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1990 Emilio Rabasa Historia de Las Constituciones Mexicanas Libro Completo
1990 Emilio Rabasa Historia de Las Constituciones Mexicanas Libro Completo
MEXICANAS
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES JURÍDICAS
Serie A: Fuentes, b) Textos y estudios legislativos, Núm. 63
HISTORIA DE LAS
CONSTITUCIONES
MEXICANAS
ISBN 970-32-0360-4
CONTENIDO
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
CAPÍTULO I
CONSTITUCIÓN DE APATZINGÁN . . . . . . . . . . . . . . . 5
CAPÍTULO II
EL ACTA CONSTITUTIVA Y LA CONSTITUCIÓN DE 1824 . . 9
1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
2. El antecedente norteamericano . . . . . . . . . . . . . . . . 10
3. El antecedente español . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
4. El Acta y la Constitución de 1824 . . . . . . . . . . . . . . 15
5. Diputados al Congreso Constituyente de 1823-1824 . . . . . 25
CAPÍTULO III
LA RUINA DEL SISTEMA FEDERAL:
LA ETAPA CENTRALISTA (1835-1846) . . . . . . . . . . . . . . 27
1. El marco histórico. Leyes principales . . . . . . . . . . . . . 27
2. Congreso ordinario de 1835-1836 erigido en Constituyente . . 33
3. Constitución de las Siete Leyes . . . . . . . . . . . . . . . . 36
4. Diputados al Congreso ordinario de 1835-1836 erigido en
Constituyente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
5. Bases Orgánicas de la República mexicana (1843) . . . . . . . 46
6. Miembros de la Junta Nacional Legislativa de 1843 . . . . . . 48
V
VI CONTENIDO
CAPÍTULO IV
EL ACTA CONSTITUTIVA Y DE REFORMAS DE 1847 . . . . . 51
Diputados al Congreso Extraordinario Constituyente de
1847 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
CAPÍTULO V
CONSTITUCIÓN FEDERAL DE LOS ESTADOS UNIDOS
MEXICANOS DE 5 DE FEBRERO DE 1857 . . . . . . . . . . . . 57
1. Marco histórico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58
2. Estatuto Orgánico Provisional de la República mexicana . . 60
3. Influencias en el Constituyente: fuentes y pensadores polí-
ticos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61
4. El Constituyente de 1856-1857 . . . . . . . . . . . . . . . . 64
5. La Constitución de 1857 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72
6. Diputados al Congreso Constituyente de 1856-1857 . . . . . 74
CAPÍTULO VI
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS
MEXICANOS DE 1917 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77
1. El puente: 1857-1917 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77
2. ¿Constitución reformada o nueva Constitución? . . . . . . . 78
3. Revolución y Constitución . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80
4. Fin de la era porfiriana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81
5. Orígenes de la Revolución. Fuentes. Planes . . . . . . . . . 82
6. El Constituyente de Querétaro de 1916-1917 . . . . . . . . . 86
7. Diputados al Congreso Constituyente de 1916-1917 . . . . . 101
Epílogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103
Historia de las Constituciones mexicanas, 1a.
reimp., editado por el Instituto de Investigacio-
nes Jurídicas de la UNAM, se terminó de impri-
mir el 1o. de octubre de 2004 en los ta lle res de
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ta de 1000 ejempla res.
INTRODUCCIÓN
1
2 EMILIO O. RABASA
6 Como es sabido, la Constitución de Cádiz fue elaborada antes que la de Apatzingán ----en
1812----, pero será tratada más adelante, en el apartado dedicado al Acta y Constitución de 1824,
como importante antecedente de esos dos documentos.
CAPÍTULO I
CONSTITUCIÓN DE APATZINGÁN7
5
6 EMILIO O. RABASA
rrera, Carlos María Bustamante, José Sixto Verduzco, José María Liceaga
y Cornelio Ortiz de Zárate.9
Debido a las dificultades que tuvo que afrontar, el Congreso fue itine-
rante, ya que de Chilpancingo debió trasladarse a Tlacotepec, Tetela, Aju-
chitán, Huetamo, Ario, Uruapan, Tiripitio, hasta llegar, finalmente, a
Apatzingán, Michoacán. 10 En este último lugar, se expidió el ‘‘Decreto
Constitucional para la Libertad de América Mexicana’’, sancionado el 22
de octubre de 1814. Generalmente se le conoce con el nombre de Consti-
tución de Apatzingán.
El Decreto mencionado contiene 242 artículos, divididos en dos apar-
tados: I. Principios o elementos constitucionales, y II. Forma de gobierno.
El primer apartado, de carácter dogmático, se refiere a la religión, se-
ñalando que la católica es la única que se debía profesar en el Estado, y a
los principios políticos que sustentaban la autonomía y organización del
Estado. El artículo 5o., hace residir la soberanía en el pueblo11 y otorga su
ejercicio a la representación nacional. Establece quienes deberían consi-
derarse como ciudadanos, así como sus derechos de igualdad, seguridad,
propiedad y libertad; y sus obligaciones.
