signo ni síntoma (p.e.
infecciones respiratorias o urinarias que pasan desapercibidas en un primer momento).
Hablamos pues de sintomatología : INCOMPLETA, FRUSTRADA, BANALIZADA,
SILENTE.
Hay que tener presente que en gerontología la capacidad de adaptación individual a las
diferentes limitaciones es básica, y también la motivación que acompaña a cada una de las
personas ancianas en su búsqueda de la autonomía funcional. Hay que recordar también que
uno de los objetivos básicos de las enfermeras gerontológicas es trabajar, con el anciano y
su familia, el mantenimiento de las capacidades restantes para mantener la autonomía
durante el mayor tiempo posible, aunque sea en diferentes grados.
Los epidemiólogos ponen especial atención en las personas ancianas que califican de
riesgo: las que viven solas, con edades muy avanzadas, con viviendas obsoletas o
inadecuadas, con bajos ingresos, que sufren depresiones, con importantes restricciones de la
movilidad. Todas ellas, tarde o temprano, se verán sometidas a enfermedades que
difícilmente podrán superar si se mantienen todos o algunos de los factores mencionados.
Como ya se ha comentado, los problemas médicos se incrementan con la edad, así como la
tendencia de los procesos a la cronicidad, la incapacidad y la dependencia, y las
condiciones psíquicas y sociales en que se encuentran estos pacientes son probablemente
más desfavorables. En esta situación es importante identificar y aplicar criterios de
selección y determinación de riesgo de las personas ancianas que son susceptibles de sufrir
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determinadas patologías para, por un lado, prevenir posibles procesos patológicos y por
otro, actuar previniendo las complicaciones derivadas de los ya instaurados.
Anciano frágil es una persona, generalmente de edad superior a los 75 años, que sufre una o
varias enfermedades que le producen algún riesgo de incapacidad, o una cierta incapacidad
leve, que sigue tratamiento farmacológico (uno o varios medicamentos), que vive en la
comunidad, generalmente solo o en compañía de otra persona mayor, que ha sufrido un
cambio reciente de domicilio, o que ha estado hospitalizado en los últimos doce meses, que
precisa atención profesional domiciliaria y cuyos recursos socioeconómicos son limitados.
Anciano enfermo es la persona mayor que sufre alguna enfermedad (aguda o crónica) pero
que no cumple ningún otro requisito de los citados anteriormente.
Paciente geriátrico es el anciano que además de cumplir todos los requisitos de fragilidad,
sufre problemas mentales y/o sociales en relación a su estado de salud y que requieren
institucionalización.
El dolor abdominal y el dolor torácico requieren una especial atención y una valoración
pormenorizada dada la importancia y gravedad de los procesos a los que suelen acompañar.
Sin embargo, no es raro que problemas como colecistitis o pancreatitis agudas cursen con
dolor torácico, ni tampoco que un dolor abdominal sea el reflejo de alguna afección
cardíaca, aunque este tipo de dolor suele percibirse en casos de obstrucción intestina.
El dolor desproporcionado a la causa, exige también una observación rigurosa ya que puede
ser el reflejo de estados de confusión mental, depresiones, etc.
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autores que defienden que la fiebre en procesos geriátricos sólo aparece en casos de
infecciones pulmonares, cardíacas y renales en caso de supuración local.
La diarrea, más que el estreñimiento (se presenta habitualmente formando parte de los
cambios del proceso de envejecimiento), puede ser un signo de alerta tanto de retenciones
de heces (fecalomas) como de lesiones de la pared intestinal.
El temblor que se agrava con la actividad y la excitación es senil, debe diferenciarse del
parkinsoniano, primero, por la rapidez de sus movimientos y segundo, por la dificultad de
contención.
Considerar una serie de factores o de condicionantes de la vida del anciano como posibles
desencadenantes de situaciones negativas es uno de los objetivos del análisis del riesgo en
geriatría.
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En el intento de clasificar estos factores de riesgo para la persona anciana empleamos tres
categorías de distinto origen (no están ordenados en función de su importancia).
RECOMENDACIONES PRÁCTICAS
. Debemos diferenciar los factores de riesgo de sufrir una determinada enfermedad para
prevenirla y paliar sus posibles efectos en la calidad de vida del anciano.
. Distinguir entre estos conceptos: anciano sano, anciano enfermo, paciente geriátrico,
anciano frágil, nos permite valorar mejor las situaciones de salud y enfermedad.
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. La observación de cualquier cambio, por insignificante que le parezca, puede orientarnos
sobre la aparición de una enfermedad en una persona anciana.