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II.- CONSIDERACIONES DE HECHO.

A.- RESPECTO A LA PRETENSIÓN PRINCIPAL SOBRE DIVORCIO POR CAUSAL DE


VIOLENCIA FÍSICA Y PSICOLÓGICA.

RESPECTO AL ITEM 3.1.-

Respecto al punto 3.1.- De los fundamentos de hecho, es VERDAD.

RESPECTO AL ITEM 3.2.-

Respecto al punto 3.2.- De los fundamentos de hecho, es VERDAD, a la fecha mi


menor hija tiene 05 años.

RESPECTO A LOS ITEMS: 3.3, 3.4, 3.5, 3.6, 3.7 y 3.8

Respecto al punto 3.3 hasta el 3.8- De los fundamentos de hechos, son FALSOS.

Primero.- Todos estos puntos están estrictamente referidos a los celos constantes
por parte de la demandante quien alega violencia física y psicológica, llegando al
colmo de crear toda una estrategia debidamente planificada de manera dolosa con la
finalidad de que se le adjudique el 50% por ciento de las acciones y derechos como
parte de la sociedad de gananciales.

Segundo.- La misma demandante está reconociendo en el Item 3.3 que tiene temor
sobre la posibilidad de que en cualquier momento le pueda causar alguna lesión de
carácter permanente. Tal como se aprecian en las denuncias de abandono y retiro
del hogar hechas por la demandante de fechas 15/07/2015, 24/11/2015,
01/12/2015, 18/12/2015, 04/01/2016 y 09/02/2017, tanto el demandado como la
demandante hemos incurrido en abandono mutuo de nuestro hogar conyugal. El
problema de siempre incurrida por la demandante los celos y su actitud violenta de
reclamarme haciéndome problemas constantes y muchas veces no dejándome salir a
cumplir con mi trabajo de arquitecto.

Tercero.- Si bien es cierto que la demandante ha ofrecido como medios de pruebas


la Resolución Número Ocho de fecha 18 de agosto del 2016, recaída en el Expediente
Número 00145-2015-0-1819-JP-PE-02 del Segundo Juzgado de Paz Letrado de Jesús
María-Lima y Expediente Número 19763-2017-0-1801-JR-FT-01 del Primer Juzgado
Permanente de Familia de Lima, sobre Violencia contra la Mujer, la misma que se ha
establecido medidas de protección. En relación a esto, la EJECUTORIA SUPREMA DEL
26 de junio de 1991 del Expediente Número 427-87 / Lima, dice: “Que la sevicia,
entendida como la causal a que se contrae el inciso segundo del artículo trescientos
treintitrés del Código Civil, implica la comisión de actos vejatorios y tratos crueles
realizados por uno de los cónyuges con el propósito de causar sufrimiento al otro y
que revelan inclinaciones que exceden los límites del respeto mutuo que requiere la
vida en común; que, según la reiterada jurisprudencia nacional, los vejámenes
causantes de la sevicia no solo son los que tienen el carácter de físicos o materiales,
sino también, los que poseen la calidad de maltratos psicológicos o morales que
causan humillación y sufrimiento”. Que, en el presente caso, teniendo en cuenta las
denuncias de abandono y retiro del hogar hechas por la demandante de fechas
15/07/2015, 24/11/2015, 01/12/2015, 18/12/2015, 04/01/2016, 09/02/2017, del
Expediente Número 00145-2015-0-1819-JP-PE-02 y del Expediente Número 19763-
2017-0-1801-JR-FT-01; estos se aprecian que tanto la demandante como el
demandado hemos incurrido en el retiro del hogar mutuamente, así como también
hemos vuelto a regresar a nuestro hogar conyugal; que, por sus impulsos de celos
echaba llave a la puerta no dejándome salir a trabajar diciéndome: “te vas a ver a la
otra”, entre otras palabras irreproducibles, actitud que se tornaba agresiva por parte
de la demandante.

CUARTO.- Nunca he sobrepasado los límites de mutuo respeto que impone la vida en
común y sin causa injustificada, la demandante ha escoltado medios de pruebas
consistentes en tomas fotográficas de mensajes de texto de una supuesta infidelidad
que haya incurrido el demandante. Todo empieza por estos mensajes de texto, su
conducta de la demandante está motivada hacerse la víctima de supuestos maltratos
físicos y psicológicos. Que, de la Falta por Maltratos recaída en la Resolución Número
Ocho de fecha 18 de agosto del 2016, recaída en el Expediente Número 00145-2015-
0-1819-JP-PE-02 del Segundo Juzgado de Paz Letrado de Jesús María-Lima, fue a
causa que fui a visitar a mi hija Valery Daniela y no dejándome ingresar, así lo
manifiesta en su denuncia de fecha 01/12/2015 ante la Comisaria de Jesús María “…
el Sr. Alvites Ramírez Dario Elías ingresa a su domicilio en forma violenta
agrediéndola verbalmente y físicamente (empujones en el brazo) en la presencia de
su madre y menor hija…”

QUINTO.- El demandando es una persona educada con formación en valores desde la


crianza de mis padres, escuela y vida universitaria, llegando a tener la profesión de
arquitecto y trabajar para el Ministerio de Educación en el Programa Nacional de
Infraestructura Educativa. Tanto es así que durante los cinco años de nuestro
matrimonio hemos compartido los mejores momentos conyugales al lado de nuestra
menor hija, proyección de vida que he logrado con mi propio esfuerzo de trabajo en
adquirir bienes inmuebles sin imaginar que lo vendría después con actitudes de
supuestos actos de violencia física y psicológica de la demandante. Así, la juzgadora
deberá tomar en cuenta que la violencia física y psicológica se valora teniendo en
cuenta la educación, costumbre y conducta de los cónyuges.