El segundo apartado, de naturaleza orgánica, menciona las provincias
que comprendían a la América mexicana, a las máximas autoridades, que
lo eran el Supremo Congreso, el Supremo Gobierno y el Supremo Tribu-
nal de Justicia, su integración y sus facultades. También, para fines del
sufragio, establece las juntas electorales de parroquia, de partido y de pro-
vincia.
Creó una importante institución como lo era el ‘‘Tribunal de residen-
cia’’, que podía conocer las acusaciones que se hicieran en contra de los
funcionarios del Congreso, del Supremo Gobierno, y del Supremo Tribu-
nal de Justicia. Estos juicios de residencia, deberían quedar resueltos en
tres meses y, de no ser así, el acusado quedaría absuelto. Solamente podía
prorrogarse el término por un mes cuando se admitía el ‘‘recurso de supli-
cación’’.
9 Torre Villar, Ernesto de la, La Constitución de Apatzingán y los creadores del Estado mexica-
no; 2a. ed., México, UNAM, 1978, p. 47.
10 Idem.
11 La ‘‘soberanía popular’’, mencionada en la Constitución de Apatzingán, fue un concepto muy
importante y, para su época, auténticamente revolucionario. La anterior ---- 1812---- Constitución espa-
ñola de Cádiz, empleó el término ‘‘soberanía nacional’’, como también lo haría la posterior ---- 1824---- .
Acta Constitutiva de la Federación Mexicana.
HISTORIA DE LAS CONSTITUCIONES MEXICANAS 7
12 Pantoja Morán, David y García Laguardia, Jorge Mario, Tres documentos constitucionales en
la América española preindependiente, México, UNAM, Instituto Investigaciones Jurídicas,
1975, p. 53.
8 EMILIO O. RABASA
V
CAPÍTULO II
EL ACTA CONSTITUTIVA Y LA CONSTITUCIÓN DE 1824
1. Introducción
9
10 EMILIO O. RABASA
2. El antecedente norteamericano
3. El antecedente español
nos (artículo 74); habrá también un vicepresidente (artículo 75); para ser
presidente o vicepresidente se requiere ser ciudadano mexicano por naci-
miento, de 38 años y residente en el país (artículo 76); será presidente
quien reúna la mayoría absoluta de los votos de las legislaturas (estatales)
(artículo 84), y vicepresidente el que siga en votos a aquél (artículo 85);
el presidente no podrá ser reelecto, sino hasta el cuarto año de haber cesa-
do en sus funciones (artículo 77).
El presidente y el vicepresidente entrarán en funciones el 1o. de abril y
durarán en sus cargos cuatro años (artículo 95); si no hubieren elecciones
o no se presentasen a tomar posesión, la Cámara de Diputados, votando
por estados, nombrará un presidente interino (artículo 96); se seguirá el
mismo procedimiento si el presidente o vicepresidente están impedidos
temporalmente y si, además, no se encuentra reunido el Congreso, el su-
premo Poder Ejecutivo se depositará en el presidente de la Corte Supre-
ma de Justicia y en dos individuos votados por el Consejo de Gobierno
(artículo 97); el presidente de la Corte Suprema se encargará del supremo
Poder Ejecutivo mientras se realizan las elecciones contempladas en los
artículo 96 y 97 (artículo 98).
Los artículos 54, 55 y 106, consignan el ejercicio del veto presidencial
‘‘dentro de diez días útiles’’ sobre leyes y decretos del Congreso.
Entre las atribuciones del presidente es importante destacar la prohibi-
ción a que estaba sujeto para privar de la libertad o para imponer penas,
ya que sólo podía arrestar hasta por cuarenta y ocho horas, pero, a conti-
nuación, debía poner la persona a disposición del tribunal o juez compe-
tente (artículo 112, fracción II).
Consejo de Gobierno (no considerado en el Acta. Incluido en la Cons-
titución ----sección quinta---- del título IV): Durante el receso del Congreso
habrá un Consejo de Gobierno compuesto de la mitad de los senadores,
uno por cada estado (artículo 113); sus atribuciones principales serán: ve-
lar por la observancia de la Constitución, Acta Constitutiva y leyes gene-
rales; convocar al Congreso a sesiones extraordinarias; aprobar el nom-
bramiento de los secretarios del despacho, calificados de ‘‘empleados’’
por esta atribución del Consejo (artículo 116, fracciones I, III y V).
Secretarios del despacho (sección sexta, título IV): Para el despacho
de los negocios de gobierno de la República, habrá el número de secreta-
rios que establezca el Congreso por una ley (artículo 117); para ser secre-
tario se requiere ser ciudadano mexicano por nacimiento (artículo 121).
20 EMILIO O. RABASA
27
28 EMILIO O. RABASA
32 Costeloe, Michael P., op. cit., supra nota 27, pp. 373-379.
33 Mora, José María Luis, op. cit., supra nota 31, p. CCCLXII.
34 Dublán Manuel y Lozano, José María, Legislación mexicana, México, 1876, t. 2, p. 532.
35 Ibidem, p. 533.
36 México a través de los siglos, t. VII, p. 327.
37 Dublán y Lozano, op. cit., supra nota 34, t. 2, p. 6564.
38 Ibidem, p. 578.
39 Ibidem, p. 590.
40 Op. cit., supra nota 36, p. 335.
30 EMILIO O. RABASA
47 Idem.
48 El Telégrafo, 3 de junio de 1834.
32 EMILIO O. RABASA
Congreso se prefija por límites de dichas facultades, las que detalla el ar-
tículo 171 de la mencionada Constitución’’.
