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EN SALA CONSTITUCIONAL

Exp. N° 13-1112

MAGISTRADA PONENTE: CARMEN ZULETA DE MERCHÁN

El 21 de noviembre de 2013, el abogado Carlos Alberto Henríquez Salazar, inscrito


en el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo el número 17.879, actuando con el
carácter de apoderado judicial de la sociedad mercantil MOORE DE VENEZUELA,
S.A., inscrita en el Registro Mercantil de la Circunscripción Judicial del Estado Aragua el
13 de agosto de 1969, bajo el núm. 94, Tomo 1, presentó ante la Secretaría de esta Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia solicitud de revisión de la decisión núm.
788 dictada el 26 de septiembre de 2013, por la Sala de Casación Social de este máximo
tribunal, que declaró con lugar el recurso de casación interpuesto por la parte demandada
contra el fallo dictado el 26 de mayo de 2011, por el Juzgado Superior Primero del Trabajo
de la Circunscripción Judicial del Estado Aragua; anuló el fallo recurrido; parcialmente con
lugar la demanda que por prestaciones sociales ejerció el ciudadano Herbert Cerqueira de
Souza contra Moore de Venezuela, S.A., y R.R. Donnelley Holding Venezuela, S.A.
El 25 de noviembre de 2013, se dio cuenta en Sala del expediente y se designó
ponente a la Magistrada Doctora Carmen Zuleta de Merchán, quien con tal carácter
suscribe el presente fallo.
El 21 de enero de 2014, el apoderado judicial de la peticionaria consignó copias
certificadas relacionadas con el caso y solicitó se acordara medida cautelar innominada de
suspensión de ejecución y/o efectos del fallo objeto de revisión.
El 5 de febrero de 2014, vista la reincorporación del Magistrado Francisco Antonio
Carrasquero López por haber finalizado la licencia que le fue concedida, esta Sala
Constitucional quedó constituida de la siguiente manera: Magistrada Doctora Gladys María
Gutiérrez Alvarado, Presidenta; Magistrado Francisco Antonio Carrasquero López,
Vicepresidente; y los Magistrados Doctores Luisa Estella Morales Lamuño, Marcos Tulio
Dugarte Padrón, Carmen Zuleta de Merchán, Arcadio Delgado Rosales y Juan José
Mendoza Jover.

El 17 de marzo de 2014 el apoderado judicial de la peticionaria solicitó se acordara


medida cautelar innominada solicitada.

Efectuado el estudio individual de la presente solicitud, esta Sala pasa a decidir,


previas las siguientes consideraciones:
I
FUNDAMENTO DE LA SOLICITUD DE REVISIÓN

Como fundamento de la solicitud de revisión, el apoderado judicial de la sociedad


mercantil MOORE DE VENEZUELA, S.A., abogado Carlos Alberto Henríquez Salazar,
señaló lo siguiente:
Que solicitaba la revisión constitucional del fallo núm. 788, dictado el 26 de
septiembre de 2013, por la Sala de Casación Social de este máximo tribunal, que declaró
con lugar el recurso de casación interpuesto por la parte demandada contra el fallo dictado
el 26 de mayo de 2011, por el Juzgado Superior Primero del Trabajo de la Circunscripción
Judicial del Estado Aragua; anuló el fallo recurrido; parcialmente con lugar la demanda que
por prestaciones sociales ejerció el ciudadano Herbert Cerqueira de Souza contra Moore de
Venezuela, S.A., y R.R. Donnelley Holding Venezuela, S.A.
Denunció que el fallo impugnado quebrantó el derecho a la tutela judicial efectiva,
al debido proceso y la “doctrina constitucional vinculante”, al declarar sin lugar el recurso
de casación interpuesto por la parte actora, según acta levantada al concluir la deliberación
de la audiencia, y, no obstante ello, acordarle la corrección monetaria solicitada de
conformidad con lo establecido en el criterio de la Sala de Casación Social vertido en el
fallo dictado el 11 de noviembre de 2008, (Caso: José Surita).
Alegó que “…según el ACTA en referencia [acta del 23 de julio de 2013, en la que
se recogió el dispositivo de la sentencia dictada en forma oral por la Sala de Casación
Social], el recurso de casación formalizado por la parte actora no prosperó en todo;
siendo así, el punto de corrección monetaria quedó confirmado como lo había dispuesto la
alzada en orden a la desestimación del recurso en referencia…”; esto es, “…a partir del
incumplimiento voluntario de la sentencia recurrida, de conformidad con el artículo 185 de
la Ley Orgánica Procesal del Trabajo”.
Indicó que “…existe una falta de conexión entre lo resuelto por la honorable Sala
en su fallo N° 788 publicado el 26 de septiembre de 2013 y, aquel providenciado en el
ACTA del martes veintitrés (23) de julio del año 2013, donde se dejó declarado que el
recurso de Casación fue rechazado íntegramente”.
Argumentó que “[c]on este tipo de fallo, la honorable Sala de Casación Social
contradijo tanto los criterios expuestos anteriormente y la doctrina que ha sido establecida
por la Sala en materia de revisión constitucional en cuanto al vicio de incongruencia como
generador de una violación constitucional…”.
Precisó que en el recurso de casación señaló que “…sería improcedente [ordenar]
cualquier corrección monetaria por cuanto [su] representada tiene suficientes motivos
para litigar y para rechazar la pretensión y discutir en el plano jurisdiccional el derecho
reclamado”.
Adicional a lo anterior expuso que “…en el supuesto negado que acuerde el
tribunal la corrección monetaria, esta no puede ser acordada para el período anterior a la
ejecutoriedad del fallo…”.
Que la “…Sala de Casación Social para nada consideró los alegatos en contra de
la petición del actor de condenar la indexación, especialmente, en lo relativo a que la
misma, según la doctrina imperante para el momento de la introducción de la demanda,
solamente operaba a partir de la ejecución…”.
Que “…estamos ante un fallo que no es congruente con las pretensiones
suministradas oportunamente en el pleito por ‘MOORE’”.
Que el fallo objeto de revisión transgredió el derecho a la defensa, tutela judicial
efectiva, y al debido proceso de su representada al dictar un fallo incongruente.
Con respecto a la relación habida entre el ciudadano Herbert Cerqueira de Souza y
las empresas demandadas, expresó que “…el alegado principal (…) de ‘MOORE’ para
desvirtuar la dependencia descansa en que ‘CERQUEIRA DE SOUZA’ ‘fungió como un
representante de la accionista RR DONNELLEY HOLDINGS DE VENEZUELA, S.A’,
tanto así, que a la hora de repartir un dividendo que le correspondía por estatutos a cada
miembro de la junta directiva de ‘MOORE’, el propio ‘DE SOUZA giró instrucciones
para que se lo entregaran directamente a la accionista ‘RR. DONNELLEY HOLDING
VENEZUELA, S.A’”.
Que “[n]o se justifica la ligereza en el trato de los planteamientos ofrecidos por
‘MOORE’ en defensa de sus derechos”.
Que la “…Sala de Casación Social [les] roba la tención (sic) con el objeto de
establecer de que ‘CERQUEIRA DE SOUZA’ fue un trabajador común y ordinario, como
cualquier otro, sin estorbo a que desempeñó cargos directivos, pero que ello no obsta para
que se le tenga como trabajador”.
Que lo alegado por “…’MOORE’ es que ‘CERQUEIRA DE SOUZA’
representaba a la accionista RR DONNELLEY HOLDING VENEZUELA, S.A., al colmo
de que se negó a recibir los dividendos que en carácter de miembro de la Junta Directiva
le tocaban estatutariamente y en su lugar mandó entregárselos a RR DONNELLEY
HOLDING VENEZUELA, S.A., a quien representaba”.
Que “[e]ste punto de hecho que integra un extremo de sus defensas no le fue
desatado cumplidamente ni se advierte fue desestimado tácitamente; por el contrario,
cambió o alteró el planteamiento porque afirmó la honorable Sala de Casación Social de
que ‘MOORE’ aseveró que el actor fungía como miembro de la Juta Directiva; No; lo que
objetiva y verdaderamente invoco (sic) fue que fungía como representante de
laaccionista RR DONNELLEY HOLDING VENEZUELA, S.A.”
Que “[y]a en este punto incongruente la revisada, con vista a que fue de su alto
ministerio considerar, ponderar y resolver esa petición de ‘MOORE’, que tiene una alta
relevancia y trascendencia para el destino de la controversia, pues, se corre la posibilidad
de que ese hecho por sí solo, sirva como elemento capital para destruir la relación laboral,
en especial, el requisito de la subordinación y de la ajenidad…”
Que “…no cabe en la cabeza de nadie de que un trabajador se niegue en (sic)
recibir algo que le corresponde en Derecho para ordenar a cambio de esto, como ocurrió
en la especie, disponer dárselo gratuitamente a la accionista que representa; ésta tendría a
lo sumo otro derecho; el de percibir las ganancias o dividendos como accionista, pero que
sea ‘CERQUEIRA DE SOUZA’ pacífica, mansa y voluntariamente se lo entregue, es un
elemento o pieza de convicción que debió ser decidida, habérsele dado una respuesta
directa y categórica y no se hizo; para después a la luz de las pruebas fijar si tal hecho
tiene tanta beligerancia y energía para desvirtuar la relación de trabajo o bien, que
resultaba frágil e inconsistente a esos fines, pero para ello imperativo desatar la
petición…”.
Que “[e]sto transfigura el al (sic) fallo en incongruente”.
Que “[s]entencias de esta clase y patrón encierran una falta de motivación, que por
su talante equivale a un silencio de pruebas, pero que agrava la falta de congruencia, pues
la honorable Sala, a la vez, ciega y sorda, al no darle acceso a la defensa, dictó un fallo
que no contiene algún razonamiento que importe para saber si lo tuvo o no en cuenta;
inoportuna la justicia de la decisión, por arbitraria y dogmática”.
Que “…a criterio de ‘MOORE’, existió una ‘falta de subordinación y ajenidad en
la prestación de las labores como Directivo de ‘MOORE’, y ello, porque la honorable Sala
de Casación Social dejó de ‘atender verazmente a los elementos probatorios que
conllevaran a fundamentar tal argumentación’, ya que omitieron argumentos y pruebas
fundamentales que son necesarios para determinar con cierto grado de certeza tal
afirmación”.
Que el fallo impugnado vulneró el derecho a la defensa y a la tutela judicial
efectiva, por ser incongruente e inmotivado.
Que la decisión objeto de revisión incurre en contradicción, toda vez que, “…ante
una misma situación, primero se desestimaron (sic) toda la fuerza probatoria a (sic) los
recibos, pero, seguidamente, al examinar la prueba de exhibición los consideró idóneos; e
igual sucedió con lo atinente a que, de una parte, consideró salario el ingreso por vivienda
y acto seguido lo saca de juego como componente del salario con lo cual se injuriaron los
derechos (sic) al debido proceso (…) por que no se dictó un fallo fundado en Derecho”.
Que “…debió la Sala precisar, en aras de una cumplida motivación, por qué un
bono fijo y pactado previamente por las partes, recibido cada año de modo recurrente,
cabe ser considerado como variable; de qué ideas partió para llegar a esa conclusión, ya
que solo atinó a afirmar, a modo de conclusión relámpago que: ‘la diferencia que resulta
procedente, lo es respecto a la incidencias de la parte variable del salario causado por el
bono MBO en días domingos y feriados’, expresión que equivale a un vicio de lógica:
petición de principio; no dice nada”.
Que “…la decisión cuestionada es el fruto de un error inexcusable, notorio que se
encuentra con solo leer la sentencia, los hechos afirmados por las partes y establecidos en
el propio fallo, como se ha hecho mérito, desnudan el error de derecho porque aplicó unas
normas que no caben al caso puesto en el expediente, de lo cual sacó conclusiones
igualmente erróneas, que contradicen el espíritu claro de la ley y que por excepción dan
lugar a control por parte de la honorable Sala”.
Que la decisión recurrida violó el principio de expectativa plausible al aplicar el
criterio asentado en el fallo 1841 de 11 de noviembre de 2008, (Caso: José Surita), que
cambió el criterio imperante a la época respecto a la corrección monetaria.
Expresó que hasta el 11 de noviembre de 2008, la Sala de Casación Social,
ordenaba el pago de la corrección monetaria, para los casos iniciados bajo la nueva Ley
Orgánica Procesal del Trabajo, de conformidad con lo establecido en el artículo 185 de la
Ley Orgánica Procesal del Trabajo, esto es, cuando el demandado no cumplía
voluntariamente la sentencia.
Alegó que “[e]sa doctrina legal gobernó hasta el 11.11.08; ahora ‘CERQUEIRA
DE SOUZA’ demandó a ‘MOORE’ el 19.08.2008 y admitida su demanda el 14 de
septiembre de 2008…”.
Que “[e]sta sola circunstancia hace inferir que la honorable Sala de Casación
Social hizo suya una doctrina que regía, como advierten los principios, a partir de su
publicación, esto es desde el 11-11-2008, dejó de aplicar la que correspondía…”.
Que “…la simple confrontación de las fechas de la interposición de la demanda en
cuestión y el día de la publicación del fallo evidencia que al introducir esa doctrina a un
caso anterior a su expedición, resulta que la usó retroactivamente con transgresión a los
principios de expectativa plausible y de la seguridad jurídica amén de que se hizo violencia
por la honorable Sala de Casación Social a los derechos fundamentales a la tutela judicial
efectiva y el debido proceso en menoscabo al derecho a la defensa de ‘MOORE’”.
Indicó que al caso de autos “…no puede aplicarse el criterio jurisprudencial
sentado por esta Sala en la sentencia N° 1841 de fecha 11 de noviembre de 2008, pues la
decisión recurrida fue dictada el 28 de febrero de 2007, es decir, con anterioridad al nuevo
criterio que sobre indexación sostiene actualmente la Sala de Casación Social…”.
Denunció que el fallo objeto de revisión violó el debido proceso, al dar como cierto
los montos alegados por la parte demandante en su libelo, a falta de exhibición de los
recibos de pago por parte de la sociedad mercantil Moore de Venezuela, S.A.
Argumentó que “…la exhibición nada demostró, con lo que exoneró de una carga a
‘CERQUEIRA DE SOUZA’ en perjuicio de ‘MOORE’produciendo una notoria
indefensión y al mismo tiempo, incurrió la revisada en un abuso de derecho al darle
importancia a una exhibición malamente promovida y peor evacuada”.
En virtud de lo expuesto solicitó que la Sala declare ha lugar la solicitud de revisión
presentada, anule el fallo cuestionado y ordene a la Sala de Casación Social dictar nueva
decisión de conformidad con la doctrina vertida en este fallo.
II
DE LA SENTENCIA OBJETO DE REVISIÓN

