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Sumario

Editorial
-Grupo editor, “El Ojo Mocho, ¿nueva época?”..................................................................................................... 3
.
Diálogos (de los orígenes de El Ojo Mocho a la pregunta por la época)
-Entrevista a Eduardo Rinesi................................................................................................................................. 5

Posiciones (lo nuevo, el kirchnerismo, la crítica), dossier n° 1.


-Alejandro Boverio, “¿Es posible nombrar lo nuevo? Sobre los nombres de esta época” ................................. 27
-Jack Nahmías, “Kirchner y el peronismo”.......................................................................................................... 31
-Alejandro Kaufman, “Renovada institución de la igualdad”............................................................................. 34
-Nicolás Lavagnino, “Ordalía, conocimiento y la próxima sociedad antagonista”............................................ 38
-Darío Capelli, “Nuestra época sub specie aeternitatis”..................................................................................... 41
-Juan Laxagueborde, “Para una teoría del kirchnerismo incolumnado”.............................................................. 46
-Gabriel D’Iorio, “El progresismo ante su espejo”............................................................................................... 48
-Guillermo Vázquez, “Córdoba: escenas, espectros, hipótesis”.......................................................................... 52
-Diego Sztulwark y Verónica Gago, “Tres escenas de una década de discusión sobre el Estado”............................. 55
-María Pia López, “La autonomía en cuestión”.................................................................................................. 61

Tangentes para interrogar la época (museos, teatro, literatura)


-Fernando Alfón, “El nuevo museo y una vieja polémica”.................................................................................... 64
-Florencia Gómez, “Sobre la relación de los museos con el Estado. Una novedad reparadora”................................. 65
-Sebastián Russo, “Secretos (de)velados. Mi vida después y Mujeres guía, apuntes para una historia
contemporánea de los relatos de memoria”............................................................................................................ 67
-Juan Terranova, “Internet y literatura”................................................................................................................... 71
-Facundo Martínez, “Juventud e Inmadurez”......................................................................................................... 76
-Alejandro Boverio, “Oscar Masotta, yo mismo”...................................................................................................... 77
-Darío Capelli, “Hablar los libros, leer la lengua”................................................................................................ 79

Lecturas
-Cecilia Flachsland, “Historia y política en tiempos kirchneristas: una perspectiva generacional”......................... 81
-Mauro Miletti, “La batalla de la comunicación”..................................................................................................... 82
-Shirly Catz, “La Nación en cuestión: crítica y redención”................................................................................... 83
-Alejandro Boverio, “Imaginar una Nación”......................................................................................................... 84
-Eduardo Muslip, “La manía argentina”................................................................................................................ 85
-Magdalena Demarco, “La lengua como hachazo”............................................................................................... 86
-Alejandro Boverio, “El silencio de un pueblo”.................................................................................................... 87

Perseverancias, balances, legados (las ciencias sociales y el ensayo frente a las preguntas de la época)
-Gerardo Oviedo, “El nacimiento de El Ojo Mocho (1991-1994): entre la potencia textual y la resistencia
cultural. Un tábano en la época del Menemato”.................................................................................................... 89
-Horacio González, “Etnografía profana y sociología artística”............................................................................ 93
Coda. Escenas de nuestra América
-Manifiesto de Historiadores: Revolución anti-neoliberal social/estudiantil en Chile............................................. 98

EL OJO
Año I, Número 1, Buenos Aires, Primavera-Verano de 2011

Grupo Editor: Alejandro Boverio, Darío Capelli y Matías Rodeiro

Colaboran en este número: Eduardo Rinesi, Jack Nahmías, Juan

MOCHO
Laxagueborde, Alejandro Kaufman, Nicolás Lavagnino, Guillermo
Vázquez, Gabriel D’ Dorio, Diego Sztulwark, Verónica Gago, María Pia
López, Cecilia Flachsland, Mauro Miletti, Eduardo Muslip, Shirly Catz,
Magdalena Demarco, Facundo Martínez, Florencia Gómez, Fernando
Alfón, Sebastián Russo, JuanTerranva, Gerardo Oviedo y Horacio González

Diseño de Tapa: Laura Erijimovich / lauraerijimovich@gmail.com

Contacto: revistaelojomocho@gmail.com
Otra vez
Editorial

El Ojo Mocho, ¿nueva época?


Los signos de interrogación, inicio de todo pen- invariante en su núcleo. En ese sentido, la pregunta
samiento, como paréntesis ante lo que acontece (que por lo nuevo se vuelve también una pregunta por la
nos acontece), abren un espacio de cautela para si- tradición en tanto una persistente trama que, de un
tuarse, posicionarse. Nos preguntamos: ¿nueva épo- modo u otro, la habilita.
ca? El cuestionamiento sobre lo nuevo de un tiempo El Ojo Mocho no es una revista nueva, y por ello,
es ciertamente incómodo porque, a primera vista, pa- comporta para nosotros un desafío continuar con la
rece igualar o englobar una necesidad general y abs- brecha que supo abrirse en la cultura nacional. Es el
tracta de poner de manifiesto, y de un solo golpe, una desafío de volver a editar una revista que ha forjado
serie de sucesos que compartirían una misma distri- por sí misma una tradición –en la que nos hemos for-
bución en el espacio y el tiempo. Como si lo nuevo mado y a nuestro modo asumimos-. Una generación
se impusiera por sí mismo. Es una percepción gene- le brinda a otra un estandarte. ¿Es posible el diálogo
ralizada de la que sin dudas siempre estamos atentos entre generaciones? Como cualquier símbolo, tomar-
y pretendemos controvertir desde lo que, creemos, lo es, a la vez, una responsabilidad y un gran desafío.
no ha perdido actualidad: la crítica. Porque los tiempos son otros y las batallas presentan
La pregunta sobre lo nuevo no es justamente nue- nuevas formas. Vieja pregunta la de la tradición y
va, ella vuelve una y otra vez como lo más viejo, y se la relación con su actualización, pregunta que quere-
impone más allá del juicio definitivo que puede darse mos poner en la primera plana de este número.
sobre ella. En efecto, si la categoría sobre lo nuevo Decíamos que los tiempos son otros y otras serán
reclama un juicio y no una respuesta, ello es porque las batallas, El Ojo Mocho, nació, como alguna vez
toca directamente los filamentos morales de una épo- titulara uno de sus números, en “tiempos de oscuri-
ca. Un tiempo histórico puede renegar de lo nuevo de dad”; éstos para nosotros, al menos y en cambio, son
un modo visceral, como supo hacerlo el romanticis- otros tiempos. Y la percepción de esa diferencia no
mo, o acaso puede suceder exactamente lo opuesto, es mera objetividad que se imponga por sí misma;
como ocurrió (¿y ocurre?) en los tiempos que quisie- hay allí uno de los mayores dilemas que acechan a la
ron acabar con el Tiempo y con la Historia abrazando crítica, el de discernir y diferenciar los “momentos”
de manara irreflexiva a cualquier novedad. de su situación. Por ende, también hay allí, como mí-
Lo nuevo suele ser, entonces, una categoría moral nimo, decisiones y posiciones, y al decir de Kant,
a partir de la cual lo bueno y lo malo adquieren su sobre cómo orientarse en el pensamiento.
último sentido. Si las vanguardias, a comienzos del ¿Momentos destituyentes, momentos constitu-
siglo veinte, proclamaron una liberación de lo muer- yentes?; ¿la guerra y la paz?; ¿momento hobbesiano,
to que entrañaba el museo y el arte moderno, esgri- momento maquiaveliano?; ¿la sangre y el tiempo?;
mieron también un juicio vital: el arte clásico estaba encrucijadas para la crítica. Encrucijada como aque-
muerto. La moralidad allí era pensada en términos lla ubicada en el punto nodal de la tensión entablada
de vitalidad, y lo nuevo y lo viejo, no eran más que en la polémica entre Alberdi y Sarmiento frente al
otras rúbricas para lo vivo y lo muerto. A la postre horizonte constituyente que se les presentaba a los
hemos visto que el propio gesto de las vanguardias, viejos compañeros de batalla hacia 1853. Momento
en su repetición, no hizo más que afincarse como alberdiano; ¿qué estilo de la crítica (qué tono, qué
tradición, y así la búsqueda pura de lo nuevo, en su lenguaje, qué tópicos, qué pasiones) para un nuevo
movimiento, se volvió vieja. momento político?, se preguntaba Alberdi. Momento
La pregunta por lo “nuevo” merece ser pensada sarmientino; ¿nuevo momento político?, respondía
más allá de cualquier juicio moral y, sobre todo, en Sarmiento.
su difícil eslabonamiento entre la tradición y el acon- Dilemas irresolubles para la crítica y su relación
tecimiento. Pues el modo contemporáneo de búsque- con lo político (y con los nombres propios de lo polí-
da de lo nuevo no sólo encuentra su manifestación tico, o los “nombres de la historia”). La crítica alber-
en el cotidiano afán por los últimos modelos, desde diana del momento que se abría, leía los hechos y sus
automóviles hasta los dispositivos tecnológicos de nombres desde la siempre opaca materia de lo real,
moda, sino también cuando el pensamiento sólo se a partir de la cual se podría constituir a la nación. Y
orienta en dirección del “acontecimiento”. Pensar lo el no percibir esa posibilidad, el no saber leer ese
nuevo requiere meditar sobre aquello que muchas ve- momento, para Alberdi implicaba riesgos de lessa
ces parece relegado en las actitudes contemporáneas patria. La crítica sarimientina, en cambio, leía en la
y solicita atender a qué es lo que permanece como posición de Alberdi la clausura misma de la crítica en

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Editorial

tanto su ahora adversario comenzaría a hablar desde llido le propone nombre e ismo a la época. La suya,
una posición “semioficial”. ¿Dilemas entre las éticas si bien fue tallada por un singular estilo político, es
de la convicción y de la responsabilidad?, quizás, una obra abierta que habilita a que un enorme caudal
¿sólo eso? Al menos tenemos la certeza de que nin- social se articule a su realización y continuación co-
guna de estas posiciones tiene una “última instancia” lectiva, a su promesa. La segunda, por el contrario,
de reaseguro. Es uno de los abismos que debe asumir pareciera agostar algo. Más allá del escepticismo,
la crítica. hay un mojón fundamental y absolutamente singular
Pero, ¿qué es la crítica? Imposible pensarla, a la del estilo de la crítica argentina que saldrá del sende-
Kant, como ejerciéndose con respecto a las condicio- ro sin que se perciba un torrente que pueda acogerlo
nes de toda experiencia posible. Para nosotros, el tra- en su cauce.
bajo crítico lo es siempre de la experiencia real -con A la salida de ese mojón debimos sumarle la
sus nombres, sus tradiciones y sus opacidades-. La partida de León Rozitchner. A ambos, por seguro,
densidad cultural y política de nuestro presente re- les adeudamos y les dedicaremos próximas palabras;
clama, entonces, su puesta en cuestión. En efecto, la a pesar de que sus presencias unen por lo bajo las
dimensión crítica implica, siempre, un cierto estar a sensibilidades diferentes y amigas que hemos reuni-
destiempo frente a la actualidad. Una anacronía que do en este nuevo número que aquí presentamos. Por
no busca en el pasado un origen posible desde donde demás, como sus lectores, no podemos dejar de re-
fundar la experiencia actual, sino que simplemen- cordar que Viñas tuvo un activa participación en la
te se sitúa en él, para juzgar, desde su horizonte, el gestación de El Ojo Mocho (así como, en entusiastas
presente. Del mismo modo se coloca en el porvenir, aventuras aledañas como los Cuadernos Erdosain).
como momento prospectivo necesario para evaluar A su vez, León Rozitchner contribuyó en casi todos
todo lo que acaece. ¿Desde qué tiempo venimos? y sus números. ¿Nueva época?
¿hacia qué tiempo vamos? parecen ser las preguntas La época, esta época por la que nos estamos in-
que atraviesan la crítica. O mejor aún, es la crítica terrogando, nos encuentra ocupados en la búsqueda
la que atraviesa el tiempo en su cuestionamiento: en de nombres para lo nuevo. Si nos encuentra, nos im-
ese sentido es diacronía. Es así que hace visible la in- pulsa o nos determina a ello es parte, también, de la
actualidad de lo actual y la actualidad de lo inactual. misma interrogación. Para responder, nuestro pliego
La temporalidad de la crítica está siempre enrare- de principios exige que las viejas palabras se abran a
cida, como también lo está su lugar. ¿Cuál es el lugar usos novedosos y que las nuevas, a su vez, alojen las
de la crítica? Creemos encontrarlo en el distancia- tradiciones que pudieron haberlas dicho. Dicho aho-
miento con respecto al espacio en el que sucede lo ra sin perífrasis: si hasta ahora la crítica debía elegir
que es. Una topología de los discursos la ubicaría en su lugar propicio entre la autonomía o el compromi-
un lugar incómodo, en un fuera de lugar. ¿Utopía? so, creemos que este tiempo, el nuestro, abre condi-
Quizás. Pero no en el modo de un punto externo y ciones para pensar el dilema sin que estos lugares se
cándido desde el que siempre se niega lo que es, sino impugnen mutuamente. La crítica puede ser a la vez
en el de una mirada ajada por la denodada y perpe- autónoma y comprometida.
tua vuelta a lo que sucede. Un retorno que mide dis- La historia ha dado muestras contundentes sobre
tancias y que planea, desde allí, nuevas trayectorias. la iniquidad de considerar al conocimiento, la ética
¿Heterotopía? Tal vez. y el arte como esferas que pueden darse cada una
Mentamos lo nuevo; sin embargo, es la muerte a sí mismas una normatividad propia. Lo contrario,
la que de alguna manera impulsó y marcó los con- su totalización en un sistema que las combine, es
tornos de estos trazos. Con su implacable trabajo, al algo más tranquilizante. Pero la tranquilidad no es
interrumpir el flujo histórico y vital, la muerte suele lo nuestro.
clarificar las formas y hacerlas inteligibles, traduci- Autonomía y compromiso se han opuesto como
bles, interpretables. si la primera pudiera darse sus reglas sin ensuciar-
Así, si en algún momento encontrábamos en el se las manos. Es difícil pero posible el compromiso
corte del bicentenario de la nación el límite a partir con una época desde la orla que permite superarla. El
del cual proponer un pensamiento, fue la irrupción resto es puro posibilismo. Creemos pisar sobre otros
de la muerte la que acabó por marcar las coordenadas tiempos en los que hay reales posibilidades para una
de los ensayos que aquí reunimos. La muerte, dos nueva aurora, cuya potencia -en parte- dependerá de
muertes. Una, repentina, la de Néstor Kirchner. La la tarea de la que sea capaz la crítica y del diálogo
otra, algo más respetuosa de los ciclos vitales, la de que ésta pueda entablar con la época. Crítica y Polí-
David Viñas. tica, entre Kirchner y Viñas.
La primera, en su trágico acontecer, delineó una
obra política de envergadura, al punto que su ape- Alejandro Boverio, Darío Capelli, Matías Rodeiro

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Diálogos

Diálogos
(de los orígenes de El Ojo Mocho a la pregunta por la época)

Nueva época. En los extraños reacomodamientos que conversación cuya deriva atraviesa la trayectoria de
suelen producir los retornos, Eduardo Rinesi ha que- la revista en el cauce de las ciencias sociales en Ar-
dado del otro lado del mostrador; así, aquel que pre- gentina, la propia y significativa impronta de Rine-
guntaba en los inicios de El Ojo Mocho es ahora pre- si en ese cruce, y la omnipresente interrogación que
guntado por los mismos. De ese modo comenzó esta la época propuso a preguntadores y preguntados.

AB: –En la primera El Ojo Mocho se partía del supuesto de que efectiva- expresa uno de los más rotundos fracasos
preguntaban sobre el fracaso de las mente habían fracasado… de las ciencias sociales en su capacidad
ciencias sociales. En el número 5, si era predictiva y en su capacidad explicativa?
posible salvar la teoría, y un poco son ER: –Sí, sí, claro: teníamos la sospecha Nos hemos cansado de discutir entre no-
los mismos problemas que nos segui- de que habían fracasado en un sentido sotros hasta qué punto las ciencias socia-
mos planteando hoy, veinte años des- importante. Y de que se podía, sin em- les argentinas no supieron, no solamente
pués. Queríamos saber cómo lo veías bargo, tirar de alguna piola, por ahí de anticipar (lo cual no sería grave: quizá
vos después de todo este tiempo. años anteriores a los inmediatamente las ciencias sociales no deban andar an-
previos… Me parece que todos teníamos ticipando las cosas) aquellos estallidos,
ER: –Y… eran años en los que resul- una especie de insatisfacción con el tipo sino tampoco, después, pensarlos ade-
taban muy pertinentes esas preguntas, de teoría que se había hecho en la Argen- cuadamente. En aquella coyuntura del
porque eran años de achatamiento de tina durante los años de la llamada “tran- año 2001 lo que hubo, más bien, fue, o
la discusión pública, me parece, y apa- sición democrática” y con la –vuelvo a bien una especie de susto conservador,
recía la pregunta por lo que las ciencias decirlo– falta de una reflexión sagaz so- que fue la reacción politicológica, la
sociales podían hacer en medio de ese, bre lo que estaba pasando después de la reacción de la politología, digamos, ante
digamos, clima de época. El Ojo mocho caída del muro de Berlín, después del es- el 2001: escandalizarse porque se caían
empieza a salir en el 91, el número 1, tablecimiento del menemismo, después las instituciones y acusar a cada grupo de
después de dos o tres números que yo del fracaso de opciones más avanzadas más de cuatro personas reunidas en una
creo no conservar y que fueron una es- en la política argentina. Y creo que te- esquina de fascistas, o bien la respuesta
pecie de prehistoria, ¿no?, anillados de níamos la vocación de recuperar algunas inversa, de un entusiasmo también total-
trabajos estudiantiles: empieza así en cosas que habían sido opacadas también mente imprudente e injustificado, que
realidad la cosa. Pero el primer número después de la dictadura, y que provenían era el que manifestaban algunos grupos
que sale en los quioscos y demás es en el de experiencias militantes e intelectua- muy asociados a cierto tipo de lecturas
91. Comienzos del menemismo, o un po- les anteriores. Así lo revela la elección, teóricas, provenientes sobre todo de cier-
quito más que comienzos. Quiero decir: en general –creo que en toda la historia tas zonas del pensamiento europeo (fran-
el menemismo estaba ya afirmado con un de El Ojo Mocho, y sobre todo en los cés, italiano), que se apuraron a ver allí
programa de gobierno escandalosamente primeros números–, de los personajes a una especie de puerta de entrada al cielo
conservador frente al cual resultaba fácil los que entrevistamos, que claramente de la autonomía social finalmente reali-
también la crítica progresista que domi- pertenecían a otra generación. No sólo zada, de la eliminación de la politiquería
nó durante todos esos años. Progresista: distinta de la nuestra, que éramos muy liberal-burguesa, y no sé cuántas cosas
bienpensante, de escándalo entre estético jóvenes, sino también de la de Horacio: más. Bueno, ahí me parece que está con-
y moral frente al menemismo. Creo que David, León… Y, de los pertenecientes densada, en un hecho muy importante de
parte de lo que queríamos hacer en El a la generación de Horacio, apenas unos la historia argentina contemporánea, la
Ojo Mocho era pensar contra el estado de poquitos años mayores, dos personajes evidencia... no sé si decir de un fracaso
cosas existente sin incurrir en esas fáci- fundamentales de las discusiones de las de las ciencias sociales, pero por lo me-
les coartadas moralizantes, en esos pro- que el propio Horacio había sido prota- nos de la ostensible insuficiencia de los
gresismos de manual. Y plantear la cues- gonista antes de la dictadura: el negro paradigmas con los que solíamos pensar.
tión de la universidad. Me parece que El Portantiero y Alcira. Bueno, la idea era Y a mí me parece, francamente, que des-
Ojo Mocho tuvo siempre un debate con retomar aquellas discusiones y ver qué de entonces para acá debemos pregun-
la universidad a la que pertenecíamos, a tenían para decir, cómo podían iluminar tarnos por los límites que han tenido las
la que pertenecemos, en la que surgió El una escena que había cambiado mucho. ciencias sociales académicas, universi-
Ojo Mocho, y que nos parecía que tam- Ahora, si esas siguen siendo las pregun- tarias, con sus paradigmas dominantes
bién tenía una deuda con la posibilidad tas actuales, a mí me parece que sí, claro (que son aquellos con los que pensamos
de pensar más lúcidamente las cosas que que siguen siendo las preguntas actuales. en nuestros sistemas de investigación
pasaban, ¿no? De modo que esa pregun- ¿Cómo no va a seguir siendo absoluta- más formalizados)... tenemos que pre-
ta, ¿fracasaron las ciencias sociales?... mente actual la pregunta sobre si fraca- guntarnos, digo, si hemos sido capaces
saron las ciencias sociales, hoy, cuando de seguir los acontecimientos que suce-
DC: –Que era una pregunta absoluta- nos preparamos para conmemorar los dieron a ese 2001: el 2002 de Duhalde,
mente retórica, porque El Ojo Mocho diez años del 2001, que me parece que que me parece que todavía no hemos lo-

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Diálogos

grado pensar bien, el 2003 de Kirchner, ron ante una representación del Estado por lo que se llamó en esos años “demo-
lo que vino desde entonces para acá... La como una cosa que estaba mal, ahora por cracia”, y una discusión aparte sería –y
sensación es que las ciencias sociales si- otras razones, porque era una especie de ésa fue una discusión importante en esos
guen yendo (quizás no pueda ser de otro monstruo que había que sacarse de enci- años– la discusión acerca de a qué se
modo, pero en todo caso es una materia ma, que respondía a pulsiones populistas llamaba democracia, ¿no? Si el modo en
me parece importante para considerar), sumamente inconvenientes, que impedía que se usaba esa palabra recogía todo lo
siguen yendo atrás de los hechos, ex- el progreso glorioso de las fuerzas pro- que se podría decir de la democracia en
plicándolos después de que ocurrieron y ductivas o de las libertades de mercado las grandes tradiciones populares argen-
explicándolos, por cierto, bastante mal; o de las posibilidades de acceder de una tinas, o si era una concepción más bien
en un momento que, por otro lado, desde buena vez al primer mundo... Me parece liberal, formalista, institucionalista. En
el propio gobierno, desde la propia vida que es recién en estos últimos años que fin: toda esa discusión es una discusión
política del país, se están proponiendo un el Estado vuelve a ocupar un lugar muy importante en esos años, donde apare-
conjunto de transformaciones del mayor central, un lugar muy central como ac- ce, me parece, la idea de algunos dere-
interés, que no son sólo políticas e ins- tor político, un lugar central recuperando chos muy básicos, muy fundamentales,
titucionales, sino también conceptuales. un conjunto de funciones que el proceso como derechos civiles y políticos que,
Cuando hace quince, veinte días, no me privatizador de los 90 le había quitado, en efecto, durante los años de la dicta-
acuerdo bien, tuvo lugar una reunión de y un lugar fundamental como garante de dura habían sido negados. Aparece una
banqueros latinoamericanos donde con- un conjunto de derechos, que vuelven a revalorización, digamos, de los derechos
ferenció Mercedes Marcó Del Pont, y aparecer o que aparecen por primera vez que en anteriores discusiones acerca de
que creo que cerró la presidenta, hubo en las discusiones públicas, y sobre los la cuestión de la democracia se podían
una discusión muy interesante sobre las que yo tampoco estoy seguro de que las haber calificado como formales, o bur-
funciones de los Bancos Centrales, sobre ciencias sociales tengan una reflexión a gueses o qué se yo qué, y que ahora apa-
la capacidad de los Estados de regular la altura de las circunstancias. recían en un lugar muy importante a la
la vida financiera de los países a través luz de lo que se había vivido en el país en
de formas diversas de intervención. Me AB: –En relación con eso yo pensaba épocas en las que esos derechos, por muy
parece que el gobierno, a través de al- que si el Estado era imaginado a par- formales que hubieran sido, habían sido
gunos de sus cuadros más interesantes, tir del rostro de Videla, en los 80 justa- negados. Pero ahí me parece que faltó, y
y a través de las políticas que impulsa, mente se trata de hacer hincapié en la eso me parece que es una cosa importan-
está invitándonos a revisar un conjunto idea de democracia y no en la del Es- te para pensar (Guillermo O’Donnell ha
de supuestos con los que veníamos fun- tado, por todo lo que la idea de Estado escrito esto y ha dicho esto muchas veces
cionando, no solamente en nuestras re- implicaba. La potencia de la democra- de distintos modos), una teoría del Esta-
presentaciones políticas corrientes, sino cia, y la idea de democracia que surge do que permitiera pensar esa cuestión de
en las de las ciencias sociales, y que en allí, eventualmente, parece consistir en la democracia, o de la democratización,
ese ejercicio es necesario obligar a las una ampliación de derechos. Y proba- no solamente como la cuestión de la de-
ciencias sociales a preguntarse si están blemente hoy también, me parece, el mocratización del sistema político, sino
pensando bien las cosas, si no son ellas Estado sigue siendo pensado como un también como la cuestión de la demo-
las que atrasan, quizá pavorosamente, motor de ampliación de derechos y no cratización del propio Estado. El Estado
frente a lo avanzado que resultan algunas como una cuestión fundamentalmente siguió siendo una materia esencialmente
de las discusiones que tienen lugar hoy de creación de subjetividad política, desconocida o poco problematizada por
en la escena de la vida política nacional todavía. No sé cómo lo ves vos. las ciencias sociales, y probablemente lo
y regional. Por ejemplo: el problema del siga siendo todavía. Lo que me parece
rol del Estado, o aún más, de la defini- ER: –¿Qué querría decir el Estado como que hoy aparece es una vocación por po-
ción misma del Estado. Estamos frente creador de subjetividad política? ner a ese Estado en un lugar mucho más
a un gobierno que ha vuelto a poner la protagónico, en la defensa de un con-
pregunta del Estado en un lugar muy AB: –Digamos, subjetividad militan- junto de derechos que no son solamente
fundamental. En las representaciones do- te. Es algo que parece que puede estar los derechos civiles y políticos del libe-
minantes en la cultura política argentina, surgiendo pero no sé si vamos hacia ralismo de la transición, digamos, sino
en las discusiones públicas y periodísti- eso efectivamente o si seguimos en un que son ahora un conjunto de derechos
cas, pero también en la academia, duran- momento solamente de ampliación de económicos, sociales, previsionales, más
te las últimas décadas, el Estado había derechos. Digo, el sentido de subje- característicos de la vieja tradición pero-
estado en un lugar muy relegado, siem- tividad militante en tanto uno forma nista, ¿no?, y también algunos otros, más
pre sospechado de albergar todo tipo de parte del Estado y no tiene solamente nuevos, extraños a esa tradición y tam-
peligros, de amenazas. Durante los 80 derechos sino también obligaciones, bién más avanzados. Es posible que dada
uno decía Estado y se le venía encima etc. Porque, efectivamente, desde un la situación de crisis económica y social
la cara de Videla. Pienso en la película comienzo se ha hecho hincapié en la muy profunda en la que surge el proyec-
de María Luisa Bemberg: Camila, ¿no? subjetividad democrática como una to político del kirchnerismo, el Estado
Ésa era la representación del Estado. Tu- necesidad de ampliar cada vez más los aparezca allí mucho más como guardián
lio Halperín Donghi dice algo sobre eso derechos, derechos obviamente repri- o como resguardo de esos derechos que
en un artículo, recuerdo, en una compi- midos durante toda la dictadura, y esa como un lugar en relación con el cual
lación de aquellos años sobre el cine y vuelta de los derechos pareciera, justa- los sujetos debieran suponer que tienen
la literatura después de la dictadura. La mente, por un afincamiento en aquella obligaciones, pero estoy de acuerdo con
representación que teníamos del Estado idea de democracia, dejar de lado to- vos en que pensar en términos republica-
era la representación de un Estado terro- davía el gran desafío de la creación de nos es pensar la ciudadanía no solamente
rista que amenazaba las vidas, que vio- subjetividad política. como un conjunto de derechos sino tam-
laba los derechos: entonces nadie quería bién como un conjunto de obligaciones.
saber nada con el Estado. Los 90 neoli- ER: –A ver, me parece que durante los 80 Hay allí también un tema interesante
berales, digamos, de nuevo nos pusie- hubo, en efecto, una preocupación fuerte para pensar para nuestras teorías políti-

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Diálogos

cas, ¿no? A mí me parece que cuando se cular la sociología relegan su potencial ba, en la universidad argentina de aque-
discute hoy la cuestión de la república, crítico en pos de un lugar más o menos llos años 90, la reforma, lo que se llamó
que se discute en el campo de nuestras aceptable en el reconocimiento de pro- la reforma universitaria en esos años, y
ciencias políticas (hay libros sobre el fesiones institucionales, etc. Y ahí, este que se consolidó después, a lo largo de
asunto: de Natalio Botana, de Hugo Qui- fracaso en términos críticos pero éxi- todos los años 90, y que yo diría que se
roga...), en general se piensa la cuestión to en términos institucionales, enlaza, terminó de afirmar (con una diferencia:
de la república de un modo que a mí me entonces, con la mercantilización de ahora con muchísimo más dinero) du-
parece muy insuficiente, muy sesgado, la vida u otra forma de la regulación rante los años kirchneristas, en los que
muy parcial, en las antípodas de la po- de la vida común en donde el Estado lo que tenemos, en relación con la vida
sibilidad de pensar la república como un se retira y le deja el lugar al mercado. universitaria, y con el tipo de articula-
lugar de entusiasmos militantes en rela- Me parece que la evaluación que hacés ción entre vida universitaria y sistema
ción con el Estado, con un conjunto de vos ahora, digo: de la actualidad de la nacional de ciencia y técnica, es la po-
derechos y obligaciones que nos definan ciencias sociales, es que justamente no sibilidad de regar con mucho más dinero
como ciudadanos más comprometidos. enlazan. El fracaso actual o la crítica ese mismo sistema que había quedado
Más bien, al contrario, me parece que lo que les haríamos a las ciencias sociales estructurado en los años anteriores. Eso
que hay es una concepción liberal, cuan- hoy es que, siguiendo esta perspecti- es un problema. ¿Qué es ese modelo? Es
do no liberal-conservadora, de la repú- va, están fuera de tiempo respecto de un modelo, vos decías, de sociólogo o de
blica y eso me parece que también es una los nuevos modos de vida que parece académico profesional, en retirada res-
cuestión interesante para pensar. En fin: alumbrar el nuevo modelo político, pecto a aquello que nosotros apreciába-
que no sé si hoy preguntaría, como hace etc. mos de nuestros entrevistados de El Ojo
dos décadas, “¿Fracasaron las ciencias Mocho: David Viñas, la mitad de grupo
sociales?” Tal vez diría: “¿Se plantea- ER: –Está bien eso, dicho así. Sí, me pa- Contorno, Juan Molina y Vedia…
ron siquiera los problemas, teóricamente rece que reconstruyo esto un poco ahora
interesantísimos, que este gobierno nos retrospectivamente, ¿no?, y a la luz de DC: –Fogwill...
está poniendo en la agenda, y en relación esta lectura que ustedes hicieron de los
con los cuales parecemos, en la mejor primeros números de El Ojo Mocho, que ER: –El mismo Fogwill. Que eran tipos
de las hipótesis, correr varios cuerpos yo hace mucho que no leo, me parece que que, viniendo todos ellos, o casi todos
atrás?”. había, sí, en efecto, como dos blancos de ellos, de la academia, de la universidad,
la crítica que tratábamos de ensayar. Uno de desarrollos teóricos muy sutiles (son
DC: –Dejame ordenar un cachito. Es- era la crítica fácil al menemismo por la todas obras muy sutiles, muy refinadas),
tamos, entonces, en los primeros nú- vía de un progresismo ingenuo, banal, tenían un compromiso con las discusio-
meros de El Ojo Mocho. Años 91 y 92 simplón, moralista. Evidente, digamos. nes públicas, tenían un compromiso con
y la pregunta por las ciencias sociales. Y la otra me parece que, mirando hacia las discusiones políticas de su tiempo, te-
No sé si por su fracaso pero, por lo me- dentro de la universidad, era cierto modo nían formas diversas de militancia en los
nos, por la modalidad que adoptaba la en que se empezaba a organizar la vida espacios públicos. Y lo que nos parecía a
teoría y las formas de pensar. Lo que académica universitaria que iba anun- nosotros era que, en esos años 90, se iba
enlaza con otro problema que El Ojo ciando algo que después se cristalizaría como forjando la figura de un académico
Mocho aborda y que tiene que ver con con mucha fuerza y que nos parecía alar- separado de la vida intelectual, con una
la regulación del trato y la vida social, mante. Yo creo que allí el que tenía una vidita organizada alrededor del ridícu-
caracterizada por una fuerte retirada visión sorprendentemente anticipatoria, lum vitae y con (entonces nacientes, lue-
de lo político y una más fuerte presen- como si hubiera visto adónde iba la cosa go crecientes, y hoy amplias) posibilida-
cia del economicismo: una burocra- cuando la cosa recién empezaba a ir, era des de éxito económico y profesional por
tización y una mercantilización de la Horacio. Hay un lado anti-institucional ese camino, ¿no? En los 90 pasa una cosa
vida permitida por la retirada del Es- del pensamiento de Horacio que todos que hoy, cuando todo ese proceso ha cul-
tado, etc. Al mismo tiempo El Ojo Mo- conocemos bien y que, en aquellos años, minado, uno puede... y se han escrito co-
cho no se priva de hacer, desde ese pri- en que en medio de una situación de mu- sas que están muy bien sobre la reforma
mer número y durante toda la década, cha penuria económica de la Universi- universitaria de los 90... pasan, digo, va-
una fuerte crítica al progresismo, eso dad... Porque no era la universidad que rias cosas. Una cosa que pasa (recuerdo
parece ser también una constante en tenemos hoy, que es una universidad en que hemos charlado mucho con Horacio
El Ojo Mocho. No quisiéramos ade- donde hay plata, donde hay posibilida- sobre eso: creo recordar que es el tema
lantarnos demasiado porque también des, con un Conicet que reparte becas a de varias editoriales de El Ojo Mocho)
vamos a preguntar por el vínculo de rolete, con una posibilidad de ingreso a es la aparición de una crítica muy fuer-
El Ojo Mocho y el progresismo, sobre carrera de Conicet sorprendente… te a la idea de la universidad como puro
todo con la aparición del Frepaso y el enseñadero, ¿no? Esa palabra lo irritaba
perfil que iba adoptando la figura del MR: –Salvo para nosotros que no la y lo irrita mucho a Horacio, y hemos dis-
Chacho Álvarez. vemos ni pasar (risas) cutido mucho sobre eso, porque en los 90
aparece, desde la política pública, la idea
MR: –Más bien era el éxito de las cien- ER: –Deberán hacer un acto de contri- de que en la universidad se investigaba
cias sociales. ción (risas). Pero no es tan complicado poco y que había que investigar más, de
hoy como lo era en su momento. Pues que la universidad no podía ser el lugar
DC: –Claro, exacto. En términos de bien: en esa situación de bastantes estre- en el que se repetían cosas leídas antaño,
El Ojo Mocho, el fracaso; en términos checes, digo, se iba configurando lenta- sino que había que estar a la altura de los
más institucionales, el éxito. Es decir, mente, y me parece que Horacio eso lo desafíos de investigar y hacer progresar
lo que El Ojo Mocho decía -releí hace vio muy bien, un tipo de perfil de bicho el conocimiento y patatín, patatán. Y
poco las editoriales de los primeros académico, de homo academicus, en la empiezan a aparecer algunas políticas en
números- era: salimos para criticar universidad argentina, que creo que se ese sentido. Sobre todo la política de los
cómo las ciencias sociales y en parti- fue fortaleciendo a medida que avanza- incentivos a la investigación, la idea de

el ojo mocho 7
Diálogos

que la investigación debía ser incentiva- vínculo virtuoso, digamos, se empezó a tivas de los 90, y desde ahí mirar al
da porque se investigaba poco. Entonces pensar crecientemente a la investigación futuro. Y, sin embargo, lo que vemos,
aparecen los incentivos a la investiga- como el lado noble, elevado y bueno de para leer no tanto los 90 desde el hoy,
ción, con todos los enormes problemas nuestra actividad en la universidad, y se sino el hoy desde los 90; sin embargo
que sabemos que tiene ese programa. Y empezó a pensar la actividad de la do- lo que vemos –decía- es a Horacio en
entonces las vidas de los académicos em- cencia cada vez más como un obstáculo, la Biblioteca, a vos en la Universidad
piezan a organizarse un poco en función como eso que nos hacía perder tiempo Nacional General Sarmiento, a Pía
de los requerimientos de los programas para lo que en verdad importaba, que era como directora de un Museo muy im-
de incentivos a la investigación que pre- la “investigación”, se empezó a utilizar portante, el del Libro y de la Lengua.
mian cierto tipo de desempeños, y ahí una expresión que se utiliza hoy en las A buena parte de los integrantes del
uno comenzaba a ver, ya en aquellos universidades argentinas, que se utiliza Comité Editorial de la primera etapa
años 90, a la gente empezando a correr en mi universidad, y que a mí me pone de El Ojo Mocho los vemos en lugares
un tanto grotescamente, de congreso en patilludo, que es la expresión “carga de institucionales, a pesar de su anti-ins-
congreso, para completar renglones en docencia”... Es decir, la representación, titucionalismo, llevando adelante una
el currículum que después tenían que por parte de los profesores universita- tarea importante, con decisión y en un
presentar para entrar al programa de in- rios, de que la docencia, que yo no sé si nivel de exposición importante, cons-
vestigación, que además segmentaba a es lo que queríamos hacer cuando éra- tituyéndose incluso como referencias,
las personas, o las encuadraba dentro de mos chicos, pero en todo caso es una en sus respectivos temas, en los medios
categorías medio humorísticas: A, B, C de las cosas para la que entramos en la públicos. Digo, ¿eso cómo lo ves? Por-
y D. Y la gente usaba el verbo “ser” para universidad: para dar clases, para tener que ese anti-institucionalismo de El
definir su relación con esas categorías, una interlocución con los muchachos en Ojo Mocho en muchos de sus principa-
¿no? Yo soy A, vos sos B. Esas catego- las aulas..., bueno, la docencia empieza a les referentes: vos, Horacio y Pía, pro-
rías empezaron a convertirse en determi- ser representada cada vez más como una bablemente…no sé, ¿qué lectura hacés
naciones existenciarias de nuestro ser en carga, como un impuesto, como una cosa de esa deriva?
el mundo. Nosotros nos tomábamos todo insoportable…
eso un poco en broma en El Ojo Mo- ER: –A mí me parece que ha cambiado
cho, nos reíamos bastante de todo eso, DC: –El sustrato de eso es el desprecio algo, por lo menos para mí, y para el
pero al mismo tiempo advertíamos, con por lo público, da la impresión, ¿no? modo en que yo me represento qué es
preocupación, que eso se iba instalando una reivindicación de la competencia hoy estar en una institución, qué es estar
en los académicos con mucha fuerza. individual. en una institución pública, qué es estar
Empieza a aparecer en los 90, y empieza en la universidad. Para mí ha habido un
a hacerlo un poco de la mano del proce- AB: –Pero yo agregaría: en una épo- cambio muy grande a partir, sobre todo,
so de creación de universidades nuevas. ca en donde lo público, justamente, se de 2003. Querría decir que yo creo, no sé
Una de ellas es la universidad donde yo cierra sobre sí mismo y obliga, tal vez, si hemos sido tal vez injustos en algún
después trabajaría a la vuelta de mi tra- a un repliegue de la universidad sobre momento (es posible que hayamos sido
vesura brasileña de 1998 a 2000. Bue- sí misma. injustos en muchos momentos en El Ojo
no: cuando volví, empecé a trabajar en Mocho), pero quiero decir: no me parece
la universidad en donde trabajo actual- ER: –Sí, efectivamente. La universidad que haya habido en El Ojo Mocho una
mente, que es la Universidad Nacional se repliega sobre sí misma, y los indivi- condena de las instituciones como tales.
General Sarmiento, que había nacido duos que integran esa universidad se re- Más bien al contrario, yo diría. Cuando
en aquellos años, exactamente en el 93, pliegan sobre sus carreras individuales. lo entrevistamos al negro Portantiero, lo
junto con un conjunto de otras universi- En efecto, yo creo que, en el límite, hay hicimos en la oficina del decanato de la
dades del conurbano, y en menor medida allí un desprecio por lo público, o por lo Facultad. Creo recordar que esa entrevis-
del interior del país, pero sobre todo del que tiene de más público nuestra tarea ta se titulaba algo así como “la creación
conurbano, que surgen de ese impulso en la universidad, y hay una creciente de instituciones” o “la invención de ins-
reformista de los 90 y que, en general, preocupación por, en efecto, las carreras tituciones”…
surgen con la idea de que los profesores individuales de los investigadores-do-
de esas universidades debían ser inves- centes, que cada vez son más entusias- DC: –Eso fue atrevido, ¿no? la revista
tigadores-docentes. Aparece la idea del tamente investigadores y cada vez más que se titula “¿Fracasaron las Cien-
investigador-docente, empieza la idea de penosamente docentes. cias Sociales?”, entrevista al decano
que un universitario define su actividad de la Facultad…
en la universidad como una actividad de AB: –¿Abro la ventana para prender
investigación y docencia, lo cual uno po- un cigarrillo? ER: –Sí, pero me parece que tomó muy
dría decir que en principio no está mal. bien el desafío de pensar eso. Portantiero
No está mal suponer que, para ser un ER: –Podés fumarlo acá también, no es era un tipo al que le interesaban pensar
buen profesor uno debe investigar, y que necesario tomar frío para fumar. ¿Querés esas cuestiones. A la entrevista la recuer-
para ser un buen investigador uno debe fósforos? Agarrá cualquier platito. Sí, sí, do como buena, no era fácil hablar con
cada tanto enfrentar a una audiencia con ése creo que tiene exactamente esa fun- Portantiero, pero me parece que estuvo
la que confrontar las cosas que va estu- ción. (Risas) Alguna vez tuvo una cabeza bien esa entrevista, y que salen de allí
diando. Pero lo cierto es que el guioncito y fue un pato. (Risas) cosas interesantes. Me parece que sí nos
entre “investigador” y “docente” se fue preocupaba algo que veíamos como una
convirtiendo en un problema cada vez en DC: –Aprovecho un poco para reto- tendencia posible o como un riesgo po-
más grande, y me parece que en la re- mar, porque estamos mirando los 90 sible de las vidas intelectuales, que era
presentación de los universitarios, de los desde hoy, y nos interesaría pararnos la institucionalización de la vida, diga-
académicos, lejos de pensarse esa rela- nuevamente en los 90, reconstruir un mos, la institucionalización de los des-
ción entre la investigación y la docencia poco –que es lo que en parte estamos tinos individuales, el imaginar que uno
como la relación entre las dos patas de un haciendo– el horizonte de expecta- iba a pasarse el resto de la vida yendo

8 el ojo mocho
Diálogos

a congresos pedorros para presentar el le preguntarán oportunamente a Horacio revista de crítica cultural que se pre-
mismo paper con distinto título, para po- cómo piensa él su gestión, su enorme gunta “¿Se acabó la crítica cultural?”.
der completar el currículum para que te gestión, extraordinaria gestión en la Bi- (Risas) Interesante porque era una re-
dieran la beca... el carrerismo bequista: blioteca, que es una institución a la que vista sintomática, digamos, que atenta
a mí me parece que ahí está lo peor de le cambió la… contra sí misma para que de ahí salga
las instituciones, ¿no?, el modo en que algo mejor todavía. Veinte años des-
colonizan nuestras vidas, nuestras ca- DC: –Sí, e incluso creemos que él im- pués, vos decís que ocupar un cargo
bezas, nuestras expectativas, nuestros pugnaría la palabra gestión ¿no? de alta responsabilidad institucional
sueños, al punto incluso, a veces, de que como el que vos tenés ahora es estar
llegamos a creernos eso más o menos se- ER: –Sí, es que... bueno: ése es el asunto, un poco a la altura de las exigencias de
riamente, ¿no? Porque, en fin, uno siem- seguimos usando esa palabra, “gestión”. participación pública que el momento
pre puede tomarse esas cosas con más Porque la sensación en los 90, cuando requiere…
cinismo, con más humor… El juego de uno hablaba con los amigos que asumían
las instituciones se puede jugar de mu- alguna responsabilidad, coordinar en una ER: –Y desarrollar desde allí, me pa-
chas maneras. Yo creo que el problema carrera, dirigir alguna facultad, la sensa- rece, y seguir desarrollando desde allí
es cuando uno lo empieza a jugar seria- ción era que, sobre todo en las univer- la crítica cultural. La crítica cultural
mente y empieza a creer, en efecto, como sidades más antiguas, más consolidadas, me parece que no es, necesariamente o
muchos empezaron a creer en los 90, que más cristalizadas, la sensación era que se siempre, la crítica de las instituciones: a
“ser” A en el programa de incentivos es padecía mucho, ¿no?, se vivía con mu- veces puede ser la crítica realizada desde
más que “ser” C, ¿no? Y bueno: ahí ya cho padecimiento esa actividad de pura las instituciones, o en el interior de las
estamos, en efecto, en la pavada total, y gestión institucional en un contexto de instituciones, contra sus aspectos más
nosotros veíamos cómo se iba instalando ajuste, en un contexto en que se trataba conservadores o más retardatarios. La
esa pavada. todo el tiempo de atajar los penales de crítica cultural yo la veo también como
las crecientes restricciones que venían la crítica de las taras academicistas en
AB: –¿Y en los 80 no era así? No sé, tal impuestas desde el propio Estado Nacio- la universidad que se puede hacer des-
vez eras muy chico todavía… nal, o de aceptar un conjunto de reglas de de la propia universidad, la crítica a los
juego que degradaban mucho el carácter impulsos conservadores que en medio de
ER: –En los 80 yo estudié en la Universi- público de la propia actividad universita- un proceso de expansión de derechos, de
dad, me parece que estaba la idea de que ria. En cambio, cuando yo hablo con mis búsqueda de incorporar a más jóvenes,
la universidad acompañara, había como colegas, mis predecesores en el rectora- sobre todo a los sectores populares, a la
un discurso, ¿no?, el discurso de la de- do de la UNGS, por ejemplo, ahí la cosa vida universitaria, muchas veces llevan a
mocracia, la idea de que la universidad era evidentemente distinta, se estaba tra- más de cuatro colegas a ver eso con más
acompañara el proceso de democratiza- tando de inventar una institución nueva, temor que entusiasmo. Eso me parece
ción de la sociedad. Me parece que los de crear una universidad nueva, allí la que se trata de criticarlo desde las pro-
80 fueron años en que la universidad mirada estaba puesta más bien hacia el pias instituciones, de modo que yo creo
también creció mucho en cantidad de es- futuro, y hacia dónde se iba, que en cómo que en un contexto político más favora-
tudiantes, porque había habido una gran se gestionaba una cierta situación dada. ble, más auspicioso, de mayor apertura,
demanda insatisfecha de gente que había Y cuando uno piensa en lo que significa indudablemente más democrático que el
querido estudiar en la universidad y que estar al frente de una institución u ocupar de los 90, me parece que yo no reservaría
se volcó a las grandes universidades del un lugar de responsabilidad, sin necesa- a la crítica cultural el puro lugar de la crí-
país, a la UBA, entre otras (en los prime- riamente estar al frente, en una institu- tica de las instituciones, porque es desde
ros años de la transición la UBA inventó ción universitaria o en una institución las propias instituciones desde donde se
la estrategia del Ciclo Básico Común). pública en estos años, me parece que se puede desarrollar esa crítica, y eso des-
Me parece que más bien los 80 fueron trata de una cosa bien distinta, hoy uno de la cima del poder político estatal de
años en los que la universidad se preocu- está en un lugar… la Nación hasta desde la coordinación de
pó por cómo dar cuenta de esa enorme una carrera en una facultad, ¿no?
cantidad de jóvenes que querían estudiar DC: –No, por supuesto. Yo lo que…
en ella, pero me parece, a lo mejor es- discúlpame, no era para que nadie dé DC: –Vos ubicás, dijiste hace un ra-
toy macaneando, y estoy recordando mal explicaciones… tito, el 2003 como momento. La pre-
toda esa época, pero me parece que la gunta es por el 2001, también, ¿no?
preocupación por la cuestión de la inves- ER: –No, no, ya sé, ya sé… Hubo teorías que a lo largo de esta
tigación como una parte importante de la charla fuimos, no criticando, pero sí
vida de los universitarios, y una mayor DC: –Pero lo que me interesaba era diciendo que resultaron insuficientes
articulación entre la vida en la universi- esta deriva. El Ojo Mocho tiene un para explicarlo, como las teorías del
dad y la vida en el Conicet o en las agen- subtítulo que es Revista de crítica cul- acontecimiento, etc. Sin embargo me
cias nacionales de financiamiento de la tural. Quiero decir: desde que sale El parece que proveyeron un desarrollo
actividad científica, se vuelve mucho Ojo Mocho, en el año 91, y durante conceptual sobre todo a lo que se re-
más intensa a partir de los 90, ¿no? Pero toda su existencia, pero principalmen- fiere precisamente a las instituciones
tratando de responder la pregunta: yo te en los 90, ahí nos estamos situando, y probablemente el punctum -palabra
no siento la necesidad explicarme a mí hay un, no sé si decir repliegue, re- gonzaliana- (risas) o el clímax de esa
mismo ni de explicarle a nadie por qué fugio, sentirse que ése era el campo teoría sea el anuncio del desfonda-
estamos, estoy, en un puesto de fuerte desde el cual uno tenía que actuar, la miento de las instituciones, me parece
responsabilidad institucional, sino que crítica cultural, a pesar de que se ha- que bastante bien expresado por Igna-
para mí forma parte de una forma del cen una pregunta, en el segundo o en cio Lewkowicz en Pensar sin Estado.
compromiso público en un momento que el tercer número, no me acuerdo, so- Bueno, eso, ¿no? el desfondamiento
reclama esos compromisos, porque me bre si se acabó la crítica cultural o no. de las instituciones y, en el caso del
parece que hoy el desafío, para mí, y ya Raro… una revista que se define como acontecimentismo, pensarlo a partir

el ojo mocho 9
Diálogos

de ahí, la crisis no solamente de las zado por el menemismo. Desde el co- cas, y a veces, incluso, edilicias, que nos
instituciones sino también de todas las mienzo de las políticas de privatizaciones, llevan a suponer que un sociólogo debe
categorías que puedan forzar las insti- en efecto, empieza a haber formas de estudiar una cosa distinta que un politó-
tuciones en su desfondamiento. Digo, protesta, formas de reunión, formas de logo y una cosa distinta que un econo-
para pensar que lo nuevo no es sólo lo manifestación en el espacio público a mista, y llegamos a creernos que la vida
que se vino en el 2003; muchas veces través del corte de ruta, que es una de las social está organizada en esas esferas in-
entendido como lo nuevo, incluso en manifestaciones más espectaculares que dependientes, y, por lo tanto, el pensa-
algunos desarrollos teóricos, lo escu- encuentran estos grupos de trabajadores miento político de todos los años 90 (el
chamos y leemos siempre a Ricardo desocupados, o en vías de quedarse des- pensamiento sobre las instituciones polí-
Forster diciendo y escribiendo acerca ocupados… Allí hay un problema, y ticas, el pensamiento sobre la democra-
de la anomalía argentina, de lo inespe- vuelvo a decir que allí hay un problema cia) se limitó al estudio de las formas
rado total a partir del 2003. Me parece en las ciencias sociales, porque las cien- institucionales de funcionamiento del
que es posible pensarlo también a par- cias sociales (y aquí me copio del argu- poder, a la crítica de las formas de co-
tir del 2001, sin dudas digo, ¿no?, es mento fantásticamente desarrollado por rrupción o del funcionamiento inadecua-
también posible pensarlo a partir del mi amigo Denis Merklen en su libro, do de las instituciones, etc., mientras en
2001: desfondamiento de estas critica- muy bueno, Pobres ciudadanos, que a mí las calles y en las rutas argentinas, no
das por la crítica cultural de los 90 y me parece que es un gran libro de las desde fin de los 90, sino desde comien-
su reconstitución, cosa que el aconte- ciencias sociales argentinas) tuvieron zos de los 90, teníamos la evidencia de
cimentismo no pudo pensar, su recons- una gran dificultad para pensar bien todo múltiples y muy ricas formas de organi-
titución, porque insistía en pensarlo lo que pasó en los 90. No digo para haber zación social y política, de formas de or-
desde la propia crisis categorial que previsto, pero al menos para haber ima- ganización de la protesta, de formas de
pensaba la crisis del desfondamiento ginado el 2001, y que el 2001 no nos sor- constitución de nuevas identidad, todo
estatal, digamos. Entonces la pregunta prendiera, ¿no?, “como un rayo que ca- eso no supimos verlo, ¿no? Los politólo-
es sobre el 2001, a diez años, un balan- yese de un cielo sereno”, como decía gos no lo veían porque veían allí un pro-
ce. En efecto, las ciencias sociales no Carlitos. La frase es interesante porque blema que era de los sociólogos: los po-
parecen haber dado la última palabra lo que allí dice Marx, en el 18 Brumario, bres. Los sociólogos lo veían pero los
sobre eso y no sé si la darán. es que Víctor Hugo, que es a quien se veían sólo como pobres, no como ciuda-
ER: –A ver: a mí me parece que hay que está refiriendo, o Proudhon, o el conjunto danos, porque la ciudadanía era proble-
seguir pensando el 2001. Me parece que, de quienes habían escrito acerca de ese ma de los politólogos. Me parece que es
en efecto, las cosas que las ciencias so- acontecimiento, no pudieron pensarlo muy bueno el chiste del título del amigo
ciales han dicho hasta aquí sobre el 2001 bien, porque es como si ese aconteci- Denis, ¿no?, ese título, Pobres ciudada-
son insuficientes. El 2001 es un momen- miento, que es el golpe de Estado de Na- nos, cuya gracia consiste en señalar la
to extraordinario de convergencia de va- poleón III, les hubiese caído de repente y doble circunstancia de que los ciudada-
rias líneas de fuerza que se encuentran en sin previo aviso. En realidad, dice Marx, nos argentinos son pobres y que los po-
esa coyuntura, no de modo casual, diga- había múltiples avisos, pero esos sala- bres argentinos son ciudadanos. Es decir,
mos, pero sí –como siempre ocurren las mes estaban mirando la historia con los de que los ciudadanos argentinos no son
cosas en la historia– de modo, digamos, lentes equivocados: uno la miraba con los ciudadanos del politólogo escandina-
contingente. Y que son líneas de fuerza lentes de historiador de superficie, otro vo de Mario Wainfeld, sino que son ciu-
muy diversas, que vuelven muy difícil con lentes de novelista... y ninguno tenía dadanos con una ciudadanía situada y
hablar como se habla a veces, alegre- lo que tengo yo, decía Carlitos: una bue- socialmente determinada, y de que los
mente, de un impulso único. Como sue- na teoría de la historia. Bueno, a mí me pobres argentinos no son un puro objeto
len decir ciertas corrientes de la izquier- parece que lo que no tuvimos en los años de su pobreza, sino que son sujetos de
da: un Argentinazo... Como si un sujeto previos al 2001 fue una buena teoría de acciones políticas que realizan a partir de
llamado Argentina se hubiera expresado. la sociedad y la política, sino, a cambio esa pobreza. Bueno, eso me parece que
Creo que eso es ostensiblemente falso, de eso, disciplinas cada vez más orgullo- se expresó de múltiples modos que las
que el 2001 es un estallido espectacular samente cerradas sobre sí mismas, y con ciencias sociales argentinas no supieron
que resulta de la convergencia de múlti- fuerte incapacidad de diálogo mutuo, ver, durante todos los 90. Hacia fines de
ples situaciones que habría que poder que se habían dividido los temas de los los 90, a medida que nos acercábamos al
analizar de manera particular y en las ra- que había que ocuparse: la politicología gran estallido del 2001, esas formas de
zones de esa misma convergencia. Que se ocupó del problema de la ciudadanía, organización, esas formas de protesta,
además está muy circunscripta en el la sociología se ocupó del tema de la po- esas formas de manifestación, habían ido
tiempo: poco tiempo después algunas de breza. Eso se expresaba también en los creciendo en envergadura y llegarían a
esas cosas se irían yendo para caminos modos de la organización de las discu- estallar muy potentemente, como lo hi-
diferentes, y la famosa “piquete y cace- siones en los espacios públicos, en los cieron en esas jornadas de diciembre y
rola” duraría el tiempo de una ilusión medios de comunicación. Basta recordar en varias otras antes también. Lo que me
bastante corta. A mí me parece que allí el programa del inefable doctor Grondo- parece que sucede en las jornadas de di-
hay bastantes cosas: una es un conjunto na, con su separación en distintos “blo- ciembre, también, es que ese vector de
fuerte de formas de organización, de or- ques”, en uno de los cuales se hablaba de las luchas populares contra la lógica del
ganización de la vida, de la superviven- economía, en otro de los cuales se habla- ajuste, contra la lógica de la privatiza-
cia, de la expresión en el espacio públi- ba de política, en otro de los cuales se ción, se encuentra con otras líneas y, so-
co, de las demandas a las autoridades hablaba de “la problemática social”, bre todo, con la que también desde tem-
realizadas por muy vastos sectores em- ¿no? Como si política, economía y socie- prano en la década del 90 venía
pobrecidos de la sociedad a lo largo de dad fueran, en efecto, esferas diferentes. insistiendo en una crítica de la política,
toda la década de los 90. Yo diría, inclu- Llegamos a internalizar esa tara enorme en una crítica de los políticos, con una
so, desde comienzos mismos del gran que tienen las ciencias sociales y su orga- consigna que sólo la gran confusión de
programa de ajuste, reconversión y des- nización disciplinar, producto de malas las cosas que provocó diciembre del
trucción de la sociedad argentina encabe- decisiones burocráticas, epistemológi- 2001 pudo llevar a imaginar como una

10 el ojo mocho
Diálogos

consigna de izquierda, que es la consigna na o un grupo de consignas: la de “que se sición democrática también hizo un
“que se vayan todos”, que es, por el con- vayan todos”, que de paso sintonizaba borramiento de las tradiciones, de
trario, básicamente lo que piensa Mirtha también con distintas posiciones teóricas las tradiciones políticas argentinas.
Legrand desde que empezó a almorzar más o menos sugerentes, como las de al- En el 2001 vuelve a suceder eso con
en la televisión. Quiero decir: la derecha gunos sectores de la vida universitaria esta convergencia de la derecha con
argentina viene diciendo “que se vayan que venían de ciertas lecturas europeas y la teoría del acontecimiento. Una de
todos” desde hace décadas, la fuerte des- demás, de un anti-politicismo de izquier- las cuestiones de El Ojo Mocho siem-
legitimación o la fuerte crisis de legitimi- da, para decirlo así, pero que en todo pre fue la de tirar de esa soga perdida
dad de los políticos argentinos, a partir caso convergían, lo cual llevó también a con las tradiciones, con los contornis-
posiblemente de 1987, si uno quisiera ir la producción de grandes disparates teó- tas, principalmente. Y me parece que
a buscar un punto temprano en el proce- ricos y de representaciones muy falaces hoy existe una mirada hacia recupe-
so de la transición democrática, sumado sobre la potencialidad presuntamente re- rar algunas tradiciones, en particular
a las evidencias de la traición menemista volucionaria de sujetos que lo único que del pensamiento argentino, pero que,
primero, y de la corrupción menemista querían era que le devolvieran sus 10.000 de alguna manera, son bastante incó-
después, y de la corrupción aliancista o, malditos pesos y que viniera Duhalde de modas. No sé cómo ves ese proceso de
en el mejor de los casos, de la incompe- una vez y pusiera orden acá. Quiero de- neo-revisionismo, por ejemplo, en la
tencia aliancista para hacer algo intere- cir: eso también es importante entenderlo intervención de Cristina con el Rosas
sante en relación con la corrupción, quie- para no juzgar con ingenuidad el 2001. de la Vuelta de Obligado, me parece
ro decir: toda esa serie de evidencias El 2001 es un conjunto de protestas de que en la reconstitución actual de las
fueron llevando a un discurso de crítica muy distinto tenor, de sujetos muy dife- instituciones, del Estado, de lo político,
de la política como actividad, de los polí- rentes entre sí, que pedían y querían co- hay una vuelta, una mirada, pero que
ticos como sujetos. Se hablaba de los sas muy diferentes, sin saber, posible- también tiene su incomodidad, no sé
“largos tiempos” de la política, se habla- mente, como nos ocurre siempre cuando cómo ves eso.
ba del “gasto político”: “político”, “polí- actuamos en la historia, o sabiendo con
tica”, eran adjetivos de clara connotación una conciencia parcial sobre el sentido ER: –Yo tiendo a creer que el kirchne-
negativa para decir todo lo que estaba de nuestras propias acciones... Nunca so- rismo es más interesante que la historia
mal en el mundo, y eso es lo que piensa mos sujetos que vamos a la plaza sabien- oficial que cuenta sobre sí mismo. In-
la derecha anti-política argentina desde do qué vamos a hacer exactamente a la corpora más elementos, algunos proba-
hace mucho tiempo. Desde hace mucho plaza. Vamos a la plaza impulsados por blemente sin saber que los incorpora. El
tiempo la derecha argentina pide que se un conjunto de pasiones, de intereses, de kirchnerismo es bastante más liberal de
vayan todos para que vengan en su lugar valores, y no sabemos exactamente qué lo que cree ser, es mucho más republi-
los empresarios o los banqueros o los mi- estamos haciendo allí. Pero el 2001 me cano de lo que cree ser, porque las pa-
licos. Me parece que en el 2001 las que parece que hace coincidir, en ese mo- labras “liberalismo” y “republicanismo”
convergen son esas dos líneas, y posible- mento tan intenso, algunas demandas de se las hemos regalado demasiado fácil,
mente otras muchas líneas también, al- transformación muy grandes de las co- en la Argentina, a los conservadores, y
gunas menos estructuradas teóricamente sas, algunas demandas de vuelta atrás en cuando el kirchnerismo cuenta su propia
o conceptualmente, y más producto de algunas medidas muy específicas de un historia, o a veces, por lo menos, cuen-
desesperaciones del momento o, para no gobierno muy en retirada, algunas viejas ta esa historia de un modo revisionista
usar la palabra desesperación, de indig- pretensiones de la derecha más conven- algo ingenuo. Eso, sin dudas, no es in-
naciones del momento. No necesaria- cional y más inaceptable de que se fue- teresante. Es interesante esa vuelta a la
mente de los pobres más pobres, sino ran todos los políticos de una buena vez, historia, es interesante volver a poner en
también de las clases medias cuyos aho- alguna que otra pulsión revolucionaria discusión el pasado, los legados del pa-
rros habían sido acorralados por el talen- de algún grupo más bien minoritario en sado, es interesante que eso forme parte,
toso Caballo... Entonces: me parece que esa coyuntura, y una fuerte vocación, no solamente de una discursividad esta-
es un momento de convergencia muy que empieza a expresarse nítidamente tal, sino también de la propia iconografía
grande, me parece que los distintos sec- pocos días después del 20 de diciembre, con la que uno se encuentra, ¿no? En la
tores que convergen en la Plaza, incluso de que vuelva el orden de una buena vez. Casa de Gobierno es muy interesante el
hasta geográficamente, físicamente... Yo Me parece que diciembre del 2001 es Salón de los Patriotas Latinoamericanos.
recuerdo los relatos en la televisión, el 19 una coyuntura de fuerte crisis y estallido, El Salón de las Mujeres Argentinas es
o el 20 de diciembre, cuando el locutor en la que nace también inmediatamente muy conmovedor. Yo diría que el Salón
en la televisión decía “... Y vienen por una búsqueda de orden. Que es algo que de las Mujeres Argentinas se parece bas-
Diagonal Sur los ahorristas acorralados Duhalde primero, en una clave populis- tante a lo que a mí me gustaría: un histo-
de menos de 10.000... Y llegan por Dia- ta-conservadora y Kirchner después en ria amplia y más verídica, más verosímil
gonal Norte los piqueteros de no sé dón- una clave populista-más de avanzada, de lo que el kirchnerismo efectivamente
de... Y entran por Avenida de Mayo los supieron sin duda leer muy bien. es. Porque en el kirchnerismo están to-
ahorristas acorralados de más de das la mujeres que están en ese Salón
10.000...” De repente a la vieja plaza de MR: –Con respecto al 2001, hubo una de las Mujeres Argentinas, donde están
las luchas históricas argentinas llegaban intervención del El Ojo Mocho muy in- las Madres, donde está Alicia Moreau
estos grupos por los mismos lugares por teresante, me acuerdo de un artículo de Justo, donde, por supuesto, está Eva
donde en algún otro momento habían ve- de Horacio criticando las teorías del Perón... Ese Salón, que a mí me resulta
nido los peronistas, los radicales, los acontecimiento por el déficit de histo- muy conmovedor... es muy lindo ese Sa-
montoneros... Ahora venían los distintos ricidad, digamos, rescataba esa frase lón, que es en general el que aparece en
fragmentos de un país destruido que, en de Walsh. Y también lo relaciono con la televisión, porque es en donde Cristi-
un momento en que ya, efectivamente, la artículos tuyos, por ejemplo el epílogo na suele hacer todos sus anuncios. A mí
cosa ya no daba para más, vieron conver- en la Historia Crítica de la Sociología me parece que allí hay una teoría de la
ger sus intereses y articularon todas esas Argentina o el libro sobre Lisandro historia argentina más interesante que en
situaciones particulares bajo una consig- de la Torre, donde decís que la tran- algunos discursos oficiales o que en al-

el ojo mocho 11
Diálogos

gunas expresiones culturales, muestras, contra las corporaciones, contra la cor- con el proceso que comienza en el 2003
etc., que se han hecho, donde la mirada poración militar, contra la corporación y por eso me parece que lo recupera-
de la historia argentina es, en efecto, muy eclesiástica, contra la corporación rural, mos como un momento fundamental
parcial. Frente a eso, o cuando uno dice que tampoco proviene de la tradición de historización que busca tradiciones
cosas parecidas a éstas, en general la res- nacional-popular clásica, ¿no? Me pare- en el pasado y que, tal vez, podría-
puesta es “Bueno, está bien, pero estos ce que hay en el kirchnerismo una canti- mos pensar que traza líneas hacia al
tipos estuvieron dieciocho años pros- dad de cosas que a veces se pierden en el pasado en términos de lo que podría
criptos...” La verdad es que a mí no me modo en que el kirchnerismo construye llamarse una historia de igualdad y de
convence esa respuesta. Digo: estuvieron retrospectivamente su propia historia, y ampliación de derechos. Ahora, en esa
dieciocho años proscriptos hace un mon- a lo mejor eso es siempre así, y tampoco búsqueda de tradiciones a mí me inte-
tón. Me parece que tenemos que poder es para rasgarse las vestiduras, en todo resa saber para vos qué lugar ocupa el
pensar más complejamente la historia, caso la recuperación de la historia, el po- progresismo de los 90, si eso que vos
incluso pensar a éstos, porque yo tengo der pensar históricamente el presente y el llamás progresismo evidente o banal,
la mayor estima por los pensamientos de futuro, que me parece que fue lo que ca- cumple algún papel en el proceso kir-
cada uno de estos pensadores que forman racterizó (ayer o anteayer, conversando chnerista, si es recuperado de algún
una especie de historia oficial del kirch- no me acuerdo en qué contexto sobre la modo.
nerismo, pero me parece que hay algo fiesta kirchnerista y la fiesta macrista, la
en su puesta en serie que los empobrece, kirchnerista del año pasado y la macrista ER: –Ajá. A mí me parece que hay dos
hay una especie de iconografía religiosa, del otro día: el bicentenario y ahora los cosas en eso que dijiste. Por un lado yo
efecto estampita religiosa. Ahora, discu- globos amarillos, el pum para arriba: sí creo, en efecto me parece que tenés ra-
tir seriamente hoy a Hernández Arregui toda la pavada), decíamos que lo que zón en decir eso, que esos sectores urba-
sería un desafío extraordinario, discutir tuvo de interesante la fiesta del Bicen- nos que formaron parte del movimiento
seriamente incluso un pensamiento me- tenario, del aniversario del 25 de mayo, del 2001, que enarbolaron la bandera del
nor que Hernández Arregui, pero lleno la gente en la calle, todo lo demás, es “que se vayan todos”, son los mismos
de sutilezas, incluso de sutilezas retóri- que fue una forma de manifestación de sectores medios urbanos que hoy están
cas, sutilezas de lenguaje, como era Jau- la alegría pública, de la alegría popular, votando a Macri, y yo lo diría así: que
retche, que es uno de los pensadores que con un alto nivel de historización de eso el de Macri es uno de los programas que
la presidenta suele citar en sus discur- que se conmemoraba, la sensación era: estaban contenidos como posibilidad,
sos..., bueno: a mí me parece un desafío hace 200 años estábamos naciendo, hoy, como horizonte posible, en las protestas
interesante, porque es discutir la historia después de una crisis tremenda, estamos del 2001. Macri es un hijo del 2001, así
del radicalismo, es discutir la historia del de pie y podemos mirar con optimismo como lo es Kirchner también. Por eso a
pasaje del radicalismo al peronismo, es el futuro, ¿no?, el país que le dejaremos a mí me parece que es importante subrayar
discutir también las propias arbitrarie- nuestros hijos y a nuestros nietos: ése era que el 2001 no fue un movimiento mo-
dades de Perón, con el que Jauretche se el clima, ése era el discurso oficial y ésa nolítico, sino que es la convergencia, en
peleó también en alguna ocasión, me pa- era la sensación que uno tenía en la calle. una coyuntura que, efectivamente, hizo
rece que es discutir la literatura argentina Una sensación efectivamente de alegría confluir un montón de cosas diferentes,
y la relación entre literatura y política. A muy grande: esto está bien, este gobier- de una cantidad de expectativas de ne-
veces uno tiene la impresión de que en no está bien, estamos haciendo justicia a cesidades y de programas disímiles. Por
el modo en que reconstruye su propio los sueños emancipatorios de los próce- eso me parece que el sentido del 2001
pasado intelectual, el kirchnerismo es res de las estampitas de 1810, el futuro no termina de completarse sino hasta el
bastante más flojo de todo lo que el kir- será mejor que el presente. Me parece 2003, y eso si no incluso más acá. Quie-
chnerismo efectivamente es, como punto que la fiesta macrista, si uno compara la ro decir: que no solamente Kirchner, sino
de llegada de un conjunto muy plural de fiesta macrista con la fiesta kirchnerista, también Macri, López Murphy, Duhal-
tradiciones, ¿no? Mirá si no la cuestión llamémoslo así, es la fiesta pavotamente de... eran rostros posibles del 2001. Qué
de la lucha por los derechos humanos, instalada en el puro presente, en la abun- cosa fue el 2001 no termina de decirse
por la que el kirchnerismo pasará a la dancia que el macrismo debe a que, por hasta que Kirchner o Macri o Duhalde o
historia, sin dudas, como promotor de suerte, en el Ministerio de Economía de todos ellos no pueden volver a contar esa
algunas de las medidas más importantes la Nación hay gente que piensa distinto historia mirándola para atrás. En 2002,
que se hayan tomado después de la dicta- que ellos, la abundancia del presente que creo, salió un libro que a mí me parece
dura. Bueno: no es algo que provenga o permite comprar globos amarillos y fes- notable sobre el 2001. Cuando lo leí me
que se pueda asociar muy fácilmente con tejar el puro éxito del momento, pero lo resultó muy impresionante, al mismo
aquella tradición nacional-popular. Las que no hay allí es ese sentido de histori- tiempo que, recuerdo, me pareció tam-
leyes extraordinariamente importantes cidad, de modo que se recupere la histo- bién parcial, sesgado, pero por eso mis-
y avanzadas que ha producido el kirch- ria, que se vuelva a pensar el pasado, que mo muy interesante: porque tenía una
nerismo en su última etapa, como la ley se vuelvan a abrir algunos libros, eso me apuesta muy fuerte de interpretación del
del matrimonio igualitario: no me parece parece interesante. 2001 como un movimiento inspirado en
que hayan formado parte de los progra- un tipo de comprensión del mundo que el
mas que abrazó Raúl Scalabrini Ortiz AB: –Pensaba que una de esas fuer- autor, que era Ricardo Forster, compara-
o ninguno de esos tipos. Que pensaban zas que coincidían en el 2001, y que ba con el que él había experimentado en
otras cosas... Me parece que en el kirch- probablemente aceleraban el proceso, su casa, de chico, en vísperas del golpe
nerismo hay algo del mejor liberalismo eran las capas medias capitalinas que, del 66, de Onganía. Era la misma clase
político del primer Alfonsín: hay algo del de algún modo, hoy en día siguen en media hija de puta, anti-política, gol-
anti-corporativismo del primer Alfonsín ese mismo proceso y, por eso mismo, pista, decía Ricardo en ese libro, que se
(con la diferencia de que ese liberalismo votan a Macri. Ahí había una idea de llamaba Notas sobre la barbarie y la es-
me parece que es más enfático, más deci- un presente absoluto. El “que se vayan peranza. Y que era un libro notable, que
dido, más convencido en el kirchnerismo todos” era, sin dudas, la búsqueda de tomaba, me acuerdo, dos cosas: la cues-
de lo que lo fue en Alfonsín), de la lucha un presente absoluto que contrasta tión de las torres y la caída del gobierno

12 el ojo mocho
Diálogos

de la Alianza. Había sido, el 2001, un no decir de carambola. No había posi- DC: –Digo, el límite de lo aceptable in-
año de caídas. Y la tapa está muy bien, bilidades de que ganara Menem, había, cluso, más Estado pero no a cualquier
con dos fosforitos quemándose inclina- sí, una posibilidad cierta de que ganara precio.
dos, simbolizando las torres de Nueva López Murphy, y hoy este país sería otro
York cayéndose. Ese libro era muy pro- país. Pero otro país que también sería un ER: –Absolutamente, desde ya. Lo otro
vocador, era muy interesante. Ustedes se país hijo del 2001, porque López Mur- que vos me preguntabas era algo sobre
acordarán las cosas que sobre el mismo phy era una de las cosas que estaba con- la presencia y el tipo de relación entre el
2001, y en los meses inmediatamente tenida en el 2001, como lo es Macri. En- kirchnerismo y el progresismo. A mí me
siguientes, solía escribir Nicolás Casu- tonces, lo que me parece es que el 2001 parece que el kirchnerismo piensa la po-
llo, que también tenía sobre el 2001 una es un ovillo hecho de muchos hilos dife- lítica de un modo muy diferente al modo
mirada muy, muy despiadada: veía allí rentes. Que de allí Macri tira uno: el de en que piensa la política el progresismo.
(no sé si lo reproduzco bien pero es el re- las miserias de los pequeños ahorristas Incorpora sin dudas algunos de los re-
cuerdo que tengo de todos esos artículos) ordenancistas y anti-política. Que Kirch- ferentes importantes de los grupos que
nada más que un movimiento de la clase ner tiró otro, ¿no?, que es efectivamente podríamos llamar progresistas de los 90,
media anti-política argentina, en el que el de las mejores asambleas (porque tam- particularmente del Frepaso... A una po-
no había ningún motivo para hacerse ilu- bién el movimiento asambleístico, bue- lítica extraordinaria como Nilda Garré en
siones respecto a ningún afán emancipa- no, ustedes lo conocen mejor que yo, fue primer lugar, y en un lugar mucho más
torio efectivo, y que era un sueño loco de heterogéneo, fue diverso, pero ahí está la relegado a Chacho Álvarez, que tiene un
una izquierda disparatada el imaginarse recuperación de las fábricas, etc.), el de papel mucho más secundario en el kirch-
que allí había otra cosa que las miserias los impulsos más democratizadores... Y, nerismo, no tiene un gran lucimiento, y
de nuestra pequeña burguesía de ahorris- me parece, Duhalde tiró de otro hilo más, me parece bien que no lo tenga, digamos
tas, ¿no? Cuando uno lee esas cosas de que no hay que menospreciar, que es el que no tiene grandes cosas que... el modo
Nicolás, o cuando uno lee este libro de hilo de una demanda que se escuchaba de pensar del Chacho Álvarez me parece
Ricardo, que está en la misma línea y que (si uno sabía escuchar y si uno no esta- que es, en efecto, muy diferente de lo que
es muy agudo, uno tiene la sensación de ba allí queriendo escuchar solamente lo el kirchnerismo ha revelado como modo
que se está siendo un poquito injusto con que Toni Negri decía que había que es- de pensar la política. El progresismo con
por lo menos algunas dimensiones de lo cuchar), que era la demanda de más Esta- el que se criticó al menemismo, primero
que había pasado también en el 2001. do: de más Estado defendiendo derechos bajo la forma de un republicanismo inge-
Uno puede llegar a decir “Está bien, bue- fundamentales de las personas como el nuo, liberal, de crítica de la corrupción,
no, pará, yo te creo”... De hecho mi in- derecho a morfar, etc. Yo me acuerdo en de crítica de los malos modales, no tan
terpretación del 2001, te diría, si tuviera diciembre de 2001, febrero de 2002, una distinto al tipo de crítica que desde cier-
que decir, va más en esa dirección que en discusión en el aula 100 de Sociales de la tos sectores que hoy se reivindican repu-
la de algún optimismo a la Toni Negri, UBA. No me acuerdo bien en qué con- blicanos y que en los 90 formaron parte
medio ingenuo. Pero admitamos que el texto, pero, bueno, era este contexto: el de aquel progresismo se critica al gobier-
2001 fue una cosa más complicada que despelote de diciembre y lo que siguió. no nacional, ese progresismo para mí es
ésa, y que, también, había tipos que ve- Y no me acuerdo tampoco si estaba el un modo muy pobre de pensar la políti-
nían del comedor popular de villa no sé Chipi o algún compañero del PTS, y el ca, asociado a una filosofía de la histo-
cuánto, y que no eran solamente mis tías argumento contra el que yo discutí en esa ria muy ingenua, a una idea de progreso
tratando de sacar sus ahorros... ocasión, el argumento que ese compañe- en nombre del cual uno tiene que estar
ro presentaba con mucha convicción, era siempre soportando los espantos del pre-
DC: –Otro de los programas en juego que en la consigna “Al estado de sitio se sente en nombre del futuro... Entonces,
de las manifestaciones más claras del lo meten en el culo”, la palabra verdade- el progresismo tiene siempre una fuerte
2001 fue la toma de fábricas, hoy reco- ramente importante era la palabra “Esta- base de conservadurismo, el progresis-
nocidas y legalizadas... do”, que había que entender que lo que mo de la Alianza fue un progresismo
el gran pueblo argentino estaba haciendo conservador, cuyo núcleo último quizás
ER: –Por eso: lo que me parece que co- era una crítica del Estado, que lo que el nadie haya entendido tan bien como el
rresponde decir es que en el 2001 con- pueblo argentino había salido a criticar Pro, que de ese progresismo se apropió,
vergen un montón de impulsos, y que por en diciembre de 2001 era el Estado. A mí para empezar, de la primera sílaba, y en
eso se puede decir, legítimamente, y está me parece la interpretación más antoja- segundo lugar de lo único que, en cierto
bien decir (me acuerdo que Rubén Dri, diza que haya escuchado de diciembre momento, le quedó al progresismo ar-
en algún artículo a poco de empezar la 2001, porque me parece que una parte gentino cuando se quedó sin ideas, que
presidencia de Kirchner, dice eso) que importante de ese heterogéneo pueblo es la idiota idea de que la historia avanza
Kirchner es un hijo del 2001. Sin dudas argentino que salió a protestar en di- y de que el futuro será mejor, idea cier-
que lo es: me parece que leyó allí los ciembre de 2001 lo que estaba pidiendo tamente muy pavota que los talentosos
mejores impulsos, los más democráti- era lo que después le dio Duhalde bajo publicistas del PRO han conseguido ex-
cos. Podríamos decir así: tiró de la piola un formato conservador-popular, y des- presar a través del dibujo de una flechita
más interesante de esa madeja enmara- pués Kirchner bajo un formato popular en la forma de un símbolo de play que
ñada que era el 2001. Esa figura de los más avanzado: más Estado, aunque más apunta hacia delante, que no se sabe en
momentos históricos, y aun también –yo no fuera, para empezar, bajo las formas qué consiste...
diría– de las subjetividades individuales más inmediatamente lenitivas y básicas
y colectivas, como una madeja hecha de de planes sociales, de morfi en la calle... AB: –Que además apunta a la dere-
muchos nudos, de muchos hilos, ¿no?, cha...
de los que uno puede elegir tirar uno o DC: –Pero el límite fue la represión,
elegir tirar otro, a mí me resulta útil para ¿no? ER: –Que para colmo apunta a la dere-
pensar. Me parece que en 2001 había un cha. A mí me parece que el progresis-
montón de cosas. Kirchner ganó en el ER: –De Duhalde, sí: claro. mo argentino ha mostrado su fracaso de
2003, recordémoslo, por un pelito, por modo estrepitoso, terminó defendiendo

el ojo mocho 13
Diálogos

un gobierno conservador muy pobre y había dirigido antes de ser diputado na- desarmada, un libro donde estaba medio
no tiene gran cosa que decir a un pensa- cional en la que había escrito algunos de contenido el programa de un progresis-
miento que sí ha renovado las formas de los artículos con los que yo lo conocí a mo mucho más lavado, y que aquí fue un
pensar: las formas de pensar el Estado, Horacio. A Horacio lo conocí leyéndolo libro muy leído..., buéh: este Castañeda
las formas de pensar el poder, las formas un poquito antes de conocerlo personal- vino a la Argentina y les empezó a ex-
de pensar los derechos. Con más osadía. mente. Y eran justamente esos artículos plicar cómo era la cosa al Chacho, a Sto-
El progresismo casi por definición no se increíbles que escribía en Unidos, que rani y demás, y las cosas que decía eran
permite osadías porque supone que la eran realmente artículos notables. Ahí, realmente unas tonterías muy grandes.
historia va avanzando step by step. Y si en esa época, estaban en Unidos el Cha- Anduvo por Ciencias Sociales, dio una
hay algo que demostró el kirchnerismo cho Álvarez, Arturo Armada, muy inte- conferencia, hizo bastante ruido su visita
es que la historia no avanza step by step, resante escritor, Mario Wainfeld.... a Buenos Aires...
avanza a los saltos y a los gritos, avanza
librando batallas, ganando algunas, per- DC: –José Pablo Feinmann. DC: –Deberían haber leído más al pa-
diendo otras.... dre Castañeda (risas).
AB: –Felipe Solá de hecho también...
DC: –Con letra torcida, dice la presi- ER: –Y recuerdo también, en aquellos
denta (risas). ER: –Felipe Solá, en algún momento, números de El Ojo Mocho, una crítica
hasta que creo que en cierto momento lo muy interesante y muy inteligente que
ER: –Con letra torcida, manchada de echaron de la revista (risas), cuando se nos hizo un amigo mío (y de Horacio
sangre... (risas) convirtió en Secretario de Agricultura de también) de Rosario, Juan Giani, un gran
Alfonsín, si no me equivoco. Horacio co- cuadro político-intelectual rosarino, un
AB: –Ahora, el progresismo, por otra noce bien esa anécdota... Bueno, lo cierto tipo con lecturas muy importantes de la
parte, ese progresismo de Chacho Ál- es que Horacio tiene una larga tradición tradición nacional argentina y que venía
varez, tal vez era la única esperanza de militancia con el Chacho, una amistad del peronismo, fuerte militante del Fre-
que había en los 90, ¿no? En los 90 personal, yo que sé, de modo que para paso, que ha seguido participando muy
no era imaginable un Kirchner, y ni él también esa discusión tenía el valor activamente en la vida política santafe-
siquiera un festejo del Bicentenario... de una discusión con un grupo al que él sina y rosarina durante las últimas dos
Imaginemos un festejo del Bicente- había pertenecido... Yo recuerdo que a décadas, y que escribió una carta afec-
nario en los 90, ¿qué hubiera sido? medida que avanzaban los 90, mis dife- tuosa pero muy crítica sobre nuestra in-
Ahora, ese progresismo de Chacho rencias con la posición que expresaba el capacidad para comprender que lo que
Álvarez, que era en algún sentido la Chacho eran crecientes, el Frepaso desde verdaderamente había que hacer era estar
esperanza, al mismo tiempo... que gana la Ciudad, con Ibarra, ¿no es apoyando al Chacho y no lanzando dar-
cierto?, no recuerdo ahora exactamente dos de iracundia. A lo que yo le respon-
DC: –Una esperanza que tampoco en- las fechas... no estoy seguro. dí con un artículo de mí autoría que se
tusiasmaba demasiado... llamó “Iracunda tu abuela” (risas), que
DC: –¿Pero no es elegido convencional recuerdo ahora con cariño... Bueno, ésa
AB: –¿Los entusiasmaba Chacho Ál- en la Constituyente del 94? era un poco la discusión: si todo lo que
varez en los noventa? supusiera algo más que una aceptación
ER: –Bueno, ahí, que hace una muy bue- casi cabal de las líneas fuertes o de las
ER: –No, a ver: el Chacho empieza a na elección, yo que se qué: ahí el Chacho definiciones más estratégicas del mene-
ocupar un lugar fundamental en la po- empieza a decir eso de salir de la cultura mismo debía ser considerado iracundia o
lítica argentina en el 94, ¿no es cierto? de la impugnación y pasar a una cultura infantilismo, o si se podía pensar la polí-
Y ahí me parece que en El Ojo Mocho de gobierno...: bueno, el pasaje ése me tica con menos resignación. Yo creo que
empezamos a ocuparnos un poco de él... parece que es una berretada conceptual- el 2003 es, en ese sentido, muy impor-
mente, que no tiene nada que ver con tante. No sólo políticamente importante
MR: –El cuaderno Erdosain. nada, y me parece que fue el pasaporte para el país, sino epistemológicamente
de Chacho a empezar a decir cada vez importante para nuestra ciencia política.
ER: –Claro. Salió un cuaderno, que des- cosas más conservadoras, a ir aceptando Yo creo que nuestra ciencia todavía no
pués fue el único número de ese cuader- cada vez más el estado de cosas dadas, tomó nota, está todavía despabilándose...
no, nos entusiasmamos con David Viñas un posibilismo muy grande y lo que se
en sacar un cuaderno como más político, seguía de eso, que era la suposición de AB: –En ese momento había una crí-
mientras la revista podía seguir siendo que cualquier cosa un poquito más osa- tica, también, y una discusión con Pá-
más culturosa o qué se yo qué. Sacamos da que eso, era meramente testimonial, gina/12, digamos, con ese progresismo
entonces un cuaderno más político, de sesentismo, chicos macanudos pero que evidente que en algún momento era
intervención en algunas discusiones, y no entendían de política... Bueno: ése fue pensado en El Ojo Mocho como esa
lo llamamos Erdosain. Hicimos ese úni- un tema. Fue el tema, en cierto modo, de crítica un poco banal que absorbía
co número, que venía acompañado de El Ojo Mocho. Era un tema permanente, toda la negatividad del sistema, por así
un afiche amarillo. No me acuerdo bien obsesivo de Horacio, en intervenciones decirlo, ¿cómo pensar, a la luz de eso,
los contenidos del afiche, pero sí del nú- de Pia también. Recuerdo las discusio- Página/12 hoy?
mero, que era un número muy político, nes con este politólogo mexicano que
y varios escribimos allí. Pero recuerdo vino aquí a darles cátedra a los políti- ER: –A mí me parece que Página/12 no
bien el artículo central, que es una carta cos progresistas, a Federico Storani, al fue un diario interesante durante los 90.
de Horacio al Chacho Álvarez, que me Chacho Álvarez, a Rodolfo Terragno... Lo que recuerdo hoy... Horacio en aque-
parece que marca un poco el tono de la Este hombre, Jorge Castañeda, que ha- llos años había escrito un librito...
discusión que tuvimos todos esos años bía escrito un libro de revisión crítica de
con el Chacho. El Chacho venía de un toda la trayectoria de las izquierdas lati- AB: –Doce hipótesis...
grupo político y de una revista que él noamericanas, que se llamaba La utopía