Aunque expresamente no lo contemplaba, esas facultades extraconsti-
tucionales en verdad estaban encaminadas a la conversión de la Repúbli-
ca federal en C. central.
Es claro que esa Legislatura no podía otorgarse a sí misma facultades
que la Constitución vigente no le concedía expresamente y, sobre todo,
tratándose de una atribución tan importante como lo era el cambio de la
forma de gobierno.
Además, esa ley era contradictoria en su texto, pues ya se vio que se
reconocían facultades amplísimas al Congreso general para realizar cuan-
tas reformas considerara convenientes, con la intención ya señalada. Sin
embargo, al mismo tiempo, fijaba como límite de esas facultades, las in-
dicadas en el artículo 171, el que señalaba que jamás podrían reformarse
los artículos que establecían la libertad e independencia de la nación me-
xicana, su religión, forma de gobierno, libertad de imprenta y división de
poderes de la Federación y de los estados.
En muchas formas, hubieron manifestaciones y pronunciamientos a fa-
vor de un cambio de gobierno federal al central.56 Se levantaron actas por
los cabildos y vecindarios de la capital y en pueblos de Tlaxcala, Vera-
cruz, Zacatecas y Tabasco, entre otros, a fin de demostrar su opinión en
asuntos de vital importancia como lo era el cambio de sistema de gobier-
no. En Orizaba, Veracruz, se elaboró el Plan de Orizaba a favor del cam-
bio de la forma de gobierno.
...partidos que tratan de suplantarse y reparar sus quiebras; díscolos que es-
peran medrar en el desorden; ambiciosos y famélicos que temen perder los
puestos y empleos en que sin mérito y sin trabajo han fincado su subsisten-
cia; gobernantes tímidos porque consideraban su autoridad muy precaria y
próxima a cambiar; gobernados insolentes porque creen rotas o desatadas
las ligaduras de las leyes; leyes sospechadas de insubsistencia y por lo mis-
mo lánguidas y sin vigor; estados sin gobernadores ni legisladores por ha-
ber faltado en unos totalmente y habérseles minorado en otros el prestigio
y la fuerza moral; un gobierno general entrabado por hacer el bien por le-
yes que no deben existir, e inhábil para obrar por falta de las que deben
darse.
Entre otros requisitos, los senadores debían tener ingresos de dos mil qui-
nientos pesos anuales y los diputados mil quinientos pesos. Correspondía
la iniciativa de las leyes al Supremo Poder Ejecutivo y a los diputados en
todas las materias; a la Suprema Corte de Justicia, en lo relativo a su
ramo y a las juntas departamentales, en lo concerniente a impuestos, edu-
cación, industria, comercio, administración municipal y variaciones cons-
titucionales. La Cámara de Senadores sólo podía revisar el proyecto sin
hacerle modificaciones y sólo podía aprobarlo o desaprobarlo.
con sujeción al gobierno general y siendo nombrados por éste. Los gober-
nadores duraban en su encargo ocho años, pudiendo ser reelectos. Entre
otros requisitos se exigía el tener una renta anual de dos mil pesos. En
cada departamento habría una junta departamental que, entre otras facul-
tades, contemplaba la de iniciar leyes relativas a impuestos, educación
pública, industria, comercio, administración municipal y variaciones
constitucionales.
En cada cabecera de distrito habría un prefecto nombrado por el gober-
nador y confirmado por el gobierno central. La duración del encargo sería
de cuatro años, pudiendo ser reelectos y, entre los requisitos, tener por
ingresos mil pesos anuales. En las cabeceras de partido habría un subpre-
fecto nombrado por el prefecto y aprobado por el gobernador, durando
dos años en el encargo y también, se podía reelegir, teniendo ingresos por
quinientos pesos anuales.
Se estableció la existencia de ayuntamientos en las capitales de los de-
partamentos, en los lugares en que los había en 1808. Esos ayuntamientos
estaban a cargo de las cárceles, hospitales, casas de beneficencia que no
fueran de fundación particular. Sus miembros debían tener ingresos por
quinientos pesos anuales.
te, ya que el país no encontró la tan deseada estabilidad política sino, por
el contrario, se desencadenaron hechos muy graves.
Otra vez las revueltas y pronunciamientos, provocados por los partida-
rios tanto del centralismo como del federalismo, envolvieron al país en la
confusión: se produjo la separación de Tejas (así se escribía el nombre),
el intento de Yucatán de proclamar su independencia y la amenaza de in-
tervención extranjera.