En el caso de autos, la sentencia cuya revisión se solicita fue dictada el 26 de


septiembre de 2013, por la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia, en los
siguientes términos:
(…)

Analizadas las pruebas quedaron establecidos los siguientes hechos:

Se evidencia que el ciudadano HERBERT CERQUEIRA DE SOUZA, en


fecha 23 de agosto del año 2007, interpuso reclamo por pago de prestaciones
sociales y otros conceptos laborales, en contra de MOORE DE
VENEZUELA, S.A, ante la Inspectoría del Trabajo del estado Aragua, con
sede en Maracay, así como la notificación en la misma fecha de la empresa
demandada.
La parte co- demandada alegó la defensa de prescripción de la acción. El
artículo 61 de la Ley Orgánica del Trabajo, dispone que todas las acciones
provenientes de la relación de trabajo, prescribirán al cumplirse un año
contado desde la terminación de la prestación de servicio, mientras que el
artículo 64, literal c de la misma Ley, establece que la prescripción de las
acciones provenientes de la relación de trabajo, se interrumpe por la
reclamación intentada ante una autoridad administrativa del trabajo y para
que la reclamación surta este efecto deberá efectuarse la notificación del
reclamado o su representante antes de la expiración del lapso de prescripción
o dentro de los dos meses siguientes. Por tanto, se tiene que la relación de
trabajo finalizó el 31 de agosto del año 2006, y que en fecha 23 de agosto del
año 2007, el ciudadano HERBERT CERQUEIRA DE SOUZA interrumpió
la prescripción de su acción al introducir el reclamo y citar dentro del lapso
legal a la empresa filial MOORE DE VENEZUELA, S.A, por ante la Sala de
Consultas, Reclamos y Conciliaciones de la Inspectoría del Trabajo del
estado Aragua, peticionando el pago de sus prestaciones sociales y demás
beneficios de ley, interponiendo posteriormente la demanda que originó el
presente juicio en fecha 19 de agosto del año 2008. Es por ello que la
defensa de prescripción opuesta resulta improcedente.

Se demostró que, la empresa MOORE BUSINESS FORMS DE


VENEZUELA, S.A. fue objeto de una modificación en su razón social,
denominándose luego FORMULARIOS Y PROCEDIMIENTOS MOORE,
S.A., la cual posteriormente, se denominó MOORE DE VENEZUELA, S.A.,
conformando sus accionistas entre otros, la empresa MOORE
TECHNOLOGY AND TRADING, C.A., la que de igual forma, luego de
una modificación de su razón social se denominó R.R. DONNELLEY
HOLDINGS VENEZUELA, S.A., accionista mayoritario propietario de
doce millones veintiún mil setecientos noventa y dos (12.021.792) acciones
comunes nominativas, lo cual la hacía tener más poder de decisión, sobre los
otros accionistas. Asimismo, se constató que, la empresa INVERSIONES
ASBG, C.A., fue objeto de una modificación en su razón social,
denominándose luego MOORE TECHNOLOGY AND TRADING, C.A.,
que a su vez sus accionistas eran entre otros, MOORE WALLACE
CORPORATION e INVERSIONES MOORE; ésta ultima denominándose
posteriormente R.R. DONNELLEY HOLDINGS VENEZUELA, S.A. En tal
sentido, dispone el artículo 21 del Reglamento de la Ley Orgánica del
Trabajo lo siguiente:

(…)

La Sala Constitucional en sentencia N°903, de fecha 11 de julio del año


2001, en el caso TRANSPORTE SAET, S.A., estableció que el criterio de la
unidad económica, debe enfocarse desde la unidad patrimonial o de negocios
y que se presume cuando hay identidad entre accionistas o propietarios que
ejerzan la administración o dirección de, al menos, dos empresas, en
consonancia con lo dispuesto en el artículo 21 del Reglamento de la Ley
Orgánica del Trabajo citado supra; o cuando se de la explotación de
negocios industriales, comerciales o financieros, por un conjunto de
compañías o empresas en comunidad, en volumen que constituya la fuente
principal de sus ingresos. Este es el criterio también contemplado por la Ley
Orgánica del Trabajo, en su artículo 177, donde se toma en cuenta al bloque
patrimonial, como un todo económico, para reconocer la existencia del
grupo.

Ahora bien, en el presente caso se observa que la sociedad mercantil R.R.


DONNELLEY HOLDINGS VENEZUELA, S.A., es accionista mayoritaria
y por ende con poder decisorio sobre MOORE DE VENEZUELA, S.A.,
asimismo se constató que las empresas accionistas de ésta última que
alcanzaran un 20% o más de las acciones, tenían la potestad de nombrar
representantes para que desempeñaran los cargos de Director Principal y
Suplente, y que los ciudadanos Luiz Bring y Claudi Ross eran Directores
Principales de MOORE DE VENEZUELA, S.A y R.R. DONNELLEY
HOLDINGS VENEZUELA, S.A., es decir, que conforme al literal a y b del
artículo 21 del Reglamento de la Ley Orgánica del Trabajo, debe presumirse
la existencia entre ambas, de un grupo de empresas, pues hay dominio
accionario de una sobre otra y el órgano de dirección de MOORE DE
VENEZUELA, S.A., estaba conformado, en proporción significativa por
personas que representaban a DONNELLEY HOLDINGS VENEZUELA,
S.A. Por tales razones, esta Sala concluye que ante tal presunción y al no
existir prueba en contrario, ambas empresas co-demandadas constituyen una
unidad económica y como consecuencia de ello resultan responsables de
forma solidaria.

Por otra parte, en el libelo de la demanda se observó que el demandante


interpuso su acción contra la empresa MOORE DE VENEZUELA, S.A., y la
empresa R.R. DONNELLEY CORPORATION señalando que la primera es
la empresa filial y la segunda es la empresa matriz, constituyendo ambas un
mismo grupo económico. Se evidenció que luego de no haber logrado la
citación de R.R. DONNELLEY CORPORATION, la parte actora, presentó
un escrito solicitando la notificación de R.R. DONNELLEY HOLDINGS
VENEZUELA, S.A., por existir presuntamente un grupo de empresas y por
tanto responsabilidad solidaria entre R.R. DONNELLEY HOLDINGS
VENEZUELA, S.A. y R.R. DONNELLEY CORPORATION y la Juez de
Sustanciación, Mediación y Ejecución a través del Despacho Saneador,
ordenó esta notificación. En consecuencia la co-demandada R.R.
DONNELLEY HOLDINGS VENEZUELA, S.A., alegó como defensa
previa la falta de legitimidad e interés para actuar en el juicio, por cuanto no
fue demandada, ni es representante de la co-demandada R.R. DONNELLEY
CORPORATION; al respecto se observa que R.R. DONNELLEY
HOLDINGS VENEZUELA, S.A., fue notificada como consecuencia de la
solicitud de la parte actora contenida en un escrito presentado antes de la
audiencia preliminar, que se entiende como una reforma del libelo, en el que
señala que ésta conforma un grupo de empresas con MOORE DE
VENEZUELA, S.A., entre otras, lo cual fue establecido precedentemente
por esta Sala, además se observa que R.R. DONNELLEY HOLDINGS
VENEZUELA, S.A. fue debidamente notificada, compareció a la audiencia
preliminar, esgrimió sus alegatos, opuso sus defensas, promovió pruebas, dio
contestación a la demanda, apeló del fallo dictado por el Juez de Juicio e
incluso anunció recurso de casación contra la decisión proferida por el
Tribunal Superior; es decir, que si hubo la violación de alguna formalidad en
el proceso, la misma fue subsanada por el hecho de que tal empresa actuó
durante todo el juicio, alegando, probando y ejerciendo sus recursos, con lo
cual se evidencia que su derecho a la defensa estuvo garantizado, razón por
la cual, resulta improcedente la petición de reposición de la causa planteada.
Respecto a la naturaleza de la relación, en los términos en que quedó trabada
la litis, se evidencia en primer lugar, que la accionada en su contestación de
la demanda admitió la prestación de un servicio personal por parte del
demandante, arguyendo que la relación que los vinculó no fue de naturaleza
laboral sino mercantil, teniendo la demandada en consecuencia, la carga de
probar la naturaleza de la relación que le unió con el accionante, en virtud de
haber operado a favor de éste, la presunción de existencia de la relación de
trabajo, establecida en el artículo 65 de la Ley Orgánica del Trabajo.

