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Había una morsa con grandes bigotes y largos colmillos que vivía felizmente con su familia. Un día, mientras nadaba, se dio cuenta de que podía hacer sonidos graves y potentes con su garganta, lo que asustó a los peces pero divirtió a sus crías. Desde entonces, la morsa usaba su nuevo "bramido" para comunicarse y entretener a sus hijos.
Había una morsa con grandes bigotes y largos colmillos que vivía felizmente con su familia. Un día, mientras nadaba, se dio cuenta de que podía hacer sonidos graves y potentes con su garganta, lo que asustó a los peces pero divirtió a sus crías. Desde entonces, la morsa usaba su nuevo "bramido" para comunicarse y entretener a sus hijos.
Había una morsa con grandes bigotes y largos colmillos que vivía felizmente con su familia. Un día, mientras nadaba, se dio cuenta de que podía hacer sonidos graves y potentes con su garganta, lo que asustó a los peces pero divirtió a sus crías. Desde entonces, la morsa usaba su nuevo "bramido" para comunicarse y entretener a sus hijos.