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A R T U R O A L E S S A N· D R I R.

La Prelación de Créditos
Explicaciones de clases

Versión de
ANTONIO VODANOVIC H.

ED ITORIAL NASCIMENTO
SANTIAGO 1940 CHILE
Índice
CAPITULO PRIMERO

GENERALIDADES
1. El derecho de prenda general.-EI prin-
cipal efecto que produce toda obligación, cualquiera
que sea su naturaleza o el objeto" sobre que recae, es
el de dar a los acreedores el derecho de exigir su eje-
cución forzada. Con este fin pueden perseguir todos
los bienes del deudor, raíces o muebles, presentes o
futuros, excepto los inembargableS.
El arto 2465, ubicado al principio del título del
Código Civil que reglamenta la prelación de créditos
(Título XLI del libro IV), no hace otra cosa que ex-
presar el concepto del derecho de prenda general de
los acreedores. Este, que no es por cierto un derecho
« real» de prenda sobre el pa~rimonio del deudor, de-
signa la facultad que la ley da a los acreedores para
hacer efectivos sus créditos sobre la totalidad del
patrimonio del deudor. Por consiguiente, todos los
bienes del deudor, muebles o inmuebles, presentes o
futuros, a excepción de los ,inembargables; quedan
afectos al cumplimiento de la obligaCión contraída
por el deudor (art. 2465). Los bienes inembargables
ARTURO ALESSANDRI N..
8

están señalados en el arto 1618 del C. Civil, en el


C6digo de Procedimiento Civil y en otras leyes es-
peciales que establecen casos particulares de inembar-
gabilidad.
2. El derecho de ejecución forzada compete
a todos los acreedores.-EI derecho de ejecución
forzada para exigir el cumplimiento de las obliga-
ciones mediante el embargo de los ·bienes del deudor,
compete igualmente a todos los acreedores. El artículo
2469 dice: «Los acreedores, con las excepciones indi-
« cadas en el arto 1618, podrán exigir que se vendan
« todos lo~ bienes del deuQor hasta concurrencia de
« sus créditos, inclusos los intereses y los costos de la
« cobranza, para que con el producto se les satisfaga
«íntegramente si fw.eren suficientes los bienes, y en.
« caso de no serlo, a prorrata ... ».
Tienen, pues, todos los acreedores, cualquiera
que sea el origen del crédito, la naturaleza de la cosa
debida o la fecha o causa del crédito, el derecho de
exigir el cumplimiento forzado de la obligación. Y
pueden perseguir todos los bienes del deudor, presen-
tes o futuros, raíces o muebles, subastándolos judi-
ciaímente para satisfacer su crédito.

3. Concepto de la prelación de créditos.-


Si bay ocho acreedores de un mismo deudor, surge la
cuestión de saber cómo y en qué orden deben ser
pagados. ¿Han de serlo todos conjuntamente? ¿Uno
primero y los otros después? ¿En qué forma se dis-
tribuye entre los diversos acreedores el producto de
la subasta de los bienes del deudor? Este problema
10 resuelve el C. Civil en el Título «De la prelación
de créditos».
LA PRELACIÓN DE CRÉDITOS q
= = = = = = = = = = = = = = = =.. -
La prelación de créditos es el conjunto de reglas
legales que determinan el orden y la fOlma en que
deben pagarse los diversos acreedOles de un deudor.

4. Aplicación de las reglas de prelación de


créditos.- Las reglas que el Código da en el Título
XLI del Libro IV, que trata de la prelación de cré-
ditos, son de carácter general y se aplican siempre
que haya concurrencia de acreedores, cada vez que
los acreedores que pretendan ser pagados en los bie-
nes del deudor sean dos o más.
No es necesario para que se apliquen que el deu-
dor esté en quiebra o haya hecho cesión de bienes.
No es sólo en el juicio de quiebras donde se suscita el
problema de la prelación de créditos, sino en toda
circunstancia en que dos. o más acreedores pretenden
sér pagados en los mismos bienes (1).
Puede presentarse-y en el hecho así ocurre-en
un juicio ejecutivo, cuando un acreedor distinto del
ejecutante pretende ser pagado con preferencia en
los bienes del ejecutado. Tanto es así que el propio
Código de Procedimiento Ci vil reglamenta entre las
tercerías que pueden deducirse en el juicio ejecutivo,
la de prelación, cuyo objeto es el de dar aplicación pre-
cisamente a las reglas de la" prelación de créditos
cuando el deudor no está en quiebra ni ha hecho ce-
sión de bienes.

5. Principio de igualdad entre los acre~dores.


-Si todos los acreedores tienen el derecho de prenda
general, si todos hallan en el patrimonio del deudor su

(1) Corte Suprema, Revista de Derecho y Juri8pludencia, tomo XXXV,


editado en 1938, segunda parte, seccíoo primera, pág. 12.
LA PRELACIÓN DE CRÉDITOS q
================.. -
La prelación de créditos es el conjunto de reglas
legales que determinan el orden y la fOlma en que
deben pagarse los diversos acreedOles de un deudor.

4. Aplicación de las reglas de prelación de


créditos.- Las reglas que el Código da en el Título
XLI del Libro IV, que trata de la prelación de cré-
ditos, son de carácter general y se aplican siempre
que haya concurrencia de acreedores, cada vez que
los acreedores que pretendan ser pagados en los bie-
nes del deudor sean dos o más.
No es necesario para que se apliquen que el deu-
dor esté en quiebra o haya hecho cesi6n de bienes.
No es s6lo en el juicio de quiebras donde se suscita el
problema de la prelación de créditos, sino en toda
circunstancia en que dos. o más acreedores pretenden
sér pagados en los mismos bienes (1).
Puede presentarse-y en el hecho así ocurre-en
un juicio ejecutivo, cuando un acreedor distinto del
ejecutante pretende ser pagado con preferencia en
los bienes del ejecutado. Tanto es así que el propio
C6digo de Procedimiento Ci vil reglamenta entre las
tercerías que pueden deducirse en el juicio ejecutivo,
la de prelaci6n, cuyo objeto es el de dar aplicación pre-
cisamente a las reglas de la" prelaci6n de créditos
cuando el deudor no está en quiebra ni ha hecho ce-
sión de bienes.

5. Principio de igualdad entre los acre~dores.


-Si todos los acreedores tienen el derecho de prenda
general, si todos hallan en el patrimonio del deudor su

(1) Corte Suprema, Revista de Derecho y Juri8pludencia, tomo XXXV,


editado en 1938, segunda parte, seccí6n primera, pág. 12.
ARTURO ALESSANDRI 11..
JO

propia y natural garantía, es consecuencia necesaria


la de que en principio todos los acreedores tienen el
mismo derecho para ser pagados en condiciones igua~
les. El arto 2469 expresa esta situación y dice: «Los
«acreedores, con las excepciones indicadas en el ar-
« tículo 1618, podrán exigir que se vendan todos los
« bienes del deudor hasta concurrencia de sus créditos,
« inclusos los intereses y las costas de la cobranza,
« para que con el producto se les satisfasga íhtegra-
({ mente si fueren suficientes los bienes, y en caso de
«no serlo, a prorrata ... ». Todos los acreedores,
cualquiera que se~ la naturaleza del crédito, cual-
quiera que sea el origen o causa del mismo, cualquie-
ra que sea la fecha en que se haya constituído o la na-
turaleza de la cosa debida, tienen el mismo derecho
a concurrir conjuntamente en la distribución de los
bienes del deudor. para ser pagados en su integridad
si los bienes son suficientes, y si no, a prorrata con
el producto de la subasta entre todos ellos. Si Pri-
mus es acreedor de ci~nto, recibirá en proporción a
ciento, si Secundus
.,.,
. . es acreedor de veinte, obtendrá
en proporclon a vemt~.

6. Preferencia. -Hay acreedores que no están


obligados a someterse a esta regla- de la igualtlad y 'se
pagan antes del reparto de los bienes del deudor. Es-
tos son los que gozan de una causa de preferencia y
constituyen la excepción al derecho común. La cir-
cunstancia de que un crédito sea preferido, . de que
pueda ser pagado con antelación, éonstituye una ex-
cepción. Así lo expresa el arto 2488 cuando dice: «La
« ley no reconoce otras causas de preferencia que las
« indicadas en los artículos precedentes» ..
LA PRELACIÓN "DE CRÉDITOS 11

7. Las causas de preferencia son de derecho


estricto.-Como las causas de preferencia tienen
carácter excepcional, son de derecho estricto y deben
interpretarse restrictivamente: no hay preferencias
pOr analogía y sólo existen en los casos establecidos
'11
por a ey; S1. no e·stan ccntempraoos
.f 11
en eua, los cre. .
ti . . . "

ditos no gozan de preferencia.

8. Causas de preferencia.-¿ Cuáles son los


créditos que en caso de concurrencia de acreedores
tienen preferencia para ser pagados con antelación
a otros?·" La ley se ha cuidado de señalarlos. En el
art. 2470 dice: «Las causas de preferencia son sola-
mente el privilegio y la hipoteca». En el Derecho
Civil Chileno estas son las dos únicas causas de pre-
ferencia. .
El arto 2471 agrega: «Gozan de privilegio los
. créditos de la primera, segunda y cuarta' clase».
De estos dos preceptos y del. arto 2489 se des-
prende que los créditos pueden ser de cinco clases,
de las cuales cuatro, las cuatro primeras, son prefe-
ridas; los créditos de la quinta clase no son preferidos
y se les denomina ordinariamente créditos «valistas».
Respecto de ellos rige el principio general de la igual-
dad de los acreedores: todos se pagan conjuntamente
o a prorrata, si los bienes son insuficientes. Gozan de
prefer~ncia los créditos de la tercera clase y son privi-
legiaa.os los de la primera, segunda y cuarta clases; los
de la tercera son preferidos en razón de ser hipote-
carios.
9. Preferencia y privilegio.-Hay cuafro cla-
--ses de créditos «preferidos», pero no «privilegiados» .
.El privilegio no es lo mismo que la preferencia. Esta
ARTURO ALESSANDRt R.
12

compete también a los créditos hipotecarios. Una de


las causas de preferencia es la hipoteca, mas ésta no
es- un privilegio. El privilegio es, pues, una especie
de preferencia, una de las causas que da dere~ho para _
pagarse de un crédito con prioridad a otros.

10. Las causas de preferencia son inherentes


a los créditos para cuya segu"ridad se han esta-
blecido (artículo 2470).-Forman parté del crédito
mismo, constituyen uno de sus elementos integrantes.
Consecuencia de ello es que pasan conjuntamente con
el crédito a todas las personas que los adqui<:¿ran por
cesión, subrogación, o de otra manera (art. 2470).
Así, si una persona adquiere por compraventa; dona-
ción, permuta, herencia o de otra manera un crédito
preferido, sea privilegiado o hipotecario, goza de la
causa de preferencia como el primitivo acreedor, por-
que la causa de preferencia es inherente al crédito.

11 ~ Extensión de la preferencia.-La causa


de preferencia no sólo ampara al crédito, sino tam-
bién a los intereses que devenga hasta su total can-
celación .. Estos son accesorios y lo accesorio, según el
aforismo, sigue la suerte de lo principal. Así lo esta-
blece el arto 2491 cuando declara: «Los intereses
« correrán hasta la extinción de la deuda, y se cubri-
« rán con la preferencia que corresponda a sus res-
«pectivos capitales».
Esta regla, en cuanto establece que los intereses
correrán hasta la extinción total de la deuda, modifica
el derecho común. Hay que relacionar el arto 2491
cap el arto 65 de la Ley de Quiebras, que dice: «La
« declaración de quiebra suspende, sólo con relación
« a la masa, el curso de los intereses de todos los cré-
LA PRELACIÓN DE CRÉDITOS 13

« ditos «comunes)} que estuvieren vencidos a la fecha


« de la declaración de quiebra.
«Pero, íntegramente pagado el valor actual de
« dichos créditos, entrarán a participar en el sobrante
« de la masa por los intereses que leS correspondan en
« conformidad a la convención.
«En el mismo sobrante entrarán a participar los
« créditos que no tengan intereses estipulados, para
« cobrar el interés legal desde la fecha de la declaración
« de quiebra, si estuvieren vencidos en esa época, o
« desde la fecha de su vencimiento, si fuere posterior».

12. Clasificación de las preferencias.-Las


preferel1cias que establece. la ley se clasifican, aten-
diendo a los bienes sobre que recaen, en dos catego...
'rías: generales y especiales.
La importancia de esta clasificación reside en las
diversas consecuencias prácticas que derivan de la
naturaleza de la preferencia, según sea general o es-
pecial.
Preferencia general es la que afecta a todos los
bienes del deudor, de cualquiera naturaleza que ellos
sean.
Preferencia especial es la que afecta a determi-
nados biénes del deudor, de modo que sólo puede
invocarse con respecto a esos bienes.
Son preferencias gen~rales las de la primera y
cuarta clase. Son especiales las preferencias de la
segunda y tercera clase.
Las preferencias de la segunda y tercera clases,
entre las cuales figura el crédito del· acreedor pren-
dario sobre la prepda y .el del acreedor hipotecario
sobre la finca hipotecada, sólo pueden hacerse efecti-
vas en los bienes sujetos a la preferencia: sobre los bie-
ARTUllO ALESSANDlU R.
14

nes empeñados o sobre'los bienes hipotecados. De aquí


resulta que si los productos de los bienes afectos a
estas preferencias son insuficientes para cobrar to-
talmente el crédito preferido, el déficit ya no goza de
preferencia y pasa a ser un crédito no privilegiado,
concurriendo con los de la quinta clase, según 10 indi-
ca el arto 2490.
Esta es la importancia prfictica que tiene la clasi-
ficaci6n que acabo de hacer: los créditos de la pri-
mera y cuarta clases, como preferencias generales,
pueden hacerse efectivos sobre todo el patrimonio del
deudor; los de la segunda y tercera clases, como pre-
ferencias especiales, sólo extienden su preferenoia so~
bre el producto de los bienes especialmente I,lfectos a
ellas, de modo que si estos bienes son ¡nsuficientes
para cubrir la totalidad del crédito de la segunda Ó
tercera clases, la preferencia se extingue y la parte
insoluta ya no es preferida:' son créditos no preferi-
dos y pasan a la categoría quinta para ser pagados a
prorrata con los de esta clase.
Lo anterior está consagrado por el art. 2490,
que dice: «Los créditos prefeíidos que no puedan cu-
«brirse en su totalidad por los medios indicados· en
« los artículos anteriores, pasarán por el déficit a la
« lista de los créditos de la quinta clase, con los cuales
« concurri~án a prorrata.

13. Las preferencias de leyes especiales pre~


valecen sobre las reglas del Código Civil.-Las
disposiciones del C6digo Civil acerca de la prelación
de créditos son reglas de carácter general que se apli-
can a todas las materias y a todos los casos. Los arts.
4 y, 13 del Código Civil establecen que las disposicio':'
nes especiales prevalecen sobre las disposiciones .de
LA Pl'\.l!LACIÓN DE CRÉDITOS 15
~~====~======~==========~====~-~.=====

carácter general. Luego, las reglas del Código Cívil no


tendrán aplicación si leyes especiales establecen una.
preferencia distinta en favor de det~rminados créditos.
Esto es 10. que enuncia el. arto 2475, al decir: «Sobre
«( la preferencia de ciertos créditos comerciales, como

« la del consignatario en los efectos consignados, y la


~.
4: que corresponuc a vanas causas y personas en lOS
.
«buques mercantes, se estará a 16 dispuesto en el
«Código de Comercio.
«Sobre los créditos de los aviadores de minas, y
« de los mayordomos y trabajadores de ellas, se obser-.
'l varán las disposiciones del Código de Minería».

y son numerosísimas las leyes que establecen modifi-'


caciones a las reglas del Código Civil. Así, las leyes
de Prenda Industrial, de Prenda Agraria, de Warrants
o de Almacenes Generales de Depósito, de Hipoteca
. \
Naval, estatuyen reglas especiales. Nosotros no estu-
diaremos toda. la prelación de créditos en la legisla-
ción .chilena, sino que enunciaremos los principios
generales que el Código establece en el Título XLI
del Libro IV.

14. Definición del privilegio y su naturaleza


jurídica.-Prívilegio es el favor concedido por la
ley, en atención a la calidad del crédito, que permite
a su titular pagarse antes que los demás acreedores.
En otras legislacio!1es, como' la francesa, discú-
tese sobre la naturaleza jurídica de ciertos privilegios.
Li querella se refiere a si dichos privilegios son dere-
chos reales -o sencillamente causas de preferencia con
respecto a los demás acreedores.
Dentro del Derecho Chileno, no hay discusión
posible. El. privilegio no tiene el carácter de derecho .
real, porque solo puede hl:\cerse valer mientras los
índice
CAPITULO 11

LA PRIMERA CLASE DE CREDITOS

16. Enumeración.-La primera clase de cré-


ditos comprende los que nacen de algunas de las
causas que enumera' el arto 2472, y que son:
1. s. Las costas judiciales que se causen en el in-
terés general de los acreedores;
2." Las expensas funerales necesarias del deudor
difunto;
3. s. Los gastos de la enfermedad de que haya fa-
llecido el deudor;
4.'" LoS ~ salario~ de los dependientes y criados
por los últimos tres meses;
5. a Los artículos necesarios de subsistencia su-
ministrados al deudor y su familia durante los últi-
mos tres meses; y
.6. a Los créditos del' Fisco y los de las municipa-
lidades por impuestos fiscales o municipales' deven-
gados.
2
ARtURO ALESSAND1l.[ 1\.
18
~========================~=---

1. COSTAS JUDICIALES

El número 1 se refiere a las costas judiciales cau~


sacias en interés general de los acreedores.

17. El Código. se refier~ a todas las costas


judiciales en general, sin distinguir entre procesales
y personales.

18. Sólo gozan de preferencia las costas ju~


diciales c~usadas en interés general de los acree-
dores.-'La ley exige que las costas judiciales se call··
sen en interés general de los acreedores, es decir, que
sirvan y aprovechen a toda la masa. Si sólo se causan
en interés o beneficio de uno de los acreedores, no
gozan de preferencia.

19. Fundamento.-Estos gastos son privile-


giados porque son «útiles» a los acreedores. índice

2. EXPENSAS FUNERALES

Dentro de ]a primera clase de créditos menciona


el arto 2472, en su número 2, «las expensas' funerales
necesarias del deudor difunto»,

20. Fundamento.-Este privilegio, admitido ya


en el Derecho Romano, obedece a razones de huma-
nidad y salubridad pública; el legi$Iador quiere ase-
gurar la pronta sepultación de los muertos. Las per-
índice
--23. .---===========================
20 AkTUllO ALESSANDkI 1\.

Inconsecuencias.-·El privilegio de que tra~·


tamOs, por la forma en que se halla establecido, pue-\
de llevar a inconsecuencias: un médico que después
de grandes esfuerzos sana a un enfermo no goza de
privilegio alguno; pero el médico que por torpeza
o ignorancia provoca la muerte del enfermó, goza de
privilegio, ya que sus honorarios representan gastos
de la enfermedad de que ha fallecjdo el deudor. Por
eso en Francia Una ley.de 1892 consagra el privilegio
«a los gastos de la última enfermedad, cualquiera
que haya sido su terminación».

24. Facultad del juez para reducir la canti-


dad preferida.-Si la enfermedad hubiere durado
más de seis meses, fijará el juez, según las circunstan-
cias, la cantidad hasta la cual se extienda la prefe-
rencia (art. 2472, núm. 3, inc. 2. 0 ) . índice

4. SALARIOS DE LOS DEPENDIENTES Y CRIADOS

El número 4. comprende «los salarios de los del"


pendientes y criados por los últimos tres meses».
Esta disposición ha sido modificada y ampliada
por los artículos 153, 302, 230 y 232 del Código del
Trabajo.

25. a) Art. 153 del. Código del Trabajo.-El


arto 153 del Código del Trabajo dice: «Los sueldos,
la participación garantizada, ~ las comisiones y los
fondos de retiro de los empleados son inembargables
y quedarán comprendidqs en el número cuarto del
arto 2472 del Código Civil, en los caSos de quiebra».
LA PRELACIÓN DE CRÉDITOS 21

Esta disposición ha dado origen en la práctica a


una dificultad: ¿Los empleados particulares gozan
sólo de la indicada preferencia para los sueldos de ,los
últimos tres meses o para todos los sueldos insolutos,
aunque correspondan a un lapso superior a tres meses?
TnforhrotnrJ'f1t'l
.... "''''VI/' r" v ... __ ....... ·• ti
...... .. 'In
_ ............. J;71r;.~hrfltl"nr;n
....... ........r· -""'- ........... _. ~ Ji11ri"'prtL
_T............... """ ...... v
.1. ...... -

dencia. de la Corte Suprema (1) afirma que: «El


« privilegio que la ley establece respecto de los suel-
« dos de los empleados particulares, afecta sólo a los
« correspondientes a los últimos tres meses y no al
« total de ellos. Así aparece del claro tenor literal del
« arto 29 de la Ley de EmpleadOs Particulares, re-
«producido sin variación sustancial en cuanto se
« refiere a ese punto por el arto 135 del Código del
«Trabajo. Dichas disposiciones se remiten al art ..
«2472, N.o 4. del C. Civil qúe establece un pri-
0

«. vilegio a favor de los créditos por salarios de los


« dependientes y criados, limitado a los últimós tres
« meses, 10 que significa extender a los sueldos de los
« empleados particulares ese mismo privilegio así
« restringido, pero no permite ampliar su alcance más
« allá del marco fijado en el precepto que se acaba de
«citar, sin forzar el texto claro de aquellos precep-
« tos» (2).