14 el ojo mocho
Diálogos

ER: –Sí, Doce hipótesis sobre Pági- MR: –Con Carrió. Me acuerdo que mes y medio de que asumió Kirchner,
na/12, que estaba muy bien. Ese librito es publicó todas las denuncias de Carrió. que dice “¿Y qué se vendrá esta sema-
de comienzos de los 90. Recién aparecía na?” Porque la sensación era que todas
Página, me parece (¿más o menos, no?: ER: –Sí, bueno. Pero ése es un momento las semanas el tipo traía alguna una nue-
Página aparece en el 87, por ahí), y Ho- interesante de Carrió. Uno podría decir, va cosa, ¿viste?, algún nuevo milico que
racio vio allí una cantidad de cosas muy el momento “latorrista” de Carrió, antes juzgar, algún nuevo cuadro que bajar, e
interesantes. Hace muchísimo que no de que desbarrancara. Pero sí: Página iba todo bien, iba todo en el sentido en
releo ese librito, pero era un librito muy fue comprando conservador tras conser- que había que hacer las cosas, y enton-
lindo, muy interesante. Durante los 90, vador, ¿no? Primero Bordón, después ces la sensación era, empezaba a ser, que
efectivamente, me parece que fue un dia- De la Rúa. Página fue el diario oficial se podía hacer mucho más que lo que el
rio que no estuvo a la altura de entender de la Alianza y allí, la verdad, no había timorato progresismo argentino había
bien el modo en que había que criticar lo nada que defender: todo de una pobre- diagnosticado a priori y antes de probar
que estaba pasando en la Argentina. Esto za, de una falta de imaginación, de una que se podía hacer... Eso es lo malo del
que voy a decir está dicho también, y a falta de audacia, de una falta de audacia posibilismo. Lo malo del posibilismo
esta altura no tiene mucha gracia. Pero conceptual también, ¿no? No digo auda- es que dice antes qué es lo posible. No
la verdad es que mientras Menem des- cia personal, digo audacia conceptual: se estrella primero y dice, después de
truía este país con un plan muy sistemá- capacidad para pensar la política de mo- haberse estrellado: “Ah, bueno: esto no
tico, muy meditado, con cuadros teóricos dos menos colonizados por los poderes es posible”, y entonces retrocede medio
competentes para hacerlo, con un pro- financieros que gobernaban este país, paso. No: anuncia desde el comienzo que
grama, que Página/12 se dedicara a bur- ¿no? A mí me parece que el kirchneris- tal cosa, tal otra y tal otra son imposibles.
larse porque el tipo decía que las obras mo representó un sacudón de todo eso en Me parece que lo que hizo Kirchner, con
completas de Sócrates no sé qué, o por la Argentina... La vez pasada estuve re- una comprensión de la política muy di-
la avispa, o por los peinados o por las ve- leyendo los Página de 2003. Me resultó ferente, mucho más arrolladora, ¿no?,
dettes... a mí me parece que estaba entre muy interesante el ejercicio de volver a mucho más realista, en el sentido clásico
el moralismo pacato o bienpensante y la leer esos diarios y los artículos de Ver- de la tradición realista, mucho más vin-
incomprensión, típicamente progresista, bitsky, ¿no?, durante las primeras sema- culada a los cálculos del poder, digamos,
sobre lo que había que criticar. Menem nas, o primer par de semanas, o primeros fue preguntarse ¿tengo poder para hacer
se debía matar de la risa leyendo críti- meses después de la asunción de Kirch- esto o no tengo poder para hacer esto?
cas que no se acercaban siquiera al punto ner. Había una sensación de sorpresa y Me parece que lo que mostró es que los
que había que criticar. Que era una orien- de vértigo. Algún título que recuerdo... límites de lo posible, como suele decirse,
tación general de las cosas que, al con- Hace poquito lo estuve revisando a raíz se podían correr mucho más adelante...
trario, Página, como todo el progresismo de una cosa que tuve que escribir sobre
argentino, a veces hasta parecía aceptar el discurso de asunción de Kirchner. Que DC: –Asumiendo riesgos...
como una especie de cosa inexorable, es un gran discurso, que es muy intere-
como el signo de los tiempos, o porque sante... ER: –Asumiendo riesgos, ligando casco-
Alain Touraine desde París decía que tazos... Bueno: me parece que eso fue un
íbamos bien. Alain Touraine dijo mu- AB: –Que lo escribió Cristina, por poco el kirchnerismo, y en ese sentido
chas tonterías durante todos esos años. otra parte... yo diría que su deuda conceptual con el
Una vez, hace no tanto tiempo, dijo una progresismo argentino es muy escasa, yo
tan grande, pero tan grande, que hasta ER: –¿Ah, sí? creo que no le debe gran cosa al progre-
los tourainianos argentinos tuvieron que sismo. Y si una piensa un poco qué fue
enojarse, y ahí su palabra dejó, me pare- AB: –Según se dice hoy en el adelanto de aquellos progresistas de los 90, mira
ce, de ser una palabra sagrada, pero tuvo del libro de Sandra Russo en el mismo un poco alrededor y ve que una parte
que decir una barbaridad tremenda para Página. Eso de “yo no llegué hasta acá aceleró su camino al conservadurismo
que acá dejáramos de comprar las tarade- para dejar mis ideales en la puerta” lo que lo estaba esperando con los brazos
ces que el tipo decía. Que básicamente es escribí yo, dice Cristina. abiertos, porque ése es siempre uno de
siempre, desde hace varias décadas, eso: los destinos posibles (y uno de los más
que la cosa va bien (risas). Sí: porque ER: –Tengo el recuerdo de que en su mo- obvios, de los más cantados) de un pro-
tiene una teoría de la historia más bien mento lo escuchamos con algún escepti- gresismo tan chato y con tan pocas ideas,
descriptivista, ¿no?, entonces dice esas cismo, incluso, veníamos de... ¿cómo se que otra parte salió disparando, no hacia
cosas: “sí, bueno, ahora es el momento llamaba este hombre? El puntano... un conservadurismo que por lo menos
de ir un poquito hacia la izquierda”, y a fuera conceptualmente consistente, sino
la década siguiente, “sí, ahora hay que ir MR: –Rodríguez Saa (risas) hacia la locura loca donde está instalado
poquito hacia la derecha”, pero siempre el discurso de la doctora Carrió, que no
va leyendo los diarios y diciendo que hay ER: –Rodríguez Saa. Bueno: creo que para de decir tonterías... Y por último, sí,
que ir para ahí, para donde la cosa va... estábamos como explorándolo todavía otro cacho (el mejor, el más interesante)
Pero bueno... ¿cómo llegamos acá? a Kirchner, ¿no?, y debemos haberlo to- de ese progresismo, que no por nada es
mado un poco con pinzas a ese discurso el que venía de una tradición más vincu-
AB: –Estábamos con Página cuando lo escuchamos en su momento, lada con el peronismo –y ahí destaco en
por primera vez. Leído hoy es impresio- particular el pensamiento y lo que viene
ER: –Ah, Página, sí. Yo creo que un nante, es impresionante porque la verdad haciendo una tipa como Nilda Garré, y
poco el itinerario de Página va expre- es que había ahí un programa de gobier- algunos otros...
sando como el itinerario del progresismo no, un programa que fue en efecto el
argentino, y tiene un momento débil allí suyo, y eso es muy notable. Bueno, les DC: –Y Eduardo Jozami, ¿no?
donde el progresismo tuvo también ese decía que estuve leyendo los diarios de
momento muy pobre: con el Chacho, la aquella época, los artículos de Verbitsky, ER: –Eduardo. Ahora, al frente del Mu-
Alianza, Bordón...., ¿no? y hay un título que aparece ahí, al mes, seo de la ex-ESMA. Claro, eran cuadros

el ojo mocho 15
Diálogos

que venían de la experiencia de los 90, mitía armar bien la cosa, quedamos mismo tiempo, me parece que no se trata
que yo recuerdo que en El Ojo Mocho un poco huérfanos de Eduardo”. Yo de decir que la tragedia es un instrumen-
nosotros solíamos criticar bastante. Yo pensaba que en verdad no quedamos to conceptual útil para pensar la política
mismo, Guille Korn... Guille se la agarró huérfanos de Eduardo, quedamos un porque la política es trágica. Por el con-
una vez con Jozami, me acuerdo, a pro- poco huérfanos también de esa teoría trario: me parece que lo que yo trataba de
pósito de la inauguración de una placita puesto que decir “bueno, hay algo más sugerir, y solía ser el tema de mis clases
con el nombre de “Rodolfo Walsh”. Me allá de la apariencia de la conciliación en la materia, era que (por suerte, diga-
acuerdo que le daba con un palo (risas)... que es el conflicto y está esperando su mos, por suerte para los hombres, por
Bueno: estábamos en aquellos años eno- momento para manifestarse”, resulta suerte para nosotros) la política erige su
jados con esa estrechez de miras, diga- extemporáneo cuando el conflicto es propia legitimidad por oposición, diga-
mos, de un progresismo que apenas se evidente; ahora, la cuestión está en mos así, a la tragedia. Que la dignidad de
animaba a fundar placitas cuando a no- esto: pensar desde el conflicto sin neu- la política consiste precisamente en que
sotros nos parecía que había que pensar tralizarlo, sin neutralizar su potencia. busca siempre distanciarse, separarse de
más osadamente el país, pero en fin... Ha- Digo, ¿está bien esta lectura que hago? ese abismo de sinsentido en el que la pre-
bría que revisar todo eso. Con mi amigo cipitaría el puro conflicto. Bueno: ése es
Edgardo Mocca, que en general tiende a ER: –Sí, me parece muy interesante… el descubrimiento de Hobbes, digamos,
aceptar mis críticas a ese progresismo de ¿no? Hay política porque, por suerte, los
fin de siglo, pero siempre señalando lo DC: –En Las máscaras de Jano seguís hombres logramos, a través de un con-
difícil que era, en esos años, pensar de con una fuerte crítica a las ciencias junto de artificios, de convenciones, de
otra manera, conversamos bastante sobre sociales. Tanto en el prólogo como en cosas bastantes rudimentarias que nunca
esto... Como sea: lo que les decía es que el epílogo, tanto las primeras como las alcanzan (y por eso siempre estamos em-
no me parece casual que los tipos que últimas palabras de ese libro serían: parchando, pero lo cierto es que de par-
han logrado sintonizar con el kirchne- sólo desde el arte es posible pensar che en parche siempre nos la arreglamos
rismo, ocupando allí lugares en algunos esto, sólo la literatura tiene la poten- para ir tirando...) estar un pasito más acá
casos destacados, sean los que venían de cia, que la teoría no tiene, de pensar la del abismo que nos presenta de la trage-
una tradición más asociada con el pero- crisis sin neutralizarla e incluso antici- dia. Entonces: hay política, y hay vida
nismo, ¿no? parse hacia donde dispara la potencia- –individual y colectiva–, porque no nos
lidad de la crisis. abismamos en la tragedia. La tragedia
DC: –Para llevarte un poco a dos li- sirve para pensar la política no porque
bros tuyos, dos libros que evidente- ER: –Sí, está bueno. A mí me parece, en la política sea trágica, sino exactamente
mente están pensados en serie, que efecto, que lo que traté de hacer como porque no lo es. Sirve para pensar la po-
son Política y tragedia y Las máscaras resultado de mis estudios en Brasil, que lítica como su límite externo, digamos,
de Jano, y al desplazamiento de la tra- terminaron siendo la tesis y el libro Po- como eso a lo que la política siempre
gedia al drama. Lo pensé del siguiente lítica y Tragedia, y que (no se los voy tiende, o en lo que la política siempre
modo y, no sé, decime si te parece bien a contar a ustedes) le debe mucho al está en riesgo de incurrir, de “caer” o de
esta interpretación: en efecto, cuando trabajo de la cátedra y a la inspiración “recaer”, pero en lo que nunca termina
la política más oculta su sustrato fun- de Horacio, fue tratar como de, efecti- de hacerlo del todo. Bueno, pero me gus-
damental, su núcleo irreductible que vamente, hacer una crítica a la incapa- tó eso que vos decís de pensar un poco
es el antagonismo, salió tu libro o vos cidad de pensar la política que tiene la en el tiempo la diferencia de énfasis en-
tenés este desarrollo teórico en donde ciencia política como disciplina, ¿no? Y tre esa idea que está en Política y Tra-
aparece lo trágico no sólo como géne- para eso subrayar, como decías vos, la gedia y la que aparece en Las máscaras
ro narrativo, sino también como es- centralidad que tiene siempre en la vida de Jano…. Me causa un poco de gracia
quema para pensar lo político y como individual y colectiva de los hombres tomarme en serio… (risas)
inspiración para la idea de que eso –el el conflicto, que es lo que la tragedia
conflicto-, por más que no se vea, espe- permitiría pensar, y, por lo tanto, suge- AB: –Viste que yo te dije… (risas) No,
ra su momento para ascender al nivel rir que el único tipo de pensamiento en porque drama sería… comedia y tra-
del mundo. Ahora, no me parece ca- condiciones de dar cuenta de esa vida gedia son sub-géneros del drama, para
sual tu desplazamiento hacia la cues- individual o colectiva de los hombres es Hegel.
tión del drama, en el sentido de que ya un pensamiento que debe recoger algo
no hace falta pensar qué es lo que está de esa tradición trágica, un pensamien- ER: –Sí: en Hegel, comedia y tragedia
oculto porque ya es evidente el conflic- to trágico, ¿no? Así lo llama en un libro son sub-géneros del drama. Uno podría
to, sino cómo pensar el conflicto sin que a mí me gustó mucho, un colega que decir que, en efecto, el drama abarca la
neutralizarlo, digamos, ¿no? Digo, no fue además jefe mío: fue vicerrector del tragedia y la comedia como sub-géneros,
me parece casual, incluso, los momen- Colegio Nacional y charlamos mucho o que el drama (sobre todo el que a mí
tos en los que pensás la tragedia y en durante aquellos años, un tipo sumamen- más me interesa, y en el que me quedaría
los que pensás el drama: el momento te interesante que se llama Arnoldo Si- a vivir, y en el que me voy maliciando
en el que pensás la tragedia es el mo- perman, que escribió un librito que está que, en efecto, no voy a salir más por
mento en donde todo se muestra como muy bien, un librito sobre Isaiah Berlin, el resto de mis días: el de Shakespeare)
si fuera el momento de la conciliación, que lo pone en la tradición de los grandes es la combinación, indecidible, incluso,
y el momento en que pensás el drama pensamientos trágicos, y llama “pensa- entre tragedia y comedia. Me parece que
es donde el conflicto ya no puede ne- mientos trágicos” al de Max Weber, al de algo fascinante que tiene Shakespeare es
garse, sino que es necesario pensar a Walter Benjamin, al de Freud... Es decir, esa indecidibilidad. Quiero decir: claro
partir de él sin neutralizar su potencia. a esos pensamientos que piensan a partir que a veces es fácil decir si en Shakes-
Y lo pensábamos incluso también en del reconocimiento de la inexorabilidad peare estamos ante una tragedia o ante
una mini reunión de la cátedra, en la y la inerradicabilidad del conflicto como una comedia. No hay dudas de que en
que decíamos “uh, nos quedamos sin núcleo duro, como núcleo real de la vida Hamlet estamos ante una tragedia, no
Eduardo en la materia, que nos per- individual y colectiva de los hombres. Al hay duda que en Sueño de una noche de

16 el ojo mocho
Diálogos

verano estamos ante una comedia. Pero bárbaros. Y uno es el final, que es un ce que la comedia tiene algo para decir
a veces no es tan fácil, y ahí la cosa se monólogo de Poseidón que termina con también a una teoría sobre la política
pone muy interesante, y lo que estuve dos palabras tremebundas que también porque tiene algo para decir, algo dife-
estudiando un poco en los últimos años ya hemos comentado con ustedes: “Re- rente a la tragedia (contrario a la trage-
es El mercader de Venecia, y un poco ventareis. Todos”. Que quiere decir: no dia), para decir sobre los dioses y los
el tema de Las mascaras de Jano es El me vengan con griegos y troyanos, con hombres. Aunque dicho así, claro, suena
mercader de Venecia, “una comedia que blancos y negros, con conquistadores y muy pomposo, muy sacro, ¿no? Tal vez
hace llorar”, como acabo de leer en un conquistados. Todo eso, desde el punto habría que reemplazar eso de dioses y
libro de un italiano fantástico. Bueno: en de vista de los dioses, son boludeces. hombres, y hablar más bien de muertos y
el 2002 sale un libro de Judith Butler so- Desde el punto de vista de los dioses, vivos, o de viejos y jóvenes, o de padres
bre el 2001, sobre las torres. Ese libro es no tiene ninguna importancia quién es e hijos. Que es el tema de Shakespeare:
bárbaro, lo hemos comentado mucho en el colonizador y quién es el colonizado: todo Shakespeare es una discusión sobre
la materia, lo discutíamos en las clases. las diferencias, incluso entre Creonte y la relación entre los muertos y los vivos,
Un libro que se llama Vida precaria, que Antígona, son diferencias banales, son entre los padres y lo hijos, entre los vie-
a mí me pareció fantástico… diferencias humanas. Y al final todos re- jos y los jóvenes. Es el tema de Hamlet,
ventarán. En ese “Reventareis. Todos.” es el tema de Romeo y Julieta, y es, de
DC: –Que lo comentás ahí en el libro… me parece que está contenido un núcleo manera muy evidente, el tema de esta
esencial de la tragedia, que es el inefable pieza que, en los últimos años, estuve es-
ER: –Sí, y que me parece posible po- triunfo de los dioses sobre los hombres, tudiando un poquito, que es El mercader
ner en conexión con dos libros que me y lo que me parece que puede decirse es de Venecia, que sirve mucho para pen-
parecen fenomenales: uno que creo ha- que así como decimos que hay política sar la política en general y también para
ber entendido bien, que es el de Martha porque, por suerte, a pesar de que el con- pensar la Argentina. Porque esa comedia
Nussbaum, La fragilidad del bien, y uno flicto es un núcleo irreductible de la vida trágica, esa comedia que hace llorar, esa
que no estoy seguro de haber entendido de los hombres, los hombres nos las arre- comedia rara que es El mercader de Ve-
bien, porque no es mi métier y porque es glamos para ir poniéndole parches a esos necia, es una comedia que se desarrolla
de un tipo que es muy difícil, pero que a conflictos y vivir siempre un pasito más entre la ciudad burguesa del dinero, de
mí me interesa mucho, que es el de Jean acá del abismo, también es posible de- la lucha de clases, digamos, de los nego-
Allouch, Erótica del duelo en los tiem- cir que si hay vida, y hay política, y hay cios, que es Venecia, y otra ciudad, que
pos de la muerte seca. Un libro que hace sociedad, y hay subjetividad, es porque se llama Belmont, y que, como dice Car-
muchos años, cuando yo me ponía un siempre nos las arreglamos para que los los Gamerro en un comentario que pu-
poco a estudiar Hamlet, me recomendó dioses que todo el tiempo nos están ame- blicó hace años sobre la versión cinema-
una vez Germán García, y que verda- nazando (“Reventaréis, reventaréis”), tográfica de El mercader de Venecia que
deramente es un libro fantástico de este nunca nos terminen de reventar del todo: hizo un tipo de apellido Radford, es una
gran psicoanalista francés, que tiene un a veces logramos hacerle pito catalán a especie de Punta del Este... o de country
gran predicamento en algunos núcleos los dioses, a veces nos las arreglamos (de de esos que estudió Maristella Svampa.
de psicoanalistas argentinos a los cuales, modo siempre precario, siempre frágil: a Allí van a parar, al final de la pieza de
felizmente para mi biblioteca, pertenece eso se lo puede llamar hegemonía, o tra- Shakespeare, los hijos ricos de los vie-
Jung (risas). Bueno: lo cierto es que esos bajo de duelo o como ustedes quieran), jos derrotados de la historia. Sobre lo
tres libros me ayudaron a pensar que uno a veces nos las arreglamos, digo, para que vos decías: efectivamente, pensando
puede definir la tragedia, sin duda, como “ir tirando” frente a la amenazada de mis propios intereses medio retrospecti-
un género que tematiza, de una manera los dioses de hacernos puré en cualquier vamente, me parece evidente que cuan-
estilizada, estetizada, el conflicto como momento. Que es lo que, si pudiéramos do este país estaba a punto de estallar,
núcleo real irreductible de la vida de los decirlo muy tontamente, tematiza la co- o estallando, o inmediatamente después
hombres, pero también puede definir a media. Así que con esa intuición es que de estallar, que es el momento en el que
la tragedia (de un modo que quizás es me puse a leer un poco a Aristófanes. terminé de escribir Política y Tragedia, y
más simple, pero no menos verdadero) Desprolijamente… Me da risa esta char- la ciencia política lo único que sabía era
como la historia de una confrontación la porque parece, en efecto, que yo fue- decir no sé qué tontería sobre los consen-
entre los dioses y los hombres en la que ra un investigador serio. ¡Que se puso a sos, el sistema de partidos, la poliarquía
los que ganan son los dioses. ¿No?: me leer a Aristófanes! El tipo compró toda la o no sé qué imbecilidad, a uno le daban
parece que uno puede decir eso de la tra- obra de Aristófanes y se puso a estudiar un poco de ganas de decir: viejo, entéren-
gedia. Uno puede decir que en Antígo- griego… (risas) No, no: nada de eso, no se un poquito del fondo trágico que tiene
na hay tragedia porque los dioses a los me crean una palabra. No me puse a leer todo esto, entérense de que la política es
que responde Creonte y los dioses a los Aristófanes: leí Las aves, nomás (y algu- conflicto y no esas armonías salidas de
que responde Antígona son dioses que nas cosas, después, alrededor de eso, y las páginas delirantes de no sé qué poli-
no se pueden sentar en ninguna mesa un libro increíble del desgraciado de Leo tólogo marciano. En cambio, cuando los
de negociación, pero también uno pue- Strauss, que se llama Sócrates y Aristófa- movimientos de la política argentina nos
de decir que hay tragedia en Antígona nes, y que es una maravilla...), y también empezaron a enseñar que al final no era
porque como consecuencia de todo ese volví a ver algunas películas de Woody invencible el “Dios Fondo Monetario”,
embrollo, los hombres salen perdiendo Allen, y todo eso me llevó a pensar que o el “Dios Impunidad”, que se podía ha-
como en la guerra, porque los dioses se la comedia también tiene algunas cosas cerle bajar a Bendini el cuadrito del dios
han impuesto sobre ellos. A mí me re- para decir sobre la política… Videla, o que aquellas precauciones con
sultó interesante la traducción de Sartre las que nos habían aburrido los posibilis-
de Las Troyanas de Eurípides, que los DC: –Así da gusto investigar: leer tas menos atrevidos habían resultado ex-
que saben critican con toda razón, por- Aristófanes y ver a Woody Allen (ri- cesivas y que, efectivamente, se le podía
que implica una traición considerable al sas) hacer pito catalán a bastantes dioses más,
espíritu pacifista de Eurípides, pero que me parece que entonces... (digo: pienso
en todo caso tiene algunos hallazgos ER: –Claro (risas). En fin: que me pare- esto ahora, a partir de tu propuesta de

el ojo mocho 17
Diálogos

poner sobre un telón de fondo histórico ra, ¿no? Quiero decir: nunca hay en la
esos dos libros míos, ¿no?) me agarraron política puro conflicto e imposibilidad ER: –Sí, sí: por eso. Yo diría que trage-
ganas de pensar en los instrumentos con- de cierre ni puro orden sobre la base del dia y comedia, si uno quisiera insistir con
ceptuales que nos permitieran tematizar consenso y la armonía. Todo orden está esto, son instrumentos útiles para pensar
las posibilidades de los hombres de mo- siempre fisurado, internamente, por una la política a condición de que uno no
ver un poco los límites del presente. o más líneas de quiebre, pero no por ello ande buscando un poco bruscamente y
deja de seguir siendo un orden, porque por todas partes “momentos trágicos” y
AB: –Yo pensaba en algo que decís al hay poder y porque hay capacidad para “momentos cómicos”… (risas), porque
pasar en Las máscaras de Jano sobre ir como poniendo parches que permitan las cosas no son así. Me acuerdo ahora
esta indecidibilidad entre comedia y que la cosa vaya tirando. La política es cuando estaba de moda el libro de Toni
tragedia en El mercader de Venecia. eso: que la cosa vaya tirando por sobre Negri sobre El poder constituyente, que
Justamente, no porque la tragedia un conjunto de conflictos que no se pue- a mí, por cierto, me sigue pareciendo
tenga conflicto y la comedia no, ya que den eliminar. uno de los más interesantes de Negri. Me
en las dos habría conflicto, digamos, acuerdo que lo discutíamos con una ami-
sino más bien desde el punto de vista AB: –Pero en el propio Hobbes está ga y mi amiga trataba de identificar, con
desde el que eso se mira, ¿no?: uno esa idea de, frente a un pensamiento mucha precisión, cuáles eran las cosas
puede mirarlo desde Shylock, que es el trágico, la necesidad una unidad polí- instituidas o instituyentes en la Argenti-
excluido, y entonces es una tragedia, y tica, ¿esa unidad política no debe ser na. Entonces me decía: “bueno, a ver: las
si lo mira desde el punto de vista de la pensada justamente como la necesidad Abuelas de Plaza de Mayo, ¿son institu-
comunidad de Venecia, habría una es- “cómica” de enfrentar a la tragedia de yentes o instituidas?” Y no: no se puede
pecie de reconciliación final que sería la lucha de fuerzas? pensar así…
la esencia de la comedia. En ese punto,
para pensar el kirchnerismo, ¿habría, ER: –No, no: pará. Yo no identificaría DC: –Algo parecido pasa con los signi-
de algún modo, esa misma indecidibi- simplemente a la comedia con la posibi- ficantes vacíos de Laclau.
lidad? Por un lado, en La comunidad lidad de un final feliz de las historias en
organizada de Perón claramente pre- las que desaparecen todos los conflictos ER: –Claro: me parece que para lo que
tende haber un espíritu de reconcilia- y no queda ningún excluido. Diría que sirve, si es que sirve para algo pensar en
ción absoluta en el sentido de la co- en la comedia lo que hay es un final fe- estos términos tal vez demasiado esteti-
media, pero lo que viene después es la liz de la historia desde el punto de vista zantes, digamos, o buscar una inspira-
tragedia absoluta… ¿El kirchnerismo de los personajes con los que tendemos ción en la teoría de la tragedia y de la
pretende, para vos, una reconciliación a identificarnos y nos caen simpáticos, comedia para pensar la política, no es
absoluta en los términos de la comedia pero claro que en ella hay perdedores. para identificar momentos o situaciones
y tiene, a su vez, en sí mismo, esa pre- En El mercader de Venecia, por ejemplo, o familias de pensamientos, o gobiernos,
tensión trágica que lo hace pensar que los perdedores son el viejo homosexual “trágicos” y “cómicos”, sino para seña-
siempre va a ser imposible esa última Antonio y el viejo judío Shylock, lo ge- lar la siempre inexorable presencia del
conciliación? nial de esa comedia y lo que nos hace conflicto que está, como decís con razón,
seguir preguntándonos por la política tanto en la tragedia como en la comedia,
ER: –Yo creo que el kirchnerismo tiene después de que la comedia ha terminado y los tipos de relaciones que es posible
una teoría conflictivista de la historia. es que Shakespeare construye a esos dos sostener con esas fuerzas que se nos apa-
No, no me parece que haya la ilusión viejos de un modo en que, en un nivel recen, a veces, como divinizadas o como
de una reconciliación de los intereses… muy superficial, deberían caernos lo su- superiores a todas nuestras fuerzas, ¿no?,
¿no? ficientemente odiosos para que nosotros frente a las cuales los prudentes o los po-
nos solacemos también con el triunfo de sibilistas nos obligan a agachar la cabeza
AB: –Porque en los últimos discursos los jóvenes y digamos “qué bueno, final reconociéndolas como fuerzas inefables,
de Cristina se trata de plantear algo de feliz, ganaron los buenos de Porcia y mientras que pensamientos un poco más
eso, “no importa desde dónde se viene Bassanio y todos esos salames”, pero al osados pueden decir: “no, momentito:
sino hacia dónde se va”, la idea de uni- mismo tiempo construye a esos persona- aquí es posible dar con esas fuerzas un
dad nacional, por eso lo planteo… jes con una densidad subjetiva tal, y con combate”.
una exhibición tal de sus padecimientos,
ER: –Bueno, estamos en campaña… Su- que nos resulta imposible no simpatizar AB: –Volviendo al problema del or-
pongo que hay que decir cosas así (risas). con ellos un poco también, y entonces den… vos tenés un trabajo muy inte-
A mí me parece que si hay algo pareci- ahí percibimos que tampoco hay final resante en La nación subrepticia que
do a una teoría kirchnerista de la políti- feliz para todos en la comedia, ¿no? El se llama justamente así, “Las formas
ca es una teoría que pone al conflicto en conflicto implica que nunca hay final fe- del orden”, donde, en principio, tra-
primer lugar. Pero yo no pensaría como liz para todos. tás de mostrar cómo toda la teoría
antagónicas las dos cosas, porque me social en sus orígenes, universal pero
parece que ése, justamente, es el asunto: AB: –Uno podría decir, de todos mo- fundamentalmente la específicamente
que lo que solemos llamar hegemonía, dos, que es medio tramposa o pro- argentina, se dedica a pensar el orden
y me parece que ahí estamos pensando blemática esta comparación entre los desde el mismo orden, y la pregunta,
sobre todo en la teoría del amigo La- géneros dramáticos y la Historia, en digamos, en esa genealogía que gene-
clau, supone la convivencia tensa entre tanto que en una comedia como las rás ahí, es qué lugar efectivamente
el principio del conflicto, que parte al de Shakespeare, uno efectivamente tendría, tal vez, el kirchnerismo. Por-
cuerpo social en dos o en más de dos, y termina en algún momento de leer que en cierto sentido también funcio-
el principio del consenso que, de alguna el libro, aun cuando se puedan hacer na desde el lugar de verticalidad, con
manera, reconcilia a ese cuerpo social, a nuevas lecturas, pero el libro se cierra, la posibilidad, por otra parte, de que
pesar que esa reconciliación siempre sea en cambio el final de la Historia nunca cualquiera pueda decir lo que quiera
precaria o siempre deje a alguien afue- llega… y pensar lo que quiera con lo que eso

18 el ojo mocho
Diálogos

significa para una conciencia demo- lación con la situación actual (más allá de la gran tradición republicana clásica)
crática. Pero, digo, en esa época leías de la no vigencia, me parece, en Ar- que uno es libre no contra el Estado, sino
esa trama a partir de Foucault. ¿Qué gentina, de las teorías biopolíticas que en el Estado o gracias al Estado, no fue-
queda de Foucault, o qué podría recu- creo que no sirven, en general, para ra de la ley o contra la ley, sino dentro
perarse de ese Foucault para pensar el pensar la realidad argentina actual), de la ley y gracias a la ley. Creo que sí
presente? y cómo uno puede apropiar esa tradi- podemos seguir fuertemente disconfor-
ción crítica foucaultiana para pensar mes con lo otro que Foucault nos ayu-
ER: –Me sorprendés (risas). No tengo una situación emancipatoria frente al daba a pensar, que era la cuestión de las
tan presente, te confieso, el argumento Estado hoy, si pensás que es posible disciplinas universitarias, y en general
de ese artículo… retomar esa tradición. creo que conservamos de aquellas discu-
siones el entusiasmo por pensar formas
AB: –“Historia de una mirada” es el ER: –A ver: yo creo que en la Argenti- no disciplinarias o “multi” o “extra” o
subtítulo, que… na, te digo cómo fueron mis entusiasmos “trans” disciplinarias, porque creo que a
con Foucault, no sé si son generalizables, esta altura ya es una evidencia para to-
ER: –Sí, sí: es como una especie de ejer- pero a mí me parece que hubo un primer dos que las disciplinas como forma de
cicio, si me acuerdo bien, con un eje momento de lecturas de Foucault en la organización del saber no sirven para
fuerte en Borges y muy inspirado, creo Argentina, en los años inmediatamente pensar nada. Pero yo diría que lo que
recordar, en el tipo de mirada de Viñas posteriores a la dictadura (esto que te había en Foucault de crítica del Estado
sobre las formas del poder estatal en el voy a decir me parece que vale para el o de las instituciones estatales y que en
pasaje de fines del XIX al comienzo del modo en que a mí me interesó Foucault, aquel contexto de la transición demo-
XX en Argentina. A ver: ahí Foucault y no sé si más que eso) lo que a muchos crática, ¿no?, de nuestro rechazo de la
creo que aparecía porque juego con la nos impresionó fue, por supuesto, Vigilar imagen del Estado como algo ominoso,
idea de la mirada, ¿no?, y con el pasaje y castigar, y, efectivamente, la discusión terrorista, opresivo, me parece que eso
de la idea premoderna del poder, del po- sobre los modos de ejercicio del poder ha perdido mucho lugar en las discusio-
deroso que es poderoso porque es visto, a y la idea de disciplina, como algo que nes, y en mi caso creo que estoy tratan-
la idea moderna del poder, del poderoso explicaba los modos de funcionamiento do de pensar la libertad de otros modos.
que es poderoso porque ve, y entonces de la sociedad moderna. Y por otro lado Yo la verdad es que no veo en el Estado
hago como una historia de esa mirada me parece que hubo otra cosa que a mí las peores amenazas para la libertad. No
liberal, desde la mirada del general con- me interesó siempre mucho de Foucault, las veo en general en nuestra vida social
quistador Roca, pasando por la mirada que está también en Vigilar y catigar y y política, y no las veo en nuestra vida
ombliguista del dandy Mansilla y tam- que atraviesa gran parte de su obra, que universitaria. En general, más bien al
bién por la generación del 90, y con una es la discusión sobre el vínculo entre dis- contrario, cuando uno piensa en la vida
interpretación sobre un cuadro de Bla- ciplinas de las instituciones y disciplinas universitaria, cuando uno piensa el pro-
nes que está mal (risas)... No: en serio. científicas, y en ese sentido, también, la blema clásico de la historia de la univer-
Vamos a aprovechar la amabilidad de la crítica de cierto modo de estructuración sidad y de las luchas universitarias, de la
nueva generación conductora de El Ojo de los saberes científicos universitarios y autonomía, la famosa autonomía, que es
Mocho para decir aquí, para que conste, de su deuda con formas muy ominosas un debate siempre abierto en las univer-
que está mal lo que digo en ese artículo de ejercicio del poder sobre los cuerpos, sidades... ese debate, en general, ha sido,
sobre el cuadro de Blanes Un episodio sobre las personas. Me parece que el en la gran tradición liberal-reformista ar-
de la fiebre amarilla, sobre los persona- antiestatalismo de Foucault, que hereda gentina, un debate en torno al Estado y
jes que están en el cuadro. Que no son corrientes fuertes del pensamiento anti- aun contra el Estado: la autonomía era
los que yo digo que están allí, porque estatal en Francia, aquí en la Argentina algo que había que conquistar contra las
está mal la fuente en la que me inspiro, fue recogido con entusiasmo por algu- amenazas del Estado de invadir la uni-
que es el libro de Jorge Salessi, que tiene nos grupos de lectores de Foucault, de versidad, de tomarla, de censurarla, de
una interpretación sobre ese cuadro en la orientaciones o militancias más o menos intervenirla. Me parece que cuando hoy
que, según me dice mi amigo, y experto cercanas al anarquismo (por supuesto re- se piensa en la autonomía (o, al revés,
en estas cosas, Roberto Amigo, Salessi cuerdo aquí, por ejemplo, los artículos de cuando se piensa en los riesgos de hete-
la pifia. De modo que aprovechamos la Foucault que solían publicar los amigos ronomía) del pensamiento universitario,
amabilidad del grupo editor de esta gran de la revista Fahrenheit 450 en la que mucho más que pensar en el Estado, que
revista para decir que lo que está en ese estaba Christian Ferrer) y, por otro lado, no me parece una fuente especialmente
artículo, sobre ese particular, está mal. me parece que la crítica de las disciplinas seria, grave o preocupante de amena-
universitarias, digamos, o del vínculo zas de heteronomía, sino muchas veces
(Interrupción, llegan las empanadas) entre disciplinas científicas y discipli- la condición misma de un pensamiento
namiento político interesaba como parte autónomo y libre, yo pensaría en varios
AB: –Estábamos con “Las formas del de este pensamiento crítico del modo en otros actores. Pensaría, por ejemplo, en
orden”. Digamos, la pregunta iría por que se organizaban nuestros saberes en la industria farmacológica norteamerica-
el lado de: efectivamente en los 90 no la universidad. Ahora: hoy, francamente, na, que les indica qué cosas pensar y qué
había Estado y, mientras tanto, se leía creo que el momento que estamos atra- cosas no pensar y cómo pensar la salud
a Foucault. Era un momento aparen- vesando en la Argentina y las cosas que y la enfermedad a los profesores y a los
temente contradictorio ése, porque lo estamos pensando en la Argentina no van estudiantes de las facultades de medicina
que en algún sentido pedía el progre- tanto en la dirección de pensar en formas de todo el país, y por cierto que de todo
sismo era todo lo que Foucault critica- no estatales o extraestatales o antiestata- el mundo. O pensaría en el peso de algu-
ba: una estatalidad fuerte, ¿no? Fou- les de funcionamiento de la vida social. nas corporaciones, poniendo en un lugar
cault critica al Estado y a “sus formas Me parece que hemos dejado de pensar importante, entre ellas, a la propia corpo-
del orden”, y el progresismo clamaba que la libertad está del otro lado del Es- ración profesoral, que me parece que es
por la vuelta del Estado. La pregunta tado, digamos así, para pasar a pensar (y un factor de distorsión y de heteronomía
es por cómo ves a Foucault hoy en re- me parece que allí estamos en el corazón del pensamiento y de la posibilidad de

el ojo mocho 19
Diálogos

tener un pensamiento libre mucho más digamos, no puede aspirar a ser la hege- más democrático y más sostenible del
grande que el Estado, que, muchas veces liana realización de la idea ética, pero me Estado. Trato de responder, no sé si bien,
al contrario, con sus subsidios, con su parece que, por eso mismo, de lo que he- a la pregunta de por qué pueden haber
financiamiento, con sus formas diversas mos aprendido que se trata es de luchar perdido algún entusiasmo las lecturas de
de intervención, es lo que nos garantiza por la democratización del Estado: que Foucault, porqué se han vuelto lecturas
las condiciones materiales para producir hoy en la discusión política, en la dis- más parciales o más circunscriptas a al-
libremente y sin andar preocupándote cusión en muy distintos ámbitos (en los gunos problemas de la obra de Foucault.
por qué pensás o cómo pensás. No me ámbitos de la militancia juvenil, en los Tal vez por esto: tal vez porque el impul-
parece que hoy la cuestión de la crítica ámbitos más cercanos al gobierno), hay so que nos llevó a leer a Foucault como
del Estado sea una cuestión de primer una preocupación grande por cómo se parte de una crítica de una estatalidad
orden, o que esté en los primeros lugares democratiza el Estado para volverlo un disciplinaria y agobiante en los 80 se ha
de la agenda de discusión de la libertad agente eficaz para un proceso de cambio, desvanecido.
argentina. de ampliación de las libertades, de am-
pliación de los derechos. Eso no elimina DC: – Pero todos esos caminos con-
AB: –Retomando lo que decías, pero la pregunta acerca de si no habría que sa- ducen al peronismo ¿no? Me parece,
algo que dijiste también en el acto cudirse también el yugo del Estado, pero digo, en la medida en que tampoco
político (porque creo que fue un acto me parece que en la medida en que se ha puede pensarse al peronismo sin Esta-
político, ¿no?) en la Feria del Libro, vuelto evidente que el Estado es un mo- do, o desde el peronismo no es posible
a favor del desarrollo de los movi- tor importante de cambios progresivos y pensarse sin Estado, pero al mismo
mientos populares en América Latina de avances en una cantidad de derechos tiempo es la democratización del Esta-
frente a los neoliberalismos y espe- y de progresos en una cantidad de liber- do, es decir, el Estado se hace carne, se
cialmente frente a la conferencia de tades, la pregunta que hoy nos hacemos hace modo de vida, ¿no? Lo que pone
Vargas Llosa, retomando esa idea en es más bien cómo garantizamos que eso de manifiesto es una tensión entre no
algún sentido hegeliana, llegaste ahí a siga siendo así y siga profundizándose poder pensarse por fuera del Estado
decir “el hombre solo puede ser libre en el futuro, ¿no? La pregunta con la que pero, al mismo tiempo, pensarse como
en el Estado”. Me parece que el kir- hoy se encuentra uno cuando discute con el Estado hecho forma de vida, donde
chnerismo tiene conciencia de que eso cuadros políticos de este gobierno es: pareciera que la mediación del Estado
no es necesariamente así y eso se puso cómo hacemos para meter en el apara- se vuelve innecesaria también. Si no
de manifiesto con la enunciación de to del Estado a nuestros cuadros, o para es contra la ley, sino con la ley; si no
Kirchner pidiendo perdón, en su mo- formar a los cuadros del Estado para que es contra el Estado, sino con el Esta-
mento, en nombre del Estado, por el garanticen la continuidad de una política do; si es el Estado democratizándose
desastre que se había generado desde de avanzada en este o en aquel campo. y transformándose en modo de vida,
el mismo Estado en la década del 70, Uno no se encuentra con la preocupación pareciera ser que, en algún momento,
¿no? Por eso, yo pensaba en esta idea por cómo hacemos para salir de las atro- esa mediación representativa que es el
de la tradición del orden, digamos, el ces garras del Estado, porque me parece Estado, donde todos nos reflejaríamos,
verticalismo con el que se ejerce hoy que una de las cosas que hemos aprendi- se vuelve innecesaria también. Digo,
en día la reunificación o la posibili- do es que del otro lado del Estado no está porque parece que el peronismo con-
dad de nuevamente, luego de que la la libertad: están las corporaciones, está jurara estas dos posibilidades, que los
sociedad se disolviera en una especie el mercado, está la miseria. Creo, quizás, conjurara en tensión, al Estado y los
de individualismo ultracompetitivo, para retomar esa idea que yo les decía al modos de vida donde el Estado ya se
la posibilidad de soñar un pueblo o de comienzo, cuando hablábamos de la de- hizo carne. Leía la otra vez el intere-
pensar la posibilidad de la recreación mocracia y yo les decía lo que Guillermo santísimo laburo de Daniel James so-
de un pueblo ausente, para trascender O’Donnell solía decir pensando en la bre Doña María, y Doña María dice “a
los límites que tiene el Estado, que tie- teoría de la transición democrática: “pen- partir de Perón sentimos que cada uno
ne esas contradicciones tan evidentes, samos mucho en la democratización del de nosotros era un delegado”. Bueno,
y en menos de cuarenta años. Por eso sistema político, poco en la democrati- pues si cada uno de nosotros es un de-
a mí me parecía interesante tratar de zación del Estado”, quizás hoy hayamos legado, quiere decir que los delegados
ver en qué medida es preciso poner en adquirido una compresión más compleja no hace falta ya que existan. Si cada
discusión, justamente porque no está del Estado y podamos preguntarnos por uno de nosotros es el Estado, quiere
en la agenda, ¿no?, poner en discusión cómo tener un Estado mejor, un Estado decir que el Estado probablemente ya
los límites que puede tener la libera- más democrático, y me parece que la no es una mediación representativa
ción desde el Estado mismo, llegado pregunta es ésa, no cómo nos sacudimos eficaz, sino que es, al mismo tiempo,
a un punto para el que, no obstante, o cómo nos sacamos de encima al Esta- nosotros mismos. Pero eso también
tal vez fue necesario en esta reconsti- do. Porque eso, además, en cualquier so- implica un riesgo; sobre todo por las
tución. ciedad compleja es una quimera, es una posibilidades que abre y que se pueden
quimera de anarquistas de libro. Digo: resolver por izquierda o por derecha,
ER: –Sí, yo creo que lo que ha ocurrido no existe sacarse de encima al Estado, no no digo que una termine en el stalinis-
en estos últimos años en la Argentina es, existe. Y, si existera, yo estaría en contra, mo y otra en el anarquismo, pero se
entre otras cosas, que hemos vuelto más a menos que alguien me garantice que a pueden recuperar esas posibilidades.
sofisticada, más sutil, nuestra compren- las corporaciones, al fondo monetario,
sión del Estado, y eso me parece intere- etc., a la prepotencia de los poderosos, se ER: –A ver, yo pensaría en…
sante. Está muy bien eso que vos decís, las conjura con la fuerza de nuestras in-
que hoy comprendemos que el Estado no dividualidades liberadas. Yo, qué querés DC:- Lo diría de otro modo, yo diría
es necesariamente la panacea de la liber- que te diga, prefiero allí un Estado demo- que el resguardo a ese riesgo…
tad, o el lugar en el que vamos a realizar- crático ayudándonos a vivir en libertad,
nos plenamente como sujetos: está claro y me parece que hoy el desafío es ése: ER: –Es una sociedad civil muy activa,
que este Estado “realmente existente”, cómo se garantiza ese funcionamiento muy rica, ¿no?

20 el ojo mocho
Diálogos

DC:- Sí, y mantener ciertos horizontes ER: –A ver, a ver: ¿me repetís la pregun- el propio Paul Klee dice en algún mo-
ideológicos vinculados a un utopismo ta? mento, ¿no?, que las grandes obras de
de carácter más libertario, digamos… arte anuncian un pueblo ausente: esa
AB: –Me refiero a la posibilidad de idea me parece, o ese pensamiento, me
ER: –Sí, sí: eso a mí me parece que la construcción de un bloque históri- parece que es el que debería asumir la
está muy bien. A ver: cuando digo que co en términos culturales que articule crítica, no sé si es…
hemos aprendido que el Estado es más esta época que parece todavía no arti-
complejo que lo que pudimos pensar un culada. Si eso es posible y por dónde MR: –Interpretando tu pregunta…
tiempo atrás, y cuando digo que hemos habría que empezar, digamos. Son, tal me parece que sobre la construcción
aprendido que el Estado puede ser una vez, preguntas muy grandilocuentes... del relato, vos, en algún artículo o en
herramienta para conquistar ciertos de- alguna entrevista, decías que el go-
rechos, para conquistar ciertas liberta- ER: –Si se puede construir una nueva na- bierno hace bien pero no dice del todo
des, para limitar también los poderes de rrativa o un relato que de cuenta… bien, ¿no? en algún momento en que
ciertos grupos, de ciertas corporaciones, el decir del gobierno estaba un poco
no me estoy imaginando una sociedad AB:- No: yo creo que el relato está desarticulado. Y del lado del pueblo, o
civil subsumida en un Estado capaz de más o menos construido. Más bien de la sociedad civil, también me pare-
realizarla cabalmente, porque me pare- cómo pensar culturalmente la época. ce que falta una articulación del relato
ce que la Argentina es un país con una No construir un relato sino una polí- de la época. Y desde el mismo movi-
sociedad civil activa, fuerte, densa. Por tica cultural que no sea simplemente miento, del kirchnerismo, hay como
otro lado, me parece que no forma parte industrias culturales, sino la construc- una ausencia de textos, si se quiere...
del proyecto de nadie un Estado así de ción de una nueva época en términos De ambos lados, desde el gobierno que
omnipresente. Ese Estado pudo ser, tal culturales, en el sentido gramsciano. parece ser deshilachado, no en su con-
vez, ¿no?, recordando lo que decías de cepción, sino en la forma de comuni-
Doña María, el Estado de un peronismo ER: –A diferencia de la pregunta ante- car sus ideas o acciones y también, so-
inicial. Pero hoy no sé: la sociedad civil rior de Darío, ésta es como una pregunta bre todo, desde el pueblo, la sociedad
es más compleja, el mundo del trabajo estatalista, digamos. Darío decía: cómo civil, la crítica…
es más complejo, la identificación más o hacemos para no olvidar ciertos sueños
menos inmediata entre pueblo trabajador libertarios o emancipatorios, por mucho ER: –A lo mejor uno podría decir, tra-
y pueblo argentino es mucho más com- que nos caiga razonablemente simpático tando de pensar estas preguntas, que hay
plicada, puesto que hay allí muchas otras el modo en que el gobierno está hacien- una época que se está configurando en la
cosas. Y el Estado es un Estado diverso, do funcionar al Estado en esta coyuntura. Argentina, pero es posible que esa épo-
que tiene distintos niveles, también. Me Vos decís: cómo hacemos para que el Es- ca no responda ni a una planificación de
parece que es un actor del que hemos tado construya… un sujeto colectivo que sea el sujeto de
aprendido que no solamente no siempre esta época, ni a una planificación de un
tiene que jugar para el lado del mal, sino DC: –Son facciones internas aun antes Estado que, con plena conciencia de su
que a veces juega también para el lado de de que la revista haya salido. necesidad de construir un bloque, diseñe
la ampliación de las libertades y los de- nítidamente sus coordinadas. La sensa-
rechos, pero que interactúa todo el tiem- AB: –No, no: yo diría que es la misma ción es que es una época que se va cons-
po con otros, ¿no? Y en ese sentido, me pregunta al revés. Efectivamente, vos truyendo también medio a golpes de au-
parece que seguir manteniendo todas las lo llamás sociedad civil. La pregunta dacia, y a lo mejor no está mal decir que
prevenciones y todas las utopías de una es por la posibilidad de que la sociedad habría que pensar la teoría de esa épo-
libertad plena y libre de cualquier forma civil pueda asumir como propia una ca, y que la teoría de esta época debería
de colonización me parece que está muy serie de postulados conscientes, por dar cuenta del modo en que la misma se
bien. sí misma y como un todo, en términos viene construyendo un poco... (usaría la
culturales, de política cultural. Una palabra que uso a veces para caracterizar
AB: –Volviendo al rol central que tiene especie de pueblo crítico. En ese senti- cierta dimensión que tiene el kirchneris-
el Estado en esta época, tal vez como do, justo Diego Tatián escribió ahora, mo) un poco jacobinamente, ¿no?: hay
un paso necesario en una emancipa- para el segundo número de la revista una dimensión jacobina que sin dudas
ción en la que tenemos esperanzas, el En Ciernes, una carta sobre la relación tiene el kirchnerismo, y a lo mejor eso
momento de regulación de medios es entre intelectuales y política, y dice tiene algo que ver con el anacronismo,
algo importante, pero también, diga- que la tarea de la crítica en algún sen- sólo que aquí se trata no del anacronismo
mos, y esto tomando algo de lo que tido es ser anacrónico, que me parece de la crítica (de la época o del poder),
señala Horacio en su libro sobre el una idea potente: ese anacronismo, sino del hiato entre el propio poder y unas
kirchnerismo, se ve cierta fragilidad me parece, se sitúa en el pasado en el bases, digamos así, a las que, a veces,
de construir, no relato, puesto que eso sentido de historizar, y se separa de la las buenas decisiones del poder le lle-
está, sino más bien una política cultu- agenda de los medios, incluso de los gan menos como respuestas a demandas
ral en términos gramscianos, es decir, medios oficialistas, que están muy so- propias que como buenas noticias de los
articuladora, ¿no?, y no pensar justa- bre la coyuntura, pero al mismo tiem- diarios. Doy siempre el mismo ejemplo:
mente la realidad en tanto elementos po tiene que ir hacia adelante, ¿no? no fueron las mucamas organizadas las
diferenciados. Esto es, vamos acá por Era un poco lo que hablábamos de la que, en la Argentina, reclamaron y logra-
el lado económico, vamos acá por el tarea de las ciencias sociales, eventual- ron que un Estado reticente, luego de una
lado educativo... Pero ¿cómo integrar mente, aun cuando Hegel diga que la ardua negociación, les concediera los de-
culturalmente en una nueva etapa teoría sólo llega cuando ya sucedieron rechos sociales, laborales y previsionales
aquello que uno ve todavía frágil y las cosas, esa posibilidad de pensar un que hoy tienen. Fue un Estado que está a
disgregado? ¿Pensás que puede avan- futuro, incluso el arte, siguiendo tu la izquierda de la mucama, de sus patro-
zarse en alguna dirección y cómo eso propio interés por la literatura como nes y de toda la sociedad, el que un buen
puede hacerse? posibilidad de anticipación, algo que día dijo “es un escándalo que estas minas

el ojo mocho 21
Diálogos

estén sometidas a estas condiciones de esa observación, porque ya me la han he- pero por lo menos yo diría que son un
laburo inaceptables: vamos a darles los cho charlando de estas cosas. Me parece derecho tendencialmente (y mucho me-
derechos que no tienen a estas mucamas que ese jacobinismo tampoco es un ja- nos abstractamente que hace una genera-
argentinas”. Entonces, ahí, el Estado está cobinismo que surja de una pura cabeza ción) universal. Hace una generación, en
haciendo algo que indudablemente está robespierreana en medio de un vacío de efecto, cualquier tipo que pudiera exhibir
bien: está avanzando para el lugar por el programas, demandas y trayectorias an- un título de educación secundaria tenía
que menos esperábamos, porque todos teriores. No, no: está muy bien lo que derecho, en principio, de ir a la univer-
nosotros nos enterábamos por los diarios decís. Me parece que lo que ha hecho el sidad. Ahora: a algunos de esos tipos la
que un día las mucamas tenían derechos kirchnerismo es, como decíamos hace un universidad más cercana les quedaba a
provisionales, y eso está bárbaro. Ahora: rato hablando de otra cosa, tirar de algu- novecientos kilómetros, o a cuatro viajes
eso no lo pedía ni la izquierda, ni la mu- nas piolas que estaban saliendo de algu- de colectivos suburbanos, o eran tipos
cama, que casi por definición está muy nos lugares especialmente dinámicos de que simplemente se autoexcluían de esa
precariamente organizada o no tiene si- la sociedad civil, o de algunas coyunturas posibilidad porque ésta no formaba parte
quiera conciencia de las cosas que debe- especialmente ricas del pasado, y llevar de su horizonte vital, o que no termina-
rían ser sus derechos, de los que ahora adelante con mucha convicción algunas ban la escuela secundaria porque, entre
tienen conciencia gracias a que el Esta- políticas, atender con mucha convicción otras cosas, terminarla no era una obli-
do dio primero ese paso jacobino hacia algunas demandas, que estaban ahí an- gación legal, o porque era pobre y nadie
adelante. Entonces, el jacobinismo, que ticipadas o sugeridas o reclamadas por le daba una asignación universal por hijo
por supuesto uno tiene muchos motivos otros actores: la decisión de la Asigna- para que la terminara… Hoy me parece
para condenar, para criticar o por lo me- ción Universal por Hijo la tomó, medio que hay un conjunto de circunstancias
nos para considerar insuficiente como “de arriba a abajo”, este gobierno, pero que hacen que las cosas hayan cambia-
inspirador de una política democrática, venía siendo reclamada por la CTA des- do, y entre las que siempre destaco tres:
tiene a veces una dimensión interesante. de hacía años... la política de Derechos primero, la obligatoriedad de la escuela
Medio de prepo, y sin andar preguntan- Humanos la diseñó este gobierno medio secundaria por ley; segundo, la asigna-
do mucho, ¿no?, te abre una dimensión “de arriba a abajo”, pero venía siendo ción universal por hijo, que le da a las
nueva para una época. Yo creo que este reclamada por los organismos desde ha- familias que tienen esa obligación las
gobierno, muchas de las cosas que hizo, cía años... Ahora: para que estas y otras condiciones materiales para cumplirla,
las hizo, digámoslo así, jacobinamente, políticas muy importantes de estos años y tercero, la existencia de un montón de
sin andar preguntando mucho, y uno se dejen de ser las políticas de un gobierno universidades nuevas, de una universi-
ha sorprendido muchas veces diciendo y pasen a ser el signo de una época, es dad razonablemente cerca de la casa de
“menos mal que no preguntaron mu- posible que esté faltando algo, que es lo cualquier joven argentino. En efecto, hoy
cho”, porque si preguntaban mucho no que vos reclamás. Quizás nos falte toda- no hay ninguna provincia argentina que
iban o no íbamos a faltar todos los ca- vía la teoría que pueda pensar bien qué no tenga una universidad pública, y no
gones que habríamos dicho “Che, no: tipo de sociedad se está construyendo hay ninguna zona del conurbano bonae-
mejor no”, ¿no? Si hubiera habido una de este modo. Yo tengo la impresión, y rense donde no tengas una universidad a
encuesta nacional para preguntar si había uno a veces lo escucha en los mejores un rato razonable de viaje de tu casa. Ese
que hacerle bajar el cuadrito de Videla a cuadros del gobierno (a la cabeza de los conjunto de circunstancias hacen que el
Bendini o no, ¿qué habría dado esa en- cuales pongo a la propia presidenta, que derecho a la educación superior sea (en
cuesta? Posiblemente habría dado que un tiene un discurso muy estructurado sobre un sentido material, práctico y efectivo,
montón de gente que, en el fondo de su esto), yo tengo la impresión, digo, de que y no en un sentido meramente abstracto
alma posiblemente piense que está bien vamos a una sociedad en la que podemos y jurídico) un derecho concreto para una
bajar el cuadrito, habría dicho “che, no, esperar que se vayan naturalizando cierto cantidad de personas. Todavía me pare-
no enojemos a los militares, justo ahora conjunto de derechos, y eso me parece ce que tenemos que dar una cantidad de
que recién empezamos, mejor no, dejé- que es muy importante. Bueno: yo siem- pasos importantes para que ese derecho
moslo para dentro de dos años”. Y no: el pre jodo en la universidad, porque estoy sea un derecho naturalizado por todo el
tipo, ¿sabés qué?, dijo “Proceda”, bajó el ahí todo el día y porque es mi metiér, mundo y, entre ese todo el mundo, des-
cuadrito y nos abrió una cosa impresio- con la cuestión del derecho a la Educa- taco dos sujetos: los propios sujetos de
nante, que es la súbita comprensión de ción Superior, mejor: con la cuestión de esos derechos que siguen viendo a la
que sí se podía poner a un general de la la Educación Superior como un derecho, universidad como un derecho ajeno y
nación arriba de un banquito y bajar el de la educación superior que hoy puede extraño, que siguen preguntando cuando
cuadro de un dictador. Imagínenselo al ser considerada (quizás por primera vez llegan a la puerta si tienen que pagar o
Chacho Álvarez (pobre Chacho: no sé en nuestra historia) como un derecho, no tienen que pagar, si pueden pasar o
si habría que usarlo siempre de ejemplo, que a mí me parece una cosa extraordi- no pueden pasar; y los propios profeso-
pero qué le vamos a hacer: el tipo quedó nariamente importante. La Educación res universitarios, a muchos de los cuales
como ejemplo medio inevitable de ese Superior nunca fue pensada en la historia hay que convencerlos de que, en efecto,
tipo de progresismo posibilista del que argentina, y quizás nunca fue pensada el estudiante que está frente a ellos no
estábamos hablando), bué: imagínenselo en la historia de ningún país, simple- es un advenedizo que está allí probando
a alguno de estos prudentes progresistas mente porque la universidad, desde los una golosina que no le corresponde hasta
que supimos conseguir tomando una de- comienzos de esta institución milenaria, que ellos lo bochen en el primer parcial,
cisión así de arrojada. nunca fue concebida como un derecho sino un sujeto de derecho. De derecho a
popular, sino como una formadora de estudiar, de derecho a aprender. Derecho
DC: –No, el Chacho Álvarez no, pero elites: de elites clericales, de elites judi- que tiene como contrapartida la obliga-
sí hay organismos de derechos huma- ciales, de elites profesionales... Hoy, en ción de la universidad, y de ese profesor,
nos que tienen una larga tradición, la Argentina, no diré que la universidad de enseñarle, de esmerarse en enseñarle,
¿no? o los estudios superiores son un derecho y no de echarlo de una patada si no en-
universal, porque sería ser demasiado tendió la primera explicación. Suponete
ER: –Por supuesto, sí, sí. Y está muy bien optimista o chuparse demasiado el dedo, que podamos decir, de acá a cinco años

22 el ojo mocho
Diálogos

(en el 2016 digamos: cuando cerremos libro debe ser del 2003, las vísperas in- nalismo y para que no le terminemos
los festejos del Bicentenario, viste que mediatas de las elecciones. Bueno: este pidiendo siempre que pase arriba lo
el 2016 es una fecha que el gobierno país salía de una crisis tremenda. ¿De que no pasa abajo. A eso nos refería-
tiene mucho en su horizonte porque es, qué ibas a hablar vos si te entrevistaba mos con “política cultural” y que es
en efecto, el cierre de los festejos del Di Tella? Bueno, de cómo salías de ese lo que parece que estuviera faltando,
Bicentenario), suponete que uno pue- tremendo quilombo, es medio sorpren- ¿no? Digo: la política cultural actual,
da decir: bueno, a ver, “¿cuáles son los dente que hoy podamos estar hablando no quiero reducirlo a esto, pero tuvo
rasgos de esta época?”, e imaginate qué de otras cosas tan distintas… mirá si Kir- una manifestación muy clara, o no
bueno que sería que dijéramos: esta épo- chner iba a decirle a Di Tella que iban a sé si tan clara, pero en todo caso una
ca es una época en la que todos los ciu- levantar el rubro 59... El país estaba con de sus manifestaciones ha sido, entre
dadanos argentinos tienen naturalizado otras cosas en la cabeza. Ahora, cuando otras, algunas más flojas y otras con
que una mucama no es una esclava, que uno lee los discursos de la presidenta, mayor suerte, la Muestra de homenaje
nadie puede andar ofreciendo chicas en cuando uno está atento a ciertas orien- al pensamiento nacional y popular, y
los diarios inescrupulosamente, que todo taciones generales de las políticas públi- no sé si eso articula en el sentido que
joven tiene que terminar la secundaria y cas, cuando uno escucha los discursos estamos discutiendo. Porque sino ter-
que todo joven que termina puede elegir muy estructurados de algunos ministros minamos en la declaración de deseos:
ir a una universidad que debe ser buena muy fuertemente presentes, me parece, “queremos una Cristina eterna”. Si
y en la que puede construirse un destino en la orientación general del gobierno esto fuera dicho con afán crítico po-
profesional. Bueno: eso, ¿no?, esa ge- nacional (el ministro de educación, el dría ser interesante, pero dicho así no
neralización de cierto conjunto de cosas ministro de trabajo, que son cuadros in- parece ni siquiera una desmesura, sino
que uno va naturalizando cuando se van telectuales potentes que tiene el gobier- una pavada. Sin embargo, esa pavada
afirmando podría ser algo parecido a eso no...), uno no se sorprende de que haya está diciendo algo, está diciendo: nece-
que vos llamás una época, o la cultura de volado el rubro 59, ¿no? Uno dice: sí sitamos al kirchnerismo siempre en el
una época. Yo tengo la sensación de que claro, es perfectamente coincidente con poder sino todo esto se nos cae, ¿no?
un país que sale de una crisis de no hace cierto clima general. Pero lo otro con lo y así el kirchnerismo o estos derechos
tantos años, ¿no?, que va incorporando que me gustaría insistir, que era lo otro conquistados, con marco institucional,
progresivamente a algunos sectores a un que te decía antes, es, me parece, que una que todos recibimos como ¡qué bueno,
conjunto de derechos o de posibilidades, época es siempre una época contradicto- es lo que había que hacer! va a durar
me parece que vamos construyendo ese ria, una época nunca es el resultado de lo que dure, los mandatos que la Cons-
clima de época medio a los tumbos, me- una programación estatal, ni tampoco de titución le permita a Cristina… y bue-
dio a los golpes de jacobinismo estatal, ningún sujeto: una época es el resultado no, no puedo pensar siquiera mucho
medio a impulsos de algunos sujetos que de tensiones muy diversas, y esta época más en un sucesor, va a durar eso…
a cada tanto pueden meter algún tema será, cuando la recordemos, la época en
en la agenda, y con muchas… porque el que Cristina pudo hacernos entender a ER: –Sí: estoy de acuerdo en todo, y creo
gobierno no es el único actor que juega todos que es un horror que las mucamas que esto se afirma cuando una cultura de
en la constitución de las coordenadas de no hayan tenido, hasta hace muy poco, época incorpore todas estas conquistas,
esta época, ¿no? Ayer Biolcatti dio un jubilación ni derechos básicos, y, al mis- las vuelva efectivamente inlevantables
discurso que es un programa: los tipos mo tiempo, la época en que Biolcati pue- en el futuro, eso hoy no parece ser el
éstos tienen un programa para este país. de decir que este país se tiene que dejar caso. Hoy uno tiene la sensación de que
Que es clarísimo: hacernos retroceder de joder y producir soja y nada más que hay algunas cosas que no tienen marcha
doscientos años. Me parece eso, ¿no? soja. Mieses. Claro, porque es una época atrás porque están instaladas en la con-
Esas dos cosas. Primero, me parece que contradictoria en la que hay muchos pro- ciencia colectiva, y otras que no tienen
una época, o esta época, o lo que podre- yectos en pugna… marcha atrás, como me decía Mario
mos después leer retrospectivamente Wainfeld conversando acá mismo con
como esta época, se va construyendo así, DC: –Claro, pero me parece que por los compañeros del área de Política de la
no según una programación. No que esa ahí podríamos enfocar más la crítica, Universidad, porque el futuro gobernan-
programación falte por completo: esa ¿no?, en esta cuestión de constituir una te, por más conservador que sea, deberá
programación de algún modo yo creo época en bloque histórico, de modo ser un pelotudo para privarse de usar el
que estuvo, ¿eh? Ese discurso de asun- que uno pueda pensar que no hace enorme fangote de guita que representa
ción del 2003, que vos me decís que lo falta que esté el kirchnerismo en el go- la Anses. Imaginate un futuro gobierno
escribió Cristina... No me extraña en lo bierno para poder seguir sosteniendo conservador, ¿en serio va a volver a pri-
más mínimo, porque es un discurso muy esta ampliación de derechos, porque vatizar la Anses? A menos que además
estructurado, es un discurso excelente el ha encontrado un marco institucional de conservador sean suicidas, o sean, en
de asunción de Néstor, eso se parece bas- o porque se ha naturalizado en la so- efecto, puros empleados…
tante a un programa… ciedad. Si eso sucede, uno podría decir
que, sin pretender hacer ningún tipo DC: –Bueno, Macri lo dijo, ¿no?:
AB: –Esa entrevista que le hace Di Te- de futurología, será el momento en que “para mí hay que volver a privatizar
lla a Kirchner… el kircherismo se constituya en un mo- las jubilaciones”; así lo dio ¿eh?
vimiento histórico. Pero para que eso
ER: –Ah sí, ese libro, sí, sí… efectivamente suceda debería haber ER: –Bueno, eso sería… Bueno: Macri
una verdadera política cultural, eso es sería un ejemplo (preocupante por lo po-
AB: –Ahí igual, también como lo seña- lo que decíamos, ¿no?, una verdadera sible, ¿no?) de un gobierno de una de-
la Horacio, no aparece la cuestión de política cultural que articule todo eso recha empresaria que no es una derecha
los derechos humanos… para que, como en efecto las corpora- política (con un programa de derecha
ER: –No, es que claro, es que yo creo ciones no se desactivan, sino que por para el país), sino que es una derecha
realmente que estas cosas se van cons- el contrario están bastante activas, sin programa para el país, como no sea
truyendo medio a los tumbos, ¿no? Ese no se transforme todo en un pater- entregarle el país a los grupos empresa-

el ojo mocho 23
Diálogos

rios a los que representa, o para los que y la muerte de Viñas, por el contrario, discursos teóricos hoy, justamente
trabaja o que son de su propiedad. Pero que pensábamos que cierra algo gra- para pensar el presente, digo, al mar-
hay otras cosas, en efecto, que yo veo, ve, digamos… para no ser pesimistas, gen de algunos libros como el de Hora-
tal vez esta misma que vos decís, que la pregunta es por las nuevas mani- cio, tal vez el de Beatriz Sarlo… ¿leíste
no están garantizadas, y eso sí que es un festaciones estéticas, la relación entre La audacia y el cálculo?
problema, ¿no?, nadie va a eliminar de arte y política, literatura y política, si
la ley nacional de educación la obliga- veías algo interesante, y también rela- ER: –Sí, me gustó. Me parece que es un
toriedad de la escuela secundaria, pero cionado, volviendo a la idea de época, libro agudo, inteligente. Ella es aguda e
si no aumentás la asignación universal manifestaciones de la literatura, del inteligente. Me parece que dialoga bien
por hijo al nivel de la inflación, esa obli- arte argentino, que estén en tono di- con el kirchnerismo. Y si bien ayuda el
gación va a volver a ser una obligación, gamos con la época, o acompañando o título y la tapa, me parece que casi hay
como tantas, absolutamente formal, de empujando la época… que esforzarse para leerlo como un li-
imposible cumplimiento ni verificación, bro acerca del kirchnerismo: es un libro
y la escuela secundaria seguirá siendo DC: – O el Laberinto del Bicentenario, acerca de una época, es un libro acerca
un lugar para algunos chicos argentinos en el que se notaba la mano de Daniel de la colonización de la política por la
y no para todos. Eso sería un retroceso Santoro… estética de los medios masivos de comu-
muy grande, ¿no? También es cierto que nicación…
algunas cosas en el camino han ocurrido: ER: –Yo creo que en general los festejos
el futuro gobernante que no aumente la del Bicentenario fueron sorprendentes DC: –Pero la trampa es que ella le
asignación universal por hijo va a tener para todos: para sus propios protagonis- pone el nombre de kirchnerismo a
que encontrarse con los beneficiarios tas, digamos, y revelaron un conjunto de toda esa época
de la asignación universal por hijo, con potencialidades artísticas, estéticas, que
cierta capacidad de organización que han nos iban sorprendiendo en el momento ER: –Le pone el nombre de kirchneris-
ganado en estos años, haciendo quilom- mismo en que quizás las veíamos por mo a toda esa época, yo creo que eso es
bo en la calle, y si algo hemos aprendi- primera vez, y veíamos que ahí había injusto, o como decís, tramposo. Cuan-
do desde el año 2001 para acá, es que el alguna posibilidad. Ahora: la verdad es do, efectivamente, tiene que decir qué
quilombo en la calle garpa: eso es algo que no me imagino, y que tampoco me del kirchnerismo representa a esa época,
que los pobres argentinos han aprendi- gustaría imaginarme, un arte kirchneris- menciona los vestidos de Cristina y las
do bien. De modo que nada me parece ta, digamos. Quizás ahí lo que vos de- lágrimas de Andrea del Boca, que no me
tan sencillo como que si mañana Cristi- cías hace un rato es interesante: hay una parece que alcance para decir que esta-
na se cansa, o si no puede ser reelecta, función de la crítica que yo extendería al mos ante un libro sobre la época kirch-
o si no encuentra un sucesor a la altura arte en su conjunto, de ser anacrónico, de nerista. A lo sumo alcanza para decir,
de las circunstancias dentro de cuatro sostener un hiato frente a las represen- como dice ella en algún pasaje del libro,
años, todo va a ir para atrás. Yo no se- taciones dominantes. En ese sentido, ya que “existe ya una provincia K en Ce-
ría tan pesimista, pero creo que algunas que ustedes lo mencionaron, si la obra lebrityland”, lo que me parece más jus-
cosas pueden ir para atrás, sí, y eso es de Santoro hoy nos resulta interesante to. Es un libro sobre Celebrityland. En
preocupante, y en ese sentido, me parece es porque la obra de Santoro no parece ese sentido, es un libro sobre los temas
que consolidar esto con una construcción ser el arte que corresponde a este tiempo que hace veinte años se había ocupado
cultural en el sentido más general de la kirchnerista, es un arte que juega con un alguien a quien ella criticó mucho, sien-
palabra es muy decisivo… anacronismo de corresponder al tiem- do que su libro no es mucho mejor que
po de un peronismo dorado, feliz, en el lo que escribía Landi, ¿no? La verdad es
AB: –Vos decías antes que un momen- cual este kirchnerismo puede mirar uno que Landi vio estas cosas más tempra-
to fundamental, impensable para no- de sus rostros o uno de sus antecedentes, no, con más agudeza, quizás con menos
sotros, fue bajar el cuadro de Videla… pero me parece que el chiste está exac- aparato conceptual, pero no con menos
yo pensaba también, por ejemplo, aho- tamente en esa discordancia. A mí me lucidez. Dicho eso, creo que es un libro
ra en Francia, para este aniversario de parece que estaría bueno que surgiera un que está bien. Es un libro correcto, no me
la toma de la Bastilla, una ecologista arte que para pensar este presente, para parece una tontería y tampoco me parece
francesa salió a decir que había que criticar sus límites, o para abrir otras una gorilada. En general no me parece
desmilitarizar el festejo del 14 de julio fronteras, pudiera no mimetizarse. Así que Sarlo diga goriladas cuando habla
y le salieron a pegar por la derecha, por como deberíamos tener una teoría polí- del kirchnerismo. Al contrario, me pare-
supuesto, pero también por la izquier- tica y un discurso político que dé cuenta ce que hay un reconocimiento, lo perci-
da, diciendo que era una improvisada, mejor de este presente, creo que la fun- bo en el libro, en más de un pasaje del
que hablaba rápidamente, etc. Aquí ción del arte es, no dar cuenta bien del libro, en ese artículo que publicó en La
justamente el festejo del Bicentenario presente, sino ponerlo en el banquillo de Nación describiendo su vuelta del acto
fue un festejo absolutamente desmili- los acusados y señalar otras posibilida- de Huracán y diciendo “hacía tiempo
tarizado, donde hubo en las calles una des. En ese sentido, quizás, aunque uno que no escuchaba vibrar las paredes de
vanguardia estética como Fuerza Bru- por supuesto siempre tiene que exigirle un subte con los cantos de la política”.
ta con un despliegue estético provoca- más al arte oficial, o a las muestras, o a En ese artículo, que es un artículo en La
dor y, en ese sentido, también te quería la muestra de la que conversábamos del Nación, uno lo puede leer siete veces y
preguntar, o te queríamos preguntar, pensamiento nacional, etc., quizás inevi- no encuentra una frase de condena. Es un
si ves algunas producciones estéticas tablemente cualquier muestra estatal de artículo descriptivo, cuando no entusias-
acordes con la época que estamos re- arte termine quedándole chico a lo que ta: no hacia el kirchnerismo, sino hacia la
clamando, o anunciadora en algún uno querría imaginar como el arte de una política, a la pasión política, ¿no?
sentido de algo nuevo… época, porque siempre es un recorte muy
MR: –Un detalle más de eso: el marco parcial, ¿no? DC: –No obstante, yo creo que Sarlo
de esa pregunta era la muerte de Kir- tiene algo que yo no sé si decirle gori-
chner, que pensábamos que abría algo, AB: –Y al respecto de la vacancia de lismo, no sé…

24 el ojo mocho
Diálogos

el “otra vez”: Devórame una vez y otra buru lo hace llamándola “asesinato” y
ER: –Como decía Viñas: “Viejo, ahí en- vez y otra vez, porque nunca me vas a eso en el título no se manifiesta… en
tramos en el terreno de la zoología”… poder devorar del todo. Y Beatriz parece principio, eso es raro. Después, bási-
tener la idea un poco más ingenua de que camente, es el secuestro, el momento
DC: –Pero cuando ella habla de Cele- Celebrityland mete adentro todo y ya no del secuestro y simplemente los días
brityland y dice que todo en Celebri- hay diferencias entre Andrea del Boca, que dura el secuestro, lo llevan en la
tyland tiene el mismo relieve, todo es lo Cristina Fernández de Kirchner y Car- camioneta, lo ponen en un cuarto, el
mismo, cualquier cosa es lo mismo que los Menem, porque todos se visten con interrogatorio y charlas un poco ba-
cualquier cosa, y en una parte dice, y trajes caros, y me parece que ahí se le nales entre Norma Arrostito y Firme-
eso es lo que me llama la atención, que escapa algo de la política que resta detrás nich. Lo que me pareció interesante
es lo mismo, no lo recuerdo muy bien, de la devoración. de la película es que pone en la boca
pongamos un ejemplo, un post en Re- de Aramburu la propia justificación
pública Argentina de la Soja que una DC: –La picardía de ella es que cuando del accionar de Montoneros, como en
visita de la Presidenta a cualquier pue- estuvo en 6,7,8 y le decían “Clarín es el algún momento Aramburu tuvo que
blito o a una fábrica recuperada, como que homogeneiza”, ella decía “Clarín liquidar a los que él creía contrarrevo-
restándole importancia. Nada de eso no siempre homogeneíza, porque hay lucionarios, porque a su entender es-
es importante, o todo lo que sucede en una lógica que Clarín debe respetar taba liderando una revolución, al mis-
Celebrityland pareciera ser importan- para no perder lectores; hay una ló- mo tiempo ese discurso justificaba al
te del mismo modo. Y es mentira que gica periodística y la gente no come propio accionar de Montoneros, como
nada de eso sea importante, para cual- vidrio”. ¿Pero cómo? ¿Para algunas un círculo vicioso, pero lo que es inte-
quier pueblito es importante que vaya cosas la gente come vidrio y te forma- resante estéticamente es, en final de la
la presidenta, para cualquier fábrica tean los medios, pero cuando hablás película, Firmenich golpeando con un
recuperada es importante que vaya la del Grupo Clarín, la gente no come vi- martillo una especie de salamadra o
presidenta. Hay como una especie des- drio? Ella oscila, puede oscilar sin dar- qué sé yo, para que no se escuchen los
precio por la vida popular, no sé si un le explicaciones a nadie, pero eso creo tiros de afuera, y la película cierra, ba-
desprecio, pero… que tiene que ver con la desinscripción jan los títulos, con esos golpes que no
institucional que tiene actualmente, no dejan de sonar. Me sorprendió el he-
ER: –Una especie de fascinación, aun- tiene que rendirle cuentas a nadie, ni a cho de que Filipelli tomara un tema de
que sea una fascinación crítica, nega- la universidad, ni a su revista, es una los setenta para su película, y pensaba
tiva. Hay una fascinación ingenua con persona de La Nación, satelital, por- que sólo el kirchnerismo podía habili-
los poderes homogeneizadores de los que tampoco es columnista… tar algo así…
medios. Yo creo que ahí Oscar le había
sacado una vuelta de tuerca a esa mane- ER: –Sí, yo creo que eso le da una liber- ER: –Sí, eso es cierto. Recién decíamos
ra de razonar. Cuando ocurre el pacto de tad para opinar, efectivamente, como una que un arte de esta época no debería ser
Olivos, y Oscar escribe en Clarín un ar- librepensadora, que nosotros tenemos un arte del gobierno de esta época, pero
tículo muy bueno que se llama “Escenas que aprovechar también, ¿no? Tenemos es cierto que lo que ha hecho el gobierno
de política explícita”, es muy interesante que aprovechar, digo, en el sentido de es construir un poco por lo menos ciertas
lo que allí dice Oscar, diciendo: a pesar decir: he aquí una tipa que está pensando coordenadas de la época, poniendo un
de que la omnipresencia de los medios sin ninguna limitación, sin ninguna res- conjunto de temas alrededor de los cua-
pudo habernos llevar a tener la ilusión, tricción. No está pensando en la lógica les hoy todo el mundo tiene que opinar.
durante estos años, de que todo pasa en de la academia, efectivamente, no la des- Los 70 vuelven de un modo diferente
la pantalla, y de que todo es lo mismo, truye una refutación argumental. No está después del 2003, del 2004, no es la li-
y de que la pantalla todo lo iguala, etc., pensando en la lógica de la política, no la teratura testimonial, ¿no?, no es La Vo-
hete aquí que dos viejos y astutos políti- refuta una lluvia de votos. Está pensan- luntad de Martín Caparrós. Es ahora la
cos se reúnen en un departamento de la do en la lógica del librepensador de La novela de Caparrós, que supone también
avenida Santa Fe, a puertas cerradas, no Nación, que es un género que tiene en la una época diferente y una forma más po-
le avisan a nadie, no van las cámaras, y Argentina un siglo, y bueno, ahí hay que lítica de pararse frente a esa discusión.
te cambian la historia de este país. Bue- aprovechar también eso, porque las co-
no: me parece que el reconocimiento, sas que ella dice son, en ese estilo de no AB: –¿A quién corresponda?
que me parece que es el chiste también tener que darle cuenta ni a ningún comi-
que tiene ese título tan interesante que té de referato ni a ningún electorado. Es ER: –A ésa me refiero, sí, exactamente.
es Devórame otra vez, ¿no?, ese verbo un estilo libre e inteligente que ayuda a Ahí hay una discusión con el kirchneris-
“devorar”... Subrayé especialmente que pensar algunas cosas. Ella construyó un mo. Esa novela es la respuesta del autor
lo usa Beatriz. Con más ingenuidad que personaje (a ver, no necesito decirles: un de La Voluntad al kirchnerismo, ¿no?
Oscar, por cierto, porque me parece que personaje antipático, ¿no?), pero eso me
el chiste en Devórame otra vez, y todo parece que es anecdótico, a mí me parece AB: –Ahí también en el libro de Ho-
lo que Oscar escribía sobre los modos que es un personaje al que vale la pena racio aparece este momento, no me
de apropiación de la vida política por la seguir escuchando. acuerdo en qué libro de Caparrós, en
lógica de los medios, era para decir que El Interior creo, que no leí, aparece
esa apropiación nunca puede ser cabal, AB: –¿Viste Secuestro y muerte de Fi- una referencia a Kirchner en el hotel,
por eso me parece interesante el “otra lipelli, que se basa en el libro de ella? un gesto muy, ahí sí, de un desprecio
vez”, ¿no? Devórame otra vez, que es absoluto, ¿cómo uno puede evaluar
un título un poco faradulesco y obvio ER: –No: no la vi. ¿Qué tal está? esos gestos también, ¿no? Es algo que
porque era una cancioncita que cantaba yo siempre me pregunto, ¿cómo la his-
un dúo de chicas puertorriqueñas o ve- AB: –Es una película rara, es sintomá- toria con mayúscula puede generar
nezolanas o no sé qué, pero me parece tico el título porque ella siempre que se esas pequeñas circunstancias entre
que lo provocador de ese título está en manifiesta sobre la muerte de Aram- individuos muy concretos, que encar-

el ojo mocho 25
Diálogos

nan situaciones que los trascienden cio a Kirchner, en parte de algunos de los tra lo que uno podría pensar, contra lo
ampliamente? Porque ese momento de miembros de esa generación, que con- que yo mismo a veces pienso, y me doy
desprecio, que tal vez no fue así, y es siste en decir “esa emoción de Kirchner cuenta que no es así en el propio ejer-
una ficcionalización de él, es también cuando se le quiebra la voz, recordando cicio de dar las clases, es tremendamen-
el desprecio que se manifiesta de par- a una compañera muerta, es una impos- te instructivo dar, incluso así, durante
te de un sector, por lo menos de una tura o una astucia”, y eso no lo entiendo veinte años seguidos, textos básicos de
parte del sector que hoy vota a Macri, muy bien, como que no le perdonaran autores clásicos para un público todavía
frente al kirchnerismo. que no hubiera empezado a hablar, desde no formado, ¿no? Doy un curso de intro-
los catorce años, de derechos humanos, ducción a la sociología para chicos de
ER: –Sí, sí, es graciosa esa anécdota y ¿no? Como si dijera, “yo escribí mi libro dieciocho años, y aprendo y me divierto
Horacio la cuenta con mucho enojo en sobre La Voluntad antes de que éste em- y me ordeno yo mismo mucho dando año
el libro, ¿no? Es un desprecio, uno po- pezara a hablar sobre derechos humanos tras año los textos de Durkheim, de We-
dría decir, jactancioso, inmerecido, ¿no? y yo ahora por qué…”. La astucia y el ber, de Murmis y Portantiero…
Sí, como de un escritor astuto que está cálculo (las palabras que dan título al li-
tan fuera de la política que puede imagi- bro de Sarlo) no dejan de ser la materia AB: –Del propio Salessi, me acuerdo…
nar que todos los políticos son la misma misma de la política, ¿o le preguntaban
cosa, despreciar al mayor político de es- a Alfonsín si surgía desde el fondo de su ER: –Ése ya no lo doy más (risas). Desde
tos años, con el mismo gesto con el que corazón cada palabra que decía?, ¿o no que Amigo me dijo que está equivocado
se puede llegar a despreciar a los mayo- estaba claro que era un astuto y que esa y me hizo confundir a mí, ya no lo doy
res políticos de los años anteriores. Sólo astucia era parte misma de la labor del más (risas). Claro, ése lo dábamos para
que no para retirarse de la política, para político? Hay como un reclamo de una ver la generación del 90 en la Argenti-
no hacer más política, sino para ubicarse autenticidad que a mí me parece como na. Para mí es un lugar interesante, no te
hoy en una posición ciertamente política medio ingenuo o de mala fe. digo que todos los años releo El Suicidio,
y sumamente antipática. No alcanzo a (llega Jung) porque te mentiría, pero el solo hecho de
imaginarme una escena de desprecio así tener que, cada tanto, volver a ojearlo
de Martín Caparrós a Mauricio Macri. Jung: –Hola, ¿siguen con la entrevista y a explicarlo de nuevo para pibes que
Si se lo encontrara en algún cocktail, ¿lo todavía? no tienen la menor idea de quién fue
despreciaría como cuenta que lo despre- Durkheim, para mí mismo es un ejerci-
ció a Kirchner? ER: –Sí, pero nada de esto tiene ninguna cio de revisar las cosas, que es muy ins-
seriedad, hace varias horas que esto des- tructivo. Yo creo que se aprende mucho
AB: –Me parece que lo que corta a es- carriló mal. (Risas) así. Y además nunca son exactamente los
tos debates hoy, que también era el de- mismos textos, porque sí voy renovando
bate que existió en la Biblioteca cuan- MR: –Desde el minuto dos (risas) un poquito, todos los años, el programa,
do se armó el quilombo con las dos o lo voy cambiando, sobre todo tratando
cartas, ¿no?, es que son debates que AB: –¿Seguís dando clases en el Nacio- de seguir las producciones más recientes
tienen más de treinta años de histo- nal, no? de la sociología argentina. Cuando em-
ria y que están partidos por la sangre, pecé a dar esa materia, en el 90, las cosas
la tragedia, y que no me parecen que ER: –Sí, sí. más recientes de la sociología argentina
puedan suturarse o cerrarse. Efecti- y latinoamericana eran las teorías de la
vamente, me parece que ahí sí son las AB: –Porque yo ahí conocí a El Ojo transición a la democracia, y desde ahí sí
nuevas generaciones las que deberán Mocho. Por vos, digamos. Vos llevaste que se percibe lo mucho que ha pasado
asumir los nuevos desafíos, ya no és- un número en sexto año, el número de el tiempo y que han cambiado las cosas,
tas, tampoco sé, no sé qué pensás vos la entrevista a Landi, justamente, y a porque hoy de eso me parece que no hay
que estás más cerca de nuestra gene- Asís. Ahí la leí por primera vez. En la nada muy relevante. En una perspectiva
ración, cuál es el diálogo posible que editorial se hablaba del atentado a las de largo plazo la verdad es que la década
se puede establecer con esa generación torres… del 80 es una década pobre de produc-
anterior, con la generación que encar- ción sociológica en Argentina, y la de los
nó con sus propios cuerpos ese debate. ER: –Sí, sí, ese número debe haber sali- 90 también: peor. Ahora termino el pro-
do inmediatamente después de eso, en la grama con libros como el de Pablo Se-
ER: –En general yo desconfío un poco primavera de 2001. mán o el de Denis Merklen, que para mí
de la idea de generación, ¿no?, y sobre son grandes hallazgos teóricos. Así que
todo uno tiene muchos motivos para des- DC: –¿Vos estabas en el colegio secun- a mí me gusta mucho dar clases allí, no
confiar de la idea de generación en estos dario todavía? representa un enorme esfuerzo: doy mis
momentos en los que hay un diálogo en- clases, dos veces por semana, a primera
tre el gobierno, las discusiones públicas AB –En sexto, sí… hora de la mañana, y es compatible con
y ciertas zonas de aquella generación. mi trabajo de burocratón (risas).
No es que la generación pasada, diga- DC: –¿En el 2001? ¡Qué hijo de puta!
mos, pasó y uno sólo la puede entrevistar (risas) AB: –Me acuerdo que en la presen-
como material de archivo, o preguntar- tación de Las máscaras de Jano en la
se qué relación tener con aquello que ya AB: –¿Y qué tal eso? Porque con lo del Biblioteca había hordas de jóvenes…
no está más, porque aquello está de un Rectorado en la UNGS tuviste que re-
modo muy presente, ¿no? Cuando Kir- legar las clases en sociales, pero seguís ER: –Bueno: hordas... (risas).
chner se emociona en el acto de la ex- con las clases en el Nacional…
ESMA, ¿no?, que no sé quién era com-
pañera suya, bueno, ahí, esa generación ER: –En el Nacional estoy hace veinte
tiene una forma de presencia. A mí me años, es un muy lindo trabajo, a mí me
parece que ahí hay un modo del despre- gusta mucho. Me parece un trabajo, con-

26 el ojo mocho
Dossier

Posiciones
(lo nuevo, el kirchnerismo, la crítica)

La intensidad política de este tiempo reconfi- sicionamiento de la crítica, motivada por el


gura los puntos cardinales que la década an- impulso de la época. Esa búsqueda sin cer-
terior parecía haber fijado en juicios y orien- tezas definitivas sitúa la discusión en el lo-
taciones claramente determinadas. ¿Cómo cus mismo en donde se produce el desplaza-
se ha producido esa inflexión? ¿Qué de esa miento. Desde allí retrocede y avanza, para
inflexión se espeja en el pasado? ¿Y cómo es encontrar, en ese movimiento, el movimiento
que se direcciona hacia un porvenir? En este mismo de lo político. ¿Cuáles son los nom-
dossier no hay respuestas unívocas, sin em- bres que configuran nuestra época? ¿Cuá-
bargo hay un obligada búsqueda del repo- les son sus desafíos? ¿Y cuáles sus límites?

¿ES POSIBLE NOMBRAR LO NUEVO?


