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MECANISMOS NEURÓTICOS

Los mecanismos neuróticos tienen su orígen en el libro “Yo y los mecanismos


de defensa” de Ana Freud. Los mecanismos de defensa no son malos si se
utilizan en su justo grado. Por tanto estos mecanismos de defensa del hombre
son neuróticos en función de su grado de rigidez o exageración. En su justa
medida pueden ser necesarios como un equilibrio social, de simple adaptación
al medio o bien de protección del individuo ante aspectos amenazantes del
entorno.

Mecanismos neuróticos según Perls


De Perls se desprende que el mecanismo neurótico;
1. Es una manera de no darse cuenta de impulsos (instintos, pulsiones…)
o efectos (emociones, sentimientos) que nos resultan desagradables
para el yo. Emociones como rabia, miedo, tristeza pueden ser inhibidas
por los mecanismos neuróticos.
2. Los mecanismos neuróticos son mecanismos que nos mantienen
inconscientes, es una forma de mantenerse “ciego”. Perls nos dice;
“todas las perturbaciones neuróticas surgen de la incapacidad del
individuo para encontrar y mantener el balance adecuado entre él
mismo y el resto del mundo”.
Para entender mejor los mecanismos neuróticos debemos hacer una pequeña
referencia a la neurosis. Podemos definir la neurosis en dos sentidos
fundamentales; 1) como una perturbación del darse cuenta. 2) como una
perturbación en el ciclo de contacto-retirada. Dicha perturbación tiene su orígen
en la zona donde el yo es la frontera de contacto; frontera de contacto externa
con el ambiente y interna con las otras instancias psíquicas con las que el yo
se identifica; las ya conocidas “perro de arriba” y “perro de abajo”.
Cuanto más fuerte es la auto-tortura neurótica del perro de arriba y el de abajo,
más fuerte la necesidad de control y en consecuencia más rígida la frontera de
contacto del yo, menos espontánea, más manipuladora y finalmente más
neurótica en su comportamiento. Esta perturbación neurótica interna tiene su
consecuencia en el orden relacional con el exterior, con el ambiente; la persona
neurótica tiene una percepción distorsionada del entorno, lo siente como una
gran amenaza hacía su persona. Esta forma distorsionada de ver la realidad
afecta a su manera de darse cuenta, su frontera de contacto se vuelve más
rígida, no es flexible; una rigidez que es consecuencia de un exceso en la
acción de los mecanismos de defensa; es este exceso lo que transforma los
mecanismos de defensa en mecanismos neuróticos.
Perls destacó cuatro mecanismos neuróticos como principales:
INTROYECCIÓN, PROYECCIÓN, RETROFLEXIÓN Y CONFLUÉNCIA.
Posteriormente otros autores destacaron otros como; EGOTISMO (Goodman),
DEFLEXIÓN (Petit), PROFLEXIÓN (Crocker) i DESVALORIZACIÓN (Pierret).
Otros que podriamos destacar con orígen el el Psicoanálisis son la
racionalización y la negación.
INTROYECCIÓN;
És un mecanismo básico, la piedra angular del resto de mecanismos. Consiste
en incorporar, sin ningún filtro selectivo, lo que recibimos del entorno. No lo
integramos sinó que lo tragamos pasiva e indiscriminadamente.Perls ponía de
metafora la masticación como contrapartida del introyecto engullido; si nos
tragamos una manzana nos dañará, si la destruimos mediante la masticación
podemos incorporarla al organismo y nutrirnos. Las formas que adopta el
introyecto son varias;
a) Ordenes (normalmente mandatos familiares); “portate bien”, “los
hombres no lloran”, “sé bueno y responsable”, etc…
b) Imperativos o normas básicas que explican una cultura familiar o definen
una visión del mundo; “la vida es dura”, “querer es poder”, “piensa mal y
acertarás”.
c) Imperativos proféticos; profecias sobre el futuro; “tal como eres nadie te
va a querer”.
d) Introyectos de actitudinales; estos no hacen referencia a la palabra sinó
a los actos / comportamientos, por ejemplo un hijo que ve como su
padre maltrata a su madre, puede en el futuro adoptar este tipo de
comportamiento ante las mujeres.
Todo introyecto deriva en un efecto sobre el acto, en un juicio y a partir de éste
en un sentimiento de culpa y castigo. Por ejemplo un padre dice a su hijo; “has
de ganar siempre, tu tienes mucha suerte (de tener el padre que tienes-no se
dice pero la idea está allí). Este Introyecto tiene un efecto sobre el acto que és
“yo, tu padre estaré contento”. Esto pone una “carga” o una actitud de chantaje
emocional encima del hijo que se deriva en un juicio. “si pierdo decepcionaré a
mi padre, no seré un buen hijo”, finalmente deriva en un autocastigo de perdida
de amor y respeto; “mi padre no me va a querer más”.
El peligro de la introyección es doble; primero porque la persona que ha
introyectado nunca tiene la oportunidad de desarrollar su propia personalidad,
ya que está muy ocupada reteniendo los cuerpos extraños alojados en su
sistema. En segundo lugar la introyección contribuye a la desintegración y
alienación de la persona. Si uno se traga dos conceptos incompatibles entre sí
se encontrará interiormente en conflicto y hecho pedazos tratando de
reconciliarlos.
Para trabajar el introyecto es necesario una masticación de la orden, una
desculpabilización progresiva. Hacerle ver a la persona que hay opciones, que
puede discriminar entre lo absoluto y lo relativo. Facilitar a la persona la visión
del punto opuesto, favorecer la expresión, flexibilizar las ordenes. Poco a poco
ver la polaridad e integrarla progresivamente.
PROYECCIÓN
La proyección es la cara inversa de la introyección. Más que tragar aquí se
trata de “escupir”, es decir colocar en los demás lo que no aceptamos de
nosotros mismos. La proyección es la tendencia a hacer responsable al mundo
de lo propio, de lo que se origina en uno mismo. Se proyectan sentimientos,
intenciones o acciones de las que uno no se hace cargo; “todo el mundo está
contra mí”, “nadie me entiende”, “todos quieren aprovecharse de mí”. La
persona acaba despropiandose de estos sentimientos, ya no los ve ni los siente
como propios, sinó como ajenos. La persona se resiste a ver esa parte de sí
mismo.Introyección y proyección son como caras de la misma moneda,
mantienen una relación muy estrecha. Normalmente la proyección es el
resultado de un introyecto, la carga del introyecto llega a ser tan pesada que no
la podemos aguantar ni aceptar. Por tanto es necesario exteriorizarla; uno
mismo ya no lo puede sostener y carga las culpas al exterior/otro. Por ejemplo
si me “tragué” que debo ser trabajador tenderé a proyectar fuera mi la parte
perezosa o vaga para evitar el conflicto interno. La persona suele juzgar
erroneamente partes de sí misma que aunque estan allí la persona no quiere
aceptar a ver como propias y las proyecta al exterior (Polaridades). La persona
en lugar de ser un participante activo de su propia existencia se convierte en un
objeto pasivo, víctima de los demás y de las circunstancias.
La proyección proporciona una tranquilidad y una calma interior; se exporta el
conflicto (criticando a los vagos, poco trabajadores) para que el autoconcepto
no sufra fisuras y no entremos en conflicto con nosotros mismos (yo cumplo
bien con mi trabajo). El extremo de la proyección es la paranoia.
Basicamente el trabajo con la proyección reside en reapropiarse de lo que se
está proyectando fuera, viendo a la proyección como una parte propia de la
persona y responsabilizandose por ello.

