Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Gyula Kosice nació en el seno de una familia Húngara, en la ciudad de Kosice, el 26 de abril de
1924. Llegó a la Argentina a los cuatro años. Naturalizado argentino, fue escultor, pintor, teórico
y poeta. Considerado el precursor en la escultura hidráulica y del arte de vanguardia cinético-
lumínico, fue cofundador de la Revista Arturo (1944) y creador de Röyi, la primera escultura
articulada y móvil (1944). En 1946, con Carmelo Arden Quin y Rhod Rothfuss, creó el Movimiento
de Arte Madí. Fue pionero a la hora de valerse de la tecnología para crear y un referente
ineludible para comprender el resultado de esta relación. Kosice tomó por nombre el de su
ciudad natal, un modo de recordarla para siempre. Kosice a secas, así prefería que lo llamen.
Septiembre de 2011. Ahí esperaba, en el Museo que lleva su nombre, en el corazón del barrio de
Almagro. Hoy, el Museo Kosice es una institución dedicada a preservar y difundir su obra, en un
recorrido que abarca desde los años ‘40 hasta su muerte, el 25 de mayo de 2016. En octubre de
2017, la Legislatura Porteña declaró ese espacio de Interés Cultural, y es su nieto, Max Pérez
Fallik, quien está a cargo del Museo tras haber trabajado varios años con su abuelo. Vital y
apasionado, Kosice aseguraba que su mejor obra “es la que está (estaba) por venir”. El 26 de
abril cumpliría 94 años. Así re exionaba sobre el arte, su lugar en el mundo, y el motor detrás de
la creación, siete años atrás, en 2011.
-Gyula, ¿qué es el arte para usted?
-El arte es la moneda de lo absoluto. Se trata de una relación entre arte y vida, y vida y arte. Arte
es creación, algo que nunca se vio, algo inédito, original, algo irrepetible. Eso que nunca se vio
antes se conoce con la palabra “creación”.
-Sin embargo, hay artistas que sostienen que la inspiración llega en momentos en los que el
porvenir no se presenta con mucha claridad, ¿usted qué opina?
-No creo que sea tan misterioso como aparenta ser. El momento de crear no es una chispa que
aparece y tiene eclosión en sí misma. Es más bien una meditación larga, tendida, sin pausa. Uno
está preparado para que venga pero hay momentos en que no llega. La mayor parte de las
veces llega a partir de eso que se dio en llamar, en la infancia, vocación. Si uno tiene vocación
vence todos los obstáculos.
-¿En qué consiste el Movimiento de Arte Madí?
-En Arturo había una nota de Rhod Rothfuss, también coeditor, llamada “El marco, un problema
de la práctica actual”. En ese entonces, en 1944, él decía que donde terminaba el color había
que poner un marco. Esta idea fue fundamental en mi Mani esto. El marco irregular, el marco de
creación total, tiene que estar correspondido al color de la pintura que se termina de hacer.
Porque hay una industria carpintera: quien termina una pintura va al marquero y le hace un
rectángulo; de este modo queda enmarcada, encerrada en un marco, que es el concepto de
ventana y los 90º del ángulo recto. Una tontería. ¿Por qué no liberar a la pintura? En 1944 hice
Röyi, una escultura móvil y con participación del espectador, cinética ya, porque entraba la
movilidad. A partir de ahí se hicieron pinturas con planos articulados, pero también se
consideraba, todavía, el marco recortado como última instancia. Como decía Jean Paul Sarte,
sobre quien tuve cierta in uencia: “la no-elección es también una forma de elegir”.
-¿De qué modo explicaría el arte de vanguardia cinético lumínico, del cual es precursor?
-Justamente ahí está el valor de la obra: si la explicas, derogas de alguna manera la posibilidad
de la presencia, de verla, y de que la obra de arte te atrape o no. Se intenta poner palabras pero
se necesita la presencia. Por eso digo que la representación siempre es una copia de una
realidad, algo que se repite. La presentación, en cambio, es una entidad en sí misma.
-El agua es protagonista en sus propuestas, ¿qué signi ca este elemento para usted?
-Voy a compartir una anécdota. Soy de origen húngaro; con mi familia tuvimos que atravesar el
océano atlántico durante 35 días, cuando veníamos para la Argentina. En ese momento yo tenía
cuatro años. Durante ese tiempo, lo único que yo veía era agua; agua y cielo, y agua. Era todo lo
que veía. Utilizar el agua fue como un reconocimiento a mi infancia. Al tiempo pensé: “¿pero si el
origen de la vida es el agua?” En lugar de Planeta Tierra, este planeta debería llamarse “planeta
agua”. Entonces, empecé a hacer un péndulo que encerraba una gota de agua, las
hidroesculturas con agua y las hidrolumínicas, adoptando el gas neón, que no se había utilizado
en el mundo. Ahora estoy utilizando los led, una luz en base a diodos que hace que el color de
la luz cambie.
“Mi abuelo diría que su gran obra de arte es la que todavía no hizo, la que está por hacer. Jamás
nostálgico, basó su producción y su vida en la losofía porvenirista, siempre intentando
anticiparse a lo venidero. Pero mirando hacia atrás, consideraba como sus principales
momentos de consagración la primera exposición internacional del Arte Madí, en el Salón de
Réalités Nouvelles, en París (1948), y su exposición retrospectiva en una sala enteramente
dedicada a su obra en el Centro Pompidou, también en la capital francesa (2013)". ¿Lo
pendiente? "Una muestra personal en el MoMA, en Nueva York”, concluye Max.
(https://www.cultura.gob.ar/)
ORGANISMOS
TRÁMITES y SERVICIOS
(//www.facebook.com/CulturaNacionAr/) (//twitter.com/CulturaNacionAr)
(https://www.instagram.com/culturanacionar/)
(https://www. ickr.com/photos/culturaargentina/albums)
(https://www.youtube.com/user/secretariadecultura)