SOBRE LOS NOMBRES DE ESTA ÉPOCA
Alejandro Boverio
medida. Que viejos nombres aparezcan que pretendía fundarse transversalmente
“SÓCRATES.— ¿Pero por medio de qué en situaciones liminares de la vida políti- con el presente como vértice, presente
nombres pudo aprender y encontrar las ca argentina no es más que el síntoma de que refería fundamentalmente a actos de
cosas, puesto que entonces aun no existían algo que excede al mero nombrar, pero gobierno y a una frase que Kirchner re-
las primeras palabras; y puesto que por que se afinca en él por circunstancias que petía a cada rato: “encontrar una síntesis
otra parte, según hemos dicho, es imposible es preciso examinar. superadora que pueda contener la verdad
aprender o encontrar las cosas sino después Los nuevos nombres, si han de ser ver- relativa de cada uno de nosotros”. Con
de haber aprendido o encontrado por sí daderamente nuevos, traman una conste- ese fraseo hegeliano se plasmaba en el
mismo la significación de los nombres? lación junto con los viejos, constelación discurso, de algún modo, una estrategia
CRATILO.— Lo que dices es realmente una siempre difícil de asir. Y parece que si política que también era nombrada como
verdadera dificultad, Sócrates.” existe un nuevo nombre en la política transversalidad en el intento de desbor-
argentina, ese nombre es el de kirchne- dar políticamente los límites del partido
Platón, Cratilo rismo. Nuevo para los diccionarios po- justicialista. Los nombres que convoca-
líticos, que sólo albergan nomenclaturas ba el kirchnerismo eran pocos, desde el
Nombrar implica, en cualquier cir- que trascienden los tiempos y las coyun- comienzo, y cuando aparecían, nos sor-
cunstancia, ritos y ceremonias. Una li- turas, apartando de sí los ismos que ya prendían.
turgia que no puede ser dejada de lado, se arrumban en las hemerotecas junto a Fue en 2007, en el II Congreso Nacio-
mucho menos, en el ámbito de lo polí- los periódicos tan procaces en bautismos nal de Filosofía realizado en San Juan,
tico. Existen grandes nombres en nues- de ismos. clausurado por la flamante candidata
tra tradición argentina que encarnan si- Si bien su llegada ha sido azarosa e presidencial, nombre que era una con-
tuaciones históricas de trascendencia y imprevisible, la fortuna por sí misma tinuidad directa con el I Congreso Na-
luchas emancipatorias que, aun cuando no hace entrar a un nombre político en cional de Filosofía realizado en 1949 y
se ha pretendido cercarlas trágicamente, la historia. Es necesaria la virtú, que no clausurado por Perón, en el que Cristina
nunca se han podido clausurar de ma- coincide con el mero hecho de rememo- Kirchner se autodefinía como hegeliana.
nera definitiva. La búsqueda de libertad rar viejos nombres, sino con la voluntad Su hegelianismo respondía, según lo que
resurge siempre en los momentos menos de interiorizarse y profundizar en las ella indicaba allí mismo, a su concepción
pensados. condiciones de transformación, en las de la filosofía: la época articulada en
Acaso el nombre que continúe ase- profundidades del mar de la fortuna y sus pensamientos. El pensamiento sólo tiene
diando con mayor insistencia al vocabu- infortunios, que no puede sino traer con- volumen, decía Cristina Kirchner, cuan-
lario político argentino sea el de pero- sigo aquellos nuevos nombres. La prime- do interviene en la realidad, y así deviene
nismo. Lo mismo que su antónimo. Son ra época del kirchnerismo estuvo signada política. La política kirchnerista ha pues-
nombres que, convocados en el marco de por un despojo respecto a los antiguos to de manifiesto, en su práctica, que es
una dialéctica sin superación, tensan las nombres: el vocablo peronismo no era el Estado el momento ético que debe ar-
coyunturas políticas de una manera des- convocado asiduamente en un tiempo ticular los intereses de la sociedad civil,

el ojo mocho 27
Ensayos

enfrentándose a la posición que intenta acto en la cancha de Huracán en marzo dados por décadas, casi desconocidos
reducir al Estado a su momento mínimo. de este año. para mi generación, volvieron a la arena
Sin embargo, ese momento redistributi- Esa fotografía es el contrapunto o la discursiva. Aparecieron así, de manera
vo e integrador, que coloca al Estado por antítesis de una tomada exactamente una insistente, no sólo el nombre de Perón y
sobre el mercado, difícilmente pueda ser década atrás, la del que se vayan todos de Evita en los discursos kirchneristas,
llamado, sin más, hegeliano. Sin dudas de 2001. El utopismo de aquella consig- sino también el de Scalabrini Ortiz y el
que Hegel era quien afirmaba que el Es- na era, de algún modo, una conjura de de Hernández Arregui, entre tantos otros.
tado era el momento ético por excelen- todos los nombres. O, mejor dicho, una Nombres marginados, hasta ese momen-
cia. Sin embargo, lo que también afirma abjuración de los nombres. Lo nuevo de- to, a las bibliotecas y acaso a algún cur-
Hegel es que, con necesidad, sólo en el bía ser absolutamente nuevo. Debía arra- sito universitario, que aparecían nueva-
Estado el individuo es libre. El kirchne- sarse con todo, había que refundar la his- mente en el escenario del presente para
rismo sabe bien que esta última tesis no toria. Ése parecía ser el sentido del “que darle espesor a la historia. El grupo Car-
procede con tal necesidad. La conciencia no quede ni uno solo”. Pero lo nuevo, si ta abierta nacía en ese mismo momento,
reparadora que el kirchnerismo ejerce y pretende enraizarse en la sociedad, no es con la voluntad, acaso, de aquello que
ejerció frente al genocidio que se perpe- ni puede ser absolutamente nuevo. Como pretendió el propio Rodolfo Walsh en
tró desde el propio Estado, en la década alguna vez señaló Adorno: “aquello que su famosa carta abierta: “dar testimonio
del setenta, da cuenta de su desconfianza reniega de la tradición, difícilmente po- en momentos difíciles”. Ese testimonio,
frente a una tesis que vuelva universal y drá contar con una para seguir persistien- valiosísimo, recuperaba también para el
necesaria la tarea ética del Estado. do”. Es el conocido problema de todas pensamiento político del momento, ca-
Es cierto, también, que para el kirchne- las vanguardias políticas y estéticas. Por tegorías y situaciones históricas con las
rismo sólo el Estado era el lugar a partir eso la fotografía del 2001 fue, en sentido que sólo es posible entender el presente.
del cual podía recomponerse la fragmen- estricto, una instantánea. El peronismo y sus nombres estuvie-
tación disolvente que amenazaba la exis- Para que la del acto en Huracán no sea ron proscriptos mucho tiempo en la vida
tencia del pueblo a través de los modos sólo una instantánea, el porvenir del kir- social y política argentina y es normal,
de un individualismo competitivo, con chnerismo y, también, el de nuestra espe- entonces, que resurjan de un modo in-
niveles de exclusión inéditas en nuestro ranza, depende en gran medida de darle audito en una época en donde se pre-
país. Pero para ello el Estado no debía movimiento a esa fotografía, para lo que sentaban antagonismos equivalentes.
ser comandado por un solo partido. Así, es necesario, indudablemente, brindarle Sin embargo, el retorno de los antiguos
el impulso frentista que el kirchnerismo espacios de decisión. Sin ello el movi- nombres del peronismo, que pusieron de
expresó desde el comienzo significó un miento se diluirá en la exigua densidad manifiesto un viejo antagonismo de la
despojo de nombres propios y de las tra- de una instantánea. Entendemos los pri- sociedad argentina, necesario acaso para
diciones exclusivamente peronistas. Sin meros ocho años del kircherismo como transitar ese presente, si se extendieran
embargo, el llamado “Frente para la Vic- un proceso de transición. En ese sentido, infinitamente no pueden más que termi-
toria” convocaba en su nombre menos el decisionismo político sólo puede en- nar limitado el desarrollo de un proceso
a un acuerdo para ganar elecciones que contrar su justificación en el marco de nuevo en la política argentina. Un pro-
antiguas figuras de liberación. Emanci- una reconstitución del tejido social. El ceso que debería crear nuevos nombres
pación en términos sociales y políticos, futuro del kirchnerismo y su trascenden- para aquello que todavía no existe. Del
para la que era necesario, en su concepto, cia dependen de una ampliación e incor- mismo modo que el pensamiento debería
superar las cortapisas que suponían las poración de una base de sustentación en crear nuevos conceptos.
añejas y burocratizadas estructuras par- el proceso de decisiones. Que el conflicto sea el momento on-
tidarias. Esa idea, la de una convergencia Es también por aquel marco de recha- tológico de lo político, no implica que
y unidad nacional que tenía en su base el zo generalizado de todos los nombres haya que producirlo efectivamente en
concepto de una matriz movimientista, a que el kirchnerismo, que supo intuir con todo momento en el campo de la prác-
través de la integración de las organiza- sutileza el pulso de la época, en su co- tica política concreta. Es por ello que es
ciones sociales al proceso político inicia- mienzo avanzó desprovisto de nombres razonable que ahora mismo se convoque
do en 2003, vio ciertos límites prácticos y de apelaciones a tradiciones. Ahora a la participación política sin preguntar
rápidamente. bien, fue con el conflicto que inauguró la desde dónde se viene, sino hacia dónde
Si bien el kirchnerismo pretendió des- celebérrima resolución 125, ciertamente se va. Sólo así es posible una convergen-
de un comienzo llevar adelante, en cierto una inflexión, que los viejos nombres cia de unidad nacional y popular. Pero la
modo, el tercer movimiento histórico en volvieron. Nada es, ni puede ser abso- aporía del horizonte es, justamente, que
el que había fracasado el alfonsinismo, lutamente nuevo en la historia. Pueden no tiene todavía nombres nuevos. Será
las compuertas democratizadoras que ha existir, sí, nuevos ropajes, nuevos discur- preciso, entonces, crearlos. Sólo así el
abierto para la sociedad argentina requie- sos, nuevos modos para las querellas. Y kirchnerismo entrará definitivamente en
ren también de una interrogación sobre es con el reparto cuando se produce el la historia política argentina. Esos nom-
los límites que este proceso comporta en desacuerdo, tan viejo como la política: lo bres, sin embargo, no puede crearlos uno.
tanto se ha desarrollado en gran medida ha indicado magistralmente Rancière. El
sustentado por la posición de gobierno. antagonismo político se vuelve explícito
En qué medida este proceso podrá tras- cuando existe algo para repartir. Y acaso
cender efectivamente en la historia, en empezaba a haberlo, de algún modo, en
tanto no ocupe necesariamente el lugar ese momento. La disputa no pudo, enton-
del Estado, no es algo que podamos de- ces, más que asumir viejos nombres. Y *
finir de antemano, pero depende, en gran no porque lo que sucediera fuera exac- * *
medida, del espacio que se le otorgue tamente lo mismo, ya que cualquier re-
de aquí en adelante a los componentes petición entraña, en su desplazamiento,
menos burocratizados de este proceso una diferencia.
político. El potencial del kirchnerismo Las apelaciones, entonces, a los viejos
está, de algún modo, en la fotografía del nombres de la tradición peronista, olvi-

28 el ojo mocho
Dossier

el principio de la vida familiar, así el mar rras en el sentido estricto del nomos de la
“Pero la pistola estaba caliente. Claro que es la condición para la industria, el ele- tierra. El conflicto, por su parte, también
sí, como la de los cuerpos de los animales o mento vivificante que la impulsa hacia encontró una dimensión territorial de
de los indios después de una cacería: cuando el exterior”. En efecto, la tierra aparece manifestación, no sólo por la magnitud
estaban por morirse roncaban como si sola- en una oposición enigmática, pero his- de las movilizaciones a la Playa de Mayo
mente les doliera alguna parte del cuerpo”. tóricamente verificable, al mar. Es Carl y al Monumento a los Españoles, sino
Schmitt quien, en Tierra y mar, se pro- también por la ocupación del espacio
David Viñas, Los dueños de la tierra pone desarrollar ese parágrafo hegeliano, público con carpas, especialmente en la
mostrando cómo esa oposición deviene Plaza del Congreso, las semanas anterio-
Vivimos esta época como la de un re- en la historia universal, en la lucha entre res a la votación del proyecto. Eso que
torno. Lo nuevo no puede ser, también, potencias marítimas y potencias terres- podría constituir un ejemplo aislado es,
sino retorno, cierto tipo de retorno. Se ha tres. Son el Leviatán, monstruo maríti- sin embargo, indicador de un fenómeno
nombrado a nuestra época como la de la mo, y el Behemot, monstruo terrestre, que no ha dejado de crecer desde ese mo-
“vuelta de la política”. ¿Cómo entender quienes encarnan míticamente ese com- mento.
ese nombre para nuestra época? ¿Qué se bate. Monstruos míticos que, vale recor- La toma del Parque Indoamericano,
quiere indicar con el nombre de retorno darlo, han servido como estandartes para como una toma representativa de la di-
de la política? Creemos que ese retorno las dos grandes obras de Hobbes. Ahora námica de las diferentes ocupaciones de
debe ser concebido como el de un mo- bien, la soberanía, para Schmitt, si bien espacios públicos que vienen producién-
delo político que vuelve a entender la encuentra su fundamento en quién ejerce dose en el último tiempo en diversas par-
cuestión política, en gran medida, como la decisión, adquiere su concreción en lo tes del territorio nacional, y que creemos
un problema de operaciones y regulacio- que denomina “el nomos de la tierra”. implica un profundo dilema ético para el
nes sobre el territorio y la territorialidad. Nomos, etimológicamente, posee tres kirchnerismo en virtud de la violencia
Hablamos del viejo modelo de soberanía significados diferentes (tomar, dividir y política de muerte ejercida sobre vidas
en un tiempo global que reclama para sí explotar) y, según Schmitt, son los “con- individuales en esos contextos, mues-
el esquema de la biopolítica. La moda ceptos fundamentales de todo ordena- tra asimismo que la territorialidad es el
de las filosofías biopolíticas escamotean miento concreto”. La decisión sobre la locus de disputa política de una notable
este retorno de lo político-estatal en la tierra (y luego sobre el mar) se ha cons- contemporaneidad, aun cuando en estos
Argentina, en un marco latinoamerica- tituido históricamente como el ejercicio casos se muestra en los modos de mani-
no en el que se experimenta un proceso soberano más patente: la disposición de festaciones insurreccionales con respecto
semejante. Acaso porque sólo se las lee la territorialidad. Disponemos de un he- al poder político estatal. Es en este marco
académicamente, y giran entonces en el cho histórico de magnitud para nuestra en el que nos encontramos frente al enor-
vacío. Si bien las operaciones políticas Nación en el que se vuelve manifiesto el me problema (teórico y ético, aunque
neoliberales, con su influjo en todo el régimen de este proceso que ha quedado toda teoría siempre reposa en una ética)
globo, a fuerza de poderes transnacio- cristalizado en la batalla de la Vuelta de de si todo poder soberano, como dijo al-
nales que ligan la potencia económica Obligado, en 1845, batalla que si bien guien, se funda necesariamente en la ca-
especulativa con la virtualidad y el flujo tácticamente fue una derrota frente a las pacidad de hacer morir. Malvinas es, sin
de la imagen comunicacional, han teni- fuerzas anglo-francesas, resultó una vic- lugar a dudas, nuestro caso más contem-
do un impacto sin precedentes, al mismo toria diplomática y militar de largo alien- poráneo de anudamiento entre territoria-
tiempo comprobamos que existen pro- to para la Confederación, ya que obligó lidad y muerte. Es el ejemplo paroxístico
cesos de reterritorialización en nuestro a los invasores a reconocer la soberanía de su realización: se pretendía recuperar
continente, y en nuestro territorio en argentina sobre los ríos interiores. Si un territorio enviando a la muerte a cien-
particular, que ponen en cuestión la po- traemos a colación este hecho determi- tos de argentinos, en el mismo momento
sibilidad de un deslinde definitivo entre nante en la historia política nacional es, en que se entregaba la soberanía, como
gobierno y territorialidad, y que advier- justamente, porque ha tomado reciente- León Rozitchner lo denunciaba cuando
ten sobre la actualidad del Estado-nación mente una actualidad decisiva, que es la gran parte de la intelectualidad argentina
como forma de poder que, por otra parte, actualidad que ejercen los símbolos: en lo festejaba. ¿En qué medida, cuando la
aparecía desdibujada en el pensamiento 2010 el gobierno no sólo ha instituido política estatal vuelve sobre la fibra de
de lo biopolítico. En una época en la que una fecha patria en su recordatorio como la tierra, puede desactivarse su capacidad
la desterritorialización absoluta parece el día de la soberanía, feriado “para todo tanatopolítica? ¿Es posible desanudar el
ser la lógica con la que cierto poder glo- el territorio de la República Argentina”, vínculo estrecho entre tierra y muerte?
bal opera, acaso la vuelta al territorio y sino que también ha dispuesto en el lu- Martínez Estrada siempre creyó que no:
al influjo de la forma Estado-nación sea gar un monumento que es enseña de ese “la tierra es la verdad definitiva, es la
la operación de resistencia actual frente acontecimiento histórico. La soberanía primera y la última: es la muerte”. Cree-
a esa lógica global. Sin embargo, sería en nuestro territorio actual es, simbóli- mos que una nueva interrogación de ese
trivializar la complejidad de lo político camente, referida al nomos de la tierra. vínculo proyectaría a esta época histórica
afirmar que, en este nivel, dicho proce- Pero, creemos, no sólo simbólicamente. hacia el futuro.
so local es un proceso emancipatorio sin Si bien la política nunca ha dejado de La tierra tiene sus dueños. Y sabemos
más, puesto que la cristalización de la ser territorial, y ello se puso de manifies- que si la política no hace nada con ella,
forma de Estado adquiere los modos de to durante la década del noventa con los lo hace el mercado, y su procedimiento
una dominación jerárquica y, en el lími- cortes de ruta como modo de manifesta- es bien conocido: no hace morir sino
te, trascendente. ción política, hemos visto que en los úl- que deja morir. Por ello, que el Estado
La cuestión del territorio y la territo- timos años ha tomado una renovada ac- haya recuperado cierta lógica territorial
rialidad se encuentra, como sabemos, en tualidad. Justamente esa fue la dinámica de la política lo coloca, a su vez, en una
la base de la historia política de Occiden- que asumió el conflicto político con res- enorme responsabilidad sobre las vidas
te. Hegel, en sus Principios de Filosofía pecto al proyecto de ley de retenciones, humanas. Una mayor distribución de la
del Derecho, señalaba que “Así como la proyecto que a su vez pretendía regular renta de la tierra es, sin lugar a dudas,
tierra, el suelo firme, es la condición para y marcar límites a la explotación de tie- asumir esa responsabilidad. Sin embar-

el ojo mocho 29
Ensayos

go, el hacer morir es el límite por el que tonces, hacia ese devenir, lo nuevo. la palabra del pueblo como irrupción
toda lógica de soberanía estatal encuen- El cambio, el movimiento: intrínseco de su unidad en concreto. Es esa uni-
tra nuestro límite. a toda la historia. Sin embargo, venía- dad activa y no abstracta, con la que el
La pretensión del Estado de regular mos de una década que parecía haberla pueblo debería encontrarse nuevamente,
la propiedad de la tierra, en el modo clá- clausurado. Quienes crecimos duran- ya que, como apuntaba J. W. Cooke en
sico del modelo de soberanía, del nomos te la década del ’90 creímos que ya no un artículo publicado en la Habana, en
de la tierra, tiene una profunda actuali- había historia. El fin de la historia lo el ´61, el pueblo no es más “ignorante”
dad en el proyecto referido a la ley de experimentamos mucho antes de leer a como se pretendió desde siempre, sino
tierras que el Poder Ejecutivo ha enviado Fukuyama. Veníamos de una época que que “aprendió”: “el pueblo ya no admi-
al Congreso de la Nación, y que estable- simplemente gestionaba ese fin de la te pasivamente que se lo reduzca a una
ce un límite para la propiedad extranje- historia como “relato” para gestionar sin abstracción representada por dóciles es-
ra de la tierra. Esta pretensión adquiere más. No es nuevo, pues, que haya “rela- tructuras, sino que constituye una fuerza
una especial significación y sentido en to”. Tampoco es nuevo decirlo. Sin em- activa y con clara conciencia histórica de
una época en donde la tierra asume, por bargo sí es nuevo, en las últimas décadas, liberar otra vez a la patria, como los gau-
sí misma, un nuevo interés. Se ha vuelto que un proyecto político pretenda hacer chos de la independencia y de la Fede-
más palpable que en cualquier otra épo- historia. Que el objeto de su praxis sea la ración, como los descamisados del ´45”.
ca que la tierra constituye un bien escaso historia misma, en la materialidad de su Esa unidad, sin embargo, no puede ser
y no renovable. Será preciso evaluar, de marcha: el cambio, el movimiento. pensada como una unidad de contenido,
aquí en adelante, si esta circunstancia es El movimiento real de una multitud ya que sin lugar a dudas una homoge-
o no determinante para una vuelta reno- encuentra resistencia a ser aprehendida nización aplaza la potencia creadora de
vada del nomos de la tierra, y cuáles son en una unidad. Un nuevo, pero viejo, cualquier comunidad, sino que debe ser
sus medidas y proporciones. Si el propio nombre que se pronuncia: “unidad na- pensada como una tensión que no deja
Schmitt veía ya en ocaso al viejo nomos cional”. El pensamiento de la realpolitik de establecer, en sus debates permanen-
en 1942, en ese mismo año, advertía, de que nos anima, ha asumido desde siem- tes, una fuerza directriz que la encamina
todos modos que “el venidero no es, sin pre el pensamiento de la unidad política. como un todo. Se trata de la emergencia
embargo, ausencia de medida ni pura Hobbes señaló que la única manera de de una cultura nacional de un modo se-
nada hostil al nomos. Incluso en la más pensar la unidad de la multitud era en la mejante al que la ha concebido Héctor
encarnizada lucha de nuevas y antiguas unidad de la representación del soberano. Agosti en Nación y cultura, en el ocaso
fuerzas nacen medidas justas y se forman Algunos vieron en él uno de los orígenes de la década del ´50. La unidad no puede
proporciones sensatas”. del liberalismo. A su vez, la idea de lo concebirse, entonces, en esta nueva hora,
En este retorno, en el nombre de este político como una tripartición unitaria de como una identificación entre “pueblo”
retorno, no puede dejarse a un lado la Estado, movimiento y pueblo, tal como y “kirchnerismo”. Una identificación
historia de la conquista de la soberanía la planteó Carl Schmitt, ha llevado a lo recíproca de esos nombres, deudora del
hacia el interior de nuestro territorio, que peor de la historia del siglo XX. ¿Cómo peronismo histórico y que devendría en
fue asumida como una conquista del de- repensar entonces, hoy, la conformación la equivalencia entre “ser pueblo” y “ser
sierto pero que, sin embargo, fue un ge- de un pueblo? El pueblo, si lo pretende- peronista” en el peronismo revoluciona-
nocidio de los antiguos pueblos de esta mos como la transfiguración de la so- rio, allana el verdadero potencial eman-
tierra. Aquella otra conquista merece ser ciedad civil, no sólo emancipada de sus cipatorio del sujeto pueblo-nación.
puesta en cuestión en este retorno, ya límites individualistas, sino también de En efecto, una identificación entre
que sólo así será un retorno en nombre una exterioridad que la constituya siem- pueblo y nación, que procede con rigor
de los pueblos que constituyen la identi- pre desde afuera, no puede descansar en en el pensamiento gramsciano, quien
dad real, sustraída desde los orígenes, de la unidad que le brinden la articulación definía al pueblo como el conjunto de
nuestro pueblo. de un Estado y un partido. La representa- las clases subalternas de toda forma de
ción política entendida en sentido liberal sociedad, implicaba una disputa al con-
pero, al mismo tiempo, el liderazgo polí- cepto de Nación en su equivalencia con
* tico de una razón populista encuentran, la forma Estado. Ergo, la tarea política
* * en el límite, un nervio verticalista que de las clases populares y de sus “intelec-
comparten. ¿Deberemos optar por siem- tuales orgánicos” es la de recobrar esa
pre entre dos lógicas que, así entendidas, identificación entre nación y pueblo, y
“Cambio es el nombre del futuro” son equivalentes? evitar que un grupo hegemónico se apo-
Néstor Kirchner; Discurso de asunción, 25 La voluntad general rousseauniana, dere de su identidad. Acaso, entonces, el
de mayo de 2003 puesta a disposición por primera vez potencial transformador de esta época se
para los lectores argentinos por Mariano encuentre en el restablecimiento de la
¿Cómo nombrar un nuevo movimien- Moreno, podría ser simplemente conce- fuerza pueblo-nación como el relevo fi-
to en la historia argentina? Los nombres bida como una idea, esto es, como una nal, y mientras tanto contrapeso relativo,
unifican y es cierto que la unidad es, a abstracción. En efecto, la voluntad gene- de la fuerza Estado-nación. El gobierno
la vez, un freno y un límite para un mo- ral es un concepto político originario de pareció entrever este potencial cuando
vimiento emancipatorio. Se ha pensado todo ordenamiento concreto, y pensada al tiempo que asumía su posición estatal
mucho sobre el movimiento. El pensa- como la voluntad del pueblo constituye de poder, incentivaba, a su vez, el lugar
miento mismo es movimiento. Alguna su unidad primigenia y fundante. ¿Pero de la revuelta. La imagen más certera de
vez Platón imaginó, en la voz de Sócra- si acaso no fuera pensada en su abstrac- este proceder se vio en la Cumbre de las
tes, cierta etimología por la que el cono- ción sino en su encarnadura más concre- Américas, realizada en 2005, en Mar del
cimiento de lo real (noesis) no sería otra ta? Ello no puede equivaler a ninguna Plata: en el mismo momento en que su-
cosa más que la “tendencia hacia lo nue- manifestación que busque, en las alturas, cedía la cumbre, recordamos, se organi-
vo” (néou hésis). El que los seres sean una palabra que releve la palabra propia. zaba un acto masivo de repudio al ALCA
nuevos significa que no dejan de devenir. Si nos interesan las manifestaciones es, cuyo primer orador era Chávez.
Y el pensamiento es el que se orienta, en- justamente, porque en ellas se expresa Las celebraciones del Bicentenario que

30 el ojo mocho
Dossier

podrían ser concebidas, a primera vista, como un todo, no podían sino colmar esa ámbito de la teoría, es el pueblo el que
como una estetización de la política, potencia al que el verdadero arte apunta, los dará a luz, quien los creará y los hará
pusieron de manifiesto, sin embargo, el esto es, en el decir de Paul Klee, al pue- verdaderos, si es que esto sucede. En ello
momento en que el pueblo se moviliza blo que falta. Si un verdadero arte apunta se cifra nuestra esperanza. La teoría, al
hacia un encuentro consigo mismo. Las a un pueblo que falta, que lo constituye fin de cuentas, es siempre una forma de
carrozas de aquella apuesta de vanguar- en el momento en que se congrega y lo la esperanza.
dia frente a las que se congregó el pue- convierte en arte verdadero, del mismo
blo, carrozas que eran, a su vez, la his- modo los nombres, los verdaderos nom-
toria de la Nación, y que lo atravesaron bres, no pueden confinarse ni surgir del

KIRCHNER Y EL PERONISMO

Jack Nahmías
Desde el reinicio de la vida democrá- crisis parlamentaria, crisis de represen- tas al cumplirse el 31° aniversario de la
tica en 1983, ninguno de los dirigentes tación. Si aceptáramos esta proposición, asunción de Héctor Cámpora; el acto ce-
que surgieron del peronismo pudo con- el kirchnerismo sería una expresión más lebrado el 24 de marzo del mismo año en
centrar en su figura las diferentes ten- de las que pudo producir el peronis- la ESMA (Escuela Superior de Mecánica
siones que alrededor de su nombre supo mo en diferentes etapas históricas, tal de la Armada), en el que se anunció la
anudar Juan Domingo Perón. La conduc- como fueron la Renovación Peronista construcción de un Museo de la Memo-
ción política no volvió a ejercerse sobre o el menemismo. Pero a diferencia de ria (hoy Espacio de Memoria y Derechos
la totalidad del conjunto y ninguna de las estas expresiones internas que reprodu- Humanos) y dos días más tarde, el Con-
expresiones emanadas del movimiento jeron sin mediaciones el entramado de greso Nacional del Partido Justicialista
ni sus respectivos liderazgos tuvieron la significaciones simbólicas de rituales y en el predio de Parque Norte.
capacidad de situarse como referencia de estandartes pertenecientes al peronismo
todas las variantes internas. Mas allá de histórico, Néstor Kirchner planteó desde a. La convicción
esta imposibilidad, lo que no puede sos- el principio de su mandato una distancia
layarse es que el peronismo tuvo la capa- prudencial con el Partido Justicialista, La ensayista Beatriz Sarlo, conside-
cidad de metamorfosearse y adecuar sus oscilando en su cercanía por entender tal ra que los discursos de Néstor Kirchner
propuestas y candidatos en consonancia vez, que con un exiguo y vulnerable 22% fueron performativos, una construcción
con las diferentes épocas, atento siempre de los votos y el padrinazgo de Eduardo efectuada “no solo a través de las pala-
al contexto internacional, ya sea para Duhalde, el PJ funcionaría para su ges- bras sino en los actos en que las mismas
proyectarse o para anticiparse, y dejar tión política como un chaleco de fuerza eran pronunciadas. Valían más los actos
siempre el sello del Partido Justicialis- que limitaría sus decisiones al punto de de enunciación que los enunciados”1.
ta como telón de fondo de la expresión determinarlo y lo volvería dependiente Su observación, es una carpeta más en
emergente de su menú de candidatos. de una liga de gobernadores peronistas. el contrapiso desarrollado por Verón y
Esa capacidad de mimetización epocal En el devenir de su gestión, el PJ sería Sigal2.
sería uno de los elementos que manten- un actor principal y necesario en la eta- Al agregar el carácter performativo
dría viva su vigencia temporal. Un modo pa de reconstrucción política, pero no en el plano de la enunciación, Sarlo in-
de transfiguración, que le permitiría per- protagonista exclusivo ni suficiente, ya corpora la dramatización del acto. A su
sistir en la historia y en el tiempo a la que a su entender el PJ por sí mismo, era criterio, lo que produce Kirchner, es una
vez que seguiría conservando ese núcleo incapaz de producir esa síntesis política puesta en escena a fin de establecer un
original como invariante histórico (si es superadora que solicitaba la época. Nés- vínculo con quienes interpela el acto, a
factible pensar con categorías de Eze- tor Kirchner entendía que para ello era la vez que promueve una comunicación
quiel Martínez Estrada). necesario tener por una parte, la voluntad sin mediación de su persona. O sea, es-
La emergencia del kirchnerismo fue y la fuerza necesaria para el ejercicio de tablece vínculos con Abuelas, Madres
producto de esta modalidad partidaria y la conducción política capaz de neutrali- e Hijos de desaparecidos, a la vez que
de una impronta política singular. Desde zar las potenciales tensiones internas con construye de manera directa su lazo con
el inicio de su gobierno, Néstor Kirch- muchos dirigentes partidarios, y a la vez la sociedad.
ner supo que debería lidiar con el resto de reconstruir ese pacto que restituya la La operación realizada por Sarlo,
de los caudillos provinciales peronistas, creencia social que implique y reanime inhibe pensar la gestión previa desa-
en un país que presentaba una descom- la subjetividad de un cuerpo político en rrollada por Néstor Kirchner durante el
posición de su entramado social y pro- el que aún persistía el eco del “Que se primer año de su gobierno: el relevo de
ductivo como consecuencia de las políti- vayan todos”. la cúpula de las Fuerzas Armadas con
cas implementadas durante los años ’90, Ambos aspectos concentraron la prin- el pase a retiro de 27 generales, 13 al-
un profundo endeudamiento, un Estado cipal atención de Néstor Kirchner desde mirantes y 12 brigadieres; las reuniones
cuyo rol había sido reducido en su auto- el inicio de su mandato y la sucesión de con organizaciones defensoras de los
nomía y sus funciones, indiferente a la tres hechos políticos significativos, a po- Derechos Humanos en la casa de gobier-
marginalidad y a la exclusión que eclo- cas semanas de cumplirse el primer año no; el pedido por cadena nacional para
sionó a fines de diciembre de 2001 y el de gobierno, tal vez nos permitan reco- que el Congreso avance en los procesos
desencantamiento lógico que producían nocer la estrategia política que marcó contra los miembros de la mayoría au-
los políticos y la política. Una situación los años siguientes: el acto realizado el tomática de la Corte Suprema de Justi-
que de manera apresurada podemos defi- 11 de marzo de 2004 en Parque Norte, cia; la renuncia de los magistrados Julio
nir como: crisis de los partidos políticos, que convocó a transversales y peronis- Nazareno, Adolfo Vásquez y Guillermo

el ojo mocho 31
Ensayos

López, ante la posibilidad de resultar neración, y en su carácter de Presidente jaba su día, era secuestrado el teniente
destituidos por juicio político; el decreto de la Nación, pidió perdón “en nombre general, Pedro Eugenio Aramburu, uno
para que aquellos candidatos a integrar del Estado nacional por la vergüenza de de los mentores del golpe de Estado que
la Corte Suprema deban pasar una etapa haber callado durante veinte años de de- derrocó a Juan D. Perón; responsable de
de exposición pública, el juicio político mocracia”. En sus palabras no hubieron la desaparición del cuerpo de Eva Perón;
contra Eduardo Moliné O´Connor, des- referencias al informe de la Conadep, ni quien legalizó el 9 de junio de 1956 la
tituido meses más tarde por el Senado; al juicio a las Juntas impulsado por el matanza de 27 argentinos sin juicio pre-
el pedido a los altos mandos militares en gobierno de Raúl Alfonsín. La falta de vio y causa justificada, condenó a muerte
la cena anual para que “contribuyan a la reconocimiento al primer presidente de a ocho militares, entre ellos a su compa-
verdad”; la derogación del decreto que la democracia post dictadura y a la Cá- ñero de armas, el general Juan José Va-
impedía las extradiciones de militares mara Federal que condenó a los ex co- lle, violando lo resuelto por el Consejo
solicitada por España de 46 militares; la mandantes, fue motivo de crítica, pero de guerra que había fallado la inocencia
derogación por el Congreso de las leyes dicha omisión, no respondió a cuestiones de los acusados. A un año del Cordobazo
de Obediencia Debida y Punto Final; el de cálculo ni olvido. nacía la organización Montoneros y allí
beneficio de indemnizaciones a víctimas En el discurso en la ESMA, Kirchner se revelaban los detalles: la logística, el
de la dictadura; a los hijos de desapareci- fue en busca de su propia herencia y esta modus operandi, el secuestro del militar,
dos, sin olvidar la propuesta de canje de no podía inscribirse como un apéndice su traslado a una quinta en Timote, Pro-
deuda y la reprogramación de las obli- más ni de los avances, ni de los retroce- vincia de Buenos Aires y la escena pre-
gaciones con los organismos financieros sos de sus predecesores. No se trataba de via a ser ejecutado en el sótano3. Sobre
multilaterales. efectuar reconocimientos parciales con el tema fueron escritos muchos ensayos,
Sí “la descripción es necesaria para las correspondientes condenas a las leyes ficciones y se produjeron películas. Di-
la comprensión” como afirma Sarlo, en de Obediencia Debida y Punto Final, así cho acto tuvo diversas interpretaciones
el prólogo de su libro, al sustraer las como al indulto decretado por el gobier- de allí la dificultad para su calificación
medidas impulsadas por Kirchner en no de Carlos Menem. En el discurso dado al momento de nombrarlo: ¿muerte?,
los primeros doce meses de gobierno, por la máxima autoridad de la nación, la ¿crimen?, ¿ajusticiamiento?, ¿asesinato?
el proyecto político iniciado en el 2003 Justicia y la lucha contra la impunidad, La dificultad se amplificaba con el he-
queda despojado de todo encantamiento no podían existir postergaciones o impo- cho atravesado por el paso histórico del
para situar en su personalidad y su ges- sibilidades. Si la pretensión era gobernar tiempo4. Para unos, se trató de un acto de
tión una cuestión propia a todo político para hacer un país más equitativo, con justicia. Para otros, un acto de venganza.
aunque no suficiente, como es el cálculo inclusión social, luchando contra la po- Fernando Abal Medina, en su carácter de
de sus actos. lítica implementada en la década del 90, jefe de la organización Montoneros, asu-
El desafío político que presentaba la era preciso reivindicar desde el Estado mió la responsabilidad de la ejecución en
época exigía mucho más. Se precisaba una demanda pendiente que vinculara el el sótano de la quinta La Celma. El diálo-
establecer un modo de interpretación pasado y el presente y no estuviera sujeta go que allí se produjo fue el intercambio
de la historia que permita parir desde a ningún tipo de mediaciones que atenta- típico entre dos hombres de armas. Por el
los restos de la vida política, la promesa sen con restablecer la disociación por la uso del lenguaje militar puede observar-
poética capaz de instituir un nuevo rela- cual, el derecho reclamaría para sí el uso se que más allá del dominio que Mon-
to. No se trató de una invención que por de la justicia. toneros ejercía sobre la situación existía
la construcción de una “ficción orienta- Previo a su discurso en la ESMA, una asimetría encubierta: en el umbral de
dora”, aspiraba a restituir un sentimiento Néstor Kirchner, acompañado por todo la ejecución, el jefe de la organización le
de pertenencia e identidad. Se trató más el gabinete, produjo un acto emblemá- informaba al general el acto que a conti-
bien, del surgimiento de un relato a partir tico en el Colegio Militar de la Nación. nuación iba a realizar y el militar lo auto-
de una correspondencia entre la acción El presidente y Comandante en Jefe de rizaba a llevarlo a cabo:
política y una época, que al fundirse en las FF.AA., le ordenó al jefe del Ejército,
un contexto determinado produjo como General Roberto Bendini, que descuel- -General -dijo Fernando-, vamos a pro-
resultado un acto ético. Kirchner, perci- gue los cuadros de Jorge Rafael Videla ceder.
bió la situación, ese momento oportuno y de Roberto Bignone, ex presidentes de
o kairos, en que pudo repensarse lo so- facto y antiguos directores del Colegio -Proceda -dijo Aramburu.
cial, lo humano y la política. Por ello, no Militar. Con gesto adusto y voz termi-
se trató de un decisionismo schmittiano, nante Kirchner ordenó: Proceda, fue la orden dada por el ge-
sino de una elección que acabó con el neral a quienes aspiraban a restaurar el
desajuste existente entre el derecho y -Proceda. orden por sobre el desquicio histórico-
la justicia, o mejor dicho, al situar en la político que sobrevino a partir de 1955.
deliberación previa a su decisión la uni- Ese fue el momento en que se revir- “Proceda, un verbo en modo imperativo
dad entre el derecho, como mecanismos tió el curso de la historia. No sólo por aunque en su lugar el imperativo funcio-
de códigos, formas jurídicas y procedi- la carga de realidad efectiva que ema- na también como un recto reconocimien-
mientos tribunalicios y la Justicia, como naba de la escena, sino porque la misma to de lo inevitable”5. El “proceda” orde-
búsqueda por la verdad, se constituyó un evocaba la representación trágica de un nado por Néstor Kirchner en la ESMA,
momento político fundante, que permi- cuadro vivo del pasado que signó la vida reconstruyó una escena del pasado pero
tió la reconstitución del tejido social y política argentina. El 3 de septiembre de esta vez despojada de todo vestigio de
político con la sociedad y que habilitó 1974, en la revista “La Causa Peronis- venganza para situarla en un presente
una política de DD.HH. y de la memoria, ta” Mario Firmenich y Norma Arrostito, de Justicia. En el marco del Estado de
cuya máxima expresión se manifestó en contaban los pormenores del Operativo derecho, Néstor Kirchner ejerció su au-
el acto del 24 de marzo del 2004. Pindapoy, tal como se lo había denomi- toridad como comandante en jefe de las
En su evocativa exposición, Néstor nado. La única versión sobre los hechos, FF.AA y ordenó “bajar los cuadros” de
Kirchner reivindicó los “sueños y las daba cuenta que el 29 de mayo de 1970, los dos militares, el primero y el último,
ilusiones” de los compañeros de su ge- la misma fecha en que el Ejército feste- que marcaron el segmento temporal de la

32 el ojo mocho
Dossier

dictadura más sangrienta de la República sin odios ni resentimientos”. Alperovich y el designado presidente de
Argentina. El Congreso Nacional del Partido Jus- la conducción nacional Eduardo Fellner,
ticialista fue el escenario en el que se de- aislando al gobernador mediterráneo.
b. La conducción sató la disputa entre transversales kirch- La mentada transversalidad impul-
neristas enfrentados a partidarios del PJ, sada por Néstor Kirchner y su política
La transversalidad fue la estrategia una confrontación que reflejó en el cruce de gobierno había colisionado con la
política invocada por Nestor Kirchner verbal de los congresales las tensiones y conciencia ideológica que habitaba en
ni bien asumió como presidente. Su pro- diferencias que atravesaba la relación en- los hombres del partido. Kirchner com-
posición política tenía entre los fines la tre Néstor Kirchner y Eduardo Duhalde6. prendió que su vínculo con el Justicia-
construcción de una legitimidad propia, Pero esta diferencia política contenía una lismo debía combinar la externalidad
anteponiendo el proyecto de su programa concepción aún más profunda. Llegado que estimule la organización de espa-
político por sobre la expresión partidaria. el turno del gobernador Juan Manuel de cios sociales, políticos intelectuales, y
La transversalidad se presentaba como la Sota, éste señaló: “Me dolió que se no quedar subordinado a los designios
una forma de representación y de parti- planteara que yo no condeno al terro- de sus dirigentes, a la vez de ejercitar de
cipación, frente a la crisis de los partidos rismo de Estado y me duele porque yo manera férrea la conducción interna del
tradicionales y de la dirigencia política. sé lo que es estar con la cabeza vendada partido, más allá de ocupar o no el cargo
Días previos al acto en la ESMA, en el y hacerse pis de miedo cuando a uno le de presidente. De esa manera controlaría
predio de los mercantiles se congregaron hacen un simulacro de fusilamiento”, y el llamado “aparato” pero el tiempo iba
peronistas y transversales. Una reunión enfatizó: “Así como condeno el terro- a confirmar que si se aspiraba a producir
de la militancia que se desarrolló a lo lar- rismo de Estado, no me he olvidado que un cambio estructural en el PJ, el mismo
go de toda la jornada, con comisiones de también me dolió cuando lo asesinaron a debía disputarse desde el corazón mismo
trabajo y la presentación de paneles con José Rucci a sólo 24 horas de que había de su estructura.
expositores. Se trataba de un encuentro asumido el Presidente, crimen que se ad- Beatriz Sarlo afirma que el peronis-
en el que convergían los diferentes gru- judicó a la izquierda peronista”. mo y Borges son imprescindibles para
pos kirchneristas, ajenos a las estructuras La teoría de los dos demonios volvía a pensar la Argentina. No caben dudas que
partidarias justicialistas, grupos trans- emerger resignificando a la vez la disputa Néstor Kirchner conocía en detalle el ca-
versales provenientes del peronismo entre la derecha y la izquierda peronista. rácter íntimo del partido político desde el
(Grupo Michelángelo o la Confluencia No se trataba de una discusión menor. Se cual llegó a ser intendente y gobernador
Argentina) y una variada presencia de trataba de una tensión que había atrave- y aunque tal vez no fuera un dedicado
funcionarios y dirigentes peronistas para sado la década del ’70 y la intensidad con lector de Borges, su vida parece haber
tratar temáticas tales como: el rol del la que se revelaba amenazaba con punzar sido atravesada por la misma experien-
Estado, la inversión pública, el rol del la subjetividad política sobre la cual se cia que imaginó en la biografía Tadeo
sindicalismo y la defensa de los derechos cimentaban loa actos de su gobierno. Isidoro Cruz. Borges recurre como en
humanos, entre otras. El cierre del even- Días más tarde, fue Antonio Cafiero otros relatos al Martín Fierro pero esta
to estuvo a cargo de Néstor Kirchner quien irrumpió con diversas declaracio- vez para pensar en el Sargento Cruz, al
quien reivindicó en su discurso el valor nes y confirmó toda sospecha: “Ahora la personaje que encabeza la partida para
de la militancia política y la convocatoria transversalidad que algunos proponen es apresar al gaucho Martín Fierro y termi-
a la formación intelectual y política de distinta. Promueve que el PJ debería ser na peleando a su lado. Borges relata ese
nuevos dirigentes. reemplazado por un nuevo movimiento instante en la noche en que un acto, (por-
En el acto del 24 de marzo en la político, inspirado en una suerte de ‘pan- que como señala Borges, los actos son
ESMA, ya se vislumbró la confrontación peronismo’ adscripto a la cultura inte- nuestro símbolo) Tadeo Isidoro Cruz, se
que dos días más tarde sobrevendría. Los lectual de la izquierda liberal y susten- vio a si mismo, vio su rostro y escuchó su
gobernadores de la provincia de Buenos tado por dirigentes locales de extracción nombre; “ese momento en que el hombre
Aires, Felipe Solá, José Manuel de la izquierdista” o “La transversalidad está sabe para siempre quien es”. Quizás a
Sota de Córdoba, Jorge Busti de Entre enfermita”. Kirchner le sucedió algo parecido al asu-
Ríos, Jorge Obeid de Santa Fe y Carlos Estos hechos, tal vez, hayan llevado mir el gobierno.
Verna de La Pampa, firmaron una soli- a Néstor Kirchner a reflexionar sobre
citada bajo el título “Nunca más” ante el peronismo y la conducción política.
las previas declaraciones a la prensa, de Esa “ideología práctica” como señala
Hebe Bonafini: “Si van ellos, no iremos Horacio González7 que se despliega en 1. SARLO, B.; La audacia y el cálculo. Kirchner
nosotras”, o si asistían serían “mal reci- la esfera política como el tejido que ar- 2003-2010, Buenos Aires, Sudamericana, 2011, p.
179.
bidos”. Kirchner no vetó a la presiden- ticula la relación entre los hombres y la 2. SIGAL, S., y VERÓN, E., Perón o muerte. Los
ta de la Asociación Madres de Plaza de comunidad en el devenir de la historia. fundamentos discursivos del fenómeno peronista,
Mayo. Su silencio asumió la posición de La conducción, en su carácter de media- Buenos Aires, Hispamerica, 1988. El peronismo no
sería reducible a una ideología, ya que sus temas
una postura política. Tampoco los invitó ción inconfesable, cobijaría la creencia dominantes variaron a través del tiempo y muchos
a participar del acto desde el palco. En la de unidad ante aquello que es quebradi- otros temas son demasiados vagos o ambiguos para
solicitada calificaban la posición de Bo- zo. Cuando la unidad se abate aparece la definirlos como una ideología peronista. Estos auto-
nafini como un “acto de discriminación ideología, que en su expectativa de al- res consideran que “Las eternas polémicas en torno a
la cuestión de saber si el peronismo fue un fenómeno
ideológica” y recordaban que pertene- canzar la unidad se vuelve procedimien- de ‘derecha’ o ‘izquierda’ es un buen síntoma que
cían a la generación que había sido vícti- to, es decir verticalidad, estableciendo la indica que la cuestión fundamental planteada por el
ma del terrorismo de Estado y sostenían conducta correspondiente y necesaria. peronismo en el campo político no se decide en el
plano de las ‘ideologías’”. El concepto que utilizan
que el PJ reivindicaba “toda la memoria Kirchner ejerció la conducción y forzó es el de “dimensión ideológica”, ya que éste, a dife-
y no sólo una parte de ella”. “Ninguno la renuncia de las flamantes autoridades rencia del concepto de ideología, no tiene pretensión
de nosotros debe rendir examen en mate- dejando acéfalo el partido, dimitiendo a teórica y refiere especialmente a la relación entre el
ria de derechos humanos”, concluyendo: sus respectivos cargos los gobernadores: discurso y sus condiciones sociales de producción,
cuya propiedades discursivas se explican por las
“El Nunca Más se construye con grande- Felipe Solá, José Luis Gioja, Mario Das condiciones bajo las cuales ha sido producido. Las
za, entre todos, sin olvido pero también Neves, Jorge Busti, Gildo Insfrán, José variaciones en la relación de los discursos con sus

el ojo mocho 33
Ensayos

condiciones de producción afectan los mecanismos Peronista”. FEINMANN, J. P., Timote, Secuestro y tort) nos rompimos el alma para llegar. No quiero
de enunciación. La “ideología” responde al plano de muerte de Aramburu, Buenos Aires, Editorial Plane- mirar para atrás, hay que mirar para adelante”, dijo
los enunciados mientras que la dimensión ideológica ta, 2009, p. 83. “Chiche” Duhalde con tono firme.
responde al plano de la enunciación. Lo que lleva 4. Léase en el prólogo de La pasión y la excepción: 7. GONZÁLEZ, H., Perón: reflejos de una vida,
a estos autores a concluir que “La continuidad del “festejé el asesinato de Aramburu”. (…) Cuando Buenos Aires, Colihue, 2007, p.11. “Así la ideolo-
peronismo, su coherencia y su especificidad no se si- recuerdo ese día en que la televisión, que estaba gía, sería el acto de balance y sustracción sucesivos
túan en el plano de los enunciados que componen la mirando con otros compañeros y amigos peronistas, entre términos confrontados. Mucho menos un co-
doctrina, sino en el plano de la enunciación”. Dicho trajo la noticia de que se había encontrado el cadá- mentario para resolver el régimen de desequilibrio
de otra manera: “en tanto fenómeno discursivo, el ver, y luego también, cuando seguí el entierro por entre bateas opuestas, que el desequilibrio en sí mis-
peronismo es un dispositivo particular de enuncia- televisión en la Recoleta, veo a otra mujer (que ya no mo. La ansiedad política se compondría entonces de
ción a través del cual el discurso se articula, de una soy).”, SARLO, B., La pasión y la excepción, Bue- la tentación de llegar a un totalitarismo, que luego,
manera específica, al campo político definido por las nos Aires, Siglo XXI, 2003, p.11. en la eventualidad de quebrarse por todos lados, pon-
instituciones democráticas”. 5. SARLO, B., La pasión y la excepción, Buenos drá al mando como quintaesencia de lo trágico en la
3. En Timote, Secuestro y muerte de Aramburu, su Aires, Siglo XXI, 2003, p.153. política. El mando es una mediación tan sugestiva
autor, José Pablo Feinmann afirma que no solo no 6. Cristina F. de Kirchner lanzó una propuesta para cuando es logro como cuando es imposibilidad. Me-
cree en lo dicho por Firmenich en “La Causa Pe- replantear la identidad del PJ y disparó: “Renuncié a diación real que al no poder confesarse, (pues debe
ronista”, sino que por tratarse de una única versión un cargo partidario porque me parece que tiene que creerse totalizador cuando es quebradizo) da origen
de los hechos prefiere la proposición de episodios llegar una mujer, pero no por portación de marido”. a la ideología. Esta no integra ninguna totalidad, sino
verosímiles dado por su largo oficio de novelista, a La respuesta no se hizo esperar “En mi caso, Cris- que aparece cuando la totalidad se abate. En Perón,
las mentiras tácticas dichas por Firmenich, quien no tina, sí soy portadora de apellido. Me llamo Hilda la ideología es procedimiento y procedimiento es
buscaba la verdad, sino una versión de los hechos González de Duhalde y eso no me pesa. Pero las dos mando”.
que lleve a la prohibición de la revista “La Causa mujeres que estamos acá, (aludiendo a Olgan Rui-

RENOVADA INSTITUCIÓN DE LA IGUALDAD

Alejandro Kaufman
I. parte de la oposición en 2008 que, en la lista republicana empleada como coar-
desesperación por disimular y desmentir tada expiatoria de la vacancia concreta
El término destituyente se difundió en sus propósitos velados de provocar la in- de inscripción instituyente o instituida.
los últimos años a partir de la primera terrupción de la institucionalidad demo- El sentido expandido que tenía el uso
Carta abierta en los debates públicos crática –la caída del gobierno-, procuró originario del término refería a que las
argentinos como designación del clima usar el término como una apelación inju- configuraciones populares de poder en-
golpista practicado en forma implícita y riosa y descalificatoria de todos aquellos cuentran su eficacia en la contestación
denegatoria por la mayor parte de la opo- que lo referíamos –de un modo u otro- dirigida hacia sus antagonistas, los pro-
sición, hegemonizada por las derechas. en defensa de la legitimidad institucional ductores de riqueza, inaccesibles como
Con anterioridad había sido utilizado – democrática. De esa manera se consolidó interlocutores en forma directa, dada su
entre nosotros- por el discurso político la polarización a la que asistimos en for- dispensa de la representación institucio-
autonomista como parte del proceso de ma hiperbólica, con su respectiva decli- nal. Al exiliarse el colectivo productor de
configuración de alternativas contracul- nación argumentativa bajo el agobio de riqueza de la representación institucio-
turales respecto de la institucionalidad la disputa inmediatista, ineludible e irre- nal, el colectivo social argentino se vio
democrática (Colectivo Situaciones, ductible. exento de una matriz constitutiva de sus-
Maristella Svampa, etc.). A mediados Por lo destituyente mencionábamos tento convivencial mínimo, susceptible
del primer decenio del siglo, y en el –desde 2006, en debates que tuvieron de mediar en los conflictos y conferirles
contexto genealógico que condujo a la lugar en la CTA, y en el primer número un basamento normativo definido como
primera significación, lo habíamos uti- de la revista Pampa, así como en nume- práctica social. El carácter de práctica
lizado con un sentido más abarcativo, y rosos textos y ensayos, desde el 12/9/07 social de las tramas normativas se veri-
con perspectiva crítica libertaria. Para el en Página 12 hasta muchas otras inter- fica en términos de eficacia cuanto me-
autonomismo, lo destituyente –el poder venciones- la condición constitutiva –en nor sea la distancia entre los enunciados
destituyente- es el momento antagonis- apariencia paradójica- de las tramas ins- normativos y las modalidades en que se
ta de la institución opresora por y en el titucionales sostenidas por los produc- realizan en la vida social. La cuestión de
que emerge el sujeto instituyente eman- tores de riqueza en la Argentina, en la la distancia entre ambas configuraciones
cipatorio. La manifestación destituyente historia reciente. Dicha condición es des- es constitutiva de la modernidad, pero su
se entiende como poder destituyente, al tituyente de la propia institucionalidad magnitud varía en diversas sociedades.
que subyace o concierne la emergencia democrática, socavada por una vacancia Cuando las prácticas sociales se alejan
de un sujeto emancipatorio. Dicho esto del discurso político, cuyo fundamento de maneras acentuadas, las poblaciones
solo para establecer una distinción sin material reside en un recurso decisivo experimentan formulaciones narrativas
propósitos exhaustivos, ni siquiera ri- hacia el imperio del mercado libre con que dramatizan esa distancia, y que en
gurosos. Para la acepción cartista que lo un Estado mínimo, construcción rentista sus orientaciones conservadoras (aunque
entendió por sucedáneo del golpismo, el y financiera de la riqueza -orientada a las con frecuencia se autodescriben como
sujeto instituyente emancipatorio es el exportaciones-, con negligencia y cance- progresistas) llaman al orden, enuncian
movimientismo populista vigente y su lación de la mayor parte de la población la necesidad propositiva de “atenerse a
antagonista destituyente es restaurador argentina, alternativamente extermina- la ley”. Formulaciones vacías, a su vez
de la politicidad opresora. Al respecto es da, hambreada, excluida o empujada a destituyentes, porque encubren la natu-
necesario también destacar que la consis- la irrelevancia respecto de los destinos raleza efectiva de las prácticas sociales
tencia que adoptó el término no residió colectivos. En consecuencia, es una con- reales, a las que se señala de manera mo-
en ninguno de sus usos previos, sino en dición verificable en la práctica efectiva, ralmente negativa (clientelismo, corrup-
la recepción –sobre todo mediática- por bajo el manto de la retórica instituciona- ción, anomia). La distancia, entonces, se

34 el ojo mocho
Dossier

vive y narra como “queja”, frustración y un discurso político eficaz, susceptible entre movimiento popular e intereses re-
descalificación del vínculo social colec- de dotar a los intereses implicados de presentativos de las formas concentradas
tivo, al que no se reconoce como propio. una representación institucional razona- afines a los productores de riqueza. Es
El actor político protagonista de la ins- ble. Los productores de riqueza ejercen difícil saber cuál de los dos aspectos apa-
titucionalidad democrática es denostado de manera prevaleciente acciones disgre- reció primero. Puede presumirse (a cuen-
en el desenvolvimiento de este drama, gadoras, lesivas de la institucionalidad ta de una investigación pendiente de un
en tanto la sociedad civil imagina para representacional democrática. No aspi- trabajo historiográfico pertinente) que la
la vida colectiva la gestión de adminis- ran a instalarse en ella para disputar esas magnitud del acuerdo masivo que alcan-
tradores externos –puros e inocentes, a dimensiones del poder, sino que recurren zó el primer peronismo quitó a los pro-
diferencia de los “políticos”-. Si antes se a mediaciones no políticas para excluir ductores de riqueza toda esperanza de al-
identificaban los militares, en la historia al actor colectivo de masas. Su principal ternarlo electoralmente, y pudo dar lugar
inmediata, cuando se prescindió de ellos objetivo es neutralizar, impedir, destruir a la opción por la que se inclinaron, que
como actores institucionales el sujeto ex- al actor colectivo de masas, para enton- fue, en lugar de perseverar en una lucha
terno de la administración apareció como ces, dejar actuar a las “fuerzas libres del ideológica de disputa representacional,
vacío, como determinación latente en las mercado”. El señalamiento de tal negli- la de destituir mediante violencia cri-
descripciones, pero pleno en las prácti- gencia deviene de la constatación de una minal al segundo gobierno peronista en
cas sociales efectivas, en las que se im- ausencia no atribuible a la mera carencia 1955. (Estas condiciones podrían estar
ponía y se impone de manera inmanente de medios o competencias. No hay tal actualizándose de un modo similarmente
e irreductible el mercado capitalista en carencia, desmentida por la abundancia pasible de vulnerabilidad. El actual ciclo
sus manifestaciones más salvajes. Enton- en otros dominios. Lo que se verifica es histórico demanda una construcción de
ces: el sujeto del devenir destituyente tal desinterés, uso de la institucionalidad hegemonía susceptible de institucionali-
como se manifestó en nuestra historia in- con propósitos destituyentes. Llevan a zación de montos significativos de igual-
mediata no es el articulador de un poder cabo una tarea sistemáticamente des- dad alcanzada, que admitan la posibili-
emancipatorio sino el sujeto consumidor tructiva de las realizaciones pasadas y dad de la alternancia.) Se abrió entonces
del capitalismo tardío en un contexto de presentes del movimientismo populis- un camino que no tuvo retorno, porque la
crisis capitalista, en una sociedad con ta, el único efectivamente instituyente única forma en que se permitió gobernar
institucionalidad democrática débil y emancipatorio –dentro de los límites del al peronismo fue al precio de su relativa
tramas socioeconómicas y subjetivas ca- capitalismo local- en los últimos sesenta o completa cooptación por los intereses
pitalistas periféricas y cualitativamente años en la Argentina. Son límites que no de los productores de riqueza. Lo que la
dispersas. Los movimientos sociales no figuran en mapas disponibles. Son obje- dictadura pareció no haber logrado fue
son unívocos, pero lejos de constituir- to de devenires y contingencia. Aun sin consumado por el menemismo. Es la
se en forma homogénea o generalizada obstar sus condiciones restrictivas, no condición destituyente aquello que esta-
en sujetos emancipatorios, reclaman su disponemos hoy en día del manual de blece la dinámica de la lucha política en
participación en la reproducción de sub- instrucciones que señale de manera sen- las últimas décadas en la Argentina. Fue
jetividad capitalista. El movimientismo sata dichos límites. necesario primero el exterminio y luego
populista es la mejor forma disponible En la historia argentina reciente, la una crisis terminal de la institucionalidad
en que se ha podido dar una respuesta instalación de anhelos colectivos de argentina en 2001 para que se dieran las
igualitaria a las demandas sociales. Se- igualdad efectiva se ha destacado por su condiciones en que casi por azar emergió
ñalar la imbricación consumista de las intensidad y perseverancia, de modo tal un nuevo proyecto igualitario, a su vez
demandas sociales no tiene como pro- que a los productores de riqueza parecie- confrontado por la amenaza destituyente.
pósito relativizarlas ni descalificarlas, ra habérseles cerrado el camino de la dis- Al plantearlo en estos términos, estamos
sino, por el contrario, indicar la permea- puta por la representación institucional subsumiendo el significado propuesto
ción y atravesamiento indeclinables del con discursos propios o correlativos de por la primera Carta abierta al sentido
modo de producción vigente sobre la sus intereses, de maneras más o menos estructural y discursivo más amplio con
producción de subjetividad. Mucho más disimuladas o más o menos explícitas. que habíamos estado haciendo empleo
inverosímil es la pretensión voluntarista La discrepancia entre esos intereses y el del término desde el año 2006 en forma
de atribuirles a dichos movimientos una compromiso de las masas por la instau- manifiesta y desde los años noventa en
imaginaria subjetividad constituyente ración de prácticas efectivas de igualdad forma afín al aludir a dicha condición
emancipatoria, una y otra vez desmen- parece haber sido insuperable para ellos, como “ruptura del lazo social” (destitu-
tida por los acontecimientos. La tarea o al menos lo han considerado de esa yente) y “paradigma punitivo” (institu-
conceptual más difícil es la de entender manera. yente, restauración normativa).
la reproducción de subjetividad capita- La condición destituyente, es decir, En el marco de la condición destitu-
lista como una trama ambivalente, no la abstención discursiva propia de los yente es donde nos interesa situar tam-
lineal, en cuyos intersticios se demanda productores de riqueza en la disputa por bién el momento actual, en el que las
a la vez, y de manera contradictoria, la la representación, es la contracara del condiciones de la disputa por el poder re-
pertenencia a las formas establecidas de movimientismo popular, esa peculiar presentacional conducen de nuevo a una
la reproducción de la vida, y la amplia- conjunción entre realizaciones prácticas hegemonía del movimientismo popular.
ción del campo de lo posible, así como el igualitarias reformistas y moderniza- En esas condiciones los productores de
aliento emancipatorio. doras, aglutinación identitaria popular riqueza practicarán el “entrismo”, como
constituyente de poder representacional lo han hecho varias veces con anterio-
II. y perseverancia en tiempos largos no ridad. El proyecto igualitario peronista
obstante la sucesión de condiciones ad- es sometido a limitaciones practicadas
Un aspecto definitivo de la hegemonía versas. Los rasgos peculiares del movi- desde su interior, como táctica destina-
ejercida por los productores de riqueza mientismo populista, desde su primer ad- da a sobrellevar períodos ascendentes de
sobre la sociedad política argentina resi- venimiento, le otorgaban una dimensión masas, durante los cuales no es viable,
de en su negligencia, por no decir com- hegemónica de tal magnitud que perdía en términos de economía de la violencia,
pleto desinterés, respecto de establecer todo sentido la alternancia democrática la sustitución del gobierno peronista por

el ojo mocho 35
Ensayos

otra alternativa destituyente. Denomi- igualitarios: se presentan como garantes eficaz. Podríamos (no necesariamente
namos destituyentes a las otras alterna- de la homogeneidad del colectivo social, sucede así) comprenderlo mucho mejor
tivas porque se presentan solo de modo proyectan los antagonismos hacia una en nuestros días, cuando el eclipse de los
negativo, destructivo del movimiento imaginaria exterioridad del colectivo so- militares deja su lugar a los medios de
popular de masas, sin propósitos serios cial, practican un antagonismo relativo comunicación: entendidos estos en un
de sustituirlo por otra opción discursiva. con los productores de riqueza, quienes sentido amplio, que no alude a “diarios
De esa manera, las alternativas son polí- oponen los mencionados –hay que vol- y TV”, sino a todo un dispositivo cultu-
ticamente frágiles, transitorias, vacantes ver sobre ello- dispositivos sociopolí- ral cuya amplitud se extiende a rasgos
de liderazgos, discontinuas. Reposan ticos ineficaces, laxos, carecientes de lingüísticos, costumbres, modalidades
fuertemente sobre los medios de comu- competencia para prevalecer en términos demográficas y de la memoria, todo ello
nicación, dispositivos apropiados para de una institucionalidad democrática, y signado por un compás orientado por un
ejercer la discursividad destituyente. Los sobre todo destinados a practicar me- puñado de actores dominantes. Disposi-
medios de comunicación fueron emplea- diaciones habilitadoras de la condición tivo destinado a mantener en la sombra a
dos para cada uno de todos los golpes destituyente. los productores de riqueza, responsables
militares de la historia reciente, mediante Cuando las configuraciones sociopo- de la traducción del anhelo colectivo de
el recurso a la difamación y descalifica- líticas igualitarias se elevan a montos la igualdad a la monotonía sin atributos
ción de la institucionalidad democrática. de adhesión y participación cuya masi- de la masa de consumidores. En el pla-
En la postdictadura permearon mucho vidad les confiere protagonismo como no de la subjetividad del consumidor, en
más profundamente la construcción de variables involucradas en la hegemonía, las conformaciones moleculares con que
subjetividades colectivas y acrecentaron los productores de riqueza se repliegan, se desenvuelve, es donde los producto-
de manera exponencial su competencia sus inconsecuentes iniciativas discursi- res de riqueza alientan el ejercicio de las
para disuadir la institucionalidad demo- vas se asimilan al colectivo igualitario y prácticas dominantes.
crática. procuran orientarlo de acuerdo con sus
La negatividad que concierne a lo intereses. III.
destituyente no es lo que requiere ex- Es característico del devenir colecti-
plicación, en tanto inferimos que lo des- vo sociopolítico argentino inmediato La cuestión a tener en cuenta priori-
tituyente antecedería a la emergencia que prevalezca una alegada homogenei- tariamente para nosotros es que el poder
de una institución. Si nos encontramos dad aparente y constitutiva del sentido en la Argentina reciente no reside en una
frente a una condición recurrente de la común. La hegemonía, en un sentido u acentuación aparente de las discrepan-
destitución es porque tal emergencia no otro, se configura como superación de cias, las segmentaciones y los antagonis-
tiene lugar. Si además verificamos que las diferencias y los antagonismos. Hay mos, sino todo lo contrario, opera como
la destitución es constitutiva de prácticas un doble movimiento, entre los produc- una trama indiscernible transversal a un
sociopolíticas “normales”, implicadas en tores de riqueza, que participan de ma- espacio simbólico con apariencia de ho-
modalidades del sentido común, conclui- neras implícitas, y el colectivo masivo mogeneidad.
mos que nos encontramos frente a una anhelante de igualdad, que favorece un Son rasgos que dan lugar a condicio-
condición. El momento negativo propio supuesto de homogeneidad entreverado nes específicas respecto de los modos
del socavamiento de la institucionalidad con las apariencias de institucionalidad concretos en que se desenvuelven los
democrática remite a una forma de la he- democrática así como con los devenires conflictos, los acuerdos, la violencia y
gemonía caracterizada por un lazo social autoritarios. la paz. Los actores colectivos son difí-
disperso, laxo, en cuya trama tienen lu- En las dictaduras no se verificaban ad- cilmente identificables. Las condiciones
gar acontecimientos favorables a modos venimientos totalitarios sino alegaciones instituidas que dan cuenta de las prácticas
dominantes de producción de riqueza, restauradoras de una institucionalidad sociopolíticas no mantienen correlacio-
con tasas de ganancia cuyas condiciones democrática que había sido destituida nes identificables con las formulaciones
de posibilidad se asientan en las respec- bajo el pretexto de sus propias desviacio- constatativas que pasan por denominarse
tivas circunstancias sociopolíticas. Es el nes destitutivas. Es decir, los producto- en términos institucionales. Constituye
modo en que un dispositivo productor de res de riqueza alientan las acciones des- institucionalidad la condición masiva del
riqueza habita una sociedad determinada titutivas, a la vez que las atribuyen a la anhelo igualitario. La constituye porque
a la perseverancia de demandas igualita- institucionalidad democrática socavada es agente de reproducción, estabilidad y
rias no reconocidas ni admitidas por los (“corrupta”), en decadencia o en estado resistencia, aun cuando no nos reenvía a
poderes hegemónicos, -en las prácticas, de incompetencia que requiere correc- las denominaciones que se nos presentan
claro, no en las descripciones-. Para ción. El victimario culpa a la víctima, y con el registro de lo institucional. Tales
construir una alternativa discursiva a la la víctima le cree. En esa creencia reside configuraciones prácticas mantienen su
demanda igualitaria masiva habría que también la eficacia de la condición des- eficacia a lo largo de las décadas, a la
disponer de un discurso susceptible de tituyente. vez que son descriptas como reñidas con
ejercer el necesario control social para Si los militares eran admitidos como las supuestas normas pertenecientes a
mantener unido al colectivo social con actores sociopolíticos naturales, lo mis- instituciones imaginarias, habitualmen-
sus respectivas segmentaciones. Pero mo ocurría y sigue ocurriendo con los te denominadas como “democracia” o
el imaginario colectivo igualitario, que medios de comunicación. Unos y otros “ley”. En el campo de las realizaciones
cuando se ve confrontado da lugar a ini- son signos eficaces del poder, son in- efectivas tienen lugar esas prácticas, so-
ciativas de resistencia activa, encuentra dicadores, por su sola presencia, de la metidas en los discursos a descripciones
en la condición destituyente la aparien- condición performativa que concierne a denigratorias. La condición destituyente
cia contraria respecto de lo que efecti- su disposición. La presencia dominante se verifica en el interior de las prácticas
vamente sucede. Nos encontramos ante de militares o medios de comunicación igualitarias como apelación a la anomia,
una discrepancia entre las formulaciones es intrínseca, no es representacional, a cuando sucede lo contrario, son esas
constatativas y las prácticas realmente diferencia de la institucionalidad demo- prácticas las constitutivas de lazo social,
existentes. Lo mismo ocurre con la orga- crática define la condición inmanente del y por lo tanto de institucionalidad. Sin
nización sociosemiótica de los discursos poder tal como se establece de manera embargo, en tanto tal institucionalidad

36 el ojo mocho
Dossier

no se eleva en forma vertical, correla- sumista es intrínsecamente antipolítica, vacancia de modalidades convivenciales
tiva y nutriente de la institucionalidad por más que se haga manifiesta como mínimas, en sí mismas necesarias tam-
democrática, no obstante su competencia una convergencia en una coyuntura de bién a las formas más igualitarias del
en un ámbito horizontal, encuentra una ascenso igualitario de masas. Es que la consumismo capitalista, el cual, en su
limitación irreductible para su propia efi- noción de igualdad ha sido habitada des- devenir, ha ido definiendo horizontes
cacia, que se vuelve entonces transitoria, de hace por lo menos medio siglo por la materiales de creciente complejidad. Sin
y puede ser periódicamente contestada producción de subjetividad consumista. necesidad de adherir a una noción lineal
por las recurrentes prácticas destituyen- Los parámetros y categorías de la igual- de progreso, ni a la inevitabilidad de tal
tes. Tiene lugar entonces la dinámica cí- dad, la indigencia y la pobreza se con- prosecución de los acontecimientos, po-
clica de ascenso de masas, sucedida por ceptualizan sobre la base del consumo, demos en cambio hacer un empleo heu-
crisis y agresiones violentas antipopula- entendido el consumo como el acceso a rístico de la noción de progreso, en tanto
res, no obstante prevalecientes con bajos bienes y servicios diseñados, determina- confiere una herramienta descriptiva de
montos de violencia física o simbólica, dos y ordenadores de prácticas sociales las transformaciones acontecidas en las
en forma divergente de los relatos que orientados por la gestión del goce y la fe- formas de vida en el transcurso de las
dan cuenta de los acontecimientos. Por licidad inmediatos y discretos, sin el re- respectivas revoluciones industriales.
ejemplo: la dictadura de 1976 contó con curso a un escrutinio sociopolítico de las Si hay injusticia, desigualdad y proce-
un extendido consentimiento no susten- prácticas sociales implicadas. Aun cuan- sos destructivos de distinta índole, en
tado por prácticas violentas, ni siquiera do se formulen intervenciones estatalis- cambio es susceptible de descripción el
autoritarias, sino por la proyección brutal tas que maticen o confieran una mayor cambio percibido de las condiciones mí-
de la violencia represiva y exterminado- sutileza a las prácticas de consumo, en la nimas que definen una vida dignamente
ra sobre un grupo relativamente circuns- medida en que sus premisas no pongan vivida desde el punto de vista material.
cripto. Aquella célebre expresión “algo en discusión de manera más o menos ra- Esa percepción, traducida al discurso so-
habrán hecho” constituye instituciona- dical la producción de subjetividad y las cioeconómico que organiza las matrices
lidad emergente de abajo hacia arriba, condiciones específicas de subalternidad normativas contemporáneas, sin embar-
no encuentra su origen –en principio- en que implican, el rostro de la vida social go, es inescindible de la producción de
la institucionalidad dictatorial, sino en contemporáneo habrá de responder a los subjetividad consumista. Las diferencias
las modalidades sociopolíticas del lazo núcleos de la reproducción del capitalis- entre formas más brutales de capitalismo
destituyente, articulado por experiencias mo realmente existente. y otras más convivenciales residen en
colectivas de consumismo capitalista las magnitudes y calidades que asume el
viable dentro de ciertos límites. Tales ex- IV. mínimo común denominador que cada
periencias colectivas han encontrado re- sociedad alcance y caracterice como de-
cursos de reproducción una y otra vez, en Las dos fuentes de contestación a las seable.
circunstancias sociopolíticas por com- modalidades de la producción de subje- Sin otro ánimo aquí que el de esbo-
pleto diferentes, heterogéneas y antagó- tividad capitalista han sido débiles o han zar un problema, digamos que el ciclo
nicas pero, sin embargo, en cada ocasión estado ausentes entre nosotros. Proceden ascendente popular que experimentamos
configuraron una multitud estabilizadora de las contraculturas de los países centra- en la actualidad requiere con urgencia
de momentos sociopolíticos específicos, les y de las culturas hétero-modernas de de un amplio emprendimiento de crítica
a la vez que la extensión de las prácticas los países periféricos. Ambas corrientes contracultural de la producción capitalis-
de consumo capitalista entre esos secto- son asimiladas por nosotros de maneras ta de subjetividad, destinado a redefinir
res de la población le conferían una rela- distantes y heterogéneas, aunque no por en términos autónomos y apropiados el
tiva y aparente exterioridad respecto de ello menos apropiadas para exigirnos las mínimo común denominador referido a
dichos momentos. Amplios sectores so- respectivas reflexiones y debates. la materialidad que sustente una convi-
ciales consumistas, de algún modo siem- Nuestras dinámicas de producción de vencialidad viable para el colectivo so-
pre los mismos, ascienden en tramos his- subjetividad igualitaria han establecido cial argentino. Esta distinción es necesa-
tóricos de culminación que anteceden a tramas aglutinantes de los colectivos ria para organizar en formas sustentables
exacerbaciones destituyentes cuando los sociales que han persistido a lo largo desde el punto de vista ético político la
ciclos del consumo decaen. Cada una de de la historia, y ofrecieron resistencia vida colectiva en el capitalismo realmen-
las configuraciones sociopolíticas de las una y otra vez a los embates represivos te existente, así como para fundamentar
últimas décadas ha asistido a un fenóme- y disolventes, pero no han conseguido de manera políticamente eficaz los pará-
no isomorfo, de un sector decisivo de la organizarse discursivamente de manera metros de la institucionalidad socialmen-
población estabilizador de una coyuntura estable como actores antagonistas de la te necesaria que otorguen vigencia a los
sociopolítica merced a una intervención hegemonía consumista del capitalismo. derechos humanos en las formas trans-
colectiva de consumo masivo capitalis- Nuestra historia reciente ha alternado versales y estables que la convivencia
ta, lineal, simplificada y periódica, cuyo entre desenvolvimientos destituyentes, requiere.
decaimiento proporciona la masa crítica que cada vez habilitan de hecho la dis- Sabemos ya que un ciclo histórico no
que inclina el fiel de la balanza en la di- ponibilidad de la producción capitalista se sostiene mediante el número, solo
rección destituyente de la instituciona- de subjetividad consumista, y ascensos con la adhesión mayoritaria. No sería
lidad democrática. Pero hay que decir de masas igualitarios, correctivos de la responsable ni sensato de nuestra parte
que en el momento de la culminación exclusión y la miseria masivas, con la apostar conceptualmente a una dinámica
lo destituyente se manifiesta con su cara consiguiente readaptación al orden hege- antagonista dependiente de equilibrios
contraria, la reproducción transitoria de mónico, a su vez, nuevamente entrópico inestables y precarios, por la propia na-
las condiciones del consumo masivo ca- y dirigido a la declinación del vínculo turaleza que concierne en la actualidad a
pitalista, que es entrópica, una forma de social como consecuencia de la ausencia los colectivos sociales. Mantenemos no
gasto improductivo que, a diferencia del de elaboración colectiva de alternativas obstante cierta inhibición para encarar
devenir pasional, resulta en una boca que contraculturales de la producción de sub- de manera abierta la necesidad social de
se devora a sí misma. jetividad consumista. formular tramas convivenciales estables.
La producción de subjetividad con- Esta condición cíclica convive con la ¿Porqué semejante demanda debería ser

el ojo mocho 37
Ensayos

de más improbable consecución que correlaciones de fuerzas y los ciclos po- hayan nunca ausentado por completo-, el
otras no obstante más aparentemente líticos, pero hasta que no establezcamos desenlace deseado colectivamente para
obvias como la distribución del ingreso? nuevos alcances de aquello que adquiera el actual ciclo histórico debe definir un
Necesitamos determinar magnitudes y una determinación universal, seguiremos repertorio de logros emancipatorios en
calidades igualitarias que sean aceptadas bajo la sombra del mismo terror que pre- cuya construcción se verifique su irre-
–incluso por los productores de riqueza- tendemos aventar mediante la fórmula versibilidad. No se trata de un requisito
en el orden de las prácticas sociales efec- del nunca más. ni de una norma, sino de una meta socio-
tivas. Tal aceptación nunca estará exenta Así como nadie defiende la esclavitud político-cultural urgente, que requiere de
de las luchas políticas y sociales, de las o los castigos corporales –aunque no se nuestros mejores esfuerzos colectivos.