En la Constitución de 1824, en su artículo 5o., la Federación entonces
creada, comprendía territorialmente al Estado, entonces era uno solo, de
Coahuila y Tejas. Cuando Tejas fue colonizada por alemanes, holandeses
e ingleses, encabezados por Moisés Austin en 1821, despertó las ambicio-
nes expansionistas de los Estados Unidos. Lo anterior, agregado a que los
colonizadores se sentían más cerca de los Estados Unidos que de nuestro
país, motivó que se utilizara de pretexto el hecho de que en nuestra Repú-
blica se había suprimido el régimen federal y puesto en vigor el centralis-
ta, para que proclamaran su independencia y posteriormente su anexión al
vecino país del norte.
La ‘‘Declaración del pueblo de Tejas’’, reunido en convención general,
fechada el 7 de noviembre de 1835, afirmó que en virtud de haberse di-
suelto por la fuerza a las instituciones federales de México, así como el
pacto federal que existía entre Tejas y los demás miembros de la Confe-
deración mexicana, el pueblo de Tejas tomaba las armas en defensa de
sus derechos y libertades y de los principios republicanos de la Constitu-
ción federal de México de 1824. Considerando que las autoridades mexi-
canas no tenían derecho de gobernar dentro de los límites de Tejas, no
cesarían de hacer la guerra mientras se mantuvieran tropas dentro de los
límites de ‘‘su’’ territorio, creyéndose con derecho para separarse de la
unión a fin de establecer un gobierno independiente o adoptar las medidas
que creyeran convenientes para proteger sus derechos y su libertad. 66
Santa Anna se puso al frente del ejército mexicano con el propósito de
pacificar la región, siendo finalmente vencido en esa campaña y hecho
prisionero por el enemigo.
De acuerdo con ilustres historiadores, fue Antonio López de Santa
Anna quien ‘‘decidió la victoria por los tejanos más allá de lo que ellos
mismos pudieron haber esperado, pues faltando a todos los deberes de ge-
neral y de patriota, pensando en sí mismo y no en su país, poco después
67 Ibidem, p. 371.
68 Ibidem, p. 389.
69 Op. cit., supra nota 36, t. VII, P. 411.
70 Dublán y Lozano, op. cit., supra nota 34, t. 3, p. 302.
71 Op. cit., supra nota 36, t. VII, P. 411.
72 Dublán y Lozano, op. cit., supra nota 34, t. 3, p. 564.
42 EMILIO O. RABASA
ral se han de anular por otro cuerpo desconocido en las instituciones mo-
dernas, no tengáis la menor esperanza de felicidad pública’’.75
De igual manera, el presidente del Congreso, doctor Pedro Barajas,
contestó:
80Ibidem, p. 38.
81Ibidem, pp. 41 y 50.
82Gaxiola, F. Jorge, ‘‘Los tres proyectos de Constitución de 1842’’, op. cit., supra nota 8, t. III.
Historia, p. 95.
83 México a través de los siglos, cit., supra nota 36, t. VIII, p. 55.
84 Idem.
85 Enciclopedia de México, cit., supra nota 5, t. 3, p. 1751.
86 Op. cit., supra nota 36, t. VIII, p. 56.
87 Idem.
HISTORIA DE LAS CONSTITUCIONES MEXICANAS 45
una junta de ciudadanos distinguidos para que formaran las bases que or-
ganizaran a la nación. Para el 6 de enero de 1843, quedó formalmente
instalada la Junta Nacional Legislativa.88
Sus miembros no se limitaron, como el decreto señalaba, a formar las
bases que sirvieran para organizar a la nación, y formularon un nuevo or-
denamiento constitucional, siendo sancionado por Santa Anna, quien se-
guía fungiendo como presidente provisional, el 12 de junio de 1843.
51
52 EMILIO O. RABASA
cos antagónicos, con una invasión encima, el Congreso inició sus labores
el 6 de diciembre de 1846, bajo la presidencia de José Joaquín de Herrera
y con dominio de los moderados, como Lafragua, Espinosa de los Monte-
ros, Comonfort y el célebre Mariano Otero. A ese mismo Congreso con-
curre por Oaxaca Benito Juárez, que ya era una figura prominente entre el
Partido de los ‘‘puros’’. Después de varias vicisitudes propias del momen-
to anárquico que vivía el país, el Congreso designó para integrar la Comi-
sión de Estudios a Espinosa de los Monteros, Rejón, Otero, Cardoso y
Zubieta.
La mayoría de la Comisión y del Congreso estaba por el restableci-
miento de la Constitución de 1824 ‘‘mientras no se publiquen todas las
reformas que determine hacerle el presente Congreso’’.96
Mariano Otero disentió del dictamen de la mayoría y en su voto par-
ticular propuso: ‘‘III. Que el Acta Constitutiva y la Constitución federal,
sancionadas el 31 de enero y 24 de octubre de 1824, forman la única
Constitución Política de la República’’, pero añadió: ‘‘IV. Que además de
esos códigos debe observarse la siguiente Acta de Reformas’’.97 Los razo-
namientos de Otero contenidos en ese célebre ‘‘voto particular’’ hicieron
que la mayoría aceptase el voto de la minoría por lo que, con algunas
pequeñas modificaciones, se convirtió en el Acta Constitutiva y de Re-
formas.
