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AL FINAL, CRISTO.
LA ESCATOLOGÍA PAULINA
RESUMEN
En este artículo se expone de manera sintética las ideas centrales
de la escatología paulina. Como se podrá percibir, san Pablo
desarrolla las realidades últimas desde el misterio de Cristo. Para
ser más exactos deberíamos decir que la exposición paulina gira
alrededor de la Pascua del Señor que es un misterio de muerte y
resurrección. Cristo, muerto en la cruz por nuestros pecados
pero resucitado y por tanto vivo y dador de vida, se convierte en
el centro de la doctrina paulina sobre aquellas realidades que van
más allá de la muerte del hombre y de su historia.
ABSTRACT
This article presents in a synthetic way the central ideas of
Pauline eschatology. As will become clear, St. Paul develops the
ultimate realities from the mystery of Christ. To be more
precise we should say that the Pauline presentation revolves
around the Easter of the Lord, which is a mystery of death and
resurrection. Christ, dead on the Cross because of our sins but
resurrected and therefore alive and the source of life, becomes
the center of the Pauline doctrine on realities that go beyond the
death of man and his history.
80 Revista Teológica Limense. Vol. XLIII – Nº 1 – 2009
desde ese momento, para él todo es basura y pérdida con tal de ganar a
Cristo (cf. Flp 3,7-10). De ahí que el hilo conductor del pensamiento
paulino sobre las realidades últimas sea el misterio pascual de Cristo.
Este misterio es como un eje alrededor de cual el apóstol de los gentiles
va exponiendo las verdades escatológicas. Si en los sinópticos, la
escatología se articula en torno al Reino de Dios 5 (basilei/a toà Qeoà,
basilei/a tîn oàranîn), en el corpus paulino el eje es Cristo muerto y
resucitado6.
Presentaremos la escatología paulina de manera sistemática. No
seguiremos el orden cronológico de los textos que forman el corpus
paulino sino que explicaremos las realidades últimas desde la división
clásica de escatología universal —realidades que vienen con la
consumación de la historia humana— y la escatología individual que
expone los acontecimientos últimos tras la muerte del hombre. Antes,
nos detendremos en la llamada escatología incoada que se realiza en el
bautismo, pues como veremos, san Pablo hace notar que ahí se recibe en
«arras» la vida eterna.
2. LA ESCATOLOGÍA INCOADA
5
El término Reino de Dios aparece 122 veces en el NT. La gran mayoría en los
sinópticos: 99. Además, aparece 90 veces en la boca de Jesús. En san Pablo, son
pocas las veces que está presente esta expresión: sólo 10. Para un mayor
conocimiento del Reino de Dios en san Pablo: R. SCHNACKENBURG, Reino y
reinado de Dios. Estudio bíblico y teológico, Madrid 21970, pp.263-294.
6
«El punto neurálgico de la escatología paulina reside en la fe en Jesucristo,
muerto y resucitado. Para san Pablo, el evangelio de Dios se refiere a Jesucristo (cf.
Rom 1, 2-4). Jesús es el último y definitivo Adán: Pablo habla del éschatos Adán,
para subrayar el papel escatológico prefigurativo, realizado en Jesucristo
resucitado. La categoría Reino de Dios ocupa un lugar muy reducido». J. RICO
PAVÉS, Escatología cristiana. Para comprender que hay tras la muerte, Murcia 2002, p.58.
82 Revista Teológica Limense. Vol. XLIII – Nº 1 – 2009
7
Cfr. J. A. FITZMYER, Teología de san Pablo, Madrid 1975, p.64.
8
«Si las dos primeras etapas de la historia (desde Adán a Moisés y desde
Moisés a Cristo) ya han sido clausuradas, entonces los cristianos, en cierto sentido,
ya están viviendo la última de las etapas, la etapa mesiánica. Aunque el ésjaton ha
sido inaugurado, podemos afirmar desde otra perspectiva, que el “fin” no ha
llegado todavía (1 Co 15, 25)». Ibid., p.88-89.