Crítica a la interpretáción jurisprudencial.-En mi

(1) Véase <Revista de Derecho y Jurisprudencia~: t. XXÓC (Santia-


go, 1932), segunda parté, secc. primera, pág. 176; t. XXXI (Santiago,
1934), segunda parte, seco primera, pág. 240; t. XXXIV (Santiago, 1937),
segunda parte, SCCC. primera, pág,¡ 250; t. XXXVII (Santiago, 1940), se-
gunda parte, secci6n' primera, pág. 24.
(2) Cas. 13 de enero de 1934, R. de D. y J., t. XXXI. (Santiago.
1934), segunda parte, seec.
primera, pág,. 240.
ARTURO ALESSANDI!U R.

concepto esta jurisprudencia es errada. El arto 153


del Código del Trabajo no dice que' gozan de pre-
ferencia los sueldos de los empleados particulares
correspondientes a los últimos tres meses. En la
anterior Ley de Empleados Particulares había un ar-
tículo redactado en tal fOlma que daba base para la
interpretación que hoy hace la Corte Suprema del-
mencionado arto 153. Pero esa disposición fué modifi-
cada precisamente para evitar una interpretación
semejante.
A virtud de los ténninos del arto 153, hay'que es-
timar que· todos los créditos que él señala gozan de la
preferencia del número 4. del artículo 2472. La ley
agrega al número 4 del art., 2472 otros créditos fuera
de los.allí enumerados. Pero el arto 153 no ha limita-
do. la preferencia concedida a los sueldos de los em-
pleados respecto a los últimos tres meses.
Coordinando ambas disposiciones podríamos fi-
jar. de la siguiente manera el texto del arto 2472,
núm. 4: Los salarios de los dependientes y criados por
los últimos tres meses y los sueldos, la participación
garantizada, las comisiones y los fondos de retiro de
los empleados.
Por otra parte, ¿a virtud de qué antecedentes o
fundamentado en qué bases ha de limitar el juez, la pre-
ferencia a los últimos tres meses, cuando el arto 153 no
la ha limitado? Y si la circunscribe a los últimos tres
meses, ¿cómo ha~de aplicarse a los fondos de retir0?
¿Qué razón hay para circunscribir la preferencia res-
pecto de los sueldos y no en cuanto a los fondos de
retiro? Esto último es imposible dada la naturaleza
de los fondos de retiro, e indica que la ley no ha que-
rido establecer limitación de ning¡Jn género ..
Estimo, en sínt~is, por las razones hechas valer,
índice
24 ARTURO ALESSANDlU 1\.

gi0S de primera clase «los artículos necesarios de sub-


sistencia suministrados al deudor y su familia durante
los últimos t:res meses».
28. Qué son artículos necesarios de subsis-
tencia.-La disposicfón en estudio se. refiere a los
artículos necesarios de «subsistencia», vale decir, a
los . medios necesarios . para el sustento o manteni-
miento de la vida humana.
29. El privilegio sólo abarca los artículos ne-
cesarios de subsistencia suministrados al deudor
y ~u familia.-Por eso, dice don Andrés Bello en
una de sus nota~ (1), si el deudor fuere un posadero,
los comestibles y demás artículos suministr~dos' para
el servicio de la posada, es decir, para el consumo de
los que se alojan en ella, no gozan' de privilegio al-
guno.
30. Familia.-Por «familia» del deudor debe
entenderse el conjunto de personas que. dentro de
aquel concepto engloba el arto 815 del Código Civil
al tratar de las necesidades del usuario o del habitador.
Én consecuencia, la familia del deudor comprende el
cónyuge, los hijos legítimos y naturales, los sirvientes
necesarios para la familia, las personas que habitan
en la misma casa del deudor y a su cost~ y las per-
sonas a quienes .éste debe alimentos.
Este significado que el arto 815 da a la expresión
familia es el que mejor cuadra en el caso en' estudio, y
en ausencia de una definición expreSa y 'particular,
hay que adoptarlo.
(2) Proyecto Inédito, nota al arto 2661,n. o 5.°, correSpondiente al ac-
tual arto 2472, n. o 5."
índice
26 A1\.TORO ALESSANDiU 1\..

toda vez que el arto 2491 dispone que: «Los intereses


« correrán hasta la extinción de' la deuda, y se cu-
« brirán con la pref¡;;rencia que corresponda a sus res~
« pectivos capitales».

33. El privilegio no compren,de las multas.-


No creo que comprendan las multas con que las leyes
tributarias castigan la mora en el pago de las contri-
buciones, porque estas sanciones no for.q¡an parte del
crédito mismo y estos preceptos de excepción no ad-
miten interpretación extensiva.

34. Limitaci6n de la preferencia por lo que


respecta a la Caja de Crédito Hipotecario y los
Bancos Hipotecarios.-El número 6 del :art. 2472
fué ,modificado por el arto 20 de la Ley N. o 5441
de 30 de junio de 1934, que dice: «Los créditós del
« Fisco y de las Municipalidades gozarán de la pre-
« ferencia que les acuerdan los artículos 2472 y 2478
« del C. Civil, respecto del crédito de las instituciones
« hipotecarias, sólo en cuanto se trate de impuestos
« que afecten directamente a la propiedad hipoteca-
« da y que tengan por base el avalúo de la propiedad
« raíz, y dé créditos a félvor de los servicios de pavi-
« meiltación, de conformidad con las leyes respectivas»
Antes de la vigencia de esta ley, todos los crédi-
tos Fiscales y los de las Municipalidades por impuestos
f}scales o municipales. devengados, de cualquiera na.,.
turaleza que fueran, gozaban con respecto a todos los
otros acreedores, inclusos los hipotecarjos, de la pre-
ferencia del N. o 6 óel arto 2472. En virtud del arto 20
de la citada Ley N. o 5441, esta preferencia se limitó,
por 10 que respecta a la Caja de Crédito Hipotecario
y a los _Bancos Hipotecarios, exclusivament,e a. los
LA PItELACIÓN DE CRÉmTOS 27
---
.... ~-~--­

impuestos que afecten directamente a la propiedad


raíz y se paguen a base del avalúo de la misma pro-
piedad y a los créditos a favor de los servicios de pa~
vimentaci6n. Por consiguiente, estando en concurren-
cia los créditos del Fisco o de las Municipalidades en
conformidad al N. o 6 del arto 2472 con los acreedores
hipotecaríos, jos créditos del Fisco y -los de las Muni-
cipalidades s6lo podrán invocar la preferencia del N. o
6 del arto 2472, en caso que los acreedores hipotecarios
sean la Caja de Crédito Hipotecario o algún Banco
Hipotecario regido por la Ley Orgánica de la Caja de
Crédito Hipotecario, ,:uando se trate de contribucio-
nes que afecten directamente a la finca hipotecada
y se paguen, a base del avalúo de la misma propie-
dad o cuando se trate de créditos provinientes de los
servicios de pavimentación.

35. Razón de la limitación.-¿A qué obedece


esta. limitación? Solía ocurrir que rl1.Uchos deudores
debían grandes sumas de contribuciones de toda Ín-
dole y hacían ilusoria la garantía hipotecaria, yá que
los créditos de primera clase tienen preferencia aún
sobre los de la tercera para pagarse el déficit que no
alcanzó a cubrirse con los demás bienes del deudor
en los bienes afectos a ésta. A'Sí, iban acumulándose
intereses pénales, intereses insolutos y llegaban a
absorber . el, precio de la finca' hipotecada, haciendo
ilusorio el derecho de los -acreedores hipotecarios,
pues el monto de los créditos del N. o 6 del arto 2472
-era igual a la totalidad de los bienes del deudor.

36. Instituciones de crédito hipotecario a


favor de las cuales está limitada la prefere~cia.­
El artículo 20.de la ley 5441 s610 limita la preferencia
28 All TtJl\O ALESSANDlI.I R.

del N.o 6 del arto 2472 en favor de las Cajas de Cré-


dito Hipotecario y de los Bancos Hipotecarios que se
rigen por la Ley Orgánica de la Caja de Crédito
Hipotecario. Prácticamente, los Bancos Hipotecarios
de Chile son los de Santiago y Val paraíso : éstas son
las únicas instituciones que pueden invocar la limita-
ción establecida. por la ley que acabo de mencionar.
Los· demás acreedores hipotecarios, llámense Bancos
particulares o instituciones de cualquiera naturaleza,
no pueden impetrar los beneficios de esta ley destinada
a proteger a las instituciones hipotecarias y que forma
parte de· la ley que ~e dict6 para introducir ciertas.
modificaciones en las instituciones regidas por la Ley
de Cajas Hipotecarias.

37. Impuestos a que se refiere la limitación.


-y la limitaci6n se refiere únicamente a los irhpuestos
que se paguen a base del avalúo y afecten directamente
a la propiedad raíz o a los impuestos que correspondan
a los servicios de pavimentaci6n. Todas afectan la
propiedad misma y se pagan a base del avalúo del in-
mueble.
Según ~to, gozan de la preferencia del N. o 6
del arto 2472, aun con respecto a las instituciones hi-
potecarias, las contribaciones territoriales, las' de al-
cantarillado, las contribuciones de caminos.
En campio, queda excluí do y no goza· de prefe-
rencia el impuesto sobre la renta, porque no se paga
a base del avalúo de la propiedad raíz ni afecta direc-
tamente al inmueble hipotecado; tampoco gozan de
esta preferencia las patentes profesionales, industria-
les o comerciales y, en general, todas aquellas contri-
buciones que no afectan directamente al bien raíz ni
se pagan a base del avalúo del mismo. índice
LA l>kBLACIÓN DE CJll.ÉOlTOS
:::-=-- .- ' : = -==============
CARACTERíSTICAS

38. Enumeraci6n.-Los créditos privilegiados


de primera clase presentan las siguientes caracterís-
ticas:
l. o Son generales;
2. Son personales. no pasan contra terceros
Q

poseedores ;
3. o Prefieren a todos los otros créditos;
4. o Se'pagan en el orden de la numeración,· cual-
quiera que sea la fecha del crédito; y
5, Dentro de cada categoría se prorratean si no
Q

son suficientes las bienes del deudor para pagarlos


íntegramente.

39. 1) El privilegio de primera clase es ge-


neral, es decir, afecta a todos los bienes del deudor,
sin distinción, inclusos los afectos al privilegio de
seguhdB; clase y las fincas hipotecadas o acensuadas,
sin perjuicio de 10 que luego diremos. Como el here-
dero es el representante de la persona del deudor y
sucede a éste en todos sus derechos y obligaciones
como si fuere la persona misma del difunto, el arto
2487 agrega que: «La preferencias de la primera
« clase, a que estaban afectos los bienes del deudor di---
« funtQ, aféctarán de fa misma manera los bienes del
« heredero, salvo que éste haya aceptado con bene~
«·ficio de inventario, o que los aereedóres goeen del
« beneficio de separación, pues en ambos casos afee--
« tarán solamente test bienes inventariados o separa-
« dos».
30 ARtURO ALEsSANOtl.l 1\..

40. 2) El privilegio de primera clase es per-


sonal; no pasa contra terceros poseedores.-
Si los bienes del deudor son enajenados voluntaria.
o forzadamente, no pueden los acreedores pretender
hacer efectivo su privilegio sobre los bienes· que salie-
ron del patrimonio del deudor. El arto 2473 es sufi-
cientemente claro cuando dice que: «Los créditos
«enumerados en el artículo precedente no pasarán
«en caso alguno contra terceros poseedores}>, es- de-
cir, contr'a terCE}ros que adquirieron bienes del deudor
de los créditos privilegiados de la primera clase.

41. 3) Los créditos a que los privilegios de


primera clase se refieren, se pagan con preferen-
cia a todos los demás créditos del deudor .-Por
algo son de la primera clase y se pagan 8;ntes que los
de la segunda, tercera y cuarta clase.
Si los bienes no afectos a prendas o hipotecas
dan lo suficiente como para pagar. los créditos de. la
primera clase, no hay necesidad de recurrir a los ~ie­
nes emp~ñados o hipotecados. Pero puede suceder
que los bienes del .d~udor no afectos éJ. prenda' o hipo-
teca se[:1.n insuficientes para. pagar los. créditos de la
primera clase, que el deudor no tenga con lQs bienes
afectos a los éréditos de la primera clase lo necesario
para pagar dichos créditos. Supongamos que debe.
cien mil pesos y solamente tiene bienes no empeñados
o hipotecados por un .valor de cincuenta mil pesos.
Hay un déficit de cincuenta mil pesos que no alcan-
za a pagarse con J0~ bienes 110 afectos a las preferen-
cias de la. segunda y tercera clase. ¿Qué sucede?
Los créditos ~e la primera cla~e tienen. preferencia
para pagarse sobre los bienes afectos a los privilegios
de la segunda clase y en las fincas hipotecadas. Así
LA l'kELACI6N DE Cll:ÉDITOS 31

lo dicen los arts. 2476 y 2478. Expresa el primero que:


«Afectando a una misma especie créditos de la prime-
« ra clase y créditos de la segunda, excluirán éstos a
« aquellos; pero si fueren insuficientes los demás qie-
«nes para cubrir los créditos de la primera clase,
«tendrán éstos la preferencia en cuanto al déficit,
« y concuírirán en dicha especie en el order. y forma
« que se expresan en el inc. l. o del arto 2472». Por
consiguiente, el déficit o parte de los créditos de la
primera clase que no alcanzó a pagarse"con los demás
bienes del deudor, se paga con preferencia a los eré·"
ditos afectos a la segunda clase. Los cincuenta mil
pesos que no alcanzaron a- pagarse con los bienes res-
tantes, porque no había más bienes, se pagan con los
bienes afectos a la segunda cJase con preferencia a los
créditos de la segunda clase. Se saca de ahí lo necesa'-
fio para pagar los créditos de la primera clase y sobre
ellos preferirán en el orden y forma que indica el
arto 2472. Lo mismo ocun e con las fincas hipotecadas.
Supóngase en el ejemplo que señalé hace un momento
que hubiere bienes hipotecados y bienes no afectos
a otros créditos privilegiados. Los créditos de la pri-
mera clase no alcanzaron a pagarse con el resto de los
bienes del deudor; entonces recurren los acreedores
a las fincas hipotecadas, teniendo la obligación de
dividir el déficit entre las fincas hipotecadas en pro-
porci6n al respectivo valor de cada finca. Dispone
al efecto el arto 2478 que: «Los créditos de la primera
« clase no se extenderán a las fincas hipotecadas sino
« en el caso de no poder cubrirse en su totalidad con
«"los otros bienes de] deudor.
«El déficit se dividirá \entonces entre las fincas"
« hipotecadas a proporción de los valores de éstas, y
32 AP. 'l'01\0 ALESSANORI 11..

« lo que a cada una quepa se cubrirá con ella en el


« orden y forma que se expresan en el arto 2472».

42. Contradicción entre les artículos 2476 y


2478.-Hasta aquí ninguna dificultad hay en la apli-
cación de estos preceptos. Ella surge cuando existen,
a la vez, bienes afectos a la segunda clase y fincas
hipotecadas. Imagínese que los bienes no afectos a
los créditos de la segunda clase y los bienes no hipo-
tecados no dan lo suficiente para pagar los créditos
de ]a primera clase. ¿Sobre qué bienes ejercerán sus
derechos' los acreedores de la primera clase? ¿Primero
se dirigirán contra las fincas hipotecadas o primero
contra los bienes afectos a los créditos de la segunda
clase? Porque puede presentarse este conflicto en la
práctica por la redacción que el legislador ha dado a.
los arts. 2476 y 2478: En efecto, el arto 2476 dice que:
«Afectando a una misma especie créditos de la prime-
ra clase y créditos de la segunda, excluirán éstos a
aquellos; pero si fueren insúficientes «los demás bie-
nes» para cubrir los créditos de la primera clase ... »
La ley no distingue y habla de «los demás bienes)}.
Luego, incluye a los bienes hipotecados. Es como si
dijese: «Si los demás bienes del deudor, inclusos los
hipotecados, fueren insuficientes, se pagarán con los
bienes afectos a la segunda clase/). Pero no dice lo
mismo el arto 2478, cuando expresa que «los créditos
de la primera cIase no se extenderán a las fincas
hipotecadas sino en el caso de no poder cubrirse en su
totalidad «con los otros bienes del deudor». Y como
tampoco distingue, la expresión «otros bienes del deu-
dor» abarca todos los demás, incluyendo a los -de la
segunda clase. De esto resultaría que no se puede
recurrir a las fincas hipotecadas para pagar los cré-'
LA PRELACIÓN DE CREDITOS 33
--==.========================~======

ditos de la primera clase, sino cuando todos los


bienes afectos a los créditos de 'la segunda clase fueren
insuficientes para dicho fin. .
El arto 2476 del Código Civil permite, pues, que
los créditos de la primera clase se paguen con los bie-
nes afectos a los créditos de la segunda, cüando todos
los demás bienes del deudor, inclusos los hipotecados,
sean insuficientes; pero según el art, 2478 no se pueden
pagar estos créditos con las fincas hipotecadas, sino
cuando todos los demás bienes, inclusos los afectos
.a los créditos de la segunda clase, sean insuficientes.
El arto 2476 autoriza para. dirigirse contra los créditos
de la segunda clase s6lo después que las fincas hipo-
tecadas han sido insuficientes. En cambio, el arto 2478
no permite dirigirse contra las fincas hipotecadas,
sino cuando aún los bienes afectos a los créditos de la
segunda clase han sido insuficientes. La contradicc~ón
es manifiesta. ¿Cómo se resueLve? ¿Sobre qué bienes
deben dir.igirse primero los acreedores? ¿Sobre los
empeñados o afectos a los créditos de la segunda clase
o sobre las fincas hipotecadas?
Resolu.ción de la contradicción.-·-En mi concepto,
el déficit de los créditos de la primera clase debe en-
terarse primero sobre los bienes hipotecados; y si es-
tos no son bastantes, en los bienes afectos a los créditos
de la segunda clase, porque éstos están antes de los
créditos de la tercera clase y por algo los ha colocado
el legislador en el segundo lugar. Los créditos de la
segunda clase gozan de preferenc!a sobre los de la ter-
cera y cuarta clases, porque figuran en segundo lugar.
Los arts. 2476 y 2478 no resuelven los conflictos que
se producen entre los créditos de la segunda y ter-
cera clases, sino los conflictos que surjan entre los
3
ARTURO ALESSANDRl R.
34

créditos de la segunda clase con los de la primera y


los de la tercera clase con los de la primera, respecti~
~amente. Desde luego, la redacción así lo indica y,
además, el arto 2476 viene a continuación de los ar~
tículos que tratan de los créditos de la segunda clase;
por su parte, el arto 2478 está ubicado a continuación
del artículo . que trata de los créditos de la tercera
clase. El. legislador no ha resuelto el conflicto que
puede producirse entre los créditos de la segunda y
tércera clases cuando ambos contribuyen al pago
del déficit de los créditos de la prime"ra clase y no
estando resuelta la dificultad en la ley y permitiéndose
invocar ambas opiniones, preciso es atenerse a los
principios de la lógica, la que hace ver que los cré-
ditos de la segunda clase gozan de preferencia sobre
los de la tercera clase en caso de producirse pugna de
intereses, por lo que pienso que esta es la manera
práctica de solucionar este conflicto.

43. 4) Los créditos de primera clase prefie-


ren en el orden de la numeración dada por el
arto 2472, cualquiera que sea su fecha. De manera
que en primer lugar deben pagarse las costas judicia-
les que se causen en el interés general de los acreedores;
en seguida, las expensas funerales necesarias del deu-
dor difunto; después, los gastos de .la última enfer-
medad, y así sucesivamente. No toma el legislador en
consideración la fecha, al revés de lo que hace tra-
tándose de la cuarta clase de créditos.

44. 5) Si los bienes del deudor Son insufi-


cientes para cubrir la totalidad de ¡os créditos de
la primera clase, los créditos de cada categ,oría
se prorratean. Y así, si son' varios empleados u
índice
CAPITULO III

LA SEGUNDA CLASE DE CREDITOS

45. Generalidades.;;. . . . La segunda clase está for-


mada por aquellos créditos que pueden hacerse va-
ler sobre determinados bienes muebles de] deudor.
Se compone de los créditos enumerados en el arto 2474
(que habla de los créditos del posadero, del acarreador
o empresario de transporte:s y del acreedor prenda~io)
y en el arto 118 de la Ley de Quiebras y de los bienes
muebles. que han sido objeto de la declaración judi-
cial del derecho legal de retención. En conformidad
a lo dispuesto en el arto 698 del Código de Procedi-
miento Civil, los bienes retenidos judicialmente, en
virtud' del derecho lega:1 de 'retención se reputan,
para los efectos de su liquidación y pago, como si
estuvieran constituídos en prenda. El arto 118 de la
Ley de Quiebras señala una larga enumeración de
'créditos que se consideran comprendidos en la segun-
da clase. Cqncretaré mis observaciones a los precep-
tos del Código Civil.
38 ARTURO ALESSANDl\l Il.

