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1982 Lafferriere 1976-1982 La Marcha de La Economia Argentina PDF
1982 Lafferriere 1976-1982 La Marcha de La Economia Argentina PDF
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ÍNDICE
1. Introducción………………………………………………………………………….. Pág. 3
2. Los objetivos explícitos del programa……………………………………………….. Pág. 4
3. Los resultados obtenidos……………………………………………………………... Pág. 5
a. El PBI y el PBI per cápita…………………………………………………… Pág. 5
b. Evoluc ión de la industria, el agro y las finanzas…………………………….. Pág. 8
La industria…………………………………………………………. Pág. 8
El agro argentino……………………………………………………Pág. 9
El sector financiero…………………………………………………Pág. 11
c. Las causas de estancamiento………………………………………………... Pág.12
d. El proceso inflacionario……………………………………………………...Pág. 15
e. La rentabilidad de las empresas……………………………………………..Pág. 16
f. La distribución del ingreso…………………………………………………..Pág. 20
g. El papel del estado y las empresas públicas…………………………………Pág. 21
h. Otros aspectos………………………………………………………………..Pág.23
4. Situación actual y perspectivas……………………………………………………….Pág.23
5. El porqué del programa económico…………………………………………………..Pág.24
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1976 – 1982: LA MARCHA DE LA ECONOMIA ARGENTINA
1. INT RODUCCION
“En un mundo superpoblado, un país donde falta gente. En un mundo hambriento, un país con
alimentos. En un mundo con crisis energética, un país con petróleo.”
“Estamos de acuerdo. La Argentina no es el paraíso terrenal. Pero buen puede ser el mejor país de
la tierra.”
Así rezaba una propaganda oficial elaborada en los primeros años de gestión del gobierno militar
surgido del golpe de estado de 1976. Sin embargo, el texto solo reconocía algunas verdades, y a
medias. Analicemos…
Es cierto que poseemos un territorio privilegiado (el octavo en el mundo en superficie) con
gigantescos recursos naturales (agropecuarios, forestales e ictícolas) que son una importante fuente
para la fabricación de alimentos, vestuarios y materia prima industrial.
Pero también es cierto que a pesar de existir una superficie cultivable de 167 millones de
hectáreas, solo se cultivan 29 millones (lo mismo que hace cuarenta años).
Somos un país con alimento, si. Pero con un significativo porcentaje de la población sometida al
infraconsumo.
También es cierto que somos privilegiados con los inmensos recursos energéticos existentes; no
solo de petróleo sino también de carbón, gas e, incluso, potenciales recursos hidráulicos hasta ahora
inexplotados.
Pero desmantelamos los medios para aprovecharlos, que son empresas estatales (YPF, YCF, etc.),
entregando esas riquezas al capital extranjero. Y aún estamos lejos del proclamado
“autoabastecimiento”.
Argentina es un país donde falta gente. Es cierto… en relación a su territorio. Pero a pesar de ello
hay más de un millón y medio de desocupados, sin contar los que han debido emigrar del país en
busca de mejores oportunidades de trabajo e investigación, que no tienen ni tendrán cabida en la
Argentina en tanto se mantenga la actual estructura económic a.
Y también es cierto —y eso no se dice— que tenemos altos índices de mortalidad infantil de
deserción escalar, enfermedades endémicas (como el mal de chagas, que afecta a una significativa de
la porción de la población), un déficit de tres millones de viviendas (que afecta a más de diez
millones de personas) sobre una población de apenas 28 millones; tenemos un deficiente sistema
hospitalario y a más de la tercer parte de los argentinos sin asistencia de agua potable; existiendo
tremendas desigualdades regionales y una mayor desigualdad en la distribución del ingreso.
¿Cómo puede ser que poseyendo esas inmensas reservas de capital natural, esas inagotables
reservas energéticas, esa industrialización y esa cantidad de recursos humanos, la Argentina se halle
en tal estado?
Sucede que no la hemos sabido administrar con sentido nacional, haciendo uso de planes
elaborados fuera de nuestras fronteras por intereses que no coinciden precisamente con los nuestros.
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*****
El propósito del presente estudio consiste en analizar someramente cual ha sido el desarrollo de la
economía argentina desde marzo de 1976, a la luz de la evaluación de las grandes variables
nacionales. Se intenta determinar hasta qué punto se cumplieron las proposiciones originales del plan
económico implementado desde entonces.
Por esa causa, he tomado como metodología para el desarrollo del trabajo, la reproducción de “los
principios básicos del programa de recuperación y expansión de la economía”, dados a conocer a
partir del 2 de abril de 1976.
Y paralelamente a ello, les voy a comparar con lo sucedido en la práctica al cabo de seis años de
gestión económica, iniciada por el Dr. José A. Martínez de Hoz y continuada “a fondo” (luego del
breve interregno de Sigaut) por el actual ministro Roberto Alemann.
En esto consiste este trabajo titulado “1976-1982: LA MANCHA DE LA ECONOMIA
ARGENTINA” donde se concluye, en base a distintas opiniones autorizadas, que hasta el momento
se habrían logrado en su mayoría los objetivos perseguidos por la política económica oficial.
No me refiero a algunos objetivos explícitos que dieran a conocer a través de innumerables
discursos los funcionarios que ocuparon el Palacio de Hacienda, sino a la lateralidad de sus planes:
explícitos e implícitos (en charlas, conferencias y, fundamentalmente, en las medidas
implementadas).
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3. LOS RESULTADOS OBT ENIDOS
a. EL PB I Y EL PBI PER CAPITA
Lograr una “economía de producción” como contrapartida de la “economía de especulación” que
se enseñoreaba en el país a comienzos de 1976, era uno de los objetivos explíc itos del programa
económico. Tal lo expresado por el Dr. Martínez de Hoz el día 02/04/1976, en su primer mensaje al
país.
También consta en los numerosos documentos elaborados por el Ministerio a su cargo durante los
primeros años del proceso, encabezados invariablemente por las “Características” y la “Síntesis…”
antes mencionados.
Así, el punto 5 de las “Características…” expresaba la “concepción de que debía pasarse de la
economía de especulación y escasez a una economía de producción”. Y una de los tres objetivos
básicos era “acelerar la tasa de crecimiento económico”.
De esto también se habla en la “Síntesis…”, donde se reiteran términos como “estimulo”, “apoyo”,
“promoción”, “mayor producción”, etc.
Para alcanzar esta meta, según el propio ministro, había “que estimular y premiar la actividad
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productiva, quitando todo aliciente y posibilidad a la acción parasitaria especulativa”
Al cabo de la gestión del equipo presidido por Martínez de Hoz, la evolución de nuestra economía
distaba mucho de las predicciones optimistas de los primeros días. Tal vez sea por eso que las
“Características…” y “Síntesis…” desaparecieron de los documentos oficiales.