Rosell – Al final, Cristo. La escatología paulina 83
• Con-desarrollados: su/mfutoi
• Con-crucificado: sunestaurîqh
• Muerto en Cristo: ¦peq£nomen sun Criså
• Con-viventes: suz¹somen
Estos términos nos enseñan la misteriosa transformación que se
realiza en el hombre al recibir el Bautismo. Se trata de una verdadera y
real incorporación al misterio pascual de Cristo, que como sabemos es
un verdadero paso de la muerte a la vida. En el sacramento del bautismo
el hombre adquiere la vida eterna de la que ya goza Cristo resucitado.
Quizás podemos usar esta imagen: con el bautismo se ha recibido el
«boleto» para la vida eterna. Ahora bien, san Pablo explica que no basta
esta incorporación a Cristo por el bautismo para alcanzar la salvación
escatológica. Es necesario afirmar durante toda la vida el «ser-con-
Cristo». En diversos pasajes de sus cartas, Pablo recuerda que los
cristianos deben de llevar una vida coherente con lo que han recibido en
el bautismo. De esa forma, contempla el fin del hombre desde su vida en
Cristo. Vivir «en Cristo Jesús» es la clave para hablar de la salvación
eterna:
«Por consiguiente, ninguna condenación pesa ya sobre los que están en
Cristo Jesús»14.
3. LA ESCATOLOGÍA UNIVERSAL
San Pablo nos habla de las realidades últimas en la perspectiva de la
escatología universal. Es decir, expone aquellas realidades últimas a las
que se orienta el movimiento de la historia. Se trata de la segunda venida
del Señor —llamada también la parusía— y de los acontecimientos
unidos a ella como son: la resurrección de la carne, la transformación del
cosmos y el juicio final. Especialmente, los temas de la parusía y la
resurrección de la carne ocupan un lugar revelante en sus cartas paulinas.
Como podremos apreciar, estos acontecimientos son presentados con un
marcado carácter cristocéntrico. Cristo resucitado es el gran protagonista
también habéis resucitado por la fe en la acción de Dios, que resucitó de entre los
muertos. Y a vosotros que estabais muertos en vuestros delitos y en vuestra carne
incircuncisa, os vivificó juntamente con Él y nos perdonó todos nuestros delitos»
(Col 2, 12-13).
14
Rm 8, 1.
Rosell – Al final, Cristo. La escatología paulina 85
3.1. La parusía
15
Esta expresión está presente en varios profetas. Así por ejemplo en Am 5, 18;
So 1, 15; Is 13, 9. Cfr. J. T. NELIS – A. LACOCQUE, «Día de Yahvé» en P. M.
BOGAERT ET AL (dirs), Diccionario enciclopédico de la Biblia, Barcelona 1993, pp.
430-433; J. T. NELIS – J. PONTHOT, «Parusía» en P.M. BOGAERT et AL
(dirs), o.c., pp.1181-1186.
16
«Transposición sumamente significativa, por cuanto patentiza
irrefutablemente la continuidad del concepto neotestamentario de parusía con la
esperanza escatológica del Antiguo Testamento y, a la vez, la novedad (frente a
ésta) de la esperanza cristiana, centrada ahora en la figura en Cristo». J. L. RUÍZ
DE LA PEÑA, o.c., p.126.
17
Cfr. Ibid., p.127.
86 Revista Teológica Limense. Vol. XLIII – Nº 1 – 2009
La incertidumbre de la parusía
En 1 Ts 5, 1-2 el apóstol de los gentiles expresa su desconocimiento
sobre la parusía y para ello señala que el Señor vendrá como un «ladrón
22
El 18 de junio de 1915, la Comisión Bíblica señaló que no está permitido
enseñar que Pablo predicó la inminencia de la parusía. DH 3628-3630.
23
Cfr. M. SCHMAUS, Teología dogmática. Los novísimos, t. VII, Madrid 21965, p.159.
24
«Se puede notar en las cartas tempranas de san Pablo cómo el Apóstol se
sintió aguijoneado por el deseo de ver de nuevo, patentemente, a Aquel que se le
había aparecido en el camino de Damasco y le había cambiado el corazón (cfr.
Hch 9). Parece que prima en su horizonte el fin de los tiempos». J.J. ALVIAR, o.c.,
p.59.