46. Enumeraci6n.--Según el arto 2474, a la


segunda clase de créditos pertenecen los de las per..:
sonasque en seguida se enumeran:
l.~ El posadero sobre los ~fectos' del deudor in-
troducidos por éste en la posada, mientras permanez-
can en ella y hasta concurrencia de lo que se deba por
alojamiento, expensas y daños.
2. ° El acarreador o empresario de transportes
sobre los efectos acarreados, que tenga en su poder o
en el de sus agentes o dependientes, hasta concurren-
cia de lo que se deba por acarreo,. expensas y daños;
con tal que dichos efectos sean de _la propiedad del
deudor.
J. ° El acreedor prendario sobre la prenda.
Los dos primeros créditos presentan ciertas ca-
racterísticas comunes y, PQr eso, se estudiarán con-
juntamente. índice

l. CRÉDITOS DEL POSADERO Y DEL ACARREADOR O EM-


PRESARIO DE TRANSPORTES

47. Requisitos.-Para que un crédito goce del'


privilegio del N.O 1.0 o 2.° del arto 2474, es menester
que concurran los siguientes requisitos:

1.0 Que los créditos provengan ,de gastos de


alojamiento, de acarreo, expensas y dafios" '~s
decir, que el crédito que el acarreador o posadero in-
voca contra el deudor emane de un contrato de aca-
rreo o' arrendamiento .de tranSporte o de un contrato
de }:lospedaje, que sea un crédito que el aC,arreador o
el posadero tengan contra el deudor en ra~ón de ser-
LA PRELACIÓN DE CRÉDITOS 39
~============~~==================

vicios prestados como. tal acarreador o posadero. Si


al posadero o empresario de transportes se debiere
un crédito de otra índole (el precio de una compra-
venta, el arrendamiento de una casa) el crécJito no
goza del privilegio de la ~egunda clase, porque éste
sólo protege a los créditos que tenga:
1. o El Dosadero sob're los efectos de! deudor' in~
traducidos por éste en la posada, mientras perm.anez~
can en ella y hasta concurrencia de lo que se deba por
alojamiento, eXp'ensas Y daños.
Z. o El acarreador o empresario de transportes
sobre los efectos acarreados,. que tenga en su poder o
en el de sus' agentes o dependientes, hasta concurren-
cia 'de lo que se deba por acarreo, expensas y da-
ños; con tal que dichos efectos sean de la propiedad
del deudor,

2.-0 Que los efeetos sobre los cuales puede


invocarse el privilegio estén en poder del aca-
rreador o posadero, de tal suerte que si los bienes
salen de su poder el privilegio desaparece; el privilegio
es inherente a la tenencia de las cosas. Basta la simple
lectura del arto 2474 para convencerse de lo que vengo
. diciendo: «El posadero sobre los efectos del deudor
introducidos por éste en la posada, mientras perma-
nezcan en ella»; y el inciso siguiente expresa: «El
acarreador o empresario de transportes sobre los efec-
tos acarreados, que tenga en su poder o en el de sus
agentes _o . dependientes»,.

3. Que los bienes sobre los cuales se hace


0

efectivo el privilegio ~ sean de propiedad del


deudor. También 10 dice el arto 2474. Y la ley «pre-
sume que son de la propiedad del deudor los efectos
40 AIl TUllO ALESSANDIlI I!l.
-- -==-==-_.. -==========
introducidos por él en la posada, o acarreados de su
cuenta». Esta presunción es legal y ced~ ante la
prueba en contrario. índice

2. CRÉDITO DEL ACREEDOR PRENDARIO SOBRE LA


PRENDA

Es también crédito privilegiado de ]a segunda


clase el del acreedor prendario sobre la prenda (art.
2474, N. o 3.°).

48. El derecho del acreedor prendario es


un derecho real, porque autoriza al acreedor para
perseguir la: cosa empeñada cualesquiera que sean
las manos en que la cosa se halle si ha salido del poder
del deudor y'lo faculta para venderla a~ mejor pos-
tor, y a falta de posturas,admisibles, para pedir que
sea tasada y se le adjudique en pago.

49. Dentro del Código Civil es inadmisible


la pluralidad de prendas sobre una misma cosa..
-El Código Civil en el arto 2474 solamente habla
del «crédito del acreedor prendario sobre la prenda»,
no habla de «los créditos de los acreedores prendarios
sobre la prenda» y si se compara la diverSa redacción
que tienen el arto 2474 Y el ~rt. 2477, que habla de
los acreedores hipotecarios, se ve que mientras el
Código Civil admite la posibilidad, de que existan
varios acreedores hipotecarios, no reconoce la posibili-
dad de que haya varios acreedores preAdaríos. y se
refiere determinadamente al acreedor prendario so-
bre la prenda. Y ello porque bajo el sistema del Có-
LA PkELACIÓN DE CkÉDITOS 41

digo Civil, no era posible la pluralidad de prendas


sobre una misma cosa, porque la prenda supone,
necesariamente, la entrega de la cosa al acreedor en
razón de que es un contrato sobre una cosa mueble
y se perfecciona por la entrega de la cosa. Dentro del
mecanismo "del Código, el acreedor prendario necesita
tener la prenda en su poder, y como no es posible
realizar esto con varios acreedores, no era dable ad-
mitir la pluralidad de prendas.

50. Pluralidad de ciertas prendas estableci-


das por leyes especiales.-Hoy día pueden consti-
tuirse diversas prendas sobre una misma cosa cuando
se trata de aquellas prendas (que participan más de
los carácteres de la hipoteca que de 10& de la prenda)
en que la cosa continúa en poder del deudor. Hay en
la actualidad dentro de la legislación chilena una se-
rie de prendas que se encuadran mejor dentro de 18
definición que el Código Civil da de la hipoteca, por-
que son derechos reales que se ejercen sobre una cosa
en virtud de una obligación personal, la que no deja
por eso de permanecer en poder del deudor. Talocu-
rre con la prenda agraria y la prenda industrial.
Ambas se perfeccionan por la inscripción del respec-
tivo contrato en el registro correspondiente y la pren-
da continúa en poder del deudor en la misma forma
que la finca hipotecada. Hay aquí entrega ficticia o
simb6lica que se verifica por la inscripción en el
registro correspondiente. Así es posible que una mis-
ma cosa pueda darse en prenda a vatios 'acreedores.
Las leyes de prenda agraria e industrial se ponen en
el caso de que existan diversas prendas constituídas
sobre una misma cosa.
42 AIll 'fURO Al,ESSANDlI.1 R..

51. Orden en que prefieren las prendas


agrarias o industriales.-Si hay diversas prendas
agrarias o industriales "constituídas sobre una misma
cosa, ¿en qué orden prefieren? ¿Se van a prorratear
el producto obtenido por la r({alización de la cosa dada
en prenda o a pagar en el orden respectivo de ins..,
cripción, al igual de lo que ocurre cuando hay diver-
sas hipotecas? La ley de Prenda Industrial ha resuelto
el caSo. El arto 42 de la Ley N. o 5687, que organiza
el Instituto de Crédito Industrial y reglamenta el con-
trato de prenda industrial, estatuye que cuando exis-
tan diversas prendas constituídas sobre una misma
cosa, se pagarán en el orden de las inscripciones.
En cambio, la Ley de Prenda Agraria nada dice y
el·art. 17 de la Ley N. o 4097 sobre Prenda Agraria lo
único que establece es que para poder constituir nue'"
va prenda cuando la cosa ya esté empeñada, se re-
quiere el consentimiento del primer acreedor. No de"
termina el orden en que los acreedores serán pagados
en caso de insuficiencia del bien empeñado. Aquí sur-
ge el problem.a de determinar en qué orden deben ser
pagados. Al respecto se han enunciado dos opiniones.
Unos sostienen que el producto de la realización
de la prenda se prorratea y no prefieren los acreedores
según el orden de inscripción." Para fundar esto dicen
que la ley no ha establecido reglas especiales a este
respecto, rigiendo; por tanto, el principio de la igual-
dad de los acreedores, aplicable siempre. que la ley no
establezca otra cosa: Y agregan que el hecho de que la
ley exija el consentimiento del primer acreedor de.,.
muestra que los créditos se prorratean, pues si se
exige el consentimiento del primer acreedor para que
acepte la constitución de una prenda posterior es
porque esto redunda en perjuicio -de sus intereses en
índice
44 Alll'UIlO ALESSANDJlI J..

alcanzan a cubrir los créditos de la primerfl. clase y


aparece .un déficit de diez mil pesos, este déficit se
pagará con el producto de los bienes empeñados o
con el producto de los bienes que se encuentren. en
poder del posadero o del acarreador o empresario de
transportes. índice
CAPITULO IV

LA TERCERA CLASE DE- CREDITOS

54. Créditos que la forman.-Los créditos de


la tercera clase según se desprende de los arts. 2477 y
-2480, son los créditos hipotecarios y los censos debi-
damente inscritos. El arto 2480, en su inc. l. o ton-
sidera para este efecto como créditos hipotecarios,
a los censos ,depidamente inscritos. Se consideran
también como bienes hipotecados para este efecto,
10s_, bienes inmuebles respecto de los cuales se ha de-
clarado judicialmente el derecho legal de retención,
siempre que el decreto respectivo se inscriba en el
competente registro. Así 10 preceptúa el arto 698
del Código de Procedimiento Civil.

CARACTERíSTICAS

55. 1) Los créditos de tercera clase gozan,


como los de segunda, de una preferencia espe-
46 Alt'fUllO ALESSANDlIlI lI..

cial.-La preferencia que otorga la hipoteca es una


preferencia que solamente puede hacerse valer sobre
la finca hipotecada. Por consiguiente, si el producto de
la finca hipotecada fuere insuficiente para cubrir el
monto total de los créditos, el déficit insoluto'no goza
de preferencia; ésta se ejerce sobre la finca hipoteca-
da y no va más allá de ella. El déficit pasa a la catego-
ría de los crédItos no 'privilegiados y sigue la suerte
de ellos (art. 2490). Y sobre esto no hay duda alguna,
porque el arto 2477 establece bien claramente que los
derechos de los acreedores hipotecarios 'son pala pa-
garse con el producto de la finca. El juez, dice, podrá
ordenar a petic16n de los respectivos acreedores o de
cualquiera de ellos, un concurso particular a fin de
que se les pague inmediatamente con ella. El arto 2479'
habla del ejercicio de las acciones de los acreedores
hipotecarios contra las respectivas fincas. Como. di-
go, siempre el legisla90r tiene especial cuidado en
determinar que. el derecho de los acreedore$ hipote-
carios versa sobre la finca afecta a la hipoteca.
Si el valor de la finc~ es insuficiente para cancelar
a los acreedores hipotecarios el total de sus créditos,
la preferencia desaparece, porque es inherente a la
hipoteca misma y la hipoteca desaparece cuando
desaparece la finca sobre la cual está constituída. Por
consiguiente, la parte insoluta del crédito hipoteca-
rio ya no goza de preferéncia.

56. 2) Los créditos hipotecarios se pagan


con los bienes hipotecados con preferencia a
todos los demás créditos del deudor, a excepción
de los de la primera clase, los que prefieren tam-
bién ~obre los créditos hipotecarios en la. parte que no
ha Sido pagada·con los démásbienes del deudor., El
LA PRELACIÓN DE CRÉDITOS 47

arto 2478 establece que los créditos de la primera clase


no se extenderán a las fin,cas hipotecadas sino en eJ
caso de no poder cubrirse en su totalidad con los otros
bienes del deudor. de donde se infiere que silos otros
bienes son insuficientes, el déficit se hará efectivo en
las finc:;as hipotecadas dividiéndo.se entre ellas a prO-
rrata del valor de éstas y lo que a cada una quepa se
cubrirá con ella en el orden y forma que se expresan
en el. arto 2472.

57.. 3) Los créditos hipotecarios y los cen ..


sos debidamente inscritos, que se consideran
como créditos hipotecarios, prefieren en- el or~
den de fecha de la respectiva inscripci6n.-La
fecha de la inscripci6n da la prioridad. Si varias -hi-
potecas se han inscrito en una misma fecha, prefe-
rirán en el orden material en ql-le se encuentren ins-
critas en el Registro Conservatorio. Ello es explicable,
porque el Conservador anota la hora en que el título
es presentado para su inscripción y debe hacerse ésta
de acuerdo con el orden de llegada. Así lo establece
el arto 2477 cuando dice: «Las hipotecas de una miSma
« fecha que gravan una misma finca preferirán una
«a ··otras en el orden de su inscripción».
El inc. 2. o del -mismo· artículo agrega: «A cada
« finca gravada con hipoteca podrá abrirse, a petición
({ de los respectivos acreedores o de cualquiera de
« ellos, un concurso particular- para que se les pague
« inr:nediatamente "con ella, según el orden de las fe-
« chas de sus hipotecas». Y añade el inc. 4. o del niis-
mo artículo: «En este concurso se pagarán primera-
mente las c9stas judici~les causadas en él». Los
acreedores hipotecarios se hallan en una situación
muy especial con respecto a todos los demás acreedores
48 AATUl'lO ALES$ANDlU l'l.

del deudor. De ahí la enorme importancia práctica


que en el hecho tiene la hipoteca, porque no solamente
da derecho para perseguir la finca hipotecada, cua-
lesqúiera' que sean las manos en que se hallare, y una
preferencia de tercera clase, sino que, de acuerdo con
el arto 2479, da a los acreedores el derecho de pagarse
inmediatamente, sin esperar las resultas del concurso
general, pudiendo los acreedores hipotecarios hacer
valer sus acciones con prescindencia y sin aguardar
los resultados de la quiebra. La. única obligación que
se impone a los acreedores hipotecarios en estOS casos
es la de reservar cierta suma para el pago de los cré~
.ditos de la primera clase y la de restituir el saldo a la
masa, una vez que se hayan cubierto totalmente los
créditos hipotecarios; las acciones' que de derecho
pueden ejercerse sobre la finca hipotecada compren-
den los capitales. intereses y costas judiciales. Este
derecho 10 consagra el arto 2479 del Código Civil y lá
Ley de Quiebras señala reglas especiales destinadas
a darle efectividad; ella determina que el juicio ini-
ciado por los acreedores hipotecarios seguirá adelante
independientemente de la quiebra. índice
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~6~~~~==~==AR=T=UR==O=A=L=~=S=AN=D=M==R=.==========~==
de la· cuarta clase para obtener la completa satisfac-
ci6n de sus derechos.
73. Alcance del pdvilegio.--Este N.o 5. o ha
dado origen en la jurisprudencia a una discusi6n sobre
el alcance del privilegio: ¿el N. ~ 5. o protege única-
,...,_ ......... ,.... _ 11"'11 .... _'-II. ...,, ___ ~ t...._:""':: 4- ... 111 .... _1_ ................. __ .-.1 .... _1 ............... _...--
rlll;:;Ul-1;; el lao· f-l,",.ovua;:, UelJv 1-\..Il-l;;la v \.-UI al,JUlla u 1-<:1111-

bién a aquellas personas cuyos bienes están bajo


guarda? En otros términos, los créditos que se tengan
contr'8. los curadores en raz6n de ·la curaduría que
ejerzan de los bienes de la herencia yacente, de los
bienes del ausente o de los derechos eventuales del
que está por nacer, ¿quedan comprendidos en el
N. o 5. 0 del arto 2481?
Es~e habla de «personas bajo tutela o curaduFía».
En una interesante sentencia (1), redactada por don
José María Barceló, uno de los más brillantes magis-
trados que ha tenido nuestro Poder Judicial, ia Corte
de Apelaciones de' Santiago, por tres votos contra dos,
resolvi6 que la 'preferencia del N. o 5. o del. arto 2481 se
aplica únicamente en los casos de guardadores que
ejerzan también la guarda'sobre la persona del pupi-
lo. Por consiguiente, este número no comprende a
loS créditos que se tengan contra los curadores de
bienes. Se argumenta en esta sentencia que la ley da,
por regla general, tutor o curador a la persona y bie-
. nes de los incapaces. Por eso, la ley comienza dicien-
do, al definir las guardas, que «son cargos impuestos
« a ciertas personas en favor de aquellos que no pue-
« den dirigirse a sí mismos o administrar competen-
« temente sus negocios, y que no 'se hallan bajo. po-
« testad de padre, madre o marido, que pueda darles

(1) .Gaceta de 10$ Tribunales,. de 1883, s¡:ntencia 1024, pág. 534.


