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HERRERA PETERE, J. (1979). Acero de Madrid: epopeya. Barcelona: Laia.

Capítulo 1

“Álvarez del Vayo desató los negros nubarrones de la cuestión internacional sobre la
plaza. Sin embargo, habló también de una nube brillante y de un alba formidable: la Unión
Soviética y Francia”.

Capítulo 2

“De todo este complejo, palabrotista aristocrático, nació la Falange Española de las Jons,
cuya sola enunciación es ya de por sí una palabrota de las más groseras”.

“Con su lenguaje dorado, como un alba castellana, se dirigió a ellos un propagandista de


la Falange Española de las Jons.
—Hay que salvar a España del marxismo asiático —decía—, del bolchevismo,
enemigo de la raza blanca y de la cultura occidental. Vosotros mismos, Álvarez de
Toledo, Henestrosa, Muguiros, Sáez de la Calzada y Gonzalos de Córdoba, seríais las
primeras víctimas de él. Vuestras cédulas del Estado, vuestras acciones y obligaciones
quedarían reducidas a papel mojado; vuestras fincas, repartidas, y vuestras queridas,
salvajemente forzadas; vuestras casas, desmanteladas; vuestros automóviles, robados, y
vuestras cocteleras rotas. No quiero aludir concretamente a ninguno de vosotros, pero
figuraos, por un momento, lo que sería del Banco Hipotecario y del Banco de Crédito
Local de España! Ante esta perspectiva no podéis permanecer con los brazos cruzados,
con un carnet de Acción Popular o de Acción Católica en el bolsillo. Hay que salvar a
España. Hay que actuar. ¿Cómo? La Falange dice: «Con un estilo nuevo, con un estilo
juvenil, renovador. La salvación de España tiene que ser ante todo un movimiento juvenil
y un movimiento español. Hitler y Mussolini señalan el camino. Concretamente: por lo
pronto, tenéis que dar dinero; después, ya se verá. Yo os aseguro que la Falange es la
única fuerza capaz de aplastar definitivamente el movimiento marxista español».”

Capítulo 4
De un personaje joven y antifascista se dice: “Si ha leído algunas novelas rusas es porque
estaba realmente harto”. “Además, el comunismo también es violento, bravo y luchador
y más verdadero”. “Había oído decir también que la aviación rusa era la primera en el
mundo”.

“—Y lo mismo que usted, piensan muchos de los jefes en el Ministerio de Marina. Eso
de estar de pie hora y tres cuartos, como ayer en la Castellana, soportando La
Internacional, es demasiado. Porque nosotros tenemos que ser gubernamentales,
republicanos; muy bien que toquen el «Himno de Riego» hasta hartarse, pero no hay
motivo para que toquen La Internacional. ¡Que la toquen cuando venga el Comunismo!”.

“las autoridades se preguntaban ¿qué hacer?, aunque no con la misma profundidad que
Lenin”.

Capítulo 5

Dice un ciudadano nazi residente en España a unos jóvenes de Falange: “—Nosotros no


nos ponemos en contra de las izquierdas españolas, ¿comprendido?, sino solamente en
contra de la intromisión rusa en España y del internacionalismo y el odio marxista;
nuestra agitación tiene que ser hecha en este sentido”.

“«Lo mismo que el Comunismo —se decía [un joven falangista]—. ¿Por qué no ha de
poder hacer Alemania e Italia, por la era fascista, lo mismo que hace Rusia por el
Comunismo? ¿No es hermosa la idea de una unión de todos los europeos conscientes,
para salvar la cultura occidental del peligro del bolchevismo asiático?»”.

Segunda parte

Capítulo 3

“le gustaba el Comunismo, porque era violento, luchador y agresivo”.


Capítulo 5

El marxismo para un fascista: “Marxismo para él era no llevar los pantalones con raya,
no conocer ni tratar a la gente bien, y preocuparse de cosas que no tenían remedio: estar
un poco loco”.

Se puede ver la reminiscencia rusa: “Y más [soldados] que vendrían nuevos,


disciplinados, físicamente sanos y políticamente seguros”.

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