25
1 Ts 4, 15.
26
1 Ts 4, 17.
88 Revista Teológica Limense. Vol. XLIII – Nº 1 – 2009
27
Esta expresión usada para hablar de la segunda venida del Señor, está
presente también en 1 Ts 5, 4. Además en: 2 P 3, 10 y Ap 16, 15.
28
La incertidumbre sobre la parusía es también enseñada en otros pasajes del
NT: Hch 1, 6-8; Mt 24, 36; Mc 13, 32.
29
1 Ts 5, 1-2.
30
2 Ts 2, 1-2.
31
1 Ts 5, 4-8.
32
2 Ts 3, 10.
Rosell – Al final, Cristo. La escatología paulina 89
33
Podemos mencionar como signos de la parusía presentes en el NT los
siguientes: (a) la predicación del Evangelio por todo el mundo; (b) la oposición a
Cristo; (c) la conversión del pueblo judío y los (c) signos cósmicos. Cfr. M.
SCHMAUS, o.c., pp.168-194; C. POZO, o.c., pp. 116-119; J.J. ALVIAR, o.c., pp.89-
93.
34
2 Ts 2, 3-5.
35
2 Ts 2, 7-8.
90 Revista Teológica Limense. Vol. XLIII – Nº 1 – 2009
36
2 Ts 2, 9.
37
«Al final vendrá uno que será la encarnación del odio a Cristo. Según la
descripción de San Pablo su llegada será dificultada por un gran poder de orden.
No se puede decir con seguridad a quién se refiere san Pablo. Los Santos Padres
pensaron en el imperio romano, que a pesar de todo protegió el orden jurídico y
pareció conservar en toda la tierra una paz semejante a la paz de Cristo, los
medievales creyeron que tal poder era el imperio romano-germánico. La teología
moderna piensa en las potestades angélicas. Se atribuye en especial al arcángel San
Miguel la función que en la antigüedad se atribuía al imperio romano y en la Edad
Media al sacro imperio». M. SCHMAUS, o.c., p.176.
Rosell – Al final, Cristo. La escatología paulina 91
salvación alcance a los gentiles (cf. Rm 11, 11-14). Esto no significa que
han quedado fuera de la corriente salvífica de Dios (cf. Rm 11, 15). Al
final, afirma san Pablo, Israel será salvo.
«Pues no quiero que ignoréis, hermanos este misterio, no sea que presumáis
de sabios: el endurecimiento parcial que sobrevino a Israel durará, hasta que
entre la totalidad de los gentiles, y así, todo Israel será salvo: Vendrá de Sión
el libertador; alejará de Jacob las impiedades. Y esta será Alianza con ellos,
cuando haya borrado sus pecados»38.
La interpretación que se da a este pasaje está en estrecha conexión
con el plan salvífico de Dios realizado «en Cristo». Este plan no excluye a
nadie y en el momento presente Dios «en Cristo» sigue ofertando la
salvación a Israel. La esencia de la idea paulina sobre la salvación del
pueblo judío en el éschaton de la historia se fundamenta en la voluntad
salvífica de Dios (cf. 1 Tm 2,4), la cual se manifestará sin velos con la
segunda venida del Señor. La salvación no es simétrica con la
condenación y, en ese sentido, el plan de Dios sobre Israel no ha
fracasado39. Al final, en la consumación de la historia, por caminos
misteriosos que sólo Dios conoce, el pueblo elegido participará de la
salvación40. En todo caso, es necesario decir que la voluntad salvífica de
Dios exige la colaboración del hombre.
El juicio de la parusía
Las expresiones que utiliza san Pablo sobre el juicio están en el
contexto de la parusía41. En diversos pasajes de sus cartas se menciona el
juicio universal. Quien tiene la potestad de juzgar es Cristo (cf. 1 Co 4, 4-
5) y Él traerá el justo juicio de Dios (cf. 2 Ts 1,5). Cristo glorioso, Señor
de la historia, dará la retribución plena a cada hombre según sus obras
pues todos debemos de comparecer ante el tribunal de Dios (cf. Rm 14,
38
Rm 11, 25-26.
39
«El mensaje esencial es que el balance de salvación será positivo: la redención
tendrá —en la medida en que las criaturas correspondan— alcance universal,
afectando toda la humanidad tanto judíos como gentiles. La perfección de la obra
exige —y conseguirá— la recuperación del género humano como unidad
orgánica». J.J. ALVIAR, o.c., pp.91-92.