LA PRELAClÓN DE Cl\ÉDITOS 67
=================================.---
« la protección qebida». Al reglamentar a continuaci6n
las facultades de los tutores y curadores en virtud
de la tutela o curaduría, dice que sus atribuciones se
extienden no solamente a los bienes, sino a la persona
del pupilo. ..
Por razones de interés público y a fin de que no
haya bienes abandonados, la ley creó la curaduría de
bienes, que no se ejercen sobre ninguna persona, por-
que ésta no existe o es imposible probar que exista.
En casb de la curaduría de los derechos eventuales
del que está por nacer, hasta el ;momento del naci-
miento 'la persona no existe. En el caso de la herencia
yacente, ésta no es persona, sino una masa de bienes
protegida con uña curatela hasta que se presente el
heredero a quien corresponda. En estos casos el cura-
dor. no ejerce la curaduría sobre ninguna persona, sino
sobre una ;masa de bienes a fin de evitar que se me-
noscaben. Si es así, si no se ejerce sobre personas, si
se ejerce sobre bienes, como expresamente lo dice el
arto 383, Y si el N. o 5. o del arto 2481 confiere este pri-
vilegio a las «personas bajo tutela o curaduría»,
-concepto que vuelve a expresar el arto 2483 cuando
habla de das personas bajo tutela o curaduría». ~s
forzoso concluir, tanto más cuanto que los preceptos
de excepción no pueden interpretarse por analogía,
que el privilegio se aplica en los casos de guardadores
que también ej ercen la guarda sobre la persona del
pupilo.
Por último, en el Proyecto de Código Civil se
mantenía el sistema de la hipoteca legal en favor de
los incapaces y se estable,cía en beneficio de las per-
sonas y de los bienes. sometidos a guarda. El Código
suprunió la hipoteca legal, y la reemplazó por el pri-
vilegio 'que comentamos y al hacerlo sólo conservó
~~~=========M==TU&==O=A=L=E=SS=AN=D=M==R=.======~~_===
.el privilegio. por lo que hace a las personas bajo tu-
tela o curaduría, omitiendo la expresión y bienes que
contenía el Proyecto de Código·· Civil.

6) cRÉDITOS DEL PUPILO

El N.O 6.° del arto 2481 está hoy día sin aplica-
ción, puede considerarse tácitamente derogado. Se
refiere al derecho que tiene todo pupilo contra el que
se casa con la madre o abuela, tutora o curadora, en
el caso del art- 511.

74 •. Antiguas disposiciones del C6digo Ci-


vilo-Dentro del mecanismo del Código Civil, la mu-
jer no podía ser guardad~ra sino por excepción. en los
casos contemplados en el arto 499, actualmente dero-
gado. En el texto antiguo _del· arto 511 se establecía
que la madre o abuela que ejerciera la guarda de sus
hijos o nietos, respectivamente, y quisiera contraer
matrimonio, debía denunciarlo al magistrado para
q}le diese curador al pupilo. En caso contrario, se
hacía responsable ella y su nuevo marido, y la res'pon-
sabílidad se extendía aún a los actos ante dores al
matrimonio. Eran estos créditos que el pupilo' tenía
contra la _guardadora que no había denunciado sus
nuevas nupcias confonne al arto 511, los que gozaban
de la preferencia de la cuarta clase consagrada en el
N. o 6. o del arto 2481.

75. Disposiciones actuales.-Pero el art.511


del Código Civíl. que tal cosa disponía fué reempla-
zado por el que ahora figura en el texto de la Edi-
LA. PRELACIÓN DE CR.ÉDITOS 69

ción Oficial del Código, el. que establece que el matri-


monio de la mujer guardadora no pone fin a la guarda'
y que la mujer continuará desempeñándola sin auto-
rización del marido. Solamente termina en caso de
que por el matrimonio el pupilo haya de quedar su-
jeto a la patria potestad de éste Q de aquélla. Eje;mplo:
una mujer es guardadora .de su hijo, se casa y los
cónyuges legitiman al hijo, la guarda de la mujer
se extingue, porque el. hijo queda sometido a la patria
potestad del padre en virtud del matrimonio.
Por 'consiguiente, no e~iste crédito alguno del pu-
pilo contra el que se casa con la mujer guardadora,
porque ésta continúa desempeñando la guarda, y
ninguna reSponsabilidad afecta al que se casa con la
mujer gÚardadora. Si el crédito no existe, tampoco
existe la preferencia, pues ésta es inherente al crédito
mismo.
76. Caso de la mujer que ejerce la patria
potestad y se casa.-.Una disposición análoga a la
del antiguo arto 511 es la que consulta el arto 130,
que dice: «La mujer que, teniendo h.ijos o personas.
«adoptadas bajo su- patria potestad, tra~are de ca-
« sarse, lo denunciará previamente al magistrado para
« que nombre a los hijos el guardador que correspon-
« da; y de no hacerlo así, ella y su marido quedarán
«solidariamente responsables de la administración,
~< extendiéndose la responsabilidad del marido aún
«los actos de aquella anteriores al matrimonio»',
Esta es una repetición del antiguo arto 511, pero
esta vez se refiere a la m\ljer que ejerce la patria po-
testad y se casa, porque 'el matrimonio de la madre
pone fin a la patria potestad. --
¿Podrá entenderse que la preferencia consigna-
70 ARTUltO AL¡;:SSANDlU 1\..
:~=======
da en. el N. o 6. o del arto 2481 es susceptible de ser
invocada en el caso del ar~. 130 contra el que se casa
con la madre que ejercía la patria potestad? No,
pOrque el primero es un precepto de excepción, de
aplicación restrictiva, que no puede extenderse más
allá de sus ténninos. Además, el N. o 6. o del arto 2481
se ,refiere a los créditos del pupilo contra el que se
casa con lá madre o abuela, tutora o curadora. Si la
madre ejerce la patria potestad, no' habría crédito y
no habiendo crédito no puede existir el privilegio.
Luego, el N. 0- 6. o del arto 2481 no tiene aplicación;
prácticamente está c,lerogado por haberse suprimido'
la disposición a que hacía refer~ncia.

7) BIENES Y DERECHOS QUE PROTEGEN LAS PREFEREN-


CIAS DE LOS N. os 3. o, 4. o y 5. 0 DEL ART. 2481

77 bis. Protección a todos los derechos.-


Las preferencias de los números tercero, cuarto y
quinto protegen, según lo dice el arto 2483, no sólo
los bienes raíces y deI'echos reales en ellos, aportados
por la mujer al matrimonio o los bienes raíces y dere-
chos reales que se entreguen a la administración del
padre o madre, tutores o curadores, sino pr.otegen a
todos los bienes de la mujer, hijo o pupilo siempre
que se justifique el dominio oel derecho respectivo del
incapaz en la forma que el arto 2483 indica. Estos
privilegios protegen las accioneS que la mujer, el hijo
o el pupilo puedan tener contra los respectivos admi-
nistradores por razón fundada en el doto o culpa grave
en la administración del marido, .padre o guardador,
con tal de probarse, agrega el inciso final del arto 2483.
LA PRELACIÓN DE CRÉnlTOS 71
======~~========~===============---

La preferencia protege todos los derechos corporales


o incorporales, muebles o inmuebles, que la mujer,
hijo o pupilo tengan en poder de su representante le-
gal a fin de asegurar su devolución una vez que se ex-
"tinga la patria potestad, o la tutela o curaduría.

PRUE&AS ADMISIBLES PARA INVOCAR LAS PREFEREN-


CIAS A QUE SE REFIERE EL' ART. 24&1

78. Reglas del derecho común; rechazo de


la confesión de. ciertas personas.-Da el Código
Civil reglas ~peciales acerca de las pruebas que la ley
admite para invqcar las preferencias a que el arto 2481
se refiere. A los números l. ° Y 2. ~ nada hay que obser-
var; pues la prueba está sometida a las reglas del dere-
cho común. No .ocurre lo mismo con las preferencias de
los números 3.°,4.° Y 5.°, que hablan de los créditos de
la mujer casada, del hijo de familia y del pupilo. Res-
pecto de ellos, la ley rechaza la confesión del marido,
. padre, tutor o curador.
El arto 2485 dispone que: «La confesión del ma-
« rido, del padre o madre de familia, o la del tutor o
<:( curador fallidos, no hará prueba por sí sola contra

« los acreedores».
Dados los vínculos que existen entre estas per-
sona~ y el posible deseo del padre, marido, tutor o
curador para amparar los intereses de su hijo, mujer
o pupilo, simulando situaciones falsas, la ley no admi-
te esta clase de prueba.

Exigencia de instrumento público.-El arto


2483 agrega que para poder invocar las preferencias
72 Al\.TUllO ALESSANDllll l..

de todos los referidos números es menester acreditar


el dominio de la- mujer, del hijo o del pupilo respecto
de los bienes administrados por sus correspondientes
representantes legales por actos legales de partición.
testamentos, escrituras públicas de venta, permuta.
Esto significa que para gozar de la preferencia de la
cuarta clase consagrada por los números 3. '>' 4. o y 5. o
dei arto 2481, la ley .no admite otra prueba que el
instrumento público; el instrumento privado, aunque
esté protocolizado, no tiene valor legal y no es admi-
tido en parte de prueba sino cuando constituye ins-
trumento público.

CARACTERÍSTICAS

79. Los privilegios de la cuarta clase son de


carácter general, es decir, se extienden a todos los
bienes del deudor cualquiera que sea la naturaleza
de ellos, excepto los inembargables. Aún se pueden
hacer efectivos en los bienes af~ctos a los créditos de.
la segunda y tercera clase, una vez que éstos han sido
satisfechos íntegramente en tales bienes, puesto que
gozan de una preferencia de la cuarta cIase.

80. 2. Los privilegios d~ la cuarta clase


0
)

se hacen efectivos en las mismas condiciones


sobre los bienes del heredero del deudor difunto,
a menos que el heredero acepte la herencia con
beneficio de inventario o los acreedores gocen
del beneficio de separación, en cuyo caso el privi-
legio únicamente puede hacerse. efectivo sobre los
bienes qel deudor fallecido. El ine. 2. o del arto 2487
LA Pl\lll.ActóN DE caÉnlTQS j3

hace aplicable a los privilegios de la cuarta clase la.


regla que el ine. 1. o establece para los de la primera
clase. Dice a lél. letra, el arto 1487: «Las preferencias
« de la primera clase, a que estaban afectos· los. bienes
«del deudor difunto, afectarán de la. misma manera
« los bienes del heredero, salvo que éste haya acepta~
{( do con beneficio de inVentario, o que ios acreedores
« gocen del beneficio de separación, pues en ambos ca~
« sos' afectarán' solamente los bienes inventariados o
« separados.
«La misma regla se aplicará a los créditos de la
« cuarta clase, Jos cuales conservarán su fecha sobre
« todos los bienes del her~dero, cuando no tengan
« lugar los beneficios de inventario o de separación,
« y sólo 10 conservarán en los bienes inventariados o
«separados, cuando tengan lugar ]os respectivos
« beneficios».

81. 3.°) Los privilegios de la cuarta clase son


personales.-Los privilegios de la cuarta clase, 10
mismo que los de la primera, si bien tienen un carác-
ter general, son de carácter personal, es decir, no pa-
san jamás contra terceros pOseedores de los bienes
del deudor. De modo que, enajenados los bienes, no
pueden pretender Jos acreedores que gozan de un
privilegio de la cuarta clase, hacerlo efectivo en los
bienes que ya salieron de ese patrimonio. Expresa-
mente lo ordena así el arto 2486 cuando dispone que
los privilegios de la cuarta clase podrán hacerse efec-
tivos sobre todos los bienes del deudor, pero no dan
acci6n contra ·terceros poseedores.

82. 4. o) Los créditos de la cuarta clase se


pagan una vez que se han pagado los créditos de
ARTURO ALESSANDRI 1\.
74
las tres primeras clases; inteligencia del ar ..
tículo 2486.--El arto 2486, después de establecer la
regla que acabo de comentar, agrega que estos cré-
ditos no tendrán lugar sino una vez cubiertos los de
las tres primeras clases, de cualquiera fecha que éstos
sean. De entenderse literalmente el arto 2486, pudiera
creerse que los privilegios de la cuarta clase no se
pagan mientras todos los créditos de las tres primeras
clases no se hayan cubierto en su totalidad, en tal
forma que solamente podrían invocarse cuando los
créditos de la primera clase, de la segunda y los hipo-
tecarios o los censos debidamente inscritos se han
pagado en su totalidad con los demás bienes del deu-
dor. Dice el art. 2486: «Las preferencias de los cré-
« ditos de la cuarta clase afectan todos los bienes del
« deudor, pero no dan derecho contra terceros poseedo-
« réS, y sólo tienen lugar después de cubiertos los cré-
« ditos de las tres primeras clases, de cualquiera fe-
(, cha que éstos sean». ¿Podrá entenderse el arto 2486
en el sentido de que los créditos de la cuarta clase sólo
se pagan cuando todos los créditos de las tres primeras
clases anteriores se han cubierto en su totalidad con los'
demás bienes del deudor?
No puede haber discusión acerca de que los cré-
ditos de la cuarta clase se pagarán una vez cubiertos
los de la primera clase, dado que afectan la totalidad
de los bienes del deudor> inclusos los afectos a los cré-
ditos de la segunda clase e inclusas las fincas hipote-
cadas, La dificultad se presenta cuando se trata de
saber si los créditos -de la segunda y la tercera clases
prefieren íntegramente a los de la cuarta clase o sola-
mente en cuanto ellos puedan ser pagados con los
bienes especialmente afectos a estos créditos. Supón-
gase que· los bienes afectos a los créditos de la sé-
LA PRELACIÓN 01': CRÉDITOS 75
------=-=-============::::==
gutnda clase o las fincas hiJ?Otecadas son insuficientes
para pagar los respectivos créditos, y que los acreedo-
res hipotecarios resulten con un déficit que no alcanzó
a ser cubierto con las cosas empeñadas. ¿Se pagan
preferentemente a los créditos de la cuarta clase o
éstos prefieren sobre los de ra segunda y tercera clas~
por ei ~éficit que no alcanzó a ,cubrirse por insufi-
ciencia de los bienes afectos a dichos créditos?
Las disposiciones legales deben interpretarse de
manera que entre todas ellas exista la debida corres-
pondencia y armonía; no es pOSible interpretar el arto
2486 solo, aislado del resto de las dispOSiciones legales.
Procediendo así, se opone a la interpretación literal el
texto del arto 2490. En seguida, aceptar la interpreta-
ción literal del arto 2486 sería darle a privilegios espe-
ciales, como son los de las segunda y tercera cIélse, un
alcance reñido con la propia naturaleza y con las dis-
posiciones que rigen estas preferencias. En efecto, el
artículo 2490 del Código Civil dice que: «Los créditos
« preferentes que no puedan cubrirse en su totalidad
« por los medios indicados en los artÍCulos anteriores,
,< pasarán por el déficit a la lista de los créditos de la
« quinta clase, con los éuales concurrirán a prorrata».
y como los artículos anteriores indican que los cré-
ditos de la segunda y tercera_ clase son aquellos que
pueden pagarse con los bienes especialmente afectos
a ellos, hay que llegar a la conclusión de. que el dé-
ficit que no se pague en la forma como los citados pre-
ceptos determinan, irá a la lista de los créditos no
privilegiados. Luego, los créditos de la cuarta clase se
pagan antes que el défi~it de los créditos de la se-
gunda o tercera clases que no alcanzó a cubrirse con
los bienes especialmente afectos a ellos por insufi-
ciencia de los mismos, ya que los privilegios de la
ARTURO ALESSANDRI B..
7t..
V====~~======================== ___
segunda clase y las preferencias de la tercera clase
son de carácter especial, se ejercen sobre determinados
bienes del deudor, están anexos a la garantía real y
ésta, con el derecho que la engendra, desaparece·cuan-
do desaparece la cosa que garantizaba su ejercicio.
Para los efectos legales, las cosas desaparecen, no sólo
materialmente, sino jurídicamente .•Así, para ejercer
las acciones que la ley da a los acreedores es menes-
ter poder realizar la finca hipotecada a fin de pagar
con su producto a lds respectivos acreedores. Rema-
tada.la prenda o' la finca hipotecada para hacer este
pago, desaparece la prenda y la hipoteca, y si la ~pre­
ferencia de los acreedores prendario e hipotecario es
inherente al crédito mismo, es una consecuencia del
.de'recho real de prenda o hipoteca, es lógico pensar
que, desaparecida la prenda o la hipoteca, desaparece
la preferencia establecida en beneficio de los acreedo-
res prendario e hipotecario. El propio texto de la ley
demuestra que no es otra la conclusión. El arto 2474
cuando reglamenta los créditos de la segunda clase
cuida de decir que la preferencia que allí se otorga se
ejerce sobre bienes determinados y mientras se hallen
en las circunstancias que esa disposición señala. Así,
el crédito del posadero se ej erce sobre los efectos del
deudor introducidos en la posada mientras éstos
permanecen en la posada. Saliendo los bienes de su
poder, desaparece el privilegio, porque es anexo a la
tenencia de esa porciqn de bienes. Otro tanto ocurre
con el acarreador o empresario de transportes a quien
la ley da un privilegio de la segunda clase solamente
respecto de los efectos ácarreados siempre que éstos
se encuentren en su poder o en el de sus agentes. Por
último, el N. o 3. o del- arto 2474 agrega el crédito del
acreedor prendario «sobre la prenda». Luego, el pri-
LA PRELACIÓN DE CRÉDITOS 77

vilegio que la ley da al acreedor prendario no se ejer~


ce sobre los demás bienes del deudor, sino sobre la
prenda; es hasta concurrencia del valor de la prenda
que la ley reconoce preferencia al acreedor prendario.
Véase el caso de la hipoteca. ¿Qué dice el arto
2477 que determina los derechos de los acreedores
' . 1- 1 C. I • , ?
h 1potecanos
•. soure la. lInea íilpotecáaa. estos pueden
T"' . •

pedir que. se forme un concurso, especial a fin de que


se les pague con la finca hipotecada y no con los de-
más bienes del deudor, porque la hipoteca solamente
confiere preferencia respecto de la finca hipote.ca-
da. Y el arto 2479 repite el mismo concepto al decir
que los acreedores «ejercerán sus acciones contra las
respectivas fincas».
Para terminar, recuérdese que el arto 2425 es-
tablece que el ejercicio de la acción hipotecaria no
perjudica a la acción personal del acreedor para ha-
cerse pagar sobre los bienes del deudor que no le han
sido hipotecados; pero, agrega el Código, en la inteli-
gencia de que la acción personal no gozará de la pre-
ferencia de que goza la acción hipotecaria, porque la
preferencia es anexa a la calidad de acreedor hipote-
cario; es sólo la acción hipotecaria la que goza de pre-
ferencia. De modo que el acreedor que no ejerce la
acción hipotecaria, que no persigue la finca hipoteca-
da sino que persigue los demás bienes del deudor,
como no es un' crédito de la tercera clase, no está
pr9tegido con la .hipoteca. En razón de que no es la
acción hipotecaria la que está haciendo valer, no tiene
la preferencia que la ley le otorga a ésta, porque no
~stá persiguiendo la finca hipotecada-único pien sobre
el cual goza,de la preferencia de la tercera clase-sino
Jos demás bienes del deudor respecto. de los cuales la
preferencia no se ejerce.
Admitir entonces la teoría de que todos los eré...
clitos d~ las clases anteriores gozan de preferencia
para ser pagados coli anterioridad a lOs créditos de la
cuart~ clase, aún en los demás bienes del deudor no
afectos a las preferencias de la segunda y. tercera cla-
ses, sería echar por tierra los principios que acaban
de exponerse y reconocer a los acreedores una prefe-
rencia aún en los demás bienes dél deudor no empe-
ñados o hipotecados, y aunque pueden hacer valer
las acciones personales que les permiten perseguir los
demás bienes del deudor, otorgarles preferencia serÍ¡:¡.
vulnerar la naturaleza de las cauciones y de la pre-
ferenCia en flagrante contradicción con el tenor del
arto 2425. Por estas raz0t:les llego a la conclusión de
que el arto 2486 debe entenderse en el sentido de que
los créditos de la cuarta clasé serán pagados des-
pués de pagados los créditos de las clases anteriores,
siempre que, tratándose de los créditos de la segunda
y tercera clases, éstos se hayan pagado con los bienes
afectos especialmente a los mismos créditos . .y bien
podría agregarse una frase al arto 2486, que dice:
«Las preferencias de los créditos de la cuarta clase
« afectan todos los bienes del deudor, pero no dan de-
« recho contra terceros poseedores, y sp10 tienen lugar
({ después de cubiertos los créditos dejas tres primeras
«clases, (aquí habría que agregar la frase siguiente:
pero respecto de los créditos de la segunda y tercera
cIase sólo por lo que hace a los bienes especialmente
. afectos a ellos). En esta forma debe entenderse el
arto 2486; no puede entenderse en el sentido de que
la' totalidad de los créditos de las tres primeras clases
han de ser pagados antes que los créditos de la cuar-
ta clase. Los créditos de la segunda y tercera clase pre-
fieren a los de la cuarta clase solamente en los bienes
LA PRELACIÓN DE CRÉDITOS 79
..'========. =-==========
empeñados o hipotecados, en los bienes especialmente
afectos a ellos.
E) arto 2486 no ha querido expresar la idea que
combato, sino más bien, la idea contraria. Empezó
reglamentando los créditos de la primera clase y allí
la ley autorizó expresamente" a los acreedores de la
primera clase para pagarse aún con los bienes afectos
a los .créditos de segunda y tercera Clases cuando los
demás bienes del deudor fueren insuficíentes para
cubrir la totalidad de esos créditos. Por consiguiente,
el déficit no cubierto puede hacerse efectiv9 sobre
los bienes empeñados o en la finca hipotecada. Este
concepto la ley quiso excluirlo al tratar de los créditos
de la cuarta clase, no siendo preferentes, no pédía
darle a los créditos de la cuarta clase el mismo privi-
legio que a los de la tercera, y para rechazar a los acree-
dores de la cuarta clase que pretendieran pagarse
la parte insoluta de sus créditos con los bienes suje-
tos a los de la segunda y tercera clases, dijo que ellos
no se pagarían sino una vez cubiertos los créditos de
las clases precedentes, cualquiera que fuese su fecha.

83. 5.°) Los créditos de la cuarta clase pre-


fieren según la fecha de su causa.-Los de la pri-
mera clase prefieren en el orden de la enumeración
del arto 2472: l. o Las costas judicial'es causadas en
interés general de los acreedores, en seguida las ex-
pensas funerales. Cubiertas éstas en su totalidad,
se pasa al N.O .3.0 y así sucesivamente hasta el pago
de los impuestos municipales o fiscales devengados.
Tratándose de los créditos de la tercera clase, prefie-
ren en el orden de fecha de la inscripción y si hay
varias inscripciones de la misma fecha, en el orden
material en que' éstas hubieren sido hechas en el Re-
AATUllO ALESSANDlU li\..
80

gistrO respectivo. En los créditos de la segunda cIase


no hay orden de preferencia, salvo el caso de ciertas
prendas, las que se pagarían en el orden de sus respec-
tivas inscripciones. Los créditos de la cuarta cIase no
prefieren conforme a las reglas que acaban de expre~
sarse, sino según la fecha de las caus~s que los han
generado (art. 2482). Por ejemplo, desde el nombra-
°
miento de una persona como recaudador adminis-
°
trador de bienes fiscales de un establecimiento pú-
blico. Por eso dice el arto 2482, refiriéndose a los
N. o 1. o y 2. o del arto 2481, desde la fecha del respec-
tivo nombramiento. TratándOse de la mujer casada,
como la causa que genera los créditos es el matrimonio,
ya que éste hace al marido jefe de la sociedad conyugal
y administrador de los bienes de la mujer, la ley atien-
de a la' fecha en que el matrimonio se celebra. T ratán-
dose de Jos créditos del hijo contra el padre, su causa
es el nacimiento del hijo, porque da al padre la pátria
potestad sobre los hijos legítimos. Y tratándose de
.los créditos del pupilo contra el·· curador o tutor, la
causa es la fecha del respectivo discernimiento. Así,
supóngase que un individuo se case el l. o de enero,
sea nombrado recaudador de contribuciones el l. o
de febrero, se le discierna una guardª_el 1. o de marzo
y tenga un hijo el 1. de diciembre. Hay lugar a apli-
0

car las reglas que se establecen para los créditos de la


cuarta clase. Preferirán en el siguiente orden: l. o la
mujer, porque el matrimonio se realizó el 1. o de enero;
en seguida el ,Pisco, pOlque el sujeto fué nombrado
recaudador fiscal el 1. o de febrero; a continuación el
pupilo, porque la guarda le fué discernida el· 1. o de
marzo, y por último el hijo, pues el nacimiento se
verificó el l. o de diciembre.
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CAPITULO V

LA CUARTA CLASE DE CREDITOS

58. Rasgo general.-De la cuarta clase de cré-


ditos se ocupa el arto 2481. Son aquellos que se tieneri
contra ciertos administradores de bienes ajenos. Este
.es su rasgo general.
De las cinco categorías de créditos que mencio-
na la ley, cuatro subsisten QOY día.

59. Enumeración.-La cuarta clase de cré-


ditos, dice el arto 2481 del C. Civil, comprende:
l. o Los del Fisco contra los recaudadores y ad-
ministradores de bienes fiscales;
2.. o Los de los establecimientos nacionales de
caridad o de educaci6n, y los de las municipalidades,
iglesias y comunidades religiosas, contra los recauda-
dores y administradores qE; sus fondos.
3. o Los de las mujeres casadas, por los bienes de
su propiedad' que administra el marido, sobre los bie-
nes de éste.
so AJlTUJlO ALESSANDJlI Il.
===================================
4. o Los de los hijos de familia por los bienes de
su propiedad que fueren administrados por el padre
o la madre, sobre los bienes de éstos.
5. o Los de las personas que están bajo tutela o
curaduría contra sus respectivos tutores o curadores.
6. o (Que hoy nQ se aplica por las razones que
oportunamente se dirán). Los de todo pupilo con-
tra el que se casa con .la madre o abuela, tutora' o
curadora, en el caso del arto 511. índice

1) PRIVILEGIOS DEL FISCO

La primera categoría' de créditos de la cuarta


clase está formada por los créditos de] fisco contra los
recaudadores o administradores de bienes fiscales.

60. Créditos comprendidos.-Quedan com-


prendidos en esta categoría todos los créditos que el
,Fisco tenga contra todos aquellos individuos que hayan
administrado su patrimonio, cualquiera que sea la
denominación que se dé al cargo; basta con que én
calidad de empleado público haya percibido contribu-
ciones para que los créditos del Fisco contra él gocen
del privilegio de la cuarta clase a que se refiere este
artículo. índice

2) PRIVILEGIOS DE CIERTAS INSTITUCIONES PÚBLICAS

La segunda {;ategoría comprende los créditos de


los establecimientos nacionales de caridad' o de edu-
LA l'lt.ELACXÓN' D~ C1\.ÉDlTOS

cación, y los de las municipalidades, iglesias y comu-


nidades religiosas, contra los recaudadores y admi-