Se evidenció del acervo probatorio, que el ciudadano HERBERT


CERQUEIRA DE SOUZA, fue transferido desde Estados Unidos de
Norteamérica a Venezuela, por la empresa MOORE LATIN AMERICA, a la
sociedad mercantil MOORE DE VENEZUELA, S.A., en fecha 01/09/1998,
con el cargo de Director General, que para esa fecha su salario era de ciento
nueve mil dólares ($109.000,00) anual, el cual era revisado y ajustado el 01
de enero de cada año, percibiendo aparte el pago de dos conceptos
denominados “acrésimo por servicio en el exterior y acrésimo por
dificultades del país”, el primero, manteniéndose fijo durante su estadía en
Venezuela, pagado mensualmente, calculado en 10% de su salario básico
anual y el segundo, cancelado igualmente en forma mensual, manteniéndose
fijo y pagado en bolívares, calculado en un 5% de su salario básico anual
respectivamente; por otra parte, recibía el pago mensual de un monto
equivalente a tres mil sesenta y ocho dólares ($3.068) por mes,
correspondiente a residencia, el cual era garantizado por doce meses y podía
ser revisado anualmente. Se le brindó asistencia para impuestos, con la
finalidad de preparar sus declaraciones de impuestos tanto de Venezuela
como de Estados Unidos durante su transferencia, haciéndose una
estimación del pago de impuestos de renta hipotético. Igualmente, participó
en el programa de incentivo a corto plazo de MOORE AMERICA LATINA,
se le otorgó para su uso un auto propiedad de la empresa, en razón de ser
miembro del grupo ejecutivo de MOORE DE VENEZUELA, S.A.

La Sala de Casación Social ha señalado que la presunción contemplada en el


artículo 65 de la ley sustantiva laboral, es una presunción que admite prueba
en contrario, de modo pues, que el presunto patrono tendrá siempre la
posibilidad de desvirtuarla, demostrando la existencia de otros hechos que
contradigan los supuestos fundamentales de tal presunción, tales como: el
carácter no personal del servicio, la falta de cualidad del receptor del servicio
que se le imputa y otros que directamente desvirtúan la naturaleza laboral de
la relación jurídica (gratuidad del servicio, ausencia de subordinación o
dependencia y ajenidad).

Así las cosas, se procede a revisar y analizar el cúmulo de pruebas aportadas


por la accionada a objeto de determinar si en efecto logró cumplir con su
carga probatoria, así como las demás aportadas a los autos por el accionante,
atendiendo al principio procesal de la comunidad de la prueba.

Cursa a los autos, específicamente a los folios 27 al 38, pieza 4 del


expediente, copia de documento constitutivo y estatutario de la sociedad
mercantil MOORE DE VENEZUELA, S.A., en el cual se señala en los
artículos 9, 11 y 12 las atribuciones de la asamblea general de accionistas,
estableciendo que:

Artículo 9: La Asamblea de Accionistas, sea ordinaria o extraordinaria,


representa la universalidad de los Accionistas y sus acuerdos, dentro de los
límites de sus facultades, según la Ley y éste documento constitutivo-
estatutario, son obligatorios para todos los accionistas, aun cuando no hayan
concurrido a las reuniones…

Artículo 11: En el curso del primer trimestre de cada año, y en el día, hora y
sitio que fije la Junta Directiva, se reunirá en las ciudades de Caracas o
Maracay, la Asamblea Ordinaria de Accionistas, la que tendrá como
atribuciones la aprobación del balance, el nombramiento de los miembros
principales y sus suplentes de la Junta Directiva y del Comisario, determinar
la remuneración que éstos deban devengar y cualquier otro asunto que le sea
expresamente sometido…

Artículo 12: …
1) Cambio del objeto de la sociedad.
2) Disolución anticipada o prórroga de la sociedad.
3) Fusión con otra sociedad.
4) Aumentos de capital…
5) Reintegros del capital social
6) Reducción del capital social, salvo en los caso previstos por la Ley
7) Reforma de los estatutos en las materias contempladas en los numerales
de este artículo 12°, así como en los Artículos 7°, 13°, 15°, 16°, 18°, 19°,
21°, 22°, 23°, 26°, 27°, 29° y 33° de este Documento Constitutivo
Estatutario.
8) Compra, venta, o gravamen de activos sociales que represente,
anualmente, una cantidad superior al cincuenta por ciento (50%) del valor
del patrimonio neto de la sociedad, de acuerdo al último balance aprobado.
9) Realización de cualquier inversión en otras compañías o en proyectos no
relacionados con la compañía, por un monto que en cualquier ejercicio anual
exceda del 50% del valor patrimonial de la compañía, según el último
balance aprobado.
10) Contratación de préstamos u otras obligaciones cuando tales operaciones
impliquen que el total de pasivo excederá el 200% del patrimonio neto de la
compañía.
11) Adquirir las propias acciones de la compañía o adquirir acciones en otras
compañías.
12) Celebrar cualquier convenio entre la compañía y algún accionista,
director o funcionario de la misma.

De igual manera, el artículo 15 de dicho documento constitutivo y estatutario


prevé que la dirección y administración de la compañía estará a cargo de una
Junta Directiva, compuesta de cinco (5) miembros principales y cinco (5)
suplentes, quienes son elegidos por la Asamblea General Ordinaria de
Accionistas; así como el artículo 25 dispone que designará de su seno un (1)
Presidente y cuando lo juzgue conveniente uno o más Vice-presidentes.

Por su parte, el artículo 22 del mismo documento, contempla las atribuciones


y deberes de la junta directiva, estableciendo lo siguiente:
La Junta Directiva tendrá los más amplios poderes para la administración de
la compañía y en especial se le confieren los siguientes; 1) adquirir, enajenar
y gravar toda clase de bienes muebles e inmuebles; 2) celebrar contratos de
arrendamiento, enfiteusis, anticresis, mandato, obra, trabajo, transporte,
seguro, depósito y cualquier otro contrato que a su juicio fuere conveniente
para la compañía; 3) suscribir o adquirir por cualquier medio acciones y
obligaciones de otras sociedades o participar de cualquier otra manera en
ellas; 4) Dar o tomar dinero en préstamo, con o sin garantía y constituir o
recibir las garantías reales y personales que juzgare conveniente; 5) librar,
aceptar, endosar, descontar y avalar letras de cambio, pagarés y demás
títulos de crédito; 6) Abrir, movilizar y cerrar cuentas corrientes bancarias, a
descubierto o con provisión de fondos o de otro tipo; emitir cheques y
endosar los que reciba la compañía; 7) Nombrar y remover libremente
funcionarios, gerentes y mandatarios fijándoles sus obligaciones,
atribuciones y remuneración; 8) Constituir apoderados judiciales fijándoles
sus facultades; 9) acordar el pago de dividendos a los accionistas según lo
dispuesto en el artículo 33 de este Documento Constitutivo-Estatutario. Esta
enumeración de atribuciones no es restrictiva y por lo tanto no limita los
poderes de la Junta Directiva, la cual tendrá todas aquellas facultades que no
estén expresamente atribuidas a la Asamblea o al Comisario.

El artículo 25 establece que la Junta Directiva, en la primera reunión que


realice designará de su seno al Presidente y cuando lo juzgue conveniente,
uno o más Vicepresidentes.
De igual manera, el artículo 26 dispone que las ausencias del Presidente de
la Junta Directiva de la empresa accionada, serán suplidas por los
Vicepresidentes, por lo que, por aplicación del mismo artículo, ambos están
obligados a hacer cumplir los acuerdos y decisiones de la Asamblea de
Accionistas y la Junta Directiva.

Del análisis de la documental antes mencionada, se desprende que la


Asamblea General de Accionistas es la que ejerce la suprema autoridad y
control de la empresa demandada y de sus negocios, estando la dirección y
administración de dicha empresa en manos de la Junta Directiva,
conformada por cinco (5) miembros principales y cinco (5) suplentes,
quienes son elegidos por la Asamblea General Ordinaria de Accionistas; así
como elegidos desde su mismo seno un (1) Presidente y cuando lo juzgue
conveniente uno o más Vice-presidentes. La Junta Directiva es la que tiene a
su cargo la dirección y supervisión general de los negocios de la empresa.
Finalmente se determina que los Vicepresidentes de la Junta Directiva
suplen las funciones del Presidente, quienes están en la obligación de hacer
cumplir los acuerdos y decisiones de la Asamblea General de Accionista y la
Junta Directiva.

Aunado a ello, no existe ningún elemento probatorio cursante en autos que


demuestre que el ciudadano HERBERT CERQUEIRA DE SOUZA, parte
actora en el presente juicio, es o fue accionista de la sociedad mercantil
MOORE DE VENEZUELA, S.A. ni de la empresa R.R. DONNELLEY
HOLDINGS VENEZUELA, S.A.

De estas documentales también se desprende que eran la Asamblea General


de Accionistas y la Junta Directiva quienes dictaban los acuerdos y
decisiones que debían cumplir, ejecutar y ordenar ejecutar, tanto el
Presidente como los Vicepresidentes de la empresa.

Ahora bien, al margen de las calificaciones dadas por las partes a la


prestación del servicio, en lo que concierne a si se trata de una relación de
trabajo, conviene analizar si convergen los elementos básicos de la relación
laboral, a saber, subordinación, salario y prestación de servicio por cuenta
ajena, por lo cual es necesario adentrarnos en la determinación del carácter
laboral o no de la relación existente entre ambas partes.

El artículo 65 de la Ley Orgánica del Trabajo, parte de la tesis de que toda


prestación de servicio personal hace presumir la existencia de una relación
de trabajo, y que esta prestación debe ser remunerada.

En efecto, para que pueda hablarse de la existencia de una relación de


trabajo tendrían que estar presentes los elementos que la configuran en forma
concurrente, a saber: prestación personal de un servicio por el trabajador, la
ajenidad, el pago de una remuneración por parte del patrono y la
subordinación de aquél.
Con relación a estos elementos, en primer lugar, es menester señalar que el
artículo 133 de la Ley Orgánica del Trabajo dispone, que para los efectos
legales, se entiende por salario la remuneración que corresponde al
trabajador por la prestación de sus servicios, cualquiera fuere su
denominación o método de cálculo.

En segundo lugar, aparece la subordinación como el elemento más peculiar


de la relación de trabajo y ésta debe entenderse, conforme a la opinión de la
doctrina, como una situación particular de dependencia jurídica del
trabajador frente al patrono.