ORDALÍA, CONOCIMIENTO Y LA PRÓXIMA SOCIEDAD ANTAGONISTA

Nicolás Lavagnino
Acción, obsesión y conversión en la co- rrollismo económico (combinado con que la extensión económica horizontal y
media kirchnerista una reconstrucción extensiva de la fis- la creciente fiscalidad encuentra sus lími-
calidad estatal, sobre la base de una am- tes, hay resistencias y competencia entre
¿Es el kirchnerismo –nada más y nada pliación impositiva) en el marco de una capital y trabajo y el ciclo económico
menos que- un peronismo? ¿Es preciso activación inclusiva de sectores previa- encuentra un rápido punto de estrangula-
recurrir a la ontología socio-histórica del mente desatendidos (populismo), marco miento. Otra línea –ya no de crítica desde
peronismo para captar la especificidad y signado por una reversión valorativa la izquierda, sino de derechas- es que el
el relieve de este momento político? ¿Es que desafía abiertamente la hegemonía neo-desarrollismo es un modo irrespon-
necesario posicionarse ante la infinidad de las élites (cualesquiera sean ellas) en sable de generar pan y circo “inclusivo”
de dilemas abiertos por el uso del térmi- el proceso de significación y validación insostenible en el tiempo. El desarrollo
no “peronismo” antes aún de poder poner material y simbólica (déjenme, por hara- “fácil” no conduce al desarrollo “difícil”,
en perspectiva el kirchnerismo? ¿Sólo ganería nomás, y porque ya está usado sino al sub-desarrollo duradero.
proyectando el ángulo de las sombras en el eje anterior el campo semántico de Estas críticas se conectan con otra
peronistas puede entenderse la geometría lo ”popular” en su derivado “populismo” apreciación del kirchnerismo: su mane-
que ha dado a luz el kirchnerismo? –aunque no sean lo mismo- , denominar jo populista de las demandas inclusivas.
En lo que sigue quiero mostrar cómo el a este tercer eje “plebeyismo desafian- O, parafraseando a una ilustre, “donde
kirchnerismo está conduciendo a la gran te”). Pues bien, una descripción razona- hay una necesidad hay una oportunidad
narrativa peronista en la dirección de una ble del kirchnerismo (que por ahora no política”. El actual ciclo político parece
profundización de sus elementos narrati- nos dice demasiado) sostiene que se trata haber llegado a un punto de explotación
vos propiamente cómicos, con la conse- de un neo-desarrollismo, un populismo intensiva –a partir de las posibilidades
cuencia durable de permitirnos anhelar y y un plebeyismo desafiante. No es que abiertas por la reconstrucción del aparato
desear no la resolución de viejos y entu- una cosa lleva a la otra, como tendremos fiscal del sector público- de las demandas
mecidos conflictos, sino el nacimiento de ocasión de ver, pero hay afinidades inte- de inclusión de, digamos, “tercera gene-
promisorios y urgentes antagonismos. El resantes entre estos elementos, los cuales ración”: inclusión en las políticas socia-
éxito de este proceso se medirá entonces configuran una matriz común que a su les (Asignación Universal por Hijo, es-
en la capacidad para volver imposible la vez enfrenta consecuencias, tensiones y tatización de las AFJP), en las de género
funcionalización de ciertos dialectos y problemas ineliminables. (matrimonio igualitario), en las de pro-
vocabularios al interior de determinadas Ya sabemos lo que les pasa a los neo- ducción y circulación audiovisual (ley de
pugnas políticas. Como resultado de esto desarrollismos. En algún momento la medios). El “manejo” populista requiere
es probable que el éxito del kirchneris- cosa se pone peluda y tenemos que pasar captar demandas dispersas y constituir o
mo peronista vuelva cada vez más difícil de la promoción de la industria liviana funcionalizar subjetividades políticas a
discutir qué tanto de peronista tiene el y la generación de empleo basura en el partir de ellas. Por motivaciones genui-
kirchnerismo. tramo fácil de la sustitución de impor- nas o aviesas el populismo toma pres-
Si esto es así, de ahora en más sólo taciones al incremento cualitativo de tadas reivindicaciones que encuentra en
podremos desear el fruto de nuevas ob- la productividad del trabajo a partir de numerosos nichos políticos y discursivos
sesiones. Y en la prosecución de las la aplicación intensiva de capitales que vacantes y los motoriza de manera efi-
mismas tendremos que tener el valor han de obtenerse de algún lado. La in- caz. Un vector crítico sostiene que lejos
de adentrarnos de modos originales en terpretación hostil al neo-desarrollismo de ser inclusivos doctrinarios (como un
nuestra vieja región de temores si es que (principalmente de raíz marxista) es que Juan B. Justo o un Hermes Binner -¿?-),
hemos de lograr alguna vez soñar nuevas por inconsecuencia de clase los políticos nos encontramos con gestores inclusivos
pesadillas. neo-desarrollistas son incapaces de tocar que se proponen, meramente, “salvar los
de veras los intereses de los poderosos fenómenos”. En esta lectura la inclusión
I. La comedia kirchnerista que son los que, en definitiva, detentan se da en el marco del mero oportunismo
los medios y los recursos que permitirían y la manipulación.
Si hemos de creer al linaje peronista pasar a la ulterior etapa del desarrollo Una manera de distinguir entre doc-
del kirchnerismo, y si hemos de conside- económico (el tramo “difícil”). Como el trinarios y kirchneristas es el tercer ele-
rar algunas descripciones de este proce- neo-desarrollismo no va a fondo –intenta mento discernido: esa suerte de plebe-
so en sus propios términos, de lo que se generar una burguesía industrial nacio- yismo desafiante, que reivindica valores
trata este tiempo político en la Argentina nal, cuando tendría que expropiar a Te- previamente excluidos (o considerados
es de la conformación de un neo-desa- chint, digamos-, se generan tensiones, ya peyorativamente) por las élites. Imagine-

38 el ojo mocho
Dossier

mos a un Hermes Binner diciendo “mis se asiste al intento de reorganizar el tin- cosas. La sociedad amable se visualiza
grasitas” y entenderemos la situación. La glado comunitario con miras a detectar entonces como el resultado de la acción
crítica supone que así como el neo-de- aquello que es viable y aquello que está narrada, del esfuerzo por integrar y con-
sarrollismo es inconsecuente y encuentra inexorablemente condenado a la desapa- ciliar las contradicciones presentes en
tarde o temprano sus límites, y así como rición. Frente a ese punto de no retorno, cualquier proceso de producción y repro-
el populismo es manipulador y distrac- la opción deliberada de vastas mayorías ducción social. La inclusión y reconcilia-
tivo, el plebeyismo desafiante queda re- populares, y no tanto, ha consistido en ción es el núcleo de toda comedia, que
ducido a esa suerte de gesto adolescente la articulación y sostén a pulso de la fic- muestra que las tensiones que aparecen
de no usar los cubiertos y apretar el den- ción de una comedia de la argentinidad como inherentes al tránsito de lo social
tífrico por el medio. No es muy creíble y posible, casi siempre a cargo de alguna pueden resolverse de una manera acepta-
no lleva a nada, pero molesta. El “evitis- combinación de estos tres elementos ble, siempre y cuando se consideren los
mo” y la ponderación de las masas, así (neo-desarrollismo, populismo, plebe- desplazamientos y movimientos inheren-
como también el “reparto irresponsable” yismo desafiante). Por dar un ejemplo, tes a lo social –de allí la importancia del
de bienes simbólicos y materiales “para Frondizi es un paradigma del desarrollis- relevo generacional, tan en boga en estos
todos” sólo atiende a un objetivo limita- mo a ultranza –y de sus límites-, siendo días-. Lo social es un todo orgánico así,
do: vulnerar la sociabilidad de las élites, el suyo un intento de realizar una suerte en el cual termina por florecer aquello
su espectro de valoraciones. Pero en el de entrismo en el ámbito populista. Pero que está ínsito en ella, una disposición
fondo, se dice, no se trata más que de una ciertamente carecía de ese plebeyismo originaria que, en el devenir de las cosas
manipulación a cargo de nuevos ricos, desafiante que hubiera permitido que lo puede finalmente realizarse. Cualquier
situados en la zona de mediación entre consideráramos como algo más que un peronismo –y, en este sentido, el kirch-
las masas inmanejables y las viejas élites abogado bien intencionado. Aunque re- nerismo es un peronismo más- comporta
asustadas, de advenedizos que enuncian sulte extraño pienso que el pinosolanis- las marcas de este compromiso narrativo
falsamente una valoración positiva de lo mo es un caso fallido y antropológica- con las modalidades cómicas.
popular, como si quisieran hacer creer mente interesante de armar un tinglado Debería ser evidente que la comedia
que allí están los valores culturales ge- populista a años-luz del plebeyismo y en (entre ellas la peronista) no supone la au-
nuinos a ser preservados. El plebeyismo rigurosa inobservancia de los presupues- sencia de conflicto, sino que justamente
desafiante permanece por lo tanto en el tos del desarrollismo, una suerte de “aquí lo que es propio del protocolo cómico de
terreno del desafío –con su valencia im- no ha pasado nada” que le permite a uno significación es el modo de resolver el
plícita de concreción siempre pospues- ser todo lo progresista e “inclusivo” que mismo. Es claro que a todas las formas
ta-, de la extorsión rampante a las élites se quiera, siempre y cuando no hable- sociales les inhiere una conflictividad de
amenazadas, antes que en el de la con- mos de los medios de producción y de base y lo que hacen los modos narrativos
solidación duradera de las valoraciones las contradicciones entre capital y traba- es procesar discursivamente la misma
populares. jo. El plebeyismo desafiante sin ninguna -no abolirla-. La conflictividad no desva-
¿Y para qué tanto? Como un atavis- otra cosa lo encontramos en cualquier nece el “efecto cómico” sino que lo en-
mo, neo-desarrollismo, populismo y función de Midachi, o en cualquier inter- marca. En este sentido los temas conflic-
plebeyismo se repiten en el vuelo de la na santafesina en la que el hombre del tivos “clásicos” de la narrativa peronista,
historia argentina hacia un futuro difuso cartel amarillo se burla de los “mormo- como los de la proscripción, los caídos,
desde, quizás, el yrigoyenismo. Tan sólo nes” y los anestesistas rosarinos. la resistencia y demás son plenamente
por momentos, digamos la línea Krieger Frente a estos efluvios el kirchnerismo compatibles no sólo con el marco épico-
Vasena-Martínez de Hoz-Cavallo, las expresa en primer término una rigurosa trágico sino también con las versiones
élites intentaron emprender otros vuelos, reformulación de la primera ficción pero- (ortodoxas y heterodoxas) de la comedia.
líneas de respuesta que condujeron no nista, la comedia humana de una comu- Pero la acción cómica solo encuentra
solo a la muerte y el genocidio desapa- nidad organizada y reconciliada de las un fundamento en la obsesión, la voli-
recedor, sino también a Cordobazos y múltiples contradicciones que le resultan ción y el deseo recurrente. La obsesión
Viborazos, al desempleo y quiebra masi- inherentes. Recalco aquí que el término crea las condiciones de la acción y de la
va, a la miseria extendida y la violencia cómico no contiene ningún matiz peyo- oposición entre las dos sociedades. La
propagada y a tener cinco presidentes en rativo o descalificador. El protocolo de obsesión se marca narrativamente en la
una semana. En su tercer episodio esta significación cómico es tan válido y per- recurrencia por parte del personaje a un
búsqueda de alternativas se combinó con tinente como el trágico o el irónico, a la conjunto de hábitos rituales invariables.
una suerte de alter-valoración tangencial hora de diseñar una narrativa que temati- A su vez las obsesiones sociales se petri-
de lo que podemos llamar “plebeyismo ce la prefiguración del mundo social. Lo fican en instituciones. Cuando las obse-
bizarro”, el cual se focalizó en algunos que se pretende aquí es reconocer el ins- siones y deseos varían queda en la come-
aspectos menores de la conducta hu- trumento en su misma instrumentalidad. dia mostrar la manera “exitosa” en que
mana, como la tonada provinciana, las La comedia marca, en principio, el las mediaciones institucionales que “pro-
patillas, la corrupción endémica y la choque entre dos sociedades, aquello ducen” una sociedad se adaptan a la nue-
ingesta masiva de pizza con champán. que Northrop Frye llama la colisión entre va situación. El núcleo de la sociabilidad
De hecho mucha gente entendió que ser “la sociedad antagonista” y “la sociedad peronista es cómico por antonomasia,
“crítico” en esas circunstancias consistía amable”. En la comedia en su versión con su afición por los desplazamientos y
en agarrárselas con el plebeyismo biza- acotada la sociedad antagonista se resis- movimientos generacionales, sus “bodas
rro, antes que con la dirección del vuelo te al núcleo de la acción (por ejemplo, sociales”, su organicismo y su aspecto
político emprendido por esos plebeyos en un extremo caricaturesco pero aún inclusivo, superador de contradicciones
bizarros. así paradigmático, la resistencia de los que lejos de ser negadas son re-signifi-
Esos otros vuelos marcan la presen- padres al casamiento de la joven pare- cadas e integradas en el paso de la so-
cia de la tragedia en la vida política ja). La sociedad amable se postula o se ciedad antagonista a la sociedad amable.
argentina, la desarticulación de enteros concreta cuando, volviendo al ejemplo, Hay peronismo cuando hay una sociedad
sectores del tramado social en el curso con la boda la parejita formaliza y los pa- amable entrevista, por más idealizada o
de su reproducción. En esos episodios dres consienten finalmente ese estado de abstracta que sea. Cuando hay días pe-

el ojo mocho 39
Ensayos

ronistas que son diáfanos y expresan la nunciar a él en ausencia de otra narrativa ciadores a la posibilidad privilegiada de
plenitud del sol. sólo puede caberle a una mentalidad po- reconsiderar desde otro punto de vista
líticamente orientada a la inefectividad y las significaciones atribuidas con ante-
II. Ordalías: la 125 y el fin de la socie- la inconsecuencia. Ahora bien, la apela- rioridad. El momento más interesante del
dad amable ción a un recurso discursivo no viene sin kirchnerismo comienza cuando cae en la
beneficio de inventario. Te comprás una cuenta de que no existe la sociedad ama-
La comedia avanza por un recuento de ontología en la que hay días peronistas y ble, y que el destino de la acción cómica
obsesiones. Pero al término del recorrido de los otros por lo que no resulta extra- es dejarnos en el frontispicio de la próxi-
las obsesiones no permanecen idénticas. ño que términos desactualizados como ma sociedad antagonista.
Un concepto duradero de la comedia “campo nacional y popular” o “gorila” Después del conflicto abierto en el
sostiene que la acción debe consumarse adquieran una nueva prestancia. Pero lo período 2008-2010 sabemos que nunca
y para ello el núcleo anhelante, deseante relevante aquí no es el resurgir del tér- llegaremos a una sociedad con fallas no
y obsesivo debe disolverse en el marco mino sino su nueva prestancia. esenciales, florecida, organizada, de va-
de una realidad modificada. La falla, No había el kirchnerismo terminado loraciones invertidas que ponderen lo ge-
hamartia u obsesión que pone en movi- de articular su propio mito cómico en el nuino en detrimento de lo inauténtico. Es
miento la rueda de la acción se detiene. eterno tránsito de la sociedad antagonis- evidente que siempre pudimos saberlo,
Hemos llegado a la sociedad amable. ta a la sociedad amable –piénsese cuánto claro, pero la enseñanza magistral de esta
Las metamorfosis de la acción cómica del movimiento y desplazamiento indi- época es que la inexistencia de la socie-
suponen que en su epifanía el agente no cado en la comedia clásica se encuentra dad amable no tiene porqué llevarnos al
valida su obsesión sino que la disuelve. presente en el hoy abandonado término abandono de la comedia –obligándonos
El personaje se libera, a través de una “transversalidad”, y cuánto persiste en la a volcarnos al registro trágico, la ideali-
experiencia determinada, del recuento permanente alocución a la politización zación romántica o a la norma irónica de
de obsesiones que lo ha movilizado hasta de los jóvenes, el recambio generacional la eterna recurrencia-, sino que en todo
aquí. Esto incluye escenas de reconoci- de los agentes políticos-, apropiándose caso exige que entendamos a la comedia
miento (marcas de nacimiento, talisma- libremente de algunos elementos pre- como un protocolo de interpretación de
nes, cartas, apariciones), entre las cuales sentes en el folklore peronista, que una lo social que nos muestra cómo vamos
la ordalía y el juicio derivado de estar incómoda realidad social, marcada por el de una sociedad antagonista a otra.
ante un enfrentamiento con la muerte enfrentamiento por las retenciones móvi-
misma constituyen recursos narrativos les, se hizo presente: la sociedad amable III. Kirchnerismo post-ordálico y la
de primera mano. no existe. imposibilidad de ser peronista
El enfermo doliente –y más aún, el Esto, que en definitiva es lo que la
“muriente”-, como transmisor de infor- tragedia y la ironía siempre postulan, es Después de la experiencia ordálica
mación que articulan los relatos allí don- un “descubrimiento” en el ámbito cómi- puede persistir la preocupación en torno
de faltan núcleos de sentido, el triunfo co. Pero no implica el abandono de la a qué tan signados estamos aún por las
incompleto de la villanía, la sentencia comedia, sino su comprensión en otros viejas obsesiones. Esta inquietud, legí-
aplazada, la prueba de vida, la nueva términos. La obsesión entonces no tiene tima y todo, no contribuye en nada a la
conciencia del héroe y la reversión del porqué ser arribar a la sociedad amable detección y el posicionamiento ante los
resultado de la pugna a partir de la nueva sino que, de manera más sencilla, puede antagonismos venideros. Más bien ex-
información obtenida en la ordalía, son consistir modestamente en proponerse presa una suerte de ansiedad cultural que
todos signos de que la comedia avanza a tener otros problemas. revierte, una vez más, en la indagación
paso firme hacia su resolución (no de que Entre el 2008 y el 2010 el kirchneris- mítica de supuestos orígenes o codifica-
hemos ingresado en un registro trágico). mo sufrió todas las ordalías prescriptas ciones identitarias. El problema de esta
Pero hay ordalías y ordalías. Una ordalía por el manual, que lo apartaron del arribo actitud no es que sea “peligrosa”, sino
eficaz permite al héroe cómico re-signi- a la inexistente sociedad amable: su ple- que es más bien inútil y se multiplica en
ficar sus fallas y obsesiones, comprender beyismo fue impugnado (gorilismo de la vano mientras desatiende lo relevante.
cuánto del mundo antagonista porta con- Mesa de Enlace y del entorno mediático), Con todos sus problemas, los mitos del
sigo y de cuánto debe desembarazarse, su populismo fue denunciado (crítica de desarrollo, de la inclusión y de la rever-
si es que ha de crecer, madurar, florecer las movilizaciones de los sectores popu- sión cultural plebeya enmarcan legítimas
en el sentido orgánico que la comedia lares, objeción del carácter “genuino” de obsesiones que conducen a acciones po-
prescribe, antes de ingresar a la sociedad sus políticas inclusivas), se alcanzó el líticas incuestionables: podemos ejercer
amable. límite del neo-desarrollismo fácil y de un desdén de mandarín hacia el mito del
Después de la bizarría menemista el la reconstrucción de la fiscalidad estatal desarrollo, pero esa obsesión facilitó la
kirchnerismo exploró, hasta donde pudo, vía imposición “haragana” de las reten- generación de cinco millones de empleos
la reconstitución de los ejes clásicos de ciones (voto no positivo). El proyecto se en ocho años. El populismo podrá ser
la comedia peronista, en su eje neo-desa- abalanzó hacia una triple muerte econó- genuino o avieso, tener límites concep-
rrollista, populista y plebeyo (la comedia mica (crisis subprime del 2008), electoral tuales infranqueables o resultar brumoso
es el género plebeyo por antonomasia). (derrota legislativa en el 2009) y física ideológicamente, pero ha puesto en blan-
La crítica de la “pejotización” del kir- (Néstor, 2010). En la ordalía resultante co sobre negro la necesidad y la posibili-
chnerismo del 2005 en adelante (bajo los malos hablaron demasiado, perdieron dad de una política social que reconozca
el lema “Perón bien vale un Díaz Ban- el tiempo, sobre-ofertaron un poder que extensivamente derechos sociales y ciu-
calari”) es una incomprensión genérica no tenían, y como por arte de magia la dadanos de última generación con efec-
del tipo de necesidades políticas que se posibilidad de enterrar al moribundo se tos directos y palpables en la expectativa
suscitan cuando lo que se quiere llevar escapó. La ineficacia discursiva de sus de vida de la población.
adelante es una configuración simbólica oponentes incentivó al recurso renovado El plebeyismo desafiante ha modifi-
para la cual hay disponibles limitados re- al manual de la comedia peronista, sólo cado el mapa cultural de una Argentina
cursos culturales. El mito de la comedia que ahora resignificada al uso nostro. La que ha colocado en primer plano que
peronista es uno de los más eficaces y re- ordalía expuso, sin embargo, a los enun- tenemos que discutir cuáles son los valo-

40 el ojo mocho
Dossier

res que deseamos sostener contingente- te lo más rico del proceso político abier- proceso doloroso que nos ha conducido
mente como relevantes en la producción to. Después de décadas de limitaciones a una situación cognitiva diferente a tra-
y reproducción de lo social, más que inherentes a cualquier proyecto cómico vés de ordalías, muertes y mutilaciones
considerarlos meramente como cuestio- neo-desarrollista, populista y plebeyo, no puede consistir meramente en el he-
nes dadas, ya sea para adherir a ellos o interrumpidas súbitamente por imposibi- cho de volver a recostarnos en los mitos
para impugnarlos. Que se trata de valen- lidades, bizarrías y vuelos de la muerte, voluntarios de la sociedad amable o el
cias contingentemente suscriptas, y que caído el mito neoliberal de la sociedad descarte exquisito de ésta última en vir-
la suscripción o el rechazo se derivan amable de la “economía popular de mer- tud del ethos superior que transmite cual-
en definitiva del resultado de una pug- cado”, estamos en condiciones no ya de quier visión trágica o irónica del mundo.
na política declarada resulta quizás algo expedirnos sobre las dicotomías del pa- Ordalía, conocimiento y comedia se
evidente, nuevamente, para el mandarín sado, sino sobre el tipo de antagonismos unen en esta interpretación del kirchne-
desdeñoso, pero es una novedad relati- que anhelamos para nuestro futuro como rismo, el cual con todas sus luces y sus
va en la esfera pública y es igualmente sociedad. sombras, con todas las limitaciones de
novedoso que esta interpelación y pugna El precio que hemos pagado por arri- cualquier desarrollismo, populismo y
abierta ocupe un lugar central en la agen- bar a esta situación privilegiada en co- plebeyismo, nos entrega la oportunidad
da política común. nocimiento es enorme, y se afronta con de pelear por las contradicciones por las
Claro que hay peronistas. Y claro que la gigantesca responsabilidad de delinear que deseamos sufrir, anhelar, desear y
hay gorilas. Pero no es lo que creen. Hay en los términos más enriquecedores los pugnar en la próxima sociedad antago-
sin duda un peronismo afectivo, mili- problemas que enfrentaremos. El instru- nista. Si el kirchnerismo es una forma
tante, comprometido y marcado por una mento cómico está a nuestra disposición de legitimar políticamente el recurso
historia causal en la que las identificacio- para intentar construir una visión de la a una ontología social cómica bajo un
nes con una determinada cultura política continuidad de lo social, su producción molde de inclusión de lo contradictorio
fueron cruciales. La relativamente estéril y reproducción, con un matiz diferencial entre sociedades antagonistas, soy kirch-
discusión acerca de si el kirchnerismo centrado tanto en las contradicciones, nerista hasta la médula. Y si eso supone
es un peronismo o es un progresismo no desplazamientos y movimientos, como apartarse del mito cómico tradicional
atiende señalamientos decisivos (el pro- en las conciliaciones, consumaciones de la sociedad amable, entonces en ese
gresismo no es plebeyo, como la consi- y realizaciones de las obsesiones que sentido el kirchnerismo no es un pero-
deración de Solanas hacia el voto en las motorizan la interacción humana. La nismo, no porque ser peronista sea algo
provincias pone de manifiesto, el kirch- recuperación de la comedia para el ima- malo, como cree el gorila, sino porque
nerismo y el peronismo sí; el peronismo ginario social argentino es un gigantesco ser peronista es, a estas alturas, después
se funda en el registro de la sociedad activo de esta época histórica, y es me- de tantas ordalías y tanto conocimiento
amable de una manera que nos resulta nester reconocer esto en términos de la obtenido en las marismas insondables de
hoy inverosímil o ingenua; no así el kir- mejor versión que pueda tenerse del dis- la reproducción de lo social, imposible.
chnerismo post-125), e ignora igualmen- positivo en cuestión. El resultado de este

NUESTRA ÉPOCA SUB SPECIE AETERNITATIS

Darío Capelli
I siempre individual, a la altivez del héroe portan una promesa, de redención social
-Tarumba habrás quedado de tanto curiosear épico que, si bien individual, resume en más que de superación personal, aunque
donde no te llaman –dijo una voz aborrecida sí un sentir colectivo pues la épica, si no un seguro plan de cumplimiento. De-
y jovial-. Aunque te devanes los sesos, no seguimos a Hegel, es la expresión de un cimos oscilación porque define mejor
me pagarás en siglos esta revelación ¡Qué mundo heroico. un movimiento nunca directo y sí más
observatorio formidable, che Borges! No es fácil, sin embargo, deducir – bien sinuoso, que trastabilla con cada
como se ha hecho una buena cantidad obstáculo y pone en peligro toda posi-
J. L. Borges, El Aleph de veces- que ese tránsito de la tragedia bilidad de resolución. Quizás, entonces,
individual a la epopeya colectiva sea un El eternauta nos guste porque se pare-
Desde hace años, cuelga en una pared hecho del todo consumado en el mundo ce demasiado a un atávico sentir, a una
de nuestra casa una gigantografía que re- narrado por la historieta: El eternauta, en convicción íntima sobre la vida –acaso
produce el archiconocido rostro del eter- su versión original, tiene más de crónica tan íntima que hasta la desconoceríamos
nauta en primerísimo primer plano: se de una derrota con final abierto que de como propia-, y no justamente porque
trata de un afiche que anunciaba la reim- cantar de gesta adaptado al cómic. Y, qui- la refleje, como con cierta ingenuidad
presión de la historieta bajo responsabi- zás, El eternauta nos guste precisamente el propio Oesterheld ha dicho en el pró-
lidad editorial de Clarín y que, en una por eso: por las oscilaciones que no lo- logo a la edición en un solo tomo de su
madrugada lejana, “apenas las tres…”, gran resolverse pero que al tender hacia historieta más mentada en los últimos
fue robado de la espalda de un puesto de uno de los polos en disputa (verbigracia: tiempos. Porque para el autor de El eter-
diarios. No es en verdad un rostro sino de la salvación individual a la salida gru- nauta, su obra “refleja” (usa esa palabra)
un rictus detrás del cual es posible intuir pal; del refugio privado a la intervención algo así como un convencimiento de que
un rostro. Apenas unos ojos y un ceño pública, es decir, de la casa al mundo –y la verdadera naturaleza de la acción po-
que, desde el fondo de las antiparras, luego del “mundo propio” al “otro mun- lítica, y un sistema ético de allí derivado,
translucen un tránsito psicológico: el que do”-, del pensamiento a la acción, que implica siempre un acuerdo colectivo
va del padecimiento del héroe trágico, es lo mismo que del orden al conflicto) contra todo intento de dominación de

el ojo mocho 41
Ensayos

hombres sobre hombres. Pero para un que el personaje adquiere conciencia de El movimiento se proyecta hacia adelan-
lector algo más desazonado no es eso, su situación y decide correr hacia la casa te y, así, en la contingencia se definen los
es lo que estamos intentando decir, lo familiar, a pocas cuadras de allí, para cursos del destino pero, y en esto radica
que, a la sazón, parece conmoverlo de El proteger nuevamente a su esposa Elena su novedad, se conforma, a la vez, una
eternauta sino –quizás; siempre, quizás- y su hija Martita; en ese preciso instante, memoria de lo que el presente ya no es
el hecho de que sus personajes sean una pues, padece una amnesia fulminante y aunque tampoco todavía: condición para
tierna mise en scène de la imposibilidad queda lanzado a la historia pero sin re- toda esperanza. No por capricho El eter-
de definir un sentido, de encapsular en un cuerdos de su anterior pulular entre los nauta original que se publicó por entre-
concepto único a la policromía salvaje alambrados del tiempo. Circularidad fal- gas en la revista Hora Cero entre 1957 y
de la auténtica experiencia política1. Su sa, entonces, porque si bien todo vuelve 1959 llevaba por subtítulo un sugerente
coreografía narrativa, la de El eternauta, a empezar, no se trata de una repetición El navegante del porvenir.
por momentos parece dialéctica aunque exacta de lo ya acaecido sino de una ex- Vuelvo a la pared de nuestra casa.
no dialéctica en su acepción clásica; en periencia que será vivida como auténtico Hasta no mucho tiempo atrás, ese arte-
todo caso, es una dialéctica a empellones arrojo al viento de lo nuevo. Para seguir facto allí colgado -del dibujo en la pared,
que, para colmo de males, fracasa: desde siendo Juan Salvo, Juan Salvo debe en- hablamos- era motivo de sobreentendi-
la coordenada que indica el cruce entre lo carnar en su ser histórico y dejar de ser dos entre los visitantes, siempre compa-
fijo y lo movible o entre la eternidad y la el vaporoso eternauta. Sólo con esta con- ñeros de ideas y compinches de fervo-
historia, Juan Salvo brota precipitándose dición, la eternidad –de la que no quedan res. Como los iniciados en una especie
hacia lo segundo pero no para afirmar lo vestigios en su recuerdo- puede, pese a de secta universal, la veneración por las
primero al negarlo o como posibilidad de todo, cumplir su plan. Pero ahora, no desventuras de Juan Salvo y sus amigos
fuga de su spleen existencial, cosa que sí estando antes ni después del presente, la era un secreto compartido que no necesi-
le sucede a Gilgamesh el inmortal para eternidad palpita en las infinitas bifurca- ta guiños de reconocimiento pero que se
recordar a otro famoso personaje de la ciones de tiempo que cada segundo aca- sabe gozo ampliamente extendido.
historieta argentina aunque tomado de rrea consigo. La eternidad, de este modo, En el último año, las evaluaciones de
una antiquísima leyenda sumeria. Juan no es el dios del que venimos ni el cielo suyo sobre la reproducción han cesado y
Salvo busca romper su aislamiento en los que mereceríamos sino una negociación fueron haciéndose lugar los comentarios.
abismos del tiempo y se arroja al magma permanente entre la totalidad imposible Contemplar ahora la figura implica no
de lo histórico porque intuye que sólo en del tiempo y su necesaria proyección ha- poder evitar la sensación de que ése ya
la historia hay una garantía para que lo cia una situación determinada. La eterni- no es el rostro del héroe o que al menos
eterno no comande al mundo desde la ri- dad en El eternauta no es cualquier eter- no su único rostro: desde el acto organi-
gidez. Su intuición acierta pero la clave nidad: es la historia. Entiéndase: no La zado por la juventud kirchnerista en se-
para lograrlo no es lo de menos. El valor Historia (con mayúscula) que es otro de tiembre de 2010 en el estadio Luna Park
de cambio que deberá pagar para que lo los nombres de una eternidad fría, mora- de la ciudad de Buenos Aires a esta parte,
histórico prevalezca sobre lo ahistórico da de un dios porfiado en consumar sus detrás de las antiparras de buzo, han ido
es alto: el almacenamiento lineal de su anticipaciones y de la que el historicismo apareciendo ojos distintos a los de Juan
recuerdo de la eternidad. se nutre y saca su propio nombre para, en Salvo y otros gestos menos adustos. La
Este personaje, que es también el na- su nombre –el de La Historia- hablarnos muerte de Néstor Kirchner fortaleció el
rrador enmarcado de su propia historia de las cosas pasadas “tal como fueron” portento y, a partir de entonces, en cada
y que avanza a paso dialéctico pero que y de las cosas actuales como las que celebración del oficialismo se reprodu-
se detiene en las estacadas del tiem- necesariamente les sucedieron. Habla- cen en pancartas y banderas sus rasgos
po y que para poder seguir sacrifica su mos de la historia (con minúscula) pero –mirada estrábica que José P. Feinmann
conciencia del todo; este personaje, o como eternidad tórrida que no dispone apologizó al compararla con la de Sartre
más bien su narración de la historia ha de los hombres sino a la inversa, aun- por tener el don de poder captar en un
sido con frecuencia caracterizada de un que los hombres no lo sepamos. Como solo golpe de vista al Todo más lo que
modo, a nuestro entender, si no errado, toda eternidad, ésta también aloja el nú- insospechadamente yace en su costado-
al menos incompleto. Se habló mucho y mero incalculable de las combinaciones y aun su cuerpo entero enfundados en el
lo suficiente sobre El eternauta y gene- posibles entre elementos y sus inconta- traje del peregrino del tiempo imaginado
ralmente se alude a su estructura circu- bles repeticiones pero, asimismo, aloja por Oesterheld y trazado por Solano Ló-
lar, lo que pondría al relato en el registro lo inesperado: recogiendo el espinel de pez. Y no tan sólo se lo ve a él: aunque
cíclico y repetitivo del mito. Pero basta lo ya sucedido y de lo ya pensado, de en menor medida, también la Presidenta
leerlo dos veces -o una vez sin ingenui- lo aún no pasado ni conceptualizado, la Cristina Fernández se probó la ropa en
dad- para darse cuenta de que se trata de eternidad macera lo actual y lo inactual más de un afiche y hasta se ha llegado a
una circularidad falsa ya que si en los como elementos combustibles de una tea ver en algún blog a un Arturo Jauretche
cuadros finales nos enteramos junto a que ilumina de golpe todos los caminos vestido de eternauta, o quién sabe si no
Juan Salvo (quien acaba de contarle a un del bosque, aunque luego, nosotros, to- más bien de su compañero Favalli.
guionista de historietas su padecimiento memos apenas uno. El presente, bajo el Fiel a sí misma, la eternidad ha vuelto,
atemporal; guionista que es el narrador auspicio de esta eternidad, es un friso sin como siempre, intempestiva.
principal pero que a poco de empezar bordes lleno de presentes superpuestos. En código paródico, Diego Capusotto
su racconto acredita a Juan Salvo para Sólo uno, el vivido, tornará a pasado des- había imaginado poco antes una figura-
que tome la posta de la enunciación has- pués de nuestro próximo parpadeo. Los ción similar a la del retornado eternau-
ta casi el final) que estamos de vuelta en otros, no habiendo sucedido, son -sin ta: en una escena desopilante, al frente
el lugar donde todo empezó aunque en embargo- un índice de que si somos lo de sus “peronautas”, el ínclito Bombita
el momento previo a la caída de la ne- que somos se lo debemos a lo que deja- Rodríguez se calza traje y escafandra
vada mortal, lo que indicaría que todo mos de ser; en un doble sentido: como lo para emprender una carrera por liberar la
volverá a suceder; si bien Juan retorna que, en efecto, fuimos y ya no pero, no Luna y plantar la bandera del movimien-
desde la eternidad al momento previo de menos potentemente, como lo que nunca to peronista en su superficie antes de que
su aventura, decíamos, en el instante en hemos sido aunque hubiéramos podido. lleguen a hacerlo la dirigencia cegetista y

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la rama femenina del justicialismo. No es sido sino apenas una, entre infinitas, de gar de la eternidad. Y por eso no queda
que vista de eternauta pero queda empa- las que pudo ser. Qué importa si mejor sólo esperarlo ni añorarlo. El azar puede
rentado a él por su ropaje; el de Bombita o peor. El punto es que Bombita Rodrí- hacer que el choque de elementos rege-
sólo exagera atributos del que Juan Salvo guez se instala en un pasado improbable nerador del orden de cosas se produzca
viste solemnemente. Se dirá que no es a para hablarnos sobre lo que no somos mientras estamos terminando de escribir
Juan Salvo a quien Bombita parodia sino pero que plausiblemente podríamos ser. estas líneas. La labor del revolucionario
a la imaginación cósmica típica del pe- No porque haya que ser como él sino es prepararse para esa eventualidad (tan
ríodo en que las potencias en Guerra Fría porque seríamos otros si él hubiese sido inesperada como inevitable) no dejando,
se disputaban el espacio sideral. En esa efectivamente cierto, que condiciones paradojalmente, detalle librado al azar.
interpretación, Bombita Rodríguez sería históricas para serlo no faltaron. Es de- Volvemos a Bombita Rodríguez
una especie de Neil Armstrong argentino cir, más allá de los ídolos construidos por ¿Cómo no liberar la Luna? Bombita Ro-
o un Yuri Gagarin peronista. Vale. Aun- la televisión y las revistas del corazón e dríguez, en la serie de Juan Salvo y Blan-
que la hipótesis de que sólo se trata de incluso más allá de la lucha armada y, to- qui, mucho más que en la de Armstrong
una imitación tercermundista de los as- davía más, más allá de que hubiera sido y Gagarín, quita la bandera de Estados
tronautas realmente existentes sería co- otra nuestra historia si ambas cosas se Unidos de la superficie lunar y planta
rrecta si la emisión del capítulo hubiera conjugaban, lo que está claro es que la la propia, que ni siquiera es la nacional
formado parte de la grilla televisiva de situación política y cultural actual no es sino la de un movimiento político que
nuestros años 60. Pero entonces no es- producto de una necesidad histórica sino acude al llamado de su vocación revolu-
taríamos hablando de parodia sino de de un enhebramiento de condiciones que cionaria. En nuestra esquina perdida del
ciencia ficción. podría haber sido distinto. Se abren las infinito ¿podrá ser la Luna esa partícula
Nos interesan las condiciones actuales puertas, así, a la imaginación política ca- ínfima que, desobedeciendo a su señoría
que hacen de Bombita Rodríguez un per- paz de crear una nueva articulación entre La Tierra, en torno a la que gira como
sonaje que, siendo paródico (o, con toda los ideales de transformación, la vida un vasallo y que gira a su vez alrededor
precisión, porque lo es), es culturalmente popular y la cultura de masas. Repasa- del rey Sol; será la Luna, nos preguntá-
aceptado. mos: el tratamiento cómico de un pasado bamos, ese átomo del Universo que se
Los personajes de Capusotto, si bien improbable es el procedimiento elegido sale de su elipse para provocar el “cho-
todos ingeniosos, están sacados del ma- para desenhebrar el presente e indagarlo que resurrector”, el caos que da paso un
nual sobre lo cómico. Cada uno de ellos en sus posibilidades. En este sentido, el orden nuevo? Puede ser. O no. Si lo fue-
es la confirmación y la conformidad de capítulo “Bombita Rodríguez contra los ra no habrá sido en balde su liberación.
lo que las grandes teorías estéticas han burócratas del espacio”, en el que vemos Sin embargo no podemos saberlo porque
establecido como procedimientos pa- al héroe atravesando la superficie ilimi- no sabemos nada acerca de la eternidad,
radigmáticos de las obras que motivan tada del universo a bordo de su Unidad sólo que obra a tientas siguiendo la ley
risa. Micky Vainilla es, por ejemplo, Básica voladora, nos pone en trance de primordial de la repetición sin fin.
una caricatura del moralismo pequeño- asumir una urgencia: la de buscar y en- Los hombres, en cambio, transcurri-
burgués, nido ideal –siempre- para los contrar un concepto que no clausure y mos sobre la historia. La transitoriedad
huevos de serpiente. Al acentuar la inge- que sí potencie la posibilidad de otro nos hiere y saberlo nos impulsa a buscar
nuidad equívoca con la que el personaje orden de cosas con capacidad de proyec- la infinitud por el camino de la fantasía.
asume lo más execrable de su condición, ción más allá de la coyuntura, hacia la También hay hombres que no contentos
queda expuesto el carozo de la “buena eternidad. con fantasearla, la auscultan sesudamen-
conciencia” del ser a-político que sim- Pero avancemos con la interpretación te: son los teólogos, algunos filósofos y
plemente quiere vivir sin preocupación de nuestra actualidad cultural en clave acaso los políticos más brillantes. Por úl-
ni padecimientos (sobre todo no quiere cósmica; aunque para seguir quizás valga timo, hay otra clase de hombres que ha-
padecer a los otros). En Micky Vainilla la pena detenerse todavía unos segundos cen de la fantasía un motor vital pero de
no hay tragedia, a pesar de la manifiesta en una remisión tan necesaria como in- ningún modo la última factura de su con-
pugna de intereses de clases, ni infierno eludible. Se trata de La eternidad por los ciencia; esta clase de hombres, tampoco
existencial aunque bien podría haberlo: astros de Auguste Blanqui. Para Blanqui, ya conformes con lo que de la eternidad
el ascenso a los extremos de la insoporta- la eternidad es un orden tieso y dinámico puedan llegar a conocer, simplemente,
bilidad del otro se seguiría naturalmente al mismo tiempo, finito en la combina- –para decirlo en idioma spinoziano- la
de un hastío de sí mismo, dolor de par- ción de sus no más de cien elementos experimentan: son los revolucionarios.
to para el renacimiento espiritual. Pero simples pero, como ya apuntamos más Hablamos de hombres pero también de
tampoco. Hay, sí, comicidad: desajuste arriba sin haber nombrado a Blanqui, in- pueblos y de épocas, pues no hay hombre
entre una teoría del arte como entreteni- finito en sus repeticiones. La repetición que no pertenezca a un pueblo ni pueblo
miento, teoría en acto de la que hace gala infinita de combinaciones finitas es la que no protagonice una época.
el personaje (“solo hago pop”, dice) y lo única y verdadera ley del movimiento y Por qué los hombres se juntan, for-
que su obra realmente produce al banali- la duración de los cuerpos en el espacio y man pueblos y adoptan costumbres dura-
zar sentimientos de repulsión étnica. Se el tiempo ilimitados del universo ¿Cómo deras pero que de tanto en tanto revisan
trata de una broma sobre la clase media y así? ¿Blanqui, el revolucionario más te- y renuevan, son temas que sociología
sobre sus autojustificaciones imaginarias mido por el orden burgués del siglo XIX, alguna haya abordado con suficiente
articuladas por el lenguaje liviano del reducido a fatal conformismo? Nada de suerte como para dar una teoría general.
reclame. eso. Justamente porque “todo lo que uno Aún así, sin el marco de una teoría gene-
Pero ¿qué representan Bombita Ro- hubiera podido ser aquí abajo, lo es en ral de la sociabilidad, podemos ensayar
dríguez y sus peronautas? Se nos permita alguna parte en otro lado” demostrando, algunas hipótesis relativas a la Argentina
aquí abusar nuevamente de la negativi- así, que el orden justo no está adelante, de los últimos años y su actualidad. Van,
dad como encuadre teórico. Queremos como pretende el progresismo, ni en el aunque más no sea, a modo de interro-
decir, Bombita Rodríguez representa lo origen, como querría el conservaduris- gaciones: ¿en qué medida son estos años
que la historia argentina de los años 60 y mo romántico. El orden justo es posible de kirchnerismo una época? Aceptando
70 no es. Tampoco lo que debería haber porque ya está sucediendo en algún lu- que lo sea ¿de qué manera se engarza con

el ojo mocho 43
Ensayos

épocas anteriores? ¿Qué de lo que esta racional, vuelve abrirse hacia lo otro no su condena. “No entender” no es aquí
época inaugure será perecedero y, más de él siendo este otro no meramente su ignorancia sino renuncia. Juan Salvo re-
importante todavía, qué será perenne por contrario (si lo fuera no habría diferen- nuncia al pensamiento totalizante y, en el
haberse hecho carne en nuestro modo de cia entre Adorno y Hegel) sino, con toda mismo movimiento, desobedece a la rea-
ser como pueblo? Los pueblos, habíamos precisión, su no-ser. La cápsula concep- lización del fatum del espíritu. Más bre-
dicho, protagonizan épocas, pero ¿la hi- tual, amenazada por lo carente de con- ve: afirma la historia en su materialidad.
cimos ésta? ¿Cuánto de esta época a la cepto que se apila perezosamente a un La eternidad, entonces, no como recta,
que estamos llamando “kirchnerismo” es costado del espíritu, se abre, como for- sucesión infinita de puntos; la eternidad
responsabilidad exclusiva de la audacia zada por ganzúas, a un reconocimiento como esfera que, al igual que el Aleph
de un solo hombre que ya no vive y del de lo que ella misma ha dejado de ser, o de Borges, tiene centro en todas partes y
coraje de una mujer que lo llora? Como que aún no es, cuando se ha consumado superficie en ninguna.
fuera: pueblo y dirigentes ¿Estamos a la positivamente. Así, hay una devolución No es un consuelo. Siempre querre-
altura de nuestra historia? O, a la inversa de la utopía al lado material de la exis- mos saber de dónde venimos y hacia
¿Está nuestra historia (hechos, costum- tencia y se erige, entonces, una promesa dónde vamos. Pero todo relato nos hace
bres, interpretaciones) a la altura de la para el sujeto que es la de una posible esclavos excepto que el necesario relato
voluntad de un pueblo? ¿Alcanza con el reconciliación con su objeto, aunque no reconozca que la historia es un campo
coraje de los dirigentes y la voluntad de tratado ya como cosa, cosa que lo cosifi- de batallas sembrado de cuerpos sin se-
un pueblo para hacer una época e inscri- caba también a él, al sujeto. Pero nada es pultura que exigen su derecho, no tanto
birse de manera definitiva en la historia? tan sencillo. No hay posibilidad para el a volver a vivir bajo formas idealizadas,
¿O es que eso lo define tan sólo la histo- sujeto de fundirse en una pura mimesis sino a volver a morir para salir del estado
ria? ¿Sabemos algo acerca de lo que ya con la naturaleza porque la naturaleza de suspensión entre la muerte y la muerte
está ocurriendo? no existe sino a través de los conceptos; de la muerte, es decir, los muertos recla-
y no hay concepto que deje de cumplir man su derecho a ser incorporados, más
II su función de nombrar (y por lo tanto de que como evocación de lo que decimos
caer violentamente sobre lo preexistente) que fueron, como presencia activa de lo
Mano: -¿Qué importa la destrucción de todo como si se tratase de un artefacto eléctri- que no son. Si esto es así, entonces lo
un planeta, el aniquilamiento de toda una co que se lo puede desenchufar. Estamos contrario a un ordenamiento lineal de los
especie inteligente? Lo que importa es la en una encrucijada: o reconocemos que sucesos pretéritos (ya sea relatados como
supervivencia del espíritu… Hegel siempre gana o, suponiendo que memoria o relatados como historia, y en
Juan Salvo: -¡No entiendo! no queremos dar el brazo a torcer, debe- cualquier de sus formas: oficialista o re-
ríamos renunciar a la verdad ¿Habremos visionista) deja de ser el olvido de lo que
H.G.Oestrheld, El eternauta de hacerlo? En absoluto (con perdón de ha sido. Lo contrario a la linealidad del
la palabra). Más bien por amor a ella –a relato, más que el olvido, es el recuerdo
No por escolares las preguntas que nos la verdad-, sí habrá que renunciar a la de lo que, ya no siendo, da un índice de
hacemos sobre la dialéctica dejan de ser pretensión de una reconciliación reali- lo que aún no es.
sugerentes y lo que en principio sugieren zable en el pensamiento. Lo que querría Hace casi un siglo la juventud cor-
es que las respuestas posibles nunca nos decir que el todo del espíritu que Hegel dobesa le rugía a los hombres libres de
satisficieron del todo ¿Qué es la dialécti- propone como verdad es, en verdad, para América una de las mejores consignas en
ca? ¿Se trata sólo de un modelo de pen- Adorno, lo no-verdadero en tanto que la historia de los manifiestos políticos:
samiento o es también un movimiento de la costura definitiva entre lo finito y lo “los dolores que quedan son las liberta-
lo real? La elaboración más acabada de y absoluto, entre el presente y la eternidad des que faltan”. Claro que duele perder
sobre la dialéctica es, como se sabe, la de es en lo que el pensamiento fracasa antes todo aquello con lo que el tiempo arrasa
Hegel en tanto que nada más que el pen- que vencer. “El todo es lo no verdadero” pero más debe doler la ausencia de lo que
samiento puede crear su objeto pero sin dice Adorno en uno de los aforismos de tenemos por ganar. El presente, así, no
el cual (sin su objeto) la conciencia que Minima Moralia y no parece que quie- está entre el origen y la meta. Es presente
lo piensa dejaría de existir. Es decir, el ra decir que el todo sea lo falso sino que porque es origen y meta a la vez.
pensamiento está abarcado por el movi- siempre habrá algo que el pensamiento, a Más allá de que pueda ser caracte-
miento histórico que él mismo ha creado. pesar de él mismo, fracasa en identificar. rizado como un “hallazgo comunicacio-
No habría uno sin otro. El pensamiento Que el pensamiento fracase es una puer- nal”, nos preguntamos si la aceptación
no está por encima de la historia, si bien ta que se destraba, una herida generosa plebeya del Kirchner Eternauta no está
es él quien la mueve, sino contenido en en el cuerpo bien sellado del todo que relacionada con un momento cultural
ella. No es fácil aceptar axiomáticamen- se abre, así, a lo impensado. No tan en el que los tiempos tradicionales de la
te la premisa de la dialéctica hegeliana: sólo debe reconocerse el fracaso del política vuelven a discutirse colectiva-
nos queda la sensación de que estamos pensamiento por comprender sino que, mente.
frente a un dilema del tipo “el huevo y la además, hay que persistir en él, en el Origen, presente y meta, dijimos.
gallina” y que con mucha facilidad res- fracaso. Y conducirlo (conducir al pen- Modalizamos: esencia, existencia y po-
balaríamos a la falacia si pretendiésemos samiento, decimos) hasta el extremo en tencia: para Spinoza, la eternidad es el
resolverlo. Si la versión hegeliana de la el que se percibe no comprendiendo ni punto en el que las tres confluyen. Así
dialéctica es la más acabada ya que el comprendiéndose. Mejor lo dice el pro- sea.
pensamiento y los facta bruta son par- pio Adorno en otro aforismo: “Sólo son
tes esenciales tanto uno como los otros verdaderos los pensamientos que no se
de la totalidad del sistema del espíritu, comprenden a sí mismos”.
la dialéctica negativa de Adorno es la Llevado al plano que nos interesa dis- *
versión más compleja pues se trata de un cutir: el adorniano “no entiendo” de Juan * *
sobrepujamiento del concepto que, una Salvo (vuelva el lector al epígrafe de
vez cerrado sobre sí mismo y habiendo este parágrafo) frente a la hegeliana ar-
clausurado al mundo en una totalización gumentación del Mano es su salvación y

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Dossier

devoción en la alternancia democráti- son exclusivos de un ultra-kirchnerismo


ca sus propios deseos de perpetuación. irresponsable sino que pertenecen a toda
Entre las críticas de los compañeros del fundación política. Y no tan sólo perte-
III mismo espacio político, resalta el regaño necen; nacen juntos: fundación política y
de la propia Presidenta en el discurso de anhelo de infinitud son gemelos, se rigen
“sentimos, experimentamos que somos apertura del año legislativo que, más que mutuamente.
eternos” un reto, se trató de un mohín afectuoso La fundación política no debe enten-
hacia alguien que, evidentemente, no la derse apenas como el encaramamiento
Baruch Spinoza, “De la libertad”, Libro V malquiere aunque tampoco ha sabido de un partido al gobierno sino que qui-
de Ética cómo expresar, no digamos con inteli- siéramos referirnos con tal concepto al
gencia pero sí al menos con buen tino, momento de una emergencia ética; en
Marzo es un mes de presagios. El an- sus sentires. Una de las críticas quizás un doble sentido esto último: en el de un
tiguo senado romano hizo que sus Idus más demoledoras fue la de Horacio Ver- requerimiento urgente pero también en
fueran universalmente famosos. Los Idus bitsky en una nota para el Página/12 del el sentido de la ocurrencia de algo nunca
de marzo fijaban el rumbo del destino; el 6 de marzo. Calificó el anuncio de Conti del todo esperado pero que, ya ocurrido,
periodismo de aquella época habrá dicho como de “fuego amigo” y de “tiro al pie es incorporado a la experiencia como
que los Idus de marzo imponen la agen- de la presidenta”; motes que, a su vez, fruto de nuestro propio trabajo; es decir,
da. No siempre acierta el periodismo; aplicó a la efímera iniciativa que tuvo como parte de nosotros mismos, que ya
sobre todo cuando sus augurios coyuntu- la agencia oficial de noticias Telam de estaba en nosotros mismos y que estará
rales son contrastados con la perspectiva subir a su portal una imagen del Néstor siempre en nosotros mismos.
de largo alcance o sus presagios son vis- Kirchner Eternauta. Jugarretas por el Lo supo el peronismo histórico cuan-
tos sub specie aeternitatis. “Las institu- estilo, correspondían, según Verbitsky, do en su momento de mayor legitimidad
ciones a salvo: ha muerto César”, pudo a un ultra-kirchnerismo irresponsable y fijó las bases que le permitieron conti-
ser el titular de un matutino republicano esa irresponsabilidad debe atribuírsele a nuar existiendo como movimiento po-
a mediados de marzo del año 44 antes los excesos del triunfalismo o del derro- lítico a pesar de los dieciocho años de
del cristianismo. Pero César volvió, no tismo. proscripción. No vamos a repasar sus
ya en la persona de Julio, definitivamen- Pero si por un lado la diputada Conti textos doctrinarios. Simplemente remar-
te muerto, sino en el cargo de Augusto, y los responsables de la agencia esta- quemos cómo asumió a conciencia este
primer emperador romano. tal pudieron haber desbarrancado a una imperativo: en La comunidad organiza-
Si fuera por los vaticinios que circu- pequeña hybris, una con su verbosidad da se lee “el hombre puede desafiar cual-
laban en la opinión pública argentina imprudente y los otros con una picardía quier contingencia, cualquier mudanza,
en marzo del 2008, momento en el que inconveniente, el periodista, por el otro, favorable o adversa, si se halla armado
se desató el conflicto que enfrentó al no supo tener mejor fortuna con su co- de una verdad sólida para toda la vida”.
gobierno con los exportadores sojeros, mentario pues desaprovechó la oportu- Y no es fácil olvidar la apelación final
Cristina Fernández jamás hubiera sido nidad de ahondar en un tema que toda del famoso discurso a la “noble convic-
reelecta (mucho menos con el caudal de identidad política, no elude y por el que, ción” de Baruch Spinoza que encabeza
votos que obtuvo) porque la probabilidad más bien, siempre debe interesarse. No este parágrafo. No es fácil olvidar esas
más alta era que tuviera que anticipar su importa quién lo haya dicho ni con qué líneas pronunciadas por Perón en el Con-
renuncia, forzada por el mal humor de la intención; no importa si fue un hallazgo greso Internacional de Filosofía de 1949;
sociedad. Cerca estuvo, para ellos, que o un exabrupto. En cualquier caso, todo y porque no se las olvida fácilmente es
se cumpliera el destino de Julio César enunciado recoge ideas y sentimientos comprensible que Verbitsky se esfuerce
traicionado por algunos ex-aliados del que están en el aire de una época. El en evitar que la cuestión de la eternidad
senado que creían interpretar la voz del tema de la eternidad y su vínculo con se cuele en los cartapacios de quienes, en
pueblo. Sin embargo, ahora sabemos que el poder se instaló desde entonces y la la hora, tienen la responsabilidad mayor
se cumplió más lo contrario: el pueblo sociedad argentina se dispone a discu- de fijar el rumbo nacional. Se dirá que el
hizo oír su propia voz sin necesidad de tirlo. Apena que la opinión pública tome periodismo no tiene por qué habérselas
intérpretes que la falsearan. superficialmente un debate de espesura con temas de interés filosófico; tampoco
Marzo de 2011: se instala en las edi- ontológico-política sobre un tema que tiene por qué despacharlos con facilidad.
toriales de los diarios un tema que los mal expresado –como, en efecto, lo fue-, No porque nos parezca que La comuni-
opinadores ahora retoman con virulen- desde ya, no pasa de ser una banalidad dad organizada sea una pieza en sí mis-
cia y ofuscación sobreactuada. Tuvieron en la que no valdría la pena detenerse ma sólida que deberían tener en cuenta
entonces una excusa y esa excusa se las pero que asumido seriamente, como to- la reflexión crítica y la crónica periodís-
dio, inesperadamente, alguien del entor- davía creemos que puede hacerlo alguna tica. Se trata de un texto inclasificable y
no kirchnerista. La diputada Diana Con- prensa escrita, importa más de lo que se no hay sistema que pueda derivarse de
ti, en una declaración que a posteriori cree a todo intento de alumbrar nuevos ese serpenteo caprichoso entre distin-
ella misma relativizó por desmesurada, estilos de vida. De seguir reduciendo la tas tradiciones filosóficas que incluso
manifestó su deseo de una reforma cons- cuestión a la reforma constitucional, se no se priva de sortear las fronteras del
titucional que habilite la posibilidad de aborta la oportunidad de una polémica pensamiento occidental para hacer una
una segunda reelección pues, según dijo, necesaria en aras, ya de una crítica no mención al Rig Veda. No es tanto su con-
“los sectores ultra-K quisiéramos una menos banal que lo criticado, ya de una tenido lo que importa sino el hecho de
Cristina eterna”. Además de someterse demasiado calculada preocupación por ser un texto que tiene como pretensión
a su propia crítica, Conti fue blanco de la proyección del kirchnerismo en las acompañar las acciones de un gobierno
observaciones, para ser suaves, de ami- votaciones y por los errores tácticos que con una expansión espiritual del estado
gos y adversarios. Entre los ajenos al podrían incidir de manera no deseada en que, ipso facto su fundación, trasciende a
kirchnerismo, estuvieron todos los tar- su performance electoral. su fundador y se proyecta hacia el pasa-
tufos de un republicanismo hipócrita y Los sueños de trascender el tiempo e do y el futuro, es decir como eterno, pero
espantado que esconden tras una falsa irradiar hacia rincones inalcanzables no soportado por hombres históricos decidi-

el ojo mocho 45
Ensayos

dos a caminar hacia la libertad. Digámoslo así, para terminar: si las sajes de refinamiento conceptual pueden leerse, en
Vale la tesis de que el kirchnerismo este sentido, en Confines de lo político de Roberto
imágenes presentes en el aire cultural de Espósito y, claro está, en El desacuerdo de Jacques
debería tender, sin perder vocación de esta época, con clímax en el Kirchner Rancière. Pero como nos sugiere Eduardo Rinesi en
gobernar, a dejar de seguir bebiendo en Eternauta, son la expresión ya acaba- Política y tragedia –dando un paso más-, es posible
las fuentes peronistas. Es compartible da de una identidad política y cumplen (y no tan sólo posible sino además necesario) leer en
esta clave aun los sistemas de pensamiento cano-
esa idea. No obstante, si se quiere una el oficio de su cierre simbólico, para- nizados como filosofías del orden, tal los casos de
cosa -superar una identidad política tra- dójicamente el kirchnerismo no durará Maquiavelo y Hobbes.
dicional- no puede quererse la otra al más que los mandatos que le permita a En un registro no conceptual sino estético se ex-
mismo tiempo –no asumir una inédita, puso durante el año 2010 el Laberinto del Bicentena-
Cristina Fernández la Constitución Na- rio, pergeñado por el artista plástico Daniel Santoro
capaz de cimentar un nuevo trato co- cional. Pero si en cambio son la forma, y el cineasta Francis Estrada. Su recorrido proponía
lectivo y de persistir en él como una de todavía rudimentaria, de una búsqueda una historia de la cultura argentina que partiera y
sus hebras fundamentales aún cuando un de verdades democráticas que se vuel- se desarrollara sobre la base de un reconocimiento:
el antagonismo como articulador inerradicable del
revés electoral pueda dejarlo, al movi- van comportamientos sociales (es decir orden político. El par civilización-barbarie sería la
miento político capaz de crear esa nueva como algo que puede pasar a ser parte polarización matriz que se expresa y actualiza en
identidad, circunstancialmente fuera del de nuestra vida colectiva para siempre), otras que la fueron sucediendo: libros-alpargatas,
gobierno. De mantenerse en la posición esencialistas-estructuralistas, y así hasta River-Boca
entonces, el kirchnerismo tiene la opor- o Soda Stereo-Redonditos de Ricota, entre muchas.
de renegar tanto de una tradición políti- tunidad de transformarse en un nuevo Su interpretación, la del Laberinto, de los hitos fun-
ca como de la posibilidad de fundar una movimiento histórico. damentales de nuestra historia cultural evocan rápi-
nueva identidad, el kirchnerismo queda- Las operaciones de campaña, el pro- damente el viejo esquema de la narración trágica:
sistemas éticos en pugna que intentan mas no logran
ría en un estado de suspensión peligrosa: selitismo y hasta la propaganda oficial resolverse sino a costa de un daño mutuo de legitimi-
sin contaminación, ni de tradición ni de no deberían opacar las discusiones que dades. Algo así como una fenomenología candente
imaginación; ni de pasado ni de futuro. sectores dinámicos del movimiento so- del Ser nacional, una dialéctica sin Aufhebung.
En una perspectiva como la que se de- Pero, precisamente, en la obra pictórica de Da-
cial ya están dando a su modo, tumultuo- niel Santoro hay una figura recurrente: el centauro
duce de aquellos puntos de vista que cri- samente, sin superar aún el plano de la descamisado. Quizás sea éste un modo de figurar
tican a la ortodoxia justicialista, por un fantasía. La aprobación popular del Kir- la posible resolución (aunque sea una resolución
lado, y al “fuego amigo”, por el otro, el chner Eternauta es un índice. Si, como siempre inestable) de todo ser político. La razón y
la fuerza, la organización y el hacer o el orden y
kirchnerismo está como tensionado por creemos, este tipo de figuraciones me- el conflicto se permean uno al otro para producir un
dos caballos que tiran hacia direcciones recen más que apenas ser despachadas, equilibrio, no importa ya si sobre cuerda floja, pues
opuestas y que lo que debiera hacer es urge, pues, adosarles un sentido antes hasta siendo así, la naturaleza del sujeto político ha
cortar al mismo tiempo con las sogas que de ser de doble consistencia. Maquiavelo llamo a es-
de que se marchiten como imágenes ce- tos dos elementos constitutivos de la política virtú y
lo atan a sendas bestias. Pero este punto remoniales para hombres perezosos que fortuna. Una domina el príncipe con su arte, la otra,
de vista no advierte que de tal modo se se hincan frente a ellas -las imágenes- y cargada de contingencias, puede dominarlo a él si, al
corre el riesgo de perderlo todo; corre el les rezan para olvidar sus quebrantos o menos, no es que la incorpora como posibilidad. Re-
firiéndose al arte del buen gobierno que sabiamente
riesgo de un quietismo final que lejos de pedirles regalos, como protesta el viento combina ley y fuerza, o virtú y fortuna, en el capí-
asumir desafíos con la historia prefiere la en el poema de Yacomuzzi popularizado tulo XVIII de El Príncipe, Maquiavelo, como San-
comodidad del mausoleo. Es ésta, sí, y por Liliana Herrero, en lugar de hacer toro en varias de sus obras, echa a mano a la figura
no la de El eternauta, la eternidad con- del Centauro: “Embozadamente dieron los antiguos
algo para ganarse su libertad. tales enseñanzas; ellos escribieron cómo Aquiles y
tra la que debe encausarse todo esfuerzo muchos de los príncipes antiguos fueron criados por
intelectual: la de la muerte en vida. No el centauro Quirón en tal disciplina. Y ello significa,
va a ser que por eludir un tema se lo ter- 1. Las teorías que asumen al conflicto como sustra- puesto que no otra cosa significa tener por preceptor
to fundamental e irreductible de lo político no son a un ser medio hombre y medio bestia, que el prín-
mine asimilando del peor de los modos la excepción en la teoría política, empezando por cipe debe utilizar ambas índoles; y la una sin la otra
posibles. Marx, pero mucho menos su línea dominante. Pa- nunca perduraría”.

PARA UNA TEORÍA DEL KIRCHNERISMO INCOLUMNADO

Juan Laxagueborde
Para comprender algo hay que pensarlo todo ponemos estas palabras en estado de rismo en constante conjunción? ¿o el so-
(locura) fuerza viva, amparándonos en la situa- corro constante en fuerzas y palabras de
¿pero cómo pensar algo cuando no se ción siempre paradójica de los debates. antaño funciona como tara estancadora?
comprendía nada? Si el kirchnerismo es una combina- ¿Debemos encolumnarnos?
O. Masotta
ción de identidades históricas y flaman- La historia política argentina podría
tes, es claro que en él también es muy pensarse desde las formas y las canti-
Lo nuevo siempre esconde una veta fácil encontrar desafortunadas repeticio- dades en que se enlaza lo social en las
oculta. Sólo se devela cuando lo que nes inocuas. plazas públicas. La política actual no
acapara la época como una mancha deja El problema de ciertos modos de mi- es ajena a esa premisa pero agrega otra
su estela y nos permite incorporar a la litancias juveniles es una de ellas. La acepción a sus significados históricos:
reflexión, ya como pasado, las cuestio- pregunta por la construcción política, las con cada época se tejen nuevas formas
nes que constituían a eso desconocido. jerarquías militantes, la incesante vuelta, de entrometerse en sus pasadizos. So-
¿Se puede entonces decir algo sobre las siempre, de Perón y Evita. Los usos de mos nuevos partícipes de la vida públi-
novedades que ha incorporado el kirch- una liturgia muchas veces perimida en ca porque hay lugar para diversificar el
nerismo en la vida pública argentina? su posibilidad de novedad. Son todas movimiento. La política desde hace un
Creemos que sí, más que nada porque formas de la rareza, del extrañamiento tiempo ya no sólo se experimenta como
de un espacio político ¿Está el kirchne- seguimiento, escalada o meta, sino que

46 el ojo mocho
Dossier

también puede transitarse. Ni soldados, Si fundar es trazar un límite es tam- habitamos. Reinscripción territorial a
ni desertores: incolumnados. bién abismar un horizonte. Se podría partir de cruzar fronteras que nos per-
Las manifestaciones políticas moder- arriesgar que el horizonte es la certeza mitan devenires inesperados, quizá des-
nas son formas colectivas del grito o del momentánea de toda línea marcada. Pero aforados, pero cargados de una radiante
silencio que calan en la ciudad como que esa línea es incapaz de prefigurar novedad cultural. Su libro –en el que
unión necesaria de espíritus comunes. certeramente el porvenir, de notar dón- deambulan las imágenes que del desierto
Más allá de su magnitud numérica las de está ese horizonte. Sólo una certeza: se hacen un lisérgico Rugendas narrado
multitudes lo son por su capacidad de el horizonte siempre está adelante, más por Aira, o un deambulante y curioso
dar un salto homogéneo por sobre las allá. Darwin protegido por Rosas- nos incluye
diversidades de las que se componen. Fundar es el modo de empezar a des- en un linaje de imaginaciones que saben
Estamos acá pensando sobre lo que su- entenderse del poder de limitar. Es el que en lo demás se encuentra esa otredad
pondría pertenecer a esas figuras típicas, auge de un control que se irá disgregan- que nos puede poner en vilo con nosotros
pero atendiendo la posibilidad de transi- do. Es el grado cero de una próxima fun- mismos. “Nombrar lo nuevo era capturar
tarlas en su interior. dación. Porque lo que culmina con una en el lenguaje las constelaciones de ma-
Hablamos de la experiencia que im- fundación no es otra cosa que el tránsi- teria en movimiento de la llanura”, dice
plica caminar las manifestaciones. Mu- to conflictivo por el espacio arduo de la Rodríguez. Ir hacia eso es la osadía de
chos caminamos las marchas desde el política, para rápidamente instalarse en construir algo diferente a lo que hay, con
género del incolumnado. Singular papel un nuevo plano de conflicto. El funda- la novedad y el pavor que lo desconocido
contemporáneo. Se trata de caminar in- dor es quien cree poder descansar sobre propone.
ternamente ese bloque, un conglomera- ese acto inmaculado. Por eso apelamos a En paralelo, el último libro de Gisela
do de personas que transita un itinerario un kirchnerismo que refunde, que rees- Catanzaro La nación entre naturaleza e
preestablecido y que no parece tener fi- criba. Que sepa de la tradición pero que historia intenta pensar un problema nor-
suras más allá de sus límites claros. Su- la traicione. Algo parecido pensaba un mal al mundo de las ideas: la crítica. Aso-
pone adentrarse de atrás para adelante; Mariátegui, por caso. Olemos a novedad ciamos a este libro con nuestras palabras,
en diagonal; esquivando banderas, mi- incómoda y auspiciosa cuando podemos no tanto por las complejidades con que
litantes y canturreos. Avanzando sobre nombrar a este momento político de otra aborda a autores como Hegel o Martí-
la muchedumbre, anticipándose a sus forma, con entonación distinta, sin la nez Estrada, sino por dos cuestiones más
movimientos. Zigzagueando. Salteando lengua del recluta. El soldado cuando bien éticas de la mirada. En principio, la
pasos. Notando todo su poder en pers- dice, mata. idea de rodeo como método. En ella Ca-
pectiva. Son todos modos de transitar lo Sabemos que el kirchnerismo no se tanzaro advierte que ese gesto movedizo
mayor. Son formas de poner en paradoja ha organizado en función de textos. El se complementa con “la reticencia a res-
eso binario que siempre se pensó como kirchnerismo es un espacio que se fun- ponder ciertas preguntas” como manera
puja a sintetizar. da sobre sí, sin siquiera muchas veces de correrse de la satisfacción de lo ya sa-
Habitar de ese modo una figura colec- ser conciente de sus posibilidades. Por bido, como forma mesurada de ir remon-
tiva y popular también nos invita al pri- lo tanto, estos debates siempre tienen la tando las capas de una cuestión. Por otro
vilegio y la responsabilidad de conocer intención de torcimiento en tiempos de costado, la pregunta por la nación y por
parte de sus nudos. Merodear es habitar meseta. La meseta no requiere de textos cómo operan en los pensamientos sobre
pero con astucia. La posibilidad de ca- porque nos posamos sobre ella con la ella, los modos de la crítica, habilita a en-
minar por dentro, entonces, también, al comodidad del caminante o el peregri- contrar en el roce los flecos que iluminen
kirchnerismo, que muchas veces se re- no. Mucho acerca de ello saben quienes nuevos modos de considerar la Historia y
húsa a ser interpelado. Siempre se inter- pertenecen a sectores juveniles que pare- de agruparla para inquirirle nuevas pala-
pela a una centralidad, pero deberíamos cieran utilizar los momentos de aparente bras. Entonces: Rodeo y Roce.
hacerlo no desde la trinchera periférica, tranquilidad política como impune litur- Este año se desarrollaron las jornadas
sino horadando el peso que como cen- gia anticuada sin riesgo futuro. Los tex- de sociología de la Universidad de Bue-
tro supondría tener. Cada internación en tos que nombraremos aquí suponen una nos Aires. Asistimos a ellas sosteniendo
esa frontera que llamamos kirchnerismo, escala incómoda en los pensamientos del que aún es posible reafirmar el activismo
es la posibilidad de abrir nuevas grietas presente y los proponemos como fuente retórico e intelectual de la vocación po-
que lo nutran y la hagan respirar de otra novedosa para rastrear lo solapado en la lítica y crítica de nuestra facultad. Una
manera. aparente normalidad. Esa “normalidad” de las tantas mesas llevaba por nombre
Es entonces transitar internamente al- de la época es lo que no requeriría más “Sociologías de nuestra América” alu-
go que parece inescrutable. Es ser cons- que de simpáticos flyers y novedosas diendo en ese poderoso título a la figura
ciente de su vago y débil hermetismo. chanzas twiteras para defenderse. No es del cubano Martí. Quizá sin quererlo,
Poder arengar la chance de pensar una sólo así: hay textos nuevos, hay palabras en muchos, como en quien esto escribe,
praxis que ponga a funcionar al kirch- retorcidas en su complejidad para que in- despertó entusiasmo por tratar de proble-
nerismo como una clave de refundación terpelen la peligrosa mansedumbre que matizar la idea de lo latinoamericano y
en loop. Se dirá que eso es característico amenaza siempre a nuestra vida política. hacer el ejercicio de seguir persistiendo
del peronismo: no creemos eso. El pero- Aquí apelamos a ellas. en profanar cánones que, como toda fi-
nismo no parece refundar sino más bien Fermín Rodríguez reflexiona, en su gura que pretende cristalizar el peso de
acaparar para sí, como una figura de la Un desierto para la nación, sobre las los nombres en la historia, dejan afuera
antropofagia. En cambio el kirchnerismo posibilidades que el desierto, como espa- las palabras de vastísimas identidades
toma y devuelve. Esa cuerda que une cio infinito, nos provee como imágenes intelectuales que, por lo menos, resultan
esos dos polos, es el nervio vivo al que y espacios para rehacer el pensamiento inclasificables y dinámicas. Es el caso
apelamos. ¿Deberíamos hablar de trai- colectivo de una comunidad. “Lo no car- de Martínez Estrada, al que muchos to-
ción? La grieta que profana a lo que en tografiado. Las villas, por caso”, propone davía seguimos leyendo persiguiendo en
bloque marcha, lo traiciona. Es ley de la él. Aparece entonces aquello de aparien- él la infinita posibilidad de derivaciones
trascendencia laica. Trascender es nacer, cia vacía como la fuente inagotable de y desciframientos de una Latinoamérica
huir, abismarse, gestarse como rareza. sentidos para redefinir el territorio que que difícilmente pueda desovillarse con

el ojo mocho 47
Ensayos

la certeza del religioso progreso. Dichos La pregunta de Rozitchner trata de un mundo de aridez, malentendidos,
similares a esto que acá remito suscita- pensar, con intuiciones similares a las de imposibles y opacidades. En esos textos
ron algunos murmullos entre quienes Martínez Estrada, si el kirchnerismo es brillan coletazos de la emocionante tarea
creían garantizada la comodidad de ver en definitiva un salto en el continuum ya que significa hacer pie en terreno panta-
en la idea de “nuestra América” el apo- no sólo de la nación, sino de la Argentina noso.
deramiento de un terreno que los invita- regida por las formas terroríficas de un Sabemos que la acechanza incesante
ría a posarse con comodidad y placidez. militarismo fundante. es característica de la política. El pere-
El encono por ciertas desvariaciones León Rozitchner es uno de los artífices zoso suele ser abofeteado por los ner-
en torno a los “grandes protagonistas de más sesudos de estos dramas, ahí la sen- vios cotidianos de la política. Dormir
la unidad latinoamericana” comenzaba a sación de falta ante cualquier arriesgada en laureles implica un solemne acto de
flotar cuando nombrábamos a Martínez puntuación. Pero a la vez es aquel que descanso con consecuencias habitual-
Estrada y se abría una disputa pícara nos enseña que de nada sirve el pasaje mente no buscadas. Atención: no porque
acerca de por qué el mayor ensayista ar- por una universidad, hoy apoltronada en acá sostengamos que aquel que se sitúa
gentino del siglo XX irrita a quienes pa- sus utilitarias voces, si no es para con- gélido y orgulloso en el terreno ganado
recen no desafiar a los anaqueles del pen- formar universos entusiastas en la tarea deba permanecer eternamente vigilan-
samiento político con las acechanzas de de incidir. te de las situaciones que lo contextúan.
otras voces. Entre los Artigas, los Carri, Todos los dilemas que aquí apunta- No. Lo que no cesa es el tiempo en todas
los Peñaloza y los Jauretche, el autor de mos son los que nos acechan en nuestros sus formas: la proliferación del lenguaje
un notable estudio sobre los pormenores pensamientos de época. Estas preguntas público, las conspiraciones desbocadas,
geopolíticos del continente llamado “Di- fuimos a buscar en los debates acerca de la biología que hace emerger juventudes.
ferencias y semejanzas entre los países “nuestra América”. Encontramos ciertas Esas sombras son las de los que transi-
de América Latina”: la época nos exige indignaciones escandalosas del que solo tan, que asombran y aterran a la historia
estos roces. O mayores: cuando solici- se piensa como soldado. Pero también pensada como bloque. Rodearla es em-
tamos para la discusión a Rozitchner, el notamos la grieta que nos obstinamos pezar a acercarse a lo más toscamente
aire notó su quiebre. en ensanchar para solicitarle a la época abigarrado de una época. Como hay pa-
En las jornadas de sociología, en la la revelación última de su rareza, de su labras, formas de politicidad, liturgias y
mesa que se prefijaba para sí justificar singularidad incómoda. miedos que se abigarran notoriamente en
la dramática historia de este continente Estos textos son nombrados aquí por- nuestros días políticos, también hay trán-
a partir de “una barbarie que no debe- que proveen de términos nuevos –o de sitos, cuñas, insolencias esperanzadas y
ría ser otra cosa que la legitima civili- novedosos ingresos a términos clásicos- osadías del lenguaje que pretenden des-
zación”, poniendo patas para arriba el que proponemos como utensilios inasi- terrarlos.
dogma liberal, glosamos a Rozitchner: bles que toda época requiere para pensar- Ensanchemos, son épocas propicias.
“Cuando Kirchner bajó el cuadro de se. Los consideramos sobremanera. Aun O nos conformamos perversamente con
Videla, ¿No era el de Perón el que des- como implícito, los sabemos pilares de la “hermenéutica de la desactivación”
cendía?”. León Rozitchner ha dejado en estos tanteos epocales que ensayamos. -como dice Horacio González- o inven-
estado de suspenso esta pregunta, son los Invocar la posibilidad de pensar un mo- tamos lenguajes desgarradores del pre-
días que vivimos los que nos incentivan mento político en relación a textos que sente que hagan emerger la vitalidad in-
al desafío de lograr que esa duda osada lo conformen no debería parecernos ta- surrecta. Solicitemos sin pausa, la alegría
del más grande filósofo argentino se tor- rea anodina. Un momento no es más que de la novedad no como un frívolo brillo
ne certeza. el instante en que es dicho, por lo que inocuo.
Martínez Estrada pensaba la idea de representarlo siempre termina por ser fi- Incolumnarse, entonces, es sacrifi-
invariante como el permanecer tenso de gura borrosa y movediza. car certeza en pos de la indeterminación
la dicotomía sarmientina civilización- Los textos viven cuando traslucen en que supone un porvenir siempre esmeri-
barbarie; sostenía que no parecía haber sus páginas la controversia que los gesta. lado, que necesita de la ventura para ser
salida de ese imposible aterrador que Cuando integran en su dominio la posi- transitado. De eso se trata. De no caer en
gestó a la República bajo el amparo del bilidad de fundar época desde la palabra, la intrigante figura del mito como cosa
miedo y la política vista como mando. pero teniendo la certeza de que hubo una que trunca. Pensemos mitos que ope-
En sus últimos años creyó ver en la revo- atmósfera social que los lanzó a la calle. ren como motor y aliciente de una vida
lución cubana la esperanza de la reden- Los libros que suponemos interesan- popular siempre escindida de lo que la
ción latinoamericana; algo de esos días tes son los que nos motivan a la incomo- apoltrona. En los intersticios esta la ma-
le susurraba que las lógicas de acción didad de su representación en un más teria viva.
política comunitaria se habían corrido de allá del texto, donde lo que es dicho en
su eje normal. palabras se desvanece al posarse sobre

EL PROGRESISMO ANTE SU ESPEJO

Gabriel D´Iorio
Un contrapunto extraño y desparejo. 2003-2010 de Beatriz Sarlo, y El flaco. también, sobre la figura de Kirchner. El
En el año que muchos consideraron del Diálogos irreverentes con Néstor Kirch- primero, escrito como “bitácora para
fin, elegimos dos libros que interroga- ner de José Pablo Feinmann. Se trata de las elecciones de 2011”, no es ajeno a la
ron también el comienzo. Nos referi- dos libros sobre el kirchnerismo como pretensión de forjar una breve ontología
mos a La audacia y el cálculo. Kirchner cuestión política y cultural; dos libros, del presente kirchnerista. El otro, elabo-

48 el ojo mocho
Dossier

rado a partir de una reconstrucción más o sangre –bautismo que exigía un tipo de gación de las leyes de impunidad ayuda-
menos ficcionalizada de varios encuen- marca más intensa que el compromiso ron a profundizar un vínculo perdurable
tros de discusión política con el enton- asumido durante la joven militancia pla- con los organismos de DDHH. La lucha
ces presidente, recorre temas similares tense–, del mismo modo que, dirá más de callejera, mediática y parlamentaria por
a los que suma el sinuoso vínculo entre una vez, es un advenedizo en el tema de la 125 y la ley de medios aportaron una
el político y el intelectual. Por sus obje- los derechos humanos que no hizo suyo densidad política y un tipo de resolución
tivos y resultados, incluso por el estilo, mientras fue intendente de Río Gallegos de los conflictos que reconocía pocos
la que establecemos es una hermandad o gobernador de Santa Cruz. Si bien es antecedentes en la historia democrática
caprichosa. Pero, hermandad al fin, y no cierto que todo puede servir para soste- reciente. Y fue durante los festejos del
sólo de anaquel de librería que anuncia la ner la hipótesis de que en el origen el kir- Bicentenario, última estación de esta dis-
exitosa segunda edición sino, como anti- chnerismo es menos épico que calcula- puta, que terminó de sedimentarse una
cipamos, de una serie de temas. Leídos dor, el bautismo simbolizado en la herida visión de la historia con un fuerte sesgo
por públicos diversos, estos libros for- producida por la cámara del fotógrafo progresista.
mulan hipótesis sobre la década bajo el Martín Acosta, del diario Clarín, vino El desfile del Bicentenario “fue po-
influjo de obsesiones de larga duración, y a señalar otra cosa, lo que nadie fuera líticamente correcto (pueblos origina-
se interrogan, sobre todo, por la relación del grupo Calafate pudo prever, lo que rios y música de estilización folklórica
entre progresismo, cultura de izquierda y no estaba escrito: que Kirchner llegaba en abundancia)” y tuvo sus “grandes
kirchnerismo. Esta relación es la que nos a la casa de gobierno para reactualizar y highlights revisionistas, como el com-
interesa revisitar brevemente a partir de redefinir los términos de un debate que bate de Vuelta de Obligado. Pero, en
la lectura de un par de citas. parecía terminado. El debate sobre quién general, fue anodino y previsible. Las
es y qué es ser progresista (de izquierda, imágenes no decían más que lo que se
I. dice Sarlo) en la Argentina. sabía”. Con todo, dirá Sarlo, “respon-
¿Cómo lo hizo?, y, sobre todo, ¿por dieron a una hipótesis articuladora: la
Kirchner se había entreverado con la qué razón? Kirchner ocupó un espacio centralidad de las Madres”. Se puede
multitud y tenía en la frente una pequeña que estaba vacante luego de los sucesivos discrepar respecto de la valoración esté-
herida, producida por la cámara de un
fotógrafo, simbólico bautismo de sangre que fracasos de quienes se habían propuesto tico-pedagógica del desfile que realiza la
no había atravesado en los años setenta. El representarlo por fuera del justicialismo ensayista, pero es difícil hacerlo respecto
golpe en la frente simbolizó lo que no podía (el alfonsinismo primero, el FREPASO y de la “hipótesis articuladora”. Tanto en el
preverse salvo para quienes integraban el la Alianza después) y por dentro (quienes relato, como en las escenas montadas por
Grupo Calafate y difundían noticias sobre en los 80 integraron la revista Unidos y Fuerza Bruta, la centralidad de las Ma-
la inteligencia de la senadora Fernández de espacios intelectuales y políticos afines, dres resultó insoslayable: “quería decir
Kirchner, pero tampoco anunciaban tan cla- no tardaron en irse del PJ a comienzos de que, en 2010, la batalla revisionista más
ramente que Néstor llegaba para disputar un los 90). El propio Kirchner durante dos fuerte y verdadera (aquella donde se jue-
lugar en la historia de las ideas políticas y
para marcar la frontera de quién es izquierda décadas casi no se interesó por los temas ga algo) es respecto del pasado reciente,
y quién no es de izquierda en la Argentina. del progresismo. Pero así como antes los el de la última dictadura militar”4. Dado
había desdeñado, los hizo propios cuan- que fueron las Madres quienes definieron
Beatriz Sarlo, La audacia y el cálculo1 do creyó necesitarlos para gobernar la “uno de los ejes del progresismo” desde
Argentina. Leemos entonces en La auda- su misma emergencia, y que las necesi-
Sarlo es maliciosa con la presidenta. cia y el cálculo: “Al declararse Kirchner taba para afirmarse con cierta credibili-
En este libro y en otras notas no pierde como hijo de las Madres y de las Abue- dad en esa franja, Kirchner edificó una
oportunidad para deslizar ironías por las, quedó inscripto en ese campo mag- política de la memoria que las tuvo como
igual hacia su inteligencia y su vestimen- nético, que no había visitado antes. Fue protagonistas a ellas y a otras organiza-
ta. Cristina Kirchner nunca da la altura: su argumento principal en el comienzo ciones de derechos humanos. El resulta-
ni de la estadista, porque para serlo hay de una disputa por el progresismo en la do confirmó la pertinencia de la apuesta:
que saber algo más que conjugar bien los Argentina”3. sobre la fortaleza de este vínculo, Kirch-
verbos o ser una legisladora aplicada; ni Para Sarlo esta disputa tuvo sus mo- ner amplió la base de legitimidad de su
del atuendo, porque éste corresponde a mentos. Fue ostensible durante el primer figura política y dotó de identidad a su
su función y no al mandato de las casas año de su gobierno a través de actos de gobierno y al de Cristina.
de moda. En la consideración de sus vir- enunciación que consolidaron la autori- Esta ocupación y reinvención del es-
tudes la coloca incluso por debajo de la dad presidencial pero además redefinie- pacio progresista por parte de Kirchner
poderosa “chamán” Carrió y del “viejo” ron el espacio político progresista enton- estuvo signada, para Sarlo, menos por
Solanas, figuras políticas que vaya a ces llamado transversal. En ese primer una convicción macerada en un largo
saber uno porqué milagros representan año es difícil no recordar el discurso de compromiso público con el tema, que
mejor el sustrato mítico de nuestra co- asunción del 25 de Mayo de 2003 (en el por las utilidades necesarias para gober-
munidad, al menos bajo la mirada de la cual Kirchner recuperaba el motivo del nar en condiciones hostiles. Es decir, fue
ensayista. Con argumentos que divierten país normal, solidario y justo, al tiempo la razón instrumental de gobierno la que
un rato pero deslucen cuanto más se nota que llamaba a dejar atrás la larga noche impuso una jerarquía de valor que colocó
su encono personal y su desdén hacia el neoliberal, dándole sentido político a la otra vez en el centro del ethos democrá-
estilo presidencial, en este texto Sarlo ocupación del Estado) y, sobre todo, el tico la lucha por los derechos humanos,
despacha en un par de páginas a Cristina acto en la ESMA en marzo de 2004 (en lucha a partir de la cual Kirchner quiso
Kirchner. Sin embargo, no se permite ha- el que pidió perdón en nombre del Esta- construir una línea de continuidad entre
cer lo mismo con Néstor2. do Nacional por las atrocidades cometi- aquella militancia juvenil de la que for-
La cita que elegimos para comenzar das por la dictadura omitiendo el intento mó parte y las actuales, entre los sueños
es una de las tantas descripciones-defini- reparatorio del Juicio a las Juntas, otor- de emancipación de los años setenta y las
ciones que propone Sarlo para construir gándole así carácter “fundacional” a su responsabilidades de la gestión pública,
una imagen controversial de Kirchner: es política de derechos humanos). Estos ac- todo lo cual aparecía ahora legitimado
un setentista que no tuvo su bautismo de tos, la renovación de la Corte y la dero- por la adhesión casi incondicional a su

el ojo mocho 49
Ensayos

proyecto político de Madres, Abuelas e tal de realización política es, para Sarlo, los ignoró.
Hijos. reaccionario. Lo cual redundaría en cali-
Según la autora de La pasión y la ex- ficar de reaccionarios buena parte de los José Pablo Feinmann, El flaco7
cepción, la “forma” Kirchner distó mu- actos kirchneristas de gobierno. Y aun
cho de mantenerse dentro de los sueños cuando, “contra una idea tecnocrática
de normalidad pregonados en el discurso simplista”, Kirchner haya impugnado Estos fragmentos intervenidos del
de asunción. Es más, el uso de la caja pú- “la equivalencia inerte de política y ges- discurso de asunción del 25 de mayo de
blica para disciplinar a los gobernadores tión” y criticado “un sentido común, in- 2003 contienen muchos de los motivos
e intendentes, y la audacia para empren- sensible a las desigualdades para el cual que definen al kirchnerismo. También
der ciertas batallas políticas, se reveló la segunda es preferible a la primera”5, Sarlo colocaba en primer plano este dis-
para Sarlo como la ratio última que con- su forma de instrumentalizar principios, curso presidencial. Pero si la ensayista
minaba a las fuerzas en cuestión (a las gestos y personas, lo alejaría del tipo de observaba en él una cautela dirigida a
propias y a las ajenas) a jugar cada situa- resolución verdaderamente progresista ampliar la base de legitimidad política,
ción como si fuera decisiva para el futuro que imagina Sarlo. Feinmann creerá ver los indicios más
de la nación toda, sin medir las conse- ¿Es posible sostener entonces el vín- claros de lo que vendrá: un gobierno que
cuencias sociales ni las nuevas tensiones culo entre kirchnerismo y progresismo? no dejará sus convicciones en la puerta
derivadas de ellas. Esa “forma” también “Tampoco pienso que el kirchnerismo es de la Casa Rosada, que reivindicará en su
conoció los límites de lo ingobernable: el el único progresismo posible de la Ar- acción concreta a la generación que fue
peronismo bonaerense con sus prácticas gentina real. Por el contrario, el progre- diezmada por la dictadura, y que honra-
de regulación de ciertos ilegalismos y el sismo hoy tiene ideales que Kirchner no rá a los patriotas fundadores. Pero sobre
poder de Moyano que el propio Kirchner conoció”6. Con estas líneas que cierran todo, que decidirá sostener un proyecto
ayudó a construir, por un lado; los traba- el prólogo de su libro, sin decir palabra de nación en otros pilares estratégicos.
jadores tercerizados de un modelo eco- sobre esos misteriosos ideales, Sarlo No ya en los tres dominantes de la or-
nómico de inclusión diferencial cuyas nos sugiere que es posible otro progre- ganización nacional (Ejército, Iglesia,
consecuencias se hicieron visibles con sismo. En este sentido el kirchnerismo Campo, ignorados en el discurso de Kir-
el asesinato del joven militante del Par- es para Sarlo el rostro progresista que chner), sino en torno de las ideas, accio-
tido Obrero Mariano Ferreyra, a manos puede ofrecer el peronismo, mientras el nes y sueños postergados de las “juven-
de las patotas de la burocracia sindical kirchnerismo no devenga mito. Es una tudes maravillosas” que quisieron hacer
ferroviaria, por el otro. “Ambos datos forma enigmática que reclama reflexión de este país, otro país. Feinmann afirma
eran diferentes. Uno había querido evi- intelectual. Y aunque sea demasiado im- que no había prestado debida atención al
tarse. El otro, Moyano, había sido parte perfecta para generar entusiasmos per- discurso hasta que hizo el libro. La tenta-
del paisaje político conocido, pero esta- sonales y tenga un estilo exterior al que ción de encontrar en él la cifra del futuro
ba transmutando”. Como la ingobernable cultiva quien fuera directora de Punto de es demasiado grande, porque efectiva-
fortuna de Maquiavelo, la nueva realidad Vista, intuimos que le dedica sus mejores mente hay líneas de continuidad entre
imponía sus límites, y si bien Kirchner notas y crónicas –y además, este libro– la formulación de ciertas intuiciones y
no iba a rendirse frente a ellos, la vida porque resulta ser la forma de progresis- lo que vino después. Sin embargo, en su
no le dio oportunidad de superarlos. mo gobernante (si es posible seguir di- análisis, Feinmann parece interesado en
Su inesperada muerte abrió además la ciéndolo así) más duradera que conoció remarcar fundamentalmente dos cosas:
cuestión de la relación entre gobierno y la experiencia política nacional. la primera, que el núcleo sensible del
mito. En este sentido, Sarlo afirma que gobierno es la reivindicación del gesto
la persistencia del proyecto kirchneris- II. emancipatorio de los militantes de los
ta exige, paradójicamente, que la figura años setenta; la segunda, que el principio
de Néstor Kirchner no se transforme en Luego de decir que pertenecía a una de realidad que sostiene la pura gestión
mito, porque de ser así, también éste se generación diezmada añadió algo decisivo: no desconoce los grandes temas naciona-
“Me sumé a las luchas políticas creyendo en les ni un ideario coherente.
transformará en ingobernable. Una con- valores y convicciones a los que no pienso
clusión quizás apresurada según el de- dejar en las puertas de la Casa Rosada”.
Para el autor de Filosofía y nación
curso de su argumento (una conclusión Atacó el pragmatismo político con tanta parece claro que el pragmatismo kirch-
irremediablemente progresista) pero que convicción como lo hemos hecho nosotros: nerista no está entonces vaciado de prin-
no deja de ser atendible al menos bajo “No creo en el axioma de que cuando se cipios éticos orientadores de la acción
la consideración de las fuerzas realmente gobierna se cambia convicción por pragma- concreta. Por eso también aquí se recor-
existentes de la política argentina actual. tismo. Eso constituye en verdad un ejercicio ta el motivo progresista. Progre es una
En verdad, Sarlo parece querer decir- de hipocresía y cinismo”. Y lanzó esa frase palabra que Feinmann detesta (y en esto
que lo ha fijado, que se repetirá siempre que coincide con muchos peronistas) porque
nos que en la consumación de ciertos se lo recuerde bien: “Vengo a proponerles un
hechos finalmente encontraba su límite sueño: reconstruir nuestra propia identi-
la considera propia del lenguaje que usan
(no como novedad, porque muchas otras dad como pueblo y como Nación; vengo las derechas para denostar a los defen-
marcas de gobierno lo evidenciaban ya) a proponerles un sueño que es de volver a sores de la igualdad. Palabra menemista
la impostura progresista de Néstor. Por tener una Argentina con todos y para todos. dirá, palabra que Néstor no rechazará
eso, poco sentido tiene hacer una des- Les vengo a proponer que recordemos los según se infiere de las conversaciones,
cripción de las anomalías institucionales sueños de nuestros patriotas fundadores y sobre todo cuando las discusiones giren
que produjo el kirchnerismo a los ojos de nuestros abuelos inmigrantes y pioneros, en torno de prácticas políticas territoria-
de nuestra generación que puso todo y dejó les que reclaman decisiones de un crudo
de la ensayista. Resulta más productivo todo pensando en un país de iguales”. Luego
preguntarse, en cambio, si se puede ser de Néstor Kirchner y luego de Cristina
realismo: ¿cómo se lo explico a los pro-
progresista y, a la vez, instrumentalizar Kirchner, nadie volverá a establecer ese gres?, es la pregunta irónica que sobre-
valores, esto es: si se pueden defender linaje. Recordemos a quiénes se refieren las vuela en cada diálogo como si cumpliera
principios y colocarlos al servicio de las clases dominantes de este castigado país la función de una ficción reguladora de
necesidades del momento. La pregunta cuando mencionan a sus pilares fundadores: algunas decisiones que hay que tomar. El
no es ociosa porque el sesgo instrumen- El Ejército. La Iglesia. El campo. […] Lo tema siempre retorna cuando se discute
excepcional del discurso de Kirchner es que la interna del peronismo. En esos prime-

50 el ojo mocho
Dossier

ros años de gobierno la cuestión de qué Banco Central permitirá solucionar una III.
hacer con el PJ no representa la menor herencia tan estructural con un par de
de las preocupaciones para el proyecto medidas. La crítica del intelectual que No saben cómo disfrutaba de estas cosas.
en marcha. Desprestigiado como estruc- participaba de no pocas reuniones en Él fue un hacedor. Él fue un hombre de pro-
tura, vaciado en sus símbolos, con esca- Olivos para discutir política con el pre- greso, un hombre que amaba el progreso.
sas figuras relevantes, Kirchner no apeló sidente mucho antes del nacimiento de Cristina Kirchner (en la inauguración del
a él durante su primer año de gobierno Carta Abierta, es respondida por aquel Museo del Libro y de la Lengua)
pero encaró la batalla por la conquista con una determinación propiamente po-
de la provincia de Buenos Aires en 2005 lítica. Luego de pasar breve lista a sus ¿Es el kirchnerismo una etapa inferior
contra la opinión de Feinmann y de casi logros de gobierno, Kirchner le escribe a o una etapa superior del progresismo? O
todo el arco progresista que no quería Feinmann: “Por eso creo que vos y yo no mejor: ¿es, siquiera, una forma de pro-
ver al presidente transversal, al presiden- pensamos tan diferentes, sino que tenés gresismo? Para Sarlo posiblemente sea
te de los derechos humanos, hundido en miedo. Miedo a que te confundan, por- su etapa inferior, siempre que aceptemos
la lucha por el control del viejo aparato que creés que la individualidad te va a la espera de un gobierno que supere con
del PJ. La hipótesis de Feinmann era que preservar. Pero no te olvides que perte- un signo progresista lo hecho en estos ya
no se podía ganar el aparato sin trans- necemos a una generación que siempre largos años, que al menos si tomamos
formarse en él. La hipótesis de Kirchner creyó en las construcciones colectivas. como patrón de medida la cultura polí-
era que no se podía gobernar sin tenerlo La individualidad te pondrá en el firma- tica argentina, son excepcionales. Para
a raya hasta haber acumulado el poder mento, pero sólo la construcción colec- Feinmann no es necesariamente su etapa
suficiente para desmontarlo (para Néstor tiva nos reivindicará frente a la historia. superior, porque el progresismo en últi-
más que un partido político, el peronis- Al fin y al cabo todos somos pasantes de ma instancia es una atribución que hacen
mo bonaerense expresaba la membrana la historia”9. las derechas a la ineficacia socialdemó-
real de la gobernabilidad). No tuvo razón El miedo del intelectual individualis- crata de la gestión (tal como lo mostró
Feinmann a la luz de los hechos. No es ta que sustrae su compromiso para po- entre nosotros el gobierno de la Alianza
claro que la tuviera Kirchner y que el der salvar su nombre y su obra, ante el o el de Aníbal Ibarra en la CABA). O, en
aparato se haya desmontado por obra proyecto político colectivo y el tribunal la más concesiva de sus lecturas, es una
de la voluntad política. Lo único cierto de la historia: en sólo un párrafo Néstor ilusión de las izquierdas moderadas que
es que se necesita mucho poder político Kirchner le tira con toda la lengua de una todavía no hicieron una crítica severa del
acumulado para tener controlados los re- generación. Y Feinmann, que no cree vínculo entre historia y progreso10.
sortes que pueden menos evitar que mo- merecer tales denuestos, acusa recibo Con todo, falta o superación se reúnen
derar los daños8. dolorosamente. Su respuesta, que no es para estos autores en torno de otro viejo
Esta tensión entre principios y reali- preciso reproducir aquí, es un balbuceo enigma: el peronismo, ya como mito, ya
dad, entre valores y necesidad, recorre tan honrado como penoso, en el que in- como rostro no superado de la Argentina
todo el libro y expresa también la rela- tenta decir: pude haberme equivocado, moderna. En ese punto coinciden Sarlo y
ción ejemplar entre el intelectual que pero no por miedo personal y falta de Feinmann: el peronismo es la experien-
pretende mantener su autonomía crítica compromiso público. Pero ya es dema- cia política que es preciso dejar atrás.
y el político de Estado que reclama una siado tarde: más allá de las explicaciones El tema que los separa es cómo enten-
mayor identificación pública con el pro- de Feinmann, del intercambio trunco en der y llevar a cabo ese dejar atrás. Si el
yecto. La organización de los capítulos el que reclama su derecho a no ser visua- kirchnerismo interesa a Sarlo es porque
está orientada a la construcción de ese lizado como kirchnerista (en tanto consi- recolocó en la agenda nacional casi todos
pequeño drama que se patentiza con la dera que de ese modo su discurso tendría los debates que la política necesita pro-
publicación de un mail en el cual Kir- mayor eficacia hacia los no convenci- poner para no ser un simple apéndice de
chner le comunica los motivos de las dos), la ruptura tiene lugar. Kirchner, en la economía y del mundo de las celebri-
diferencias que precipitan la ruptura del posesión de la áspera lengua de la polí- ties. Pero el kirchnerismo (bien por de-
diálogo. Un mail del presidente por otra tica, le ha dicho que comprometerse im- cisión, bien por necesidad) sigue siendo
parte austero, preciso y contundente. Un plica no sólo señalar aciertos y errores, una forma de peronismo y, como tal, ante
mail que es respondido por Feinmann sino mostrar ante los demás una identi- los ojos de Sarlo no deja de usar las ins-
con la desesperación nada irreverente de dad incondicional que sume entusiasmos tituciones como si fueran dependencias
quien hizo su movida y sabe que el retor- detrás de aquello que los trasciende a to- partidarias. En ese sentido, no es el más
no es improbable. dos como individuos: un proyecto colec- promisorio de los progresismos.
El tema por el cual se distancian, mal tivo (que es, a su vez, un proyecto gene- Si el kirchnerismo, en cambio, entu-
que le pese a Feinmann, forma parte de racional). Feinmann, que reconoce esas siasma a Feinmann, es porque lo consi-
la agenda progresista y fue tomado como razones no puede renunciar a su libertad dera mejor no sólo que cualquier tipo de
bandera de la derecha latinoamericana de individuo: tiene miedo, es cierto, pero progresismo sino, sobre todo, mejor que
en los últimos años: la cuestión de la po- no de ser visto como kirchnerista, sino de el propio peronismo. Lo observábamos
breza. Muy presente antes y durante el dejar de hacer lo que hace. Es también, en su análisis del discurso inaugural: el
2001, para Feinmann se trata del tema como en Sarlo, un problema de estilo, linaje que establecieron Néstor y Cristi-
prioritario de una política de izquierda. un vitalismo estético el que los aleja, por na es único (y es de la breve experien-
Pero en la entrevista que realiza la crítica muy distintas razones, de la exigencia de cia camporista que saca la fuerza para
al gobierno (en el marco de un contra- donación sin garantías de reciprocidad vincular la idea de emancipación con la
punto con… Beatriz Sarlo para la revista que reclama el kirchnerismo. obra de un gobierno democrático). Na-
Veintitrés durante 2006: “Dos miradas die lo había hecho antes, nadie lo hará
antagónicas sobre la realidad argentina después. Y justamente por ello esta su-
por el hombre y al mujer más respetados perioridad del kirchnerismo resulta ser
del mundo intelectual”) aborda el asunto * política más que histórica. Es un relam-
con la exigente liviandad de quien cree * * pagueo del bien, no la etapa superior de
que el uso de las crecientes reservas del un progresismo impotente a la hora de

el ojo mocho 51
Ensayos

dejar marcar perdurables en la comuni- mo, como creen quienes hoy se declaran 10. FIENMANN J.P. ob.cit. pp. 242-245.
dad nacional. progresistas, necesita de un programa 11. Como sabemos desde el renacimiento (El prínci-
pe, Nicolás Maquiavelo), uno de los invariantes de la
Pero Kirchner, como dice la presi- para hacer justicia social y de gente ho- política moderna remite a la sabia combinación del
denta, fue un hombre de progreso. Lo nesta para llevarlo a cabo. Que esos dos bien y del mal en el ejercicio de gobierno, o, dicho
fue, creemos entender, de un modo bien rasgos (el programa y la honradez) sigan en otros términos, remite a la imposibilidad de hacer
el bien (a unos) sin hacer el mal (a otros), es decir, a
distinto a lo conocido hasta ahora en la siendo dominantes en cierto imaginario la imposibilidad de no afectar intereses en conflicto,
progresía argentina. Un hombre de pro- progresista, luego de la experiencia al- incluso en el caso de llegar a amplios consensos.
greso que no creyó ni en las maneras fonsinista, el neoliberalismo menemista, 12. En este sentido el contenido de la solicitada de
heredadas del progresismo, ni en sus for- el derrumbe de la Alianza entre la UCR y los intelectuales que llaman a votar a Binner en las
presidenciales del 23 de octubre (entre ellos la pro-
mas más esperables. Un hombre áspero el FREPASO, el estallido del 2001 y los pia Sarlo) es revelador del añejo ethos progresista.
de acción que sin embargo supo darle gobiernos de Néstor y Cristina, es una Binner ha demostrado en su gestión de gobierno,
al campo intelectual tanta importancia muestra de las tareas políticas que toda- dice la solicitada, “sensibilidad frente a la injusticia,
manos limpias ante el flagelo de la corrupción y dis-
práctica como Raúl Alfonsín o Arturo vía tenemos por delante, en un tiempo posición al diálogo con todas las fuerzas nacionales,
Frondizi (dos presidentes que fueron que reclama menos retórica de viejo co- sin renunciar a sus convicciones.” Esto es: sensibili-
en su momento referentes políticos del mité, y más invención de ideas y formas dad ante la pobreza, limpieza en la gestión de lo pú-
progresismo argentino). Un hombre novedosas de acción, trabajo y organiza- blico, diálogo con la oposición, convicciones firmes.
Todo aquello de lo que carece, supuestamente, el
que al menos pudo mostrarle a quienes ción políticas12. kirchnerismo. “La arbitrariedad y la corrupción en el
habitan por derecho propio ese campo manejo de los asuntos públicos son vicios antiguos
que también era posible recuperar cier- entre nosotros, pero se han agudizado en el contexto
1. SARLO B., La audacia y el cálculo. Kirchner actual de bonanza económica.” Es decir, hay un con-
ta mística de la responsabilidad estatal texto de bonanza (y no sabemos por qué ni quiénes
2003-2010, Bs As, Sudamericana, 2011, p. 167.
no desligada de la crítica pública. Y que 2. La excepción a esta regla parece haber despuntado son los responsables que lo han hecho posible) pero
llegó a transmitirles a los más jóvenes, en una reciente nota para el diario La Nación: “Nom- que ha servido para agudizar el antiguo mal de la
que la acción política no está disociada brar a Kirchner” (viernes 7 de octubre de 2011). corrupción, que entonces es mucho peor que el co-
3. SARLO B., ob.cit. p.189. nocido en la era menemista. ¿Que se ha hecho bien?
de profundas consecuencias personales y 4. SARLO B., ob.cit. pp. 183-185. Si efectivamente Casi nada, porque los logros en materia de derechos
colectivas. En ese sentido fue una rara allí está el núcleo del relato histórico kirchnerista, se humanos y ampliación de derechos civiles y socia-
avis de la política nacional, que combinó entiende que desde hace cinco meses los tres diarios les no son de este gobierno, sino de todos. Sólo es
opositores más importantes, Clarín, Perfil y La Na- reconocible algo de ayuda social mal distribuida a
fuerza con excepcionalidad, capacidad pesar de las formidables tasas de crecimiento. Lo
ción, no hayan dejado de ocuparse del infeliz derro-
de resolución práctica con un fuerte ses- tero de la Fundación de las Madres, ante la salida de cual reactiva un viejo motivo de los años cuarenta y
go intuitivo para saber entrar en el mal quien fuera su temerario administrador. No es sólo cincuenta: el peronismo distribuye, pero lo hace mal.
cuando lo exigía la situación e inventar un problema electoral sino más bien de perspecti- ¿Quién es Binner entonces? El dirigente que viene a
va: la destrucción de un núcleo cultural de sentido salvarnos de la ruina política y moral que ha dejado
el bien cuando llamaba la necesidad, lo tan importante como el que ofrecen los organismos el kirchnerismo, el que nos dice con convicción que
cual constituye, por sí mismo, la antítesis erosiona la legitimidad del discurso ideológico del se puede hacer mucho más (de lo mismo), pero bien,
del ideal progresista11. gobierno e intenta marcar límites a la construcción en forma ordenada, y sobre todo, con las manos lim-
política venidera. pias. Si la carencia del actual gobierno es la honra-
En fin, es posible decir que la pre- dez, la solicitada debería al menos reconocer algunos
5. SARLO B., ob.cit. p. 226.
gunta por el progresismo contemporá- 6. SARLO B., ob.cit. p. 9. de los logros obtenidos estos años (en las áreas más
neo lo tuvo como protagonista. Porque 7. FEINMANN J.P., El flaco. Diálogos irreverentes diversas) que no están sospechados de corrupción.
el hombre de progreso que redefinió la con Néstor Kirchner, Bs As, Planeta, 2011, p. 251. Si la cuestión es la del programa, todavía estamos a
8. FEINMANN J.P., ob.cit. Muchos son los pasajes la espera de saber porqué razón el socialista es más
frontera del progresismo, en ese mismo dedicados a esta cuestión. La discusión sigue siendo interesante o progresista que el kirchnerista en ma-
movimiento mostró la falta de inteligen- relevante, sobre todo si el triunfo kirchnerista en las teria económica y social. Las señales públicas que
cia y osadía verdaderamente políticas elecciones generales impide poner en debate la ne- ha dado su candidato a presidente y, sobre todo, su
cesidad de profundizar la democratización de ciertas gestión de gobierno en Santa Fe, no parecen ser muy
que siempre han faltado en esa franja. Y indicativas de una diferencia fácilmente saldable a
instituciones.
que siempre han de faltar si el progresis- 9. FEINMANN J.P. ob.cit. p.309. su favor.