nistradóres de sus fondos.

61. Personas jurídicas a que se refiere el


privilegio.-EI N. o 2. o del arto 2481 no se. refiere a
todas ias personas jurídicas. Sería un error creer que
todas-las personas jurídicas gozan de un pfivilegio de
la cuarta clase contra los administradores de sus bie-
nes. Desde luego, las personas jurídicas de derecho
privado quedan eliminadas. Aquí la leyes de derecho
estricto y no hay más instituciones que gocen del pri-
vilegio que las contempladas en ella: los estableci-
mientos nacionales de educación "o de beneficencia,
las municipalidades, comunidades religiosas e iglesias,
entendiéndose por tales las católicas, únicas a las cua-
les se les reconoce personalidad jurídica. Así, la Uni-
. versidad de Chile queda comprendida en el N. o 2. o de
este artículo; la Junta de Beneficencia se hallaría com-
prendida en él, porque es un establecimiento nacional
de caridad. A la Uiversidad Católica o a la Universi-
dad de Concepción no se aplica este número, porque
aunque sean planteles de educación o de beneficencia,
carecen de un requisito: el ser «establecimientos na-
cionales», es' decir, ser establecimientos que forman
parte de la organización del Estado, pues el N. o 2. o
del arto 2481 se refiere" a las personas jurídicas. de
Qerecho Público. Enumero expresamente a la Uni-
versidad Católica, a la Universidad de Concepción y
a'la Fundación Santa María, porque si bien son per-
sonas jurídicas que no p<i!rsiguen un fin de lucro, no
son instituciones de Derecho Público. índice
52 ARTUI\.Q ALESSANDlIU JI..

3) PRIVILEGIO DE LA MUJER CASADA

62. La tercera categoría co;mprende los créditos


de las mujeres casadas por los bienes de su
propiedad que administra el marido, sobre los
bieries de éste.

63. Substitución de la antigua hipoteca le.-


gal.-Este privilegio de la cuarta cl::.tse con que la
ley chilena protege, a la mujer casada por los bienes
de' su propiedad que administra el marido, sobre los
bienes de éste, vino a reemplazar la hipoteca legal que
existía en la legislación española y que hoy día existe
en algunas legislaciones extranjeras, como.1a francesa.
En virtud de la hipoteca legal se entiende que están
afectos a ella todos los bienes inmuebles que el marido
hereda o de que es dueño.
No se precisa un esfuerzo de imaginación de gran
vuelo para vislumbrar los inconvenientes de la exis-
tencia de la hipoteca legal oculta y en estado latente
sobre todos los bienes del marido. Comprendiéndolo
así el legislador chileno, y en el. deseo de favorecer'
estos créditos, opt6 por suprimir esta hipoteca legal
que ninguna ventaja ofrecía y la reemplazó por el
privilegio de la cuarta clase a que se refiere el N. o 3. o
del arto 2481.

64. Matrimonios a que se refiere el privile-


gio.-Este privilegio de la cuarta clase no solamente
se confiere a los matdmonios celebrados en Chile.
De acuerdo con el principio que dice que la ley
chilena no reconoce di ferencias entre chilenos y ex-
LA PReLACIÓN DE CRÉDlTOS 53

tranjeros en cuanto a la adquisici6n y goce de los


derechós civiles que regla nuestro C6digo (art. 57 del
Código Civil), el arto 2484 establece que: «Los ma-
« trimonios celebrados en país extranjero y que según
« el arto 119 deban producir efectos civiles, en Chile,
« darán a los créditos de la mujer sobre los bienes
{{ del maiido existentes en territorio chiíeno el mismo
« derecho de preferencia que los matriinonios gelebra-
{( dos en Chile». Por consiguiente, la muj er extranj era
casada en territorio extranjero y cuyo marido tenga
bienes en Chile, podrá invocar la preferencia que
concede el N. o 3. o del arto 2481.

65. Cuestiones a que da origen el privilegio


del N.o 3. o del arto 2481.-Este privilegio de la
cuarta clase que el Código Civil confiere a las mujeres
casad~s por los bienes de su propiedad que administra
el, marido, sobre los bienes de éste, da origen a tres
cuestiones de evidente interés práctico y que han sido
objeto de apasionadas discusiones en los tribunales
de justicia, motivando interesantes decisiones ju~
diciales.
Primera cuestión: ¿Cuáles son los bienes o los
derechos de la mujer que quedan amparados por el
privilegio de la cuarta clase? ¿Son solamente los bie-
nes que el marido está obligado a restituirle en espe-
cie o también los créditos que la mujer tenga en razón
de &portes, recompensas u a otro título de igual na-
turaleza?
Seg1Jnda cuestión: ¿En qué oportunida<;l legal la
mujer puede ejercer esta preferencia? ¿Puede hacerlo
durante la vigencia de la sociedad conyugal o es me-
nester que ésta esté disuelta?
Tercera cuestión: ¿Sobre qué bienes goza la
AIlTURO ALESSANDlU, 11..
54
mujer de la preferencia? ¿Unicament~ en los bienes
propios del marido o también sobre los gananciales o
los bienes sociales?
66. Primera cuestión. Bienes de la mujer
que gozan de la preferencia.-El arto 2481 N. o 3
dice: «Los de las mujeres casadas por los bienes de su
propiedaq que administra el marido, sobre los bienes
de éste». La expresión «por Jos bienes de su propie-
dad que admnistra. el marido», ¿debe tomarse lite-
ralmente y decidir, en conformidad a esta interpre-
t"ación literal, que solamente la ley está concediendo
el privilegio a los bienes que no .ingresan al haber so-
cial y que el marido debe restituir en especie al tiempo
de la disolución de la sociedad conyugal? Es sabido
que los bienes que la mujer aporta al matrimonio
ingresan con cargo de restituirse en especie o con car-
go de restituirse suvalor. En .el primer caso goza de
un derecho real y, en el segundo, de un derecho per-
sonal, mas, en amboS casos, la mujer es dueña de los
bienes aportados o que ella adquiriO.
Si se admite que la mujer sólo está protegida
por lo que hace a los bienes que el ·marido está obli-
gado a restituir en especie, porque no ingresan a la
sociedad conyugal, habría que llegar ·a la conclusión
de que los saldos, precios y recompensas que la so-
ciedad conyugal debe a la mujer en' razón de los bie-
nes aportados al· matrimonio o ád,quiridos a título
gratuito durante él y que ingresan a la sociedad, no
gozan de privilegio alguno y que cón respecto a estos
créditos la mujer concurre con los demás acreedores
para prorratearse en los bienes del marido. Y cabe
preguntarse: ¿Es de creer que el legislador, que ha
querido proteger los intereses de' la mujer, le haya
LA Pl\ELACIÓN DE cnÉDITOS 55

dado esta protecci6n a los únicos bienes que no la


necesitan, negándose a proteger a los únicos que la
necesitan? ¿Qué necesidad habría tenido el Código
de entrar a proteger exclusivamente los bienes de la
mujer que no ingresan al haber de la sociedad conyu-
gal, los bienes que el marido debe restituir en espe-
cie, cuando ellos se protegen solos? Porque siendo del
dominio de la l11ujer, teniendo la mujer sobre ellos el
derecho real de dominio, ¿qué necesidad había de
ampararlos con privilegio cuando basta para este
efecto la acci6n de dominio que el arto 2466 reconoce
a los dueños de las especies identificables que exis-
tan en el patrimonio del deudor, el derecho de retirar
las mismas espectes? La mujer no respondetampocQ
con sus bienes de "las deudas del marido y si los acree-
dores pretenden hacer efectivos sus derechos en los
bienes de ésta, la mujer no precisa del privilegio de
la cuarta clase para defenderse; le bastaría con de.-
ducir una tercería de dominio para poner a cubierto
sus propios bienes, ya que no están afectos al pago de
las obligaciones del marido sino cuando los acreedo-
res prueben que los contratos del marido han. cedido
en utilidad personal de la mujer.
Se comprende, pues, que no han de ser los bienes
que la mujer adquiera a títúlo gratuito y que el ma-
rido deba restituir en especie los que necesitan pro-
tección del legislador. Más razonable parece pensar
que el legislador tuvo en vista aquellos derechos que
necesitan protección. Y, ¿cuáles son? Precisamente
aquellos que se refieren a los bienes que ingresan al
haber de la sociedad conyugal, que forman parte del
haber aparente o' relativo \de la sociedad conyugal, y
se transforman, a consecuencia de ingresar al haber
de la sociedad conyugal, en créditos de la mujer con-
56 AIlTUltO ALESSANDIU R..

tra el marido. Por ejemplo, )a mujer hereda cien mil


pesos y aporta al matrimonio ese dinero. Los cien mil
pesos ingresan al haber de la sociedad conyugal que-
dando obligada la sociedad a restituir igual cantidad,
la mujer eS acreedora por lo que ha entrado al haber
de la sociedad, o sea, por 'cien mil pesos, de acuerdo
con el N.O 4.° del arto 1725. Son estos créditos los que
desea proteger preferentemente la ley. Y esto no
quiere decir que los bienes no pertenezcan a la mujer,
porque, la única dueña es ella; exclusivamente impor~
ta que el derecho real se ha transformado en un cré-
dito, pero no han aumentado los bienes soGiales. Si
se recuerda el texto de los artículos 1726. y 1732 del
mismo Código, se verá que allí se dice que las adqui-
siciones a título gratuito hechas por cualquiera de los
cónyuges, ingresan a su haber, no aumentan el haber
de la sociedad, sino que el haber propio de cada cón-
yuge. Por eso, forman parte del activo aparente o re-
lativo de la sociedad conyugal, porque si bien la so-
ciedad por un lado los recibe, contrae la obligación
correspondiente, por otro, de restituir el valor de di-
chos aportes o adqui~iciones. Son, pues, bienes que
pertenecen a la mujer, pero que no deben restituirse
en especie, no perdiendo por eso la mujer el derecho
a que le devuelvan su valor.
Todavía, si el marido recibe tanto las especies
que deben restituirse en especie, como las especies
que deben restituirse en dinero, quedando ambos
grupos de bienes bajo su administración, y si esta
preferencia ampara los bienes de propiedad de la
mujer que administra_ el marido" ella se ejerce tanto
sobre las cosas que éste está" opligado a restituir en
especie, como por los créditos que la, mujer tenga
LA PRELACIÓN DE CaÉDITOS 57
---==================================
contra el marido en razón de los bienes aportados al
matrimonio a título de saldos, precios o recompensas.
Llégase, así, a ]a conclusión de que el privilegio
de la 'cuarta clase que el N.O 3.° del arto 2481 confiere
a las mujeres casadas por los bienes de su propiedad
que administra el marido, comprende no solamente
los bier.e5 que el marido esté obiígado a restituir en
especie a la mujer, porque ésta no ha perdido el do~
minio, sino tambi~n los creditos que la mujer casada
tenga contra el marido pór los precios, saldos o re~
compensas de los bienes que ella aportó o adquirió a
título gratuito durante el matrimonio. Tal es la in-
terpretación unánime y uniforme que la jurispruden-
cia de todo el país ha dado a esta materia.
Pero si la mujer es acreedora del marido por cual-
quier otro concepto, el crédito de la mojer no goza de
preferencia; por ejemplo, si era acreedora antes de
casarse. La preferencia no se extiende a aquellos bie-
nes que el marido no ha administrado, sea porque
tienen el carácter de reservados, sea" porque están
comprendidos en la separación parcial' a que se refie-
ren los arts. 166 y 167 del Código Civil. La preferen-
cia sólo cubre a los bienes de la mujer en razón de
que el marido los ha administrado. '

67. Segunda cuestión. Momento en que la


mujer puede hacer valer la preferencia.-¿Podrá
la mujer invocar la preferencia durante la vigencia
de 1a sociedad conyugal en caso de quiebra del marido
para que los bienes de su propiedad le sean restituí-
dos con antelación a los demás acreedores que-- no
goz:an -de privilegio.? La \'espuesta es negativa. La
mujer sólo puede hacer valer la preferencia de la
cuarta clase a que el N. o 3. o del arto 2481 se refiere,
58 Al!.TUkO ALESSANDIlI !l.

una vez disuelta la sociedad conyugal y no estando


pendiente la sociedad, aunque el marido haya.sido
declarado en quiebra. El marido es el jefe de la socie-
dad conyugal, dice el arto 1749, Y como tal administra
los bienes sociales y los de su mujer. Por consiguiente,
mientras subsista la sociedad conyugal todos los bie-
nes· de la mujer cuya administración' competa al
marido, continúan en, poder de éste, quien ~iene de-
recho para conservarlos en ··su poder. La mujer no
puede exigir el pago de sus bienes ni el de los saldos,
precios o recompensas, sino" djsuelta la sociedad con-
yugal. Es ésta la oportunidad en que la mujer puede
r~clamar los bienes cuya administración tiene el ma-
rido y pedir el entero de su haber. Mas, pendiente la
sociedad conyugal, la mujer nada puede exigir al
marido: ni la restitución de sus bienes propios, ni el
pago de los saldos, precios o recompensas en entero
de su haber. Si el maridó no tiene la obligación de
restituir estos bienes bajo la vigencia de la sociedad
conyugal ni la mujer goza de la, facultad de exigirla,
ningún privilegio puede ella invocar, Porque éste es
inherente al derecho d~ la mujer para reclamar los
créditos por los bienes de su propiedad que adminis-
tra el marido. Como esto ocurre con la disolución·
de la sociedad conyugal, en esta oportunidad nace la
preferencia. .
La jurisprudencia ha resuelto la cuestión en este
sentido y a virtud de las mismas razones aquí. ex-
puestas (1)

(1) Véase, Revista de D. Y J., ~omo XXV (Santiago, 1928). segun-


da parte, seco primera, pág. 555. y .Gaceta de los Tribunales,. año 1936,
tomo 11, sentencia 145. pág. 581.
LA Pl\ELACIÓN DE CRÉDlTOS

68. Tercera cuestión Bienes sobre los cuales


la mujer puede hacer efectiva la preferencia.-
El problema se plantea en estos términos: ¿La mujer
puede invocar esta preferencia respecto de los bienes
del marido o también sobre los bienes sociales?
El problema no es indiferente, pues en el caso de
que el marido no haya B:poftado bienes ai matrimonio,_
los· derechos de la mujer se harían ilusorios.
Se ha sostenido por algunos que la preferencia de
la cuarta clase solamente compete a la mujer respecto
de los bienes propios del marido y se fundan para ello
en que el N.<l 3.<l \pelart. 2481 dice «sobre los bienes
de éste». Luego, dicen, el privilegio solamente puede
hacerse valer sobre los bienes propios del marido.
En mi concepto, basta un ligelo análisis de la
situación jurídica en materia de sociedad conyugal y
de las reglas que rigen la responsabilidad de marido
y mujer, para rechazar la antedicha opinión. Si se
acepta el criterio que vengo combatiendo, en orden
a que la mujer sólo puede invocar este privilegio
sobre los l?ienes propios del marido, la mujer respon-
dería con sus propios bienes de las deudas sociales y,
aun, más allá de su mitad de gananciales, en circuns-
tancias que no responde con aquellos y su responsabi-
lidad no se extiende más allá de su mitad de ganan-
ciales. En efecto, supóngase que el marido no ha apor-
tado bienes al matrimonio ni ha hecho adqUisiciones
a título gratuito y que la mujer ha adquirido bienes
muebles, por cuyo motivo el marido está obligado
a . restituirle su -valor. Supóngase, igualmente, que
todos l~ bienes que existen . son sociales, porque el
marido no aportó bienes de ninguna especie. Disuelta
la sociedad conyugal, todos son bienes sociales, exis-
tiendo un millón de pesos depósitados en el banco al
60 Al\.TUllO ALESSANDI\.I R.

mismo tiempo que. las adquisiciones hechas por la


mujer ascienden a la cantidad de un millón de pesos:
Por conSiguiente, el crédito de la mujer cOAtra el
maric;lo alcanza a un millón de pesos. Si ha de enten-
derse el N. o 3. o del arto 2481 en el sentido de que este
crédito solamente puede invocarse en los bienes del
marido, c.offiO éste no tiene bienes, no goza de prefe-
rencia y la mujer concurrirá con los demás acreedores
del marido a prorrata del monto de los créditos de
cada uno. Sucede, así, que la mujer soporta con sus
propios bienes el pago de las obligaciones contraídas
por el marido. .
Supóngase quejOs créditos de los demás acreedo-
res lleguen a la suma de quinientos mil pesos y que el.
crédito de la mujer sea por un millón de pesoS, no
siendo privilegiados los otros créditos. Si goza del
privilegio como yo lo entiendo, la mujer se pagaría
del millón de pesos al disolverse la sociedad conyugal;
si no goza del privilegio, deberá prorratearse el millón
de. pesos-valor de los bienes existentes al, momento
de disolverse la sociedad conyugal-entre la mujer
y los acreedores, en la siguiente proporción: dos ter-
cios para la mujer y vn tercio para los acreédores, pues
a dos tercios corresponde el crédito de un millón de
pesos de la mujer y a un tercio los quinientos mil pe-
sos de los acreedores dentro- de la masa de créditos.
La mujer no se pagaría la totalidad de su aporte, sino
únicamente las. dos terceras partes; habría una parte
de los bienes aportados por la mujer perdidos. Resul-
tado de esto es que la mujer soportaría con sus pro-
píos bienes el pago de las obligaciones contraídas por
el marido y que ella respondería con sus bienes pro-
pios de· las obligaciones sociales en circunstancias que
la ley dice que la mujer no responde con sus propios
LA PRELACIÓN DE CRÉDITOS
61
--============-==================
bienes de las deudas sociales y que responde de dichas
.deudas hasta concurrencia de su mitad de gananciales.
En .cambio, si sé admite que la mujer goza de la pre-
ferencia y puede pagarse su millón de pesos de que es
acreedora en razón de haberlos aportado al matrimo:-
nio, la mujer no soporta con sus bienes las obligaciones
sociales ni responde más ¡8iiá de su mitad de ganan-
ciales.
La primera razón, entonces, por la cuai rechazo la
interpretación . literal que algunos pretenden dar al
N.o 3.° del arto 2481 es ésta: Admitir dicha interpreta-
ciónliteral sería hacer responder a la mujer con sus
bienes propios más allá de la mitad de gananciales
pOr las deudas sociales cuando el marido no tuviere
bienes o sus bienes y los sociales fueren insuficientes
para cubrir la totalidad de los créditos. En tales cir-
cunstancias, como la. mujer no tiene responsabilidad
alguna por las deudas sociales, la única manera de
proteger los intereses de la "mujer y de conciliar las
reglas que rigen la responsabilidad de ella por las
deudas del marido, es admitir que la mujer goza de
preferencia no solamente en los bienes que forman el
patrimonio propio del marido, sino en los bienes que
constituyen el patrim~mio de la sociedad conyugaL
El Proyecto de Código ~i vil decía que esta pre-
ferencia se ejerce sobre «los bienes del marido y los
bienes sociales», pero esta última frase fué suprimi-
da, a mi juicio; con razón, porque si hay discusió.n
.entre los djversos acreedores del marido y es menes-
ter aplicar las reglas de la prelación de créditos,
quiere decir que los bienes del marido son insuficien-
tes' para pagarlos a todoS, y ¿cuándo hay ganancia-
les? Cuando los' cónyuges han retirado sus aportes y
los acreedores de" la sociedad conyugal han sido 'pa~
01 Alt.TURO ALESSANDIU ll.
=~-==~=============================
gados. Y si hay conflicto entre acreedores que pre-
tenden pagarse, no parece propio' hablar de bienes
socialeS. Otra' razóri más en abono de esta' supresión
eS que la mujer puede invocar este privilegio una vez
disuelta la sociedad cónyugal, porq'Lle sólo entonces
la mujer tiene derecho a exigir al marido la restitu-
ción de sus bienes. Y disuelta la sociedad conyugai
no hay sino marido y mujer, los bienes sociales pasan
a ser o del marido ó de la mujer, y como la 'mujer no
puede gozar d~ una preferencia sobre sus propios
bienes; porque nadie puede ser acreedor de sí mismo,
sólo puede ejercerla sobre los brenes que al marido
correspondan en razón de aportes suyos o Gomo parte
de los gananciales que la ley le atribuye. '
Por último, el arto 2481, puesto que forma parte
del Título «De la Prelación de créditos», 'tiene por
objeto reglar los derechos de la mujer en concurrencia
con otros acreedores. Si respecto de éstos la sociedad
conyugal. no existe y sólo hay marido y mujer, era
lógico que se refiriera a,los de aquel únicamente.

69. J urisprudencia.-La Corte Suprema y la


Corte de Apelaciones de Santiago, fundándose en el
mismo orden de consideraciones, han fallado que la
preferencia de la cuarta. clase que la ley otorga a la
mujer sobre los bienes del marido, debe considerarse
que se extiende t,anto a los bienes propios del marido
como a los sociales (1).
A continuación damos el texto de la doctrina de
la Corte Suprema:

(1) La sentencia de la Corte Suprema aparece publicada en la Rev;


de D. y]urisp., t .. 33. p. 2.", S. l.". pág. 53; Y la 'sentencia de la Corte
de Santiago, en la Rev. de D. y]urisp.• t. 27, p. 2.-, s. 2.", pág. 41.
LA. PIlELAClÓN DE. CI!lÉ.DITOS 63

«El privilegio establecido por el N. Q 3.0 del ar-


tículo 2481 del C6digo Civil en favor de los créditos
de la mujer casada por los bienes de su propieClad que
administra el marido sobre los bienes de éste, no 5610
recae sobre los bienes propios del marido sino también
sobre los de la sociedad conyugal y, por tanto, ía
sentencia que declara que el privilegio que correspon-
de a la" mujer casada para pagarse del crédito que le
corresponde en raz6n del dinero y bienes muebles
aportados a la sociedad conyugal, no cabe hacerlo
efectivo sobre los bienes de ésta, es nula porque in-
fringe ese precepto.
«Si' se aceptara dicha restricci6n, la preferencia
sería en absoluto ilusoria, pues la mujer, que no res-
ponde de la administraci6n de la sociedad conyugal
sino hasta -su mitad de gananciales~ no podría dedu-
cir dé los bienes que existieran al término de la so-
ciedad el valor del dinero y muebles que hubiera
aportado al matrimonio, sino hasta después de haber
pagado a sus demás acreedores, aun cuando no goza-
ren de privilegio y absorbieran con sus acreencias to-
dos loS bienes de la sociedad, quedando así pospuesta
a los acreedores comunes, y debiendo esperar que el
marido pagara sus deudas para establecer aquellos
bienes propios despl.lés de las deducciones que cupie-
ren; y quedaría, así, obligada a las deudas sociales más
allá del límite que la ley asigna a su responsabilidad.
«Dado que . los créditos de la mujer casada se
t:7jercitan después de ,disuelta la sociedad conyugal,
ocurrido este evento ya no hay ante terceros bienes
sino del marido y de la p1ujery ésta pasa a ser acree-
dora _del marido por las cosas o valores que tiene
derecho a reclamar preférentemente y que al aportar
a la s9ciedad conyugal coÍocó bajo su administraci6n
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continuar
ir atrás
~6~~~~==~==AR=T=UR==O=A=L=~=S=AN=D=M==R=.==========~==
de la· cuarta clase para obtener la completa satisfac-
ci6n de sus derechos.
73. Alcance del pdvilegio.--Este N.o 5. o ha
dado origen en la jurisprudencia a una discusi6n sobre
el alcance del privilegio: ¿el N. ~ 5. o protege única-
,...,_ ......... ,.... _ 11"'11 .... _'-II. ...,, ___ ~ t...._:""':: 4- ... 111 .... _1_ ................. __ .-.1 .... _1 ............... _...--
rlll;:;Ul-1;; el lao· f-l,",.ovua;:, UelJv 1-\..Il-l;;la v \.-UI al,JUlla u 1-<:1111-

bién a aquellas personas cuyos bienes están bajo


guarda? En otros términos, los créditos que se tengan
contr'8. los curadores en raz6n de ·la curaduría que
ejerzan de los bienes de la herencia yacente, de los
bienes del ausente o de los derechos eventuales del
que está por nacer, ¿quedan comprendidos en el
N. o 5. 0 del arto 2481?
Es~e habla de «personas bajo tutela o curaduFía».
En una interesante sentencia (1), redactada por don
José María Barceló, uno de los más brillantes magis-
trados que ha tenido nuestro Poder Judicial, ia Corte
de Apelaciones de' Santiago, por tres votos contra dos,
resolvi6 que la 'preferencia del N. o 5. o del. arto 2481 se
aplica únicamente en los casos de guardadores que
ejerzan también la guarda'sobre la persona del pupi-
lo. Por consiguiente, este número no comprende a
loS créditos que se tengan contra los curadores de
bienes. Se argumenta en esta sentencia que la ley da,
por regla general, tutor o curador a la persona y bie-
. nes de los incapaces. Por eso, la ley comienza dicien-
do, al definir las guardas, que «son cargos impuestos
« a ciertas personas en favor de aquellos que no pue-
« den dirigirse a sí mismos o administrar competen-
« temente sus negocios, y que no 'se hallan bajo. po-
« testad de padre, madre o marido, que pueda darles

(1) .Gaceta de 10$ Tribunales,. de 1883, s¡:ntencia 1024, pág. 534.


LA PRELAClÓN DE Cl\ÉDITOS 67
=================================.---
« la protección qebida». Al reglamentar a continuaci6n
las facultades de los tutores y curadores en virtud
de la tutela o curaduría, dice que sus atribuciones se
extienden no solamente a los bienes, sino a la persona
del pupilo. ..
Por razones de interés público y a fin de que no
haya bienes abandonados, la ley creó la curaduría de
bienes, que no se ejercen sobre ninguna persona, por-
que ésta no existe o es imposible probar que exista.
En casb de la curaduría de los derechos eventuales
del que está por nacer, hasta el ;momento del naci-
miento 'la persona no existe. En el caso de la herencia
yacente, ésta no es persona, sino una masa de bienes
protegida con uña curatela hasta que se presente el
heredero a quien corresponda. En estos casos el cura-
dor. no ejerce la curaduría sobre ninguna persona, sino
sobre una ;masa de bienes a fin de evitar que se me-
noscaben. Si es así, si no se ejerce sobre personas, si
se ejerce sobre bienes, como expresamente lo dice el
arto 383, Y si el N. o 5. o del arto 2481 confiere este pri-
vilegio a las «personas bajo tutela o curaduría»,
-concepto que vuelve a expresar el arto 2483 cuando
habla de das personas bajo tutela o curaduría». ~s
forzoso concluir, tanto más cuanto que los preceptos
de excepción no pueden interpretarse por analogía,
que el privilegio se aplica en los casos de guardadores
que también ej ercen la guarda sobre la persona del
pupilo.
Por último, en el Proyecto de Código Civil se
mantenía el sistema de la hipoteca legal en favor de
los incapaces y se estable,cía en beneficio de las per-
sonas y de los bienes. sometidos a guarda. El Código
suprunió la hipoteca legal, y la reemplazó por el pri-
vilegio 'que comentamos y al hacerlo sólo conservó
~~~=========M==TU&==O=A=L=E=SS=AN=D=M==R=.======~~_===
.el privilegio. por lo que hace a las personas bajo tu-
tela o curaduría, omitiendo la expresión y bienes que
contenía el Proyecto de Código·· Civil. índice