Lamentablemente ese justo y correcto objetivo no se llega a cumplir para entonces (ni mucho
menos luego). La “economía de producción” no aparecía en la realidad. Los hechos nos hicieron
pensar, entonces, que tal vez el verdadero objetivo no era el pregonado.
EL PBI GLOBAL
Analicemos, por ejemplo, la evolución de una variable ilustrativa que incide el total de bienes y
servicios producidos anualmente por la economía del país: el P.B.I.
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Parte del discurso de Dr. Martinez de Hoz reproducido en el diario La Prensa el 03/04/1976
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Las cifras del Cuadro I demuestran que durante 1976 (comienzo de la gestión en análisis) el PBI
cayó respecto de 1975 (año en que también había caído en relación a 1974); y que en 1977 apenas
alcanzó el mismo nivel de tres años atrás (1974).
Al haber una nueva caída en 1978, el PBI de ese año se ubicó por debajo del nivel alcanzado
cuatro años atrás. En otras palabras, DURANTE 1978 LA ECONOMIA ARGENTINA PRODUJO
MENOS BIENES Y SERVICIOS, MENOS RIQUEZA, QUE DURANTE 1974.
Recién en 1979 se pudo superar la “barrera” de 1974, en apenas un 5,2%. Aunque esa bastó para
destacar que se lo destacara como un verdadero “record” productivo o como “la marca más alta de
la década”.
Llama la atención la forma en que se destacó este hecho, olvidando que un aumento del PBI
(máximo sobre un valor de cinco años atrás) debía ser lo normal año tras año, tal como lo indica la
experiencia mundial y nacional en la última década.
Así, las estadísticas proporcionadas por el BCRA indican que el PBI venía creciendo
ininterrumpidamente desde 1963, o sea, durante 12 años consecutivos. Recién en 1975 comienza
este estancamiento productivo del cual aun no hemos podido salir.
En 1980 se produce un aumento muy suave de esta variable, para caer nuevamente en 1981, en una
cifra que se ubica por debajo de la correspondiente al año 1974 (midiendo la evolución en pesos
constantes de 1960).
Respecto de 1982, las estimaciones indican un nuevo y gran retroceso. Las primeras cifras
referidas al primer cuatrimestre dan cuenta de una caída del 4,3% en el PBI global.
Aclaremos que, trabajando con la nueva base (pesos de 1970) existen algunas variaciones que no
invalidan ni las afirmaciones anteriores ni las tendencias destacadas más arriba.
CUADRO II – EVOLUCIÓN DEL PBI 1970/1981 (a precios de mercado)
(En miles de millones de pesos de 1979)
AÑO PBI AÑO PBI AÑO PBI
1970 89,19 1974 103,35 1978 104,14
1971 92,42 1975 102,44 1979 111,24
1972 93,87 1976 102,18 1980 112,43
1973 97,05 1977 108,35 1981 105,57
Fuente: Informe Económico. Anexo B del Bol. Semanal Nº395 del 22/06/81, Min. De Ecom. Y Bol. Semanal de Actualiz ación.
Podríamos tratar de realizar una evaluación aproximada de la tremenda perdida directa que ha
causado la caída del PBI, calculando estimativamente en base a tres hipótesis el PBI “potencial” de
la Argentina y comparándolo luego con el real.
CUADRO III – PBI REA L Y PBI “POTENCIA L” 1975 – 1981 (en miles de millones de pesos de 1960)
1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981
PBI POTENCIA L I 19,93 21,04 22,22 23,46 24,77 26,15 27,61
PBI POTENCIA L II 19,73 20,63 21,57 22,55 23,57 24,64 25,76
PBI POTENCIA L III 19,54 20,22 20,93 21,66 22,42 23,20 24,01
PBI REA L 18,62 17,92 18,85 18,07 19,90 20,11 18,88
Desde 1963 a 1974 (año considerado de pleno empleo) el PBI creció a una tasa anual acumulativa
de 5,59% —hipótesis I—; en tanto que si tomamos el periodo 1960/74, la tasa correspondiente es del
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4,15% —hipótesis II. Se podría considerar una tercera alternativa, la más pesimista, tomando como
base el periodo 1945/1974, que arroja un crecimiento anual de del 3,5% del PBI —hipótesis III.
Si luego del año base (1974) las cifras hubieran evidenciado un crecimiento a tasas similares a las
mencionadas, el PBI debió haber sido en 1981 de 27,61 mil millones de pesos de 1960 en el mejor
de los casos o de 24,01 mil millones en el peor de los casos; o sea que entre un 27% y un 46% mayor
que el real.
Por otra parte, las tasas tomadas como hipótesis son menores en todos los casos a la
correspondiente a los países de América Latina y del Caribe para 1970/80 (6%).
Ahora bien, el PBI no continuó su curso normal, como se aprecia en el grafico siguiente.
El PBI REAL se alejó de cualquiera de las tres hipótesis, lo que sucedió porque el plan económico
de 1976, en lugar de solucionar la crisis iniciada en 1975, la profundizó inexplicablemente.
Evaluando las diferencias llegamos a la conclusión de que en los últimos siete años la Argentina
perdió entre 20 y 32 mil millones de pesos de 1960, suma esta ultima que supera al PBI de
cualquiera de los años de la década del ’70 y que equivale a un 174% del registrado en 1981.
Es como si durante 2 años se hubiera paralizado completamente la vida económica argentina; lo
que no coincide con el objetivo de “acelerar la tasa de crecimiento”.
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En 1977 el PBI por habitante fue de 723 pesos (de 1960), el cual es levemente superior al del año
1973, pero se encuentra todavía por debajo del nivel de los años 1974 y 1975, de 754 y 729 pesos
per cápita, respectivamente.
En 1978, con la caída del PBI global en un 4,1% respecto del año anterior, y al aumento paralelo
de la poblac ión (estimado 350mil habitantes de acuerdo a la tasa de crecimiento poblacional), el PBI
por habitante es similar al del año 1972. Es decir que se produjo lo mismo que seis años antes.
Pasamos al año 1979 y vemos que la cifra es aun inferior a la de 1974, lo mismo que en 1980,
donde apenas supera a 1973.
Llegamos así a 1981, con un valor de 669 pesos per cápita, lo que implica que la producción de
cada argentino en el pasado año es menor a la de diez años atrás (1971); o sea, UNA DECADA DE
ESTANCAMIENTO.