En tercer lugar, tal y como fue referido anteriormente, esta Sala de Casación
Social, en sentencia Nº 702 de fecha 27 de abril del año 2006
(caso: Francisco Juvenal Quevedo Pineda, contra sociedad mercantil
Cervecería Regional C.A.) estableció respecto a la ajenidad, como elemento
característico del vínculo laboral, lo siguiente:

Nuestra legislación del trabajo concibe a la relación de trabajo, como una


prestación personal de servicio remunerada, que se realiza por cuenta
ajena y bajo la dependencia de otro.
La acepción clásica de la subordinación o dependencia se relaciona, con
el sometimiento del trabajador a la potestad jurídica del patrono, y que
comprende para éste, el poder de dirección, vigilancia y disciplina, en
tanto que para el primero es la obligación de obedecer.
Por lo general todos los contratos prestacionales contienen la
subordinación como elemento para la adaptación conductual de las partes
a los fines de garantizar la concreción del objeto mismo del negocio
jurídico, de tal manera que la dependencia no puede continuar
considerándose el eje central y casi exclusivo para calificar una relación
como de naturaleza laboral.
Pero entiéndase, que no por ello disipa su pertinencia, perdura como
elemento indubitable en la estructura de la relación laboral pero debe
complementarse con otros elementos y nuevos criterios.
De esto surge la utilidad de la ajenidad como elemento calificador de las
relaciones enmarcadas en el Derecho del Trabajo, la cual viene a suplir
las inconsistencias que presenta la dependencia como eje medular de la
relación laboral.
Cuando quien presta el servicio se inserta dentro de un sistema de
producción, añadiendo valor al producto que resulta de ese sistema, el
cual pertenece a otra persona, dueña de los factores de producción,
que asume los riesgos del proceso productivo y de la colocación del
producto, obligándose a retribuir la prestación recibida; es lógico
justificar que este ajeno adquiera la potestad de organizar y dirigir el
mecanismo para la obtención de tales frutos, y es precisamente en este
estado cuando la dependencia o subordinación se integra al concepto de
ajenidad, como una emanación de la misma. De modo que el trabajo
dependiente deriva del hecho de prestar un servicio por cuenta de otro.
Todas las conclusiones expuestas por esta Sala resultan encauzadas a la
aplicación de un sistema que la doctrina ha denominado indistintamente
‘test de dependencia o examen de indicios’.
Arturo S. Bronstein, señala que el test de dependencia es una de las
herramientas esenciales para determinar cuando una persona que ejecuta
un trabajo o presta un servicio a favor de otra, ha establecido o no una
relación de trabajo con la misma. A través de los mismos se puede
formular una sistematización, con el fin de distinguir lo fraudulento de lo
que no lo es, clarificar las situaciones ambiguas, y por esta vía extender la
protección de la legislación laboral a quienes prima facie estarían
ejecutando trabajos o prestando servicios en virtud de una relación de
naturaleza civil o comercial. A tal efecto, expuso una lista de los criterios,
o indicios, que pueden determinar el carácter laboral o no de una relación
entre quien ejecuta un trabajo o presta un servicio y quien lo recibe,
propuesta en el proyecto de recomendación sobre el trabajo en régimen de
subcontratación que la Conferencia de la OIT examinó en 1997 y 1998:
a) Forma de determinar el trabajo;
b) Tiempo de trabajo y otras condiciones de trabajo;
c) Forma de efectuarse el pago;
d) Trabajo personal, supervisión y control disciplinario;
e) Inversiones, suministro de herramientas, materiales y maquinaria;
f) Otros: asunción de ganancias o pérdidas por la persona que ejecuta el
trabajo o presta el servicio, la regularidad del trabajo, la exclusividad o no
para la usuaria. (Arturo S. Bronstein, Ámbito de Aplicación del Derecho
del Trabajo, Ponencia del Congreso Internacional de Derecho del Trabajo
y de la Seguridad Social, Caracas-Venezuela 6-8 de mayo de 2002. Pág.
22).
Adicionalmente, la Sala ha incorporado a los criterios arriba presentados,
los siguientes:
a) La naturaleza jurídica del pretendido patrono.
b) De tratarse de una persona jurídica, examinar su constitución, objeto
social, si es funcionalmente operativa, si cumple con cargas impositivas,
realiza retenciones legales, lleva libros de contabilidad, etc.
c) Propiedad de los bienes e insumos con los cuales se verifica la
prestación de servicio.
d) La naturaleza y quantum de la contraprestación recibida por el servicio,
máxime si el monto percibido es manifiestamente superior a quienes
realizan una labor idéntica o similar;
e) Aquellos propios de la prestación de un servicio por cuenta ajena.
De tal modo que el análisis de las circunstancias de hecho de cada caso en
particular permitan determinar la verdadera naturaleza jurídica de la
prestación personal de servicio prestada. (Resaltado de la sentencia)

En tal sentido, la Sala observa que la dependencia y subordinación están


presentes en todos los contratos prestacionales -civiles, laborales y
mercantiles- con la finalidad de garantizar el cumplimiento del objeto o
negocio jurídico pactado; de tal modo que la dependencia no debe
considerarse el punto exclusivo para calificar una relación como de
naturaleza laboral, por lo que a la luz de las nuevas tendencias
jurisprudenciales proteccionistas del hecho social trabajo, surge la ajenidad
como fuente disipadora de las dudas que presenta la dependencia como eje
central de la relación laboral.

En estos términos, existe ajenidad cuando quien presta el servicio personal -


trabajador- se hace parte del sistema de producción, añadiendo valor al
producto que resulta de ese sistema, el cual pertenece a otra persona -
patrono-, dueña de los factores de producción quien asume los riesgos del
proceso productivo y de la colocación del producto -ajenidad-, obligándose a
retribuir la prestación recibida -remuneración-, por tanto, ese ajeno organiza
y dirige el mecanismo para la obtención de tales frutos, y es justo allí cuando
la dependencia o subordinación se integra al concepto de ajenidad,
coligiendo así que el trabajo dependiente deriva del hecho de prestar un
servicio por cuenta de otro.

Aunado a lo anterior, este elemento, la ajenidad, es el de mayor significación


a la hora de dilucidar la naturaleza laboral o no de una relación, es por ello
que para su determinación la doctrina ha considerado varios criterios, entre
los cuales está la tesis de la ajenidad de los riesgos. Desde esta perspectiva,
en el trabajo por cuenta ajena se exigen 3 características esenciales: 1. Que el
costo del trabajo corra a cargo del empresario. 2. Que el resultado del trabajo
se incorpore al patrimonio del empresario y 3. Que sobre el empresario
recaiga el resultado económico favorable o adverso, sin que el trabajador se
vea afectado por el mismo; supuestos estos que se corresponden plenamente
con el caso sub iudice, ya que el actor no asumía los riesgos en relación a la
remuneración de su trabajo, no habiendo lugar a dudas que el ciudadano
HERBERT CERQUEIRA DE SOUZA prestó un servicio personal y por
cuenta de la sociedad mercantil MOORE DE VENEZUELA, S.A.,
desempeñando sus funciones bajo las características de ajenidad, percibiendo
como contraprestación una remuneración.

Adicionalmente, esta Sala deja por sentado que la cualidad de trabajador


puede perfectamente coexistir con el ejercicio de cargos directivos de una
sociedad mercantil, ya que, en todo caso, lo determinante para establecer si
se está en presencia de una relación laboral, es la forma en que
efectivamente se realiza la prestación de servicios, que aun cuando implique
el desempeño de altas funciones en la toma de decisiones y condiciones
laborales muy beneficiosas económicamente -altos salarios, bonos
especiales, etc.- no deja de estar -por estas circunstancias- bajo la tutela del
Derecho del Trabajo, con la especialidad del régimen que le sea aplicable, si
se trata de un empleado de dirección.
En este sentido, si se admite que los altos directivos son trabajadores por
cuenta ajena, ello significa que por más que su relación de trabajo sea
especial, dado que sus intereses están más próximos a los de la empresa que
a los del resto de los trabajadores, en la prestación personal de sus servicios,
han de encontrarse las notas típicas de la relación de trabajo, a saber,
remuneración, ajenidad y dependencia.

En lo atinente a la ajenidad, cabe destacar que sobre el empresario recae el


resultado económico favorable o adverso, sin que el trabajador se vea
afectado por el mismo; es decir, puede describirse como el hecho de que la
empresa y las utilidades patrimoniales no pertenecen al trabajador, y por
tanto, al alto directivo. En este sentido, ni los medios de producción
pertenecen al alto directivo, ni él corre con los riesgos de la explotación del
negocio.

En consecuencia, el hecho de que el directivo no posea la propiedad de los


medios de producción, es un elemento que lo acerca al concepto de
trabajador por cuenta ajena, ello, independientemente de la responsabilidad
del cargo que ocupe. Por lo tanto, al no ser el directivo propietario de los
medios de producción de la sociedad mercantil, en ocasiones actúa como tal
y en su nombre, elemento éste que matiza la nota de ajenidad en la
prestación de servicios.

En cuanto a la subordinación, como nota identificadora de una relación de


trabajo por cuenta ajena, consiste en el sometimiento al ámbito rector y
organizativo del empresario.

Esta importante característica de la relación de trabajo supone, a grandes


rasgos, que el empresario somete al trabajador a una relación de sujeción, de
modo que es aquél quien dirige y organiza el trabajo, tomando las decisiones
que considere adecuadas e impartiendo instrucciones, las cuales el trabajador
acata. Ahora bien, para determinar la existencia o no de dependencia de los
miembros de una Junta Directiva respecto a la sociedad mercantil, es
necesario destacar que las sociedades de comercio como sujetos de derecho,
con personalidad jurídica propia, distinta a la de sus socios -ficciones de
derecho creadas por el legislador que adquieren personalidad jurídica cuando
cumplen con los trámites de registro y publicación del acta constitutiva-
necesitan de personas físicas que realicen en su nombre actos jurídicos
tendientes a la defensa de sus intereses o para la asunción de derechos y
obligaciones, es decir, deben servirse de órganos integrados por personas
físicas que concurran a formar y a manifestar lo que debe considerarse -en
sentido jurídico- la voluntad social. Desde este punto de vista, debemos
distinguir los órganos de formación de la voluntad social, los que
manifiestan tal voluntad a los terceros y ejecutan las decisiones -la Junta
Directiva o Junta de Administradores-; y la Asamblea de Accionistas que es
el órgano que establece cuáles son las facultades y funciones de los
administradores, estando éstos obligados a cumplirlas.
En este sentido, la Junta Directiva constituye un órgano de administración de
la sociedad, cuyos miembros desempeñan el cargo de manera personal,
remunerado y pueden ser revocados; a este órgano ejecutivo corresponde
llevar la dirección diaria de los negocios sociales (la administración de la
propia sociedad, en donde destaca la necesidad de que se lleve y mantenga
un sistema de contabilidad adecuado a las necesidades de la empresa); por
otro lado, asume la representación de la sociedad y hace que se cumplan los
acuerdos de las asambleas, tomados de conformidad con la Ley y los
estatutos sociales de la empresa. Los administradores de las sociedades son
responsables por la infracción de las disposiciones de la Ley y del contrato
social, así como cualquier otra falta cometida en su gestión, por tanto deben
rendir cuentas de su actuación a la Asamblea de Accionistas.

Conforme con lo anterior, en el caso del alto directivo, la subordinación es


detectable, porque aquel está obligado a reportar en su actividad a la persona
u órgano superior de esa sociedad mercantil que expresa la voluntad de la
empresa.

La dependencia, pues, sólo existe entre este órgano y el alto directivo, pero
su exteriorización se limita a poco más que el establecimiento de directrices
u objetivos generales de la empresa, toda vez, que es el alto directivo quien
día a día, ostenta los poderes generales de la empresa, la organiza y dirige,
previa delegación de la Asamblea de Accionistas.

Entonces, aunque la actividad de uno de los miembros de la Junta Directiva


de las sociedades mercantiles no se limita a los cometidos inherentes a su
cargo, sino que además organiza y dirige la empresa, y lo hace con las notas
descritas de libertad, remuneración, ajenidad y dependencia, su relación debe
calificarse como laboral, y por lo tanto, podría además de ser miembro de la
Junta Directiva de la empresa ser trabajador de ésta.