6) cRÉDITOS DEL PUPILO

El N.O 6.° del arto 2481 está hoy día sin aplica-
ción, puede considerarse tácitamente derogado. Se
refiere al derecho que tiene todo pupilo contra el que
se casa con la madre o abuela, tutora o curadora, en
el caso del art- 511.

74 •. Antiguas disposiciones del C6digo Ci-


vilo-Dentro del mecanismo del Código Civil, la mu-
jer no podía ser guardad~ra sino por excepción. en los
casos contemplados en el arto 499, actualmente dero-
gado. En el texto antiguo _del· arto 511 se establecía
que la madre o abuela que ejerciera la guarda de sus
hijos o nietos, respectivamente, y quisiera contraer
matrimonio, debía denunciarlo al magistrado para
q}le diese curador al pupilo. En caso contrario, se
hacía responsable ella y su nuevo marido, y la res'pon-
sabílidad se extendía aún a los actos ante dores al
matrimonio. Eran estos créditos que el pupilo' tenía
contra la _guardadora que no había denunciado sus
nuevas nupcias confonne al arto 511, los que gozaban
de la preferencia de la cuarta clase consagrada en el
N. o 6. o del arto 2481.

75. Disposiciones actuales.-Pero el art.511


del Código Civíl. que tal cosa disponía fué reempla-
zado por el que ahora figura en el texto de la Edi-
LA. PRELACIÓN DE CR.ÉDITOS

ción Oficial del Código, el. que establece que el matri-


monio de la mujer guardadora no pone fin a la guarda'
y que la mujer continuará desempeñándola sin auto-
rización del marido. Solamente termina en caso de
que por el matrimonio el pupilo haya de quedar su-
jeto a la patria potestad de éste Q de aquélla. Eje;mplo:
una mujer es guardadora .de su hijo, se casa y los
cónyuges legitiman al hijo, la guarda de la mujer
se extingue, porque el. hijo queda sometido a la patria
potestad del padre en virtud del matrimonio.
Por 'consiguiente, no e~iste crédito alguno del pu-
pilo contra el que se casa con la mujer guardadora,
porque ésta continúa desempeñando la guarda, y
ninguna reSponsabilidad afecta al' que se casa con la
mujer gÚardadora. Si el crédito no existe, tampoco
existe la preferencia, pues ésta es inherente al crédito
mismo.
76. Caso de la mujer que ejerce la patria
potestad y se casa.:--Una disposición análoga a la
del antiguo arto 511 es la que consulta el arto 130,
que dice: «La mujer que, teniendo h.ijos o personas.
«adoptadas bajo su- patria potestad, tra~are de ca-
« sarse, lo denunciará previamente al magistrado para
« que nombre a los hijos el guardador que correspon-
« da; y de no hacerlo así, ella y su marido quedarán
«solidariamente responsables de la administración,
~< extendiéndose la responsabilidad del marido aún
«los actos de aquella anteriores al matrimonio»',
Esta es una repetición del antiguo arto 511, pero
esta vez se refiere a la m\ljer que ejerce la patria po-
testad y se casa, porque 'el matrimonio de la madre
pone fin a la patria potestad. --
¿Podrá entenderse que la preferencia consigna-
70 ARTUltO AL¡;:SSANDlU 1\..
:~=======
da en. el N. o 6. o del arto 2481 es susceptible de ser
invocada en el caso del ar~. 130 contra el que se casa
con la madre que ejercía la patria potestad? No,
pOrque el primero es un precepto de excepción, de
aplicación restrictiva, que no puede extenderse más
allá de sus ténninos. Además, el N. o 6. o del arto 2481
se ,refiere a los créditos del pupilo contra el que se
casa con lá madre o abuela, tutora o curadora. Si la
madre ejerce la patria potestad, no' habría crédito y
no habiendo crédito no puede existir el privilegio.
Luego, el N. 0- 6. o del arto 2481 no tiene aplicación;
prácticamente está c,lerogado por haberse suprimido'
la disposición a que hacía refer~ncia. índice

7) BIENES Y DERECHOS QUE PROTEGEN LAS PREFEREN-


CIAS DE LOS N. os 3. o, 4. o y 5. 0 DEL ART. 2481

77 bis. Protección a todos los derechos.-


Las preferencias de los números tercero, cuarto y
quinto protegen, según lo dice el arto 2483, no sólo
los bienes raíces y deI'echos reales en ellos, aportados
por la mujer al matrimonio o los bienes raíces y dere-
chos reales que se entreguen a la administración del
padre o madre, tutores o curadores, sino pr.otegen a
todos los bienes de la mujer, hijo o pupilo siempre
que se justifique el dominio oel derecho respectivo del
incapaz en la forma que el arto 2483 indica. Estos
privilegios protegen las accioneS que la mujer, el hijo
o el pupilo puedan tener contra los respectivos admi-
nistradores por razón fundada en el doto o culpa grave
en la administración del marido, .padre o guardador,
con tal de probarse, agrega el inciso final del arto 2483.
índice
índice
LA Pl\lll.ActóN DE caÉnlTQS j3

hace aplicable a los privilegios de la cuarta clase la.


regla que el ine. 1. o establece para los de la primera
clase. Dice a lél. letra, el arto 1487: «Las preferencias
« de la primera clase, a que estaban afectos· los. bienes
«del deudor difunto, afectarán de la. misma manera
« los bienes del heredero, salvo que éste haya acepta~
{( do con beneficio de inVentario, o que ios acreedores
« gocen del beneficio de separación, pues en ambos ca~
« sos' afectarán' solamente los bienes inventariados o
« separados.
«La misma regla se aplicará a los créditos de la
« cuarta clase, Jos cuales conservarán su fecha sobre
« todos los bienes del her~dero, cuando no tengan
« lugar los beneficios de inventario o de separación,
« y sólo 10 conservarán en los bienes inventariados o
«separados, cuando tengan lugar ]os respectivos
« beneficios».

81. 3.°) Los privilegios de la cuarta clase son


personales.-Los privilegios de la cuarta clase, 10
mismo que los de la primera, si bien tienen un carác-
ter general, son de carácter personal, es decir, no pa-
san jamás contra terceros pOseedores de los bienes
del deudor. De modo que, enajenados los bienes, no
pueden pretender Jos acreedores que gozan de un
privilegio de la cuarta clase, hacerlo efectivo en los
bienes que ya salieron de ese patrimonio. Expresa-
mente lo ordena así el arto 2486 cuando dispone que
los privilegios de la cuarta clase podrán hacerse efec-
tivos sobre todos los bienes del deudor, pero no dan
acci6n contra ·terceros poseedores.

82. 4. o) Los créditos de la cuarta clase se


pagan una vez que se han pagado los créditos de
ARTURO ALESSANDRI 1\.
74
las tres primeras clases; inteligencia del ar ..
tículo 2486.--El arto 2486, después de establecer la
regla que acabo de comentar, agrega que estos cré-
ditos no tendrán lugar sino una vez cubiertos los de
las tres primeras clases, de cualquiera fecha que éstos
sean. De entenderse literalmente el arto 2486, pudiera
creerse que los privilegios de la cuarta clase no se
pagan mientras todos los créditos de las tres primeras
clases no se hayan cubierto en su totalidad, en tal
forma que solamente podrían invocarse cuando los
créditos de la primera clase, de la segunda y los hipo-
tecarios o los censos debidamente inscritos se han
pagado en su totalidad con los demás bienes del deu-
dor. Dice el art. 2486: «Las preferencias de los cré-
« ditos de la cuarta clase afectan todos los bienes del
« deudor, pero no dan derecho contra terceros poseedo-
« réS, y sólo tienen lugar después de cubiertos los cré-
« ditos de las tres primeras clases, de cualquiera fe-
(, cha que éstos sean». ¿Podrá entenderse el arto 2486
en el sentido de que los créditos de la cuarta clase sólo
se pagan cuando todos los créditos de las tres primeras
clases anteriores se han cubierto en su totalidad con los'
demás bienes del deudor?
No puede haber discusión acerca de que los cré-
ditos de la cuarta clase se pagarán una vez cubiertos
los de la primera clase, dado que afectan la totalidad
de los bienes del deudor> inclusos los afectos a los cré-
ditos de la segunda clase e inclusas las fincas hipote-
cadas, La dificultad se presenta cuando se trata de
saber si los créditos -de la segunda y la tercera clases
prefieren íntegramente a los de la cuarta clase o sola-
mente en cuanto ellos puedan ser pagados con los
bienes especialmente afectos a estos créditos. Supón-
gase que· los bienes afectos a los créditos de la sé-
LA PRELACIÓN 01': CRÉDITOS 75
------=-=-============::::==
gutnda clase o las fincas hiJ?Otecadas son insuficientes
para pagar los respectivos créditos, y que los acreedo-
res hipotecarios resulten con un déficit que no alcanzó
a ser cubierto con las cosas empeñadas. ¿Se pagan
preferentemente a los créditos de la cuarta clase o
éstos prefieren sobre los de ra segunda y tercera clas~
por ei ~éficit que no alcanzó a ,cubrirse por insufi-
ciencia de los bienes afectos a dichos créditos?
Las disposiciones legales deben interpretarse de
manera que entre todas ellas exista la debida corres-
pondencia y armonía; no es pOSible interpretar el arto
2486 solo, aislado del resto de las dispOSiciones legales.
Procediendo así, se opone a la interpretación literal el
texto del arto 2490. En seguida, aceptar la interpreta-
ción literal del arto 2486 sería darle a privilegios espe-
ciales, como son los de las segunda y tercera cIélse, un
alcance reñido con la propia naturaleza y con las dis-
posiciones que rigen estas preferencias. En efecto, el
artículo 2490 del Código Civil dice que: «Los créditos
« preferentes que no puedan cubrirse en su totalidad
« por los medios indicados en los artÍCulos anteriores,
,< pasarán por el déficit a la lista de los créditos de la
« quinta clase, con los éuales concurrirán a prorrata».
y como los artículos anteriores indican que los cré-
ditos de la segunda y tercera_ clase son aquellos que
pueden pagarse con los bienes especialmente afectos
a ellos, hay que llegar a la conclusión de. que el dé-
ficit que no se pague en la forma como los citados pre-
ceptos determinan, irá a la lista de los créditos no
privilegiados. Luego, los créditos de la cuarta clase se
pagan antes que el défi~it de los créditos de la se-
gunda o tercera clases que no alcanzó a cubrirse con
los bienes especialmente afectos a ellos por insufi-
ciencia de los mismos, ya que los privilegios de la
ARTURO ALESSANDRI B..
7t..
V====~~======================== ___
segunda clase y las preferencias de la tercera clase
son de carácter especial, se ejercen sobre determinados
bienes del deudor, están anexos a la garantía real y
ésta, con el derecho que la engendra, desaparece·cuan-
do desaparece la cosa que garantizaba su ejercicio.
Para los efectos legales, las cosas desaparecen, no sólo
materialmente, sino jurídicamente .•Así, para ejercer
las acciones que la ley da a los acreedores es menes-
ter poder realizar la finca hipotecada a fin de pagar
con su producto a lds respectivos acreedores. Rema-
tada.la prenda o' la finca hipotecada para hacer este
pago, desaparece la prenda y la hipoteca, y si la ~pre­
ferencia de los acreedores prendario e hipotecario es
inherente al crédito mismo, es una consecuencia del
.de'recho real de prenda o hipoteca, es lógico pensar
que, desaparecida la prenda o la hipoteca, desaparece
la preferencia establecida en beneficio de los acreedo-
res prendario e hipotecario. El propio texto de la ley
demuestra que no es otra la conclusión. El arto 2474
cuando reglamenta los créditos de la segunda clase
cuida de decir que la preferencia que allí se otorga se
ejerce sobre bienes determinados y mientras se hallen
en las circunstancias que esa disposición señala. Así,
el crédito del posadero se ej erce sobre los efectos del
deudor introducidos en la posada mientras éstos
permanecen en la posada. Saliendo los bienes de su
poder, desaparece el privilegio, porque es anexo a la
tenencia de esa porciqn de bienes. Otro tanto ocurre
con el acarreador o empresario de transportes a quien
la ley da un privilegio de la segunda clase solamente
respecto de los efectos ácarreados siempre que éstos
se encuentren en su poder o en el de sus agentes. Por
último, el N. o 3. o del- arto 2474 agrega el crédito del
acreedor prendario «sobre la prenda». Luego, el pri-
LA PRELACIÓN DE CRÉDITOS 77

vilegio que la ley da al acreedor prendario no se ejer~


ce sobre los demás bienes del deudor, sino sobre la
prenda; es hasta concurrencia del valor de la prenda
que la ley reconoce preferencia al acreedor prendario.
Véase el caso de la hipoteca. ¿Qué dice el arto
2477 que determina los derechos de los acreedores
' . 1- 1 C. I • , ?
h 1potecanos
•. soure la. lInea íilpotecáaa. estos pueden
T"' . •

pedir que. se forme un concurso, especial a fin de que


se les pague con la finca hipotecada y no con los de-
más bienes del deudor, porque la hipoteca solamente
confiere preferencia respecto de la finca hipote.ca-
da. Y el arto 2479 repite el mismo concepto al decir
que los acreedores «ejercerán sus acciones contra las
respectivas fincas».
Para terminar, recuérdese que el arto 2425 es-
tablece que el ejercicio de la acción hipotecaria no
perjudica a la acción personal del acreedor para ha-
cerse pagar sobre los bienes del deudor que no le han
sido hipotecados; pero, agrega el Código, en la inteli-
gencia de que la acción personal no gozará de la pre-
ferencia de que goza la acción hipotecaria, porque la
preferencia es anexa a la calidad de acreedor hipote-
cario; es sólo la acción hipotecaria la que goza de pre-
ferencia. De modo que el acreedor que no ejerce la
acción hipotecaria, que no persigue la finca hipoteca-
da sino que persigue los demás bienes del deudor,
como no es un' crédito de la tercera clase, no está
pr9tegido con la .hipoteca. En razón de que no es la
acción hipotecaria la que está haciendo valer, no tiene
la preferencia que la ley le otorga a ésta, porque no
~stá persiguiendo la finca hipotecada-único pien sobre
el cual goza,de la preferencia de la tercera clase-sino
Jos demás bienes del deudor respecto. de los cuales la
preferencia no se ejerce.
Admitir entonces la teoría de que todos los eré...
clitos d~ las clases anteriores gozan de preferencia
para ser pagados coli anterioridad a lOs créditos de la
cuart~ clase, aún en los demás bienes del deudor no
afectos a las preferencias de la segunda y. tercera cla-
ses, sería echar por tierra los principios que acaban
de exponerse y reconocer a los acreedores una prefe-
rencia aún en los demás bienes dél deudor no empe-
ñados o hipotecados, y aunque pueden hacer valer
las acciones personales que les permiten perseguir los
demás bienes del deudor, otorgarles preferencia serÍ¡:¡.
vulnerar la naturaleza de las cauciones y de la pre-
ferenCia en flagrante contradicción con el tenor del
arto 2425. Por estas raz0t:les llego a la conclusión de
que el arto 2486 debe entenderse en el sentido de que
los créditos de la cuarta clasé serán pagados des-
pués de pagados los créditos de las clases anteriores,
siempre que, tratándose de los créditos de la segunda
y tercera clases, éstos se hayan pagado con los bienes
afectos especialmente a los mismos créditos . .y bien
podría agregarse una frase al arto 2486, que dice:
«Las preferencias de los créditos de la cuarta clase
« afectan todos los bienes del deudor, pero no dan de-
« recho contra terceros poseedores, y sp10 tienen lugar
({ después de cubiertos los créditos dejas tres primeras
«clases, (aquí habría que agregar la frase siguiente:
pero respecto de los créditos de la segunda y tercera
cIase sólo por lo que hace a los bienes especialmente
. afectos a ellos). En esta forma debe entenderse el
arto 2486; no puede entenderse en el sentido de que
la' totalidad de los créditos de las tres primeras clases
han de ser pagados antes que los créditos de la cuar-
ta clase. Los créditos de la segunda y tercera clase pre-
fieren a los de la cuarta clase solamente en los bienes
LA PRELACIÓN DE CRÉDITOS 79
..'========. =-==========
empeñados o hipotecados, en los bienes especialmente
afectos a ellos.
E) arto 2486 no ha querido expresar la idea que
combato, sino más bien, la idea contraria. Empezó
reglamentando los créditos de la primera clase y allí
la ley autorizó expresamente" a los acreedores de la
primera clase para pagarse aún con los bienes afectos
a los .créditos de segunda y tercera Clases cuando los
demás bienes del deudor fueren insuficíentes para
cubrir la totalidad de esos créditos. Por consiguiente,
el déficit no cubierto puede hacerse efectiv9 sobre
los bienes empeñados o en la finca hipotecada. Este
concepto la ley quiso excluirlo al tratar de los créditos
de la cuarta clase, no siendo preferentes, no pédía
darle a los créditos de la cuarta clase el mismo privi-
legio que a los de la tercera, y para rechazar a los acree-
dores de la cuarta clase que pretendieran pagarse
la parte insoluta de sus créditos con los bienes suje-
tos a los de la segunda y tercera clases, dijo que ellos
no se pagarían sino una vez cubiertos los créditos de
las clases precedentes, cualquiera que fuese su fecha.