Estas afirmaciones se confirman con los siguientes datos obtenidos de estadísticas del BCRA,
sobre la evolución del PBI por habitante en los últimos años, que ha sido, en pesos de 1960, así:
CUADRO IV – PBI PER CAPITA (en pesos constantes)
Año 1969 1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981
PBI pc(1) 625 647 671 688 715 754 729 697 723 684 744 721 669
PBI pc(2) s/r 3746 3832 3843 3923 4124 4035 3973 4158 3945 4160 4035 3740
(1) En base al PBI a pesos de 1960 (2) En base al PBI a pesos de 1970
Aclaremos que las variables analizadas por el momento (PBI Y PBI per cápita) se basan en
estadísticas oficiales provenientes del INDEC y del BCRA; fuentes que no se pueden sospechar de
“opositoras” o “criticas” a la política económica vigente.
La Industria
Los objetivos explícitos de la política industrial del ministro Martínez de Hoz eran: “afianzar la
industria nacional y estimular su crecimiento… promover la industria básica… facilitar el proceso de
capitalización industrial… promover la exportación de productos manufacturados”, etc. (del discurso
del 02/04/1976).
En la ya mencionada “Síntesis…” se reiteran los mismos objetivos : promover industrias básicas,
facilitar la capitalización, procurar eficiencia industrial, etc.-
La marcha de este sector, el más dinámico de la economía, demuestra que los mencionados
objetivos no se cumplieron. Los datos evidencian todo lo contrario.
El sector industrial argentino fue tal vez el más golpeado por el plan “industrialista” del Palac io de
Hacienda. Estadísticas oficiales indican, sin dejar margen para dudas, el cuadro recesivo que
presenta esta rama de la economía.
La errática evolución observada por el PBI de la industria desde 1976, culmino en el año 1981 con
un valor inferior al de 1970.
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CUADRO V – EVOLUCION DEL PBI IMDUSTRIAS MANUFA CTURERAS
(en miles de millones de pesos de 1970)
AÑO PBI Ind. AÑO PBI Ind. AÑO PBI Ind.
1970 22,137 1974 26,715 1978 23,985
1971 23,408 1975 25,926 1979 26,172
1972 24,250 1976 25,413 1980 25,256
1973 25,015 1977 26,920 1981 21,215
Fuente: Informe económico. Anexo B del Bol. Sem Nº 395 del 22/06/81 M in. Econo mía.
Los datos demuestran que la industria argentina produjo durante 1981 un valor apenas superior al
de 1969. Un estancamiento de doce años, que quedará marcado como una herida profunda en
nuestro aparato productivo y que difícilmente cicatrizará en un corto plazo.
En el primer trimestre de 1982 el PBI Industrial habría descendido un 9%, lo que daría el nivel
más bajo de las últimos trece años. Así lo anticipa Clarín en su suplemento económico del 16/05/82.
El reflejo de la resección industrial es la masiva quiebra empresaria del sector, cuyo monto
evoluciona año tras año en progresión geometría, como un obligado corolario ante la difícil situación
del marco económico en el que se desenvuelve.
CUADRO VI – EVOLUCION DE LOS QUEBRANTOS EN LA INDUSTRIA (en millones de pesos)
1976 1977 1978 1979 1980
29 22847 42276 358199 1735178
El Agro Argentino
El sector agropecuario tuvo una evolución modesta, que contrasta con la potencialidad del
territorio nacional.
Su PBI tuvo un crecimiento que puede ser considerado aceptable en comparación con otros
sectores. Así, las cifras de producción van aumentando desde 1976 hasta 1979, aunque luego caen
levemente sin llegar a recuperar ese nivel record. De esta forma lo demuestran los datos oficiales
correspondientes.
CUADRO VII – EVOLUCION DEL PBI DEL SECTOR A GROPECUARIO
(índice base 1970 – 100)
1974 1975 1976 1977 1978 1979 1980 1981
120,9 116,3 121,7 125,0 126,8 132,0 124,2 128,2
Pero mejor veamos, la evolución del área sembrada, que es un elemento que refleja con más
fidelidad la expectativa del productor agropecuario respecto de la política económica vigente. Allí se
observa que el área de siembra (para cereales y oleaginosas) no ha tenido aumento significativos en
comparación con la campaña 1970/71, ya que las cifras varían entre un 8.7% (1976/77) y un 0,3%
(1979/80) por encima de comienzos de la década.
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CUADRO VIII – EVOLUCION A REA SEM BRADA* 1970/71 – 1980/81
Campaña Área Sembrada (miles has) Índice (1970/71 =100)
1970/71 19.642,5 100,0
71/ 72 19.151,9 97,5
72/ 73 20.775,6 105,8
73/ 74 19.009,9 96,8
74/ 75 18.971,0 96,6
75/ 76 19.556,0 99,6
76/ 77 21.348,6 108,7
77/ 78 20.077,0 102,2
78/ 79 20.182,0 102,8
79/ 80 19.693,2 100,3
80/ 81 21.129,5 107,6
*Total para cereales y oleaginosas
Fuente: “EL ECONOMIST A” de 02/05/80 y “ANALES” de Diciembre de 1981
Además de la evolución dispar del sector agropecuario, la política de precios para los productores
del campo argentino los perjudicó enormemente. Para ello, debieron enfrentarse a graves problemas
como los altos costos de la maquinarias agrícolas, de los tractores y los insumos; la imposibilidad de
acceder a créditos por las elevadas tasas de interés (ya que quienes se endeudaron vieron peligrar su
capital); y la presión tributaria exagerada a que se vieron sometidos.
Esta marcha errática del agro y las negativas consecuencias de la orientación economía oficial,
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hacen reflexionar al economista Raúl Cuello de la siguiente manera: “Resulta paradójico para
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Periódico La Tierra Nº 6.936, 01/10/1981
3
El Economista Nº1.553, 02/05/80
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cualquier observador imparcial que una política pretendidamente instrumentada sobre el principio de
las ventajas comparativas, tenga como resultado el desestimulo a la producción, precisamente en
aquel sector donde las mismas son innegables del resto del mundo”.
A la caída de los precios relativos de la producción agrícola, se agrega el hecho de que el valor de
la misma baja cuando el chacarero cosecha y sube cuando el producto está en manos de los
intermediarios. Esto hace que el promedio de precios anuales no refleje realmente la verdadera
perdida de los ingresos del productor.
4
Al respecto, es sintomática la declaración de la FAA de que “luego de cinco años de ordenada y
proficua labor, donde el sector agropecuario aportó cosechas records cuyos excedentes se vendieron
al exterior en su totalidad a buenos precios internacionales, nos encontramos con un endeudamiento
que a muchos condujo a bancarrota y que los demás no podrán cancelar por medios habituales”.
El tema de la situación agropecuario da para mucho, pero su profundización excede ampliamente
los marcos de este trabajo.