El voto particular del gran publicista y jurisconsulto jalisciense en sín-
tesis establecía:
1) La conservación del sistema federal con el establecimiento de los
principios liberales y filosóficos propios del siglo XIX, inspirándose en
las Constituciones de la Francia revolucionaria, las instituciones inglesas
y la Constitución norteamericana.
Ahora bien, el establecimiento del sistema federal debiera realizarse
fuera de las condiciones que la experiencia había demostrado desfavo-
rables.
La primera reforma debía ser en sentido de arreglar el ejercicio de los
derechos del ciudadano determinados en la ley fundamental como facul-
tad directa del gobierno federal y no de leyes secundarias.
El artículo 2o., propuesto por Otero, establecía que el derecho de ciu-
dadanía traía consigo el de votar en elecciones populares, el de ejercer el
de petición, el de reunirse para discutir los negocios públicos y, finalmen-
96 Estas notas han sido tomadas de Tena Ramírez, op. cit., supra nota 1, pp. 439 y ss.
97 Ibidem, pp. 468 y ss.
HISTORIA DE LAS CONSTITUCIONES MEXICANAS 53
98 Otero no mencionó aquí, respecto a la cámara popular, el tercer objeto de reforma que anun-
ció: la forma de elección de los diputados.
54 EMILIO O. RABASA
101 Se adopta aquí el nombre por el que, generalmente, es designada la ley suprema de 1857, aun
cuando el decreto original de promulgación la intituló ‘‘Constitución Política de la República me-
xicana’’.
102 Datos tomados de la obra The Timetables of History, Nueva York, Simon and Schuster.
57
58 EMILIO O. RABASA
1. Marco histórico
las tropas de Morelos, aun cuando el primer suscriptor del Plan de aquel
nombre, lo fue el coronel Florencio Villarreal, cubano de origen y cuya
vida militar previa había sido modesta.
Comparadas con las de Santa Anna, las tropas de Álvarez eran escasas
y desorganizadas, pero supo conjuntar el general, ese enervamiento ya la-
tente en contra del tanta veces, ahora sí ----ahora no----, presidente.
Severamente escindido el país entre quienes se ataban al pasado y los
que ambicionaban un México receptor de las ideas liberales flotantes en
el mundo de entonces, parece natural, visto en retrospectiva, que ‘‘los
hombres partidarios de los términos medios’’, formarían la mayoría nece-
saria para, finalmente, lograr el Constituyente de 1856-1857. Tan preca-
vidos fueron esos mandos intermedios que ni el Plan de Ayutla, ni en el
reformado de Acapulco, prescribieron como mandato para el futuro
Constituyente el sistema federal de gobierno, no obstante que así lo había
establecido revolucionariamente el Acta Constitutiva de 1824 y que sería
de radical oposición a la feroz estructura centralista impuesta por Santa
Anna.
El Plan de Ayutla fue proclamado el 1o. de marzo de 1854, que lo fue
de ‘‘Ceniza’’, lo que dio lugar a múltiples interpretaciones. En él, sustan-
cialmente, se cesaba en el ejercicio del poder público a Antonio López de
Santa Anna López de Santa Anna, se convocaba a elegir un presidente
interino de la República por representantes de cada estado y territorio, y
se convocaba a un Congreso Extraordinaria para constituir a la nación
bajo la forma de ‘‘República representativa popular’’.
A los pocos días ----11 de marzo de 1854---- fue reformado en Acapulco
aprovechando la ‘‘feliz casualidad’’ (que) se hallaba en este puerto el co-
ronel don Ignacio Comonfort ‘‘que tantos y tan buenos servicios ha pres-
tado al sur...’’ Comonfort era el perfecto representativo de ‘‘los partida-
rios de los términos medios’’, más arriba mencionados.
En el Plan de Ayutla, reformado en Acapulco, la elección del presiden-
te interino se haría por representantes, ya no de estados, sino de departa-
mentos, lo que parecía implicar una tendencia centralista. El Congreso
Constituyente debería reunirse a los cuatro meses de expedida la convo-
catoria.
El 9 de agosto de 1855, a las tres de la mañana, salió el deplorable
Santa Anna de la capital rumbo a Veracruz, donde se embarcó, dejando
en su lugar a un triunvirato.
60 EMILIO O. RABASA
107 Ibidem, t. V, p. 76. Entre los representantes nombrados por Álvarez estaban hombres de la
talla de Benito Juárez, Guillermo Prieto, Ponciano Arriaga, José María Lafragua y Valentín Gómez
Farías.
108 Ibidem, t. V, p. 91.
109 Véase la comunicación completa de Lafragua en Tena Ramírez, op. cit., supra nota 1, pp.
517 y ss.
HISTORIA DE LAS CONSTITUCIONES MEXICANAS 61
112 Hood Phillips, O., ‘‘El gobierno constitucional británico a mediados del siglo XIX’’, op. cit.,
pp. 993 y ss.
113 Bastid, Paul, ‘‘El constitucionalismo francés a mediados del siglo XIX’’, ibidem, pp. 787 y
ss.; Vedel, Georges, ‘‘Balance de la experiencia constitucional francesa a mediados del siglo XIX’’,
ibidem, pp. 875 y ss.