83. 5.°) Los créditos de la cuarta clase pre-


fieren según la fecha de su causa.-Los de la pri-
mera clase prefieren en el orden de la enumeración
del arto 2472: l. o Las costas judicial'es causadas en
interés general de los acreedores, en seguida las ex-
pensas funerales. Cubiertas éstas en su totalidad,
se pasa al N.O .3.0 y así sucesivamente hasta el pago
de los impuestos municipales o fiscales devengados.
Tratándose de los créditos de la tercera clase, prefie-
ren en el orden de fecha de la inscripción y si hay
varias inscripciones de la misma fecha, en el orden
material en que' éstas hubieren sido hechas en el Re-
AATUllO ALESSANDlU li\..
80

gistrO respectivo. En los créditos de la segunda cIase


no hay orden de preferencia, salvo el caso de ciertas
prendas, las que se pagarían en el orden de sus respec-
tivas inscripciones. Los créditos de la cuarta cIase no
prefieren conforme a las reglas que acaban de expre~
sarse, sino según la fecha de las caus~s que los han
generado (art. 2482). Por ejemplo, desde el nombra-
°
miento de una persona como recaudador adminis-
°
trador de bienes fiscales de un establecimiento pú-
blico. Por eso dice el arto 2482, refiriéndose a los
N. o 1. o y 2. o del arto 2481, desde la fecha del respec-
tivo nombramiento. TratándOse de la mujer casada,
como la causa que genera los créditos es el matrimonio,
ya que éste hace al marido jefe de la sociedad conyugal
y administrador de los bienes de la mujer, la ley atien-
de a la' fecha en que el matrimonio se celebra. T ratán-
dose de Jos créditos del hijo contra el padre, su causa
es el nacimiento del hijo, porque da al padre la pátria
potestad sobre los hijos legítimos. Y tratándose de
.los créditos del pupilo contra el·· curador o tutor, la
causa es la fecha del respectivo discernimiento. Así,
supóngase que un individuo se case el l. o de enero,
sea nombrado recaudador de contribuciones el l. o
de febrero, se le discierna una guardª_el 1. o de marzo
y tenga un hijo el 1. de diciembre. Hay lugar a apli-
0

car las reglas que se establecen para los créditos de la


cuarta clase. Preferirán en el siguiente orden: l. o la
mujer, porque el matrimonio se realizó el 1. o de enero;
en seguida el ,Pisco, pOlque el sujeto fué nombrado
recaudador fiscal el 1. o de febrero; a continuación el
pupilo, porque la guarda le fué discernida el· 1. o de
marzo, y por último el hijo, pues el nacimiento se
verificó el l. o de diciembre.
índice
CAPITULO VI

DE LA QUINTA CLASE DE CREDITOS

85. Créditos que la forman.-La última ca-


tegoría de créditos está formada por los de la quinta
clase, o sea, por los créditos que no gozan de prefe-
rencia, denominados por la doctrIna «valistas» o
«quirografarios». Son créditos no preferidos que se
pagan con el sobrante de bienes de la masa concur-
sada, a prorrata de sus respectivos valores, y sin con-
sideración alguna a su fecha (art. 2489).
El principio dominante es el de la igualdad de
todos los acreedores; éstos concurren en iguales con-
diciones para prorratearse los "bienes del deudor se-
gún el monto de sus créditos, prescindiendo del ori-
gen' o naturaleza de las obligaciones.
Forman parte de la quinta clase los déficits de
la segunda y tercera clases no cubiertos con los medios
señaladoS. .
índice
ANEXO

-. «El redactor ha creído ck interés re-


producir las «Conclusiones» a que llega
el .señor Galvarino Palacios G, en su
memoria sobre prelacwn de créditos. En
dicha parte de Su trabajo el autor' hace
una li..sta de todos los créditos preferidos
en nuestra actual legislaci6n, conside-
rando al mi..smo tiempo una nueva cate-
goría de créditos privilegiados, que el
.señor Palacios llama (de grado supe-
rlop.
d. Observaciones general es acerca de las
modificaciones que el sistema del Código Civil ha
experimentado.-Terminado el estudio total de las
reglas que sobre prelación de' créditos se establecen
en la legislación chilena vigente, quiero formular en
este capítulo final, a modo de conclusión de mi tra-
bajo, una nueva .clasificación de los créc#tos, enume-
rando los que cada clase comprende.
_ Pero antes de ponerme ti esta tarea, voy a refe-
rirme en líneas -generales a las transformaciones que el
sistema establecido en ei Código Civil ha sufrido
merced a las disposiciones contenidas en otros có-
digos yen leyes especiales, dictados posteriormente.
En el Código Civil era norma invariable y sin
excepción la de que las preferencias especiales corres-
pondían a los créditos de segunda y tercera clase, y
las generales a los de primera y cuarta. Actualmente
no ·ocurre as~. Existen hoy _preferencias de primera y
de cuarta clase que se ejercen sobre bienes determina-
dos, esto es, que son especiales. Tal es el caso de la
préfei~ncia de primera c.lase creada po~ el artículo 158
de la Ley de Alcoholes,: y de l~ preferencia de cuarta
~lase: éstablecida por el artículo 5 de la Ley sobre PrO-"
~~==~==~===AA=T=U=R=O=A=L=ES=SA=N=D=U==R.====~====~==
piedad de Pisos Y' Departamentos de un mismo edi~
ficio.
Nunca las preferencias de primera Y cuarta clase
daban acción contra terceros poseedores según las
dispOsiciones del Código Civil, Y hoy existen algunas
que la dan, como sucede con las creadas por las dos
leyes a que me acabo de, referir.
~ Actüalmente puede observarse también que el
orden de prelación para el caso de concurrencia de los.
créditos de una misma clase ha sido alterado en mu-
chos casos por las leyes posteriores.
" En la primera clase los créditos prefieren por el
orden de su numeración en el artículo 2472, pero a
esta regla hace excepción hoy'la norma especial esta-
blecida por la ley sobre Almacenes Generales de De-
pósito en su artíCulo 13, para el caso qe concurrencia
de acreedores sobre el valor de los objetos depositados.
, En la segunda cIase de créditos, el CÓdigo Civil
no estableció reglas acerca de la concurrenda de
acreedores de la misma .clase, porque dentro de su
régimen no era posible que se produjera; hoy, en cam-
bio, las hay para el caso ce que concl}rran diverso~
acreedores de prenda industrial sobre unos mismos
objetos, Y para el caso de que pretendan pagarse so-
bre los mismos regadores de agua la Asociación de
Canalistas y otros acreedores que tengan derechos
constituídos en ellos; las hay asimismo respecto ,de los
créditos privilegiados del artículo 835 del Código de
Comercio y de los prestadores a la gruesa que concu-
rran entre sí o con aseguradores.
Dentro del sistema del Código Civil no era po-
sible tampoco que se hallaran en conflicto acreedores
de la segunda y tercera clase, y esto hoy día sucede,
y la ley lo previó. De ahí las reglas de prelación esta-
índice
Al\. TUllO ALESSANDlU Il.
90
=
también éstos a que me estoy refiriendo y que aparecen
hasta ahora confundidos con las otras categorías, sil}
que se tenga una noción clara y precisa de su existen~
cía y caracteres.·
. Estimo que en la, actualidad los créditos pueden
clasificarse en seis clases: cinco de carácter preferente
v una que comprende los comunes. En esta clasifica-
ción la novedad que existe es la categoría formada por
los créditos que gozan de una preferencia superior a
la de primera clase del Código Civil. Las demás subsis.,.
ten, conservando sus rasgos éseilciales, con las modi-,
ficaciones y adiciones de que han sido objeto por ·la
legislación posterior.
La clasificación que propongo es como sigue:

l. o Créditos de grado superior;


2. o Primera clase de créditos;
3. o Segunda clase de créditos;
4. o Tercera cláse de créditos,;
5. o Cuarta clase, de créditos; y
6. o Quinta clase de créditos.

Me ocuparé particularmente de la categoría de


créditós que he llamado «de gr~do superior», señalan-
do los créditos que comprende y sus características.
Respecto de las demás clases de créditos, me limitaré
a ha¿er una enumeración de los que actualmente com-
prenden, porque el estudio de sus características y
reglas especiales se ha' hecho ya en el curso de este
trabajo. índice

3~ Créditos de grado superior.~Esta clase


de créditos cc;lmprenderÍa:
LA PIUlLACIÓN DE Cl\.ÉD1TOS 91

1. o El crédito privile~ado del porteador.-


El privilegio que asiste al porteador en el contrato de
transporte terrestre queda regido por los artÍCulos, 212
y 213 del C6digo de Comercio, disposiciones que, como
lo demostré al referirme a esta materia, rigen también
para el acarreador en el transporte civil, hallándose en
consecuencia derógado ei número segundo del artículo
2474.
Ahora bien, el artículo 212 del C6digo de Comer-
cio asigna al porteador, para pagarse del porte y gas-
tos que hubiere hecho, derecho preferente sobre todos
los demás acreedores que el propietario tenga: respec-
to de los efectos que haya, conducido.

2. o El privilegio del cargador en el contrate)


de transporte.-El artículo 190 del Código de Co-
mercio otorga al cargador, en el transporte mercan-
til terrestre, preferencia para ser pagado «sobre todos
los acreedores» del porteador, con el valor de los ins-
. trumentos del transporte, de las indemnizaciones a
que tenga derecho en razón de retardo, pérdidas, fal-
tas o averías.
~ta preferencia se extiende al cargador en el
contrato de transporte no mercantil, pues el artículo
171 de) Código de Comercio, como ya lo demostré,
la hace aplicable también al transporte regido por el
Código Civil.

3. 0 El privilegio del acreedor en el contrato


de prend':l mercantil.-El artículo 814 del Código
de Comercio confiere :;11 acreedor prendario el derecho
de hacerse pagar con lel valor' de la cosa empeñada,
«con pr~ferencia.a los demás acreedores del deudor».
92 Al\ TUl\O ALESSANDlU 11..

4. El privilegio de la Caja de Crédito Agra-


(J

rio en el contrato de Prenda Agraria.-La Caja


de Crédito Agrario, cuando actúa como acreedor en
el . contrato de prenda agraria, goza de preferencia
para pagarse sobre todos· lós demás acreedores del
deudor, en virtud de lo prevenido en el artículo 2. (J

de la ley 5015, modificada por la ley 5094, y cuyo


texto definitivo fué fijado por OS. 104 de 31 de mar-
zo de 1932.

5. o El privilegio d~l
acreedor en el Pagaré
Agtario.-En virtud de lo dispuesto en el artículo
8 de la ley 5185, el pagaré garantiza a la institución
su derecho para pagarse «con preferencia a cualquiera
otra obligaCión».

6. o. El privilegio del acreedor en el Pagaré


Industrial.-La preferencia que asiste al acreedor en
el Pagaré Industrial se encuentra regida por las mis-
mas disposiciones que la del Pagaré Agrario, y en con-
secuencia, arranca del artículo 8 de la expresada ley
5185.

7. o El privilegio del acreedor en el contrato


de prenda industrial.~Según el artículo 25 de la
ley 5687, el· contrato df? prenda industrial garantiza
el derecho del acreedor parf:1 pagarse, «con preferen-
cia a cualquiera otra obligación.»

8. El priv:ilegio del acreedor en el contrato


0

de prenda minera.-El privilegio del acreedor en el


contrato de prenda minera se rige por .las mismas re-
glas que el del acreeedor en la prenda industrial. pues
el artículo 193 del Código de Minería dispone que la
LA PRELACIÓN DE CRÉDITOS 93

prenda minera se constituirá con arreglo a las dispo-


siciones que gobiernan la prenda industrial. En conse-
cuencia, al acreedor le asiste preferencia para pagarse
respecto de «cualquiera otra obligaci6n».
9. 0 El privilegio de la Bolsa de Comercio so ..
bre la garantía constituida por el Corredor~­
El inciso. final del artículo 141 delDFL. 251, dispone
que la garantía que una persona debe otorgar como
requisito para ser admitido en calidad de Corredor
de una Bolsa de Comercio, se considerará afecta con
«preferencia a todo otro crédito», al cumplimiento
de las reSponsabilidades del Corredor.
10. El privilegio de los ase~urados contra
accidentes del trabajo.-El artículo 23 de la ley
4055, sobre accidentes del trabajo, dispone que el
monto de las reservas matemáticas y las cauciones
otorgadas por las insti tuciones que aseguren el riesgo
de accidentes del trabajo, quedará afecto «preferen-
temente y en primer término», al pago de las pensiones
e indemnizaciones. índice

. 4. Caracteres de los créditos qe grado su-


perior.-.Los caracteres de los créditos· de grado su-
perior pueden expresarse así:
~

1. o Su privilegio es especial;
2. o Se pagan con antelación a todo otro crédito;
3. o No pueden hallarse en cQncurrencia unos ·con
otros;
4. o El déficit de estos créditos pasa a la quinta
clase;
5. o Por regla general pasan contra terceros po-
seedores. índice
94 AIlTUllO ALESSANDRI R..

5. Su privilegio es especial.-Los créditos de


grado superior están amparados todos, sin excepción,
por una preferencia que consiste en un privilegio es-
pecial, porque se ejerce sobre determinados bienes.
índice

6. Se pa~an con antelaci6n a todo otro cré-


ditÓ.-Dado el grado de preferencia que les asiste,
se pagan con anteiación a todo crédito, eso ~ que con
la salvedad de que el privilegio sólo pueden hacerlo
valer sobre los bienes especialJnente afectos a ellos.
Esta regla no reconoce más excepción que la con-
signada en la ley sobre prenda industrial, en su ar~
tÍculo 26, que otorga al arrendador a cuyo favor se ha
declarado. el derecho legal de retención, preferencia
sobre el acreedor prendario siempre que el cont@to
de arrendamiento const~ de escritura pública inscrita
en el Conservador de Bienes Raíces con anterioridad
a la inscripción prendaria. índice

7. No pueden hallarse en concurrencia unos


con otros.-Atendida la circunstancia de que gozan
de una preferencia especial, que por lo mismo, se ejerce
sobre bienes oistintos respecto de cada crédito, es
lógico que no pueda haber concurrencia de créditos
de distiQta naturaleza sobre unos mismos bienes. Esta
regla es absoluta.
Tampoco es posible, por regla general, que se
produzca concurrencia de créditos de idéntica natura:-
leza. Sin embargo: por excepCión, es posible que ocu-
rra así,' pueden concurrir diversos Porteadores sobre
unos mismos objetos acarreados, () varios cargadores
sobre los bienes de un mismo porteador. La ley no
previó esta situación, y no habiendo reglas expresas,
índice

índice
AJlTtJaO ALl1.SSANDJU !l.

privilegio del, porteador pasa contra terceros posee-


dores.
No puede haber' dudas acerca de que el privilegio
que asiste a los acreedores de prenda mercantil.
pr~da agraria. pagaré agrario, pagaré industrial.
prenda industrial y minera, pasa contra terceros po-
seedores, ya que está protegido por el derechorea!
1 •
oe prenaa.
En cuanto al privilegio de la Bolsa de Comercio
sobre la garantía constituída por el Corredor, y al de
los asegurados contra ~ccidentes del trabajo sobre las
reservas matemáticas y cauciones de ,la compañía,
éstos pueden o no pasar contr~ "terceros, por lo que
hace.a las cauciones o garantías, cuando consistan en
prendas o hipotecas. Respecto de las reservas mate-
máticas, como quiera que <consisten en dinero y éste
no es ident~ficable,. no hay acción" contra terceros
poseedores. .
El único crédito de grado superior que no da
acci6n contra terceros es el del cargador en el contra-
índice
to de transporte.

10. Razones que justifican la existencia de


esta nqeva clase de créditos.-No todas las opi-
niones que he consultado antes de atreverme a sos-
tener la' existencia de esta nueva dase' de créditos
están conformes en admitirla. A pesar de que en este l
punto me hallo en discordancia con distinguidos pro-
fesores, he decidido mantener mi criterio en el sentido
de admitir que actualmente existe una clase de cré-
ditos cuya" preferencia supera a las de primera
clase: No me faltan razones en qué apoyarme, y las
que analizaré [as estimo mucho más fuertes' que las
que se hacen valer en contrario. Aparte de todo eSto,
LA 1>1I.E.LACIÓN DE Cl'ÉnI'l'OS 97
....- . - - .

hay también otros eminentes catedrfiticos cuya opi-


nión· he consultado, que se han mostrado decidida-
mente partidarios de la clasificación que he propuesto.
L~ que se niegan a admitir la existencia de cré-
ditos que prefieran aún a los de primera clase se basan
en razones de poco valor jurídico. Primeramente, di-
cen que no es posil?le destruir ei sistema establecido-
por el Código Civil, y luego, que en el espíritu de los
legisladores que redactaron las disposiciones que me
han servido de fundamento, no estuvo jamás la in-
tención de alterar'las normas tradicionales en materia
de prelación de créditos.
Estas razones las estimo' bien poco .consistentes
frente a las que puedo aducir en favor de mi tesis.
Eso de que no puede alterarse o destruirse el sistema
consagrado por el Código Civil, no es argumento,
porque si bien tal cosa es tarea imposible para quien
carece del instrumento adecuado, no lo es para los
legisladores, quienes pueden, en el normal ejercicio
de sus atribuciones, dictar leyes que no sólo alteren o
modifiquen los Códigos, u otras leyes, sino que aún
dictar leyes que deroguen totalmente códigos o le-
yes anteriores. En el caso en que incide la controversia,
las modificaciones y alteraciones que ha sufrido el
Código ~ivil en su sistema de prelación de créditos,
no son invención mía, sin,? resultados de claras y ter-
minantes disposiciones legales. Lo mismo sucede
en muchas otras materias en que el Código Civil ha
sídd casi completamente re~ovado. Nada tiene de
particuh~r entonces que haya sufrido modificaciones en
el punto a que me refiero. .
Se agrega que jamás estuvo en el. espíritu de los
legisladores que redactaron" las disposiciones a las cua-
les atribuyo el efecto de haber modificado al Código
7
98 AR'l'URO ALESSANDlU R.