En lo que hace a la construcción, el comercio y otros sectores de la economía nacional, aunque
obviemos su análisis por razones de espacio, es de notorio conocimiento su estado crítico,
consustanciales caídas en la actividad y elevada capacidad ociosa.
El Sector financiero
Observando la marcha del PBI del Sector “Establecimientos Financieros, Seguros y Bienes
Inmuebles”, verificamos que de 1976 a 1982 su crecimiento ha sido del 37,26%; evolución que
contrasta con las cifras del PBI global, que se incrementaron en solo un 3,31% en cinco años; y aun
mas con el PBI de la industria que cayó más del 16% en igual lapso.
CUADRO X –PBI GLOBA L, INDUSTRIA Y ESTA BLECIM IENTOS FINA NCIEROS
(en miles de mill. De $ de 1970)
1976 1977 1978 1979 1980 1981
PBI GLOBA L 102,188 108,335 104,148 111,240 112,432 105,573
PBI INDUSTRIA L 25,413 26,920 23,985 26,172 25,256 21,215
PBI FINANZAS 6,074 6,915 7,368 7,865 8,776 8,337
( en valores constantes 1976 =100)
PBI GLOBA L 100 106,03 101,92 108,85 110,02 103,31
PBI INDUSTRIA L 100 105,93 94.38 102,98 99,38 83,48
PBI FINANZAS 100 113,84 121,30 129,47 144,48 137,26
Fuente: Informe Económico. Anexo B del Bol. Sem. De Economía Nº395 DEL 22/06/81, y para 1981 “Informe sobre la activ idad económic a” del Bol. Sem.
De Economía.
La tendencia observada hizo que la participación de la Industria en el PBI bajara del 24,87% en
1976 al 20,09% cinco años más tarde; en tanto que la Finanzas crecieron su participación del 5,945
al 7,905 en el mismo periodo.
Más ilustrativa es la comparación sobre el porcentaje que representaba el último de los sectores
con relación al primero: en 1976 representó un 23,90% respecto de la industria, participación que se
elevo casi al 40% en 1981.
4
Periódico La T ierra Nº 6.936, 01/10/1981
11
Todos estos datos ponen de relieve el contrasentido de un sector financiero en plena expansión,
ubicado en el medio de una economía paralizada que no acompaña con su producción de bienes ese
crecimiento sostenido.
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Datos obtenidos del “Informe Sobre el Desarrollo Mundial 1981” del Banco Mundial
12
En 1979 cambio el consumo su tendencia declinante, creciendo en un nivel que lo ubicó por
encima del correspondiente a 1973, pero siempre por debajo de 1974 y 1975.
El Grafico II indica la evolución del Consumo Global, en valor absoluto, en pesos de 1960,
estadística que presenta algunas variaciones respecto de la evolución en pesos de 1970 (Grafico III),
pero que no hace variar el hecho de su caída.
Esta caída del consumo tiene su causa fundamental en la vertical caída del salarial real, provocado
deliberadamente por el equipo económico con el justificativo de que esa variable comprimida
serviría para contener la inflación.
GRA FICO III – EVOLUCION DEL CONSUM O ($ de 1970) (Valor en miles de millones)
Si tomamos cono índice 100 el Salario Real al mes de marzo de 1976, observaremos que a partir
de entonces comienza a caer, disminuyendo casi un 40%. Para diciembre del año siguiente, el nivel
fue inferior en un 60,2% al del mes del comienzo del proceso; lo que coincide con estimaciones
privadas que afirman que en el año 1977 el salario real promedio del peon fabril fue inferior en un
42,1% al promedio de los últimos diez años.
El año 1978 muestra al salario real nuevamente en línea descendente, a pesar de haber bajado a
niveles alarmantes, llegando en noviembre al piso sorprendente del 26,12% del valor de marzo de
1976, es decir, una caída del 73,88%.
En los años siguientes (1979, 1980, 1981) el salario real continua deprimido, variando entre un 30
y un 50% del nivel de comienzos de 1976.
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Comienza a descender nuevamente en 1982, como consecuencia de un nuevo congelamiento
dispuesto desde diciembre del año pasado, ubicándose en la actualidad en un 60% por debajo de su
valor al inicio de la gestión económica.
CUADRO XI – SA LA RIO REA L MA RZO 1976–ABRIL 1982*
(Índice base Marzo 1976 = 100)
MES SAL. REA L MES SAL. REA L
Marzo ‘76 100,00 Diciembre 34,43
Julio 71,93 Marzo ‘80 36,06
Diciembre 60,61 Julio 49,98
Marzo ‘77 70,44 Diciembre 48,09
Julio 62,63 Marzo ‘81 44,71
Diciembre 41,73 Julio 49,89
Marzo ‘78 39,21 Diciembre 53,09
Julio 35,78 Enero ‘82 47,43
Diciembre 39,88 Febrero 45,05
Marzo ‘79 34,36 Marzo 43,02
Julio 38,65 Abril 41,29
* En base al Índice al Sal. Nominal del Peon Ind. De Cap. Federal
¿Qué nos indican estas cifras? Que el estancamiento de la economía de nuestro país, provocado
principalmente por la drástica caída del consumo, causada a su vez por la vertical caída del salario
real; fue una consecuencia claramente previsible y probablemente buscada por las autoridades
económicas.
Y digo principalmente, ya que también y hubo mucho que ver en la crisis la política financiera
oficial, que promovió tasas de interés altamente positivas y un elevado spread.
Estos factores perjudicaron a aquellos empresarios que se embarcaron en grandes inversiones y se
encontraron con un mercado interno debilitado; situación agravada por la imposibilidad de exportar
a niveles rentables por el manifiesto retraso del valor del dólar.
En ese marco, sería incoherente pensar que se ha pasado “de una economía de especulación a una
economía de producción”.
En este sentido, no podemos dejar de citar la declaración efectuada años atrás por un alto
funcionario del gobierno a favor de la especulación: “que gane dinero es que es eficiente o
afortunado en sus actividades productivas o ESPECULATIVAS es INOBJET ABLE”. Quien
expresó esto fue el entonces Secretario de Hacienda Juan Alemann 6 ; coincidiendo con uno de los
principales teóricos del monetarismo actual, profesor Milton Friedman, quien afirmo: “La gente
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siempre culpa a los especuladores, pero en general cumplen una función social útil” .
Por otra parte, se observa públicamente que las actividades especulativas se han desarrollado en tal
grado en estos seis años, que ni necesitan de semejante aval para continuar con su actividad
“inobjetable” y “socialmente útil”
6
Boletín Semanal del Ministerio de Economía del 16/06/77
7
Conferencia “ Bases para un Desarrollo Económico”, Sgo. de Chile, 26/03/1975
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d. EL PROCESO INFLAC IONARIO
Revertir drásticamente el proceso inflacionario era otro de los objetivos básicos de la política
económica que iba a implementar Martínez de Hoz.
