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Respecto al punto 3.3 hasta el 3.8- De los fundamentos de hechos, son FALSOS.
Primero.- Todos estos puntos están estrictamente referidos a los celos constantes
por parte de la demandante quien alega violencia física y psicológica, llegando al
colmo de crear toda una estrategia debidamente planificada de manera dolosa con la
finalidad de que se le adjudique el 50% por ciento de las acciones y derechos como
parte de la sociedad de gananciales.
Segundo.- La misma demandante está reconociendo en el Item 3.3 que tiene temor
sobre la posibilidad de que en cualquier momento le pueda causar alguna lesión de
carácter permanente. Tal como se aprecian en las denuncias de abandono y retiro
del hogar hechas por la demandante de fechas 15/07/2015, 24/11/2015,
01/12/2015, 18/12/2015, 04/01/2016 y 09/02/2017, tanto el demandado como la
demandante hemos incurrido en abandono mutuo de nuestro hogar conyugal. El
problema de siempre incurrida por la demandante los celos y su actitud violenta de
reclamarme haciéndome problemas constantes y muchas veces no dejándome salir a
cumplir con mi trabajo de arquitecto.
CUARTO.- Nunca he sobrepasado los límites de mutuo respeto que impone la vida en
común y sin causa injustificada, la demandante ha escoltado medios de pruebas
consistentes en tomas fotográficas de mensajes de texto de una supuesta infidelidad
que haya incurrido el demandante. Todo empieza por estos mensajes de texto, su
conducta de la demandante está motivada hacerse la víctima de supuestos maltratos
físicos y psicológicos. Que, de la Falta por Maltratos recaída en la Resolución Número
Ocho de fecha 18 de agosto del 2016, recaída en el Expediente Número 00145-2015-
0-1819-JP-PE-02 del Segundo Juzgado de Paz Letrado de Jesús María-Lima, fue a
causa que fui a visitar a mi hija Valery Daniela y no dejándome ingresar, así lo
manifiesta en su denuncia de fecha 01/12/2015 ante la Comisaria de Jesús María “…
el Sr. Alvites Ramírez Dario Elías ingresa a su domicilio en forma violenta
agrediéndola verbalmente y físicamente (empujones en el brazo) en la presencia de
su madre y menor hija…”
SEPTIMO.- Tal como lo sostiene José Rubén Taramona, “…la sevicia puede definirse
como el trato cruel que da uno de los cónyuges al otro, actos vejatorios realizados a
fin de producir un sufrimiento que logre exceder el respeto entre marido y mujer.
La sevicia se expresa por maltratos físicos, siendo apreciada por los daños
materiales que produce. Lo que busca el cónyuge agresor es el sufrimiento del otro
cónyuge logrando exceder el mutuo respeto entre marido y mujer”. Y tal como lo
prescribe el Código Civil, Artículo 337.- El Juez debe calificar la voluntad del
infractor y la calidad del receptor debido a que el grado de agravio depende
sustancialmente de la forma en que sean apreciados y percibidos los hechos por la
víctima en ese momento. En ese orden de ideas, la juzgadora debe calificar las
denuncias de abandono y retiro del hogar hechas por la demandante de fechas
15/07/2015, 24/11/2015, 01/12/2015, 18/12/2015, 04/01/2016, 09/02/2017, del
Expediente Número 00145-2015-0-1819-JP-PE-02 y del Expediente Número 19763-
2017-0-1801-JR-FT-01, teniendo en cuenta las condiciones socioeconómicas y
culturales del cónyuge que invoca la acción, evaluando si las causas del maltrato
fueron graves o no, si se trata de un hecho aislado o de un verdadero hábito; si los
hechos ocurrieron en público o en privado, o si el uso de la fuerza ocurrió en defensa
de un derecho.
OCTAVO.- Que la Violencia Psicológica señalada en el Inc. 2 del artículo 333 del
Código Civil, es el acto de crueldad, por la que uno de los cónyuges arrastrado por
brutales inclinaciones maltrata al otro, y salva así los límites del respeto reciproco
que supone la vida en común, y estos deben ser ejecutados con crueldad que sean
reiterados y revistan gravedad, que exista el ánimo o propósito de hacer sufrir al
otro cónyuge innecesariamente. En los argumentos que expresa la demandante no
existe ni sustenta esta circunstancia, no se demuestra una conducta brutal de mi
parte hacia la demandante; muy por el contrario, quien sufrió los actos de violencia
fui yo porque constantemente me botaba del departamento de nuestro hogar
conyugal, y así solo sin apoyo de la demandante asumí mi responsabilidad de padre y
esposo pagando las cuentas de las propiedades que tenemos y para el cuidado y
atención a mi hija.