CONFLUENCIA
La confluencia consiste en la perdida de límites entre uno mismo y el entorno,
fundiendose con lo de fuera. El confluente se queda pegado al otro, confunde
su identidad con la del otro. Sentimientos, ideologias, conductas de la otra
persona o colectivo pasan a ser identificadas como personales sin existir
ninguna diferenciación propia. La persona pasa a vivirse a través del otro “a mi
me pasa lo que a ti”. La personalidad del confluente de depende de los
ambientes, siempre estará dispuesto a complacer al resto en todo sin mostrar
una personalidad / rasgos / opiniones propios.
Es una forma de evitar siempre los conflictos, pues siempre estamos de
acuerdo con nuestro entorno.
De esta manera desplazamos los sentimientos y sensaciones propios a los
otros.
Los niños recien nacidos viven en confluencia. No distinguen entre ellos y los
otros, entre dentro y fuera.
Cuando este estado de identificación es total y crónico (la persona ha derribado
todos los límites entre él y el entorno), por tanto es incapaz de ver la diferencia
entre él y el resto del mundo entonces está psicologicamente enfermo.
Pierde totalmente su identidad, no sabe quien es él ni hasta donde llega, no es
consciente de lo que le diferencia de los demás y ha perdido la capacidad de
verse y percibir cuales son sus necesidades. La consecuencia negativa es que
la persona tiene un miedo a ser extremo.
Otra vertiente de la confluencia es el de la persona activa en la relación,
aquella en que la persona exige siempre una similitud y niega la tolerancia de
las diferencias. A menudo se encuentra esta conducta en padres que
consideran a sus hijos como extensiones de su ser; manipulandoles para que
los hijos hagan y sean según lo que ellos quieren. Si los hijos se oponen a esa
manipulación, si no se identifican con las exigencias de sus padres se
encontraran con un rechazo y con el tremor a la alienación; “tú no eres mi hijo”,
“yo no quiero a un niño tan travieso”, “si fueras como tu padre/madre”, “con ese
carácter no puedes ser mi hijo” y otras expresiones similares. Mientras que la
persona no tolere las diferencias y exija al resto que tengan que ser o actuar
según un patrón o punto de vista concreto el conflicto y la confusión
perdurarán. Este tipo es el que subyace en todos los fanatismos (nacionalistas,
ideologicos, etc…).