Según el ex ministro, la inflación “en la Republica Argentina es provocada por los gastos
improductivos del Estado” y “su motor principal lo constituye el déficit fiscal” que “lleva a la
emisión monetaria” 8 .
A su vez, la “Síntesis…” enumeraba una serie de herramientas de su política antiinflacionaria,
como el “menor gasto del Estado”, “disminuir la emisión”, “regulación oficial de los aumentos
salariales” y “liberación de precios”.
Después de seis años de política antiinflacionaria, la inflación continua rezagante e
inconmovible.
La Republica Argentina ostenta el lamentable galardón de ocupar los primeros puestos en el
mundo entre los países de mayor inflación durante los años 1976 a 1981.
Se habló de revertir drásticamente el proceso inflacionario, poniendo como ejemplo negativo el
periodo de tres años del gobierno peronista, con el 1.182% de inflación.
Pero al cabo de los tres primeros años de gestión de las nuevas autoridades económicas, se había
acumulado una inflación del 2.203%
CUADRO XII – EVOLUCION DEL INDICE DE PRECIOS A L CONSUMIDOR (Nivel General)
(% respecto del año anterior)
Años 1976 1977 1978 1979 1980 1981
Pro m. Anual 444,00 176,0 175,5 159,5 100,8 104,5
Dic./Dic. 347,5 160,4 169,8 139,7 87,6 131,3
Se observa que recién en 1980 (quinto año de gestión) se logra algún avance en la reducción del
índice de precios; pero con la peligrosa existencia da valores muy deprimidos, como el tipo de
cambio, el precio de la carne y los salarios reales.
Así, el aumento de los productos cárneos y la estampida del dólar volvieron a subir el índice en
1981 a los tres dígitos: 131,3%, aumentando en los tres primeros meses de 1982 a un ritmo superior
al 146%, si lo comparamos con los índices correspondientes del año anterior.
Por otra parte, la proyección anual de la inflac ión acumulada del primer trimestre del corriente
año, nos indica una variación del 131,9%, tasa similar a la registrada en 1981; muy elevada a pesar
de la recesión actual y de los salarios deprimidos.
En síntesis, la escalada inflacionaria que ha vivido la Argentina a la larga de siete años, y que aún
persiste, no tiene paragón en nuestra vida de nación independiente.
Revela además un notable desvió de las predicciones originales efectuadas en las
“Características…”, acerca del objetivo de “lograr el saneamiento monetario”, lo que garantizaría
“un incremento no inflacionario de la economía”
Entiendo que se partió de un diagnostico equivocado en cuanto a las verdaderas causas de la
inflación y en contradicción, incluso, con la realizada luego.
8
Diario La Prensa, 03/04/1976
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En efecto, la inflación depende de varios factores provocados por problemas estructurales de
nuestra economía dependiente; economía monopolizada por un número relativamente pequeño de
grandes empresas que manejan los precios a su arbitrio y pugnan entre sí para obtener la mayor
tajada posible de ingreso nacional, a través del incremento constante de los mismos.
Por eso es erróneo afirmar que el déficit fiscal y la emisión monetaria son la causa fundamental
de la inflación en nuestro país. Precisamente ellas (déficit y emisión) son una consecuencia más de
la dependencia estructural y de la incapacidad de la economía de crecer a un ritmo necesario para
mantener ocupado en actividades productivas al grueso de la población económicamente activa, y
por ello el Estado debe saber absorber personal en exceso e impedir que la desocupación provoque
situaciones sociales explos ivas e insostenibles.
Entonces, si se parte de un diagnóstico falso, nunca se puede acertar con el remedio adecuado
para curar al país de la enfermedad inflacionaria. Por el contrario, lo más probable es que el remedio
recetado sea contraproducente y tienda a agravar aún más la situación del enfermo, o le provoque
acciones colaterales de consecuencias imprevisibles.
Y esto es, en cierto modo, lo que le ocurrió al país. La política monetaria restrictiva unida a la
drástica caída del consumo provocada por las medidas económicas puestas en marcha, contribuyeron
a acentuar la recesión. La capacidad ociosa de las fábricas aumentó sustancialmente al no encontrar
un mercado consumidor para su producción. Pero los precios no bajaron de acuerdo a la teoría
monetarista.
Al contrario, como consecuencia de este proceso, aumentaron los costos fijos de las empresas,
que debían repartirlas en cada vez menor cantidad de productos. También aumento el costo
financiero al haber liquidez en el mercado, lo que hizo que las tasas de interés subieran hasta niveles
nunca imaginados.
Los mayores costos se debían trasladar a los precios y así ocurrió, aunque con algunas
limitaciones.
A ello se sumó el afán de obtener mayores ganancias a pesar de la caída de las ventas, cosa que
hicieron las empresas líderes y que se trasladó multiplicado al resto de la economía. Claro que los
sectores económicamente más débiles (empresas pequeñas y medianas) no pudieron afrontar esta
situación y sucumbieron (cierre de establecimientos, ventas de empresas a precio de remate,
concursos y quiebras, etc.
Dijimos además que había una contradicción entre diagnostico efectuado al comienzo y las
medidas implementadas. No entendemos porque, por ejemplo, la lucha por disminuir el défic it no
fue a fondo; apelándose luego a otras herramientas distintas al que aquella no daba los resultados
anunciados.
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Sobre el particular, se expresa en las “Características… “que la empresa privada es “el verdadero
motor de la economía”; y en la “Síntesis…” al hablarle sobre inversiones se promete la aplicación
de políticas que permitan “la rentabilidad empresarial”.
Veamos si, en realidad, el verdadero objetivo era de “aumentar las utilidades” de todas las
empresas o, al menos, de la gran mayoría; o por el contrario, el beneficio sería para muy pocas.
Observando la lista de las empresas que más venden en el país, que publica anualmente la revista
Mercado, se constata que la casi totalidad de las grandes firmas privadas nacionales y extranjeras
(muchas de las cuales tuvieron perdida durante 1975) obtienen para el año 1976 utilidades por miles
de millones de pesos nuevos. Ejemplos: FIAT, FORD, Mercedes Benz, SADE, Massey Ferguson,
Duperial, Continental Granos, etc.
Debemos llamar la atención, sin embargo, sobre el concepto de ganancias en este nivel
empresario; ya que su mente no es un indicativo de la situación real, puesto que muchas firmas
vinculadas con el exterior o subsidiarias de matrices extranjeras pueden “achicar” sus utilidades
contables e impositivas a través de múltiples mecanismos.