40
«Ese enigma sólo puede ser resuelto si en su historia se admite una especial
intervención de Dios. Sus destinos no pueden explicarse por razones políticas,
sino por su situación teológica…». M. SCHMAUS, o.c., p.169.
41
Cfr. J. SÁNCHEZ, o.c., pp.225-226.
92 Revista Teológica Limense. Vol. XLIII – Nº 1 – 2009
10). De ahí que será un juicio universal. Sólo existen dos posibilidades
tras el juicio escatológico: la salvación o la condenación. Así, a los
tesalonicenses atribulados por las persecuciones, Pablo les recuerda que
Dios hará justicia en la parusía y recompensará la paciencia que
mostraron frente a sus perseguidores:
«Porque es propio de la justicia de Dios, el pagar con tribulación a los que
os atribulan, y a vosotros, los atribulados, con el descanso junto con
nosotros, cuando el Señor Jesús se revele desde el cielo con sus poderosos
ángeles, en medio de una llama de fuego y tome venganza de los que no
conocen a Dios y de los que no obedecen al Evangelio de nuestro Señor
Jesús. Éstos sufrirán la pena de una ruina eterna, alejados de la presencia del
Señor y de la gloria de su poder, cuando venga en aquel Día a ser
glorificado en sus santos y admirado en todos los que hayan creído, pues
nuestro testimonio ha sido creído por vosotros»42.
Conviene remarcar que Pablo contempla la potestad judicial de
Jesús con un marcado carácter positivo. En armonía con otros pasajes
del NT (cf. Jn 3,17) el apóstol de los gentiles enseña que el Hijo no ha
venido a acusar, sino a salvar. El Padre y el Hijo quieren nuestra
salvación. Jesús, quien ha muerto por todos los hombres y nos justifica,
será nuestro juez. En todo caso, es necesario vivir en el camino trazado
Cristo43.
«El que no perdonó ni a su propio Hijo, antes bien le entregó por todos
nosotros ¿cómo no nos dará con Él graciosamente todas las cosas? ¿Quién
acusará a los elegidos de Dios? Dios es quien justifica. ¿Quién condenará?
¿Acaso Cristo Jesús, el que murió, más aún el que resucitó, el que está a la
diestra de Dios, y que intercede por nosotros?»44.
42
2 Ts 1, 6-10.
43
«En cuanto al resultado del juicio, podemos decir que la idea de esperanza
segura, aunque no sea infalible, se mantiene para los que han entrado por los
caminos de Dios ¡Incluso para un incestuoso excomulgado de la Iglesia! (1 Co 5,
5)». J. SÁNCHEZ, o.c., p.226.
44
Rm 8, 32-33.
Rosell – Al final, Cristo. La escatología paulina 93
45
Para una mayor profundización sobre 1 Co 15: L. CERFAUX, El cristiano en
san Pablo, Bilbao 1965, pp.150-155; J. M. BOVER, Teología de san Pablo, Madrid
1967, pp.810-818; P. LENGSFELD, Adam et le Christ, Paris 1970, pp. 55-69; A.
DIEZ - MACHO, La resurrección de Jesucristo y la del hombre en la Biblia, Madrid 1977,
pp.202-207; R. TREVIJANO, «La evolución de la escatología paulina» en
Carthaginensia (1996) pp.137-141.
46
Como sabemos es una verdad de fe que habrá resurrección de gloria y de
condenación. El pasaje clásico que fundamenta está verdad es Jn 5, 28-29. El
Concilio IV de Letrán (1215) enseñó: « (Cristo) Ha de venir al fin del mundo, ha
de juzgar a los vivos y a los muertos, y ha de dar a cada uno según sus obras, tanto
a los réprobos como a los elegidos: todos los cuales resucitarán con sus propios
cuerpos que ahora llevan, para recibir sus obras, ora fuesen buenas, ora fueren
malas; aquellos, con el diablo, castigo eterno; y éstos, con Cristo, gloria
sempiterna». DH 801.