SEXTO.- La violencia psicológica está constituida, entre otros supuestos, por la


agresión verbal proferida por una persona a otra con la intención de menoscabarla, y
lograr con ello su vulnerabilidad interna y afectación a su dignidad, (entre ellas
disminución de autoestima o manipulación emocional). El resultado de esta agresión
debe dejar secuelas o alteraciones en la víctima, que requiera un tratamiento de
salud para solucionar el daño. La violencia psicológica, estará dentro de la violencia
familiar, cuando los participantes del acto sean algunos de los señalados en el
artículo 2, del Texto Único Ordenado de la Ley de Protección frente a la Violencia
Familiar N° 26260. Sin embargo, mediante Expediente Número 19763-2017-0-1801-
JR-FT-01 seguido por la agraviada; la juzgadora ha creído conveniente en la parte
decisoria específicamente en el numeral 5.-ORDENA DE TERAPIA PSICOLÓGICA
OBLIGATORIA PARA EL AGRESOR Y LA AGRAVIADA POR EL LAPSO DE 12 MESES, la
misma que demuestra su actitud de celos contra mi persona porque llegué a las 23:45
horas del día 09 de enero del 2017 a su departamento para ver a mi hija chupeteado
en el cuello y arañado.

SEPTIMO.- Tal como lo sostiene José Rubén Taramona, “…la sevicia puede definirse
como el trato cruel que da uno de los cónyuges al otro, actos vejatorios realizados a
fin de producir un sufrimiento que logre exceder el respeto entre marido y mujer.
La sevicia se expresa por maltratos físicos, siendo apreciada por los daños
materiales que produce. Lo que busca el cónyuge agresor es el sufrimiento del otro
cónyuge logrando exceder el mutuo respeto entre marido y mujer”. Y tal como lo
prescribe el Código Civil, Artículo 337.- El Juez debe calificar la voluntad del
infractor y la calidad del receptor debido a que el grado de agravio depende
sustancialmente de la forma en que sean apreciados y percibidos los hechos por la
víctima en ese momento. En ese orden de ideas, la juzgadora debe calificar las
denuncias de abandono y retiro del hogar hechas por la demandante de fechas
15/07/2015, 24/11/2015, 01/12/2015, 18/12/2015, 04/01/2016, 09/02/2017, del
Expediente Número 00145-2015-0-1819-JP-PE-02 y del Expediente Número 19763-
2017-0-1801-JR-FT-01, teniendo en cuenta las condiciones socioeconómicas y
culturales del cónyuge que invoca la acción, evaluando si las causas del maltrato
fueron graves o no, si se trata de un hecho aislado o de un verdadero hábito; si los
hechos ocurrieron en público o en privado, o si el uso de la fuerza ocurrió en defensa
de un derecho.
OCTAVO.- Que la Violencia Psicológica señalada en el Inc. 2 del artículo 333 del
Código Civil, es el acto de crueldad, por la que uno de los cónyuges arrastrado por
brutales inclinaciones maltrata al otro, y salva así los límites del respeto reciproco
que supone la vida en común, y estos deben ser ejecutados con crueldad que sean
reiterados y revistan gravedad, que exista el ánimo o propósito de hacer sufrir al
otro cónyuge innecesariamente. En los argumentos que expresa la demandante no
existe ni sustenta esta circunstancia, no se demuestra una conducta brutal de mi
parte hacia la demandante; muy por el contrario, quien sufrió los actos de violencia
fui yo porque constantemente me botaba del departamento de nuestro hogar
conyugal, y así solo sin apoyo de la demandante asumí mi responsabilidad de padre y
esposo pagando las cuentas de las propiedades que tenemos y para el cuidado y
atención a mi hija.

NOVENO.- En los casos de maltrato psicológico, la necesidad de determinar el daño y


su autor requiere de pruebas claras y contundentes que reflejen que efectivamente
existió el maltrato que se alega. La Ley N° 29282, ha determinado que los
certificados de salud física y mental, expedidos por los establecimientos de salud del
Estado, tienen valor probatorio para los casos de violencia familiar. El magistrado
para emitir su juicio no puede atenerse a uno solo de los elementos de prueba que
tiene a la vista, debe considerar el conjunto de probanzas, entre los cuales está el
dictamen médico pericial, Tampoco el Juez puede aceptar ciegamente la opinión
propia de los expertos, caso contrario se desnaturalizaría no sólo su propia función,
sino la de la pericia como medio de prueba En el presente caso, la demandante no ha
escoltado ningún medio de prueba como certificados de salud física y mental para
que acredite lo que alega.

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