Se aprecia también que a pesar de la retracción operada en el mercado y la persistente caída del
PBI (2,9% en 1976), dichas firmas han incrementado sustancialmente sus ventas de 1975 a 1976 en
un 500, 1000 y hasta un 53.000%(¡!) Tal es el caso de Cargill y otras compañías cerealeras,
automotrices, alimenticias, etc.; todas ellas de gran envergadura y lideres en sus respectivas ramas, y
en su mayoría de origen extranjero.
Si evaluamos la evolución de las empresas que mas facturaron en 1977, se advierte algo similar a
lo expresado más arriba: en medio de una crisis generalizada que afecta duramente a todos los
sectores de nuestra sociedad, existen grandes empresas que incrementan sus ventas y sus ganancias
de un año a otro en niveles altísimos.
Los ejemplos son numerosos: Sasetru aumentó sus ventas de 1976 a 1997 en más del 650% y sus
utilidades en más del 1.950% (su posterior “caída”, donde incidieron otros factores, no invalida los
hechos apuntados); FORD lo hizo en un 335 y un 315% respectivamente; ESSO incrementó sus
ventas de un año a otro en un 383% y sus utilidades –de 1975 a 1977, pues no hay datos para 1976-
en un 1.460%; Nidera Argentina en el 657% (ventas) y el 270% (utilidades) de 1976 a 1977;
Continental Granos lo hizo en el 643% y 376%, etc.
El año 1978 no es excepción a lo ya expresado, puesto que a pesar de la caída del PBI en ese
periodo, grandes empresas privadas que venían incrementando enormemente sus ventas y ganancias
en los últimos años, continúan haciéndolo “normalmente”: la ESSO aumenta sus ventas en un 221%,
la SHELL en un 292%, Massalin y Celasco en un 201%, SADE en un 180%, etc.
En 1979, si bien es cierto que se registró un aumento del PBI, el crecimiento de la facturación de
las firmas líderes es ampliamente superior. La FORD aumentó sus ventas en un 266% y sus
utilidades en 548% respecto de 1978; la ESSO lo hizo en un 120% y un 197% respectivamente; al
igual que la SHELL, que subió esos valores en el 270% y el 214%; Nobleza-Piccardo en un 171%
(ventas) y un 546% (ganancias); también sucedió lo mismo con Renault, Mercedes Benz y Massalin
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y Celasco, que lo hicieron en un 179%, 172% y 95% en sus ventas, y en un 1.718%, 159% y 1.385%
en sus ganancias respectivamente. Entre las firmas que continúan con esta evolución meteórica se
cuentan las grandes cerealeras (Continental, Cargill, Nidera Arg.) y varias extranjeras como Nestlé,
IBM, Duperial, SADE, Good Year, Santa Rosa, Bridas, etc.
Los últimos datos disponibles corresponden al año 1980, periodo con un PBI casi estancado,
costrastado con la firme evolución de grandes empresas como FORD, Nobleza-Piccardo, SHELL,
ESSO, Renault, Mercedes Benz, Volkswagen, Acindar, Nidea, IBM, Prosulsora, Massalin y Celasco,
Cargill, SADE, Philips, Good Year, Perez Companc, Continental, Coca Cola, etc.
¿Cómo explicarse los extraordinarios aumentos de las ventas y las superganancias obtenidas por
estas grandes empresas durante los años 1976 a 1980, si hubo una retracción generalizada de la
demanda y un estancamiento sin precedentes del PBI?
Lo que sucede es que por el otro lado, las miles y miles de pequeñas y medianas empresas (que
son casi en su totalidad de capital nacional) tienen una rentabilidad negativa que amenaza con la
propia existencia de las mismas.
Un claro reflejo de ello es crecimiento ocurrido en los cierres y quebrantes comerciales.
Según el diario Clarín del 01/09/1977, “las cifras de las deudas por quebrante marcaron en agosto
–de 1977- el nivel más alto desde 1970” y que tanto el monto del pasivo como el número de nuevos
juicios iniciados en agosto fueron superiores a los del mismo mes del año anterior.
Y según el periódico El Economista del 06/01/1978, “aunque no se ha podido terminar el repaso
de un largo periodo de la serie económica de LAS QUIEBRAS EN EL PAIS, ES POSIBLE QUE EL
ULTIMO TRIMESTRE DE 1977 SEA SUPERIOR EN MONTON REALES A LO ACUMULADO
EN QUINCE AÑOS O MAS DE LA HISTORIA ECONOMICA DEL PAIS; MIENTRAS QUE
LOS 65,2 MILLONES DE DOLARES –de quiebras- CORRESPONDIENTE AL TOTAL DE ESTE
AÑO SON RECORD ABSOLUTO”
En los doce meses de 1978 se produjeron 800 juicios por quebrantes comerciales y civiles, cifra
que significa un 252% más que el año anterior, y el monto de los pasivos aumentó 194,6% sobre el
record de 1977.
La situación se agravó aun más en 1979. Según cifras oficiales, durante ese año las quiebras de
empresas superaron los 509 millones de dólares, en comparación con los 265,4 millones de 19789 .
Los datos que da a conocer habitualmente la revista Veritas nos dan una idea más ordenada de la
evolución del pasivo de quebrantes comerciales para el periodo 1976-1980. Allí se puede apreciar el
salto que pegan desde 1976 y la forma en que se multiplican en los años 1979 y 1980.
9
Revista “COMERCIO EXTERIOR”, del Bco. Nac. De Comercio exterior S.A. de México, marzo de 1980
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CUADRO XIII – PASIVO DE QUEBRANTES COM ERCIA LES (en millones de pesos)
ACTIVIDAD 1976 1977 1978 1979 1980
Agropecuaria 12,1 96 1.440 3.583 51.433
Co mercio 89,4 9.778 18.355 11.504 250.089
Industria 29,0 22.847 42.276 358.199 1.735.178
Particulares 0,4 47 580 288 37.716
Servicios 26,9 643 2.309 299.593 13.199
Transporte 0,5 -- 57 3.413 3.616
TOTA L 158,3 33.411 65.016 778.580 2.091.231
Fuente: “Informe Económico” Anexo B del Boletín Semanal N º 395 del M inisterio de Economía de 22/06/1981
Sintetizando, las mayores ventas y la obtención de superbeneficios por parte de algunas empresas
de capital nacional y extranjero (en especial estas últimas), se producen a pesar de la retracción y
estancamiento global de la economía y de la caída de la producción; y a costa del sacrificio del
consumidor y de la quiebra masiva de pequeñas y medianas empresas nacionales, acuciadas por el
bajísimo nivel de consumo interno (provocado deliberadamente por la política económica a través de
la caída del salario), por los elevados impuestos, producto de un sistema tributario injusto y que
alcanza niveles confiscatorios; y por una política crediticia prohibitiva para cualquier sector
productivo.