114 El Estatuto Orgánico Provisional de la República mexicana ---- artículo 63---- consideró a la
propiedad como inviolable. Arriaga, como miembro de la Comisión de Constitución del Constituyen-
te 1856-1857, presentó un extenso voto particular en la sesión del 23 de junio (1856) sobre el derecho
de propiedad, dándole algunos giros sociales.
115 Sánchez Agesta, Luis, ‘‘La concepción de la monarquía constitucional en la España del siglo
XIX’’, op. cit., supra nota 111, pp. 527 y ss.
HISTORIA DE LAS CONSTITUCIONES MEXICANAS 63
116 Grant, J. A. C., ‘‘La Constitución de Estados Unidos de Norteamérica’’, ibidem, p. 691.
117 Citado por José Antonio Gamboa en la sesión del 4 de agosto de 1856, Zarco, op. cit., supra
nota 110, p. 402.
64 EMILIO O. RABASA
4. El Constituyente de 1856-1857
A. Los preliminares
118 Citado por Juan Antonio de la Fuente en la sesión del 31 de julio de 1856, ibidem, p. 442.
119 Mencionada por Francisco Zarco en la sesión del 29 de julio de 1856, p. 337.
HISTORIA DE LAS CONSTITUCIONES MEXICANAS 65
120 Zarco, Francisco, Historia del Congreso Extraordinario Constituyente 1856-1857, México, El
Colegio de México, 1956, Convocatoria para el Congreso Constituyente, artículo 1o., p. 13.
121 En relación con la apertura del Constituyente, me he basado en op. ult. cit., pp. 30-32.
66 EMILIO O. RABASA
122 El futuro gran presidente de la Suprema Corte de Justicia y brillante secretario de Relaciones
Exteriores, Ignacio L. Vallarta, que poco intervino en el Constituyente del ‘‘57’’, se pronunció en el
sentido descrito durante la sesión del 11 de julio de 1856, ibidem, p. 487.
68 EMILIO O. RABASA
123 José María Mata, sesión del 7 de julio de 1856, ibidem, p. 467.
124 Ibidem, p. 819.
70 EMILIO O. RABASA
5. La Constitución de 1857
Título I, IV secciones: los derechos del hombre, los mexicanos, los ex-
tranjeros (sic) y los ciudadanos mexicanos.
Título II, II secciones: soberanía nacional y la forma de gobierno, y las
partes integrantes de la Federación y del territorio nacional.
Título III, III secciones, división de poderes: Poder Legislativo, Poder
Ejecutivo y Poder Judicial.
Título IV, responsabilidad de los funcionarios públicos.
Título V, estados de la Federación.
Título VI, prevenciones generales.
Título VII, reformas de la Constitución.
Título VIII, inviolabilidad de la Constitución.
Artículo transitorio: ‘‘con excepción de las disposiciones relativas a las
elecciones de los supremos poderes federales y de los estados, no comenza-
rá a regir hasta el día 16 de septiembre (1857) próximo venidero...
128 Véase el cuadro comparativo de los artículos del proyecto de la Comisión de Constitución con
respecto a la carta de 1824 y el Acta Constitutiva, presentado por Arriaga en la sesión del 25 de
agosto de 1856, ibidem, pp. 769 y ss.
HISTORIA DE LAS CONSTITUCIONES MEXICANAS 73
ponía a disposición de los tribunales comunes. Por lo que hace a los deli-
tos oficiales, el jurado de acusación lo era el Congreso de la Unión y, el
de sentencia, la Suprema Corte de Justicia.
La Constitución fue jurada y firmada por los diputados constituyentes
el 5 de febrero de 1857. Ese día también concurrió y prestó juramento de
‘‘guardar y hacer guardar’’ la Constitución, el presidente sustituto Ignacio
Comonfort, quien la promulgó el 12 de febrero, apareciendo publicada
por bando solemne el 11 de marzo, justo a los tres años del Plan de Ayu-
tla, reformado en Acapulco.
El único artículo transitorio, que ya he transcrito, señaló que la Consti-
tución comenzaría a regir hasta el 16 de septiembre, con excepción de las
disposiciones relativas a elecciones de los supremos poderes federales y
de los estados.
Así, la Constitución de 1857, concisa y progresista, generadora de
múltiples aportaciones, sería de las mejores entre las nuestras. Sin embar-
go, a partir de su nacimiento, tendría una existencia dividida y azarosa.
Formalmente, y con reformas, prevaleció hasta la aprobación también un
5 de febrero, de la de 1917, pero en verdad, por la Guerra de Tres Años,
la Intervención, la aplicación especial que de ella tuvo que realizar Juárez
y la teórica observación efectuada por Díaz, la tornaron intermitente en su
vigencia y singular en su cumplimiento.