47
En realidad, confesar la resurrección de Cristo es esencial para el mismo
kerygma. «Porque, si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu
corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo». Rm 10, 9.
94 Revista Teológica Limense. Vol. XLIII – Nº 1 – 2009
48
1 Co 15, 3-8.
49
«Sin duda, no es explicable la importancia central que se atribuye a la
resurrección de Cristo sino porque se la concibe no como un hecho cerrado en sí
mismo, sino como el comienzo de un proceso que va a continuarse
envolviéndonos también a nosotros. Por ello, el hecho de la resurrección de
Cristo es calificado como primicia». C. POZO. o.c., p.346.
50
1 Co 15, 12-14.
Rosell – Al final, Cristo. La escatología paulina 95
Potestad. Porque él debe reinar hasta que ponga a todos sus enemigos
bajos sus pies. Él último enemigo en ser destruido será la Muerte»51.
60
1 Co 2, 9.
61
1 Co 13, 12.
62
«Queridos ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que
seremos. Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a Él, porque le
veremos tal cual es». 1 Jn 3,2.
63
La visión beatifica es un dogma de fe definido por Benedicto XII en la
constitución Benedictus Deus (1336). Cfr. DH 1000-1001. Asimismo, es enseñado en
el Concilio de Florencia (1439). Cfr. DH 1305.
Rosell – Al final, Cristo. La escatología paulina 99
3.5 El infierno
Así como Pablo nos habla de la «vida eterna» incoándola ya en el
presente mediante nuestra inserción en Cristo por la acción del Espíritu
Santo; de la misma forma, podemos decir que el infierno —la «muerte
eterna»— se forja en el presente cuando se vive en el pecado (cf. Rm 2,
5-9). San Pablo enseña con claridad la gravedad del pecado. Vivir en la
«carne», es decir en el pecado es todo lo opuesto a vivir en el Espíritu. El
pecado es el verdadero mal pues conduce a la muerte eterna:
«Efectivamente, los que viven según la carne, desean lo carnal; más los que
viven según el espíritu, lo espiritual. Pues las tendencias de la carne son
muerte; más las del Espíritu, vida y paz, ya que las tendencias de la carne
llevan al odio a Dios: no se someten a la ley de Dios; ni siquiera pueden; así,
los que están en la carne, no pueden agradar a Dios»65.
Para San Pablo, la idea esencial sobre el infierno radica en que
quienes llevan una conducta a espaldas del Evangelio, es decir «sin-
Cristo», no serán merecedores del Reino eterno. Las expresiones que usa
san Pablo son de exclusión: «no heredarán» —oÝ klhronom¹sousin— el
Reino o «no participará» —oÝk Ÿχei klhronom…an— del Reino de Dios.
Estas frases expresan la total falta de comunión con Dios y no dejan
dudas sobre la eterna separación de quien es la fuente de la vida eterna 66.
64
Spicq explica que en este pasaje se remarca el contraste entre la visión «cara a
cara» que se dará en el cielo, y la contemplación presente a manera de un espejo,
como por ejemplo, el conocimiento de Dios a través de las obras creadas. «Le
monde étant le miroir de Dieu, à travers lui on peut atteindre à une certaine
connaissance de la divinité. C’est l’enseignement même de Rom 1, 20, autant que
de tout l’Ancien Testament : On ne peut voir ni entendre Dieu directement (Ex
33, 20). Il était donc naturel qu’avec ses contemporains, l’Apôtre oppose à la
vision face à face la contemplation d’un miroir, c’est – á - dire la perception d’un
reflet, d’une image, non la vue de l’objecté lui-même. Cette différence dans le
monde de connaissance correspond au deux étapes de la vie chrétienne, ici bas
(¤rti), di`esÒptrou, (to/te), prÒswpon proj prÒswpon» ; au ciel (tÒte),
prÒswpon proj prÒswpon». C. SPICQ, Agapé, t.2, Paris 1959, pp.99 ss. cit. en C.
POZO, o.c., pp.388-389, nt.30.
65
Rm 8, 5-8.
