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Tlon
Tlon
Tlön, Uqbar, Orbis Tertius es un cuento escrito por Jorge Luis Borges, publicado por
primera vez en la revista SUR —número 68, tapas verde jade, mayo de 1940—. Se incluye
en el libro Antología de la literatura fantástica —diciembre de 1940— y luego en la
colección El jardín de senderos que se bifurcan (1941) que más tarde formaría parte del
libro Ficciones (1944).
Como es ya representativo de la estética borgeana, en este texto Borges nos ofrece una
representación totalizante del cosmos a través de los avatares de mundanas pesquisas
personales. La apócrifa versión de un volumen de la Enciclopedia Británica conduce al
descubrimiento de... "A first encyclopaedia of Tlön. Vol. XI". Tlön es el fruto de fatigadas
generaciones de hombres que secreta y rigurosamente han concebido y diagramado un
universo de extremo idealismo. La fuerza totalizante de ese cosmos, representado en la
Enciclopedia de Tlön, lleva al protagonista a la puesta en duda de la propia realidad y a la
sospecha de que la concepción idealista de Tlön es la matriz que poco a poco se apropia del
mundo.
Resumen de la historia
Durante una conversación con Borges, Bioy Casares recuerda que "The Anglo-American
Cyclopaedia" (una reimpresión de la Encyclopaedia Britannica de 1902) registraba, en un
artículo sobre Uqbar, que "Los espejos y la cópula son abominables porque multiplican el
número de los hombres". Al revisar el ejemplar que Borges posee de esa obra, descubren
que no contiene dicho artículo, y tampoco figura en el índice. Bioy comenta que Uqbar era
una región de Iraq o de Asia Menor.
A los pocos días, comprueban que el artículo sobre Uqbar es la única diferencia entre los
volúmenes que ambos tienen de la enciclopedia. Releyéndolo, descubren que su literatura
es fantástica, y se refiere siempre a una región imaginaria de Tlön. Borges entra en una
cruzada por averiguar algo más acerca de Uqbar, pero no da con el menor indicio de su
existencia. Dos años después, descubre en un hotel de Adrogué el undécimo tomo de "A
First Encyclopaedia of Tlön", que había pertenecido a un ingeniero llamado Herbert Ashe.
En la primera página tenía estampada la inscripción: Orbis Tertius. El libro describe
detalladamente diversos aspectos de Tlön, un planeta hasta ese entonces desconocido.
Los habitantes de ese mundo consideran al idealismo i como el sentido común. Para ellos,
cada uno de los seres del universo es parte de una divinidad indivisible, por lo tanto no
existen sustantivos, ya que éstos designan seres individuales. Para nombrarlos, utilizan
verbos impersonales calificados por subfijos o prefijos, o una acumulación de adjetivos.
Estos sistemas hacen que la cantidad de sustantivos sea innumerable. En Tlön no hay
razonamientos, debido a que la explicación de un hecho depende de la imposible
vinculación de un estado con otro anterior que no puede afectarlo. La coincidencia de un
mismo acto realizado por varios hombres en distintos momentos se debe a que el sujeto del
conocimiento es uno, intemporal y anónimo. La percepción de las cosas es lo que perdura
en el tiempo, mientras éstas son percibidas. Por lo tanto, el materialismo es una herejía, ya
que presupone la existencia de lo material mientras no es percibido.
En la posdata, el misterio acerca de Tlön es develado. A principios del siglo XVII, una
secreta sociedad de intelectuales (cuyo nombre es Orbis Tertius) se organiza para inventar
un país imaginario. Después de dos siglos la fraternidad resurge en América. El millonario
Ezra Buckley propone la invención de un planeta ilusorio, y sugiere plasmar la historia en
una enciclopedia. En 1914 se termina la edición de los cuarenta volúmenes de la Primera
Enciclopedia de Tlön (que contiene en su portada el nombre de la sociedad secreta) y se
envía secretamente un volumen a sus trescientos colaboradores, uno de los cuales era
Herbert Ashe. Hacia 1944 se descubren, en una biblioteca de Memphis, los cuarenta
volúmenes de la Enciclopedia, y la prensa internacional difunde ampliamente el
descubrimiento.
La noticia de un planeta regido por leyes humanas que pueden ser descifradas embelesa a
una humanidad que vive en una realidad también ordenada, pero de acuerdo a leyes divinas.
Borges conjetura que la tierra se convertirá en Tlön en pocas generaciones.
Temas
Temas filosóficos
Borges se imagina un mundo (Tlön) en donde el idealismo filosófico del siglo XVII de
George Berkeley es visto como el sentido común y la "doctrina del materialismo" es
considerada una herejía, un escándalo y una paradoja. A través de la descripción de los
lenguajes de Tlön, la historia juega con la cuestión epistemológica de cómo los lenguajes
influencian a que los pensamientos sean posibles. También contiene varias metáforas de la
forma en que las ideas fluyen sobre la realidad. Este último tema es explorado
inteligentemente en el comienzo, mediante la descripción de objetos físicos que son
llevados a la existencia por la fuerza o poder de la imaginación, pero luego este tema se
vuelve más oscuro cuando la idea de Tlön comienza a atraer a la gente y dejan de poner
atención a la realidad de la tierra.