RETROFLEXIÓN
Literalmente retroflexión significa “volverse hacia uno mismo”. En relación a los
restos de mecanismos veiamos:
Introyector- hace lo que los demás quieren que haga.
Proyector- hace a los demás lo que él acusa al resto de hacerle a él.
Confluencia- no sabe quién le hace qué cosa a quien.
Pues bien el retroflector se hace a sí mismo lo que le gustaría hacer a los otros.
El retroflector es el peor enemigo de sí mismo. En lugar de redistribuir sus
energias para lograr actuar en el ambiente o promover una cambio en él para
satisfacer cierta necesidad, dirige la actividad hacía sí mismo y se sustituye por
el ambiente como blanco de conducta, haciendose a sí mismo lo que le
gustaría hacer a los demás.
Tenemos dos tipos de retroflexión; la somática y la narcisista.
Retroflexión somática (afecta sobretodo a instintos y emociones). Basado en
la frase “me hago a mí mismo lo que le haría al otro”. Normalmente
retroflectamos sentimientos negativos; en vez de enfadarme con quien me pisó
y decirselo me callo, me trago la rabia y esta se vuelve hacia mí. Me reprocho
estar en el lugar de paso y expuesto a los pisotones. Esto suele derivar en una
somatización pues esta rabia no expresada resulta en un daño orgánico que
nos inflingimos en lugar de responder al entorno; puedo deprimirme y hacer
una úlcera en lugar de enfrentarme con quién me perjudica. Normalmente las
personas que sufren este tipo de retroflexión son personas muy
desergenetizadas i contenidas.

Personas que tragan mucho y no pueden expresar. Llegan a tener como


prohibición la manifestación de la rabia. Suelen sufrir de enfermedades
somáticas; migrañas, úlceras, fibromialgia, comerse compulsivamente las uñas,
etc…
Retroflexión narcisísta (afecta sobretodo a necesidades y deseos).
Basado en la frase “me hago yo aquello por lo que necesitaria o los otros”. Este
tipo de retroflexión puede derivar de los castigos infantiles. Cuando un niño
trata de influir de un modo que no es aceptado puede ser castigado física o
psicologicamente y por tanto llega a bloquear la expresión de esa necesidad.
Con el tiempo la persona aprende a no contar con el ambiente para satisfacer
estas necesidades y se vuelve narcisista, unicamente se vale de sí mismo. Se
vuelven personas en apariencia muy autosuficientes que parece que todo les
dé igual, pero esta autosuficiencia es solo una mascara por la impotencia que
sienten al no poder satisfacer su necesidad contando con los otros. Este tipo de
personas han de utilizar gran parte de su energia para aplacar sus deseos, por
tanto también resultan personas muy desergenetizadas.
Un ejemplo es la persona que va a una librería buscando un libro, es capaz de
mirar todos los libros antes que preguntar al vendedor por el título que busca, lo
que le supondria un ahorro de tiempo.
Tambien podemos incluir como retroflexión aquello que una vez quiso de los
demás; como amor, ternura, adulación y que no se atrevió a pedir, porque en
alguna ocasión fue desvalorizado, ridiculizado o avergonzado.
El tratamiento de la retroflexión es más sencillo que el de los otros
mecanismos; solo hay que cambiar la dirección del acto retroflectado desde
dentro hacia fuera, pero el temor surge porque la mayoria de las retroflexiones
suelen ser agresiones, y es evidente que es más fácil dirigirselas a uno mismo
que echalas hacía fuera, sobre todo en las etapas de la vida de mayor
dependencia de los adultos. De esta forma no hay sentimiento de culpa ni hay
miedo a las represalias.