66
Pozo al comentar estos pasajes junto con los de Mt 7, 23; 25, 10. 21. 41; Lc
14, 24; Jn 3, 36 afirma: «… las fórmulas de exclusión son totalmente absolutas
100 Revista Teológica Limense. Vol. XLIII – Nº 1 – 2009
4. LA ESCATOLOGÍA INDIVIDUAL
En el corpus paulino la escatología individual no está tan
desarrollada como las realidades propias de la escatología universal. San
Pablo se preocupa más en exponer la consumación de la historia que
traerá la Parusía, y no se detiene tanto en los acontecimientos
escatológicos que vienen con la muerte del individuo como son: el juicio
particular y la retribución inmediata después de la muerte — mox post
mortem—. Sin embargo, podemos detectar importantes enseñanzas de san
Pablo sobre el éschaton del hombre.
4.1 La muerte
La muerte está presente en diversos pasajes del corpus paulino. San
Pablo hace una verdadera teología de la muerte. Presenta su causa,
alcance y derrota en Cristo Jesús. En primer lugar, Pablo enseña que la
causa de la muerte es el pecado. La desobediencia de Adán ha causado la
muerte pues ésta no estaba en el plan de Dios. La muerte, aunque es
natural al hombre en su situación histórica, viene a ser salario del pecado
original:
«Por tanto, como por un solo hombre entró el pecado en el mundo y, por
el pecado, la muerte y así la muerte alcanzó a todos los hombres, por
cuanto todos pecaron»70.
«Pues el salario del pecado es la muerte ; pero el don gratuito de Dios, la
vida eterna en Cristo Jesús nuestro Señor»71.
Pablo nos enseña que la muerte posee un alcance universal pues
todos los hombres están sometidos a ella. Esto es consecuencia de que
«en Adán», todos los hombres hemos pecado. Se trata de la transmisión
del pecado original que se realiza por medio de la generación. Por ello,
dado que cada hombre nace con la mancha original, la muerte posee un
dominio sobre él. Nadie puede escapar de la muerte. Cada hombre sabe
muy bien que tarde o temprano deberá sufrir el drama de la muerte. Sin
embargo, existe una persona que ya ha vencido a la muerte: Cristo. Él es
quien ha triunfado sobre la muerte. En efecto, ningún hombre puede
superar el drama de la muerte con su solas fuerza. La victoria del hombre
sobre la muerte sólo es posible si se asocia a la pascua de Cristo. Ya
hemos señalado anteriormente que esa victoria se incoa en el Bautismo.
En 1 Co 15, 21-22, San Pablo hace uso del paralelo entre Adán y Cristo
para explicar que si en Adán todos hemos muerto —™n tù' Ad£m p£ntej
¦poqnÇskousin—, en Cristo todos viviremos —™n tù Cristù p£ntej
zwopoihq¹sontai—.
«Porque, habiendo venido por un hombre la muerte, también por un
hombre viene la resurrección de los muertos. Pues del mismo modo que en
Adán mueren todos, así también todos revivirán en Cristo»72.
70
Rm 5, 12.
71
Rm 6, 23.
72
1 Co 15, 21-22.
102 Revista Teológica Limense. Vol. XLIII – Nº 1 – 2009
verdadera relación entre las obras realizadas en esta vida —la existencia
terrena— y el «más allá». Pablo señala con claridad que daremos cuentas
a Dios de todo lo que hemos realizado en nuestras vidas. Así, en 2 Co 5,
10 habla de que todos los hombres debemos de comparecer ante el
tribunal de Cristo —Ÿmposqen toà= b¹matoj toà Cristoà—para recibir la
justa retribución.
«Porque es necesario que todos nosotros seamos puestos al descubierto
ante el tribunal de Cristo, para que cada cual reciba conforme a lo que hizo
durante su vida mortal, el bien o el mal»77.
Las enseñanzas de San Pablo sobre lo que viene inmediatamente
tras la muerte están expresadas en sentido positivo, pues afirma que si un
hombre vivió «con Cristo», le espera la comunión post mortem «con
Cristo». A este respecto, dos pasajes nos hablan de «estar con Cristo» o
«vivir con el Señor» como estado mox post mortem: Flp 1, 23 y 2 Co 5, 8.