CÓRDOBA: ESCENAS, ESPECTROS, HIPÓTESIS

Guillermo Vázquez
1. repensable y -por lo demás- poco parejo fichas en un esquema de reformas socia-
El kirchnerismo puso en marcha es- y bien heterogéneo. Primero, porque el les propias de los grandes procesos de
cenas que pocos pensaron que, tras el kirchnerismo es, retomando una expre- transformación. Si, siguiendo a Casullo
2001, podrían verse en tan poco tiempo, sión de Horacio González sobre el pri- -que hace aquí una lectura, implícita, de
asumiendo detrás de sí una genealogía mer peronismo, una “colectora secular” El 18 Brumario de Marx-, las revolucio-
entera. Logró así reactivar ciertos mi- de varias tradiciones políticas argentinas nes frustradas, inconclusas, olvidadas, se
tos que fueron convocados -no sobre un (desarrollismo, alfonsinismo, izquierda esparcen hacia otras longitudes (“Baku-
fundamento esencial, sino, como quería nacional, y siguen las firmas). Y segun- nin pensando 1848, Sarmiento 1810,
Barthes, para desactivar otros mitos ins- do, porque si decíamos que el setentis- Marx 1871, Trotsky 1789, Lenin y Rosa
talados. Bien señaló el inolvidable León mo es heterogéneo, como señaló Nicolás Luxemburgo 1905, Gramsci 1919, Cas-
Rozitchner el punto elemental del linaje Casullo1 en varias de las formidables y tro 1953, Cooke 1945”), la escena fan-
cuando Kirchner dijo: “Somos hijos de agudas páginas que publicó en Confines, tasmal a la que el kirchnerismo retorna
las Madres y las Abuelas de Plaza de también está el conflicto entre la van- incesantemente -y tiene como atmósfera
Mayo”. guardia armada que representaron Mon- más propia- es 1973.
Lejos estamos, sin embargo, de ha- toneros/ERP, por un lado, y un gobierno Meses atrás, el diario Tiempo Argen-
bitar un unánime “setentismo”, siempre -el camporista- que se jugó las últimas tino decidió reimprimir y hacer circular

52 el ojo mocho
Dossier

con su edición matutina, la versión fac- todo, y un pasado al que mejor omitir, ta de diputados por Buenos Aires). Esto
similar del mítico diario La Opinión du- son moneda corriente de la derecha ar- ha podido darse no por la fortaleza épica
rante los 49 días del gobierno de Cámpo- gentina, y en general de todo furibundo de estas figuras -como decíamos-, sino
ra. No fue, evidentemente, la curiosidad antikirchnerismo. Por eso, la ocasión porque hay allí un momento político, el
por lo vetusto o un homenaje de efeméri- del kirchnerismo (y las dificultades de camporista, de revolución frustrada, al
de a la historia de un diario o un gobierno la experiencia cordobesa para marchar a que se retorna como conjuro.
(los hay tantos, de uno y de otro). Hay la par) nos faculta para pensar a Benja- La cuestión que nos atañe acá tiene
allí mucho más. Al azar, retomo algunos min contra Marx. O quizás sea la oca- que ver también con el acompañamiento
temas que pasan por las hojas del diario sión para retomar Benjamin como un de ese momento político, en aquel ‘73 y
de Jacobo Timmerman, entre el 25 de modo de cobijarse ante las apelaciones hasta el ‘74 en algunos casos, por algu-
mayo y el 13 de julio de 19732: modifi- reaccionarias al “progreso” que, entre nas provincias (Mendoza, Santa Cruz,
caciones a la ley de servicio doméstico; otras cosas, buscan quitar la historia, la Formosa, Salta, Buenos Aires y Córdo-
intervención regulatoria del Ministerio reposición de las escenas de rebelión y ba) que tienen breves e intensísimas go-
de Comercio en el mercado de carnes; el justicia, de todo horizonte político; es de bernaciones con características similares
Ministerio del Interior hablando contra algún modo lo que Benjamin llama, en tanto a las medidas y a la compleja es-
los que reclaman represión; conflictos varias de las tesis, “socialdemocracia”, tructura en el apoyo inicial de Cámpora,
entre ministerios y actores del FREJULI, pero que no deberíamos circunscribir a como al propio perfil de los gobernado-
entre una “derecha” y una “izquierda” las ideas y prácticas representadas por res, vistos con alta estima, sostenidos y
peronista; participación del Estado en el Partido alemán contemporáneo a las cobijados en sus gabinetes por las ten-
empresas es advertida como un intento Tesis, pues Benjamin circunscribe con dencias más radicalizadas dentro del pe-
(o ensayo) de “socialización”; una situa- “socialdemocracia” cuestiones muchos ronismo: tanto Cámpora como Obregón
ción latinoamericana compleja, donde, más amplias (actitudes epistemológicas, Cano o Cepernik (estos son ejemplos)
por ejemplo, Allende es criticado por el éticas, políticas, historiográficas, etc.). eran lo que podría llamarse “liberales”,
MIR, que propone huelga general contra La Tesis XII3 de Benjamin, se pre- institucionalistas, sin radicalizaciones
el presidente chileno; un partido (el FIP) senta como una crítica, a su vez que ideológicas nítidas. Digamos -con admi-
decide aprobar en general el gobierno de relectura, de El 18 Brumario de Marx, ración- que eran hombres weimarianos,
Cámpora, y -contra la “funcionalidad” a sobre todo a la referencia de la opresión “jurídicos”. Eran hombres que tenían
la derecha de otros partidos y organiza- asfixiante de las generaciones oprimidas valores y modos de concebir la política
ciones de izquierda radicalizada- buscar sobre el cerebro de los vivos que debe- cuyas dimensiones estaban, si se nos per-
la profundización de las reformas que rían actuar “sobre el cielo despejado de mite la alusión, ya que estamos en medio
pretende llevar a cabo el FREJULI en el la historia”, es decir: pensando en gene- de escenas y espectros, out of joint.
poder; proyectos de nacionalización de raciones venideras, en los nietos de la re-
la economía y redistribución “paulatina” volución, no en sus ancestros (o, valga la 2.
del ingreso; un sindicalismo verticalista extrapolación: en sus Madres y Abuelas). Los denominados Juicios por la Ver-
y otro heterodoxo y más democrático, Allí, Benjamin dice que esta interpreta- dad, la Memoria y la Justicia tuvieron en
ambos adhieren al proceso político ini- ción llevó “prácticamente a borrar” ge- Córdoba un punto altísimo, afortunada-
ciado en mayo de 1973; mensaje del neraciones futuras, “debilitó sus mejores mente, de singularidad y vitalidad, si uno
Presidente llamando a una reforma de las fuerzas”. Así como Borges escribió en un los compara con otros procesos iniciados
fuerzas de seguridad; ley de suspensión ensayo sobre Kafka que un escritor crea en las demás provincias argentinas. Qui-
de desalojos rurales; un “Movimiento a sus precursores, un gobierno -un pro- zás ese hecho -deberíamos hablar de si-
de Escritores por la Liberación Nacio- yecto de nación-, también crea sus hé- multaneidad y sucesión, pues se trata de
nal” (también los hay de ingenieros, y roes, sus historias, su épica. Pocas dudas un conjunto de hechos, sumado a otros
de psiquiatras), que también cuentan sus sobre el asunto. dentro de la serie de reivindicaciones
firmas al optimismo sobre el triunfo elec- Sin embargo, y atento a la cuestión en torno a los derechos humanos, como
toral del FREJULI. planteada, fue de un modo muy extra- la recuperación del centro de detención
Marx reconoce que la “conjuración ño (por la intensidad que logró generar) “D2” como espacio para la memoria-
temerosa” de los espíritus del pasado cómo se instaló la apelación a un perso- haya sido el de mayor relevancia política
(sus nombres, sus consignas de guerra, naje más bien poco relevante (por sus de los últimos años en Córdoba.
su ropaje) glorifica nuevas luchas, no las conceptos, por su derrotero, por sus ante- Y sin embargo, el surgimiento de
parodia. Se representan y reviven, enton- cedentes, etc.), que fue transformado en una fuerza política con las escenas que
ces, escenas del pasado -no en vano está un ícono histórico-político del kirchne- el kirchnerismo supo instalar, no se dio
la apelación hamletiana de Marx cuando rismo: Héctor José Cámpora. Esto podrá tampoco a propósito de ello. Pero en el
habla del “espectro vagando”. Sin em- ser muy discutido, y con razones, pero es marco de los juicios, en su circunstancia
bargo, El 18 Brumario considera que la evidente que hay pocas figuras de peso también politizada, esa escena -ausente
revolución del siglo XIX, la soñada por tan leve como aquel odontólogo que lle- en la política local- generó lo que ya no
Marx, deberá realizarse despegándose gó a presidir la Federación Universitaria pueden generar otros acontecimientos.
del pasado, dejando -ahora Marx cita el de Córdoba, sumado a otras figuras de Si bien dos acontecimientos cordobeses
evangelio de Lucas- que los muertos en- similares características que el kirchne- han sido la inspiración de muchas mo-
tierren a sus muertos, y así sacar su poe- rismo retomó y levanta como banderas vilizaciones transformadoras importan-
sía del porvenir. políticas y culturales (Oesterheld, Ber tes de América Latina, tanto la Reforma
Las tesis de Walter Benjamin “Sobre Gelbard, ciertos linajes familiares que Universitaria -una- y el Cordobazo -el
el concepto de historia” (que venían tam- reactivaron hoy su protagonismo -Abal otro- no producen hace mucho rato ab-
bién siendo leídas mucho tiempo atrás) Medina, Bidegain, Puiggrós-, o incluso solutamente nada nuevo, disruptivo ni
han sido ampliamente citadas y atravie- al escuchar las tan anticuadas como reve- siquiera de mediana relevancia política:
san varios estadios culturales del kirch- ladoras canciones de las JP en el acto de derivados de la idea oficial, políticamen-
nerismo. La idea de un futuro siempre cierre de campaña de 2009, en La Plata, te correcta hasta la médula, de una Cór-
mejor, pacificado, garantía del olvido de donde Néstor Kirchner encabezaba la lis- doba “liberal” y otra “tradicionalista”,

el ojo mocho 53
Ensayos

funcionan como relatos fundacionales de cia de memorial que aparece con sus po- dentro de las cuales (y nunca sin ellas)
una nación -pero que en vez de poten- tencialidades de actualizarse, y demanda se dan los elementos fundamentales para
ciar la “imaginación de la comunidad”, ser reconsiderado. Porque “memoria” las disputas democráticas. El libro pare-
la bloquean, la saquean, la paralizan-, -institucional, jurídica, archivística, es- ciera manifestar, por un lado, que sólo
y por ello mismo sus eventuales poten- pacial, material- es uno de los mayores hay política -es decir: el único horizonte
cialidades subversivas han perdido cual- méritos que supo instalarse como un de la acción- en la gestión institucional
quier horizonte. Ambos acontecimientos lema de época, y reunir la mayor canti- de demandas, que terminan fracasando;
son retomados y reivindicados (es cierto: dad de actores en un proceso democrá- por otro, el concepto de instituciones
con sentidos distintos y exégesis contra- tico de transformación en muchos años. democráticas utilizado por Servetto, es
puestas) tanto por la muy PRO Juventud Sin embargo, hay que reconocer en múl- más bien conservador: instituciones son
del Partido Primero La Gente, como por tiples lugares las orfandades -de subjeti- los modos consensuales, serviciales.
cualquier agrupación estudiantil ultrarra- vidades, teorías, articulaciones- para re- Pero, aunque pueda parecer, no vemos
dicalizada de la universidad cordobesa. tomar la escena cordobesa del ‘73, como ahí una apuesta weimariana -que, bien
Ambos acontecimientos son elogiados hizo el kirchnerismo treinta años des- pensada y escrita, nos resultaría intere-
tanto por Oscar Aguad como por Clau- pués, desde el 25 de mayo de 2003. Un sante y no dudaríamos en considerarla
dio Orosz; por Mario Pereyra y Agustín libro de la investigadora cordobesa Ali- imperiosa-, sino ciertas mezquindades
Di Toffino. cia Servetto, 73/76: El gobierno peronis- -no intencionales, pero mezquindades al
Pero si hablamos de la necesidad de ta contra las “provincias montoneras” fin-, tanto de intertextualidades, de inter-
un cambio de época, de una ruptura cor- (Siglo XXI, Buenos Aires, 2010), devela pelaciones a otros relatos, como de cui-
dobesa como hubo en 2003 en Argen- también, en sus propias imposibilidades dado en la densidad del asunto.
tina, lo que implica también una nueva -que no son frustraciones, ya que el libro
constitución de identidades -y de reposi- no pretende lo que le demandamos-, las 3.
ciones de nombres, espectros e historias dificultades que mencionamos. Decíamos que la reaparición de es-
pasadas- no podemos dejar de considerar Fruto de su investigación doctoral, el cenas del ‘73 en la Argentina de la tran-
esa tercera escena, que no está incluida texto se focaliza sobre los gobiernos pro- sición democrática fue fundamental para
(del todo) ni en el ideario reformista, ni vinciales afines a la “Tendencia”, entre la consolidación simbólica del kirchne-
en el del Cordobazo, cuya mínima men- ellos el de Obregón Cano. Servetto entra rismo. La línea anti-luderista “Intransi-
ción motivó lo que podemos considerar en esta encrucijada por un camino muy gencia y movilización peronista” (con
un delineamiento de las imposibilidades preciso y -apuntamos- finalmente falli- nombres de mucha actualidad: Nilda
-pero también potencialidades- cordobe- do. Si bien el texto, asentando sus inten- Garré, Emilio Pérsico, el recordado Ger-
sas. En el juicio a Videla y Menéndez, un ciones más bien “empíricas” antes que mán Abdala), la creación de la CTA, un
represor -Gustavo Adolfo Alsina- recusa analíticas, no contiene conscientemente grupo de intelectuales que renuncia al
a uno de sus juzgadores -José María Pé- análisis político, sin embargo lo hay. Sus PJ, denunciando su burocratización y el
rez Villalobo-. Uno de los motivos fun- remisiones teóricas son, por ejemplo, a cinismo partidario sobre el tema de los
damentales de la recusación, era que el Giovanni Sartori y en general a un pen- derechos humanos, la revista Unidos,
juez le habría mencionado a una testigo, samiento técnico-institucional, ligado a etc. El kirchnerismo reconstruyó esos
luego de preguntarle si recordaba quién las “políticas públicas” (lo que Rancière lazos, logró apuntar sobre ellos una es-
era el gobernador cordobés a principios también llamó “policía”), que afronta el tructura algo rizomática y algo denoda-
del ‘74, la realización de un homenaje a drama de las interpretaciones con politó- da. No es que Córdoba no haya sido in-
Obregón Cano en el año 2010. “Acaban logos atentos a la gestión. Servetto hace terpelada nunca por esas variantes -como
de homenajearlo en Buenos Aires”. Este que todas las tensiones parezcan intole- si la izquierda democrática peronista no
fue el motivo de la recusación, con otros rables. Quizás por eso mismo haya tam- hubiese existido-, existió La Falda en el
nunca comprobados, donde habría foto- bién cierta distancia sobre un concepto ‘57, Huerta Grande en el ‘62, Cordoba-
grafías del juez en el Archivo Provincial conflictivo, en tensión, trágico -en el sen- zo, Viborazo, el propio conglomerado
de la Memoria, en un acto sobre el 24 de tido en que ha venido escribiendo, por que representaron Obregón Cano y Ati-
marzo, y una foto del año 71, de joven, ejemplo, Eduardo Rinesi-, de política. lio López. El tema es la retirada de esa
en el episodio reverberante del Cordoba- Pero en sí nada malo hay en Servetto, tradición -y las opciones generalmente
zo conocido como “Viborazo”. pues en su desamparo de creatividad reaccionarias, hay que decirlo, que to-
El hecho es conmovedor porque pre- conceptual, en su aséptica escritura, en maron muchos de sus protagonistas pos-
cisamente se cuestiona la imparcialidad, sus carencias teóricas e imaginativas -sí, teriormente- en la escena democrática
la regularidad y la quietud de un proceso sí, mal que pueda pesar: la narración de post-83, hasta la actualidad.
(judicial, pero también histórico). Si bien la historia tiene que ver con la imagina- Alguna vez Carlos Altamirano señaló,
podría confundirse el motivo de la recu- ción; pero no imaginación en el sentido como al pasar, la necesidad de leer la cul-
sación con cierto afecto personal entre el de “fantasía”, sino imaginación política-, tura política de los años ochenta a partir
juzgador y la víctima -a quien le habría exista también allí cierta garantía ante de las diferencias entre esas dos revistas:
apuntado (seguimos con el potencial) el el temor permanente al rebasamiento, a Unidos y La ciudad futura. En Córdoba,
homenaje realizado-, el caso era la apro- terminar en medio de las escenas, sien- por muchos motivos, se explica que pue-
bación del juez por la condecoración de do un difícil, incomodísimo espectador. da haberse producido una revista como
Obregón Cano. Es la apelación a esa es- Es también acaso una forma de apartarse La ciudad futura -continuadora de toda
cena, la de los meses entre el ‘73 y el ‘74 del amarillismo un poco fascistoide de una tradición, con orígenes en Pasado y
en Córdoba -no hay que olvidar: la de un los libros del tipo de Ceferino Reato o el Presente, de una lectura de Gramsci a la
gobierno constitucional derrocado-, la “Tata” Yofre, de los que el libro de Ser- cordobesa. Pero aparece como evidente
que instaura la política, es decir, la par- vetto está, afortunadamente, a años luz. la carencia de la lucidez analítica, políti-
cialidad, el conflicto, la solidaridad con Podría decirse que la hipótesis de Ser- ca e intelectual de un grupo como el de
las víctimas. Este episodio debe aten- vetto entiende que la agonía ultrapolitiza- Unidos.
derse minuciosamente, en profundidad, da actúa como asfixia de las formas mí- Acaso la intensidad de la experiencia
pues constituye la prueba de una existen- nimas y necesarias de institucionalidad, del gobierno de Obregón Cano y Atilio

54 el ojo mocho
Dossier

López debe ser considerada como uno de a ser predicado de otra cosa- del olvido cena del ‘73, implica repensar las articu-
los puntos fundamentales que no debe- de lo más interesante que tuvo la escena laciones, los desencuentros, cuestionar
rán faltar en el crecimiento de una fuerza cordobesa del ‘73. Así, se impone la pro- hasta el más lógico de los presuntos
política transformadora en Córdoba, de- vincia reaccionaria. “aciertos”, revaluar críticamente todo.
jando de lado también cierto fraseo ex- La cultura política cordobesa, entonces,
pulsivo que se encuentra en más de uno 4. no deberá preguntarse solamente si es
de los lugares que el kirchnerismo no Desde Córdoba supo reabrirse un posible o no estar a la altura de ese lega-
delasotista cobija en Córdoba. contrapunto -no del todo novedoso: las do, sino explorar en su experiencia todas
Por ello, no se trata de un “entrismo”, páginas de las revistas Controversia o las posibilidades que el mismo alberga.
palabra que debería ser cuestionada en Nombres, y varios otros lugares más ya
varios aspectos, tanto en el juicio posi- venían anticipando análisis similares, no
tivo -que haría a una acertada estrategia con la fuerza disruptiva ni la creatividad 1. “Se trataría de desmontonerizar expresamente a
de “cooptación”- como negativa -que lo conceptual, propias de una filosofía úni- los 70 frente al fantasma de esa sigla guerrillera, que
ve como una invasión de “impostores”. ca en la tradición argentina, que encon- junto con la del ERP fueron fijadas como las dueñas
Porque tanto la cooptación como la im- tramos en todos y cada uno de los textos absolutas y sin fisuras de toda una generación: por
ende, generación ciega, irresponsable, suicida, már-
postura (idea que nada tiene que ver con de Oscar del Barco- que logró remover tir o desencajada”, en Pensamiento de los confines,
las lecturas de Benjamin ni tampoco de el espectro político y cultural sobre los n° 13, diciembre de 2003, p. 26.
Marx sobre la sed de justicia en la his- setenta del modo más profundo y ho- 2. En mayo de 1932, le escribe Walter Benjamin a
Gretel Karplus: “Porque ojear el Frankfurter Zeitung
toria y las generaciones pasadas, pues nesto que quizás vaya a conocerse sobre con una semana de demora tiene más bien un carác-
donde hay impostura, simulación, hay las herencias de los sesenta y setenta en ter épico”. Y Marx, también al comienzo de El 18
un engaño para obtener beneficios per- nuestro país. Diego Tatián, en un párra- Brumario: “Todo un pueblo que creía haberse dado
sonales sin ninguna perspectiva sobre fo final de su intervención, muy citado y un impulso acelerado por medio de una revolución,
se encuentra de pronto retrotraído a una época fe-
lo común) han sido dos de los ataques al muy lúcido, marcaba lo que estaba allí necida, y para que no pueda haber engaño sobre la
proceso político iniciado en 2003. Como en juego: “Lo que se halla en juego es recaída, hacen aparecer las viejas fechas, el viejo ca-
si hubiese una naturaleza incontaminada, el problema del legado y su posibilidad. lendario, los viejos nombres, los viejos edictos (en-
tregados ya, desde hace largo tiempo, a la erudición
un organicismo pleno o un biologicismo Ese legado, si es posible, deberá estar a de los anticuarios)”.
esencialista, se ven así amenazas ante la altura del deseo, la experiencia y la de- 3. Un poco rendidos a la evidencia de la experien-
cualquier abordaje (“rojo”, “liberal”, rrota de lo que tal vez haya sido la mayor cia siempre única que devuelven sus relecturas, la
“progre”, lo que sea) desde afuera -ya y más extraordinaria voluntad de justicia citamos entera en la traducción de Horacio Pons: “El
sujeto del saber histórico es la clase combatiente, la
para sanear, o para infectar. De la Sota, vivida por la historia”. Y si en verdad es misma clase oprimida. En Marx se presenta como
que logró instalar publicitariamente la una cuestión de un legado, también hay la última clase sojuzgada, la clase vengadora que,
mencionada apelación reaccionaria de implicada una querella por la idea de en nombre de las generaciones vencidas, lleva a su
término la obra de la liberación. Esta conciencia, que
“progreso”, ha reiterado hasta el ridícu- generaciones, pero que trasciende a ella por breve tiempo recobró vigor en el espartaquismo,
lo -pues durante su campaña sólo habló -a pesar de que sea imposible de soste- fue siempre incongruente a los ojos de la socialde-
un falsete publicitario, que reiteraba nerse como noción, arriesgamos a decir mocracia. En tres décadas, ésta logró prácticamente
cuatro o cinco fórmulas (“yo aprendí que hay algo universal en esos textos, en borrar el nombre de un Blanqui, cuya voz e bronce
estremeció el siglo XIX. Le resultó agradable atri-
de mis errores”, el taladro en la idea del esas palabras, en esa polémica, que nos buir a la clase obrera el papel de redentora de las
“progreso que se ve”, “los cordobeses convoca a todas las generaciones-, y que generaciones venideras. De ese modo, debilitó sus
estamos menos enojados y más sabios”, marcada tanto por sus activos y pasivos, mejores fuerzas. En esa escuela, la clase obrera des-
aprendió tanto el odio como la voluntad de sacrifi-
etc.)- que, él había pasado de ser un pe- nunca viene como bálsamo, sino -reto- cio. Pues uno y otra se alimentan de la imagen de
ronista cordobés a ser un cordobés pe- mando Marx- como una pesadilla que los ancestros sometidos, no del ideal de los nietos
ronista. Es ésta, quizás, la parada más oprime el cerebro de los vivos. liberados”.
densa y alevosa -el tránsito de ser sujeto Estar a la altura del legado de la es-

TRES ESCENAS DE UNA DÉCADA DE DISCUSIÓN SOBRE EL ESTADO

Diego Sztulwark y Verónica Gago


1. El desplazamiento partido. En ese contexto, y ante ese pro- son esas fuerzas que deforman al estado
blema, el mayor logro de su pensamien- y –paradoja schmittiana- le permiten re-
No somos pocos los que percibimos to, dice Galli, ha sido “un paradójico res- constituirse a partir de un juego carac-
un desplazamiento decisivo en el modo tablecimiento del estado (o mejor dicho, terístico del estado de excepción (“per-
de concebir lo político durante la feste- de su nueva eficacia política) obtenido a manente”, agrega Paolo Virno), móvil
jada última década de política argentina, través de la plena aceptación de su ines- y dinámico de conexión entre “forma y
incluso sudamericana1. Expondremos tabilidad: una especie de constructivis- realidad”.
unas pocas imágenes de la filosofía po- mo arracional” (2011: 21). La crítica de Este pasaje de un erudito profesor de
lítica reciente para elucidar esta percep- Schmitt al estado liberal -y su tentativa universidad europea resuena de un modo
ción. por configurar un nuevo tipo de eficacia nítido y curioso con el actual momento
Según Carlo Galli (2011), la reflexión política- consisten, en último término, en político argentino (en particular para el
schmittiana se ubica en el marco de la la conciencia que la nueva unidad jurídi- período 2008/2011). En este exclusivo
crisis del estado europeo del siglo XX. ca y política posee de “estar atravesada sentido nos autorizamos a hablar de un
Muchos de los conceptos claves de Sch- por fuerzas que la deforman”. momento schmittiano de la política ar-
mitt dan cuenta de esta marca: revolu- Una fuente específica de polémicas gentina (e, incluso, sudamericana).
ción, decisión, excepción, dictadura, consiste en investigar –cada vez- cuáles En efecto, el presente político argen-

el ojo mocho 55
Ensayos

tino se caracteriza por la tentativa de la refiere al momento en que lo político desplazamiento operado esta última dé-
izquierda kirchnerista por aprovechar surge –contra la tradición liberal y en un cada se confunde con la mutación de un
en su beneficio un reequilibrio del juego contexto cristiano– como acceso a una momento “maquiaveliano” en otro “sch-
político-institucional. “temporalidad práctica” y a la “forma-re- mittiano” (Estado-Katekhon8). Sus coor-
La expresión teórica más importante – pública”. La multitud se descubre como denadas cronológicas van de atrás (2001)
por clara e insistente- de esta perspectiva fundamento último de la ley, disolviendo hacia adelante (2008), y topológicamen-
es la reelaboración de Ernesto Laclau so- el aspecto duro y siempre “ya-hecho” te se mueven de abajo hacia arriba.
bre los “populismos” de izquierda. Este con que suelen presentarse las determi- El momento “maquiaveliano”, de he-
punto de vista identifica a las fuerzas que naciones de la estructuración social. Po- cho, se caracteriza por hacer aflorar el
deforman y amenazan a la unidad de la cock, a su vez, describe la actualidad del “elemento político, entendido por Marx
institución política y jurídica exclusiva- “momento maquiaveliano, en el sentido como un lazo específico, irreductible
mente con las fuerzas del mercado global que la autoconciencia política mundana a una dialéctica de las necesidades o a
y las elites locales. En esta identidad to- continuó planteándose los problemas de un resultado de la división del trabajo”
tal, sin embargo, se descuida todo efecto aquel autonocimiento del ser” (2002: 78- (1998:76). Su potencia constituyente
“destituyente” proveniente de la diná- 79). no se deja confundir con la tarea enco-
mica social “desde abajo” que no quede En este sentido, la singularidad –sino miable (y que no debiera ser planteada
inscripta en “demandas” aceptables por la anomalía– de la argumentación de como excluyente) de reinventar una
el sistema político2, desacreditando toda Abensour surge apenas se vislumbran unidad jurídico-política para la nueva
fuerza de desborde que obligue a replan- sus intenciones: situar en la estela abierta pluralización de la vida común. El des-
tear (como sucede con frecuencia) el jue- por la antropología de Pierre Clastres (La plazamiento “schmittiano”, sin embargo,
go de la institución política en términos sociedad contra el estado) la ya célebre se plantea en polémica con el “momento
de lo común-múltiple3. secuencia Maquiavelo-Spinoza-Marx7. maquiaveliano”. Esa polémica configura
Ante tal premisa, lo que llamamos ree- De este ensamblaje surge una idea de la el rasgo más original del debate político
quilibrio del juego institucional de los política asociada a la democracia y en argentino.
poderes políticos se desarrolla como un conflicto con la centralidad estatal. O,
continuo solapamiento de dos procesos en palabras del autor, se revela lo “in- 2. Ocupar, luego habitar
diferentes: el de cierta recuperación del concebible” de la expresión “democra-
estado (luego del secuestro ultra-neoli- cia estatal”. Y en esta línea: “uno de los Sebastián Abad y Mariana Cantarelli
beral) para una intervención nacional y méritos del manuscrito de 1843 de Marx (2010) han escrito en Habitar el estado.
regional más equilibrada con el proble- –y no uno de los menores- es que invita Pensamiento estatal en tiempos a-estata-
ma de la democracia radical. a pensar la democracia sobre las ruinas les9 que es necesario, como generación,
El asunto no debiera dar lugar a ma- del Estado”. combinar las condiciones (y el pensa-
yor confusión (ni a mutuas exclusiones Digamos que la tesis del profesor miento) a-estatales que definen nuestro
a priori entre radicalismo democrático Abensour sobre el “momento maquia- tiempo con la tarea histórica de ocupar
e intervención estatal) sino fuese por- veliano” en el joven Marx se resume en el estado, y a cuyo propósito elaboran un
que la primera tarea se sobreimpone y una frase: “desacralización del estado”. esbozo de pensamiento –propiamente–
reescribe sobre la segunda. Un juego de Es decir, la crítica de las estructuras estatal.
referencias textuales puede ayudar a ex- verticales en favor de “la redisposición Abad y Cantarelli se dirigen de modo
plicitar este desplazamiento. del espacio político bajo el signo de un explicito a “funcionarios y agentes es-
Proponemos que el texto sobre el cual predominio de la dimensión horizontal. tatales”10 que se encuentran en la poco
se sobreescribe hoy esta resonancia sch- Se trataría de escrutar el desarrollo, en envidiable situación de confrontarse dia-
mittiana puede rastrearse en pasajes de el pensamiento de Marx, de una escena riamente a una doble erosión subjetiva.
La democracia contra el estado, de Mi- política centrada sobre un sujeto con La que se desprende de trajinar las ofici-
guel Abensour (1998), en el que se afir- centros plurales y proyectándose en di- nas de una estatalidad impotente y des-
maba elogiosamente las tesis sobre una recciones múltiples. Lo que Marx llama prestigiada y, al mismo tiempo, recibir la
vía maquiaveliana en el joven Marx. verdadera democracia” (1997: 49). hiperdemanda de unos sujetos completa-
Abensour propone leer el desarrollo La crítica de lo político tal como el mente incapaces de asumir deber alguno
del pensamiento político del joven Marx joven Marx la desarrolla apunta al es- a cambio de los derechos que reclaman.
a partir de la crisis que éste experimenta tado moderno: sitio de la contradicción He aquí, entonces, el asunto en su
en torno al año ‘43, año de la redacción irresoluble entre unas pretensiones de doble aspecto: se trata tanto de afirmar
de su crítica a la filosofía del estado de universalidad y unas condiciones rea- una subjetividad política para el estado
Hegel4. En los textos previos, la eman- les que las desmienten. Su existencia se (la declarada tarea generacional), como
cipación política se opone sobre todo a funda tanto en el “vicio secreto” que le de reforzar una subjetividad estatal (ho-
la religión5, pero durante este año clave, atormenta (“las reminiscencias del an- rizonte de toda agencia o funcionariado
Marx radicaliza el vínculo entre críti- tiguo régimen”), como en su ineludible que se precie).
ca del estado moderno y autonomía de compromiso con el capital (“la relación Cae por su propio peso la pregunta:
la sociedad civil, “abriendo el camino a con la industria, el mundo de la riqueza ¿qué quiere decir ocupar el estado hoy?
un descentramiento de un tipo nuevo de en general”). Empecemos por el indicador temporal:
lo político por relación consigo mismo” En definitiva, la crítica apunta a de- hoy quiere decir al mismo tiempo la ac-
(1998: 22). Luego del año ‘43 se cierra velar la potencia de la praxis política tualidad de nuestros tiempos a-estatales
la innovación maquiaveliana y “esta in- frecuentemente opacada por la retórica y junto con eso el ahora de una exigen-
terrogación por la esencia de la política de las determinaciones estructurales de cia de producir subjetividad (o, lo que es
de dirección maquiaveliano-spinozista origen teológico, fundadas en la razón de igual: pensamiento) estatal.
pareciera haberse desvanecido por com- estado o bien derivadas del dominio del Este presente proyecta una genealo-
pleto”6. capital. gía secuencial: el primer peronismo es el
El “momento maquiavélico”, nom- Como se habrá entendido, la hipóte- tiempo de la centralidad estatal; y el fin
bre del libro de J.G.A Pocock (2002) sis que emerge de estas notas es que el de dicha centralidad ocurre sobre todo

56 el ojo mocho
Dossier

a partir de la última dictadura; el alfon- cían el suelo disciplinario (léase “estatal” emergen muchas de estas categorías, la
sinismo coincide con una recuperación y “moderno”) del juego político, es decir, idea de que con el fin de la disciplina se
de los derechos negados previamente; la capacidad del estado para marcar a las acaban los modos políticos de gobierno,
y el menemismo supuso una ocupación personas individual y colectivamente. sin mayor consideración respecto a toda
estatal en clave de management. Del fin Ahora bien, estas condiciones moder- la reflexión dedicada al biopoder? Y en
de la dictadura al 2001 se va elaborando nas ya no son las nuestras. No porque el todo caso, si vamos a asumir la necesi-
una posición subjetiva que aflora a partir estado y la disciplina se hayan acabado dad de tomar en serio una teoría explicita
de la crisis y a la que los autores llaman de golpe, sino porque se han ido atenuan- del estado (que Foucault rechazó abierta-
subjetividad a-estatal. Su rasgo central do notablemente durante las últimas dé- mente14), ¿por qué no considerar los va-
es la posición de demanda –la proclama- cadas (y no sólo entre nosotros). Esta es riados y buenos argumentos que señalan
ción de derechos sin correlato de obliga- la historia más que resumida de nuestras las relaciones complejas pero fundamen-
ciones- propia de la dispersión mercantil condiciones (y nuestros modos de pen- tales que existen entre estado, mercado
y de consumo de nuestra época (lo que sar) a-estatales. mundial, territorio y flujo poblacional?
un historiador argentino llamó era de la Hasta aquí, muy esquemáticamente, el (Foucault, 2006; Sassen, 2010) ¿Resulta
fluidez11). diagnóstico histórico que ofrece el texto fecundo para asumir la peliaguda cues-
Así, el problema que se nos plantea, en su primera parte. Llama especialmen- tión del estado la tendencia a abandonar
sobre todo durante la última década, es te la atención la absoluta falta de atención estas preguntas en favor de un esquema
cómo construir lógica estatal para este a la presencia de una mínima genealogía ultra sencillo del tipo hay/no hay disci-
contexto y, dentro de este cuadro, cómo de las luchas colectivas involucradas en plina?
construir subjetividad específicamente los cambios descriptos. En los hechos, el Sin embargo, toda esta argumentación
estatal para los cuadros medios y altos texto funciona en base a supuestos muy no resulta pertinente cuando se advierte
del estado. Y aún más: cómo hacerlo asu- fuertes que no pueden pasar incuestiona- que los autores razonan al interior de
miendo la triple herencia histórica: el ‘46 dos. Entre ellos, el más notorio es aquel unas referencias muy precisas: se trata
como recuerdo del estado de bienestar, la según el cual durante el pasaje de la so- de exigir al proceso político en curso
dictadura como desprestigio máximo de ciedad disciplinaria a la posdisciplinaria –a partir de los gobiernos de Néstor y
la ley negada por el propio estado y el se borran completamente las dinámicas Cristina Kirchner15, a quienes no se nom-
2001 como retracción máxima de las po- de politización, hasta convertir las jor- bra una sola vez– un tono más realista
tencias estatales. Tal nuestra coyuntura. nadas del 2001 en una mera protesta de (hobbesiano) al menos en lo que respecta
Y bien, ¿a qué llaman los autores “a- consumidores enfurecidos. al hacer propiamente estatal.
estatalidad”? La nominación refiere – La propia nominación de la a-estatali- Los autores parecen decir: no somos
como todo en este libro doble– tanto a dad ayuda a dar esa impresión. Dado que librepensadores (que en su lenguaje
unas condiciones como a un modo de se ha resuelto de antemano (pero en la equivale a un divagar fuera de toda meta
pensar (lo que denominan insistentemen- segunda parte del libro se explicita mu- situada), sino agentes posibles de una re-
te “subjetividad”). Lo primero, las con- cho más) que la política no es pensable politización del estado, ansiosos de vol-
diciones, son las de la pérdida de centra- por fuera del estado y de una buena dosis ver efectiva la proclamada “vuelta de la
lidad del estado, o la disminución de la de proyecto y disciplina, se da por hecho política” como equivalente a la “vuelta
aptitud del estado para definir y normar que las dinámicas colectivas que pro- del estado”16, que identifican como una
el sentido y las prácticas comunes ante ducen efectos sobre los modos de vida construcción política partidaria-institu-
la competencia de otras dinámicas que lo resultan completamente insuficientes cional.
debilitan como las del capital financiero para alcanzar tal dignidad. Así, las ini- Si esta tentativa resulta tan atractiva
y los flujos de información12. Lo segundo ciativas que durante estos años apunta- se debe a una infrecuente independencia
–el modo de pensar– remite a unas subje- ron a superar la herencia de tradiciones de criterios a la hora de plantear proble-
tividades que se realizan en el consumo y políticas aún demasiado centradas en el mas (¿qué subjetividad para la declama-
en la dispersión mercantil, es decir, una estado son calificadas de “anti” estatales da vuelta del estado?) y de recurrir a unas
serie de intercambios que no se dejan y, luego, sin mayor solución de continui- fuentes teóricas (Hobbes y Schmitt) vin-
marcar por la presencia estatal. dad, adosadas sin más a la subjetividad culadas a la creación y consolidación de
El razonamiento no es complejo una a-estatal. las condiciones estatales mismas17.
vez que se conocen los supuestos de los Esta operación veloz sustrae como por La segunda parte del libro proponer
que parten. Los autores identifican la arte de magia la posibilidad misma de retomar desde esta tradición teórica algu-
época de centralidad estatal como aque- leer los fenómenos de politización que nas categorías y operaciones aptas para
lla en la que aún regía un diagrama social se desarrollaron antes, durante y luego recomponer potencias estatales desde
disciplinar (que para los autores coincide de la crisis, determinando las coorde- dentro del estado. El razonamiento se
sin más con la modernidad). Entonces nadas micro pero también macropolíti- despliega más o menos así: el estado
el estado funcionaba como meta-insti- cas posteriores. En los hechos, el texto es al mismo tiempo un modo específico
tución coordinadora –y dadora de sen- asume que el conjunto de luchas de los de pensar y un poder, también específi-
tido (aquí se sigue de modo implícito a últimos años, en la medida en que no han co, referido a la política. Como tal, toca
Lewkowicz). Con aquellas sociedades apuntado a dotar al estado de potencia y asumirlo como pieza central en la pro-
disciplinarias (que Deleuze describió prestigio, pueden ser asimiladas como ducción y sostén de lo común, en su pro-
como “aquello que estamos dejando de mera extensión de subjetividades mer- pia afirmación como universalidad. El
ser”) correspondían al menos dos gran- cantiles13. estado intenta ser –un clásico– instancia
des actitudes políticas: los proyectos que Este cambio de lenguaje (ya no el “post” última y legítima de decisión sobre los
partían de la aceptación de dicha centra- sino el “a”) guarda otro implícito no de- conflictos que afectan al todo social.
lidad estatal, y la de aquellos otros que sarrollado: la posibilidad de sostener una En efecto, dado que las particularida-
desarrollaban políticas anti-disciplina- ecuación que vuelva equivalentes las des que componen la vida social cons-
rias (lo que para los autores equivale a nociones de estado, diagrama disciplina- truyen significaciones diversas, siendo lo
ser “anti” estatales). Sea para afirmarlo o rio y modernidad. ¿Se sostiene, incluso común la constitución de un espacio para
para rechazarlo, ambas actitudes recono- dentro del mundo foucaultiano de donde su articulación, el estado es, precisamen-

el ojo mocho 57
Ensayos

te, la universalidad que brota como apti- Queda un hecho (un formalismo): de turalismo “de exportación” como ad-
tud articulatoria concreta, capacidad de la a-estatalidad como pura condición versario del pensamiento estatal
operar dentro de ese espacio articulatorio -y menos aún como subjetividad- no se
que no abarca sólo el espacio de lo trans- desprende como proyecto de por sí (es- Colofón: los autores señalan al post-
particular, sino también la compleja dia- pontáneamente) ni la centralidad estatal estructuralismo filosófico europeo como
léctica entre particular-universal. ni la “anti” estatalidad, a las que cabría uno de los obstáculos para producir sub-
Y bien, ¿para qué precisaríamos pen- suponer igualmente posibles o extempo- jetividad estatal. Parece que hay que
samiento estatal si estas viejas definicio- ráneas por razones idénticas. sospechar, sobre todo, de las lecturas
nes de lo estatal siguieran siendo útiles? Quizás podamos entrever un espacio argentinas de la obra de Gilles Deleuze
Dicen los autores: “la muerte del estado beneficioso en esta pérdida de identi- en clave de irresponsable fiesta antiesta-
(de bienestar) nos obliga a reconsiderar dad entre estado y política. Si la políti- talista. El gesto de los autores es el de
el modo de hacer valer, al menos parcial- ca es artificio –como asumen los auto- afirmar que el estado estará todo lo de-
mente, este tipo de razonamientos de la res siguiendo a Nietzsche: “ficciones bilitado que se quiera pero que al fin y
política que ya no funcionan de modo eficaces”–, ambas posibilidades deben al cabo no ha surgido aún nada mejor
automático, ni mucho menos”. enunciarse fuera de toda inocencia enun- por el momento para reemplazarlo. Ya
ciativa, confesando las razones por las se sabe: Deleuze “bien leído” (parece
3. El neoliberalismo como estado de que se elige una orientación en detrimen- decir el texto) no llamó a festejar el fin
naturaleza to de otras. Y en ese camino es posible de la disciplina sino a generar nuevas
defender la siguiente hipótesis: dado que armas contra la sociedad de control que
Abad y Cantarelli al acudir al modelo la estatalidad que los autores defienden la sustituye. Pero en ese camino no hay
hobbesiano (la política no surge del juego es, ya, irremediablemente (en el sentido tampoco mayores avances. Es cierto
de las fuerzas sociales sino de instaurar, que dan por irreversible la pérdida de que hay nuevos modos de participación
en la medida de lo posible, una unidad centralidad que el estado nación supo “post-política” -reconocen los autores-
articulatoria trascendente capaz de orga- exhibir) postestatal, vale la pena enfati- pero estos fenómenos tienen un interés
nizar la dispersión) corren el riesgo de zar en esta condición “post” (y no sólo muy parcial, sólo en el nivel “de la mi-
adherir a la imagen circulante sobre las “a”) la posibilidad de leer y desarrollar cropolítica”, y sin correlato “equivalente
décadas de neoliberalismo puro y duro ciclos de politización a la altura de estas al nivel de la gran política”. En los he-
como las de un pasaje por un auténtico circunstancias. chos, se nos dice, si no recuperamos de
“estado de naturaleza” (la idea de los ‘90 Así como la estatalidad a la que aún la vieja sociedad aquellas operaciones
como años sin política) y a interpretar la podemos aspirar ya no detenta el mono- políticas modernas esenciales (organi-
tarea de “nuestra generación” como un polio de la decisión política ni marca de zación, disciplina y proyecto) sobre las
acto de ordenamiento de lo social desde modo fundamental la subjetividad con- cuales es viable recomponer algo más de
arriba (la formación de una élite capaz de temporánea, la postestalidad a la que de- centralidad estatal no habrá modo de evi-
ocupar el estado). searíamos arribar no tiene por qué negar tar “la fragmentación y la exclusión” que
Si un mérito del libro consiste en des- la pervivencia de un estado que, en las nos impotentiza (de allí la improcedencia
naturalizar la existencia del estado y de- nuevas condiciones de su descentración, de la fiesta antiestatal). Hasta allí el post-
volverlo al juego de la creación histórica pueda activar dinámicas políticas rele- criptum sobre la centralidad del estado.
de ficciones eficaces, el riesgo politicista vantes y significativas21. Lo dicho, entonces: es evidente que
surge de restringir -¿arbitrariamente18?- Así planteado el asunto, se torna irre- hace falta recuperar las instituciones
tal carácter artificial sólo a la constitu- levante la crítica a la anti-estatalidad. Lo públicas del secuestro neoliberal. Pero
ción del aparato estatal, hoy impotenti- que sucede sobre todo en un pasaje en esta evidencia no debería cancelar otras
zado19. el que los autores argumentan en favor tantas de igual o más relevancia. Como,
Los autores señalan el fortalecimien- de no confundir los años ‘60 (políticas por ejemplo, el hecho de que “disciplina,
to del estado como un movimiento que antidisciplinarias) con los años ‘90, en organización y proyecto” pueden redefi-
parte de dentro (subjetividad del funcio- los que las relaciones de fuerzas –¡al fin nirse respecto de los modelos heredados
nariado20) hacia afuera (recuperación de las fuerzas!- evidentemente han variado. de la sociedad disciplinaria. O que la
una potencia de obligación). Y a pesar Pero, precisamente, es de esa (capacidad construcción de instituciones comunes
de que en este preciso momento políti- de) variación del juego de las fuerzas de (estado, pongamos) encuentra sus raíces
co argentino ambas tendencias parezcan lo que tenemos hablar, de cómo altera y efectivas en la recomposición de subjeti-
converger, lo cierto es que el proyecto posibilita nuevas invenciones. vidades que son políticas mucho antes de
de vuelta del estado encuentra su verdad Sin una interrogación seria sobre qué ser estatales.
histórica en el movimiento inverso, que cosa puede el estado en las nuevas con- ¿O no vale la pena aprender de la ca-
va de la relativa capacidad de reparación diciones, toda alusión a recomponer sus pacidad de los movimientos piqueteros
social a la construcción parcial y defec- potencias se vacía tanto como la abstrac- y de los asambleísmos varios a la hora
tuosa de una nueva subjetividad estatal. ta anti-estatalidad. Para fugar de la abs- de enfrentar y cuestionar -con una efica-
Si la estrategia narrativa escogida nu- tracción resulta imprescindible asumir la cia envidiable- precisamente el régimen
bla completamente la visión sobre las decisión-elección subjetiva (en este caso, neoliberal que impuso esa desestructura-
relaciones estatales con los actores co- la de los autores) como afirmación en ción colectiva? Con la alteración narra-
lectivos extra-estatales o interestatales, dicho campo de fuerzas, más que como tiva de la secuencia histórica realmente
al abstraerse la relación del estado con resultado incontestable de un razona- sucedida se pierde mucho, y ni siquiera
las dinámicas que lo determinan, lo que miento que partiría, como ningún otro, se alientan los balances críticos que tales
queda a la vista es una suerte de manual de las condiciones dadas en un encade- experiencias necesitan con urgencia.
de instrucciones subjetivas para agentes namiento deductivo capaz de revelarnos Y sin un balance se nos evaporan las
estatales, moderándose considerable- qué cosa sea la política hoy. posibilidades de hecho. ¿O es que acaso
mente la aspiración inicial de pensar la vamos a volver a recitar, como si nada
significación de una ocupación política- hubiese pasado, que se trata de recom-
generacional del estado. 4. Post-scriptum sobre el post-estruc- poner la legitimidad de los partidos po-

58 el ojo mocho
Dossier

líticos y el estado como garantía de una jefes de estado progresistas de la región liosa que lo que él llama la “verdadera democracia”
nueva representación política sin revisar es un punto reiterado de debate y discre- o “la democracia en su verdad” sólo puede consti-
tuirse en una lucha contra el Estado. Entonces, yo
a fondo cómo fue posible que esas pie- pancias. traté de separarme un poco del texto de Marx y ver
zas obrasen como elementos centrales de Para Laclau las demandas populares, cómo esa problemática todavía puede interesarnos
ese neoliberalismo que ahora no se re- en su lógica equivalencial, tienen el pro- hoy. Y, desde ese punto de vista, pretendo demos-
trar que lo que encontramos en Marx lo encontra-
conoce como propio del juego político? pósito de proyectarse hacia una autoridad mos en la efectividad de la historia, es decir, en las
¿O es posible creer realmente que entre trascendente. La crítica al inmanentismo grandes revoluciones modernas. Pienso que todas
nosotros la política puede reinventarse que reivindican, según este autor, Hardt las grandes revoluciones modernas, en tanto que re-
sin aprender nada del inmenso proceso y Negri pero en general todas las diná- voluciones democráticas, contienen una pulsión, un
movimiento contra el Estado. Y de cierto modo, si
de innovación micropolítica que vivimos micas que proyectan, por el contrario, la democracia moderna tiene una relación con esas
del 2001 a la fecha? Sólo así se compren- una coordinación no vertical es que esta grandes revoluciones, lo que Hannah Arendt llamaba
de el tono de desprecio a las lecturas fi- forma de politización no supone ninguna “el tesoro perdido”, debe contener en sí misma algo
de ese movimiento contra el Estado. Hay un anta-
losóficas mencionadas, que de otro modo mediación política particular. La unidad gonismo entre la democracia como acción política
podrían ser consideradas, al contrario, que para Laclau exige una “articulación y el Estado”, “Para acabar con el Estado”, entrevis-
como un capital local a explotar, dada la hegemónica” supondría, para los segui- ta con Miguel Abensour, Página/12, disponible en
productividad que mostraron durante el dores de la inmanencia radical (de tipo http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/
libros/10-1199-2004-08-26.html).
proceso de destitución de la legitimidad spinozista-deleuzeana), “un regalo del 5. La lectura de Spinoza que hiciera Marx en 1841
de la retórica neoliberal, dando curso a cielo” (2005:299), lo que quiere decir habría influenciado tanto la crítica de la religión
este nuevo tiempo del que los autores se confiar en una suerte de “a priori de la como la crítica de la obra de Hegel. Así lo indica
Maximilien Rubel en su Karl Marx, ensayo de bio-
reclaman. rebelión” (conatus). grafía intelectual.
Laclau propone, en cambio, una “tras- 6. Diego Tatián (2009) reseña este “momento spino-
5. La razón populista como razón es- cendencia fallida”: “la trascendencia está ziano” en “Marx en Spinoza con Marx. Protocolos
tatal presente, dentro de lo social, como la de un encuentro”, Confines, No 25. No se trata aquí
de volver sobre la polémica suscitada por Althusser
presencia de una ausencia” (2005: 303). quien proponía valorar al Marx maduro, el de La
En América latina la crisis del neoli- Ahora, por medio de la necesidad de es- crítica de la economía política, en detrimento de
beralismo empujada y protagonizada por tablecer una mediación política, Laclau un joven Marx, de cúneo más filosófico. El propio
Abensour no parece confiar en que este cierre del
los movimientos sociales dio lugar a los rehabilita un politicismo (autonomía de “momento maquiaveliano” o “antiestatalista” en
llamados gobiernos progresistas. Sólo lo político) que desplaza la agencia po- Marx sea definitivo. Allí está para probarlo el Marx
teniendo en claro esta secuencia puede pular al Estado y a los líderes populares de la Comuna de París. La contraposición entre jo-
entenderse el tratamiento no schmittiano en la medida que son las figuras que posi- ven o viejo estaría ocultando una oposición entre
apertura (momento de efervescencia política y filo-
de la excepción que caracterizó el mo- bilitan la totalización fallida del pueblo. sófica) y cierre (en que la teoría se recuesta sobre
mento de ruptura con el neoliberalismo22 Son esas instancias de mediación enton- las estructuras para describirlas “científicamente”).
tal como se estructuró desde los ‘70 a los ces las que garantizan la proyección de la 7. Decimos célebre secuencia porque se encuentra
tanto en Althusser (El porvenir es largo y El mate-
‘90 en nuestro continente23. unidad popular. La autonomía de lo po- rialismo del encuentro), como en la obra de Antonio
Sin embargo, de la mano de Mouffe lítico se vuelve el “a priori” de Laclau. A Negri (La anomalía salvaje; El poder constituyente).
(2007) el nombre de Schmitt vuelve a pesar de sus declaraciones, ¿no estamos Pero ninguno de estos autores la conecta con la tra-
convocarse para presentar el carácter frente a un nuevo modo –sofisticado, sin dición antiestatal. Entre nosotros, esta misma tríada
aparece presidiendo el prólogo escrito por León Ro-
agonista de la sociedad. No es exacta- dudas- de volver a ubicar lo social como zitchner a su obra Perón entre la sangre y el tiempo,
mente un antagonismo, sino la idea de pre-político24? durante su exilio venezolano, un 31 de diciembre de
una sociedad que hace del conflicto su 1979). Por su lado, Gilles Deleuze y Félix Guattari,
que sí se conectan con Clastres en el famoso capí-
naturaleza y que ésta se dirime en un es- 6. tulo sobre las “máquinas de guerra” en Mil mesetas
pacio de disputas por la hegemonía. En el ignoran, en cambio, casi por completo al florentino.
fondo, lo que emerge es una autonomía La década se nos revela como la ten- 8. En torno a la recuperación del Katekhon paulino
de la política como locus privilegiado tativa edificante de un desplazamiento. (la fuerza que contiene al “mal”) para la política
moderna, Paolo Virno (2006) advierte sobre la nece-
de la acción social. Pero esa autonomía Uno de los signos de esta reescritura se sidad de producir una distinción esencial entre este
de la política es la lógica de producción da en el plano del almanaque: se subraya estado-katekhon y una función de katekhon de las
de un sujeto hegemónico y unitario, fi- 2003 donde antes decía 2001. La fórmu- instituciones postestatales de la multitud (ver Am-
bivalencia de la multitud, Tinta Limón Ediciones).
nalmente estatal. El desplazamiento del la “10 años de 2001” nos permite regis- 9. Resulta más que aconsejable alternar la lectura
conflicto a un binarismo amigo/enemigo trar el movimiento completo, sin desde- del libro con la excelente entrevista que los autores
encuentra su lógica en la razón populista. ñar la perspectiva maquiaveliana que se realizaron con el colectivo editor de la revista El Rio
Los principales defensores del popu- esboza como fuerza permanente de crisis sin orillas, No 4, de diciembre del 2010. Allí encon-
tramos la siguiente presentación general del asunto
lismo en América latina combaten contra y desborde. Producción de subjetividad en la voz de Abad: “En Latinoamérica, nosotros te-
quienes depositan en el pueblo la figura que no deja de ofrecerse como norte para nemos que seguir pensando y revisar –para decirlo
de la irracionalidad. En ese punto, la idea la brújula de una democracia radical. hobbesianamente– qué tipo de organización coactiva
vamos a darnos, qué estamos dispuestos a ceder a
de una “razón” populista no hace más esa organización coactiva, y cómo se va a organizar
que desarmar la clásica distinción entre la sociedad a partir de allí. No digo “coactiva” en el
un pueblo sintiente e iletrado y teorías sentido de “represiva” versión los años 70, sino lo
de las elites ilustradas de gobierno. Pero 1. Para una perspectiva latinoamericana, ver el re- siguiente: cuánto de nuestra alma asamblearia esta-
ciente Palabras para tejernos, resistir y transformar, mos dispuestos a entregar para tener un estado como
en este caso la discusión que propone- Raquel Gutiérrez (edit.), México: Pez en el árbol. el que decimos que queremos tener, máxime cuando
mos es radicalmente otra: problematizar 2. Sólo por citar una opinión reciente de Laclau: vivimos en condiciones distintas de aquellas en las
y discutir la racionalidad unicista que se “Las demandas de los pueblos originarios no fueron cuales se pensó nuestra estatalidad. Es muy comple-
respondidas puntualmente, pero tampoco son centra- jo –y está muy idealizado- lo que decimos cuando
atribuye, como necesidad de articula- les para la estructuración de la política”, en “La real decimos “la presencia del estado” o “el retorno del
ción identitaria, a la vida popular. Las izquierda es el kirchnerismo”, Página/12, 2.10.2011. estado”, etc. Porque ahí está pensada solamente la
consideraciones que Laclau ha realizado 3. Llamamos común-múltiple a la capacidad produc- prestación de servicios del Estado, pero no la estata-
sobre los movimientos sociales como tiva de lo social más allá de la posición de demanda lidad en cuanto forma subjetiva, es decir: el espacio
que Laclau parece exigir a la dinámica populista de que concedemos para que el estado nos marque. Esto
dispersión sin punto de coordinación en la democracia que teoriza. último, que incluye entre otras cosas la obediencia,
clara oposición a los liderazgos de los 4. “Marx tuvo en su texto de 1843 (Crítica del De- es la parte menos simpática de la “presencia del es-
recho del Estado de Hegel) esta intuición muy va- tado”. En Europa eso es una cultura, aquí no. Y esa

el ojo mocho 59
Ensayos

cultura se cimenta en muchos años de ejercicio y siempre pensó que el Estado es el lugar en el que se CLACSO Ed UERJ, Río de Janeiro, 2010.
sufrimiento”. realiza la libertad. No somos libres contra el Estado: 23. Utilizamos a Schmitt de un modo contradictorio
10. Los autores extraen problemas y enfoques –in- somos libre en el Estado y gracias al Estado”. en apariencia. Al inicio del artículo argumentamos
cluso la base de muchos fragmentos del texto- de su 17. Como se ve, no se hace demasiada violencia a la un desplazamiento de un momento maquiaveliano a
propia experiencia reciente en el estado. sofisticada trama argumental de los autores si se la uno schmittiano. Este pasaje nos interesa para seguir
11. Efectivamente, en su último libro Pensar sin es- lee como un lúcido intento de recodificar el debate el proceso de constitución de lo que podemos lla-
tado, Ignacio Lewkowicz asume el suelo mediático- político argentino en términos de antagonismo en- mar un “extremo-centro” en torno a la reposición del
mercantil de nuestras prácticas como una condición tre unas subjetividades consumidoras-demandantes estado luego de décadas de discurso pro-neolibral.
ineludible para el pensamiento. Los autores retoman (entre las que señalan, además del librepensador, al Ahora tomamos la discusión del “estado de excep-
uno de los capítulos de este trabajo en el cual se re- moralista crítico, al yupi, al asambleísta, al resistente ción permanente” desde otro ángulo. Giorgo Agam-
gistra la incorporación de la figura del consumidor heroico) versus la actividad política caracterizada ben ha desarrollado el argumento según el cual el
(subjetividad propia de la dispersión mercantil) al por la necesaria recuperación de la organización, la estado de excepción permanente signa el giro globlal
texto constitucional a partir de la reforma 94. La fe- disciplina y el proyecto (tradicionalmente vinculada a la derecha, con eje en la lucha contra el terrorismo
cha de su reconocimiento jurídico, suponemos noso- al partido como formador de cuadros para la conduc- a partir del 11 de septiembre de 2001, sobre todo en
tros, no precede sino que sanciona una materialidad ción de estado). Europa y los EE.UU. Nos importa subrayar que en
subjetiva preexistente. ¿Por qué ubicar entonces –en 18. Los autores reconocen, en referencia a la crisis buena parte de Sudamérica esas fechas coinciden
la genealogía trazada por los autores– la emergencia del 2001, la existencia de “dispositivos colectivos con la apertura de un momento democrático, de rup-
de tal figura como rasgo principal de los sucesos del que buscaron procesar la gravosa experiencia de tura, otorgando un signo original y diferenciando en
2001? Lo veremos. desarticulación social” (2010: 57) pero descartan el plano político y subjetivo a la región respecto de
12. Estas son las dos variables fundamentales que completamente el valor que estas puedan tener como este espacio reaccionario descripto por Agamben.
aparecen en el libro, pero va de suyo que los autores momento de construcción política, identificándolas En todo caso, la contradicción se resuelve subrayan-
están suponiendo el conjunto de las transformacio- directamente con un conjunto de historias de final do que puede atribuirse esta “diferencia” a un des-
nes que, a partir de Foucault, permiten pensar una triste cuyo efecto más duradero fue promover (cuán- pliegue de subjetividades políticas propias de lo que
transformación posdisciplnaria. do no) subjetividad a-estatal. más arriba llamamos el momento maquiaveliano.
13. Dos síntomas significativos de este desplaza- 19. “La gran paradoja o más bien contradicción se- 24. Una digresión inmanentista: Según razona Spi-
miento son el ya citado desplazamiento de las fechas ría entonces aquella en la cual incurre quien quiere noza en el Tratado político, el cuerpo político, tal
de la irrupción de las figuras del consumidor. Don- subscribir un pacto (porque tiene miedo y quiere ser como lo vemos en el estado, supone una dimensión
de Lewkowicz fechaba 1994, los autores se corren protegido) pero no está dispuesto a ceder”. Curioso material, afectiva, de hábitos comunes que determi-
hasta el 2001. Y donde el lenguaje anterior habla- es que el referente de ese sujeto lo suficientemente na el espacio de lo político-jurídico: ese movimiento
ba de postestatalidad (un pensamiento que no parte asustado como para querer estado pero no tanto que o plano de composición es llamado “pre” por las
de premisas estatales para pensar incluso la misma efectivamente quiera ceder queda in-distinguido en perspectivas “politicistas” que niegan la productivi-
estatalidad) los autores hablan de a-estatalidad, su- la argumentación. Donde pareciera estar haciéndo- dad del conatus colectivo desde su génesis. Dichas
giriendo que la época del estado no ha finalizado, se referencia al consumidor que exige derechos sin perspectivas (contractualistas, convencidas de que la
así no sepamos aún qué hacer con su debilitamien- contraprestación de deberes encontramos la siguien- estructura dinámica del cuerpo colectivo puede ser
to. Los autores no suponen que se pueda volver a te frase: “no hemos elaborado el duelo de nuestra sustituida por un cuerpo moral de puros significados
una época estatal ni mucho menos. Sí, en cambio, subjetividad asamblearia”. Es decir: estamos en lingüísticos) atribuyen al nivel jurídico estatal una
afirman que es posible dotar al estado de una mayor presencia de una no poca curiosa figura del consumi- agencia configurante del todo colectivo. Al contra-
potencia, proyecto que asumen como propio y que dor-asambleísta. Pero si el consumidor es capaz de rio, el esfuerzo posterior a la década del ‘60 por pen-
creen viable a través de un ejercicio de categorías instituir asamblea, ¿por qué el estado no podría leer sar la dimensión micropolítica revela el impulso por
que permiten -precisamente- “habitar el estado”, y favorablemente esta asamblea como proto-institu- redeterminar en un sentido materialista (en el cual
que se desarrollan en la segunda parte del libro. ción? Ocurre en rigor que esta figura no existe, sino las palabras se articulan al dinamismo de las afec-
14. Dice Foucault (2006) en una de sus clases com- como superposición rápida de rasgos que provienen ciones de un cuerpo) esta relación productiva entre
piladas en Seguridad, territorio, población: “Sé que por igual del mismo medio: las figuras asamblearias génesis del cuerpo colectivo y dimensión jurídico-
quienes dicen que al hablar de poder no se hace otra de una politización post-estatal (fábricas recupera- política. Contra los partidarios de una “autonomía
cosa que desarrollar una ontología interna de éste, das, movimientos sociales, estudiantes, asambleas (contractual o del significante puro) de lo político”,
pero señalo: quienes hablan del Estado, hacen la his- barriales ambientales, y sindicales varias) de un lado se trata de crear conceptos aptos (territorio, valor,
toria del Estado, de su desarrollo, de sus pretensio- y, de otro, la reacción mercantil ambiente no dema- economía) para comprender la dinámica compleja
nes, ¿no son ellos, precisamente, quienes despliegan siado asamblearia que digamos. Amalgamar estas que alcanza a lo político cuando es capaz de recoger
una entidad a través de la historia y hacen la ontolo- dos figuras implica perder la comprensión sobre las en sí todas las capas de lo real (otro modo de leer
gía de esa cosa que sería el Estado? ¿Y si el Estado innumerables articulaciones con el estado que posee aquella advertencia de Marx: “lo real es múltiple-
no fuera más que una manera de gobernar? ¿Si no cada una de estas dinámicas y que el propio estado mente determinado”).
fuera otra cosa que un tipo de gubernamentalidad? argentino, por supuesto, no ha perdido de vista en
Y de hecho, ¿qué pasaría si todas esas relaciones de los últimos años.
poder que vemos formarse poco a poco a partir de 20. Efectivamente se parte del hecho según el cual el Bibliografía
procesos múltiples y muy diferentes entre sí y que agente estatal, despreciando el estado, se condena a
poco a poco se coagulan y generan efectos, si esas sí mismo a un sufrimiento y a un malestar que podría -Abad, Sebastián y Cantarelli, Mariana
prácticas de gobierno fueran precisamente el ele- mutar a partir de una reevaluación de las posibilida-
mento sobre cuya base se constituyó el Estado?” des de la propia situación estatal subjetiva –y no sólo (2010): Habitar el estado. Pensamiento
15. Poco tiempo después de la salida del libro falle- objetivamente- degradada. estatal en tiempos a-estatales, Buenos
ció Néstor Kirchner y, como se sabe, una conmoción 21. Lo postestatal como aquello a lo que deseamos Aires: Hydra.
general recorrió buena parte de la sociedad. Impre- arribar lo pensamos junto a un ensayo anti-schmit-
siona verificar cómo apenas semanas antes de aque- tiano de Paolo Virno (Ambivalencia de la multitud, -Abensour, Miguel (1998): La demo-
llos acontecimientos este tipo de enunciación apa- entre la innovación y la negatividad, publicado du- cracia contra el estado, Buenos Aires:
recía aún relativamente exterior al proyecto político rante el 2006) de sorprendentes (y productivas) reso- Colihue.
del gobierno nacional. nancias con el texto de Lewkowicz ya citado. Virno -Galli, Carlo (2011): La mirada de Jano.
16. Que buena parte de la intelectualidad política ar- argumenta contra la extensión indefinida del estado
gentina que se identifica con las políticas de este go- devenido forma de “excepción permanente”, capaz Ensayos sobre Carl Schmitt, Buenos Ai-
bierno interprete el momento desde una necesaria y de suspender incesantemente el estatuto de su propia res: FCE.
positiva centralidad del estado desborda la adhesión legalidad con el fin de conservar el mando soberano -Laclau, Ernesto (2005): La razón popu-
a la perspectiva hobbesiana de los autores. Así, en El sobre la praxis colectiva frente a las revueltas y la
río sin orillas, No 4, Diego Tatián (conocido por su producción de modos de vida que cuestionan toda lista, Buenos Aires: FCE.
obra en torno a Spinoza) convoca en una perspectiva variante de obligación a priori. Virno llama “insti- -Lewkowicz, Ignacio (2004): Pensar sin
spinozista a “hacerse cargo del estado”, al que con- tuciones post-estatales” a las formas políticas que Estado, Buenos Aires: Paidos.
sidera casi como un “contrapoder”. En una perspec- emergen del agotamiento de la soberanía, y sugiere -Mouffe, Chantal (2007): En torno a lo
tiva similar, una nota de Página/12 del 25 de abril que su esbozo debe ser desarrollado a partir de una
de 2011 reproduce así aspectos de la alocución de extensa pluralidad de síntomas que pueden desple- político, Buenos Aires: FCE.
Eduardo Rinesi en la feria del libro: “destacó que el garse de inmediato como tarea: un éxodo respecto -Pocock, J.G.A (2002): El momento
signo de este momento ‘extraordinario’ es la recupe- del estado que hemos emprendido pero que, murmu- maquiavélico: el pensamiento político
ración de la idea de los derechos, la idea del Estado y raciones en el desierto mediante, puede revertirse en
la idea de la centralidad de la política. La idea de que una suerte de nostalgia de Egipto. florentino y la tradición republicana at-
la libertad es lo que se opone al Estado es lo que de- 22. Otra discusión en la que aquí no podemos ahon- lántica, Madrid: Tecnos.
fine el tipo de pensamiento que se trata hoy de com- dar pero que es decisiva refiere al debate latinoa- -Virno, Paolo (2006): Ambivalencia de
batir –planteó el rector de la Universidad Nacional mericano en torno al carácter del momento actual la multitud, Buenos Aires: Tinta Limón.
de General Sarmiento–. El liberalismo que hoy se como “pos-neoliberal”. Ver al respecto el trabajo del
da a sí mismo torpemente el nombre de republicano economista ecuatoriano Pablo Dávalos y la compi-
–porque no tiene la menor idea de lo que es la Repú- lación: Diante da crise global: horizontes do pós-
blica–, ignora que el gran pensamiento republicano neoliberalismo, Ulrich Brand. Nicola Sekler (orgs.),

60 el ojo mocho
Dossier

LA AUTONOMÍA EN CUESTIÓN

María Pia López


David Viñas se pensó como intelec- parecía inminente y otorgaba sentido al condiciones de la obra. También es mar-
tual crítico. En la estela de un Sartre que sacrificio y volvía tolerables los errores. tinezestradiana la idea de Viñas de que lo
había rechazado el Premio Nobel, pidió Viñas no optó por el compromiso ar- intelectual se caracteriza por su negativi-
la beca Guggenheim y luego la recha- mado. Lo suyo fue la defensa de esa au- dad. El sagaz escritor de Tartabul solía
zó. Quiso pensar ese gesto que no pocos tonomía que lo convertía en una suerte afirmar que decir “no” es empezar a pen-
cuestionaron como un homenaje a sus de francotirador en el uso de la palabra. sar. Tal idea provenía de la misma for-
hijos militantes desaparecidos. Era una No lo hizo, pero esa renuencia en cierto ja que la que el autor de Títeres de pies
forma de la tenacidad y del derroche que modo lo asediaba. Por eso, el ejemplo ligeros había formulado: la verdad sólo
evocaba lo que las insurgencias de los mayor de intelectual crítico al que ape- es accesible desde el destierro o la pros-
setenta tuvieron para considerar sus pro- laba era Walsh. El que sí había tomado cripción. El intelectual es un alienus, un
pias vidas. Décadas después, su muerte el arduo camino del sacrificio. Porque ajeno, y esa separación le permite elu-
y los sucesos previos al fallecimiento para David, la sanción de una heterodo- dir la ceguera general o la complicidad.
serían también una evocación de lo suce- xia radical era el martirologio. Lo decía El proscripto es un francotirador, no
dido a su hijo. Quizás porque, aun con el sin querer ser mártir. Quizás, sintiéndo- un hombre de partido; es un ave solitaria
pudor que le impedía tratar públicamente se culpable de no serlo. La cuestión es antes que un animal de bandada. Esa idea
la cuestión, nunca dejó de asolarlo el des- que él, que no quería someter sus pala- es la que está en las intervenciones de Vi-
tino de aquellos que llamaba los chicos. bras a ninguna restricción, encontraba el ñas como lo está en el modo en que León
En su caso la definición misma de modelo a reivindicar en el hombre que Rozitchner fue definiendo su propia ex-
intelectual venía cargada de una trage- había hecho de sus críticas a la conduc- periencia intelectual a partir de dos obje-
dia particular: la que se establecía entre ción montonera un informe secreto y tivos: el de buscar la verdad y el de con-
las enfáticas palabras de los padres y las confidencial, porque ya era un soldado. frontar con los distintos tipos de opresión
prácticas decididas por los hijos. Rodolfo La elección por Walsh parece una sufridos por los hombres. Esa figura del
Walsh y Paco Urondo, de la misma gene- concesión a la época y también al modo intelectual crítico la contornearon sobre
ración que Viñas, siguieron los pasos de en que las décadas siguientes tramitaron la idea de enfrentamiento con el poder.
sus descendientes. Y no dejaba de sonar conflictivamente su memoria. El modelo Es allí que se entiende la sustitución del
extraño que ellos, capaces de una pala- que está tras la definición de Viñas y en nombre de Martínez Estrada como ante-
bra extraordinariamente clara, pudieran gran parte en los modos en que va con- cesor y modelo, por el de Rodolfo Walsh
subordinarse a la dirección de jóvenes torneando una experiencia intelectual, es como contemporáneo ejemplar. Porque
díscolos y enternecedores pero no pocas el de Ezequiel Martínez Estrada. El au- el martirologio resulta, finalmente, del
veces precarios y embobados. Es necesa- tor de Radiografía de la pampa pensaba combate desigual contra un poder de
rio detenerse en esa situación, en la que que la verdad sólo estaba al alcance del múltiples rostros. Es un pasaje que va
la autonomía reflexiva y discursiva se proscripto o del desterrado, de aquel que desde la cama de hospital donde un in-
suspendió en nombre de la lealtad a un hubiera roto con los encadenamientos telectual somatiza, hasta una esquina en
momento que exige el silencio o la con- cómplices con la sociedad a la que perte- la que otro responde armado al intento
versión en soldados aún bajo el mando necía, del solitario capaz de enfrentarse de secuestro. En el medio: el pasaje del
de generales dudosos. De Walsh queda- al desdén y el desprecio. Un intelectual, peronismo y su reorganización sorpren-
ron los papeles con sus críticas y con su para él, era el que podía y debía decir lo dente del mundo plebeyo hacia Cuba y
cuidada elaboración política. Pero tam- incómodo. Lugones, su maestro, se ima- una revolución en la que surgía no lo
bién que esas palabras ya no podían tor- ginó Casandra: sabio, decidor de verda- popular confortado sino su rostro com-
cer el curso de un destino de militariza- des y tratado como loco. Martínez Estra- bativo. Y encarnado en un joven de la
ción, encierro y sacrificio. Quedan como da se quiso Sarmiento en el destierro y misma generación que esos intelectuales
testimonio de otra posibilidad, que no se combatió con su Olivetti a todo gobierno. que iban modificando sus compromisos
dio, porque lo era de una política que fue Es claro que estos modelos rozaban y enunciados. Hasta el propio Martínez
clausurada. Lo de Urondo es aún más el anarquismo pero también arrastraban Estrada sucumbió a los encantos del ho-
triste: una sanción moral, el traslado a un tufillo de individualismo elitista y je- rizonte insurgente y releyó la historia cu-
una zona más que difícil, la muerte inútil. rárquico: la idea de que una palabra era bana de la mano de un Martí al que veía,
Los lectores nos sentimos, también, capaz de rasgar la confusa percepción de casi sin diferencias, como un Guevara.
deudos. Tristes por esas muertes, no po- la vida en común con una lucidez de la Si el francotirador encuentra un ejérci-
demos evitar preguntarnos: ¿Quién dio que estaba privado el resto de los discur- to se vuelve soldado. Polos de un camino
la orden?, ¿quiénes resolvieron ese desti- sos sociales. Ser intelectual, así, implica- o de un vaivén para muchos intelectua-
no?, ¿con qué criterios, con qué experien- ba un deber y un privilegio. Viñas retoma les argentinos de izquierdas después de
cias, con qué ética? ¿Cuándo y cómo se en muchos aspectos al autor de Muerte la experiencia cubana: entre la persis-
olvidaron esos escritos de Walsh? ¿Cuán- y transfiguración de Martín Fierro. Lo tencia en una tarea crítica individual y
do y cómo dejó de importar su vida y la recupera en el modo de considerar la crí- la pertenencia a una organización en la
de Urondo? ¿Por qué aceptaron llegar tica como búsqueda de una verdad, pen- que se inscriben los compromisos mi-
hasta ese punto? ¿En nombre de qué la sando la literatura como superficie en la litantes. Si en el primer caso la palabra
renuncia a la autonomía, a la valoración que se enuncia lo habitualmente silencia- se presume autónoma, en el segundo se
crítica, a la advertencia sobre la catástro- do. Vista así, la crítica literaria no es un reconoce como responsable en su su-
fe? Quizás, para todos, era imposible sus- balance de méritos y deméritos estéticos jeción a una necesidad mayor o a una
traerse al llamado de una revolución que sino la contextualización histórica de las racionalidad colectiva. El telar donde

el ojo mocho 61
Ensayos

se inscriben estos dilemas es el del ac- o la evitación del comunismo y no una se demostraba en la dramaticidad del
tivismo o el pensamiento ligados con la fuerza que podría ser encaminada hacia castigo -¿antes que en la potencia de lo
cuestión de la emancipación. Por ahora, ese destino. No había, para él, continui- creado?-. De Walsh, decíamos, hablaba,
no nos interesa otro linaje que aquel que dad entre el peronismo y la revolución para pensarlo como figura mayúscula en
se va tejiendo por izquierda. Y por eso, cubana, como sí quiso Cooke –y más tar- la que se enlazaron sagacidad literaria y
la idea de una palabra responsable que de las izquierdas peronistas- enlazarlos. compromiso político. Extraña situación
debe enunciarse sin perjudicar la causa, Cooke acariciaba el sueño eterno de en estos dúos: mientras para Rozitchner
el movimiento o el partido, pero en un la revolución mientras le escribía el peronismo de Cooke sigue siendo un
horizonte que es el de la disputa contra –interlocutor privilegiado en algún mo- obstáculo –porque ese movimiento sigue
el poder, no se revela contradictoria con mento, luego Bebe desdeñado- a un fungiendo negativamente en la vida po-
la idea de enunciación de la verdad que general que se presumía eterno para de- lítica argentina-; para Viñas el compro-
venía inscripta en la figura del intelectual cirle, precisamente, que el exilado debía miso del autor de Operación masacre
crítico. No aparece como contradictoria recordar su propia finitud. Y saber, como con la izquierda peronista armada lo
porque la mengua de la autonomía se quería olvidar, que iba a morir. Le decía, convierte en figura ejemplar. Los escrito-
configura como necesidad estratégica de también, que luego de su muerte, el mo- res de Contorno, revista que con ahínco
una lucha política destinada a subvertir vimiento que había recibido su nombre comprensivo y tenacidad crítica pensó al
o alterar el orden jerárquico existente. iba a ser un campo de batallas y que en peronismo, sin embargo, constituyeron
Mientras Walsh asumía esa tensión esos combates, apenas interrumpidos a su vera distintos modos de conside-
y diferenciaba entre sus escritos públicos por misas de homenaje, los peronistas se rar la vida intelectual en su faz política.
y los documentos confidenciales –aque- iban a degollar como caballeros medie- Estas discusiones o caminos que se
llos en los que desplegaba una lectura vales. La potencia crítica de esas extra- bifurcan no tienen nada de antiguas. Si
política antagónica a la de la conducción ñísimas cartas es equiparable a las aira- los recuerdo aquí, es porque no dejan de
de Montoneros-, aquellos que no perte- das intervenciones de Rozitchner ante la actualizarse y se revisaron, no sin drama-
necían a organizaciones podían reclamar guerra de Malvinas. Si aquel avizoraba tismo ni rencillas, a partir del 2003. Es
el uso pleno de su palabra. León Rozit- la guerra que vendría; éste anticipaba decir, a partir de la aparición de una nue-
chner no dejó de escribir sus textos más la derrota porque un ejército que trata- va estación del peronismo que volvía a
incómodos en los momentos en que pa- ba a su población con la lógica de una rozarse con las cuestiones de las izquier-
recía triunfar un consenso unificado so- ocupación colonial y que practicaba sus das y a reclamar una variada conjunción
bre la lucha armada o el peronismo. Allí violencias sobre los cuerpos inermes en de compromisos intelectuales y discursi-
están esos escritos, en la superficie de los la sala de tortura no podía expresar la so- vos. Esa fecha es la de la emergencia de
archivos, rutilantes en su soledad y en su beranía de ese pueblo sobre un territorio. un tipo de gobernabilidad que retomaba
capacidad de decir lo que para muchos Ambas cosas eran difíciles de escu- valores e ideas generadas por las mino-
era invisible o debía ser invisibilizado. char. Escritas en el corazón de los con- rías activas de la sociedad argentina. Se
No se trataba de un escritor sin com- flictos políticos y sin embargo capaces produjo una conjunción extraña de estra-
promisos, sino de un filósofo que afir- de sustraerse a sus propias coyunturas. tegias de recomposición del poder polí-
maba la idea de que una política eman- Somos sus lectores postreros, también tico y de la razón estatal, con un estilo
cipatoria debía atravesar la dificultad los que buscamos en ese tipo de escri- de gobierno sostenido sobre la fragilidad
de una reflexión sobre las condiciones tos una suerte de intersticios y huellas de y sin dejar de apelar a las invenciones
de posibilidad de esa emancipación y una dificultad que está en el orden mis- previas de las luchas contra el poder.
que esa reflexión era sobre la subjetivi- mo de la palabra política, en la relación Quizás por eso en la figura singular del
dad, el imaginario y las fuerzas sociales entre su enunciación y sus condiciones presidente asumido en el contexto de la
existentes. En ciertos momentos, cul- de recepción, en su vínculo con la co- mayor crisis de las instituciones naciona-
tivó la dolida tesitura del aguafiestas. yuntura y la oportunidad. La fortuna de les muchos vieron –en su simpática tor-
Tuvo una polémica con John W.Cooke, una palabra está en su feliz disposición peza y su persistente inadecuación- los
allá por los años sesenta, que tiene el para un tiempo dado. Pero también en símbolos de una gobernabilidad distinta.
interés de presentar posiciones antagó- su persistencia cuando ese tiempo se El caso es que ese gobierno surgido
nicas y sin embargo igualmente lúci- agostó y nos queda interrogarlo en lo de los tembladerales de las ollas sonando
das. Cooke escribía desde el complejo que fue y en lo que pudo haber sido pero y los piquetes cortando invocó nuevas
entrecruzamiento entre una voluntad no fue. Es decir, el tiempo de Malvinas luchas al tiempo que se hacía cargo de
política, la pertenencia a un partido que fue el de la complicidad festiva de la combates anteriores y relevantes. Quiso
nunca eludió ambigüedades, el tenso sociedad civil con una guerra absurda; para sí la memoria de una generación,
vínculo con un general del que había pero también el de los intersticios don- la de las insurgencias, y la idea de que
sido delegado, el clasismo desde el cual de se testimoniaron escrituras como las ese pasado podía retomarse, casi como
imaginaba una revolución en ciernes. de Rozitchner o Fogwill. El de los ‘70 si lo transcurrido no fuera una derrota
Cooke fue hombre de un partido del fue el de la marcha triunfante hacia una abismal, sino un doloroso paréntesis.
que no fue expulsado –a diferencia de tragedia, pero también el de la soterra- El enlace procurado fue, sin dudas, dis-
muchos que hicieron su experiencia en el da reflexión de Cooke sobre los dilemas cutible o ingenuo, pero el movimiento
seno de las instituciones del comunismo, que atravesarían un movimiento popular. arriesgado revistió los hechos estatales
más propensas a distinguir y sancionar Así la palabra que se quiere denun- de una legitimidad sin precedentes. En
a los réprobos. Pensaba que ese movi- cia o intervención de coyuntura puede esos hechos resonaban las luchas anti-re-
miento al que pertenecía, tenía más he- adquirir más bien la cualidad del tes- presivas, otra imagen del Estado, la idea
chos sobre sus espaldas y más obreros timonio. Esa idea estaba en los modos de un corte con los crímenes del pasado
entre sus filas, que aquellos que se lla- en que Viñas fue definiendo la cuestión y la afirmación de la necesidad de me-
maban de izquierda. Por eso cultivó la intelectual: desde el recordado ges- didas de reparación social para una Ar-
comparación irónica: en Argentina los to con la Guggenheim hasta su idea de gentina que había conocido la catástrofe.
comunistas somos nosotros. Rozitchner que a mayor heterodoxia mayor riesgo Constituyó su linaje de intelectuales,
pensaba que ese partido era la renuencia de sanción. Esto es, que la radicalidad en los que abundó la tradición nacional

62 el ojo mocho
Dossier

y popular: entre la picaresca de un Jau- por autonomía no sólo la separación de rias que poco han hecho para transformar
retche y el martirio de un Walsh. Si del los dictámenes de un gobierno o de otro su complicidad con el denunciado régi-
primero tomaría la idea de una emanci- grupo, sino también la preservación de men de explotación que en ellas se ma-
pación siempre postergada a la que tras un tipo de lenguaje sustraído del formato nifiesta como mercantilización de la es-
caídas e interrupciones era necesario dictado por los medios de comunicación critura y contabilización de las prácticas.
volver a intentar; del segundo vendría y las formas mayoritarias de la política-, El poder es, en todos los campos, la
la idea de un crimen social sufrido por fue, sin embargo, sumida bajo un rótulo capacidad de imponer un formato para
las masas populares, que no podía es- que en su misma formulación negaba la las vidas y los deseos, una capacidad re-
cindirse de las formas más señaladas del idea de autonomía: el de intelectuales k. gulatoria y a la vez coercitiva. ¿Qué pasa
terrorismo estatal. El presidente surgido La disputa por los nombres, se sabe, cuando los eruditos lectores de Foucault
de unas urnas escuálidas y un precario es fundamental. Como lo es el estableci- a la hora de analizar la política deciden
porcentaje de votos declaró que no lle- miento de diversos regímenes interpreta- comprender como poder sólo al poder
gaba para dejar sus ideas a la vera de la tivos. Ahí, en esos puntos, está la historia político estatal?, ¿qué es lo que sucede
Rosada, sino para cumplir aquello que de Carta y sus modos de pensar la auto- en sociedades donde es claro que esas
había sido cruentamente evitado. Solía nomía. Porque no le basta enunciar la au- lógicas de construcción y de violencia no
decir, también, que se trataba de salir del tonomía del poder político para arrojarse pasan sólo por las instituciones públicas?
infierno. Y que no era fácil. Ni rápido. a los brazos del poder económico –en su Si las apuestas son por la emancipación
Al tiempo que fue fundado un linaje formato hospitalario de medios de comu- y todas las prudencias se convocan para
se configuraron escenas de diálogo en- nicación- o para regodearse en el secreto preservar la autonomía –y es claro que
tre esos políticos y algunos intelectua- del régimen académico de producción nos sentimos partícipes tanto en aquellas
les. Diálogo que si tuvo instantes pro- de los enunciados. Algunas izquierdas apuestas como en estas prudencias- es
picios –como puede leerse en distintos piensan que el poder tiene un solo sig- necesario problematizar de otro modo
libros destinados a reconstruir la figura nificado y que pueden sustraerse de ta- la noción de prácticas intelectuales
del presidente ya muerto-, terminó de maña complejidad. No es éste el caso. y la idea de una palabra política. Y no
constituirse con fuerza pública a par- Pero tampoco debe ser el de aque- esquivar ese problema con un eslogan
tir de la sucesión de combates realiza- llos que en nombre de que en todos lados sonoro, ni siquiera si ese eslogan pro-
dos más que por aquel dirigente, por la se cuecen habas, se permiten una cauta viene de nuestras tradiciones más caras
presidenta que lo sucedió. Porque si el elusión de una palabra propia. La cues- y de nuestros afectos más preciados.
gobierno de Kirchner articuló la legiti- tión de la autonomía del intelectual es
midad que proveían de los organismos compleja. Porque ninguna palabra es to-
de derechos humanos –al hacerse cargo talmente emancipada de sus condiciones
de reivindicaciones y políticas que sos- -¿cómo lo sería, si somos seres de una
tenían esos grupos-, con una sostenida lengua que es a la vez potencia que per-
política de recuperación económica y la mite y cárcel que restringe?-, pero esta-
apuesta a transformaciones instituciona- mos obligados –queremos obligarnos- a
les profundas –como la transformación interrogar los modos en los que se su-
de la Corte Suprema-; fue el gobierno bordina, se silencia o se limita. También *
de Cristina Fernández el que encaró las incluir la pregunta por su circulación y * *
confrontaciones más difíciles: la de las su eficacia. Es necesario saber hablar a
retenciones y la de la ley de servicios au- los gritos y también en entrelíneas. Y es
diovisuales. Los adversarios no eran, en fundamental saber que ningún amparo
estos casos, militares denostados o jue- en un canon o en un conjunto de símbo-
ces de escasísima probidad, sino activos los puede suspender las preguntas por la
y poderosos agentes económicos. Por emancipación; ni ninguna magna bata-
eso, la magnitud de esos combates aún lla esquivar la defensa de los derechos.
hace temblar la escena pública nacional. Si todo eso se sabe, se ausculta, se sos-
En la agudeza de esos conflictos, en tiene, se preserva; si eso se hace junto
los que un gobierno parecía más débil con la búsqueda de una palabra precisa *
que sus contrincantes; en la situación y matizada pero a la vez aliviada de sus * *
inusual de que el poder no era, estric- deudas con un régimen discursivo ya
tamente, lo que surgía de las institu- formateado; si eso ocurre podemos sos-
ciones políticas y estatales, sino lo que tener que la autonomía no está en riesgo.
con brusquedad se le oponía, un grupo ¿Se pueden resolver los dilemas que
de intelectuales intervino públicamente, porta la época mediante un procedimien-
bajo un nombre que refería al hecho dis- to de idealización del pasado o de omi-
cursivo que producían y que, al mismo sión de su problematicidad? Es claro que
tiempo, remitía al último y cabal escri- no y, sin embargo, hay intelectuales ar-
to de Walsh. Viñas, que nunca estuvo gentinos que prefieren repetir como far-
cómodo en ese espacio, pensaba que el sa lo que fue tragedia. Entonces la frase
colectivo debía nombrarse como ese es- viñesca referida a la palabra intelectual *
critor. Se prefirió, antes que esa enfática contra el poder ya no alude a la precisa y * *
inscripción en una tradición, sostener- solitaria búsqueda de un Martínez Estra-
se sobre la apertura a una confluencia da, ni al dramático arrojo de Walsh, ni a
de linajes distintos de la vida cultural y la lucidez de un León Rozitchner, sino a
política de la Argentina. Carta abierta, la confortable estadía en los hoteles de la
que trató de enunciar su posición desde academia. Cuando no en la fervorosa ad-
una perspectiva autónoma –entendiendo ministración de instituciones universita-

el ojo mocho 63
Ensayos

Tangentes para interrogar la época


(museos, teatro y literatura)
Una dimensión crucial sobre esto (nuevo) que se nos dos, la museística como política de Estado, la interro-
aparece y a lo que arriesgamos en llamar época, es la gación dramatúrgica y literaria sobre las tragedias de
intervención en la misma de las formas de la memo- nuestro pasado reciente y el desafío de las nuevas tec-
ria. ¿Qué y cómo recordar? ¿Qué hemos olvidado para nologías frente esas (clásicas) formas de abordaje de
recordar? ¿Cómo mantener el impulso vital crítico en la materia de la memoria; se tensan entre sí para for-
el tratamiento de aquello que, cristalizado, pareciera mar un cordel a partir del cual también resulta posible
pertenecer a otro tiempo?... En los ensayos aquí reuni- –y necesario- adentrarse en el laberinto de la época.