1. El puente: 1857-1917
77
78 EMILIO O. RABASA
sura del Constituyente (31 de enero de 1917) del documento por éste ela-
borado, expresamente lo califica de ‘‘nueva Constitución de 1857, refor-
mada en esta ciudad’’. Sin embargo, en la misma sesión, Rojas se apresu-
ra en aclarar que todas las ideas fundamentales aportadas por Carranza no
sólo en su proyecto de reformas, sino ‘‘inclusive las que informaron, los
proyectos y leyes de Veracruz, sobre la cuestión agraria y obrera, han
sido completamente aceptadas por la representación nacional’’.138
En otras palabras, según el diputado por Jalisco, los constituyentes se
apoyaron en Carranza, no sólo en las reformas propuestas por éste, sino
también en lo nuevo y revolucionario que apareció en la Constitución.
Por su parte, Carranza, en su contestación, al presidente Rojas, insiste
en llamar ‘‘proyecto de reformas a la Constitución de 1857’’, la que dos
meses antes había entregado a la Asamblea y señala su satisfacción de
que ésta haya ‘‘encontrado aceptables las reformas políticas y sociales de-
lineadas a grandes rasgos en mi mensaje del 1o. de diciembre último’’.139
Todavía más, Luis Manuel Rojas, en la protesta que él realiza ante el
Congreso, como presidente del mismo, y la idéntica que les toma a todos
los diputados el 31 de enero de 1917, uno y otros, protestan guardar y
hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
ese día expedida, ‘‘que reforma la del 5 de febrero de 1857’’.140
La verdad es que el proyecto de Carranza sufrió importantísimas modifi-
caciones, de tal modo que la Constitución que promulgó el 5 de febrero de
1917 fue, no una reforma a la de 1857 ----aunque de ella herede principios
básicos, como son: forma de gobierno, soberanía popular, división de pode-
res y derechos individuales----, sino una nueva ley que, olvidando los límites
del derecho constitucional clásico y vigente entonces en el mundo, reco-
gió en sus proyectos los ideales revolucionarios del pueblo mexicano, les
dio forma y creó originales instituciones sociales y económicas en su be-
neficio. Esto se hizo patente, sobre todo, en la elaboración y aprobación
de los artículos 3o., 8o., 27, 123, 130 y 131 de la carta de Querétaro.
3. Revolución y Constitución
Pocas revoluciones ----las que en verdad lo son---- preven el resultado
final o la consecuencia última de su acción.
teramente ‘‘las causas del conflicto’’, a escasos y previos días de las re-
nuncias del presidente Díaz y del vicepresidente Corral:143
El caciquismo, o sea, ‘‘la presión despótica ejercida por las autoridades lo-
cales en perjuicio de las clases proletarias...’’
El peonismo, es decir, ‘‘la esclavitud de hecho o servidumbre feudal en
que se encuentra el peón jornalero...’’
El fabriquismo, esto es, ‘‘la servidumbre personal y económica a que se
haya sometido de hecho el obrero fabril...’’
El hacendismo, o sea, ‘‘la presión económica y la competencia ventajo-
sa que la gran propiedad rural ejerce sobre la pequeña...’’ que produce ‘‘la
constante absorción de la pequeña propiedad agraria por la grande’’.
El cientificismo, es decir, ‘‘el acaparamiento comercial y financiero y la
competencia ventajosa que ejercen los grandes negocios sobre los peque-
ños...’’
El extranjerismo, esto es, ‘‘el predominio y la competencia ventajosa
que ejercen en todo género de actividades los extranjeros sobre los nacio-
nales...’’
de 1910’’, Cabrera, Luis, Obras completas, t. III, Obra política, México, Ediciones Oasis, 1975, pp.
958 y ss.
143 Renunciaron los dos y fueron aceptados sus dimisiones por el Congreso el 25 de mayo de
1911.
HISTORIA DE LAS CONSTITUCIONES MEXICANAS 83
A. Madero
que ‘‘Había creído que podía prepararse al país para el ejercicio de una
democracia’’. Agregó que estaba dispuesto ‘‘no sólo a tolerar un partido
de oposición, sino a protegerlo y aconsejarlo’’.147 En esta ocasión, las pa-
labras no se las llevó el viento pues, cuando el dictador aceptó otra vez su
reelección, la corriente antirreleccionista estaba ya en plena marcha.
También en 1908, apareció el célebre libro de Francisco I. Madero in-
titulado La sucesión presidencial en 1910. En esta obra aceptaba, enton-
ces, que Díaz continuara como presidente, ‘‘pero que el vicepresidente
(que lo era Ramón Corral), parte de las Cámaras y de los gobernadores de
los estados serían del partido antirreleccionista’’, partido cuya creación y
lema ----Sufragio Efectivo. No Reelección---- proponía. 148
Ante la reelección de Díaz, Madero expidió, el 5 de octubre de 1910, el
Plan de San Luis Potosí, por el que declaraba nulas las elecciones que se
habían realizado en junio y julio de ese año, las de presidente, vicepresi-
dente, magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y diputa-
dos y senadores; desconocía el gobierno del general Díaz, asumía ----Ma-
dero---- la presidencia provisional y el 20 de noviembre, ‘‘de las seis de la
tarde en adelante todos los ciudadanos de la República tomarán las armas
para arrojar del poder a las autoridades que actualmente gobiernan’’ (pun-
to 7o. del Plan).