El razonamiento anteriormente expuesto, trae como corolario que en los


casos donde el pretendido patrono acepte la prestación de un servicio
personal, y se limite a negar el carácter laboral de la relación sostenida con
un sujeto que fungía como directivo de la empresa, es igualmente aplicable
la presunción de laboralidad contenida en el artículo 65 de la Ley Orgánica
del Trabajo, así como todas las normas especiales que rigen la distribución
de la carga de la prueba en esta materia.

En el caso sub examine se determina que del examen conjunto de todo el


material probatorio y en aplicación del principio de la unidad de la prueba,
quedó plenamente establecido que la relación habida entre el ciudadano
HERBERT CERQUEIRA DE SOUZA y la empresa demandada, fue de
carácter laboral, ya que en el decurso del proceso se demostró que la
prestación de servicio fue ejecutada por el actor por cuenta ajena, es decir, a
través de un esfuerzo continuado en beneficio y provecho de la accionada,
quien obtuvo las resultas de ese esfuerzo en la medida y la proporción en que
éste se fue ejecutando, asumiendo ésta los riesgos de la actividad económica.

Respecto al salario, se observa que la parte actora alegó haber devengado al


principio de la relación laboral en fecha 01 de septiembre del año 1998, un
salario pagado en dólares, cuyo monto específico era de $109.000 anual y a
partir de febrero del año 1999 comenzó a percibir una parte en dólares y otra
en bolívares, los cuales detalló. Por otra parte, alegó que percibía un bono
por cumplimiento de objetivos denominado MBO, asignación de vehículo,
asignación de vivienda, una asignación mensual del 10% de su salario básico
anual por prestar servicios en el exterior (tomando en consideración que en
la primera parte señala, que su país de registro sería los Estados Unidos de
Norteamérica y su país de acogida Venezuela) y una asignación mensual del
5% de su salario básico anual por dificultades del país (la empresa consideró
que Venezuela tenía dificultades para residir). El caso es, que del contrato de
trabajo suscrito entre el ciudadano HERBERT CERQUEIRA DE SOUZA y
MOORE DE VENEZUELA, S.A., se evidencia que, en efecto fue pactado
un salario compuesto por una parte en dólares y otra en bolívares, así como
que el hoy demandante recibiría un pago mensual por el 10% de su salario
básico anual por prestar servicios en el exterior y una asignación mensual del
5% de su salario básico anual por dificultades del país, la cantidad de
$3.068,00 pagada mensualmente, por concepto de vivienda, y la asignación
de su uso de un vehículo de la empresa; así como se constata que los montos
que alegó el demandante haber percibido coinciden con el contenido de los
recibos de pago que a tal efecto consignó en copias de manera incompleta,
razón por la cual se tienen como ciertos y la Sala procederá de seguidas a
analizar, si estos elementos tienen carácter salarial.

Con respecto al bono denominado MBO, se evidencia que fue convenida en


el contrato de trabajo la participación del demandante en el plan de
incentivos de corto plazo de MOORE.

Respecto a la alegada naturaleza salarial del bono M.B.O., debe verificarse,


según lo dispuesto por el artículo 133 de la Ley Orgánica del Trabajo que se
trate de una remuneración que el reclamante perciba en forma constante y
con regularidad, tal y como quedó establecido en sentencia N° 1.036, de
fecha 22 de Mayo de 2007, caso: J.G. Silva contra Schering de Venezuela
S.A., la que señala:

“(…) Observa la Sala, que de acuerdo con la definición de salario


establecida en el artículo 133 de la Ley Orgánica del Trabajo, éste
comprende cualquier remuneración, provecho o ventaja valuable
económicamente que corresponda al trabajador por la prestación de su
servicio, y expresamente aclara que dentro de tal concepción constituyen
el salario las comisiones, primas, gratificaciones, entre otras prestaciones
que dependen del logro de ciertos objetivos, de la realización de alguna
transacción u otro hecho eventual o aleatorio.
En virtud de esto se puede establecer, que el concepto de salario normal
debe incluir cualquier prestación que encuadre en el concepto general de
salario, siempre que la misma sea devengada en forma regular y
permanente, de modo que si el trabajador recibe comisiones, premios o
incentivos en forma constante y con regularidad, tales conceptos integran
el salario normal ex artículo 133 de la Ley Sustantiva del Trabajo, ya que
cuando la norma excluye de esta noción las percepciones de carácter
accidental, lo que toma en cuenta es que no exista la regularidad y
permanencia anteriormente aludida (…)”

En este orden de ideas, se constata de la revisión del cúmulo probatorio


aportado al proceso, que el reclamante percibía ciertamente el referido
BONO en forma regular y permanente, por lo que tal concepto reúne las
condiciones necesarias para considerarlo como parte integrante del salario
normal devengado por el reclamante, como en efecto lo son su regularidad y
permanencia por lo que esta Sala declara procedente la procedencia de lo
peticionado.

En cuanto al carácter salarial o no de las asignaciones del 5% y 10% del


salario básico anual, se observa que su pago fue convenido en efectivo y en
forma mensual, es decir de forma periódica y constante, constituyendo un
ingreso que le representaba una ventaja económica al ingresar a su
patrimonio, razones por las cuales se consideran elementos salariales.

Ahora bien, el ciudadano HERBERT CERQUEIRA DE SOUZA, reclama el


pago de una diferencia salarial, derivada de la incidencia de la parte variable
del salario causada por el bono MBO, en los días domingos y feriados.

En cuanto al descanso semanal remunerado el artículo 216 de la Ley


Orgánica del Trabajo dispone:

Artículo 216. El descanso semanal será remunerado por el patrono a los


trabajadores que presten servicios durante los días hábiles de la jornada
semanal de trabajo en la empresa, con el pago de una cantidad equivalente
al salario de un (1) día, igualmente será remunerado el día de descanso
adicional semanal convenido por las partes conforme al artículo 196.
Cuando se trate de trabajadores a destajo o con remuneración variable, el
salario del día feriado será el promedio de los devengados en la respectiva
semana.
El trabajador no perderá ese derecho si durante la jornada semanal de
trabajo en la empresa faltare un (1) día de su trabajo.

La norma citada, consagra la institución legal del descanso del trabajador,


estableciendo por una parte, que el patrono deberá otorgar y remunerar un
día de descanso semanal y, le da la posibilidad de otorgar otro día de
descanso adicional, pero de naturaleza convencional, el cual también deberá
ser remunerado.
Así mismo, el artículo 217 consagra lo siguiente:
Artículo 217. Cuando se haya convenido un salario mensual el pago de
los días feriados y de descanso obligatorio estará comprendido en la
remuneración, pero quienes prestaren servicios en uno (1) o más de esos
días tendrán derecho a la remuneración correspondiente a aquellos días en
los cuales trabajen y a un recargo del cincuenta por ciento (50%),
conforme a lo previsto por el artículo 154.

Respecto al pago de los días de descanso y feriados, el artículo 217 de la Ley


Orgánica del Trabajo establece que cuando se haya convenido un salario
mensual, el pago de éstos estará comprendido en la remuneración. Por su
parte, el artículo 216 eiusdem dispone que el descanso semanal será
remunerado con el pago del salario de un día de trabajo y, cuando se trate de
trabajadores a destajo o con remuneración variable, el salario del día feriado
será el promedio de lo devengado en la respectiva semana.

Los artículos 216 y 217 de la Ley Orgánica del Trabajo, hacen una distinción
entre los trabajadores que reciben un salario mensual y los que tienen un
salario a destajo o variable, pues el salario de estos últimos depende de la
cantidad de trabajo realizado. De esta forma, protege a los trabajadores de
salario variable previendo que los días en que ellos no realizan la actividad
que genera su salario, como son los días de descanso y feriados, reciban una
remuneración calculada como el promedio de lo generado durante la semana,
para que así su situación se equipare a la de los trabajadores que reciben
salario mensual, pues su remuneración comprende los días feriados y de
descanso.

De manera que, cuando el salario es estipulado por unidad de tiempo, el


pago de los días de descanso y feriados está comprendido dentro de la
remuneración, pero cuando un trabajador devenga un salario variable, el
pago que corresponde a los días domingos y feriados debe calcularse con
base en el promedio de lo generado en la respectiva semana, o con el
promedio del mes correspondiente cuando las comisiones generadas se
calculen y liquiden mensualmente.

Así las cosas, en el presente caso, la diferencia que resulta procedente, lo es


respecto a la incidencia de la parte variable del salario causada por el bono
MBO en días domingos y feriados, y esa diferencia debe calcularse tal como
debía pagarse en la respectiva oportunidad, es decir, conforme se iban
causando, según lo dispuesto en el artículo 216 de la Ley Orgánica del
Trabajo publicada en 1997, aplicable al presente caso.

A los efectos de la cuantificación del concepto declarado procedente, se


ordena la realización de una experticia complementaria del fallo a realizar
por un único perito contable designado por el Tribunal que corresponda
ejecutar, en el caso de que las partes no se pongan de acuerdo para su
nombramiento, para lo cual el experto tomará en consideración las
cantidades percibidas por concepto de bono “MBO”, que demostró haber
devengado la parte actora, las cuales fueron reflejadas anteriormente en este
fallo; deberá el perito dividir el monto percibido por el actor por este
concepto en el mes respectivo entre los días efectivamente laborados en ese
mes, tomando en consideración que el accionante disfrutaba de un día de
descanso semanal, siendo el resultado de esta operación el correspondiente al
salario variable diario promedio del mes respectivo, el cual deberá ser
utilizado por el experto para multiplicarlo por la cantidad de domingos y
feriados contenidos en el mes en cuestión, conforme a lo previsto en los
artículos 212 y 216 de la Ley Orgánica del Trabajo. En virtud de que el bono
MBO era cancelado en dólares de Estados Unidos de Norteamérica, el
experto deberá establecer la cantidad equivalente en bolívares, que se será la
que definitivamente deberá cancelar al actor la parte demandada, para lo
cual, tendrá que tomar en cuenta las correspondientes tasas oficiales fijadas
por el Banco Central de Venezuela en el factor de cambio para las fechas
respectivas.

El artículo 212 de la Ley Orgánica del Trabajo establece:


Artículo 212. Son días feriados, a los efectos de esta Ley:
a) Los domingos;
b) El 1º de enero; el Jueves y el Viernes Santos; el 1º de mayo y el 25 de
diciembre;
c) Los señalados en la Ley de Fiestas Nacionales; y
d) Los que se hayan declarado o se declaren festivos por el Gobierno
Nacional, por los Estados o por las Municipalidades, hasta un límite total
de tres (3) por año.
Durante los días feriados se suspenderán las labores y permanecerán
cerradas para el público las empresas, explotaciones y establecimientos,
sin que se pueda efectuar en ellos trabajos de ninguna especie, salvo las
excepciones previstas en esta Ley.