EL NUEVO MUSEO Y UNA VIEJA POLÉMICA

Fernando Alfón
Hace poco se inauguró el Museo del de la misma lengua. Las corporaciones no, hablado con fervor y escrito con el
Libro y de la Lengua. De qué libro se de la lengua parecen estar, ahora, muy oído. Gutiérrez sugirió un idioma porte-
trata, parece, no hace falta especificar: a gusto en llamarla «española», a pesar ño, pero más universal que el español.
presuponemos que del libro en gene- de que 20 de las 22 academias que con- Quesada tituló El problema del idioma
ral, de todos los libros. Pero en cuanto forma la Asociación, son americanas. nacional, pero no quiso oír hablar de
a la lengua, bueno, ahí estamos ante Ahora, en la pax academica que reina, un idioma privativo. Abeille imaginó
un problema. No se trata de la lengua se inaugura en Buenos Aires (la ciudad una raza argentina y le adosó un idioma
en general, ni de todas las lenguas en de Echeverría y de Arlt) una institución inédito: Groussac lo repudió. Xul Solar
particular; Brasil tiene su Museu da que no se enrola. La lengua del Museo inventó un neocriollo y Vicente Rossi
Língua Portuguesa, pero el nuestro, el de la Biblioteca Nacional no tiene nom- un idioma nacional rioplatense (argenti-
flamante, no ha querido llamarse de la bre. ¿Significa esto que no saben cómo no–uruguayo). Como se ve, ostentamos
lengua «española», ni «argentina», ni se llama aquello que pretenden custo- ciertos desacuerdos en cuanto al nombre.
«nacional». ¿De qué lengua se trata? diar? No, se trata de otra cosa, comen- Aquellos que agudizan su certeza y
Luego de la inauguración, las radios zando por la idea misma de «custodia». exhortan llamar inequívocamente a la
y los periódicos refirieron, rápidamente, La Biblioteca Nacional —es esto una lengua «castellana» encaran una lucha
que se trataba del Museo de la lengua hipótesis— evitó deliberadamente espe- digna y muy argentina, pero adolece
«española». Una contratapa del Pági- cificar el nombre de la lengua. Llamarla de cierto énfasis que tiende a la con-
na/12 (7 de octubre de 2011) advirtió el «nacional» o «de los argentinos» hubie- clusión. La millonaria tradición pole-
apresuramiento y se quejó del atributo, ra sido una provocación que, atinada- mista argentina en torno a la lengua
al que calificó de un «error concep- mente, se buscó dar por otros medios. prescindió, a menudo, de un idioma
tual»: el articulista afirma que «noso- Los nombres no colman la esen- privativo y de certezas nominales; se
tros hablamos Castellano, no Español». cia de las cosas; esto también es una desveló, en cambio, por la querella en
En la denominación «española», la- discusión. Si cada nombre representa- sí, por el arte polemos, que era la bata-
menta, falta la presencia americana. ra esencialmente a la cosa, bueno, aún lla por la identidad y por la expresión,
La discusión no es nueva; Menéndez estaríamos edificando la Gran Torre en busca de formas más vitales de la
Pidal (1918) ya la había pretendido sal- y hablando un Único Idioma, prístino conversación, el verso y la prosa. No
dar: aconsejó llamarla «española» pues y trasparente. Aquello que se cree fue tuvimos un idioma nacional, pero tuvi-
encontró que las variedades naciona- un castigo, otros creemos que se trató mos una disputa por él; o dicho de otro
les no amenazaban su unidad. La Real de una bendición. En el desacuerdo de modo, nuestro idioma nacional fue la
Academia (1925) tomó su consejo y re- los nombres con las cosas surgió nada forma en que llamamos a una disputa.
bautizó su Diccionario. Costa Álvarez menos que el drama de la cultura, la Si el Museo hubiera aclarado el nom-
(1928) advirtió la picardía y la denunció diversidad de las lenguas, la traduc- bre de su lengua, hubiera sido más
en El castellano en la Argentina. Amado ción, las metáforas; acaso la literatu- internacional o más castellano, pero
Alonso (1938), reclamando más ciencia ra y la filosofía. No es una calamidad menos argentino; la marca que deja
y menos polémica, escribió una historia que no sepamos bien cómo llamar a la en su nombre, la ausencia, es una in-
de los nombres y entendió que, llamán- lengua que hablamos los argentinos. vitación; acaso también una exhuma-
dole «castellano», «español» o «idioma Quizá lo sabemos, por eso dubitamos. ción de todos los nombres que alguna
nacional», estamos hablando siempre Sarmiento quiso un idioma america- vez se ensayaron para nuestra lengua.

64 el ojo mocho
Tangentes

SOBRE LA RELACIÓN DE LOS MUSEOS CON EL ESTADO


UNA NOVEDAD REPARADORA
Florencia Gómez
El museo moderno en occidente, ver dislocamientos o transferencias de o inconscientemente, produzca y afir-
hijo de la Revolución Francesa, surge sentido en algunos de esos cuerpos; y me el orden simbólico, hay siempre un
como un gesto inherente a las profun- acciones concretas capaces de produ- excedente de significado que sobrepasa
das transformaciones que planteaba cir nuevos cuerpos, de construir nuevas las fronteras ideológicas establecidas,
la Modernidad y el surgimiento de los simbologías y de crear nuevos lugares y abriendo espacios a la reflexión y a la
Estados Nacionales. Este recinto que se patrones de representación de la memo- memoria antihegemónica”6.
construye para la preservación de ob- ria”2. En el marco de la lucha simbólica En Argentina el primer museo crea-
jetos, promueve una memoria nacional por la construcción de una memoria ofi- do a instancias de un todavía incipiente
y oficial a partir de una interpretación cial se producen tensiones, recuperacio- Estado Nacional es el Museo Argen-
sobre la cultura y sobre el pasado que nes enfrentadas, disputas por el sentido tino de Ciencias Naturales, su historia
permite la consolidación de un discurso del pasado entre quienes quieren fundar se remonta a 1812 cuando la iniciativa
sobre la nación. este nuevo orden. “Al desear construir de Bernardino Rivadavia, lleva a que el
Es así como el Louvre se constituye monumentos en honra del pueblo fran- Primer Triunvirato invite a las provin-
en el paradigma de museo moderno a cés, el célebre retratista e iconoclasta cias que entonces constituían el terri-
partir de su creación en 1793. El edifi- convencido Jacques Louis David quería torio nacional a reunir materiales para
cio del Louvre que fuera creado en el que sus cimientos fuesen construidos crear un Museo de Historia Natural.
siglo XII como castillo y que más tarde con los fragmentos de ‘antiguas esta- En 1823, Rivadavia firma la resolución
se convirtiera en palacio real, con la Re- tuas reales’”3. En confrontación con para que se ponga en marcha la cons-
volución Francesa pasa a constituirse en esta perspectiva Dussault, contemporá- trucción del museo que recién en 1826
un monumento de propiedad del Estado neo de Jacques Louis David, sostenía se va a emplazar en una de las celdas del
francés que exhibe al público las obras que para la construcción de la nación Convento de Santo Domingo.
que habían pertenecido a las antiguas debían conservarse algunos íconos pa- Sin embargo, la encarnación de un
clases dominantes y que fueran confis- trimoniales. Particularmente Dussault museo moderno en la Argentina en tanto
cadas a la monarquía para poner a dis- hace una importante defensa de la puer- museo consagrado a la construcción y
posición de los ciudadanos libres. Dice ta de Saint-Denis que era una construc- preservación del arte y la cultura nacio-
Martin Jay en relación al museo “La ción asociada al antiguo régimen. “Fui nal va a suceder recién hacia fines del
transformación del palacio del Louvre, informado por artistas renombrados siglo XIX. Dicen los primeros versos de
durante la Revolución Francesa, en un que la puerta de Saint-Denis está siendo un poema escrito por Rubén Darío com-
repositorio público del patrimonio cul- amenazada. Dedicada, sin duda, a Luis puesto en ocasión de la inauguración del
tural de la nación, significó una crecien- XIV […], merece el odio de los hom- Museo Nacional de Bellas Artes:
te (aunque de ninguna manera total) bres libres, pero esa puerta es una obra
democratización del acceso, así como maestra […]. Ella puede convertirse en Que el champaña de oro hoy refleje en
una superación de las inclinaciones ico- un monumento nacional al que los es- su onda
noclastas de algunos revolucionarios”1. pecialistas de toda Europa vendrán a La blanca maravilla que en el gran
La construcción de la memoria “ofi- admirar”4. Louvre impera7
cial” que se fundó en la promoción de Las discusiones que se producen en
los valores nacionales no estuvo exen- torno a la recuperación y o construcción La idea de arte aparece fuertemente
ta de luchas y conflictos al interior de de un pasado nacional nos hablan de asociada a la de civilización en las dis-
aquellos grupos que constituían quienes un universo de gran complejidad. “Una cusiones que produce la generación de
creían en este nuevo orden. Francia fue memoria tan organizada como la me- artistas, periodistas, políticos e intelec-
escenario hacia fines del siglo XVIII de moria nacional constituye un objeto de tuales que promovieron y acompañaron
una situación histórica paradigmática disputa importante, y son habituales los la creación del museo por parte del Es-
donde confluyen diferentes perspectivas conflictos para determinar qué fechas y tado nacional, “el binomio arte/civiliza-
sobre la recuperación y la construcción qué acontecimientos van a ser recorda- ción fue esgrimido con frecuencia con
de un pasado nacional. “Las políticas dos en la memoria del pueblo”5. Cree- el valor de un argumento a favor del
y prácticas de olvido y de memoria, de mos que toda memoria nacional más progreso no sólo de la esfera específica
destrucción y de preservación puestas allá de las pretensiones esencializantes de las actividades artísticas sino tam-
en movimiento por la Revolución Fran- por parte del Estado debe ser interpe- bién de la nación en su conjunto”8. Se-
cesa implicaron estrategias deliberadas lada y abierta a la reinterpretación. En gún Malosetti Costa, el Museo Nacional
para destruir y apagar determinados este sentido, el museo no se constituye de Bellas Artes nace como un gesto que
cuerpos capaces de condensar una sim- únicamente como institución al servi- contribuye a la apertura hacia una mo-
bología referente al Antiguo Régimen, cio de las necesidades de legitimación dernidad naciente en la periferia.
al mundo feudal, a la monarquía y al y hegemonía de los Estados nacionales. Este proceso modernizador que re-
clero; esfuerzos efectivos para promo- “Por mucho que el museo, consciente solverá por la fuerza la tensión civiliza-

el ojo mocho 65
Ensayos

ción y barbarie pretendiendo clausurar- malón el pintor nos muestra un cuerpo novedosa relación que se produce entre
la, al abrazar el polo de la civilización no iluminado, el de la cautiva, que ha sido los museos o espacios de la memoria y
estuvo exento de numerosas discusiones arrancado al hombre blanco civilizado. el Estado en la Argentina, en este hori-
en torno al tipo de arte y de cultura que La violencia narrada en este cuadro pa- zonte podemos inscribir la creación de
debía promover el museo. Para Sarmien- rece justificar y legitimar la violencia un Museo de la Lengua que se pregunta
to, cuya palabra tenía un importante pre- ejercida por el Estado sobre este “otro” por el idioma de los argentinos, por la
dicamento en el grupo de artistas e in- compuesto por pueblos que para el mo- existencia de un idioma nacional que se
telectuales que dieron origen al Museo mento en que fue pintado el cuadro ya expresa a partir de la influencia de una
Nacional de Bellas Artes, el arte debía habían sido salvajemente exterminados. multiplicidad de lenguas. Creemos que
ocupar un papel fundamental en las na- Asimismo, sobre el genocidio que lleva un museo creado y financiado por el Es-
ciones civilizadas, pero “al identificar en a cabo el Estado nacional, borrando li- tado nacional que genere discusiones so-
términos absolutos arte con civilización teralmente del mapa a estos pueblos, se bre la lengua sin pretender fijar sentidos,
Sarmiento relegaba los particularismos trazan las fronteras de la República. que incorpore tecnología sin mercantili-
nacionales” ya que consideraba que po- En busca del futuro perdido es un li- zar el espacio, que ponga un énfasis en
dían dar pie a la justificación de la barba- bro que hace una interesante caracteriza- el carácter político del museo y no en su
rie. Eduardo Schiaffino, artista plástico e ción de los museos desde su surgimiento espectacularización posmoderna resul-
historiador del arte que participara de la en la modernidad. Por un lado, nos habla ta alentadoramente inédito. Asimismo,
creación del museo y que fuera su pri- de aquel que surge con la construcción esta nueva relación entre los museos o
mer director, retoma la pregunta de Sar- del Museo del Louvre, al que llama mu- espacios de la memoria y el Estado tie-
miento: “el arte, esa herramienta contra seo moderno, institución que “ha estado ne un sentido profundamente reparador
la barbarie, esa prueba irrefutable de alta en el ojo del huracán del progreso, sir- ante la violencia aniquiladora y genoci-
civilización ¿debía ser nacional? (y esto viendo de catalizador a la articulación de da ejercida por este último en diferentes
a su vez podía significar producido en el tradición y nación, herencia y canon, y momentos de la historia argentina, una
país, por hombres nacidos en el país o ha suministrado los mapas básicos para reparación que se origina en la recupera-
con temas propios del país) o arte tout la construcción de la legitimidad cultu- ción de la ex Esma para los organismos
court9? Esta pregunta está presente en ral, en un sentido tanto nacional como de derechos humanos y que se extiende
las discusiones de la época y se articula universalista”10. Por otro lado, reflexio- con la creación del Museo de la Len-
en torno a la idea de Civilización consti- na sobre el museo que surge sobre me- gua al origen mismo del Estado en la
tuyendo tanto el motor como la imposi- diados del siglo XX, al cual denomina Argentina. La violencia ejercida por la
bilidad para la creación y reconocimien- museo posmoderno o de masas. Éste institución estatal sobre los pueblos ori-
to de un arte nacional. aparece como una alternativa al primero ginarios ha sido una constante a través
El gesto civilizatorio que da origen ante la crisis de los paradigmas que sos- de la historia que no se agota ni muchos
al museo es hijo de un proceso de “paci- tenían un relato en torno a la nación. Así menos en la llamada conquista del de-
ficación y homogeneización del territo- el museo de masas o posmoderno surge sierto. Un museo que piense la lengua
rio nacional” que culminó con la llama- a la luz de importantes transformaciones que hablan los argentinos desde la he-
da conquista del desierto y que implicó donde la importante incorporación de terogeneidad regional, desde los aportes
el aniquilamiento de aquellos pueblos y tecnología va de la mano con la fuerte de otras lenguas coexistentes tanto de
de aquellas lenguas que no podían ser presencia del mercado en su interior. los pueblos originarios como de las múl-
incluidos en el proyecto civilizador de la Este nuevo tipo de museo se produce en tiples migraciones que hicieron y hacen
generación del 80. el contexto de un boom de la memoria modificaciones a una lengua que no deja
Decimos entonces que la creación que obedece tanto a las necesidades de de transformarse, desde el conocimiento
del Museo Nacional de Bellas Artes sur- la industria cultural como a las discusio- e investigación sobre la multiplicidad
ge asociando la idea de arte a la de civili- nes en torno al Holocausto y a los ge- de lenguas que componen el territorio
zación, en este sentido resulta ilustrativo nocidios ocurridos en el transcurso del nacional, abre el terreno a una profunda
el cuadro de Ángel Della Valle, La vuel- siglo XX. y novedosa discusión cultural desde el
ta del malón, obra que fuera pintada en El museo moderno surge asociado mismo seno del Estado.
el contexto de surgimiento de este mu- a la necesidad de los Estados nacientes
seo. Este cuadro habla de un malón que de construir un relato oficial y homoge-
ya había sido borrado de la historia por neizador sobre la nación. Esta relación 1. JAY M., Cantos de experiencia, Buenos Aires,
la acción del Estado pero que reaparece entre el museo y el Estado en el transcur- Paidós, 2009, p. 165.
como un fantasma que seguirá acechan- so del siglo XX parece reformularse y 2. CHAGAS M., A imaginacão museal, Rio de Ja-
neiro, Colecão Museu Memória e Cidadania, Mi-
do la historia nacional bajo otras figuras da lugar al llamado museo posmoderno nistério da Cultura, Instituto Brasileiro de Museus,
que encarnen ese “otro” amenazante. La donde el espacio del museo comienza a 2009, p. 43.
3. CHAGAS M., ob. cit., p. 44.
vuelta del malón fue pintada por Della regirse casi exclusivamente por el mer- 4. CHAGAS M., ob. cit., p. 44.
Valle en 1892, el cuadro nos muestra un cado. Como dice Huyssen se produce 5. POLLAK M., Memoria, olvido, silencio, La Plata,
Ediciones al margen, 2006, p. 37.
malón volviendo hacia la profundidad la espectacularización de los museos. 6. HUYSSEN A., En busca del futuro perdido, Bue-
de la pampa después de haber saqueado Proceso de mercantilización que no deja nos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2007, p. 45.
salvajemente el poblado de los hombres afuera ni siquiera aquellos espacios que 7. MALOSETTI COSTA L., Los primeros moder-
nos, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica,
civilizados. Los bárbaros no sólo lle- se han consagrado a la memoria de los 2007, p. 404.
van como botín una cruz o una cabeza genocidios. 8. MALOSETTI COSTA L., ob. cit., p. 40.
9. MALOSETTI COSTA L., ob. cit., p. 407.
humana sino que entre la oscuridad del En este contexto llama la atención la 10. HUYSSEN A., ob. cit., p. 41.

66 el ojo mocho
Tangentes

SECRETOS (DE)VELADOS. Mi Vida Después y Mujeres Guía,


apuntes para una historia contemporánea de los relatos de memoria
Sebastián Russo
La ciudad, mientras tanto, escucha los función esencial, cementando, de modos policiales), y en su expresión multime-
estertores de una época1 multiformes y con mayor o menor firme- dial (además de los propios cuerpos en
za, las piezas aisladas, lo que se estima acción –primeros/últimos signos-, foto-
Nicolás Casullo Otro, y que no es más que el necesario grafías, videos, música, objetos de sus
envés de una -la- Identidad. Un conjunto progenitores) parecieran intentar expre-
La memoria: vaporosa emanación de de representaciones artísticas, que si algo sar el gesto más audaz, literal, represen-
la cultura; urdimbre compuesta por vie- las une, es el afanoso gesto performáti- tativo (¿y último?) del afán rememorati-
jas batallas (sociales, personales, reca- co de (re)conformar las desmembradas vo sobre los setenta que dominó los dos
lando a su vez personales, sociales) que partes de un rompecabezas existencial mil bajo la égida giro-subjetivista de los
se expresan saldadas, míticas; materia al que se le extirparon piezas fundamen- así denominados pequeños relatos.
inaprensible que cristaliza (inacabada) tales, pero que así todo, clama (deseoso, En la ya longeva línea de los relatos
en políticas públicas, monumentos, re- necesitado: su existencia estaba en juego del yo, que emergen ensalzando lo sub-
latos. en ese “deseo”) una demarcación de los jetivo para repensar, cuestionar, horadar
La memoria: emblema insospechado límites de su propia identidad-rompe- las narraciones de la modernidad (aque-
de nuestra última década. Pareciera que cabezas. llas de no tan fácil desvanecimiento en
la percepción de disolución, del luctuo- Hablamos, sin más, y como casos el aire), Mi vida después se constituye a
so y tormentoso fin del gobierno de De representativos, de María Inés Roqué y través de un relato coral, que emerge de
la Rúa, devino en una introspectiva y Papá Iván (2000), de Albertina Carri y una grupalidad más o menos homogénea
trágica búsqueda de raíces. Será como Los Rubios (2003), de Nicolás Privide- en edades, y de -paradigmáticamente- di-
sostiene Regine Robin, que “la nece- ra y M (2007), en cine. En fotografía, símiles recorridos biográficos. Un relato
sidad de apelar a la identidad se desata de Marcelo Brodsky y Buena Memo- de relatos, enmarcados en una recupera-
cuando ésta está amenazada”. Frase que ria (1997) y Memoria en construcción ción del “individuo”, no solo como nú-
precisamente es leída por Analía Couce- (2005), de Lucila Quieto y Arqueología cleo problemático, a través de sus con-
yro, haciendo de Albertina Carri, en el de la ausencia (2001), de Gustavo Ger- flictos cotidianos, arraigados en este caso
film de esta última, Los Rubios. Película mano y Ausencias (2008), de Gerardo a las relaciones filiales, sino, y ligado a
del 2003, que “inicia” una serie, dentro Dell´Oro e Imágenes en la memoria lo anterior, como gesto crítico del gran
de las producciones “de la memoria”2, (2010), entre otros. relato heroico y victimizador en torno a
deviniendo canon de un “nuevo modo A este grupo de obras (listadas de la militancia de los setenta.
de darse la memoria contemporánea ar- forma caprichosa, sin intento, claro está, Esta propuesta, de recuperación del
gentina”, tanto en cine, como en las más de exhaustividad) propondremos ligar- drama, el avatar, la esperanza más per-
diversas expresiones artísticas. las, pensarlas como antecedentes nece- sonal que colectiva, entendemos en
Los relatos de memoria, desde enton- sarios, aunque no estrictamente directos, principio, se liga a la mirada crítica so-
ces, en cine, fotografía, literatura, teatro, con representaciones teatrales contem- bre la “ética –y épica- sacrificial” pro-
se han vuelto casi un género en sí mis- poráneas donde la reflexión (y puesta en pia del imaginario setentista que entre
mo. Motorizados no solo por el dar cuen- acto) de la(s) Memoria(s) del pasado re- otros Ana Longoni propone en su libro
ta de una época más o menos precisa: ciente (a modos de huellas, o encarnando Traiciones. La figura del traidor en los
los setenta; sino que encuadrados en el su núcleo fundamental), y así de la(s) relatos acerca de los sobrevivientes de
mentado giro subjetivista, arrastran una Identidad(es), tanto en su relación con el la represión (Ed. Norma, Buenos Aires,
anuente auto-reflexión, tanto sobre las relato íntimo, como en la apuesta formal, 2007), revalorizando el “aferrarse a mo-
categorías desde donde pensar el pasado performática, constituyen nuevos y cree- tivos personales (en su caso, tomando
reciente (lo filial versus lo institucional, mos paradigmáticos mojones re-presen- las experiencias de quienes estuvieron
las memorias versus la Memoria, la fic- tacionales, en la forma de bio-dramas. detenidos durante la dictadura), para
ción versus el testimonio), como sobre producir fisuras incluso en la lógica sa-
los dispositivos mismos en donde este crificial de la militancia” (“Vivir. Vivir
pensar se expresa. Mi vida después, o el fin de las peque- sin gloria, aunque sí con otras pequeñas
Sintomáticamente, estas aventuras re- ñas historias cosas, deleites y dolores”). Una opera-
presentacionales fueron realizadas por ción similar realizan María Inés Roqué
“hijos”. Un legado que necesitó hallar Mi Vida Después, biodrama pergeña- en su film Papá Iván, en donde declama
algún atisbo de certeza en medio de vo- do por Lola Arias, estrenado en el 2009, que “hubiera preferido un papá vivo a un
ces institucionales, que hegemonizaron podría pensarse como representante por héroe muerto”, y Ernesto Semán en Soy
el discurso sobre los setenta, esto es, antonomasia de este mentado género de un bravo piloto de la nueva China (Ed.
sobre sus “padres”. ¿Héroes, víctimas, relatos íntimos en torno al pasado recien- Mondadori, Buenos Aires, 2011): “en la
hombres/mujeres? El bronce es frío, y te. Protagonizado por hijos, que hacen mirada torcida del Camarada Abdala (el
tramposo su emplazamiento monumen- de ellos mismos (tal el manifiesto biodra- padre desaparecido del narrador), para
tal. Es así que los dos mil arrojan nuevos mático al que Arias adscribe), y hacen seguir siendo un hombre había que con-
modos representacionales al ágora de un de su relación filial síntoma y tragedia, vertirse en un héroe”.
país devastado política-económicamen- la obra se presenta como un compendio Este movimiento político-simbólico
te, pero también en su lazo social, en sus de hilos conductores que, en su diferen- que entendemos en mayor o menor me-
contratos mínimos de comunidad, dentro cia (sus padres pertenecieron al ERP, a dida es parte de toda esta tradición de
de los cuales, los relatos cumplen una Montoneros, a los Lugones, a las fuerzas relatos realizados por hijos (y no casual-

el ojo mocho 67
Ensayos

mente, contemporánea al surgimiento de “ángel de la historia” que Walter Ben- en el escenario, la da una tortuga, ubica-
la agrupación H.I.J.O.S.), desde fines de jamin describe en sus Tesis de filosofía da ante un “si” y un “no” dibujados en el
los 90, tiene en la visibilidad concreta de de la historia. Yendo hacia el futuro, piso. O sea, la respuesta a una pregunta
quien lleva adelante la búsqueda/cons- sin descuidar los relampagueos que el clave no solo de la generación que nos
trucción identitaria (en todas las produc- pasado proyecta en el presente. Un tajo antecede, sino de la modernidad toda, la
ciones mencionadas anteriormente, apa- temporo-experiencial, ahora actualizado, da el azar, el acontecimiento, expresado
recen explícitamente, y de algún modo, revivido por quien es parte de su lega- cómicamente en la escena de la tortuga
los realizadores), un necesario y singular do. O la foto de su madre, junto a Andrés (que tiene una tercera resolución posible,
modo de expresión. Prescindiendo de Percivale, también proyectada, y en este y parece la más cercana al espíritu de la
mediaciones, o de aparecer, surgen pro- caso interceptada por el propio cuerpo obra: que la tortuga ante tamaña decisión
blematizadas (como el caso de Couce- de su hija que, recuperando de algún no se mueva, no elija).
yro, haciendo de Carri en Los Rubios). modo la operación de Lucila Quieto en
He ahí que, en Mi vida después, la pre- Arqueología de la ausencia, construye Mujeres guía y el problema del secreto
sencia física, in situ, de esos cuerpos y una reunión de tiempos imposible, un
no de actores, densifica novedosa, trági- anacronismo, que revitaliza narraciones, El biodrama, en la Argentina, tiene
camente la escena. He ahí la potencia del responsabilidades, experiencias interge- en Vivi Tellas (con quien se formó Lola
biodrama: la obra, esta obra, solo puede neracionales compartidas. Arias) un referente ineludible. Se lee en
hacerse con ellos, por ellos, con/por su Sin embargo, el final de la obra, pare- su página web, sobre el biodrama, en
presencia allí, por el emplazamiento de ce privilegiar otra lógica. Donde la nueva tono de manifiesto: “Buscar la teatrali-
sus cuerpos en escena, por el co-com- generación, parece llamar a sepultar lo dad fuera del teatro. Cada persona tiene
partir del espectador ese ámbito. Esto viejo. Megáfono en mano, se acumulan y es en sí mismo un archivo, una reserva
le otorga a esta obra un singular valor. siglas de partidos políticos, movimien- de experiencias, saberes, textos, imáge-
Son no solo sus actores perfectos, sino tos, agrupaciones. Refundando el hoy en nes”.
los únicos posibles. Siendo esos cuerpos, un sustrato de fragmentos triturados, casi Mujeres guía, una obra de Tellas que
materia sígnica privilegiada. En ellos los banalizados en su reunión, desactivados, forma parte del proyecto Archivos, se es-
tiempos se encuentran. Son, esos cuer- cuales cenizas de un fuego extinto, sobre trenó en el 2008, en el 2011 se reestrenó,
pos, testigos vivos de la historia, en su los cuales vociferar. Anhelo anti-político y la protagonizan tres mujeres, que en “la
intransferible vínculo experiencial. De (o mejor dicho, de una política de la an- vida real” son guías (de turismo una, del
sus pequeñas historias, pero claro, tam- tipolítica), que se torsiona ante la presen- Museo Etnográfico otra, y del Jardín Bo-
bién, de la (gran) Historia (mas allá de cia constante en escena de ropas viejas. tánico la restante). En su texto de presen-
las abjuraciones anti-modernistas de los Objetos-signo, de trágica presencia, que tación se lee: “Tres mujeres comparten
apólogos de lo post). En ellos, de forma en tanto retazos de los propios pasados los secretos de un trabajo especial: hacer
explícita (ya que en toda una sociedad, compartidos, hacia el final de la obra, de la ciudad un espectáculo. Desde la es-
de modos más o menos implícitos, estas esparcidas en el suelo (constituyendo el cena, proponen una visita guiada por sus
marcas están presentes), las violencias propio y fangoso suelo experiencial), son vidas”.
del pasado, sus esperanzas, se anudan pateadas, corridas, para poder desplazar- Tenemos allí, en esta presentación (y
con el ser (y seguir siendo) hoy del cuer- se (caminar) mejor, pero que sintomáti- que se expresa literalmente en la obra)
po. camente no pueden dejar de dificultar el algunas claves sobre esta obra, y sobre
Ahondemos en este “encuentro de paso, de interferir (de persistir –cual la la propuesta representacional general de
tiempos”. Se lee en el programa de la lógica del espectro: lo “viejo”, sus fan- Tellas. Se podría pensar que, de algún
obra: “Mi vida después transita en los tasmas, siempre vuelven-). modo, todo Biodrama consistiría preci-
bordes entre lo real y la ficción, el en- Hay allí, en estas formas de represen- samente en visitas guiadas por biogra-
cuentro entre dos generaciones, la re- tar la relación con el pasado (anacrónica fías. Visitas guiadas. Es decir, esa forma
make como forma de revivir el pasado o progresiva), posturas, claro, en torno espectacularizada y mercantilizada de
y modificar el futuro, el cruce entre la a la experimentación del presente. Un “conocer” territorios desconocidos, en
historia del país y la historia privada” (el presente, al que no solo acosan las imá- las que se recortan tramas, condensan
destacado es nuestro) Revivir el pasado genes espectrales del pasado, sino, con complejidades, fragmentan totalidades,
en forma de remake, podríamos pensar, ellas, sus preguntas, sus fundamentales con el afán de mantener entretenido al
puede implicar el modo del anacronismo preguntas, sus apotegmas esenciales: ocasional espectador-turista. Aquí, en
(tal el concepto de Didi Huberman3), o y es que -y esto se vive de modo apo- el Biodrama, el tour tiene reservado un
el de la farsa (recordando el ya mítico, logético- los fundamentos si no fueron insospechado obsequio de fin de fiesta:
comienzo del 18 Brumario marxiano). sepultados, parece que nada tienen para “compartir” los secretos, la celebración
El concepto de anacronismo, en tanto decirnos hoy. “¿Habrá finalmente una de su desvelamiento.
“reunión de tiempos”, tiene una potencia revolución?”, se pregunta Carla Crespo Una de las mujeres guía habla de su
significativa, abierta al acontecimiento, a (hija de un militante del ERP muerto en madre, de su muerte, y llora, por desear
un relampagueante devenir sígnico, que Monte Chingolo). Una pregunta de un haber podido compartir junto a ella el
podría discutir la lógica del tiempo en estatuto fundamental, en torno a pensar actual momento del país. Su madre (que
términos de progreso. Hay dos escenas, la política, sus límites, sus horizontes. fue diputada por el Frente para la Victo-
de hecho, que parecen responder a esta “Revolución”, así como “matar” (como ria), y su familia toda, es peronista. Di-
lógica. Se proyecta una foto, en la que emerge de los debates reunidos en el li- cho esto, sus partenaires, se le acercan
se ve al padre de una de las actrices/hija bro No Matar. Sobre la responsabilidad), detrás, e irrumpiendo de forma fugaz,
en el aeropuerto, comentada en escena palabras inasimilables por la generación cantan la marcha peronista, de modo
por ésta. Con el futuro (de exilio) a su que está en escena, pero de una reverbe- veloz, burlón, y cortada en las primeras
derecha, un pasado (de persecución) a rancia imposible de eludir, en tanto re- y más conocidas estrofas. Y ella, que se
su izquierda, y él en un presente (des) flexión sobre los umbrales epocales en lamenta por no poder compartir la actual
articulado, en tensión. Esta foto, narrada torno a las posibilidades (esperanzas) de coyuntura con su madre, también tiene
por su hija, es casi la representación del la política. La respuesta a esa pregunta, pesar por haber sido desplazada por la

68 el ojo mocho
Tangentes

militancia de sus padres (he aquí, nue- lectivo. Miedo acrecentado, siendo que El mito y/de la memoria
vamente, el anhelo de la “vida normal”, debía en ese entonces velar por su hija
por sobre la “militante”). Cuando dice (“si no puedo conmigo, como podré con Detrás del explícito gesto deconstruc-
esto, de frente al público (tal la lógica ella”) El cruce generacional, como el tor de los relatos sobre el pasado recien-
testimonial por excelencia del biodrama, desplegado en Mi vida después, fundado te, cuestionando “verdades militantes”,
la narración de cara al público –sumado en imposibilidades, miedos, incertidum- “certezas paternas”, “mitos familiares”,
al gesto aséptico y anti-épico-), muestra bres, en este caso siendo la progenitora detrás de la propuesta evidenciadora del
un cuadro de Evita, y llora. Su intimidad la que lo narra en primera persona, la que dispositivo y de poner en crisis la repre-
se ve expuesta, a la vez, de exponer una devela el secreto. El momento es inesca- sentación (teatral, documental), parece
marca generacional, histórica, en este pablemente emotivo. Ella, de frente al haber en estas dramatizaciones biográ-
caso del peronismo. público, acaba de exponer su angustia ficas, un “fondo intocable”, un sustrato
Ante qué nos encontramos. Podría- íntima, la del miedo a perder la razón, y imperturbable, no cuestionado.
mos decir, que ante una catártica forma dejar así a su hija desamparada. Un do- La primera certeza (fundamento) que
de exponer la identidad, generando em- ble desamparo, expresado, y en escena, podemos mencionar, y algo ya dijimos (y
patía, identificación con tal malestar, al sumado tal vez al desamparo del actuar vaya si se dijo) al respecto, se sustenta
tiempo de una novedosa forma de pensar para una no-actriz (abismo de orfandad en la re-acción a los relatos totalizadores.
la política, y en particular el peronismo, al que no llega Mi vida después, siendo Los viejos, anticuados relatos, utópicos,
desde un lugar menos solemne. Pero a los protagonistas actores, además de hi- míticos, son así no solo actualizados,
la vez, estamos presenciando una suer- jos) Pero parece ser esa propia desequi- sino (se cree, -siendo esta una de esas
te de trituradora que avanza sin tapujos librante vacilación evidenciada, la que le certezas-) sobrepasados bajo la égida de
sobre intimidades, sobre relatos, mitos otorga a la escena todo su efecto, y a no- una contemporaneidad intelectualmente
sociales, sin pareciera mayor interés que sotros, espectadores, el inevitable (y así volcada a los (claro, no menos míticos)
el de juguetear con materiales simbólico- reaccionario) absceso emotivo. relatos de la multiplicidad, la diferencia,
fundamentales (en tanto núcleos sígnicos Qué se vulnera barbáricamente en la heterotopía.
de identidades –personales, sociales-). este develamiento, en este espectáculo Recordemos a Michel Foucault en
El biodrama pretende revelar el se- de lo real. Qué nuevas formas de espec- su “mítico” prefacio de Las palabras y
creto, no solo del actor, sino del disposi- táculo emergen en estas representacio- las cosas: las utopías nos consuelan, se
tivo-teatro. Y en eso se presume estaría nes. En televisión, casi desde los mismos desarrollan en un espacio maravilloso
su riesgo, su afán disruptivo (que es su años de la irrupción de estos “relatos de y liso, despliegan ciudades de amplias
sino: último y fatal chirrido de la pos- yo”, emergió un subproducto mercantil avenidas, jardines bien dispuestos, co-
modernidad, emerge como heredero, del testimonio, que mutó en perversos marcas fáciles. Las heterotopías inquie-
giro subjetivo mediante, del happening, laboratorios humanos: los así llamados tan, sin duda porque minan secretamen-
del “anti-teatro” –Frederic Jameson Reality Shows. Cuan lejos, cuan (inso- te el lenguaje, porque impiden nombrar
analogando las propuestas finalistas, de portablemente) cerca, nos encontramos esto y aquello, porque rompen los nom-
la historia, del arte, pone en discusión aquí, en estas propuestas teatrales que bres comunes o los enmarañan, porque
estas cuestiones-). Eduardo Grüner, en conmocionan formalmente la propia dis- arruinan de antemano la “sintaxis” y no
su libro El sitio de la mirada, considera ciplina y los modos representacionales solo la que construye las frases: también
que la develación del secreto, en tanto de (des)construcción de Identidad, de aquella menos evidente que hace “man-
fundamental reserva de cultura, conlle- estos modos espectacularizadores y mer- tenerse juntas” las palabras y las cosas.
va algún grado de barbarismo. Ya que cantilizadores de “lo real”. Cuan estimulantes han resultado estas
no todo puede ser dicho, mostrado, sin Entre la necesaria desmitificación del palabras, cuántas derivaciones han teni-
que cierto núcleo fundamental no co- pasado, siendo que este “en su mistifi- do. Sin embargo escritas en 1966 tenían
rra riesgo. Pero ¿a qué nos referimos cación, nos ofrece menos conclusiones un embate bastante claro a dar. La hege-
–a que se refiere Grüner- con “núcleo a completar con la acción… y que por monía de los grandes relatos, si bien en
fundamental”? Incluso, ¿no sería nece- ello toda representación del pasado es cuestión, lucía rozagante, impertérrita
sario ponerlo en riesgo? El núcleo fun- una cuestión política” (según dice John ante estos primeros escarceos en pos de
damental sería la certeza (la invariante) Berger), y la Memorialización (fetichi- un superar una atosigante era moderna,
que constituye una identidad (personal, zada) de la que habla Andreas Huyssen que entre otras consecuencias nefastas,
generacional, social). La sígnica presen- sobre el afán contemporáneo de relatos estaban allí, aun frescas, para evidenciar-
cia/ausencia que la fundamenta. Y que se del pasado (como modo de encontrar al- las, las imágenes de Auschwitz.
resiste a la lógica transparentista, que el guna certeza en un mundo sin certezas), Pero a casi 50 años de estas palabras,
mismo autor relaciona con la de los me- nos surge la pregunta: en estos arrases es decir, con 50 años de lenguajes mina-
dios de comunicación, los que tendrían de certidumbres, de unidades mínimas dos, de sintaxis arruinadas, de ruptura de
como coto de caza “último” y anhelado, para la no in-determinación, la no des- nombres comunes, de separación entre
precisamente al secreto, lo íntimo, y que integración (o sea, para la constitución palabras y cosas, resulta poco menos que
en esta lógica se expresa en tanto papel de una identidad), que el develamiento difícil, cuando no directamente poco res-
de cambio, lo que es dado a consumo. espectacularizado del secreto generaría, ponsable, celebrarlas sin más.
Solo que el secreto es material escaso, qué otras certezas quedan necesariamen- ¿No opera allí –en el exaltar la tritu-
extinguible, no reproducible, que macera te intocables. O de otro modo, cuáles son ración de utopías, mitos- la lógica trans-
lentamente, de largo proceso de cocción. los fundamentos políticos, las matrices parentista, que actúa bajo el afán anti-
Una vez consumido, su recicle es lento y de pensamiento, las necesarias certezas trágico del mostrarlo todo, de develar “el
siempre otro. Así, ante esta visita guiada sobre las que se asienta la política repre- secreto”, y que encastra a la perfección
por la intimidad, no solo de la ciudad se sentacional desplegada en estas produc- en la tríada mercado-democracia-medios
hace un espectáculo, sino de la propia ciones. de comunicación, tal como Eduardo
vida “compartida”. Grüner la caracteriza?
Otra de las mujeres guía relata el mie- Seguimos recordando a Foucault:
do que tuvo al perderse al tomar un co- Las utopías permiten las fábulas y los

el ojo mocho 69
Ensayos

discursos: se encuentran en el filo recto do desde estas líneas. No se está diciendo apotegmas míticos a actualizar más que a
del lenguaje, en la dimensión fundamen- (aunque toda aclaración siempre arrastra desechar, desde donde se enuncia; o sea,
tal de la fábula; las heterotopías secan una evidencia oculta de lo aclarado: zo- no se arrasa también así la posibilidad
el propósito, detienen las palabras en sí nas inextricables de quien escribe estas de pensar la política, en tanto expresión
mismas, desafían, desde su raíz toda po- líneas) que los secretos, lo no dicho, lo matérico-discursiva del des-acuerdo fun-
sibilidad de gramática; desatan los mi- “indecible” (en ecos foucaltianos), no dante de sociedad?
tos y envuelven en esterilidad el lirismo deba ser indagado. Son los modos de li-
de las frases. diar con nuestros (sus) traumas, lo que Colofón
Secar propósitos fabúlicos, desafiar está aquí en cuestión. Los modos, en
toda posibilidad de gramática, esterilizar definitiva, de lidiar con los espectros del Siglo veintiuno. Qué es pensar la me-
lirismos fraseológicos. Casi imposible pasado. Ya que, como diría Jacques De- moria para una nación, para una época,
imaginar mejores argumentos para pen- rrida, solo nos queda “aprender a vivir para una generación: es especular sobre
sar las obras evocadas en este texto. con los fantasmas”. las identidades (políticas) que, el mito
Pero el apologético mecanismo de- Si este fondo espectral es desecha- comunitario y el individualista, y desde
constructor, se topa, en su actualización do, vuelto comicidad, parodia sin fondo sus propios secretos (de)velados, cons-
contemporánea, con una exacerbación parodiable, compilado sin más como truyen los modos con los que lidiamos
de la lógica (líneas atrás –nuevamente- cúmulo triturable, se corre el riesgo (y con los muertos (sujetos, ideales, mitos),
evocadas) que Karl Marx mencionaba si, hablamos de riesgo, una palabra que las formas de lidiar con los “estertores de
en su “mítico” Dieciocho Brumario de evidencia la pérdida de algo, concreto, una época”.
Luis Bonaparte. La repetición (remake) real –como un viejo anaquel de una ra- Performance, y performatividad, un
farsesca de un suceso histórico prime- zón moderna-) de enturbiar, indistinguir tándem que agrupa al grupo de relatos
ramente experienciado como tragedia, esos puentes anímicos, experienciales, de la memoria post 90. Actitud disrup-
encuentra en la posmodernidad, un ter- de los que habla Berger con el pasado, tivo-evidenciadora en torno al medio, al
cer movimiento. Tal como caracterizaba es decir su actualización politizada. Dice instrumento elegido para narrar, y consti-
Frederic Jameson al pastiche, este se di- Marx (palabras luego de enunciar el de- tución reflexivo-ficcional de la identidad
ferencia de la parodia, por no tener una venimiento farsa de la historia trágica, en-acto. La identidad de las narraciones,
certeza parodiable, sino que se instituye el devenir farsesco del sujeto trágico), la identidad en/por las narraciones. Pero
cual flujo especular, sin fondo fijo (con “como el principiante que ha asimilado Identidad. Es decir, el Uno, convocado,
el celebrado fin de la historia de fondo) un nuevo idioma: lo traduce siempre a su anhelado, a sabiendas de su darse a lo
Adviene así, luego del sujeto trágico, y idioma nativo, pero sólo ha incorporado Múltiple, la Diferencia. Aunque el afán
el paródico, el sujeto cómico. Sujeto que el espíritu del idioma extranjero y sólo no es otro que el de la constitución de
pone a su identidad, a la macerada cons- puede operar con libertad en él cuando Identidad, no su jubilosa in-determina-
trucción identitaria, a disposición de un se mueve dentro de él sin remembran- ción. Lo que en un momento sirvió para
relato tintineante, que aspira a la risa, a zas y olvida la estructura de su lengua romper con la cerrazón monolítica de re-
veces fácil, a veces incómoda, del secre- nativa”. Sin remembranzas y olvidando latos clausurados, resuena hoy achaque
to develado. Su mecanismo es intrínseco la lengua nativa, los relatos de memoria de una artillería necesaria pero insufi-
a la lógica del relato autobiográfico del (las erupciones simbólicas todas), pue- ciente.
sujeto, en el que esas zonas inextrica- den no estar más que signados por los El temor a la totalización condujo a la
bles, indecibles, inabordables, secretas, juegos del lenguaje de una catarsis auto- construcción (mítica) de (des)territorios
operan como cementantes invisibles, complaciente. fragmentarios, múltiples, bajo la opera-
metafóricos. Toda deconstrucción, por último, pre- toria –entre otras- de la catarsis autoin-
El secreto, no solo permite, posibilita, suponiéndose así mismo des-mitificado- dulgente, y la comicidad anti-trágica. Es-
le da sustento fundamental al relato iden- ra, está fundada, también y necesaria- cenarios donde el conflicto puede quedar
titario, es decir, esa amalgama de me- mente, en alguna certeza: cuanto menos, difuminado en un amasijo tintineante y
morias, afectos, que hacen que un sujeto en la de ser relato mítico del anti-mito. farsesco de relatos del pasado, o recupe-
pueda constituirse como una determina- En estas producciones visitadas, al anti- rado como arena inescapable donde los
ción (dada, claro está, al permanente jue- mito se le adscribe la singularidad de la “tiempos se encuentran”, relampaguean-
go-riesgo de lo indeterminado), sino que anti-épica. No solo, como bien dice Ma- tes, y conjurando la incertidumbre, bajo
es fundamento de toda relación social. El riana Casullo, los relatos prescinden de el afán de “construir fundamentos para la
Otro, emerge como aquella estructura in- toda epicidad (“hacen drama –teatral-, esperanza”, como dirá Jean Paul Sartre
sondable que fundamentalmente permite pero sin drama –de las pasiones-”), sino citado en su epígrafe inicial por Eduardo
que la propia indecibilidad encuentre re- que tal gesto entendemos es apologético, Grüner, en su libro precisamente llamado
lación empática. Los secretos (no)com- celebrado. Tal anti-epicidad, arrastra, El fin de las pequeñas historias.
partidos, se enlazan sintomáticamente a claro, al modo en el que estas expresio- 1. Del libro “Para hacer el amor en los parques” (1969) Men-
“lo secreto” compartido, lo no dicho que nes piensan, entienden, experiencian, cionado en la obra Mi vida después y citado por Mariana Ca-
hace a la posibilidad (la necesidad) del la política. En ese sentido, volvemos a sullo en “Actos de experiencia. Mi vida después” en El río sin
orillas, nº 4, octubre 2010.
encuentro. Es decir, develar el secreto, preguntarnos, ¿el arrase de las certidum- 2. Un proceso que puede tener, en cine (pero como sinto-
no solo avanza sobre la indeterminación bres dadas por las construcciones míti- mático proceso, extendido a otras artes), a “La noche de los
del sujeto, sino del lazo social del que cas (indistinguiendo por ejemplo toda lápices” (1986) de Héctor Olivera como primer momento,
forma parte. sigla partidaria –costras superficiales de y “Cazadores de utopías” (1996) de David Blaustein un se-
gundo. De la victima, al héroe (dirá Pilar Calveiro) El tercer
Claro, los tintineantes escarceos de viejas batallas épicas, entre posiciones momento que “abre” Carri es el de la des-heroización, de la
este tipo de obras sobre “lo secreto”, se que nos solo y de algún modo acordaban “humanización” del militante, precisamente, por sus hijos, y
sustentan sobre el ahondar en las zonas sus certezas, sino la inescapable idea que hasta el de cierto cuestionamiento de la militancia (el trabajo
de Longoni –Traiciones-, el de Prividera –M-, el de María
traumáticas, no solo de las subjetivida- hubiera de hecho certezas acordadas y Inés Roqué –Papá Iván, anterior al de Carri, pero sin la reper-
des, sino (y como consecuencia de lo en disputa-), no arrasa también la posi- cusión inicial de aquel-).
anterior) de una sociedad. Esto no es bilidad de entablar, pensar la arena con- 3. Tal como Mariana Casullo lo toma en su artículo “Actos
(vaya si hay que aclararlo) lo cuestiona- flictiva, constituida por la tensión entre de experiencia. Mi vida después” en El río sin orillas, nº
4, octubre 2010.

70 el ojo mocho
Tangentes

INTERNET Y LITERATURA

Juan Terranova
Para @nmavrakis desafiando el concepto de brecha cultu- novela, la poesía, un soneto, Borges, una
ral, a los nuevos y amenazantes juguetes parte del nombre de una materia dictada
1. de la comunicación. Pero ¿dónde está “el en la Universidad de Buenos Aires, Cer-
Catalogando los abusos analíticos a arte”? Insisto, el anti-arte, la injuria, la vantes, la ficción, una página escaneada
los que se sometió la web, me sorpren- queja conservadora, los escritores ana- de un libro viejo. Cualquier definición
de no haber tropezado con ninguno cuyo lógicos que reivindican su derecho a suena imprecisa. En los bordes hay du-
título o subtítulo sea “Internet y literatu- seguir pensando en tipos móviles llegan das. Cómo afecta la web a este ya de por
ra”. Esa ausencia es un síntoma. ¿Pero primero y le dan a la ruidosa matraca de sí enrarecido paisaje sería una segunda
un síntoma de qué? Quizás la yuxtapo- la melancolía desde hace rato. Es muy instancia de análisis. Por lo tanto esta se-
sición de términos, ese dejo taxonómico probable que los críticos se queden em- rie de reflexiones ingenuamente ordena-
del siglo XVIII, funcionó hasta el final pantanados en sus mañosas idas y vuel- das que propongo bajo el rótulo “Internet
del siglo XX y ahí se detuvo. Tal vez el tas; y entonces no terminen de acertar y literatura” serán también una defini-
siglo XXI quede exento de libros, artí- con el objeto que tienen adelante como ción de cómo y qué se lee hoy.
culos y papers cuyas bajadas continúen esos esquimales que no ven y no pueden
los ya famosos “psicoanálisis y litera- nombrar la nieve, o mejor, tiene dieciséis 4.
tura”, “literatura y marxismo”, “arte y formas diferentes de nombrarla pero no Cuando entré en la universidad en
literatura”, “cine y literatura”, etcétera. entienden cuando un occidental les pide 1994 los programas de estudios termi-
Lo dudo. El funcionamiento del cuadro opinión o consejo. naban con la vuelta de la democracia.
de doble entrada para avanzar por sobre Hasta ahí se estiraban las periodizacio-
todo el conocimiento humanístico es una 3. nes académicas y los alumnos las acata-
garantía académica. A lo sumo será lento Mi primera hipótesis: la web vulnera ban al pie de la letra. Era posible pescar
o incluso, dada la rapidez con la que se de forma grosera los pocos vestigios de bibliografía actualizada en muchas cáte-
mueve este nuevo objeto de estudio, muy autonomía, o quizás deberíamos decir las dras, casi siempre como insumos para la
lento. Lo que sí resulta fácil de hallar es pocas pretensiones de autonomía, que le construcción de un aparato crítico. Había
una larga serie de especulaciones sobre quedaban a la “literatura”. Pero atención desde luego honrosas excepciones. Lec-
el futuro del libro, los libros digitales, que esto ya ha ocurrido, muchas veces, tores que intentaban “estar al día”. Des-
las “autopistas de la información”, “las hay incluso una gran tradición de opera- pués de todo habían pasado más de diez
autopistas del conocimiento”, la “comu- ciones similares, y el arte de contar his- años, el país había cambiado, la manera
nicación instantánea” y sus “angustias”, torias y hacer versos siguió su camino. de ver el país y de vernos a nosotros –y
las redes sociales y su “sociabilidad”, y De hecho, la modernidad parece fun- el dinero, y las relaciones de poder y la
así. Sabemos que el soporte determina darse y continuarse en el ataque de esa política– habían cambiado. Pero por lo
géneros, condiciones, lecturas y escritu- misma autonomía que pregona. ¿Cuántas general, la academia como responsable
ras. Pero ¿hasta qué punto, cómo, de qué veces y con cuánto énfasis se declaró ya de fabricar un corpus de lecturas atra-
manera? Mientras pienso eso, confirmo: la muerte de la novela? La voluntad de saba. Era difícil pedirle que se moviera
La modificación radical que la web ope- algunos escritores por pertenecer a los más rápido porque el presente se había
ró sobre el Logos no tiene que ver con el restos, nunca del todo fríos, del Imperio congelado, y ella misma, como institu-
futuro sino directamente con el presente. Austrohúngaro es un recurso trillado, ción, había participado de ese proceso de
no por eso menos eficiente. La pregun- congelamiento.
2. ta resulta entonces algo chirle: ¿Es po-
Esa forma de escritura, que llama- sible leer la relación entre la web y las
mos de una forma holgada y pomposa expresiones de la escritura autónoma –o 5.
“literatura”, es hoy indisociable de la pretendidamente autónoma- más allá de Hacia los primeros años del siglo XXI
web. Decirlo así, categórica y casi gro- los afeites sociales, que tan mal y al mis- eso cambió. Casi se podría decir, que el
seramente, ¿implica respetar opacidades mo tiempo tanto, han hecho por el arte cambio se dio hacia los primeros meses,
y supuestos que el crítico debería cues- de escribir? Con una rara, aunque no del días, momentos del siglo XXI. Internet
tionar? Es muy posible. Pero mientras todo inédita, nostalgia por el futuro po- ya tenía una vida útil y un recorrido
afirmar que Internet afecta directamente dríamos demandar un nuevo formalismo cuando el gobierno de la Alianza expiró
a la práctica periodística parece una ob- ruso que se haga cargo de estas recientes de la peor manera. Ese lapso de tiempo,
viedad, ¿qué pasa con esa zona no del inflexiones del Logos. que podríamos situar entre 1995 y el año
todo diferenciada que a veces también Pero si empezamos por el principio, 2000, tiene desde nuestro presente acele-
se llama “narrativa”, “ficción”, “arte de el problema de escribir sobre “internet y rado un aire prehistórico. Mientras tanto
la novela”, “cuento”, “escritura creati- literatura” comienza a la hora de definir los libros –que no son la academia, pero
va”, entre otras definiciones esquivas? qué es, o mejor, qué entendemos por “li- le adeudan– intentaban lentamente dar
El acercamiento sociológico y comuni- teratura”. La palabra parece un colador cuenta de lo que ocurría.
cacional está hecho. Irá mutando, arro- infinito. Al menos hoy, todo lo que se sir-
bándose y desplegando sus tejidos en la ve en ella se termina derramando hacia 6.
medida de que el artefacto y las prácticas afuera o cayendo hacia abajo para volver En el año 2003, marcado por otros su-
cambien. Los detractores –¿de qué? ¿por a subir y repetir el proceso. Hay muchas cesos determinantes, Norma editó Cómo
qué? ¿para qué?– ya trabajan sin parar cosas que pueden ser definidas como “li- se lee y otras intervenciones críticas de
mientras las masas anónimas se vuelcan, teratura”: Shakespeare, Joyce, el género Daniel Link, uno de los primeros es-

el ojo mocho 71
Ensayos

fuerzos válidos por entender qué estaba de distribución digital” hay un paso. “electrónico” suena todavía demasiado
pasando con la milenaria actividad de “analógico”. Así, volvemos a formular
escribir y leer. En ese momento, sirvió 9. ahora nuestra pregunta: ¿cómo afectan
para avanzar sobre muchas cosas que Más allá de las consecuencias que el los correos electrónicos a la forma de la
hoy comprendemos mejor, pero pasó – uso del correo electrónico tenga para el escritura?
como tantos libros importantes– ligera- pensamiento universal y el área “huma-
mente desapercibido. Para la cantidad y nísticas del mundo”, filosofía, sociolo- 12.
calidad de lecturas y respuestas que pro- gía y derecho incluidos, con este simple La primera tentación cuando se com-
ponía estimo que se lo leyó poco. Libro y elegante cruce de bibliografías, Link para la práctica de la carta en papel con
fundante, entonces, primer libro sobre logra fijar el primer problema de forma el correo electrónico es hablar de bre-
un tema reciente, Cómo se lee construyó a la hora de pensar las relaciones entre vedad. Escribimos más y de forma más
enseguida una tradición en la que inser- literatura e Internet. Historias de cartas breve. Esto es relativizable. En 1980 con
tarse, un contexto de enunciación. Por (políticas del campo) lo demuestra con el teléfono ya desarrollado es posible
eso, aunque es pionero y avanza, insisto, claridad: el primer género afectado por la que se escribieran menos cartas que en
sobre temas tratados a medias o nunca llegada de la web es el género epistolar. 1950, pero no deberíamos acotar la mi-
pensados antes, Link se las arregla para Siguiendo ese razonamiento podemos rada a una escena íntima y cerrada donde
organizar un paisaje que parece lleno de preguntarnos: ¿Cómo es un “mail”? ¿En un ama de casa, tomándose un respiro de
reflexiones y nutrido de ideas sobre, por qué se diferencia a una carta manuscrita la rutina diaria, redacta una larga misiva
ejemplo, una plataforma tan joven como o impresa en una hoja de papel y envia- llena de dudas existenciales con alguna
Internet. da por correo? ¿Hay algo más allá del ocasional falta de ortografía y mucho
soporte? ¿Qué elementos componen los potencial literario. Las cartas manuscri-
7. cambios? ¿Cuáles son sus constantes? Si tas no sólo las escribieron los personajes
Todas las intervenciones críticas del podemos identificar lo que se pierde y lo de Manuel Puig. La carta institucional o
libro valen la pena. Me voy a detener que se gana entre un mail y una carta en amatoria, la citación, la carta documento
aquí en una titulada Historias de cartas papel, las modificaciones que le imprime o de compromiso, el telegrama comer-
(políticas del campo). El ensayo pone la web a esa escritura, podremos inferir cial, el memo, entre otros géneros y so-
en tensión la idea de campo de Bourdieu cómo transformó la revolución digital a portes, funcionaron hasta que llegó Inter-
con uno de los géneros más antiguos, este, el primer género afectado. net con el breve intermezzo del fax, que
la carta. Link dice que de las “nuevas combinaba tecnologías de reproducción
tecnologías”, el correo electrónico “es 10. que hoy parecen más viejas –y ridículas-
la más difundida”. Vale recordar que el La escritura manual de cartas en el de lo que eran en realidad.
texto fue leído en unas jornadas en Rio siglo XX continuó con una rutina muy
de Janeiro a principios de noviembre del similar a la que había tenido en el siglo 13.
2002, en lo que todavía era un mundo sin XIX, y también antes. El sistema del co- Lo que sí es mucho más fácil de com-
blogs ni redes sociales. rreo cambió, se mecanizó, controló sus probar es que en la inmediatez del co-
márgenes de error, se expandió y dio más rreo electrónico, el lenguaje se hace más
8. garantías, pero cuando se metía una carta laxo. Sus normas, sus reglas ortográficas
Más allá del arsenal clásico para pen- en el buzón a principios de 1990 todavía y sintácticas, incluso su vocabulario, se
sar las relaciones entre el escribir y el existía una cuota de incertidumbre. El tensan. La administración y disponibi-
interactuar con el mundo, que incluye sobre, que debía ser estampillado o se- lidad constante, rutinaria, laboral, coti-
a Barthes, Bourdieu, Foucault y Ha- llado, que debía viajar físicamente y ser diana, le hacen perder peso. Con Inter-
bermas, aquí la diferencia Link la hace transportado por seres humanos, podía net, puedo mandar un mail con errores,
con una idea de Peter Sloterdijk que le perderse o dañarse, podía no llegar. De o apreciaciones sin meditar, porque es
permite releer toda o buena parte de la los efímeros telegramas hasta las largas instantáneo. No hay borradores. No hay
tradición intelectual que atañe a estos cartas literarias firmadas por autores y, reescritura. Se pierde el cuidado que se
temas. Sloterdijk dice que vivimos en casi desde su redacción, destinadas a ser podía tener en una carta manuscrita. Que
sociedades pos-epistolares y por lo tanto recopiladas en algún libro, la escritura la tecnología se encargue de fechar y fir-
pos-humanísticas. Retomando esto, Link epistolar preservó cierta forma durante mar nuestros mensajes hace que esto se
escribe: “Un largo proceso de humaniza- todo el siglo XX. O para decirlo de otro acentúe. No hay necesidad de enmarcar
ción se mantuvo activo, en el campo li- modo, el siglo XX fue fiel a sí mismo nuestras palabras. A veces ni siquiera las
terario, gracias a la correspondencia. Sin hasta el final. firmamos. La escritura fluye. Mando un
ella, la filosofía occidental no existiría, mensaje a un amigo y al mismo tiempo
al punto que podemos definir el pensa- 11. sé que enseguida puedo mandar un se-
miento crítico de nuestra tradición cultu- La tecnología del correo electrónico gundo mail corrigiendo mis primeras
ral como una carta cuyo destinatario se llega y cambia esta situación de forma apreciaciones. Sin darme cuenta, entablo
desconoce”. Las cartas son, entonces, un radical. De un día para otro primero un diálogo escrito. Escribimos y respon-
punto de partida ideal para pensar cual- sorprende y luego, muy rápido, se hace demos, entonces, con un uso del lenguaje
quier problema literario. Desde el affaire imprescindible. No es un detalle menor que se parece al teléfono. La frase que
Dreyfus y el J´acusse de Zola, publicado que, encerrado en su nombre, haya un se empezó a escuchar, al mismo que se
como carta en el periódico L´Aurore has- equívoco. El adjetivo miente, es fallido. empezó a popularizar e incorporar el uso
ta la Carta Abierta de un Escritor a la La materialidad del e-mail no es “elec- del correo electrónico, fue “no escribas
Junta Militar de Rodolfo Walsh, pasan- trónica” sino “digital”. ¿De qué nos ha- un mail enojado”. El lenguaje escrito se
do por las cartas de Pablo a los cristianos bla este dejo arcaico, esta atadura al siglo volvía todavía más rutinario.
primitivos, las Cartas filosóficas de Vol- que lo vio nacer? El correo electrónico es
taire y las Cartas a la opinión ilustrada umbral de la revolución digital en el área 14.
de Jaques Alain Miller. De ahí a pensar de las comunicaciones, su gran preámbu- Al mismo tiempo, toda comunicación
lo que Link llama “el correo en la época lo y al mismo tiempo su eje central. Pero incuba, conlleva y propone el equívoco.

72 el ojo mocho
Tangentes

La distensión del mail trajo enseguida cribe todos los días, se lee todos los días. ticias, la desjerarquización del lenguaje
la práctica de la ironía y sus problemas. La escritura se regulariza, se arma, se va vive un momento de explosión. Todo lo
Por eso otra cosa que se escuchaba al acomodando. El blog es una alcancía, un que permite comentarios puede ser deni-
principio y que todavía se dice: “Cui- tamagochi del Logos que hay que ali- grado, enaltecido, apostrofado, editoria-
dado, si escribimos como hablamos, es mentar. La interactividad es permanente. lizado. La oralidad gana contra la norma,
posible que las inflexiones de la ironía Los blogs comienzan la época de la hi- y parecería que los reflejos anticipan a la
no se sientan”. Con los insultos pasaba perconectividad más allá de la intimidad reflexión. Los comments, antes que los
algo similar. Si se pierden las inflexiones del e-mail. Percusivo, continuo, rítmico, blogs, anuncian el pliegue barroco y el
de la voz y su contexto de enunciación el mundo de los blogs hace vibrar la ya intercambio de las redes sociales.
oral, las “malas palabras”, por ejemplo, bastante cuestionada torre de cristal. Ya
se endurecen. no es posible ignorar con tanta facilidad. 22.
De hecho, ignorar empieza a ser una mi- ¿Cómo sería una novela escrita, cons-
15. litancia, una conciencia. Hay que hacer truida, a partir de género comment? Se-
El lenguaje escrito se empieza así a esfuerzo para desconocer cómo escribe ría una novela ácida, con una trama de
deformar, a acelerar, intentando, de algu- el otro. La gran contradicción de un dia- equívocos y malentendidos, una novela
na forma, ponerse al día. La desjerarqui- rio privado que es público no resulta tan de tesis muy cercana al aforismo nega-
zación del soporte, su pluralización, sus dura como que la tecnología comienza a tivo y a la crítica literaria. También una
ilimitados recursos de espacio y emisión, crear y a confirmar autores. La primera novela del ruido.
hacen que se caiga rápido en una desje- persona arrecia. La subjetividad se infla-
rarquización del lenguaje. Este trastoque ma. 23.
permanente de valores heredados va a Mientras los blogs y los comments se
ser una de las grandes modificaciones 19. popularizan, el chat se afianza. Gmail
que la web va a ejercer sobre los géneros El libro entonces sigue siendo el libro lo incorpora en línea a su plataforma de
literarios. La otra, la puesta en cuestión y una revista o un diario siguen siendo correo electrónico superando al Messen-
de la autonomía del lenguaje literario. una revista o un diario. Pero la idea de ger de Microsoft, un programa invasivo
autor cambia. ¿Por qué? Porque se puede que era necesario descargar y ejecutar,
16. ser reconocido como autor por fuera del y que rápidamente se vuelve obsoleto y
Estos aprendizajes básicos de lo que papel impreso. Sin embargo, el blog no persiste en base a usos residuales. Bas-
podría llamarse –pomposa pero no por termina de afectar al lenguaje como lo tante más tarde, pero de forma similar al
eso menos acertadamente– una “vuelta hacen los comments. Gmail y con el mismo espíritu de cen-
a la escritura masiva” va a encontrar su tralización, Facebook también incluye el
gran lección inaugural en la tecnología 20. chat entre sus servicios.
pública del blog. Si con el blog el diario privado salta
del escritorio, el estudio o el living a la 24.
17. calle, el comment por lo general viene Cuando se describió por primera vez
La tecnología del blog da vuelta, como corriendo desde la cocina o el baño. Se el chat se dijo “un sistema de mensajes
una media, la escritura privada de los co- parece a un grito que puede ser de aler- instantáneos”. Pero, ¿más instantáneos
rreos electrónicos. Este paso a lo público ta, entusiasmo, confirmación o insulto. que el mail? Sí. El protocolo de comu-
no constreñirá ni regularizará los usos El comment es los fondos, el patio de nicación es diferente. Las presiones y
escritos, muy por el contrario, terminará atrás que se puede mostrar o se puede operaciones que ejerce el chat sobre la
de relativizar las normas, incluso las más esconder, de alguna forma la contracara, lengua son más duras y exigentes que en
básicas. Escrituras sin mayúsculas, sin de esa exhibición permanente que es el el mail. En el chat aparecen aun con más
correcciones, sin comas, excentricidad blog. Tiende a ser breve, y sobre todo contundencia y claridad los vectores de
en la construcción sintáctica y ortográ- sintético, pero lo más importante es que condensación y oralidad. Podríamos in-
fica, largo etcétera. La proliferación de opera de forma crítica, como un texto cluso decir que aparecen con brutalidad.
plataformas de la mano de Blogger, com- necesariamente segundo. El comment in- Los usuarios retuercen la lengua. Prima
prado por Google en agosto del 2003, y augura así otra etapa de la pluralización lo utilitario en su fase más arrebatada.
la consecuente popularización de los de la opinión. Puede ser anónimo, pue- Pero condensación no significa necesa-
dominios blogspot, implica, entonces, de estar enmascarado. Aparece firmado riamente síntesis. La condensación tam-
un segundo paso en esta pérdida de jerar- con seudónimos y se le leen en él baje- bién es la reducción, el apelmazamiento,
quías del lenguaje escrito. zas de todo tipo, acusaciones, desacre- la compresión de un gas y su transfor-
ditaciones, mientras inicia discusiones mación en líquido. Así, lejos de un des-
18. que se disuelven y se vuelven a armar. tilado, el chat contiene en sí mismo, en
¿Cuál es la forma de un blog? Si el El comment es irónico, festivo, degra- las pocas palabras que lo componen,
blog es una larga cadena continua, inasi- dante, veloz, y no se limita al blog. Los un mapa para leer todas las fracturas y
ble del todo, un work in progress que no diarios instalan la posibilidad de que sus recomposiciones a la que somete el len-
se detiene, sus eslabones son los posts. noticias y sus protagonistas –periodistas, guaje la cultura digital.
Los posts parecerían a prioi no tener entrevistados y entrevistadores– puedan
una forma definida. Como los textos ser comentados. Llegan las acusaciones, 25.
que contienen, los mails pueden variar las sospechas, los cuestionamientos. La Más. Si la autonomía de las piezas
en extensión desde varias páginas hasta autoridad de la letra se desdibuja. Las literarias se vulnera en cada post que se
una línea, y como en los mails, la fecha operaciones de lectura se complejizan. escribe, el chat opera como una puesta
se imprime de forma automática. Pero El comment es el género de la paranoia en valor y relectura de toda la tradición
la gran diferencia es que aquí se escribe digital y su fantasma. literaria que realizó experimentos con
para todo aquel que quiera leer. Hay una la oralidad y lo coloquial. Cada lengua
idea de construcción, repito, cada post es 21. tiene sus paradigmas ya canonizados. En
un eslabón, un ladrillo, un golpe. Se es- Con los comentarios de blogs y no- la novela reciente, desde James Joyce

el ojo mocho 73
Ensayos

hasta Manuel Puig, desde Faulkner has- dad literaria o un retroceso de los géne- transigente, de Guan tu fak.
ta el boom de la novela latinoamericana. ros de la web a un lugar de prestigio –el
En poesía los ejemplos son todavía más libro– relacionado con el siglo XX? Para 30.
pregnantes. responder a esto el primer paso es pre- Ambos intentos, sin embargo, ocupan
guntarse cómo, de qué manera, y con qué un lugar especial dentro de la historia es-
26. elementos y herramientas están construi- tética argentina. Lugar que posiblemente
Entonces, seguimos, desjerarquiza- das estas novelas. se vaya afianzando con el paso del tiem-
ción, pluralidad, reblandecimiento de los po y a medida que avance la reconstruc-
géneros y las normas y puesta en cues- 28. ción de principio de siglo literario por
tión de la autonomía. Se escribe cada vez La ansiedad y Guan tu fak muestran parte de los historiadores de la literatura.
más “como se habla”, “casi sin pensar”. muchos puntos de contacto, similitudes Los pioneros son pioneros más allá de
La escritura, con toda su carga de afecta- formales y temáticas que es difícil pasar sus resultados, y en este caso se trata de
ción y artificialidad ¿empieza a tener una por alto. Mientras desarrollan una mí- novelas que ponen en escena situaciones
velocidad parecida a la de la televisión y mesis del lenguaje desjerarquizado que conceptuales complejas.
la radio? ¿El principio de estos intercam- circula por la web, narran diferentes ti-
bios digitales puede remontarse a los diá- pos de perversiones. En ambas novelas 31.
logos platónicos? Frente a este proceso la clase media, si aparece, es retratada Otro experimento, contemporáneo de
de repluralización del uso a partir de algo en pose de desconfianza, proletarizada, estos libros pero diferente en su con-
tan contundente como una tecnología incluso cuestionada en su moral y en su cepción y sobre todo en relación a la
imprescindible para la comunicación, el relación con el dinero. Al mismo tiempo, construcción de su figura autoral, es la
arte de escribir –o uno de sus más cons- las dos novelas desarrollan historias de publicación en el 2006 de Buena Leche
picuos representantes, el arte de la nove- marginados y marginales en lo que puede - Diarios de una Joven no Tan Formal de
la– puede optar por dos posiciones. Una, leerse como el alargamiento de la tradi- Lola Copacabana. El libro reproduce sin
replegarse sobre un estilo que continúe la ción argentina de Boedo. Así, mientras grandes modificaciones formales el blog
tradición y afianzar, continuar, evitar el el lenguaje por fuera de la norma retrata www.justlola.blogspot.com. Se trata de
roce con estas operaciones, o, dos, incor- situaciones que se tensan con las reglas un libro de escritura fresca y sensual, cu-
porarlas, darles un lugar, integrarlas o al sociales –aparece el coito anal, el traves- rioso y desbordante, parecido en su for-
menos intentar hacerlo. Lo cual demues- tismo, la violencia sexual, la sumisión– ma e idea a El libro de la Almohada, un
tra que incluso aquellos que optan por la mayoría de las veces esto surge atrave- diario escrito por Sei Shōnagon, dama de
seguir adelante sin mirar lo que ocurre sado por una deformación de las normas la corte de la emperatriz Sadako, hacia
en sus casillas de mails se ven modifica- del lenguaje. el año 1000, durante la era Heian. Como
dos, comprimidos, cercados, por la web. dice wikipedia “Posiblemente sea el nik-
No escuchar, desentenderse, también es 29. ki o diario íntimo más famoso de la lite-
una forma de responder al llamado digi- Sin embargo, también es posible per- ratura japonesa”. Ambas escrituras, la de
tal. Quizás la más evidente y llamativa, cibir diferencias. ¿Cómo se resuelve ese Lola Copacabana y la de Sei Shōnagon
la que más resalta por contraste. intento de mímesis, esa idea de retomar se presentan no del todo asibles o abor-
los nuevos soportes de la comunicación dables. Su lectura, parecería, no puede
27. para narrar? López se decanta por el co- hacerse de corrido, sino que impone cier-
Siguiendo la primera opción, nacen llage y ubica en las páginas de su libro ta idea de consumo fragmentario. Soy
entonces algunas novelas que intentan los marcos y las marcas de la web. Así más puntual. Como, por más significati-
“sintonizar” el pulso formal de estos encontramos signos y simbolitos de todo vas que sean las cartas, la publicación de
nuevos soportes. Elijo dos casos, qui- tipo, horas de salida y entrada, remiten- un grupo de cartas no necesariamente da
zás los primeros. La ansiedad de Da- tes, los dibujos que acompañan los mails un buen libro, el paso del blog al libro
niel Link publicada en el 2004 y Keres y sobre todo mucha diversidad tipográ- sin mediaciones desacomoda la lectu-
coger?:Guan tu fak de Alejandro López fica. El procedimiento de captura –ese ra. Si en el blog imprime un ritmo a la
publicada en el 2005. Ambas novelas son cortar y pegar– tiene un efecto literario, lectura, un post por vez, espaciados por
primeros intentos de abordar las nuevas produce un extrañamiento evidente, pero un tiempo, el libro ofrece todo para que
tecnologías de la comunicación desde la al mismo tiempo compite con la linea- sea el lector el que lo administre. Algo
literatura. Sin embargo, esa pretensión lidad de la escritura, modificándola por se pierde ahí, algo que podríamos definir
y su realización concreta no se ven pri- afuera, y poniendo a la novela cerca de como cierta tensión de la lectura pautada
vadas, como se dijo, de una importante un libro objeto. Link opta por minimizar y diaria.
y nutrida tradición literaria. Tanto La ese tipo de marcas. Más allá de los emo- Lo que se narra en Buena Leche - Dia-
ansiedad como Keres coger? revelan ticones, aunque conserve por ejemplo las rios de una Joven no Tan Formal, por
una clara relación, tanto en operaciones faltas de ortografía y tipeo de los chats, otra parte, es previsible y aunque no es
como en intereses, con los procedimien- realiza una operación menos “gráfica” aburrido, presenta una lectura que se
tos de cierta zona ya bien trabajada y y “concreta” –en el sentido de la “poe- apelmaza enseguida. El libro se toma,
conocida por la crítica e incorporada al sía concreta”– que la de López. No por se lee un fragmento de unas líneas y se
canon de lecturas argentino. eso apuesta más a la construcción de sus lo deja. Una gacetilla lo presentaba así:
Más allá de los resultados puntuales personajes y sus psicologías, ni tampo- “Impresiones y caprichos de esta chica
de estas dos novelas, la pregunta es: co diseña grandes tramas con vueltas de veintitantos con relatos de aventuras
¿Cuánto se pierde y cuánto se gana en imprevisibles. Pero sí su estilo resulta de la vida cotidiana: clases en la facultad
este pasaje de soporte de la energía de ligeramente más reflexivo, menos cerra- de derecho, su vida junto a su pequeña
la pantalla a la autonomía –pretendida o do. La inclusión de prosas eruditas, frag- hija, amores que van y vienen, cigarri-
real– de un género que se consume desde mentos de obras de la cultura universal, llos, fernet con coca y sexo”.
el papel? O quizás, más específicamente, refuerzan la idea de deriva en la que nos
¿qué implica este desdoblamiento? ¿Es sumerge la web de manera más eficiente 32.
un avance sobre el presente de la reali- que el miserabilismo, a veces duro e in- Retomando pregunto: ¿Se puede pro-

74 el ojo mocho
Tangentes

ducir una literatura/escritura/novela centrales de la modernidad un viejo ante- son una experiencia de multiplicación
canónica con estos procedimientos? Al pasado, el “homo eructus”, del time-line exponencial de la navegación en la web.
parecer, trabajar con estas formas jalo- de Twitter? ¿Anna Livia Plurabelle vive Rige la yuxtaposición y el choque. La
na las historias que se narran hacia los fragmentada en Facebook, travestida en curiosidad, un poco vertiginosa, de la
bordes, lo informe, lo mal formado, la una heroína sentimental que se fotografía metonimia desplazando a la metáfora
transgresión, el capricho, cierto costum- a sí misma en el baño de su casa y lee como gran figura del lenguaje, acicatea-
brismo trash que incluye la posibilidad literalmente todos los comentarios que da por el ego y la perenne máquina del
de la decadencia y el descenso. Lo digital le hacen en su muro? El espiral de estas narcisismo. Así, en este caos de símbolos
entonces ¿también podría ser entendido comparaciones, que unen retóricamente acelerados, insisto, el gran tema parece
como una categoría estética? el alto modernismo y los experimentos ser admitir que la producción escritural
de las redes sociales digitales, podría ser de la web ya es “literatura” en sí mis-
33. largo, fascinante o tedioso, pero sobre ma, y de ahí ver cómo se soluciona la
Para avanzar cito fechas. En el año todo improductivo. Si se trata de hacer ecuación soporte-legibilidad, o mejor,
2006 se inaugura Twitter y Google com- analogías, entonces, preferiría volver a soporte-prestigio. (Entendiendo “presti-
pra You Tube. En el 2007, Facebook los pliegues, y decretar la existencia, el gio” como el lugar de administración de
lanza su versión en español. Antes, con regreso o la supervivencia, de un barroco un bien, un punto de concentración en el
los blogs, la expresión “redes sociales contemporáneo. campo intelectual.)
digitales” significaba muy poco. Sin em- 38.
bargo, los blogs eran, de hecho, redes 36. La última palabra entonces la ten-
sociales digitales. ¿A qué se debe que Twitter y Facebook, entonces, como drán los críticos. En ellos, en esa figura
Twitter y Facebook sean identificados rá- los dos nuevos pliegues de un barroco siempre opaca -y hoy incluso maldita–
pidamente como las únicas, o al menos, contemporáneo. Facebook, más gron- recaerá a futuro, aunque ya podríamos
las más importantes redes sociales de la cho, más popular y populachero, puede pensar en el presente, la separación de lo
Argentina y los blogs pertenezcan a otra ser leído en relación con la literatura de que vale la pena ser leído y preservado
especie y a otro momento de la historia? cordel, con la imagen y el epígrafe, con de este marasmo pegajoso. No otra cosa
un relato plano del yo, grasa, inclusive viene haciendo desde los inicios de su
34. porno. La narración continua de nues- actividad en la prehistoria del mundo. Su
Más allá de toda normativa, si se ge- tros cuerpos exhibidos. Tiene comercio trabajo deberá ir en la dirección de mar-
nera escritura, se genera la posibilidad de simbólico con otros gestos de firuletes car una autonomía, por un lado, y de re-
una literaturnost. Esa es, en la eufórica o recargados y excesivos, como tunear un poner un contexto, por el otro. Este mo-
la disforia, en el entusiasmo o la decep- auto, ponerse brillo en la cara, maqui- vimiento de pinzas podría dar antologías
ción, la lección que nos dejan los corpus llarse, tatuarse, usar minifalda plateada y de cuentas de Twitter leídas como diarios
nacionales narrativos, poéticos y dramá- ostentosa ropa de marca. Twitter es más íntimos, debidamente anotados para el
ticos de la modernidad. Si optamos, por arty, más falsamente humilde. La erótica estudiante o entregados depurados de ri-
negar esta posibilidad, o complejizarla social, el pacto de diálogo, se presenta pios para una lectura sin trabas. No otra
–es válido–, entonces nuestro camino aquí indefectiblemente atravesada por cosa que un Twitter prehistórico parece
será largo y de espinas, y es muy pro- el Logos. El discurso etiqueta palabras ser, por ejemplo, el Diario de Gastos de
bable que también sea seco y haya que claves con forma de hashtag y remite Sarmiento en Europa.
esperar cincuenta años para empezar a al diálogo fluido y hermético de los al-
recorrerlo. Acosado por la ansiedad y un bañiles y los arquitectos, recuerda a las 39.
mal disimulado entusiasmo crítico, que sectas, a los guiños, a las identificaciones Una digresión final. El Quijote paro-
en algún momento puede ser vitalidad, secretas, una cinta violeta prendida en el diaba las novelas de caballería pero, al
elijo lo primero. saco, el domingo mientras se da misa. mismo tiempo, era una novela de caba-
Entonces, si las redes sociales son una llería. La pregunta entonces no es tan-
35. catedral gótica, en Facebook se purgan to quién volverá a escribir el Facundo,
Twitter y Facebook son máquinas li- los pecados y al mismo tiempo se los so- sino quién logrará ironizar a los grandes
terarias complejas. Al mismo tiempo que cializa porque no puede dejar de pecar; y multitudinarios ironistas de la web.
digo esto, me voy a negar el sondeo so- mientras Twitter es para los silenciosos Twitter, en este sentido, parece un campo
bre los límites de lo privado y lo público constructores del Gran Logos. Ambos cerrado y complejo, una serie de líneas
ya que considero ese acercamiento algo hablan de la medida y la exageración de que pueden ser leídas como versos de un
trillado. Toda escritura, por mínima e nuestra época. poema o capítulos de un relato atómico.
irrelevante que sea, vulnera esa fronte- Facebook, con su ingenuidad sensual,
ra siempre difusa, siempre en cuestión. 37. se me antoja más fértil como objeto de
Y ya dentro de la forma, que siempre es Desde luego también están la picares- la ironía y la parodia. ¿Recortaría hoy
también un poco afuera de la forma, me ca, la denuncia, la acusación, la chicana Mallarmé puntillosas uniones crípticas
pregunto: ¿Llegó el momento en que la y sobre todo las máscaras y el anónimo, de palabras en Twitter? No lo sé. Pero
poesía está siendo ser hecha por todos? continuando el proceso de desafío a las Madame Bovary tendría, seguro, una
¿Suena la hora de la democratización normas del lenguaje. Y ya no se trata expeditiva y rendidora cuenta de Face-
del ineludible monólogo final del Ulises, tanto de la brevedad, como de la frag- book; lo cual no garantizaría su éxito en
donde Molly Bloom entra en un proceso mentación, la continuidad y la superpo- el adulterio pero tal vez sí evitaría su sui-
bulímico lingüístico? ¿Son esas páginas sición. En este sentido, las redes sociales cidio. De resignar caminos también está
hecha la evolución.