El día 18, Aquiles Serdán en Puebla daba, junto con su vida, comienzo
al movimiento que a poco había de cundir por todo el país. Como ya ha
quedado escrito, el 25 de mayo de 1911, el presidente Díaz presentó su
renuncia, y abandonó para siempre el territorio nacional. Madero y, con
él, la primera etapa de la Revolución, singularmente política y hasta en-
tonces poco cruenta (la única batalla formal, la de Ciudad Juárez), había
triunfado. El lema ‘‘Sufragio Efectivo. No Reelección’’, resumió los idea-
les maderistas. La dictadura pertenecía al pasado, y libremente, se creyó,
el pueblo podría elegir a sus gobernantes. Sin embargo, Madero que sería el
primer presidente emanado de la Revolución, también sería... ¡su primer
sacrificado!
En el Sur surgió el descontento con Emiliano Zapata a la cabeza. Mer-
ced al Plan de Ayala de 28 de noviembre de 1911, desconoció a Madero
y adicionó el Plan de San Luis Potosí. El de Ayala se convertiría en uno de
los importantísimos precedentes del Constituyente del ‘‘17’’ y de uno
147 Datos tomados del Diccionario Porrúa de historia, biografía y geografía de México, 4a. ed.,
México, Porrúa, 19, t. I, p. 548.
148 Tena Ramírez, op. cit., supra nota 1, pp. 723 y 724.
HISTORIA DE LAS CONSTITUCIONES MEXICANAS 85
B. Carranza
El 19 de febrero de 1913 la legislatura de Coahuila y el gobernador de
ese estado, Venustiano Carranza, desconocieron al gobierno del general
Huerta, y el pueblo, indignado por los crímenes cometidos en las perso-
nas del presidente Madero y el vicepresidente Pino Suárez, hubo de lan-
zarse de nuevo a la lucha. El Plan de Guadalupe, firmado en la hacienda
de ese mismo nombre ubicada en Coahuila, el 27 de marzo de 1913, resu-
mió los principales propósitos del nuevo movimiento armado.
El mencionado Plan desconoció a Huerta como presidente de la Repú-
blica, a los poderes Legislativo y Judicial de la Federación, a los gobier-
nos de los estados que hubieran reconocido al gobierno despojador del
legítimo149 y designó como ‘‘Primer Jefe del Ejército Constitucionalista’’
a Venustiano Carranza quien, al ocupar la ciudad de México, se encarga-
ría interinamente del Poder Ejecutivo, convocaría a elecciones generales
y entregaría el Poder ‘‘al ciudadano que hubiere sido electo’’.150
Como se notará, haciendo un apretado resumen, el programa y los tres
principales planes, arriba esbozados, de las dos etapas de la Revolución
fueron, sobre todo, políticos, fundamentalmente dirigidos, en sus respec-
tivos casos, a desconocer a Díaz, Madero y, finalmente, a Huerta. Sin em-
bargo, el programa del Partido Liberal y el Plan de Ayala tuvieron decisi-
vos pronunciamientos sociales que habrían de trascender al Constituyente
del ‘‘17’’ en sus grandes innovaciones de la reforma agraria (artículo 27)
149 Prácticamente todos, salvo el ya mencionado, de Coahuila y, después, el de Sonora, que des-
conoció a Huerta el 4 de marzo.
150 Puntos 1o., 2o., 3o., 4o., 5o., y 6o. del Plan de Guadalupe.
86 EMILIO O. RABASA
A. Leyes preconstituyente
Señores diputados, no fatigaré por más tiempo vuestra atención, pues larga
y cansada sería la tarea de hablar de las demás reformas que contiene el
proyecto que tengo la honra de poner en vuestras manos, reformas de todas
tendientes a asegurar las libertades públicas por medio del imperio de la
ley, a garantizar los derechos de todos los mexicanos por el funcionamien-
to de una justicia administrada por hombres probos y aptos, y a llamar al
pueblo a participar, de cuantas maneras sea posible, en la gestión adminis-
trativa.
El gobierno de mi cargo cree haber cumplido su labor en el límite de
sus fuerzas, y si en ello no ha obtenido todo el éxito que fuera de desearse,
esto debe atribuirse a que la empresa es altamente difícil y exige una aten-
ción constante que me ha sido imposible consagrarle, solicitado, como he
estado constantemente, por las múltiples dificultades a que he tenido que
atender.
Toca ahora a vosotros coronar la obra, a cuya ejecución espero os dedi-
caréis con toda la fe, con todo el ardor y con todo el entusiasmo que de
vosotros espera vuestra patria, la que tiene puestas en vosotros sus esperan-
zas y aguarda ansiosa el instante en que le déis instituciones sabias y justas.
...todos y cada uno de los ciudadanos diputados que integramos este Con-
greso Constituyente, estamos animados del mejor deseo de corresponder a
la misión que el pueblo nos ha encomendado, y que, como lo esperáis, se-
cundaremos con todo celo y patriotismo vuestra labor, satisfechos de haber
tenido la gloria de ser solidarios con usted en la obra grandiosa de la re-
construcción nacional.
a. Los debates
c. Protesta y promulgación
d. Síntesis
EPÍLOGO