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Las ideas maá s enfaá ticas en ambos libros, son las descripciones que hace Platoá n de las
cinco principales clases de gobiernos y ademaá s, de los ciudadanos que las componen.
Coá mo llegan a ser tales y coá mo se educan. Todo esto para culminar con la descripcioá n
del justo y el injusto, y ver con ello cuaá l es el maá s feliz.
Libro VIII:
a.3) Oligarquíáa y oligarca: Aquíá mandan los maá s ricos seguá n el censo, y por eso
ocurren maá s gastos de dinero, y de diversas formas, todo esto devenido del
anterior estado de ambicioá n (timocracia) pero acrecentado (550d). En esta
ciudad decrece el amor a la virtud, dado que se incrementa el que lo es por la
riqueza. Es una ciudad dividida en dos: los pobres y los ricos, conspirando uno
con el otro continuamente (551d). En esta ciudad, los individuos que la habitan
son mayormente mendigos, puesto que gastan todo; y es, donde por primera
vez encontramos lo que hoy llamamos “delincuencia”, que son, seguá n Platoá n,
aquellos zaá nganos con aguijones (552e). Y su personalidad, seraá de quien deja
de lado su parte racional y su parte fogosa, y las hace esclavas de su amor
propio y por el dinero que tiene (553d). En resumen, la personalidad del
ciudadano oligarca estaá marcada por la “tacanñ eríáa”(554e).
a.5) La Tiraníáa y el tirano: Con esta descripcioá n, Platoá n se explaya maá s que con
las anteriores. En principio ironiza tratando a la tiraníáa y el tirano como “los
maá s bellos” (562a), pero al final, ya en el Libro IX, describe este sistema y sus
hombres como los maá s degradados, esclavos de síá mismos (579e).
El paso de la democracia a la tiraníáa se da gracias a esta libertad sin líámites que
la hace parecer completamente bella, porque los ciudadanos comienzan a
conspirar en contra de los gobernantes por no ser lo suficientemente “blandos”,
y los gobernantes hacen el intento de dar en gusto a los ciudadanos con el
mismo objetivo. Todo el exceso de licencia, se vuelve esclavizante puesto que
las almas han sido transformadas y se han vuelto delicadas encontrando todo el
obrar del gobernante, despoá tico. La libertad en exceso, genera esclavitud en
exceso (564a). EÉ sta es la base de la tiraníáa. El gobernante, al ver que su riqueza
ya no es aceptada y que ya no le quieren, elige entre la muerte en sus manos, o
la vida, pero en la forma del tirano (566a). Es entonces, un esclavo de su propia
riqueza, al punto que, si la deja, muere. Es un mentiroso, que finge rivalidades
contra otros pueblos, niega ser tirano (566e) y hace de todo para que las
miradas no apunten hacia eá l. Para eso, censura, paga a gentes para que ocupen
cargos de confianza (567d), etc… El hijo (jefe) se rebela contra el padre
(ciudadanos), y los hace deá biles y viejos para no morir: se convierte en un
parricida (569c).
Libro IX:
a) El Tirano: Ya descrito grosso modo las caracteríásticas del tirano en el Libro VIII,
Platoá n entra ahora en un terreno maá s “metafíásico” del caraá cter tiraá nico:
a.1) Deseos innecesarios: Los deseos innecesarios son los que no estaá n
dentro de la ley natural de lo justo. Todos los hombres podemos
tenerlos, y nuestro deber es reprimirlos con la razoá n (571b). Cuando no
hay mesura y el hombre se vuelve presa de la locura ante los deseos
innecesarios, muta en Tirano (573b). Esto se ve reflejado en su familia
siendo capaz de violentar a sus padres (574c), desleales, injustos,
perversos, y desgraciados (576a y b).
a.2) Felicidad e injusticia: Platoá n hace ver que el ser esclavo que
corresponde al Tirano es injusto, y por lo tanto infeliz (576e). La ciudad
tirana, es esclava y su pueblo estaá lleno de miedo (578a), por lo que es el
maá s desdichado de todos (578b y c).
b) Divisioá n de las partes del Alma: El alma se divide en 3 partes con las cuales
comprende, se encoleriza, y ansíáa dinero (580e). De esta divisioá n se
desprenden 3 tipos de hombres: el filoá sofo, el deseoso y el avaro, cada uno con
su respectivo placer. El filoá sofo es el que le corresponde juzgar (582c) cuaá l es el
mejor tipo de vida entre los 3, siendo la vida filosoá fica, la mejor (583a), la maá s
justa, y la maá s grata. Esto hace que Platoá n ya haya dado 2 razones fundadas
para que la justicia sea la que conlleva la mayor felicidad. Luego de esto, la
uá ltima prueba en contra de sus interlocutores quienes afirmaban que la vida de
la justicia no era la maá s feliz.
c) Placer puro y dolor puro: La descripcioá n que tenemos del placer y el dolor
siempre es “en relacioá n” a otra cosa, maá s o menos placentera o dolorosa, lo que
hace que aparentemente nunca nos encontremos con el verdadero placer o el
verdadero dolor. Platoá n nos explica que esto es por ignorancia del placer puro y
del dolor puro (585a). Lo que se relaciona con el alma es mucho maá s verdadero
que lo que lo hace con el cuerpo: participa maá s de la verdad. Todo lo que llena
el alma con lo que le corresponde seguá n su ser verdadero, se acerca con mayor
razoá n al placer real y puro (585e). Cuando toda el alma sigue al elemento
filosoá fico, se hace justicia y se obtiene el verdadero placer (586e). Asíá, el
monarca es quien disfruta de placer puro, y el tirano no. La distancia entre la
dicha de uno y otro es 729 veces (587e).
Conclusión
Con esto queda argumentada tres veces la felicidad en tanto vida justa, y eá sta, a su vez
en tanto vida correspondiente con lo que le es propio a cada uno por naturaleza. Dicho
todo esto, hay que tener en cuenta que la repuá blica feliz, justa, monaá rquica, es una que
soá lo puede ser descrita en la imaginacioá n de los interlocutores (592b)
Saluda Atentamente,