DEFLEXIÓN
Como en el resto de mecanismos neuróticos utilizamos la deflexión para evitar
el contacto con nuestra vulnerabilidad; ponemos una barrera con la finalidad de
protegernos del resto de la gente y del entorno; así creemos evitar que nos
hagan daño. En contrapartida estamos perdiendo el sentido de nuestra vida y
la libertad de ser nosotros mismos.
La delexión fue introducida por el matrimonio Polster. Este mecanismo tiene la
función de desvitalizar el contacto; de enfriarlo. La persona siente miedo ante la
situación a la que se enfrenta o a las personas que le rodean. Por este motivo
opta por una vía de escape que es mostrarse ante el mundo de una forma
totalmente aparente y falsa, muy lejana de la realidad. La deflexión se
materializa en la persona a través de la verborrea, de la risa, de la sonrisa, de
frases como “bueno…”, “No sé…”, de la generalización, de la racionalización
(este por sí mismo puede ser considerado un mecanismo de defensa), de la
habla sobre temas sin interés, del silencio… Actitudes de la persona como la
desgana, el aburrimiento y el cansancio se convierten en formas de deflectar
cuando evitamos el contacto directo por las razones que sean. Las personas
que deflectan son personas grises, dan la sensación que estan faltas de
energia, son aburridas i mantienen conductas indecisas y poco enérgicas.
PROFLEXIÓN
Como su nombre indica tiene su orígen en la unión de dos mecanismos
anteriormente citados; la proyección i la retroflexión. Este mecanismo fue
incorporado por Sylvia Crocker. La frase que define la proflexión es “hacerle al
otro lo que a mi me gustaria que él me hiciese a mí”.
El proflector trata de conseguir del entorno determinadas acciones hacía él. Por
ejemplo adulamos el vestido de una persona para que la otra persona se
interese por nuestra ropa y nos devuelva el cumplido. Otro ejemplo seria
cuando somos amables y simpáticos con personas que no conocemos
esperando ser tratados de igual forma. Con este mecanismo la persona trata
de frenar supuestas agresiones o descalificaciones; a la vez que propiciamos
que nos acepten y sean amables con nosotros. La proflexión es una forma de
manipulación seductora para así evitar confrontaciones negativas. La proflexión
evita que el contacto de la persona con su entorno se realice de forma natural y
espontánea.

EGOTISMO
Mecanismo descrito por Paul Goodman. Su función principal es la de aumentar
y fortalecer la frontera de contacto mediante el engrandecimiento narcisista del
ego. Se produce un incremento defensivo del yo en detrimento del resto. Se
encuentra próximo al narcisismo. El egotismo es un mecanismo que propicia la
Terapia Gestalt durante el proceso terapéutico que sigue la persona. Es una
fase fundamental para que la persona consiga su auto-apoyo y se
responsabilice de sí mismo. Aún así la persona puede malinterpretar esta fase
cayendo en un exceso narcisista que descuida al resto y a la situación. Para un
correcto proceso terapeutico la persona ha de salir de esta fase, ha de
aprender a discriminar el amor por sí mismo de las necesidades del otro;
tratando de compatibilizar ambas. La satisfacción de las necesidades
personales no significa el pasar por encima del resto de personas; la persona
debe aprender que a veces la satisfacción de la necesidad deberá de
retrasarse o bien en algún caso no tendrá más remedio que renunciar a ella.
Por este motivo la persona debe estar atenta a los pactos y acuerdos que
pueda establecer con el entorno; así como estar atento a las prioridades según
cada situación y no caer en un estado narcisista.

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