Todo esto significa que el objetivo explicito del ministro de economía de “aumentar la utilidades
de las empresas” no era para todo el empresariado, sino que favorecía solo a las empresas
multinacionales que actúan en el país y a las grandes empresas argentinas con importantes vínculos
en el exterior.
Y la política recesiva, que ha afectado incluso a firmas de primer nivel, se inscribe dentro del
objetivo más general de achicar al país, como veremos más adelante.
El falso argumento de buscar una mayor eficiencia del aparato productivo en el marco de las
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contracciones, según opinión del Foro de la Empresa Nacional , trae como consecuencia “la
concentración industrial en el marco de una economía más atrasada y pequeña”, donde las “que
sobreviven en el receso no son precisamente las mas ‘eficientes’: son los que tienen mayor
capacidad de resistencia financiera propia, o apoyo externo, para sobrellevar la situación actual”.
Concluye diciendo este valioso documento que si prosiguiera esta política antiindustrialista hasta
sus últimas consecuencias, “lo más probable es que surja una estructura menos competitiva, con
fuertes concentraciones oligopólicas, en el marco de una economía más pequeña y creciente atraso
relativo dentro del sistema internacional. Una vez logradas esas condiciones, las concentraciones
oligopólicas tendrán poder suficiente para defender niveles de protección que permitan su
sobrevivencia, como yo lo anticipan algunos casos actuales”.
10
“ Necesidad impostergable de un nuevo rumbo para la economía argentina”, del Foro de la Empresa Nacional, Febrero 1979
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f. LA DISTRIBUCION DEL INGR ESO
Dentro de los objetivos explícitos del programa económico surge uno considerado como básico
en las “Características…”; es el siguiente: “3) Alcanzar una razonable distribución de la riqueza
creada, conservando el nivel de ingresos de la población en relación con la producción.”
Y a pesar de constituir uno de los tres objeticos básicos pregonados, es el que más se aleja de lo
que sucedió en los seis años posteriores; salvo que para los conductores de la economía, lograr una
“razonable” distribución de la riqueza creada sea aumentar los ingresos de los que más tienen (los
menos en cantidad) y disminuir el de los que menos tienen (la mayoría de la población).
Ya vimos anteriormente lo poco razonable que ha sido la distribución del ingreso dentro del
sector empresario, según se trate de una gran empresa (extranjera o nacional) o de una pequeña o
mediana (generalmente privada nacional).
Ahora veamos cómo es esa distribución entre el sector “asalariado” y el sector “no asalariado”
dentro de la “gran torta” que es el Ingreso Nacional.
En la publicación Realidad Económica (Nº 28 de Julio-Septiembre de 1977) aparece un estudio,
sobre la base de datos oficiales proporcionados por el BCRA y el INDEC, que muestra la
participación del trabajo en la distribución del PBI.
Allí se observa que en 1976 (último dato disponible) los asalariados participaban en un 21,7% del
Producto Bruto. Si tiene en cuenta (como lo indica el Grafico IV) que en el año anterior (1975) ese
porcentaje era del 42,5%, significa que LO QUE RECIBIERON LOS TRABAJ ADORES SE
REDUJO DE UN AÑO A OTRO CASI A LA MITAD. Pero considerando que (según cifras
oficiales) la ocupación aumentó y el PBI bajó, quiere decir que un empleado u obrero que en 1975
ganó en término reales cien pesos, por ejemplo, el año siguiente recibió menos de la mitad de dicho
valor. Y esto coincide, a grandes rasgos, con los datos sobre la caída del salario real comentado
anteriormente.
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Para los años siguientes no se conocen todavía las estadísticas correspondientes, pero todo indica
que la participación se achicó aun más y es probable que el sector trabajo haya alcanzado a recibir el
20% del PBI; dado que el salario real en 1977 fue inferior en un 42,1% al promedio de los últimos
diez años; y en 1978 el promedio bajó mas.
Lamentablemente, carecemos de datos sobre lo sucedido con la distribución en los años
posteriores, pero las estimaciones indican que: 1) la participación de los trabajadores en el reparto
del ingreso ha continuado cayendo (pues así se ha movido el salario real, mientras la desocupación
comenzó a descender peligrosamente), hasta estancarse en un mínimo difícil de superar. 2) Con el
salario mínimo vigente a lo largo de seis años solo se c ubre una parte mínima de las necesidades de
subsistencia de quien dependa de esos ingresos.
Realizando un balance muy general sobre las consecuencias de la política económica en la
distribución del ingreso, podemos concluir que se ha agudizado la desigualdad existente a comienzos
de la década; que mostraba los siguientes datos para 1970:
CUADRO XIV – PA RTICIPA CION PORCENTUA L EN EL INGRESO FAMILIAR
(en 1970 en la Republica Argentina)
20% + bajo 2da quintila 3ra quintila 4ta quintila 20% + alta 10% +alta
4,4 9,7 14,1 21,5 50,3 35,2
Fuente: Informe Sobre el Desarrollo M undial 1981. Banco M undial
Debemos tener en cuenta que la contrapartida de la brusca y sustancial caída del salario real; de
la quiebra masiva y por sumas record de centenares de empresas; del deterioro constante de los
ingresos de los productores agropecuarios; tiene su contrapartida obligada (como no puede ser de
otra manera) en el aumento sideral de las ganancias de otros sectores que se beneficiaron con el plan
económico.
Ello debe haber variado notoriamente las cifras del cuadro XIV, en beneficio del 10% más alto y
en prejuic io del resto de las unidades familiares (el 90% de la población del país)
21
habían quebrado por ineficiencia, y que para no provocar situaciones sociales y económicas
conflictivas en distintas regiones del país, se vio obligado a hacerse cargo de ellas.
Un ejemplo esclarecedor es el caso de la firma CONASA (Cia. Nacional Azucarera S.A.), que
fuera creada a raíz de la incapacidad de los ingenios privados para mantener la producción en una
provincia de monocultivo como lo es Tucumán, y logró consolidar un gran complejo económico
sobre la chatarra que le fuera entregada para su explotación. Ocupó el primer lugar entre todas las
azucareras del país y el número 19 entre todas las empresas que actúan en la República Argentina
(superando incluso a Molinos, Pirelli, Ac indar, etc). Con un 93,97% de eficiencia en 1976 y un
90,90% de tiempo aprovechado, constituye un ejemplo de cómo el Estado puede ser eficaz. Claro
que el ejemplo también sirvió para que el Dr. Martinez de Hoz implementara su privatización,
favoreciendo a sectores económicos privados, no sin antes hacerle invertir al Estado en esa empresa
la suma de 35 millones de dólares en renovación de maquinaria y equipos 11 .