Asimismo, se deja establecido que de conformidad con lo previsto en el


artículo 133 y los artículos 216 y 217 de la Ley Orgánica del Trabajo, ya
analizados, en este caso, la incidencia de la parte variable del salario en los
días domingos y feriados, forman parte del salario normal y al no haber sido
pagada en su oportunidad, de conformidad con la sentencia de la Sala
Constitucional Nº 2.191 de fecha 06 de diciembre del año 2006, corresponde
a la actora el pago de los intereses de mora desde el momento en que debió
ser pagada la incidencia, es decir, al final de cada mes en el que percibió la
cancelación por concepto de bono MBO y hasta el efectivo pago, razón por
la cual se ordena la realización de una experticia complementaria del fallo
para calcular los referidos intereses.
De acuerdo a lo antes expuesto, se relacionan los días domingos y feriados
en el cuadro demostrativo siguiente:

(…)
En cuanto al carácter salarial de la asignación de vivienda alegado por el
demandante, al señalar que recibía un pago fijo por concepto de vivienda de
$3.068 cancelados mensualmente y así lo demanda como parte integrante del
salario, se evidenció en primer lugar, que tal cantidad fue pactada en el
contrato de trabajo y en segundo lugar, que el ciudadano HERBERT
CERQUEIRA DE SOUZA alquiló una vivienda, respecto a la cual la
empresa contratante, estableció pagarle por concepto de residencia la
cantidad de $3.068 mensualmente. Ahora bien, las empresas co-demandadas
lo negaron en la oportunidad de la contestación de demanda.

Resulta pertinente señalar que el salario tiene las siguientes características:


1) es una contraprestación económica recibida a cambio de los servicios
prestados en régimen de ajenidad y dependencia; 2) Debe ser evaluable en
efectivo; debe ser susceptible de cuantificación en términos monetarios y
producir un incremento del patrimonio del trabajador; 3) Debe crear un
enriquecimiento en quién lo recibe; 4) Ha de tratarse de cantidades de dinero
o prestaciones in natura debidas por el patrono al trabajador como
contraprestación por el cumplimiento del servicio pactado o de la simple
puesta a disposición para realizarlo. De manera que el salario tiene un valor
remuneratorio, nota ésta que resulta esencial para diferenciarlo de otros
beneficios económicos que no tienen esa naturaleza y por tanto son
extrasalariales.

De la lectura del artículo 133, Parágrafo 3º de la Ley Orgánica del Trabajo,


se entiende que no todo beneficio o ventaja económica vinculada al contrato
de trabajo puede considerarse salario, por ello consagra una lista de
percepciones que, si bien, se otorgan al trabajador en atención a la naturaleza
laboral de la relación que lo une al patrono, no persiguen la retribución de la
prestación del servicio, o bien su causa es indemnizatoria o resarcitoria de
daños causados a aquél o mediante su pago se pretende suplir la ausencia de
salario durante situaciones de inactividad, garantizando así la cobertura de
las necesidades del trabajador, en los supuestos de suspensión de la relación
laboral.

Es en este sentido, la doctrina ha distinguido entre prestaciones pagadas por


el trabajo, que forman parte del salario y prestaciones pagadas para el
trabajo, es decir, como medio de permitir o facilitar la ejecución del mismo,
las cuales tienen naturaleza extra salarial, así como ha quedado establecido
en sentencias N° 263 del 24/10/2001, caso: Francisco Pérez Avilés contra
Hato La Vergareña, C.A. y N° 0986 del 21/09/2010, caso: Fernando Rizkalla
contra Oster de Venezuela S.A.; ambas publicadas por esta Sala de Casación
Social.

Dentro de esta categoría de percepciones no salariales, encuadran el


“reembolso de gastos”, respecto al pago de los gastos en que ha incurrido el
trabajador con ocasión de la prestación del servicio. Al respecto, esta Sala en
sentencia Nº 263 de fecha 24 de octubre del año 2001(caso: José Francisco
Pérez contra Hato la Vergareña, C.A.) estableció:

(...) La nueva redacción del Primer Parágrafo del artículo 133 de la Ley
Orgánica del Trabajo no le da carácter salarial a aquellas prestaciones
necesarias para la ejecución del servicio o realización de la labor, pues
centra el concepto de salario en la ‘remuneración que corresponde al
trabajador’ y que constituye para él una remuneración, provecho o
ventaja’ concatenando estas expresiones con las empleadas al establecer
los principios generales del salario (...).
(Omissis)
Este concepto de salario permite, además, excluir del mismo, aun cuando
la Ley no lo haga expresamente, aquellos pagos que están destinados a
permitir o facilitar al trabajador el cumplimiento de las labores
encomendadas, pero que no constituyen activos que ingresan a su
patrimonio. (...) Es en este sentido que la doctrina ha distinguido entre
prestaciones pagadas por el trabajo, que forman parte del salario y
prestaciones pagadas para el trabajo, es decir, como medio de permitir o
facilitar la ejecución del mismo, las cuales tienen naturaleza extra salarial.

En el presente caso, en lo que respecta al carácter salarial del monto que le


cancelaba la empresa contratante al actor por concepto de vivienda, quedó
evidenciado que MOORE DE VENEZUELA, S.A. ciertamente se obligó al
pago de una cantidad fija mensual ($ 3.068) por la asignación por vivienda;
pero que al no haberse constatado, que tal indemnización constituía una
ventaja o provecho económico para el demandante, en virtud de haberse
verificado que el ciudadano HERBERT CERQUEIRA DE SOUZA alquiló
una vivienda, se considera que tal pago estuvo destinado a permitir o facilitar
al trabajador el cumplimiento de las labores encomendadas, pero que no
constituyen activos que ingresan a su patrimonio, razón por la cual no forma
parte integrante del salario.

Asimismo, en relación con el carácter salarial del vehículo asignado para el


uso del actor, la Sala de Casación Social, en sentencia N° 1.566 de 2004 y
ratificada en sentencia N° 0603 del expediente N° 06-1878 de fecha 26 de
marzo de 2007, estableció el criterio de que, no todas las cantidades,
beneficios y conceptos que un patrono pague a un empelado durante la
relación de trabajo, tendrán naturaleza salarial. Por el contrario, de
determinarse que el elemento alegado como beneficio, provecho o ventaja
sólo sirve, exclusivamente, para la realización de las labores, no podía
catalogárselo como salario, porque no sería algo percibido por el trabajador
en su provecho, en su enriquecimiento, sino un instrumento de trabajo
necesario para llevarlo a cabo, como lo son, por ejemplo, todos los artefactos
que se utilizan en los distintos tipos de faena y que no pueden calificarse
como integrantes del salario.
En el caso de marras, al quedar establecido que la empresa le asignó al actor
un vehículo de su propiedad para que realizara las funciones inherente a su
cargo, aún cuando no tuviese que rendir cuentas al respecto, de conformidad
con el criterio de la Sala antes transcrito, dicho concepto no constituye parte
del salario, en virtud de no resultar la asignación establecida por la empresa
un beneficio percibido por el trabajador en su provecho, ni un
enriquecimiento, sino un instrumento de trabajo necesario para llevarlo a
cabo, así como una facilidad que otorgó la empresa al trabajador, para que
prestara sus servicios en un país distinto al que venía siendo su lugar de
residencia, lo que resulta comprensible, además, porque la accionada aún
cuando asumió en el contrato de trabajo todos los costos razonables
asociados con la mudanza de muebles a Venezuela, excluyó los automóviles.
En este mismo orden de ideas, se observa que, la parte actora reclama el
pago de la prestación por antigüedad, la cual resulta procedente por cuanto
no se evidenció su cancelación. Para determinar el monto adeudado por este
concepto deberán realizarse, mediante experticia complementaria del fallo,
los siguientes cálculos: el perito deberá tomar en cuenta, de conformidad con
lo dispuesto en el artículo 108 de la Ley Orgánica del Trabajo, que a la
accionante se le adeuda lo siguiente: 45 días por el período 01/09/98 al
31/08/99, 60 días por el período 01/09/99 al 31/08/00 más 2 días por
antigüedad adicional, 60 días por el período 01/09/00 al 31/08/01 más 4 días
por antigüedad adicional, 60 días por el período 01/09/01 al 31/08/02 más 6
días por antigüedad adicional, 60 días por el período 01/09/02 al 31/08/03
más 8 días por antigüedad adicional, 60 días por el período 01/09/03 al
31/08/04 más 10 días por antigüedad adicional, 60 días por el período
01/09/04 al 31/08/05 más 12 días por antigüedad adicional, 60 días por el
período 01/09/05 al 31/08/06 más 14 días por antigüedad adicional, para el
cálculo del total adeudado por este concepto, el perito deberá tomar en
consideración que son 5 días por mes y como base de cálculo, deberá utilizar
el salario integral del mes, que incluye la porción pagada en dólares, el 10%
pagado en dólares por prestar servicio en el exterior, el 5% pagado en
dólares por prestar servicio en Venezuela (calificado como un país de
riesgo), el bono ejecutivo por objetivos (MBO), el monto pagado en
bolívares, la incidencia de la porción variable en los días domingos y
feriados y las alícuotas del bono vacacional (a razón de7 días el primer año y
1 día adicional a partir del año siguiente, con fundamento en lo dispuesto en
el artículo 223 de la Ley Orgánica del Trabajo) y de las utilidades (a razón
de 15 días por año, conforme a lo dispuesto al parágrafo primero del artículo
174 de la Ley Orgánica del Trabajo) correspondientes al período respectivo,
la suma total adeudada deberá ser expresada en bolívares para lo cual, el
experto deberá tomar en cuenta las tasas de cambio oficiales fijadas por el
Banco central de Venezuela respecto a cada período; mientras que para
calcular los días de antigüedad adicional deberá el experto utilizar como base
de cálculo, el salario integral promedio del año pertinente. Lo procedente por
concepto de antigüedad se representa de la siguiente forma:

(…)
De igual manera, el experto deberá calcular los intereses sobre la prestación
por antigüedad que adeuda la demandada al actor respecto de la diferencia
debida por dicha prestación, a la tasa promedio entre la activa y la pasiva
determinada por el Banco Central de Venezuela, tomando como referencia
los 6 principales bancos comerciales del país, de conformidad con el literal
c) del artículo 108 de la Ley Orgánica del Trabajo.

Por otra parte, reclama el actor el pago de las vacaciones vencidas y no


disfrutadas, así como de los bonos vacacionales vencidos y no cancelados,
durante toda la relación laboral; al respecto se observa que como se
estableció anteriormente, la relación de trabajo que existió entre HERBERT
CERQUEIRA DE SOUZA y la parte demandada estuvo regulada por la Ley
Orgánica del Trabajo, es por ello, que en virtud de que la accionada no
demostró haber otorgado los períodos de disfrute respectivos ni haber
cancelado los bonos vacacionales correspondientes, procede el pago de los
mismos. El cálculo de los días de disfrute, deberá realizarse conforme a los
términos del artículo 219 de la Ley Orgánica del Trabajo, a razón de quince
(15) días por el primer año y un (1) día adicional después del primer año
ininterrumpido de servicios. Asimismo se establece que el bono vacacional
es de siete (7) días por el primer año y un día adicional por cada año
sucesivo.

En tal sentido, se acuerda a favor del trabajador el pago de ciento cuarenta y


ocho (148) días por concepto de vacaciones vencidas y ochenta y cuatro (84)
días por bonos vacacionales vencidos correspondientes a los períodos
vacacionales 1998-1999, 1999-2000, 2000- 2001, 2001-2002, 2002-2003,
2003-2004 y 2004-2005, 2005-2006, cuyo pago se efectuará conforme al
último salario promedio anual normal percibido por el trabajador en el
período comprendido de 01 de septiembre del año 2005 hasta el 31 de agosto
del año 2006, el cual incluye el monto fijo pagado en dólares, la porción fija
pagada en bolívares, el 10% de servicio en el exterior, el 5% por servicio
prestado en Venezuela, el bono ejecutivo por objetivo denominado “MBO” y
la incidencia de la parte variable del salario en los días domingos y feriados,
debiendo ser establecido el monto total en bolívares mediante experticia
complementaria del fallo. Lo procedente por estos conceptos se representa a
continuación:

(…)

Lo reclamado por el demandante relativo a vacaciones y bono vacacional


fraccionados no procede en razón de que el actor laboró en Venezuela para
la parte demandada, por un lapso de ocho (8) años completos, sin fracción
adicional.