En el pasaje de Filipenses, Pablo expresa con sinceridad su dilema: seguir
viviendo para anunciar el Evangelio, o partir —es decir «morir»— para
«estar con Cristo» —sun Cristù e†nai—. Es una expresión de comunión
ya manifestada en otros pasajes como 1 Ts 4, 17. Se trata de una
situación mox-post mortem pues todo el contexto del pasaje da a
entender que no está hablando de la parusía78.
«Me siento apremiado por las dos partes: por una parte deseo partir y estar
con Cristo, lo cual, ciertamente, es con mucho lo mejor; mas, por otra,
quedarme en la carne es más necesario para vosotros»79.
En 2 Co 5, 8 san Pablo, a diferencia de Flp 1, 23, expresa el destino
mox post mortem pero de forma universal. La expresión «salir de este
cuerpo» o más literalmente «estar ausentes del cuerpo» —™kdhmÁsai
™k toà sèmatoj— indica la muerte pues ahí se realiza ese desgarro
ontológico que es la separación del cuerpo y el alma. Luego de la muerte
lo que se da es: «vivir con el Señor» —™ndhmÁsai proj ton KÚrion—.
Además, el apóstol hace notar que tanto en la vida terrena como tras la
muerte, lo importante es agradar al Señor.
77
2 Co 5, 10.
78
Cfr. C. POZO, o.c., pp.505-506.
79
Flp 1, 23.
104 Revista Teológica Limense. Vol. XLIII – Nº 1 – 2009
que edifican con oro, plata, piedras preciosas—. En cambio otros no; y más
bien, por sus obras imperfectas —madera, paja, heno— deben de
purificarse para obtener la salvación plena. Ciertamente se salvarán, pero
pasando por una exigencia divina de purificación, pues nada impuro, ni con
la más mínima impureza, puede contemplar a Dios. El hecho que Pablo
señale que en el «Día» —es decir, la parusía— se revelará la obra de cada
uno, no significa que recién ahí se de la purificación87. Simplemente expresa
que en la segunda venida del Señor se conocerá sin velos las obras terrenas
de cada hombre.
El Papa Benedicto XVI en su Encíclica Spe salvi explica una de las
posibles interpretaciones que puede acoger este texto. El santo Padre señala
que el fuego mencionado en esta perícopa podría entenderse como Cristo
mismo, Salvador y Juez escatológico. El encuentro con el amor purificante
de Cristo elimina toda impureza. Ante el amor divino, un amor que penetra
lo más profundo del ser, todo lo que es impuro se desvanece. De esa forma
—explica Benedicto XVI— se realiza la purificación88.
5. CONCLUSIONES
En las mazmorras de la Torre de Londres, donde Enrique VIII llevaba
a sus opositores, se encuentra una inscripción: postrema Christus, al final
Cristo. Fue la inscripción de un mártir momentos antes de ser conducido a
la muerte. Quizás esta sea la frase que resume toda la escatología paulina:
Cristo es el éschatos. Y es que Pablo nos presenta cada uno de los
acontecimientos escatológicos en una profundamente relación con Cristo.
87
Como sabemos la purificación es mox post mortem y ante resurrectionem. Por eso,
el purgatorio es un estado propio de la escatología intermedia. Cfr. CEC nn.1030-
1032.
88
«Algunos teólogos recientes piensan que el fuego que arde, y que a la vez
salva, es Cristo mismo, el Juez y Salvador. El encuentro con Él es el acto decisivo
del Juicio. Ante su mirada, toda falsedad se deshace. Es el encuentro con Él lo
que, quemándonos, nos transforma y nos libera para llegar a ser verdaderamente
nosotros mismos. En ese momento, todo lo que se ha construido durante la vida
puede manifestarse como paja seca, vacua fanfarronería, y derrumbarse. Pero en el
dolor de este encuentro, en el cual lo impuro y malsano de nuestro ser se nos
presenta con toda claridad, está la salvación. Su mirada, el toque de su corazón,
nos cura a través de una transformación, ciertamente dolorosa, “como a través del
fuego”. Pero es un dolor bienaventurado, en el cual el poder santo de su amor nos
penetra como una llama, permitiéndonos ser por fin totalmente nosotros mismos
y, con ello, totalmente de Dios». BENEDICTO XVI, Spe salvi n.47.
Rosell – Al final, Cristo. La escatología paulina 107