* * *
* * * * * *

el ojo mocho 75
Ensayos

JUVENTUD E INMADUREZ

Facundo Martínez
“Por encima de todo, lo humano encontrará sin hacer ruido pero que ahora, en un cable, que es, por supuesto, una impor-
un día a lo humano” nuevo contexto, abrió una puerta inespe- tante potencia creadora. “No conozco
rada. Dice Sábato: “Vale para la intelli- ni mi vida ni mi obra. Arrastro el pasado
Witold Grombrowicz guentsia polaca las mismas reflexiones tras de mí como la cola vaporosa de un
que podemos hacer para la Argentina. cometa, y de mi obra muy poco sé. Oscu-
Una muerte, cualquier muerte, nos Allá como aquí es palpitante el problema ridad y magia”, arranca el diálogo Grom-
conecta irremediablemente con la idea de la inmadurez intelectual (…) Polacos browicz. Así se presenta, liberado por el
de finitud y eternidad, también con la ne- y Argentinos estamos, sin embargo, lle- juego y la bufonada, el conjuro del que
cesidad de realizar algún repaso sobre gando a valorar en medio de la gran cri- se ha valido como escritor para escapar
la vida de aquel otro, a modo de recono- sis de nuestro tiempo lo que cabalmente de la pesadez y el opropio de la forma. Y
cimiento. La fórmula viene desde lejos. somos y lo que podemos representar en aún más. Cuenta que fue el azaroso e “in-
Platón se mofaba de la arbitrariedad de el mundo, superando al mismo tiempo feliz” el título de su primer libro, Memo-
la denominada oración fúnebre. Su diá- dos actitudes simultáneas e igualmen- rias del período de maduración (1933),
logo entre el joven Menéxeno y Sócrates te equivocadas: nuestro sentimiento de y que ese equivoco terminó siendo de
es una buena muestra de la mirada de fi- inferioridad y nuestra loca arrogancia alguna manera configurador, porque le
lósofo sobre ese género que consideraba con relación a Europa. Con toda razón, dio argumentos a los críticos, que no
“fraudulento”. Sarmiento, manipulador Grombrowicz les dice a sus compatriotas tardaron en devorarse al joven escritor
perspicaz, supo hacer de la necrológica en su Diario que no traten de rivalizar de entreguerras. Precisamente, la crítica
un arma imprescindible para la política. con Occidente y sus formas, sino que se orientó sin más hacia la inmadurez
Lugones siguió sus pasos, aunque la lista traten de tomar conciencia de la fuerza grombrowicziana y ese fue el comien-
de los que lo copiaron es inmensa. Más que implica su propia y no acabada for- zo de un ardiente combate que después
recientemente, la muerte de Alfonsín ma, su propia y no acabada inmadurez; de años de lucha encarnizada encontró
abrió otra vez el juego laudatorio que con todo lo que ello supone de fresca y a Grombrowicz, que al menos por esos
poco después alcanzó su máxima expre- franca libertad en un mundo de formas años había encontrado cobijo entre “jó-
sión con la muerte de otro ex presidente, fosilizadas. En suma, recomienda y venes poetas hambrientos”, “provincia-
Kirchner, cuyos ecos aún retumban por practica él mismo la barbarie dionisía- nos”, “soñadores extravagantes” y “pen-
estos días. Sin embargo, estas líneas que ca, haciendo de su juventud e inmadurez sadores greñudos”, y por supuesto en
siguen fueron empujadas por otra muerte, una potencia renovadora”. De alguna los círculos de vanguardia, como entro-
la de Sábato, que la casualidad ubicó dos manera, esa imperfección compartida nizado vencedor, aunque prácticamen-
días antes de una clase en la Universidad entre polacos y argentinos le facilitó a te sin tiempo para honores y regocijo.
de Buenos Aires sobre el ideal trágico Grombrowicz su larga estadía en la Ar- De la necesidad de defenderse de
de Nietzsche y posibilidad de encontrar gentina: 23 años y 226 días, según su la crítica nació Ferdydurke, cuyo título
ahí el esbozo de una teoría estética. En- propia cuenta al momento de su partida. no significa nada. Fue precisamente de la
tonces surgió la necesidad de decir unas El recorrido siguió con otro libro, inmadurez que se le criticaba de donde
palabras sobre lo que recordaba de Sába- que asomó casi sin querer de los estan- Grombrowicz sacó su fuerza para com-
to, lecturas de adolescencia, el tenebro- tes de mi biblioteca y que, ya sumergido batir. “Me burlaré de los que se burlan”,
so Informe sobre ciegos, El túnel, cuyo en ciertas tribulaciones, no pude evitar se prometió y así fue que consiguió pasar
comienzo a más de 20 años aún conser- abrir: Lo humano en busca de lo huma- de la sátira mordaz a la potencia creado-
vo en la memoria, y también recordé el no, Witold Grombrowicz conversa con ra. “Tratemos de contestar lo más senci-
prólogo del escritor de Santos Lugares al Dominique de Roux (S.XXI, México, llamente posible por qué una obra hija
Ferdydurke, de Grombrowicz (Sudame- 1970). Vale aclarar que si bien se trata de de heridas personales me arrastró a una
ricana, 1964) , en el que señala que para un libro de conversaciones con el escri- aventura de alcance tan universal como
el autor polaco “el combate capital del tor francés, cierto espíritu que lo sobre- el drama de la forma humana, como la
hombre se libra entre dos tendencias fun- vuela lo emparenta con el Ecce Homo de lucha feroz del hombre con su propia
damentales: la que busca la forma y la Nietzsche. Es que, tras una atrapante in- forma (es decir, con su manera de ser,
que la rechaza” y, un poco más adelante, troducción y contextualización, empuja- de sentir, de pensar, de hablar, de obrar,
agrega que no cree demasiado arbitrario do por de Roux, Grombrowicz dice aquí con su cultura, sus ideas y sus ideolo-
“aducir que ese combate es el que eter- estoy yo, esto soy, y luego repasa hasta el gías, sus convicciones, sus credos…)”,
namente se ha librado entre el espíritu agotamiento cada una de sus obras: Ivon- dice Grombrowicz a de Roux, para luego
dionisíaco y el espíritu apolíneo”, siendo ne, Ferdydurke, El Diario, La pornogra- confesarle su inmensa indefinición: “Era
el hombre un punto de equilibrio entre fía, La boda y Trans-Altántico, Cosmos, un conglomerado de mundos diversos.
ambas fuerzas, cuyas tensiones se mani- sus recuerdo de La Argentina y un no Ni carne ni pescado”. De ahí que el pro-
fiestan en el juego eterno del devenir, en menos atrapante Diálogo sobre la forma. pio autor revele que en su novela se pone
la enantiodromia de la que había habla- Con agrado descubrí que esta lectu- al descubierto un mundo de subculturas,
do en el siglo V antes de Cristo, el sabio ra, a las claras intemporal, volvía a poner un mundo interior vergonzoso, en el que
Heráclito. Hasta ahí el recuerdo vago frente a mí toda la potencia del escritor “no somos otra cosa que insuficiencia,
de una idea, y de una lectura retomada. que la crítica ha desdeñado hasta el har- inmadurez y la ruina de nuestros altivos
Todo lo que sigue, sin embargo, fue tazgo debido a su mala forma, su cinismo ideales”. Mitos inferiores, bellezas de
disparado por el final de aquel prólogo exacerbado y su confesa inmadurez, an- segundo orden, encantos de colegiala,
de Sábato, algo que en su momento pasó helo de una juventud ciertamente impla- seducciones ordinarias, parecen ser el

76 el ojo mocho
Tangentes

alimento del que se nutre Ferdydurke, y ese tipo de personas que prefiere poner nía ya su capillita, un tanto obsequiosa.
que el propio autor sintetiza así: “No hay cinco centavos en la ranura para ver la El hablaba y ellos escuchaban. Lo que
ideologías tan manidas, tan caducas, for- vida color de rosa, ni alguien que se decía no me parecía a mí de la mejor
mas tan mezquinas y tan piojosas que no rebele con la visión trágica del mundo. calidad; era demasiado estrecho, dema-
tengan curso aquí. Aparecen aquí en todo Basta pasar unos días sin comer –dice- siado literario, paradojas, frases ingenio-
cuanto tienen de sórdido las estructuras para que un pedazo de pan alcance la sas, sutilezas, en una palabra, el género
de la mitología, la tiranía disimulada en estatura de valor supremo. Así, tam- que más aborrezco. Su inteligencia no
las formas sintácticas, la violencia y el bién el existencialismo queda reducido me deslumbró; sólo más tarde, cuando
bandidismo de las fraseologías prefabri- a ruinas: “Amigos, basta de ese can- leí sus obras propiamente artísticas (sus
cadas, el poder de la simetría y de la ana- to. Que otras melodías se dejen oír”. cuentos), no tuve por menos de recono-
logía. Grombrowicz no ha llegado hasta Para finalizar, la inacabada Argen- cerle una rara perspicacia de alma y de
aquí por el camino llano de una espe- tina a la Grombrowicz fue arrastrado espíritu”. Y aún un tono más alto, para
culación intelectual, sino por el camino por la casualidad para permanecer du- terminar de incomodar, su feroz ataque
de la patología, de su propia patología”. rante poco menos de medio siglo. “Fue a la “seudo-erudicción” del maestro de
La presencia amenazante de la for- como si una mano enorme me hubiese escritores. “Toda erudición es y no pue-
ma. Su imperativo. He aquí una cuestión agarrado del cuello, sacado de polonia de ser más que seudo; Borges erudito es
central. Grombrowicz va a señalar la ne- y depositado en esa tierra perdida en de una ignorancia aterradora y, además,
cesidad innata que los hombres sienten medio del océano, y sin embargo euro- de una inteligencia discutible, pues la
de desarrollar la forma siempre inconclu- pea…”. Su estancia en casas tomadas, en erudición es por esencia ininteligente”.
sa de la que nos hablaba Sábato en aquél conventillos, en hoteles de lo que debía Al igual que Heráclito, e incluso que el
prólogo. Y es precisamente contra eso escapar por las ventanas porque no po- propio Nietzsche, Grombrowicz también
que debe levantarse la juventud. “Le hago día pagar la renta y hasta sus cenas en levanta su espadas contra la polimatía.
una profecía: en lo futuro, la juventud se salas de velatorios, no son más que el Fue precisamente en Argentina, so-
impondrá a nuestra sensibilidad de una adorno de una sensación más profunda, bre todo en los primeros años, los más
manera todavía más profunda y más terri- la de “inferioridad” a la que, según sus despojados, en los que Grombrowicz,
ble, ya no vernos más que por sus ojos”, propias palabras, se arrojó con pasión, escritor desafortunado, vivió su época
afirma, visionario, en diciembre de 1967. hasta convertirse en un argentino más. mejor, años de juventud. Juventud an-
Otro punto de coincidencia entre Ajedrez, billar y favores de los mozos en helada, que también es eje central de
Grombrowicz y Nietzsche es la lucha la pizzería de la plaza de Morón. Grom- otra sus interesantes novelas La porno-
del artista con el hombre teórico, su browicz, polaco solitario y necesitado, se grafía, cuyos personajes buscan, por de-
verdadero antagonista. “Yo no soy un había ganado su lugar. Y todo marchaba cirlo rápidamente, la salvación a través
teórico, soy un artista”, afirma Grom- bien hasta que un artículo suyo apareció del rejuvenecimiento. Pero la pobreza,
browicz, quien apoya su inclinación en publicado en la primera plana de diario humillación, soledad, inseguridad, los
una idea fundamental. El artista posee La Nación. “A partir de entonces mi si- zapatos agujereados, el frío y todas las
una mirada amplia, de ella se abren infi- tuación social en Morón quedó liquida- preocupaciones propias de la miseria de
nitas posibilidades para abordar las cosas da. La gente empezó a darme muestras esos primeros años en su segunda pa-
con mayor libertad de acción. “Cuando de consideración”, rememora. Mucho de tria quedaron en la memoria del escritor
me di cuenta de que la teoría no condu- lo vivido aparece en el Diario, sin em- reducidos a cenizas. “Jamás me había
ce a ninguna parte, me retiré de la vida bargo en las conversaciones con de Roux sentido más cerca de la belleza (…) he
práctica”, avisa. Y ya en sintonía con hay un pasaje que no se puede dejar pa- estado poseído semanas enteras por esa
Heráclito, a quien Sócrates le reclamaba sar por alto: su relación con Borges, a embriaguez de poesía, hasta el punto de
el haber puesto en duda el principio de quien alguna vez calificó como “caldo sentirme yo mismo poesía”, confiesa,
contradicción, el escritor polaco afirma insípido para literatos”. “Borges y yo so- para luego exclamar, en palabras del poe-
que “la contradicción, que es la muer- mos opuestos. El se halla enraizado en la ta Mickiewicz: “jamás tuve en mi vida
te del filósofo, es la vida del artista”. literatura, y yo en la vida (…) Nos hemos sino esa única, ¡pero qué primavera!”.
Grombrowicz no es precisamente encontrado una o dos veces. Borges te-

OSCAR MASOTTA, YO MISMO

Alejandro Boverio
Preguntarse por la época es pregun- ciso: es la exposición de lo que amamos aparece, en donde uno se guarda mucho
tarse, también, por otras. Esta época fue y lo que odiamos. La forma argumental antes de decir yo. A lo sumo se dice no-
soñada por otra época. Como sucede es, sin dudas, también parte del ensa- sotros: sostenemos, creemos, pensamos,
siempre. Pero el ensayo, de alguna ma- yo, como no podría ser de otro modo. afirmamos. El nosotros se constituye,
nera, no tiene época. Encuentra la épo- Sin embargo, como alguna vez señaló entonces, en una especie de escaramuza
ca que quiere encontrar. No sé si decir Adorno, en el ensayo se empieza por imaginaria que nos pone a salvo. En el
que Oscar Masotta ha sido un ensayista, donde uno quiere y se termina también sentido sartreano: una especie de mala
pues ha sido muchas cosas a la vez. Tal en donde uno quiere. Y el que quiere, fe. Y efectivamente, eso es producto, en
vez podamos decir que Masotta ha escri- el que ama y que odia en el ensayo, es parte, del ocaso en el que el existencia-
to ensayos, y es de ello de lo que voy a un yo que no se excluye de ese querer. lismo ha entrado hace tiempo ya, que se
ocuparme. El ensayo siempre se muestra Pero el yo también puede ser elidido dis- enmarca en un proceso en donde el di-
como uno de los modos escriturarios más cursivamente en el ensayo. Leemos en ferirse del sujeto parece convertir a las
caprichosos de todos, en un sentido pre- esta época ensayos en los que el yo no humanidades en un juego ya un tanto

el ojo mocho 77
Ensayos

aburrido que llamaría “el juego del apla- particular la primera versión era de otro. ese libro es delirante, y Foucault nos dice
zamiento del sujeto”. En esa matriz creo Masotta, nos cuenta Correas (aunque que comienza con la carcajada que des-
que pueden leerse los últimos cuarenta lo hace también el propio Masotta), ro- pierta la lectura de un cuento de Borges.
años de filosofía. El que gana en ese jue- baba mucho del ensayismo francés de ¿Toda locura no comienza con el ester-
go es, por supuesto, el que más lo aplaza. Sartre y Merleau-Ponty, aprovechando tor de una carcajada sonora y profunda?
Sin embargo el ensayo, genealógi- que todavía había algunos libros que Antes nombrábamos insistentemen-
camente hablando, comienza asumien- no estaban traducidos al español, aun- te a Borges, podría haber parecido un
do ese yo de una manera explícita. En que ello es una anécdota, pero un ensa- cierto capricho de mi lectura de Ma-
el prefacio de sus Ensayos, Michel de yo también se vale de anécdotas, ¿no? sotta, ¿y cómo leer a Masotta sin partir
Montaigne, habla de la “buena fe” con Veremos que esto es así para Masotta. de mí mismo? Pero cuando leemos “Seis
la que los ha escrito. Y le dice explícita- Decíamos que Masotta se lee a sí mis- intentos frustrados de escribir sobre
mente al lector: “yo mismo soy la mate- mo escribiendo su libro sobre Arlt, y ello Arlt”, nos aliviamos. Masotta apunta
ria de mi libro”. Efectivamente, para el lo lleva a marcar la influencia sartreana allí que tiene a Jorge Luis Borges y a
hombre renacentista, la conciencia de sí en su ensayo. Masotta se lee a sí mismo Roberto Arlt como los dos grandes es-
es un centro de convergencia y de pro- en Arlt, mientras leía a Sartre. Ergo, en critores que produjo el país. Y leemos
yección hacia donde todo concurre. Por “Roberto Arlt, yo mismo”, el sí mismo otra exageración. No ésta que acabo de
eso mismo Montaigne es un humanista. del ensayo es el otro del otro del sí mis- señalar. Sino otra: “Uno y otro, expresa-
Por eso mismo, también, el existencia- mo. Pero Masotta dice algo más allí, que rían, cada uno a su nivel y cada uno a
lismo es un tipo de humanismo. Y Ma- después niega en la siguiente línea inclu- su modo, las peripecias culturales de un
sotta se reivindicó existencialista. Todo yéndose. Llega a decir que cualquiera país subdesarrollado”. Luego de escri-
el ambiente cultural argentino de los que hubiera leído a Sartre podría haber bir eso, dice que es una “tesis atractiva
cincuenta, y de los famosos sesenta, se escrito ese libro (Otro tema borgeano, pero que es preciso dejar de lado…” y
sentía llamado por la fuerza existencia- ¿será acaso porque en Borges están to- pasa a otro tema. La escritura ensayística
lista (me pregunto de qué es signo que dos los temas?). He allí, en esa línea de de Masotta avanza punzante siguiendo
hoy no contemos con una fuerza cultural Masotta, creo, otra nota de quien se dis- atracciones, para luego abandonarlas.
de pensamiento a la que queramos ads- pone a escribir ensayos: la exageración. Pero no voy a dejar pasar de largo
cribir con tanta vitalidad. Sólo sé que no Quien no lleva hasta el límite los “argu- una tesis que también me atrae a mí
es el pluralismo, porque tampoco hay mentos” no está escribiendo un ensayo. mismo. Roberto Arlt y Jorge Luis Bor-
una variedad de fuerzas, más bien no Leyendo a Arlt, Masotta se leía a sí ges sin dudas expresan, cada uno, a su
hay ninguna). Decía que Masotta se rei- mismo, porque, como es sabido, des- modo, al grupo de Boedo y de Florida.
vindicaba existencialista. No es casual, cubría en la factura de los personajes Como también a la revista Contorno y
entonces, que en la presentación de su arltianos (y en sus acciones) ciertas de- a Sur. Masotta, claro, estaba del lado de
libro sobre Roberto Arlt, Masotta escri- terminaciones de clase, en particular, Contorno y en el número 6-7, de 1956,
ba una conferencia que titula: “Roberto de clase media, sea en la delación del sobre peronismo, escribió un artículo so-
Arlt, yo mismo”, en donde a partir de la Rengo por Astier, o en el asesinato de bre Sur que tituló “Sur o el antiperonis-
explicitación del yo mismo caracteriza la la Bizca por Erdosain. La exageración mo colonialista”. Sabemos que Masotta,
operación radical del ensayismo. Leerse ensayística lo lleva al propio Masotta a junto con Correas y Sebreli, se recono-
a sí mismo a través de lo que se lee. Ges- inventar la “anécdota” en la que Roberto ció, en su momento, además de sartrea-
to implícito, sin lugar a dudas, en Sexo Arlt escupe a un portero, señalando así no, peronista. Y su lectura de Roberto
y traición en Roberto Arlt, que Masotta en el hombre la misma estructura de la Arlt era, también, una disputa frente a
explicita en la presentación del libro humillación que existe en sus novelas. las lecturas de la derecha. De los inte-
que él mismo escribió. De algún modo Dice Masotta: “alguien, un día, me re- grantes de Sur supo decir: “La derecha
es el espíritu del Genet de Sartre el que lata esa anécdota. Algo que pudo o no intelectual ignora a Arlt, y esto, textual-
inspira esa lectura, como lo reconoce en haber ocurrido, pero que es verosimil”. mente, para el caso de Borges o Victoria
el ensayo. ¿Cómo no leerse a sí mismo Se conjuga, allí, la doble estructura que Ocampo, o Silvina Bullrich, de quienes
en el otro si el otro nos constituye desde queríamos señalar en la ensayística de se podría afirmar que jamás han sujeta-
siempre? Tema sartreano por excelen- Masotta: anecdotario y exageración. do un libro de Arlt entre los dedos”. De
cia. Pero sin dudas también borgeano. Las hipótesis ensayísticas, en ge- Sur habló exagerando, como siempre.
Escribir es siempre, de alguna manera, neral, suelen alcanzar límites que llegan En julio de 1956, en aquella ya mí-
re-escribir. Esa reescritura o repetición al extremo de no parecer razonables y, tica Contorno, discute enjundiosamente
de lo mismo, no puede sino entrañar una sin embargo, cuánto nos dicen. Masotta contra el número 237 de Sur, dedicado a
diferencia, que es la que produce la ins- apunta que en la época en la que empezó los acontecimientos políticos de la épo-
cripción del sujeto en lo que se escribe a escribir el ensayo sobre Roberto Arlt, ca : “Por la reconstrucción nacional”. La
desde siempre. Los idiomas del hombre en 1957, ya estaba un poco loco. ¿El en- revista Sur justifica, a su modo, el golpe
son tradiciones que entrañan algo de fa- sayo, para ser escrito, no requiere –me que derroca a Perón. Masotta emprende,
tal y los experimentos individuales son, pregunto- cierta dosis de locura? ¿No es entonces una crítica contra la “manía
de hecho, mínimos, nos dice Borges, en un poco delirante la tesis de Martínez Es- justificadora del gobierno que chorrea
el “Prólogo” de El otro, el mismo. Así, trada que afirma que “la tierra es la verdad de las páginas de Sur”. En ese número,
en “Poema conjetural” leemos a Robert definitiva, es la primera y la última: es la Victoria Ocampo escribía: “…si el im-
Browning y, en otros poemas del libro, muerte”? ¿Y no es ello lo que hace suge- pulso de algunos hombres que se jugaron
a Lugones y a Whitman. Con su ironía rente al ensayo? Creo que si el ensayo es la vida no hubiera intervenido…”, y con
sutil, allí Borges apunta también que la forma de escritura que prefiero leer y esa contundente cita Masotta terminaba
Alberto Hidalgo le había señalado la escribir es porque en él se expresa cierto su ensayo. El grupo Sur festejó el golpe,
costumbre que tenía de escribir la mis- tipo de delirio. ¿No sucede algo similar como lo hizo parte de la sociedad argen-
ma página dos veces y Borges dice que con el capítulo de Las palabras y las co- tina. El gobierno surgido de ese golpe
lamenta haberle contestado que él no sas que hace reposar el cambio de epis- nombró a Jorge Luis Borges como di-
era menos binario, salvo que en su caso teme en un cuadro de Velázquez? Todo rector de la Biblioteca Nacional. Beatriz

78 el ojo mocho
Tangentes

Sarlo, lee retrospectivamente ese proce- eso. Y si bien es innegable que nada en relación a toda experiencia posible, y en
so como uno de modernización cultural. esta época escapa a la lógica del montaje, ese sentido es una crítica kantiana, cuan-
En su momento Sarlo festejó la muerte asistimos de alguna manera a un reduc- do en verdad, la crítica, a mi entender,
de Aramburu, como lo señala en La pa- cionismo. El kirchnerismo, sin embargo, debe orientarse a partir de la experien-
sión y la excepción, y luego escribió que es algo más que eso, y por eso nos intere- cia concreta. Creo que hoy es preciso
se arrepentía de haberlo festejado. Ahora sa interrogarlo. Pero en sus últimos artí- emprender esa discusión, que sigue
lo llama “asesinato”. Cambios legítimos culos de La Nación, la posición de Sarlo siendo, de algún modo, la discusión que
en los modos de pensar, separados por se extrema. El ensayismo, decía, avanza Masotta mantenía, a su manera y con las
una brecha histórica que incluso vuelve hacia los extremos. Y Sarlo, no tengo que diferencias epocales del caso, con Sur.
a esa época impensable para mi genera- decirlo yo, es una gran ensayista. Hemos Masotta decía, refiriéndose a Sur: “Ha-
ción. (Es llamativo, de todos modos, que leído los artículos que escribió en La Na- bía que explicarles que en el juego po-
el título de la última película de Filipelli, ción luego de las elecciones de octubre. lítico los objetivos inmediatos pueden
basado en un guión escrito por la propia Masotta señalaba que “el punto de no coincidir con los fines lejanos, o que
Beatriz Sarlo, sea “Secuestro y muerte”). vista de Sur sobre el peronismo es el de difícilmente coinciden, y que si los úl-
En su último libro, La astucia y el cálcu- un mal absoluto”. La lectura de Sarlo timos no deben dejar de ser apuntados
lo, Sarlo establece una equivalencia entre sobre el kirchnerismo, si bien no es mo- pueden en cambio traicionar a aquellos
el kirchnerismo y la lógica espectacular ralizante como la de Sur, parece situarse que los desean alcanzar demasiado rá-
de la imagen. A partir de un sutil análi- en un punto de vista, diríamos, de una pidamente”. Oscar Masotta, yo mismo.
sis de los media, reduce el kirchnerismo exterioridad análoga. Pareciera que el
a esa lógica, como si no fuera más que impulso crítico de Sarlo se orienta en

HABLAR LOS LIBROS, LEER LA LENGUA

Darío Capelli
En el final de la novela de Ray Brad- desde los medios audiovisuales de co- En el intento de cancelar la imagina-
bury Fahrenheit 451, su personaje prin- municación. Si la sociología de Max ción se insinúa ya la locura política, es la
cipal, Guy Montag, se encuentra con Weber, con un estilo de escritura que no advertencia de Adorno y Horkheimer en
una comunidad de hombres capaces de es muy rico en matices -se diría que va el prólogo a Dialéctica del Iluminismo.
repetir libros enteros de memoria. Todos del gris claro al gris oscuro-, todavía hoy En la ciudad de Fahrenheit 451, esa lo-
habían escapado de los bomberos, insti- nos conmueve por algo, es por su pulso cura es ya más que una mera insinuación
tución fundamental del gobierno, que en profético respecto a las derivas de una y ha encarnado en un estado hiper-buro-
lugar de apagar incendios los provoca- racionalidad en expansión. En Fahr- cratizado -con sus aparatos ideológicos
ban con piras de obras literarias. El mis- enheit 451 se han cumplido todas sus y represivos-. En todo caso, lo que los
mo Montag había sido uno de ellos, de previsiones; lo cual sería, quizás, muy bomberos intentan ahora cancelar son las
los bomberos; quizás uno de los que más sorprendente si no fuera porque antes de piezas de una memoria obstinada que no
futuro prometía. Montag, hijo y nieto la novela existió la Shoah; antes que el se contenta sólo con preservar o atesorar
de bomberos, era hasta entonces el más país de Montag existieron Auschwitz y lo pasado sino que además tiene la po-
obediente del cuerpo y del que menos Treblinka e Hiroshima y Nagasaki; antes tencia de producir las imágenes de una
se hubiese esperado una traición. Ahora, que los bomberos, Himmler y Eichman ciudad futura, más ansiosa de libertad
fuera de la ciudad, en el bosque, junto a aunque también la Royal Air Force y su que de felicidad. Los libros son su sopor-
los otros, Montag constituiría verdaderas tormenta de bombas sobre la población te, los de la memoria obstinada, pero sin
células de resistencia cultural a la biblio- civil de las ciudades alemanas; antes que ellos el recuerdo de un futuro humano
clasia de sus antiguos camaradas: en las el fuego biblioclasta existieron el Zyklon migra al cerebro pródigo de los exilia-
trincheras de esa guerrilla sin más armas B y la fisión de atomos y antes que unos dos.
que la memoria, cada uno de sus hom- cuantos libros escaldados, millones de Pocos años antes de la publicación
bres será llamado por el título del libro o vidas humanas arrasadas. No obstante, de la novela de Bradbury, la imagina-
por el nombre del autor que sea capaz de queda todavía un lugar para el asombro. ción literaria de Borges dio lugar a una
recordar con precisión. La novela de Bradbury representa la con- invención notable, o a dos: el cerebro de
A espaldas de Montag queda la ciu- versión de la tanato-política en todas sus Ireneo Funes, por un lado, y, por otro, el
dad a punto de ser bombardeada; una formas en una política de control sobre la Aleph, algo así como un ojo de cerradu-
ciudad en la que es el desarrollo de las vida, en una administración técnica de la ra por el que es posible ver al universo
fuerzas productivas -referido tanto al felicidad del mundo. entero, ubicado en el sótano de una casa
avance tecnológico como, sobre todo, a El cuerpo de bomberos es, si bien de la calle Garay, en el barrio porteño de
una ampliación de la capacidad social fundamental, el último recurso del go- Constitución. Olvidemos El Aleph por
para el uso de esa tecnología- lo que bierno. Como todo último recurso, es, hoy. De Funes, en cambio, puede decir-
derivó no precisamente en una sociedad no obstante, un recurso inevitable. Los se que no habría desentonado entre los
más humana sino en una deshumanizada. bomberos se encargan de suprimir los exiliados de Fahrenheit 451: recordemos
Una ciudad que ha producido una extre- restos de una imaginación colectiva casi (verbo sagrado que, según el propio re-
ma formalización de la racionalidad y en del todo devastada por las transmisiones lato, solo un hombre en la tierra tiene
la que sus habitantes ya no son capaces radio-televisivas; restos que en la nove- derecho a pronunciar “y ese hombre ha
ni deben disponer de medios que regu- la se objetivan en los libros que algunos muerto”. Ese hombre era Funes), recor-
len su búsqueda de la libertad porque a habitantes de la ciudad todavía ocultan demos, decía, que Funes era capaz de
cambio tienen una felicidad impuesta como promesa de otra cosa. recitar enteros la Naturalis historia de

el ojo mocho 79
Ensayos

Plinio y el Thesaurus de Quicherat ha- de Funes, la memoria de los héroes del fi- trasluz de los personajes del final de
biéndolos leído solamente una vez. Tanto nal de Fahrenheit 451 funciona de modo Fahrenheit 451 pueden verse los poetas
no habría desentonado Funes entre Mon- análogo a cómo lo hacía en los poetas antiguos porque en ambos casos la me-
tag y sus compañeros. Sí, en cambio, hu- antiguos: es la piedra de toque sobre la moria cumple una función cultural fuer-
biera desentonado Montag si, en lugar de que se instituyen mundos culturales. te, cabe la menuda aclaración que, a dife-
encontrarse con los memoriosos del bos- Pero además es el fundamento de un tipo rencia de los poetas antiguos y, más que
que, se hubiese perdido por los arrabales de integración que deriva en una ética de los poetas, del héroe clásico (ponga-
de Fray Bentos. Porque el problema de de la reciprocidad. De alguna manera, el mos de ejemplo a Odiseo) cuya voz, una
Funes no es su incapacidad de ideas ge- encuentro de Montag con los otros está vez acreditada por el yo lírico del poema,
nerales platónicas, su imposibilidad de muy lejos de significar una superación pasa a ocupar el lugar de la enunciación y
abstraer olvidando diferencias. No es ése del individualismo borgeano, en estricto desde allí canta las experiencias propias;
el problema, o lo es en pequeña parte. El sentido hegeliano. Por el contrario, Mon- a diferencia del héroe épico, entonces,
problema mayor para Funes, y también tag desciende hasta el fondo oscuro de lo decía, los héroes del final de Fahrenheit
lo habría sido para Montag, es el mun- político para barajar y dar de nuevo, para 451 no hablan de sus propias vivencias,
do. No hablamos de su mundo –hecho de crear junto a los demás un mundo sin go- de las cuales han sido enajenados por el
imágenes desmesuradas- sino del mundo bierno en el que la felicidad de cada uno avance de la técnica, sino que “dicen” li-
en el que vive como el real problema (o, puede ser satisfecha sin dañar la libertad bros. Si la función cultural de la memoria
para decirlo abusando de jerigonza: el de todos. El sistema ético del final brad- homologa a unos y otros (los héroes clá-
problema de lo real): todo lo que rodea a buriano es una utopía que se realiza en el sicos de la épica y los héroes modernos
Ireneo Funes carece de sensibilidad mo- reencuentro de los hombres con un ethos de la novela), es el contenido de lo que
ral para acogerlo. No habrá vida social pre-estatal; y aún más (aún más anti-he- memorizan y la forma en que lo recor-
para Funes mientras que los hombres geliano): pre-social y hasta pre-familiar. dado es puesto en relato lo que vuelve a
crean que su propia naturaleza se redu- No quiere decir esto que se trate de un los personajes de la novela radicalmen-
ce (aunque no lo asuman como una re- retorno a (o de) la naturaleza pues no hay te modernos; modernos, diríamos, hasta
ducción sino como una ampliación de su nada en cada uno de esos personajes que sus últimas consecuencias. Y la última
experiencia) a pasar la aplanadora de los indique que su conservación peligre ni consecuencia de ese “modernismo” es
nombres sobre las rugosidades del mun- hay, por lo tanto, un afán de auto-con- hacer estallar desde su mismo interior al
do. Funes es un desamparado que prefe- servarse. Pero el hecho de que la historia orden normativo de la modernidad avan-
rirá siempre la muerte mientras dure la se resuelva de un modo no-hobbesiano zada que construye mundo basándose en
hipnosis colectiva que lleva a creer que no transforma, como ya apuntamos, di- un sujeto sin experiencia o cuyo sentido
la verdad de la vida consiste en lanzar cha resolución -automáticamente- en una de la experiencia le fue arrebatado por el
golpes de lenguaje para homogenizar superación hegeliana. Pues en la utopía desarrollo de la técnica. Walter Benja-
las cualidades de la naturaleza bajo una de Bradbury, los personajes se reconocen min es, desde ya, quien mejor interpre-
palabra que las nombre. Su insólita em- sin conflicto, sin necesidad de afirmarse ta el movimiento autodestructivo de la
presa de darle a cada cosa particular un ni de negarse y, aún así, son capaces de humanidad alentada por el progreso en,
nombre distintivo y único, si bien revela armonizar. Claro que no se acepta al otro entre muchos otros textos, El narrador y
una “balbuceante grandeza”, trasluce –a a cualquier precio, incluso al precio del Experiencia y pobreza. “La gente vuelve
la vez- una potente arrogancia: nuestras propio sufrimiento, según propondría muda del campo de batalla” es un enun-
pobres vidas pueden explicarse con un una rápidamente expresada deontología ciado que se repite en uno y en otro. La
nuevo mito de la caverna, sólo que la cristiana, sino que se lo acepta en la me- experiencia cotiza en baja porque no hay
luz detrás que nos condena a contemplar dida que el otro es capaz de dar por mí lo modo ya de transmitir el espanto del que-
únicamente las sombras propias no es la que yo alegremente daría por él. El in- bradizo cuerpo humano abrazado por la
del sol sino la de la razón. Quien, en este tercambio aquí es justo y aún no ganado corriente devastadora del progreso.
caso, logra zafar de las ataduras que obli- por la funcionalización de los objetos ni Los personajes de Fahrenheit 451
gan a mirar siempre en una sola direc- la lógica mercantil. han recuperado, sin embargo, el habla
ción es Funes. Por eso no es tanto Funes Se trata, más bien, de un epicureís- como espacio de intercambio y reconoci-
el desadaptado sino el mundo el que no mo vivencial, de un nada tonto compartir miento. No cuentan sus vivencias de un
está apto para darle cobijo a él. con amigos y correligionarios todo aque- modo transparente, claro. Ellos cuentan
Funes no eligió su destino de memo- llo que nos place experimentar. No será libros. Mejor. No hubiera sido posible
rioso, es cierto; el caballo que lo volteó casualidad, que lo último que la novela recuperar el interés colectivo y la vida
hizo ese trabajo. Sí eligió su soledad. Un nos deja sobre el destino de Montag es común de otro modo.
hombre solo lleno de imágenes rodea- una pista de que será rebautizado Ecle- Los libros podrán ser objetos más o
do de hombres huecos que se apoyan siastés, probablemente el más epicúreo menos adorables dependiendo del capri-
unos contra otros. Nunca será preferi- de los libros sapienciales. cho de la industria cultural, pero tam-
ble ese orden de cosas. Mejor solo que Como se ve, no se trata un intercam- bién pueden ser la lengua que elegimos
mal acompañado. Funes se aísla, muere bio de cualquier objeto sino de objetos hablar.
-en efecto- solo y, además, joven; y esa que la memoria es capaz de recrear. Y La lengua puede ser una aliada de
muerte conmueve al lector. No debe tampoco. No cualquier objeto recreado los imperios como avizoró Nebrija, pero
conmoverlo tanto, en cambio, su indivi- por la memoria sino específicamente li- también puede ser el lugar al que todo
dualismo anarquizante. ¿Quién le dijo a bros. Es el intercambio de libros lo que proceso de emancipación aspira a con-
Funes que no había otros como él dando transforma a ese grupo de personajes en quistar.
vueltas muy cerca suyo? Quizás los ha- una comunidad justa. La complejidad de Libros y lengua. Unos y otra coor-
bía y él no lo supo. Quizás no los había. esta ética de la reciprocidad radica, pre- dinados y en esa coexistencia tensa que
Pero, en cualquier caso ¿los buscó? ¿los cisamente, en que son los libros (memo- los vitaliza, ambos quedan a salvo de la
intuyó? ¿los deseó, al menos? No hay rizados, sí –y no es un dato que pueda osificación; generosamente dispuestos a
más ética que pueda derivarse del caso soslayarse- pero libros al fin) los objetos ser hablados, los libros, y leída, la len-
Funes que una ética del solipsismo. del intercambio. gua.
Por eso, en cierto sentido, y a diferencia Así es que si recién dijimos que al

80 el ojo mocho
Reseñas críticas

Lecturas
Conservamos la apertura hacia el género de la reseña. de reducción fenomenológica y captación de las esencias a
En él se cifra la pregunta por qué significa leer. Y acaso, los que está obligada la reseña, además de la propia afec-
también sea la instancia en la que se gesten futuros ar- tación que produjo en su lector originario implican una
gumentos y ensayos. Por no decir que todo ensayo es la invitación, extendida a una comunidad secreta e impro-
extensión de una o varias reseñas. Esos breves ejercicios bable con la que se quiere debatir, conversar o compartir

además y sobre todo, se definen como la “aventura individual adentro del sis-
kirchneristas. tema” sino más bien como un proyecto
HISTORIA Y POLÍTICA EN Hicieron un libro de entrevistas, es de- que, con márgenes de autonomía, no elu-
TIEMPOS KIRCHNERISTAS: cir de un género que se sostiene en dar la de pensar ni apostar a construir las gran-
palabra al otro. Sin embargo, aunque eso des cuestiones nacionales.
UNA PERSPECTIVA también lo hicieron, a lo largo de las pá- El libro está organizado en dos tramos,
GENERACIONAL ginas dejan en claro que van a dar esa pa- el primero se titula “Conversaciones” y
labra pero sobre una agenda diseñada por reúne las charlas que se realizaron cara
ellos, un conjunto de problemas sobre el a cara, y el segundo, titulado “Entrevis-
A propósito de Conversaciones del que volverán con insistencia ante cada tas”, incluye aquellas que se realizaron
uno de los entrevistador, no al modo del vía mail. El punto de partida de todas son
Bicentenario, Historia y política en periodista incisivo que incomoda pero sí los festejos del Bicentenario, un aconte-
los años kirchneristas, de Matías como quien tiene una obsesión y no está cimiento que, tal como dicen los autores,
Farías y Julia Rosemberg, Edi- dispuesto a abandonarla. permite pensar cómo esa movilización
Ese conjunto de preguntas que van y callejera recreó de un modo particular un
torial Casa Nova, Buenos Aires, vienen en boca de ambos tiene algo de encuentro entre el pasado y el presente,
2011. programa generacional. Son hijos polí- es decir: “representa el punto de partida
ticos del 2001; asumieron una identidad para retomar un interrogante que nos pa-
política en el 2003; creen que es a través rece fundamental, la pregunta por el vín-
En su texto El problema de las gene- del Estado que pueden ampliarse las no- culo entre la historia y la política”.
raciones, el sociólogo Karl Mannheim ciones de justicia e igualdad; no tienen A partir de sus recorridos biográficos,
se pregunta qué pasaría en una sociedad miedo de ser tildados de “esencialistas” académicos y políticos, los entrevistados
donde las personas pudieran vivir eterna- cuando pronuncian las palabras “nación” van desgranando esta pregunta y lleván-
mente. Sostiene que esa sociedad utópica o “clase”. Y, sobre todo, desconfían de dola hacia derivas diversas. En algunas
sólo podría sobrevivir, si las esas per- la década del ochenta –como preludio de de estas derivas, quienes no somos del
sonas se olvidaran de todo cada treinta los noventa- en un aspecto central para campo historiográfico, podemos espiar
años. La ausencia de nuevas generacio- la temática del libro: los “consensos” ciertos cruces que hasta pueden ser leí-
nes que recreen la tradición sólo podría que se construyeron, desde los elencos dos como “chimentos” de historiadores:
conducir a la catástrofe. La aparición del gubernamentales e importantes grupos quién es amigo de quién, quién está pe-
libro Conversaciones del Bicentenario, sociales, para legitimar la democracia a leado con quién.
Historia y política en los años kirchne- partir de su contraste con un pasado con- El interrogante sobre los festejos del
ristas deja en claro que en la sociedad cebido como un cúmulo de calamidades Bicentenario permite vislumbrar uno de
argentina no será necesario el olvido por- o como un lastre que solicitaba su pronto los logros del libro, el haber convocado
que hay una nueva generación dispuesta “punto final”. El 2001 establece también voces contrapuestas que realizan múlti-
a interrogar críticamente a las anteriores. en este punto una fisura y el kirchneris- ples interpretaciones. Pueden ser vistos
Conversaciones… es un libro de en- mo se instala allí para rediscutir las filia- como un ejemplo de un nuevo “clima
trevistas a historiadores e intelectuales. ciones históricas y políticas. Por eso no de expectación” de las clases populares
Javier Trímboli, Raúl Fradkin, Hilda es casual que esta generación de jóvenes (Trímboli); como una reactualización en
Sábato, Gabriel di Meglio, Omar Acha, suspenda su previa incredulidad y se lan- clave peronista de la idea alfonsinista de
León Pomer, María Pia López, Alejandro ce a la vida política. tercer movimiento histórico (Fradkin);
Kaufman, Horacio González y Fernando Esta marca generacional está presente como un espacio de fraternidad que riva-
Devoto fueron invitados a dialogar por también en la misma producción del li- lizó paradójicamente con el espíritu con-
Julia Rosemberg y Matías Farías durante bro. Fue publicado por la Editorial Casa frontativo del gobierno (Sábato); como
el 2010 y el 2011. Los autores, que cre- Nova, un emprendimiento joven que con un relato efectista ideado con la estética
cieron durante la década del noventa, este volumen inaugura la colección “Jor- del videoclip (Acha); como un fenóme-
rondan los treinta años. Conviene decir ge Álvarez”, en una suerte de homenaje no que hacía recordar más a los no tan
algo más sobre ellos porque en el libro a quien llevó adelante la emblemática lejanos paseos de las clases populares en
apenas señalan su pertenencia institucio- editorial de los años sesenta y que fue la calle Lavalle que a los festejos orga-
nal a la UBA o al CONICET. Rosemberg también el responsable del primer sello nizados durante el Centenario (Devoto);
es historiadora y Farías es filósofo. Los discográfico independiente, Mandioca. o como la prueba de que se recuperaron
dos son docentes, trabajan elaborando Interesa señalar aquí que, a diferencia las condiciones de legitimidad de la exis-
contenidos para la enseñanza sobre te- de lo que sucedía hasta hace muy poco tencia colectiva que permite incluso este
mas históricos en distintos organismos tiempo, no estamos frente a un proyec- mismo debate (Kaufman).
del Estado, brindan capacitación docen- to que se piensa como trinchera frente al Farías y Rosemberg escuchan con
te, participan en ámbitos militantes y, derrumbe ni que levanta la bandera de atención esta multiplicidad pero no elu-

el ojo mocho 81
Lecturas

den la toma de posición, a través de la El día que murió Néstor Kirchner im- taria que van sucediéndose en el vínculo
recurrencia del tema y de, por ejemplo, presionaba ver en la Plaza de Mayo el entre el capital financiero concentrado y
la elección del dibujo de la tapa del libro. dolor de los jóvenes, que lloraban como la propiedad de los medios de comuni-
Una ilustración de Nicolás Arispe que quien ha perdido un primer amor y no cación. Es entonces, un despliegue que
contrapone la celebración del Centenario como llorábamos los que ya habíamos va tanto “de Londres hasta Tokio como
con la del Bicentenario: una es la “ciu- perdido tantos. En este caso lo novedoso de Miami hasta Ushuaia”, pero tiene
dad gorila” y otra la del “bajo pueblo” era que el dolor político no era producto sus reflejos sobre disputas legislativas,
(una temática que el dibujante ya había de una desilusión –como podría haber construcciones discursivas, que se su-
desarrollado en otro libro de la misma pasado con Juan Domingo Perón, Raúl ceden unas a otras en el plano nacional.
editorial, Mono Sacer, editado al calor Alfonsín y hasta Chacho Álvarez en sus De esta forma, vemos como estos in-
del llamado “conflicto del campo”, des- momentos- sino de una fatalidad. Acá el tentos de homogeneización, (tecnológi-
atado por la polémica de la Resolución líder no había traicionado ni desencan- cos, pero también culturales, sociales y
125). tado, había muerto. Y esto era toda una políticos) van a hacer entrar en tensión
La disparidad de interpretaciones so- novedad en la cultura política argentina ciertas formas de la globalización con las
bre el Bicentenario es, sin embargo, me- de las últimas décadas. particularidades de los distintos procesos
nos sorprendente que la insospechada Farías y Rosemberg lloraron ese día y nacionales, unas veces como condición
coincidencia entre la mayoría de los en- seguramente habrán cantado a viva voz de posibilidad para su despliegue, otras
trevistados cuando el eje de la discusión que “eran soldados del pingüino”. En como formas últimas de resistencia.
se centra en las clases populares. Resulta este libro demuestran que también pue- Este derrotero trazado entre monopo-
llamativo cómo buena parte de ellos re- den ser intérpretes de esto que llamamos lios mediáticos y formas más democrá-
conoce su propia imposibilidad de ver o kirchnerismo, un acontecimiento que ticas de comunicación alternativas, irá
anticipar lo que estaba ocurriendo en el volvió a poner en el centro de la vida en hilvanando los distintos momentos en
2001 o de prever el carácter multitudi- común a la política y que permitió que los que se centra el análisis, y que ocupa
nario de los festejos del Bicentenario. La nuevas generaciones crean que transfor- parte importante del trabajo de Lazza-
pregunta que bien puede hacerse el lector mar la realidad es posible. En la calle, en ro, no será el camino por donde el autor
cae por sí sola: ¿Por qué especialistas en el trabajo, en la casa, en el aula y con, por comience el recorrido. Pues, en primera
historia y ciencias sociales no pudieron ejemplo, un libro como éste. instancia considera necesario hacer una
ver qué pasaba? ¿Son los acontecimien- rápida critica al sustento (teórico-filosó-
tos argentinos realmente sorprendentes u CECILIA FLACHSLAND fico) con el cual fue posible iniciar “la
ocurre que los intelectuales no esperan batalla”; sustrato ideológico que impreg-
ya nada de los sectores populares? na este rediseño de una industria que
El debate acerca del reviosinismo y el apela a las emociones y al pensamiento
neorevisionismo es otro de los ejes del humano para multiplicar sus tasas de
libro, que se entrecruza con la discusión ganancias. No se trata de analizar solo
en torno a las potencialidades y los lími- LA BATALLA DE LA el fenómeno que aparece a la vista como
tes de un “campo académico” que dema- despliegue de compra de medios, laxi-
siado apresuradamente había certificado COMUNICACIÓN tud de barreras jurídicas y sinergia em-
la muerte de aquellas corrientes historio- presaria con aplicaciones tecnológicas.
gráficas. La polémica sobre la Vuelta de Con aire de desilusión, Lazzaro nos
Obligado convertida en “efeméride” y la A propósito de De los tanques relata las promesas incumplidas de un
guerra de Malvinas concentran el núcleo mediáticos a la ciudadanía de la imaginario construido alrededor de una
de esta discusión y son otros de los tan- información, de Luis Lazzaro, Sociedad de la información, que se pre-
tos puntos de referencia que a lo largo sentaba como propuesta de una mayor
del libro conducen de manera directa a la Colihue, Buenos Aires, 2010. democratización en el acceso a las fuen-
cuestión de la “nación”. tes del conocimiento y al intercambio de
Este libro puede ser leído como una Con ruda literalidad, el término ba- información, así como una prerrogativa
conversación entre generaciones, como talla es puesto en juego en este recien- frente a la amenaza de nuevos imperios.
toda conversación tiene sus momentos te trabajo de Luis Lazzaro, no como Lazzaro, haciendo un recorrido en
más intensos no cuando se pronuncian metáfora militarista para dar cuenta perspectiva acerca del fenómeno de In-
las frases perfectas, que cierran y con- de una disputa por dominar el espec- ternet, ve que a fines del siglo pasado
cluyen, sino en esos momentos de balbu- tro comunicacional, sino como aquella “aparece como la herramienta demo-
ceos –y hasta de cierta fragilidad- en los palabra que viene a develar el origen cratizadora de ese sistema, por donde
que el lector percibe que los que hablan mismo del surgimiento y desarrollo circularían los negocios, la política y la
están pensando juntos. Tal vez por eso de los massmedia, los que serian pro- vida social. Pero la promesa de la co-
las mejores entrevistas son aquellas don- ducto, según sostiene el autor, más del municación interactiva en tiempo real,
de los entrevistados no reclamaron recor- despliegue insaciable de las industrias imaginada por el mercado para las elites
tes ni hicieron correcciones posteriores bélicas (y la búsqueda de supremacía de los continentes, también suponía el
para emprolijar. Por ejemplo, cuando di militar de los países centrales) que de un analfabetismo digital para las mayorías”.
Meglio narra cómo terminó observando triunfo del “progresismo tecnológico”. Nos preguntamos entonces, ¿Dónde
los enfrentamientos callejeros del 2001 Este formato comunicacional es plan- radican para el autor, las causas de ésta
desde el balcón mientras los motoqueros teado como prolongación, metamorfosis imposibilidad? ¿En qué planos encon-
ponían el cuerpo en la calle; o cuando y ocultamiento de formas más grotescas trará las dificultades para el desarrollo
Hilda Sábato explica lo que significó el de dominación que aparecerían veladas de esta potencia democratizadora que
concepto de sociedad civil durante la bajo la compleja trama multimediática no ha llegado a impregnar al conjun-
“primavera democrática” y Rosemberg argentina que el autor busca dilucidar en to de la sociedad con los beneficios de
le repregunta: “¿Y la decepción cuándo su análisis. Trama, por otra parte, ines- la información? Será, nos dice Lazza-
llega?”. cindible de los avatares a escala plane- ro, por implicancias no sólo técnicas,

82 el ojo mocho
Reseñas críticas

sino básicamente, sociales y culturales. Nuevamente se tensan, ahora por im- es la nación?” hacia “¿Cuáles son las no-
Problemas de contenido más que de puso de una obstinación popular, las ciones que funcionan como coordenadas
forma. Pues no parece haber, en este potencialidades del derecho. Sobre el teóricas de inteligibilidad del fenómeno
big-bang tecnológico ningún cambio que límite que puede soportar una norma le- nacional?”, asistiremos a un trabajo vital.
arrastre algún mal inmanente a la esencia gal surgió una ley de medios que no se Uno de los temas centrales de La nación
misma de las nuevas formas comunica- consiguió sin una etapa de previa de- entre naturaleza e historia, será, en base
cionales, salvo aquellas que se originan nuncia, resistencia y movilización social. a este desplazamiento, el de la historia y
de la distribución (desigual) en la pro- Esta nueva y renovada democratiza- la historicidad. En cuanto al contenido, la
piedad de los medios de comunicación. ción mediática, deberá impactar no ya interrogación que se le formulará a Her-
Distribución desigual y monopólica (4 sobre una Sociedad de la información, der, Hegel, Lugones, Adorno, Benjamin
o 5 corporaciones controlan el espectro sino sobre una ciudadanía de la in- y a Martínez Estrada, será, protagónica-
mundial de las comunicaciones) que irían formación, que deberá estar atenta al mente: “¿A qué llamar historia?”, pen-
en consonancia con los paradigmas eco- disparo de los tanques mediáticos, si sando aquellos escritos como formas de
nómicos que dominan la escena global. quiere correr mejor suerte en la batalla. un “entre”: la tensión entre la naturaleza
Concentración y desregulación. Pre- y la historia. Historia y naturaleza, enton-
sentes como dos fuerzas paralelas que MAURO MILETTI ces, para pensar desde allí el problema de
irán superponiéndose, en una escalada la nación, y el análisis de esos textos ya
sinérgica, hasta detentar inmensos mo- clásicos que, sin dar siempre respuestas
nopolios de escala mundial que impidan sobre lo nacional, rondarán continua-
desarrollar las fuerzas emancipadoras mente la cuestión de distintos modos.
de la Sociedad de la información. Será En consecuencia, no se tratará de
esta la matriz por la cual se guiará el
libro. Citamos un párrafo de Lazzaro, LA NACIÓN EN una investigación ordenada histórica-
mente, y en donde se interrogaría a un
que da cuenta de este posicionamiento:
“La inclusión de los desposeídos de la so-
CUESTIÓN: CRÍTICA Y grupo de autores solamente en base a
esa idea fundamental, sino que su crí-
ciedad de la información se plantea como
el gran desafío de los arquitectos del pla-
REDENCIÓN tica se plasmará, también, en su for-
ma. Es por eso que se encargará de
neta digital, aunque es evidente que su A propósito de La nación entre crear, benjamineanamente, constela-
despliegue reproduce el mismo esquema naturaleza e historia, de Gisela ciones. En lugar de un desarrollo lineal,
de inclusión y ciudadanía del mercado producirá constelaciones que, rozándo-
en su etapa de desregulación global”. Catanzaro, FCE, Buenos Aires, se entre ellas, generarán en su choque
Si repasamos sucintamente la biografía 2011. nuevas constelaciones, nuevas formas.
de Luis Lazzaro, y situamos el momento Así, el libro nos permite sumergirnos,
en que emerge el texto, es preciso resaltar elevarnos, a veces lentamente, a veces de
que el autor, miembro del directorio de la Si el movimiento crítico debe implicar un modo vertiginoso, en esas constela-
Autoridad Federal de Servicios de Comu- distancia, estamos condenados, siempre, ciones de problemas, y en el tambaleo de
nicación Audiovisual, está escribiendo el al estudio de lo anacrónico. Esto es: a la las dicotomías tradicionales. Si se estu-
mismo, al año siguiente a la sanción de la necesidad de preguntarnos verdadera- dia a Herder, por ejemplo, no se lo hace
Ley de Servicios de Comunicación Au- mente por el sentido de algo cuando este para encasillarlo en alguna categoría: sea
diovisual, hablamos entonces de un libro algo ya ha pasado, cuando la historia “romanticismo” o “Ilustración”, sea “na-
salido de las entrañas mismas de la ley. nos ha mostrado, trágicamente, los fra- turaleza” o “voluntad”, porque éstas no
En el gran desafío de la inclusión, nos casos o las limitaciones de una idea. En parecen ser, nos dice Catanzaro, clasifi-
posicionamos frente a uno de los arqui- este caso vuelve a convocarnos la idea caciones válidas para juzgar el potencial
tectos que asume la tarea de llevar a cabo de nación. Que su inactualidad consti- de un pensamiento. Si se interroga nue-
aquello que esa etapa (la del auge neoli- tuya la posibilidad de su estudio, de su vamente a estos autores (y nunca deja-
beral) del mercado, había truncado. Ha- conocimiento como fenómeno, parece remos de interrogarlos) es para rescatar,
brá que ahondar los caminos de la resis- una creencia justificada: es la distancia justamente, la potencia crítica de algunas
tencia y el fortalecimiento de los estados histórica lo que le permite a Gisela Ca- categorías caducas. Es el culturalismo
nacionales (y sus marcos regulatorios) tanzaro, en última instancia, poner en de Herder lo que nos permitirá acceder
para acceder a otra etapa (de emanci- cuestión las dicotomías simples y lo que a una lectura en constelación con Hegel.
pación comunicacional, de medios para la lleva a su interrogación por algunas El intento de Herder, como sabemos, es
todos), que posibilite incluir aquellos categorías tradicionales: naturaleza-his- el de fundamentar una filosofía positiva
que habían quedado por fuera de la ola toria, romanticismo-Ilustración, destino- de la historia, en donde ésta se estudia
democratizadora, detenida al pie de las artificio. Pero la filosofía, lo sabe bien, como una cadena de acontecimientos en
murallas de los grandes multimedios. no puede ser un trabajo de forenses. Si la que se lee el camino ascendente del
¿Cuál es entonces la fuerza capaz lo que le interesa es la reflexión crítica, alma humana, que encontrará su formu-
de revertir el ataque neoliberal? ¿Cuá- y las condiciones en que tuvieron lugar lación definitiva en las Lecciones sobre
les son los instrumentos con los que pensamientos variados acerca de la na- la filosofía de la historia universal. Pun-
cuentan los excluidos para hacer oír su ción, apunta ella, antes que ese tema en to de contacto, a su vez, con Lugones,
voz, para participar de una vez por to- cuanto tal, el problema de la nación no en el sentido de que, en El payador, la
das en el entramado mediático? ¿Qué es, de ningún modo, una mera excusa libertad radicará en la posibilidad del es-
queda como resistencia? Voluntad po- para ello, sino una cuestión de renova- píritu de ponerse a sí mismo sus propias
lítica y movilización social, propo- da presencia en el debate contempo- determinaciones, en el auto-gobierno
ne Lazzaro. Reaparece así en escena ráneo. Paradoja: la inactualidad de lo de cada uno, y en la figura del héroe,
aquella potencia plebeya, imposible actual. ¿Pero qué otra cosa es la crítica? también, como quien constituye verda-
de acallar, que siempre deambulo por Es por ello que en su libro, por medio deramente la patria, inmortalizándola.
los intersticios de la política argentina. del desplazamiento de la pregunta “¿Qué Pero si la nación es, como afirma Bene-

el ojo mocho 83
Lecturas

dict Anderson, una comunidad imagina- por eso, por permanecer incumplidas, tos. Como si la fotografía encontrara
da porque sus miembros no se conocerán nos obligan a interrogar al presente que en el fondo de ellos algo que nos llama
jamás entre sí pero en la mente de cada posterga su cumplimiento. Las som- desde otra época. Mirando los retratos de
uno vive la imagen de su comunión, ¿qué bras de la nación aún nos atormentan. aquellos que ya no están uno cree enten-
hacer con el hecho de que el heroísmo, Nos llama el impulso de redimirlas. der algo esencial de la fotografía. Incluso
tanto en Hegel como en Lugones, no está Benjamin supo decir que en los retratos
disponible para cualquiera? ¿Puede haber SHIRLY CATZ seguía persistiendo aquello que se des-
una nación fundada en la desigualdad? moronaba con la reproductibilidad técni-
Fue Platón el primero que, en la Repú- ca: el aura. Si los retratos nos interesan
blica, fundó el origen de la justicia en la es, justamente, porque nos tocan con una
adecuación de cada uno a su ergón. Tam- mirada que nos mira no sabemos bien
bién sabemos que, detrás de ese tipo de desde dónde. Las fotografías de los des-
discursos, se esconden, siempre, preten-
siones autoritarias. Hay algo de ello, tam- IMAGINAR UNA aparecidos poseen esa enorme fuerza que
explica, de alguna manera, que se hayan
bién, en la ambigüedad de Lugones con
respecto a la figura del gaucho: no hay NACIÓN constituido en estandartes políticos.
Y si señalábamos que la fotografía es
que lamentar en exceso su desaparición, memoria, lo es porque convoca no sólo
afirma, pero sí reconocer el pasado gau- recuerdos íntimos y privados (la confec-
cho como paso necesario del presente. La A propósito de El tiempo de la ción de álbumes familiares es un rito que
figura del gaucho puede formar parte de máquina. Retratos, paisajes y otras se ha vuelto común desde que la fotogra-
nuestra idea de nación cuando ya no hay imágenes de la Nación de Paola fía se hizo masiva) sino, a su vez, recuer-
peligros reales de que irrumpa, de pron- dos públicos y de lo público en general.
to. Crear un mito. Todo problema de la Cortés-Rocca. Colihue, Buenos Una nación se funda, también, en fo-
nación es, también, el problema del mito. Aires, 2011. tografías. Esta es la tesis en la que se
Pero en los mitos se juega algo gra- sostiene el magnífico libro, de reciente
ve; Benjamin estaba convencido de ello. aparición, El tiempo de la máquina de
Si la pretensión de autosuficiencia del Paul Klee señaló alguna vez, con Paola Cortés-Rocca. Una nación se fun-
mito no puede ser aceptada, tampoco agudeza, que la imagen no representa da, a la vez, en retratos y en paisajes. Y,
es posible redirigirlo al terreno de los lo visible, sino que hace visible. Con en el caso argentino, ello se produce,
conceptos preexistentes y confiables. ello indicaba no sólo una crítica a los inicialmente, a través de palabras. ¿O
En su lugar: mirarlo de un modo in- representacionismos que hacían del no hay, en el comienzo del gran libro de
manente e interrogarlo por su verdad. arte una inocente forma de la mímesis, Sarmiento, el retrato del rostro inquie-
Es por eso que el pasado no es ni el otro sino también brindaba la posibilidad de tante de Facundo? Sin embargo, con la
del presente, pero tampoco su reflejo desligarse de una concepción que pien- irrupción de la fotografía se inaugura un
exacto, sino que tiene la forma de un pa- sa al arte como un espacio plenamente nuevo movimiento, y de alguna mane-
sado pendiente: la nostalgia de “la felici- autónomo. De algún modo, cuando el ra inverso, al del proceder escriturario:
dad que habría podido ser”, por un lado, arte es concebido como encerrado en “La pregunta ya no es la que se formula
pero, al mismo tiempo, su posibilidad una esfera propia, se habilita también Sarmiento en el Facundo -¿cómo un es-
de redención. La imagen es, ella misma, su elevación por sobre la sociedad. Esa píritu o una personalidad se dibuja en un
un hecho real en tanto produce efectos parece ser la máxima del esteticismo: el rostro?-, sino una pregunta con otra di-
concretos en la realidad. Y en lugar de arte es elevado y hay que elevarse a él. rección: ¿cómo es posible postular algo
pretender expulsar esas imágenes (una Pero lo que hace visible la imagen, que no se dé a ver, que no sea una pura
insistente obsesión liberal-republicana), no permanece visible sólo en la sala de apariencia? ¿Cómo pensar algo más que
de lo que se trata es de leerlas a contrape- un museo en la que observamos una un cuerpo o algo más que un rostro?”.
lo. O ir en busca de sus “huesos”, como pintura determinada o en la galería a la No son preguntas que se hagan a me-
hizo el radiógrafo Martínez Estrada. que asistimos a una exposición de una nudo y, en alguna medida, todo el libro
La pregunta por la nación ha sido, des- serie fotográfica, sino que la visibilidad pretende ser una respuesta a esos inte-
de Martínez Estrada una pregunta por el encuentra, a través de la imagen, un tras- rrogantes. En efecto, como nos dice la
“esto”, algo que es a todas luces inapre- trocamiento en su generalidad. La ima- autora, el rostro humano que toda foto-
hensible pero, al mismo tiempo, tenemos gen o ciertos modos de la imagen nos grafía indica detrás de sí, puede deve-
el impulso a interrogar. ¿Podemos con- hacen ver de otro modo, en todas partes. nir el rostro de una clase triunfante que
formar una nación en base a una comuni- Y la fotografía es, sobre todo, mirada. atesora, fotográficamente, sus victorias.
dad imaginada? ¿El concepto de nación Hace visible y, con su visibilidad, codifi- Si las primeras fotografías fueron prin-
seguirá teniendo la forma de la desapari- ca el campo de lo que puede ser visto. Ese cipalmente retratos de la clase burguesa
ción del gaucho, por ejemplo, para vivir, instante en el que se fotografía, en donde en el ámbito de su intimidad, a media-
si viviera de algún modo, como imagen? “se alinea la cabeza, el ojo y el corazón” dos del siglo XIX el retrato se anuda a
¿Puede la nación ser simplemente una como decía Henri Cartier-Bresson, que lo político para sellar un vínculo que no
imagen? Son todas preguntas que nos se plasma en la instantánea, es desborda- haría más que intensificarse hasta llegar
hacemos leyendo el libro de Catanzaro. do para convocar en su futuro inmediato, hoy a su paroxismo cuando asistimos a
Cuando Foucault habla de “la muer- y no tan inmediato, una historia. La foto- un proceso en que la política es, en gran
te del hombre” queda claro que, hablar grafía es, también, memoria. Se convier- medida, imagen. Cortés-Rocca seña-
de su muerte, es al mismo tiempo afir- te en documento de archivo y, por lo tan- la, como momento fundacional de ese
mar que el hombre, de algún modo, to, hace a la historia: personal, familiar vínculo, la fotografía de Amadeo Gras
sigue estando allí. De modo similar y nacional. Es, incluso, documento de la tomada en 1853, a pedido de Urquiza,
hablamos de la nación. Todavía segui- historia del mundo y de la humanidad. a los convencionales constituyentes. Es
mos hablando de ella. Hay en ella po- Las fotografías que siempre me re- el comienzo de un vínculo perenne. La
sibilidades incumplidas que justamente sultaron más interesantes son los retra- victoria incluye, dentro de sí, la imagen

84 el ojo mocho
Reseñas críticas

de los derrotados, y eso no se hace es- ciudad imponiendo su propia legalidad tadora” y que se cierra con la caída de
perar: la comercialización de la foto del sobre un trasfondo de una naturaleza la última dictadura, en 1983. Observa la
Chacho Peñaloza muerto, la foto del ca- dominada. Y la fotografía se convierte construcción de un discurso que se vol-
cique Pincén tomada luego de su derrota. así en la técnica que es sello y enseña vería la “fuente doctrinaria de la repre-
Efectivamente, con el advenimiento de todas las técnicas que la preceden y sión y del terrorismo represivo”. Ese dis-
de la fotografía, el poder dispone de un con las que se funda una mirada, que curso se alimentaba de un nacionalismo
nuevo dispositivo que se suma a las tec- se presenta como única: la que domina. espiritualista que, por un lado, se dedicó
nologías de las que se valía para producir Somos testigos de cómo ha evolucio- a una crítica del peronismo a través de
subjetividad individual y colectiva. Es el nado la técnica y cómo, en la actualidad, la simple negación de las condiciones
gran tema foucaultiano -uno de los refe- con la imagen -tanto fotográfica como materiales de las sociedades que dieron
rentes teóricos del libro-, mirado con lupa audiovisual-, el poder no deja de mirar- lugar a la aparición y “persistencia” de
en las fotografías que fundan no sólo la nos. Somos mirados por la imagen que, los populismos y, por otro lado, se apo-
nación argentina, sino las naciones lati- con su mirada, constituye codificaciones yaba en la satanización de las teoriza-
noamericanas. En primer lugar, con el re- y subjetividades de modos totalmente ciones y prácticas políticas de izquierda
trato de prostitutas y criminales, el Esta- inesperados en los tiempos en que la fo- en el contexto del conflicto este-oeste.
do se vale de la técnica fotográfica como tografía veía la luz por primera vez. Sin Massuh, para Correas, constituye la fi-
instrumento de la criminología. Como embargo, los usos de la fotografía son gura “ejemplar” entre los intelectuales
perlas en medio de una investigación vastos y, muy posiblemente, no puedan que acompañaron ideológicamente la
precisa y documentada, encontramos terminar de estabilizarse nunca. Si nos negación “maníaca” de conflictos es-
en el texto minuciosas interpretaciones interesa la fotografía es, también, por- tructurales en la sociedad argentina y
de algunos esos retratos –miradas, pos- que puede poner a la vista, por sí misma, de los fenómenos políticos surgidos en
turas-, que al tiempo que nos recuerdan algo que no está a su alcance. Lo que consecuencia: el peronismo y los movi-
que el gran tema del poder es el cuerpo, no tiene lugar, una forma de la utopía. mientos de izquierda de los años 60 y 70.
nos asombran por su agudeza. En dicha Resulta llamativa la demora de vein-
cruzada el Estado avanzará más allá con ALEJANDRO BOVERIO ticinco años entre el momento de escri-
el registro fotográfico de trabajadores de tura del texto y su publicación. Es cier-
algunos gremios específicos, como el de to que hacia 1986 la figura de Víctor
los cocheros en Buenos Aires en 1899. Massuh parecía haber dejado de ser lo
Ahora bien, cuando la fotografía téc- suficientemente relevante para la edi-
nicamente puede salir del ámbito del
espacio interior hacia la exterioridad del
MANÍA ción comercial de un ensayo centrado
en su figura: había perdido el cargo de
mundo, se constituye en una herramien-
ta fundamental en la construcción de la ARGENTINA representante argentino ante la Unesco,
que había ejercido durante la dictadura;
idea de Nación. Entre los sutiles análi- sus ensayos, en otra época best sellers,
sis que propone Cortés-Rocca, su lectu- A propósito de La manía argenti- perdieron presencia en el mercado, y so-
ra de la serie fotográfica Expedición al lamente conservaba su papel de colabo-
Río Negro, realizada por Antonio Pozzo na de Carlos Correas, UNC-UNGS, rador en La Nación; con la cercanía del
en ocasión de la Campaña al Desierto, Buenos Aires, 2011 fin de la guerra fría, su discurso antico-
pone de manifiesto de manera admirable munista también perdía vigencia. Pero
cómo la fotografía le sirve al poder esta- la lectura actual de todo lo desplegado
tal para construir una imagen específica Carlos Correas (1931-2000) se dedicó en el ensayo muestra que difícilmente
e interesada del paisaje en el que debía a la docencia universitaria, a la traduc- esa coyuntura brindara un contexto de
fundarse la nación argentina, el desierto. ción, a la escritura de ficción y de tex- recepción apropiado. Correas habla de
Si el “desierto”, luego de la conquista, tos ensayísticos; estos últimos suelen Massuh, con lo que habla de la derecha
deviene “tierras fértiles” en los discur- centrarse en el análisis de una figura in- intelectual que acompañó el proceso de
sos del general Olascoaga y del propio telectual (el caso más conocido es el de “guerrificación” de la sociedad argentina
Roca, la técnica fotográfica interviene su libro sobre Oscar Masotta, Operación en la prensa, en el ensayo de divulgación
en esa construcción, ya que el paisaje Masotta: cuando la muerte también fra- masiva, en las cátedras universitarias y
en muchas imágenes es eminentemen- casa). Es el caso del ensayo que acaban en el sentido común, y habla también de
te húmedo: se fotografían orillas y ríos. de publicar en coedición la Universidad terrorismo, de subversión, de tortura; de
Del mismo modo, la captura visual Nacional de Córdoba y la de General Sar- populismo, de masa, de la corporación
de la ciudad, en la polis fotográfica de miento, La manía argentina, dedicado militar, la eclesiástica, la policial; de
Christiano Junior, la imaginará despro- centralmente a la obra de Víctor Massuh. todos los elementos que a mediados de
vista de sujetos y será entonces simple- En los últimos años, empezaron a di- los ochenta el discurso hegemónico en
mente el hilván de instituciones monu- fundirse textos inéditos, inhallables o el contexto de la primavera alfonsinista
mentales, en las fotografías que van del dispersos de Correas: se reeditó Opera- mal estaba en condiciones de procesar.
edificio de la Administración de Rentas ción Masotta, se publicaron los relatos El análisis de Correas se apoya en
hasta el Congreso, convirtiéndose en el agrupados en Un trabajo en San Roque, una observación atenta de las formacio-
núcleo de la Nación, como una estruc- próximamente se editará la nouvelle Los nes discursivas de todo el espectro de la
tura férrea que parece sostenerse sobre jóvenes. De toda la obra de Correas, La derecha, desde los “comunicados” mili-
sí misma. Incluso cuando lo que se fo- manía argentina es el ensayo en que lo tares hasta los libros del intelectual “mo-
tografíe sean los jardines de Palermo o político toma un lugar más destacado: delo” de esa derecha. Observa también
la plaza de Lorea, será “no como quien Correas, que escribió su texto a media- el discurso de un sector de la supuesta iz-
deja ver la excepción que confirma una dos de los ochenta, analiza a uno de los quierda que mostraba también mostraba
regla, sino como quien descubre el espa- más notorios representantes de la reac- marcas de la parálisis intelectual ante los
cio que hizo posible la ciudad misma”. ción conservadora del período que se conflictos de arrastre de la sociedad ar-
La vista de Buenos Aires es la de una abre en 1955 con la “Revolución Liber- gentina: analiza entonces a Juan José Se-

el ojo mocho 85
Lecturas

breli y Jorge Abelardo Ramos, también con la posibilidad de escucha del otro.
“ejemplares” en la negación maníaca de Esta presencia de las voces de los otros
esos conflictos. Correas señala las falsas
citas, las reformulaciones sesgadas, las
en los textos de Correas hace que sus tex-
tos funcionen, además de una instancia LA LENGUA
lecturas aberrantes de Marx efectuadas
tanto por izquierda como derecha, no
de análisis, como un registro vívido de
los momentos históricos de los que se COMO HACHAZO
movido por una actitud de “especialista” ocupa. Leemos su crítica al número de la
riguroso, sino por rechazo a lo que hay revista Sur en ocasión del derrocamiento
de negación del “otro” en esas lecturas de Perón y ese período “vive” en su des- A propósito de No tengo tiempo de
que desdeñan el respeto a la voces que cripción, del mismo modo que, al repro- María Pia López, Paradiso, Buenos
supuestamente incorporan. Así como la ducir las voces de la dictadura, el texto Aires, 2010.
derecha elige eliminar de su análisis las parece arrastrarnos hacia ese período.
voces de las víctimas de la represión, el De esta manera, como en otros textos
campo intelectual también suele resolver de Correas, el análisis biográfico y tex-
sus contradicciones con la “eliminación” tual da paso a una operación más amplia: I
de las voces de los pensadores que sólo realiza una crítica de la ensayística del
en superficie son objeto de su análisis o “ser nacional”, desmonta esencialismos La experiencia de la propia disolu-
parte de su marco teórico. El terror militar y lugares comunes que se encuentran en ción era para Bataille aquello que sólo
creó un discurso monológico donde los numerosos espacios de la producción in- podía ubicarse más allá del saber. En
otros no existen; estas características tie- telectual local, efectúa una investigación ese sentido, afirmaba que “la soberanía
nen un correlato en el campo intelectual minuciosa de fuentes, desenmascara la es el saber de nada”; un saber que lle-
en las voces cerradas en sí mismas (las falsa erudición que se suele convertir en vado hacia el límite de lo que puede
de Massuh, Sebreli, Abelardo Ramos, y mera ideología. Su crítica a la ensayís- indagar se transfigura en su contrario.
muchos otros), replegadas ante el terror tica del ser nacional, por ejemplo, al así Así, la escritura no debe ocultar su im-
a incorporar a su análisis a los concretos designado “ensayo del malhumor” en potencia, su desfallecimiento frente a
actores sociales, políticos e intelectuales. el que se inscribiría Ezequiel Martínez lo que quiere comunicar. Por el contra-
Más allá de que Correas efectúa una Estrada, es un modelo de análisis mate- rio, se vuelve una belleza pasmosa, una
operación de demolición de esas forma- rialista que desmonta el espiritualismo lengua que se produce en el tartajeo.
ciones discursivas, y de que nunca adop- de sectores de la intelectualidad que se En ese punto híbrido que asoma
ta un tono “neutro” u “objetivo” sino que “hastiaban” ante el espectáculo de la entre la interjección y el vasallaje,
recurre al sarcasmo, incluso a la injuria, sociedad argentina, concretamente, ante resplandece la escritura de No tengo
a un lenguaje que establece un pacto co- una realidad que insistía en no modelar- tiempo, atrapante primera novela de
municativo opuesto a cualquier forma se según los deseos de dichos analistas. María Pia López. Y con ella, hace su
de “cordialidad”, paradójicamente, esas La voluntad pedagógica de esa tradición, aparición una prosa apretada y precisa
voces denostadas claramente están pre- que insiste en mostrar cómo debería ser donde todo tiende al estallido secreto,
sentes en las páginas de su ensayo: el la sociedad argentina, que buscaba “edu- como si cada frase fuese una granada a
“despreciable” Víctor Massuh es leído car a las masas” en lugar de, dice Co- punto de explotar en la mano del lector.
con atención y su voz está en este tex- rreas, “educarse con y en ellas”, termina Anotaciones espasmódicas que se
to, como lo está la de los comunicados por perderse y los textos pasan entonces convierten en lenguaje, un gesto de es-
militares, los enunciados de la prensa a tomar el tono de una elegía por pasa- critura que pone en acto el sacrificio y, de
masiva, la de los “pseudointelectuales” do mejor, esto es, fabulando un relato ese modo, inaugura un tiempo. Se trata
y la de los pensadores que esos “pseu- de la nacionalidad en el que en algún de un punto augural donde la intuición
dointelectuales” falsearon o negaron. En momento hubo un desvío desgraciado: de ciertas contingencias inaferrables
este punto, La manía argentina tiene un el gran desvío creado por el peronismo. esperan de todos modos y hasta con-
fuerte punto de contacto con el resto de La manía argentina es un escrito que fían en convertirse en puntos de apoyo
la producción intelectual de Correas: en entronca con lo mejor de la tradición en- ¿Cómo podría expresarse la intensidad
sus textos ficcionales aparecen las voces sayística latinoamericana; es el ejemplo de leer el combate que propone No ten-
de sectores con escasísima presencia en de una voz intelectual vibrante, alejada go tiempo: sus momentos de angustia, de
la literatura argentina, sectores margi- de la grisura y de los recortes temáticos felicidad, de comprensión y asombro?
nales por condición sexual, de clase, o que suelen ser habituales en la escritu-
racial; en sus traducciones aparecen el ra académica, y de las generalidades del
respeto a las voces originales, en sus crí- ensayo que tiende a ofrecer, en distintas II
ticas bibliográficas siempre se muestra coyunturas, el mercado editorial masivo.
la lectura atenta de los textos reseñados. La edición cuenta con un prólogo de José “Morir. Tengo que escribir antes. O
En la elección del término de “manía”, Fraguas, que observa los procedimientos huir. ¿Miedo? No. Más bien; el tiempo
presente en el título y retomado durante argumentativos utilizados por Correas, y duele cuando atraviesa como un tor-
todo su ensayo, está implícita la crítica a un epílogo de Carlos Surghi, que subra- bellino el cuerpo, envejece las células,
los intelectuales que elaboran un discur- ya la actualidad y necesidad del análisis daña la piel, deseca funciones. Los dia-
so sobre los otros, en el que los “otros” de formaciones discursivas que siguen rios: manotazos que tratan de agarrar un
en realidad no aparecen más que como alimentando a la derecha argentina. borde que promete ser inmovilizado”.
fantasmas del intelectual mismo, y el Con la crudeza de esa cita, nos introdu-
discurso que ese intelectual “maníaco” EDUARDO MUSLIP cimos en la lectura de esta novela que
produce termina por ser la justificación discurre al interior de un yo desgarrado.
de la represión de esas otras voces. Esta Artefacto antropófago, la novela. La
actitud se conecta con el significado eti- autora pone al desnudo una voz que
mológico de manía, que es simplemente se organiza en el proceso mismo de su
* demolición (incluido un gesto iróni-
locura, creación de un discurso que corta * *
co como modo de replegarse sobre sí