En cuanto al reclamo por pago de utilidades, se observa que resulta


procedente por cuanto no se demostró su cancelación. En consecuencia
corresponde al accionante el pago de quince (15) días por año, conforme a lo
dispuesto en el parágrafo primero del artículo 174 de la Ley orgánica del
Trabajo. El cálculo de este concepto se efectuará sobre la base del salario
promedio normal anual percibido por el trabajador en cada ejercicio fiscal,
expresándose el monto total adeudado, establecido mediante experticia
complementaria del fallo, en bolívares.

(…)

Respecto a lo peticionado, por concepto de bono ejecutivo por objetivos


(MBO) año 2006 y de reintegro por exceso de cantidades retenidas por las
co-demandadas para el pago de impuestos americanos, relativos al los
ingresos percibidos durante el período que trabajo en Venezuela
concerniente al año 2006; se observa que la parte actora no cumplió con su
carga de demostrar el cumplimiento de las metas establecidas para el período
ni el aludido pago en exceso, razón por la cual se declaran improcedentes
dichos reclamos.
Asimismo, de conformidad con el Artículo 92 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, y en aplicación del criterio asentado
por esta Sala en decisión Nº 1841 de fecha 11 de noviembre de 2008
(caso: José Surita, contra la sociedad mercantilMaldifassi & Cia C.A.), se
ordena el pago de los intereses moratorios sobre el monto condenado a
pagar, los cuales deberán ser cuantificados a través de la experticia
complementaria del fallo antes ordenada, conforme lo establece el artículo
159 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, rigiéndose la misma bajo los
siguientes parámetros: a) El perito deberá servirse de la tasa fijada por el
Banco Central de Venezuela, de conformidad con el literal c) del artículo
108 de la Ley Orgánica del Trabajo; c) Serán calculados a partir de la fecha
de terminación de la relación laboral hasta la ejecución del presente fallo; d)
Será realizado antes de indexar la cantidad condenada a pagar, y e) Para el
cálculo de los enunciados intereses de mora no operará el sistema de
capitalización de los propios intereses, ni serán objeto de indexación. Así se
declara.

De igual forma, se ordena la indexación o corrección monetaria, mediante la


realización de una experticia complementaria del fallo, para lo cual el perito
designado deberá tomar en consideración que, con relación a la suma
ordenada a pagar por concepto de prestación de antigüedad, el cómputo de la
indexación debe hacerse desde la fecha de finalización de la relación laboral
(31 de agosto del año 2006), mientras que para el resto de los conceptos,
deberá tomar como inicio del período a indexar la fecha de notificación de la
demanda; y deberá computarla hasta que se realice el pago efectivo,
debiendo tomar en cuenta los indicadores oficiales del Banco Central de
Venezuela, y excluyendo de dicho cómputo, los lapsos en los cuales la causa
se hubiere paralizado por acuerdo entre las partes o por motivos no
imputables a ellas, como caso fortuito o fuerza mayor, vacaciones judiciales
o paros o huelgas tribunalicias.
En caso de no cumplimiento voluntario de lo dispuesto en el presente fallo,
el Juez de Sustanciación, Mediación y Ejecución del Trabajo competente,
aplicará lo preceptuado en el artículo 185 de la Ley Orgánica Procesal del
Trabajo, procediendo el pago de intereses de mora sobre la cantidad
condena, los cuales serán calculados a la tasa de mercado vigente, fijada por
el Banco Central de Venezuela para los intereses sobre prestaciones sociales
y correrán desde la fecha de ejecución hasta el pago efectivo; igualmente
procederá la corrección monetaria sobre la cantidad condenada, la cual
deberá ser calculada tomando en cuenta el período indicado.

En razón de todo lo antes expuesto, se declara parcialmente con lugar la


demanda incoada por el ciudadano HERBERT CERQUEIRA DE SOUZA
contra MOORE DE VENEZUELA, S.A. y R.R. DONNELLEY HOLDINGS
VENEZUELA, S.A.
DECISIÓN
En mérito de las anteriores consideraciones, esta Sala de Casación Social del
Tribunal Supremo de Justicia, administrando justicia en nombre de la
República Bolivariana de Venezuela por autoridad de la ley
declara: 1) CON LUGAR el recurso de casación interpuesto por la
representación judicial de la parte demandada contra la sentencia proferida
por el Juzgado Superior Primero del Trabajo de la Circunscripción Judicial
del estado Aragua con sede en Maracay, de fecha 26 de mayo del
2011; 2) ANULA el fallo recurrido; 3)PARCIALMENTE CON
LUGAR la demanda por prestaciones sociales intentada por el
ciudadano HERBERT CERQUEIRA DE SOUZA contra las sociedades
mercantiles MOORE DE VENEZUELA, S.A., (antes denominada
FORMULARIOS Y PROCEDIMIENTOS MOORE, S.A.), y R.R.
DONNELLEY HOLDINGS VENEZUELA, S.A.
De conformidad con el artículo 59 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo,
no hay condenatoria en costas

III
COMPETENCIA

Corresponde a esta Sala determinar su competencia para conocer de la presente


solicitud de revisión y, a tal efecto, advierte que el artículo 336.10 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, le atribuye a esta Sala Constitucional la potestad
de “revisar las sentencias definitivamente firmes de amparo constitucional y de control de
constitucionalidad de leyes o normas jurídicas dictadas por los tribunales de la República,
en los términos establecidos por la ley orgánica respectiva”.
Ahora bien, la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia dispone en el artículo
25, numerales 10,11 y 12, lo siguiente:
Artículo 25.- Son competencias de la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia:
(omissis)
10. Revisar las sentencias definitivamente firmes que sean dictadas por los
tribunales de la República, cuando hayan desconocido algún precedente
dictado por la Sala Constitucional; efectuado una indebida aplicación de una
norma o principio constitucional; o producido un error grave en su
interpretación; o por falta de aplicación de algún principio o normas
constitucionales.

11. Revisar las sentencias dictada por las otras Salas que se subsuman en los
supuestos que señala en numeral anterior, así como la violación de
principios jurídicos fundamentales que estén contenidos en la Constitución
de la República, tratados, pactos o convenios internacionales suscritos y
ratificados válidamente por la República, o cuando incurran en violaciones
de derechos constitucionales.

12. Revisar las sentencias definitivamente firmes en las que se hayan


ejercido el control difuso de la constitucionalidad de las leyes u otras normas
jurídicas, que sean dictadas por las demás Sala del Tribunal Supremo de
Justicia y demás tribunales de la República.

En el presente caso, se solicitó la revisión constitucional de la decisión dictada el


26 de septiembre de 2013, por la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de
Justicia; en consecuencia, esta Sala Constitucional juzga que la misma se inserta en el
elenco de decisiones jurisdiccionales que son susceptibles de revisión constitucional, razón
por la cual asume su competencia para conocer de dicha solicitud de acuerdo a la Ley
Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia. Así se declara.

IV
CONSIDERACIONES PARA DECIDIR

Delimitada como ha sido la competencia para conocer de la presente solicitud, esta


Sala pasa a reiterar como premisa del análisis subsiguiente,el criterio sostenido en la
sentencia Nº 44 del 2 de marzo de 2000 (caso: “Francia Josefina Rondón Astor”),
ratificado en el fallo Nº 714 del 13 de julio de 2000 (caso: “Asociación de Propietarios y
Residentes de la Urbanización Miranda”), conforme al cual la discrecionalidad que se
atribuye a la potestad de revisión constitucional, no debe ser entendida como una nueva
instancia y, por tanto, la solicitud en cuestión se admitirá sólo a los fines de preservar la
uniformidad de la interpretación de normas y principios constitucionales o cuando exista
una deliberada violación de preceptos de ese rango, lo cual será analizado por esta Sala,
siendo siempre facultativo de ésta, su procedencia, como se afirmó en la sentencia Nº 93
del 6 de febrero de 2001 (caso: “Corpoturismo”).
En este mismo sentido, la Sala ha sostenido en casos anteriores que la labor tuitiva
del Texto Constitucional mediante la revisión extraordinaria de sentencias, no se cristaliza
de forma similar al establecido para los recursos de gravamen o impugnación, diseñados
para cuestionar la sentencia, para ese entonces, definitiva. De allí que, el hecho
configurador de la revisión extraordinaria no es el mero perjuicio, sino que, además, se
verifique un desconocimiento absoluto de algún precedente dictado por esta Sala, la
indebida aplicación de una norma constitucional, un error grotesco en su interpretación o,
sencillamente, de su falta de aplicación, lo cual se justifica en que los recursos de gravamen
o de impugnación gozan de una presunción de que los jueces de instancia o casación, de ser
el caso, actúan como garantes primigenios de la Carta Magna. Sólo cuando esa presunción
logra ser desvirtuada es que procede, en tales casos, la revisión de la sentencia (Vid.
Sentencia de la Sala Nº 2.957 del 14 de diciembre de 2004, caso:“Margarita de Jesús
Ramírez”, ratificada en el fallo Nº 748 del 8 de junio de 2009, caso: “Gregorio
Carrasquero”).
Precisado lo anterior, esta Sala advierte que el acto decisorio sometido a revisión lo
constituye el pronunciamiento dictado el 26 de septiembre de 2013, por la Sala de Casación
Social del Tribunal Supremo de Justicia, que declaró con lugar el recurso de casación
interpuesto por la parte demandada contra el fallo dictado el 26 de mayo de 2011, por el
Juzgado Superior Primero del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado Aragua;
anuló el fallo recurrido; parcialmente con lugar la demanda que por prestaciones sociales
ejerció el ciudadano Herbert Cerqueira de Souza contra Moore de Venezuela, S.A., y R.R.
Donnelley Holding Venezuela, S.A.
Por su parte, el apoderado judicial de la solicitante sustentó su pretensión de
revisión constitucional argumentando que dicha decisión violó los derechos de su
representada al debido proceso, a la tutela judicial efectiva y los principios de seguridad
jurídica y expectativa plausible, al aplicar al caso en concreto, el nuevo criterio
jurisprudencial para la aplicación de la indexación o corrección monetaria, el cual no estaba
vigente para el momento de la introducción de la demanda del juicio primigenio, aun
cuando había declarado sin lugar el recurso de casación interpuesto por la parte actora,
según consta del Acta levantada el 23 de julio de 2013, al culminar la deliberación de la
Sala.
En tal sentido, advierte la Sala que el nuevo criterio a que hace referencia la
solicitante de revisión es el asentado en el fallo de la Sala de Casación Social
núm.1841/2008, del 11 de noviembre de 2008, (Caso del 11 de noviembre de 2008,
caso: “José Surita contra la sociedad mercantilMaldifassi & Cia C.A.”), en el cual se
fijaron algunos parámetros importantes respecto de la indexación y su forma de cálculo, en
los siguientes términos:
(…) limitar la corrección monetaria al lapso de ejecución forzosa, implica
una ruptura con los avances que en la materia se habían logrado por vía
jurisprudencial, al desnaturalizar dicha figura jurídica. Como señaló la Sala
de Casación Civil en sentencia de fecha 17 de marzo de 1993, a que se ha
hecho referencia precedentemente, la indexación “debe restablecer la lesión
que realmente sufre el valor adquisitivo de los salarios y prestaciones del
trabajador por la contingencia inflacionaria, corrigiendo la injusticia de que
el pago impuntual de las prestaciones se traduzca a una ventaja del moroso y
en daño del sujeto legalmente protegido con derecho a ello”.

