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Palma de Mallorca, 27 de noviembre de 2018

Estimado Sr. Pedro Sánchez, presidente del Gobierno español:

Me dirijo a usted a través de esta carta como el hombre de progreso, de sensibilidad y de


modernidad que es, y como el gran europeísta que ha demostrado ser. Y me dirijo a usted para
reclamar su atención sobre un asunto que preocupa e indigna cada vez a más españoles: la
tauromaquia, una forma de diversión que, como resulta evidente, se fundamenta en el
sufrimiento y el daño que se provoca a un ser vivo como el toro. Déjeme explicarle que, junto a
esta misiva, le envío con todo mi afecto un ejemplar de mi libro, Pan y toros. Breve historia del
pensamiento antitaurino español, que acaba de salir publicado. Espero que mi trabajo resulte
de su interés. Debe saber que esta obra extrae su contenido de las principales conclusiones de
mi propia tesis doctoral, defendida hace unos meses en la Universidad de las Illes Balears, y que
llevó por título El pensamiento antitaurino en España, de la Ilustración del XVIII hasta la
actualidad.

Tanto en la tesis como en el libro se evidencia, con el rigor científico, histórico y académico que
corresponde a toda tesis doctoral, que el antitaurinismo español no es una simple moda, como
muchos han intentado hacernos ver en los últimos años. Muy al contrario, lejos de poder
considerarse como algo pasajero, el antitaurinismo es una importante tradición cultural en
nuestro país: grandes y relevantes hombres y mujeres de nuestra historia más remota se
posicionaron en cada época en contra de la tauromaquia, considerando que era una costumbre
bárbara que debía ser combatida por motivos humanitarios y de compasión, pero también por
una cuestión política, social, de modernidad y de progreso. Como dejo claro con mi
investigación, el embrión más antiguo del antitaurinismo español se remonta nada menos que
al siglo XIII, cuando el rey Alfonso X El Sabio, en sus célebres Leyes de Partida, califica como
«infames» a aquellos que lidian reses por dinero, es decir, a los toreros. Además, hay otra
cuestión igualmente relevante: ya desde los siglos XV y XVI destacados pensadores denuncian
la tauromaquia porque se fundamenta en la crueldad ejercida hacia un ser pacífico y herbívoro
como el toro.

Asimismo, debe saber que, a finales del siglo XIX y a comienzos del XX, el socialismo, y más en
concreto el PSOE, se erigió como gran enemigo de la barbarie taurina, a la que combatió tanto
por cuestiones humanitarias y de sensibilidad como por razones políticas y sociales. De hecho,
algunos de los más destacados socialistas que a finales del siglo XIX fundaron el PSOE se
manifestaron públicamente como profundos antitaurinos. Por ejemplo, es el caso de Matías
Gómez Latorre quien, como seguramente ya sabrá, fue uno de los fundadores de su partido, uno
de los miembros de la primera Redacción de El Socialista, vicepresidente del Comité Nacional
del PSOE en varias ocasiones, fundador de la Agrupación Socialista de Madrid y amigo personal
de Pablo Iglesias desde 1869. Para evidenciar el antitaurinismo de este líder del PSOE, déjeme
únicamente citarle el título del artículo que El Socialista publicó en su portada el 14 de octubre
de 1904. Firmado por el propio Gómez Latorre, el texto se titulaba, directamente, ¡Abajo las
corridas de toros! El propio El Socialista apostillaba este artículo solicitando apoyos sociales y
públicos con el objeto de acabar con la tauromaquia para evitar, decía el periódico, «perpetuar
costumbres bárbaras que nos denigran y embrutecen».

Asimismo, numerosas agrupaciones socialistas y juventudes socialistas de todo el país apoyaron


diversas campañas antitaurinas durante aquellos años. Todo esto queda documentado en el
libro que le envío y que, sinceramente, espero que resulte de su interés.
Una vez expuesto esto, apelo a su memoria como persona de bien, pero también como
socialista. Cada vez somos más los españoles que rechazamos que el sufrimiento de un ser vivo
pueda ser tenido como una mera diversión, como entretenimiento o como espectáculo. Por ello
le ruego que tenga un gesto con esos cientos de miles, sino millones, de españoles y españolas
que creen que nuestro país debe dejar definitivamente atrás estas costumbres bárbaras que no
dicen nada bueno de nuestra cultura ni de nuestra sociedad, ni tampoco de nuestro progreso.
España ha dado, a lo largo de la historia, suficientes muestras de ser un gran país, y algunos de
sus gobernantes también lo han hecho. En los últimos años, usted nos ha dado ejemplo a todos
los españoles de valentía, coraje y determinación, así como de fortaleza y tesón. No se ha dejado
doblegar por las dificultades, sino que se ha enfrentado a ellas, venciéndolas. Precisamente
estos son los mismos valores que, a lo largo de nuestra historia, numerosos hombres y mujeres
han puesto de manifiesto al oponerse a la tauromaquia por cuestiones humanitarias y de
compasión.

Ha llegado el momento, señor presidente, de que hagamos algo. España debe entrar por fin en
la modernidad, en Europa, y hacerlo plantando cara a la barbarie taurina. Debemos ponernos
en marcha, y debemos hacerlo todos y todas juntas. Puede contar conmigo para lo que estime
oportuno, puede contar con todos y todas nosotras. Como digo, los hallazgos de mi investigación
doctoral evidencian que nuestro país se ha opuesto tradicionalmente a la tauromaquia, y que el
antitaurinismo es una corriente de pensamiento, y también un movimiento social, que forma
parte de nuestra identidad cultural, de nuestro acervo histórico, de nuestro patrimonio. Grandes
y relevantes personajes como Quevedo, Juan de Mariana, Gabriel Alonso de Herrera, Jovellanos,
José María Blanco White, José Cadalso, Unamuno, Larra, Mesonero Romanos, Emilia Pardo
Bazán, Carolina Coronado, Blasco Ibáñez, Pío Baroja, Santiago Ramón y Cajal, Juan Ramón
Jiménez, Francesc Pi i Margall, Modesto Lafuente, Joaquín Costa, Clarín, Azorín, Antonio
Machado, Emilio Castelar o Francisco Silvela, entre muchos y muchas otras, se posicionaron
públicamente en algún momento de su vida contra la tauromaquia.

Por su memoria, por nuestra historia, por nuestro futuro, por nuestro país, le ruego que atienda
la súplica de cientos de miles de españoles y, haciendo gala de la sensibilidad que ya ha
demostrado públicamente, nos ayude en esta batalla para que la razón se imponga, de una vez
por todas, a la barbarie. No tenga dudas, no deje que le amedrenten. Si abre esta senda, sepa
que seremos muchas y muchos quienes le apoyaremos. Es el momento de actuar. Es el momento
de dar un giro histórico que nos permita legar un país mejor a nuestros hijos, a nuestras hijas.
Nunca estuvimos más cerca. Tome las riendas de la historia, selle un compromiso con la
modernidad y con el progreso. Su nombre quedará ligado al de esos grandes hombres y mujeres
que, con menos recursos que los que tenemos hoy en día, dieron la cara por España, dieron la
cara por el civismo y la compasión. Señor Sánchez, solo es cuestión de voluntad política, y no va
a estar solo. Hay oportunidades que no se pueden dejar pasar y esta es una de ellas. No nos dé
la espalda, no nos defraude.

Atentamente, y agradeciéndole de antemano su atención, reciba un afectuoso saludo,

Juan Ignacio Codina Segovia, periodista y doctor en Historia contemporánea, autor del libro Pan
y toros. Breve historia del pensamiento antitaurino español.

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