86 el ojo mocho
Reseñas críticas

misma): una voz que antes no se tenía terrupciones que interrumpen el juego de periencia afectiva. La escritura soberana
y que tiende a arrebatarla de la con- las formas. Linaje que, sin dudas, prefie- que aparece para darle a las cosas la for-
vulsión de su evidencia. De allí que en re la inestabilidad al equilibrio; la aspe- ma de su voluntad. De la proximidad con
el gesto de construir/destruir una voz reza a la tersura. Linaje escurridizo pues los abismos extrae espasmos de vida.
se juega la posibilidad de edificar un se presenta en el momento exacto en que
refugio para la hostilidad lacerante. alcanza su límite: en un instante -el de MAGDALENA DEMARCO
Lejos de cualquier intento tranqui- la comprensión- se sabe quebrado o des-
lizador, No tengo tiempo se propone vanecido. Siempre hay una belleza que
llevar hasta las últimas consecuencias se presenta bajo la forma de la amenaza:
la confesión y, con ello, preparar una en la irrupción que concentra y arrebata.
lengua quebrada para sostenerla. Cabe,
entonces, detenerse apenas por un mo-
mento en la forma en que se narra este
III EL SILENCIO DE
desgarramiento. Sin dudas, el diario
personal le permite a María Pia Ló-
“El tiempo es el filo asesino de una
espada, el óxido sobre las cosas, la fati-
UN PUEBLO
pez ficcionalizar una primera persona ga de las células que evitan regenerarse,
que coquetea con la autobiografía, o al la blandura del cuerpo, los días que se A propósito de Glaxo, de Hernán
menos, podría disfrazarse con sus ro- suceden sin respiro, la llegada de la no- Ronsino, Eterna Cadencia, Buenos
pajes. Pero en tanto narración alterada, che cuando la jornada diurna aún resulta
recuerda en un mismo movimiento al inadvertida. (…) El tiempo es siempre Aires, 2009.
ensayo, la novela, el diario: trabajo y futuro. No memoria. O sea: es muerte
desfiguración de los esquemas, siempre anunciada. (…) Endurecerme para sor-
bordeando ese resto de escribirse des- tear las trampas del sentimiento, para
de un núcleo de preocupaciones polí- ser lúcida más que sensible”. Quizás, la “Es extraña esta ciudad, compues-
ticas y existenciales bien reconocibles. lucidez que se reclama venga de la mano ta tan solo por esta casa”, dice la poe-
La secuencia de minucias, repeticio- de una escritura que se aproxima a su ta Marosa Di Giorgio. Alguna vez se
nes y constancias narradas, hacen que propia intimidad acompañada de un mo- la escuché decir a Hernán Ronsino. Lo
este diario se diferencie de sus sen- vimiento que prolonga, amplificándola, escuché repitiéndola. Me preguntaba
tidos habituales, de su registro de la la angustia que le da origen. Así, como porqué tenía tanta pregnancia en él. Des-
vida en sus acontecimientos cotidianos, creo que ocurre en No tengo tiempo, no pués de leer Glaxo uno cree entender un
en su caos normal. Por el contrario, la hay preservación alguna de sí, sino una poco más de qué se trata. Glaxo parece
elocuencia íntima de un año que tras- intimidad asediada una y otra vez. En- centrarse en la intimidad de cada casa:
curre en la vicisitud constante entre tendida de este modo, la novela asume en cada casa habita el alma y la voz de
la comprensión y la penuria, requie- su potencia corrosiva, su origen larvario, un pueblo. Y una casa parece ser como
re de un lenguaje que no haya perdido y su vocación sacrificial: la creación se todas las casas. Un hombre todos los
la capacidad de crear en los límites. da por medio de la pérdida, en el acto hombres, decía Borges. Pero, al mismo
Desde esos límites, la materia auto- donde la lengua se come a sí misma. tiempo, cada casa es tan única... No hay
biográfica se organiza para ser narrada: La trasgresión de la lengua abre al es- una única casa en Glaxo. Y con casa no
contra el tiempo, contra su falta, contra pacio de la soberanía. Espacio que Ba- me refiero sólo al hogar familiar, sino a
su discurrir acuciante. Espacios, instru- taille pensó como lugar de afirmación los lugares íntimos en los que cada voz
mentos, recursos se combinan para atra- de los instantes extáticos de la embria- se encuentra consigo misma. Eso es,
vesar una angustia difusa que es la at- guez, del goce de posibilidades que la en sentido estricto, la casa o el hogar.
mósfera normal de su vida. Permanecer utilidad no justifica. En la experiencia Entonces, en Glaxo tampoco hay una
en la frontera es, entonces, la posibilidad soberana la singularidad es puesta fuera sola voz, hay varias. Y cada una tiene su
de concebir la escritura como forma de de sí, expuesta a un afuera inaprensible espacio, el lugar desde donde surge y se
felicidad, de júbilo, de libertad soberana. que coincide, momentáneamente, con el afirma. La de Vardemann en la peluque-
Es, al mismo tiempo, el lanzamiento ha- espacio divino. Es, al mismo tiempo, el ría de su padre, el lugar en donde trabaja.
cia un deambular buscando un sentido, instante en que somos arrojados fuera La de Bicho Souza en el cine El Espa-
una clave capaz de exceder la orfandad. de la espera. La escritura en este caso es ñol o en el restorán Don Pedrín. La de
Una política de la transgresión rige experiencia donde la comunicación es la Miguelito Barrios en el club Bermejo, en
sobre esta novela que busca hacer de la disolución, es la reunión impostergable, la vereda de su casa o en la estación del
voz terreno de experimentación. Una es- es el lazo que se juega en la intensidad. ferrocarril en donde despacha encomien-
critura que se inicia en el momento en De la desfiguración nace un deseo. das. Y la de Folcada… no sabemos cuál
que aparece una inconformidad, que des- O dicho de otro modo, hay en No tengo es el espacio desde donde habla Folcada,
cubre que muchas de las cosas en las que tiempo la emanación de una luminosidad y quizás esto sea esencial para el relato.
se creía ya no resultan suficientes para difusa que impregna un ámbito frágil y Entendámonos, cada uno habla des-
vivir, y apenas para su simulación. No entreabierto. Pero ¿qué quiere decir esto? de un lugar, cada voz tiene la fuerza
tengo tiempo asume cierta paciencia de Que ese deseo es expansivo. Que no hay del lugar desde el que habla. Así, para
tensión, es decir, del sostenimiento y per- deseo que pueda persistir por mucho tiem- Bicho Souza, por ejemplo, es el cine y
sistencia de esas imágenes inexplicables, po en la solidez de las composiciones. una película en particular, El último tren
augurales y tormentosas que ponen en ja- La crónica oscura que se despliega de Gun Hill, lo que impulsa su voz. La
que a toda vida pero que sólo en su sos- en No tengo tiempo, sus latigazos de do- realidad, para él, sólo tiene sentido des-
tenimiento habilitan un tiempo futuro. lor y crueldad, logra crear una nueva in- de allí. Cada voz tiene una casa, y esa
Con todo lo dicho, podemos incluir tensidad que transfigura la desesperación casa es la que le proporciona una cierta
a No tengo tiempo en la serie de novelas del grado cero de las pasiones en fuerzas tranquilidad, aunque siempre enrarecida.
que se caracterizan por sus formas irrup- afirmativas. Conquista, finalmente, el Miguelito Barrios dice: “esas acciones
tivas, o para ser más certeros, entre las in- último bastión de movilización de la ex- rutinarias, casi mecánicas, que se da-

el ojo mocho 87
Lecturas

ban cada quince días pudieran haberme mientos que, en su repetición, se densifi- ya nos llamamos todos por el nombre, si
despertado, alguna vez, una sensación can. Y siempre debajo de un árbol, o de estamos entre amigos), decía que Michel
semejante a la felicidad”. La casa, claro, los paraísos de El As de Espadas, o en señalaba en ese ensayo que la ficción
da paso a una rutina, y ella a una felici- El Bermejo, sin que falte un mate cerca. consiste no en hacer ver lo invisible, sino
dad. La felicidad, de encontrarse, se en- Pero lo importante: el silencio. Hay en hacer ver hasta qué punto es invisible
cuentra en la casa. Pero en el pueblo de silencio en todas las situaciones que ima- la invisibilidad de lo visible. Y esto pue-
Glaxo la felicidad siempre está en peligro. gina Ronsino. Y si en alguna ocasión eso de parecer un juego de palabras, pero no
Decíamos que Folcada parece no te- no sucede, siempre es como una interrup- lo es. Hay una invisibilidad política en el
ner lugar. O mejor dicho, su lugar es ción del silencio que gobierna en Glaxo. discurso de Folcada que Ronsino se ocu-
el fuera de lugar. Es un extranjero, lle- Miguelito Barrios, que en su intimidad pa de mostrar con suma agudeza. Todo el
gó desde Buenos Aires, y está fuera de imagina la forma en que los otros van a desarrollo de su pesquisa especulativa en
casa. Y lo fuera de casa, tal como lo morir, nos dice que prefiere no andar con- relación a la traición es un despliegue fiel
entiende etimológicamente un filóso- tando estas cosas que piensa, que lo van del pensamiento autoritario y prepotente.
fo alemán, es lo unheimlich, es decir, a tomar por loco. Habla para sí mismo en Ver cómo se constituyen los sujetos a
lo siniestro. En tanto fuera de casa, la ese punto, y dice que prefiere guardarse través de esos pensamientos es el índi-
voz de Folcada es siniestra. Pero ella se esas ideas para él: “como un secreto de ce vital de una literatura esencialmente
extiende más allá de sí misma, y aca- uno, que se hace a uno mismo”. No hay política. Y con esto no quiero decir que
so ése sea el núcleo trágico del relato. una única historia en Glaxo, o mejor di- la literatura de Ronsino es una literatura
Cuatro voces principales estructuran cho, si hay una historia, ella es contada “comprometida” en el viejo sentido de la
Glaxo, voces que se cruzan entre sí, pero desde la confianza de varios secretos que dicotomía autonomía versus compromi-
que hablan desde su lugar. No sé si es jus- encarnan las diferentes voces. En eso so. Pero tampoco es llanamente autóno-
to llamarlos monólogos, tal vez sea me- consiste el suspenso de la novela, que ma. Me parece que la literatura de Ronsi-
jor llamarlos pensamientos en voz alta, la hace tan enigmática desde su título. no rompe con la posibilidad de hacer esa
como estos que estamos escribiendo aquí. En todo caso, la historia, la historia dicotomía. En Glaxo, la política surge
Y es seductora la forma narrativa que con mayúsculas, lo sabemos desde hace casi espontáneamente, en un pensamien-
asumen estas voces. El trabajo literario rato, no tiene ni puede tener una única to que no es a primera vista político, o
que alcanza Ronsino es muy interesante: voz, y ello queda explícito desde el tra- en una acción que parece totalmente ino-
algunas construcciones se repiten, una y bajo formal en la obra de Ronsino: las cua en los términos que cotidianamente
otra vez, como una eterna cadencia sobre voces de cada uno de sus protagonistas llamamos “políticos”. Es difícil entrever
sentencias que intentan, sin lograrlo nun- se van sucediendo en una temporalidad lo político en esos ámbitos, y más difícil
ca, aferrarse a ellas. Eso es bello. Y lo es dislocada. No encuentran un ordena- narrar lo siniestro de lo político, aquello
también el movimiento de imágenes que miento cronológico, y, a su vez, cada uno que por definición nos deja sin habla.
desplaza el relato más allá de sí mismo. tiene una narración propia de los hechos. La apuesta de Ronsino es, entonces, una
Toda la novela parece estar atravesada Cada uno, entonces, nos cuenta su secre- apuesta a un tiempo literaria y política,
por la potencia de ciertas imágenes, y to. Y es el secreto el que habilita el enigma. ya que en ella hay una silenciosa adver-
con ellas, por la de diferentes miradas o Folcada llegó un día al pueblo, en octu- tencia ética y una fantasmal presencia
modos de ver que hablan en ellas. ¿Qué bre del 58. Es el policía que le disparó a del recuerdo que vuelve por nosotros.
es lo que esas imágenes pretenden trans- Livraga, en los basurales de León Suarez. Pero el sentimiento que produjo el
mitirnos? No podemos decirlo con cer- “Y se van creyendo que le han dado el enigma no se ha clausurado. La novela
teza. Pero las imágenes vuelven, una y tiro de gracia”, escribe Walsh en Opera- ha tenido su resolución, y, sin embargo,
otra vez. Así, la imagen onírica del sue- ción Masacre. Pero Folcada no lo mató, el enigma sigue ahí, permanece en el si-
ño con trenes que descarrillan, se repite, falló en su intento. Por eso se exilió a este lencio en el que se sostiene toda la na-
como si fuera una música. Vuelve, como pueblo. Folcada no menciona a Livraga, rración. Porque en Glaxo, detrás de las
un estribillo escalofriante:“Entonces em- sólo nos dice que hay un libro en el que voces que monologan, parece existir un
piezo a soñar con trenes, con trenes que cuentan esos acontecimientos. Que la eterno silencio que les da su sentido más
descarrilan. Se hamacan, antes de caer. llaman masacre. Y eso nos reenvía al fundamental, un sentido esquivo y, por
Rompen los rieles. Largan chispas. Y acápite del libro. Si Glaxo es la continua- eso mismo, enigmático. Es enigmático,
después viene ese ruido, previo a la de- ción ficcional de Operación Masacre, lo también, que José León Suarez haya na-
tención, tan estridente. Que hace doler es menos por su argumento (una doble cido en Chivilcoy y más aún que la Glaxo
las muelas. Que conmueve. Como cuan- traición que no revelaremos aquí por ra- esté emplazada en una avenida que lleva
do la navaja raspa en la zona de la nuca, zones obvias), que por la construcción el mismo nombre. Eso sucede en la rea-
y las cabezas se estremecen, las espaldas narrativa de una moralidad autoritaria. lidad. Pero son esos enigmas los que nos
se estremecen, y no importa si es Bicho Porque si el autoritarismo y sus conse- permiten dudar de una rápida distinción
Souza o el viejo Berman, las espaldas cuencias visibles están presentes desde entre narración e historia. Y son ellos
se sacuden como los vagones de un tren el comienzo de la novela, en octubre mismos los que nos hacen pensar que
descarrilando. Escalofrío, que le llaman. del 73, con los obreros levantando las Glaxo rompe los límites de cualquier lo-
Después hay un ardor, en la nuca. Y la vías del ferrocarril, y con la grave afir- calismo, para elevarse como una novela
picazón del cepillo, entalcado, rodean- mación de que “la cosa se está poniendo universal, magia liberada de la mentira
do el cuello. Y una primitiva calma”. pesada” de un habitué de la peluquería de ser verdad. Su publicación en francés
Esas imágenes que son, de algún modo, de los Vardemann, más importante es y, próximamente, en alemán, no indican
expresión de las voces del pueblo, en su la construcción narrativa de la voz de otra cosa. Cuando leemos Glaxo tenemos
forma de aparecer, se reiteran en el modo quien ejerce una prepotencia de poder la sensación de habitar una nueva casa en
de producción de la escritura de Ronsi- sobre todos los demás. Y ése es Folcada. la literatura argentina. Y es extraña esta
no: no hay apuro, no hay velocidad, nos Foucault era quien decía en un ensayo ciudad, compuesta tan solo por esta casa.
encontramos en el sereno espacio de la sobre Blanchot (vale recordar que Her-
reflexión. Como si la escritura captara así nán hacía hablar al amigo Maurice en
la forma en que se estructuran los pensa- su primera novela La descomposición, y ALEJANDRO BOVERIO

88 el ojo mocho
Ensayos

Perseverancias, balances, legados


(las ciencias sociales y el ensayo frente a las preguntas de la época)
La incomodidad ante el estado de la “ciencias socia- ello, acompañando a modo de inflexión (e invitación
les” se nos aparece con dejos de invariante. Desde ese a nuevos lectores) su propio balance, nos preguntamos
malestar surgió una revista como El Ojo Mocho, por acerca de lo nuevo en la reflexión acerca de lo social

EL NACIMIENTO DE EL OJO MOCHO (1991-1994): ENTRE LA POTENCIA TEXTUAL


Y LA RESISTENCIA CULTURAL. UN TÁBANO EN LA ÉPOCA DEL MENEMATO
Gerardo Oviedo
Allá por la primavera de 1990, se consumido aún sus brasas y rescoldos, colo de investigación unicista, vertical,
anunciaba entre los chamuscos drama- podría sin embargo servir de “pretexto” homogenizador, formalizante, desper-
túrgicamente libertarios de un aula de –la consigna pertenece a Ezequiel Mar- sonalizado, nivelador y abstractivo. En
la Facultad de Ciencias Sociales de la tínez Estrada- para seguir debatiendo los ese páramo glacial, los articulistas ojo-
UBA, un colectivo de publicación des- modos de enunciación de la voz pública mocheanos prendieron sus teas de voces
tinado a producir una activa trama de del intelectual crítico en la Argentina. repuestas, tradiciones recuperadas y pa-
efectos e incidencias en el menguado Pó- La alusión sarcástica, de humorismo labras recobradas. Así y todo, avanzaban
lemos de la cultura argentina finisecular. macedoniano, que permuta jocosamente a tientas en la oscuridad de la caverna.
Ese fuego lúdico y teatral portaba una el “punto de vista” por un “ojo mocho” El pathos denuncialista y la retórica
buena nueva. Pues bajo el cielo plomizo –más allá de la ocurrencia atribuida a carismática, revulsiva, incitante, movili-
de la década neoliberal que se consoli- Federico Galende- introducía un desliza- zadora de muchos tramos de la escritura
daba en el país, El Ojo Mocho –nacida miento metonímico que no sólo augura- ensayística de El Ojo Mocho, no se hace
como la conocemos, por fin en el verano ba una nueva estilística de pensamiento, presente a través de los falsos polos per-
de 1991- hizo gozar la lumbre revitaliza- sino también una forma de lectura po- suasivos que finalmente sedujeron a otras
dora de su combustión estival de textos, sicional del “campo letrado” argentino, publicaciones periódicas. Oscilantes, por
azuzando un chisporreteo de reflexiones hecha no ya en clave de teoría literaria ni caso, entre quienes intrincaban la sin-
estéticas, políticas, éticas y aun filosófi- de historiografía intelectual –programas taxis, o barroquizaban la metaforicidad,
cas. Con su épica de escritura y su moral destinados a la hegemonía académica-, o afectaban una jerga hiperespecializada,
crítica supieron iluminar –también en sino a través de fulguraciones interpreta- o usufructuaban el nimbo de un autor eu-
la intemperie helada que campeaba en tivas y análisis situados que constelaban ropeo, o saturaban las referencias de una
la universidad- la larga noche polar del –aun como cifra benjamiana- su interpe- bibliografía internacional y un lexicón
mundo de ideas de los años noventa, en- lación del presente en la Ciudad neolibe- políglota, de un lado, y del otro, quie-
cendiendo sus “lenguajes fuertes” entre ral. También en ese retorno deliberativo nes se tentaban, menos por el artificio
ardores de pasiones intelectuales y abri- a la Polis simbólica de la patria, había aristocratizante que por una proximidad
gos de calores militantes. una reconfiguración de género y un des- coloquial concesiva, sobre todo, con el
¿Acaso ese resplandor podrá reavivar- plazamiento sísmico de placa discursiva. panfleto de militancia y los tópicos de
se con el soplo enérgico aunque incierto Pues la retórica de emancipación de El la doxa politizada y hasta de un presun-
que trae el nuevo siglo? Todavía crepi- Ojo Mocho supo restituir, en actos elocu- to sentido común “progresista”. No es
tante –incluso en algún recodo de aquella tivos militantes y como praxis de inter- cosa de dar nombres, sino de compren-
misma Facultad-, el estilo de crítica cul- vención textual, los fueros del ensayismo der posturas. ¿Ni elitismo esotérico ni
tural y reflexión política de la “primera en el debate argentino contemporáneo. populismo exotérico? ¿Ni jerigonza ex-
época” de la Revista, también ingresa en Desde luego que ello produjo conse- cluyente ni sencillismo banal? ¿Ni eru-
la hora de los balances y relevos gene- cuencias –perplejidad, distanciamiento, dicionismo pedante ni divulgacionismo
racionales. Habría que decir, claro, que también exclusión- entre los dispositivos pedestre? ¿Ni cultismo exhibicionista
esta delicada faena nos puede mostrar académicos cada vez más retraídos de la ni didactismo ramplón? ¿Ni vanguardis-
demasiado incautos ante la complejidad esfera pública, indiferentes ya a los gran- mo minoritario ni plebeyismo fingido?
humana del grupo fundador –tan esquivo des dilemas culturales de la Argentina. ¿Ni europeísmo vicario ni argentinismo
a las simplificaciones descriptivas de sus Por lo demás, “normalizados” y “sisté- fundamentalista? ¿Ni biblioteca babé-
afinidades, como renuente al testimonio micos”, autorreferencialmente centrados lica ni archivología nacionalista? ¿Más
auto-consagratorio de su experiencia-, -entregados- a un proceso colonizador de bien cosmopolitismo contextual, loca-
o fácilmente expuestos a los extremos racionalización científico-burocrático- lismo ecuménico, universalismo situado,
al cabo equívocos de la celebración cal- financiera. También esa ensayística de patriotismo universalista, singularidad
culada o el ajuste parricida. Rememorar, intervención atacaba el frente de acade- inclusiva, perspectivismo abierto, occi-
al trasluz de su espacio de aparición, los mización tecnocrática que angostaba la dentalismo orillero, latinoamericanismo
hilos de sentido más densamente trama- vida universitaria en un cada vez más crítico, o todo eso junto? Tal vez, aunque
dos de una lengua crítica y una estética delgado y cuadriculado conocimiento tampoco se trata de exaltar las aporías y
politicista de las que al parecer no se han cuantificable, gobernado por un proto- reducir las dificultades que reviste la pra-

el ojo mocho 89
Perseverancias, balances, legados

xis cultural. xión “contornista” de la Revista no con- “Últimas funciones del Ensayo”, apare-
En todo caso la lírica social de El Ojo cernía tanto a un modelo formal declara- cido en el Nº 18 de Babel, pues permi-
Mocho se vehiculiza, antes que en una do o a una inscripción genealógica en el ten comprender cierto núcleo conceptivo
dispositio comunicativa, mejor, en su en- linaje crítico del siglo XX, cuanto a una profundo, más como pulsión común –
carnadura moral. Dispuesta a asumir el estrategia textual de localización políti- dicho a la manera de León Rozitchner-
riesgo vital de encarar los problemas de co-intelectual en el contexto historizado que como plan premeditado, y que poco
la actualidad cultural y público-política de la cultura argentina contemporánea2. después El Ojo Mocho estilizará y radi-
desde una determinada poética de pensa- Mucho antes que referencia canónica, calizará, gozosamente, en su potencia
miento. Inspirada, acaso, en un humanis- fundación literaria o paradigma estético- enunciativa. Ante quienes se empeñan
mo radical que ya resistía largamente los ideológico, la presencia de Contorno es en rebajar su ensayismo a táctica de pro-
embates nihilistas “postmodernos” que posición existencial y actitud cultural vocación, pose antiacademicista o “arte
hacían buen juego con el nuevo cientifi- -colocar el en-torno de los márgenes y de injuriar”, la discusión de Babel arro-
cismo rampante. confines argentinos en el centro3-, ade- ja luz sobre el debate epistemológico y
Aquellos textos ojomocheanos que más de transfiguración de voces y rees- estilístico profundo que estaba en la raíz
apelaban sutilmente al fervor mitológi- critura inmanente en El Ojo Mocho. Y de la operación cultural que articulará el
co del “idioma de los argentinos” en una por si fuera poco, David Viñas y León colectivo intelectual de El Ojo Mocho
Buenos Aires tanto más mítica, también Rozitchner son miembros de la oleada desde inicios de los años noventa.
activaban el drama cognoscente de una contornista que acompañan –se diría, Nicolás Casullo (coordinador del
“energía homilética”1 y catártica de con- en horizontal magisterio- bien de cerca Dossier y presumible Alma Mater de la
moción de la conciencia y agitación de la el proyecto cultural de El Ojo Mocho, convocatoria a reconsiderar el género
opinión. Cultivaban una “ética de la for- corporizando el alma de su “comunidad ensayo), invoca entre otros próceres a
ma” –si se acepta un momento más esta moral” (según la autocomprensión del Hölderling, Trakl, Krauss, Proust y Ben-
conjetura- por cierto ya neutralizada y propio Horacio González) hasta en los jamin, en un llamamiento a rehabilitar la
expurgada de la “teoría”. Pero esa prosa pliegues más íntimos de amicitia y fra- poética interdicta del pensar, capaz de
nunca conjurada –menos en su elocutio ternitas que ciertamente donaba la vo- hacer estallar lo que la “palabra raciona-
trágica- no venía a decir, apenas, que dis- lición ética de la Revista en su próvida lizante aplaca, tapia, cementa, exorciza”,
ponía de una fuerza expresiva insumisa, alquimia intergeneracional. en el “dato o la teoría”, y en la que el
polemista, ironista, paródica, indignada, Mientras tanto, la tradición ensayís- “cruce de ilusionismo científico como
exasperante, desestabilizadora, y que tica argentina del siglo XX, tan escasa- única interlocución de verdad”, el “des-
ejercía desde la subjetividad meditativa mente desmentida en un canon intenso pliegue de lo tecno-operativo como ser-
y sus tribulaciones –en lugar de la ins- que se arqueaba entre Ezequiel Martínez vicio”, el “interés estadístico abstracto”
titución y la cita legitimante-, una vida Estrada y David Viñas, aunaba aquellos y “el contrato entre mercado y disciplina
intelectual independiente, todavía no dis- torrentes sanguíneos de escrituras vita- académica, es el modelo desnarrativo
ciplinada por el régimen de control epis- listas y comprometidas, como un des- que homogeneiza los planos audibles”.
temológico y los programas de lectura pliegue arbóreo de interrogaciones y ex- Habiendo desaparecido el “espesor del
de la alta academia. No se trataba sólo hortaciones lanzadas al mundo cultural lenguaje, el olvido de su ser comarca
de una gramática de liberación cultural, circundante. Como aquél viejo maestro, de imágenes, esperas, iluminaciones y
y menos de una “política del discurso” también El Ojo Mocho venía a “cantar encuentros de historias, sobrevive el ges-
entre otras. las 40” en el campo intelectual de la épo- to ínfimo del escribir”. Pero el lenguaje
No, lo que ese tipo de ensayo anarco- ca del Menemato. Mirando de frente al ha sido “exiliado de su travesía como
creador y ese modo de habla no-regu- desfigurado rostro de la nación deseada, conocimiento, palabra expulsada a una
lada pronuncian más allá de sus tropos y a su aura envuelta en brumas. Aunque misión sin atributos, voz/imagen secula-
y representaciones, es que en el Geist no lo hubieran dicho así. rizada de su tragedia, desespiritualizada,
romántico de la Revista son asumidos Acaso por ello no sea del todo inade- carente de todo asombro, desconcierto o
como una forma de vida. En sus páginas cuado referir que el modo de incidencia viaje esperanzado, para volverse lógica
el ensayo libre es conato, anhelo y aun textual que El Ojo Mocho escenificaba referencial”. Al cabo Nicolás Casullo
anticipación de una existencia liberada. sobre múltiples “manchas temáticas” sugiere –anuncia- la “posibilidad de otro
Y aquí el vocablo “existencia” también –para decirlo también con David Viñas- ensayar con la palabra en las afueras del
evoca -con sus flecos sartreanos-, antes y entre contaminaciones y préstamos magno texto de la utopía tecnocientífica
que la marca epocal, el espesor ontoló- de zonas heterogéneas y diferenciales cumplida”. “Liberar el ensayo, desde un
gico que procede de sus tributos al “pro- de discurso (ciencias sociales, filosofía itinerario del saber de lo poético, en tanto
yecto cultural” de Contorno. En El Ojo política, crítica literaria, teoría estética, se lo alucine como tensión irredimible”,
Mocho el ensayo se hace, más que “vo- historia, psicoanálisis, lingüística, etc.), conminaba al fin Nicolás Casullo4. Será
luntad de estilo” –incluso en una remota estaba prefigurado como escorzo polé- El Ojo Mocho quien asuma el envite.
estría que también toca a Sur-, constitu- mico en un número de la Revista Babel Horacio González recoge el guante
ción de un espacio epistémico-retórico de 1990 dedicado precisamente al ensa- –desdoblado desde dentro- de una idea
de pensamiento y así deviene –si se nos yo. Al borde de un cambio de década que presente en Michel Foucault, acerca de
permite un spinocismo igualmente con- abismaba la cesura epocal abierta por la que “el ensayo es necesario entenderlo
vocado por la Revista- perseverancia de tectónica neoliberal fin-de-siècle, cuya como experiencia modificadora de sí”.
un ser textual. Y de su lengua. próxima falla de dislocación vendría No es que tomara como problema este
El Ojo Mocho pudo pensar, con Bor- dada por las revueltas decembristas del concepto “focaultiano” del ensayo. Pues
ges, que si la tradición nacional se lee 2001. Horacio González acepta “no escribir
infinitamente como un libro de arena, Quisiera evocar muy rápido las inter- sobre ningún problema, si ese escribir
ningún texto que la nombre o la vele es venciones de Nicolás Casullo, Horacio no se constituye también en problema”.
el decisivo, pues brota ya siempre de sus González, Oscar Landi, Ricardo Fors- Más bien, y porque “ha triunfado la esci-
páginas. Se decidió, empero, por ponerse ter, Federico Galende, Christian Ferrer sión entre conocimiento y escritura”, se
en su contorno. En este registro, la fle- y Eduardo Rinesi en el Dossier titulado requiere “un modo de escribir que debe

90 el ojo mocho
Ensayos

dejar el resuello del pensamiento sobre el lengua y de la cultura”, es preciso “re- escrituras “rebeldes”, y recuerda que si
lenguaje”. Lo que no significa “festejar constituir los hilos perdidos de la memo- el “poeta es al discurso de la ciencia lo
el skotéinos, el texto oscuro a la espera ria del lenguaje”, lo que “supone la ne- que el pecador al de la religión”, la “Ley
de su dorado cabalista”, ya que “es nece- cesidad imperiosa de cruzar los caminos, a previsto su sitio: la excomunión o la
sario siempre distinguir la frontera entre de mezclar los distintos lenguajes en la insania”, pero “también el camino de su
lo oscuro y lo mal resuelto”. En cambio perspectiva de un nuevo ecumenismo de redención: la sumisión amorosa al saber
se trataría de capturar “el hilo de sentido las palabras que sea capaz de entrelazar, magistral y a sus formas”10. Pero esa
que une la imposible omisión de quién en el interior experimental del ensayo, rebeldía irredenta de la escritura poéti-
escribe, con un sistema de lecturas pú- las diferentes escrituras”. Quizá por “eso camente pensante hará ignición precisa-
blicamente disponibles”, dado que “ni sea hoy el ensayo un campo de resisten- mente en las páginas de El Ojo Mocho.
el placer del texto ni la ansiedad por la cia apropiado”, aduce Forster, porque “el El gesto alumbrador de la renovación
comunicación son estaciones atractivas ensayo es un territorio donde el conflicto del arte del ensayo como vía de reapertu-
para un posible nuevo recorrido del ensa- no es eliminado, donde es posible atrave- ra a un pensar no-administrado –dicho
yo, de entonación socialmente crítica”5. sar la espesura del mundo echando mano de la manera adorniana que tampoco
Por ello en la nueva estación –tempo- al lenguaje de un poeta o la escritura desasistía estas tribulaciones culturales-,
ralizada en la periodicidad de los climas de un filósofo”7. Pues será El Ojo Mo- y particularmente el hecho de que sobre
del ciclo anual: verano-otoño-invierno- cho quien concretizará ese territorio de todo los más jóvenes daban su batalla in-
primavera- dará El Ojo Mocho la atmós- una escritura de resistencia en su propia telectual en el restricto perímetro de la
fera ensayística comunalmente convoca- manera de retomar ensayísticamente los ciencia social académica –donde muchos
da a practicar un modo de escribir donde hilos extraviados de la lengua del pensar. eran profesores disidentes-, torna nítida,
resuelle el pensamiento socialmente crí- Los más jóvenes libran su combate por ya en sus trazos programáticos espontá-
tico. la cultura en el frente sociológico acadé- neos, la temática que aborda el primer
Apelando a dos autores clásicos en la mico. Federico Galende se solaza en ce- número de El Ojo Mocho (“¿Fracasaron
reflexión sobre el género ensayo, Theo- lebrar el ritmo “incesante de la lengua, el las Ciencias Sociales?”), calibrada en
dor Adorno y Alfonso Reyes, Oscar Lan- inexacto fluir de sus variaciones”, aquél la elección de los entrevistados (Oscar
di rescata su proceder “metódicamente que “viene a coronar, en dimensiones Landi, Emilio de Ípola, Juan Carlos Por-
antimetódico”, y su condición de centau- simétricamente alejadas, el turbio juego tantiero y Alcira Argumedo). La presen-
ro: “mitad lírico, mitad científico”. Tam- de las representaciones”, pues siempre cia otorgada a la sección de entrevistas,
poco rehúsa servirse del canon argenti- “estamos hablando en la academia o en como a ningún lector escapaba, sería una
no, cuando recuerda que el ensayo posee la poesía, en el horizonte incómodo de moldura central de la Revista ya desde el
una prosa “de no ficción que se acerca a una palabra disociada, repartida entre primer número. El Ojo Mocho principia
menudo a las técnicas poéticas, que toma el orden del discurso y el proliferar de pues por entablar una Streit epistemoló-
prestados recursos narrativos de diverso las alegorías”. Por ello, dice, la “socio- gica, que cala mucho más hondo que una
origen: las metáforas del ‘Hombre que logía se apropia de algunos de los usos mera disputa por el método sociológico,
está solo y espera’ se combinan en la alegóricos de la poesía, pero acribilla el ya que afecta nervaduras morales y has-
obra de Scalabrini Ortiz con la estrate- marco ornamental del relato”, y si “se ta penetra en las raíces del problema del
gia de la evidencia de los números que deja inundar por ciertas metáforas”, en ser. La editorial inaugural insiste en la
certificaban el saqueo y la colonización verdad a “los deshechos los recorre y pregunta acerca de si pueden “las cien-
británica del país”. Entusiasta y sugeren- los descuartiza”, y luego “clasifica sus cias sociales seguir siendo un síntoma de
te, Oscar Landi cree –siguiendo la huella diseminaciones en la lengua instituida”8. lo moderno y no perder al mismo tiempo
romántica y neorromántica del ensayis- Será El Ojo Mocho, entonces, aquél ám- su rebeldía intelectual”, pues juzgan “po-
mo argentino, que va de Esteban Eche- bito propicio donde restituir y habitar sible darle otra textura ética”11.
verría a Martínez Estrada- que “también una escritura social no matrizada por la El segundo número (“¿Se acabó la
en la escritura social estamos ahora ante máquina cultural académica. crítica cultural?”), tiene a David Viñas
la posibilidad de una ‘nueva alianza’ en- Christian Ferrer declara que todo como protagonista clave de la sección
tre conocer y pensar, entre demostrar y “podría haber sido de otra manera si las entrevistas (titulada “El riesgo de escri-
argumentar, entre el número y los trucos ciencias sociales originarias hubieran bir”). En una nota de Horacio González
narrativos que predisponen favorable- preferido, como modelo prototípico de que apostilla la obra de Viñas, el reco-
mente por el placer de la lectura”. Por úl- legitimación, al arte”, porque entonces nocimiento a la actualidad de su forma
timo Oscar Landi dice “tírese el lance”, se podría “sospechar que los primeros crítica no contiene un ademán canónico,
y así lo hará pronto El Ojo Mocho, con- sociólogos habrían tamizado los datos sino la respuesta de fondo a la interro-
sumando en sus textos aquella propuesta a través de la romántica angst, la tensa, gación conductora de la Revista, tallada
de inaugurar una “nueva alianza” entre tersa luminosidad de los impresionistas, sobre el cuño de la “dialectización” so-
conocer, pensar y escribir6. la wagneriana tempestad o la estéril y lú- cial –corporal- de la literatura12. Remi-
El artículo de Ricardo Forster nos cida gestualidad dada”. Advierte por ello sión contornista que se corona en el ter-
hace testigos de un llamado a la resis- que para “acercarse al referente empírico cer número (“¿Qué significa discutir?”),
tencia cultural, por cierto poderosa y con absoluta libertad, hay que hacerlo abierto con la entrevista a León Rozitch-
perseverante en la futura familia ojomo- mediante la curiosidad alerta tamizada ner, presentada justamente bajo el lema
cheana. Forster señala que un “nuevo y por la indisciplina estética”, pues “la “Contornos de un pensamiento”. En la
feroz pragmatismo ha transformado no creatividad en las ciencias humanas de- editorial se responde a la pregunta por la
solamente la vida social y productiva, pende, al decir de Breton, de pasear por discusión –sutil voluta borgeana- des-
sino que se ha atrincherado en el lengua- el decorado urbano con el ojo en estado de la vindicación no ya de las maneras
je para despotenciar sus aspectos críticos salvaje”9. Ese ojo salvaje será pues tam- polemistas de la crítica, sino del núcleo
y ficcionantes en función de su manipu- bién un ojo mocho. ético de la “condición intelectual” que la
lación serial y abstractiva”. En tanto se Eduardo Rinesi se hace eco de las articula, también tensado en la secuencia
hace extensible “al mundo académico” acusaciones de “Ensayismo”, “Litera- temporal y arquetípica de las conversa-
la “sospecha de una barbarización de la tura”, “Filosofía”, que pesan sobre las ciones con Viñas y Rozitchner13.

el ojo mocho 91
Perseverancias, balances, legados

La discusión con la epistemología texto intelectual de posibilidad en que nos Erdosain, La Grieta, etc.).
hegemónica de la ciencia social acadé- surgió El Ojo Mocho se ven hoy mucho Tampoco desoiremos el turbulento
mica tendría una nueva escarpadura en más estrechas y taponadas17.Acumulan rumor que lleva el Pampero en las arenas
el cuarto número (“¿Se puede salvar la sedimentos de secularización deposita- de la coyuntura histórica. Donde muchas
Teoría?”). La reflexión editorial asimis- dos junto a escombros y ruinas –y aun veces la Revista quedara clavada como
mo retoma el tema del drama cultural de restos- de formaciones discursivas preté- una pica –pero era la planta de un hito-
la universidad tecnocratizada, donde se ritas y estratos calcificados del espíritu. , abriendo espacios de virtualidades de
llama al “intento de repolitizar el mundo En cuanto a las máquinas culturales en sentido y ensanchando callejuelas de
de la cultura, y de reculturizar el mundo funcionamiento, actualmente los rema- posibilidades desde una vivencia directa
de la política”, pues en tal “desafío tie- ches del chasis de la hegemonía neoposi- e implicada de la política del presente.
ne la Universidad una tarea que cumplir: tivista del campo académico son mucho Llamada por su origen mismo a la mi-
contribuir a esa expansión de los espa- más fuertes y están mejor ajustados que sión nada descargada de templar una au-
cios críticos de creación de consensos y hace veinte años, cuando la Gestell o ar- torreflexión crítica y activa en torno de la
disensos, de discusiones, apoyos o pro- mazón epistemológica que amenazaba actualidad cultural y pública de la Argen-
testa, de crítica –en fin- y elaboración de colonizar la vida universitaria estaba aún tina. Si la autonomía plural y convival de
proyectos alternativos”. Entonces sí se en vísperas de emplazar sin miramientos su voz -que no sería sólo estilística- pro-
“pueden salvar las teorías”, pero a cuen- la férrea carrocería de la racionalidad firiera acentos más débiles o más fuertes
ta de “situar un acontecimiento inespe- instrumental de su “sistema científico”. en la narrativa de la voluntad de un pro-
rado en la disposición preexistente del Entonces es más que un problema de tra- yecto de poder nacional, no sería a ex-
lenguaje”. Si ello enuncia, más que una ducción –retomando la querella del pri- pensas de una retórica de emancipación
tesis, un proyecto de praxis intelectual, la mer número de El Ojo Mocho- invocar utópicamente intencionada, que se halla
Universidad, entretanto, exhibe su “des- aquí las célebres e inquietantes expresio- en el nudo crucial de su ética intelectual
conocimiento frente a los grandes textos nes de Max Weber acerca del entzauberte libertaria. Ni siquiera este presente más
de Macedonio Fernández, Martínez Es- Welt: del mundo des-encantado, y sobre venturoso estaría en condiciones de des-
trada, Carlos Astrada, al mismo tiempo todo de la Gehäuse von Hörigkeit: “jau- deñar semejante herencia, ni distraer su
que hay una autoinhibición para entresa- la de hierro” o mejor, “estuche”, caja, puesto en la Ciudad futura.
car del halo de repetición que albergó la cápsula o “carcasa de servidumbre”18.
filosofía social y el ensayismo argentino, Pues si a fines del siglo XX la cultura
aquello que pueda hoy suscitar nuevas argentina todavía podía registrar esas vo-
inspiraciones a la teoría crítica, releyen- ces casi como un ademán erudito entre 1. Es Norberto Wilner quien ha explorado en su en-
sayo filosófico sobre las “energías retóricas del Lo-
do –por ejemplo- a José Ingenieros, Raúl otros, entrados en la segunda década del gos” lo que llama “una energía lógica” no deductiva
Sclabrini Ortiz, Julio Cortázar, Oscar siglo XXI, la condición del “desencanta- “que, mediante la dramatización de aporías, logra
Massota o John William Cooke”, y “re- miento del mundo” y de la carcasa de su instalar persuasivamente conceptos nuevos”. Wil-
visando las revistas, desde Contorno a racionalización técnico-administrativo- ner, Norberto, Las energías retóricas del Logos. La
homilética, Buenos Aires, Ediciones Hechos e Ideas,
Babel, en las que se desempeñó la crítica monetaria en las “agencias” del saber, se 1999, p. 7.
renovadora”14. diría que se nos huele en la piel. Ya se 2. “Primero –responde Horacio González-, acepte-
El número quinto de la Revista (“¿A nos ha hecho carne –ni llaga del alma da- mos que la política es lo que se hace en un lugar
historizado, con más políticas heredadas, ideologías,
qué llamamos política?”), explicita hasta ñada- de tanto asediar y asaltar la sobe- partidos, instituciones y textos. Digo esto para dife-
qué punto las preguntas sobre la prose- ranía epistémica del territorio autónomo renciarlo de la idea de políticas de la cultura, políti-
cución de la crítica cultural y su moral de las escrituras libres, que apenas llegan cas de la memoria, políticas de no sé qué, algo tardío
deliberativa y social atañe a una más ra- hoy hasta los suburbios de la ciudadela y mal ejecutado en la Argentina. Hay revistas que
se llaman así: ‘Políticas de …’. Ahora, la política
dical y profunda interrogación sobre la académica. Ocupando algún que otro te- trasciende eso. Me parece que yo no sé si se puede
ontología política de la modernidad, y de rreno baldío. decir que El Ojo Mocho piensa esto. Esto es lo que
la condición misma de la democracia en Por de pronto, la ultra-secularización pienso yo y no sé si es algo interesante. No hicimos
el manifiesto del Martín Fierro donde escribían, no
la historia fácticamente vivida15. Esa filo- de la vida universitaria no es el mayor de sé si Girondo o quién, ‘Martín Fierro piensa’, con el
sofía de la situación del intelectual como los problemas de la escena contemporá- equívoco de que hay un Martín Fierro real, literario
descifrador analítico de la actualidad e nea nacional, es cierto. Acaso ni siquie- que piensa. Yo creo que El Ojo Mocho no piensa,
intérprete crítico del tiempo presente se ra es un problema, ya. ¿Pero podríamos pero lo político sería, primero, un anclaje argentino.
La idea de que todo lo que hay que pensar ocurre
corona, más o menos espectacularmen- omitir que una Revista como El Ojo Mo- aquí. Ésa es la influencia de Contorno. Contorno era
te, con la entrevista a Jacques Derrida. cho nació –en la mayéutica alumbradora algo netamente vinculado a los temas argentinos, el
En una glosa de Horacio González al re- de un aula argentina- precisamente como balance de la literatura y la vida política argentinas”.
González, Horacio, “De pugilismo y largavistas.
portaje, se manifiesta el “trazo” mismo respuesta ante una experiencia semejante Entrevista a Horacio González (Rocco Carbone y
que recorría el grafo territorial de El Ojo de la patogénesis postburguesa de la mo- Jorge Quiroga)”, en Literatura argentina Siglo XX.
Mocho, cuando al reparar que “hay una dernidad capitalista tardía, desbarrada De Alfonsín al menemato (1983-2001), David Viñas
familiaridad argentina con las artes de- en sus anillos coloniales sudamericanos director, Gabriela García Cedro vicedirectora, Roc-
co Carbone y Ana Ojeda compiladores, Tomo VII,
constructivistas” –en alusión a Macedo- y rioplatenses? A esa cosificación trági- Buenos Aires, Paradiso-Fundación Crónica General,
nio Fernández-, dice al pasar que nombra ca de la cultura -perdida en los arraba- 2010, p. 203.
“argentina como algo que es una toponi- les occidentales de una urbe periférica 3. “Campo de ensayo de una nueva actitud cultural –
considera Horacio González-, Contorno, en el breve
mia desvaída”16. pampeana-, El Ojo Mocho le dedicó la ciclo de sus apariciones, habló con una nueva lengua
Es verdad que nuestro propio contor- estimulante y poderosa reflexión de sus y esa lengua silba su aquí y ahora argentino. Bastaba
no epocal ha variado mucho las trazas de primeros y consecutivos cuatro años de leer el fino estilo de León Rozitchner, con ensayos
aquel en que viera la luz la publicación. vida, que en los siguientes potenciaría críticos que podían mostrar desde la originalidad de
su título, como Comunicación y servidumbre, hasta
Algunas se ahondaron y otras pudieron cada vez más. Con una jovialidad juvenil la grácil resolución de su fina urdimbre argumentati-
reconducirse. ¿Pero han mutado también acaso irrepetible. Fraternalmente rodea- va, para percibir los alcances de esta renovación que
los desafíos de la crítica cultural y su éti- da de ciertas comuniones folletinezcas tenía la cuestión literario-política del país en su cen-
tro”. González, Horacio, “Contorno en el centro”, en
ca de discusión? puestas a circular en “fotocopias anilla- Contorno. Edición facsimilar, Buenos Aires, Biblio-
Se diría que las embocaduras del con- das” (y en aventuras como los Cuader- teca Nacional, 2007, p. I.
4. Casullo, Nicolás, “Entre las débiles estridencias

92 el ojo mocho
Ensayos

del lenguaje”, en Babel, Buenos Aires, Nº 18, 1990, actitud crítica en el tipo de actividad intelectual que cal –lo que también supone potenciar socialmente
p. 22, col. 2-4. se practica entre nosotros. Porque, en efecto, el tono las raíces de la democracia- no podemos dejar de
5. González, Horacio, “Elogio del ensayo”, en Ba- que ha adquirido la ideología comunicacional en la pasar la oportunidad de señalar que lo humano es
bel, p. 29, col. 1-4. definición de las prácticas que habitan los ámbitos una memoria de palabras en la cual repentinamente
6. Landi, Oscar, “Cuestiones de género”, en Babel, anteriormente caracterizados por el compromiso percibimos un vacío. Hacia tal vacío son convocadas
pp. 28-29, col. 1-2. intelectual, nos obliga a evocar nuevamente –y evo- nuevas palabras, y con ellas somos también atraídos
7. Forster, Ricardo, “El encogimiento de las pala- car quiere decir proponer, insistir, activar- el viejo como sujetos, biografías abiertas e irresueltas. Pa-
bras”, en Babel, pp. 27-28, col. 4 y 6. fantasma de la crítica. Percudido y desacreditado, labra, memoria y ausencia son asimismo los instru-
8. Galende, Federico, “La Academia y la máquina de pues ninguna época en el fondo le es propicia, y ésta mentos de esta revista. Es también la herencia en la
hacer suspiros”, en Babel, p. 26, col. 1-2. menos que ninguna, el aludido fantasma quiere ser que nos reconfortaría imaginar que se inscribe toda
9. Ferrer, Christian, “Melodías, sonetos, papers”, en recuperado, pues sin él ni es fácil ni es atractivo em- nueva reflexión destinada a recomponer los vínculos
Babel, pp. 22-23, col- 1-2. peñarse en ese vía de las máscaras que denominamos entre la política y las potencias críticas del lenguaje”.
10. Rinesi, Eduardo, “¡Vade Retro, Satanás!”, en Ba- condición intelectual. Más: el asunto intelectual es El Ojo Mocho, “Palabras del espacio 310. 0ficialis-
bel, p. 23, col. 3. asunto de la crítica”. Horacio González y Eduardo mos de época”, en El Ojo Mocho, Buenos Aires, Año
11. El Ojo Mocho, “Palabras del Espacio 310”, en Rinesi, “Palabras del espacio 310. ¿Qué significa IV, Nº 5, Primavera de 1994, pp. 9-10.
El Ojo Mocho, Buenos Aires, Año 1, Nº 1 [Nº 4 en discutir?”, en El Ojo Mocho, Buenos Aires, Año 3, 16. Horacio González, “Derrida, el pensamiento del
tapa], Verano de 1991, p. 3. Nº 3, Otoño de 1993, p. 4. trazo”, en El Ojo Mocho, Nº 5, p. 16.
12. “No parece inadecuado observar que la crítica 14. Horacio González, Eduardo Rinesi y Christian 17. Agradezco a Guillermo Korn y a María Pía Ló-
literaria que aquí mejor se hace, siempre parece ser Ferrer, “Palabras del espacio 310. ¿Se puede salvar pez la donación que generosamente me hicieron en
una tentativa de ‘desdialectizar’ lo que Viñas ya tie- la teoría?”, en El Ojo Mocho, Buenos Aires, Año IV, 2009 de siete números de la revista que me faltaban
ne dicho. Es cierto que muchos vacilarían antes de Nº 4 [Nº5 en tapa], Otoño de 1994, pp. 3-6. para completar mi colección, pues me permitieron
reconocerlo, pero eso es inevitable y hasta deseable. 15. “La historia es también una red de actos vio- formarme una imagen mucho más precisa de la
Mientras la memoria y los homenajes suelen ser con- lentos y brutales. Las formas políticas que incluyen contribución de El Ojo Mocho a la cultura argenti-
servadores, la dialectización de las cosas –y también en su costo imperativo el sacrificio de contingentes na contemporánea, que la que pude sospechar como
el impulso contrario a éste- exponen la identidad de humanos, caracterizan esa época pero también todas atesorador distraído –callado lector discipular- y
una verdadera tragedia de la dispersión. La hacen las épocas. Y así como para las masacres no hay épo- ocasional articulista invitado por Horacio González.
inhallable, imposible de soportar. La obra crítica de cas, así no debe haberlas para la promesa de fundar 18. Que es como acertadamente traduce Cecilia
Viñas es una enseñanza abierta y provocante sobre un nuevo humanismo crítico y a la vez constructivo. Abdo Férez el sintagma weberiano en un crucial
la tragedia del ensayo, la narración y la vida inte- Lo que no podemos concebir es que la política, en texto de Karl Löwith (Max Weber y Karl Marx,
lectual. La tragedia es el confín de la obra. He allí vez de lanzarse a la reflexión de estos abismos de Barcelona, Gedisa, 2007, p. 122) precisamente edi-
su ‘cuerpo’. He allí la vigencia de David Viñas en la humano, recuperando su tensión primigenia hacia tado en castellano gracias a la relevante iniciativa
la crítica argentina”. Horacio González, “La tragedia la preservación de valores de verdad y de vida, se filosófico-cultural de uno de los miembros del grupo
de la cultura”, en El Ojo Mocho, Buenos Aires, Año dedique a elaborar tactiquillas y tecnicismos propios editor fundador de El Ojo Mocho: Esteban Vernik.
2, Nº 2, Invierno de 1992, p. 7. del saber profesional del operador de época. Frente Propiciar una relectura löwithiana –existencial,
13. “Se trata de discutir al mismo tiempo los déficits a ello, si queremos que nuevamente la política se göetheana- de Weber es también un efecto de sentido
de las prácticas comunicativas y el deterioro de la resuelva en la interrogación sobre lo humano radi- ojomocheano, al menos en la Argentina.

ETNOGRAFÍA PROFANA Y SOCIOLOGÍA ARTÍSTICA

Horacio González
A Nicolás Casullo logía del siglo XX la leemos en Tristes critural (y su relación contingente, acon-
trópicos, de Levi-Strauss. En ella, el in- tecimiental con el logos).
vestigador se encuentra en una tribu del Las escenas de escrituras etnológicas
Con la libreta de apuntes, anotando las Amazonas intercambiando objetos con que habitualmente se ponen en práctica,
curiosidades y saliencias de la realidad, el jefe de esa comunidad ágrafa. Ano- no tienen en general el severo atractivo
podemos lograr mucha cosa en el ca- ta en su cuadernillo los términos de los que surge de esta antigua discusión des-
mino del conocimiento… social. Pongo canjes, lo que llama la atención al jefe atada por Levi-Strauss. Han cobrado una
esta última palabra luego de los puntos indígena, quien también pide un papel y vigencia efectiva, generalizada en diver-
suspensivos, porque quisiera crear una un lápiz. Comienza a imitar la escritura, sos ambientes universitarios, a partir del
pequeña pausa vacilante, como si no fue- trazando ondulaciones sobre el papel, en triunfo de los estudios culturales, posco-
ra necesario explicitar nada más cuando un gesto meramente exterior, No escri- loniales y de subalternidades, basados
está en juego el conocimiento. Pero lo be, acciona la exterioridad de los signos, precisamente en el desacomodo de las
cierto es que estamos pensando en cierto meros serpenteos de la mano sobre el pa- posiciones del sujeto, la literaturización
tipo de conocimiento que refiere su foco pel que nada significan. Pero el etnólogo del análisis de las asimetrías producidas
de atención a lo que, hace tanto tiempo, está alerta y compungido. Piensa que ha por las conquistas coloniales y los post-
generaciones enteras de investigadores introducido en ese ajeno lugar el princi- nacionalismos que desdeñan la situación
llaman lo social. ¿Es necesaria la libre- pio de la escritura, “esto es, el del Estado historizante que provee fines y sentidos a
tita? En principio, tiene una función de y el del servicio militar obligatorio”. Una la acción humana.
actualidad y otra de exhibición. Lo que discusión muy conocida se desprendió Un descriptivismo etnográfico reno-
se conoce tiene su punto de partida en de esta escena, que traducía una voluntad vado puede surgir de estas perspectivas
una anotación en un momento presente, de definir las escrituras como una pérdi- desontologizantes de la comprensión
lo que en la era de los medios de comu- da del poder de la oralidad, la phoné, en social. Aceptemos que una descripción
nicación se llama “en tiempo real”. Y la apreciación de Derrida. Entonces, se adecuada, a veces llamada “descripción
luego, el investigador se muestra como juzgaba a Levi-Strauss, en la senda de densa” –aunque esta expresión se perdió
tal, no es un ser ocasional que se pierde Rousseau, como un enemigo de la malla en las sierpes e inestables oleajes acadé-
en unos suburbios ajenos, sino que exhi- racionalizada de la escritura, fuente del micos- puede contener los síntomas de
be la condición de un extraño que desea pensamiento categorial y de la posibili- una explicación concluyente. ¿Pero qué
saber. Y anotar, registrar, aliar su mirada dad eminente del conocimiento, esto es, es una descripción adecuada? Evidente-
a las líneas rápidas de sus apuntes. la creación de diferencias, escisiones y mente, un objeto cualquiera, con diver-
Una escena célebre de la antropo- desbaratamientos a partir del aparato es- sos planos de historización, posee ele-

el ojo mocho 93
Perseverancias, balances, legados

mentos, connotaciones y potencialidades visiones benjaminianas aplicadas me- temporalidad capitalista.


que desafían la mera descripción lineal o nos al flaneur que al cartonero-, pero Revisando los años pasados –déca-
acumulativa. Por lo tanto, la descripción estos estilos de trabajo precisan de una das en verdad, en las márgenes de los
a la que nos referimos tiene exigencias fuerza intelectual que no siempre tienen. mundillos sociológicos argentinos-, me
vinculadas a implementos expresivos Recuerdo al mejor compendio sobre “la encuentro que con lo que podríamos
que multiplican los puntos de vista, ac- dificultad del vivir” en diversos ambien- llamar el extrañamiento de la sociología
tuando en simultaneidad de varios planos tes sociales –despojados, degradados, in- clásica del “realismo social” –Germani
temporales y con formas de selectividad usuales-, publicado bajo la autoridad de y sus sucesores, y tengo bien en cuenta
dinámicas que ancoran en un punto de Pierre Bourdieu, La miseria del mundo, los esfuerzos de Alejandro Blanco para
imaginación crítica totalizante. Pero… en el que reflexionando sobre la condi- religarlo a otras fuentes genuinas de la fi-
no cualquier totalización, sino una que ción del encuestador, figura central de losofía social, como el Instituto frankfur-
llamaré abierta, porosa, socavada. Tiene nuestro tiempo, debe llevar la cuestión tiano, y agrego de mi cosecha, la lectura
un hueco fundante en su interior que le a los planos profundos de la ética del de Simone Weil que luce en Política y
permite la descripción consistente y con comprender. No se priva de solicitar la sociedad en una época de transición-,
sentido, a pesar de que trabaja con ele- cita de Marco Aurelio o de Epicteto en dio unos frutos dispersivos que acaso no
mentos de distinto nivel, supresiones, relación a la prósthesis, “lo que lleva a cuajaron en una gran empresa de pen-
yuxtaposiciones, recodos superpuestos, acoger con un sentimiento gozoso todo samiento colectivo. No lo digo solo por
enumeraciones aparentemente erráticas lo que depende de la causa universal y el las líneas bifurcadas que surgieron desde
o series heterogéneas. Procede, si se me mundo natural”. los años 70, los trabajos de Pontantiero y
permite decirlo, de un modo semejante Pero las ciencias sociales contem- Murmis, los de De Ipola, Verón, el mis-
al del punto aleph, tan elocuente en el poráneas, salvo un minoritario sector mo Laclau –que significaban ni más ni
celebrado cuento de Borges. No se tra- que no desató su vínculo con las grandes menos truncar la idea lineal del tiempo,
ta de un borgesismo científico sino de herencias filosóficas, son grandes apara- ese débil historicismo sociológico gino-
un conocimiento que tome las formas tos vinculados a empresas comunicacio- germanista-, con una idea de la sociedad
categoriales de un modo libre, imposi- nales, laboratorios de captura de opinión fundada no en criterios transicionistas,
bles de totalizar, escogiendo canales de sobre comportamientos de consumo, y sino en lo que con la panlengua estruc-
fuga para que no se produzca el cierre muy raramente acciones ético-cognos- turalista pasó a llamarse “estructura
litúrgico de las categorías. Sin embargo, citivas parecidas a las de los filósofos fallada”, “fundamentos discursivos de
este procedimiento exige no apartar la estoicos, han abandonado el oficio de lo social”, “significante vacío”, “mate-
categoría de las categorías, la del sujeto comprender la vida de otros, que todavía rialismo del encuentro” –pienso en el
colectivo, sin por eso obturar las últimas estaba presente en los intentos de la etno- gran libro de De Ípola sobre Althusser,
derivaciones de la discusión filosófica al metodología –con un grado evidente de donde se pregunta qué hubiera pasado si
respecto. Se tratará entonces de un sujeto obsesividad sobre el peso del conjunto el sujeto colectivo, los grupos de fusión,
que tiene distintos planos –otra vez los de las rutinas del ser en la definición del las series sartreanas hubieran sido incor-
planos, lo que invita a la descripción- y mundo profesional y la conversación co- poradas a la idea latente en el estructu-
esos planos obedecen a la interferencia tidiana-, y un poco antes, en los estudios ralismo de lo subjetivo sin sujeto. Sino
de motivos subjetivos, expresivos, narra- sobre los grupos que emprende Sartre en porque para que toda esta producción
tivos, simbólicos y también anonadantes, La crítica de la razón dialéctica, y un hubiera significado un horizonte colecti-
es decir, penetrados por distintos temas poco después, en el proyecto un tanto fu- vo novedosa, habría que haber refundado
de nulificación de expectativas. En estas gaz de Paolo Virno de definir las nuevas la carrera de sociología, y junto a ella el
condiciones, una descripción lograda modalidades del trabajo con el auxilio conjunto de los institutos universitarios
equivale a una explicación, es decir, a la del concepto de “habladurías”, de Martín vueltos a designar en sus competencias
desaparición de la vieja dicotomía entre Heidegger. Se recuerda un libro de Ro- a través de una redefinición de las ideas
descripción y explicación. bert Nisbet, que me asalta repentinamen- de conocimiento legadas por la crítica
El cuadernito de apuntes del etnó- te a la memoria gracias a la mención que de los años 60 a la escisión neokantiana
grafo, entretanto, se ha construido a par- hace Damián Tabarovsky en su colum- entre “ciencia cultural” y “ciencias natu-
tir de múltiples fuentes y experiencias. na de Perfil, La sociología como forma rales”.
La principal de ellas es la observación de arte donde se “describe la sociología Los memoriosos recordarán un traba-
fenomenológica de los signos, y si se como una máquina de retratos literarios jo de Eliseo Verón en Cuestiones de Fi-
trata del estudio de la sociedad contem- (el burgués, el obrero, el burócrata, el losofía donde saludaba el fin de aquella
poránea –sociedad forjada en los poros intelectual) inmersos en una serie de pai- dicotomía de los maestros Windelband y
de la trama tecno-comunicacional-, la sajes (la fábrica, la masa, la revolución), Rickert –la pareja denostada por las que
descripción apuntará tanto a escenas atravesados por una serie de temas y es- obligatoriamente pasaban en ese enton-
urbanas, públicas o domésticas, vincu- tilos (el individuo, el orden, la libertad, el ces los estudiantes de filosofía de la cien-
ladas al equipamiento social, a las fór- cambio)”. De la veta francesa, más feno- cia-, que anunciaba la episteme estructu-
mulas arquitectónicas o habitacionales, menológica, habían llegado los escorzos ralista revolvedora de ese casus belli, a
a las interacciones mediadas por cosas de filosofía social de Lefort, en donde la postre tampoco habilitada para recrear
materiales o por materias retóricas, y aún se podían reconocer las inflexiones el lenguaje de las ciencias sociales o hu-
principalmente, todo lo constituido por de la escritura de Merleau-Ponty, y a la manas. Recorrer los caminos de la se-
la razón escénica de los medios masivos distancia, los problemas de la escritura miología y no hacerlo bajo la guía más
de comunicación. Por supuesto, todo histórica de Michelet, para afincarse fi- elocuente de los maestros sesentistas del
esto fue transitado acabadamente por nalmente en un problema cautivante que género –sin duda, un Roland Barthes-,
la antropología social –con sus diver- siempre había tenido entusiastas culto- implicaba hacer encallar uno de los ata-
sos nombres, sociología del conurbano, res, que era el de la presencia de Shakes- jos importantes que tomaba en pensa-
antropología de la pobreza, estudios de peare en el atuendo conceptual de Marx miento crítico en libros como Perón o
ciudadanía social, etnografía televisiva –no solo como ostentación citadora- sino muerte, de Verón y Silvia Sigal, donde
en los consumos culturales subalternos, como modificador teórico de la idea de ya se daba por superada la cuestión del

94 el ojo mocho
Ensayos

mito, apenas recurriendo a los atributos ejemplo, hay que leer las Meditaciones colectiva que hacía su ascenso, apogeo y
desmistificadores de una teoría de los de Barranca Yaco de Saúl Taborda, ya ni caída en medio de contrapuntos conver-
signos que no solo por estar en aquel digo Martínez Estrada, para comprender sacionales que se leían en la vasta docu-
momento imbuida de las nociones que cuál es la distancia entre la ilustración y mentación de época. ¿Había que seguir
proporcionaba el alfonsinismo de época, otra cosa-, ha considerado que es una ba- por el camino de la historia de las ideas
dejaba de quedar a mitad de camino de talla fundamental correr el velo de mis- – o como quiera llamársela, conceptual,
un examen más complejo de las retóri- tificación que recorre la escena política. genealógica, etc.-, o volver a la socio-
cas política de una sociedad convulsio- Lo que en otros tiempos era motivo logía clásica remozada, que en paralelo
nada. Es que como bien había señalado de facundia reflexiva –lo político como ensayaba sus artilugios reconstructivos
Tulio Haperín Donghi comentando ese parte de un ser escénico o de un imperio y que hoy muestra los ya maduros tra-
libro, le faltaba un urdimbre histórico al de los signos, según los énfasis que en bajos de Denis Merklen, Pablo Semán y
análisis de las discursividades, y agre- algún caso se obtenían de obras como Javier Auyero? Se dirá que son opciones
gamos nosotros, era carente también de las de Kantorowicz y en otros casos de necesarias y diversas en un cuadro de
una visión complejizadora del papel del Barthes-, se tornó ahora una urgencia de conocimiento sociales. Pero nada es evi-
mito social –no Sorel, siquiera Gramsci develación. ¿Develar qué? Una impostu- dente en este campo de evidencias, y las
o Mariategui-, sino de una hipótesis ge- ra política que no parte del cinismo o del ramas aparentemente bien ensambladas
nerosa sobre lo que le debe la filosofía de simple cálculo picaresco o astuto –aun- del conocimiento, o tienen un destino
la praxis a las presuntas opacidades del que esto también se menciona- sino de politizante que las hace entrechocar, o
mito. Bajo el mismo tema, León Rozit- una actuación paralizante sobre el con- no tienen nunca por imperio de su propio
chner, cuya ausencia se nota cabalmente junto social, una impostura, que parte del nacimiento, más que el destino de fingir
en la escena intelectual argentina, con “cuerpo místico” en que se desdobla la ser una “especialidad” que sin embargo
Perón entre la sangre y el tiempo, había política en la era de los medios de ma- va por el todo.
conseguido tejer un núcleo de reflexio- sas, dando lugar a un fenómeno hipnóti- En ese denuncialismo –es concepto
nes sobre el punto en que las lecturas de co cuyos detalles caben en la libreta del adecuado con palabra poco propicia-,
Hegel, Clausewitz y Freud encontraban etnógrafo, y cuya descripción en sí mis- había una alusión a un no sé qué de algo
un experimento humano con nombre y ma –sagazmente realizada, con recursos inconveniente, por parte de una genera-
apellido, el consabido peronismo, que enjutas de escritura que no se priva de ción –desde Contorno hasta la edición de
se balanceaba trágicamente entre la con- herir sin manierismos ni de formular por- Les temps modernes en 1982, la revista
ciencia libre y la conciencia coacciona- menores siempre dignos de reflexión-, de Sartre, dirigida por Viñas y Fernández
da. Pero el sistema de prejuicios lectores ya es una toma de partido que conduce Moreno con un tema rotundo: Argenti-
del público cultural argentino, relegó el a las candentes socavones del momen- na-, que azuzó los antagonismo hasta
libro de León y consagró los “análisis de to. Se pude decir que la más importante un horizonte que ya no permitía resolver
discursos” como hontanar de época: todo discusión en curso no tiene posibilidad el tema revolucionario en los términos
eso ya ha pasado. de encontrar una arena común, ya no di- planteados por sus portaestandartes in-
Pero no ha cesado el combate alrede- gamos en la televisión, aunque hubo un telectuales. Sobrevendría la tragedia,
dor del mito, esto es, alrededor del anti- intento, sino en la Universidad o en las la oscura represión. El denuncialismo
quísimo tema de la acción social, según revistas culturales. Se hablan lenguas he- conducía hacia una encerrona, y esa
el cual hay que resolver si el nombre del terogéneas, como si efectivamente unos convicción que expuso la mejor historia
mito se transforma en una impulsión de fueran hijos obnubilados del Oráculo intelectual o de las ideas que se hacía en
alteridad respecto a la venerable defini- de Delfos traducido a los dominios del la Argentina, culminará su tarea en una
ción weberiana de la zweitrationaität, inmediatismo político nacional, y otros, escéptica autocomprensión de un laicis-
la famosa acción racional con arreglo a denunciadores de una fastuosa superche- mo ideológico a tal extremo cuidadoso,
fines que recordamos enternecidamente, ría que hace pasar la publicidad estatal que poco después se resolvía en marcos
piedra angular de una filosofía activis- como nuevo demiurgo que alimenta a muy estrechos –a pesar de su dignidad
ta plena de confianza en una capacidad las almas, tanto del llanto como fantoche intelectual- en el cual aparecían pálidas
constructiva humana, que el edificio res- social, como del luto como apremio sen- menciones al republicanismo, forma
quebrajado de la historia desmiente coti- timental. No hay condiciones, al parecer, menor de resumir en él lo que en épocas
dianamente, por lo menos como última para una arena de debates más despejada anteriores se había querido decir con la
instancia del saber sobre el sentido de la de excitadas obligaciones, como las que expresión consecuentemente más am-
actividad colectiva. al parecer reclama un momento de trin- plia, socialismo.
Pues bien, lo que se vuelve a discutir cheras muy cavadas y terraplenes dema- No es muy diferente la reconstruc-
hoy es si hay una “dignidad del mito” en siado impenetrables en la imaginación ción que hace Tulio Halperín Donghi de
las escenas políticas de la hora, a propó- cultural del presente. aquellos “anos 60” en La larga agonía
sito de la cuestión kirchnerista, solo que Con la palabra denuncialismo Oscar de la argentina peronista, con lo que el
la discusión está oscurecida por la per- Terán había estudiado el modo en que se impulso desmitologizador cuenta con la
cepción inadecuada de que se apodera- habían compuesto las mentalidades de que quizás es la más cruda descripción
do del espacio público una intencionada los años sesenta, que iban ascendiendo de las acciones de guerra del período. En
“invención mítica” que a la manera del a los extremos meticulosa e inadvertida- su relato los agentes del sórdido terror se
teatro barroco deja todo el material his- mente desde los más perecederos artícu- expresaron con una “cruel pedagogía”
tórico a merced de publicistas ingeniosos los en revistas literarias que solo el estu- para provocar un “escarmiento inolvida-
que adormecen el pensamiento crítico. dioso de las ideas iba a exhumar, hasta ble, un desquite póstumo”. ¿No daba así
Beatriz Sarlo ha formulado numerosas la panfletería ideológica más encumbra- un juicio moral sobre la historia mítica,
conjeturas al respecto en nombre del da. Notable ensayo sobre mentalidades, que es la que necesariamente lleva a una
pensamiento de la tradición y la razón Nuestros años sesenta de Terán tenía es- orgía de sangre, a una coreografía de
ilustrada. Lo que consideramos la ilustra- tructura trágica –estilística sutil que este venganzas y horripilantes penalidades?
ción argentina, corriente fundamental de autor dejaría en el camino en trabajos La historia mítica debe describirse con
los andamiajes teóricos nacionales, -por posteriores-, a modo de una conciencia una prosa desencarnada de mitos, una

el ojo mocho 95
Perseverancias, balances, legados

prosa no lineal ni objetiva, sino intensa- contemporáneo que pretendió ser solo cómo pensar después. ¿Después de qué?
mente quebrantada por las propias voces eso, y por eso mismo no evitó ni la filo- Después que las cosas han ocurrido; de
de los actores históricos que se enzarzan sofía ni la crítica en tanto conocimien- ahí su ambigua relación con el mito, lo
en ella, doblándola, estirándola, ramifi- to literario-, marcarán el rumbo de esta que en verdad es nuestro tema divisorio
cándola en todas las direcciones en que profesión que parece haber decaído sin de aguas, según nos dejemos acariciar
desbarra un tiempo endeble y letal. Terán haber nunca llegado al cenit? ¿Es un re- conceptualmente por él, o lo reduzcamos
ahí inspira sus “años 60”, y sin duda, la medio la historia de las ideas y las varia- a un ejercicio menor de la operación po-
discusión en curso sobre una posible vo- ciones con que ahora se la nombra? No, lítica ligada a la industria cultural. Jus-
luntad estatal de reconstruir mitologías a no parece serlo. También este género ha tamente, Nicolás pensó el tema de lo ya
modo de cohesión social, cuya abandera- decaído, a pesar de las primicias que a hablado –la revolución, por ejemplo- y
da y activista más consecuente en el ejer- veces provienen de la crítica literaria – de lo que se está hablando –el populismo
cicio de la crítica es Beatriz Sarlo, tiene menciono a Dobry, a Fermín Rodríguez- en este caso-, como acciones del lengua-
fundamentos muy serios y antiguos, que y seguramente del ensayo, donde hay un je que se desempeñan como compañeras
en todos los tiempos han repartido a las verdadero refugio para caminantes, que del mito. Lo estudian y lo ponen afuera,
grandes creencias políticas. a su vez es un abrigo para la misma cien- y lo hacen sentir una rehabilitación en el
El estilo de escritura de Sarlo, en- cia, pues un vocabulario que expone su momento en que alguien lo estudia. Cla-
juto, álgido e incisivo, que es el que experiencia en forma controlada, perfec- ro que para suponerse esto hay que rede-
caracteriza la etnografía simbólica, o tamente puede salir remozado de su pa- finir los mitos como actos del lenguaje
mejor dicho de la economía simbólica saje por el taller de la escritura que tiene –redundancias, insuficiencias, vacíos,
de todo régimen político según la ve el un doble plano de expresión: se refiere rituales, creencias oscuras subsumidas
etnógrafo, presenta una homologación a su objeto y se toma ella misma como violentamente en conceptos indiferen-
en el plano del análisis de los caracteres objeto. ¿No podríamos definir así el en- tes-, y saber que al estudiarlos se empon-
y grafías culturales con las concepciones sayo? En ese sentido, no hay ciencia sin zoña de alguna manera el otro lenguaje
de la vida popular. Esta tradición que ensayo, sin ese punto de fusión entre am- que lo estudia.
parte de la ilustración popular ha dado bas que a veces es perceptible apenas en Pensar en el mito pone al costado la
grandes ejemplos de trabajos sociológi- su insipiencia y luego se esfuma (¿no lo distinción un tanto ociosa entre lenguaje
cos etnográfico-caracterológicos, como hay en Blanchot, en Paul de Man?), y de y metalenguaje –útil para las ciencias so-
los de Auyero y Merklen, que parten de muchas maneras, se podría decir que así ciales convencionales y para la lingüísti-
una sociología de la vida dramática que como comenzó el problema de las cien- ca habitual-, pero llamada a ser anulada
funda lo popular, desglosando signos y cias sociales (¿cómo escribir? ¿cómo magníficamente en un tipo de ensayismo
formas de distinción que prácticamente anotar? ¿cómo relevar las vidas ajenas? trans-romántico, como el de Casullo,
resuelven los estudios “subalternos” –o ¿cómo construir catedrales teóricas que que ve ruinas detrás suyo, pero no solo
como se los llame- en una lejana e indi- no asfixien la vida misma? ¿cómo saber eso. Ve también los usos de unas ruinas
recta sociología del conocimiento. Ima- si es más importante el viaje que la libre- imperceptibles en el lenguaje vivo de los
ginativa, sin duda: lo es. En un mismo fin ta de anotaciones?), así también está con- medios de comunicación. No era él un
de semana, dos diarios notorios de Bue- cluyendo con todos elementos a la vista, analista de medios, o un sociólogo, y lo
nos Aires han publicado sendas entrevis- ya descubiertos los pasos antes ocultos que era hoy no es fácil decirlo. ¿Nove-
tas a ambos autores. Auyero postula una de su magia. ¿Está desvanecida? En el lista ensayista? Lo que hizo, en verdad,
autonomía situada para los sectores po- autor antes citado de F. Rodríguez se en- es agitar un pensamiento escéptico para
pulares y construye figuras pinzadas bajo caran relaciones materiales, correspon- recrear la creencia, es decir, remontar la
suaves tipologías –el dealer, la violencia, dencias inesperadas, miradas que pescan vida del mito, desde su conversión en
los linchamientos-, que trazan un cuadro objetos coetáneos en textos y territorios, ruina hasta su falsa restitución mediática,
de vida pesaroso que deja a la sociología interpretaciones cruzadas entre la fuerza como un programa de revisión y puesta
en los límites del folletín. En realidad, lo material de lo económico y los granos a punto, de nuevo, de una filosofía so-
folletinesco es el lado del relato cultural de arena exóticos que se rescatan de una cial para las inauguraciones que podían
que en su reverso tiene al investigador, masa de escritos, mapas e inscripciones anunciarse. Un poco en forma circular:
que asume la difícil posición de pensar que son, al parecer, lateral a las cosas, que esa filosofía social anunciase gra-
sobre sí mismo cuando piensa en los de- pero las constituyen en su doble energía cias a que lo anunciable era materia de
más. Ciencia y drama, como lo revela el económico-territorial y literario-cientí- esa filosofía. Todo eso lo hizo en el in-
interés que por esos temas tiene el guio- fica. ¿Cultural Studies? Un poco más y terior –y en el exterior- de una Facultad
nista de la telenovela El puntero, que se un poco menos. Todavía hay rasgos en- de Ciencias Sociales que tenía escasos
inspiró en esta sociología de las vidas sayísticos en este empeño de juzgar la instrumentos, aunque no inexistentes,
golpeadas, con su escalafón de reacomo- escritura frente a la historia en cuanto al para comprenderlo. Podría decir otro
dos, negociaciones y artilugios de pro- problema de la idea de nación argentina, tanto de vidas y escritos que, con nom-
fundo despliegue imaginativo. Merklen y también gemas sembradas al pasar, bre y apellido, fueron contemporáneos a
lo mismo, pone la sociología en una si- como la comparación entre Lawrence de los de Casullo. Los de Grüner, Forster,
tuación empática con las criaturas de las Arabia y Mansilla o las dificultades de Kaufman.
que habla, como si fuera posible revivir un viajero inglés por las pampas, que en Hace algunos años, un puñado de cria-
en un tiempo y un lugar que no corres- su relato evoca fugazmente (al autor del turas empeñosas, Facundo Martínez, Es-
ponde –y sobretodo con las modalidades libro) a Las nubes de Saer. teban Vernik, Eduardo Rinesi, Guillermo
expresivas que exige esta sociología fili- Nicolás Casullo había escrito en su Korn, María Pia López, Christian Ferrer,
granada y atenta a las microsituaciones-, fundamental libro Las cuestiones –así Jung Ha Kang y el que esto rememora-,
el Informe de Brodie, de Jorge Luis Bor- dicho, como una pregunta filosófica que se unieron en torno a una revista que hizo
ges. si tiene respuesta, exige una escritura lo suyo en torno a las discusiones aquí
¿Estos pliegues internos de una neo- que expide su condición teórica mien- reseñadas, o trabajosamente evocadas,
sociología que en el digno rastro de Bou- tras escribe-, un conjunto de textos que sin justicia plena ni recuerdos afinados,
rdieu –quizás el último gran sociólogo rondaban sobre el tema que lo acuciaba: solo al rápido correr de la memoria de

96 el ojo mocho
Ensayos

urgencia. Rinesi demostró que una lectu- nik hizo su caminata en torno al amor de inspiradoras. A la etnografía profana le
ra asombrosamente sutil de Shakespea- viejos escritos de profesores lejanos, de agregamos una aquiescencia mayor ha-
re llevaba primero a repensar la teoría otras edades civilizatorias, y los convir- cia la vida popular y sus estrías endia-
política en curso y luego a pensar los tió en temas afines a nuestra sensibilidad bladas y a la sociología artística la con-
problemas de la distancia social –la urbe argentina, como si la ilusión de que entre vertimos en un espectro que acompañaba
patricia y el conurbano de los jóvenes el Simmel leído por aquellos estudiantes todo lo que hacíamos sin consumar nada
nuevos-, que mantenían una cuerda in- de Estrasburgo hacia fines del siglo XIX, ni obligar a ninguna cosa. Los amigos de
terna extremadamente politizada dentro el Simmel leído por Gilberto Freyre, Ma- la revista Confines siempre fueron una
de una arquitectura reflexiva que tienta riategui o Martínez Estrada, y el Simmel cuerda interior de un diálogo con más
pensar en un more geométrico pampea- leído por nosotros, no hubiera distancia potencialidades y promesas que efectivas
no, con sus temas alegremente tomados alguna. Para eso, había que tener una ac- realizaciones –siempre es así, Casullo lo
de tragedias isabelinas o mundos socia- titud en torno a la sociología –una socio- sabía, por eso reunía, enfervorizaba, y
les célebremente extinguidos. María Pia logía quizás artística- que no abundaba mantenía un caballeresco escepticismo a
López ha escrito novelas y no cejó de ex- en nuestros campos y actuaciones; una la Montaigne- y así seguimos, afirmán-
pandir su sensibilidad mayor para enten- sociología que postula que siempre hay donos y negándonos a nosotros mismos,
der los materiales de la cultura nacional y un lector asombrado por la teoría como esperando la brevedad del resurgir de las
exponerlos con perspicacias notables en rareza y la vida de la gente como incóg- cosas.
la escritura. Sus trabajos sobre el vitalis- nita pasmosa. No se hacía habitual este Las muertes de David Viñas y León
mo reordenan de una manera original las pensamiento entre las versiones pedagó- Rozitchner nos obligaron a la tarea inde-
vetas de la escritura argentina a mediados gicas que atravesábamos, lo que permitía seable de pensar si se acaban los tiempos
del siglo veinte. Christian Ferrer fue per- una pregunta lógicamente no respondida o los períodos cuando un tejido dialogal
feccionando su miniaturismo objetivista, sobre el destino de la palabra sociología. se extingue. Ciertamente, eran dos inte-
logrando fraseos exactos que se sitúan Facundo Martínez extendió sus comen- lectuales clásicos –como Casullo-, con
como guijarros sobre el texto, lo colocan tarios fundados en alegres asombros por intervenciones duras sobre el espacio
ante situaciones en las que los sentimien- las rarezas del mundo a las páginas de histórico que ni dejaban de producir ale-
tos parecen observados por un etnógrafo deportes de un diario de circulación na- gría ni evitaban generar un paso de amar-
tan interesado por las colecciones extin- cional y siguió manteniendo el ámbito gura. No eran detectables fácilmente los
guidas de hechos humanos, como por la docente por el cual todos habíamos pa- movimientos que asociaban el orden
posibilidad casi inútil de rescatarlos para sado. Y Jung Ha Kang siguió su camino histórico que los reclamaba a los estilos
que un texto que los aloje sea un nuevo en el psicoanálisis, completando así un intelectuales que eran necesarios invocar
pedrusco que operaría una redención sin ramillete de opciones que revelaba que cada vez. Ni las escrituras surgían de la
redentores. Guillermo Korn desplegó su en verdad, es el modo en que las vidas “ley del corazón” ni dejaba de ser un
sendero con encuentros emocionantes se van perfilando lo que justifica las elec- llanto callado cada cosa que se hacía, que
con joyas del pasado, escritos olvidados ciones por el conocimiento, y no a la in- en este caso, era mediada por escritos y
y dormidos, que el crítico despierta con versa. fervores políticos que mantenían muchos
un fervor que no pide que sea ni fácil- No hacíamos lo mismo ni pensába- rostros a su disposición. Los rostros de
mente comprensible ni indiferente a la mos igual, pero muchas de las preguntas la vida política y cultural argentina que
serena cofradía de coleccionistas de ji- que ahora me hago siguen manteniéndo- todavía nos siguen emplazando.
rones de vida antepasadas. Esteban Ver- nos en una conexión que tiene latencias

LA VUELTA DEL MALÓN


Hay algo muy poderoso en La vuelta del malón de Ángel Della Valle, que nos arrastró a experimentarla
cada cuatrimeste, una y otra vez, con los estudiantes de la materia Teoría estética y Teoría política, de
la Facultad de Ciencias Sociales. Tan poderoso, que -en el límite- uno cree no poder explicarlo. Efecti-
vamente, todo lo que uno explica o dice de ella parece superficial. Parece no tocar nada. La esencia del
arte, del verdadero arte, es que toca, se expande tocando. Y desaparece. El anudamiento, entonces, de
esta obra al misterio o al enigma, creemos que le hace justicia. Se supone que todo el arte que nos in-
teresa tiene esa potencia. Pero también: vitalidad. La vitalidad que experimentamos con el cuadro, esa
fuerza arrolladora que está viniendo, que no deja de venir, al punto que parece salirse del marco, está
en esa vuelta. Muy posiblemente la vida, la propia vitalidad, no deba ser entendida más que como la
expresión de una vuelta constitutiva. Es la barbarie misma que, a su paso, arrasa con todo. Y se lleva
todo con ella. Un arcaísmo fundamental que todo lo atraviesa. Todo ello está atrás nuestro y nos cons-
tituye. Acaso, finalmente, la vuelta nos haya alcanzado a nosotros también. No deja de alcanzarnos.
Hoy está, entonces, en la tapa de El Ojo Mocho. Y, si nos alcanza, es porque está cargada de una fuer-
za originaria, que es constitutiva y que a la vez no funda nada. Que se arrastra, y que arrastra consi-
go. ¿Cómo nombrarla? Tantos nombres para lo mismo. Tantos nombres para lo que no tiene nombre...

el ojo mocho 97
Coda. Escenas de nuestra América

.Manifiestoimpulsado por un colectivo de historiadores chilenos, a propósito de la lucha por la edu-


cación pública que marca el tiempo político del hermano país.

Manifiesto de Historiadores:
Revolución anti-neoliberal social/estudiantil en Chile
Las calles, plazas y puentes de todas las ciudades a lo largo de Chile se han transformado en las arterias donde fluyen
y circulan miles de estudiantes y ciudadanos, entonando y gritando las demandas por cambios estructurales en la educación
los que, a su vez, exigen cambios sustanciales en el paradigma económico, en el carácter y rol del Estado y en su conjunto, en el
pacto social constitucional del país. Desde hace meses las movilizaciones no han cesado, recuperándose y adaptándose algunas
consignas de antaño, cantándose nuevas que apuntan críticamente al corazón del modelo social y económico financiero neoliberal
actual: el mercado, el crédito, el endeudamiento, el lucro, la inequidad social y educativa.
Y si bien inicialmente parecía que se hubieran abierto, al fin, las Alamedas, marcando la llegada de la hora histórica
anunciada por el discurso final de Allende, el desarrollo de los acontecimientos con el recrudecimiento de la represión policial,
las amenazas y el amedrentamiento a los/as dirigentes estudiantiles por parte de adherentes oficialistas y la actuación provocativa
de policías encapuchados infiltrados de civil, nos recuerdan que estamos en un régimen político dirigido por la derecha chilena,
heredera de las prácticas de la dictadura militar y verdadera fundadora del régimen neo-liberal que busca resguardar. Y mientras
los jóvenes copan el cuerpo de Chile y la represión enfurece, suenan los cacerolazos del apoyo ciudadano, recordando el tiempo
de las protestas.
Si no ha llegado aún el tiempo de las alamedas, ha brotado con fuerza la voluntad de poder de la nueva generación para
presionar sobre ellas hasta lograr su verdadera Apertura histórica.

***
Los que realizamos el oficio de historiar nos preguntamos acerca del carácter de este movimiento y del significado de su
irrupción histórica. ¿Se trata de una fase más del movimiento estudiantil post-dictadura? ¿Corresponden sus demandas a reivin-
dicaciones básicamente sectoriales? ¿Cuál es la forma de hacer política de este movimiento? ¿Qué relación tiene este movimiento
con la historia de Chile y su fractura provocada por el golpe armado de 1973? ¿Cómo se articula este movimiento con el camino
y orientación de la historicidad secular de Chile? ¿Qué memoria social y política ciudadana ha activado la irrupción callejera y
discursiva estudiantil?
Si bien es arriesgado responder a estas preguntas cuando se trata de un movimiento en marcha, los que aquí firmamos lo hacemos
como una necesidad de aportar desde la trinchera de nuestro oficio, con la plena convicción de que estamos ante un aconteci-
miento nacional que exige nuestro pronunciamiento, sumándonos a tantos otros que se han realizado y se realizan cotidianamente
desde distintos frentes institucionales, gremiales y civiles.

1. Consideramos, en primer lugar, que estamos ante un movimiento de carácter revolucionario anti-neoliberal. Las de-
mandas del movimiento estudiantil emergen desde la situación específica de la estructura educativa del país, basada en el princi-
pio de la desigualdad social; una transformación a esta estructura –como bien lo dicen los gritos callejeros- exige un cambio sisté-
mico en el modelo neo-liberal, que hace del principio de desigualdad (fundado en la mercantilización de todos los factores y en la
consiguiente capacidad de compra de cada cual) la clave ordenadora de las relaciones sociales y del pacto social. Correspondiente
con este principio de ordenamiento, la figura política del Estado neo-liberal se perfila como un aparato mediador, neutralizador
y garante, a través de sus propias políticas sociales, de dicho principio des-igualitario; estructura económico-política sustentada
en la escritura de una carta constitucional legitimadora de dicho principio. No es de extrañar, así, que el movimiento estudiantil
actual encuentre un tan amplio respaldo ciudadano: en la categoría dicotómica de “deudores” respecto de un grupo legalmente
abusivo y corrupto de “acreedores”, se encuentra la mayoría de los chilenos que grita y cacerolea su apoyo a los estudiantes: porque
los estudiantes no son solo “estudiantes” sino que son ellos mismos en tanto deudores. Porque no sólo los estudiantes viven en el
principio de la desigualdad, sino la mayoría social chilena actual lo sufre en carne propia. Lo social particular y lo social general
se auto-pertenecen y se auto-identifican mutuamente en una unidad que se construye y se concientiza sobre la marcha.
Así, el movimiento estudiantil, aparentemente sectorial, constituye un “movimiento social” que, al tocar el nervio es-
tructurante del sistema, irradia e identifica a la sociedad civil ampliada, reproduciendo socialmente la fuerza de manifestación de
su poder, descongelando el miedo y aglutinando los discursos y las prácticas fragmentadas.
Es decir, el movimiento estudiantil actual tiene un carácter radical en cuanto busca revertir el principio neoliberal de la desigual-
dad que construye la sociedad actual, por el principio de la igualdad social (basado en un sistema de “derechos sociales ciudada-
nos”), promesa irrenunciable de la modernidad, a pesar de cualquier post/modernidad; principio que, desde la esfera educativa
chilena, se propaga como fragancia de nueva primavera a todas las esferas de la sociedad.

2. Este movimiento ha comenzado a recuperar lo político para la sociedad civil, poniendo en cuestionamiento la lógica
de la política intramuros, y con ello el modelo de seudo-democracia y legalidad que no ha cortado el cordón umbilical con la
dictadura.
Se trata de una política deliberativa en el más amplio sentido de la palabra, que trasciende los esquemas partidarios (a
pesar de las militancias personales de algunos dirigentes). El movimiento muestra cómo, a través de la orgánica de las bases mo-

98 el ojo mocho
Coda. Escenas de nuestra América

vilizadas, con el apoyo de las redes comunicacionales (“política en red”), se ejerce el poder de las masas en el escenario público,
presionando por la transformación de las estructuras. Este hecho está replanteando los fundamentos del cambio social histórico,
cuestionando las modalidades verticalistas y representativas, propias de la premisa moderna, propiciando activamente formas de
democracia directa y descentralizada.
Por otra parte, respecto de la relación del movimiento con el sistema político y el gobierno actualmente imperante, este
movimiento corresponde a un nuevo momento de su trayectoria histórica posdictadura, en el cual la vinculación con la institu-
cionalidad se realiza básicamente desde la calle, no habiendo entrado a la negociación institucional dada al interior de los recintos
gubernamentales. Desde esta perspectiva, lo nuevo de este movimiento es la “política abierta” o “política en la calle” que, al mismo
tiempo que permite mantener el control del territorio propio de la sociedad civil, difunde y transparenta su discurso, su texto y
sus prácticas a plena intemperie, ante toda la ciudadanía. La política clásica de los gobiernos concertacionistas de “invitación al
diálogo” se ha vuelto una trampa ineficaz, manteniendo el movimiento social actual la fuerza de sus propias prácticas de poder.
Así, las movilizaciones estudiantiles y sociales que hoy se desarrollan a partir de las demandas por la educación, no
sólo ciudadanizan lo educativo y lo sitúan como base fundamental del proyecto de sociedad, sino que dan cuenta de la crisis del
sistema político, cuestionando y transgrediendo la “democracia de los acuerdos”, consagrada como principal herramienta para
neutralizar y postergar las demandas sociales.
Esta nueva política encuentra su expresión manifiesta en un tipo de protesta social que rompe los marcos impuestos
tanto por la cultura del terror de la dictadura, como la del “bien mayor” de la transición. A través de una incansable apropiación
del espacio público y, en general, a través de prácticas corporales de no-violencia activa, el movimiento ha generado múltiples
acciones culturales en un lenguaje rico, plástico, inclusivo y audaz que interpela el cerco de la represión policial y de los medios
que criminalizan la protesta.

3. Si bien este movimiento corresponde a un momento nuevo de la política y de la historia social posdictadura, este sólo
puede comprenderse desde la perspectiva más amplia de la historicidad siglo xx en Chile. En el curso de ésta, la equidad educa-
cional junto a las limitaciones legales impuestas al capitalismo anárquico, habían alcanzado una maduración estructural en los
años ‘60 y ‘70, siendo este proceso abortado con el golpe del ’73 en su fase de plena consolidación. El movimiento social estudiantil
actual es expresión de la voluntad y del acto de recuperación de esa hebra rota de nuestra historicidad. Es la irrupción del brote
de la semilla que fue pisada y soterrada por la bota dictatorial y el neoliberalismo. Es el renacimiento, en la nueva generación,
del sueño y voluntad de sus padres de fundar una sociedad basada en la democracia, la justicia social y los derechos humanos
fundamentales, de los que la educación es uno de sus campos más fértiles.
En efecto, el pacto social educativo alcanzado en los ’60 y ’70 fue el fruto de una larga lucha dada por muchas generacio-
nes desde mediados del s. xix. Proceso y lucha que consistió básicamente en la voluntad política progresiva de arrancar los niños
proletarizados en el mercado laboral, para escolarizarlos, como una vía hacia una sociedad más equitativa y como un camino de
emancipación social y cultural. Este trayecto histórico, que involucró a toda la sociedad, alcanzó a producir semillas que fructi-
ficaron en las décadas del ’60 y ’70 cuando el Estado y la sociedad civil hicieron del pacto social educativo uno de sus más caros
proyectos de construcción de nueva sociedad democrática. Es ese proceso el que hoy irrumpe nuevamente en el discurso y en la
práctica del movimiento estudiantil. Se trata de una generación que no acepta volver a ser objeto de mercado al que deban prole-
tarizarse sin mas, ya por la vía del endeudamiento o de una educación de mala calidad. Lo que está en juego y que hoy se encarna
en este movimiento, es el “proyecto y pacto social educativo republicano/democrático” chileno, como principio ético-político de
igualdad social.
Aquí radica la densidad histórica de este movimiento, produciendo, a su paso, una irrupción de memoria histórica en
el seno de la ciudadanía: la memoria de los padres y abuelos que marchan y cacerolean su apoyo a la nueva generación que está
recogiendo y tejiendo a su modo la hebra de nuestra historicidad.
Así, en su triple carácter dado por su alcance revolucionario anti-neoliberal, por la recuperación de la política para la
sociedad civil y por su conexión con la historicidad profunda del movimiento popular de Chile contemporáneo, el actual mo-
vimiento ciudadano que los estudiantes de nuestro país aparecen encabezando con fuerza, decisión y clara vocación de poder,
recoge y reinstala las dimensiones más consistentes que la frustrada transición chilena a la democracia sacrificó.
A través de estas breves reflexiones este grupo de historiadores/as chilenas, con el apoyo de mucho/as, saludamos al mo-
vimiento estudiantil y adherimos a las reivindicaciones estructurales que ellos han instalado sobre la política chilena. Saludamos
y nos sumamos a las demandas de Asamblea Constituyente.
Al mismo tiempo, invitamos a no ver a este movimiento actuando en la sola coyuntura de este gobierno de derecha,
sino a tomar conciencia de que este es un momento de un proceso histórico ya en marcha, cuyo principal fruto sin duda será dejar
instalada definitivamente la demanda de las reformas estructurales al neoliberalismo, como irrenunciable voluntad de poder de
la ciudadanía y como agenda indispensable de los proyectos políticos inmediatos y porvenir.

16 de Agosto del 2011

Comité Iniciativa: Karen Alfaro Monsalve-Fabián Almonacid Zapata-Pablo Artaza Barrios-Mario Garcés Durán-Sergio Grez To-
so-M. Angélica Illanes Oliva-Alexis Meza Sánchez-Ricardo Molina Verdejo-Julio Pinto Vallejos-Gabriel Salazar Vergara-Verónica
Valdivia Ortiz de Zárate. Chile, Agosto del 2011.

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