Volviendo a los objetivos de la política oficial; lamentablemente luego se sucedieron una serie
de declaraciones que fueron más explicitas al respecto de los verdaderos objetivos: debilitar y si es
posible hacer desaparecer la gestión económica del Estado.
Las medidas tomadas a partir de entonces implican el comienzo de un formidable proceso de
enajenación del patrimonio estatal y de privatizac ión de importantes sectores de la producción,
comercialización y servicios, que aun no ha terminado pero que ha causado enormes estragos a la
Nación.
YPF, empresa petrolera líder en Latinoamérica y factor esencial de nuestra soberanía, ha sufrido
las duras consecuencias de la política económica, que beneficia a los monopolios extranjeros, como
SHELL, ESSO, etc.
Grandes empresas estratégicas para el país, que han redituado elevados beneficios a las arcas
estatales (como la Flota Fluvial, SIAM, Petroquímica Comodoro Rivadavia, IME, etc), han sido o
están siendo desmanteladas o transferidas al sector financiero. Lo mismo ocurre con importantes
actividades como el comercio exterior de carnes y granos, el control de los depósitos bancarios, etc.
En las últimas semanas fue presentado un plan de privatización que representaba la culminación
del proceso iniciado en 1976 y significaba el desmantelamiento total de las empresas del Estado.
El propio Ministro de Economía Roberto Alemann había dado muestras inequívocas de su
intensión, cuando propuso que la primera que había que privatizar eran aquellas empresas que daban
ganancias; aunque ello repercutiera negativamente en el equilibrio presupuestario.
Considero que es en este terreno donde se evidencia con mayor claridad uno de los verdaderos
objetivos del plan económico: desarticular el aparato económico estatal y, junto con la destrucción
de la pequeña y mediana empresa nacional (y hasta algunas grandes); frenar el desarrollo industrial
y adecuar la estructura de la Nación a la estrategia de las multinacionales.
11
Revista Cabildo, Octubre/Noviembre 1977
22
h. OTROS ASPECTOS
En realidad, me han quedado muchos otros aspectos sin analizar, tanto más importantes que los
vistos; como la entrega de nuestra riqueza petrolera y manera, la concentración y desnacionalización
de la economía, la evolución de la presión tributaria, la desocupación, la inversión extranjera, la
especulación, etc.
Pero para los fines de este trabajo, lo fundamental esta dicho: los objetivos económicos del
proceso, evidencias en las medidas llevada a la práctica en estos seis años de gestión se han
cumplido casi en su totalidad como era previsible: inflac ión más elevada del orbe; crisis y recesión;
estancamiento global de la economía; caída vertical de las ventas, del consumo y del salario real;
quiebras masivas por montos record de pequeñas y medianas empresas de capital nacional; auge de
la especulación y de los negociados; desocupación elevada; emigración de técnicos; intelectuales y
científicos; ganancias extraordinarias para los grandes consorcios multinacionales. En síntesis: un
país prácticamente arrasado, “una situación muy semejante a la de aquellas salida de la guerra de
1945”, como bien ejemplificara el economista Aldo Ferrer.
Retomando lo que decía lo que decía en la Introducción de este trabajo, somos un gran país. Pero
ha llegado al desastroso estado actual a causa de un plan elaborado fuera de nuestras fronteras por
intereses que no coinciden precisamente con los nuestros.
No creo que haya algún país en el mundo (ni los Estados Unidos, ni Japón, ni ninguno de
Europa) que pueda soportar indemne durante seis años un plan económico similar.
23
La necesidad de un drástico giro de la política económica vigente es obvia. Al menos, para
quienes la vemos desde una óptica nacional.
12
Periódico Realidad Económica, nº 44 del 4to trimestre de 1981
24
d) En ese orden económico Argentina debe resignar su vocación industrialista y convertirse en un
prov. de materias primas, incluido el petróleo (dado el potencial de nuestra plataforma submarina).
e) Dentro de ese esquema, Argentina debe adecuar su economía recomponiendo la participación de
los sectores en el Ingreso Nacional”.
Un tanto coincidente con las apreciaciones mayoritarias, en declaraciones efectuadas a diario
Clarín (06/04/1978), el dirigente radical Conrado Storani calificó al plan “como una verdadera
aventura” y aseguró que “el sector que se beneficia con el sacrificio del país, con ese tremendo
sacrificio que está soportando la Nación, es el sector financiero e internacional”.
Indicó además que lo que se intenta a través de la conducción del Palacio de Hacienda es “un
cambio de la estructura económica, pero no en el sentido de lo que el pueblo espera, sino para perder
todo aquello que los argentinos venían acumulando con sobresaltos, marchas y contramarchas
durante los últimos cuarenta o cincuenta años”.
Volviendo nuevamente al Dr. Ferrer, en una nota para el diario Clarín publicada el 12/03/1982,
afirma que “las políticas de filiación monetarista abarcan siempre un aspecto instrumental y un
contenido político. El primero se refiere al manipuleo de las variables monetarias. El segundo a la
distribución del poder y del ingreso”.
Continúa luego expresando que “el aspecto instrumental del monetarismo es el menos importante
y casi anecdótico. Las calamitosas consecuencias en términos de producción, empleo y nivel de vida,
en todos los países en que se ha aplicado, lo desacredita definitivamente como paradigma teórico
válido para enfrentar las turbulencias de la economía contemporánea”.
Más adelante afirma en forma concluyente que “el anális is más fecundo de las experiencias
ortodoxas contemporáneas se desenvuelven en las dimensiones no instrumentales. Es decir, en su
repercusión sobre la distribución del poder y del ingreso, la organización de la sociedad y, en el caso
de la periferia, de la inserción internacional. El monetarismo en los centros y la periferia es siempre
“antipopular” porque se orienta a la concentración del ingreso y del poder. En los país en desarrollo
es además, antinacional, porque debilita la estructura productiva y refuerza los vínculos de
dependencia”.
En resumen, se busca profundizar el proceso de neocolonizacion de la Argentina, aumentando
nuestra dependencia externa y controlando aun más los sectores básicos de la economía: industrias
claves, comercio interno y externo, grandes bancos, compañías financieras y de seguro, grandes
extensiones de tierra, riqueza petrolera y minera, etc.
Se trata de agudizar así enormemente la monopolización de la economía en manos de un
reducido grupo de intereses; mientras se va profundizando la distancia que nos separa de los países
más avanzados.
Entonces, las posibilidades de desarrollo autónomo se hacen cada vez más remotas; poniendo en
peligro en este momento nuestro propio futuro de Nación independiente y soberana.
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