Por su parte, Orbis Tertius es un conjunto de recopilaciones literarias creadas por una
sociedad "secreta y benévola", que se propone crear un planeta. En el cuento es casi nula la
mención de Orbis Tertius, porque su aparición en la historia tiene que ver con la paradoja
temporal que Borges plantea en la mayoría de sus relatos. No está demás mencionar,
entonces, que Orbis Tertius es una utopía soñada por algunos de los creadores de Tlön.
Gran parte de la historia se relaciona con el idealismo filosófico de George Berkeley, tal
vez mejor conocido por cuestionar si un árbol cayendo en el bosque, que no es visto por
nadie, hace ruido (Berkeley, obispo anglicano, resolvió esta pregunta para su propia
satisfacción diciendo que existe el ruido porque Dios está siempre allí para escucharlo). La
filosofía de Berkeley privilegia a la percepción sobre cualquier noción de "cosa" en sí
misma; cuando se habla de un objeto real, en realidad se habla de la percepción que se tiene
de él.
En el mundo imaginario de Tlön, un idealismo berkeliano "sin dios" es el sentido común.
La visión tlöniana reconoce la percepción como fundamental y niega la existencia de una
realidad subyacente. Al final de la parte central de la historia, inmediatamente antes del
apéndice, Borges expande esto hasta su propio quiebre lógico.
Temas literarios
La historia también anticipa, en pequeña escala, muchas ideas claves que luego fueron
expuestas en la obra de Vladimir Nabokov. En un momento, Borges le propone a Adolfo
Bioy Casares escribir "una novela en primera persona cuyo narrador omitiera o
desfigurara los hechos e incurriera en diversas contradicciones", lo cual, argumentalmente
anticipa la estrategia de Lolita de Nabokov (1955) y la de Pálido fuego (1962). Al mismo
tiempo, la obsesión de la Tierra con Tlön en la historia de Borges anticipa la presunción de
Nabokov en Ada o el ardor (1969) en donde el mundo del narrador tiene una obsesión
similar con Terra. En ambos trabajos, los narradores se obsesionan con un mundo
imaginario (Tlön / Terra) hasta el punto de interesarse más en esa ficción que en sus propias
vidas. El parelelismo no es perfecto: en la historia de Borges, el mundo del narrador es
esencialmente el mundo real, y Tlön es una ficción que gradualmente importuna en él; en la
novela de Nabokov, el mundo del narrador es un mundo paralelo y Terra es la Tierra
percibida erróneamente como un lugar pacífico y feliz.
En el contexto del mundo imaginario de Tlön, Borges describe una escuela de crítica
literaria que arbitrariamente asume que dos trabajos son hechos por la misma persona y,
basado en esto, deduce cosas sobre ese escritor imaginado.
Como muchas de las obras de Borges, la historia desafía los límites entre la ficción y la
realidad. Menciona a varias personas reales (a él mismo, a sus amigos Adolfo Bioy Casares
y Alfonso Reyes Ochoa; así como a Thomas de Quincey, etc.) pero por lo general les da
atributos ficticios; la historia también contiene personajes de ficción y otros cuya existencia
puede ser cuestionada.
El Artículo sobre Uqbar es una ficción incluida sólo en algunos ejemplares de una
enciclopedia que es, además, la reimpresión literal de otra.
El impostor Esmerdis es el único nombre histórico que figura, metafóricamente, en
dicho artículo; éste fue un mago que, al descubrir la muerte del verdadero Esmerdis,
ocupó su lugar para gobernar en su nombre.
Tlön es un mundo ilusorio que a su vez tiene regiones imaginarias en las que los
habitantes de Uqbar basan sus leyendas.
El narrador le atribuye a Johannes Valentinus Andreä la descripción de una
comunidad imaginaria, que otros fundaron posteriormente imitando lo ideado por él.
La mayoría de las personas mencionadas son reales, pero los eventos en los que
ellos se encuentran involucrados son en su gran parte ficticios, como algunos de los
trabajos atribuidos a ellos.
La fecha de la posdata (1947) es posterior a la primera edición del cuento (1940,
revista Sur).
i
La forma más sencilla de definir el idealismo filosófico es que la percepción de la realidad depende de la
mente en lugar de los objetos externos. Es decir, la mente da forma a la realidad.
El idealismo apela a una idea básica de relación entre la mente y el cosmos. Se basa en la idea de que
nosotros los humanos somos capaces de elaborar concepciones de la naturaleza y el ser de Dios, mediante
la mera reflexión. De acuerdo con esta concepción, el mundo y la mente humana existen con dependencia,
uno de otra. En contraposición al empirismo y sus derivados (el positivismo y el realismo, por ejemplo), para
descubrir las características fundamentales del mundo no sería necesario examinarlo, sino que bastaría con
la reflexión, privilegiando así, las ideas sobre la experiencia como fuente de conocimiento.
De acuerdo con M. Bunge, el idealismo es la familia de teorías filosóficas que afirman la primacía de las ideas
o incluso su existencia independiente. Un sinónimo es el inmaterialismo. El materialismo rechaza el
idealismo. El idealismo no es precisamente antagónico al realismo pues hay filosofías idealistas (idealismo
objetivo) que postulan una existencia de objetos abstractos independientes del observador.
El idealismo supone que los objetos no pueden tener existencia sin que haya una mente que esté consciente
de ellos. Para poder conocer las cosas, se debe tomar en cuenta la conciencia, las ideas, el sujeto y el
pensamiento.
Los representantes más importantes del idealismo filosófico son, en orden cronológico, Platón, Descartes,
Leibniz, Kant y Hegel.