Civil, la intención de innovar o alterar el orden de


cosas ya consagrado tradicionalmente en materia de.
prelación de" créditos. De conformidad con las' re-
glas de interpretación del Código Civil, no es p;enniti-
do acudir al espíritu de las disposiciones legales cuan-
do su tenor es claro y exp1ícito." Niego pues, a la pro-
bable intención o voluntad de" los legisladores, fuerza
bastante para desmentir lo que el texto mismo de las
disposiciones que redactaron expresa en forma indu-
bitable. Es. singularmente curioso que haya legisla-
dores que redacten o confeccionen los preceptos sa-
lidos de su mente en forma tal de que expresan algo
que es precisamente 10 contrario de lo que han querido
decir. "
Es fácil darse cuenta de la escasa firmeza jurídi-
ca de los árgumentos que se esgrimen para combatir
esta nueva categoría de créditos. Al proponerla me he
basa.do, en cambio, en razones poderosas de orden
juddico y de carácter económico y social.
La razón de carácter jurídiCO lo hago consistir
en el texto mismo de las disposiciones que consagran
las preferencias a las cuares he atribuído un rango su-
perior a las de primera clase. La sola lectura de ellas
deja la impresión de que no es posible negar el alcance
que les he dado.
Pero aparte de ésta, hay también razones de
carácter económico y social .qué concurren a refor-
zar dicha conclusión.
En efecto, en la n:tayor parte de los casos, las
preferencias cuyo grado se discute han sido. establ~­
cidas en favor de créditos cuyo otorgámiento persi-
.gue un propósito inmediato y directo de fomento
de la producción. Tal ocuqe con el pri~ilegio conferi-
do a los acreedores prendarios en las nuevas prendas
LA PRln.ACIÓN DE CRÉDITOS

creadas pqr la legislación moderna. El Estado ha que-


rido poner a\ alcance de todos los productores esta ar-
ma poderosa que es el crédito, haciéndolo llegar has-
ta qt,lienes antes no podían obtenerlo por la falta de
bienes que "ofrecer en garantía. De ahí que se haya
innovado trascendentalmente en materia de crédito
préndario, permitiendo ai deudor conservar la te-
nencia y uso de las cosas f'mpeñada,s, para no privarle
de Jos instrumentos indispensables de que puede dis-
poner en la explotación de su industria y en el aprove-
chamiento consiguiente del crédito que ha obtenido.
Dada la natuÍ;aleza de las garantías Yola circunstancia
de qu~ ellas per-manecen en poder. del deudor, la ley
ha debido velar por el éxito del nuevo sistema, adop-
tando medidas para impedir utÍ. posible fracaso .. Si
después de las primeras experiencias se hubiere lle-
gado al resultado de que los acreedores fueron burlados,
o de que las garantías no fueron lo bastante seguras
como para permitir el reembolso de los valores pres-
tados, nadie habría seguido realizilndo operaciones
de tan dudosos e inciertos resultados. Entre las pre-'
cauciones que la ley adcptó estuvo la de otorgar a los
acreedores una preferencia de pago de rango excep-
cional, que les pusierá a cubierto .de cualquier contin-
gencia. Esta medida se Justifica mejor si se toma en'
cuenta que casi en la generalidad de los casos, los
créditos con esta clase de garantías son otorgados
por el mismo Estado, 'valiéndose de instituciones pú-
blicas o semi públicas cuya estabilidad era preciso
resguardar' par.a impedir su fracaso. Pero la verda-'
dera justificación de esta preferencia tan eficaz -la
encuentro yo en la naturaleza misma de los bier..es en
que el acreedor puede hacer valer Sus derechos. Sin
excepción, en todos los casos las garantías consisten'
100 Aa.TUltO ALESSANDRI R..

en bienes muebles. ordinariamente instrumentos "de


trabajo e instalaciones industri~les, cuyo, valor no es
estable y permanente como el de los bienes raíces, sino
que está sujeto a las fluctuaciones que. traen cOl}sig0
los fenómenos frecuentes en la economía nacional e
internacional. Una crisis general de la producción
trae como consecuencia alzas y bajas de los productos
y de los instrumentos y equipos de explotación y
puede llegar un momento en que el acreedor se en-
cuentre con que sus garantías se han desvalorizado, si
no totalmente, por lo menos en un margen considera-
ble, de tal suerte que el pago de su crédito peligra.
Existe pues, la contingencia de que.la garantía sea
insuficient~ para satisfater el monto del crédito que
garantiza. Ante esta eventualidad, el legislador lógica-
mente ha eliminado la c0l1currencia de orfos acreedo-
res sobre esas garantías y ha asegurada a uno la exclu-.
sividad mientras no sea íntegramente pagado.
Aparte aún de estas razones, se justifica una pre-
ferencia de rango tan excepcional si se tiene en cuenta
que, en muchos casos, sobre la base de garantías como
las que resguardan estos créditos, se realizan opera-
ciones en que están ,directamente comprometidos los
fondos del Estado o. de la Nación. Es este el caso del
Pagaré Agrario y Pagaré Industrial, instrurnentos de
crédito que las respectivas instituciones acreedoras'
pueden utilizar para procurarse fondos, descontán-
dolos y redescontándolos en el Banco Central, quien
se halla obligado a efectuar esta c!ase de negocios.
Finalmente, hay razones de carácter social que
I

justifican la existencia de créditos que prefieran a los


de primera clase. No hay sino un fundamento de esta
Índole en la preferencia establecida en favor de los
asegurados contra accidentes 'del trabajo. Por espíritu
índice
ARTURO ALESSANDRI 11..
102

a) Los salarios de los criados por los últimos


tres meses;
b) Los sueldos, la participa~ión garantizada, las
comisiones y los fondos de retiro de los .empleados
particulares, con arreglo a lo prevenido en el artículo
153 del Código del Trabajo;
e) Los créditos a que se refiere el C6digo dér
Trabajo en su Libro 11. Título II «De los accidentes
del trabajo», en virtud de lo dispuesto en el artículo
302 del mismo Código y en el artículo 56 del Reglamen-
to respectivo;
d) Los sueldos y salarios de la dotación de las
naves mercantes' conforme a lo que disponen los
artículos 230,. 238 Y 153 del Código del' Trabajo;
e} La indemnización a que tienen derecho los
hombl'es de mar en el caso del artículo 232 del Código
del Trabajo.

5. o NÚMERO QUINTO DEL ARTÍCULO 2472: Los


artículos necesarios de subsistencia suministrados al
deudor y su familia durante "los últimos tres meses.

6. 0 NÚMERO SEXTO DEL ARTicuLO 2472: Actual-


mente comprende E!;Ste nú~ero los siguientes créditos:
a) Los créditos del Fisco y de las Municipalida-
des por impuestos fisc~les y municipales devengados.
En el caso de concurrencia sobre el valor de los
productos depositados en un Almacén General de
Depósito, los créditos del Fisco y Municipalidades
por lOs impuestos fiscales y municipales que adeuden
dichos productos, se hallan por encima de todos Jos
demás créditos de primera clase, junto con el crédito
del almacenista por gastos de venta, almacenaje y
conservación de las cosas, e inmediatamente después
LA PRELACIÓN DE CRÉDITOS 103

viene el crédito del end~atario del vale de prenda.


en seguida 'entran los demás acreedores ciñéndose a
las reglas generales de prelación.
h) Los créditos contemplados en las leyes de pa~
vimentaci6n N. ° 4180, 4339 Y 5757, arts.· 46, 56 y
24 respectivamente;
c)' Los créditos a que se' refiere el artículo. 158
dé la ley de alcoholes, cuyo texto definitivo fué fijado
por OS. 114 de 8 de marzo de 1938;
d) Los créditos a que se refiere al arto 46 dé la
ley 4445, sobre construcción de obras de regadío. índice

12. Créditos comprendidos actualmente en


la segunda clase:
1. o El del posadero (Art. 2474 N. ° 1. 0 ),
2.° El' del acreedor prendario (2474 N.o 3.°).
3. o El del acreedor que tiene muebles en prenda
pretoria (ArL 528 inciso 2.° del C. P. C.),
4. ° El del acreedor que goza del derecho legal de
retención sobre cosas muebles (Art. 698 C. P. C.).
5. o El del acreedor en el contrato de prénda agra-
ria (Art. 2474 N.O 3.°). '
6. ° El del acreedor en el contrato de prenda legis-
lado por la ley sobre compraventas a plazo (2474
N.O 3.°).
7. ° El del acreedor en la prenda sobre regadores
de agua (2474 N.O 3.°). , '.
8. ° El de la Asociación de Canalistas en la prenda
legal que a su favor existe sobre 'los rt';gadores de sus
asociados \Art. 13 de la ley 2139). ,
, 9. ° El del tenedor o endosatario del vale dé pren:'
da (Art. 13 de la ley 3896).
10.°) El de los acreedores por gastos de construc~
AR TURO ALESSANDIU R.
104

ción. conservación o reparación de una cosa mueble


(Art. 118 N. o 7 de la Ley de Quiebras).
11. El de los acreedores por prima de aviso, gra-
tificación y costos de salvamento de mercaderías sal-
vadas (Arts .. 1162 C. de Comercio y 118 N. 2. ° de la
Q

Ley de Quiebras).
12. El .del naviero sobre el cargamento (Arts.
1063 inciso' 1. ° del C. de Comercio y H8 N. o 5 de la
Ley de Quiebras) I
13. El djel naviero sobre los objetos introducidos
por el pasajero en la nave (Arts. 1082 C. de Comercio
y 118 N. ° 5 de la Ley de Quiebras).
14. El del prestador a la gruesa (Arts. 1106,
835 N.O 6 Y 8 del C. de ComerCio y 118 N.O. 6 de la
Ley de Quiebras).
15. El del asegurador sobre los objetDs asegura-
dos (Art. 118 N. ° 7 de la Ley de Quiebr~).
16. El de los acreedores enumerados en el artículo
835 dele. de Comercio (Art. 118 N. 1. o de la Ley de
Q

Quiebras). índice

13. Créditos comprendidos actualmente en


la tercera clase:
l. o El del acreedor hipotecario común (Art. 2477).
2. ° El del censualista (2480).
3. o El del acreedor a cuyo favor se ha declarado
el derecho legal de retención sobre inmuebles (Art. 698
C. P. G).
4. o El del acreedor en la hipoteca naval (Art.
2477), .
5. o El del acreedor en la hipoteca de minas (Art.
2477).
6. El del aviador en el avío de minas (Art. 187
Q

G de Minería). índice
LA PRELACIÓN DE CRÉDITOS 105
~==========================-~==

14. Créditos que comprende actualmente la


cuarta clase:
l. o El de los acreedores por dep6sitos de ahorro
hechos en la Caja Nacional de Ahorros y enla Caja de
Crédito Popular (ley 5621 y 5257).
2. o El crédito que existe contra el propietario
o poseedor de un piso o departamento por expensas
comunes (Art. 5 de la ley 6071).
3. o El de los acreedores indicados en. el N.o 1
del Art. 2481.
4. o El de los acreedores del N. o 2 del mismo ar...
iículo.
5. El de las mujeres casadas (N:o 3 arto 2481).
0

6. o El de los hijos de familia (N. o 4 arto 2481).


7. o El de los acreedores del N. o 5 del arto 2481».
índice
INDICE
CAPITULO PRIMERO.

GEN'ERALIDADES
Pága.

1. El derecho de prenda general ... .., .,. .., ". ... . .. 7


2. El derecho -de ejecución forzada compete a todos los acreedores 8
l. Concepto de la prelación de créditos .,. ' ... 8
4. Aplicación de las reOgÍas de preIa.ción de créditos 9
5. Prin<:ipio -de i~aldad entre los acreedores .... . .. 9
6. Preferencia ... ... .., ... ... .•. .., ... 10
7. Las causas de preferencia son de derecho estricto ~ .. 11
8. Ca usas de preferencia ... .... :.. ... ... . .. 11
9. Preferenci'll y privilegiCt '" .!. .., •.. •.• ..' • 11
10. Las causas ,de preferenda son inherentes a los créditos para
·cuya seguridad se han establecido 12
11. Extensión de la preferencia ... .: .... > • • 12
'12. Glasmca.ción de las preferencias ... .... . .. l'
13. 'Las preferencias de leyes especiales prevalecen sobre las reglas
del Código Civil .. , .. , .,. .,. ... ... .... 14·
14. Definición del privilegio y su naturaleza jurídica 15
15. Clases dé créditos ... ... ... .., , ... 16
108 AllTURO ALESSANDltl 1\..
'::;=_...:::::'==:..==-===========~=- '--'-
CAPITULO JI
LA PRIMERA CLASE DE CREDIT06

Págs

16.
.. _.
En um:eraclpn. . .. 17

1. Costas judiciales

17. El Código se refiere a todas las costas judiáales en geuet'ill 18 1

18. Sólo gozan de 'pre~erencia las costas judiciales causadas en in-


terés gener:al de los acreedores '" .... ... ... 18
19. Fundamento '" ... ... ... ... ... '" '" .•. .., .,. 18

2. Expensas funerales

2G.- Fundamento ... 18


21. Extensión del privilegio ... .. , ... '" 19

3. Gastos de enfennedad

22. Extensión
.. \ ..del privilegio ... ... ... ... ..: ... 19
-3. l
L ' ... .,. '" .:. .'" ... '" ...
nconsecuenC1a5 20
24. Facultad del Juez para reducir la cantidad preferida 20

4. Salarios de los dependientes 'Y criados


25. a) Artículo 153 del Código del Trabajo ... ... . .. ... 2e
Interpretación de la jurisprudencia... .., ... 21
Crítica a la interpretación jurispruden-cial ... 21
-26. b) Artículo 302 del Código del T:rabajo ... . .. 23
27. e) Artkulos 230 y 232 <id Código del Tltabajo 2':
::::_,,!_========L==II.=P=A~E:::;LA;::;:C:;::l=Ó=N=D=E::::c=a=É=D=lT=O=S==="_==::-._==109

5. Créditos por artículo! de subsistencia

Págs.

28. Qué son artkulos necesarios de ·subsistencia .,. '" .,. '"
- 24
29. El privilegio sólo abarca los artículos necesarios de subsistencia
suministrad.QS ai deudor y s~ familia 24
3 O. Farn.ilia ... .., '" .. , .. , .. , ... ... " 24
31. Facultaa del Juez para tasar este carga 25

6. Créditos por impuestos fiscales y municipales

32. El privilegio cubre los intereses .. , ... ... ... .., ... ... 25
33. El .privilegio no .comprende. las multas ... ... .., ... ... 26
34. Limitación de la preferencia por lo que respecta a la Caja de
Cr~dito Hipotecario y las Bancos Hipotecarios ... ... 26
3 5. Razón de la limita-ción '. .. ... '" '" ... '" .. , '" 27
36. "Instituciones de Crédito Hipotecario a favor de las cuales está
limitada la· preferencia ... .., ... 27
37. Impue¡tos a que se refiere la limitación 28

Caracteristicas

38. Enumeración ... ... ... ... .... .., ... ... '" '" ... 29
39. 1) El priv~legio de primera clase es general .... .., ... ... 29
40. 2) El privilegio de primen -clase es personal; no pasa contra
--'-
terceros pose«wres '" .. , .,. ... ... '" ... . .. ',,0
41. 3) Los cróditm a que los privilegios de primera clase se refie-
ren, se pa.gan con. preferencia a todos los demás créditos
del deudor ... .:. .., '" .. - ... ... 30
42. Contradicción entre los artículos 2,476 y 2,478 32
Resolu-ción de la contradicción . " ... 33
110 AIt 'rURO ALESSANDltt R.

Págs

,43. 4) Los créditos de primera clase prefieren en el orden ere


la ruu-
-
m.eración dadJ por el artículo 2,472 :.. '" ... ... ..' 3i ,
44., 5) Si los bienes del deudor son insuficientes. para cubrir la to-
talidad de los créditos de la primera clase, los créditos de
~ada categoría se prorratean ... .., 34

CAPITULO IU

LA SEGUNDA OLASE DE CREDITOS

4 S. Generalidades ... . .. 37
46. Enum.eración ...... . 38

1. Créditos del posadero y del acarreador o empresario de transpor~t;S

47. Requisitos .. , ... .., ... ... , " ,.. '" ... ....... 3S
,1.0 Que los créditos provengan -de gastos de alojamiento', de
acarreo, expensas y daños .... ". ..: .. , '" .... ... 38
2.° Que los efectos sobre los cuales puede invocarse el privile-
gio estén' en poder ·del acarreador o poseedor .. , ... 39
3.° Que los bienes sobre los cuales se hace efectivo el privi-
legio sean de propiedad del deudor ... . .. '... ." '" 39

2. Crédito del acreedor prendario sobre la prenda

.48. El derecho- del acreedor prend~rio es un dc:echo real ." ... 40


49. Dentro del Código· Civil es inadmisible la pluralidad 'de pren-
o das sobre,.una misma cosa ... ... .... .,. ,.. ...... .... 40
50. Plurali.dad de ciertas prendas establecidas por leyes especiales 41
51. Orden en que prefieren las prenqas .agrarias o industriales . . . 42
Lit. PlI.EI.AClÓN DH aEDITOS 111

Características

Págs.

52. 1) Los créditos de la segunda clase gozan de un privilegio


especial ... ... '" .,. '" ...' .. , '" ... ... 4:;
5). 2) Los crédito. Oc segunda ciase se pagan de preferencia a los
demás créditos, a ex'Cepción de los de .la primera cLase 43

CAPITULO IV

LA TERCERA CLASE DE eREDITOS

54. Créditos que la forman 4S

Características

55. 1) Los créditos de tercera clase gozan, como los de segunda,


de una preferencia especial ... .... '" ... ... .... 45
56. 2) Los créditos hipotecarios se pagan con los bienes hipoteca-
dos con preferencia a todos los demás créditos del deudor,
a excepción de los de la primera clase ... '" ... ... 46
57. :;) Los créditos hipotecarios y los censos debidamente inscritos,
que se consideran como créditos hipotecarios, prefieren en
el or.den de fecha de la respeétiva inscripción 4J

CAPITULO V

LA CUARTA CLASE DE CREDITaS

'58. Rasgo general ... . .. ... 49'


·, .. , ...
59 • .E numeraClOn 49
112 All 'fURO ALESSANDlU R.
---======================~~==~~===

1) Privilegio& del Fisco

Pigs.

60. Créditos com¡prendidos .,. .., .,. .., ... ... ... . .. " . SO

2) PrivUegio8 de ciertas instituciones públicas

61. Personas jurídicas a que se refiere 'el privilegio .. ; 51

3) Privilegio' de la mujer casada

62., Los cr.éditos de las mujeres casadas por los bienes de SíU propie-
dad que a4ministra el marido, sobre los bienes de éste 52
63; Substitución de la antigua hipoteca legal '" .. , .,. ... ... 52
64. ;Matrimionios a que se re~ere el privilegio ... .., ... ... .,. 52
65. Cúestiories a que da origen el privilegio del N.O 3.0 d~l artículo
.......
- 2,481 ... '" '" ... ... ... . .. ... ... ... 53
66. Primera cuestión. Bienes de la mujer que gozan de la prefe-
renda ... . .. . .. ... ... ... ... .,. .,. .,. .., ."..
67. Segun.da cuestión. Momento en que la mu.jer puede hacer valer
la preferenda ... .., '" ... ... .,. ... '" '" ... 57
68. Tercera cuestión. Bienes sobre los cuales la mujer puede hacer
efectiva la preferencia .,. ~9
69.· Jurisprudencia ',. ... .,. ... 62

4) Créditos de los hijos de familla

70. Créditos de los .hijos de familia por los bienes. de ~u propiedad·


que fueren administrados por el padre o la madre,sobre lo:.
bienes de éstos .. , ... .., ... •.. ... 64
71. Bienes que están amparados.con el privilegio .. , ....... .,. 64
LA PRELACIÓN DB CRÉDITOS 1I3

5) Créditos de los que están bajo tutela o curatela

Págs.

72. Privilegio en favor' ,de las personas que están bajo tutela o c,u-
-
raduda contra sus respectivos t'utores o cur~dcl."e'J 65
73. Alcance 'del privilegio ... ... ... ... ... ... '" ... ... 66

6) Créditos del pupilo

74. Antiguas disposiciones tkl Código Civil ... ." . 61


75. Disposiciones actuales ... '" ... ... ... ... '" ... 68
76. Caso de la mujer que ejeroe la patria potestad y se casa ... 69

Bienes y derechos que protegen las preferencias de los N.O' 3.°, 4."
Y 5.° del artículo 2,481

lA. Protección a todos los derechos '" ... .,.... .'., .....,. 7Oo

Pruebas adlnisibles para invocar las preferencia. a que se refiere


el artículo 2,481

78. Reglas del derecho común; rechazo de h confesión de dertas


personas .,. ... ... ... . . . . ... 71
Exigencia de instrumento público .. , .. , ... ... .,. .,. 71

Caraderísticas

79. 1) Los privilegios de la cuarta clase son de carácter general 72


8 O. 2) Los privilegios de la cuarta clase se ha.cett efectlV'os en las
mismas q>ndiciones sobre los ·bienes.,del hewdero del <ku~
114 ARoTUl\O ALESSANDlIU l!t..
~~.=-====~======================~ .. ====
Págs.

dor difunto, a menos que el ·heredero acepte la herencia


con beneficio de inventario o los acreedores gocen del be-
neficio de separación ... ... ... ... ... ... ... ... 72
81. 3) Los privilegios de la ouarta clase son~ personales '" ... 73
. 82. f} Los créditos de la cuarta clase se pagan una veZ que se han
pagado ios créditos de ias tres primeras ciases cid ar-
tículo 2,486 ... ... ... ... ... ... ... ... ... 74
83. 5} Los créditos de la cuarta clase prefi.ren según la fecha de
.
su causa . . . . . . . .. . .. . .. . .. . . . .. . . . ... 79
84. Caso en que vanas personas gocen a la vez de un privilegio
de la cuarta clase . . . . . . . .. . .. ... . .. . .. 81

CAPITULO V

LA QUINTA CLASE DE CREDITOS

Ii 5, Créditos que la forman .,. ... ... ... ... . ..

ANEXO

1. Observaciones generales acerca de las modificaciones que el SiS-

tema del Código Civil ha- experimentado ... ... ... ... 87
2. Clasificación de los créditos con arreglo' a la legislación vigente 89
3. Créditos de grado superior ... ... ... ... 9(1
4. Caracteres de los créditos de grado superior 93
5. Su privilegio es especial .,. ... .. \ ... '" 94
6. Se pagan con antelación a todo otro crédito ... 94
7. No pueden hallarse en conQUl'reneia unos con otros 9"4
8. El déficit de estos créditos pasa a la quinta dase ... 95
9. Por regla general pasan contra terceros poseedores 95
LA PRELACIÓN nJ.! CRÉDITOS
115

Págs.

10. Razones que justifican la existencia de ~ta nueva clase de cr¿~


dit-os .. ~ ... .., ... .., ... ... . ~ ~ '" '" . '.. · . .. 96
.

11. Créditos que comprende actualmente la primera clase ,., · , . 101


12. Créditos -compr~ndi,dos actualmente en la segunda .clase · , lOl
,

13. Créditos comprendidos actualmente en la tercera clase , " .. 104


14. Créditos que com;ptende actualmente la cuarta cLtse ,,' 105

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