Cuando el trabajador, ante el incumplimiento culposo por parte del deudor


de la obligación, activa los órganos de administración de justicia, deberá
esperar el tiempo que necesariamente requiere la culminación del proceso –
pese a que el nuevo proceso laboral destaca frente al anterior por haber
acortado significativamente su duración, al inspirarse en principios de
brevedad, celeridad y concentración, constituye una actividad dinámica que
se desarrolla en el tiempo- para obtener un pronunciamiento judicial. Así, la
fase de cognición de la causa podría implicar una demora en el
cumplimiento del patrono, y, ante la improcedencia de la corrección
monetaria durante ese lapso, es el trabajador quien soporta la pérdida del
valor adquisitivo de la moneda en razón de la inflación -lo cual constituye
una máxima de experiencia conteste con la consolidada jurisprudencia de
este máximo Tribunal–, porque en definitiva recibe una cantidad inferior a la
que se le adeudaba, desde el punto de vista de su poder adquisitivo y no
nominal.

En consecuencia, a fin de permitir que el trabajador obtenga una cantidad


igual a la que se le debía para el momento de poner en mora al empleador, es
indispensable que esa suma sea actualizada a través del mecanismo de la
indexación, lo que debe realizarse incluso en aquellas causas que hayan
comenzado bajo el régimen procesal laboral vigente.

En este orden de ideas, la Sala precisó en fallos anteriores que el cómputo de


la corrección monetaria debe hacerse a partir de la fecha en que haya sido
notificada la parte demandada -y no desde la admisión de la demanda–,
porque sólo entonces ésta tiene conocimiento del ejercicio del derecho de
crédito por parte de su titular, quien exige el cumplimiento de la obligación.

Conteste con lo anterior, esta Sala de Casación Social establece en la


presente decisión algunas parámetros que deberán ser tomados en cuenta por
los jurisdicentes al momento de hacer la condena de los intereses moratorios
e indexación previstos constitucional y legalmente, y que constituyen la
nueva doctrina jurisprudencial de esta Sala, en el sentido infra detallado, a
ser aplicada tanto en los procedimientos iniciados bajo el iter (sic) procesal
consagrado en la Ley Orgánica de Tribunales y de Procedimientos del
Trabajo, como en los iniciados o que se inicien en lo sucesivo bajo el vigente
régimen adjetivo laboral.

En primer lugar, y en lo que respecta a los intereses moratorios causados por


la falta de pago de la prestación de antigüedad consagrada en el artículo 108
de la Ley Orgánica del Trabajo, al ser concebida constitucionalmente como
una deuda de valor, se establece que el cómputo de los mismos debe hacerse
desde la fecha en que la misma es exigible, vale decir, desde la fecha de
finalización de la relación de trabajo, sea por causa atribuibles a la voluntad
de las partes o por causas ajenas a la misma, independientemente de la
oportunidad elegida por el trabajador para reclamar sus derechos judicial o
extrajudicialmente.

En segundo lugar, debe asumirse el mismo criterio establecido en el párrafo


anterior con respecto a la indexación de la cantidad que por prestación de
antigüedad sea adeudada al ex trabajador.

En tercer lugar, y en lo que respecta al período a indexar de los otros


conceptos derivados de la relación laboral, su inicio será la fecha de
notificación de la demandada en el nuevo proceso y de citación en el
procedimiento derogado, por las razones y fundamentos anteriormente
explanados hasta que la sentencia quede definitivamente firme, excluyendo
de dicho cálculo los lapsos sobre los cuales la causa se haya paralizado por
acuerdo entre las partes, por hechos fortuitos o de fuerza mayor, tales como
la implementación de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo y por vacaciones
judiciales.

En cuarto lugar, y en lo que respecta al período a indexar de las


indemnizaciones provenientes de la ocurrencia de accidentes laborales o
enfermedades profesionales, exceptuando lo que concierne al daño moral, su
inicio será la fecha de notificación de la demandada en el nuevo proceso y de
citación en el procedimiento derogado, por las razones y fundamentos
anteriormente explanados hasta que la sentencia quede definitivamente
firme, excluyendo de dicho cálculo los lapsos sobre los cuales la causa se
haya paralizado por acuerdo entre las partes, por hechos fortuitos o de fuerza
mayor, tales como la implementación de la Ley Orgánica Procesal del
Trabajo y por vacaciones judiciales.

En quinto lugar, las condenas indemnizatorias en los juicios de estabilidad,


tales como salarios dejados de percibir y demás establecidas en el artículo
125 de la Ley Orgánica del Trabajo, se ratifica el criterio asumido por esta
Sala en decisión Nº 254 del 16/03/2004 en el sentido que en los juicios
especiales de estabilidad no se demanda el pago de prestaciones o
indemnizaciones laborales porque el patrono estuviera en mora, en ellos se
solicita la calificación de un despido por el incumplimiento de una
obligación de no hacer, y la sentencia, en caso que se declare procedente,
ordena sólo el reenganche con el pago de los salarios caídos; pero es a partir
de esa declaratoria que se deben los salarios caídos, que son exigibles, no
antes, aún cuando para su cuantificación se tome en cuenta el tiempo del
procedimiento como sanción al empleador, por lo que no puede aplicarse la
corrección monetaria en el procedimiento de estabilidad, en el entendido que
si se cumple con el reenganche y el trabajador regresa a su puesto de trabajo
debe recibir exactamente el monto de los salarios caídos que dejó de
percibir, sin imputarle corrección monetaria porque de hacerlo,
primeramente se estaría aplicando la indexación sin estar presente la mora
del patrono, y en segundo lugar, pudiera darse la circunstancia que el
trabajador reenganchado, al indexarle los salarios caídos, reciba mayor
remuneración que la obtenida por otros trabajadores que realizan idénticas
funciones.

En sexto lugar, en lo que respecta a las acciones de mero certeza o de mera


declaración, en las que no se pide una resolución de condena a una
prestación, sino la mera declaración de la existencia o inexistencia de una
relación jurídica, las cuales no requieren ejecución, debe señalarse que a las
mismas es inaplicable la institución de la indexación.
En séptimo lugar, en caso de no cumplimiento voluntario de la sentencia el
Juez de Sustanciación, Mediación y Ejecución del Trabajo competente,
aplicará lo preceptuado en el artículo 185 de la Ley Orgánica Procesal del
Trabajo.

En octavo lugar, estos peritajes serán realizados por un solo experto


designado por el Tribunal Ejecutor.

Es necesario destacar que esta nueva orientación jurisprudencial únicamente


podrá aplicarse hacia el futuro, a partir del dispositivo oral del fallo proferido
por la Sala, a fin de evitar una aplicación retroactiva de un viraje
jurisprudencial, la cual iría en contra de la seguridad jurídica que debe
procurarse en un Estado de Derecho, tal como lo ha afirmado la Sala
Constitucional de este alto Tribunal”.

Ello así, aprecia la Sala que criterio antes citado era perfectamente aplicable al caso
aquí analizado ya que la causa objeto de revisión se presentó ante la Sala de Casación
Social del Tribunal Supremo de Justicia el 28 de junio de 2011, y dicho criterio fue
aplicado a las causas presentadas ante la Sala de Casación Social a partir de la fecha del
dispositivo oral del fallo núm. 1841/2008, esto es, a partir del 21 de octubre de 2008, tal
como puede apreciarse en las decisiones números 1666/2009; 1793/2009; 43/2012 y
416/2013, por lo cual, la decisión cuestionada fue decida de conformidad con el criterio
que ratione temporis correspondía aplicar al caso de autos.
Ahora bien, en cuanto a la denuncia relativa a que la Sala de Casación Social acordó
la indexación o corrección monetaria, a pesar de declarar sin lugar el recurso de casación
presentado por la parte actora, advierte esta Sala Constitucional que “…la corrección
monetaria en los juicios laborales que tengan por objeto el pago de las prestaciones
sociales de los trabajadores es materia relacionada con el orden público y [debe] ser
acordada aun de oficio por los Tribunales” (Vide. sSCS núm. 12/2001), por lo que era
procedente el cálculo de la indexación o corrección monetaria indistintamente de la suerte
que corriera el recurso de casación presentado por la parte actora, y más aun cuando entró a
dictar sentencia de mérito al declarar con lugar el recurso de casación presentado por la
parte demandada en el juicio primigenio, hoy solicitante en revisión.
Con fundamento en lo anterior, esta Sala advierte que de los argumentos que
sustentan el ejercicio de la presente solicitud de revisión constitucional, sólo se evidencia la
intención del solicitante de demostrar su discrepancia con el fallo que le fue adverso, lo
cual no es objeto de este mecanismo extraordinario de tutela constitucional, pues se
requiere del planteamiento de unos supuestos específicos que aseguren, además, un
ejercicio apropiado a la defensa real de los preceptos y principios constitucionales, ya que
no cabe duda alguna que la revisión es una vía que establece el ordenamiento jurídico para
volver al estudio de una sentencia que ha alcanzado su firmeza definitiva, al haber agotado
todas las instancias ordinarias posibles, con el fin de preservar la interpretación de una
norma constitucional, lo que es de vital importancia para el ordenamiento jurídico.
Por tanto, reitera esta Sala, que la revisión no constituye una tercera instancia, ni un
medio ordinario que pueda intentarse bajo cualquier fundamentación, sino una potestad
extraordinaria, excepcional y discrecional de esta Sala Constitucional con la finalidad de la
uniformación de criterios constitucionales, para la garantía de la supremacía y eficacia de
las normas y principios constitucionales, lo cual, conlleva a la seguridad jurídica.
En virtud de los razonamiento expuestos, la Sala declara no ha lugar la solicitud de
revisión constitucional de la decisión núm. 788, dictada el 26 de septiembre de 2013, por la
Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia, interpuesta por el abogado
Carlos Alberto Henríquez Salazar, apoderado judicial de la sociedad mercantil MOORE
DE VENEZUELA, S.A. Así se decide.
V
DECISIÓN
Por las razones expuestas, esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, administrando justicia en nombre de la República, por autoridad de la Ley,
declara NO HA LUGAR la solicitud de revisión constitucional de la decisión núm. 788,
dictada el 26 de septiembre de 2013, por la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo
de Justicia, interpuesta por el abogado Carlos Alberto Henríquez Salazar, apoderado
judicial de la sociedad mercantil MOORE DE VENEZUELA, S.A.
Publíquese y regístrese. Archívese el expediente.
Dada, firmada y sellada, en el Salón de Audiencias del Tribunal Supremo de
Justicia, en Sala Constitucional, en Caracas, a los 03 días del mes de junio de dos mil
catorce (2014). Años: 204° de la Independencia y 155° de la Federación.
La Presidenta,

GLADYS M. GUTIÉRREZ ALVARADO


Vicepresidente,

FRANCISCO A. CARRASQUERO LÓPEZ


Los Magistrados,

LUISA ESTELLA MORALES LAMUÑO

MARCOS TULIO DUGARTE PADRÓN

CARMEN ZULETA DE MERCHÁN


Ponente

ARCADIO DE JESÚS DELGADO ROSALES


JUAN JOSÉ MENDOZA JOVER
El Secretario,

JOSÉ LEONARDO REQUENA CABELLO

Exp.- 13-1112
CZdM/

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